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Lvs grupos basados en el parentesco han constituido en las
culturas preindustriales - que cubren todaví.a la mayor panc de
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Robin Fox
la superficie de nuestro planeta- la clave de arco de la estructura
social. Al carácter técnico y extremadamente complejo cíe esta ~ Sisteinas de parentesco
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área disciplinaria (que ocupa en la Antropología un lugar t!q uiva-
lcnte al de la Lógica dentro de la Filosofía) se une la divers!dad de
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y matrimonio
las perspectivas adoptadas por los inve&tigadores: la polémica ,_. . ,.
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clásica entre los evolucionistas (MacLennan, Maine, M organ) en


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1~ Alianza lf niversidad
torno al matriarcado; los t rabajos de campo de Malinowski; los
estudios de Radcliffe-Brown y los antropólogos británicos espe- ...........)
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cializados en Africa (Evans-Pritchard y Meyer Fortes); las Oiigi- •')


nales apotiaciones de Lévi-Strauss, etc. En esta introducción de ....(=1.....
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carácter sistemático, q ue lleva a cabo una fijación rigurosa de la ...
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terminología y una definición precisa de los conceptos utilizados,
R013IN FOX expone Jos principios lógicos de los diferentes
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SfSTEMAS DE PARENTESCO Y MATRIMONIO en forma
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abstracta y con un enfoque fundamentalmente deductivo. Tras un r;
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breve recorrido histórico, la obra se centra en la explicación de lor> (•)
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mecanismos de formación y perpetuación de los grupos de- ~;:
C)
parentesco: incesto, filiación unilineal, segmentación y dr.blc ;-<
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filiación, filiación cognaticia, grupos centrados en torno al ego, !~
teoría de la alianza, exogamia y sistemas complejos y asimétrico~.
El libro se cierra con una serie de útiles p recisiones sobre !a ..,_.,
1)

( /')
terminología del parentesco. Otros títulos en Alianza Editorial : ro;s
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«Introducción a la an tropología social» (AU 67), de Lucy Mair; ....
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«Introducción a la antropología general» (AUT 37), de M arvin
Harris. .
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Alianza Editorial l<


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Cul.lierta Daniei Gil


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Alianza Universidad
Ro hin
Fox

Sistemas
de parentesco
y matrimonio

Versi6n española de
Juan Falces
Revisi6n de
Isabel Carrillo

Alianza
Editorial
Título original: IN DICE
Kinship and Marriage. An Antropological Perspective
Publicado por primera vez por Penguin Books Ltd., Harmondsworth
Middlesex, Inglaterra. '

Primera edición en ·Alianza Universidad»: 1972


Segunda edición en •Alianza Universidad•: 1979
Tercera edición en •Alianza Universidad•: 1980
Cuarta edición en «Alianza U niversidad•: 1985

Prólogo 9
Introducción 13
l. Parentesco, familia y filiación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
2. El problema del incesto .. . .. .. .. ...... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 51
3. Grupos locales y grupos de filiación .... . . .. .. . .. . .. .. . .. . .. 73
4. Grupos de filiación unilineal .. ... ........ ... .. .... . .. .. .. .... 91
5. Segmentación y doble filiación ................ ... ... .. ..... . 113
6. Filiación cognaticia y grupos centrados en tomo al ego .. . 135
© Robín Fox, 1967
© Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1972, 1979, 1980, 1985
7. Exogamia e intercambio directo 161
Calle Milán, 38; : 200 00 45 8. Sistemas complejos y asimétricos ............................ .. 193
ISBN: 84-206-2013-0
Depósito lcg:U: M. 7.878-1985 9. Terminología del parentesco ............................... .. 223
Impreso en C losas-Orcoyen, S. L. Polígono lgarsa
Paracuellos del Jarama (Madrid) Referencias bibliográficas ........ ....... .. ... ... : .. ........ .. ..... . 245
Princcd in Spain I ndice alfabético .... ................ ................ ...... .. ......... . 249

7
PROLOGO

Aunque el tema del parentesco y el matrimonio hace ya tiempo


que domina la enseñanza y el pensamiento antropológicos, en reaii-
dad no existe un libro que sirva de introducción. La excelente «intro-
ducciónll> de Radcliffe-Brown en su African System of Kinship and
Marriage (1950) todavía constituye la única obra general recomenda-
ble para los estudiantes de primer año y para los legos interesados
por el tema, pero está envejeciendo a marchas forzadas . En algunos
libros de texto de antropología existen capítulos o secciones, pero son
más bien breves. Se necesita una obra general que intente exponer
algunos métodos de análisis utilizados al abordar el parentesco y el
matrimonio; un libro que sea útil para los estudiantes que por pri-
mera vez se enfrenten con este problema y que, a la par, interese al
lego que desee saber algo más sobre este tema central de la antropo-
logía sociaL
Naturalmente, no me propongo escribir ese libro. Sin embargo,
durante varios años he dado un curso sobre este tema a un auditorio
compuesto en gran parte por estudiantes universitarios de segundo
año de ciencias sociales. Las clases sustituían, de hecho, a ese libro
general no existente; trataban de facilitar el armazón general de aná-
lisis a los estudiantes, quienes podían entonces proseguir, ayudados
por sus mentores o por sí mismos, investigaciones más amplias y
9
11
Prólogo
Sistemas de parentesco y matrimonio
, lo ue la lógica a la filosofía o el desnudo al arte: la discip~a
10

detalladas. Era propósito deliberado más bien suscitar preguntas con


log~~a dd tema; disciplina que, como la lógica formal Y el ~buJo
básl f' a es sencilla a la ve:z que dificil, lo cual creo que constltuye
ellas que dar respuestas. Se me sugirió que sería una buena idea de a 1gur ,
recoger las disertaciones de clase en un libro, con lo cual podríamos parte de su atractivo. .
dedicar el tiempo de las clases a estudios más profundos de temas Como indica el subtítulo del ~~r?, se trata de una perspecttva
especiales; y ésta es la razón de que se llegara a escribir el libro. He , · . he elerrido la del anahsts de los grupos de parentesco,
antropo1oglca, o· . . . alm d t
preferido mantener el estilo de charla de las clases, ya que no con- or este motivo se ha presCUldtdo cas1 tot ente ~ gran par e
tradice los fines del libro. La Introducción no formaba parte del cur- ~J t rial conocido sobre las relaciones de parentesco mterpersonal
so. Yo abordaba el tema sistemáticamente y no desde el punto de b : ~penas si se menciona. Me incliné por este enfoque porque
1
vista hil:tórico, pero al pasar al libro, me pareció necesario trazar un ~e arece la mejor manera de subrayar la c?ntribuci?n de la antr,o-
bosqueje histórico, por inadecuado que éste fuera. p '¡a al estudio de este campo de las relacwnes soctales y, ademas,
poor1ogue una ve:z que el lector comprenda 1os prmc1p1os
· · · .~P· 1'1c1'tos
Hace ahora casi exactamente unos cien años desde que se empezó
a tratar este tema. La obra de Me Lennan, Primitive Marriage (Ma- ~n ~ste aspecto del análisis del parentesco estará en ,condict?nes de
trimonio primitivo) se publicó en 1885; la de Maine, Ancient Law abordar otros. El procedimiento puede tambtd'én ser ~asl ~rácflco ~~a
estudiantes de sociología que eseen me wr e .es o
(Ley antigua), en 1861, y la de Morgan, Systems o/ consanguinity prof esores Y d l d 1 ooales en
and Aflinity of the Human family, en 1871. A lo largo de este pe- de los grupos de parentesco dentro e e os grupos s
ríodo se fue acumulando una ingente masa de obras, pudiendo ~~ . ,
decirse que superan la mitad de cuantas tratan de antropología. Re- Como ya dice el subtítulo, se trata de una perspecttva antropolo-
sulta materialmente imposible condensar en un pequeño libro esta . a No me preocupan por tanto, todos los apasionantes pr~ble~as
materia y conseguir que inmediatamente sea asequible a las personas ~~e.la gente podría pla~tear en tomo al parentesco y al matru~oruo;
que no la conocen. Cualquiera de los capítulos que siguen podría sólo me ocupo de aquellos que algunos antropó¡t's hdn ;!~uffo
desarrollarse en un libro e incluso en una enciclopedia. Por tanto, que son «Útiles e interesantes», según las doctas P a ~a~ . e e e-
lo que he intentado hacer es retroceder hasta algunos «principios Brown Aún as( la opinión antropológica se halla diVld!da respec¿o
elementales», aprehender su lógica y lograr as( su conexión con la a los ~bjetivos ~enerales del tema. Contrari~me~te a la mayorfa e
conducta y la naturaleza humanas. Para ello he tenido que sacrificar mis colegas británicos, inclinados hacia lo soc10l6~1CO, no ~e pr¡ocupa
gran parte de las sutilezas y detalles que hacen las delicias de los primordialmente la cuestión de ¿qué es la soc1edad?, smo o que
profesionales. Algunos de mis argumentos más parecerán caricaturas considero el verdadero problema antropológico: ¿qué es el H~mbre?
que simplificaciones, pero ello es inevitable. Siempre ha sido esta Dentro de esta perspectiva, el análisis sociológico es un me~o. para
una materia en la que los especialistas sólo han hablado entre sí (y un fin más que un fin en si mismo; cuando analizamos las vanaclOn:s
algunos incluso sólo con Dios), pero existe un número creciente en la estructura social aprendemos algunas cosas acerca de la espeoe
de estudiosos de ciencias sociales, tanto en las universidades como
fuera de ellas, y se merecen algo mejor que e1 que se les diga que Homo sapiens. .
es un tema difícil y reservado únicamente· a los especialistas. Es, Finalmente quiero insistir mucho sobre algo que ya deble.ra estar
en efecto, un tema difícil, pero esta no es razón para que se deje claro: este no es un «libro de texto», ni un «manual»,. smo un~
en blanco. · d ·'
«1DttO UCClOn».
Lo que me propongo es que la gented
se mterese }
h 1 .
ofrecerle una base de trabajo. No me ha preocupa o mue _o a termi-
Aú~ asf, no .intenté mantenerme al nivel del auditorio; por el
nología técnica del tema ni he utilizado .notas, referenc1as y otros
contrarw, más bten le he hecho zambullirse por la parte más pro-
recursos profesorales; tampoco he pretendtdo abordar todo. .
funda. Condensar y simplificar supuso que en muchos aspectos la ar-
gume:"t~ción se fuese haciendo más abstracta y tensa, con menos El libro no es una confirmación defi~itiva .de ve~da~es co.n?c1das,
descnpc10nes de la «vida sexual de los salvajes» y más análisis de los sino una serie de aportaciones para postenores mvest1gac10nes, mtenttl
sistemas, casi como sistemas de lógica. El parentesco es a la antropo·
12
Sistemas de parentesco y matrimonio

llegar ~ algur~as limitadas conclusiones, que sean susceptibles de com-


INTRODUCCION
p:obación. S1 !ogro conv~ncer a algunos lectores de que comprobar
c!ichas conclusiOnes constituye una actividad «útil e interesante» el
libro habrá cumplido su propósito. '
\
R. F.
Kingston-upon-Thames
Agosto, 1966.

Pocos deben ser los que escapen a la sugestión de tener antepa-


sados famosos o célebres. A la mayoría nos fascina el «árbol genea-
lógico)>, y hasta existen empresas que obtienen pingües beneficios
compilando datos genealógicos, particularmente para los norteame-
ricanos. Incluso si lo mejor que podemos encontrar es que descen-
demos de alguien que h1e colgado por robar una oveja en el siglo XVII,
aún así, no dejamos de sentir cierto orgullo, al saber que nuestro
linaje era conocido en tiempos tan remotos. Entre las familias nobles
la extensión de la genealogía es una medida de su prestigio; y ¿quién
no ha oído decir a un plebeyo, con ostensible deleite, pero sin tan
evidente fundamento, que desciende de un hijo ilegítimo de un duque
del siglo XVIII?
Si no se gana mucho con tales pretensiones, ¿por qué se tienen
tan a gala y orgullo la ascendencia y los antepasados? Psicológica-
mente, quizá se deba a la seguridad que derivamos del hecho mismo
de conocer nuestro linaje. Quizá nos sentimos menos contingentes y
nuestro lugar en el orden de las cosas puede parecernos menos
arbitrario si sabemos que somos un eslabón de la cadena que se
extiende hacia el pasado. El saber esto nos despoja de todo anoni-
mato: no caemos sin historia en el mundo. O bien, utilizando la

1.3
\
14 Sistemas de parentesco y m,rrimonio 1.5
Iotrodu~óo

metáfora que con mayor frecuencia se asocia a la búsqueda de ante- social gira en torno a la familia elemental compuesta de padres e
pasados: sentimos que tenemos raíces. hijos que de ellos dependen. . . .
En nuestro mundo moderno estos sentimientos pueden parecer Puede que seamos una soc.iedad relauvamente «Sm panentes»
sin sentido, simplemente porque no !es atribuimos importancia prác- ablemente los soc1ólogos han exagerado el alcance de
(aunque Prob
tica alguna; sin embargo, en gran parte del globo terráqueo, tanto esta tendencia), pero todavía perduran 1os s~ntmuentos
· · d el paren-
ahora como en el pasado, han sido de suma importancia. En muchas . prun·
s1seunve en uncarnal
0 · al que no hemos VISto desde hace mucho
s~des, prjmiti~ y avanzadas, las relaciones con los _!ntepas-ªdos
tesco.
· ' ¿no sentimos
aprieto · ·
cterta obl.1gac1'ó n para con
ttempo, ' · ., y · d
1 y los parientes haf! sido la clave de la estructura social, siendQ.)os él, simplemente por el hecho de que es nuestro prun~r, , s1 e~cu-
pivotes sobre los que giraban la mayoría de las interacciones, los de- briésemos quién fue nuestro tatarabuelo, ¿no nos se~t1r.1amos satlsf~­
recnos y las obligaciones, la lealtad y los sentimientos. Para un estu- chos, de algún modo irracional, por ese d~scubrumento? B_ertte
diante chino, un ciuaadano romano, un isleño del mar del Sur, un Wooster opinaba que eran muy pocas sus amtstades que no v~vían
guerrero zulú o un caballero sajón no debe haber habido nada de de lo que recibían de tíos 0 d as. Quizá esto sea ah~ra menos c1erto
caprichoso o nostálgico en el conocimiento genealógico; este co· ue antes, pero ¿no es verdad que creemos ten;r algun derecho sobre
nacimiento habría de ser esencial porque habría de definir mu- iros y tías simplemente en virtud de la relactón. de parentesco que
chos de sus más significativos derechos, deberes y sentimientos. nos une? Como d. ~e el viejo adagio: la sangre ma. . ..
En una sociedad en que el parentesco tiene tal importancia, Pero ¿por qué es así?; cuando las exigencias de n:ues:ra civiliza-
la lealtad al vínculo se impone a cualquier otra y, por esta ción industrial nos conducen hacia una estructura ,soctal unp7rs?nal,
sola razón, el parentesco debe ser enemigo de la burocracia. burocrática y racional, ¿por qué albergamos todavta es~ sentliDI~~to
En nuestra época moderna de tecnocracia y burocracia, la compleji- · · 1 del parentesco? Sé de un hombre que coleccwnaba VIe¡os
u:rac10na . 'é d f · d por lo
dad de nuestra estructura social exige que, teóricamente, un hombre álbumes familiares para contemplar1os, s.~tl ~ os: asona o
ocupe una posición por méritos y no simplemente pot ser el hijo ue consideraba como el ideal de la famtha vtctonana: ~ grupo en
de su padre; además, se le exige que sea leal a su Estado y a su
cargo antes que a sus parientes. Pero el parentesco es tenaz: en
d que cada cual debía lealtad sin reservas a los d:más, su;np~emente
1 hecho de ser «de la misma sangre». Idénttco sentuntento se
los países en desarrollo, la racionalidad burocrática a menudo se esfu· a~~p~ende del código del honor aristocrático, según el cual un verda-
ma ante la lealtad de parentesco; un funcionario superior elige a sus dero aristócrata debe vengar, sin reserva alguna, la muerte o el des·
subordinados no según sus capacidades para desempeñar el puesto, honor de un pariente. Este código del honor to~':'fa pr~valec~ ~n
sino de acuerdo con la proximidad de la relación; de manera que lo los países mediterráneos. Y si estas lealtades fa!Dthares m.c~~dicto·
que para nosotros es nepotismo, para él significa un importante nales, centradas en el vfnculo del parentesco, estan e~ opos1c1on con
deber moral. Incluso en nuestra propia sociedad ilustrada y racional, Jos mandatos de la Iglesia y las leyes del Estad.~, as1 como con las
la trama del parentesco y los matrimonios que circunda a las «grandes exigencias de una sociedad industrial en ex.panslon,, ¿de dónde prcl
familias>> - los Cecil, los Devonshire, los Churchill, etc.- se extiende cede su arraigo?, y, de no tratarse de arra1go, ¿c~al ~s entonces
hasta la mayoría de los aspectos de la vida pública y política. Tam- origen de su fascinación?, ¿procederá ?e 1~ e~penencta cent~ada en
bién en algunos enclaves de la clase trabajadora el entramado del pa- el parentesco durante siglos, por no dew mtlemo~? En las soctedeladdes
rentesco parece ser importante. En nuestros días el parentesco parece menos racionalizadas, menos regidas por la ley tmpe~sonal Y o-
tener escaso relieve en las clases medias, menos conservadoras y más minio del Estado, indudablemente ~ra del mayor. mterés contar,
dinámicas, aparte de la relación entre padres e hijos, e incluso esta por ejemplo, con un apoyo automáticO e~ las C?~tlen~as .. Du.rante
última se ha relajado de tal forma, que causaría verdadero asombro la mayor parte de su desarrollo la Humarudad v1v1Ó prmCJpalmente
a muchos primitivos contemporáneos nuestros. Que los hijos dejen a en sociedades en las que los grupo~ basados ~n el parentesco eran
sus padres, ya mayores, vivir e incluso morir solos --o que los sus unidades constitutivas. La s:~~tdad y 1~ nque:liddd un ~ou:ta~
internen en un asilo- a muchos les parecía la mayor de las inmo· su propia vida e incluso su postbilidad de ~nmort. a se a el
ralidades. Pero todo nuestro sistema de arquitectura y de bienestar en manos de sus parientes. Un hombre «SlD panentes» era, en
( \
16 Sistemas de parentesco y ml trimoiÚo Introdu~6n 1.7

mejor de los casos, un ser sin posición social, en el peor, un hombre todos los hijos o sólo quizá el mayor? ¿Qué sucede cuando no existe
muerto. Incluso nuestra sociedad, con vínculos familiares relativa- testamento o no existen herederos inmediatos? Si los herederos legí-
mente escasos, no ha conseguido despojarse de esa sabiduría timos son hijos de un matrimonio legítimo, ¿cómo se define a este
lentamente acumulada y casi innata, de la sangre. Si en nuestra natu~ último? Estos y muchos otros problemas constituyen la sustancia
raleza es fu?damental confiar en lo familiar y temer a lo extraño, de las cuestiones planteadas por la «ley sobre la familia», lev que se
entonce~ qu1enes comparten nuestra sangre comparten algo de nos- refiere al matrimonio, a la paternidad, a la legitimidad, a la 'herencia
otros rrusmos, y así ocurre, por definición, con los más allegados. y a la sucesión. Estas leyes difieren incluso entre los diversos países
Sea c~mo sea, al antropólogo le interesa el estudio comparativo europeos, y, a veces, de modo significativo. De manera que, cuando
de las socredades y las culturas de todos los tiempos y lugares. Para los juristas comparan entre sí los diversos sistemas de leyes sobre
él una sociedad no e.s más importante que otra; las que atribuyen la familia, se enfrentan al problema del porqué de dichas diferencias,
al parentesco escasa 1mportanc1a - y esto no se reduce únicamente y en la mayoría de los casos se remontan hasta las leyes romanas,
a las más avanzadas industrialmente- deben colocarse junto a fuente de la mayor parte de sus ideas. Incluso en nuestros días, el
aquellas en las que constituye una obsesión. Cualquiera que sea el estudio de la legislación romana es un aspecto esencial de la prepa-
grado d~ intensi?ad en .que se utilicen los vínculos de parentesco ración del futuro abogado. Pero para los juristas del siglo XIX, que
para forJar la umdad socral, hasta ahora ninguna sociedad ha podido tanto lo ponderaban, había mucho de extraño y de curioso en el
pasarse sin un mínimo irreductible de relaciones sociales basadas en sistema legal romano. Es cierto que la civilización romana fue la que
el parentesco. Y hasta que no se realice el «Mundo feliZ» de Huxley más descolló en el mundo antiguo, pero, de hecho, Roma fue fundada
y las madres sean sustituidas por probetas, es muy probable que no por una federación de tribus, y una gran parte de la legislación
se podrá prescindir de ellas. romana sobre parentesco y matrimonio era más reminiscencia de
costumbres tribales que fruto de una civilización desarrollada.
Los juristas del siglo xrx, sorprendidos por estos hechos, trataron
2 de explicarlos mediante la teoría de la evolución social entonces
dominante. En ella se explicaba la existencia de una institución ana-
lizando su origen y las fases por las que había pasado. Así, por
Co~o aspecto de la estructura social, el estudio del parentesco ejemplo, el jurista escocés (lili:_Le~¡@ est.imaba que el rapto simbó-
come?zo con los abogados y los estudiosos de la jurisprudencia com- lico de la novia que hallamos en la antigua Roma era una «supervi-
parativa. Por este motivo el estudio del parentesco está hoy lleno vencia» de una fase tribal anterior, en la cual los hombres se habían
de c~nceptos y de terminol~~ía ~~s : derechos, títulos, obligaciones, visto obligados a secuestrar a mujeres de otras tribus. En este descu-
patrta potestas, contrato, ¡agnaciÓn, ,asociación etc.· las razones de
brimiento se basó para elaborar tma serie de fases por las que habían
tod? esto son muy sencillas: ~herencia, sucesió~ y U:atrim01úo. Toda pasado las costumbres de parentesco y de matrimonio de toda la
soctedad prevé la transferencia de patrimonio y de posición social Humanidad. Al principio hubo promiscuidad, lo que daría lugar a un
a~ fallecer y, generalmente, se transfieren a un pariente. El hijo, por sistema en el que el parentesco sólo seguía la línea de las hembras
eJemplo, puede heredar las propiedades de su padre y, si éste fuera (caso que creyó correspondía a la antigua Grecia); posteriormente
rey, 111:cluso sucederle en el trono. Una gran parte de todo sistema se pasaría al parentesco basado únicamente en el vinculo del varón
Ie~al, rncl.~so el nuestro, se refiere a establecer normas para deter- (como ocurrió en la antigua Roma); finalmente, se impusieron la
mmat quten sucede a quién (por ej., títulos de nobleza) y quién
p~ede heredar qué de quién (generalmente títulos de propiedad de
monogamia y la determinación del parentesco a través de varones y
drversas clases, pero también obligaciones y deberes). Si quien tiene hembras. Poco antes de que Me Lennan publicase su obra, Primiti_ve
que he~edar e.s .el «pariente más próximo», no cabe duda de que Marriage, un jurisconsulto inglés más precavido, @ r Benry M_aine,.
es prec1so defrrur la proximidad de parentesco, e incluso establecer publicaba su Ancietzt Law. A Maine le atraían ante todo las institu-
un o~~en de~ac~entre los parientes próximos. ¿Heredan todos ciones indo-europeas, especialmente <<la familia asociada patriarcal»,
los hijos e hiJas, o 1en sólo los hijos? En este último caso, ¿heredan es decir, la familia de padres e hijos que poseen la propiedad en
1
18 Sistc:mas de parentesco y matrimonio Introducción 19

co~ún Y. que era _la principal ~~ad de parentesco en Ja India y, «terminologías de parentesco» en todo el mundo y en las sociedades
segun opm_!!ba Mame, 1~ forma or1gmal de la <<familia)> indo-europea. de la antigüedad clásica. Observó que muchas naciones, muy distantes
Me Lennan se opuso violentamente a las conclusiones de Maine ya en tiempo y espado, tenían tipos similares de nomenclatura para el
que violá,ban. su principio de que el parentesco a través de laR h~m­ parentesco y que, en realidad, se utilizaban unos pocos «tipos» de
bras habt~ s1do ln forma original. Esta discusión entre defensores tales noiJ!enclatut:as. Partiendo de la base de que esas palabras se
del «matnarcado» y del «patriarcado» prosiguió con creciente acritud referían a relaciones biológicas, intentó explicar cómo se habían
durante los cincuen_ta años ~iguientes y todavía no se. ha extinguido producido distribuciones tan aparentemente distintas. Si un sistema
totalmente, como bten _sabran los lectores de Robert Graves y ·Mary designaba como «padre» a muchos varones que no eran realmente
Renault. Las espec~lac10nes de algunos de estos evolucionistas lloy el padre biológico, ¿no podría ser que todavía prevaleciese la costum-
n?s parecen muy mgenuas; la documentación utilizada era insufi- bre del «matrimonio de grupo», en el que muchos hombres podían
ctente y sus conclusiones sobre la «historia de la humanidad» eran ser los progenitores putativQLd_s!l nifio y que éste, por tanto, les
llamativamente infundadas. No se dieron cuenta de que los .s istem~s llamara «padre»? También {Mo;:gan ldio a su teoría una estructura
de pare~~o no están su~os -ª.]a evolución acu!!J_ulativa, del mismo evolucionista y trazó una serie de fases semejantes, aunque distintas
moc:fo. et_!..9~e lo esta, p~r ejempl<;>, la tecnol~gía. Contrariamente en los detalles, a las de Me Lennan. Ello dio motivo a la ira del
a la~ _mvenc10nes te~ológtcas, los ststemas de parentesco no pueden belicoso escocés, quien acusó a Morgan de confiar demasiado en una
clasiftcarse como meJores o peores, elaborados o simples; son, sim- terminolog(a que en todo caso no tenfa nada que ver con la relación
P!emente, modos. al~ernativos de hacer cosas. Tampoco compren- biológica, sino que era simplemente un «código de cortesia» que
dieron lo~ evoluc~ontstas que toda la humanidad no necesitó pasar reflejaba «grados de respeto». Sin embargo, la idea se hallaba en
por. la mzsma sene d~ f~s:s, que existieron posibles caminos alter- circulación, y desde entonces los antropólogos se han preocupado
nativos. Como tanto ms1st1an sobre la evolución universal conside- por la terminología del parentesco casi hasta la obsesión. Durante un
raron. que cualquier _tribu contemporánea que presenta~e rasgos tiempo, el «estudio del parentescO>> fue virtualmente el análisis de
«arcatco~» estaba en cierto modo atrasada, era una especie de fósil. los términos con que se designaba el parentesco y la controversia
~o se fi¡aron en el hecho d_e que esta misma tribu era el producto sobre su explicación. Ahora se acepta más o menos que Morgan tenía
final de un proceso e~oluuvo. Estos errores no pueden, sin em- razón en señalar la importancia de la terminología, pero que se
bargo, ocultarn~s sus vutudes. Fundaron el estudio del parentesco, equivocaba sobre su significado. Naturalmente, compartió los demás
dándole su termmología y señalando muchas conexiones entre formas errores de la escuela evolucionista.
de matrimonio y otras instituciones que aún se analizan en nuestros Sin embargo, quizás podamos comprender, hasta cierto punto,
días: Descubrieron, asir~li~mo, un importante principio, que acaso el entusiasmo de Morgan. No sólo estudió la terminología, sino tam-
hub1ese pa~ado desaperc1b1do: que, en efecto, los sistemas de paren- bién la estructura de los grupos sociales. &!J.ó, por ejemplo, que
tesco cambtan, y que en este proceso se observan ciertas regularida- los iroqueses estaban or~anizados en grupos de_parentesco basados
des. ~os antro~ólogo~. han vuelto ahora a preocuparse por estas e~ción por ünea materna>>, y que, a~ez, estos gruQQS se
cuestiOnes del camb10, utilizando mejores datos y más cautela. haffiiban ínCiuidos en otros más amplios, que denominó fratrias.
~tes qu~ un. jurist.a ~glés,_ fue un hombre de negocios norte- Cüando se ocupó de los aztecas, liabítantes de ciudades y con una
amen cano 9u1en dto el stgw.ent~ 101pulso a los estudios sobre el paren- civilización más compleja, descubrió que estaban organizados en gru-
tesco. Lcwts Henry Margan se mteresó mucho por las tribus iroqueses pos de parentesco basados en la filiación por línea paterna, agrupa-
de su e~tado natal, Nueva York, y dedicó toda. su vida a estudiarlas. dos, a su vez, en unidades más amplias, que los españoles habían
Observo que 5u modo de designar a los parientes difería mucho del designado barrios. Al estudiar la Europa antigua, Margan vio que
nuestro; la palabra «padre», por ejemplo, no se aplicaba sólo al los griegos y los romanos, habitantes de ciudades, se organizaban en
varón que era el padre dir~~to, sino. t~mbién a otros parientes varones. gentes (que en latín significa descendientes por línea paterna de un
La palabra «ma~e» s~ uttlizaba as1m1smo con mayor amplitud que la antepasado común); a su vez, esos grupos también estaban organi-
nuestra. Co17 la mtenctón de hallar una explicación para este aparen- zados dentro de otros mayores semejantes a la fratria en Grecia
temente cunoso fenómeno, Margan fue recopilando esquemas de las (por lo que designó así a la forma de agrupación iroquesa) y la
20
Sistemas de parentesco y lllAtrimonio Introducción 21
curia en ~oma. P~nsó que contaba con buenas razones para creer ·unto de derechos y de obligaciones (de nuevo nos encontra~os ~n
que Jos gnegos anttguos tenían grupos de parentesco basados, como
los Jroqueses, en el parentesco por línea materna; y creyó que en
~1 influjo legalista) y como una parte de la estructura soctal. .Sm
embargo, su método comparativo se ha adoptado con menor av1dez
ello .estaba una de las claves de la evolución social. Además, esto su noción de que las «leyes» de la antropología pueden compararse
enc~¡~ba perfectamente con la teoría derivada de los estudios termí- ~ Jas de las ciencias naturales ha sido más...Q.. mel}o~ abandonada. .
nologtcos: J?e la promíscuíd.ad procedía «el parentesco a través de las Otro importante jalón fue la obra de ~vans-Prttchara, cuyo libro
heJ?bras urucamente», propto de las sociedades más primitivas, y pos- sobre los nuer del sur del Sudán aparecioen-r:-940. "En él llamaba
tenorme~t: se produjo el cambio al «parentesco a través de los la atención sobre los grupos de parentesco~ especialmente los basados
V.ar:>_nes .urucamente» a la vez que el progreso de las ciudades y de Ja en la filiación por la línea _pªterna a partir de un antepasado cono-
CJVilizac16n. Con la mayor complejidad de esta última Jos grupos
d~ ~~entesco más amplios desaparecieron, como sucediÓ en tiempos cido; eran las gens que Morga':,. halló tan fascinantes en. Roma
y Grecia, pero sobre las queo1en poco se conoc(a: ~vans-Prnch~d
histoncos en Roma. Era éste un esquema muy imaginativo pero mostró cómo funcionaban en calidad de gr':pos po~tttcos en 1~ s~cte­
estaba basado en hechos mal interpretados y que no reflejaban en dad nuer y de esta manera atrajo la atenciÓn hacta la ~onstltuc!ón,
forma alguna el proceso universal.
propagación y funcionamiento de dichos grupos, es~ectalmente ~n
El a.dvenimiento del psicoanálisis, sobre todo la teoría del complejo Africa. La obra de rvf_~y_c.CFórte~,J cuyo libro Dynamtcs of Clanshtp
d.e Edipo, cayó como una bomba sobre las más bien áridas exposi- among the Tallensi fue publicado en 1945, confirmó qu.e_ s~ estaba
Ciones de la ~scuela evolucionista. Al -:~ tiem~o, los trabajos en una linea válida y útil para estudiar los grupos de ftliacl?~· _En
en Norteaménca de antropólogos como ftowie yf:Ooas contribuyeron su libro daba amplísimos detalles sobre cómo los grupoLde fthaqón
mucho a socavar los esquemas evoluciorustas que abían sido ela-
bo~ados de u~a manera más. forzada. Sin embargo, fue el polaco de estos pueblos del norte de §hana constitulán la base. de su
estructura política y soctar:A. partir de. es~ momento proliferaron
em1grad~ Mahnows~y, combmando su interés por el psicoanálisis los libros escritos por antropólogos bntántcos, que exponían _las
con un. 1ntenso p~nodo de trabajo de campo entte los habitantes
de la~ Islas Trobnand, en Melanesia, quien dio nueva vida a los
funciones de los grupos de filiación en muchas sociedades, espectal-
mente en Africa, y esta manera de exponer los sistemas de pa~entesco
e~tudios de] pa~~ntesco. N? I~ interesaba en absoluto la terminología se impuso en el pensamiento antropológico. El segun~o libro de
m la e.speculac10n . ev~lucromsta, sino hallar una explicación a las Fortes se tituló T he W eb of Kinship am01zg the Tallenst, y en éste
costumbres de ~os. 1~lenos ~e Trobriand en el contexto de su propia el enfoque era distinto; examinaba el parentesco d~sde el punto de
cul~a. Al prmc1p1o analizó los sentimientos que existían entre vista de cómo los individuos y los grupos están vtnculados en una
par~entes, demostrando de qué manera las instituciones de la propia «trama» de reláciones de matrimonio y de filiación.
s_octedad los ha?ían moldeado. El hecho de que en la sociedad matri-
llne~ de Trobnand,el padre no fu~ra una autoridad le llevó a pro- Esa es una distinción importante; siempre podemos estudiar de
~'!lzar en ~a teona del «compleJo de Edípo». Por entonces, un dos formas lo que los antropólogos denominan «relaciones de pa-
reñteSco»: por un lado, abarcar la totalidad de la sociedad y pre-
mgles, .Radcliffe-~wn, abandonando la teoría evolucionista pero guntarnos cómo forma sus gt1!posoe parent:sco ( ~ales como las
~anteruendo el mterés por su terminología, exponía un nuevo y gens, la curia, la fratria, etc.J y cuál es el funcronamt~nto de ést?s;
¡usto enf~e comparativo del parentesco, tratando de establecer acer- por el otro, centrar el análisis SObre la rect de relac10nes que liga
ca de los ststemas de parentesco generalizaciones que fueran com-
parabl~s a las «ley~s» de las ciencias naturales. a unos individuos con otros dentro de la «trama» del parentesco.
Algunos antropófogos Iiiiñ alegado que sófo a la segunda forma ~ebe­
. El J~terés de Malinowski por lo psicológico no ha ejercido mucha
mfluenct~, al menos sobre la antropología británica, pero su método ría realmente denominarse estudio del «parentesco»; de la pnmera
de esru~10 .de .c,ampo detallado se ha convertido para la profesión
forma resultaría un estudio de la política, dándose la casualidad de
en una r~stttucro~ respetada (algo así como la vaca sagrada). que las unidades políticas son grupos constituidos según el parentes-
co; y, después de todo, un~odría ?escribir ~1 siste~a «político»
,~ m~uencta mucho may?r ha producido la insistencia de de los nuer, como lo hizo.:.Evan~rltchard;'- sm refenrse ¡a~ás al
,R~te-Bro~rt- en abordar el srstema de parentesco como un con- entramado de las relaciones interpersonales, las de padre e ht¡o, las
22
Sistemas de parentesco y matrimonio
Introducción 23
de un hombre y la familia de su esposa, los derechos de los hermanos
sobre sus hermanas o de los padres sobre sus hijos, las leyes de la
herencia, las n..Q!:!!Ias matr~!!l.Qniales y de legitimidad, etc. Si!U:~r­ perpetuaron las casas re~les, cómo establecieron sus normas de suce-
litía de manera que los matri-
go, dado que las unidades políticas se reclutan mediante el parentesco, . uraron que esta se cump ' hi .d ,•
st6n Y aseg ¿· lograr la sucesión· el otro storta or, sm
uno pueaeanilizar este proceso de reclutamiento Eiajo la denomina- monios eran la~ ~~~a~a~:ales como unidade's inn;ersas ;n una. serie
ción de «parentesco». llera es cierto que las funciones políticas
efectivas de los grupos corresponden a la esfera de la «polftica».
embargo, ve 1. ligan entre s{ a vanos patses, alianzas
de alianzas comp eJas que matrimonios reales. Para uno, l<?s ma-
En Jos primeros capítulos de este libro me ocuparé en general ci~ent~das o «;~presadas» e~o orcionan herederos;para el ~tro, ]os
de las maneras en que los grupos de parentesco se forman y perpe- tr~momos son ~~es porque pu~en servir .eara bodas entre dmasuas.
túan y de algunas de las razones por las que existen variaciones Jlerederos son Utl ~S porquh p . lificado mucho pero seguramente
entre los diferentes tipos. No me detendré mucho sobre sus diversas "l!ñesa expostctón se a _sunpl El 'lldo libro de Lévi-
funciones, pues pueden ejercer casi todas, sino sobre sus mecanismos. á d perspectiva a 1ector. so . ·¿
ayudar a ar una . . o no ha enetrado mucho Dl rápl a-
Así, la aparentemente ligera variación que existe entre trazar la filia- StrauSS) tiene sus por~tdanos, )er merican~ en gran parte por estar
ción por línea materna en oposición a la paterna introduce modifi- mente en el pensamiento ang ~~~emadame~te largo; además, va en
caciones importantes si se constituyen sobre esas bases los grupos
de parientes. Surgen problemas para perpetuar el grupo y para re-
r
escrito en francés por, ser e boga en las obras inglesas y norte-
contra de las teor as mas en demostrar su exposición (con muchas
clutar cuevas miembros, para conservarlo unido, para permitir americanas. Pero! como espero de acuerd~) tiene mucho de recomen-
que se segmente en unidades más pequeñas y que, aún así, siga de cuyas conclust?nes no estoy los sistemas de parentesco como un
unido, etc. Estos serán los tipos de problemas de que me ocuparé. dable. Nos perfte105 ver tod~ iaclones dél tema de <{alianzas». El
Al final del libro se cambia en cierto modo el enfoque; cambio continuo Y ana Izar com~ va: - . ·b · á-r excelente para
de enfoque que refleja una modificación del interés por el estudio enfoque de fos antropólogos aWcantlstas nt medos fíle.r~ación de deter-
~~ arentesco producida al publicarse dos libros en 1949: el de . 1 . d d en las que os grupos e
estudtar as socte ~ :s 1 unidades básicas del sistema social; pero
1Murd Social Structure, que hacia revivir el interés evolucionista, minada clase constltutan as .ed d de otros tipos. ofrecla muy
y-eíde Lévi- trauss, Les Structures Elémmtaires de la Parenté (Las no servfa al 7~frentarse con soc!ónad:i arentesco y ~1 matrimonio
estructuras elementiles del parentesco), que llamaba la atención sobre poco que factlit~se la. ddprd~~de ampiks grupos de parientes con
los sistemas de parentesco como método de establecer relaciones de en nuestr~ propl~ socte a ' . n las unidades básicas.
matrimonio entre los grupos. Ambos libros atribuyeron gran impor- importancta pol1td-a no consttiye ntropólogos holandeses ya habían
tancia a la terminología del parentesco, que desde 1930 casi se habfa
olvidado po~ornRleto. .J~sto eslquef tgamdosLq~:¡.s~~a:ss'' pero,
anuctpado e en oque e e .
como el holandés se lee
· bl
Antes de<Lévi-Strauss ya se había analizado ampliamente el matri- menos que el francés, su influencia fue maprecta e.
monio dentrodcl contexto del reclutamiento en los grupos de pa-
rentesco; el matrimonio legítimoera-necesario ~ro~rcionar
descendientes legítimos y renovar así el grupo. 'L~vi-SI:ra~Ie dio 3
la vuelta, alegando gue 1~ gr~ parentesco eran sTmjiles unidades
dentro de un ststema de «alianzas»,que se b~ <{expresaban» Este esbozo absurdamente breve nos pone en t:i~e~i~nn~e C:~~
.
l meCI.iante e!matrimonio ; resultanao queras vefaacfetiiS Cliferendas
''' entre IOSsísteiñas de parentesco ¿urgían de lasoiSiiFaS formas en
' que estos sistemas consideraban a fas mujeres en relación con el ma-
trimonio. -
diar antropol?gic~mente el p:ree~~:schist~~~r\:;e mucha falta, no
una buena htstona y, aunqu .b. 1 Como indicaron los evo-
es este el lugar ap:opiad·ttara llscn el =~tado presente de las cosas
lucionistas, resulta lmllpost e exp clarque son Sin conocer la historia
El distinto punto de vista introducido por ~SS quizá se . ef · a cómo egaron a ser o
stn r eruse h d
· ,
d bates y controversias le pareceran puro
explique mejor si nos imaginamos a dos historiadores interesados por del tema, mue os e sus ~ d Por tanto aunque dé este tras-
las dinastías europeas; a uno le atrae, ante todo, conocer cómo se escolasticismo al lecdto~dno dvers,a o. surgt·ó " se' desarrolló, no seguiré
f d , · 0 que a 1 ea e como , , í
on esquema
un o mtrum h.ts tór ico en el presente libro. Procurare, eso s ' que
24 Sistemas de parentesco y matrimonio Capítulo I

