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C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

\s Castoriad
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el imaginario del ser racional, uno de los pilares maestros del pensamien-
to occidental. «El ser, como algo determinado por la razón,
es una falacia», sostiene. .;-
Para él, el ser es lo determinado y también lo no determina-
do. Hay en el ser un «algo» que escapa a toda racionalidad,
y ese «algo» es la creación. Ésta, que no tiene explicación ra-
cional, sólo es posible porque existe el imaginario. Él llama
«radical» a ese imaginario porque expresa el implacable ¡n-
terjuego entre el individuo y el mundo, entre la subjetividad
y lo histórico-social. Su búsqueda, dirigida a la construcción
de un individuo autónomo, se apoya y amplía en una poéti-
ca de un cambio social radical.

ISBN 64-96089-,

c a m JLP de /déos]

«Si la llamo imaginación radical
es porque la creación de repre-
sentaciones, afectos y deseos Cornelius
por la imaginación humana es
condicionada, pero nunca pre- Castoriadis
determinada. La psique humana
se caracteriza por la autonomía
de la imaginación, por una ima-
imaginario '•**" •

ginación radical; no se trata sim-


plemente de ver -o verse- en
un espejo, sino de la capacidad
N E R ! O f T EL LO
de formular lo que no está, de
ver en cualquier cosa lo que no
está allí.»

Cornelius Castoriadis

c a m p o de / d e a s
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índice
CORNEL/US CASTORÍADIS Y EL IMAGINARIO RADICAL

© Campo de Ideas, SL, Madrid, 2003.

Directores de la serie Intelectuales:


J.C. Kreimer, M.J. Stuart
intelectuales@ciudad.corn.ar

Investigación y texto: Nerio Tello


El autor agradece la colaboración del Prof. Pablo Nicoletti.
Introducción
Corrección: Taller de Publicaciones, SLL, Madrid. Cuestionando la esencia misma del ser racional
Diseño gráfico: txt ediciones
Castoriadis, el revolucionario tenaz

11 Capítulo 1 ¡/-'
Campo de Ideas SL,
Introducción al pensamiento de Castoriadis
Calle Alquimia, 6
Camino al imaginario radical • Lógica de los magmas
28933 Móstoles (Madrid), España
• La autonomía • A la izquierda de la izquierda • El ser
E-mail: editorial @alfaomega.es
social • Las sociedades según Castoriadis
Primera edición: julio 2003
29 Capítulo 2
Depósito Legal: M. 33.412-2003 La ontología heredada
I.S.B.N.: 84-96089-11-8 Los principios ontológicos • La causalidad • La historia y la
sociedad • Dos tipos y un artilugio • ¿Y la cuestión de la
Impreso en España por Artes Gráficas Cofas, S.A. historia? • Individuos y sociedad

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, 51 Capítulo 3
distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con autoriza- La propuesta ontológica I
ción de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados El ser occidental y el magma • El ser de Occidente •
puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (artículos 270 y siguientes La lógica conjuntista-identitaria • El magma • Contra la
del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el ontología heredada • Castoriadis y el príncipe de
respeto de los citados Dinamarca
63 Capítulo 4 INTRODUCCIÓN
La propuesta ontológica II
En busca de lo histórico-social • El legein y el teukhein • Cuestionando la esencia
El lenguaje • La historicidad como posible • La irrupción
de lo histórico-social • La naturaleza y lo histórico-social
misma del ser racional

77 Capítulo 5
Lo imaginario
La creación no tiene explicación • El elemento imaginario
• El imaginario radical • Las significaciones imaginarias
sociales • La sociedad instituida/instituyente • La sociedad «Es la institución de la sociedad lo que determina aquello que es "real"
autonómica y la voluntad nietzschiana y aquello que no lo es, lo que tiene un sentido y lo que carea de sentido.»
Cornelius Castoriadis
93 Capítulos
La imaginación al poder ^
Los imaginarios • Paradigmas • Representaciones sociales Decir que Cornelius Castoriadis fue uno de los inspirado-
• Representaciones colectivas- Imaginario radical res de los jóvenes franceses de las revueltas del 68 daría una
clara señal de su perfil transgresor y su visión de un futuro
105 Apéndice '*
El prójimo o la rana asomada que se hacía, inexorablemente, presente.
Pero, aunque en realidad podría serlo, no es su mejor ni su
109 Notas mayor carta de presentación. Castoriadis —griego en el exilio
113 Glosario
francés a partir de los años cuarenta, tercero en discordia en
117 Bibliografía
Obras de Cornelius Castoriadis • Libros sobre Cornelius la dicotomía de la guerra fría, crítico con el capitalismo— an-
Castoriadis • Algunas entrevistas y artículos periodísticos duvo por las cornisas de la filosofía, la economía, la sociolo-
consultados sobre Castoriadis gía y el psicoanálisis. Su erudición, sin embargo, de nada hu-
123 Castoriadis en Internet
biera servido sin su compromiso con la realidad circundante.
Castoriadis es el único pensador del siglo XX que se atreve
a discutir los cimientos mismos del pensamiento occidental.
Su apropiación del término imaginario excede a la mera especu-
lación semántica y propone, lisa y llanamente, que el ser occi-
dental, como algo determinado por la razón, es una falacia.
5
,—• J, •
6 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L C U E S T I O N A N D O LA E S E N C I A M I S M A D L L SI k RA( 1UNAL / /

El ser, dice, es lo determinado y también lo no determi- La confrontación grecoturca decide a sus padres a regresar
nado. Hay en el ser un «algo» que escapa a toda racionalidad. al hogar natal, donde las cosas no estaban mejor. El niño Cas-
Un «algo» que discurre en un todo indefinido e inasible que toriadis crece en una ciudad marcada por la inestabilidad po-
llama magma. Y ese «algo»'es la creación. ¿Y por qué es in- lítica. La derrota ante los turcos empuja al ejército griego a
determinada? Porque, afirma, la razón no la alcanza: la crea- derrocar al rey Constantino y deja al país a merced del gene-
ción no tiene explicación. Y la creación sólo es posible por- ral Nikolaos Plastiras que impondrá a Jorge II, hijo del rey,
que existe el imaginario, que él llama «radical», para ex- como monarca títere de la dictadura.
presar su implacable presencia en el juego que se establece En 1937, a los quince años, Castoriadis ingresa en la Ju-
entre el individuo y el mundo. ventud Comunista Griega, dentro de la que pronto se alista-
Su originalidad, empero, no está puesta al servicio de la rá en un grupo opositor.
mera contemplación teórica, sino que apunta a la autonomía Al iniciarse la guerra mundial asume una posición crítica
del individuo. Con ese objetivo construye una poética del respecto a la URSS y se alinea con el trotskismo, la rama más
cambio social. radical de la izquierda griega, lo que le deja en medio del fue-
go de fascistas y comunistas. A los veintitrés años viaja a
Castoríadis, el revolucionario tenaz Francia gracias a una beca, Castoriadis deja así Atenas; pocos
El pensamiento occidental, desde Parménides a la actuali- días después, la llegada del ejército de «liberación» estado-
dad, ha recorrido el largo camino del ser como determina- unidense desata una cruenta guerra civil.
ción. Es decir, el camino de la racionalidad. Las matrices de Instalado en París, Castoriadis abraza una aventura políti-
los antiguos griegos fueron revisadas y contrastadas por los ca e intelectual que le llevará, nuevamente, a duros enfrenta-
grandes maestros de la filosofía moderna, pero —dice Corne- mientos y adhesiones incondicionales. Oculto tras un seudó-
lius Castoriadis— nunca se cuestionó la esencia misma del ser nimo que le protege de una eventual expulsión, se une a los
racional. trotskistas franceses en el llamado Partido Comunista Inter-
Filósofo, psicoanalista, militante, escritor, pensador social nacional (PCI), agrupación de la que rápidamente se separa,
y economista, entre otras muchas cosas, este griego de junto al francés Claude Lefort, por su actitud excesivamente
proyección universal —nacido en Constantinopla el 11 de contemplativa con el estalinismo. A partir de ese momento,
marzo de 1922—, comenzaría desde muy pequeño a tejer su ambos intelectuales lideran una nueva vanguardia de orienta-
destino que le llevaría, a los pocos meses de vida, a la inmor- ción marxista con una concepción decididamente antiestali-
tal Atenas. nista, libertaria y radical.
l í n I (>!<S < IC.IM el grupo Socialismo o Barbarie, que publi- ción. Por un lado es extranjero, y por o l i o , c
ca la ya mítica revista del mismo nombre entre ese año y trabaja como director de estadísticas, cuentas públicas y es-
1967. Además de las críticas al gobierno soviético, al que de- tudios de crecimiento en la Organización para la Cooperación
fine como «capitalismo burocrático total y totalitario», la y el Desarrollo Económico (OCDE), cargo que dejaría dos
publicación encara una revisión general del marxismo y ante- años más tarde.
pone el autogobierno de los trabajadores. Su militancia y el descubrimiento poco después del psico-
Esta publicación comienza a cimentar una innovación análisis (primero como paciente y después como terapeuta) le
teórica y un nuevo enfoque del pensamiento revolucionario. enfrentarían a un desafío: elaborar un modo de pensamiento
Su comparación de los regímenes capitalista y estalinista no y reflexión, lo que termina situando su obra como una apor-
sólo llena de cólera a los exégetas de uno y otro bando, sino tación fundamental a la elucidación' ilimitada de la proble-
que comienza a prefigurar un modo de pensar y elucidar el mática del ser humano y la sociedad a finales del siglo XX.
mundo que será determinante en su pensamiento. Y la palabra «ilimitada» remite al vasto campo de conoci-
La propuesta de autogestión obrera le lleva a trabajar en miento del que parte Castoriadis. Así, no se trata de un me-
una teoría que tenga como finalidad la transformación real de ro pensador de las problemáticas del hombre, sino que elabo-
la sociedad, pero ya no desde una óptica marxista. ra un andamiaje teórico que cuestiona los propios cimientos
Cuando explota el mayo francés de 1968, los analistas re- de la filosofía occidental.
conocen en el teórico marxista Herbert Marcuse un ideólogo Cornelius Castoriadis, el de la cabeza disidente, murió en
-a su pesar- del movimiento. Sin embargo, el propio Daniel París el 26 de diciembre de 1997 por las disidencias de su
Cohn-Bendit, líder de la revuelta, se reconoce impulsado por corazón.
las ideas de Socialismo o Barbarie, grupo disuelto el año an-
terior. La autogestión, el poder de la imaginación y la auto-
nomía como proyecto son ideas centrales del discurso de Cas-
toriadis y cuyos ecos resuenan incuestionablemente en las
revueltas del 68.
En esos días escribió; «Uno debe decidir entre mantenerse mar-
xista o mantenerse revolucionario.»
Pocos reconocen la figura del griego-francés detrás de es-
tos episodios. Castoriadis tenía un doble problema de exposi-
- 2 J «i - U _,

CAPITULO 1

Introducción al pensamiento
de Castoriadis

«No se honra a un pensador alabándolo y ni siquiera


interpretando su trabajo, sino que se hace discutiéndole,
manteniéndole así vivo y demostrando con los hechos que
ese autor desafía el tiempo y conserva su vigencia.»
Cornelius Castoriadis

Una vez, en uno de sus tantos seminarios, un alumno le


preguntó a Castoriadis:
—Nos podemos equivocar sobre el sentido de una trage-
dia, ¿no es cierto? Se han escrito bibliotecas enteras acerca
de ellas.
El filósofo arrugó su frente y gruñó:
—Sí, claro —contestó mirando seriamente al alumno.
Luego sonrió y devolvió la pregunta:
—¿Pero no es también cierto que podemos percibir su be-
lleza sin entender su sentido?

Abordar la obra teórica de Cornelius Castoriadis aparece,


prima fase, como una tarea si no imposible al menos ciclópea,
por usar una metáfora cara a sus orígenes.
11
.1 Su c l H i i m ion, MU di id.i i i i | i i H .1, < l r | . i siempir flotando
n u | i l i ( .iil.i:, cu <•.•,.! doble- veri iriiu-: l;i psique (imaginación ra- un interrogante. ¿Por qué? Porque no puede definir algo que
dical) y lo histórico-social (imaginario social). es no definible en el terreno de la lógica formal (lo que él lla-
Y como toda realidad es social por definición (Marx dixit, ma la ontología heredada).
Freud dixit, Castoriadis ¿lixit), Castoriadis pregona la articu- Castoriadis invita al lector a pensar en representaciones
lación e interdependencia entre la psique y la sociedad: que le vengan a la mente: recuerdos, fantasías, sueños, ideas,
etc. Pregunta: ¿se pueden ordenar, contar, separar, recortar?
«Lo psíquico y lo social son, por un lado, radicalmente irre- Y se contesta: No. ¿Por qué? Porque constituyen un todo que
ductibles lo uno a lo otro y, por otro lado, absolutamente indiso- es indeterminado, y ese todo es el magma. Por tanto, el mag-
ciables, lo uno es imposible sin lo otro» \a Castoriadis, ma es las ideas de libertad o de democracia son
indeterminado.
Parménides sostiene: «El Ser es y el No-Ser no es», es de-
cir, el ser es determinado.
una creación del colectivo humano; por tanto, al ser signifi- Como el magma es indeterminado, no se puede usar el sis-
caciones imaginarias carecen en sí mismas de sentido; o dicho tema de pensamiento (ontología) heredado para analizar algo
de otra manera, es lo histórico-social lo que les otorga senti- que no es de su misma naturaleza. Sería como medir la altu-
do. Por lo que esas significaciones imaginarias sociales son las ra de un niño con un litro de agua.
que definen —por cierto, de modo arbitrario— las representa- El magma de significaciones sociales, dicho sintéticamente,
ciones, deseos y actos de los sujetos. resume al ser individualmente, pero como sistema abierto al
Ambos conceptos, imaginación radical (que se expresa en mundo, y en un tiempo dado (lo histórico-social). Este cóctel
y por la psique) e imaginario social (en y por lo histórico-so- (Castoriadis habla de «red») constituye todo lo instituido por
cial) se concretan en la noción clave: imaginario radical. Y és- una sociedad y, sin más, aceptado por consenso (en síntesis: lo
te está inmerso en un todo al que Castoriadis llama magma. histórico-social y lo subjetivo):
Este magma excede los dominios de la mente racional, es un
magma de significaciones sociales. «[...] hay una unidad de la institución total de la sociedad y,
más de cerca, encontramos que, en el último de los casos, esta unidad
Lógica de los magmas es la unidad y la cohesión interna de la inmensa y complicada red
El magma de significaciones sociales articula el dominio psí- de significaciones que atraviesan, orientan y dirigen toda la vi-
quico con el dominio histórico-social en una coexistencia da de una sociedad, y a los individuos concretos que la constituyen
U U J , ..
18 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L I N T R O D U C C I Ó N AL I' L N S A M 1 1 . N M > DI. (. A S I O K I A I > I'. / I'I

realmente. Esta red de significados es lo que y o llamo el magma de «¿Queréis un nombre para este mundo? ¿Una clave para
las significaciones imaginarias sociales, que son llevadas por la todos sus enigmas? ¿ Una luz también para vosotros, los más
sociedad e incorporadas a ella y, por así decirlo, la animan. Estas ocultos, los más fuertes, los más intrépidos, los más tenebrosos?
significaciones imaginario sociales son, por ejemplo: los espíritus, los —¡Este mundo es la voluntad de poder -nada más! ¡Y tam-
dioses, Dios; la polis, el ciudadano, la nación, el Estado, el parti- bién vosotros mismos sois esta voluntad de poder —nada más!» '.
do, la comodidad, el dinero, el capital, el tipo de interés; el tabú, la
virtud, el pecado, etc. Pero también son el hombre/la mujer I el niño Nietzsche y Castoriadis tienen visiones diferentes del
tal como se especifican en una sociedad; mas allá de las definiciones mundo, pero queda un sedimento como semejanza. También
puramente anatómicas o biológicas, el hombre, la mujer y el niño son en el capítulo final se analizan los principios ontológicos que
lo que son en virtud de las significaciones imaginario sociales que los utilizan ambos autores para la constitución de la realidad. El
hacen ser precisamente eso que son. ¡Cosa! es una significación ima- filósofo alemán acuñó aquella dicotomía de lo apolíneo y lo
ginario social y también es un instrumento. La simple y pura ins- dionisíaco para definir -dicho burdamente por nuestra par-
trumentalidad del instrumento es una significación imaginaria te-, la forma y la belleza: lo determinado (lo apolíneo); y la
particular, que caracteriza en gran parte a las sociedades modernas embriaguez: lo indeterminado (lo dionisíaco).
de Occidente. Pocas sociedades, quizá ninguna, han visto jamás los Lo indeterminado es otro concepto central en las teorías de
instrumentos como meros instrumentos; recordemos las armas de Castoriadis.
Aquiles o la espada de Sigfrido» \, pro y contra. ¿Qué tiene que ver el magma con el
La autonomía
«En mi trabajo, la idea de autonomía apareció muy tem-
filósofo alemán autor de Así habló Zaratustra? Una vez le pre- prano, en realidad desde el comienzo de mi actividad, y no co-
guntaron a Castoriadis si el magma tenía que ver con la «Vo- mo una idea filosófica o epistemológica, sino como idea esen-
luntad de Poder» proclamada por Nietzsche: «Es otra cosa»', cialmente política. Mi preocupación constante es su origen, la
contestó lacónicamente y no habló más sobre el tema. Como cuestión revolucionaria y la cuestión de la autotransforma-
la imaginación es el predicado del hombre, según quiere Cas- ción de la sociedad» . ,
toriadis, al final del libro, en un ejercicio de imaginación, se \
incluye un largo párrafo sobre la «Voluntad de Poder» nietzs- Las sociedades, según Castoriadis, se debaten entre dos
chiana del libro que lleva ese título, en un intento de acercar conflictos: la heteronomía (alienación) y la autonomía (mani-
a ambos intelectuales. Veamos un adelanto: festación de la libertad).
I I I I It'lN I í I I I I I I I I M • ' I • I • i • • I I I •I I

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soma l i s i a s ilcl siglo XX. Situaciones en las que los hombres
11 usina den van, según Castoriadis, de determinaciones exter- pudieron reflexionar acerca de su propio destino, rompiendo
nas a sí misma y a sus integrantes (por ejemplo, Dios, la ra- de esa manera con el estado de heteronomía que habían sig-
zón, la naturaleza, las fuerzas productivas, etc.). nado sobre sus espaldas leyes que eran «obra de dioses» o de
Así, la autonomía como disposición creadora ha estado «antepasados canonizados», y descubrieron que estaba en su
oculta desde los comienzos mismos de la propia autoinsti- mano el darse sus propias normas.
tución de la sociedad a favor de la heteronomía (aliena-
ción). «Estas sociedades representan otra vez una nueva forma de ser
sociohistórica, y, de hecho, de ser nada más: por primera vez en la
«El conformista o el apolítico son los que están permanente- historia de la humanidad, de la vida, y por todo lo que se sabe o
mente en situación infantil, pues aceptan la Ley sin discutirla y sabemos del universo, nos encontramos con un ser que se cuestiona
no desean participar en su formación. El que vive en la sociedad abiertamente su propia ley de la existencia, su propio orden exis-
sin voluntad en lo que concierne a la Ley, sin voluntad políti- tente. Esta sociedad se cuestiona su propia institución, su repre-
ca, no ha hecho más que reemplazar al padre privado por el pa- sentación del mundo, su representación imaginaria social. Es
dre social anónimo. [...] Lo que quiero es que la sociedad deje fi- decir, lo que está vinculado a la creación de la democracia y la
nalmente de ser una familia, falsa por añadidura hasta lo filosofía, que rompen el cierre de la sociedad instituida que pre-
grotesco, que adquiera su dimensión propia de sociedad, de red de valecía hasta entonces, y abren un espacio en donde la actividad
relaciones entre adultos autónomos» 9 . del pensamiento y la política llevan a poner en tela de juicio una
y otra vez no sólo las formas dadas de la institución social sino
La tendencia tanto de la sociedad como del sujeto es al cie- el posible terreno para cualquiera de esas formas. Aquí la auto-
rre del sentido; de esta manera se clausura la imaginación nomía adquiere el sentido de auto-autonomía de la sociedad,
irrefrenada y defuncionalizada que es, precisamente, la fuen- que, desde este momento, es más o menos explícita: nosotros hace-
te de la creación. En este estado de heteronomía, el ser alie- mos las leyes y por eso somos responsables de ellas, y tenemos que
nado (dependiente) no puede accionar; está imposibilitado preguntarnos todo el tiempo: ¿por qué esta ley y no otra? Esto,
para instrumentar propuestas de cambio. desde luego, vincula la aparición de un nuevo tipo de ser históri-
Para ejemplificar la autonomía recurre a la antigua Grecia co a un nivel individual, es decir, al individuo autónomo, que
(fundamentalmente Atenas, la democracia «perfecta»), a la puede preguntarse a sí mismo —e incluso decirlo en voz alta—: ¿es
Revolución francesa y a ciertos momentos de las revoluciones justa esta ley?» "'.
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Así, la autonomía se expresa en la capacidad de reflexionar tiene ese poder no es más que el aspecto racional de las sig-
sobre las significaciones e instituir de modo lúcido otras nue- nificaciones imaginarias sociales. Por ello, sostiene, las pre-
vas significaciones. Por ejemplo, la revolución bolchevique guntas sobre el poder, sobre la igualdad, la justicia, la liber-
cuestionó la significación «propiedad privada» e instituyó tad, carecen de una respuesta última.
una nueva significación, «propiedad colectiva». Crítico con la ideas posmodernas, donde lo privado parece
La autonomía, por tanto, se alcanza cuando el individuo fagocitar a lo público, propone la creación de ágoras: institu-
accede a un estado de reflexión. El sujeto reflexivo puede ver ciones donde confluyan lo público-privado. Este pensamien-
más allá del individuo socializado, ya que está en condiciones to surge del convencimiento de que a finales clel siglo XX se
de cuestionar las significaciones imaginarias sociales: observa, por primera vez en la historia, una sociedad que no
tiene ningún proyecto para sí misma, motivo por el que ha
«Los hombres como conjunto pueden salir de la heteronomía quedado librada a las «fuerzas depredatorias del mercado, al
cuando pueden darse a sí mismos sus leyes. [...] Todo esto no su- conformismo generalizado, a la privatización de lo público y
cede un una lucha contra los viejos heterónimos, orden y órdenes; a la destrucción del medio ambiente».
y esta lucha está lejos de terminar» ". En uno de sus últimos libros, titulado sugestivamente El as-
censo de la insignificancia, señala como síntoma de los tiempos las
A la izquierda de la izquierda pérdidas del sentido de la vida en común y del nosotros indis-
El pensamiento político de Castoriadis tiene una particu- pensable para la existencia y producción de un proyecto colectivo.
laridad. No es un mero teórico, sino que reflexiona y constru- Urge, así, generar una nueva manera de pensar la sociedad
ye a partir de su pasión militante. Tras su ingreso en la polí- y los modos de su gobierno y las estrategias para provocar los
tica, por cierto por la puerta izquierda, transgrede la cambios.
tradición que dice que las pasiones se amortiguan con los La acción social, sostiene, se desenvuelve en una esfera de
años y las ideas se derechizan; él, en cambio, radicaliza su po- lo público (que llama la ekklessia) y una esfera de lo privado-
sición. Su crítica al marxismo le coloca a la izquierda de la iz- familiar (que denomina el oikos). El tercer espacio, hipotéti-
quierda, si es que quedara allí lugar dónde situarse. co, donde deberían confluir estas esferas, es el agora. Este tér-
Por ejemplo, para Castoriadis, la significación social Poder mino se refiere al espacio público donde los antiguos griegos
es anterior a cualquier poder explícito. El colectivo anónimo ejercían su democracia.
ejerce el poder en la institución misma de la sociedad. Por En el agora, las decisiones del conjunto se tomarían en una
tanto, el Poder es de Nadie. Y la ideología que explica o sos- asamblea pública general con órganos intermedios compues-
i"., , i ' f"1 ,¡'\4
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I CAÜ't ORIADIS \I I I I , > \ , I I I Al< IM U A h i t A l MI u . > i m . « h . 1 i i MU M i l N I i i DI i A ' , I i MI I A l H 1 . / II

