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El filósofo Immanuel Kant plantea una hipótesis muy sencilla e interesante: La razón por la
que no buscamos tomar nosotros el poder y generar un cambio es que tenemos pereza y somos
cobardes. Es más cómodo soportar las cosas con las que estamos en desacuerdo y criticarlas,
que luchar por cambiarlas y ser criticado. Además, el miedo a esto último nos paraliza y nos
saca las ganas o el valor de actuar. Es por esto que preferimos pagar el precio subordinándonos
ante otros que seguir nuestras convicciones y actuar en base a ellas.
Ahora bien, para subordinarnos, debe haber alguien ante quién hacerlo. Esto significa que no
todos le hacemos caso a la pereza o al miedo. Algunos vencen esto y toman el poder y la
responsabilidad de guiar al resto de nosotros. Pero no lo hacen solos. El poder tiene que serles
otorgado, ya que si la mayoría de las personas no encuentra en la figura al frente autoridad
alguna, esta carece de ella y cae ante la presión del resto de la población. Entonces, ¿quién les
otorga el poder? Nosotros. Al no hacer nada por cambiar las cosas, al librarnos de toda
responsabilidad, le cedemos ese papel a aquellos que luego criticamos por no hacer lo que
nosotros deseamos. Somos los causantes de nuestro propio mal.
Cuando elegimos no elegir, estamos eligiendo ser lo que otro decide que seamos. El filósofo
Jean Paul Sartre pronunció una vez la frase “somos lo que hacemos con lo que hicieron de
nosotros”. Las decisiones y acciones de aquellos que nos rodean afectan a quienes somos
nosotros hoy día. Tomemos un ejemplo sencillo: Una mujer está felizmente casada con un
hombre que conoció en la facultad de medicina. Si ella se hubiera dejado llevar por sus padres,
que de joven le insistían para que estudiara abogacía, su marido nunca la hubiera conocido. Su
decisión afectó también la vida de otra persona.
En una escala más grande, nuestra decisión de delegar las responsabilidades a otros, afecta,
no sólo a nosotros, sino también a los que se responsabilizan y al resto de los subordinados. Un
claro ejemplo de esto es la elección del presidente de un país. Tomando las últimas elecciones
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Milagros Butto 5°B Filosofía
Ser libre implica elegir, y nunca podremos escapar de las elecciones, por más pequeñas que
sean. Aunque elegir parezca (y sea) un privilegio, es una carga en ciertos casos. Es por esto
que el hombre está condenado a ser libre,1 condenado a ser responsable de todos sus actos y
las consecuencias que estos conllevan. Condenado a vivir sabiendo que sus propias acciones
son las que definen su realidad.
1
Sartre, J. P. (2007). El existencialismo es un humanismo. Barcelona. Edhasa.