la exposición sea sistemática y completa, y el lector que desee


pARENTESCO, FAMILIA Y FILIACION
1
proseguir el estudio de los problemas planteados podrá cerciorarse
de hasta qué punto mi enfoque mejora, difiere o es inferior al de mis
11 predecesores y colegas. Mi exposición es una especie de amalgama
Y qui2á difiera de la mayor parte de otras obras en que es más
deductiva y se preocupa más de explorar posibilidades que de inferir
leyes a partir de los datos empíricos. Y esto es así porque creo
que una exposición de este tipo perfeccionará los estudios sobre el
patentesco si corta por lo sano la ampulosidad y la confusión que
son propias de un método inductivo demasiado simple. Además, creo
que de esta manera tendrá más sentido para el lector en general y
para el principiante. He procurado describir cómo los sistemas de
parentesco son reacciones a diversas presiones reconocibles dentro
de un encuadre de limitaciones biológicas, psicológicas, ecológicas y
sociales. Muchos antropólogos escriben como si los sistemas de pa-
rentesco hubieran caído del cielo sobre las sociedades -están ahí
porque están ahí porque ... En realidad están ahí porque responden
1a ciertas necesidades, porque cumplen ciertos fines. Cu,!!!!dO las ne'-e-
sidades camoian los sistemas varían, aunque sólo dentro de ciertos
Hmites;-e~oslrmiresSérán nueStro e._unto d~partida. - -
1
Quizá proceda dar aquí algüñas explicaciones sobre el método:
hablaré a menudo de «modelos» de sistemas; con ello deseo expresar . . de los hechos básicos de
g~an parte de lo que entienden los economistas cuando hablan, por El parentesco y el ma~nJ?omo tratanula la muerte», la eterna
e¡emplo, de un «modelo» de «competencia perfecta», o bien un la vida. Se refieren al «nac1m1ento, la cóp y estimula entre otros,
fí~ico al describir el comportamiento de un gas <ddeal». Los econo- ronda que Pa;:ece deprimí~ al poetaÍ peroa '\~e relación ~ntre parejas,
mlstas toman algunos elementos -gran número de pequeñas empre- a los antropologos. La copula da ugar .d d Los nacimientos pro-
sas, perfecto conocimiento del mercado, etc.- y deducen teórica- fundamento del matrimonio Y de la pa¿rru .~ · el más fundamental
mente lo que sucedería si estos elementos apareciesen combinados; ducen niños y el perdurable ~ ma re-nmo,te a orta un va~l
este es el «modelo» con el que pueden comparar los mercados y básico ~e todos Jos lazos soc1ales.' Lf n~~t~ - ~ernidad
reales; probablemente muy pocos mercados coincidirán exactamente gru~o soctal y_ exige un ree~0 ' e eXlstlr dos sexos con
son la respuesta; un nere<:Iero. tJ hec ? elternos de decidir quién
con el modelo base, pero éste sirve de caso límite. Muchos de los
«sistemas» de parentesco y de matrimonio que describiré serán mo- funé1onesaistintas significaque haych medtdsi vida del hombre son
será el heredero. Aunque estos hedif~s e a que él puede escoger,
delos en el sentido de casos límites, y casi todos los sistemas «reales»
presentarán alguna desviación que les es propia. (Los lectores familia- comunes a 1os de otros roamíferos 'f ¡erenelen odo de consUtUlr
. . 1os
rizados con 1l!.. literatura sociológica habrán recon0cido en esto el entre las alternativas que se le .o recen, ~·amiento etc. Muchas
método de Weber de los <<tipos ideales» de los sistemas sociales y J
grupos, la sucesión, los compromtsos de edp~r de estr~chos límites,
veces la elección sólo puede tener 1ugar en r los lazos básicos que
de la acción socraí.)
pero lo cierto es que puede hacer . cosas d~nembarazo y de crianza.
surgen de los procesos de aparea&~nd, 10 que el hombre hace Y de
El estudio del parentesco es el aná 15 e cias que se derivan de
por qué lo hace, asi como de las consecuen
25


26
Capítulo 1
adoptar_ una alternativa en Iu ar d . . parentesco, familia y filiación 27
en las ciencias sociales, ya queg esto~ otraÍ esl un estu?to fundamental
El hombre es un animal son os azos soctales básicos. llevó con ella y, durante varios más, sería la que le alimentara y le
ciales d.: la vida de una f , pero pone a su servicio los hechos esen- asistiera. Todo este tiempo se hallaría relativamente desamparada,
Analicemos esto más prof~~~~~e~ el table a ningún otro animal. preocupándose de criar y educar al niño; mientras lo hacía, bien
un mamífero y, después un . . . e ombre es 7fl primer lugar pudo ocurrir que volviera a quedarse embarazada; por tanto, para
nace viva y mama; per~enec~~at;~ es ~e sangre cal,tente y su prole criar bien a los hijos y para asegurar el éxito y la continuidad de la
lf prende los grandes y e ueñ g po e _Jos mam1feros que com- especie fue preciso proteger a la madre.
parte de lo que hact e~ la ~i~ono~, ~os_ Jemyres Y los tarsios; gran No existe razón alguna para creer que en esto el hombre difiere
tantes manifestaciones gregarias -m Ull as as sumamente impor- de los demás animales. Todos los primates crearon la sociedad como
des- lo comparte con los' ,. .' que son as que producen socieda- un arma en la lucha para sobrevivir. Unas veces esta sociedad es
rasgo que comparte con los t1nmatest .
y otros mauureros;
_u
pero un tan reducida como la familia elemental del gib6n; otras, tan amplia
cual los supera, es su gran ce:b:~~Oldes de orden superior, Y en el como las hordas de 400 miembros del mandril. La forma de protec-
Con frecuencia es muv difícil d . ción, por tanto, será distinta según sea la composición del grupo;
causa y qué es efecto en' la evo! :~ermmar con exactitud qué es en los grupos mayores, cada cual es, hasta cierto punto, responsable
b
general de los acontecimientos fu ucl t¡mana, pero la secuencia
arrollo de las tendencias red ~ pro a emente algo así: el des-
de los demás; los monos chillones lanzan un grito especial para
indicar que «se ha caído un bebé del árbol» y, al oírlo, toda la
sa?os sub-humanos, acentu~da.sa~~Iadu~e nuestros primeros antepa- tropa se desliza al suelo para recoger al infortunado jovencito; los
mtento de las armas condu·o a 1 . ~-por d temprano descubrí- machos de algunos grupos de primates comparten las obligaciones
bípeda, a la me¡· or ~oordm· aJe¡·' ad posicton vertical, a la locomoción de cuidar y atender a sus pequeños; entre los primates monógamos
de grupos Y a otras muchas fon e manos f y 01· 1 .
os, a a cooperact6n y en los que esporádica o permanentemente forman bandas de un
un ~ayor cerebro en este mormas J~orecedoras del desarrollo de macho y varias hembras1 el padre es d que cuida y protege a la prole
ver~cal, sin embargo, redujo olao ilirolza~?r ~e armas; Ja posición (por padre designamos aquí al compañero de la madre, y no necesa-
precisamente a la par que crecía 1 ebsion e la pelvts humana, riamente al progenitor del pequeño -distinción muy significativa
cerebro; por tanto el pr,..__ d d a ca eza para adaptarse al gran cuando alcancemos el nivd humano--, aunque la mayorla de las veces
d l"fíCl·1 y, posiblemente
' V'..eso e ar a luz se hiz ( ·
peligroso N h b'
·
o y stgue sténdolo) coinciden); no ocurre asf inevitablemente en las hordas mayores; pero
que, por selección nat'ural f . o a ta, pues, otra alternativa en la mayoría de las hordas existe algún tipo de orden en el aparea-
braran pronto sus críos ,se avorecer ..
a aquell dr
, as ma es que alum- miento; es rara la promiscuidad ocasional y, generalmente, se debe
creciera fuera del útero :n 1 perdrttdra ast que la cabeza de éstos a alguna especie de descomposición social; cuanto más organizado
~ente a la mayoría de Íos d~!a¿ ae. ¡tro. pe aquí que, contraria- esté socialmente el grupo, mayor es la probabilidad de que prevalezca
Cierto modo, demasiado pronto· d btrn~ es, e ser humano nada, en un <(sistema de consorte», en el que las unidades reproductoras sean
en cambio, ya estaba fuera· era' un: er~a estar en el vientre, pero, una pareja compuesta de macho y hembra o bien machos con varias
dad~~·- pero durante mucho's afios de c;~a~~t ~efeno_rmes pote~ciali­ hembras.
postaon precaria desampar d d v: a ln antll se hallarta en Así, en la sociedad de los primates observamos cierto orden en
un amplio cerebr~ y su relati~aaf~ta dpendien.~ E~ hecho de tener el apareamiento y una función protectora que los machos ejercen
que poseía una gran ca acidad d e espe~t .zactón física, indican sobre las hembras y la prole. Pero d primate más aventajado añade
período entre su rudimetitaria e aprendiza¡_e; durante el largo a todo eso su gran cerebro y las consecuencias derivadas de ello a lo
plena madurez física podría a~ ~rematura salida del vientre Y su largo de un prolongado período de formación de la sociedad. Este
la criatura que parecía no pr u ar deshtreza Y conocimientos; asf perfodo entraña muchas dificultades, de las cuales no es la menor
ometer mue 0 pro ó . ' el hecho de que el joven llegue a tener una conducta reproductora
vencer, hasta convertirse en d animal d _sper Y tenmnó por
El que esta preci · que omma en la tierra antes de hallarse físicamente maduro v en condiciones de enfrentarse
parte de la madre, ~~~h~:a:~d~egara a fu sel· adulta :equirió·, por a las responsabilidades de la paternid~d. Su gran cerebro y, su resul-
os y es erzos; casr un año lo tado más decisivo, el desarrollo del lenguaje, significa que el hombre
puede ir más allá en lo que hace gracias a esos lazos e impulsos
29
parentesco, familia y filiaci6n
28 Capítulo 1

básicos que son parte de su herencia d .


eden «conocer» a sus padres, a sus heermanos prtmate. Algunos
a animales
1 2
f:
H
era d e estos
. se encuentran • ct amente «los de ' d l e; pero
sen "ll
os til , amtgo; nuestra banda otra b d
Y su pro
á m~s. e a especie».
.
En todo estudio de la sociedad humana tiene suma importancia
más dominadot menos do . 'd an a; m s vteJo, más joven·
blemente los limites de 1~~ or; m~~ho, hclembra; estos son proba~ una gran parte de la herencia del primate: dominio y jerarquía, terri-
torialidad, cooperación en grupo, comportamiento respecto al matri-
animal. Ningún primate mprenst n y asilicación del mundo monio y al apareamiento, comportamiento de vinculación familiar ,
antepasados hasta la decun·, oetxcepto edl ~ombre, puede recordar sus ritualización, etc. Pero los «hechos de la vida» con los que el hombre
ercera o eclffiocuart "6 .
ceptuar a su «primo segundo» a di . a generact n, ru con- se ha tenido que enfrentar en el proceso de adaptación, y que tienen
biológicamente tiene tal . esaCostanCla genealógica aun cuando un alcance inmediato para estudiar el parentesco y el matrimonio,
attl utr a esas relaciones un significad 1 al o·c?~ e es tmpostble
"b . pariente. mo es lóoi 1 . .
quizá se puedan reducir a cuatro «principios» básicos:
n_o es capaz de prohibir aparears o eg . ' poüuco o económico;
s~ et:?bargo, puede hacerlo el h~~bn se¡eJante _deudo. Todo esto, - Principio 1: las mujeres engendran a los niños.
m~s bten complicada. Su retros ec . re '! o_ re~za de un~ manera - Principio 2: los hombres fecundan a las mujeres.
mtrar hacia atrás Y ascender h; tación e mteligencta le capaCitan para - Principio 3: por lo general mandan los hombres.
grados de parentesco para utili s 1sus antepasados e incluso sopesar - Principio 4: los parientes primarios no se casan entre sí. ~ '"'' ~~
con las mismas materias pr· zar os en ~rear lazos sociales; trabaja En el fondo de toda organización social existen la gestación, la
pero puede em 1 lffias que extsten en el mundo animal
de la sociedad. p ear conceptos y categorías que sirvan a los fine~ fecundación, el dominio y la evitación del incesto. Los dos primeros
pasan inadvertidos, pero son inevitables; y, como veremos, conllevan
El estudio del parentesco es el an 'li . d 1 complicaciones. El tercero se presta a discusión, pero creo que las
con estos hechos básicos de 1 "d a sts e o que hace el hombre objeciones que se anticipen pecarán en cierto modo de irreales; en
"dad · .
ru , asociación fraternidad a v1t a:p apareamient
d o, gestact"ó n, pater- general es cierto, y por muy buenas razones. Ni tan siquiera hace
lucha evolucionis~a lo debe a, se c. a~¿:d ~ su enorme éxito en la
relaciones. Esto es importante~ capact
falta recapitular la historia de la evolución del hombre para saber
e sacar partido de tales por qué; durante la mayor parte de la historia humana las mujeres
mente con ellas por mero estfm:o s~tentretendrá e,? jugar simple- han desempeñado su función altamente especializada de tener y criar
reservado a los antropólogos y q . , e!Jtual (es este un deporte a los niños; fueron los hombres los encargados de cazar animales,
tralia); los utiliza para sobrevi~ uiza, a gunos aborígenes de Aus- luchar contra los enemigos y tomar decisiones. Estoy convencido
rar; alcanzando cierto nivel, las cfr' supera~a e¡a etapa, para prospe- de que todo esto está muy arraigado en la naturaleza del primate
modo de adaptación en vez d •cunstan~tas e obligan a elegir un y, aunque las condiciones sociales en el reciente pasado de algunas
de ciertos ümites Y en provecho o.~o, .Putendo. modific~rlos dentro
de acuerdo con una elecció ~ opto. o qutero dectr que actúe sociedades avanzadas han brindado a las mujeres la oportunidad de
intervenir más en los asuntos, pienso que la mayoría de las mujeres
que la selección natural le ~e~:i~~~~nte, lo, qdue rara vez sucede, sino estarán de acuerdo con mi opinión. Esto no quiere decir que, desde
elección Y en su inteli e . tr ' apoyan ose en su capacidad de el hogar, la mujer no haya ejercido una enorme influencia; por eso
~anteando modos de ad~p~~~~Ó;xp~tar al máximo sus posibilidades, precisamente be dicho «por lo general»; sin embargo, los meros
mcluso no pueden conocer y ~ progres? que desconocen, y que hechos fisiológicos de la existencia reducen su papel a un lugar secun·
. ,
mgun a
borígen australiano
• ' sus
se
panentes pr•mat
dedi ó .
' · li
es mas mte gentes.
N dario, frente al dei varón, a la hora de tomar decisiones de un nivel
de los complicados
. . sistemas d e parentesco
e a trazar un plan· minucioso
y matr· superior al puramente doméstico. Las mujeres que no están de acuer·
f amoso 1e hIcteron· pero su h bilid d ~omo, que tan
debe considerarse 'como un f~ct ad para co~ceptualizar Y clasificar
do con esto y tratan de evitar sus consecuencias no tienen más
remedio que abandonar el papel femenino, ya sea total o parcialmente.
~ste afortunado desarrollo com Ir e tan~elt~portancia dentro de Si una mayoría de mujeres no hubiese cumplido plenamente su
Jirafa lo han sido para la supe~vi~~~%_ras , t~gredoe el
y e1 exlto cuello
estas d~ la
espectes. función especializada, las consecuencias hubiesen sido desastrosas.
30 parentesco, familia y filiación
Capítulo 1 31

Es posib.le que ahora una minorfa sea capaz de hacer mella en el tesco» es sencillamente las relacion~s. entre «parient~s», es. decir,
monopol~o de po?er del. hombre, y las circunstancias sociales de mu- rsonas emparentadas por consan~dad ~. putativa o ficticia.
chas. sociedades md~stnales muy avanzadas contribuyen a ello. A kesulta difícil d.elimitar la consangu~a~ «real», y nuestras. propias
m~da que una sociedad se va haciendo más tecnocrática, el reclu- nociones científicas de parentesco genettco no son compartidas por
ta~Iento de personas adecuadas para desempeñar sus muchas tareas todos los pueblos y culturas; de manera que varía considerablemente
ex1~e que la red sea lanzada más allá de los varones y que las quién cuenta y quién no como pariente «consanguíneo». Cada uno
mu¡eres ocupen Jugares de .mando en algunas esferas; lo cual general- de nosotros, por ejemplo, tiene muchísimos miles de parientes
mente no podran compagmarlo las mujeres con su función básica consanguíneos a quienes no reconoce, ya que interrumpimos muy
como hembras. Cuando no es así, el principio .3 no se cumple pronto nuestro cómputo. La mayoría de nosotros quizá conozca a los
podem?s obser~ar las consecuencias de este cambio. Por ejemplo e~ descendientes de nuestros dos pares de abuelos (nuestros tíos, nues-
las. S<J?edades md~striales ava~a.das, a menudo existe la tend~cia tras tías y nuestros primos), pero ¿cuántos de nosotros conocemos
a limitar el tama!;o de la familia, en vez de dejar que la mujer a la descendencia de nuestros cuatro pares de bisabuelos, ocho pares
tenga tod~~ los hi¡os 9ue pueda. Esto ha sido posible primero por de tatarabuelos, dieciséis pares de ... , etc.?Según nuestra defini-
la abstencwn voluntana y luego por los métodos anticoncept' . ción, todos ellos son parientes «consanguíneos», esto es, están empa-
adem.a' s, ah ora .1as mu¡eres
. .
VIven mueh os años después de la meno-
Ivos, rentados genéticamente con nosotros. Sucede así porque sabemos
pausia, tendencia est~ relativame~te reciente. De esta manera, durante -y antes de saberlo lo suponíamos- que ambos padres contribuyen
gran parte de su vida una mu¡er puede influir en el mundo del a crear un niño; por tanto, el niño es asimismo pariente de los
varó.n. Es ex,traño, por consiguiente, que esto no se haya dejado parientes de su padre y de su madre. Sin embargo, esta noción
sentir con mas fuerza, ya .que, incl?so con estas mayores oportuni- no es universal; hay quienes suponen que el padre y la madre par-
dades,. el -~apel de la muJer todavta es secundario. Que esto esté ticipan de modo diferente en la creación del niño (uno el cuerpo,
o no JUStificado moralmente no es de nuestra incumbencia. Dadas otro el alma; uno la sangre, otro los huesos, etc.) o que sólo uno
algunas c!áu~u.las de «P;'~ lo general» y «siendo el resto igual>>, creo de ellos tiene una intervención ditecta en la creación efectiva del
que el prmCiplo .3 es valido, e indudablemente lo es para la mayor!a niño; cabe pensar que la madre es una especie de incubadora, en la
de las personas a que nos referimos aquí. Para muchos de los proble- que el padre ha plantado la semilla que se convertirá en el niño; o
mas que vamos ~ tratar este ~rincipio no es forzosamente esencial, pensar que ha sido creado totalmente por la madre, consistiendo
r. y> pero . en otros. tlene una crucial importancia para comprender las la obligación del padre únicamente en «abrir el paso» para que salga
, soluciones arbitradas. del útero o algo por el estilo. Estas, al parecer, extrañas nociones
- En el prin.~i:Pio 4 ~enominamos «parientes primarios» a la madre, de etnofisiologí:a tendrán sentido cuando lleguemos a estudiar los
.& pa~e: ,ellllio,Ta niJa, el hermano y la hermana de Un iñdividuo; tiposde sistemas de parentesco en los que se dan. Para el análisis
proposiCion que, a~nque no se presta a discusión, suscita problemas. antropológico, sin embargo, dichas nociones inutilizarán la idea de
P~r ahora, como evidentemente es cierta, la daremos por buena (recu- consaguinidad «tea!». Un consanguíneo es alguien a quien la sociedad
mendo un~ vez más a la cláusula «por lo general»), pero posterior- define como tal, y el VInculO «sangu!neo», en sentido genético, no
mente analizar~mos las razones de esta, al parecer, extraña limitación ti~c~sariamente nada que ver con ello, aunque eñ general tiende
de la propensión sexual. a coincidir en la mayoría de las sociedades del mundo. Así, por ejem-
plo, los antropólogos tienden a distinguir el «pater», o padre legal,
del «progenitor», o padre biológico efectivo. (Lógicamente deberían
3 también distinguir la «mater» de la «progenitora».) Pero, como se
ha señalado recientemente, en muchas sociedades el «progenitor»
Dejemos ,Por ahora nuestros principios y abordemos algunos también es un personaje definido socialmente y su identidad depende
pro?lemas ma~ abstractos del estudio del parentesco, los cuales nos de cánones de evidencia. Así, aunque se pueda responsabilizar
ciaran oporturudad de examinar la terminología y los símbolos que del hecho a cualquier infeliz, no es necesario que éste sea en efecto
emplean los antropólogos. En su definición más corriente, el «paren· el progenitor de la criatura. Lo más acertado es decir que, sutilezas
.32 Capftulo 1 Parentesco, familia y filiación 33

a. un lado, la ~~n genética efectiva o putativa, según la defini- haberse casadv con ella. Si se admitiese el enfoque contrarío, entonces
ctón de «genéuco» o de «consanguíñé'O'»enefiü'gar degüe"Se trate, la madre: sería como una cuñada: la_ esposa de nuestro padre, pero sin
l~ \ generilmente es !abase de las relacrones de parentesco· e incluso vínculo de sangre con nosotros. C1to estos casos extremos para que
~ \ 1' 1' ~a~~o no es asr, el_:rínculogenético el «modelo» de la~ relaciones
es se vea que la definición de «consanguinidad y afinidad» no puede
ftctlctas de parentesco. ""ET"Caso más ctrro es elae Ia adOpción· aun darse por supuesta y que debemos tratar cada caso en sí. Por encima
cuanaoef niiío aCioptado no está emparentado por la sangre co~ sus de todo recordemos siempre que lo que realmente importa es lo que
pa1tes y hermanos, etc., puede encajar bien la denominación de las gentes hacen con sus definiciones, el uso social que les dan.
«hiJO» y representar este papel como si fuera realmente hijo de sus Lo dicho más arriba y otras consideraciones que trataremos más
padre~ legales. En. muchas sociedades se practica en gran escala la
1
adelante han llevado a ciertos antropólogos a negar que «los hechos
adopctón o la «.~nanza», .Y la mayoría de Jas personas no crían en fisiológicos» tengan algo que ver con el «parentesco». En efecto,
r7al1dad a sus. ht¡os .e~ecttVos, pero nada impide que el sistema fun- quizá suceda así, por ejemplo, con los hechos fisiológicos del parto,
ctone «como Sl» lo htc1eran. Ninguna sociedad trata este asunto de un que no son de la incumbencia del antropólogo. Pero, como veremos
modo arbi~ario; de hecho, se supone alguna teoría de consanguinidad al estudiar el funcionamiento de los sistemas de parentesco, los dos
Y se d~ relieve a presuntos vínculos sanguíneos. Carece de importancia hechos fisiológicos esenciales, que las mujeres son las que tienen los
que dtchos vínculos no sean, desde nuestro punto de vista científico niños (lo cual nadie pone en duda) y que los hombres son los que
«aut0t~cos» vínculos ge~éticos, pues, una vez admitido que la «con~ los procrean (que es discutible, pero no por ello menos cierto),
sangwrudad» es una cualidad determinada sociálmente vale esa defi- constituyen limitaciones básicas que todos los dichos sistemas tienen
nkió~ deparentesc?. Lo que tenemos que evitar es ~po-;rer nuestro que tener muy en cuenta. Veremos cómo, cuando los grupos intentan
prop10. punto de vtsta ~especto de la consanguinidad al resto de la adapjarse a varias P!esiones ecológicas_y ambientales, dentro de los ~O
~umamdad, por «a,uténttco» que nos parezca. En realidad es compar- limites establecidos por nuesTrOs ~uatro principios, surgen «sistemas J"
tido por- la mayona de las gentes, pero existen los suficientes disi- de consanguinidad y afinidad». A ellos se agregan nociones ideo!ó-
dente~ ~omo para merecer respeto; además, el no tener en cuenta gicas ue se refieren a «auténticaS» retaclones y a cosas semeJantes,
su op101ón a menudo lleva a confusiones. aG.suirien o SU stgn !Ca O dentrO deJ marco aeJ. siStema enfüñcíona-
~or ejemplo, este libro se titula Sistemas de parentesco y matri- mte!!1,o. Más aún,estas nocíOñeS suelenreveTiir Sobr'e el simma,_y_
momo y pensamos que conocemos. la. dif~rencia entre ambos concep- Taide~~gíase conVierte en U!!,O de los datos que los procesos de
to~ .. Ya hace m~cho que se ha distmgutdo entre consanguinidad y adaptación deben tener en cuenta.
af~mdad, los panentes de sangre y los parientes por matrimonio; los
.!l!nes, PO!:_ tanto, son aquellas personas que se casan con nuestros
c~n_sanguíneos. Pero, como hemos visto, todo esto depende de la defi- 4
mctón qu~ en. cada l~~ar se da a consanguinidad. Para nosotros, según
nuestro .crlteno geneuco, el padre se vincula genéticamente a sus hijos Para dar una idea preliminar de las complejidades que pueden
~e la rrus~a f?rma que la madre: es un consanguíneo. Pero si admi- surgir, tomemos un problema abstracto de reclutamiento social. 'lli!9
tunos el cmerto de que el padre no tiene parte en la creación del hijo, de los vínculos de parentesco más corrientes es el rr;~utamiento, e!_
ent~nce'i ya no es un panente «consanguíneo», será simplemente el cual en lQs_grupos sociales se basa en e!_xínculo ~guineo (putativo
ma~tdo de la madre ~omo sucede con el padrastro en nuestra propia o ficticio) o en la afinidad. El grupo que mejor conocemos es la
soctedad~ y su relactón será para nosotros se~ejante aJa del cuñado; familia nuclear, elemental o conyugal (existen muchas otras palabras
se tratarta de un hombre casado con una mu¡er que es pariente con- para designarlo y no se ha llegado a un acuerdo, pero la mejor
sanguínea nuestra, eso ~s t.odo, y n_uestra relación «social» con él quizá parece ser «conyugal», ya que es la que expresa menos equívoca-
sea todu lo que el sent1m1ento extge de la relación entre hijo y «pa- mente lo que, de hecho, constituye el «núcleo» o unidad «elemental»
dre>>, pero nuc:stro presunto vínculo genético sería nulo· se le conside- de la organización social). Se trata de la familia consistente en \.ln
raría un «afín»: un pariente por haberse casado con ~uestra madre hombre y una mujer y los hijos que de ellos dependen; lo sim-
por lo mismo que el marido de nuestra hermana es un pariente po; bolizamos así:
Pa•, l
34
Capítulo 1