tos por aquellos que tuvieran algo que ver con los distintos «Lo social es ¿o que somos todos y lo que no es nadie, lo que ja-
niveles de la actividad social. Esto implica, evidentemente, más está amenté y casi jamás presente como tal, un no-ser más real
un modo de democracia directa, sin delegación. que todo ser, aquello en lo que estamos sumergidos, pero que jamás po-
Con estos mecanismos no debería haber gobernantes ale- demos aprehender "en persona". [...] Es lo que no puede presentarse
jados de la realidad ni partidos políticos o grupos que asuman más que en y por la institución, pero que siempre es infinitamen-
la responsabilidad del conjunto. Este ideal es lo que Casto- te más que institución, puesto que es, paradójicamente, a la vez lo que
riadis llama una sociedad autónoma. llena la institución, lo que se deja formar por ella, lo que sobredeter-
Para alcanzar la autonomía una sociedad necesita desen- mina constantemente su funcionamiento y lo que, a fin de cuentas, la
trañar y elucidar una lucha entre imaginarios. Por ejemplo, fundamenta: la crea, la mantiene viva, la altera, la destruye» ' 2 .
Castoriadis define el imaginario social capitalista como el
producir, consumir, racionalizar, dominar. Opuesto, por cier- Por ello describe la relación con lo social no como una con-
to, al imaginario democrático: solidaridad, participación, /encional relación «de dependencia», sino más bien como
equidad, inclusión. ana relación de inherencia. De ahí que la idea de autonomía
El esfuerzo capitalista tiende a un dominio total; pero sólo sea tan valiosa para Castoriadis.
alcanza un seudodominio atenazado por las fuerzas destructi- Sin autonomía, el individuo no puede constituirse como
vas de un mercado que no sabe cómo contener la depredación ente social instituyente, transformador, revolucionario y eluci-
ecológica, el desempleo, la creciente pauperización, las crisis dante. La autonomía es la condición imprescindible para atre-
financieras, etc. verse más allá de lo «posible» y de lo «realista».

El ser social Las sociedades según Castoriadis


En la vida individual, admite Castoriadis, el combate es En La institución imaginaria de la sociedad enfatiza el papel
«monstruosamente desigual». La tendencia hacia la autono- de las significaciones imaginarias en la construcción, mante-
mía debe hacer frente a todo el peso de la sociedad instituida. nimiento y cambio del orden de la sociedad.
Pero no debe entenderse como una externalidad la «sociedad En ese trabajo se plantea dos cuestiones básicas:
instituida», sino como un elemento básico de la compleja re-
lación entre individuo y sociedad. • ¿Qué mantiene unida a una sociedad?
«Lo que mantiene a una sociedad unida es evidentemente su
institución, el complejo total de sus instituciones particulares,
U LL U Li
26 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L INTRODUCCIÓN AL P E N S A M I E N T O DE C A S T O R I A D I S / 27

lo que yo llamo la institución de la sociedad como un todo; pensamiento occidental que ha vivido a expensas de una gran
aquí la palabra institución está empleada en su sentido más equivocación inicial: el ser y no-ser racional.
amplio y radical pues significa normas, valores, lenguaje, En el capítulo siguiente se hará una revisión del pensa-
herramientas, procedimientos y métodos de hacer frente a miento clásico (u ontología heredada, como la llama Castoria-
las cosas y de hacer cosas y, desde luego, el individuo mismo, dis) incluyendo sus críticas. En el capítulo 3 («La propuesta
tanto en general como en el tipo y la forma particulares que le ontológica I») se analizan las herramientas básicas para pensar
da la sociedad considerada (y en sus diferenciaciones: hom- como piensa Castoriadis. El capítulo 4 profundiza en el tema
bre/mujer, por ejemplo)» ". de lo histórico-social; el capítulo 5 («Lo imaginario») contie-
ne una expansión del concepto de imaginario radical, donde se
• ¿Qué es lo que hace nacer sociedades diferentes y nuevas? atan gran parte de los cabos sueltos que quedaron tras este ca-
La institución social no está hecha de una vez y para siem- pítulo introductorio. El último capítulo («La imaginación al
pre. Promueve y genera condiciones para su propia supervi- poder») propone un acercamiento al término imaginario y
vencia, pero debe enfrentarse —a su pesar— con rupturas his- otros aparentemente similares (paradigmas, representaciones)
tóricas que permiten la elucidación y la creación. de uso cada vez más frecuentes; allí se procura un enraiza-
En la tensión entre las fuerzas de lo instituido y lo insti- miento de las posturas de Castoriadis como instrumentos
tuyente, lo que define a una sociedad autónoma es su activi- para el análisis de la realidad.
dad de autoinstitución explícita y lúcida: el hecho de que ella
misma se da su ley sabiendo que lo hace.

Lo que Viene. Más allá de sus atinadas reflexiones sobre la


realidad y el cambio, la política y el mercado, Castoriadis
realiza una singular aportación al pensamiento contemporáneo:
su crítica al pensamiento heredado. «El hombre ya no es lo
que ha venido siendo», afirma; por lo que propone una nue-
va ontología que incluya lo indeterminado, básicamente, la
creación y la imaginación.
Según su línea de razonamiento, creación e imaginación
—atributos esencialmente humanos— han sido exiliados del
CAPÍTULO 2

La ontología heredada

«En el marco del pensamiento heredado, la creación es imposible.»


Cornelias Castoriadis

En algún momento de su prolífica vida intelectual, Cor-


nelius Castoriadis tuvo una intuición sobre la que depositaría
gran parte de sus presupuestos teóricos: «El ser no es lo que
ha venido siendo.»
Buceando en el profundo mar de las significaciones descu-
bre, o mejor intuye, que «el ser», ese movedizo ente deposi-
tario de las grandes expectativas de la filosofía existencial,
«no es». Por lo menos, no es lo que hasta entonces, hasta su
reflexión, se creía que era.

La vieja Grecia supo sintetizar, he ahí uno de sus grandes mé-


ritos, el pensamiento mítico y el pensamiento racional. El
mito, que había inundado de poesía la geografía cultural
griega a partir de las concepciones antropomórficas de los
poetas Hornero y Hesíodo, comienza a perturbar la mente de
los griegos pensantes.
Parménides, tras desestimar el conocimiento adquirido
por los sentidos y guiado por las evidencias de la razón, es-
29
uruTLi u u u u — '
30 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L LA O N T O L O G i A H E R E D A D A / 31

cribirá un poema épico, de carácter alegórico, que relata la En conclusión, afirma que «hay algo». Algo es, y este «algo
elección del camino —el único camino, según él— que lleva es» es el ente. Ente significa «lo que tiene ser» (una silla, la
hacia la Verdad, y que a la postre, sentará las bases del pen- montaña, la raíz cuadrada, Odiseo), por lo que entonces el
samiento de Occidente. ente es necesario, necesario que sea, si no no sería ente.

En Sobre la naturaleza, dice Parménides11: Hay que decir y pensar que el Ser existe, ya que es a El a
quien corresponde la existencia, en tanto es negada a lo que no es.
[le habla la diosa]
Voy a decírtelo ahora mismo, pero presta atención a mis pala- Este camino conduce al ser de Parménides: al ser racional. Lle-
bras, las únicas que se ofrecen al pensamiento de entre los cami- vado por su estricto razonamiento -y por la necesidad de que el
nos que reviste la búsqueda. ser sea—, describe las características del ser: único, indivisible, in-
Aquella que afirma que el Ser es y el No-Ser no es, signi- mutable, inmóvil, inengendrado, imperecedero e intemporal".
fica la vía de la persuasión —puesto que acompaña a la Verdad—,
y la que dice que el No-Ser existe y que su existencia es necesaria, Único. Si el ente (el ser, lo que es) no fuera único, serían mí-
ésta, no tengo reparo en anunciártelo, resulta un camino total- nimamente dos, y deberían ser diferentes. Pero lo que se di-
mente negado para el conocimiento. ferencia del ente es lo que no es ente, o sea, la nada; pero
Porque no podrías jamás llegar a conocer el No-Ser —cosa como la nada no puede ser algo, entonces necesariamente no
imposible— y ni siquiera expresarlo en palabras. puede haber diferencia alguna y, por tanto, hay un solo y único
[...] porque el pensar y el ser son una y la misma cosa'5. ente (esta silla es «la» silla, otra silla es «otra» silla).

Parménides afirma: o hay algo, o bien no hay nada. Es de- Indivisible. El ser, además de único, es indivisible porque no
cir, «el No-Ser no existe» porque no podría siquiera ser ex- hay diferencias que sirvan de división.
presado en palabras, no se puede conocer. Por tanto, sostiene:
ser y pensar son lo mismo, porque el ser es lo pensable y Inmutable. Si el ente no fuera inmutable significaría que po-
aquello que puede ser pensado comprende el ser. dría transformarse en algo diferente; pero Parménides dice
Por tanto, decir que el No-Ser existe es como decir que el que no puede haber diferencia alguna (pues lo diferente del
No-Ser es, lo que es absurdo y claramente contradictorio, por .ente es el no-ente = la nada), por lo que es necesario que el
lo que se debe rechazar. ente no cambie.
U,; — U,, O, _
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Inmóvil. El ente tampoco puede cambiar de lugar, porque pa- Determinación. A esto Castoriadis lo denomina: el ser como
ra desplazarse necesitaría un espacio anterior a él que sea (que determinación. El Ser es determinado por Parménides; deter-
exista), pero que no sea puesto que él (el ente) no está aún allí. minado a ser y no poder no-ser.
Este absurdo lleva a aceptar que el ser es, necesariamente, in-
móvil. El ser como determinación es la base ontológica del pen-
samiento occidental.
Inengendrado e imperecedero. Esto se desprende de su in-
mutabilidad: no puede venir del No-Ser (que no es nunca) ni Pero ¿cómo explica entonces Parménides la realidad de to-
dejar de ser Ser (pues es siempre, por definición). dos los días, el ir y venir, el nacimiento y la muerte? ¿Cómo
explica este mundo vertiginoso que Castoriadis está preocu-
Intemporal. Parménides lo dice así: «Jamás era ni será, puesto pado por develar?
que es ahora todo a la vez.» Pues no lo explica. Lo minimiza, lo nadifica, lo oculta ba-
jo la apariencia y la ilusión:
Por tanto, si no hay cambio, mutación, generación ni
muerte —si no hay transcurrir ni devenir—, no tiene sentido No es, por tanto, más que puro nombre
hablar de tiempo. El ente parménico es en un puro presente todo lo que los mortales han establecido persuadidos de que era
de duración continua, pero no durante, el tiempo. No es que el verdad:
ente permanezca igual mientras transcurre el tiempo: no, nacer y perecer, ser y no ser, cambio de lugar y mtitación del bri-
simplemente no hay tiempo.
llante color.
No hay pasado ni futuro y no tiene sentido pensarlo, pues
es pensar en algo que ya no es (pasado) y algo que vendrá a
¿Cómo puede decir esto Parménides? Pues porque él, en un
ser después (futuro).
mundo lleno de pensamientos míticos, ha realizado un descu-
Pensar en esos términos sería aceptar el absurdo y la con-
brimiento sorprendente: nada más y nada menos que la razón.
tradicción: si el Ser es, entonces es y punto. No puede ser ma-
El razonamiento le anima a ajustar todo lo existente a este prin-
ñana o dentro de un tiempo. Y si el No-Ser no es, entonces
cipio del ser racional. Puede decirse que Parménides es el «pri-
no es. No puede, de pronto, ser algo.
mer racionalista de la historia, y el más decidido y extremo de
todos ellos» ", ya que descalifica el conocimiento sensible y se
atiene única y exclusivamente a lo que enseña el pensar.

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LA O N T O L O G Í A H E R E D A D A / 35
34 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

b) Principio de no-contradicción: «Ningún ente puede ser


Los principios ontológicos18: al mismo tiempo "P" y "no-P"», siendo P cualquier predica-
Ente (madera, perro, El Quijote) es todo aquello de lo que do posible.
pueda decirse que es. Lo que hace que los entes sean, es el
ser; los entes, en consecuencia, son porque participan del c) Principio del tercero excluido: «Todo ente tiene que ser
ser. La disciplina que estudia los entes es la antología, que necesariamente "P" o "no-P".» Diría Parménides: «O es o no
con el propósito de hacer de su objeto de estudio —el ser- es»; pero no puede ser que el Ser no sea o que el No-Ser sea.
una cuestión comprensible y compartida, elabora una serie Este principio impulsa a la aceptación del ser como determi-
de principios válidos para todos los entes; éstos son los prin- nado: único, inmutable, inmóvil, inengendrado, imperecede-
cipios ontológicos. ro, intemporal e indivisible.
Estos principios guían el razonamiento (el poema de Par- La posibilidad de que exista algo diferente al ser revelaría
ménides dice que ser y pensar son lo mismo; sólo es lo que po- un razonamiento contradictorio; por lo que éste no es el ca-
demos pensar); sin ellos, no se podría construir un discurso mino correcto.
coherente; ni se podría dialogar, porque su función primor-
dial es ordenar el pensamiento y el lenguaje. d) Principio de razón suficiente: «Todo tiene su razón o
fundamento», o dicho por su negativa, no hay nada porque
Los principios ontológicos postulados por Aristóteles, por sí. Esto no significa conocer siempre «la razón»: por ejemplo,
tanto, son válidos para todos los entes, pues se ocupan de to- hay enfermedades cuyos orígenes o agentes se desconocen,
das las cosas que son. Estos son: pero tarde o temprano se podrá dar razón de esto. Y aunque
no se dé, se acepta o presupone que hay una razón rectora.
aj Principio de identidad: «Todo ente es idéntico a sí mis- Este principio, en rigor, es una corrección que hace Leibniz
mo.» Se debe distinguir la identidad de la igualdad: 2 + 2 es (1646-1716) del principio de causalidad aristotélico.
igual a 4; pero no es idéntico, pues no son lo mismo. Identidad
¿Qué tipo de entes se conocen? En la tradición occidental
es mismidad. La diferencia incluye tanto el ser menor y el ser
una distinción muy corriente sobre la diversidad de los entes
mayor como el ser igual. Si entre dos entes no se encuentra
es la que presenta tres géneros de entes: los sensibles, los
ninguna diferencia, pues son idénticos, equivale a decir que
no son dos sino uno y el mismo. ideales y los valores u:
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Los entes sensibles. Son los que se captan por medio de los dada» por considerarla más gráfica, aunque Castoriadis tenía
sentidos (algunos autores los llaman, simplemente reales). Se especial cariño por la expresión «lógica ensídica» (después se
subdividen en físicos y psíquicos. Los entes físicos son espaciales verá de dónde extrae este término).
(una mesa, un burro), a diferencia de los psíquicos, que son
inespaáales (el miedo, el deseo). Los seres que se crean, inven- «La regla clásica reza así: no hay que multiplicar los entes in-
tan o producen. necesariamente. Pero en una capa más profunda se aloja otra re-
gla que dice: no hay que multiplicar el sentido del ser; es me-
Los entes ideales. Los entes ideales no se crean, ni se inven- nester que "ser" tenga un sentido único. Este sentido, determinado
tan ni producen; se «descubren». No tienen un comienzo en de principio a fin como determinación [...], excluía ya por sí
el tiempo. Por ejemplo, los entes matemáticos y geométricos mismo la posibilidad de reconocer un tipo de ser que escapara
son intemporales: 2 + 2 es igual a 4 no incluye relación algu- de modo esencial a la determinación»2.
na con el tiempo; no hay causa sino implicación.
Los grandes pensadores griegos (los antiguos) comparten
Los valores. Entre estos entes se pueden mencionar los valo- un principio que imposibilita pensar la creación: de la nada
res de justicia, fealdad, utilidad, etc. nada sale. El ser, por tanto, responde a la determinación de la
razón, pero como una creación de ella.
Intento de disculpas. La historia y la experiencia han demostra- Según Castoriadis, no había ninguna necesidad de que es-
do que quien descubre algo generalmente se extralimita; a partir tos pensadores pensaran lo que pensaron y de que se haya esta-
de esto se puede comprender la racionalidad incondicionada y blecido cierta tradición a partir de ellos. Lo que hubo fue una
unilateral que exhibe Parménides. No es para menos: el propio gran seducción provocada por estas ideas que conquistaron a
Parménides (si «hubiera sido» en otro tiempo) se habría sonroja- las civilizaciones venideras, desde los griegos y los romanos
do al saber que Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) le hasta nuestros días. ¡Una tontería de seducción!
sitúa en el inicio de la filosofía. Con él, dice Hegel, el pensa- Por tanto, Castoriadis da cuenta de (se podría decir: de-
miento filosófico se ciñe rigurosamente a lo racional o ideal20. nuncia) la fundación del ser como determinación, y la impo-
Estos fundamentos del pensamiento son los que Castoria- sibilidad de reconocer otro tipo de ser que el sancionado.
dis llama indistintamente: la «ontología heredada», «lógica Critica que Occidente no se haya dado la posibilidad de
conjuntista-identitaria» o «lógica ensídica». De aquí en ade- pensar al ser de manera diferente. A consecuencia de ello, du-
lante, se usará preferentemente la expresión «ontología here- rante cientos de años ha negado significaciones que han con-
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38 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L
LA O N T O L O G Í A H E R E D A D A / 3 9

dicionado otras eventuales creaciones. Una de estas significa- Castoriadis lo ilustra con un ejemplo: el espacio es lo que
ciones es el tiempo. da la posibilidad de afirmar que los puntos x e y son los mis-
mos en tanto que nada los distingue intrínsecamente (la di-
¿Por qué la ontología heredada postuló el espacio y no el ferencia les viene dada del exterior); y son diferentes en vir-
tiempo? Porque el espacio ofrece justamente el lugar donde lo tud a su lugar en el espacio.
múltiple puede ser. Pues lo múltiple es algo dado; el mundo, Otro ejemplo: en la cifra «11», ambos números «1» son el
tal como es conocido, con toda su diversidad, es algo dado. mismo «1»; pero además son diferentes debido a su lugar en
Por ejemplo, esta línea está el espacio y al orden particular que ello conlleva"2.
formada por varios puntos iguales; iguales pero diferentes en La crítica que Castoriadis hace a la tradición filosófica es
virtud al lugar que ocupan. El espacio permite la multiplica- que siempre se ha pensado el tiempo desde el espacio: se ha
ción del mismo elemento, ofrece la posibilidad de lo diferen- espacializado el tiempo y se ha representado desplegado en la
te. Gracias al espacio, dice Castoriadis, se puede pensar la di- «línea».
ferencia, pues en un mismo espacio puede haber varias cosas De esta manera, el tiempo adopta las características que la
diferentes, y que son diferentes por el solo hecho de ocupar física le atribuye al espacio; por ejemplo: homogeneidad y
un lugar diferente.
continuidad. También lo hace divisible y calculable; se puede
El tiempo, en cambio, ofrece la posibilidad de lo otro. Así, medir y hacer viajes imaginarios a través de él como si fuera
Castoriadis pide distinguir entre diferencia y alteridad. posible desplazarse en el tiempo como por una autopista.
El tiempo es emergencia de figuras distintas, otras. En el
ejemplo anterior, los puntos de una línea no son otros; son di- «La institución filosófica del tiempo que hemos recibido es, pues,
ferentes sólo gracias a lo que no son: es decir, a su lugar. La pro- institución del tiempo en tanto que identitario; [...] es repetición
puesta tan frecuente de representar el tiempo con una línea es innumerable (y numerada) de presentes identitarios, siempre
confundir la diferencia (espacial) con la alteridad (temporal). idénticos como tales y diferentes únicamente por su "lugar"»"'.
El tiempo, por tanto, es independiente de toda figura par-
ticular. Las cosas (los entes) no son diferentes por el lugar que Castoriadis no sólo critica que se haya reducido el tiempo
ocupan en el espacio sino por lo que son. Son otras en tanto a extensión —una característica esencial del espacio—, sino que
quiebran la determinidad que les viene de afuera. reprocha además que se haya reducido al propio ser mismo,
Esta determinación desde lo exterior es justamente la di- que ya no puede ser pensado con la riqueza que implica la
ferencia.
emergencia de la alteridad:
I A ( > N I i •I i •i 11 A 1 1 1

