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Dr.

Kléver Silva Zaldumbide


MEDICO ACUPUNTURISTA
Doctor en Medicina y Cirugía en la Universidad Central del Ecuador
Especialización de dos años de postgrado en la República de China en
ACUPUNTURA Y MOXIBUSTIÓN

No se puede hacer nada bien, sin dormir bien


De todas las cosas que un ser humano puede hacer, el dormir es
probablemente lo que salvaguarda más nuestra salud mental y física. Es quizá
lo que más nos gusta en esta vida, cada uno está por fin sólo, sin los demás,
nos distrae del mundo, nos hace inmune a sus ataques… ¿pero sólo es cuestión
de cerrar los ojos y ya está? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),
el 40% de la población padece de trastornos del sueño.
El sueño es completamente natural, absolutamente necesario y, sin embargo,
es casi un misterio. Los hechos básicos sobre el sueño se han investigado sólo
recientemente y todavía está por descubrirse porqué es tan necesario y como
nos restaura el cuerpo y la mente. Las etapas del sueño ocurren según un
patrón o ciclo repetido de NREM seguido de REM, y cada ciclo dura
aproximadamente 90 minutos. El ciclo de sueño se repite de 4 a 6 veces
durante un período de sueño de 7 a 8 horas. Las perturbaciones en los
patrones individuales del sueño pueden perturbar y alterar el ciclo de éste.
El impacto funcional del insomnio afecta por igual a los campos, físico (falta
de capacidad de trabajo, debilidad, imprecisión,) psicológico (fatiga,
irritabilidad, falta de concentración, si es crónico, desorientación mental, los
estados más avanzados son intensamente molestos pues producen
alteraciones neurológicas incapacitantes, alteraciones emocionales etc.) y
social (desadaptación), Los trastornos del sueño ocurren en un porcentaje
alto de la población general y en su variedad más común no se relaciona con
trastornos físicos, a menudo están asociados con estrés (nerviosismo,
preocupación, ansiedad), relacionado con alguna situación, enfermedad,
envejecimiento o automedicación. Los desórdenes del sueño auto-infligidos
(como por ejemplo aquellos atribuibles al cigarrillo, al uso de la cafeína, el
alcohol, modificadores del sueño vendidos por mostrador) son comunes,
como lo es la interrupción del sueño debido al trabajo. En todos esos casos, la
calidad de vida podría mejorar con una mejor educación con respecto a la
importancia de un sueño tranquilo. El sueño, en Oriente, es considerado casi
como un acontecimiento sagrado y merecedor de respeto a su tiempo de
requerimiento, por ello desde tempranas edades tienen educación preventiva
con cuentos y fábulas filosóficas destacando su necesidad vital. Los trastornos
del sueño y, en resumidas cuentas, la inversión del ciclo sueño-vigilia, pueden
ser los primeros signos, sumándose un condicionamiento negativo,
consistente en esfuerzos condicionados internos (el miedo a ser incapaz de
dormir) y externos (el ambiente para dormir o los rituales a la hora de
acostarse). No se necesita más que sentido común para darnos cuenta de que
cuando no podemos dormir generalmente es porque nuestros pensamientos
nos mantienen despiertos (rumiación de pensamientos), las preocupaciones,
la ansiedad, los sentimientos de culpa, etc. De ahí la importancia tratar la raíz
del problema buscando la restauración de nuestro reloj biológico y del
sistema nervioso con métodos inofensivos como psicoterapia y consejería
para recuperación emocional. ACUPUNTURA mediante neuro-estimulación
sobre los controles motor, sensorial y endocrino, regula, armoniza y equilibra
el sueño-despertar.
En Oriente desde muy tempranas edades se da énfasis en dar al sueño el
carácter de “sagrado” por su crucial importancia de ser regenerador
energético. Se dice que el sueño es como la mariposa, si queremos atraparla,
es casi imposible, pero si nos quedamos quietos (con la mente tranquila ya
que nada podemos solucionar con sólo pensar nuestros problemas) se puede
posar en nuestra propia nariz (el sueño llega solo).
Este tema de la perturbación del sueño sólo se empieza a reflexionar sobre él,
cuando algún trastorno nos impide dormir. Al sueño lo debemos respetar
¡Qué gran desatino decir “esta noche converso con mi almohada y mañana te
digo lo que he decidido”! La hora de dormir no es para acordarnos de lo que
pasó ayer o hace meses o años; tampoco es para planificar lo que tenemos que
hacer mañana o imaginar o suponer que pasará mañana con tal o cual
problema… ¿Cuál es mi presente? Mi presente es que estoy acostado, y
entonces ¿qué debo hacer? pues ¡¡ dormir!!
Cuando el cerebro está descansado y la producción de hormonas está
equilibrada, la memoria funciona a la perfección. Eso hace que la imaginación
sea más potente y nosotros, más creativos. La falta de sueño hace que los
adipocitos (células grasas) liberen menos leptina, la hormona supresora del
apetito. El insomnio provoca, además, que el estómago libere más grelina (la
hormona del apetito). Ambas acciones hacen que dormir poco se asocie a la
obesidad. Nuestro sistema inmunitario emplea el tiempo de sueño para
regenerarse, lo que le permite luchar con eficacia contra las toxinas y los
gérmenes que de forma continua nos amenazan. Dormir fortalece las
conexiones neuronales. Durante la fase REM del sueño, el hipocampo, el
almacén de nuestra memoria, se restaura, transformando la memoria a corto