=
__, familia y filiación 35
paren..--•
(1)
(2) do como la unidad «básica» y «universal» de la sociedad hu-
y sin duda alguna, de los sistemas de parentesco. Sin emba.rgo,
A
- o 0:
par~e una aserción de dudosa validez y utilidad, ya que es preciso
r~ar los hechos de modo antinatural para que encajen. El grupo

~
~al elemental e irreductible lo constituyen indudablemente la ma-
dre y sus hijos; pase lo que pase, es .imprescindible ~ue esta unidad
sobreviva para que perdure la especte; y no es estrtctamente nece-
sario que los v~rones adult~s estén en. c?nta~to pe:manente con la
unidad madre-ruño, esta urudad sobrev1v1rá s1 constgue alimentarse
Diagrama 1 y defenderse por sí misma, asegurando que el niño llegue a la ma-
durez· en muchas sociedades avanzadas esto es posible y además
la h:b~ael ~iá~gulgnoo:: refiere al vharón y, naturalmente: el drculo a asf ~rre. Incluso en aquellos casos en que la unidad necesita la
. · -, o un corc ete deba¡'o d b · b . protección y los cuidados del varón no es preciso que sea el proge-
el matnmonio· el corchete por 'b d bo e. am os, sJm oltza nitor de los niños el que se ocupe de ello. Si la unidad mayor es
'd d ' arrl a e am s sunboliz 1 fr
ru a ; en este caso se trata de los hi'os de . a a ater- algún tipo de horda, los varones en general se ocuparán del conjunto
hembra, ~ero si se ?esconoce al padre Jo a la ~~dr~a~ebe~e varól y
cond:de hil!Dportan~a, entonces podríamos simbolizar 1no
«pa es- JO» mediante una línea vertical, así:
r ¡s
e v ncu o
de mujeres y niños, sin una asignación específica. Estas asignaciones,
cuando existen en los grupos de primates, se refieren más bien al
patrón dominio y a las necesidades sexuales de los machos que al
cuidado y a la protección de la prole; los machos establecen una
especie de jerarquía de mando y las hembras se asignan a sí mismas,
0: ya sea aisladamente o por grupos, a los machos de la jerarquía
(algunos machos - jóvenes o ineptos- a menudo se quedan fuera de
la jerarquía y sin compañera durante parte de sus vidas). Pueden
surgir circunstancias en las que la familia nuclear sea la mejor unidad
de supervivencia. El gib6n, acogido igual que los pájaros a la segu-
ridad que le proporciona el nido construido en la copa de un árbol,
Diagrama 2 vive en una unidad de este tipo. Pero los primates que viven en el
suelo han hecho de la horda, y no de la familia, la unidad básica
indi!;u~las línedvericaJ represdnta la filiación. Si no tuviese interés
de supervivencia y, dentro de la horda, existen, como grupos opera-
tivos, por un lado, la jerarquía de los machos y, por otro, las unidades
exo e a persona e que se trate 1
un cuadro neutro (a veces un rombo) El f ll ! e.ntonces se emp ea madre-hijo. De modo similar, en el caso de ese notable primate
tachandv a la persona fallecida . a .ecunlintento se representa terrestre que es el hombre, ciertas circunstancias contribuyen al des-
Son cuantos sfmbol ~on una raya me. ada, así: A 0 ¡zl. arrollo de las unidades familiares y otras no (algunos autores sos-
carán a medida ue os necesJ~atemos; las modificaciones se expli- tienen que la falta de estro - apetito sexual o celo- de las hembras
Y círculos puede¿ ref=~~:~ as~rgd~~~ddo. Señalemos que los triángulos humanas induce a la constitución de la familia nuclear). La hembra
. . m tvt uos o a un grupo de ell
esto sJempre ttá indicado En lo di . os, pero humana es sexualmente receptiva en todo tiempo, dicen esos autores,
de hermanos pueden refe;irse a dos ~gcll~ds an(thrwres, los símbolos lo contrario de lo que les ocurre a las hembras de los primates,
o bien a todos Jos varones h bm Vl uos erm~no Y hermana) que tienen un ciclo de celo. Los primates machos sólo se interesan
(todos los hijos y todas las hljas}_m ras de la progeme de la pareja por las hembras durante el período en que ellas son receptivas,
Volvamos a nuestra familia al 1 , Y! por tanto, no existe un lazo sexual permanente. No ocurre así,
el matrimonio de lo dr cLonyug • a, que está constituida por sm embargo, con las hembras humanas, y, por consiguiente, puede
s pa es. os antropologos la han señalado a existir una unión permanente. Hay algo de cierto en este argumento,
J6 Capitulo t familia y filiación 37
parentcs<:o,
pero creo que s.e sobrestima al varón humano a la vez que se sub. vínculo «Conyugal» es variable. Existen otr~s forma_s d;
estima las tendencias de unión de los primates (se trata, de todas dado; el blema de la supervivencia que no son mediante la msu-
formas, de un problema demasiado complejo para que nos extenda. a~rdar .e1~~~ del vínculo conyugal, y, cuando lo encontre:nos fir-
mos aquí sobre él). Porque la familia parezca ser la unidad predo. tuetonallz~ . 1·onallZ'ado deberíamos preguntarnos por que sucede
minante, no vayamos a pensar que es la «natur~o la básica; tome. memente vezwstttuc '
de darlo por sentado. En el mun d o amma· 1 en general
mos, por ejemplo, el caso bien conocido de oli inia, en que un así en f' . tes variaciones de estas pautas como para que nos
hombre tiene varias esposas que a menudo viven en ca añas distintas eXls · ten SU 1c1en é presiones selectivas han conduc•·¿o a }as d"tversas
y a veces en diferentes lugares del país; se le ha considerado como pregunde~~~e q~s familiares. Sólo debemos admi~ir lo que manifi,es-
una «Serie de familias nucleares unidas con un 'padre' común». ¿Qué clases e . g dado" por e¡'emplo que las mu¡eres gestan y crtan
ente vtene « ,, ' d
sentido tiene esta afirmación? Aqu{ los «hechos» consisten en que tam al dre se le pueda convencer o no a que se que e en
existen varias unidades madre-niño y que el responsable de todas niños; que 0pta problema Si todo lo que los defensores de la
bogar es ro · 1 ·d d
ellas es un macho que, por decirlo así, circula entre ellas. En otros e1 d ' 1 f ili'a nuclear quieren señalar es que en a sOCle a
casos no existe la institución del matrimonio y la unidad madre-nifio tearía e a· ampor lo general un patt6n norm al de apaream1ento, .
no es atendida por el compañero o los compañeros de la madre.
humana eXlste ·n- suele tener tanto un padre reconoctuo · .1 como
de forma que el n1 . 0 . d al .
Existe sobre este asunto una gran confusión, y siempre debemos a madre evidente, entonces, concedien o gunas excepc10~es,
tener el mayor cuidado para saber qué entiende un autor por «familia un arí de acuerdo con ellos. Sin embargo, proclamar la umdad
nuclear». En todas las sociedades el apareamiento está más o menos est ·¿a osa ma's ht""¡os ..le esposa el núcleo de toda sociedad humana,
regularizado; muchas veces, una hembra sólo tiene un compañero; matl o-esp 1 · • - . · · h es ·tntro-
d ectr, a más básica de todas las msutuctones d'umanas,
·
con mayor frecuencia, las circunstancias permiten que la hembra y ducir de una manera forzada, categorías en me 10 e os bech.os .
es d 1
su compañero sexual constituyan una un.lcíaa domestica, viviene:lo y lo' que tenemos que hacer es ver exacta~en~e qué arreglos se
biijOuñ mismo techo y C.!,lanC10a sus h.!JOS conjuntamente¡ pero este f túan sin prejuzgar la cuestión. Resulta difícil comprender por
es un arreglo sumamente variable; a veces los varoñes pasan todo ~~ los ~ntropólogos expresan esta afirmaci6n, salvo que algún dtn¡-
el tiempo juntos, asociándose sólo brevemente con las hembras; otras centrismo moral les lleve a ello. (Históricamente, el ar~mento e a
veces, la hembra tiene más de un compañero, pero ninguno se asocia familia n.uclear procede de la teoría de los <~odgenes patrtar~les»; po~
con ella domésticamente; a veces el acceso seA-ual a una hembra tanto, cuando analicemos los sistemas patnarcales se aclarara por que
se limita a un solo varón, pero, aun así, no constituye una unidad sucedió asf. 1m
doméstica con la hembra, etc.; a veces, aunque el modelo «UD varón, Puede que esto parezca no venir al ca~o, pero rea ente es
una hembra» está regularizado y el varón es el «padre reconocido» fundamental· ya que si iniciamos el estudio del parentes_c? con
de los hijos de la hembra, esta unidad se pierde dentro de otra '
nociones preconcebidas · ' acerca de1 caracter ' · de 1a f amilla nu-
bás1co d
mayor, de la que sólo puede ser separada artificialmente. Así, por clear nos encontraremos perdidos antes de comenzar· Donde se a
ejemplo, puede darse una «unidad>> de varias «madres» y sus hijos, una ~uténtica familia nuclear generalmente existen buenas .razones
a la qul! están asociados los varones. Pero esta unidad no está nece- para ello, y hay que examinar el hecho de su _prep~nder~no~. deel~
sariamente constituida por familias nucleares «vinculadas» entre sf. incluso esta preponderancia sólo se podrá explicar s1 part~o
Sólo puede sostenerse la «universalidad» de la familia nuclear median· unidad más básica la madre y el niño. Como ya hemos VIsto, es da1
te las definiciones más amplias y libres, e ignorando las «excepciones». agregar a esta unidad • el vínculo «Conyugal >> d e ma~l"do-esposa cuan al )o
En cualquier caso, la familia nuclear tiende a ser derivada y no surgen los «padres» y las familias nucleares (o me¡or, «conyug es» ·
básica, razón por la cual he preferido la denominación «conyugal».
La unidad básica es la madre y el hijo, cualquiera que sea la forma
en que aquélla fue fecundada. El que un varón se una o no a la madre
de un modo más o menos permanente es algo sujeto a variación.
La unión puede variar desde no existente, a través de muy dudosa,
hasta bastante estable. El vínculo madre-niño es inevitable y viene
Capitulo 1
familia y filiación
38 parentesco,
ces se infringe el principio 4 (prohibición del ~cesto);
pero enton ue si las hermanas deben ser fecundadas es prectso que
de manera q t hombres distintos de sus hermanos, por lo que hay
5 lo sean por o ros solución de apareamtento · con homb res d e o t ros
contrar una .
que en solución que puede o no dar lugar a un~ones perm.anen:es.
El reclutamiento del «padre» por el grupo madre-niño cons. grupos, h anas sean fecundadas con regulartdad, todo trá bten,
><~: tras 1as erm
tiruye entonces una forma de reclutamiento y es afín. Pasemos ahora ! ....,en de nuestro grupo naruralmente, prestaran ' e1
a explorar la lógica de algunas formas de reclutamiento ~sallgui­ Y os 1 «hermanos»
.. a las «hermanas)> de otros grupos o, meJOr eho,
' ( · di
neo» que nos conducen másallaae!Oss1meleslliñites de la familia ·
¡ntstn 0 serv1c1o a que debemos tener en cuenta e1 prmctpto
· · · 3,
árámhtfo aelos grupos de parentesco extensos como la gens, el cla~ sus hermanos, Y
y la /ratrta, que anto fascinaron a (]W<lrg![) I::OS3ntrop3logos los ¿8 0 _ ;n; 0 del hombre). . h b .
clásütcarlan como «grupos de filiaciÓI¡l», es decir, aquellos grupos
A;{, las hermanas facilitarán nuevos m1embros varones y em ras.
cuyos miembros 2!:_etenden descender de un antepasado-S.Qm.úñ. Se
supone que en un aeterminaao momento el grupo fue fundado por
una persona real, un héroe mítico o un animal y que todos sus hermanos
miembros descienden de dicho fundador. Como ya sabemos, los
iroqueses trazaban la filiación por la «línea materna», mientras que
los romanos se atenían a la «línea paterna». Examinemos esto más
a fondo a la luz de nuestros cuatro principios.
Volvamos a nuestro grupo básico de madre e hijos y supongamos
que poseen un territorio o cualquier otro patrimonio (real o inma-
1
hi jos de las
hermanas

terial); este patrimonio puede ser explotado por un número limitado Diagrama .3
de personas y nuestro grupo desea reclutar a estas personas, a la vez
que ser él mismo el que se consiga la perpetuación y el recluta- Las hijas de las hermanas producirán a su vez nuevos miembros,
miento de nuevos miembros a partir de las bases del parentesco; merced a la intervención de los hombres de otros grupos, Y así el
¿cómo puede lograrlo? Tan pronto como la madre ya no puede grupo irá creciendo con el tiempo.
quedar embarazada y, por tanto, no puede proporcionar nuevos
miembros, nos quedan sólo los hermanos y las hermanas como unidad
básica de perpetuación.

hermanas 0 A hermanos

Diagrama 2 bis

Quizá la solución más obvia para el grupo sea acogerse al prin-


cipio 1 y que las mujeres del grupo tengan hijos que más tarde
serán los herederos del patrimonio. De esta manera, los hermanos y Diagrama 4
las hermanas se pueden perpetuar por s{ mismos y reclutar como
nuevos miembros a los hijos de las hermanas. Sin embargo, debemos Este -diagrama refleja esquemáticamente el desarrollo correspr-
tener en cuenta el principio 2 (los hombres procrean a los niños), diendo los triángulos a los «hombres del grupo» Y los círculos a as
para efectuar el cual los hombres más adecuados serian los hermanos,
1'
40 Capítulo l 41
Parentesco, familia y filiación

«mujeres del grupoY>. A través del tiempo, el desarrollo efectivo de hará siempre por la línea de las hembras. Asf, los hijos de la
un grupo semejante, con símbolos que se refieren a los individuos be ana de mi madre serán miembros al igual que yo, pero no los
reales del grupo, podría ser el siguiente (tomado de la genealogía Wrm del hermano de mi madre, ya que éstos están emparentados
real de un grupo de indios norteamericanos de Nuevo Méjico): cd:rugo a través de un varón y, en cambio, serán miembros del
grupo de su madre.
También tenemos que tener en cuenta el principio 3 (dominio
d los varones). Si son los hombres los que poseen y controlan
lae propiedad, entonces surge una situac~ón curiosa par_a nuestro punt?
de vista: los hijos de un hombre no seran herederos, smo que el patn-
monio de este hombre pasará a mano.s de los hij,os de s~.s hermanas
0 de sus parientes varones más próXIDlos por vta matrihneal. ..
Veamos otra posibilidad. Supongamos que son miembros los ht¡os
de )os hermanos, pero no los de las hermanas. Esto encaja perfecta-
mente con el principio 2 y es conforme con el 4, pero ~stá en
contradicción con el principio 1; los hombres no. gestan ruño~ y,
por tanto, si desean perpetuar el grupo, es prectso que constgan
esposas; pero no pueden hacerlo de un modo casual, de~en buscar
una mujer y mantenerla hasta que quede embarazada, de a luz y,
probablemente, hasta que críe. En general, pues, es menester que
exista algo más que un apareamiento casual. He aquí cómo podemos
simbolizar el resultado:
Diagrama 5

Este esquema es una simplificación, pero sirve para dar una idea;
las flechas indican las mujeres y las jóvenes que continuarán la linea
de descendencia.
Así, nuestro grupo original reservará la herencia de sus derechos
territoriales, de sus propiedades o títulos, o de cualquier otra cosa,
a los hijos de sus miembros femeninos. Podemos verlo de varias
formas : como una serie sucesiva de unidades madre-niño o como
una serie sucesíva de unidades hermano-hermana, en la que los hijos
de !as hermanas aseguran la continuidad de las generacio..nes, o como
los desceñcllentes Cle- la «~re)> inicial por la línea femenina, sus
liijos e hí¡as, los hijos y las hijas de sus hijas, etc.
De oonde se desprende que todos los miembros de nuestr.Q _grupo
estarán e!_!!Parentados entre sf 4nicamente a través de las hembras. A Diagr(lma 6
este método de establecer la relación los antropólogos lo denominan
matrilineal, o~r línea femenina (materna) (a veces se emplea uterino De este modo el grupo reservará la herencia a los hijos de s~,¡s
como sinónimo de matñliñeal). Así cualesquiera quesean los propó- v~.rones. Esto también puede verse como una serie de unidades padre-
sitos por- los que este grupo de personas existe, cada uno de sus hiJo o como una serie de unidades sucesivas hermano-hermana, cons-
miembros forma parte del grupo por la única condición de ser hijo tituyendo los hijos de los «hermanos» la generación inmediata, o
de su madre; y si se establece el parentesco que liga a los miembros, como todos los descendientes de los «hermanos» originales a través
42 Capítulo. 1 psrentesco, familia y filiaci6n 43

de los varones, es decir, sus hijos e hijas, los hijos e hijas de esos serán «esposos» y no compañeros casuales, puesto que se trata de
hijos, etc. «hermanos» de otros grupos que buscan «esposas». Podemos repre·
En el diagrama 7 puede verse de qué modo se desarrollada un sentarlo as{:
grupo de este tipo. (También se ha tomado este ejemplo de la
genealogía real de un grupo de indios norteamericanos.)

f
Diagrama 8

(Es imposible representar a todos los «esposos» y «esposas», de


forma que los que se indican deben tomarse como «hombres y
mujeres que se casan con miembros del grupo>).) Aun cuando esta
Diagrama 7 disposición parece corresponder al mejor de los mundos posibles, no
por eso dejarán de surgir dificultades. (De hecho va en contra de
nuestros cuatro principios.) Para empezar, los grupos constituidos
Contrariamente a nuestro primer ejemplo, los miembros de este sobre esta base se superponen, ya que decir que tanto el hermano
grupo se relacionan únicamente a través de los varones. Este modo como la hermana reproducirán al grupo supone que soy miembro
de parentesco se denomina patrilineal, o sea por Hnea masculina (pa- tanto del grupo de mi padre como del de mi madre; superposición
terna), y tiene como sinónimo el término agnaticio (tomado de la legis· de los grupos que puede representarse del siguiente modo:
lación romana). Yo consigo ser miembro por linea paterna y, si
establezco mi parentesco con los demás miembros (mis agnados),
únicamente me atendré a la línea masculina. Así, los hijos del her·
mano de mi padre serán miembros, pero no los de la hermana de mi
padre, ya que están emparentados conmigo por línea femenina y
serán miembros del grupo de su padre.
En este caso el principio 3 no suscita problemas; la propiedad
y el dominio pasarán de padres a hijos o a los agnados próximos.
Aquí d problema reside en saber dónde encajan las hermanas.
11 Existe otra obvia solución; dejemos que hermanos y hermanas
tengan los hijos y situémoslos en el mejor de los casos; los hermanos
tendrán que hallar esposas y las hermanas esposos. Se entiende que Diagrama 9
44 Capítulo 1 4.5
fa.rnilia y filiaci6r>
parenteSCO.
Esta disposición suscita problemas que no hallamos en los otros
dos sistemas. Con cualquiera de éstos sólo soy miembro de un grupo:
t;l de la madre o el del padre. Con el nuevo sistema soy miembro,
cuando menos, de dos grupos: el de la madre y el del padre. Queda
claro entonces que no podemos tener con este sistema el mismo tipo
de organización que con los otros. Es muy difícil que ambos g.rupos, el
de la madre y el del padre, sean grupos de residencia territorial per.
manente, ya que no puedo residir permanentemente en dos grupos
a la vez y, en caso de que lo sean, tendré que elegir uno u otro,
o bien dividir mi tiempo o algo por el estilo. También al casarse, o
el marido o la esposa tendrán que abandonar el grupo «natal>>.
El diagrama 10 muestra dos grupos que se superponen, tomados
de las genealogías efectivas (simplificadas) de algunos isleños del
oeste de Irlanda que hablan el gaélico. Podemos ver cómo en ambos
grupos se incluyen todos los descendientes de los fundadores La
superposición se nota por el hecho de que los individuos sombreados
pertenecen a A y a B; a A por línea femenina y a B por linea
masculina.
No hay duda de que en este sistema los miembros de mi grupo
de filiación estarán emparentados conmigo a través de ambos
vínculos: el de varón y el de hembra. Generalmente denominamos
a este sistema cognaticio, siendo «cognates» en la legislación romana
los parientes por vínculo de cualquier sexo en oposición a los agnados
{por ejemplo, que sólo se vinculan por el varón). El tipo de sistema
matrilineal/ patrilineal generalmente se denomina unilineal, empleán-
dose una sola <<línea» (la de varón o la de hembra) al establecer
el parentesco para ciertos fines. Supongo que realmente significa
vinculación uni-sexual, y quizá sea este término menos confuso como
descripción general. Pero el uso ha sancionado el término de unilineal
y a él nos atendremos. El principio cognaticio para trazar el pa·
rentesco quizá pueda ser descrito, para mayor claridad, como el que
no tiene en cuenta el sexo al establecer los vínculos de parentesco.
El principio unilineal ofrece algunas ventajas evidentes. En pri·
mer lugar, asigna al individuo a un solo grupo, evitando así los
problemas de los grupos superpuestos. Si la sociedad se divide en
grupos basados en el reclutamiento unilineal, estos grupos serán
discontinuos, lo cual, desde el punto de vista de la claridad de la
organización, resulta muy ventajoso. Asimismo, el principio unilineal
limita el número de herederos de un hombre; impide la proliferación Dragrama 10
indefinida de herederos que, en cambio, exige el principio cognaticio.
Surge, por tanto, la pregunta: ¿por qué unas sociedades adoptan
un principio y otras otro?
46 Capltulo ¡ _,.,., familia y filiación 47
parcnt.-~•

Hemos estado considerando la constitución de los grupos de pa. . ente proponer que kith 1 se utilice para describir un grupo de
rentesco desde un punto de vista en cierto modo ventajoso. Helllo sert.aiiltes· cuando los clanes se convierten en subdivisiones de septs 2
tomado un punto de partida en el tiempo y nos hemos preguntad s panenen 'monstruos como «sub-sub-sibs», lo aconsejable es detenerse
cómo ~odría perpetuarse a lo largo del tiempo nuestro grupo frater~ Y sur~tarse si realmente sabemos dónde estamos. Gran parte del
no bás1co. Cualesquiera que sean los grupos que se formen por uno ~erno análisis del parentesco no es tal análisis, sino un ejercicio de
u otro proceso de perpetuación, los miembros de un gru~_ tienen al etúnología. Esto desorienta incluso a especialistas de otras cien-
~ estar relacionadru entre sí _por una filiaci6n común; pueaen des. "! asociales al pensar que la antropología es una ciencia «muy com-
cen<ler efe un antepasado o una antepasaaa, ya sea por línea de varón Cl~ a» ha ll~gado a un «elevado grado de madurez» y tiene un «voca-
(patrilineal) o de hembra (matrilineal) o a través de vínculos de am. 6Jan~ técnico altamente desarrollado» (cito a un eminente sociólogo
bos sexos (cognaticiamente). Dicho gruJlo, que quizá tegga en co. e 00 nombraré). Lo que en realidad sucede es que cualquiera que
~n un nom~re1 un patrimonio o un rftUal o alguna actividad, será un ~proponga comprender esta materia tiene que abrirse camino a tra-
grupo de filiaci6tz, un grupo constituido sobre la base de la desceñ. ~~s de media docena de taxonomías contradictorias, cada una con una
dencia deun antepasádo camón. En los casos en que pueda ser de. terminología ad hoc, y remendada.
mostrado que existe verdadero parentesco entre los miembros de un Poco podemos hacer contra tales confusiones, excepto señalarlas
grupo de este tipo (como sucede en los diagramas 5, 7 y 10), y no y poner en guardia al lector. Aguf emplearé clan y linaje como tér-
simplemente que se suponga que existe, el grupo se denominará minos para referirme a grup_9s de filiación de orden superior e infe-
linaje. Por tanto, tenemos linajes matrilineales (matrilinajes), linajes rior de éü81.9uter clase.
7 patrilineales (patrilinajes) y linajes cognaticios (para éstos no se ha
inventado todavía un términó compuesto). Las unidades de un orden
más elevado que con frecuencia se componen de varios lin~es, en los 6
que se su¡><>ne la filiación común, pero que no puede demostrarse
necesariamente, son a menudo designados como clanes (según el clarm De acuerdo con el propósito que me he impuesto -analizar los
gaélico, que si nifica ole o descendientes). xisten otras denomina: grupos de parentesco- he procurado centrarme aquí en las formas en
cloñes que son causa de gran co sión; Margan estableció gens en que dichos grupos se constituyen a través de los vínculos de
para los patri-clanes y clan para los matri-clanes, sm emplear un con· parentesco. Estos grupos, basados en la filiación desde un antecesor
cepto genérico; con frecuencia los autores americanos emplean sib común, no son los únicos tipos de grupos de parentesco, pero sí a
como concepto genérico y patri-sib y matri-sib como subdivisiones. los que más se han dedicado los antropólogos. Dado que su-estruc-
Esto es completamente erróneo; como veremos, el término anglosa· tura bien pudiera ser inicialmente desconocida para quien comienza
jón sib (en alemán Sippe) nunca se refirió a un grupo de filiación; estos estudios, he comenzado con ellos el análisis y por ahora con
pero, tampoco clan es un término exacto; el clann gaélico se consti- ellos seguiremos.
tuía con descendientes cognaticios de un antecesor (epóniiñe:> así por Conviene señalar ahora, sin embargo, que los principios de filia-
ejemplo el Clan Dombnaill abarcaba a los descen<lientes d~onal o ci6n que surgen al tomar cualquiera de las tres 'decisiones posibles
Donald (los Mac Donald u O'Donnel); sin embargo, ahora este respecto de la continuidad pueden utilizarse para otros fines que no
concepto se aplica únicamente a los grupos de filiación tmilineal. sean los de la formación de los grupos. Así, en la Roma antigua, se
Nunca están tan contentos los antropólogos como cuando acuñan era miembro de las gens por vía patrilineal. Pero al tratarse de la
elegantes latinismos para designar las cosas; es una especie de fe her~ncia individual, los parientes de un hombre se dividían en cog-
mágica en el poder de los nombres; si se descubre el nombre de algo, natz (parientes por ambas líneas) y agnati (parientes únicamente por
se piensa que ya se está en posesión de la verdad sobre ello. Esta línea de varón). Al fallecer un varón, su patrimonio correspondía a
filosofía a lo 'Rumpelstiltskin (nómbrelo y poséalo) significa que los su primus agnatus: su pariente ~nado vivo más c~no (hijo, her-
antropólogos síempre pueden substituir el pensamiento por la acu·
ñación de palabras y los descubrimientos por distinciones concep·
tuales. Cuando se llega hasta el punto de que un antropólogo puede
! AmiR·gos, vecinos o parientes.
ama de una familia.
48 Capítnlo 1 _,..., familia y filiación 49
PareD"'~'
mano, hijo del herm~no de. su padr~, etc.); si no tenía agnados cer. 1í ites al reclutamiento de los grupos; limitan las posibles
canos heredarían sus mmed1atos partentes cognatidos y, a este fin 1 ciertos . m de que una sociedad puede disponer en el modo de
ler romana establecía «grados» de cercanía cognaticia. Así, pues, '5 a _1 ernauvas
lllt
, .
do anuopomorf1camente) reel utar. ~us grupos de p~ren tesco.
m1embro de las gens se determinaba por vía patrilineal pero p;r (hablan. que sea la elección -y la declSlÓn debe haber s1do a me-
la determinación de la herencia se tenía en cuenta tanto' a los agoa~ Cualquiera difícil- surgen ciertas complicaciones que ya hemos ob-
dos como a los cognados. 0 udoado
muyde modo muy dementa~. _En 1os cap~' tu1o~ sl~?Utentes
· · analiza-
De igual manera, en nuestra propia sociedad, que carece de gru. servas las razones de dichas dec1s10nes y las 1mplicac10nes a que ~an
pos de filiación de cualquier tipo, reconocemos a todos los cognados remar Por ahora, que el lector intente retener en ~u mente l~s dife-
c~mo «I;>~ientes» (hasta cierto límite), pero el apellido se hereda por lug . · que existen entre las formas de reclutamiento descntas, es
v1a pat~eal, como ~cede con la mayoría de los títulos nobiliarios. d~J::sunilineal y cognaticia; volveremos a tratar de ellas posterior-
Y aun en otras soc1edades, en las que para ciertos fines rigen los
grupos de filiación cognaticios, el principio 3 asegura que la sucesión 111enQ~á el lector pueda imag~nar socied~des en _l~s que los ~rupos
a un cargo, por ejemplo, se determine por vía patrilineal. de filiación son las unidades basicas polittcas, relig10sas, ec~no_mrcas
En muchas sociedades, en las que los grupos de filiación unili- , posiblemente, territoriales; no se ~rata de empresas, asoc1ac1ones,
r:eal (pat~~e~l o matrilineal) constituyen las unidades políticas bá- y tidos industrias, clases o sectas, smo de grupos de perso~as que
stc~s, l~s mdivtduos rec~nocen a sus cognados como parientes y tienen ~:Xrelaci~nan entre sí por una filiación c~mún, grupos seme¡~tes a
o~lig~crones y expectatl_vas para co~ ellos -por ejemplo, para con- los de los diagramas 5, 7 y 10. Tan ale¡ado se halla este tipo de
tnbuu al pago del precto de la nov1a o a pagos por homicidio. sociedad de nuestra propia experiencia, que necesitamos un salto de
Por ~~nsíguiente, los vínculos de parentesco pueden utilizarse imaginación para poder comenzar a comprender _(naturalmente,. esta
para defmu muchas clases de relaciones sociales, especialmente las advertencia se dirige a los europeos y norteam~ncan?s ~e las crud,a-
que afectan a p~o~ie;arios y hered~ros, a ocupantes de un cargo y des, que supongo constituyen la mayoría de. IDl au~t.ono¡ exceptuo
sucesores. El prmcrp1o que determma tales casos a menudo coinci- a los escoceses que conozcan bien su.s proptas t:"a~c10nes y .ten~~
dirá .con el que ~ija la afiliación al grupo, pero, como ya hemos visto, un sentido de ellas. Para muchos afncanos y asiáticos este eJerctcro
no tiene necesanamente que ser así. es, por supuesto, superfluo y sólo les ruego ~ue s~~n indul~entes con
La distinción que tenemos que recordar es la que se da entre lo que muchas veces les parecerá una conftrman on labortosa de lo
casos de sucesión, herencia, etc., en las relaciones de persona-a-perso- obvio).
na, y los dert:chos a ser miembros de tm grupo. Así, por ejemplo,
a ~a sociedad en que la mayoría de los derechos y los deberes
-mcluso los derechos de herencia y sucesión- se transmiten por 7
vía de varón,_ cabe denominarla «patrilineal»; pero no es menester
que en ella ex1stan grupos de filiación patrílineal. Generalmente estos El lector perspicaz ya habrá localizado un fallo e~ el argumento
úJ~imos hacen su apari~ión, como ocurre con todos los grupos d~ fília- anterior; puede ser correcto que los hermanos,_por eJemplo, ~o for-
~on, cuando se dan crertas f~rmas de obligaci6n o propiedad colec- men una pareja, pero, ¿qué impide el a_PareaiDlento ~e los przmos?;
t zva, como ocurre en la proptedad en común de tierras indivisas o si los primos tuviesen hijos, tras la pnmera gener.actón, los grupos
el deber de vengar una muerte o la obligación de honrar a los ante- de filiación podrían llega.r a ser autosuficientes, en lo que a repto·
pasados. ducción se refiere. Esto es totalmente correcto, pero, por alguna ra·
E_l ~nálisis completo de cualquier sistema de parentesco supone zón, tales grupos tienden a prohibir o, cuando men~s, a evitar el ma-
descnbt~ tod?s los usos que se hacen de los vínculos de parentesco trimonio dentro del grupo; se comportan como s1 de hecho todos
(y ~atr1m?ruo). Nosotros, empero, nos limitamos a contemplar su fuesen auténticos hermanos y hermanas; así es como a menudo ex-
func10nanuento en el recltttamietzto de grupos y en la relaci6n entre presan la prohibición. No todas las ~ocie~des tiene~ esta costumbre,
grupos. y algunas incluso favorecen el matnmomo entre pnmo_s, replegando
Hasta aquf hemos visto que nuestros cuatro principios imponen así al grupo sobre sí mismo, mientras que otras no tienen normas
50
Capítulo 1
Capítulo 2
fijas y dejan a libre elección casarse dentro o fuera del grupo. LI
EL PROBLEMA DEL INCESTO
cu;U sea la for~a en que esté definido), aunque posiblemente s::
roamos exogamia a la prohibición de casarse dentro del grupo (s a.

mas correcto afirmar que es un precepto positivo: casarse fuera de!


grupo;. a la norma .de que debemos casarnos dentro del grupo se la
denomma endo~amta; y cuand,o s~ puede elegir, a veces se emplea el
con~epto agamta, pero est~ tert?mo no es muy afortunado, ya que
sug¡ere que no extste matrimonto alguno.
El grup? en el que parece operar siempre la norma de la exogamia
es ~a famtha n~clear o conyugal. Con pocas excepciones, todas las
sociedades prohiben casarse con sus parientes primarios y general-
n;ente, de acuerdo con el principio 4, también se prohiben las rela-
~tones SCA.'Ua~es con dichos parient~s. Como quiera que una parte
I~port~nte g1ra en torno. a este cunoso hecho de que los parientes
pnmanos no teng~n relaci?nes sexuales entre ellos, lo examinaremos
a?~es. ,de proseguir estudiando las sinuosidades de los grupos de
filiae1on.

