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Principios básicos del materialismo dialéctico y el materialismo histórico

Por Héctor Bermejo


Una guía básica sobre materialismo dialéctico y materialismo histórico para
que aquellas y aquellos que aún no se han iniciado en el marxismo tengan la
posibilidad de hacerlo a través de un texto sencillo con puntos interesantes
sobre ciencia, filosofía e historia.

Por Héctor Bermejo


Breve introducción al materialismo dialéctico
• ¿Qué entendemos por materialismo dialéctico?
El materialismo dialéctico es una concepción de la naturaleza y sus fenómenos
representada de manera dialéctica y materialista. Esto es, ni más ni menos que el
contrapunto de lo que sería una caracterización idealista y metafísica de la
naturaleza. A lo largo de la historia los filósofos se agruparon en dos corrientes que
defendían posturas antagónicas respecto a la prioridad en el orden universal entre
el espíritu y la naturaleza. Aquellos que opinaban que el espíritu precedía a la
naturaleza abrazaron el idealismo, mientras que los que defendían la posición
contraria optaron por el materialismo. En tanto, la dialéctica se basa en encontrar
las contradicciones de un adversario para superarlas y encontrar la verdad mediante
el análisis y la argumentación. Este método amplió su umbral para aplicarse al
estudio de la naturaleza, llegando a la conclusión de que ésta se halla en perpetuo
cambio y movimiento, desarrollándose de tal manera que las contradicciones
inherentes en el todo, es decir, en el universo, son el motor y el resultado de la
acción recíproca de las fuerzas contradictorias de la misma naturaleza. Es por ello
que la dialéctica es el contrapunto de la metafísica, pues ésta entiende el mundo
desde el punto de vista de la verdad absoluta; de la realidad estática de un universo
ajeno a los procesos dialécticos.
• ¿Qué es la verdad absoluta?
El diccionario Rosenthal-Yudin del XVIII Congreso del PCUS describe el término
verdad absoluta observando que “por verdad absoluta, en metafísica, se entiende
la inmutabilidad del conocimiento humano. Considerando todos los objetos y
fenómenos como inmutables y dados de una vez para siempre, la metafísica admite
toda verdad como acabado y definitivo resultado del conocimiento. El materialismo
dialéctico niega tal género de verdad absoluta. El conocimiento representa en sí un
proceso histórico de movimiento de la ignorancia al saber, de la noción simple de
los distintos fenómenos y partes de la naturaleza, hacia su más profunda y completa
comprensión y el descubrimiento continuo de nuevas leyes de su desarrollo. Cada
grado de conocimiento está limitado por el nivel de la ciencia y las condiciones
históricas de la vida social, que inevitablemente hacen relativos, es decir,
incompletos, nuestros conceptos de la naturaleza. Empero, siendo relativas las
verdades que nuestro conocimiento descubre, contienen, a la vez, partículas de la
verdad absoluta, por cuanto reflejan exactamente, aunque de modo incompleto, el
mundo objetivo exterior. Por eso, el conocimiento logrado mediante verdades
incompletas y relativas, nos aproxima a la verdad absoluta, es decir, al conocimiento
pleno y universal del mundo objetivo. Sin embargo, un conocimiento que agotase el
mundo objetivo, sería absurdo. Ello sólo sería posible en condiciones dadas, si el
mundo material dejara de desarrollarse, se detuviera en su movimiento y se agotase
a sí mismo. Pero eso no será nunca. El mundo se encuentra en estado de eterno
cambio y renovación. Por consecuencia, el conocimiento, que es reflejo racional del
mundo exterior, es también inagotable y nunca puede acabar, como inagotable e
infinito es el mundo”. De este modo, podemos encontrar algunas diferencias entre
el materialismo dialéctico y el idealismo o la metafísica.
• La génesis del materialismo dialéctico
La dialéctica fue desarrollada por el filósofo alemán Hegel. Karl Marx y Federico
Engels tomaron las ideas de este filósofo como base estructural, sin significar ello
que su método fuera estrictamente hegeliano, pues lo que Marx y Engels hicieron
fue dar una vuelta a la dialéctica de este gran pensador, tomando las partes
fundamentales de su racionalismo; desechando las partes irracionales. Asimismo,
Marx y Engels tomaron el materialismo de Ludovico Feuerbarch para desarrollar su
propia versión; mucho más avanzada y completa. El materialismo de Feuerbach
estaba incompleto ya que no observaba el valor práctico de lo sensorial como algo
subjetivo, sino como una forma de contemplación, es decir, obviaba la realidad
material de la actividad humana y lo sensorial. Es más, Feuerbach observaba al
hombre de forma abstracta, sin contemplar el conjunto de relaciones sociales que
derivan en la realidad del mismo, sin atender al carácter revolucionario de la
actividad práctica en el conjunto de la sociedad, algo que Marx y Engels
desarrollarían de manera magistral con su materialismo histórico.