../{// cfcdo, i/Oí/c e/ momento cu que se ha pensado el ser como hombres son mortales y todos los italianos son hombres (pre-
determinado, se ha pensado también como atemporal. Por el con- misas) entonces, todos los italianos son mortales.» La conclu-
trario, el Ser no es sólo en el Tiempo, sino que es a través del (por sión es derivación de las premisas ya que aquélla está incluida
medio del, en virtud del) Tiempo. En esencia, el Ser es Tiempo» '\a causalidad en éstas; la conclusión, por tanto, no dice nada nuevo. Aris-

tóteles dice algo así: si las premisas son verdaderas, las con-
clusiones, por fuerza, también lo son.
El razonamiento del ser como determinación se va a con- Castoriadis sostiene que la causalidad sólo explica una par-
cretar en la expresión: ex nihilo nihil («de la nada, nada-sale»). te, y al pretender explicarlo todo reduce la riqueza del ser al
En síntesis, la negación absoluta de la creación. ser como determinación. Castoriadis entiende este argumen-
Decir que de la nada nada sale es admitir que todo tiene to, pero sostiene que sólo abarca una parte del ser, no lo abar-
una causa. A esto se le llama relación o principio de causali- ca totalmente, pues siempre queda en el ser un resto que no
dad. La causalidad es un tipo especial de relación que liga los es conjuntizable.
entes sensibles: todo ente físico es causa de otro posterior, y a su
vez es efecto de otro anterior. La historia y la sociedad
El concepto de causalidad es aplicado a la explicación de su- El pensamiento occidental ha logrado (o intentado) expli-
cesos históricos y humanos. La relación de causalidad lleva im- car lo histórico y lo social separando, por un lado, la historia
plícita la idea de que las mismas causas producen siempre los como sucesión y, por otro, la sociedad como coexistencia.
mismos efectos. Este principio es la herramienta fundamental Como además ha entendido el tiempo como extensión —o sea,
de la ontología heredada para asir la complejidad humana. ha espacializado el tiempo—, la sucesión con la que explica la
Castoriadis cita a Aristóteles: «Lo mismo e idénticamen- historia no es más que una sucesión lineal, un orden sucesivo
te dispuesto da existencia siempre, por su propia naturaleza, y constante «de ahoras».
a lo mismo» 25 ; y luego acota: «El conjunto formado por la La ontología heredada pensó el fundamento de la sociedad
causa, las condiciones y el efecto contiene a éstos como sus con argumentos que se encuentran fuera de ella: la imaginó
partes»2'. creada por Dios, caída del cielo (explicaciones míticas o reli-
Si las causas se dan conjuntamente con los efectos, los me- giosas), o como una suma conveniente de individuos que cre-
dios se dan conjuntamente con el fin; por lo que tanto la cau- yeron que valía la pena establecer una sociedad antes que de-
salidad como la finalidad suponen el todo de su explicación. sangrarse en una lucha entre hermanos (esto es defendido por
Este razonamiento funciona como silogismo: «Si todos los las teorías contractualistas).
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Por tanto, para comprender a la sociedad se apela a una cuelas de pensamiento que han explicado la sociedad a su
norma, fin o te/os «fuera de la sociedad»; vale decir que el fin modo, pero que —queriendo o sin querer— reeditan de forma
de la sociedad no está en ella misma sino en otra cosa, por novedosa el artilugio clásico.
ejemplo, el individuo. Como si yo —o el lector, como ser hu- Ninguna de estas escuelas puede pensar la creación ni el
mano individual— tuviera como fin vivir para que las células ser de lo imaginario porque están sujetas a una concepción
que me/le componen sigan viviendo (esta comparación da identitaria del tiempo.
cuenta del absurdo o del engaño).
En ese marco, la historia es tomada como «perturbación El funcionalismo reduce la sociedad y la historia a la natura-
relativa» a la norma; como un desarrollo, ya sea orgánico o leza. Supone necesidades humanas fijas y explica la organiza-
dialéctico, hacia esa norma, fin o telas'1. Castoriadis señala que ción social como el conjunto de funciones que tienden a satis-
esta caracterización no dice nada sobre la posibilidad de lo facerlas. El sociólogo francés Emile Durkheim (1858-1917) es
nuevo.
el más claro representante de esta escuela; Castoriadis le dedi-
De esta manera se subordina la historia y la sociedad a ca poca atención, pero sus teorías resultan imprescindibles
operaciones y funciones lógicas ya aseguradas. Se piensa lo
para seguir adelante.
histórico-social como se piensa el resto de los entes: basados
La explicación funcionalista imagina que existe un núcleo
en la lógica de la identidad e ignorando el amplio margen
inalterable de necesidades abstractas que se plasman en las
que queda sin explicar.
sociedades de cada tiempo y lugar. Sin embargo, observa Cas-
Este no explicar lo inexplicable (o peor, ajustar lo nuevo o
toriadis, si se estudian sociedades a lo largo de la historia, se
diferente a las normas de lo explicable) conduce hacia la asfi-
pueden señalar diferencias y semejanzas sin encontrar una
xia de lo vivo. Más aún, es una mecánica solidaria con los to-
identidad de necesidades humanas compartidas (más allá de
talitarismos.
las puramente biológicas, claro está; pero éstas son necesida-
des «animales», no específicamente humanas). Un romano de
Dos tipos y un artilugio
la antigua Roma es muy diferente de un norteamericano de
Castoriadis nuclea las explicaciones tradicionales sobre la la nueva América, ejemplifica.
historia y la sociedad en dos tipos esenciales: el fisicalista y el Esta teoría de Durkheim encubre un hecho esencial para
logicista. una sociedad, que es su capacidad para instituir sus propias
En el primero sitúa al funcionalismo, y dentro del logicis- «necesidades humanas» (que son sociales, no meramente bio-
ta menciona al estructuralismo y al hegelianismo. Tres es- lógicas). Esta escuela olvida el anclaje histórico-social, o más
¡
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bien, busca desarraigar los objetos de su entramado particu- desde fuera; y estos elementos —tanto como las «necesidades
lar en pos del universal. Por esta vía escapan a su «funciona- humanas» ya mencionadas— son creaciones de una sociedad
lismo» una multitud de actividades que no cumplen ningu- en particular.
na función determinada (por ejemplo, el arte en general) y
que más bien hablan del elemento creativo humano y social. Un ejemplo. Los cristianos creen en un Dios creador del mun-
do, por lo que ese Dios es anterior —si es que se puede pensar—
La otra escuela, el logicismo, se encarna en dos extremos: el a la creación y al mundo en sí; en este caso, este Dios es un en-
estructuralismo y el hegelianismo. El estructuralismo basa su te ideal intemporal, fuera del tiempo, que crea y dispone el
explicación en la noción de estructura, que es entendida co- tiempo. Castoriadis se pregunta: ¿se puede aceptar que este
mo un todo que sólo puede comprenderse a partir del análi- Dios es un invento, un producto de los hombres? Si es así, se
sis de sus componentes y de la función que cumplen dentro trata de una creación histórico-social. ¿Se puede, asimismo,
del todo. reconocer que millones de personas han creído y creen en ello, y
Una especie de caleidoscopio y sus formaciones numerosí- que muchos pueblos han encontrado en ello su sentido?
simas pero finitas, hermosas pero predecibles, y determinadas También dentro del logicismo, el «idealismo absoluto» de
por los elementos predefinidos. Hegel se caracteriza por ser una reflexión sobre la realidad
considerada globalmente, a la que da el nombre de absoluto,
«Así pues, la misma operación lógica, repetida un cierto entendida como idea, naturaleza y espíritu, que se desarrolla
número de veces, daría cuenta de la totalidad de la historia en el tiempo en un proceso que denomina «dialéctico». Para
humana y de las diferentes formas de sociedad, que sólo serían las Hegel no existe el ser por un lado y el pensar por otro: con-
diferentes combinaciones posibles de una cantidad finita de los cepto y realidad son lo mismo. (Recordemos a Parménides.)
mismos elementos discretos»2". Marx, por su parte, critica el idealismo al creer en una na-
turaleza humana o esencia inmutable y ahistórica de la hu-
La analogía con el caleidoscopio da cuenta de la idea mis- manidad. Considera que la postura idealista no es «radical»,
ma de estructura y de cuáles son sus posibilidades de cambio. es decir, no va a la «raíz». Según Marx, la raíz de toda alie-
El estructuralismo nunca se ha preguntado por el origen de nación es la alienación económica, originada por las condi-
estos elementos ni por sus combinaciones. El origen es deja- ciones materiales de existencia de la humanidad. Es decir, el
do de lado y sólo se dedica a develar las relaciones entre los marxismo se desenvuelve con las mismas pretensiones de to-
elementos como si éstos estuvieran dados desde siempre, y talidad, sólo que su elemento será la materia, ya no el espíritu.
ij , H _M L.JÍ L_j
LA O N T O L O G Í A H E R E D A D A / 4 7
46 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

Este pasaje demuestra la correspondencia entre la lógica y la


Sin embargo, Karl Marx hizo una observación que recoge
constitución de la realidad. Hay una «naturaleza de las cosas»
Castoriadis: «En Grecia, el Apolo de Delfos fue una fuerza
porque hay identidad, porque cada cosa es idéntica a sí misrna.
tan real como cualquier otra.» Por tanto:
Pero el mismo Durkheim entrevé la dificultad de este principio
para pensar la historia y lo deja asentado (el subrayado es nuestro):
«[...] la institución de la sociedad es la que determina lo
que es real y lo que no lo es, qué tiene sentido y qué no lo tie-
«¿••No se dice corrientemente que la historia tiene precisamen-
ne. Hace tres siglos la brujería era una cosa real en Salem, -pero
te por objeto encadenar los acontecimientos según su orden de su-
ahora no»29.
cesión? Pero es imposible concebir cómo el estado en que se en-
cuentra la civilización en un momento dado podría ser la causa
¿Y la cuestión de la historia?
determinante del estado que la sigue. [...] Se comprende bien que
Para el fisicismo, los hechos sociales son el motor de la his- los progresos realizados en una época determinada [...] hagan po-
toria a través del principio de causalidad. Dice su mentor, sibles nuevos progresos; pero ¿hasta qué punto los predeterminan?
Émile Durkheim, en Las reglas del método sociológico: [...] En efecto, no se puede establecer una relación de
causalidad más que entre dos hechos dados; ahora bien, es-
«Hemos visto que la explicación sociológica consiste exclusiva- ta tendencia, a la que se le atribuye la causa de este desarrollo,
mente en establecer relaciones de causalidad, bien se trate de atri-
no existe; sólo es postulada y construida por el espíritu 'de
buir un fenómeno a su causa o, por el contrario, de relacionar una
acuerdo con los efectos que se le atribuyen. Es una especie de fa-
causa con sus efectos útiles»'".
cultad motriz que imaginamos existe bajo el movimiento para
dar críenla de ese movimiento; pero la causa eficiente de un movi-
Por supuesto, Durkheim conoce las implicancias de este
miento no puede ser más que otro movimiento, no una virtualidad
principio:
de este género. Por consiguiente, todo lo que alcanzamos expe-
rimentalmente es una serie de cambios entre los cuales no
«Pero, si por el contrario, el vínculo causal tiene algo de in-
existe ningún vínculo causal» ".
teligible, no podría ser indeterminado. [...] Si consiste en una
relación que resulta de la naturaleza de las cosas, un mismo efec-
En esta extensa cita se observa cómo el pensador choca con
to no puede sostener esta relación más que con una sola causa, por-
las resistencias del objeto; como éste se le escapa y exige un
que no puede expresar más que una sola naturaleza» ".
nuevo método.
48 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O RADICAL LA O N T O L O G I A H E R E D A D A / 4 9

Por su parte, en El manifiesto comunista, Marx y Engels crean El individuo es inconcebible fuera de la colectividad. Aun-
las bases de su concepción comunista basada en la lucha de que es posible imaginar «individuos» presociales que pueden
clases, que, según ellos, es un fenómeno social realmente no integrar un todo en algún momento de su existencia (co-
existente y que actúa como motor de la historia. Pero lejos de mo demuestra la experiencia de los niños lobo), no es clara-
proponer un modelo utópico o descripción de una hipotética mente la regla.
sociedad comunista, Marx y Engels exponen las causas de la Por eso el individuo no es un elemento que encaja en un
explotación de la clase obrera a la que consideran como el au- engranaje, es una construcción social. En el engranaje no hay
téntico sujeto de la historia". tiempo; en la construcción, por cierto, sí.
La sociedad no es cosa ni sujeto ni idea; por tanto, debe ser
Individuos y sociedad pensada como otro modo del ser, un género diferente de en-
. Según la lógica heredada, la sociedad es un conjunto de te. Sería un error analizar una sociedad como relaciones entre
términos diversos, de elementos distintos y definidos, que se sujetos mediatizados por cosas pues se encubriría que estas
vinculan entre sí mediante relaciones bien determinadas (sea relaciones son: sociales, entre sujetos sociales y con cosas so-
causal, lineal o cíclica, categórica o probabilística). ciales; y los sujetos, las cosas y sus relaciones son lo que son
Reconoce por tanto a los individuos, las cosas y las ideas o gracias a la institución de una sociedad determinada, no a
conceptos. Es lo mismo que decir que toda sociedad sólo pue- factores causales ni finalistas.
de ser pensada como colección o conjunto de individuos in- Ahora bien, esta articulación entre el individuo y la socie-
tegrados por relaciones de causalidad o finalistas. dad es en cada momento una creación de la sociedad que se
Este razonamiento supondría la integración de un todo so- instituye como modo y tipo de coexistencia. Por eso Casto-
cial con elementos preexistentes o que están determinados riadis defiende la idea de que no hay articulación de lo social
por una instancia exterior. que se dé de una vez y para siempre.
Pero ¿qué son los individuos «antes» de ser en socie-
dad? Es imposible pensar en una sociedad que se integra
con individuos que no fueran ya sociales. El individuo
mismo es una construcción social, y una construcción en
todo su sentido.
¿Qué posibilidad tendría el individuo de subsistir sin len-
guaje, sin reglas sociales, sin un otro?

,.&.
T T j _-, _, _r~ r r ,
CAPÍTULO 3

La propuesta ontológica I

El ser occidental y el magma


«•[...] hay una unidad de la institución total de la sociedad [...]; esta
unidad es la unidad y la cohesión interna de la inmensa y complicada red
de significaciones que atraviesan, orientan y dirigen toda la vida de
una sociedad, y a los individuos concretos que la constituyen realmente.
Esta red de significados es lo qiie llamo el magma de las significacio-
nes imaginarias sociales, qrie son llevadas por la sociedad e incorporadas
a ella y, por así decirlo, la animan,»
Cornelias Castoriadis

Castoriadis, como cualquier persona, es fruto de su tiem-


po histórico particular (el siglo XX), donde las certezas dejan
ver intersticios que ponen en jaque, primero a las ciencias du-
ras y, después, al mundo.
Los tiempos posmodernos han incorporado nuevas signifi-
caciones a la vida cotidiana. La teoría de la relatividad y la fí-
sica cuántica revolucionaron lo que se pensaba hasta el mo-
mento. El principio de indeterminación (también llamado
principio de incertidumbre) de la mecánica cuántica afirma
que la inexactitud forma parte natural del conocimiento del
mundo subatómico. Según la formulación de Werner Hei-
senberg, «no es posible determinar a la vez la posición y la
51
-J / i i j
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LA P R O P U E S T A O N T O L Ó G I C A I / 53

velocidad de una partícula atómica con un grado de precisión serlo (o «no serlo»). (Este pensamiento se aferra a la certi-
arbitrariamente fijado» l5. Esta teoría vino a cuestionar el de- dumbre e ignora la incertidumbre.)
terminismo físico. Sin embargo, una variedad de cosas nuevas surgen a lo lar-
Por su parte, el inconsciente freudiano que devela que hay go de la historia. Estos objetos, impensables en otras épocas,
otra conciencia debajo de la conciencia le pone nuevas piedras se han hecho comunes. Muchos elementos innecesarios se han
al determinismo. «Hasta ahora siempre se ha tendido a la ne- vuelto «necesarios» (por ejemplo el petróleo, «oxígeno» de la
cesidad de la certidumbre.[...] El riesgo de totalitarismo está economía mundial). La humanidad se adhirió a costumbres y
en esa necesidad de certidumbre» afirma Castoriadis: «En hábitos absolutamente arbitrarios. Miles de productos han si-
una sociedad autónoma nadie debería ni podría eliminar la do descartados del mercado, así como otras tantas ideas no
incertidumbre» w. han llegado a proyectarse; todo porque otros y otras miles es-
. Su indagación tiene el propósito de entender el mundo ba- tán haciendo historia. La televisión es un ejemplo evidente.
jo las nuevas perspectivas que éste ofrece. Y más allá de eso,
apunta a que el individuo trabaje por su autonomía, única Recordando a Platón. El autor de La república explica el co-
forma de libertad posible. nocimiento humano a través de la teoría de la reminiscencia.
El hombre al ver los objetos sensibles que hay en la Tierra los
Otra vuelta por el ente. El ente —todo ente- es, y siempre es reconoce (recuerda) porque ya los había visto anteriormente
algo, no puede ser y ser «nada». Este es el camino que la dio- en su paso por el «mundo de las ideas». Platón no concibe la
sa reveló a Parménides y la autopista que tomó luego la filo- creación de ideas. Todo hombre participa de las ideas que «ya
sofía occidental. Castoriadis, en cambio, prefiere hacer filoso- observó» en su vida anterior.
fía por senderos más sinuosos superando los presupuestos de Aristóteles tampoco puede concebir la creación a partir-de
la ontología heredada. la nada. Su teoría de los cuatro principios (capítulo 2) se com-
El axioma fundamental que rechaza y ante el que intenta plementa con el binomio acto-potencia: una semilla es semi-
encontrar otra posibilidad es el ex mhilo nihil. Si, como dice lla en acto, y tal árbol —no cualquiera— en potencia. El papel
la ontología heredada, «de la nada, nada sale», la creación es es ceniza en potencia, sin embargo, la ceniza no es papel en
imposible por definición. potencia. El árbol es mesa en potencia, pero la mesa no es ár-
Este axioma funciona en solidaridad con la comprensión bol en potencia, es otra cosa, por ejemplo, leña. Cada ente
del ser como determinación: lo que es, es lo que es y no pue- contiene sus posibilidades predeterminadas... nada nuevo
de dejar de serlo; y lo que no es no es, y no puede dejar de bajo el sol.
... ..
u* Líl