Si se permitiese a los parientes primarios tenet relaciones sexuales


serían innecesarias muchas de las complicadas medidas que vamos a
analizar en este libro, o, al menos, así parecerían. Dada la ausencia
del principio 4, nuestro grupo de madre-hijos podría establecer un
cómodo arreglo de procreación y sería totalmen.te autosuficiente en
lo que a reproducción se refiere. Sin embargo, no hay casi ningún
lugar donde se alienten estas relaciones incestuosas y con frecu~ncia
se prohiben totalmente, castigándose sin compasión a quienes infrin-
gen tal prohibición. Ahora vamos a considerar esta tendencia casi
universal a prohibir (o al menos a impedir) las relaciones sexuales
intrafamiliares.
Como siempre, tenemos que subrayar un cierto número de cues-
tiones. Para comenzar, en la mayoría de las discusiones sobre el in-
cesto existe un supuesto latente; que, de no existir tal prohibición, la
gente se inclinaría sin duda por el incesto; está claro que, si las per-
sonas no quisiesen cometer incesto, no sería menester prohibirlo. En
segundo lugar, tenemos que subrayar la diferencia entre incesto y
exogamia a que nos referimos en el último párrafo del Capítulo I.
Realmente sólo se trata de la diferenciaa entre el acto sexual y el
matrimonio, y, mientras que todos los muchachos saben que son dos
cosas diferentes, muchos antropólogos los confunden. No existe so-

51
52 Capítulo 2 El problema del incesto 53

ciedad (ere? yo). tan retorcíd~ mentalmente que prohiba el acto sexuai \fitación del incesto-, y reservaremos el tema de la exogamia para
en :1matnmomo, y hay evrdent~s ventajas ~n que ambos se comb¡.
nen, pero se pueden tener, y se tienen, relacrones sexuales sin nece ·
Í05 capítulos que t ratan propiamente del matrimonio.
Así por lo menos, queda claro qué es lo que deseamos explicar.
dad de casarse. Esto es muy importante, porque muchas teorías s¡. Quere~os saber por qué en la mayoría de los lugares y de los tiem-
tratan de explicar ~a P.roscripción de lo sexual dentro de la famill~e s se ha proscrito o, de no existir una proscripción positiva, al me-
realmente son exphcacwnes de por qué no se permite el matrimo ·' ~5 se han evitado las relaciones sexuales entre parientes primarios.
entre miem~ros d~ .la familia ..Así, pues, las normas que se refie~~ Nos parece tan natural esta situación, que a menudo resulta muy
a la exoga~a famil1ar no explican necesariamente por qué se prohi. diffcil convencer a las personas de que hay algo que debe ser expli-
be la relac10n sexual entre familiares. No existe una razón lógica de cado. De hecho, en la opinión de muchos pensadores, hay que expli-
por qu~ no puede haber plena libertad sexual dentro de la famili carlo todo. Se alega que, si el hombre no hubiera instituido en algún
manteruendo la prohibición del matrinio entre sus miembros -au~: roomento la proscriEci6n de las relaciones sexuales intrafamiliares,
que puede que haya buenas razones psicológicas-. De hecho cuand no habría habido ni cultura ni sociedad; el hombre habría permane-
co.nsideramos las pr?~blciones sexuales con personas que no'sean lo~ cido en un estado incestuoso semejante al de los animales. Por con-
mrembros de la famrlia, vemos que las relaciones sexuales muchas ve. siguiea te, colocan el tabú del incesto en el centro de nuestra huma-
ces se valoran más precis?m~nte con las personas con las que uno no nidad. Como ya he dicho, esto supone que, de no haberse prohibido,
p~e~e .~asarse. Por consrgurente, tenemos que establecer una neta d hombre sería ávidamente incestuoso. Ya volveremos sobre este
dist1nc10n entre:
a) Incesto -que se refiere a las relaciones sexuales. pun~. se sitúa el incesto en el centro del desarrollo de la humanidad,
b) Exogamia :-<fue. s~ refiere a las relaciones conyugales. se suscita otro problema acerca de lo que estamos intentando expli-
Naturalmente, s1 prohrbrmos a dos personas que tengan relaciones car. ¿Deseamos decir por qué fue instituido en un principio este
sexuales, con e~o seguramente negamos toda posibilidad de que se tabú -o sea, explicar su origen- o bien queremos saber por qué,
~sen; en cambto, podemos prohibirles que se casen, sin que necesa- cualquiera que sea su origen, persiste? Esto es importante, toda
nam.ent~ se les prohíba que tengan relaciones sexuales. Todas las vez que las razones de su génesis quizá no sean las mismas que las
explicacwnes que s~ proponen justificar la prohibición de las relacio- de su persistencia.
nes se~ales en la familia basá;:tdose en razones de exogamia familiar
son erroneas - a menos que mcluyan una cláusula que se refiera a
la prohibición sexual.
2
Esto es doblemente importante, ya que muchos autores escriben
«ta~ú del ince~to/exogamia.», como sise tratase de un solo y mismo
fenomen_o. ~ mtentar exphcar por qué muchas sociedades prohiben . Ve;unos entonces las razones de su persistencia que han sido ob-
los matnmoruos entre personas emparentadas fuera de la familia con· ¡eto de discusión; a este respecto ha habido t res puntos principales:
yugal, hablan de la «extensión de los tabús del incesto» a dichas . a) ¿Por qué sería tan desventajoso o desast roso para la fami-
personas. A lo que se refieren realmente la mayoría de las veces es lia, en particular, o para la sociedad, en general, el que dentro de la
a ~a : xtensión de las restricciones exogámicas. Cierto que a menudo familia existiesen relaciones sexuales?
comc1den, ya que a quienes se les prohibe casarse también se les ~) ¿Por qué hay gentes movidas a practicar o a prohibir tales
prohibe ten~r relaciones sexuales, pero no se puede suponer que así relaciOnes?
sea; ~s prec1so demostrarlo. No cabe duda de que puede existir una e) ¿Por qué la mayoría de las sociedades las prohiben y casti·
relacrón entre las prohibiciones incestuosas y las normas exogámicas, gan a los infractores?
pero, salvo que las distingamos y nos preocupemos en aclarar de qué El punto (e), que se refiere al tabú del incesto propiamente dicho,
estamos hablando, lo único que conseguiremos es confundirnos. Nues· Puede o no desprenderse de (a) y (b). Las sociedades no siempre
tro propósi:o primordial en este capítulo es explicar la prohibición hacen lo que les resulta más ventajoso; que las gentes no quieran
de las relacrones sexuales intrafamiliares -el tabú del incesto o la tener reladones incestuosas no significa, necesariamente, que la so-
54 Cap!~ 2

ciedad la~ prohibirá, etc. Las respuestas a estas preguntas pueden s


SI problellll del incesto
. e en cuenta que una persona no puede ser más que una
''
las razones ,por las que se prohibe el incesto, pero es preciso demo:t 00 Se uen . 1e acto _mcestuoso,,
a la vez. Si en el caso d e un su:'-p . dih
e a
trar que no se trata sólo de suposiciones. · ~ n h1·1·0 será su prole y poco unporta st el progerutor es
Las explicaciones de estos diversos puntos pueden ser contradic. 1 ueneu•0 adre ' el lechero o un donante anó" rumo. 1 1.
nc uso st se
torias o, cuando menos, puede que no coincidan. Pasemos a estudiar. su P= pla rekción sexual del padre y la hija, y ésta se .convir-
las por turno. f?: en :: esposa, ¿qué pasaría? Sencillamente, que ella cambia su
t1 1de hija por el de esposa. .. .
a) Razones de por qué las relaciones sexuales intrafamiliares serían paP5us hijos seguirían siendo sus hiJOS y, soc1alme~te, los de su pa-
desastrosas. e Que este último sea genéticamente el progenlt~r de la madre,
A veces se afirma que el incesto es perjudicial para la sociedad ~ tiene que ver aquí. Después de todo, en el Ttbet y en o~_as
porque impide el crecimiento de amplias ramificaciones de relaciones es dd mundo, un hombre puede casarse con un~ madre y su hiJa,
sociales. Por supuesto, esta explicación confunde el tabú del incesto part 0
se aleja mucho de lo que estamos exporuendo. ~o muchos
con la exogamia, y quienes así lo ven se dan cuenta de que, si la ex. lo quedn t"ncesto consumados la hija se «pone los chapmes» de la
plicación ha de referirse únicamente a relaciones sexuales, entonces madre elo que quiere decir que' asume e1 pape1 de su madre. .
casos .
se necesita otra hipótesis que diga que, si las personas tienen relaci0. Al' an otros que el incesto (o ¿debemos entender mattunoruo?)
nes sexuales incestuosas, no desearán tener otras. Pero no existe 1 ~~o de las generaciones es «imposible», ya que trastornaría. las
evidencia alguna de que as( sea. En algunas sociedades a los padres :~clones de autoridad en el seno de la familia. Si con esto se _9u1ere
se les permite realizar actos sexuales con sus hijas, y éstas pueden decir que las madres no compartirían sus maridos con sus htJas, el
posteriormente casarse con otros hombres sin que, al parecer, surjan argumento parece débil; por otra parte, d1;1do que las madres tengan
problemas. Se conocen muchos casos de incesto padre-hija (pregun. mucho que decir cuando así suced~: Cons1deremos la popular forma
ténselo a cualquier graduado social) que no parecen abocar a una de matrimonio africano con las hiJas de la hermana de la esposa.
unión inquebrantable. Puede que haya algo de cierto en este argu· Aquí, una esposa comparte su marido con. sus sob~inas Y parece ser
mento, pero, una v.ez más, es preciso demostrarlo y no simplemente que nada enojoso sucede. Añádase esto al eJemplo ubetan~ Y el ar~­
suponerlo. Por consiguiente, si es posible tener relaciones incestuosas, mento no parece plausible. Por otra parte, se J?uede quizá admtur
y, sin embargo, casarse fuera de la familia, las ventajas de desposarse que no es probable que un padre desee compar,tlr su ~sposa o espo-
fuera dt: la familia no explican la prohibición de las relaciones sexua· sas con sus hijos; pero si volvemos una vez mas al T1~et, encontra-
les dentro de ella. Puede ser que esta prohibición esté muy relacionada mos el sistema de la poliandría fraterna, en el que var_10s hermanos
con las normas de la exogamia, como veremos. comparten una misma esposa; muchas veces la dife:e?cta de edad de
Otro de los inconvenientes del incesto que se alega es la confu· los hermanos es amplia, y se piensa que el más vte¡o manda como
sión de relaciones que surgiría si se tolerasen las uniones incestuosas. un padre. Aquí se ha establecido un sistema de acceso sexual regula-
Como aquel de la canción de «Soy mi propio abuelo», los miembros do dentro de la «familia», lo que demuestra que el método no es
de familias en las que se practicara el incesto no sabrían con segu· imposible. .
ridad quiénes eran realmente. Este argumento es tan antiguo como Sin embargo, la objeción fundamental contra el mce~to -la baza
Filón de Alejandría y tan reciente como Kingsley Davis, y afirma que de quienes alegan que perjudica grandemente a la soc1edad Y que,
si un hombre tiene un hijo con su propia hija, entonces el niño sería por tanto, no puede ser practicado universalmente- ~ d ar~mento
hermano de su propia madre, y ¿no sería esto confuso? Quien desee de la procreación dentro de la familia. Es muy sencillo: e~ mcesto
perder tiempo en ello puede imaginarse las catastróficas combinado· setía desastroso debido a que lo son los resultados genéttcos qu_e
nes que resultarían. La teoría es realmente demasiado tonta como acompañan a la continuada procreación con los más allegados. ~a evi-
para que nos detengamos en ella, pero como muchas personas la to· dencia de este punto me parece confusa y, como lego en genét1~a, me
man en serio vamos a señalar las objeciones. De nuevo se confunde es difícil segu.i r los zig-zags de este argumento. Algunas a~:ondad.es
el. incesto con la exogamia, pero lo que tiene más importancia es en la materia opinan que hay evidencia de que la p~reac1on persiS-
que el pllpel que la sociedad asigna se confude con la biología, ya que tente dentro de la familia produciría resultados noc1vos; otros creen
..
56 Capítulo 2 El prol:ileJila del incesto 57

que pudiera ser o no así, y hasta hay quiénes opinan que se obt rsonas que adujeron este alegato contra el incesto, ¿se sentirían
drfan beneficios positivos. La opinión más generalizada parece se:t petonces liberadas y comenzarían a practicarlo?; lo dudo.
de que causa~ía m~? daño que b~neficio, pero no es seguro. Existe eo Otra razón afirma que existe una aversión instintiva contra el in-
en efecto, la rdea fiJa .e~ la genéttca popular de que esta procreació~ cesto. Esto se ha ridiculizado, pero al menos tiene el mérito de esta-
produce monstruos e Idiotas, pero ésta no es una noción universal blecer el mecanismo que se dice que opera en dicha aversión. Se le ha
está en contra.dición con la experiencia en la cría de animales. 1 : opuesto un argumento sencillo : si existiese tal instinto, ¿por qué
cluso, de ser cterta, ¿cómo contribuiría a explicar el tabú del inces~ entonces prohibirlo? ¿Para qué prohibir lo que nadie desea come.
Y el hecho de qt;~e se evite? TencJ:íamos que plantear o bien un ar~~ ter? Creo que esta objeción es demasiado ingenua y más tarde volve-
mento de s~Ieccrón natural y dectr que los grupos que no practicara remos a ella. Se opone idéntico razonamiento al argumento de Wes-
la procreac~ó~ fuera de la. familia perecier~n a causa de sus ~rrore~ termarck de que la familiaridad engendra la indiferencia. Afirma este
q~edando umcamente qurenes sí la practicaron para sobrevtvir· 0 autor que las personas que desde la niñez se crían en estrecha fami-
bren someterlo a la visión consciente y decir que la humanidad' se liaridad, se sienten incapacitadas para desearse sexualmente. Una vez
percató de los malos resultados y se resolvió decididamente contra e1 más surge la objeción de por qué en tal caso existen las prohibicio-
mc~sto. En ambos casos nos movemos entre una mera afirmación de J:les; pero sigo pensando que también en este caso la objeción es
postbles desastres y una exposición de razones para iniciar el tabú ingenua.
Este último punto plantea el problema con el argumento de toda~ Otro argumento expresa que todos queremos cometer incesto, y
~as «lamentables consecuencias» que hemos examinado. Decir que el los antropólogos que se oponen enérgicamente a las tesis dd instinto
Incesto causa lamentables consecuencias no explica necesariamente y de la familiaridad, no siempre se dan cuenta de que necesariamente
por qué es tabú o por qué se evita. O, dicho de otra manera si da. tienen que recurrir a éste.
mos importanci~ a las «funciones» del tabú del incesto, no por eso Los más decididos partidarios de la teoría del «deseo naturab
adelantamos mas. A veces se expresa en la forma «la función del son, claro está, los seguidores de Freud. Según esta teoría, todos nos
ta~ú del incesto es ... ». Se puede completar la frase poniendo cual- consumimos en deseos incestuosos que reprimimos; pero no está muy
qutera de las teorías ya expuestas -ampliar las relaciones sociales claro cómo opera todo ello. Los fundamentalistas freudianos todavía
evita~ }a confusión, evitar. ~1 conflicto en ~a familia, impedir la pro: aceptan el punto de vista de Freud de que la represión se hereda.
creac1~n dentro de la famtha y muchas mas-. Quizá sea cierto que Así, en una situación primigenia (sin especificar tiempo) los jóvenes
ga:antiza toda.s estas afortunadas consecuencias, pero no por eso ex- de la horda mataron al más viejo, a fin de conseguir las hembras que
plica;t necesanamente por qué se instituyó y por qué perdura. Como éste monopolizaba, pero como se les había condicionado a obedecerle,
ya vimos con el ejemplo anterior, para llenar este vado explicatorio sintieron remordimientos y culpabilidad por lo que habían hecho y
no tene~os más remed~o que recurrir o a un argumento del tipo de renunciaron a las hembras. Desde entonces nos sentimos culpables, y,
la seleccrón natural o bten proponer la comprensión consciente. Esto aunque todavía nos asaltan deseos incestuosos, los reprimimos me-
nos conduce al próximo problema. diante el mecanismo de nuestra heredada culpabilidad. También se
ha ridiculizado esta teoría, pero Freud subrayaba lo que la mayoría
b) Razones que inducen a la gente a evitar el incesto. de los !'lntropólogos han acentuado: que es preciso no 'ser incestuosos
~e han dado muchas razones por las que la gente no desea come- para llegar a ser humanos. Lo que dice es que conseguirlo debió ser
ter ~cesto o huye de él, e incluso le horroriza; estas razones como doloroso, sangriento y convulsivo, y ha dejado su impronta. Aun
pudimos ver, están a menudo Hgadas al argumento de las «lamenta- cuando podríamos dudar también de esta teoría, tiene el mérito de es·
bles consecuencias». Se alega, por ejemplo, que la gente ve las terri· tablecer los mecanismos, y a medida que descubramos algo más sobre
bies conse~uencias genéticas, o bien la confusión en la familia 0 algo la vida social del primate y del hombre primitivo, quizá seamos capa-
por el es~o. El problema aquí es que la gente anticipa una asom· ces de construir una teoría más adecuada respecto del tránsito hacia
brosa vartedad de razones para evitar el incesto muchas de las cuales la humanidad. Yo no me siento tan inclinado como la mayoría de mis
tienen aire de racionalizaciones. Incluso si se de~ostrase fuera de toda colegas a ridiculizar a Freud; quizá estuviese equivocado en los de-
duda que el incesto no produce nocivas consecuencias genéticas, las talles, pero planteó los verdaderos problemas.
.58 39
Cap¡tulo 2 !1 p!OblCID' del incesto
Y con esto llegamos al problema de las motivaciones cons ·
· ·
e mconsc-.tentes · ducen a las personas a no cometer incestCient ~
que m
por qué se castiga a quie~es lo cometen. Pueden alegar que no~¿ hde 3
cen por~ue _de lo comrano se malograrán las cosechas o porque D¡ a.
los castigara o porque de todas maneras no les gustan sus herrn os
Hay una amplia varie~ad de tales motivaciones conscientes.
suceda que, de hecho, Ignoran por qué tienen tales reacciones a
Q:; Recapitulando, pues, nos encontramos ante explicaciones de:
Tabú del incesto (restricciones sexuales) y reglas de exogamia
pueden ser condicionamientos de infancia o heredados. Esto p{ que 1. (restricciones ~onyu~ales).
un .profundo dilema! las explicaciones del tipo a) nos dicen qu~n~: Origen y pers1s(tenc1a ~e l. .
socte~ades no practican el incesro debido a sus lamentables conse 2. Consecuencias . ) .
supervtvencra, sana progente, etc. , motlva-
cuenctas y, por tanto, «no puede» darse, a menos que la socied d .3. dones (temor, indiferencia, etc. ) y sanciones.
esté a punto de desaparecer. Pero, como ya vimos esto no expl'a Todo puede relacionarse entre sf, pero, salvo que establezcamos
por que' 1a gente no tiene
· re1ac1ones
· .
mcestuosas ' qué se opotea
o por distinciones claras, nunca podremos descubrir las relaciones.
a ellas, .excepto que se estime que se dan cuenta de las posibles co~~ Otro problema de todas estas teorías :-aparte del err~~ de salt~r
secuencias desastrosas, o que de alguna manera han heredado la acti. de las consecuencias a las causas-- se refiere a s~ pretenston de ~.un·
tud ~or~ecta. Tenemos que poner sumo cuidado en no saltar de las rsalidad. El resultado de ello es que se contradicen y parecen me·
~licactones de l~s co~secu~ncias de la prohibición del incesto (por ve
conciliables. Tornemos los dos SJgwentes
· · punt os: . . .
e¡~mplo, 1~ supervtvencta soctal) a las de las motivaciones (conscientes a) No puede existir relación sexual en la familia de~1do a su es·
o msconsctentes) para evitarlo. trUctura de autoridad; si se permitiese el incesto, surgrrían antago·
nismos acerca de las mujeres, lo que realmente sería ~:sastroso, etc.
e) 'J!.azones de por qué la sociedad p~ohibe el incesto y castiga a los b) No puede existir relación sexual en la fa~a, porque la
mfractores. energía libidinosa quedaría retenida dentro ?e esta _uru?ad .Y sus com·
Es evidente que esto se relaciona con las dos cuestiones anterio- ponentes no desearían abandonarla; las. pr1meras mclinacrones amo-
res, pero también aquf pudiera no haber conexión entre las afortu- rosas son siempre incestuosas, y es prec1so apartar a l~ personas de
nadas co~secuenc!as del ~abú, las razones por las que es observado (ya tales tentaciones ; sin el tabú del incesto esto no ocurnrfa y, por tan·
sea consc1~nte o tnconsc!entemente), y las de por qué ciertas socieda- to, no habría exogamia y, por tanto ...
des hat;t d~c~ado leyes prohibiéndolo (allí donde así ocurre). Las per- Ambos supuestos difieren abiertamente: el primero alega que
sonas, mdivtdualmente, pueden sentirse aterradas ante la idea del in- cuanto más durmamos juntos, peor nos llevaremos; el segundo, cuan-
cesto porqu.e .creen que produce demencia o monstruos, pero la ley to más durmamos juntos, más contentos nos sentiremos Y: nada podrá
pu:de prohibtr!o porque ofende a Dios, por razones que El conoce jamás separarnos. Si se supone que estas razones son umversalmente
n;teJor que na~e. Las _leyes, los sentimientos y las felices consecuen· ciertas, al menos una de ellas tiene que ser falsa. O veamos otras
ctas de la accron no stempre marchan al unísono y hasta poclrúunos dos que ya nos encontramos antes: . . .
hallarnos en este aspecto ante una explicación distinta a la que dimos a) La gente ha reprimido los deseos hac1a las relactones m~es·
en ~as otras dos cuestiones. En sociedades homogéneas de escala re- tuosas, que son muy poderosos, y, por consiguiente, ha esta~l~ctdo
duc!da ,todas est_as co~as pue?e~ muy bien estar estrechamente ligadas fuertes castigos contra el incesto a fin de mantenerlos reprtmtdo~.
entre st: superv1venc1a, senttmtentos y sanciones, pero esto no ocurre b) Las personas que desde la infancia se crían en estrecha f~ml·
en todo el mundo. liaridad no desarrollan una atracción sexual mutua y, por tanto, sten-
ten aversión hacia el incesto.
De ser como afirman universalmente válidas, ambas no pueden
ser verdad~as. En cualesquiera de estos cuatro cas?s, ~tiene que ser
necesariamente universal la verdad que ven estos mtehgentes obser·
vadores? ¿Tienen que haber sido reprimidos los deseos incestuosos
60 bJellla del incesto 61
Capitulo 2 ~pro
en todos los tiempos y en todas las sociedades? ¿Tienen que el apareamiento extrafamiliar. Pero si el hombre primitivo, o
cir todos los casos de relaciones sexuales intrafamiliares a concfl~d'U. ~~¡h0 sus casi humanos antepasados, vivía --<:omo ocurre con algu-
acerca de las mujeres? La rigidez misma de las teorías dificu[Ictos ÍJllo&usoimales- en grupos familiares relativamente estables (y así lo
empleo y se halla en abierto contraste con la maleabilidad d~ SU nos ~ la teoría), en tal caso ni la expulsión ni la promiscuidad set-
seres humanos. 1OS sUp0~ecanismos adecuados para reducir dicha procreación. Como vi-
De hecho no existe un horror universal hacia el incesto y..... h dan en el Capítulo I, uno de los problemas de la lenta madurez de la
·dd · · ' ...uc as
s~cte a es no ~1enen severos cast1gos contra él; otras lo practi ;j
01 humana es el hecho de que alcanza la madurez sexual antes de
aun en otras rema una verdadera indiferencia hacia él. Cuando vean Y P ; totalmente en condiciones de asumir un papel independiente, y,
todas estas distinciones, el problema no consiste en hallar una belllos esta ejemplo, en una sociedad que se compone de bandas, cada banda
.
respuesta W'uvers al , smo
. en conocer el margen de variación En s uena a~ roantenerse unida. Por consiguiente, la expulsión de los jóvenes
·
el mcesto · uma ee van llegando a la madurez resultaría desastrosa y no podría ser la
no ocurre o está prohibido, o ambas cosas a la vez (aun,'
que esto es mucho menos universal de lo que generalmente se ere ) ~uci6n. Tampoco podda funcionar la promiscuidad si suponemos
p~ro de ll? no ~e desprende que en todo tiempo y lugar se haya pr~s: ~pos familiares relativamente estables. Nos enfrentamos, por tanto,
cnto por 1d~nucas ;a~ones. Y. motivos. Las sociedades, las culturas v con el problema de un grupo incapaz de expulsar a los jóvenes que
las personalidades np1cas d1f1eren marcadamente, y así ocurre con la·s van madurando y que se hallan sujetos a un creciente apetito sexual,
razones para actuar. con lo cual surge el conflicto. La única manera de que los jóvenes
satisfagan sus apetitos sexuales sería dentro de la familia. Entre
muchos animales de la especie que mencionamos, el antagonismo en-
4 tre miembros de la familia es de esta natw-aleza, y generalmente se
expulsa a los jóvenes.
Aunque ~ienso q~e ese margen de variación puede explicarse (y El animal humano tenía, por tanto, dos problemas: el de los
más tarde lo mtentare ) sería realmente curioso que toda una serie de efectos de la procreación intrafamiliar y el de la rivalidad en el seno
causas distintas hubiesen conducido independientemente a idéntico del grupo familiar. Lo último podría resolverse, como vimos, institu-
res_ultado. en casi todas las sociedades del mundo. Para explicar la casi yendo dentro de la familia cierto orden de apareamiento, pero con
uruvers~hdad con que se evita el incesto, creo que debemos abordar ello no se solucionaba el primero. El único mecanismo aplicabl~ que
la cuestión de su origen. Por eso tuve el máximo cuidado en aban· resolvería a la vez ambos problemas era considerar tabú la cópula
donar. ,a Freud y me dirigí, respetuosamente, hada la teoría de la entre miembros de la familia. Por tanto, la selección natural trabajó
seleec1on natural. Veamos ante todo esta última. en pro de la supervivencia de aquellos grupos que procrearon fuera
La mejor versión que he encontrado de esta teoría dice más o de la familia y en contra de los que no lo hicieron así.
me~os esto: el homb.re es uno de esos últimos productos de la evo· Esa teoría es discutible tanto en los supuestos genéticos en que se
luctón que son los arumales de mayor tamaño, los de más larga vida y basa como en lo que se refiere a la vida primitiva de las agrupaciones
le~ta madurez y los de mayor inteligencia; al igual que ellos se halla familiares. El género del grupo animal al que pertenecemos, sin em-
su¡eto a los efectos perjudiciales de la persistente procreaci6n dentro bargo, tiende a constituir tales agrupaciones, probablemente debido a
de 1~ familia. La teoría considera este punto como correctamente esta· s? mayor inteligencia y a la larga trayectoria de su vida. Lo que sí es
bleado, ya que la mayoría de estos animales posee mecanismos que Clerto es que, hasta que el hombre no desarrolló los grupos familiares
les apartan de la persistente procreación dentro de la familia. Los estables, la promiscuidad casual dentro de la horda seguramente coad-
!Uás conodd?s son: fijación asexual (que no nos concierne),. rivalidad
mtergenerac10nal y promiscuidad. La rivalidad produce el fenómeno s
~vó a limitar los perjudlciales efectos de la procreación intrafamiliar.
l1l embargo, no habría sido genéticamente tan eficiente como el mé-
de que los individuos ya maduros expulsan a Jos jóvenes lo cual re· todo propuesto y, por tanto, puede que sea una fábula.
duce la pro~reación intrafamiliar, ya que los jóvenes tien~n que bus· . Si aceptamos sin embargo, por seguir la discusión, que pudo ocu-
car su pareJa en cualquier otro sitio que no sea su familia natal. La rrtt algo semejante a este desarrollo (y no soy lo debidamente justo
promiscuidad también reduce ese tipo de procreación, ya que favorece con la ingenuidad del argumento), entonces se desprende que el tabú
62 63
Cap!tuJ _..,..ma del incesto
()~ SJPru---
del ir;cesto es .un mecanismo que se originó a causa de sus alrodlte sí como supone la teoría, para asegurar la superviven-
ventaJas selectlVas. Aun así, queda sin explicar la cuestión d tnayo~ ~ necesari~ establecer una división sexual ~el trabajo, de _modo
·
se dio 1a pnmera vez. La teona
' de la selección natural no exj
e Por q~¡¡ di era b robres buscaban compañera con este fm, aparte del Slmple-
s~ conteste a esta pregunta; no interesa por qué surgió ~e ~t que los ~al. La hermana mayor de un muchacho probablemente
stderarla como un tipo de mutación- sino únicarnente-cq a e co~. lllence secagida» cuando él alcanzase la pubertad y él mismo tendría ya
. 1 . ' ue o&
mayores :enta)as .se e~uvas. Así, los grupos que rehusaron autor·~ es~• ~ando su hermana menor llegase a la edad de .mujer. El
a los panentes pnmanos a aparearse entre s{ sobrevivieron y ~ ~\oto en la familia de ~uchos niños de igual sexo, ~dudable­
pagaron. L~ t~?ría sugiere que fue la rivalidad intergeneraci~~~ro. paciJDl umentada las posibilidades de procrear extrafamiliarmente.
que 1? .constgut~ .. El padre (como pasa en la teoría de Freud) no deb~ rnen~ ~a manera, la teoría afirma que los hombres más primitivos
perrmtlr a los htJOS que tomasen a las mujeres de la familia esp .~6 · 'paces de cometer incesto a menudo, aunque lo deseasen. En
mente a 1~ ~adre. Como esto es lo que sucede entre muchos 'ani~~es. eran 'l:ras más simples (y en nuestros días existen algunas), la mayo-
cabe.admtttr que, cuando menos, algunas poblaciones humanas s· · ' ] : :las personas se aparean la mayor parte de las veces fuera de la
. carruno,
. . . do so b revivir y convertirse en l8UJe.
r On tdénuco constguten f.milia no a causa del problema de la procreación intrafamiliar,
tros antepasado~ .. No explica por qué el tabú era también v~: la ri~alidad, sino, sencillamente, para poder hacerlo.
entre padres e htjas, pero añaduemos que ésta parece ser la relació
0
y De nuevo esta teoría presup~n~ muchas. cosas, g:nera!mente con
menos afectada por el tabú. ·ustificación, acerca de las condicwnes soc1ales y b.tológ¡.~as de los
~ay otra teotfa que ~n much~s aspectos es más sugestiva que la !eres humanos más primitivos. Algunas de estas hipóteSIS -<:amo
antenor, ya qu: no nec~stta recumr al funcionamiento de la selección la necesidad de una división se~~ del tra?aj~ y. ~1 efecto de la
nat~al. Nos ~t;e, sencillamente, que los rasgos demográficos de la lactancia sobre el embarazo-- qwza no esten JUStificadas, pero la
anttgua poblacton humana hacían relativamente difícil la procreación teorla tiene cierto atractivo por su misma simplicidad. Existen hechos
intrafamiliar. Por ~onsiguiente, el hombre engendraba fuera por no de la vida primitiva del hombre que ninguna de estas teorías tiene
ten~r. otra alte~nattva, y no por un tabú contra la procreación intra· en cuenta. Por ejemplo, ya vimos en d capítulo 1 que todos los
famtltar. Constderemos los datos demográficos tenidos por ciertos primates que viven en hordas se rigen por una. jerarquía de mando,
en el caso de los núcleos humanos primitivos· la vida debía ser corta y que los machos que las componen monopolizan las hembras; la
(una es~eranza. máxllna .de diªamos tr~nta y' cinco años) y la puber· mayoría de los machos jóvenes ineptos quedan al margen de la horda
~ad ta~d1a, hac1a los qumce anos o mas tarde; la tasa de mortalidad y se les excluye del proceso de apareamiento. Por sí mismo, esto
~antil elevada, un minimo del 50 por 100; el hombre engendra debi6 contribuir a evitar la procreación intrafamiliar, pero las partes
runo.s de uno en uno y no en camadas y, por tanto, existen lapsos en juego eran machos jerárquicos contra no jerárquicos, más que
de ttempo entre uno y otro nacimiento; los lapsos pueden aumentar cpadres» contra «hijos>> dentro de una familia nuclear. Las hembras
por la muerte de un niño o a causa de tales medidas del control se movían por la escala jerárquica, convirtiéndose las de mayor
demográfico como infanticidios, abortos y abstinencia, medidas todas alcurnia en consortes de los machos dominantes, pero éstas también
é.stas que s~, sabe fu~ron practicadas en las condiciones más prirni· podían caer en desgracia, lo cual debió facilitar también el aparea-
ttvas; tambten es postble que una mayor prolongación de la lactancia ~ento ocasional, y ninguno de estos procesos implica un tabú de
por parte de madres :el~~vamente desnutridas inhiba la ovulación, y, mcesto. Unica.mente en una etapa del desarrollo cultural, cuando han
como en el estado pnmlttvo la mayoría de los niños maman durante ~istalizado los grupos familiares estables, es cuando se hace ~pres·
varios años, también esto debió limitar los nacimientos y aumentar Cltldible instituir el tabú del incesto a gran escala (por eJemplo,
los lapsos. T~d?~ estos factores debieron imponer severas limitacio· abarcando a todos los miembros de la familia).
nes a las postbtlidades de procrear dentro de la familia ya que al ~Qué podemos decir acerca de las condiciones sociales y biológicas
llegar un muchacho a la pubertad probablemente su m~dre ya no de aquellas épocas? Tanto la teoría demográfica como la de la selec-
se. encontrase en edad de engendrar o bien se habría muerto. Lo ción natural suponen que las consecuencias de evitar el incesto ~enían
m1smo se .puede decir de los hermanos, pues, aunque las probabili· Ventajas de adaptación superiores y de mayor alcance que. slmp~e­
dades deb1eron ser más favorables para ellos, aún así serían escasas, rnente prevenir la procreación intrafamiliar. Existió la venta¡a soc1al
64 C11pítui0 2 El problema del incesto 65

