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CRÓNICA DEL DESCUBRIMIENTO

En medio de contradictorias corrientes se ha celebrado el V centenario del


Descubrimiento. Ninguna, que sepamos, le desconoció su vasta importancia. No fue
poco abrir el camino del Mar Tenebroso y hallar luego la bendición del Océano
Pacífico. Como no fue de escasa monta haber recorrido el Hemisferio de una punta
a otra y dejado a través de él sus fundaciones. Con razón se precia España de haber
llevado sus banderas, su lengua, su religión, su estilo de vida a otro mundo, hasta
entonces envuelto en el misterio de su inmensidad apenas explorada. Del 12 de
octubre, fecha augural de la historia moderna, hizo su fiesta nacional, como timbre
de honor, ganado merced a la empresa realizada en su nombre y bajo su patrocinio.
Los resentimientos étnicos, silenciados por tantos años, no disminuyen la magnitud
de su hazaña, ni sus indisculpables excesos ulteriores eclipsan la significación
intelectual y espiritual de sus aportes.
Cronicas de la conquista

Son lo que escribieron los propios protagonistas de las conquistas; pueden


destacarse estadísticamente, pues sólo son diecinueve las que cumplen esta
condición. Son, por consiguiente, vivencias informativas, formas de relación
constantes --no instantáneas-- capaces de desencadenar la respuesta de la
persona ante la situación, que al expresar creadoramente lo visto y lo vivido, origina
una poderosa corriente de informatividad, cuyo significado --mediante el análisis de
su estructura peculiar-- sólo resulta primariamente de estructura configuradora: la
verdad de lo visto y vivido, en contraposición a la simultánea prevalencia literaria de
los libros de caballerías, tenidos como historias mentirosas; la idea de la fama y del
servicio, en contraste con el interés personal; y, por último, la instancia exaltativa
Crónica general
Las crónicas que no tenían un propósito general, sino que se limitaban a reseñar
cronológicamente los acontecimientos destacables de un personaje concreto,
reciben a veces el nombre de crónicas particulares, con lo que se identifican con el
género biográfico. Crónica particular es, por ejemplo, la de Pero Niño, llamada El
Victorial (ca. 1463). También una de las múltiples obras sobre el Cid se
denomina Crónica particular de el Cid (1512 y ediciones posteriores).5

Crónicas particulares
El advenimiento de los Trastámara propició el desarrollo de las crónicas reales como
forma de explicar el presente y dotarlo de un entramado ideológico propio. La
consecuencia lógica de esta reducción del punto de vista historiográfico será la
aparición de las crónicas particulares: biografías de personas que querrán dejar en
el tiempo su huella a fin de justificar unas determinadas acciones.

Antes del siglo XV sólo Don Juan Manuel había convertido su vida en materia
literaria. Será ahora la nobleza (tanto la vieja como la nueva) la que se configure
un orden histórico.

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