El materialismo dialéctico se opone frontalmente a la metafísica, ya que ésta ve la
naturaleza como algo estático y casual en la que los objetos y los fenómenos están
en donde están por puro azar o por la intervención de algún ser divino sin mantener
una relación de dependencia o reciprocidad. Ésta es una de las razones por las que
el materialismo dialéctico es rechazado por los reaccionarios desde sus inicios, pues
cuestiona el estatus y el origen de la explotación del hombre por el hombre.
Recordemos que durante la época en la que Marx y Engels vivieron aún existía la
esclavitud, y que ésta se justificaba bajo el pretexto de que “dios lo disponía”. De
esta misma manera se justificaron el colonialismo y otras atrocidades en períodos
posteriores a la muerte de estos grandes pensadores y revolucionarios. La dialéctica
materialista considera que la naturaleza es algo que está en continuo desarrollo y
movimiento, que se sustenta en el cambio y la constante renovación, y es por ello
que todos los elementos contradictorios entre sí han de ser estudiados de manera
independiente, desde su inicio hasta su fin, dando con todos los elementos posibles
desde su principio hasta su final, desde su nacimiento hasta su desaparición.
Respecto a esto, Federico Engels interpretó que “toda la naturaleza desde sus
partículas más minúsculas hasta sus cuerpos más gigantescos, desde el grano de
arena hasta el sol, desde el protozoo hasta el hombre, se halla en estado perenne
de nacimiento y muerte, en flujo constante, en movimiento y cambio incesante”.
Asimismo, cabe señalar existen otras vertientes del materialismo que deben ser
analizadas, como el materialismo metafísico —o mecanicismo—, que pese a tener
una concepción materialista llegó a ser caracterizado como vulgar por Engels, tanto
por su incapacidad para adaptarse al desarrollo de los nuevos avances científicos
como para aplicarse al estudio de las sociedades, ya que existen convenciones
diversas según el lugar en el que nos encontremos; convenciones que rompen con
la secuencia lógica de cualquier planteamiento mecanicista por su caracterización
diversificada, aún tratándose de elementos aparentemente similares. De hecho, el
físico Werner Heisenberg demostró en 1925 que a medida que se profundiza en el
proceso de determinación de la posición de una partícula, mayor es imposibilidad
de calcular sus movimientos lineales, y por ende su velocidad. Mientras el
materialismo mecanicista defiende una realidad en la que el mundo está compuesto
por objetos y partículas que se relacionan entre sí de un modo pasivo, la dialéctica
materialista establece que todo fenómeno natural es un proceso establecido
mediante una serie de leyes —que veremos con posterioridad—.
Del materialismo dialéctico también cabe destacar el desarrollo de la idea del objeto
desde la concepción humana. Si los idealistas tienden a pensar que los objetos no
existen sin la mente, es decir, que son una serie de sensaciones combinadas; el
materialismo dialéctico opina que los objetos existen de manera independiente a la
mente, siendo las ideas imágenes de estos. Asimismo, el concepto de idea es algo
que la metafísica idealista no ha sabido superar, pues según ellos, las ideas son
algo más allá de la materia. La verdad es que las ideas no son más que un producto
del cerebro derivadas de una serie de procesos eléctricos y químicos. Desde los
sueños hasta la acción de ponerse un zapato, toda idea, toda imagen; es producto
del constante movimiento de la materia. En ese flujo constante, en ese movimiento
y cambio incesante, es donde entra la contradicción, pues todo proceso de cambio
se halla integrado en un movimiento progresivo de tránsito del viejo estado
cualitativo al nuevo, de lo simple a lo complejo. Así pues, la lucha incesante de lo
viejo y lo nuevo, lo que muere y lo que se desarrolla, es lo que genera el proceso
de cambios cualitativos en toda materia. E.g. Para que una especie se extinga o
evolucione han de darse una serie de contradicciones y luchas entre opuestos que
recorran un proceso histórico totalmente ajeno a cualquier ciclo estático
interminable. Mientras la metafísica cristiana cree que el mundo tiene una edad de
5775 años —en 2015—, la dialéctica materialista demuestra de manera científica
que el universo es algo muchísimo más antiguo; un lugar en el que los hombres y
las mujeres descienden de criaturas que surgieron en los mares hace millones de
años, y no de la voluntad de un ser divino caprichoso. Todo es un proceso de
constante desarrollo cuyo motor es la lucha entre opuestos, la contradicción.