de forjar núcleos más amplios de alianzas para la. defensa y para la pero creo pos~ble q~e un proc~o de selección,. digamos de un millón
cooperación económica. De esta manera, en las socredades basadas en y medio ?e anos, bten pudo ?e1ar marca~a s~ l.Dlpronta. ~ que cris-
el parentesco nos dice el argumento de la selección natural que el tabú i:alizó quizá no fuese necesanamente un mstmto de averston hacia el
se mantuvo gracias a estas ventajas. El argumento demográfico se ;ncesto, ya qu~ result~ muy difícil establecer la pista. Si, por ejemplo,
presenta asf: como desde los tiempos más remotos los hombres a un niño rec1én nactdo se le separa de sus padres, ¿cómo sabría a
han procreado fuera del círculo familiar, establecieron toda una serie quién debe evitar más tarde? Sin embargo, lo que se ha producido
de instituciones a nivel de parentesco que implican la procreación es un síndrome de características biológicas que rodean al impulso
extrafamiliar y que son inherentes a ella. A medida que fue aumen. sexual y al más importante mecanismo de la evolución: la conciencia.
tando la complejidad tecnológica, la esperanza de vida se extendió Uno de los aspectos más importantes del hombre reside en su
y la mortalidad infantil y demás barreras que se oponen al incesto relativa falta de especialización, es decir, su libertad para el dominio
fueron desapareciendo progresivamente. En muchas sociedades de de los instintos particulares, lo cual, si bien le proporciona grandes
nuestros días, por tanto, el incesto sería absolutamente viable para ventajas, le quita, sin embargo, la seguridad que fluye de ser dirigido
quien lo deseara, es decir, esa persona podría tener un compañero por ellos. Para reemplazar esta seguridad, el hombre desarrolló el
para ello. Pero, en cierto modo, ya es demasiado tarde; hemos levan. mecanismo autoinhibitorio de la conciencia. El grupo - la sociedad-
tado nuestras sociedades sobre la premisa de que se procree fuera es la unidad de supervivencia del hombre y, para que perdure, es pre-
de la familia y no resultaría fácil inver tir los términos. El progreso ciso que sus miembros se atengan a aquellas costumbres y normas
que hemos analizado es, desde el punto de vista de la evolución, que a través del tiempo se ha comprobado que facilitan la perdura-
muy reciente, por tanto, el tabú perdura; pero ambas teorías admiten ción. Entre los animales esto queda asegurado por el desarrollo de
la posibilidad de que no tiene por qué perdurar para siempre. instintos adecuados; en el hombre es su capacidad para inhibir los
Náturalmente, hay muchos ejemplos de sociedades en las que o deseos personales en aras de las normas del grupo lo que opera en
se permite el incesto o incluso se impone a ciertos sectores de la igual sentido. Esta capacidad se aloja en el sistema nervioso central y
población (quizá esto desmienta la idea de que la gente «ve» los faculta a los hombres para inhibir sus propios impulsos y les condi-
nocivos efectos y, por tanto, prohíbe el incesto.) Según la teorfa de- ciona para aceptar las normas aprendidas; la culpabilidad (por leve
mográfica, cuando se extendió la posibilidad del incesto, la mayoría que sea~ es el aviso que le recuerda que está infringiéndolas. ¿Cómo
de las sociedades persistieron, sin embargo, en su establecida costum· se relacrona todo esto con el incesto? Si la teoría de la selección na-
bre de aparearse fuera del círculo familiar, pero, en ciertos casos en tural es correcta, durante muchos miles y basta cientos de miles de
que las ventajas no eran tan obvias y en que pudieron derivarse bene· años. sólo lograron sobrevivir aquellos grupos que instituyeron el tabú
ficios de la procreación intrafamiliar, ésta se toleró e incluso se fa· del mcesto. Por tanto, debe haber habido grupos cuyos miembros
voreció. (Por ejemplo, las familias reales o los cultos religiosos deseo- lograron un grado extraordinario de adaptación en la esfera sexual y
sos de preservar la exclusividad de la sangre podrían practicar d en 1~ conducta agresiva. El sexo es un impulso humano muy intenso
matrimonio entre hermanos y hermanas .) De este modo, la teoría y, sm embargo -y aquí está la dificultad-, de gran maleabilidad.
demográfica relaciona hábilmente los orígenes y la persistencia del Es posible influir en él mediante los mecanismos autoinhibítorios de
tabú del incesto. 1~ conciencia, quizá porque al ser de tanta intensidad genera en el
También sigue esta dirección la teoría de la selección natural, se· s~s~ema nervioso una reacción inhibítoria contra él. También la agre-
gún la cual el origen del tabú se debe a sus ventajas selectivas, pero Sl:Vtdad es una propensión humana similar. Los grupos que sobrevi-
ofrece asimismo importantes consecuencias sociales que llevaron a yteron debieron ser los que se componían de individuos de elevados
que perdurase. Existe, además, otra conclusión de la que se separa unpulsos agresivos y sexuales (impulsos relacionados entre sí), ya
esta teoría, y es que el largo proceso de selección natural pudo haber ~ue sería éste el modo .de sobrevivir y propagarse. Dichos impulsos,
creado una criatura dotada de algo semejante a un instinto de pro· s~ embargo, podían ser contenidos por fuertes mecanismos inhibito-
creación extrafamiliar. Creo que la dificultad aquí es que lo que. s: rtos Y las sanciones íntimas de culpabilidad y remordimiento. Sólo
produjo no fuera necesariamente un instinto específico. Se ha ndl· bsf podían haberse contenido los impulsos sexuales hacia otros miem-
culizado la idea de que exista un instinto específico, quizá con razón, ros de la familia, así como la agresividad de los varones jóvenes ha-
Pot., 3
66 Capítulo 2 67
--'-}eroa del incesto
IU PI'UIJ
cía los de más edad. (El que esto parezca funcionar peor entre Padt en lll laxitud que se permite existir acerca de muchos aspectos de su
e hijas coincidiría con nuestras ideas acerca de la sociedad protes
humana y la naturaleza de la familia conyugal.) De esto no ten o. Prictica.
Señalemos ante todo que no es conveniente englobar todos los
ninguna evidencia directa, pero parece más fácil inducir la culpab~? jneeStos en un mismo apartado, como hacen muchos autores. Con
dad ante el sexo que ante cualquier otro impulso (aquí no conside ¡.
ello se ignora el hecho crucial de que las tres posibilidades {padre>
e~ .ha';l~re), y la agresividad v7ndría en s~do lugar. Es un hec~ hija hermano-hermana y madre-hijo} difieren en muchos aspectos; la
ftswlogtco que el control cortical de la actividad sexual distingue a
dif~da más manifiesta está entre el incesto intergeneracional y el
los grandes monos y al hombre del resto de los animales.
Así, partiendo de esta extensión, probablemente indebida, de ¡ inCeStO fraterno. En los casos intergeneracionales tenemos la interac-
teoría de la selección natural, podríamos argüir que existió un sín~ ción de organismos ya maduros con otros que están madurando du·
drome de conductas genéticamente determinadas que hizo al ser hu. rante un largo período; en los fraternos, la de dos organismos en
mano pubescente, en particular, susceptible a la culpabilidad y a otros D'cuiuración. La siguiente diferencia en orden de importancia es la
modos de condicionar los impulsos agresivos y sexuales. Aun cuando existente entre las situaciones madre-hijo y padre-hija. Esto nos re-
esto no resultada en un instinto específico anti-incesto, es, sin em- trOtrae de nuevo a nuestros análisis de la familia conyugal y de los
bargo, conjunto de reacciones instintivas que pudieron facilitar eJ distintos lugares que ocupan el padre y la madre en relación con sus
desarrollo de las inhibiciones con respecto a la sexualidad familiar y hijos. Dichas diferencias se reflejan en proporciones conocidas de
por consiguiente, llevar a la supervivencia de las poblaciones que 1~ ocurrencia. Por razones obvias resulta difícil precisar esas proporcio-
adoptaron. Creo que todo lo anterior sirve como réplica parcial al nes, pero, por lo que he leído sobre el asunto, parece que la de padre-
argumento de «por qué se necesita el tabú, si ya existe un instinto hija es la más corriente, ya no lo es tanto la de hermano-hermana y
contra la práctica del incesto». En todo caso, a medida que sabemos es rara o inexistente la de madre-hijo. En este último caso parece
más sobre los instintos, mejor comprendemos que los «instintos» son razonable, porque cuando el varón alcance la madurez, probablemente
realmente potenciales respecto al comportamiento y que necesitan no deseará tener nada que ver con una mujer relativamente de edad.
«desencadenadores» -estímulos del medio ambiente- para su plena Naturalmente, esto no será tan cierto en las sociedades avanzadas,
realización. En una criatura tan maleable como es el hombre podrian en las que se llega antes a la pubertad y las mujeres se conservan
actuar muchas circunstancias que previnieran la adecuada puesta en mejor durante más tiempo, pero aquí, como en otras sociedades, el
marcha de esos mecanismos inhibitorios y, por tanto, hicieran posible padre seguramente se impondrá para evitarlo. La relación hermano-
el incesto. Por consiguiente, el resto de la población puede muy hermana está particularmente expuesta a variaciones en la experien-
bien sentir la necesidad de aplicar algún tipo de sanciones para evitar cia de formación de la sociedad. Sin embargo, la de padre e hija es
que ocurran actos por los cuales ya saben que sienten «culpabilidad• la que está más expuesta a las posibilidades incestuosas. Aquí no es-
y que, por tanto, deben ser incorrectos. torba ni la edad relativa ni la autoridad, y esto se ve en el número
de casos. Pero todas son relaciones maleables, y su contenido sexual
se puede elevar o reducir mediante una serie de condiciones socio-
5 cult.urales. Como hemos visto, el comportamiento sexual se basa en
un tmpulso tan apremiante que es particularmente susceptible de ser
Es menester que profundicemos más sobre la maleabilidad de los condicionado. Por ejemplo, sospecho que esas sociedades que arman
seres humanos, ya que creo que ello nos servirá para explicar el mar· grandes alborotos por el incesto -quemando en la hoguera a los
gen de variación de las reacciones ante el incesto que indicamos ante· tran~gresores y cosas por el estilo- también darán exagerada impor-
riormente. Si aceptamos, de una u otra de las teorías del origen, que tancta a otros actos sexuales. Por otra parte, las sociedades que se
el hombre «se quedó» con el tabú del incesto, incluso sin percatarse lluestran relativamente indiferentes ante el incesto, probablemente
de por qué lo había originado, todavía tendremos que explicar por evan una vida sexual muy poco mesurada. El precio que pagamos
qué existe, al parecer, un amplio margen de variación en el interés por la maleabilidad y la condicionabilidad de nuestros impulsos se-
puesto ~n perseguir a los infractores, en el horror que causa e incluso XUales es lo que Freud denominó las «vicisitudes del id», el hecho
68
Capftulo ~ a del incesto 69
'BI probleOl
de que nuestra sexualidad es capaz de un alto grado de variación
de perversión. Y "liar. Con ello quedan invalidadas las nociones tant,o _de e~i­
Un aspecto q~e he estado ~ubray~do ~ este capítulo es que el iBt~al111 tural» como de deseo incestuoso «natural». Lo ~o cf!.s-
incesto se ha eludtdo mucho mas que zmpedzdo,· rara es la vez que se tiC16n «na 10 miembros de una familia es su estrecha convtvencra,
han necesitado terroríficas sanciones y horrores supe~sticiosos Para tinto entrb.1 ~ue pueda haber en esta convivencia son los que deter-
impedir que las personas cometan incesto; parecen evuarlo de todas y los caro. hosbrá 0 no indiferencia hada el incesto o si causará horror.
_ ;.,,n·án Sl a E 1 · 1
formas; lo rechazan porque no _lo quieren. Es ~ecesario explicar las ""'pod os quizá elegir dos tipos extremos. n e prunero, e pro-
sanciones, pero, como hemos VlSto, no se relacJOnan con lo que la d 7ormaci6n de la sociedad es «fácil»; a lo~ hermanos se les
gente piensa sobre el incesto. Parece que se ha propagado la creencia ceso .
,...l'lnltee una gran familiaridad. entre ellos, y lo nusmo ·6 ocurreal entre
popular antropológica de que todas las sanciones contra el incesto r-ch hljos· por este mottvo, se embota la atracct n sexu ent.re
P es e ed~ce por así decirlo a un bajo nivel- y mientras exts-
8
son terribles, pero no es así. Algunas son extremadamente benignas
y en algunas sociedades todo se reduce a la acción de la conciencia ; etlosabu~~tes ~bjetos sexuales' que no sean los mie~:os de la
del castigo autoinfligido. En muchas sociedades existe simplemente i:UUa, la prole de ~ta última, al llegar a la p~bertad, ei:~ra volun_ta-
indiferencia, esto es, el sentimiento de que sólo los pobres de espíritu . te tener relacwnes sexuales fuera del c1tculo familia!. Lo difí-
desearían acostarse con sus hermanas; es «repugnante», y a tales per. ncilamden plicar es por qué ese embotamiento de la atracctón sexual
eex arece darse con mucha f recuencta ")An"
. tenormente suger{ que
~que ~uda la pura interacción física (como sabemos que sucede con
sanas quizá se les dé un poco de lado, pero nadie se acalorará por ello.
Ahora bien, si generalmente se elude el incesto, ¿cómo soluciont.
mos el problema planteado (tanto para la teoría del «instinto» como d ~imal) o bien el hastfo. La primera condición depende de argu-
para la de que la «familiaridad genera la indiferencia») de que si el mentos fisiológicos que pued_e ? ~er erróneos, per? 1~ segu~da es .el
incesto se elude, por qué se necesitan las sanciones? La contestaci6n • 0 alegato de que la «familiartdad engendra la mdiferencta». Aftr- .
es que no siempre existen tales sanciones y que la evitación nunca es :s:ue generalmente quien inicia la interacción sexual es el m~~o Y
total. El hecho de que la mayoría de los hombres sean heterosexua- que éste, cuando menos d primate mach? _( aunq~e no_ es el ~co),
les no exduve la existencia de homosexuales. Lo mismo ocurre con medra con variedad de estímulos. La repettc16n de 1dénttco,s est!mulos
el incesto; siempre habrá una minoría que desee practicarlo, aunque sexuales conduce a la <<saturación de estímulos» o, por as1 de~trlo, al
no ocurra así con la mayoría, y la minoría ha de ser mantenida a raya. hastfo. Después de cierto punto, el animal no se encela. _Los criadores
Cada año se cometen muy pocos asesinatos, pero no por eso dejamos r
de ganado lo comprueban con el va~o con los arumales de los
parques zoológicos, y los hombres que mststen para que su_s espo~as
de tener rigurosas penas contra los asesinos. La verdad es que la ma·
yoría de la gente no asesina a otras personas y nuestras instituciones cambien con frecuencia de peinado, probablemente reaectonan m-
se basan en que así sea. Asimismo, la mayoría de la gente no co~ete conscientemente ante este mismo problema. Cualquiera que sea el
incestos y nuestras instituciones (especialmente las de las com?Dtda· correcto de todos estos puntos de vista, o de las combinaciones que
des primitivas) lo dan por supuesto. Por consiguiente, es prectso es· con ellos se pueden hacer (no puedo entrar aquf en. n;ás de.ta~es)
tablecer sanciones por leves que sean, a fin de mantener a los infrac· al llegar los miembros de la familia a la pubertad surg¡ra una mdife-
tares a raya. El rigor de las mismas probablemente dependerá ~-~ rencia espontánea entre los sexos opuestos. Probablemente la ~enor
rigor que prevalezca en la comunidad que las promulga y, como diJl· intitnidad entre miembros de la familia se da entre padre e hi¡a y,
mas, de la naturaleza relajada o llena de ansiedad de su vida sexual. por tanto, el síndrome no operará sobre ellos con la misma eficacia
La peor pista falsa de este tortuoso debate ha sido probablemente que sobre los demás.
centrar en las sanciones la explicación. ~ extremo opuesto tenemos un tipo en que la vi~~ sexual de la
Yo diría que es más corriente evitar el incesto que impedirlo ac· familia no resulte fácil. Por lo que fuere, en la familia puede que
tivamente, y todavía añadiría otra premisa: que las relaciones sexua· haya una atmósfera de gran pudor y gazmoñería, por lo cual sus
les entre parientes primarios no son distintas de las que se dan entre mietnbros serán como «extrafios» entre sí. En tales circunstancias, al
personas que no son parientes. Por tanto, yo no aceptaría! como Y j llegar a la puertad, se hallarán sexualmente en la misma posic~ón
dije, el concepto de un instinto específico respecto de la v1da sexua que los extraños; no habrá intervenido proceso alguno de averstó~
natural. Pudiera ocurrir que, al llegar a la pubertad, les sea fácil
¡e!Jla del incesto 71
70 Capítulo ~ SI ptob
sión; 0 porque, incluso a falta de ellos, se generan otras reac-
dirigirse a otros compañeros sexuales, aliviando así la tensión Pet 1• ~~er inbibitorias. En cualesquiera de estos casos los resultados no
es probable que en tal sociedad existan restricciones (por ej~mp¡ 0 ¿ones fectos. A veces se dan incestos, pero, por una u otra razón,
sobre la sexualidad premarital) que lo impidan . Si entonces esto, serán._erente no ocurre así; y, si mañana se derogasen todas las leyes
personas conviven juntas, el problema será grave. Puede resolver: ~ei'IIl'u d .,
e-- ellos no se pro uCltlan.
por sí mismo, en el sentido de que la propia intensidad dd itnpu]So cOil~pué; de haber conseguido leer todo este capítulo.' el l~tor
acarreará su inhibición. Las personas tienen tanto miedo de los fuer. . duda se desanimará al enterarse de que est<? .no es ru la mlt~?
tes senúmientos sexuales hacia los miembros de su familia que se nn . 00 he podido tocar más que la superfloe de las comple¡Jr
refugiarán en la fantasía, tejiendo mitos incestuosos fastasmagóricos
o proyectarán sus sentimientos sobre brujas que comeúeron incestos
~~;;plicadas. Pero que nadie diga ahora que no hay nada que
impunemente, o bien resolverán todo su problema (como cuando al. esplicar.
guíen se deja llevar y comete el supercrimen) matando sus sentitnien.
tos con horribles torturas, etc.
Se trata de dos casos extremos, y probablemente las sociedades
constituyen un todo continuo que va de uno a otro, con muchos más
factores que intervienen para intensificar o calmar los sentimientos
sexuales entre miembros de la familia. Esto explicaría el margen de
variación, a la vez que resolvería el problema de la, al parecer, in.
abordable oposición entre las teorías de Freud y de Westermarck, es
decir, el «deseo natural» frente a la «aversión natural»; ya que si no
consideramos a ninguna de ellas como universal, ambas pueden en.
cajar indudablemente en esta descripción.

Hemos llegado a lo siguiente: el tabú del incesto, es decir, la no·


ción de que el apateamiento incestuoso debe evitarse, forma parte
de nuestra herencia cultural. Se originó ya porque suponía una ven·
taja selectiva impedir los desastrosos resultados de la procreaci6n
intrafamiliar, ya porque era d resultado inevitable de las limitaciones
demográficas que corresponden a ese tipo de procreación. En ambos
casos se incorporó a nuestras insútudones, y fue considerado. como
algo «dado» por todas las sociedades que se desarrollaron. Sm eJll·
bargo, terminado el período de la selección natural primitiva y de }liS
limitaciones demográficas, no siempre fueron tan buenas las razo~es
en pro del tabú; en este caso se suavizó o se mantuvo, según varr.os
factores. En conjunto se mantuvo quizá porque existen factor~s ~1~
lógicos que contribuyeron a la rápida asimilación de los sentun1en
tos de culpabilidad e inhibición en las tempr~as experienci~ s~:
les factores que quizá se desarrollaron a traves de la selecc16n nat
ra!' al enfrentarse con el problema de perpetuar el tabú; o porqu~
existen idénticos factores inhibitorios de base biológica que produce
Capítulo 3
RUPOS LOCALES
~ GRUPOS DE FILIACION

En este capítulo me propongo volver sobre los temas abordados


en el primer capítulo, respecto de las diversas formas de recluta-
miento de los grupos de parentesco. Vimos que, teniendo en cuenta
nuestros cuatro principios {ver p~g. 29), existía un número limitado
de posibilidades. Quiero analizar aquf cómo esas posibilidades pueden
convertirse en probabilidades; en otras palabras, por qué algunas
sociedades han optado por institucionalizar una u otra de esas for-
mas de organización del parentesco; parto del supuesto de que nin-
guna sociedad lo realiza de manera arbitraria. La gente no se pone a
pensar, como hicimos nosotros en el primer capítulo, y dice: «Vea-
mos, hay tres formas posibles de decidir quiénes .serán miembros de
los grupos de parentesco, ¿cuál elegiremos?>>. Esta «elección», de
hecho, se va desarrollando dentro de las situaciones reales en las que
grupos de hombres intentan dominar, o cuando menos no sucumbir,
al medio ambiente y a otros grupos. Para enfrentarse a dichas situa-
ciones constituyen grupos de parentesco o desarrollan métodos para
transferir la propiedad de generación en generación a través de los
vínculos de parentesco. En un momento dado del desarrollo humano,
la elección puede serle m~s o menos impuesta a un grupo; en otros
73
75
pos de filiación
¡ocsles Y gru
74 Gf'JP"'
Capitulo 3
momentos puede tener una posición que le conceda un mayor m relación de
para tomar decisiones. Por tanto, las sociedades sí legislan sobar.gen eml)are¡amlento
parentesco; pero, aún así, lo hacen como resultado de cambios d re .tl
cunstancias y de nuevas exigencias. e Cit.
El punto ~e vista desde el que voy_a estudiar..elprQQJema co
ya he dicho, será el de la constitución del grupo. Como ya v~osº\0
fo¡madón de grupos es solame,!lte uno de los ohjeti.Yos del ~n ;-!.
co. Asf, a una sociedad en que la propiedad se transfiera únicam~·
por vía de varón, en cierto modo se la podría llamar «patrilineaille
incluso aunque no existan grupos de filiación patrilineal; el principi '
patrilineal estaría limitado a la regulación de la herencia. Pero 1~
¡:>rincipios y problemas de los sistemas de parentesco quedarían más
claros si consideramos la formación de grupos. Yo diría que, desde
el punto de vista de la evolución, dicha formación precedió a los más caso '
abstractos principios de la ideología del parentesco. Esta distinción y
Diagrama 11
su trascendencia se harán más evidentes a medida que analicemos el
paso de sistemas de parentesco compuestos de simples EJUpos tesi· 1 n sucesivas generact·ones·' aun-
dencialec; a otros sistemas más elaborados. Veamos, pues, unas sitiíá. ....;,. por las madres y su pro e e 1 también como los «herma-
es d....... ' . demos expresar o 1 a me-
clones simples de «tipo ideal» y observemos qué clase de agrupacio- e
que, alternattvamente, po 1 hi" os de las hermanas. aro. que, d 1
nes familiares podrían producir. pos» y las «herm~nas» y os l o de este tipo vaya proliferan ~ a
Comencemos por nuestro grupo «básico» formado por la madre elida que con el uernpo un g~p b s se volverá remota y pu era
y sus hijos; como resultado de varios actos sexuales, la madre ha te- relación biológica entre los_a_rm ~~ üñléfacfes más pegu~ñas.
nido cierto número de niños y niñas. De esta forma tenemos la uni- ocurrir que el _grupo se e~tn - ese base es tanto el par de hermanos
dad básica y el macho o los machos que la produjeron. Lo que a partix 1ft- eSte sistema la umaad de la hermana componen la
de ahora le suceda al grupo dependerá en gran parte de los factores ex- como la madre y la prolt¡- ~~ her~a~od~spués los de sus hijas, los
ternos; si éstos permiten que el grupo subsista sin la colaboración de unidad con los hijos de a er~an etc hasta el momento en que
un macho adulto específicamente vinculado a él, entonces el grupo de sus 'nietas, los de sus tatarameta:, uedan unidos a sus he~manas
podrá sobrevivir y la prole llegar a la madurez. Puede ocurrir, por la unidad se escinda. Los herm~bo ~on mujeres de otras umdades,
ejemplo, que todos los machos adultos de la horda cuiden de todas sostienen relaciones sexuales hd res d"tdo» de su grupo natal. Por
Y }"dad, se hayan « espren al lib es con
las mujeres y niños en general. Incluso, si es necesaria la vinculación sin que, en real d 'n relaciones sexu es ~ ·¿
de un macho determinado, no es preciso que éste sea el padre. Si los otra parte, las herm~as ma?ten ~:Se a ellos. En este caso comct en
1
lazos entre la madre y la criatura son efectivamente sólidos, no es hombres de otras umdades, sm ';'-fid ·a1 -----
ínea u resl enct · l . algu-
necesario que se rompan; el padre retornará con su madre y las cría· las unidades consan~'-SQíuCión factible y 6gtca; para .
turas se quedarán con la suya. La conclusión lógica de este sistema, 1 o cabeouéfa áe que es una ' . 1
realmente lógica. La so a ext·
una vez recibido el impulso inicial, consistirá en una serie de grupos nos autores evolucionistas era 1~ untcaueden embarazadas de vez en
compuestos así: gencia biológica es que las mu]et~~ qdel varón son funciones de los
cuando. Los cuidados y la proteccton tanto no es necesario, excepto
hermanos de la madre; el padre, 1or mano; son básicos, como lo son
como procreador. Los laz~~ e~redo~de se derivan los anteriore~. En
también entre madre e ~JO, empañeros sexuales y, por eso, uenen
cambio, no lo son entre os co
77
76 ·' y grupos de filiación
s locw.es
Capitulo 3
GtUpO , ble duradera es la impuesta a la pob~·
que hacerse obligatorios. ¿Por qué molestarse entonces en hacer} Otra solucion más prob~ Y. de la caza el pastoreo o la agr~r
obligatorios si esa solución podría instituirse? os . de una zona por. l~s e>UgenWI~ ren una ~onsiderable fuerza de
No es ésa una contingencia que sólo exista en la aguda rnent c:i6n Si estas acttvldades requte 1 s hombres sean cuidadosa-
..1tura. . . d menester que o . . bl
de los antropólogos. Hay sociedades que en nuestros días adopt~ Cll' ·o masculina, sien o . . t entonces apenas SI es vla e
ese tipo de agrupación, con diversas modificaciones, como tendremas uab~~ adiestrados desd~ su lac~l~ ~ás probable es que los padres
ocasión de ver en capítulos posteriores. Por ahora sólo deseo estable- .neoue expusimos en pnmer ugar, . na prole masculina adecuada;
cer la posibilidad. lo ~ueden en la zona Y. procuren d:I~ ~ue encontrar esposas. El gru·
Naturalmente, el medio ambiente puede no ser propicio para se a ello necesi~an m~¡eres Y tel . dicado más abajo, en el cual se
ese método de agrupación. Si, por ejemplo, no vivimos en una hor. par que resultarta sena, como e m s y se traen de ellos a las
da acogedora las cosas serán distintas. El área habitada pudiera no pO n las «hermanas» a otros grupo
eJCporta
ser suficiente para una gran horda y, para poder asegurar la super. esposas.
vivencia, será menester que el grupo sea menor. El método descrito
más arriba no podría realmente funcionar si los grupos se hallasen
muy diseminados, pues no sería fácil a los miembros satisfacer sus
necesidades sexuales y reproductoras. (Téngase en cuenta que la fer.
tilidad y el apetito sexual son constantes en los seres humanos.) Para
=o
sobrevivir es preciso que las «hermanas» queden fecundadas, y los
hermanos (y las hermanas, claro está). deben satisfacer sus impulsos
sexuales; pueden, naturalmente, satisfacerlos entre s1 y solucionar el =o
problema, pero el Romo Sapiens nunca fue partidario de las solucio·
nes fáciles, y, además, esta solución va en contra del principio 4.
Por tanto, cuando los jóvenes han llegado a la madurez, puede
que se vean obligados a abandonar la familia y formar una nueva;
si los grupos están aislados, la única forma viable de hacer esto es Caso 3
vincular al macho y a la hembra en unión sexual más o menos perma·
nente. De aquí procede la familia nuclear, aunque no es esta la única Diagrama 13
forma en que puede formarse. En nuestra propia sociedad, por ejem·
plo, esta unidad ha surgido al desprenderse de otra agrupación más . d 1 rimera solución, ya que aqUl' ~1
amplia, pero refleja el tipo de presiones que pueden producir el E sto difiere radtcalmente e a p tabled·do y es necesariO
. .1 t' firmemente es
vinculo fundamental entre los compañeros sexuales y su prole. vínculo «matrtmoma » es a . T b' én difiere de la segunda, ya. que
para la continuidad del grupo. a~l~ están firmemente establecld?s,
los lazos entre el hombre '!. su p As' pues el padre ya v¡ve
1 ht¡os varones. l, ' a
al menos respecto a os o uede suponerse, por razones pur .
realmente en el hogar Y• com p
mente egoístas. . dr' mos también conseguir que se que-
En otras circunstandas po ta . estable, pero relativament~
dara en el hogar aunque de '!'na ma~:~: de una situación que permt·
51 s~ t.ra
Permanente. Por ejemplo, uru'dad viable, pero en la que
.. s constltuli
tiese a las ma d res e h ¡¡a d 1 varón bien pu¿·lera suceder
. , una
les fuese necesaria la ~olaboralton e les importasen los esp?sos.
Caso 2 que en lugar de recurru a _los 'ledrmanos.. problemas de aislatmento
Diagrama 12 Un~ vez más, también aqUl pue en surgtr
78 79
Capít\¡)() l (js\lpo\ locales y grupos de filiación

relativo. Así las mujeres podrían ocuparse de los trabajos ag · 1 h ho de que mientras los varones necesitan cooperar,
y los hombres de la caza, viviendo aquéllas juntas en una se~~co1as deberse a. ec te mucho el que no hayan estado juntos desde la más
campamentos diseminados. El único arreglo factible en este casole de quizá ~o ftmP_Or En un sistema económico como el que a rnen_udo se
sistiría en exportar «hermanos» y traer «esposos» de otros gtucon. tietO!I lD anCfa· 1 donde la destreza es fácilmente transfenble de
A , d <
!>Os. da en la. agrtcu tura,
ot~o un varón adulto vale t anto como otro. si po r1a-
un cultl¡o a s ~~e una situación en la que es indiferente que los va-
IJlOS ha arnoh't¡'os y hermanos» o bien «yernos y cuñados», o una
ronessean« .
. • d robos . Esquemáticamente po¿emos presentar1o as1.