LA P R O P U E S T A O N T O L Ó G I C A I / 55
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Ahora bien, Castoriadis se pregunta: la televisión, ¿es ac- ta, pero por más que en la mente aparezca esa esencia, de ahí
to de qué? ¿Dónde reside la predeterminación? ¿La radio tie- a la existencia hay un abismo. (Abismo que ofrecen cubrir,
ne en potencia la televisión? Más aún, ¿el cine tiene en po- por cierto, las empresas de turismo.)
tencia la televisión? ¿Había televisión en el mundo de las
ideas platónicas? ¿El griego antiguo tenía reminiscencias de Contra Kant y Heidegger. Ambos filósofos alemanes definen
la pantalla plateada? ¿Dios ve la televisión? la finitud del hombre a partir de su mortalidad. Castoriadis no
Según Castoriadis, es necesario aceptar y comprender la concuerda con ellos: la finitud, afirma, es el no poder crear nada.
originalidad del mundo, de cada mundo histórico-social. Kant dice que el hombre sólo produce, fabrica, siguiendo
La historia de los inventos es ilustrativa ya que pocas de las formas-normas. No puede darle existencia sensible a lo que se
grandes innovaciones han gozado de aceptación inmediata. Y imagina. Es decir, es platónico pues considera que el hombre
muchos inventos, como la matriz de la fotocopiadora, fueron no puede crear eidé (formas, ideas)y>'. Ni materia ni eidé, su fi-
cuestionados: ¿Quién va a querer ese aparato?, se preguntaban. nitud es poco menos que pesimista.
Evidentemente todo aparato tecnológico pertenece a un mun- No se trata de ser optimistas, sino simplemente de acep-
do: se pertenecen mutuamente; y se hacen posibles uno a otro. tar y asumir la capacidad humana de crear ideas y formas. Es
verdad que el hombre no puede crear ni un grano de materia,
Esencia y existencia. La esencia es lo que hace que la cosa sea en este sentido el ex nihilo nihil (de la nada, nada sale) es con-
lo que es: la triangularidad del triángulo, la cuadratura del tundente. Pero no se puede tener por nada a las representa-
cuadrado, el respaldo de la silla sin el que la silla deja de ser- ciones, a las ideas, a las imágenes que han abierto el mundo
lo para ser banco u otra cosa. La esencia define los entes en su y han hecho de él en definitiva lo que es. El hombre crea eidos:
qué. Es la respuesta a la pregunta: ¿qué es esto o aquello? instituciones, poemas, instrumentos...
No se pregunta si es bueno o malo, si es bonito o feo, sino
si es o no es (si existe o no). Cuando se afirma que las cuatro Pensar la nada. Siguiendo los dictados de la diosa de Parmé-
ruedas del automóvil son «esenciales» al automóvil es porque nides, la filosofía clásica no puede pensar el paso de la nada al
un automóvil con tres ruedas deja de ser automóvil y necesi- ser. Simplemente, no es concebible dentro de ese mundo. Por
ta, por definición, otro nombre. tanto, aunque no lo dice Castoriadis, bien podría decirlo:
Otra cuestión es la existencia. Dios puede ser lo que sea, «No queda más que cambiar de dioses.»
no i m p o n . i , pno <lc ahí a existir hay una cuestión infran- ¿Qué significa un cambio de dioses? Los dioses son quie-
< | u r , i l > l r ( . l u l q m r i a puede pensar que está en una isla desier- nes definen qué es el mundo y cuál es el sentido de la vida,
/. í u)'
: y j i ti
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pero estos dioses se van forjando juntamente con su pueblo, Un mundo calculable. La matemática traduce todos los prin-
con los hombres, con la tierra. No es tan sencillo como decir: cipios lógicos: 2 es 2 y no puede no serlo, y lo es siempre y
«Los hombres inventan a sus dioses», o a la inversa: «Los dio- de la misma manera. Ocho menos 3 es 5, y no puede quedar
ses crean a los hombres»; hay un hacerse juntos, una simulta- ningún resto, y se puede volver a armar el 8 sumando 5 y 3.
neidad. Es prácticamente imposible definir un comienzo. Los Y todos ellos —3, 5 y 8- son los mismos, son idénticos.
comienzos suelen ser míticos y como tales fundan el tiempo Si la identidad de los números titubeara, la matemática se
y el sentido: antes de ellos no hay nada. Lo que es empieza a derrumbaría (algo parecido le aconteció a la física clásica —de
ser gracias al mito, al relato, a la creación. Newton— con la aparición de la física cuántica y la teoría de la
relatividad, que al parecer generaron algo más que titubeos).
El ser de Occidente Es precisamente la perfección el atributo más bello de la
La institucionalización de la razón es arbitraria y relativa a matemática. Su aplicación ha fascinado al hombre desde el
la interpretación que se hizo del ser. Se tomó al ser como de- origen del pensamiento, pero es Pitágoras quien hace explí-
terminación y se definió así lo que es y lo que no es y —sobre cita su adoración. Las cosas son números, profetiza el creador del
todo— dictaminó «que lo que es es, y lo que no es no es». teorema que lleva su nombre.
Este razonamiento deja de lado «lo imaginario» que inte-
gra el fantasma del no-ser. Por tanto, lo imaginario no es. El ente matemático platónico. Mientras los pitagóricos se
Este camino ha cerrado los pasos para comprender y valo- mantuvieron unidos al descubrimiento de la conexión mate-
rar lo que es y cómo actúa el imaginario. Hoy mismo, hablar mática-mundo físico —explicando esta conexión como el mo-
de imaginario, de imaginación, de creación, resulta un tanto do de ser propio del mundo—, Platón utilizó los entes mate-
«disperso». Esos vocablos suenan como ideas sin anclaje, in- máticos como ideas que están entre los entes sensibles y las
comprobables, no se pueden experimentar ni responden a la Formas, Ideas o Arquetipos que rigen como modelos para el
lógica de la ciencia moderna y positivista. mundo sensible.
Un ejemplo, quizá paradójico, es la discusión sobre el es- Este mundo sensible -el mundo percibido por los senti-
tatus del psicoanálisis dentro de la ciencia legitimada, pues dos— participa de esas Ideas y de esos entes matemáticos. La
su objeto de estudio —el inconsciente— es fruto directo del idea de participación remite a la teoría de los dos mundos:
imaginario. La ciencia positiva pregunta: ¿dónde está el in- uno de ellos —el mundo de las Ideas— funciona como modelo
consciente? ¿Cómo medirlo? del otro, el mundo sensible. Éste participa de las Ideas sin po-
seerlas en su efectividad.
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ensidizaáón, utilizados frecuentemente por el autor, y que tra-


La lógica conjuntista-ídentitaria
ducen el sentido conjuntista-identitario.
En uno de sus trabajos, Castoriadis se remite a la proposi- Castoriadis acepta que el ser es conjuntizable (es decir, es
ción del matemático alemán Georg Cantor (1845-1918), plausible de ser ordenado en conjuntos), pero dice: no es ab-
fundador de la teoría de los conjuntos, a la que define como solutamente conjuntizable, pues siempre queda un resto. Por
«una colección de un todo de objetos definidos y distintos de tanto, se diferencia de la ontología heredada al reconocer en
la intuición o del pensamiento. Estos objetos se llaman los el modo de ser del ser otro principio, no asimilable ni reduc-
elementos del conjunto». tible al primero: el principio imaginario.
Todo conjunto está compuesto por sus elementos, y no es Buscando un término que reúna esta lógica de la determi-
más que sus elementos. Por ejemplo, todos los amigos inte- nación con el aspecto olvidado o dejado de lado por el pensa-
gran el grupo «amigos». Todo gato negro que asome por una miento heredado (precisamente, lo imaginario), Castoriadis
terraza pertenece al conjunto «gatos negros», donde la pro- apela al término «magma».
piedad «color» define una subclase dentro de la clase de los Con este concepto, Castoriadis dice o trata de decir
gatos: «Los gatos negros.» Y frente a un gato negro en particu- qué/cómo es el ser.
lar uno sabe cómo manejarse, pues es un ejemplar de la clase
«gatos negros» y conoce sus elementos. El magma
La lógica que reúne la teoría de los conjuntos y la lógica de El mundo no es un conjunto de cosas nítidamente separa-
la determinación (que fija el principio de identidad) es lla- das y bien localizadas, por tanto hace falta una nueva ontolo-
mada lógica conjuntista-identitaria gía, y no es casual que Castoriadis recurra a aportaciones del
Esta lógica sostiene que no habría claridad ni distinción psicoanálisis, disciplina que él mismo cultivó a partir de los
posible sin la lógica de la determinación: no habría conjun- años sesenta:
tos sin elementos definidos (pues no se sabría a qué conjun-
tos pertenecen) ni habría elementos definidos sin el principio «La comprobación de que el psiquismo humano no puede "ex-
de la identidad ni el principio de no contradicción que los ha- plicarse" por factores biológicos ni considerarse como un autóma-
ga tales elementos y no otros. ta lógico de gran riqueza y complejidad y sobre todo la compro-
Castoriadis menciona a esta lógica también con el nombre bación de que la sociedad no puede reducirse a de-
• le lo\\K\t cusídka. Esto es una simplificación de ensembüste- terminaciones racionales y funcionales de cualquier índole que
i(li7////,//;v. Término del que derivarán ensidizar, ensidizable, éstas sean [...] indicaban que había que concebir otra cosa y
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ensidización, utilizados frecuentemente por el autor, y que tra-


La lógica conjuntista-identitaría
ducen el sentido conjuntista-identitario.
En uno de sus trabajos, Castoriadis se remite a la proposi- Castoriadis acepta que el ser es conjuntizable (es decir, es
ción del matemático alemán Georg Cantor (1845-1918), plausible de ser ordenado en conjuntos), pero dice: no es ab-
fundador de la teoría de los conjuntos, a la que define como solutamente conjuntizable, pues siempre queda un resto. Por
«una colección de un todo de objetos definidos y distintos de tanto, se diferencia de la ontología heredada al reconocer en
la intuición o del pensamiento. Estos objetos se llaman los el modo de ser del ser otro principio, no asimilable ni reduc-
elementos del conjunto». tible al primero: el principio imaginario.
Todo conjunto está compuesto por sus elementos, y no es Buscando un término que reúna esta lógica de la determi-
más que sus elementos. Por ejemplo, todos los amigos inte- nación con el aspecto olvidado o dejado de lado por el pensa-
gran el grupo «amigos». Todo gato negro que asome por una miento heredado (precisamente, lo imaginario), Castoriadis
terraza pertenece al conjunto «gatos negros», donde la pro- apela al término «magma».
piedad «color» define una subclase dentro de la clase de los Con este concepto, Castoriadis dice o trata de decir
gatos: «Los gatos negros.» Y frente a un gato negro en particu- qué/cómo es el ser.
lar uno sabe cómo manejarse, pues es un ejemplar de la clase
«gatos negros» y conoce sus elementos. El magma
La lógica que reúne la teoría de los conjuntos y la lógica de El mundo no es un conjunto de cosas nítidamente separa-
la determinación (que fija el principio de identidad) es lla- das y bien localizadas, por tanto hace falta una nueva ontolo-
mada lógica conjuntista-identitaría gía, y no es casual que Castoriadis recurra a aportaciones del
Esta lógica sostiene que no habría claridad ni distinción psicoanálisis, disciplina que él mismo cultivó a partir de los
posible sin la lógica de la determinación: no habría conjun- años sesenta:
tos sin elementos definidos (pues no se sabría a qué conjun-
tos pertenecen) ni habría elementos definidos sin el principio «La comprobación de que el psiquismo humano no puede "ex-
de la identidad ni el principio de no contradicción que los ha- plicarse" por factores biológicos ni considerarse como un autóma-
i'.:i tdles elementos y no otros. ta lógico de gran riqueza y complejidad y sobre todo la compro-
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pensar de una manera diferente para poder comprender la na- de lo real o no han sido agotadas por ellos y porque son sus-
turaleza y el modo de ser específico del dominio psíquico, por una tentadas por la creación». En este sentido, el Apolo de Del-
parte, y del dominio histérico-social, por otra» ' . fos, al que hace referencia Marx, es un ejemplo contundente.
Por otro lado, son sociales en tanto en cuanto existen si, y
La propuesta ontológica de Castoriadis incluye una con- sólo si, son instituidas y compartidas por una colectividad
cepción total del ser como magma; más precisamente, dice impersonal y anónima. No existe, por tanto, una significa-
que el modo de ser del ser es como magma. ción «personal».
A diferencia de cualquier conjunto o entidad matemática,
el magma es indeterminado. Se pueden extraer de él indefi- Los sueños. Del magma de los sueños (de lo que cada uno
nidas organizaciones conjuntistas e interminable cantidad de sueña), por ejemplo, se pueden rescatar unas cuantas repre-
conjuntos. Pero de ninguna manera se puede reconstituir el sentaciones, siempre pocas, como demuestra la experiencia.
todo del magma a partir de esas composiciones conjuntistas: Después del filtrado racional y lógico (los sueños no son sino
siempre queda un margen, un resto que escapa al conjunto. fragmentos precarios, pantallazos, sensaciones, relatos de) de
El todo, por tanto, no es la suma de sus partes. esas representaciones queda un «minúsculo material» para la
En el capítulo «La lógica de los magmas y la cuestión de la interpretación. Sin embargo, ese minúsculo material, asom-
autonomía», del libro Los dominios del hombre, Castoriadis se ex- brosamente, posibilita múltiples relaciones y significados.
playa sobre las propiedades de este magma que merecerían un Se podría hablar largo y tendido sobre lo que revela el sue-
libro aparte. Los interesados en profundizar en este concepto ño, ¿o sobre lo que uno cree que revela?, y este argumento lle-
pueden encontrar allí más elementos para bucear en el mar va otra característica del magma: la no-determinidad expre-
teórico de Castoriadis. Allí explica que este magma donde el sada también en esta falta de univocidad en los términos y
ser es, es un magma de «significaciones imaginarías sociales». relaciones y en el factor creativo de la interpretación.
El magma de las significaciones imaginarias sociales es La interpretación de los sueños muchas veces supone poner
una red de significaciones (el ciudadano, la nación, los espí- una significación que no estaba, y que no estuvo nunca; es
ritus, el dinero, etc.) que atraviesan, orientan y dirigen toda crear, traer de la nada, ex nihilo.
la vida de una sociedad y a los individuos concretos que la
constituyen. Contra la ontología heredada
Las significaciones son imaginarias porque «no tienen na- Castoriadis resume sus postulados contrapuestos a la on-
da que ver con las referencias a lo racional o a los elementos tología heredada de la siguiente manera:
f""i r" i , • : i_ ¡f _Li
MMÍ) ~«MttJ m^Ml MMét)

62 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

• «Lo que es no es conjunto o sistema de conjuntos. Lo


CAPÍTULO 4
que es, no está plenamente determinado.»
• «Lo que es es caos o abismo o lo sin fondo.» La propuesta ontológica
• «Lo que es tiene una dimensión conjuntista-identitaria
o una parte conjuntista-identitaria siempre densa.»
• «La no determinación de lo que es no es simple "inde-
terminación", en el sentido privativo y superficial. Es
creación; surgimiento de otras determinaciones, de nue-
vas leyes, de nuevos dominios de legalidad.» En busca de lo histórico-social
• «Si el ser no es creación, entonces no hay tiempo. El
«Cada sociedad, al Igual que cada ser o especie viviente, establece (crea)
Tiempo es impensable sin creación» '9. su propio mundo, dentro del que, desde luego, se incluye a sí misma.»
«La sociedad es una construcción, una constitución,
una creación del mundo, de su propio mundo.
Castoriadis y el príncipe de Dinamarca
Su identidad no es sino este sistema de interpretación,
William Shakespeare, uno de los grandes dramaturgos de este mundo que ella crea. Y a eso se debe que la sociedad sienta
(de la misma manera que un individuo) como una amenaza mortal
todos los tiempos, al parecer creó criaturas hondamente en-
cualquier ataque que se baga contra su sistema de interpretación;
raizadas en la lógica heredada. Hamlet, el príncipe de Dinamar- este ataque lo siente contra su identidad, contra sí misma.»
ca —quizá su obra más conocida—, contiene, además, su mo- Cornelius Castoriadis
nólogo más célebre. Recita Hamlet en el summum de su
conflicto: «Ser o no ser, esa es la cuestión. [...]» Se dice que los mitos de los antiguos tenían el propósito
Seiscientos años más tarde, Castoriadis subiría al escena- de explicar el mundo propio, plagado de inseguridades. Pero
rio, tocaría el hombro del lloroso príncipe vestido de negro, esta explicación no se ajustaba a reglas deductivas e inducti-
y le soplaría al oído: «Ser y no ser, esa es la cuestión. [...]» vas como lo estipula la ciencia. El mito de Pandora, ¿es una
explicación? Desde luego no es una explicación racional, pe-
ro expresa, de una manera original, un «sentido», un signifi-
cado, que sería muy difícil transmitir si se separa este modo
de explicar de lo que denominamos «explicación».
¿Cómo puede explicarse qué es la esperanza? Según el dic-
cionario, es la «confianza en conseguir una cosa o en que su-
63
•I .'! J| U| U /

64 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L LA P R O P U E S T A O N T O L Ó G 1 C A I I / 6 5

ceda algo que se desea». Esto está claro para nosotros; brinda tivamente: su relato lleva su propio tiempo y es descriptivo,
un sentido racional, breve, rápido. Se ajusta a las urgencias de hay imágenes y sucesos. Tiene la capacidad de transmitir un
los tiempos y las exigencias de determinidad. El mito, en relato que refleja y genera esa «confianza».
cambio, entrega otra cosa y nos entrega a otra cosa. Una de Tras el descubrimiento de la «razón» se le ha reprochado
las versiones del mito de Pandora dice así: al mito la «ocultación» de la realidad; pero también el des-
cubrimiento de la razón se asienta en una ocultación: ¡la ocul-
«Hija de He/esto y Atenea, la bella Pandora heredó todas las tación de sí misma como invento/creación! La razón misma es
cualidades de los dioses: gracia, persuasión, habilidad manual [...] un mito. De hecho, es una creación histórico-social que ha ci-
pero Afrodita, celosa, le transmitió el pérfido engaño y Hermes, la mentado culturas y civilizaciones.
facultad de la palabra fácil y seductora. Zeus envió a la tierra a
Pandora y, con el propósito de castigar a los hombres, le entregó una «La institucionalización de la razón de Occidente es arbitra-
vasija cerrada con órdenes de no abrirla. Epimeteo, hermano del ria y relativa a la interpretación que Occidente hizo del ser.»
luego -malogrado Prometeo, sucumbió a la seducción de Pandora y «Las filosofías que han querido establecer un punto de parti-
la desposó. La muchacha, sin poder contener la curiosidad, quiso da absoluto o un origen incondicionado [...] han contenido siem-
ofrecerle como ofrenda a su esposo la vasija de Zeus. Le quitó la ta- pre, desde este punto de vista, falacias lógicas [...], o bien jamás
pa y al momento, todos los horrendos males allí encerrados se es- han conseguido salir verdaderamente de ese "origen" y de lo que,
parcieron por el mundo. Sólo la esperanza quedó apoyada en el bor- de una manera tautológica, éste implica» ".
de de la vasija vacía. Sólo ella no echó a volar.»
De alguna manera, Castoriadis reprocha a sus antiguos
La esperanza se detuvo a punto de manifestarse al hombre, compatriotas (los racionalistas) haber expulsado del mundo
la esperanza está a la espera. Paradójicamente, su «no estar de las explicaciones a los mitos de sus más antiguos compa-
presente» es su forma de presencia. Porque su ausencia no es triotas (Hornero y compañía). No es que la «convivencia» en-
ausencia de la esperanza, sino ausencia de «algo bueno/de- tre mito y razón sean posibles, parece decir, sino que es ine-
seado» que quedó y está por venir («apoyada en el borde») que vitable. ¿Por qué? Porque si bien hay razón, también se debe
se transmuta en la presencia/creación de la misma esperanza en admitir que hay imaginación. O como decía Pascal, «hay ra-
tanto confianza de que algo bueno/deseado va a suceder. zones del corazón que la razón no comprende».
El mito de Pandora no dice qué es la esperanza pero indu-
ce a experimentarla, a sentirla, a vivirla. El mito mueve afec-
a
i -¿i -ÉI — -< ¿l

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El /ege/Y? y el teukhein nes del legein y para ejecutarlas apela a dos esquemas, el de se-
paración y el de reunión.
Castoriadis no reniega de la dimensión conjuntizable del
ser pero recalca también su dimensión inagotable. Esto es, la Esquema de la separación. Para definir elementos u objetos
estricta, y propiamente, imaginaria.
hace falta que estos elementos u objetos sean idénticos a sí
Ambas dimensiones, sin embargo, están sumergidas en mismos y diferentes al resto, o sea, que al operar, el legein ha-
una «realidad»: lo histórico-social. En esa realidad, el ser, dice ce explícita la identidad de los objetos por sí mismos y su di-
Castoriadis, ejecuta dos operaciones fundamentales que reve- ferencia con los otros. (Un oso hormiguero es un oso hormi-
lan su dimensión identititaria y que derivan en la dimensión guero y no puede ser un oso polar ni otro mamífero.)
imaginaria. Define estas operaciones con dos términos grie-
gos: el legein y el teukhein. Esquema de reunión. De la misma manera, para reunir a es-
tos elementos en un todo-conjunto, hace falta el esquema de
Legein significa distinguir - elegir - poner - reunir - con- reunión. (El oso hormiguero es oso hormiguero en tanto en
tar - decir. cuanto reúne las características propias que identifican a esta
Teukhein significa reunir - adaptar - fabricar - construir. especie.)