Asimismo, la dialéctica se fundamenta en el método científico, que es utilizado para
la producción de conocimiento. Cabe señalar que el método científico derivó
posteriormente en el materialismo histórico, que es una ciencia regida por normas
y leyes cuyo fin describiremos a continuación.
• El método científico y las leyes de la dialéctica
El método científico se distingue por aplicarse mediante los siguientes pasos:
1 – Observación: Consiste en aplicar los sentidos a un objeto o fenómeno, para
analizarlos tal como se presentan en la realidad.
2 – Inducción: Consiste en extraer el principio particular, o los principios
particulares de cada objeto o fenómeno observados.
3 – Hipótesis: Consiste en realizar un planteamiento mediante la observación.
4 – Experimentación: Consiste en probar una hipótesis.
5 – Antítesis: Consiste en demostrar o refutar una hipótesis.
6 – Tesis: Consiste en sacar una conclusión, o una serie de conclusiones. Todo lo
mencionado anteriormente —salvo el método científico en sí, que deriva en muchas
ramas— se encuadra dentro de una serie de leyes de la dialéctica, que a su vez son
leyes del movimiento de la realidad.
• Las leyes de la dialéctica son las siguientes:
1 – Ley de la interacción universal.
2 – Ley del movimiento universal.
3 – Ley de la unidad y la lucha de los contrarios.
4 – Ley de la transformación de la cantidad en cualidad.
5 – Ley del desarrollo en espiral de la materia.
Ley de la interacción universal
Esta ley afirma que todos los elementos de la realidad existen bajo una relación
estructural con el resto de los elementos la misma. Esto significa que ningún
elemento de la realidad existe de manera aislada, tal y como propone la filosofía
clásica cuando trata de comprender los elementos de la realidad mediante la
abstracción; de un modo independiente.
Ley del movimiento universal
Esta ley afirma que la realidad no es perpetua sino que está en movimiento
constante. Es por ello que cada elemento debe ser comprendido en la medida que
se le pueda ubicar dentro del movimiento universal. Necesaria es la distinción entre
el movimiento profundo de la realidad, que sólo puede comprenderse a través del
entendimiento de las contradicciones centrales o radicales analizando de manera
particular teniendo en cuenta factores subyacentes difíciles de encontrar a primera
vista, y el movimiento aparente, que puede analizarse inmediatamente.
Ley de la unidad y la lucha de los contrarios
Esta ley afirma que los elementos que entran en contradicción son ínter-
dependientes y se necesitan recíprocamente para existir, pese a ser radicalmente
opuestos. En este marco, el hecho de que uno de los contrarios desaparezca o sea
destruido marcaría la desaparición de la contradicción. Mayoritariamente, el
elemento antitético es el que destruye a la tesis, y ésta es lo que tiende a
desaparecer.
Ley de la transformación de la cantidad en cualidad
Esta ley afirma que una vez se acumula una determinada cantidad de una misma
realidad, se genera un cambio cualitativo que crea una nueva realidad, realidad
enfocada a un nivel de realidad superior.
Ley del desarrollo en espiral
Esta ley afirma que una vez llegada a un nivel cualitativo superior, la materia aún
conserva particularidades de estados inferiores. Esta ley se contrapone a la
concepción metafísica de la realidad, que observa el desarrollo como un círculo
cerrado en el que nada nuevo es producido.
Así pues, el progreso del hombre lleva implícito la suma de determinadas
características de manera gradual o continua, llegando a un momento límite en el
que el más mínimo desequilibrio puede cambiar la realidad de manera radical. En
la realidad social, este desequilibrio se mueve por la acción de la colectividad
humana, denominada clase social.
A continuación desarrollaré brevemente la aplicación del materialismo dialéctico a
la ciencia de la historia, el materialismo histórico.
Breve introducción al materialismo histórico
• ¿Qué es el materialismo histórico?