colllbinac!On e a
A =
A =

A=

Caso 4

Diagrama 14

Este caso presenta características similares a las de la p!'imera so-


lución, pero, una vez más, implica la institucionalización del matri· Caso S
monio y de que los cónyuges residan en el mismo lugar, lo cual no Diagrama 15
sucedía en el primer caso. Podría funcionar si los maridos rotaran a
menudo, mientras que el caso 3 no lo conseguiría si se aplicase idén- En este caso, 0 bien las hijas se quedan y tr~en a sus maridos, o
tica solución a las esposas, ya que, después de todo, el motivo para se quedan los hijos y traen a sus esposa~; lo que unporta es ~de haLa
traer a las esposas es el de poder contar con ellas para engendrar y suficientes varones y hembras en la umdad, pero no defl_lasta. os.. a
criar a la prole; pero esto exige tiempo y que la esposa permanezca flexibilidad de este sistema facilita la movilidad y la me¡or dístnbu-
hasta tanto el niño madure lo suficiente para no necesitar de ella; ci6n de la población entre las unidades agrarias.
para entonces, claro está, habrá vuelto a quedar embarazada y no
podrá marcharse. En nuestro último caso, sin embargo, el esposo
puede ausentarse en todo momento sin causar ningún perjuicio grave, 2
y en los ejemplos empíricos reales de este tipo de agrupación sucede
así por lo general, aunque no inevitablemente. El lector que haya estado consultando el prim~~ capítulo haeb~
El número de posibilidades para poder agruparse, dadas ciertas observado que los casos 1 y 4 parecen muy «matrilineales»; .qu
presiones ambientales del tipo de las citadas más arriba, no es ele- caso 3 presenta todos los caracteres d_e ~u~stro ejemp~o «patrilineah~
vado; lo limitan las posibilidades inherentes a la situación biológica Yque los casos 2 y 5 implican los prillclp!Os cognat1c1os. Pero debe
de la crianza humana. Entre las viables no todas se han ell.-perimen· tnos detenernos aquí y señalar que esto no se debe a que esa~ persoÍ
tado o, mejor dicho, si lo fueron, no todas han sobrevivido. -ütra nas tengan normas y reglas institucionalizadas en lo conc~r~1ente a
posibilidad, con algo más de flexibilidad que las anteriores, podría tnodo de establecer d parentesco; son matrilineales, patrihneales o
80 GrUpoS iocales y grupos de filiación 81
Capftulo 3
cognaticios de jacto, no .de ;ure; y en realidad pueden no coincid' --...Sn y se multiplicarán y, pasada una gener.ación, yrobablemente
completamente al aproXlDlarse a uno u otro de dichos prin · . tt Cl'CL-;;-án de personas que no son hermanos, smo prunos. El &n;I.PO
·Q , . ctptos
excepto el caso 1. e: ue pasa, por eJemplo, en el caso 4 con lo~ cOflStrilocal (caso 4) abarcará a personas de ambos ~e.xos que son ~J?s
«hermanos», o en el 3 con las «hermanas»?, no figuran en el n' 1 IJl8. de hermanas primos emparentados matnltnealmente; s1 es·
de1 grupo rest'denc1a · 1; segun
• cua1quiera
· de nuestros
--=- dós princ·uc •eo b
105
YJ).letOScasasen entre ' • (
s{ el grupo no necesitar a uscar sus esposos
Uñillneales permanecen «emparentados» con los miembros del nu!P1 tOSera.se O tro tanto cabe 'decir de 1os demas
' casos. $'m emb argo, e~mo
. . b d 1 . e eo
d
es ec1r, son mrem ros e m1smo grupo consanguíneo · pero ¿ · '
t e aquí'
fl: la norma de la exogamia -<<casarse fuera del grupo»- tlen-
,1ta . grupo con~anguí neoB? En esta etapa es indudable
' ,exu.
que no e a darse en dichos grupos, no s1· empre, per? S1' en 1a mayona
vJlllOS, ' de
p ero s_ e~1sten sus germenes. astaría en algunos de estos casos ~ tos casos. T rataremos de esto de nuevo al anal1zar c?n ~ayor deta~e
pequeno tmpulso para que surgieran grupos de personas que afirm el matrimonio; por ahora, lo daremos por se~tado. T1ene tmportancta,
descender de un antecesor común, de acuerdo con uno de nuest an que significa que nuestros grupos tendran que buscar esposos en
... D l'f ros
prrnap1os. e. cu_a qmer ..orma, esto sucede en el caso 1. Aquí el ~~quier lugar que no sea entre sus ~embros, esto es, lo_s pupos
s.rupo es un !1~a1e matrilineal por defecto, como si dijéramos; no ttilocales buscarán esposos y los patrilocales esposas. Qwza el ca-
nen~ que dec1drr «est~blecer el parentesco únicamente por línea fe. l!lJl 1 sea en este aspecto más bien especial, ya que los «esposos)>
menma», ya que no dtspone de otra opción. Como no están presen.
so . .
son más o menos mnecesartos.
tes los «padres», no es posible establecer el parentesco a través de
l~s varones. Per?, ¿qué s~cede e~ el caso 4? Si los hermanos que
vtven fuera pudtesen segmr en cierto modo asociados a las herma. 3
nas que se que~~n en casa, entonces tendríamos nuestro grupo con.
sanguíneo matn hneal; pero lo ue tenemos, por el momento son En este lugar, puede servirnos de ayuda observar, algunos ~j em­
~basados~n principio ~ e resi encia común; al caso 4, por plos de sociedades contemporáneas que muestr~n como funao~an
eJemplo, en el lenguaJe antropól6gtco se"Teelenominaría de residencia esos factores, sobre todo si pudiésemos hallar eJemplos, de camb~os
matrilocal, ya que la pareja, al casarse, convive con la madre de la de un simple grupo residencial a unas estructuras mas comple¡as
~u¡er¡ también se ha sugerido el término (~orilocal, } que significa constituidas por grupos de filiación. Afortunadamente, contamos con
VlVtr en el grupo de la esposa, y quizá éste sea más acertado · a veces ejemplos de este último ti~. . . . . ,
incluso, se emplea el término mixto matri-uxorilocal. En el ~aso 3 s~ Soy un poco reacio a mtroducrr eJemplos en este ltbro. Quiza
aplican los inversos, patrilocal, virilocal o patri·virilocal· todos tie- sea esto poco habitual, ya que los antropólogos, comparados con to-
nen algo de complicados, pero son una reducción conve~iente. Para dos los que se dedican a las ciencias soci~es, so~ 1?~ que ~ás sufren
el caso l no exist~ ur: concepto aceptado, pero quizá el mejor sea de «entritis», enfermedad que se caractenza por tmctar cas1 todas s~s
natolocal, el cual tmplica que los eseosos, después del matrimonio, aserciones con las palabras «entre los tal y tal>>. Este detalle etnogra·
permanecen en .los ~ogares donde nacieron -si de hecho se puede fico, según mi peculiar opinión, tien~e más b~en a oscurecer los asun-
hablar de ma!ri mo,nw en este caso-. P~os completar la lista tos que a aclararlos. Con esto no qmero decu que los de talles carez-
~regando neoloca!J p~ta el caso 2, es de~Jr, la .pª-teja constituye un can de importancia, sino que debemos tener cl.aros l~s proble~as
nuevo grupo reSíclenc1a1 al casarse. El caso 5 no tiene una denomina· y las cuestiones a tratar antes de entrar en mauces. Nmguna tnbu
cíOñ aceptada ~~e "10Clescri~, Ques se caracteriza por su falta de es tan amable como para crear un sistema que co~responda ~ac.ta­
r:orma ftJa; qmza convenl?a !!!_bl ocaz; lo que supondría, como efec· mente a un tipo ideal, así como tampoco hay un ststem~ econorruco
tlvamente sucede, que eXIste una elección. Doy estos términos por- que corresponda exactamente al modelo de, la _«competencia perf~cta».
q~e con suma frecuencia surgen en las obras especializadas y con· Pero sin los modelos y los tipos nos sena unpos1ble dar senttdo a
vtene conocerlos; todos se refieren al modo de residir una vez casa· los sistemas económicos o a los de parentesco.
dos, esto es, quiénes se mudan a dónde. Como punto de partida podríamos tomar a los indios shos~one,
Ahot~ bien, hay un punto que también se refiere al Capítulo I Y que vivieron sobre todo en Utah y Nevada, pero que se esparcieron
que tambtén debe ser tratado ahora. Como es lógico, nuestros grupos Por la parte occidental de Colorado, el este de Oregón y el norte de
GrupoS }ocales y grupos de filiación 83
82
Capítulo 3
crearan vínculos se favoreció el cambio sistemático de mujeres
California. Se dividían en varios grupos de definición ~tre las familias y que, como recurso, se pracúcaron matrimonios
los ute, los paiute y los shoshone, los cuales, a su vez, se~~tli~P~ia,
en bandas más pequeñas, organizadas con poco rigor. El territdt~n
torales de ambos tipos. También, siempre que fuera posible, los
hermanos pr0curaban permanecer en el mismo territorio, incluso
de los sho~hone ~ra una alta planicie desértica, un medio amb~Otto cUando se separaban, de manera que el grupo más grande que se
realme~_te inh6sp1to y duro. Era imposible crear grandes centr~ente reunía para cazar, ir a la guerra o celebrar ceremonias, seguramente
poblac10n, ya que la zon~ no hubiera podido sostenerlos. Rabí: de tenía un matiz patrilocal. La intensidad del matiz dependía de las
guna caza menor despe~d~gada y crecían algunos tubérculos, ~­
falta una extensa superftcte para ~ubrir las necesidades de po!ashacta
esigencias del territorio y de la dispersión de las familias, etc.
Para nuestro prop6sito es más interesante - aun cuando deba
sonas. Se daba, por tanto, una Situación semejante a la des · per. renerse en cuenta la tendencia patrilocal para referencias futuras-
el caso 2, ~ _la unidad más adecuada para explotar este ti po dee;~~~ en el desúno de algunos shoshone que se fueron hacia los límites meri-
era la farmha nuclear. Apenas llegados los ¡'óvenes de la fa ·¡· eno dionales de su territorio. Encontraron aiH una zona que, aún algo
· b mlla ala
madure: procura an encontrar sus consortes en otras familias desérúca, se prestaba mejor a algún tipo de agricultura en pequeña
establec1an en otros lugares para poder conseanir alimentos· · y se escala; disponían de agua fluvial para realizar pequeños riegos y de
bargo n
,
d' f .. e- • sm em.
, o per 1an ~ontacto con sus amtlias de origen. En cierto piedras traidas de las montañas para construir las casas. Probable-
nodos era necesana la colaboración de varias familias para 1 s pe. mente esta zona estaba ya ocupada por agricultores, de quienes
1 ( d - · . a caza
co ec tva e pequenos antma1es, espec1almente conejos y tamb'é sin duda ap~endieron los shoshone; pero el producto de la agricultura
par~ _la celebr~ción de ~cremonias religiosas. En estas ~asiones ¡a~
1

-cultivo de maíz principalmente- era limitado y los hombres tenían


fatmltas que VIVÍan prÓXImas entre sí y que estaban de alguna man que suplementario con la caza. Se estableció una división sexual del
emp~rent~das se reunían y acampaban juntas; lo probable es que Í~~ trabajo, encargándose las mujeres del cultivo y los hombres de la
matrunonr~s. se. co~c~rtasen aprovechando tales ocasiones. ca2a. Como ya vimos, el modelo ideal era el grupo residencial matri-
La familia _mdiv_tdual, pues, er_a prácticamente autosuficiente; te· local; un pequeño grupo, compuesto quizá de una vieja abuela, de
cogí~_ sus proptos ahmenros_y fabncaba sus propias armas. Pero estas sus hija11 y las hijas de éstas, vivía en una casa o grupo de casas
~a~ilias se ha~laban esparctdas por un territorio tan amplio que la que se comunicaban entre sí y se ocupaban de las tierras sembradas.
untca for~~ v1abl~ de concertar matrimonios era unir a los j6venes A dichas casas acudían los esposos, quienes pasaban la mayoría del
de ~as familias vect~as. Estas familias eran las que cooperaban cuando tiempo de cacería, en guerras o en actividades religiosas con otros
hac1a falta _-por eJemplo, cuando las bandas shoshone eran atacadas varones de la banda. Esta última forma sería un grupo de familias
por otro~ _md1os-, de mod? ~u e la unidad de la sociedad superior empate~tadas que poseía un territorio común.
a la fa1;uha nuclear .la constttuta .un g~upo de familias emparentadas Ignoramos cuál era el tipo exacto de organización social predo-
entre s1. La forma 1deal de matnmonro era el «intercambio de her· rninanté, pero debi6 de ser algo así: casas relativamente aisladas,
~~nas»; así,.. los hijos y las hijas de una familia se casaban con las donde vivían mujeres, con los hombres --en situación algo periférica
~1¡as Y los h1¡os de otra. De este modo se relacionaban las dos fami· en relación a dichas unidades residenciales- ligados quizá amplia-
lias Y las de los hijos de un modo conveniente. Las dificultades que tnent6 a ellas. Las condiciones ecológicas y militares eran de tal
pesaban so~re la población, como es lógico, no siempre permitían índole que hadan imposible los grandes centros de poblaci6n o, de
tener u~ numero adecuado de criaturas de cada sexo para asegurar ser marginalmente posibles, no eran necesarios. Ahora bien, por
e~ cambio, de manera que se practicaban ambas formas de matrimo· alguna razón, estos shoshone reformados se dirigieron más hacia el
n~? plural. El hijo de una familia unas veces se casaba con dos o Jllás sur; quizá empujados por bandas merodeadoras de apaches venidas
hiJas ~~ una f,amilia adyacente (poligi~) y, si una familia sólo tenia del norte. En todo caso, formaron mayores aglomeraciones y cons-
~a h~Ja, pod1a darla en matrimonio a dos o más hijos de otra (pO- truyeron, o quizá tomaron de los habitantes anteriores, grandes aldeas
han~:la). Generalmente~ est~s arreglos eran temporales, ya guel'r compactas o grupos de aldeas relacionachs entre sf. Al principio cons-
famil ia nuclear era. la urudad 1deal para la supervivencia. truyeron en valles, pero finalmente lo hicieron en las cimas de las
Aunq~e e~t~ s1stema es bastante sencillo, vemos en él los gérJTlt· grandes mesas, elevados promontorios rocosos con la cima plana que
nes de dlSposmvos mucho más complejos. Ya vimos que para que
84
Capítulo 3 Grupos locales y grupos de filiación 85

exist~n. en el desierto de Arizona, no lejos del Gran Cailó el tiempo. Este grupo residente de mujeres y de vyones
convi~tleron ent~nces en los indios hopi, una de bs tribus n..Se ~es ~e__l!!!_&E.UPO matrilioeal, un linaje. Pero los hogares sr "" ¡..
conoadas de la lüeratura antropológica. meJor "'~-se.. hacen ~demasiado grandes; algunas hijas fos ab!ndonan y •q nc
. Al desplazarse hacia esos poblados mayores conservaron ~nuevos hogares. Sin edoargo, al hacerlo, conservan el apela-
untdad básica de su organización social (y que todavía subsi tc)rno ~rDlde la casa"de donde proce en, son «conejos>> o «serptentcs», etc.
hogar matrilocal. Pero el hecho de que los hogares que anteriors e el
se h all ab an d'1semma
· d os se reurueran
· tuvo una consecuencia ¡mente
:-r; 11 tó,Se constituye un gru~~ casas qpe se j!~sjgQan .-.P~l el
~a elativo y, lo que es mas~ortante, adhertdas al mtsm
tante; los varones nacidos en el hogar -miembros natales- lllpot. ~che a sus ritos. Quiza coñef tiempo se olvide la ca~a de proc,e-
lo ~bandonaban al casarse, quizá marchándose a muchas millas d~t~l c~enCia y las gentes no sepan cómo se emparentan entre SI, pero, aun
Ys stenddo totalmente dabsorb iddo.s po~ otra unidad; puede que regre. { sabrán que son conejos o serpientes, y, por tanto, que están
aran e vez en cua? o -a1 1vorctarse o separarse, por ejemplo-- ::nparentados por línea materna con todos los demás que llevan
pero no les era postble mantener un contacto regular con su h '
nat.al. Una vez en Jos poblados,. sin embargo, ese contacto se
fácil y natur?l? la mdole poco ltrme de los compromisos maritales
hf: el mismo apelativo. Puede darse el caso de que desaparezca por
completo un hogar; ¿qué sucede entonces con sus tierras? La. res-
puesta es clara: pasan a los hogares emparentados, a otros coneJOS o
P.u~de que hiciera a los var~nes volver frecuentemente a sus domi- serpientes.
cdio~ natales. De hecho, bten puede haberse dado una situación Los grupos que hemos descrito, que afirman descende.! de un r ~
próx1ma a la del caso 1, en que los varo~e~ jamás abandonaban sus antepasado comun, ~cluso aun'lue, no e_uedao d~o~trarlo :on exac- \
hogares natales, excepto para breves expediCiones para la procreación· tiñií,se ~minan clanes. Se stin~en ere los linaJeS, s~gun e1 uso
P.ero las cos~s no llegaron nunca a tanto, dándose una elevada rota: q¡Je se da generalmente a esta pa:Iara, e12. que s~~~e~bros no
ctó~ de mandos ..En los J?Oblados se siguió manteniendo el mismo püé<fen establecer con exactitud!os vmculos que los !lnen entre sí;
rég¡men de tenencia de la t1erra; a las casas se atribuían unos terrenos pero ae hechoSe res .e_ueae COñsiaerar como linaj~s oe _yida larga.
que eran propie~ad de l~s mujeres. Los hombres de cada hogar A veces la leyenda dice que todos son descendientes, de un modo
ayu?aban a. t!aba1ar esas tierras, ya que para entonces la agricultura milagroso, del anim~ cuyo nomb~e llev~: que su antepasado
ha~1a adqumdo 1mportancia, pero los productos pertenecían a las más lejano es la serpiente o el coneJO. A dichos an~epasa?os se les
muJeres, qu~ los. repartí~n entre los miembros del hogar. denomina ~neralmente el «toteJ!l» del clan. LOs bop1 no nenen esta
.. J:?c; esa ~1tuac1ón sur~tó una organización de auténticos grupos de aeeñcí3,peroelempleo de esta palabra es lo suficientemente libre
fthacton. Mtentras los miembros del hogar siguieron juntos existieron como para permitir que a sus epónimos se les ll?t?e. ~oteros. .
natural~ente, . n;atrilinajes de facto, pero esto no quedó así. La~ Por consiguiente, los clanes son grupos de filiac~cuyos mtem-
ceremomas religtosas de los hopt se centran en torno a ciertos fetiches bros afirman aéSCender-=por aJg\in---pfinciEio- ae un antepasado
Y sfmbolos religiosos, que en los primitivos tiempos del desarrollo común. Hemos visto a_suí cómo, en una sociedad, d_ gsfema ae
de ese grupo se conservaban en las únicas estructuras: las casas, de ~se origmo como una am11_liación del sistema matrlloCaf.l5i:h?
manera que cada una tenía un fe tiche, de cuyo cuidado y protección mststir en que ésta es sólo una de las formas en que puéaen on~l­
e~t~ban encargadas las mujeres, pero Jos hombres (recuérdese el prin· narse los clanes matrüocales y los linajes; existen otras y qwzá
C!pto 3) se encargaban de dirigir las ceremonias religiosas. De esa podamos estudiarlas. Lo importante es saber si es posible obtener
man~~a ?~bo una fu~rte ba~e religiosa en el crecimiento de los grupos información sobre cómo se originó el sistema, ya que gran parte
de ftltaCJon: la prop1edad ntual de la casa. Es muy posible que cada de su organización actual descansa .s obre este factor ~~st~rico. De~~
una de las casas fuese designada por un fenómeno natural: conejo, sencillamente que dos sociedades tienen grupos de filiactón roatr~l­
sol, maíz, antílope, serpiente, etc. Estas casas con apelativo constitu· neales en realidad no nos dice mucho, ya que, como veremos, exiS-
yeron la base Ea~ el surgimiento TelOsCianes. - ten m~chos tipos distintos de tales agrupaciones que han crecido de
Co:ffi:o vimos, cada casa tenía dos grupos de varoues: los esposos, !nodo diferente.
~e postc1ón relativamente periférica, y los natales - los «hermanos»- Por ahora, baste con imaginar un tipo ideal de grupo de filiación
bgados a ella permanentemente, incluso aunque no residiesen allí lllatrilineal. Tendrá su antepasado inicial (real o mítico), y todos los
86 Capítulo 3 Grupos locales y grupos d e filiación 87

miembros descenderán de él por línea materna; dichos miembros Pue J rrollo la agricultura, la residencia matrilocal, la densidad de po-
den vivir juntos o diseminados, y desde el punto de vista del ind¡11¡.
duo, sus parientes matrilineales más próximos serán sus hermanos. !ación y la mayor f acili'dad para v1a¡ar.
oesa .. . ,
b L más importante en esos clanes fue que constltutan grupos exo-
su madre y los hermanos de esta última; su pariente varón de má; . ~s· estaba totalmente prohibido casarse con un m1embro ael
edad será el hermano de su madre (probablemente el mayor). Entre ~o ~Jan, es decir, con quien descendiese por vfa materna de un
los hgpi, el sacerdocio corresponde a los matriclanes y, en ~eclat.i P tcpasado común. Antes acordamos aceptar esto de n:oment~, p~r?
IOSfinajes dentro de1 clan; s1 muere un sacerdOté, le sucederá el 0hi¡ :Í:ora resulta fácil ver sus efectos. ~esde el punto ?e v1sta del UldlVl-
de una de sus nermanas. cluo, todos los miembros de la urudad en q.ue nac1ó (excepto ~~s es-
Lo más ~orriente quizá sea que los matriclanes surgen de una osos que se han añadido a ella) se relac10nan con, él matnlmeal-
organización para la propiedad o la defensa. Así, los apaches mero.
rnen te·, por tanto ' no puede casarse con ellos y tendra que buscar su
p
deadores a que nos referimos antes, que empujaron a los shoshone consorte fuera de la unidad.
hacia el sur, ofrecen un aspecto muy interesante. Vinieron desde el
norte en oleadas sucesivas y se establecieron cerca de los hopi y de
otros habitantes indígenas del suroeste de los EE. UU. En el este algu. 4
nos de ellos -por ejemplo, los mescaleros y los chiricahuas, famosos
por Ia televisión- desarrollaron un sistema de agrupaciones matriJo. Me be ocupado aquí de algunos ejemplos matrilineales, porque
cales. Siempre fueron principalmente cazadores y guerreros y su orga. seguramente son los menos conocidos para el lector: pero una vez
nización jamás rebasó esta sencilla base residencial. En el oeste, sin rnás advierto que en su conjunto no son ejemplos up1cos de todo.s
embargo. los apaches occidentales y los todavía más famosos navajos los sistemas matrilineales. Teniéndolo en cue~ta, volva~os a la pri-
establecieron una limitada economía agraria y crearon los matricla. mitiva situación de los shoshone y veamos que clase de 1mpulso pue·
nes, a partir de su sistema matrilocal. Probablemente fueron influen· de encaminarles en la otra dirección. Vimos que los her~anos ~refe·
ciados por los hopi, pero su proceso de desarrollo era semejante. rían quedarse en el mismo territorio, pero que el medio amb!ente
Aquí, sin embargo, no se debió a una mayor aglomeración; en lo no les permitla constituir bandas, excepto en muy contadas ocaston~s
que se refiere a Jos apaches occidentales las cosas debieron suceder cada año. Pero supongamos ahora que no fuese. así! q~e. el medio
así: las tierras cultivadas recibieron apelativos, y el grupo que las ambiente permitía sostener bandas de treinta a eten mdi~1~uos. {stí"
trabajaba, formado por unidades emparentadas matrilocalmente, co· wafcl\ha establecido con bastante exactitud las bases ecolo~1cas de ,a
menzó a ser conocido por esos apelativos. Al crecer la población, se «<añik patrilocal» y lo mejor que puedo hacer es resuliDrlas aqw:
escindieron las unidades locales y se marcharon a otra parte, conser- 1. Densidad de población de un habitante por milla cuad~ada, o
vando, sin embargo, los apelativos y hasta puede que los derechos incluso menos, con una tecnología de caza y recolecctón en
sobre las tierras. Llegaron asimismo a cooperar con sus parientes del áreas en que escasea el alimento. .
«clan» prestándose ayuda mutua. De este modo, al igual que entre 2. El alimento principal es la caza diseminada y. que nodeml-
los hopi, aquí también surgió un sistema de clanes. A veces sucedía gra, por lo que a los hombres les r~sulta venta¡oso q?e arse
que a un grupo que había roto con los demás se le conociese po.r y explotar el terreno en el que nacieron y que conectan a la
otro nombre, pero, en cierto modo, seguía formando parte del de on· perfección.
gen. Lo mismo ocurría entre los hopi. Debió haber dos o tres ~es
3. Transporte limitado al ser humano. .. . .
que se consideraban em2arentad~tresL Por lo general, a... esws
4. Extensión del tabú del incesto de la famiha b10lóg1ca a
gru_lli!.S de clanes de parientes se les denomina frai"iías:-
la familia extendida. Esto se refiere, por supuesto, a 1a am-
Quizá no fueron esos grandes asentamientos de población los q~e
pliación de las restricciones. exogároicas. Es dis;utibl~ que s~
contribuyeron al desarrollo de los clanes en el oeste, sino el propiO pueda hablar de si se «extiende» o no el tab';l del mcesto,
crecimiento demográfico y la aparición de los caballos (traídos por
pero lo que realmente interesa es que los m1embros de la
los españoles). Asimismo debieron ser factores importantes en ese
banda tienen que hallar cónyuges fuera de ella.
88 (1rllPOS locales y grupos de filiación 89
Capítulo 3
~a tendenc!a general en este caso es que los hombres er diJ'se los grupos, los emigrantes abandonarán la zona, pero conser-
e~ Juntos, a ftn de ap~ove~~caza del territorio. En clf tnanez. arán el nombre y posiblemente el contacto con la tierra natal, y,
c1as como las que descn~e te ar y que se dan en mucho~clnstan. ~r supuesto, estarán obligados a no casarse con las mujeres del grupo
del ,~undo, el grupo mas a ecua o para sobrevivir, y posibletlgares &miliar o de cualquier grupo que de él descienda. Puede que ma11r
el uruco, es la banda patrilocal. En cierto modo quizá ,tnente tengan el contacto para ayudarse mutuamente en caso de defensa o
grup~ human_o más primitivo (nuestro caso 3 ), y 'probabl;~~;:te el para celebrar ritos (honrar a sus antepasados, por ejemplo), o por un
la umdad social de nuestros antepasados paleolíticos que . , e fue &ible derecho a las tierras de otros grupos del clan. Cualesquiera
caza Y de la recolección. Por tan~e grupo no sur VlVIan de la ~e sean las razones, en lugar de bandas que se dividen y que cons-
en las condiciones esbozadas por tewar pues aunque gee s?latnente tituyen unidades autónomas no emparentadas, dichas unidades con-
ta d' · d' s cterto q
e~ s con Jc~o.nes no po 1a~ l?roduc1r otra cosa, también puede b ~e servan su identidad con la banda originaria mediante la idea del ante·
tlr e~ condicJOnes muy d!stmtas. Sin embargo, en condicion su sts. pasado comú~. Los miembros de. t?~as las b~ndas con el mismo
perm1ten una mayor denstdad de población se observa q ei que apelativo desctenden de un tronco mtc!al a traves de vínculos mascu-
rec~r la vida sedentaria y la agricultura e 'incluso antes ur,
a apa. linos y constituyen, por tanto, los grupos de filiación patrilineal. En
y !majes patrilineales surgirán fácilmen~e de la organiz~cióons clane_s la medida en que se han asentado en grandes poblaciones o en nú-
l ocal. patn. cleos de población importantes, los hombres del grupo pueden man-
. . ~:cordem?s lo dicho antes sobre cómo se produce de lacto tener el contacto con las «hermanas» que están fuera. Pero el lector
filiacron edn dichos grupos. En la situación patrilocal no existe la ya se habrá percatado de que tendrán menos motivos para hacer esto
<<l~orma» e filiación eatrilineal que determine cómo se puede ~~ que los que tenían las mujeres del grupo matrilocal para estar en
mtembro de la banda; lo que hay es una serie de circunstancias ue contacto con sus hermanos.
prod1_:1c~n bandas de varones, los cuales, a causa de las restriccio~es
exog~cas, no pueden casarse con las mujeres del grupo por lo
que tienen que buscar sus c~es en otra parte ; tienen qu~ impor. 5
tar~spdsas Y exportar h_erm~~as e hijas, como vimos en el caso 3. El
res ta o es una aproXllllac10n a una situación patrilineal excepto Quisiera dejar por ahora a un lado la otra posibilidad expuesta
~ud ljs «~ermanas». no están presentes. Es una situación paralela a en el caso 5. No cabe duda de que existen circunstancias que hacen
e a umdad matrrlo~al, en la que las mujeres se quedan y los «her- que esta alternativa sea más probable que las expuestas, pero por aho-
dano~» se _v~ Y se pterden para el grupo. A nivel de las unidades ra será mejor concentrar nuestras energías en preguntarnos qué impli-
e restdencta stmples, estas dos situaciones son exactamente opuestas· caciones tendrá para las sociedades en cuestión el adoptar una u otra
per~ :an pronto como funciona un sistema completo y cristalizad~ de las soluciones unilineales. De nuevo repetimos que existen otros
patr~Íneal Y matrilineai, ya no son s~ples opuestos, como veremos. caminos para llegar a la misma solución. En u~iedad dominada
prfce_so por el que una poblac1ón de bandas nómadas patrilo· P%-los _varones, donde el patrimonio y los cargos se transmiten de
ca1es ev~ u_cJ?na hasta convertirse en una tribu compuesta de patri· varón a varón, si se constituyen grupos probaolemente serán de oasc
e1anes • dtvtdidos en patril'ma¡es,· d e b e ser muy parecido al caso ma· patrilineal, a~ue esto no sea Iñe'Vítable. Asimismo, si por cuafquier
trilinea1, Y me stento
· a1'IVJa
· d o a1 no tener que introducir ejemplos. razon se adopta e princtpio matriliñ'eal, surgirán grupos matrilineales.
De hech_?, que yo sepa, una historia tal no existe en el caso patrilineal Pero, personalmente, me resulta difícil imaginar que en el caso
periliq_utzá se deba a mi ignorancia. Está claro que cualquiera de la; matrilincal este principio se adopte pot otros motivos que no sean
con c10nes expuestas más .arriba valdrá para que se dé esa evolución. el de la residencia.
Cuando aumenta_Ja poblac16n y la técnica se hace más complicada de . Sin embargo, una vez establecido el principio de la filiación uni·
modo que . es postble Ia extstenc1a
· · d e grupos mayores entonces puede' lineal como· norma de estricta observancia (cualquiera que sea su
generalizarse el cultivo de la tierra; la banda se in;talará en tierras Origen), vemos que surgen algunas complicaciones. Generalmente,
que se pre~ten a la agricultura y les dará un nombre, que puede ser éste es el punto de partida de los antropólogos. A menudo les induce
el de un arumal, o un antepasado o simplemente un topónimo. Al divi· 8 poner el carro delante del caballo e imputar la causalidad al prin·
90 Capitulo 3
Capítulo 4
cipio, mientras que para nosotros es una derivación. Así, por ejemplo
muchas veces se cree que en las sociedades patrilineales la norma d~ GRUPOS DE FILIACION UNILINEAL
residencia patrilocal al casarse se deriva del principio de filiación· en
realidad, lo inverso es probablemente lo cierto. Los antropólogos 'han
derrochado una gran dosis de ingeniosidad al intentar demostrar cómo
en las sociedades matrilíneales diversas formas domésticas son el re.
sultado del principio matrilineal, cuando, de hecho, precisamente
constituían las bases que dieron vida a dicho principio. Por tanto
debemos tener muy en cuenta el problema de los orígenes, a fin d~
evitar deducciones erróneas. Los antropólogos podrían contestarnos
que la mayoría de las veces no conocemos la historia de las tribus a
las que nos referimos y, por tanto, no podemos preguntarnos acerca
de sus orígenes. Quizá sea así, pero podemos al menos tener sumo
cuidado para no convertir efectos en causas, y hallarnos siempre
dispuestos a investigar si lo que parece un efecto del sistema de fi.
liación no es, más bien, su causa.
Desde luego, es cierto que, una vez adoptado el principio y cons-
tituidos los grupos de filiación, entonces sea cual sea la causa de su
adopción, el hecho de que ya existe una norma de filiación unilineal
es de suma importancia y servirá de «generador» de la conducta y la
acción, dando lugar a diversas complicaciones y consecuencias. Esto
es totalmente cierto, y muchas veces la norma se enfrentará a cam~ 1
bias que jamás previó. Por tanto, el sistema de residencia matrilocal
puede haber producido un sistema matrilineal de clanes muy sólidos, Hemos visto cómo los sistemas matrilocal y patrilocal son opues-
etcétera, pero un cambio de circunstancias puede haber originado una tos entre sí. En el sistema matrilocal las mujeres se quedan y los
modificación en el sistema de residencia. De donde se desprende que ho.!Jlbres se van; e'!.e1_patñlocal s~ quedan 1?~ hombre~ y s~ ~archan
dicha modificación tendrá que someterse al sistema de clan matrili· las mujeres. Apenas cristaliza un sistema ~n:lmeal, la sr~ac1on ya no
neal, lo que muchas veces puede ser muy difícil. es la misma, y Ios grupos de filiación patr~meal_y !l'amlineal no son
En el próximo capítulo proseguiremos indagando sobre los pro· simplemente 2-euestos. La razón de que as1 sea res1d: ~n parte en el
blemas y complejidades de la organización de los grupos de filiación prí.Dcipio 3 (dominio del varón) y, de acu~r~o _con la log1ca_ de la orga·
matrilineal y patrilineal. nización matrilineal, veremos que este pnnc1p10 es ne:esano. L~ esen·
cia del problema se halla en el_ ~echo q~~ ya hemos senalado: mtentras
que para ~r a una situac1on mamlineal los hombres d_ei grupo
cq_nsanguíneo tienen _que asoctarse con . las muJeres del !l'~~~o, las
hembras 'del grupo patrilinearñO necesitan estar_ en asocJaCIOn con·
tinli.'i'COnlOs varones.
- Veamos primero la situación matriline_al._ Hemos, llegad~ a un
punto en donde los matrilinajes y las asocrac10nes mas ampltas, los
clanes -conjunto de matrilinajes emparentados- ya han hec~o su
aparición. Puede ser que cada linaje sea el poseedor de la propiedad,
mientras que el clan sea una orga_nización para l_a ayuda mutua, de·
fensa, ct:remonias o venganzas; obten que la totahdad del clan contra·