Ambos son condición y a la vez creación de la sociedad. Separación y reunión se resignifican mutuamente y trabajan
Del vocablo legein se desprende lagos, que es lo que ha que- juntos; y llevan adelante la operación fundamental del legein:
dado como «razón», «sentido». la designación.
De teukhein se desprende techné, que es lo que se traduce
por «técnica», y lo que se entiende como tal. La designación conlleva la idea de individualizar y destacar a
ciertos objetos como tales, como ciertos objetos y no otros.
El legein asume el representar/decir. (Una mesa es una mesa y no un camello ni una silla.)
El teukhein, el representar/hacer. A partir de estos esquemas (separación, reunión, designa-
ción) se pueden armar diferentes conjuntos, reunidos en un
Operaciones del legein. Para hablar o pensar en un conjun- todo, que tendrán cierta característica.
to (recordar a Cantor) es necesario distinguir - elegir - poner Con estas armas se puede construir la pareja sujeto-predi-
- reunir - contar - decir objetos. Ésta es una de las operacio- cado: del sujeto predicamos cierta propiedad. «El perro es
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LA P R O P U E S T A O N T O L Ó G I C A II / 69

marrón» expresa la pertenencia del sujeto «perro» dentro de


la clase de lo «marrón», como así también la relación de lo popótamo no tiene, necesariamente, relación con el «ser hipo-
marrón con la clase perro. 'j - ? pótamo». Por tanto, es una relación convencional y arbitraría.
La relación del signo alude a una figura concreta (la pala-
,El lenguaje '• •: } '- ;>••-••' : -. & ^ *••• - • - , ^ bra hipopótamo remite a un mamífero específico), material y
sensible; pero es signo en tanto que sensible sin materia.
Mientras se ordena el mundo, afirma Castoriadis, el len-
El signo es un fantasma histórico-social; crea la posibilidad de
guaje se transforma en un código de significación; porque el
su representación y reproducción por cualquier individuo que sea
orden del mundo se consigue con la aplicación del légein: dis-
parte de esa sociedad determinada. Hablar entraña «ver en lo que
tinguir - elegir - poner - reunir - contar - decir.
es lo que no es» 4 '. Y supone operar con signos, estar rodeado de
Pero esta aplicación como lenguaje supone encontrar en el
ellos y no negarse ni ser ajeno a ellos, sino interpretarlos.
mundo algo distinguible, elegible, contable... conjuntizable
Un objeto no es nada inmediato (un televisor no es nada
(los osos hormigueros pertenecen al conjunto los osos que
para quien no sabe qué es la televisión; un tomógrafo no es
pertenecen al conjunto los mamíferos..., etc.).
nada para quien nunca ha visto uno o desconoce su existen-
El mundo presenta —por ejemplo— verduras como la patata y
cia); está mediatizado y constituido como objeto gracias al
la batata. En la medida en que la sociedad distinga estos ele- 7 7 7

mentos como comestibles y como verduras, se incita a la elabo-


Por tanto, se podría decir que los objetos «dicen» cosas:
ración progresiva de esas significaciones («lo comestible», «la
indican formas, usos y utilidades. También el propio actuar
verdura»). Así, el lenguaje mismo se constituye en portador de
«dice» cosas de cada uno (si una persona entra en una reunión
estas significaciones, haciendo posible su uso en tanto que códi-
y no saluda dirán: «Es un mal educado», «es tímido», «está
go de significación: un código que contiene y mantiene la signi-
enfadado», etc.). Este «decir cosas» es lo que se llama la dis-
ficación.
cursividad pragmática, que no es sino el légein desplegado en
La significación plena de una palabra es, por tanto, todo
el accionar en el mundo.
aquello que —en virtud de la palabra— se puede decir, pensar,
En la práctica cotidiana hay, efectivamente, un discurso: al
representar o hacer sodalmente.
usar un martillo para clavar un clavo estoy haciendo un uso
correcto de esa herramienta. Si el hombre no salta un preci-
El fantasma del signo. Cuando el individuo nombra las cosas
picio con la intención de volar es porque no puede: porque
lo hace a través de un signo. Esta relación entre signo y objeto
«el ser humano no vuela». Si canta es porque «el ser humano
no responde a ninguna necesidad real ni lógica: la palabra hi-
puede cantar».
72 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L
LA P R O P U E S T A O N T O L Ó C I C A II / 73

Por ello Castoriadis sostiene que el «producto» a fabricar por la ordenación de un conjunto finito de elementos pre-
debe existir antes en el imaginario social (como eidos, como vi os.
intención), pues de otra forma nunca se llegará a él, a no ser
que sea aleatoriamente y por azar, lo que excluye la partici-
«[...] la composición del conjunto no está en relación con el
pación del teukhein.
proyecto del momento, ni, por lo demás, con ningún proyecto particu-
Por tanto, para que haya teukhein debe darse la finalidad y
lar, sino que es el resultado contingente de todas las ocasiones que
para que haya institución debe haber teukhein.
se le han ofrecido de renovar o de enriquecer sus existencias»4).
Por tanto, el teukhein apela a la relación de finalidad-instru-
mentalidad. A través de ella permite ver lo que es (finalidad)
y lo que no es y podría ser (nueva finalidad). En este ejemplo aparece claramente la posibilidad —que no
percibe Lévi-Strauss- de poder ver lo que es en lo que no es
La historicidad como posible y poder ver lo que no es y podría ser.
Más adelante, Lévi-Strauss escribe:
La interrelación del legein y el teukhein se expresa en lo que
se conoce como «progreso».
«El pensamiento mítico edifica conjuntos estructurados por
Un trabajo del antropólogo estructuralista Claude Lévi-
medio de un conjunto estructurado, que es el lenguaje» .
Strauss (1908) puede dar una idea de cómo funcionan estas
operaciones. El científico postula y compara dos modos dis-
tintos de pensamiento científico: el pensamiento mítico y el Si Claude Lévi-Strauss ve manejo de conjuntos y lenguaje
de la ciencia «en marcha». está funcionando el legein. Lo que no resulta evidente es la re-
lación de finalidad (teukhein): la existencia del proyecto.
«El bricoleur es capaz de ejecutar un gran número de ta- El grupo humano que postula Lévi-Strauss está mutilado,
reas diversificadas; pero [...] su universo instrumental está cercenado de posibilidades; se diría que le han amputado la
cerrado y la regla de su juego es siempre la de arreglárselas con imaginación radical.
"lo que uno tenga"; es decir, un conjunto a cada instante finito Queda sin explicar en esta argumentación el tránsito de
de instrumentos y de materiales» '"'. aquella «sociedad» a la sociedad actual, y el hecho de que aque-
lla sociedad posea el lenguaje y por tanto el signo y la capa-
Lévi-Strauss caracteriza el pensamiento mítico, del bri- cidad de ver lo que no es en lo que es, y sea incapaz de in-
coleur, como un procedimiento que avanza «sin proyectos» ventar, crear, instituir nuevos objetos.
1.
70 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L
LA P R O P U E S T A O N T O L O G I C A II / 71

Todas las prácticas son traducibles al discurso. Las accio- minados; es decir, que esté abierto a posibilidades diferentes:
nes humanas expresan convicciones, trasuntan ideas y repre- a dejar de ser o a ser de otra manera.
sentaciones; todas, al desplegarse en la existencia, conforman El teukheín establece, por tanto, el esquema de lo posi-
un discurso. ble/imposible. En los años 40 la televisión parecía «un mila-
Esto no es más que una ilustración sobre una afirmación gro»: el público vio el paso de lo imposible a lo posible. Hoy
tajante: no hay sujeto pensante sin lenguaje. No se pueden casi nadie se asombra de ello, y se está viviendo el paso hacia
pensar los objetos ni accionar con ellos sin lenguaje. Es por otros «posibles» (formatos gigantes, transmisión de imáge-
tanto el legein el que habilita para distinguir - elegir - poner nes por satélite, etc.).
- reunir - contar - decir... palabras/objetos. Este esquema de lo posible expresa la apertura a lo nuevo
El legein, a través del signo-lenguaje, permite ver lo que no según determinado magma de significaciones: para algunas cul-
es en lo que es. turas es posible lo que es imposible para otra, y viceversa. Lo
que es pensable e impensable depende del magma de las signi-
Operaciones del teukheín. El teukbem (el representar-hacer) ficaciones imaginarias sociales.
se expresa fabricando objetos y útiles que —como tales— im- Por ejemplo, en las culturas antiguas lo que existía (herra-
plican la creación de un eidos, de una forma. El desarrollo tec- mientas, utensilios, vestimentas) era lo efectivamente posible
nológico permitió usar distintos medios sucesivos (casetes, en virtud del estado de la técnica, la capacidad de los ingenie-
discos compactos y dvd) con la misma finalidad: escuchar ros y la necesidad de su público. Los hombres primitivos pu-
música. El eidos (soporte) incluye el eidos (música/mensaje). Si dieron haber encontrado accidentalmente ciertos útiles; pero
el CD se daña desaparece el eidos soporte y con él el eidos: mú- al no haber puesta una finalidad, si no se imaginó su utiliza-
sica/mensaje. ción, no hay institución de la sociedad.
El teukbein expresa la utilidad de algo y además la capaci- Los inventos necesitan un inventor, pero el inventor no sale
dad de ver lo que aún no es pero puede ser. Por tanto, está fa- de la nada sino de su sociedad histórica, y el invento tampoco
cultado para asignar nuevas finalidades no pensadas para de- sale de la nada de materia: los elementos están ahí, sólo hay que
terminado ente: para cambiar una bombilla es posible usar imaginar su vinculación de tal manera que respondan a cierta
una mesa en lugar de una escalera. No es, desde luego, un uso finalidad también imaginada. El caso de Leonardo da Vinci es
«pensado» para la mesa, pero cumple perfectamente con la fi- paradigmático: su imaginación iba mucho más rápida que el
nalidad; sólo es necesario imaginarlo. La imaginación permi- desarrollo de la ciencia y de la técnica, lo que hacía imposible
te aceptar que un objeto tenga otros fines que los ya deter la realización de sus «descabellados» inventos.
J -JJ . ; L-JI 'émM —A * '

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Por ello Castoriadis sostiene que el «producto» a fabricar por la ordenación de un conjunto finito de elementos pre-
debe existir antes en el imaginario social (como eidos, como vios.
intención), pues de otra forma nunca se llegará a él, a no ser
que sea aleatoriamente y por azar, lo que excluye la partici-
«[...] la composición del conjunto no está en relación con el
pación del teukhein.
proyecto del momento, ni, por lo demás, con ningún proyecto particu-
Por tanto, para que haya teukhein debe darse la finalidad y
lar, sino que es el resultado contingente de todas las ocasiones que
para que haya institución debe haber teukhein.
se le han ofrecido de renovar o de enriquecer sus existencias» \n este ejemplo apar
Por tanto, el teukhein apela a la relación de finalidad-imtru-
mentalidad. A través de ella permite ver lo que es (finalidad)
y lo que no es y podría ser (nueva finalidad).
percibe Lévi-Strauss— de poder ver lo que es en lo que no es
y poder ver lo que no es y podría ser.
La historicidad como posible
Más adelante, Lévi-Strauss escribe:
La interrelación del legein y el teukhein se expresa en lo que

se conoce como «progreso».
«El pensamiento mítico edifica conjuntos estructurados por
Un trabajo del antropólogo estructuralista Claude Lévi-
medio de un conjunto estructurado, que es el lenguaje» .
Strauss (1908) puede dar una idea de cómo funcionan estas
operaciones. El científico postula y compara dos modos dis-
tintos de pensamiento científico: el pensamiento mítico y el Si Claude Lévi-Strauss ve manejo de conjuntos y lenguaje
de la ciencia «en marcha». está funcionando el legein. Lo que no resulta evidente es la re-
lación de finalidad (teukhein): la existencia del proyecto.
«El bricoleur es capaz de ejecutar un gran número de ta- El grupo humano que postula Lévi-Strauss está mutilado,
reas diversificadas; pero [...] su universo instrumental esta cercenado de posibilidades; se diría que le han amputado la
cerrado y la regla de su juego es siempre la de arreglárselas con imaginación radical.
"lo que uno tenga"; es decir, un conjunto a cada instante finito Queda sin explicar en esta argumentación el tránsito de
de instrumentos y de materiales» '. aquella «sociedad» a la sociedad actual, y el hecho de que aque-
lla sociedad posea el lenguaje y por tanto el signo y la capa-
Lévi-Strauss caracteriza el pensamiento mítico, del bri- cidad de ver lo que no es en lo que es, y sea incapaz de in-
coleur, como un procedimiento que avanza «sin proyectos; ventar, crear, instituir nuevos objetos.
I
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La irrupción de lo histórico-social bro de su sociedad, y desde ella adquiere sentido y se com-


prende. Como útil, el individuo reproduce a la sociedad y
El hombre (el individuo, los sujetos) es un estrato particular
tiende a instituirla constantemente. Puede provocar cambios
del ser. Otro estrato lo dan las cosas y otro está dado por las
en ella, modificaciones en sus instituciones o crear nuevas
ideas o conceptos.
instituciones, pero siempre será desde y hacia su sociedad.
Finalmente, dice Castoriadis, se debe agregar un nuevo es-
Estas condiciones suponen un campo social instituido, pe-
trato: el de lo histórico-social. ro también el protagonismo creador de la imaginación de los
Ni cosa, ni sujeto, ni idea o concepto, lo histórico-social individuos que pueden aportar eidé nuevas, que serán reales si
exige ser reconocido como otro género del ente; como otra for- son retomadas por la sociedad, ya sea como modificación de
ma en que se presenta el ser. Por tanto, lo histórico-social es sus instituciones o como posición de otra institución.
irreductible al conjunto de sujetos con sus cosas e ideas; lo De esta manera, por intrincación de lo posible y de lo im-
histórico-social no se define por sus componentes. ¿Qué es el posible, la sociedad constituye su «real». La realidad es aque-
hombre? ¿Es posible explicar qué es el hombre a través de la llo en lo que se da lo factible y lo no-factible, y esto queda de-
enumeración de sus componentes? terminado por el magma de significaciones imaginarias sociales.
El estrato de lo histórico-social conlleva una nueva con-
cepción del tiempo, pues no se trata de hablar de la Historia, La naturaleza y lo histórico-social
por un lado, y de la Sociedad, por otro; no remite a una so-
Así como el ser vivo emerge entendiéndose a sí mismo co-
ciedad que ocupa un lugar en el tiempo, en la línea histórica;
mo elemento (Juan, María) y como conjunto (hombre, médi-
no se refiere a una sociedad sin tiempo.
co), la organización de la naturaleza se corresponde con esa
organización propia del ser vivo.
El hombre existe sólo (en y a través de) la sociedad y la socie- El «hecho natural» como tal no existe. La sociedad toma el
dad siempre es histórica. La sociedad como tal es una forma, ca- «hecho natural» y lo transforma en significación imaginaria social,
da sociedad dada es una forma particular e incluso singular. fundiéndolo en el magma de las significaciones de determinada
I .¡i forma se vincula a la organización, es decir, al orden (o, si sociedad. Por ejemplo, la lluvia puede ser «bendición» o «casti-
f ¡lucren, orden/desorden)^. go» según las condiciones y los espacios en los que se da.
Todo lo aprehendido por la sociedad debe significar algo.
I .1 MU I . I | I / ; K H U Í , por tanto, es imposición de una forma . Lo que el individuo recibe del estrato natural (la lluvia, la fe,
l i j . i ! < > • . medios y los fines. El individuo social es miem- los fantasmas) es transustanciado y encuentra su lugar —sig-
76 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

niñeado— dentro del magma instituido. O creará su lugar CAPÍTULO 5


(por ejemplo, la clonación, los extraterrestres, el sida) recreando
el magma instituido. Así, el mundo humano encuentra su Lo imaginario
\o en la institución - histórico-social.

La institución histórico-social es aquello en y por lo que es


y se manifiesta lo imaginario social, creando las significacio-
nes imaginarias sociales (la educación, la fe, la democracia) y
el soporte representativo en cuanto imágenes y figuras (fone- «[...] cerca de cualquier punto del lenguaje hay un elemento
mas, palabras, estatuas, iglesias...). Lo subjetivo y lo social se que pertenece a la dimensión conjuntista-identitaria,
entrelazan en una red inasible. y, también, un elemento que pertenece a la dimensión de lo imaginario.
Aun el más loco poema surrealista contiene
No hay siervo sin señor ni señor sin siervo, afirma Casto-
una indefinida cantidad de lógica, pero a través de ésta el poema
riadis. Ambos individuos poseen representaciones diferentes hace tangible lo Otro de la lógica.
y necesariamente complementarias. No hay señor si no es re- En Bacb, la aritmética y las matemáticas están en todas partes; pero no
conocido por un siervo, y no hay siervo si no es bajo las ór- porque tenga aritmética y matemáticas
un clavicordio bien afinado es lo que es.»
denes de un señor. Ambos se co-constituyen y sus represen-
Cornelius Castoriadis
taciones se complementan en los puntos adecuados y de una
manera particular. Esta «relación» amo-esclavo se instala ins-
Mundo y lenguaje se constituyen mutuamente, y el pun-
tituyendo un mundo de significaciones que son propias de un
to en común entre mundo y lenguaje reside en las significa-
tiempo determinado.
ciones imaginarias sociales.
Por ello, toda explicación de lo social a partir de lo indi-
vidual es absurda. Lo histórico-social es irreductible. No se
«Esta institución de las significaciones es lo que plantea pa-
puede pensar el mundo de las significaciones sociales como
ra cada sociedad lo que es y lo que no es, lo que vale y lo que no.»
un doble irreal de un mundo real.
Una de las tesis centrales del pensamiento de Castoriadis es,
entonces, reconocer lo histórico-social como un ente en sí, in- Del mismo modo que el lenguaje lleva a postular la exis-
fundado o, mejor, autofundado. Del mismo modo que existen tencia de las cosas como reales —pues al nombrarlas se las co-
por sí las piedras, las plantas, los animales y el hombre, de esa sifica-, se toma un fragmento de lo real y se hace de él «al-
manera inexplicable —sostiene— existe lo histórico-social. go» distinto y definido, que es, además, elemento de un
conjunto también distinto y definido.
77
74 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L LA P R O P U E S T A O N T O L Ó G I C A II / 75

La irrupción de lo histórico-social bro de su sociedad, y desde ella adquiere sentido y se com-


prende. Como útil, el individuo reproduce a la sociedad y
El hombre (el individuo, los sujetos) es un estrato particular
tiende a instituirla constantemente. Puede provocar cambios
del ser. Otro estrato lo dan las cosas y otro está dado por las
en ella, modificaciones en sus instituciones o crear nuevas
ideas o conceptos.
instituciones, pero siempre será desde y hacia su sociedad.
Finalmente, dice Castoriadis, se debe agregar un nuevo es- Estas condiciones suponen un campo social instituido, pe-
trato: el de lo histórico-social. ro también el protagonismo creador de la imaginación de los
Ni cosa, ni sujeto, ni idea o concepto, lo histórico-social individuos que pueden aportar eidé nuevas, que serán reales si
exige ser reconocido como otro género del ente; como otra for- son retomadas por la sociedad, ya sea como modificación de
ma en que se presenta el ser. Por tanto, lo histórico-social es sus instituciones o como posición de otra institución.
irreductible al conjunto de sujetos con sus cosas e ideas; lo De esta manera, por intrincación de lo posible y de lo im-
histórico-social no se define por sus componentes. ¿Qué es el posible, la sociedad constituye su «real». La realidad es aque-
hombre? ¿Es posible explicar qué es el hombre a través de la llo en lo que se da lo factible y lo no-factible, y esto queda de-
enumeración de sus componentes? terminado por el magma de significaciones imaginarias sociales.
El estrato de lo histórico-social conlleva una nueva con-
cepción del tiempo, pues no se trata de hablar de la Historia, La naturaleza y lo histórico-social
por un lado, y de la Sociedad, por otro; no remite a una so-
Así como el ser vivo emerge entendiéndose a sí mismo co-
ciedad que ocupa un lugar en el tiempo, en la línea histórica; mo elemento (Juan, María) y como conjunto (hombre, médi-
no se refiere a una sociedad sin tiempo. co), la organización de la naturaleza se corresponde con esa
organización propia del ser vivo.
El hombre existe sólo (en y a través de) la sociedad y la socie- El «hecho natural» como tal no existe. La sociedad toma el
dad siempre es histórica. La sociedad como tal es una forma, ca- «hecho natural» y lo transforma en significación imaginaria social,
da sociedad dada es una forma particular e incluso singular. fundiéndolo en el magma de las significaciones de determinada
La forma se vincula a la organización, es decir, al orden (o, si sociedad. Por ejemplo, la lluvia puede ser «bendición» o «casti-
ustedes quieren, orden/desorden)^. go» según las condiciones y los espacios en los que se da.
Todo lo aprehendido por la sociedad debe significar algo.
La socialización, por tanto, es imposición de una forma Lo que el individuo recibe del estrato natural (la lluvia, la fe,
que fija los medios y los fines. El individuo social es miem- los fantasmas) es transustanciado y encuentra su lugar -sig-
76 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

nificado— dentro del magma instituido. O creará su lugar CAPÍTULO 5


(por ejemplo, la clonación, los extraterrestres, el sida) recreando
el magma instituido. Así, el mundo humano encuentra su Lo imaginario
sentido en la institución histórico-social.
La institución histórico-social es aquello en y por lo que es
y se manifiesta lo imaginario social, creando las significacio-
nes imaginarias sociales (la educación, la fe, la democracia) y
el soporte representativo en cuanto imágenes y figuras (fone- «[•••] cerca de cualquier punto del lenguaje hay un elemento
mas, palabras, estatuas, iglesias...). Lo subjetivo y lo social se que pertenece a la dimensión conjuntista-identitaria,
entrelazan en una red inasible. y, también, un elemento que pertenece a la dimensión de lo imaginario.
"; Aun el más loco poema surrealista contiene
No hay siervo sin señor ni señor sin siervo, afirma Casto-
f una indefinida cantidad de lógica, pero a través de ésta el poema
riadis. Ambos individuos poseen representaciones diferentes \ tangible lo Otro de la lógica.
y necesariamente complementarias. No hay señor si no es re- En Each, la aritmética y las matemáticas están en todas partes; pero no
conocido por un siervo, y no hay siervo si no es bajo las ór- porque tenga aritmética y matemáticas
denes de un señor. Ambos se co-constituyen y sus represen- un clavicordio bien afinado es lo que es,»
* '* Cornelius Castoriadis
taciones se complementan en los puntos adecuados y de una
manera particular. Esta «relación» amo-esclavo se instala ins-
tituyendo un mundo de significaciones que son propias de un Mundo y lenguaje se constituyen mutuamente, y el pun-
to en común entre mundo y lenguaje reside en las significa-
tiempo determinado.
ciones imaginarias sociales.
Por ello, toda explicación de lo social a partir de lo indi-
vidual es absurda. Lo histórico-social es irreductible. No se
puede pensar el mundo de las significaciones sociales como «Esta institución de las significaciones es lo que plantea pa-
un doble irreal de un mundo real. ra cada sociedad lo que es y lo que no es, lo que vale y lo que no.»
Una de las tesis centrales del pensamiento de Castoriadis es,
entonces, reconocer lo histórico-social como un ente en sí, in- Del mismo modo que el lenguaje lleva a postular la exis-
fundado o, mejor, autofundado. Del mismo modo que existen tencia de las cosas como reales -pues al nombrarlas se las co-
por sí las piedras, las plantas, los animales y el hombre, de esa sifica-, se toma un fragmento de lo real y se hace de él «al-
manera inexplicable —sostiene— existe lo histórico-social. go» distinto y definido, que es, además, elemento de un
conjunto también distinto y definido.
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78 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L LO I M A G I N A R I O / 79