plazo en memoria a largo plazo. En la Universidad de Hafi (Israel) lo han
corroborado con los resultados de un estudio que afirma que una siesta de 60
minutos a media tarde ayuda a fijar los recuerdos y la destreza. Un reciente
estudio publicado en el European Heart Journal afirma que los insomnes
tienen tres veces más posibilidades de sufrir una insuficiencia cardíaca que
los que duermen a pierna suelta. El insomnio aumenta los niveles en sangre
de las hormonas del estrés, lo que aumenta la tensión arterial y la frecuencia
cardíaca. Otros estudios también ligan el insomnio a tener el colesterol más
alto. Cuando dormimos, el cuerpo se relaja y eso facilita la producción de
melanina y serotonina. Estas hormonas contrarrestan los efectos de las
hormonas del estrés (adrenalina y cortisol) y nos ayudan a ser más felices y
emocionalmente más fuertes. La falta de sueño provoca, por el contrario, una
liberación aumentada y sostenida de las hormonas del estrés. Un celular, una
laptop, necesita cargarse de energía mediante un cargador. Nosotros
necesitamos dormir bien para tener energía suficiente al siguiente
día…Lástima para aquellos (cada vez son más) politiqueros, que, por dineros
mal habidos y por miedo a ser auditados, no pueden darse la lujosa felicidad
de tener la almohada más cómoda del mundo como es la conciencia tranquila.
El insomne se enfrenta a muchos factores negativos que le generan un
desesperante naufragio de orientación, uno es el desprestigio de estos
psicofármacos en base a comentarios de sus familiares o amigos como: “no
tomes porque es droga” y comparaciones infundadas con otros parientes que
le generan mayor desinformación formándose un prejuicio sobre el uso de
éstos. De esta forma al caer la noche el insomne enfrenta un conflicto de
decisión si tomar o no aumentando así su confusión siendo esta una de las
tantas razones por la que deja de tener el efecto deseado el fármaco que
ingiere. Pero el insomnio perdura ahora no por causa exterior, sino por un
motivo interior ya que durante ese intervalo la persona afectada ha empezado
a tener miedo al insomnio, y este temor es capaz de ahuyentar el sueño: es
decir que se trata de un mecanismo de ansiedad y expectativa, que hace que
un síntoma en sí inofensivo y pasajero provoque en la persona afectada
determinados temores; éstos fortalecen el insomnio en cuestión, y éste
síntoma agravado incrementa a su vez los temores del paciente.
Consecuentemente éste cae en un círculo vicioso o en un espiral en donde el
problema va en ascenso. En todo caso la persona se va encerrando cada vez
más en su ansiedad de expectativa, al principio tiene todavía la esperanza de
que el insomnio desaparezca pronto, luego teme que se presente y al final está
convencido de ello deseando que la noche nunca llegue. Se apodera de la
persona una ansiedad hasta llegar al denominado “miedo a la cama”, está
cansado durante el día, le aterroriza la idea de una noche de insomnio, se
inquieta y excita y esta misma excitación le impide dormir, cometiendo el
mayor error en que podía incurrir: esperar impaciente al sueño.
Nuestro cuerpo es una proyección de nuestra conciencia, la conciencia es otro
de los sucesos biológicos fundamentales que son fáciles de reconocer, pero
difíciles de definir. La conciencia es un campo de alertidad de inteligencia;
percibimos a nuestro ser físico como un objeto tangible y esto se debe a que
nuestro punto de vista limita nuestra percepción. Aparentemente el cuerpo
es una realidad innegable, pero podríamos decir que de la manera en que lo
percibimos refleja tan sólo una parte parcial de lo que realmente es. Además,
nuestro cuerpo físico se renueva constantemente, el de hoy no es el mismo
que el de ayer, cada mes se crea una piel nueva, cada cinco días se crea un
nuevo recubrimiento estomacal, cada tres meses se renueva el esqueleto,
nuestro código genético cambia cada seis semanas…es decir que somos como
un río en constante flujo, se procesa constantemente. Pensando de esta forma,
podemos entender que tenemos patrones de inteligencia en cada una de
nuestras células y, aunque pensamos que nuestros pensamientos,
emociones, sentimientos y deseos no son objetos materiales y que el cuerpo
si lo es, ambos son expresiones del mismo campo de inteligencia. Por tanto,
los eventos mentales que irrumpan nuestro sueño nos traerán grandes
desajustes funcionales en nuestro organismo.
Querido y apreciado cerebro: ¡Por favor no pienses tanto esta noche,
deja mis problemas bien lejos, necesito dormir! El ayer, lo que hice, lo
que me hicieron, lo que no hice, ya es pasado; lo que tengo que hacer es
mañana, es futuro. ¡Estoy este momento acostado y ese es mi presente!
Parte de la felicidad consiste en gozar de buena salud, y para ello necesitamos
dormir sin miedos y despertarnos sin angustias. Por más graves que luzcan
nuestros problemas, nuestra responsabilidad, si no queremos aumentar las
dificultades que tal vez tengamos, entreguemos nuestro cuerpo y nuestra
mente a Dios para que Él nos permita tener el descanso ininterrumpido que
necesitamos para que mañana tengamos suficiente fuerza y energía para
buscar las soluciones a éstos…Recordemos que: “Cada noche morimos, cada
mañana nacemos de nuevo y cada día es una nueva vida.”

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