91
92 Grupos de filiación unilineal 93
Capitulo 4

le la propiedad, mientras que una asamblea de jefes de linajes dirige


los asuntos; puede incluso ocurrir que un linaje del dan haya logrado
imponerse a los demás y de él proceda el jefe o líder de todo el clan·
y puede darse incluso el caso de que un clan de la tribu domine ~
los demás y se le considere como una especie de clan «real», dentro
del cual se elegirá el jefe. Todos estos ejemplos son elaboraciones
del sistema de clanes harto conocidas en la literatura antropológica.
Veamos ahora qué ocutte a nivel del linaje, es decir, del grupo de
parientes que descienden por línea femenina de una antepasada común
a través de vínculos conocidos. Dado que esta unidad tiene ya existen-
cia y que es exógama, que posee la propiedad o dirige las ceremonias,
o se indina hacia la ayuda y asistencia murua entre sus miembros,
¿cuáles son sus posibles formas de organización y qué problemas
debe vencer? Quizá podamos abordarlo deductivamente, utilizando
el mismo método que usamos en el capítulo l. Según parece existen
cuatro formas posibles de ordenar los miembros del linaje en cuanto
n
g rupe> de
residencta
r--,
'
¡¡rupe> de!
fi l iación
a su residencia; las denominaremos «soluciones»:
A. Que estén juntos todos los miembros del linaje.
B. Que las hembras estén juntas y los varones dispersos. Diagrama 16
C. Que los miembros varones estén juntos y las hembras dis-
persas . miembros permanezcan juntos y en_ c~n;acto, aunque este contacto
D. Que todos los miembros estén dispersos. está siempre amenazado por los pnnc1p1os 1, 2 Y. 4. Como hemos
Podemos suponer que es ventajoso el que los miembros estén en visto, los hermanos no pueden fecundar a sus propias herm:mas, por
contacto entre! sí, -de no ser así, tendrían dificultades en tomar deci- lo que hay que importar hombres que cumplan esta funoón. Esta
siones y en controlar la propiedad común -de modo que la solu- importación es un desafío constant~ para los h7r~a~os, p~es .l?s «ma-
ción A sería claramente la mejor. Este es precisamente nuestro caso 1 ridos» quizá se entrometan demasrado. El_prmcrpro 3 srgnifr.ca que
(pág. 75 ), en el que grupo consanguíneo matrilineal y grupo resi- los varones del linaje quieren tener autondad sobre sus muJeres Y
dencial son una misma cosa. sobre la propiedad; para conseguirl_o, lo mejor que pue?en hacer es
Todos los aspectos señalados para este caso serían válidos en esta vivir en su tierra (si es esa la propiedad) y que sus mu¡eres estén a
disposición; deja intacta la unidad rnatrilineal y reduce el papel de su lado. Después de todo, ellas les facilitan herederos y s.uc:s?res, Y
«esposo» a compañero sexual; los maridos, en efecto, simplemente siempre es conveniente tener a éstos _cerca desde el pnnc1p~o. La
fecundan a Las mujeres en nombre de los hombres del matriJ0-aje; solución natolocal aúna todos estos fmes: es la forma clásica de
no viven con la mujer ni se benefician de sus servicios domést~cos; resol~er los problemas que plantean los cuatro principios, dentro
los servicios reproductores de las mujeres todavía se hallan baJO el del contexto de la filiación matrilineal.
control de los hombres del matrilinaje, es decir, los «hermanos» Y Pero aqui debemos recordar nuestra ro ia adv:ertenda ~- co-
los «tíos». Naturalmente, estos hombres mantendrán relaciones se· locar «el. carta>> aetil jacion uni ine delante del «caballo»~ la
xuales con mujeres de otro grupo. similar, pero permanecerán ligados reiid~da. Veamos algunos ejemplos de este tipo de agrupac10n y
al suyo propio; aquí carece de importancia la paternidad y realmente observemos qué nos sugieren. Señalaremos d': pasada que en .este
nadie se preocupa de cuántos «esposos» tiene una mujer. S?l~ pro· Caso la familia nuclear no está en niguna parte, simplemente no existe;
blemas de celos sexuales o nociones de propiedad pueden hmrtar Y se puede muy bien decir que es una «excepción», pero no difier7 de
poner orden en las relaciones de apareamiento. Este dispositivo so¡u· otras organizaciones en las que la familia nuclear es una unidad
ciona el problema esencial del matrilinaje: cómo conseguir que 05 secundaria y derivada.
94 Grupos de filiación unilineal 95
Capítulo 4

Los ejemplos son muy escasos; el más notorio es el sistema d He aquí el caso clásico en que un sistema de residencia y pro-
los nayar de Malabar, al suroeste de la India. Los nayar eran un: piedad coincide con las instituciones matrilineales. El linaje, por
ejemplo, puede escindirse y seguir creciendo; a veces el taravad crecía
casta de guerreros cuy~s, h?mbres, al llegar a la edad militar, se dedi.
caban plenamente al eJercito, permaneciendo la mayoría del tiem demasiado y algunos miembros lo abandonaban y fundaban uno nue-
en el cu&rtel o en la guerra.
. Las jóvenes a menudo se iban a servtr ~o vo, conservando, sin embargo, las relaciones y reuniéndose para el
a casa de un brahman, stendo frecuente que se convirtieran en s culto. Existían también ciertas responsabilidades de carácter colec-
c?ncu b'mas, lo que ctertamente
. se consideraba como un gran priv'I1 us tivo por la conducta de sus miembros. Por ahora ignoramos si los
gto. Al terminar el servicio militar, los hombres reoresaban al «he- nayar desarrollaron de hecho sus instituciones matrilineales partiendo
. 1 e O· de Ja base residencial (que a su vez era resultado de su papel militar
gar>>, es dectr, a a casa en que habínn n acido; las muchachas q
habían nacido también en él, lo consideraban como una base permu~ especializado), pero para crear un sistema de grupos de filiación no
nent~ y terminaban por vivir allí todo el tiempo. De este mod~ les quedaba más opción que hacerlo matrilineal.
surgt~ un hogar consangufneo, que encaja perfectamente con nues- El ejemplo más inmediato, aparte de los nayar, de este modo de
tro C:Jemplo. ~n tales condiciones resultaba muy difícil mantener agrupamiento lo hallamos entre los menangkabau, de Malaya, quienes
relactones mantales estables, y por eso nació el tipo de residencia también se rigen por el sistema matrilineal. Se aproximan asimismo a
natolocal. Al terreo~ donde se había edificado la casa se le conocía este método los conocidos asbami, de Ghana, pero su caso es com-
p~r taravad, y la umdad que en ella residía pasó a denominarse del plicado y parece consistir en una amalgama de varias soluciones. Los
mtsmo modo. Los taravad representaban a un linaje que formaba ashanti se han hecho célebres en antropología por lo que se ha de-
parte de un clan, ya que los nayar habían desarrollado naturalmente nominado la solución del «esposo visitador». Virtualmente es igual
un. sistema. d_e agrupación matrilineal. El clan era principalmente una al método de los nayar. Se dice que cualquier noche, en un poblado
untdad relrgtosa, y todos los miemb ros rendían culto a una diosa ashanti, se ven niños que corren entre las casas llevando platos y
del clan. escudillas con alimentos ; los llevan de casa de la madre a la del par
E l mayor de los he:n:anos guerreros de un taravad --el primero dre, el cual estará en otra casa con su madre, sus hermanas y los
que termmaba el servtc1o- pasaba a ser el jefe del grupo. Los hijos de éstas. Observamos en seguida ciertas diferencias respecto
taravad poseían tierras y ganado y los hermanos efectuaban las tareas a los nayar; en este caso los niños t ienen un padre conocido y la
bajo el mando del jefe. Mientras tanto, las mujeres de los taravad madre, cuando menos, tiene que cocinar para él. Los ashanti viven
ib?~ teniendo ?iños, quiénes después, una vez cumplido el servicio en poblados y, por consiguiente, las casas se hallan muy cerca y esta
militar, ocupartan sus puestos de varones trabajadores de la unidad. solución es factible. Salta a la vista que el vínculo entre los consortes
Fecundar a las mujeres no era un acto casual. Como hemos visto, es más sólido que en Malabar; ha h abido una mayor «intrusión»
las muchachas podían muy bien tener criaturas con los aristócratas por parte del marido: puede ser más exigente. Incluso, en muchos
brahmanes, pi!ro, antes de llegar a la pubertad, las «casaban» con un casos, los ashanti pueden llevar a sus esp osas a vivir con ellos. Pero
hombre de un linaje con el que el suyo propio mantenía relaciones la dificultad e&tá en que sus hijos no son suyos, pertenecen al linaje
especiales. Después, este «matrimonio» era disuelto y la mujer podía de su esposa, de forma que en algún momento deben regresar a la
tener hasta doce «amantes>> o esposos temporales. Se ha descrito esto casa de dicho linaje, donde viven los hermanos de la madre. Esto
como un sistema de poliandría, pero por tratarse de uniones relativa· aminora la importancia de la familia nuclear de los ashanti, la mayo-
mente poco permanentes y no residenciales, nos parece que designarlo r[a de las veces de corta duración, terminando con que la mujer se
como una forma de «matrimonio plural» es ir demasiado lejos. Quizá vuelve a casa de su madre.
tantos amantes parezcan demasiados, pero, como muchos de ellos se Tanto los ashanti como los nayar (al igual que los menangkabau)
hallaban fuera cumpliendo sus deberes militares, el mayor número SOn p~eblos relativamente complejos y avanzados, y puede ser que
e:a como una reserva que aseguraba el funcionamiento de esta solu: este ttpo de solución corresponda más b ien a este nivel que no a la
ctón. Estos hombres tenían derecho a visitar a sus <<esposas» y, SI etapa de caza, recolección y agricultura en pequeña escala. En estas
uno de ellos al intentar visitada veía delante de la casa una lanza 0 dtapas, la solución matrilocal es más corriente, con grupos de filiación
un escudo de otro, se marchaba y lo intentaba la noche siguiente. e estructura más relajada. La «propiedad» de las mujeres no es ce
96 Capítulo 4 Grupos de filiación unilineal 97

gran valor y, por. tanto, los hombres tenderán a molestarse meno- ho ares nativos y parte_:? l~a~as~ ~n .las que se;_ casar~~· Pero.. s1
por controlarla. S1 escasea y aumenta su valor (o también si abu d.. losg domiéilios delas muJeres se hallan d1spersos,la s.olucton matrilo-
y aumenta su valor}, entonces alguna forma de control será nec~ a cal es, en el mejor de los caso.s, una respuesta parc1al. al _Ptoblem~.
ria, y podría surgir una solución semejante a la de los nayar·
hermanos estarán menos dispuestos a abandonar el hogar y arbit;ar~s
r· Funciona mejor en aqu~o~ ststemas don~e la orgamza~16n matn·
lineal es «débil», es dec1r, tiene pocas func10nes, la propiedad es de
el modo de permanecer en Jas tierras del linaje. Para que así sucedn 1 mujeres, y los hombres se dedican a la caza, a la guerra o a am~as
será menester que los asentamientos sean mayores o que el transporta as as Los problemas del principio 3 no se presentan aquí muy difi-
resulte más fácil. Pero cabe imaginar situaciones en las que se de ~ cos . porque no hay mucho que contra1ar; 1
elles, .
.os panen~es mayores d e
arrollen . hogares consanguíneos sin pasar por el período matrilocJ. un hombre serán sus tíos maternos y pudiera ocurru que desease
En una 1sla celta que conozco desde hace años, la costumbre era que asociarse con ellos para algunos: propósitos, ~ero, por.lo demás, el
los, ~ombres y las mujer~s celeb~asen el matrimonio según el rito sistema puede seguir adelante. Sm embargo, s1 la propiedad qu: d~­
catolico, pero luego no v1vían baJo el mismo techo; el hombre per- tentan las mujeres llega a ser importante y los hombres ~el lin.aJe
manecía en su hogar natal y la mujer en el suyo. Muchas deben haber desean controlarla, entonces el problema que plantea la. dispers~6n
sido las razones que lo impusieron, y una de ellas fue seguramente~ podría volverse agudo; no sólo sería u~ problema la pr?p1edad, smo
la lealtad fraterna -es decir, el sentimiento de que el vínculo fraterno también la política. Como ya hemos. visto, es J?l~Y comente ~ue los
es más fuerte que el que media entre consortes-, así como el no clanes o linajes se conviertan en urudades pohocas .. Pueden mcluso
querer perturbar el orden hogareño cuando las personas se casan ser las únicas unidades políticas, y er: ese caso la soCiedad. ~e ~onver­
tardíamente. Como se trataba de una comunidad con muchos habi- tida en poco más que una federacion de clanes o matrilmaJeS. ~1
tantes resultaba factible la situación del «marido visitador»; no ha- grupo de varones «políticos» estará constituido por los del matn-
bían surgido instituciones matrilineales, pero ya estaban sus raíces. Iinaje. Pero estos hombres no estarán juntos, sino dispersos p~r todo
Este ejemplo demuestra que si conseguimos hallar el hogar consan- el país, en los hogares de sus diversas esposas. La natu~aleza dispersa
&;JÍneo si~ matiz matrilineal, entonces sería demasiado cómodo suge- de los asentamientos dificulta la aplicación de la soluc1ón nayar, por
ru que dtcho hogar debe ser el resultado de la tendencia matrílineal. lo que no tendrán más remedio que recurrir a diversas soluciones de
compromiso.
Aquí los problemas del matrilinaje son muy grandes. El vin~~o
2 esencial es el existente entre hermanos y hermanas, ya que los hiJos
de las hermanas serán los herederos y sucesores de los varones. Sin
La segunda solución de nuestra lista -mantener a las mujeres embargo, este vínculo fraterno en la situac~ón matriloc~ pierde algo
reunidas y a .los hom?res dispersos- correspond~ naturrumente, a de fuerza ante el vínculo marital. Los mandos van a v1v1r a la casa
nuestra soluc1ón matrilocal, de la que creemos que proceden la ma- y disfrutan de los servicios sexual y doméstico de sus esposas, incluso
yoría de los sistemas matrilineales. ~epresente o noauña forma con- aunque no lleguen a ejercer autoridad sobre sus hijos.
veniente de organización residencial, una vez que opere un sistema En Africa central muchas sociedades matrilineales presentan este
plenamente desarrollado de grupos de filiaci6n matrilineal, esta forma dilema. Básicamente proceden de una situación m¡ltrilocal, pero se
dependerá de las funciones de los grupos. Puede funcionar bien si, formaron y crecieron en distintas circunstancias ecológic~, lo cual
como sucede por ejemplo entre los navajos, los clanes no tienen mu- influyó en la forma de su desarrollo y en si esta forma les suve o no.
chas funciones que rebasen la exogamia y los hombres disponen de Así, algunas se hallan en zonas de tierra abundante, por lo que la
caballos que les permitan viajar para visitar a sus sobrinos maternos. herencia de la tierra no constituye un problema; otras se encuentran
Por otro lado, el desarrollo de grandes poblados (como en el caso en lugares donde aquélla escasea y en los que, por tant?, las parcelas
de los hopi) significará que se mantienen fácilmente los contactos tienen mucho vaior y la herencia es de una importanc1a capttal. En
entre los miembros del linaje. El sistema de los hopi comparte aspec· algunas existen grandes posibilidades de amasax: riqueza persona~, Y
t?~ comun~ tanto con el sistemarnatrilocal srmple_como con la ~olu­ la transmisión de ésta es evidentemente un mouvo de preocupactón.
cwn nayar (natolocal); los ~~?_res residen parte del tiempo en sus Este último punto es de suma trascendencia; en un sistema matrili-
Fo., t
98 Capítulo 4 Grupos de filiación unilineal 99

neal-matrilocal en el que existe poca riqueza, aparte de las tierta• d la regla matdlocal, de forma que haya alguien que ejerza el coo-
que detentan los grupos de mujeres, el problema de la herencia n~ to le bre las mu¡'eres y niños del linaje, mientras que el resto de los
es agudo; el varón no necesita mantener un contacto muy estrecho troso 'al y nat~vo.
. Auíl ~
hombres fluctuará entre sus hogares mant q , . os vm~-
con el hermano de su madre; pero, si es el heredero de este último los fraterno y conyugal están en p~gna, pre~ommando qUlzá el pn-
entonces variará su relación con él. En tal caso, la potestad del her~ p •·ro aunque el «hermano duector» e¡erza un control perma-
mano de la madre sobre sus sobrinos maternos será probablemente mero.
nente sobre ... su esposa, no lo tiene respecto d e1 destmo · d e su~ h" t¡os;
muy fuerte. Si esto se combina con una situación política en la que echos -obre éstos recaen en el linaje materno. Otras tnbus de
un hombre deba suceder en el cargo al hermano de su madre, eso 1os d er ~ . ~ . ¿·
ién utilizan esta soluoón que es un termmo me 10 en-
esta zonll- tamb · ' . . · ·
poder se duplicará. Los derechos y deberes que el tío materno tiene tre la nayar y la matrilocal, dentro de una s1tuac16n que .ex1.ge Cierto
r~ecto a los hijos de su fiermana, así como la potestad que sobre los hombtes sobre las tierras y el ganado dellmaJe. Otros
ellos ejerce, S!! aenoml.na avunct¡lado. En la solucioñ nayar no" hay ro1 de
contblos matrilineales de Africa central nos of recen di suntas · ·
vers1ones
problema de esta clase, pero sí en la matrilocal, ya que el tío materno ~~eesta solución, variando según sea la ecolog~~· l~ naturaleza d.e la
estará en otra parte. Puede suceder, y así ocurre, que su autoridad riqueza a heredar, el poder político de los roatrlhna¡es, etc. Por eJ,em-
se vea mermada·y desafiada por el padre del sobrino, ya que se halla lo donde escasee la tierra, los sobrinos maternos se apresuraran a
en contacto permanente con él. ~co~erse a la potestad de los hermanos de su .m.adre, puesto que de-
Las tribus de Africa central han abordado todo esto de diversas sean heredar la tierra de ellos; en tales condicwnes, e_s de suponer
maneras. Tomemos los yao de Malavi; son agricultores y ganaderos e exista un sólido avunculado. Donde no escasea la tterra, lo ante-
que viven en poblados relativamente estables. Se dividen en clanes q.u no valdrá y el avunculado será, por tanto, débil. En este caso,
matrilineales, pero éstos, al parecer, tienen pocas funciones. Cada ~:~o entre los bemba de Zambia, la autoridad del hermano de la
clan se subdivide en matrilinajes exógamos denominados <<pechos» madre es débU, el padre puede de h~0o ejercer c.ié:rt~ potest ad sobre
(mawele). El grupo efect ivo lo compone un pequeño matrilinaje for- sus hijos y tras algunos años al serv1c10 del matrilma¡e de su esposa,
mado por los descendientes de una bisabuela común. Generalmente no es raro 'que retorne con ella a su propio poblado. Entre los kongo
se compone de un grupo de hermanas y su prole, bajo la autoridad de Kasai puede llevarse a su esposa inme9í~tamente, si, p~ga por ella.
del hermano mayor, constituyendo un pequeño poblado. Pero, ¿qué Si la solución del hermano director es debil, en este ulumo proceso
hace aquí el hermano? Esta es la respuesta parcial de los yao al pro- tenemos la cuña «esposo» verdaderamente incrustada dentro de la
blema: uno de los hermanos, el de más edad, está exento de la regla unidad del matrilinaje.
de la residencia matrilocal; se convierte en jefe del poblado, investido
del derecho de mando sobre sus hermanas y los hijos de éstas; a su
muerte, le sucede el hi jo mayor de su hermana de más edad. Este 3
hermano privilegiado paga por su esposa y la trae al poblado a vivir
con él. Sus hermanos y sobrinos más jóvenes deben marcharse a vivir Esto nos lleva a la solución C. ¿Cómo es posible mantener jun-
matrilocalmente a los poblados de sus esposas, que estarán igual- tos a los hombres del matrilinaje si las mujeres es~án. ~spersas? No
mente bajo la autoridad del varón de más edad del linaje de éstas. sería mala solución si pudiese funcionar según el prmc1p~o 3, .~e¡ru:do
Sin embargo, el matrimonio es frágil; con frecuencia los hombres se intacta la autoridad de los varones. Representa una s1tuac1on tJpo
van a visitar sus poblados nativos y los matrimonios se rompen fá- kongo, en la que el esposo ejerce el con~rol de su esposa, pero no
cilmente. Los hombres seguramente intentan que sus esposas vayan olvidemos que el matrilinaje de esta úluma conserva los derechos
a vivir con ellos al poblado de su propio linaje, pero rara vez lo con· sobre su prole, de manera que el matr~a)e puede tener derecho a
siguen, ya que, naturalmente, el linaje de la esposa no quiere per- reclamar los hijos cuando éstos son lo sufJCLentemente mayores como
derla. Un varón heredará ganado y dinero de sus tíos maternos y, si para dejar a su madre. Por tanto, el tío materno está facultn?o
es el hijo de la hermana mayor, algún día será el jefe del poblado para exigir que le devuelvan sus sobrinos al llegar a la pubertad, 10·
del linaje, pagará por su mujer y la traerá al poblado. cluso si ha dejado que se vaya la madre. E l grupo local res~~ante
Pero no es una solución perfecta; uno de los hermanos está exeh· se compondrá de una serie de hombres emparentados matnhneal-
100 Capitulo 4 Grupos de filiación unilineal 101
mente con sus esposas y sus hijos menores, pero sin los hijos que ,
son adultos: Ya Siempre surgen estas antinomias en los sistemas matrilineales en-
tre la necesidad del linaje de conservar su autonomía y el deseo del
hombre de controlar a su esposa y a sus hijos, es decir, convivir con
ella en su propio hogar y no tener una relación con ella sin perma-
nencia o basada en las visitas; se halla ante un dilema: por un lado
es esposo y padre y quisiera tener a su mujer con él, mientras que
por otro lado es tfo materno con responsabilidades derivadas del
matrilinaje respecto de sus sobrinos maternos, debiendo ejercer cierta
potestad sobre ellos y su madre, que es su hermana.
Este aspecto del sistema matriline de Trobriand, que combinaba
J:! ...,matrimonio viriloca con la J'esidenda.JVJ,ll1~local, fue lo que
Ma:riñOwsE)iescribi6 más gráficamente; dijo que era la lucha entre
d «aereCllo de la madre y el cariño del padre». Quizá sea otro rasgo
de esta lucha la notoria «ignorancia de la paternidad fisiológica»
que se piensa tienen los trobriandeses. Aunque no se trata tanto de
ignorancia como de negación; el padre no es, en la ideología tro-

n
grupo de
res idencia
r-1
1
i)rupo ele
1
lil iaCI (ÍII
briand, el creador de la criatura, sino simplemente el que «abre el
camino». La madre concibe al niño «espiritualmente» (aquf no hay
problemas teológicos para explicar el nacimiento virginal). Esta idea
puede considerarse como una expresión del principio matrilineal; los
Diagrama 17 nayar eliminan simplemente el papel del padre, pero los trobriande-
ses, que tienen padres, eliminan su función procreadora. Donde la
La regla de residencia por la que un muchacho debe volver al norma de residencia es que, al casarse, un varón lleve a su novia a
poblado del hermano de su madre (el hogar natal de esta última), ya vivir con el hermano de su madre (o, más bien, a vivir a las tierras o
sea al llegar a la puber~ad o al casarse, se conoce por a·vunculocal, y al poblado del linaje), se usa a veces la forma viri-avuncuJocal con-
surge de una regla prevta .de matrimonio virilocal (no podemos desig- veniente.
narlo e~ este c~so de pa~rilocal, ya que la pareja no vive con el padre
del nov1o). Ast, pues, Sl un hombre puede trasladar a su novia del
hog~r donde nació al suyo propio (residencia virilocal), entonces será 4
prectso que .7ntregue los hijos de su mujer a los herm:m.os de ella, al
menos los hi¡os varones. En palabras de A"'UareyJ\iclíii!ds)esto viene a llegamos & la última y menos satisfactoria solución (D), que en
ser el «préstamo de la hermana», al igual que la solución matrilocal realidad apenas sí merece tal nombre, excepto porque se trata de una
e~ La «petición de préstamo de un esposo». El linaje, por tanto, o de las alternativas lógicas. Si dispersamos a todos los miembros del
bten conserva sus hembras y deja que los maridos vengan donde ellas matrilinaje, ¿qué queda de él?; de esa manera no existe base residen-
(sobre una base resid~ncial o no, como en los nayar) o las presta a cial. alguna y esto poco importa cuando se trata de un poblado muy
o~~os hombres con fmes sexuales y domésticos, pero reclama sus ha~ttado. En el de los cochiti, de Nuevo Méjico (vecinos de los hopi),
ht¡os ~a sea al llegar a la pubertad o más tarde. Esta es una solución :nstían linajes matrilineales y clanes que estaban dispersos; esto no
C?mplicada, pero no del todo imposible. Representa quizá una situa- ~pedía su funcionamiento, pues se hallaban a pocos minutos de ca-
c~ón .en la cual el linaje es lo suficientemente poderoso como para nuno unos de otros. Sin embargo, hubiera sido muy distinto en un
e¡e~c~tar sus derechos sobre los hijos de las <<hermanas», pero no lo asentamiento más disperso y con desplazamientos difíciles para visi-
suftctente como para conservarlos bajo su égida permanentemente. t~se unos a otros. La dispersión de los miembros se presenta de
diversas formas. Ya vimos que los kongo no se proponían mantener
102 Grupos de filiación unilineal 10.3
Capítulo 4

el linaje intacto y los varones podían llevarse las novias Ent de doble filíac?~n, o sea el sistema recon~e amb_os principios de la
tr1'b u.s de Af · centra¡ se ha llegado hasta el punto de· que re
. nca la Otra
re .s agrupación untlLneal. Tengamos sumo cutdado, sm embargo, en no
dencta patnlocal es lo normal; padres, hijos y hermanos viven junr~J­ suponer que la doble filiación surge siempre del debilitamiento
ocupándose de las labores del campo y de los rebaños y traen s, del sistema matrílineal, según la forma que hemos indicado más
esposas a VJvtr . . con e11os; a1 Igual
. •
que la tierra el ganado se ta sus arriba; a menudo ocurre así, pero no necesariamente.
mJte· de padre a h.. Q '
IJO. ¿ ué le queda al lina¡'e u al clan') B
rans. Puede suceder que durante cierto tiempo los elementos matri-
t od avta, sue1e ser 1a un¡'dad exogámtca . y aún puedeJ
tener• ueno¡ ' linea!es de semejante sistema desaparezcan totalmente, puesto que
f uncwnes
· • 1es, por e¡emp!o
rnua · honrar a los ante¡)asados 0 mue ·
1as resultan demasiado molestos para que se les mantenga en unas
funaones· 1' · d '
po Itlcas, e manera que estos cargos o el sacerdo ·, e¡ercer circunstancias que son ya distintas; o quizá permanezcan como vesti-
eligen entre descen¿·tentes de1 matnlma¡e.
. . . Puede ser una unidadctopara se gios, tal como heredar los apellidos matrilinealmenre, sin mayores
las venganzas, o para. abonar l~s m~!tas por homicidio, etc. En consecuencias. Sin embargo, el grupo matrilineal mientras permanezca
e!ecto, puede, pero debtdo a la disperswn sus funciones se irán debi- exógamo será una fuerza que haya que tener en cuenta.
litando. En el momento en que existen grupos patrilocales los hom. Esta modificación puede ser el resultado de haber cambiado
bres .que los componen se ocuparán preferentemente de los interese el modelo de. residencia matrilocal por otro patrilocal; proceso que
~e dichos grupos y del modelo de herencia parrilineal que de estos se sabe que se da y que según Murdock es la razón básica; pero
mtereses se der.ivase. Todavía puede que cumplan sus deberes res~ también puede deberse a la poliginia. El matrimonio plural de tipo
pecto .a lo.s sobnnos maternos, au.~que se equilibrarán con los deberes poliándrico, como vimos, encajaría con el caso de los Nayar , si defi-
Y o?ligac10nes r~specto a los hz¡os. En los ejemplos anteriores no nimos al matrimonio de un modo bastante amplio. Asimismo, como
hab1a ?lucha ca~1da para el papel de hijo, pero en este caso adquiere ocurre entre los navajos, la poliginia de hermanas -en la que un
un re!teve esenctal. Podemos ilustrarlo así: hombre se casa con varias hermanas- sería compatible con la resi-
dencia matrilocal (recuérdese este caso entre los shoshones). Pero la
poliginia general no encaja con la residencia tnatrilocal; en este siste-
ma un hombre tiene varias esposas que no son hermanas y que,
por tanto, procederán de varios grupos; podría arreglárselas para
4visitarlas» en sus hogares matrilocales, pero evidentemente le será
= o más cómodo tenerlas junto a él. En cuanto las circunstancias permiten
o favorecen la poliginia general, la matrilineidad está condenada a
muerte ; sólo la residencia virilocal puede hacer viable este sistema.
=o Todú esto no es más que conjeturas sobre cómo puede darse dicho
cambio, y, como es natural, pueden existir otras maneras; pero lo
cierto es que sucede y algunas tribus bantúes centrales son ejemplo
==o de las etapas de esta transición.
=o

n
!ll'tJP<> de
5
residencia
. Resumamos los problemas de la organización matrilineal. Como
Diagrama 18 qutera que ésta surge, una vez establecida, t iene que vérselas forzosa-
mente CC'tn el problema de combinar la regla exogámica con un sistema
d Si los grupos. de f.iliació~ patrilineal que proceden lógicamente ~e derechos, de deberes y hasta de poder, basado en la filiación por la
e.l mod~lo de restdenc¡a patr1~ocal consiguen tener apelativos y cum· n~a femenina. La norma impide que el matrilinaje (o d clan, según
phr func10nes, tendremos un SIStema que los antropólogos denominan cual sea d grupo operativo) constituya su propia unidad de pro-
104 105
Capitulo 4 de filiación unilineal
Grupos
creación. Como de algún modo tiene que conseguir que las hembras . eal consanguíneos: madre-hija, hermano-hermana, he;mano de la
queden embarazadas y mantener el control sobre la prole, necesita hn e~ro de la hermana. El mando y la continuidad estan e~ manos
la ayuda de los varones de otros linajes, lo cual puede efectuarse madre- h~mbres, pero el status de las mujeres no es necesanamente
de diversas formas , sin que se mermen la unidad y la autonomía de_los . , . termedio entre 1 y 2. Podemos representar los tres
ba¡o, qutza m
del matrilinaje. Los hombres del linaje ejercen el mando, siendo la tipos de esta forma:
relación de mayor importancia la establecida entre un hombte y los
hijos de su hermana. Ya vimos las diversas soluciones, algunas 2 3

f/1
de las cuales estaban «implicitas» en los orígenes del sistema. La
solución más completa es la nayar; la solución matrilocal conserva
la unidad de las hembras del Hnaje, pero deja sin resolver el problema
del mando de los varones; sólo funciona bien si el linaje es una \

V
institución relativamente débil o si los grupos matrilocales se hallan
cerca unos de otros. La solución avunculocal resuelve el problema
de mantener unidos a los varones que mandan, pero a expensas de
perder las hermanas al darlas a sus esposos. En este sistema el lazo
esposo-esposa ya se enfrenta al vínculo hermano-hermana, existiendo
1 1
a menudo roces -que Malinowski describió tan gráficamente- entre
un hombre y su cuñado respecto a la educación y al futuro de los Diagrama 19
niños. Finalmente, el vínculo fraterno puede ser demasiado frágil e
imponerse entonces el papel del «padre» -al que antes no se le daba Los autores antiguos denominaban matriarcal o de derecho ma-
importancia y que prácticamente no existía- a expensas del papel terno a todo sistema en que les pareciese que «el parent~~co se esta-
de «hermano». Las sociedades matrilineales parecen ser muy vulne- blecía sólo por linea materna» (en contraste con e~ pat~ilineal denoÍ
rables por causa de estos problemas y son mucho más escasas que minado patriarcal o de derecho paterno). Ello l~pltcaba que e
las patrilineales; en cambio, son mucho más interesantes y, si encuen- mando y la autoridad estaban en manos de las muJe_res. Esto, po_r
tran su equilibrio y florecen, viene a ser una forma de organización uesto no es cierto. Todo el problema de los ststemas ~atn­
social viable y sugestiva, que en ciertas circunstancias ofrece ventajas u:ales ~urge del hecho de que el princ~pi~ .3 es el que gob~erna
obvias de adaptación. la situación: cómo combinar que la contmmdad y el reclutarmento
Aunque no deseamos forzar demasiado los hechos en un esquema, sean a través de las hembras y que el ~an~~ corresponda, a los
podríamos decir que existen tres tipos básicos de organización matri- hombres del linaje. Si no interviniera el prmc1p1o .3, no habna _pro-
lineal: blema y podría servir una solución amazónica, en la que las rou¡e~is
poseen la propiedad y el poder, mientr~s que los. hombres ~ o
l. El que se basa en los papeles de madre-hija-hermana y en la cuentan para procrear. Tan siniestra prácuca sólo extste en la th~­
residencia matrilocal. En este caso el peso del control y la continui- ginaci6n, aun cuando muchas gentes, en uno u otro mo~ento, dn
dad corresponden, hasta cierto punto, a las mujeres, que en las socie- acusado de ello a sus vecinos o, por lo menos, de se~ en cter{o mo o
dades con esta base generalmente disfrutan de mayor prestigio e «matriarcales». Así, Atenas acusó a Esparta, Francta a lng aterra Y
influencia que en las otras.
2. Los que se basan en el papel de hermano-hermana-sobrino,
preferentemente con residencia avunculocal, o, de no ser así de un
ahora acusamos a los norteamericanos. Probablemente procede del
temor, profundamente arraigado en los hombres,_ de que perderán
posición, proyectando dicho temor sobre las nacton~s que n?, son e
:t
modo que permita al hermano de la madre controlar a sus s~brinos. su agrado. Sea 0 no así, se desconoce una. autént1ca soluc10n ama-
Aquí el status de las mujeres suele ser inferior, ya que la autoridad zónica; parece que jamás las mujeres ejercteron tal poder sobre las
y la continuidad son monopolio de los hombres. cosas. d roanifesta-
3. El que se apoya sobre toda la constelación de papeles matri- Al tipo 1 podríamos considerarlo en a1gunas e sus
107
Grupos de filiación unilineal
106 Capítulo 4

dones como una forma de <<derecho materno modificado», en el sen.


tido de que la propiedad está generalmente en manos de las mujeres·
pero en los demás tipos sería más exacto hablar de «derech~
fraterno».