El materialismo histórico consiste en aplicar las bases fundamentales del
materialismo dialéctico al estudio de la historia y la vida social. Siendo también el
materialismo dialéctico un método de estudio científico, podemos determinar que el
materialismo histórico es una ciencia que se encarga de comprender los procesos
históricos a través de la dialéctica materialista. Así como las condiciones y
propiedades de los objetos en movimiento de la naturaleza determinan la realidad
de esta, las condiciones económicas y sociales del hombre determinan a éste. La
condición fundamental para el desarrollo de las condiciones y propiedades
elementales del hombre son, en última instancia, el modo para obtener los medios
fundamentales para vivir y las formas aplicadas para conseguir los bienes
materiales de toda sociedad, es decir, el modo de producción.
El modo de producción se subdivide en dos ramales, que son las fuerzas
productivas y las relaciones de producción. Las fuerzas productivas son los
instrumentos motrices que permiten que la producción salga adelante, y las
relaciones de producción son las relaciones sociales que los productores establecen
entre sí para llevar el proceso productivo hacia delante. Dentro de las fuerzas
productivas se hallan la fuerza de trabajo, que se distingue por integrar los medios
humanos —físicos e intelectuales— puestos al servicio de la producción de bienes;
los medios de producción, que son el conjunto de herramientas destinadas a la
producción, y la organización del trabajo, que es la manera en la que los productores
distribuyen las tareas relativas a éste. Las relaciones de producción también se
subdividen en diferentes campos, como la organización del trabajo; las relaciones
de propiedad que indican la distribución de los medios de producción, y las
relaciones de distribución, que materializan el modo en que el excedente de lo
producido es repartido.
El espectro de modos de producción inherentes a una sociedad determina su base
económica. Esta superestructura es el eje fundamental de toda sociedad, y se
subdivide en una superestructura ideológica y una superestructura política. La
superestructura ideológica es el conjunto de convenciones y normas sociales que
que influyen en la cultura o las tradiciones de la sociedad, y la superestructura
política es el medio mediante el cual se mantiene la base económica. Este medio
se refleja en las instituciones legales destinadas a tal fin, como el ejército y la policía,
el parlamento, el sistema judicial y sus leyes, etc. Como podemos observar, estas
estructuras están sujetas a toda clase de contradicciones, de ahí que la historia sea
un proceso de cambios económicos sin fin.
Así como la naturaleza cambia sus formas y no se estanca en tal o cual estado, la
producción también se desarrolla afectando de lleno al orden social, a las ideas, a
las instituciones, y a todo el ámbito humano. Es por ello que la ciencia histórica, el
materialismo histórico, no debe centrarse en lo que hizo tal o cual rey, príncipe o
sátrapa en tal o cual lugar o período; debe centrarse en la historia de los
productores; las relaciones en la producción de los bienes materiales, y en la historia
de los trabajadores y sus respectivos pueblos. De ahí se desprende la importancia
de comprender el estudio de la historia desde el materialismo histórico, siendo éste
nuestra mejor herramienta para el estudio del universo y sus contradicciones.
A continuación, profundizaremos en el estudio de las relaciones de producción con
una breve introducción a la Teoría del Estado.
La Teoría del Estado
Durante las siguientes líneas intentaré abarcar la Teoría del Estado a través de un
punto de vista materialista, teniendo en cuenta los fundamentos históricos que
originaron el desarrollo de éste. Además trataré de explicar brevemente su
evolución y formas a lo largo de la historia, siendo la simplicidad la base fundamental
de este argumento, en el que comenzaré con una escueta explicación sobre el
significado y los orígenes del Estado, finalizando con un análisis sobre su desarrollo
y evolución a lo largo del tiempo.
• ¿Qué es el Estado?
Según la RAE el Estado es “el conjunto de órganos de un país soberano”, pero
iremos más allá en la explicación. El Estado es una entidad económica, política y
social que organiza las normas dentro —o fuera— de un territorio soberano de
manera coercitiva, es decir, una organización que puede ejercer la violencia contra
sus miembros de manera legal, siempre y cuando los miembros de esa sociedad
hayan infringido las reglas establecidas por ésta, aunque hay diferentes tipos de
Estado —como el policial— en el que no es necesario que exista un ordenamiento
jurídico para ejercer la represión. Todo Estado tiene un evidente carácter de clase,
siendo éste el medio administrativo y armado que ejerce los intereses de una clase
social sobre otra, de la clase dominante sobre la clase oprimida. Una cuestión clave
respecto al Estado es que éste no tendría la necesidad de existir a partir del mismo
momento en el que las clases sociales dejasen de existir, es decir, la esencia
fundamental de la que emana la realidad de un Estado es la del propósito de
sometimiento de una clase por parte de otra. Mediante esta aclaración, podemos
afirmar que el Estado es la dictadura de un grupo predominante sobre un grupo
oprimido, independientemente de lo democrático que este pueda ser, ya que su
objetivo principal es el mantenimiento del poder económico-político de una clase
sobre otra. Tal mantenimiento es conseguido mediante la coerción y la violencia,
demostrando que el Estado sería imposible de gestionar sin estos actos.
