Вы находитесь на странице: 1из 2

DISCURSO PARA EL ACTO DE ENTREGA DE ORLAS A LOS ALUMNOS DE 2º DE BACHILLERATO

IES La Asunción
Elche

15 DE JUNIO DE 2007

FÉLIX ARIAS

Buenas tardes.

Agradezco al APA del Centro y a su Presidente la iniciativa para organizar de este acto
importante, porque supone la despedida a unos alumnos que han estado con nosotros
varios años. También mi agradecimiento a los profesores, alumnos y personas de fuera
del Centro, que han trabajado para que sea algo digno.

Para concluir esta entrega de orlas me dirijo a todos los presentes con unas breves
palabras, pero especialmente a los alumnos de 2º.

Quisiera extender mis felicitaciones a cada uno de los alumnos de 2º de Bachillerato que
ha aprobado el curso y a sus familiares. También a aquellos que no han podido aprobarlo
todo, pero que se han esforzado para ello. Todos han recorrido un largo camino y deben
de estar satisfechos.

En nombre de todos los profesores, quiero decirles que nos sentimos orgullosos de
haberles tenido aquí, de haber compartido tantos momentos de trabajo, conversación,
diálogo,…. Hemos intentado enseñarles y ayudarles para que sepan más y sean mejores,
pero eso nos ha servido a nosotros también para aprender y seguir madurando.

También estamos muy agradecidos a los padres de nuestros alumnos, que nos han
confiado lo más importante para ellos, sus hijos. Al depositar en nosotros esa confianza
nos transmiten, en parte, la responsabilidad de colaborar con ustedes en su educación, en
una etapa fundamental para su desarrollo. Esperamos haber sido dignos destinatarios de
su confianza.

Hoy celebramos el fin de una etapa muy especial en la vida de todas las personas.
Aunque muchos, hoy no sean capaces de darse cuenta, el paso por el Instituto, las
enseñanzas medias, marcan, en muchas ocasiones, a las personas y su futuro.

Pero hoy también nos despedimos de amigos y profesores, personas con las que hemos
compartido muchos momentos especiales, buenos y menos buenos. Con algunos
seguiremos en contacto siempre, con otros durante un tiempo, y también habrá otros a los
que apenas veremos más. Pero siempre recordaremos nuestro paso por este viejo
instituto. Dejará huella en nosotros. No lo duden.

Paren un momento el acelerado ritmo que llevamos y piénsenlo. Cuenta una historia china
que un hombre caminaba lentamente bajo la lluvia. Un transeúnte apresurado le preguntó
- ¿Por qué no caminas más aprisa?- También llueve delante.- Contestó.
La mayoría de las cosas que han aprendido aquí, serán útiles, en el mejor sentido de la
palabra, no solamente útiles para ir a la Universidad, encontrar un trabajo o saber más,
sino útiles para ser más personas, para ser mejores.

Cuando salgan esta noche y vayan a cenar al San Plácido no crean ser únicos. Allí afuera
habrá centenares de personas con el mismo título que ustedes, con mejores títulos. Pero
ustedes serán especiales para ustedes, son lo más importante para cada uno. Su vida en
particular, su vida entera depende, en parte, de ustedes. No valen las excusas. No vale
refugiarnos en las circunstancias, en los demás, en la mala suerte,… Pueden engañar a
otros pero no a si mismos. Por lo tanto decidan con responsabilidad lo que quieren hacer,
lo que quieren ser. Recuerden lo que nos decía Aristóteles: los actos configuran los
hábitos y los hábitos el carácter, nuestro modo de ser.

En la mayoría de los discursos de este tipo se dicen cosas como "sigan sus sueños" o
"que sean lo mejor que pueden ser". Yo también se lo digo. Pero eso no es suficiente,
además les diré otra cosa, tienen la obligación de luchar por los principios que nos
permitan trascender a nosotros mismos, ser útiles a los demás.

Kant en 1784 señalaba que la ilustración es la liberación del hombre de su culpable


incapacidad. Por eso, debemos ser capaces de servirnos de nuestra propia inteligencia.
Ten el valor de servirte de tu propia razón, -decía- . Un pueblo será más feliz si sus
componentes piensan por sí mismos, si son libres, y esa libertad no es un don, sino que
hay que conquistarla. La manera de conquistarla es sabiendo, aprendiendo, conociendo.
Los poderosos se aprovechan de la ignorancia de los demás, para dominarlos, pero no
son el único enemigo en nuestra búsqueda de la verdad, quizás el peor enemigo seamos
nosotros mismos, nuestra tendencia a quedarnos cómodamente con lo que nos dan ya
hecho, sin querer esforzarnos. No hay nada que produzca tantos males y sea tan inútil
como la pereza.

Por eso, cada vez que miren la orla, recuerden que aún son estudiantes, que siempre lo
deben ser, que nunca se termina de aprender. O no debemos hacerlo.

Permítame terminar con unos versos de Antonio Machado:

Caminante, son tus huellas


el camino y nada más:
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.

Вам также может понравиться