Cuando se habla de frutas, como la manzana, la naranja, la Castoriadis postula por tanto que es tiempo de superar es-
pera... se puede describir cada una de ellas considerando for- ta «dependencia» que rige la construcción de las sociedades
ma, color, sabor, textura... La pregunta sería: ¿qué es la man- y de reconocer el papel que cada uno lleva adelante en tanto
zana además de su forma, color, sabor, textura...? ¿Qué es la individuo social, representante y agente de la sociedad histó-
manzana además de sus propiedades? ¿Cuál es la cosa/sustan- rica. Lo histórico-social requiere para decidir sobre su desti-
cia que sostiene este complejo de cualidades? ¿Cómo sería es- no que cada uno asuma una función autónoma de las acciones
ta cosa/sustancia? y las ideas. Los individuos —parece decir Castoriadis— deben
Lo que se sabe/conoce de la manzana es lo que se percibe de comprender que el mundo no se acaba en lo que ya es, que el
ella y aquello que se puede deducir/inducir/pensar a raíz de la mundo puede ser de otra manera.
experiencia. Evidentemente, la manzana es «algo»; sin em-
bargo, este «algo» no es eterno ni absoluto, sino que lo que es, ¿Los ordenadores piensan? Una señal contundente de la
es siempre relativo a alguien/algo. Para el hombre, la manza- fuerte presencia del pensamiento heredado asumido como
na es algo que no es lo que es para un perro, ni para un elefan- conciencia es que todavía la gente corriente, y aun los cientí-
te, ni para el árbol «madre», ni para un pez. Y ni siquiera es ficos, se pregunta si los ordenadores piensan o si podrán pen-
lo mismo para todos lo hombres. La manzana puede ser fun- sar en un futuro.
damental para la dieta de cierta comunidad, y también puede Esto está en relación a lo que se entiende por «pensar». Si
ser símbolo de la tentación. En la India, las vacas -alimento «pensar», y ser son lo mismo, entonces —ajustados al pensa-
vital de media humanidad— son sagradas y no se comen. miento estructuralista, lógico, mecánico- los ordenadores
El mundo es lo que es en una instancia histórico-social. piensan.
Pero también puede ser otra cosa; es fundamentalmente En cambio, si «pensar» significa apelar a la imaginación
transformable, mutable, metamorfoseable, y ha sido efectiva- creadora y al mundo de representaciones del sujeto, entonces
mente transformado, mutado, metamorfoseado... están muy lejos de pensar. Y esto por una cuestión funda-
Ahora bien, siempre se encontró/postuló como artífice de mental: no hay finalidad.
este cambio o mutación a Otro (con mayúscula), o a otros (an- Ahora bien, si e\e sólo está tratando de deducir
tepasados), o a nadie (azar y otras yerbas). Los hombres nun- qué debe hacer y hacia dónde ir, según patrones eternos e
ca se sintieron capaces de asumir la creación de sí mismos, y inmutables, o según «claves del éxito» —sin objetivos, sin
proyectaron esta acción de creación hacia fuera y/o hacia el fines, sin intenciones—, evidentemente, no hay pensamiento
pasado. autónomo.
^_ .. i _J _Í

82 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L LO I M A G I N A R I O / 83

Pero estos conjuntos pueden dejar de ser o comenzar a ser Pero: ¿de dónde toma la psique los elementos de.la repre-
de manera diferente. Lo histórico-social no se agota en este sentación?
modo conjuntizable del ser sino que hay un elemento que
«airea» e indetermina toda relación: el elemento imaginario. «Es completamente imposible comprender la problemática de la
Cuentan que Cristóbal Colón, al ver desaparecer los barcos representación si se busca el origen de la representación fuera de
tras la línea del horizonte, dudó de que cayeran a un precipi- la representación misma. La psique, sin duda, es "receptividad de las
cio sin fondo (como rezaba el imaginario instituido). Él se impresiones", capacidad de ser afectado por [...]; pero también es
vio/imaginó navegando por un océano esférico. emergencia de la representación en tanto que modo de ser irre-
ductible y único y organización de algo en y por su figuración, su
El imaginario radical "puesta en imagen".»
Con el imaginario radical Castoriadis reedita, en un plano
ontológico, lo que Sigmund Freud hizo en el mundo psíqui- La pulsión, según Freud, se origina en lo somático, pero pa-
co: lo consciente, que es una cara del ser, es un rostro —final- ra actuar sobre lo psíquico es necesario que ella «hable el idio-
mente—, una máscara; y el inconsciente, un sistema consti- ma» de la psique. Es decir, que encuentre su «traducción». Y es-
tuido por representaciones que han sido reprimidas y cuyo ta traducción (o delegación) toma la forma de representación.
acceso al sistema preconsciente-consciente les ha sido dene- Pero, dice Castoriadis «no hay un lazo predeterminado o una re-
gado. Este inconsciente está habitado por una multiplicidad lación obligatoria entre la pulsión y su representante psíquico».
de fuerzas que se entrecruzan y que ocasionalmente acceden a Este fenómeno se hace evidente si se compara la sexuali-
lo consciente tomando prestada una forma. dad animal, que está regida por el instinto, con la sexualidad
Esta forma, esta representación, también como magma, lleva humana, en la que interviene la representación.
en sí el modo de ser de la psique y es fruto de ella.
«Hay una a-funcionalidad. Es decir, que lo que se imagi-
«La representación sólo puede formarse en y por la psique na, lo que se representa —sea en el plano consciente o no- no está
[...] pues la psique es, ella misma, emergencia de representacio- regido por una funcionalidad biológica. [...] Y esta característica
nes acompañadas de un afecto e insertas en un proceso intencional. se combina indisolublemente con la capacidad de la psique huma-
[ . . . ] Debe postularse necesariamente [ . . . ] que la psique es capa- na de experimentar placer mediante la representación, con el solo
cidad para hacer surgir una "primera" representación, una pues- representar. Es decir, la desligazón, posible sólo para el ser huma-
ta en imagen» . no, entre el placer de representación y el placer de órgano» '.
>
84 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L LO I M A G I N A R I O / 85

«La psique es un elemento formativo que sólo existe en y por


Las significaciones imaginarias sociales
lo que forma y cómo lo forma; [...] es formación e imaginación,
es imaginación radical que hace surgir ya una "primera" re- Las significaciones imaginarias sociales definen represen-
presentación a partir de una nada de representación, es decir, a taciones, deseos y actos de los sujetos de una manera absolu-
partir de nada» ' . tamente arbitraria. Las ideas de igualdad o de maternidad u
otras, son una creación del colectivo; carecen de sentido en sí
«Si la llamo imaginación radical es porque la creación de mismas.
representaciones, afectos, deseos, por la imaginación humana es Las cosas sociales son sociales gracias a las significaciones
condicionada pero nunca predeterminada.» [...] «La psique que las constituyen y las hacen posibles. A su vez, las signi-
humana se caracteriza por la autonomía de la imaginación, por ficaciones imaginarias sociales son posibles por las cosas ins-
una imaginación radical: no se trata simplemente de ver —o ver- tituidas por ellas que las encarnan y figuran, transmiten y re-
se— en un espejo, sino la capacidad de formular lo que no está, producen.
de ver en cualquier cosa lo que no está allí» . Por tanto, la institución de la sociedad se corresponde
con la materialización del magma de significaciones imagina-
En el plano de la psique, el imaginario radical se concreta rias sociales.
en tanto que imaginación radical de los individuos, que tie- La unidad que se observa en el cuerpo social se debe a que
ne como fruto una multiplicidad de representaciones. se mantiene vivo su mundo de significaciones. Pero, aclara
En el plano histórico-social, el imaginario radical se con- Castoriadis, las significaciones centrales no son significacio-
creta como imaginario social o instituyente. Y de este imagi- nes de algo ni agregadas a algo, son ellas mismas las que dan
nario emergen las significaciones. ¿Quién puede discutir la existencia a ciertos objetos, y a cierto tipo de individuos y en
supremacía de la significación imaginaria «dios»? ¿Y quién definitiva a todo un mundo. Estas significaciones -como por
podría fundamentar sobre su contenido? ejemplo el capitalista, o el griego, o los abogados— no tienen
El vínculo entre imaginación radical (en el plano de la psi- referente; ellas lo ponen, instituyen un modo de ser donde se
que) e imaginario social (en lo histórico-social) no es unilate- interrelacionan los individuos y las cosas.
ral, de subordinación ni de utilidad. Cada uno rige en su No se deben confundir las significaciones con lo que los
campo confrontándose y alimentándose mutuamente, co- individuos se representan —ya sea consciente o inconsciente-
t'OHM i i iiyciulo al individuo social y a lo histórico-social. mente— o piensan. Las significaciones son aquellas por medio
de las que y a partir de las que los individuos son formados
, ,
84 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L LO I M A G I N A R I O / 85

«La psique es un elemento íbrmativo que sólo existe en y por


Las significaciones imaginarias sociales
lo que forma y cómo lo forma; [...] es formación e imaginación,
es imaginación radical que hace surgir ya una "primera" re- Las significaciones imaginarias sociales definen represen-
presentación a partir de una nada de representación, es decir, a taciones, deseos y actos de los sujetos de una manera absolu-
partir de nada»48. tamente arbitraria. Las ideas de igualdad o de maternidad u
otras, son una creación del colectivo; carecen de sentido en sí
«Si la llamo imaginación radical es porque la creación de mismas.
representaciones, afectos, deseos, por la imaginación humana es Las cosas sociales son sociales gracias a las significaciones
condicionada pero nunca predeterminada.» [...] «La psique que las constituyen y las hacen posibles. A su vez, las signi-
humana se caracteriza por la autonomía de la imaginación, por ficaciones imaginarias sociales son posibles por las cosas ins-
una imaginación radical: no se trata simplemente de ver —o ver- tituidas por ellas que las encarnan y figuran, transmiten y re-
se— en un espejo, sino la capacidad de formular lo que no está, producen.
de ver en cualquier cosa lo que no está allí» °. Por tanto, la institución de la sociedad se corresponde
con la materialización del magma de significaciones imagina-
En el plano de la psique, el imaginario radical se concreta rias sociales.
en tanto que imaginación radical de los individuos, que tie- La unidad que se observa en el cuerpo social se debe a que
ne como fruto una multiplicidad de representaciones. se mantiene vivo su mundo de significaciones. Pero, aclara
En el plano histórico-social, el imaginario radical se con- Castoriadis, las significaciones centrales no son significacio-
creta como imaginario social o instituyente. Y de este imagi- nes de algo ni agregadas a algo, son ellas mismas las que dan
nario emergen las significaciones. ¿Quién puede discutir la existencia a ciertos objetos, y a cierto tipo de individuos y en
supremacía de la significación imaginaria «dios»? ¿Y quién definitiva a todo un mundo. Estas significaciones -como por
podría fundamentar sobre su contenido? ejemplo el capitalista, o el griego, o los abogados— no tienen
El vínculo entre imaginación radical (en el plano de la psi- referente; ellas lo ponen, instituyen un modo de ser donde se
que) e imaginario social (en lo histórico-social) no es unilate- interrelacionan los individuos y las cosas.
ral, de subordinación ni de utilidad. Cada uno rige en su No se deben confundir las significaciones con lo que los
campo confrontándose y alimentándose mutuamente, co- individuos se representan —ya sea consciente o inconsciente-
constituyendo al individuo social y a lo histórico-social. mente— o piensan. Las significaciones son aquellas por medio
de las que y a partir de las que los individuos son formados
j ji *

— LO I M A G I N A R I O / 87
86 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

como individuos sociales, con capacidad para participar en el «La sociedad [...] representa la fijezalestabilidad relativa
hacer y representar social. y transitoria de las formas I figuras instituidas en y por las cua-
Esto queda claro si se admite que ningún individuo re- les —y sólo en y por ellas— lo imaginario radical puede ser y
presenta el total de las significaciones, ni el total de la insti- darse existencia como historico-social.»
tución de la sociedad.
La sociedad autonómica y la voluntad
La sociedad instituida/instituyante nietzschiana
El imaginario social es instituido e instituyente. El indivi- «La autoalteración perpetua de la sociedad es su ser mis-
duo es instituido por ese imaginario y a la vez lo instituye. mo, que se manifiesta por la posición de formas-figuras rela-
tivamente fijas y estables y por el estallido de estas formas-fi-
«En esta permanente tensión entre las fuerzas de lo insti- guras que jamás pueden ser otra cosa que posición-creación de
tuido y las fuerzas de lo instituyente, lo que define a una socie- otras formas-figuras. Cada sociedad da existencia a su propio
dad autónoma es su actividad de autoinstitución explícita y modo de autoalteración, a la que se puede llamar también su
lúcida; es decir, el hecho de que ella misma se da su ley sabien- temporalidad, es decir, que se da existencia también como modo
do que lo hace. Esta creación, apoyada en un imaginario radi- de ser»51.
cal con poder instituyente, se traduce en praxis: una acción
que puede tomar apoyo en lo que es, para hacer existir lo que Castoriadis no acepta una vinculación entre esta idea de
queremos ser»5". sociedad como «autoalteración perpetua», que él pregona,
con el planteamiento nietzschiano de «la voluntad de poder».
El mundo común es, necesariamente, en cada momento Sin embargo, la noción del mundo según Nietzsche ofrece,
institución de lo que es y no es, de lo que vale y no vale; así por su riqueza poética, elementos para pensar lo imaginario:
como de lo que es posible o lo que no lo es; tanto «fuera» de
la sociedad como «dentro» de ella. Por esto mismo, también «¿Y sabéis cómo se me aparece "el mundo"? ¿Queréis
este mundo común es «presencia» de no ser, de lo falsa, de lo que os lo muestre en mi espejo? El mundo: un monstruo de fuer-
ficticio, de lo simplemente posible, pero no efectivo. za, sin principio ni fin; una cantidad de fuerza constante, in-
Este movimiento que surge a partir de lo posible/imposi- mutable, que no aumenta ni disminuye, que no se consume, sino
ble constituye la «realidad» para una sociedad dada. tan sólo se transforma, siempre idéntica en su totalidad; una eco-
Castoriadis afirma que: nomía sin gastos y sin pérdidas, mas asimismo sin aumentos, sin
88 / C A S T O R 1 A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L
LO I M A G I N A R I O / 89

ganancias; encerrado dentro de sus límites, de ninguna manera


Aunque no puede inferirse una deuda directa, sería opor-
fluctuante, disipado; no de extensión infinita, sino como fuerza
tuno comparar el doble principio al que apelan ambos auto-
determinada incorporado a un espacio determinado, y no a un es-
res para la constitución de la realidad:
pacio que en alguna parte sea un "vacío", sino estando presente
- lo apolíneo y lo dionisíaco en Nietzsche, y
en todas partes como fuerza; como juego de fuerzas y ondas de
— lo identitario y lo imaginario en Castoriadis.
fuerza uno y múltiple a la vez; creciendo aquí y, al mismo tiem-
po, decreciendo allá; un mar de fuerzas que se entrecruzan y se
Apolíneo e identitario. En la interpretación que hace Nietzs-
interpenetran en su caótico fluir; cambiando eternamente; retor-
che de la tragedia griega define lo apolíneo como «La aparien-
nando eternamente en ciclos inconmensurables a través de flujo y
cia de plenitud de belleza del mundo del ensueño [...]: las
reflujo de sus plasmaciones, pasando de las más simples a las
formas son su elemento.»
más complejas, de lo más quieto, lo más rígido, lo más frío a lo
más ardiente, lo más fiero, lo más contradictorio, y luego regre-
«Sin embargo, el espíritu filosófico y artístico ve estas formas e
sando de la plétora, del juego de contradicciones, a lo simple,
intuye que detrás de su apariencia, como en el sueño mismo, hay
basta el deleite del unísono, afirmándose aun en esta identidad
algo más real y contundente que descifrar. [ . . . ] Los griegos repre-
de sus órbitas y años; bendiciéndose a sí mismo como lo que ha de
sentaron bajo la figura de Apolo [ . . . ] la apariencia plena de be-
retornar eternamente, como Devenir que no sabe de hartura, has-
lleza del mundo interior de la imaginación. [ . . . ] Es que Apolo es
tío ni cansancio; este mi mundo dionisíaco de eterna autocrea-
la medida, la armonía, la serenidad de aquel que se tiene a sí
ción y de eterna autodestrucción; este mundo misterioso de vo-
mismo en sus propios límites, sin desbordes ni desmesuras»5'.
luptuosidades duales; este mi "más allá del bien y el mal" sin
meta, a menos que la ventura de anillo sea una meta; sin vo-
De esta manera, Apolo es representante del principio de in-
luntad, a menos que un anillo esté animado de buena voluntad
dividuación, lo que se corresponde con el principio de identi-
hacia sí mismo —¿queréis un nombre para este mundo? ¿Una
dad con el que se construye la lógica conjuntista-identitaria.
clave para todos sus enigmas? ¿ Una luz también para vosotros,
los más ocultos, los más fuertes, los más intrépidos, los más tene-
Dionisíaco e imaginario. Por otro lado, Nietzsche aporta el
brosos? ¡Este mundo es la voluntad de poder, nada más! ¡Y
elemento dionisíaco:
también vosotros mismos sois esta voluntad de poder, nada
mas!»
«El mundo estético dionisíaco es el de la embriaguez. Es la
fuerza que arrastra en su ímpetu a todo el individuo hasta sumer-
, i
-.4 -i -
LO I M A G I N A R I O / 91
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girlo en un completo olvido de sí mismo como un huracán de vida ar- particular revolución que plantea difícilmente podía concre-
diente. [ . . . ] Con la embriaguez dionisíaca caen las arbitrariedades tarse en las coyunturas político-económicas que rigen hoy los
de las barreras rígidas y hostiles que han levantado los hombres» ". destinos del mundo.
Castoriadis alienta la conquista de la autonomía, derrocan-
Lo dionisíaco lleva adelante la destrucción del principio de do seudoautoridades y llevando «la imaginación al poder».
identidad, funde al individuo en el magma para que surja
otra forma, otras eidé.
Encontrar coincidencias mayores en estos autores haría ne-
cesaria una profundización de ambas obras. Aquí sólo se in-
tenta sugerir una no tan sutil vinculación entre ambos pen-
sadores. Donde sí puede aventurarse una coincidencia es en la
intuición compartida de una ruptura en la cultura occidental.
Esta fisura ha quedado reflejada en ideas que, si bien no si-
milares, son en gran medida coincidentes: la represión de la
vida (de la que habla Nietzsche) y la supresión de lo imagi-
nario (concepto de Castoriadis).
Castoriadis es un intelectual movido por la idea del cam-
bio, por su posibilidad. Su afirmación de la autonomía del
hombre le lleva a pensar en un individuo social diferente,
más plástico y maleable. Puede ser una marioneta de otros
designios, acepta; pero también puede cargar sobre sí su fu-
turo y la decisión sobre su destino. (En esto no sería descabe-
llado ver la impronta de Marx, cuyas ideas marcaran tan pro-
fundamente al joven militante Castoriadis.)
La lucha por la libertad y por el respeto a los derechos hu-
manos le impulsa constantemente hacia el cuestionamiento
de las instituciones que, según él, no responden a la vida de
la gente, no tienen sentido y deben ser modificadas. Pero esta
CAPÍTULO 6

La imaginación al poder

«Castoriadis siempre ha tenido razón, pero en el momento equivocado.»