• Orígenes del Estado
La aparición de los primeros estados se dio con la Revolución neolítica, hacia el año
7000 antes de Cristo. Ésta es la fecha aproximada del inicio de la civilización y el
abandono de la barbarie. La población, organizada generalmente por clanes que
tenían unos lazos de parentesco, había comenzado a abandonar los hábitos de
cazadores-recolectores y a controlar su entorno; un eterno en el que la comida ya
no era recolectada, sino generada. Estaban los que domesticaban a los animales
—pastores—, y los que domestican a las plantas silvestres —agricultores—. Los
pastores y los agricultores comenzaron a entrar en conflicto cuando los rebaños de
los primeros comenzaron a pastar y pisar los campos de los segundos. Ese acto de
utilización de las propiedades ajenas generó los primeros estallidos de violencia
entre los diversos grupos de pastores y agricultores especializados, derivando en
conflictos bélicos que permitieron la captura de prisioneros que posteriormente
pasarían a ser esclavos; la primera clase social oprimida. Estos acontecimientos
históricos ya fueron registrados en las tablillas de los sumerios —la primera
civilización conocida—. Evidentemente, los sumerios inventaron una escritura y
unas leyes con el fin de que prevalecía el poder de los amos sobre los esclavos.
También cabe destacar el abandono de la sociedad matriarcal para la
implementación de un tipo de sociedad patriarcal marcada por una mayor
agresividad y un entorno más competitivo y belicista. Al aumentar las necesidades
de suma de trabajo era necesario adquirir más mano de obra, y los prisioneros de
guerra jugaron un papel fundamental para la cobertura de esas necesidades
convirtiéndose en esclavos. Las relaciones ínter-tribales pasaron de la colaboración
y el trueque al latrocinio sistemático mediante organizaciones para la rapiña de
bienes ajenos, aunque cabe destacar que el intercambio entre diferentes facciones
jamás cesó. Fue durante ese periodo cuando los seres humanos comenzaron a
abandonar el nomadismo para adoptar las costumbres sedentarias; las de los
primeros agricultores. La agricultura permitió que las mujeres pudieran alimentar a
sus hijos con una mayor facilidad, lo que permitió un sustancial aumento de la
población y el nacimiento de los primeros núcleos urbanos. Es el principio del
Estado esclavista, la primera fase de la evolución del Estado hacia el capitalismo,
pasando por el feudalismo.
• La evolución del Estado
Los diferentes tipos de estado han variado según el desarrollo de la raza humana,
la ciencia, la técnica, y sobre todo, según las necesidades de las clases
explotadoras predominantes por orden cronológico: los amos, los señores feudales,
y los capitalistas.
Como he mencionado anteriormente, la esclavista es la primera forma de Estado,
es decir, nació una organización social que permitió el gobierno de los esclavos por
parte de sus amos, gobierno que estaba avalado por una legalidad a favor de los
amos, creado única y exclusivamente para el control de las posibles tensiones
generadas entre las diferentes clases sociales, para el uso de métodos coercitivos
de manera legal. De hecho, los esclavos no pertenecían a la sociedad —
técnicamente— ya que no eran ni más ni menos que una propiedad privada de los
amos. De hecho la ley romana los veía como bienes y, por lo tanto, ni siquiera
estaban protegidos ante un asesinato o cualquier acto contra su persona. Los ratios
diferenciales entre la población esclava y la población opresora eran
sustancialmente favorables a los esclavos por cifras astronómicas, y hubo ejemplos
de revueltas esclavas durante aquel tiempo, siendo el de Espartaco el más
relevante. Espartaco y su movimiento fueron aplastados por Roma después de una
cruenta lucha que costó la crucifixión a todo esclavo superviviente. De hecho 6000
esclavos prisioneros fueron crucificados en la Vía Apia desde Roma a Capua como
celebración de la victoria sobre Espartaco. Tales estados nacieron con el fin de
mantener a una parte de la sociedad oprimida por otra, es evidente la imposibilidad
de que una mayoría trabaje obligatoriamente para una minoría sin la creación de un
aparato de coerción permanente. Las capacidades técnicas de del aparato estatal
eran infinitamente inferiores a las actuales, por lo tanto, ese aparato tenía un radio
de acción mucho más limitado. Los ejemplos de estados esclavistas más cercanos
que tenemos son el griego y el romano. Estos estados practicaban la opresión
contra la clase esclava independientemente de ser una dictadura, una monarquía,
o una República aristocrática o democrática. La esencia del Estado no variaba,
independientemente de las diferencias en las formas de gobierno, estaba dirigida al
control de los esclavos por parte de sus amos. Cabe recordar que la economía de
la Grecia y la Roma antiguas estaba basada principalmente en la explotación de los
esclavos y que, jamas, hubieran alcanzado tal desarrollo sin ellos.
