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Guía de resiliencia de la APA para padres y profesores


Tendemos a idealizar la infancia como un momento del
desarrollo en el que carecemos de preocupaciones. Sin
embargo, esta etapa no protege contra las heridas
emocionales y los traumas que muchos niños suelen
experimentar, y que pueden venir derivados de una
amplia variedad de problemas como, por ejemplo, la
adaptación a un nuevo colegio, el acoso por parte de
los compañeros de clase o sufrir abusos en el hogar. La
capacidad de desarrollarse a pesar de los desafíos
surge de las habilidades de resiliencia.

Con esta introducción, comienza la “Guía de


resiliencia para padres y profesores”, un artículo
publicado por la APA (Asociación Americana de
Psicología-American Psychologycal Association) en
su página Web, a través del cual ofrece una serie de
recomendaciones dirigidas tanto a padres como a
profesores, con el fin de ayudar a niños y adolescentes
a desarrollar su resiliencia (entendida como la
capacidad para hacer frente de forma eficaz a la
adversidad, al trauma, a las amenazas o a fuentes
estresantes).
Tal y como indica la APA, si bien el dolor emocional y la tristeza son sentimientos que suelen
experimentarse tras sufrir un trauma importante o una pérdida personal (o al enterarnos de la
pérdida o trauma de otra persona), es esencial saber hacerles frente y sobreponerse a ellos.

Los niños, concretamente, pueden aprender a desarrollar su resiliencia y, tanto padres


como profesores, juegan un papel importante ayudándoles a fomentarla. Para tal fin, la
Asociación enumera los siguientes consejos:

1. Establecer conexiones sociales

Relacionarse con las personas brinda apoyo social y fortalece la resiliencia. Ayude a su hijo a
hacer amigos, enseñándoles la habilidad de la empatía (ponerse en el lugar del otro). Construya
una red familiar fuerte para poder apoyar a su hijo ante decepciones y disgustos inevitables.

En la escuela, hay que estar atento a las relaciones entre los niños y comprobar que ninguno
esté aislado.

2. Ayude a su hijo a ayudar a otros

Ayudar a otros puede permitir a su hijo superar la sensación de impotencia. Anímele a


involucrarse en trabajos voluntarios apropiados para su edad, o pídale ayuda en algunas tareas
que él o ella domine. En la escuela, se puede realizar en el aula una lluvia de ideas acerca de las
formas en que pueden apoyar a los demás.

3. Mantenga una rutina diaria

Seguir una rutina puede ser reconfortante para los niños, especialmente los más pequeños, que
necesitan una estructura en sus vidas. Inste a su hijo a desarrollar sus propias rutinas.

4. Hacer pausas

Aunque, como ya comentamos en el punto anterior, es importante seguir una rutina,


preocuparse constantemente puede ser contraproducente. Enseñe a su hijo a centrar su
atención en cosas distintas de aquellas que le inquietan. Controle si está expuesto a información
que pueda preocuparle -ya sea en Internet, a través de noticias o conversaciones escuchadas-, y
ayúdele a distraerse de los pensamientos preocupantes.

En la escuela, es importante contar con un tiempo no estructurado en la jornada escolar para


que los niños puedan desarrollar su creatividad.

5. Enseñe a su hijo a autocuidarse

Los padres constituyen un modelo de aprendizaje para los niños. Por tanto, sea un buen ejemplo
de hábitos saludables para su hijo, mostrándole la importancia de comer adecuadamente, hacer
ejercicio y descansar las horas necesarias. Asegúrese también de que disponga de un tiempo
para poder divertirse y relajarse. El autocuidado, ayudará a su hijo a mantenerse equilibrado y a
manejar mejor los momentos de estrés.

6. Establezca metas

Es importante que los niños aprendan a fijarse objetivos razonables, y a alcanzarlos paso a paso.
Avanzar hacia esa meta –incluso si se ha dado un pequeño paso-, y recibir elogios como
refuerzo, le ayudará a desarrollar una actitud positiva, centrándose en los logros en lugar de los
fracasos, y fomentará la construcción de la capacidad de resiliencia para encarar los desafíos.

En la escuela, con los niños más pequeños, es importante descomponer las tareas grandes en
pequeños objetivos alcanzables. Con los mayores, reconozca y refuerce sus logros a medida que
vayan dirigiéndose hacia metas mayores.

7. Cultivar una autoimagen positiva

Anime a su hijo a recordar situaciones pasadas en las que ha lidiado con éxito con las
dificultades, haciéndole ver que los desafíos promueven el desarrollo de la capacidad para
manejar otros retos en el futuro. Anímele a confiar en sí mismo a la hora de resolver problemas
y tomar las decisiones adecuadas. Recuérdele la importancia de ver la vida con humor y saber
reírse de uno mismo.

En el aula, muestre a los niños que sus logros individuales pueden contribuir al bienestar del
conjunto de la clase.

8. Mantener las cosas en perspectiva y una actitud positiva

Cuando su hijo se enfrente a un acontecimiento muy doloroso, enséñele a ver la situación en un


contexto más amplio y a mantener una visión a largo plazo. Dado que a los niños, por su edad,
puede resultarles difícil mirar las cosas con visión de futuro, ayúdele a comprender que los
problemas presentes se pueden considerar a largo plazo, y que, más adelante, la situación
puede mejorar en comparación con el momento presente. Una visión optimista y positiva
permitirá a su hijo ver las cosas buenas de la vida y avanzar, hasta en los momentos más
difíciles.

En la escuela, muestre a los niños que los problemas se pueden superar y la vida continúa
después de un acontecimiento negativo, utilizando, para tal fin, una historia o un cuento que lo
ilustre.

9. Buscar oportunidades para el autodescubrimiento

Durante los momentos difíciles, los niños suelen aprender más sobre sí mismos. Explique a su
hijo que es posible extraer una enseñanza de todas las situaciones a las que nos enfrentamos,
ya sean positivas o negativas.

En la escuela, abra un debate y anime a los estudiantes a explicar qué cosas han aprendido
después de pasar por una experiencia difícil.

10. Aceptar que el cambio es parte de la vida

Desde que nacemos, nuestra vida está llena de cambios a los que debemos adaptarnos. Para
algunos niños, estas situaciones suelen ser difíciles, y pueden vivirse de forma angustiosa. Por
esta razón, es fundamental que explique a su hijo que el cambio es parte de la vida, y que
cuando las metas se vuelven inalcanzables, se pueden sustituir por otras nuevas.

En la escuela, haga conscientes a los estudiantes de los cambios que han experimentado a
medida que han ido pasando de curso, y hablen sobre el impacto que han tenido sobre ellos
dichos cambios.

La resiliencia en función de la etapa escolar

A parte de las recomendaciones anteriores, la Guía de resiliencia cuenta con varios apartados en
los que aborda la construcción de la resiliencia de forma más específica, orientando a padres y
profesores en este proceso, en función del momento del desarrollo del niño y de la etapa escolar
en la que se encuentra.

Para finalizar, la APA subraya que, si bien esta Guía proporciona información útil, no debe ser
utilizada como sustituta de un profesional de la salud mental, y recomienda acudir a uno en caso
necesario. A este respecto, recuerda que los psicólogos son profesionales capacitados para
ayudar a su hijo a fortalecer su resiliencia y aprender a perseverar en momentos de estrés o
trauma.

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