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1.

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL (máquina de hilado de Samuel Crompton)

A mediados del siglo XVIII Inglaterra fue


escenario de una revolución tranquila
que transformó profundamente la
sociedad. La industrialización se apoyó
en el trabajo de dos materias primas, el
algodón y el hierro, en el
aprovechamiento de nuevas energías, la
hulla y el vapor, y en una serie de
avances técnicos, el más trascendental
la máquina de vapor diseñada por
James Watt.

Desde Inglaterra esta transformación se


extendió a otros países europeos y llegó
a través de los océanos a Estados Unidos y Japón.

Muestran estrecha relación con este proceso todos los fenómenos planetarios de los dos
últimos siglos: explosión de la población, tecnificación de la agricultura, trasvase de
hombres desde el campo a las ciudades, revolución del transporte –iniciada por el
ferrocarril-, aparición del proletariado. La llamada “Revolución Industrial”, es el marco del
mundo contemporáneo

Aunque no existe acuerdo sobre la fecha de partida, se apunta su proceso en los años 1740
y 1780.

En cuatro puntos puede definirse la Revolución Industrial:


 Crecimiento rápido de la población, lo que exigía la producción masiva de artículos.
 Nuevas materias primas para atender al aumento de la demanda.
 Nuevas fuentes de energía.
 Empleo de máquinas en el trabajo.

1.1. Las bases de la revolución industrial


a) La revolución demográfica, cuyo factor clave fue el descenso de la mortalidad,
debido a tres factores principales: avances médicos (1796 Jenner descubre vacuna
contra la viruela), mejora de la calidad de la vivienda y la alimentación, y preocupación
por la higiene. El empleo cotidiano del jabón redujo las infecciones.
b) Crecimiento de las ciudades, el crecimiento urbano constituyó otro estímulo para la
demanda. El incremento de las funciones de la ciudad demandaba un número mayor
de aparatos, materiales de construcción, medios de transporte, exigidos por la
diversificación del trabajo.
c) Las materias primas. Para atender las necesidades de una población en expansión
se estimularon las industrias textil y siderúrgica, convirtiéndose el algodón
(desplazamiento de la lana) y el hierro en materias primas imprescindibles
(fundamental para la industria como sustituto de la madera y en la fabricación de
máquinas, considerado en “pan de la industria”).
d) Energía nueva. Sucesivamente, el carbón, la electricidad y el petróleo serían
paranzas decisivas en la industrialización del mundo. Electricidad y petróleo
alimentarían la llamada segunda revolución industrial, el carbón (que hizo posible la
siderurgia), lo fue de la primera. Otra forma de energía aparecería con la introducción
de las máquinas de vapor.
e) Las máquinas. La industrialización se apoyó en una cadena continua de inventos,
deslumbradora para los contemporáneos. En 1769 Watt registra la patente de la
máquina de vapor, con lo cual se inicia la mecanización, que fue aplicado primero al
proceso del algodón (máquinas de hilar). De la misma relevancia fueron los inventos
en la siderurgia, en 1814 Stepehenson inventa la primera locomotora, abriendo la era
del ferrocarril, con lo cual se produce una revolución en el transporte.
Más que lCambios a demanda de una población creciente, fue el ingenio de los técnicos
el que desató la renovación continua que caracterizaría la industrialización.

1.2. La aportación de la agricultura, que tenía el desafío de su tecnificación, ya que tenía


que alimentar a una mayor población con el menor uso de la mano de obra (nuevos
instrumentos que desembocan en máquinas segadoras, trilladoras que desplazaron la
tracción animal.
En conjunto la agricultura contribuyó a la industrialización mediante cuatro
aportaciones:
 Producción de alimentos para una población en expansión.
 Suministro de mano de obra para la industria.
 Acumulación de capitales que posibilitaron el nacimiento de nuevas empresas.
 Mercado para la venta de maquina agrícola.

1.3. Cambios en la economía.

 El mercado. Las fábricas y las máquinas requerían grandes inversiones de los


capitalistas o economía de mercado.
 La empresa capitalista. Hacia 1860, la escalar del mercado con el desarrollo de los
ferrocarriles, la industria química y la extracción petrolífera, exigía inversiones más
cuantiosas, y comenzaron a proliferar las sociedades anónimas, cuyo capital se
formaba con la adquisición de acciones en bolsa.
Alrededor de 1880, y coincidiendo con el despegue de la llamada segunda revolución
industrial, las asociaciones de varias empresas de un mismo sector dieron lugar a
los trusts, capaces de controlar por sí solos una rama de la producción, lo que
colisionaba con el principio de la competencia propuesto por Adam Smith, obligando
a los gobiernos a aprobar leyes antitrust.
En otros casos varias empresas firmaban acuerdos para regular un sector, caso de los
cartels, imperantes en la Alemania de finales del XIX.
 Los bancos, además de prestar dinero los bancos se implicaron, ellos mismos,
mediante la adquisición de acciones, en el desarrollo de las industrias. La quiebra
de un banco puede arruinar a los particulares que le han confiado sus ahorros y a
las empresas en que poseen acciones. Es uno de los fenómenos más
espectaculares de una crisis económica.
 Crisis económicas cíclicas, el paso de la prosperidad a la depresión se llama
crisis, y el periodo que abarca las dos tendencias ciclo. En un ciclo, por tanto, se
distinguen una fase de alza y otra de baja, convirtiéndose en un fenómeno inevitable.

2. Países de la revolución industrial: Inglaterra, considerada pionera de la revolución,


se convirtió en el espejo para las restantes naciones, distinguiéndose sucesivas
oleadas industrializadoras. Bélgica, Francia, Holanda y el norte de Alemania
iniciaron su industrialización en los primeros años del siglo XIX. Estados Unidos y el
conjunto de Alemania se incorporaron en una fase posterior. Japón y Rusia fueron
dos países de industrialización tardía, inducida por los gobiernos y cuya etapa
decisiva se cubrió en los últimos decenios del siglo.

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