Las formas de explotación variaron sustancialmente con el paso del Estado
esclavista al Estado feudal. Si el esclavo era una propiedad del amo que carecía de
derecho alguno y ni siquiera estaba considerado como un ser humano, el siervo del
Estado feudal estaba sujeto a la tierra de un señor al que debía pleitesía. La mayoría
de la población seguía siendo rural, y el ratio diferencial entre siervos y señores era
favorable a los primeros, siendo estos una amplia mayoría. El Estado seguía
funcionando como un elemento coercitivo que oprimía a una mayoría para favorecer
a la clase social opresora. La mayoría de los estados eran monarquías, siendo las
repúblicas una rareza que se presentó en momentos eventuales. Los campesinos
siervos tenían derecho a trabajar para sí mismos una corta serie de días, siendo el
trabajo del resto de días para su señor. Los siervos carecían de derechos, siendo
en este caso los señores los únicos que los poseían. Las diferencias entre un
esclavo y un siervo eran mínimas, pero durante el feudalismo se abrió un marco
para emancipación de los segundos, ya que no estaban considerados como una
propiedad del señor feudal. Al poder trabajar en sus propias parcelas, los siervos
podían ser dueños de sus vidas —hasta cierto punto—, y al poder intercambiar los
bienes obtenidos de su trabajo a través de relaciones comerciales y del desarrollo
de una industria rudimentaria fueron desintegrando el sistema feudal para dar paso
a una nueva forma de opresión, el capitalismo.
La clase capitalista —la burguesía— nació al desarrollarse el comercio y el
intercambio de mercancías, principalmente durante el final de la Edad Media. El
descubrimiento de América inició una etapa de enorme crecimiento debido a la
ingente cantidad de metales preciosos llegados de ultramar. Si bien tuvieron gran
importancia durante la etapa feudal, la plata y el oro pasaron a convertirse en un
medio de riqueza bien reconocido; un medio transformado en bienes de circulación
monetaria básica. Tal riqueza aumentó el poder de los capitalistas, declinando el de
los señores feudales. La nueva sociedad se ordenó de un modo en el cual todos los
ciudadanos eran iguales ante la ley, con independencia de la riqueza que
poseyeran. Los terratenientes y los hombres pobres “eran iguales ante la ley”. La
sociedad capitalista se formo bajo la consigna de la libertad, pero esa libertad era
únicamente para los propietarios de algún tipo de bien, ya que los proletarios —la
nueva clase explotada— se empobrecían cada vez más al ser su fuerza de trabajo
su única posesión. La derrota del feudalismo sirvió sin duda alguna para la libertad
de los representantes del Estado capitalista, pero recordemos que “el Estado es una
entidad económica, política y social que organiza las normas dentro -o fuera- de un
territorio soberano de manera coercitiva, es decir, una organización que puede
ejercer la violencia contra sus miembros de manera legal, siempre y cuando los
miembros de esa sociedad hayan infringido las reglas establecidas por esta. Todo
Estado tiene un evidente carácter de clase, siendo este el medio administrativo y
armado que ejerce los intereses de una clase sobre otra, de la clase dominante
sobre la clase oprimida”. Por tanto, la definición de libertad fue, y es únicamente útil
si se habla de los capitalistas, ya que el proletariado difícilmente pudo —y puede—
alcanzar la libertad si no posee ningún medio del que beneficiarse sin ser
previamente explotado. Una de las principales características del Estado capitalista
es la subordinación de los aparatos estatales ante los burgueses. El Estado cumple
con un objetivo base de ayudar a los capitalistas para el sometimiento del
proletariado, por mucha apariencia de libertad que se pretenda exhibir. En los
estados capitalistas el capital lo es todo, siendo el parlamento un mero espectador
de las políticas a favor de los opresores capitalistas. Incluso podemos afirmar
tajantemente que el parlamento del Estado capitalista-burgués es el instrumento
principal para el mantenimiento de la opresión sobre la clase obrera, sobre el
proletariado. Por estas razones es más que evidente que el “axioma” de la libertad
bajo el Estado capitalista no es más que una simple falacia argumentativa de los
generales del capitalismo y sus tentáculos representados por el parlamento burgués
y los medios de comunicación voceros de la verdad capitalista, entre otros. No
puede existir libertad mientras las clases sociales existan, no puede existir libertad
allá donde allá un ser humano explotado por otro, y si existe la libertad, ¿quienes
son los privilegiados que disfrutan de ella aparte de quienes tienen la capacidad de
oprimir?