Jean-Paul Sartre

«En cambio Sartre tuvo el honor de estar


siempre equivocado en el momento justo,»
Cornelias Castoriadis55

Si una palabra pudiera representar (o significar) los movi-


mientos de mayo del 68 ésa es, sin duda, imaginación. Ese
año en París se produjo un acontecimiento que, como el fue-
go o la lava, quemó, mojó y tino el mapa cultural del mun-
do. Las revueltas estudiantiles de Francia y sus coletazos en
otras regiones, sobre todo en Latinoamérica, impregnaron la
conciencia colectiva del mundo con su reclamación de «la ima-
ginación al poder».
Pero ¿qué quedó de aquel mayo francés? Una idea, una
construcción, una significación.
En el presente, aquellos episodios generan fantasías que se
ajustan poco o nada a lo que realmente sucedió. Ahora bien,
¿importa el «rigor histórico»? ¿Importan los detalles de la re-
vuelta? ¿O importa la idea de «revolución juvenil» que dejó
encendida la revuelta en la mente de casi todos?
93
«Mi
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La supervivencia de la organización social y política fran- Con el principio de incertidumbre y los comportamientos
cesa pondría en evidencia el «fracaso» del movimiento, espe- probalísticos, las ciencias duras incorporan el elemento alea-
cialmente para quienes creían que la revolución estaba al al- torio; un «algo» que hace que las cosas no siempre sean lo
cance de la mano. Pero la protesta introdujo conquistas de que se supone que sean, ni se comportan de la manera que se
enorme importancia cuyos efectos han llegado hasta el pre- espera (conceptos resumidos gráficamente en la difundida
sente. Entre otros, una mayor igualdad entre los sexos, el res- teoría del caos).
peto por todas las minorías, el derrumbamiento de las insti-
tuciones fosilizadas y el fin del autoritarismo en las familias Los imaginarios
y la educación. Sería aventurado decir que estos nuevos preceptos de las
El «fracaso», sin embargo, se tradujo en una sólida y po- ciencias duras —que ese «algo» indeterminado o imprevisto—
tente representación: el cambio era posible. El cambio es posi- alimentaron el concepto de imaginario. Pero sí es cierto que
ble. Es decir, la significación imaginaria social de mayo del el criterio de determinación científica —y sobre todo el prin-
68 es un canto de la contracultura. cipio de causalidad— comenzaba a ser seriamente cuestionado.
La imaginación reivindicada por los jóvenes franceses —la Si este nuevo modo de ver la materia constituye un desa-
misma que exaltaba Castoriadis, un griego todavía oscuro e fío para las ciencias tradicionales, ¡qué decir de las ciencias
ilegal— no era un mero remedo de la «fantasía», un «espejo humanas! Desde distintas perspectivas se comienza a intuir
de algo real pero que no es real»; deja su connotación de se- que «algo» más que meras tradiciones o necesidades confor-
ñuelo o engaño, y adquiere el sentido de ruptura, de irrup- man las conductas de los hombres y de las sociedades.
ción; es creación buscada. Ese «algo», que va más allá de la realidad tangible y que
Por cierto, no fue una «irrupción» caprichosa. Lo «no de- impregna de alguna manera los procesos sociales, logra dife-
terminado» (lo aleatorio) ya transitaba por las ciencias duras rentes traducciones a través de los intelectuales que coinci-
desde hacía décadas. La idea del átomo como la unidad más dentemente surgen hacia los años 60.
pequeña e indivisible había sido superada y la materia apare- En su trabajo «Imaginación social, Imaginarios sociales»,
cía compuesta por capas, como si se tratara de una cebolla. Bronislaw Baczko señala que lo imaginario fue incorporado
O como esos juegos de cajas chinas que no se sabe dónde ter- por las ciencias humanas como elemento vital para el estudio
minan. Y según el científico Federico Kukso: «Hasta el pun- de las relaciones sociales. Admite que esta valoración del
to de que para abrir cada una de esas cajas los sentidos hu- imaginario en la vida social «no podía hacerse sin poner en
manos ya son obsoletos» . duda una cierta tradición intelectual»"
u, u,
96 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L LA I M A G I N A C I Ó N AL P O D E R / 97

Surgen así nuevas formas de explicar y entender lo social y Kuhn define paradigma como «la completa constelación
la particular relación entre el individuo y su entorno. Concep- de creencias, valores, técnicas, y así sucesivamente, com-
tos como paradigmas, representaciones sociales e imaginario partidos por los miembros de una comunidad dada. [...] Un
social se incorporan al lenguaje cotidiano, muchas veces sin la paradigma es lo qué los miembros de una comunidad com-
precisión teórica con que fueron acuñados, pero con la convic- parten» 58.
ción de que se está hablando más o menos de lo mismo. En esta teoría aparece el concepto de interrelación diná-
mica entre el sujeto social y la sociedad. La proposición teó-
Paradigmas rica de Kuhn, concebida en principio para estudiar los fenó-
La palabra paradigma remite a ejemplo o patrón de algu- menos científicos, fue aplicada casi linealrnente a la problemática
na cosa o conducta; constituye un modelo de organización o social. Más allá de eso, pueden rastrearse en sus afirmacio-
explicación del mundo. El término adquiere su popularidad nes ciertas coincidencias con lo planteado por Castoriadis
merced al filósofo de las ciencias Thomas Kuhn. En La es- sobre el imaginario social. Aunque, como se puede ver, un
tructura de las revoluciones científicas (1962) afirma que las cien- paradigma aparece como algo objetivable, observable desde
cias no progresan siguiendo un proceso uniforme por la apli- fuera y hegemónico. Es decir, un nuevo paradigma elimina
cación de un hipotético método científico. Observa dos fases a uno anterior, lo que no sucede con el imaginario de Cas-
toriadis.
diferentes de desarrollo: en un primer momento, se instituye
un amplio consenso en la comunidad científica sobre cómo
explotar los avances conseguidos en el pasado ante los pro-
Representaciones sociales
blemas existentes; se crean así soluciones universales a las que También a comienzos de la década del sesenta el investiga-
Kuhn llama, precisamente, «paradigmas». dor francés y psicólogo social Serge Moscovici (La influencia
En un segundo momento, a medida que esas soluciones social inconsciente) acuña el término representaciones sociales.
pierden eficacia, se buscan nuevas teorías y herramientas de Las representaciones sociales son «formas de pensamiento
investigación. Si se demuestra que una nueva teoría es más de sentido común, socialmente elaboradas y compartidas,
eficaz que las existentes entonces es aceptada y se produce que les permiten a los individuos interpretar y entender su
una «revolución científica». Tales rupturas revolucionarias realidad y orientar y justificar los comportamientos de los
traen consigo un cambio de conceptos científicos, problemas, grupos»59.
soluciones y métodos; es decir, se crean (o instituyen) nuevos Según Moscovici, «no representan simples opiniones,
paradigmas. imágenes o actitudes en relación a un objeto, sino teorías o
98 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L LA I M A G I N A C I Ó N A L P O D E R / 9 9

áreas de conocimiento para el descubrimiento y organización Las representaciones son convencionales y prescriptivas,
de la realidad»60. pero también dinámicas. Aunque son instituidas para el su-
Las representaciones son de naturaleza social en varios sen- jeto, se modifican en función de la experiencia social y el
61
tidos : cambio.
Movilizan emociones, ya que permiten enfrentar el miedo o Las representaciones contribuyen a la formación, consoli-
la incertidumbre ante lo extraño o desconocido. Además con- dación y diferenciación de grupos sociales y son guías de la
llevan procesos cognitivos-emocionales sobre aspectos social- acción social. «A partir de la representación (que describe,
mente significativos: no se crean representaciones sobre cual- clasifica y explica la realidad) los individuos definen situacio-
quier cosa. La pareja, la enfermedad, el agujero en la capa de nes y así organizan y orienta su acción, definiendo su finali-
ozono, son representaciones, pero no una piedra o un pez. dad» ". Siguiendo este razonamiento, las representaciones
Son construidas en procesos de interacción y comunica- aparecen también como algo objetivable, que el individuo
ción social. Circulan en las conversaciones cotidianas, en los puede observar «desde afuera» y, al igual que el paradigma,
medios de comunicación, e inmediatamente se cristalizan en se entrevé una apelación a la racionalidad. Nada de esto se
las conductas. compara con el imaginario radical.
Son compartidas por grupos sociales, pero no son homo-
géneas para la sociedad. Esta variación puede tener que ver Representaciones colectivas
con la complejidad de cada sociedad, la categoría social de sus El término representaciones colectivas suele confundirse con
grupos, los valores, etcétera. representaciones sociales. Acuñado a comienzos del siglo XX
Son construcciones simbólicas de la realidad. Se percibe y por Émile Durkheim, las representaciones colectivas com-
conceptualiza un objeto en función de su simbólica y signifi- prenden un cuerpo de creencias, actitudes morales y normas
cativa realidad: la imagen del objeto y su concepto están car- compartidas por los componentes de una sociedad. Pero, se-
gados de significado. A diferencia de una representación in- gún este autor, la conciencia colectiva es más propia de las so-
dividual, «la representación simbólica es una construcción de ciedades simples; esto es, aquellas en las que prepondera la
la realidad que una vez que está construida existe casi inde- «solidaridad mecánica» (contrapuesta a la «orgánica»), basa-
pendientemente de ese aspecto de la realidad que es repre- da en la semejanza entre individuos, y donde el proceso de la
sentado». división del trabajo está poco avanzado. Estas representacio-
«El contenido de las representaciones puede variar de un nes están constreñidas a determinados grupos sociales; por
grupo a otro, de una cultura a otra.» tanto, no son compartidas homogéneamente' [ > < > i iodos los
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miembros de una sociedad. Son ejemplo de éstas: la religión Esta mecánica de percibir, valorar, distinguir y jerarquizar
o el mito, tr-ansmitidos a través de generaciones, y que uni- determinadas cosas implica, por cierto, un grado de clausura.
forman conductas y pensamientos. Al contrario de la repre- Desde lo social se determina que «lo malo» es malo y que «lo
sentación social, prefiguran procesos estáticos muy resisten- bueno» es bueno.
tes al cambio
«Cada cultura establece qué es lo percibible, lo pensable, lo sig-
Imaginario radical nificable; y esto, en ese sentido, implica cierto grado de clausura» .

Tanto los paradigmas como las representaciones sociales


definen qué es una sociedad, qué hace que se mantenga uni- Estas situaciones de clausura se aprecian en sociedades tra-
da y qué diferencia a una de las otras. Ambos conceptos sir- dicionales poco permeables a los cambios. También en las co-
ven para explicar el mundo e interpretar los cambios. munidades marcadas por una religiosidad rigurosa. En el otro
Para Castoriadis, la sociedad se mantiene unida porque esta- extremo pueden situarse las sociedades fundamentalistas
blece una urdimbre de significaciones sociales que son creadas «que tienden a clausurar su magma de significaciones dán-
por los seres humanos que integran esa sociedad. Esta red es lo doles un carácter de certeza», según Adamson.
que él denomina magma. Ahora bien, el magma no es creado Pero, y he aquí la originalidad de Castoriadis, la sociedad,
por nadie, sino que todos lo crean. Y al decir «todos crean ese dice, es un algo no determinado, algo no completo; un algo
magma» se está diciendo también «nadie» crea el magma. dinámico en un hacerse permanente. Y esto se refleja en el
En ese magma está lo que ya se definió como el imagina- imaginario social radical que es, además, instituyente.
rio social. El imaginario radical da forma a una sociedad abierta, au-
El imaginario social instituido establece qué es un hom- tónoma, que aun resistiendo, da oportunidad al cambio. La
bre y una mujer; qué es el Estado, la libertad y la honestidad. democracia, el gran invento que los griegos antiguos legaron
También da cuenta de qué es un niño, un delincuente, la mo- al mundo occidental, es la muestra más acabada del imagina-
ral, etc. Según la pskóloga social Gladys Adamson: rio social radical en acto.
Aunque las sociedades democráticas tiene un universo de sig-
«El imaginario social eficaz es aquello que compartimos, nificaciones dado: democracia, individuo, ciudadano, hom-
aquello que nos da certidumbre, que nos parece lógico, obvio, de bre/mujer libre, matrimonio, participación, etc., también deja
sentido común; no lo ponemos en cuestión [...] "las cosas son margen para que alguien (individuo, grupo, sociedad) se en-
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asi [...\» • frente con las significaciones dadas y proponga un cambio.

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LA I M A G I N A C I Ó N A L P O D E R / 101
100 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

I Esta mecánica de percibir, valorar, distinguir y jerarquizar


miembros de una sociedad. Son ejemplo de éstas: la religión
o el mito, transmitidos a través de generaciones, y que uni- determinadas cosas implica, por cierto, un grado de clausura.
forman conductas y pensamientos. Al contrario de la repre- Desde lo social se determina que «lo malo» es malo y que «lo
sentación social, prefiguran procesos estáticos muy resisten- bueno» es bueno.

tes al cambio
«Cada cultura establece qué es lo percibible, lo pensable, lo sig-
nificable; y esto, en ese sentido, implica cierto grado de clausura» .
Imaginario radical
Tanto los paradigmas como las representaciones sociales
Estas situaciones de clausura se aprecian en sociedades tra-
definen qué es una sociedad, qué hace que se mantenga uni-
dicionales poco permeables a los cambios. También en las co-
da y qué diferencia a una de las otras. Ambos conceptos sir-
munidades marcadas por una religiosidad rigurosa. En el otro
ven para explicar el mundo e interpretar los cambios.
extremo pueden situarse las sociedades fundamentalistas
Para Castoriadis, la sociedad se mantiene unida porque esta-
«que tienden a clausurar su magma de significaciones dán-
blece una urdimbre de significaciones sociales que son creadas
doles un carácter de certeza», según Adamson.
por los seres humanos que integran esa sociedad. Esta red es lo
Pero, y he aquí la originalidad de Castoriadis, la sociedad,
que él denomina magma. Ahora bien, el magma no es creado
dice, es un algo no determinado, algo no completo; un algo
por nadie, sino que todos lo crean. Y al decir «todos crean ese
dinámico en un hacerse permanente. Y esto se refleja en el
magma» se está diciendo también «nadie» crea el magma.
imaginario social radical que es, además, instituyente.
En ese magma está lo que ya se definió como el imagina-
El imaginario radical da forma a una sociedad abierta, au-
rio social.
tónoma, que aun resistiendo, da oportunidad al cambio. La
El imaginario social instituido establece qué es un hom-
democracia, el gran invento que los griegos antiguos legaron
bre y una mujer; qué es el Estado, la libertad y la honestidad.
al mundo occidental, es la muestra más acabada del imagina-
También da cuenta de qué es un niño, un delincuente, la mo-
ral, etc. Según la psicóloga social Gladys Adamson: rio social radical en acto.
Aunque las sociedades democráticas tiene un universo de sig-
«El imaginario social eficaz es aquello que compartimos, nificaciones dado: democracia, individuo, ciudadano, hom-
aquello que nos da certidumbre, que nos parece lógico, obvio, de bre/mujer libre, matrimonio, participación, etc., también deja
sentido común; no lo ponemos en cuestión [...] "las cosas son margen para que alguien (individuo, grupo, sociedad) se en-
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La virginidad de la mujer, significación instituida como vir- Kuhn un nuevo paradigma eficaz desplaza a uno anterior ine-
tud en muchas sociedades del siglo XX (y, ciertamente, su con- ficaz. Para el imaginario de Castoriadis, tal situación no exis-
tracara: la condena social para la transgresión de esa «virtud»), te y se pueden afrontar situaciones paradójicas.
a comienzos del siglo XXI es una cuestión casi anecdótica. A finales del siglo anterior, el imaginario social capitalis-
Ese cambio en la significación «virginidad» corresponde a ta —que esgrime las significaciones de exacerbado individua-
la dimensión del imaginario social radical. lismo, eficientismo, competencia, eliminación de las diferen-
Ésta y otras significaciones —como la ecología, el indige- cias y la preeminencia de los intereses del mercado sobre los
nismo, el machismo, la honestidad, la revolución social, la intereses de las personas— choca inevitablemente con el ima-
psicología, la comunicación, las políticas sociales, y un largo ginario social democrático, que sostiene las significaciones de
etcétera— sufrieron a lo largo del siglo un dramático cambio la igualdad ante la ley, la equidad social, la solidaridad, el
gracias a un contexto democrático. Se entiende «democráti- bien común y el respeto a las diferencias.
co» como una significación más allá de las prácticas demo- Esta avanzadilla del imaginario social capitalista penetró
cráticas concretas. aun en áreas impensables como el arte y la justicia. Esta
Así como el humanismo introdujo el concepto «indivi- «gran mentalidad capitalista», reacia a establecer compromi-
duo», la modernidad incorporaría posteriormente el concep- sos colectivos, termina dinamitando todo sentido de cohesión
to «ciudadano»; y más allá de que en la práctica muchas ve- social.
ces las democracias concretas avasallen al individuo, y por
cierto, al ciudadano, el magma de significaciones sociales tie- «El imaginario de nuestra época es el de la expansión ili-
ne claramente definido ambas funciones y también los «dere- mitada, es la acumulación de la baratija —un televisor en cada
chos» adquiridos. habitación, un ordenador en cada habitación—; esto es lo que hay
Si la democracia es un sistema «abierto» que permite la que destruir. El sistema se apoya en este imaginario.»[...]
expresión o traducción de nuevas significaciones sociales, «Lo que caracteriza al mundo contemporáneo son las crisis, las
¿por qué el mundo de finales del siglo XX —cuando Castoria- contradicciones, las oposiciones, las fracturas; pero lo que más me
dis elaboró sus últimas reflexiones— aparece como un sistema llama la atención es sobre todo la insignificancia» 6 '.
«clausurado», sin mayores márgenes para la creatividad —en
el mejor de los casos— o para la supervivencia, en el peor? A juzgar por los resultados, el imaginario capitalista va
Los imaginarios sociales, como los paradigmas de Kuhn, ganando la contienda: «Democracia y capitalismo son in-
se debaten entre articulaciones y tensiones. Según la visión de compatibles» 6 , afirmó Castoriadis con vehemencia. Pero si se
i

104 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

confía en sus reflexiones, no habría que bajar las banderas; y APÉNDICE


como aquellos jóvenes de París del 68 podríamos repetir, en
honor a la perspectiva de que todo puede ser diferente, «sea-
El prójimo o la rana asomada
mos realistas, pidamos lo imposible».

Esta suerte de «Credo» de Castoriadis, tomado de su libro


La institución imaginaria de la sociedad, bien puede servir de cie-
rre y balance para la obra de un hombre, un intelectual, un apa-
sionado, que no se dejó vencer por los dictados del pensamien-
to y obró conforme a su genio y su vocación. El Castoriadis de
este libro puede aparecer como un ser grave y solemne, pero es
todo lo contrario. Suelto, divertido y humano, demuestra en es-
te sencillo texto la profunda humanidad de su búsqueda y su ri-
co legado (el subrayado y edición son nuestros):

Tengo el deseo, y siento necesidad, para vivir, de otra sociedad


que la que me rodea. Como la gran mayoría de los hombres, pue-
do vivir en ésta y acomodarme a ella, en todo caso, vivo en ella.
Tan críticamente como intento mirarme, ni mi capacidad de
adaptación, ni mi asimilación de la realidad me parecen inferio-
res a la media sociológica.
No pido la inmortalidad, la ubicuidad, la omnisciencia. No
pido que la sociedad «me dé la felicidad»: sé que no es ésta una
ración que pueda ser distribuida en el ayuntamiento o en el con-
sejo obrero, y que, si esto existe, no hay otro más que yo que pue-
105
_ «- ,1 V

106 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L
EL P R Ó J I M O O LA R A N A A S O M A D A / 107

da hacérmela, a mi medida, como ya me ha sucedido y como me Si incluso debiésemos, yo y los demás, encontrarnos con el fra-
sucederá sin duda todavía. caso, prefiero el fracaso en un intento que tiene sentido a un esta-
[...] en la vida, tal como está hecha para mí y para los demás, do que se queda más acá incluso del fracaso y del no fracaso, que
topo con una multitud de cosas inadmisibles; repito que no son fa- queda irrisorio.
tales y que corresponden a la organización de la sociedad. Deseo poder encontrar al prójimo a la vez como a un semejan-
Deseo, y pido, que antes que nada, mi trabajo tenga un sen- te y como a alguien absolutamente diferente, no como a un núme-
tido, que pueda probar para qué sirve y la manera en que está he- ro, ni como a una rana asomada a otro escalón (inferior o supe-
cho, que me permita prodigarme en él realmente y hacer uso de mis rior, poco importa) de la jerarquía de las rentas y de los poderes.
facultades tanto como enriquecerme y desarrollarme. Deseo poder verlo, y que me pueda ver, como a otro ser huma-
Y digo que es posible, con otra organización de la sociedad no: que nuestras relaciones no sean terreno de expresión de la agre-
para mí y para todos. Digo también que sería ya un cambio sividad, que nuestra competitividad se quede en los límites del
fundamental en esta dirección si se me dejase decidir, con todos juego, que nuestros conflictos, en la medida en que no pueden ser
los demás, lo que tengo que hacer y, con mis compañeros de tra- resueltos o superados [...] arrastren lo menos posible de incons-
bajo, cómo hacerlo. ciente, estén cargados lo menos posible de imaginario.
Deseo, .con todos los demás, saber lo que sucede en la sociedad, con- Deseo que el prójimo sea libre, pues mi libertad comienza allí
trolar la extensión y la calidad de la información que me es dada. donde comienza la libertad del otro y que, solo, no puedo ser más
Pido poder participar directamente en todas las decisiones so- que un «virtuoso de la desgracia».
• cíales que pueden afectar a mi existencia, o al curso general del No cuento con que los hombres se transformen en ángeles, ni
mundo en el que vivo. que sus almas lleguen a ser puras como lagos de montaña, ya que,
No acepto que mi suerte sea decidida, día tras día, por unas por lo demás, esta gente siempre me ha ab'urrido profundamente.
gentes cuyos proyectos me son hostiles o simplemente desconocidos, Pero sé cuánto la cultura actual agrava y exaspera su dificultad
y para los que nosotros no somos, yo y todos los demás, más que de ser, y de ser con los demás, y veo que multiplica hasta el infi-
cifras en un plan, o peones sobre un tablero, y que, en el límite, nito los obstáculos a su libertad.
mi vida y mi muerte estén entre las manos de unas gentes de las Sé, ciertamente, que este deseo mío no puede realizarse hoy; ni
que sé que son necesariamente ciegas. siquiera, aunque la revolución tuviese lugar mañana, realizarse
Sé perfectamente que la realización de otra organización so- íntegramente mientras viva.
cial no será de ningún modo simple, que se encontrará a cada Sé que un día vivirán unos hombres para quienes el recuerdo de
paso con problemas difíciles. los problemas que más pueden angustiarnos hoy día no existirá.
108 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

Este es rni destino, el que debo asumir, y el que asumo. Pero


esto no puede reducirse ni a la desesperación ni al rumiar cata- Notas
tónico.
Teniendo este deseo, que es el mío, no puedo más que trabajar
para su realización. Y, ya en la elección que hago del interés
principal de mi vidal en el trabajo que le dedico, para mí lleno
de sentido (incluso si me encuentro en él, y lo acepto, con el fraca-
so parcial, los retrasos, los rodeos, las tareas que no tienen senti- 1 Castoriadis tiene una particular preferencia por esta palabra que
do por sí mismas), en la participación en una colectividad de re- define como «el trabajo por el cual los hombres intentan pensar lo
volucionarios que intenta superar las relaciones reificadas y que hacen y saber lo que piensan».

alienadas de la sociedad actual, estoy en disposición de realizar 2 Castoriadis, C., entrevistado por Fernando Uribarri, revista Zona
Erógena, núm. 28, Buenos Aires, 1996.
parcialmente este deseo.
3 Ibid.
Si hubiese nacido en una sociedad comunista la felicidad me
hubiese sido más fácil. * Castoriadis, Cornelius, El psicoanálisis, proyecto y elucidación, Nueva
Visión, Buenos Aires, 1992.
En este pretexto, no voy a pasar mi tiempo libre mirando la
5 Castoriadis, C., «El campo de lo social histórico», conferencias
televisión o leyendo novelas policíacas.
(1986).
° Castoriadis, C., Hecho y por hacer, pensar la imaginación, Eudeba,
Buenos Aires, 1998.
' Nietzsche, Friednch, L¿z voluntad de poder. Traducción de Pablo Si-
món, en Obras completas, Prestigio, Buenos Aires.
' «La cuestión de la autonomía social e individual», revista Contra
el Poder, núm. 2, Madrid, 1998.
9 Ibid.
3 Castoriadis, C., «El campo de lo social histórico», op. cit.
' «La cuestión de la autonomía social e individual», revista Contra
el Poder, op. cit.
Castoriadis, C., La- institución imaginaria de la sociedad, vol. 2: El
imaginario social y la institución, Tusquets, Barcelona, 1989-
!3 Ibid.
109
110 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L NOTAS 7 1 1 1

" Aunque Casto riadis no retrocede tanto en el tiempo, creemos «En el casino planetario», entrevista en el suplemento Radar, dia-
oportuno volver a Parménides para comprender el origen de todo. rio Página 12, Buenos Aires, Argentina, 1996.