• La alternativa socialista
Hay una figura que determina similitudes dentro del Estado esclavista, el Estado
feudal, y el Estado capitalista. Esa figura es la dictadura de unos pocos contra una
excelsa mayoría; mayoría que era oprimida de manera sistemática por el aparato
de control estatal mediante la coerción y la violencia estructural inherente a la razón
de ser de cada Estado. Sin embargo la aparición del Estado socialista rompe con la
realidad anterior; rompe con la dictadura de unos pocos contra una mayoría para
convertirse en la dictadura de la mayoría contra los antiguos opresores. Esa es la
dictadura del proletariado.
Existen ejemplos históricos en los cuales las masas oprimidas toman el control del
Estado para crear un espacio libre de opresión capitalista, el más claro antes de la
llegada del Estado socialista es la Comuna de París, formada por una serie de
consejos municipales que eran elegidos de manera democrática entre los distintos
distritos de la capital francesa. Evidentemente, los miembros de aquellos consejos
pertenecían a la clase obrera. La Comuna suprimió los elementos represivos del
antiguo régimen y se encargó de que su representación estuviera formada por
obreros. Policía, ejército, y clero fueron apartados del poder por el pueblo con el fin
de alcanzar los objetivos fundamentales de este movimiento, pero se olvidó algo
fundamental; se obvió la preparación de una autoridad armada para el
mantenimiento de tal orden. Es por ello que la Comuna de París fue aniquilada y
sus miembros exterminados. El desarrollo de los acontecimientos hubiera sido
completamente diferente si la Comuna de París hubiera utilizado el aparato
represivo propio del Estado. La irrupción de la teoría marxista y la idea de que antes
de la aparición del comunismo ha de haber un periodo de transición planteó un
campo de batalla diferente ya que ahora, los obreros podían mantener el poder a
través de los órganos que anteriormente les habían oprimido, siendo ellos, en este
caso, quienes formaran parte del aparato opresor estatal; siendo la mayoría quien
oprimiera a la minoría previamente opresora con la certeza del mantenimiento del
poder a través de un sistema de defensa armado y preparado para encauzar
cualquier eventualidad.