Jaeger, Werner, La teología de los primeros filósofos griegos (1947), De eidos. Término griego que significa determinación o aspecto.
Fondo de Cultura Económica, 4a reimpresión, México, 1998. Traducido también por idea, esencia o forma. Platón concibe el ser
como un aparecer, como un mostrarse o como una presencia, pero
Aquí seguimos a Carpió, Adolfo R, Principios de filosofía, Ed.
ese aparecer tiene una apariencia o eidos. El eidos designa propia-
Glauco, Buenos Aires, 1997.
mente lo que es en su aspecto determinado, no sólo en su ser (Bre-
17 Carpió, A., op.cit.
ve diccionario de filosofía, op. cit.).
18 Ibid.
3° Castoriadis, C., «La lógica de los magmas y la cuestión de la au-
i' Tomado de Carpió, op.cit. tonomía», en Los dominios del hombre.
20 Cf. Hegel, Fenomelogía del espíritu, citado en Carpió, op. cit. 39 Castoriadis, C., «El campo de lo social histórico», op. cit.
21 Castoriadis, C., La institución imaginaria de la sociedad, op. cit. Castoriadis, C., La institución imaginaria de la sociedad, op. cit.
22 Ibid. 41 Ibid.
Ibíd. Lévi-Strauss, Claude, El pensamiento salvaje, Breviarios del Fondo
Castoriadis, C., «El campo de lo social histórico», op. cit. de Cultura Económica, México, 1999.

Castoriadis, C., La institución imaginaria de la sociedad, op. cit. Ibid.


26 Ibid. 44 Ibid.
27 Ibid. Castoriadis, C., «El campo de lo social histórico», op. cit.

28 Ibid. Castoriadis, C., La institución imaginaria de la sociedad, op. cit.


29 Castoriadis, C., «El campo de lo social histórico», op. cit. 47 Ibid.
3° Durkheim, Emile; Las reglas del método sociológico, Ed. Orbis, Bar- 48 Ibid.
celona, España, 1986.
Castoriadis C., entrevista con Fernando Urribarri, revista 7.ona
31 Ibid. Erógena, num. 31, Buenos Aires, 1996. Posteriormente Castoria-
32 Ibid. dis la incluyó en el libro Figuras de lo pensable (F.C.E).

33 Meller, Max; Halder, Alois, Breve diccionario de filosofía, Editorial Carrizo, Luis, «Cornelius Castoriadis, El filósofo de la imagina-
Herder, Barcelona, 1986. ción social», separata de Revista de Educación y Derechos Humanos
(SERPAJ), Cuadernos para docentes, noviembre de 1998.
34 Castoriadis, C., «El campo de lo social histórico», op. cit.
35 Heisenberg, Werner, La imagen de la naturaleza en la física actual, 51 Castoriadis, C., La institución imaginaria de la sociedad, op. cit.
Seix Barral, Barcelona, 1969- Nietzsche, Friedrich, La voluntad de poder, op. cit.
^"^•""•"^-T 1 I : 1 ' J ' ]

110 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

Aunque Castoriadis no retrocede tanto en el tiempo, creemos 3" «En el casino planetario», entres-,!
oportuno volver a Parménides para comprender el origen de todo. rio Página 12, Buenos Aires,

Jaeger, Werner, La teología de los primeros filósofos griegos (1947), 37 De eidos. Término griego que
Fondo de Cultura Económica, 4a reimpresión, México, 1998. Traducido también por idea, e
como un aparecer, como un
Aquí seguimos a Carpió, Adolfo R, Principios de filosofía, Ed.
ese aparecer tiene una aparienc^ "
Glauco, Buenos Aires, 1997.
mente lo que es en su aspecto d k
17 Carpió, A., op.cit.
ve diccionario de filosofía, op. cit.) ( \
18 Ibid.
3g Castoriadis, C., «La lógica de 1{ V
!9 Tomado de Carpió, op.cit. tonomía», en Los dominios del b^\9 Castoriadis, C., «El campo de \l(¡
2" Cf. Hegel, Fenomelogía del espíritu, citado en Carpió, op. cit.
21 Castoriadis, C., La institución imaginaria de la sociedad, op. cit. 40 Castoriadis, C., La institución i\1 Ibid.
22
\\l.

23 Ibíd. 42 Lévi-Strauss, Claude, El p>


24 Castoriadis, C., «El campo de lo social histórico», op. cit. de Cultura Económica, México^*
25 Castoriadis, C., La institución imaginaria de la sociedad, op. cit. 43

26 Ibid. 44 Ibid.

27 Ibíd. 45 Castoriadis, C., «El campo de


28 Ibid. 46 Castoriadis, C., La institución i.
29 Castoriadis, C., «El campo de lo social histórico», op. cit. 47 Ibid.
Durkheim, Emile; Las reglas del método sociológico, Ed. Orbis, Bar- 48 Ibid.
^
celona, España, 1986.
49 Castoriadis C., entrevista con
31 Ibid. Erógena, num. 31, Buenos Ai%Ji
32 Ibid. dis la incluyó en el libro Figuf^\° Carrizo, Luis, «Cornelius Cas^ i'

33 Meller, Max; Halder, Alois, Breve diccionario de filosofía, Editorial


Herder, Barcelona, 1986. ción social», separata de Revis^. I
(SERPAJ), Cuadernos para do^
Castoriadis, C., «El campo de lo social histórico», op. cit.
35 Heisenberg, Werner, La imagen de la naturaleza en la física actual, 51 Castoriadis, C., La institución i\2 Nietzsche, Friedrich, La

Seix Barral, Barcelona, 1969.


"i i J J Ü

11Z / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

53 Sanguinetti, Javier, Provocando lo sagrado (1), La dimensión trágica Glosario


del ser, Mediarte Ediciones, Buenos Aires, 1999-
54 Ibid.
55 Citado por Fernando Urribarri en La canonización de Castoriadis.
56 Kukso, Federico, «Viaje al interior de la materia», suplemento
Futuro, diario Página 12, 10 de mayo de 2003.
^7 Baczko, Bronislaw, «Imaginación social, imaginarios sociales», en
Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzan colectivas, Nueva Vi- Autonomía: El proyecto de la autonomía es el movimiento
sión, Buenos Aires, 1991- histórico de los sujetos para alcanzar una autoinstitución lú-
58 Kuhn, Thomas, La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de
cida de la sociedad. La autonomía persigue la ruptura de la
Cultura Económica, México, 2a ed., 1975.
heteronomía dándose su propia ley. Castoriadis observa que el
59 León, Maru, «Representaciones sociales: actitudes, creencias, co-
municación y creencia social», en J. F. Morales, D. Páez, A. L. psicoanálisis participa de este proyecto al llevar al sujeto a la
Kornblit y otros, Psicología Social, Ed. Prentice-Hall, Buenos Ai- toma de conciencia de sus ataduras y fantasmas inconscientes.
res, 2002. En el plano histórico-social el proyecto de autonomía impli-
"O Moscovici, Serge, citado por Maru León, op. cit. ca la lucha por la emancipación.
"1 Seguimos aquí a Maru León, op. cit.
62 León, Maru, op. cit. Heteronomía: La sociedad que se desconoce como producto-
"^ Adamson, Gladys, La psicología social frente al tercer milenio, Ed. La- ra de sus leyes y las atribuye a causas externas, del pasado o
briego, Buenos Aires, 2001.
provenientes de fuera de la sociedad, postula un tipo particu-
64 Ibid.
lar de hombre y de pensamiento: la heteronomía. Este estado
65 Castoriadis, C., «Detener el crecimiento de la insignificancia»,
de desconocimiento de la génesis de las instituciones condu-
Conferencias.
°° «En el casino planetario, entrevista a C. Castoriadis», suplemento
ce a la alienación.
Radar, Página 12, Buenos Aires, 1996.
Histórico-social: Es uno de los entes en que se manifiesta el
ser. Así como están los animales, los minerales y el ser hu-
mano, existe también el ser histórico-social. Con este con-
cepto Castoriadis muestra la indisociabilidad de la historia y
la sociedad, la irreductibilidad de la psique y la sociedad. Es
1 13
114 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L
GLOSARIO 7 1 1 5

decir, sociedad e historia no existen por separado. La emer-


Individuo social: Es una construcción de la sociedad histórica
gencia de la institución se realiza por la creación de un mag-
en tanto un teukhein, un objeto fabricado. El individuo para ser
ma de significaciones imaginarias sociales, y ese magma es el
social renuncia a su vida solipsista y se abre —a la fuerza— al
que constituye a la sociedad como un mundo de significacio-
ser histórico-social que le da «abrigo» y sentido a su vida.
nes. Así, cada sociedad se autoinstituye.

Lógica conjuntista-identitaria: Es la lógica heredada del


Imaginación radical: Es la capacidad de la psique de crear un
pensamiento grecooccidental que nace con la sentencia par-
flujo constante de representaciones, deseos y afectos. Es radi-
menídea sobre el ser y el no-ser que pone las bases para la ló-
cal en tanto que es fuente de creación. Castoriadis dice que gica de la identidad. Esta lógica constituye el magma, que es
tal vez haya sido el más importante descubrimiento freudia- el modo de ser del ser. La lógica ensídica (o conjuntista-iden-
no pero que fue silenciado por el propio Freud. La imagina- titaria) es una de las dimensiones del ser.
ción fue probada por pensadores como Aristóteles, Kant,
Heidegger y Sartre, pero fue ocultada. Para Castoriadis, la Lógica de los magmas: «Un magma es aquello de lo que se
imaginación radical es la principal característica de la psique: pueden extraer (o, en el que se pueden construir) organiza-
implica creación, y no repetición, o combinaciones sobre una ciones conjuntistas en cantidad indefinida, pero que jamás
cantidad predeterminada y finita de representaciones. puede ser reconstituido (idealmente) por composición con-
juntista de esas organizaciones.»
Imaginario social: Es la posición en y por el colectivo anóni-
mo de un magma de significaciones imaginarias, y de las ins- Significaciones imaginarias sociales: Las significaciones
tituciones que las portan y las transmiten, así como de los ob- surgen con la sociedad, son el modo de ser de la sociedad.
jetos y sujetos. El imaginario social produce significaciones Las cosas sociales son sociales gracias a las significaciones
que la psique no podría producir por sí sola. El imaginario que las constituyen y hacen posible. A su vez, las significa-
social instituye significaciones. Es, por tanto, una instancia ciones imaginarias sociales son posibles por lo instituido
de creación del modo de una sociedad: instituye las significa- por ellas mismas, que las encarnan y figuran, transmiten y
ciones que producen un determinado mundo (capitalista, ro- reproducen. Estas significaciones no tienen referente, ellas
mano, griego, medieval...). Se debe diferenciar del término lo ponen, ellas instituyen un modo de ser donde se impli-
homónimo que circula como sinónimo de representaciones can los individuos y las cosas. Condicionan y orientan el
sociales. pensar y hacer social en y por los cuales continúan alteran-
: • V

116 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L

dose las instituciones. Son aquellas por medio de lo que y a


partir de lo que los individuos son formados como indivi- Bibliografía
duos sociales, con capacidad para participar en el hacer y re-
presentar social.

Obras de Cornelius Castoriadis


Como Paul Cardan (seudónimo):
• Capitalismo moderno y revolución. Ruedo Ibérico, España, 1970.
• Los consejos obreros y la economía en una sociedad autogestiona-
ria. Editorial Zero, España, 1976.

Como Cornelius Castoriadis:


• La sociedad burocrática. Vol. I. Las relaciones de producción en
Rusia. Tusquets Editores, Barcelona, 1976 (artículos pu-
blicados en Socialismo o barbarie).
• La sociedad burocrática. Vol. II. La revolución contra la buro-
cracia. Tusquets Editores, Barcelona, 1976.
• La experiencia del movimiento obrero. Vol. I. Cómo luchar. Tus-
quets Editores, Barcelona, 1979-
• La experiencia del movimiento obrero. Vol. II. Proletariado y or-
ganización. Tusquets Editores, Barcelona, 1979-
• «Reflexiones sobre el desarrollo y la racionalidad» (artículo).
En Sobre el desarrollo. Editorial Kairós, Barcelona, 1980.
• De la ecología a la autonomía, en colaboración con Daniel
i Cohn-Bendit, Ediciones Mascarón, Barcelona, 1982.
í ;, 117
mm mm mm mm mm mm mm —
118 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L B I B L I O G R A F Í A / 119

' La institución imaginaria de la sociedad. Vol. I. Marxismo y • La exigencia revolucionaria, colección de escritos de Corne-
teoría revolucionaria. Tusquets Editores, Barcelona, 1983. lius Castoriadis. Acuarela, Madrid 2001.
Tusquets Editores, Argentina, 1993 • La insignificancia y la imaginación. Diálogos con Daniel
1 La institución imaginaria de la sociedad. Vol. II. El imagina- Mermet, Octavio Paz, Alain Finkielkraut, Jean-Luc Don-
rio social y la sociedad. Tusquets Editores, Barcelona, 1989. net, Francisco Várela y Alain Connes. Editorial Trotta,
Tusquets Editores, Argentina, 1993. Madrid, 2002.
1 Ante la guerra. Vol. I. Las realidades. Tusquets Editores,
Barcelona, 1986. Libros sobre Cornelius Castoriadis
Dominios del Hombre: Encrucijadas del laberinto II. Ed. Gedi- • Castoriadis (1922-1997). Juan Manuel Vera. Ediciones del
sa, Argentina, 1986. Orto, Madrid, 2001.

Ciencia e inconsciente. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1991. • Cornelius Castoriadis. Imaginación creadora, autonomía, revolu-
ción. Archipiélago, núm. 54, Barcelona, diciembre de 2002.
El psicoanálisis, proyecto y elucidación. Ed. Nueva Visión,
Buenos Aires, 1992. • Socialismo o barbarie: una revista iconoclasta en la Francia de
posguerra. Philippe Gottraux.
El mundo fragmentado. Encrucijadas del laberinto III. Ed. Al-
tamira, Buenos Aires, 1993.
Algunas entrevistas y artículos periodísticos
El avance de la insignificancia. Encrucijadas del laberinto IV consultados sobre Castoriadis
Eudeba (Editorial Universitaria de Buenos Aires), Buenos
• «Cornelius, el griego». Entrevista realizada por Rolando Gra-
Aires, 1997.
na, en Página 12, Buenos Aires, Argentina, 5 de septiembre
El ascenso de la insignificancia. Ediciones Cátedra S.A., Ma- de 1993. También en Ajoblanco, núm. 57, Madrid (1993).
drid, 1998 (traducción de Vicente Gómez). Edición espa-
• «Del liberalismo y del marxismo ya no se puede esperar
ñola.
nada». Entrevista por Analía Roffo, en el periódico Clarín,
Hecho y por hacer. Pensar la imaginación. Eudeba (Editorial Buenos Aires, Argentina, 1 de septiembre de 1993.
Universitaria de Buenos Aires), Buenos Aires, 1998.
• «Freud, la sociedad y la política». Conferencia pública
Figuras de lo pensable. (Se corresponde con las Encrucijadas realizada en la Universidad de Buenos Aires. Publicada en
del laberinto VI). Col. Frónesis, Ediciones Cátedra S.A., la revista Zona Erógena, núm. 16 (1993).
Madrid, 1999- Traducción de Vicente Gómez.
j
120 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L
B I B L I O G R A F Í A / 121
• «La cultura en una sociedad democrática». Revista de Occi-
dente, núm. 167, abril de 1995. 1997 y publicada en Le Monde diplomatique. Reproducida
en Página 12, Buenos Aires, 14 de mayo de 1998. Traduc-
• «Transformación social y creación cultural». (Publicado ción de Yago Franco.
originalmente en 1976 en Lettre International, núm. 25,
• «El avance de la insignificancia». Fragmento en español
1995), revistas Punto de Vista y Zona Erógena, núm. 25,
del texto homónimo; entrevista realizada por O. Morel. La
Buenos Aires, 1995.
Nación, suplemento cultural, Buenos Aires, Argentina,
• «No hay Dios, César ni tribuno». Entrevista realizada por 1997.
Eduardo Febbro en París. Página 12, Buenos Aires, Ar-
• «Pasión y conocimiento». Fragmento del artículo homóni-
gentina, 29 de enero de 1995.
mo publicado en «Hecho y por hacer». Zona Erógena, núm.
• Entrevista de Fernando Urribarri. Zona Erógena, núm. 28, 41, Buenos Aires, 1999-
Buenos Aires, 1996.
• «Psicoanálisis y filosofía». En Revista de Psicoanálisis, edi-
• «La democracia como procedimiento y como régimen». tada por la Asociación Psicoanalítica Argentina, tomo LII,
Iniciativa Socialista, núm. 38, Madrid, febrero de 1996. núm. 2, Buenos Aires, Argentina, 1995.
• «La crisis actual». Conferencia pública dictada en la Uni- • «Cornelius Castoriadis: la interrogación permanente». De
versidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología. Zona Juan Manuel Vera, en Iniciativa Socialista, núm. 48, marzo
Erógena, núm. 29, Buenos Aires, 1996. de 1998.

• «Psique e historia». Conferencia dictada en el seminario • «Heterodoxia o barbarie». Fragmento de un texto de Leo-
«Imaginario social y sujeto». Buenos Aires, Zona Erógena, nor Zapolsky y Yago Franco. En Página! 12, Buenos Aires,
núm. 29, 1996. Argentina, 14 de mayo de 1998.

• «Castoriadis y el avance de la insignificancia». Entrevista • «El concepto de realidad en Castoriadis». Por Leonor Za-
polsky. En Magma, agosto de 1998.
realizada por Lilia Moglia-Mizrahi, en Radar, suplemento
de Página/12, Buenos Aires, 1997. • «Las ideas psicoanalíticas de Castoriadis». Por Fernando
Urribarri. Zona Erógena, núm. 39, Buenos Aires, 1999-
• «Hablando con Cornelius Castoriadis». Iniciativa Socialis-
ta, núm. 44, abril de 1997. • «Subjetividad: lo que el mercado se llevó». Por Yago Fran-
co. Herramienta, núm. 12, Buenos Aires, otoño de 2000.
• «Lucha y piensa, todavía, Castoriadis». Fragmento de El
individuo privatizado, conferencia dictada el 22 de marzo de • «El filósofo de la imaginación social». Luis Carrizo. Mag-
ma, 2001.

•..«¡sil..
Castoriadis en Internet

Magma
www.magma-net.com.ar
Es la principal página web sobre Castoriadis. Dirigida por
Yago Franco, está dedicada a la difusión, estudio e investiga-
ción del intelectual grecofrancés. Contiene secciones dedica-
das a su trabajo psicoanalítico, filosófico y político. Dispone
además de links que registran su pensamiento y un seminario
introductorio a su obra.
También dispone de una sección dedicada a los interesados
en intercambiar datos, producción, realizar investigaciones,
etc.; un espacio para propuestas, trabajos, etc.; otro, para el
debate y la discusión, y un link dedicada a novedades.

Zona Erógena
http://www.educ.ar/educar/superior/biblioteca_digital/
disciplinas/resultados. jsp ?Disciplina=49
Desde www.educ.ar se accede a una cantidad importante
de artículos de y sobre Castoriadis publicados por diferentes
colecciones y revistas, í u n d a m e n t a l m e n t e por la revista Zotiti
/. Se i n i i c ' . i i . u i aproximadamente > < > m u l o s idnido'. .1
124 / C A S T O R I A D I S Y EL I M A G I N A R I O R A D I C A L
C A S T O R I D I S EN I N T E R N E T / 125

Castoriadis, tanto a la temática psicoanalítica como a la filo- cío; Castoriadis y la antigua Grecia, Vidal-Naquet, Fierre; Cas-
sófico-política. Son archivos PDF. toriadis y la creación cultural, Ames Curtís, David.

Desde el Margen Agora International


Revista de cultura contemporánea editada por Margen.org. www.agorainternational.org/spanishtext.html
www.margen.org/desdeelmargen/num2/casto.html
Este sitio incluye una lista de más de 60 obras y artículos
Se publica la entrevista Hablando con Cornelius Castoriadis, escritos por Cornelius Castoriadis con la referencia completa
realizada por Jean Liberman, publicada en Le Nouveau Politis y los índices de muchos de sus libros. Además cuenta con otra
434, número de marzo de 1997. Se analiza El ascenso de la in- lista con más de 70 artículos de otras personalidades referidos
significancia (publicado en 1997). a su pensamiento, con las correspondientes referencias
completas.
Iniciativa Socialista
www.inisoc.org/mol.htm
Revista de izquierda libertaria; incluye algunas entrevistas
sobre Castoriadis.

Archipiélago: Cuadernos de Crítica de la


Cultura
www.ucm.es/BUCM/compludoc/S/10302/02142686 l.htm
El núm. 54 de esta revista está dedicado íntegramente a
Castoriadis. Algunos títulos de sus artículos: Socialismo o Bar-
barie. Una revista iconoclasta en la Francia de posguerra, Got-
traux, Philippe; La idea de revolución en Castoriadis, Blanchard,
Daniel; Castoriadis: un proyecto de reilustración, Pedrol, Xavier;
Castoriadis, Lacan y el postlacanismo. Notas para historizar el
pensamiento psicoanalítico de Castoriadis, Urribarri, Fernán-

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