El desarrollo de la Revolución Rusa de 1917 y el establecimiento de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas demostró que el mantenimiento del poder por
parte de los obreros sería posible si la clase obrera cumplía con lo establecido por
Karl Marx y Federico Engels. Gracias a la guía de Vladimir Lenin y el Partido
Bolchevique la clase obrera consiguió pasar a ser la clase opresora y la burguesía
se convirtió en una clase oprimida camino a la extinción. Los obreros se organizaron
en soviets; un sistema de asambleas de trabajadores que decidía las políticas a
seguir de manera democrática. El partido Comunista se organizó para liderar a las
masas y desarrollar el Estado para el periodo de transición hacia el comunismo, el
socialismo. La base fundamental del socialismo es la apropiación de los medios de
producción para su aprovechamiento común, y no para el enriquecimiento de unos
pocos. Mediante este paso, los trabajadores dejarían de ser explotados de manera
sistemática y obtendrían una recompensa justa a su trabajo, es decir, se acabaría
con toda forma de explotación del hombre por el hombre, dando inicio a una
sociedad sin clases. Para ello, fue fundamental que los miembros de la clase obrera
tomaran la iniciativa y ocuparan la dirección estatal de la sociedad, cerrando el paso
a representantes antagónicos de otras clases sociales. La violencia y la coerción
también forman parte de la dictadura del proletariado, sin embargo esta dictadura
va dirigida hacia una minoría de la población, la antigua clase explotadora
capitalista. Lenin apreció con certeza que “lo que tiene en común la dictadura del
proletariado con la dictadura de las otras clases es que está motivada, como
cualquier otra dictadura, por la necesidad de aplastar a viva fuerza la resistencia de
la clase que pierde la dominación política. La diferencia radical entre la dictadura
del proletariado y la dictadura de las otras clases —la dictadura de los terratenientes
en la Edad Media, la dictadura de la burguesía en todos los países capitalistas
civilizados— consiste en que la dictadura de los terratenientes y la burguesía ha
sido el aplastamiento por la violencia de la resistencia de la inmensa mayoría de la
población, concretamente de los trabajadores. La dictadura del proletariado, por el
contrario, es el aplastamiento de la resistencia que ofrecen los explotadores, es
decir, la minoría ínfima de la población, los terratenientes y los capitalistas”. Para
que el socialismo triunfara fue necesaria la participación de la clase obrera en la
gestión de la sociedad y el Estado, por esa razón era fundamental un agrandamiento
de la democracia para el proletariado. Había que derrumbar la democracia burguesa
para iniciar un nuevo tipo de democrática a través de un cambio sustancial dentro
de esta, para eso era necesaria la transformación de los órganos de representación
como el Parlamento en órganos de poder al servicio de la clase obrera. La creación
de instituciones básicas de la democracia directa como el mandato imperativo, el
referéndum y la revocabilidad de los cargos —entre otras— sustituyeron la
democracia burguesa por la democracia proletaria de las trabajadoras y los
trabajadores. Lenin supo observar que “la salida del parlamentarismo no está,
naturalmente, en abolir las instituciones representativas y la elegibilidad, sino en
transformar las instituciones de lugares de charlatanería en corporaciones de
trabajo”. La extinción de las clases explotadoras y la posterior desaparición de las
clases sociales daría paso al comunismo, es decir, al final del Estado, pero esto no
se dio jamás ya que depende por completo del desarrollo de la sociedad dentro del
marco histórico. El mismo Lenin apreció que para la desaparición completa de
Estado había que llegar al comunismo pleno basado en la máxima “de cada cual,
según sus capacidades; a cada cual, según necesidades”. El Estado existiría
mientras no se dieran esas condiciones y la primera necesidad vital de cada hombre
y mujer no fuera trabajar voluntariamente según su capacidad, existiese plena
abundancia en productos de consumo y hubiese un elevada productividad del
trabajo.
La historia sigue y los cambios llegarán inexorablemente dando pie a nuevas
realidades y nuevos momentos. No cabe la posibilidad de evitarla ocultándose tras
un muro de silencio creyendo que ésta pasará a nuestro lado sin afectarnos.
Sencillamente hay que decidir de qué manera se ha de participar en ella, y del lado
de quienes estar.
• Bibliografía
– Ambrosio García Leal: Sesgos ideológicos en las teorías sobre la evolución del
sexo. Tesis doctoral. Codirectores: Jorge Wagensberg y Magi Cadevall.
Departament de Folosifia. Facultat de Filosofia i Lletres. UAB.
– Diccionario Rosenthal-Yudin (XVIII Congreso del PCUS).
– Engels: Dialéctica de la Naturaleza.
– Engels: El origen la familia, la propiedad privada y el Estado.
– Lefebvre: Aportes sobre las reglas para el uso del materialismo dialéctico.
– Lenin: I Congreso de la Internacional Comunista. Obras Completas. t.XXVIII.
– Lenin: El Estado y la Revolución. Obras escogidas (vol.2) Editorial Progreso.
– Lenin: La Revolución proletaria y el renegado Kautsky. Obras escogidas (vol.3)
Editorial Progreso.
– Lenin: Primera exposición ante el KOMSOMOL en la Universidad Comunista
Sverdlov.
– Marx y Engels: Manifiesto Comunista. Editorial Ayuso.
– Marx: Las luchas de clases en Francia. Editorial Ayuso.
– Meliujin: El problema de lo finito y lo infinito.
– Meliujin: El carácter inagotable de la materia.
– Joseph Zias: Crucifixión en la antigüedad.
– Stalin: Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico.

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