6
¿Qué sucede con los sistemas patrillneales? Afortunadamente
no plantean tantas dificultades como los matrilineales, ya que consi-
guen combinar residencia, filiación y autoridad de un modo conse-
cuente. Es casi inevitable que el grupo residencial sea una unidad
patrílocal. Así, los varones del patrilinaje se mant ienen todos juntos
para controlar, aunque también inevitablemente para reñir. El pro- Diagrama 20
blema del grupo patrillneal no está en los principios 3 y 4, sino en
el 1 y el 4. Pueden engendrar a sus propios hijos, pero no pueden A éstos les caracteriza la residencia patrilocal o neol?Ca}, general-
hacerlo a través de sus hermanas, como ocurre en el sistema opuesto, mente la primera. No abordaré este aspecto, pero d~¡are ~ lect?r
el matrilineal. Por tanto, si desean que la filiación se establezca que pondere su significado, para qu: co~prenda las dtferenctas exts·
por línea de varón - lo que hemos supuesto que ya existe- entonces tentes entre ambas formas de orgamzac16n. .
es menester que consigan esposas. Los problemas de la paternidad. no preocupan necesaname~te a
Contrariamente al matrilinaje, no es preciso que el patrilinaje las sociedades matrilineales. Poco 1mporta qmén sea .~ padre, un
se interese tanto por sus hembras consanguíneas. Después de todo, hombre es hijo de su madre y esto es suficiente para fi¡ar su status.
¿de q ué le sirven? Las tribus patrilineales de Arnhem Land, en Sin embargo, en una sociedad patrilineal el pro~~ema de ~a. P.ater-
Australia, llaman a las «hermanas» «desperdicios», porque no sirven nidad es vital· no se trata solamente de una cuesuon de legltlmldad,
para reproducir el grupo. ¿Por qué quedarse con ellas, pues? Lógi- sino de que eÍ padre se asegure que los hijos, sobre tod~ los varones,
camente, el patrilinaje puede hacerlo y producir una situación inversa que ha dado a luz su esposa se hallen definitivamen.t: ba¡o s~ control,
a la avunculocal. El grupo consanguíneo patrilineal podría mante- es decir, que sean legalmente h iios suyos. En el de~tc1?so anuguo pro-
nerse unido -varones y hembras- y los hombres podrían contraer verbio inglés que cita Radcliffe-Bro,Vñ;')este sentumento se e>:-presa
matrimonio con mujeres de otros grupos, dejarlas embarazadas y así: «en cualquier corral donde esté mi ganado todo becerro es mto». o,
reclamar los hijos al llegar éstos a la pubertad o a la edad de casarse. como podrían decirlo más delicadamente los antropológos: 'l:~ten
Para completar la exposión representaré esto como caso 7. quiera que sea el progenitor, el pater es al padre legal de lo~ .mnos.
P ero este caso no se da nunca; a decir verdad , sería un disposi- Por lo tanto, es más probable que en las, s~ciedades patrihneal~s
tivo incómodo, improbable y, sobre todo, innecesario. Si la finalidad nos encontremos con que se da mucha mas ~t;nportancta al matr~­
del grupo patrilineal consiste en que los padres, hijos y hermanos monio y a los derechos sobre la esposa y los ~¡os que en las. mat~l­
estén juntos como unidad de explotación, entonces esta ventaja se llneales. Lógicamente, en las sociedades matriline~le~ .el matr1m0~1o
perdería. Si los grupos estuviesen dispersos o en situación trans· es solamente una institución marginal, lo cual no s1gmflca que carezca
humante, aún sería peor, y, en el mejor de los casos, significaría una de importancia, pero, comparado con el luga: prepo~deran.te que
frustración. ocupa en las sociedades patrilineales, es como 51 no tuvrera runguna.
Quizá no parezca necesario traer esto a colación, pero creo que En el sistema patrilineal el hombre quiere hijos var~nes; par~ ello
aclara algo que es muy importante: mientras que los sistemas matri· es preciso que consiga una mujer o, mejor .aún, mu¡eres, a fin de
lineales pueden adoptar todas las alternativas posibles en términos aumentar las probabilidades, y que no la deJe marchar hasta que le
de agrupación residencial, no ocurre otro tanto con los patrilineales.
108 Capítulo 4 Grupos de filiación unilineal 109

haya dado alguno. Mientras tanto, la hermana de él se habrá ido


eranos 1 agnados del marido los que di se ocupaban de volverla a casar .
. . su h ogar y sus
representar su papel de esposa a otro linaje (no olvidemos jam~ gresaba al «hogar»; después e matrlmomo,
la norma exogámica). No ~e tes» eran los de su marido. Es interesante el hecho de que la
«parten h' di 1 . d d do ·
· Seguramente se tendrá una mejor idea de todo esto si se toma rohibición exogámica en C ma, se ex tl ~n . a a ~ vm a e un lagn~ da'
un ejemplo extremo de sistema patriüneal, ya que, al igual que el Pe modo que si un hombre mona, su ma¡e tema que casar a a VlU
matrilineal, aquél varía según la intensidad con que cumple su lógica ~ otro linaje (en caso de au torizarla a volver a .casarse). Por lo
interna. No tomaremos un pueblo realmente primitivo, sino alguno al en las sociedades patrilineales el caso es mverso; una vez
intermedio. En este caso se ofrecen tres como ejemplos en que g:erur:a mujer ha entrado en un linaje, se queda en ~l. Muchas
funciona el principio patrilineal: Roma, China y el mundo musulmán q por e¡·emplo se casaba con el hermano de su mando cuando
en general. Echemos un rápido vistazo al linaje chino.
veces,moría; costumbre
éste ' que se conoce por l evzrato.
. s· m emb argo,
~~~,sureste de China ~l patrilinaje exógamo (~su) era un grupo China era una excepción, y no sé por qué. . .
de filtacton de gran extenstón; a veces eran conoodas hasta veinti- De todas formas, lo importante es que ellina¡e se desembaraz;tba
cinco generaciones desde que se fundara el linaje. Cada linaje se de sus mujeres consanguíneas, quien~s, al marcha~se~ ya no volv1an.
subdividía en sublinajes, que a veces se hallaban distribuidos en Por otro lado, el linaje conseguía novtas de otros lina¡es para ?btener
diversas aldeas; otras veces un linaje sólo ocupaba una aldea y otras .. que llevaran su nombre. Así se ve que los chinos tlustran
h~ llin'
incluso la compartía con otros linajes. No cabe duda de que estos con cruda claridad la cuestión de que en e¿· . a¡e) nUo cuent~n sus
linajes, siendo tan extensos, debieron ser muy grandes, y de hecho miembros «DO reproductivos» (sus «desper tctos» . na mu¡er no
algunos lo eran, llegando a tener mil y más miembros. Cada linaje desempeña papel de hermana e hija, sino únicamente de esposa Y
honraba a sus antepasados y las «cámaras ancestrales» contenían madre y, sobre todo, de suegra, ya que manda sobre las esposas
lápidas conmemorativas de ellos. Los linajes ricos y poderosos tenían de sus hijos cuando éstas entran e~ el hog~r. .
genealogías rigurosamente trazadas hasta sus fundadores. A menudo P ara suavizar la impresión antenor, constderemos otra soctedad
se trataba de unidades poderosas y autónomas, que vivían en aldeas firmemente patrilineal, que no se desprende tan severamente d~ las
y pueblos amurallados, hallándose con frecuencia en guerra unos mujeres del linaje. Los tallensi son un pueb.lo con gran de~stdad
con otros y con el burocrático Imperio, que jamás consiguió domi- de población que vive al norte d7 Gha?a. Vtven e!l. asentam1entos
narlos por completo. Contrariamente a los linajes de pueblos más patrilocales, cuidan ganado y culuvan tterras. Se dtvtd~n en clanes
primitivos, el linaje chino pudo muy bien estar socialmente diferen- patrilineales y éstos en li~ajes. D entro del cl~n se aplica la norma
ciado, siendo algunos de sus miembros eruditos y funcionarios, otros exogámica, y, como en Chma, cuando una .mu¡er se casa .deb~ a?an-
ricos comerciantes, mientras que la masa de miembros se componía donar el hogar donde nació y el territono de su propto lma¡e Y
de campesinos que cultivaban arroz. Probablemente China ha pro- pasar al de su marido. Aquí, como ya . vimos en . otros caso~, la
ducido la organización de linajes más elaborada y espectacular. densidad de la población tiene importancia. E n reahdad las mu¡eres
Como es de suponer, la residencia era patrilocal, pero en una jamás se alejan mucho de su linaje natal y les es fácil mantener
sociedad tan compleja había margen para la flexibilidad, y si un contacto con sus hermanos y padres. Los tall.ensi estiman. qu~ ~o
hombre, por ejemplo, era muy pobre, podía marcharse a vivir con hay que privar a las mujeres de la pertenencia a su propto hna¡e
el linaje de su esposa; pero esto era un tan to humillante y no estaba simplemente porque accidentalmente nacieron de otro sexo que les
bien visto. Al casarse, una mujer abandonaba la aldea del linaje impide contribuir a la continuidad del linaje; po~ t~nto, ocupan
de su nacimiento (realmente un pequeño pueblo), y esta partida era un lugar bastante prominente en los asuntos del lina¡e y del clan
definitiva. P or lo que se refiere a su linaje, lo p erdía por completo en que nacieron. Cuando una mujer muere se produce a!go . q~e
y caía bajo la absoluta jurisdicción del de su marido. Si éste moría, difiere totalmente del caso chino, ya que es llevada a su propto lina¡e
y ya no estaba en edad de gestar, la costumbre le imponía una Y todos los linajes que componen su clan acuden a su fu~eral, llc·
viudedad casta, incluso aunque le disgustase la idea. Cuando falleda, v.ando su cuerpo en procesión hasta su hog~r natal. E~ vanos de los
su lápida pasaba a la cámara ancestral del linaje de su marido Y no ntos del clan las mujeres del clan desempenan deten;:una?os papele.s
a la de su linaje natal. Asimismo, si siendo joven se quedaba viuda, de suma importancia. Los tallensi llegan incluso mas le¡os, y, esn-
110 Capítulo 4 Grupos de filiación unilineal 111

mando que una mujer es completamente y de forma important u sustitución; ]o que se busca son los frutos de la hembra y no ella
miembro de su propio clan, permiten que su prole tambié11. teng: ~isma, aunque sin duda se ha desorbitado un .tanto esta cues~ión.
ciertos derechos en este último. Así, sorprendentemente, si muere A nivel ideológico, lo opuesto de la doctnna de los trobnandeses
un hom?re, el hijo de su hermana puede exigir el derecho de levirato puede hallarse, por ejemplo, entre los kachin de B.~rmania, que consi-
de la mtsma manera que los hermanos del que ha muerto. Asimismo deran que una mujer no es la creadora de sus ht¡os. Se llega ~~sta
a los hijos de las hermanas (mujeres del clan) también se les dax: el extremo de que las relaciones sexuales con la madre se c~can
papeles que cumplir en el culto a los antepasados. Aquí interviene de adulterio más que de incesto, considerándolo como una mterfe-
un elemento casi cognaticio; todos los descendientes de un varón rencia en los derechos sexuales del padre respecto de su esposa.
a través de sus hijos e hijas, se reúnen para honrarle. ' Muchos pueblos de marcada te~dencia patri~nea~ han adoptado ~s­
Por consiguiente, los tallensi nos ofrecen un caso extremo que tintas versiones de esta ideologta; para los tikopta la madre es stm-
virtualmente es lo contrario del chino; reconocen que para dar conti- plemente la «casa refugio del niñ~» , no e~ quien lo crea; .las. tribus
nuidad y reproducir el linaje las «hermanas» carecen de utilidad albanesas de las montañas, los anttguos gnegos y algunos mdios del
pero reaccionan ante esto diciendo que no deben ser sancionada; Oeste suscriben o suscribieron idénticas doctrinas. Pero no todas
por tal limitación biológica, sino más bien compensadas con una las sociedades patrilineales son tan consecuentemente lógicas. ~odavía
posición de privilegio en los asuntos del clan y del linaje. Más aún, no se ha investigado a fondo por qué unas adoptan este upo de
consideran que lo que perciben como precio de la novia por las ideología sobre la procreaci.ó~ y otras no. . . .
mujeres tiene su importancia, ya que permite a los hombres del linaje E n las sociedades patrilineales los hombres del hna)e s1empre
conseguir a su vez esposas; así que, de modo indirecto, las mujeres están juntos y las mujeres del linaje no les son útiles en lo que
del linaje contribuyen a la continuidad del mismo. se refiere a la reproducción, por lo cual se las sustituye por esposas.
Como hemos visto, las mujeres pueden seguir siendo miembros de su
En ambos ejemplos hemos visto cómo ciertas costumbres giran
linaje natal en diversos grados, pero se t rata de algo suplementario
en torno a las soluciones lógicas del principio de reclutamiento patri-
a lo que se tJuede optar; en realidad, el vehículo puede ro~ar .sin
lineal. El objetivo consiste en desembarazarse de las hermanas y con-
ello. Esto refleja la diferencia, diferencia radical, entre la organ~ac1ón
seguir esposas, controlando la capacidad reproductora de la esposa. patrilineal y la matrilineal, y en especial el lugar que en cada s1stema
Asf, el precio de la novia -entrega de bienes al linaje de la novia- ocupa el matrimonio.
establece los derechos de un hombre sobre la mujer y particularmente
sobl!e los hijos que tenga; todas las criaturas que la mujer dé a
luz pertenecen al hombre que paga el precio de la novia por ella; 7
«el ganado», como dice el proverbio bantú, «pare su prole}>. A veces
la b roma un tanto forzada de los antropólogos afirma que debiera Ahora será conveniente resumir las diferencias entre ambos siste-
decirse «precio del niño», ya que esencialmente se trata de derechos mas o, mejor aún, entre los principios que los rigen. Podemos volver
sobre los hijos -especialmente los varones- de la mujer. Aunque al punto de partida del capítulo, esto es, que lo~~ siste~o
los detalles sobre las costumbres del precio de la novia difieren según s.2!Ls~les imágenes gemelas contrapuestas. Se compren'derá me¡or
los casos, lo anterior nos sirve como enfoque general. Aquí ellevíraro exponiendo las caractensucas que ambos comparten; los dos <:.§tán
cumple una función, en el sentido de que los derechos sobre una sujetos al principio_3 y, por tanto, el patrilinaje o el matrilínaje contro-
mujer se transmiten a perpetuidad al linaje de su esposo. La costuDl· lado a sus miembros varones:- Esto-es-fácil en el patrilinaje, ya que
bre gemela, el sororato (que encontramos entre los shoshones}, cumple IoShonibres e stáñjuñtos, pero en el matrilinaje se plantea el proble-
una función similar; si una mujer muere, su linaje tiene que rr.em· ma de conseguir que los varones y las hembras del linaje se rela-
plazarla por otra; generalmente se elige una hermana más joven, a cionen de alguna manera. Este problema no existe en el patrilinaje,
«precio» reducido. No cabe duda de que no debe ser fácil divorciarse ya que sus mujeres no se utilizan ni se quedan, pero en el matrilinaje
en tales condiciones; en el caso chino es imposible. Sin embargo, es de crucial trascendencia poder controlarlas, puesto que son las
una mujer estéril se puede devolver y solicitar que se envíe otra en encargadas de reproducir el grupo.
112 Capítulo 4
Capítulo 5
En los sistemas .e_atrilineales las esposas de los miembros varones
reprodücen el linaje; en Tos mairiliñeaíe"s son las her'mañiiS de los SEGMENTACION Y DOBLE FILIACION
liombres las encargadas "de ello; porto ~a esencia de Ta0rga-
~í6n_matrilinea1 «depende de lahe!._mana» y la ~l_patillineal
r_eside «en mandar sobre la esposa».
En un sistema patrilineal el varón tiene derecho sobre los servi-
cios sexual, doméstico y reproductor de su esposa; en el matrilineal
puede detentar los dos primeros derechos, pero jamás el último, ya
que éste sigue en poder del linaje de la mujer.
En un sistema patrilineal el varón tiene todos los derechos a la
posesión de sus propios hijos; en el matrilineal no posee derecho
alguno.
Si tenemos en cuenta los papeles que en ello están implicados,
vemos que en el sistema patrilineal el conjunto de papeles dominante
es el de padre-hijo-hermano, consistiendo el papel de la mujer en ser
esposa/madre. (Insisto una vez más en que estamos hablando de la
lógica del problema, se le puede asignar el papel de hermana/hija,
pero no hay necesidad de ello.) En el sistema matrilineal, los papeles
fundamentales son madre-hijo-hermano-hermana, los papeles conyu-
gales son muy poco importantes y, hablando con propiedad, el sis-
tema no necesita el de esposo-padre, aunque, una vez más, una
sociedad matrilineal puede crearlo y hasta darle cierto relieve. Nece- En el último capítulo dimos un diagnóstico sobre los problemas
sita, naturalmente, que sus mujeres queden embarazadas y, si cono- a que se enfrentan los grupos de filiación matrilineal_ y patrilineal,
ciese la inseminación artificial; resolvería sus problemas con gran debido a las complicaciones que acompañan a la exogam1a y a la nc~:­
facilidad. Tal cual es en la realidad, tiene que «tomar en préstamo» sidad de que la autoridad la detente ~1 varón. Los gru.pos ma~nli­
esposos que hagan ese trabajo, y esta intrusión del papel del esposo neales tienen la ventaja de la fecundidad de sus proptas mu¡eres
se convierte a menudo, como ya vimos, en el caballo de Troya. para asegurar la continuidad, pero para ello tienen 9~e .~onsegu~
Las implicaciones de tomar cualquiera de los caminos que ofrece la colaboración de varones extraños; los grupos de fJliac!On patn-
la biología de la procreación llevarían muy lejos. Como vimos en el lineal no siguen idéntico camino, pero necesitan los servicios de las
capítulo 1, a primera vista hay una diferencia muy sencilla: si una mujeres de otros grupos para reclutar nuevos miembros. Las conse-
sociedad pudiese iniciar su existencia partiendo de tal decisión, _no cuencias que todo esto acarrea son profundas e influyen sobre otros
cabe duda de que podría hallar las implicaciones y llegar a la me¡or aspectos de la formación de los grupos de filiación. Analicemo.s ahora
solución; en el caso matrilineal en que la propiedad fuese importante algunos de estos aspectos.
el método nayar daría los mejores resultados. Pero no sucede de esa Vimos hasta qué punto credan a lo largo del tiempo los l!najes
forma y las sociedades tienen que formarse sobre cimientos resi_den- o los clanes, a medida que aumenta el número d~ los descendientes
ciales y ecológicos heredados. Para la matrilineidad es, er: c1e.r!o del antecesor o antecesora fundadores. Aunque Sl la tasa de morta-
modo, una maldición el hecho de que se origine de una sttuacJ_on lidad del clan es superior a la de natalidad, entonces podrí_a ocurrir
matrilocal, ya que, aunque el sistema matrilineal es el tránsito ~Ó~Jco todo lo contrario y desaparecer el clan. Este problema es 10herente
a partir de la situación dada, esta misma situación introduce diftcul- a toda sociedad basada en grupos de filiación unilineal, ya que éstos
tades que al propio sistema le resulta difícil resolver. s~ hallan sujetos a tales fluctuaciones -unos cr~cen y se hacen excep-
CIOnalmente grandes, mientras que otros declinan y hasta perecen.
Teniendo este modo de filiación, el problema es realmente agudo,

113
114 Segotentaci6n y doble filiación 115
Caríruto 5

porque la suerte del clan estará echada en el momento en que d rmanecían unidos a lo largo de muchas gener~ciones. Si, al ig~al
aparezcan sus miembros del sexo que se tiene en cuenta para er pe e los chinos, se conservaran con bastante exactJ.tud las genealogtas
filiación. Así, pues, en una sociedad matrilineal un linaje se acaba ~ {incluso escritas), enton~es resultaría muy cómodo trazar !a relación
si durante una generación no consigue tener alguna «hija». Un gr~ ¿ los linajes entre sí. S1 no se hace, como en el caso hop1, sólo por
número de exposiciones minuciosas en obras antropológicas sobre ; forma normal de ser miembro de un clan se puede unir los
1
parentesco gira. sobre este problema de la vulnerabilidad ante lo~ capr~. ]inajes, en lugar de poseer un conocimiento exacto de la relación
chos demográficos, a la que están expuestos los grupos unilineales genealógica.
Las sociedades recurren a toda clase de subterfugios para vencer est~
problema, pero, por atractivos que sean, no podemos hacer nada
más que señalar el problema y seguir adelante. -
-
A 2
1

Suponiendo que el linaje crezca, no cabe duda que aumentará a. 3


a medida que pasan las generaciones; si un hombre tiene dos hijos
y cada uno de ellos otros dos, y éstos otros dos, etc., a la décima r--
-e 4
5
generación habrá 512 descendientes varones del antepasado original 6
y si suponemos que llegan a vivir juntas las generaciones octava' 7
novena y décima, habrá 896 descendientes. Cuantos más hijos sig~ -::;:f- f- 8
vivos y éstos tengan hijos, mayor será el linaje, y si incluimos a los ,...- 9
r-
miembros hembras, incluso al ritmo de crecimiento de dos en dos o 10
habrá más de mil descendientes. Puede suceder que, como en China: 11
todos vivan juntos y constituyan una unidad residencial solidaria. ef-- f- - r-:;- 12
Pero incluso en China, éomo vunos, ellin~ crece demasiado y t iene
que escindiese varias veces abandonando algunos. miembros las col-
-- =- 13
14
15
menas y formando sub-linajes. Este receso or el que s; forman 16
sub-linajeue conoce_por segmentación e linaie; la metáfora más ~- r- 17
corriente para aescribirlo es la Cle un árbol y sus «ramas». El árbol
es el super-linaje o clan (la distinción es sólo técnica) y las «ramas» --=-
-- r-· ---·
18
19
20
y «ramitas», e incluso las «hojas», son los sub-linajes. Esta división r - - f-- r- 1- - 21
puede producirse por varias razones, siendo la más habitual la escasez A e o O' o• D' 22
B' S E' E
de tierra. 23
No siempre sucede del mismo modo. Vimos, por ejemplo, cómo Diagrama 21
los hogares de los hopi tenían que escindirse si llegaban a ser dema-
siado grandes, y algunas mujeres establecían su hogar en otra parte. En el diagrama 21 se recoge un tipo de segmentación por «deri-
Conservaban durante algún tiempo su identidad con el hogar donde vación». El linaje original es A, del cual poco después de fundarse
nacieron, pero más o menos tarde sus descendientes lo olvidaban, algunos de sus miembros derivan para crea B. Más tarde se van
y lo único que subsistía para ligar los hogares era el hecho de ser los miembros de C, después los de D, tras ellos los de E. Los
miembros comunes de un clan (serpientes, conejos, etc). Asimismo linajes que nacen directamente del tronco de los padres se hallan
ocurre entre los nayar; los observadores informan que a veces unos asimismo sujetos a idéntica tendencia, produciendo sub-linajes pro-
pocos hermanos, junto «con sus hermanas preferidas», aband~nan pios. A la derecha vemos el número de generaciones desde que
el taravad de origen y crean el suyo propio. También los c~u~os se fu ndó el linaje y podemos suponer que ahora están vivas las
parecen haber adoptado este método de «derivación»: algunos ltna)es g~neraciones 21, 22 y 23 (las que se hallan por debajo de 1~ línea
se escindieron con facilidad y frecuentemente, mientras que otros discontinua). Los nayar recordarán el orden de segmentac1ón en
116
Capítulo :S
- Stsmen
taci6n y doble filiación 117

té~minos. de qué taravad engendró a los otros y todos adorarán a El sistema chino parece que es mixto; unos linaje~, se dividen
misma ?wsa. Pero en el caso de los hopi, por ejemplo, tras de la amas «iguales y opuestas» y otros en «decanas y JOVenes>> (lo
generaciones se perdería toda traza. A si IY apenas recorda f Pocas ~J naturalmente es una mezcla de ambos sistemas).
~r~cedía de 1Y ~ q~á E 1 de E, pero ~1 resto se perderíare~ )ue
~Ie~las de la histom. Se daría el caso de que A sería el lina~
prtnapal de este clan (supongamos que eran serpientes) y ¡e 1
sus casas se ~ardarfan los fetiches del dan de las serpientes ~ue~ten
ellos se elegman los sacerdotes de idéntico apelativo. Segurán, re 1
se perdería el orden de segmentación y todos los dema's lin . ente
· 1 ' el · 1 a¡es se
vmcu ana? po~ Simp e hecho de saber que proceden de la serpient
que les dio ongen. e
, ~sto demuestra que la diferencia entre linaje y clan es puramente
tecruca. Estas palabras se emplean en la literatura sobre la mat ·
Pero no se d ef'men ngurosamente·
· mas en el caso chiM debe ' eria'
h ablar d e un 1I~a¡e
' · amp lio, de gran
caso de los hopi, de un clan.
' profundidad y alcance, y namos

.He~os tomado como n;10delo un determinado tipo de proceso


denvauvo. y lo hemo~bau~lZ~do de ~ina_do.tsal.»_ del método de
'

seg~enta~ón. .{\9J,lí, el 1Tna¡e «princ!J?alL(el A) represeñta" la


en el

Diagrama 23
n
espi~a dorsal, de donde .se. ramific~ los demás como si fuerao- De hecho, en el sureste de China sucede a menudo que los linajes
nervtos; se rec.onoce _su _Prwndªd .Por su a o imación a la «es !na» que se escinden del tronco son los ricos y poderosos, y.a ~ue pue?en
~al, e~~c!Cír;í~l_1maJe «prin<jpal». Este modelo es muy parec1 0 construir su propia cámara ancestral y afnmar su peculia;Id~d, ~m eo­
~ 9~ J;Itil~zan c1ertos pue51os de Africa central," en ¡(;S qüe el tras que la masa de los miembros pobres del super-linaJe .sl~~n
Üna¡e J?rln~á1 es _el ~e la cas"ª--teal. Dudamos que en el siste~a unidos a la cámara originaria, Jo cual es casi el reverso del pnncipto
~ liña¡e chino esten stempre presentes estas implicaciones de prio- de antigüedad tal como éste funciona en Africa central o entre
rtdad; a. v~ces es así, pero también es probable que un linaje se los nayar.
h~ya es.ci~di?o en dos (o .más) ~ub-linajes, sin noción alguna de anti- Los grandes linajes, igual que los $!andes clanes, se hallan
~edad, Sl siempre sucediese as1, entonces tendríamos un sistema de sujetos al proceso de segmentación; fa ..9.if~encia estriba en si am-
<<Igual y opuesto»:
bOs (a) recuerdan los vínCülos exactos o, cua_n do menos, el or~en
ae segmentacTóñ,o (bjñOTos recuer!iftn. La pr~er~ clase ha stdo
den'Otninada «serie segmentada fusionada» de lina¡es, ya que se
pueden trazar las re ac10nes entre los · ajes asta egar al fundador; ) A
a la segunda se la denomina «serie lineal» de linajes, debido a que
no se «fusionan» sino que simplemente están uno junto a otro,
sabiendo que comparten en común la sangre, pero desconociendo los
detalles de la segmentación. Seguramente el lector se preguntará
por qué desean conocer Jos detalles de la segmentación, y la res·
puesta es la de costumbre: por muchas razones. Puede tener im-

r I'';grtJma 22
portancia para los ritos, la economía o la política, pero generalm~te
las respuestas implican alguna noción de prioridad, de preferencia.
Cuanto «más próximo», teniendo en cuenta el orden de segmen-
tación, se halle un linaje del linaje principal mayor será su
118 119
Capítulo 5 "6n y doble filiación
SegtnentaCl
prelación en cuestiones rituales, económicas o polfticas. Veamos . hermana. Asimismo, si hay tres hijas y un hijo, las hijas
por ejemplo, cómo se efectuaría la sucesión en la jefatura de est' til"Se a su dificultades para separarse, ya que cada una n~ cu_en~a
linaje. Si desaparece la línea A, ¿a quién le corresponderá la je~ tendrfanh rmano que desempeñe el papel de va~ón en_ cualquter lina¡c
fatura? No cabe duda de que a B. Alternativamente, si !)3 des. con un die fundar y si el principio 3 se aplica rígidamente, les es
apareciese, ¿a quién pasarán sus tierras? Debería ser a IY, por ser el que P? era 1 :eres fundar linajes (aunque teóricamente en una
«pariente más próximo», pero acaso el clan tiene otras normas para un~odstbdle a tasrm:~l un linaje siempre ha sido «fundado» por una
estos casos. Además, hay otros muchos hechos que implican conocer soeie a ma
al pariente «más próximo» en el linaje, por ejemplo, la cooperación antecesora). , ede con la segmentación perpetua en el dispo-
Veamos que suc d h b 1
la responsabilidad en luchas de sangre, los pagos por homicidios: "li al Aqu1 el principio afirma que ca a om re es e
·u·vo patrl ne ·
. 1d
. t
lm· a¡·e El d•agrama 24 nos mues ra eómo
Por estas y otras razones tiene importancia el orden en que se pro- Sl
fundador potenCia e un · ·
duce la segmentación. Cuando dentro de la estructura social se da
funciona.
gran relieve a la organizadon de1 !ElaJé, el proceso ce seg_mentacton
puede tener muchos usos importtntes. No vamos a estudiarlos aquí,
pUeS"en realiáad pertenecen a la esfera del análisis institucional, ya
sea político, económico, religioso, etc. Nos interesa más analizar la
lógica del proceso.
El método «derivativo» de segmentación puede funcionar muy 2
bien en ambos sistemas, el patrilineal y el matrilineal, y hasta ahora
no los hemos diferenciado, pero existe otro método que quizá po-
3
dríamos denominar de segmentación «pe~etua» o «automática»
--otra versión del método de <<igual y opuesto»- y que no funciona
tan bien en cada caso. Incluso con el método derivativo surgen pro-
4
blemas para un sistema matrilineal no compartida por su número
opuesto.
6
En el sistema patrilineal el proceso de «escisióm> (que en antro-
pología se denomina «fisión» sólo cuando supone la total ruptura) 6
es relativamente cómodo. Si un hombre tiene dos hijos, a su muerte
se pueden separar con sus esposas e iniciar cada uno su propio Diagrama 24
linaje. En cualquier punto dd crecimiento del linaje, un miembro
varón puede separarse e iniciar su propio linaje (esto es teórica- Se trata de una representación muy esquemática de dun patrild"inlaje
mente, ya que puede haber razones prácticas que lo impidan}, lo . .
durante sets generaciOnes;
A d S hi¡" os B y
tuvo 0
e ca a uno e os
' b"é '¿ h"" (BI Bl
cual es mucho más difícil en un sistema matrilineal. Vimos cómo, cuales, al morir A, fundó un linaje y tuvo taro -~ n os ~¡os , .' . •
entre los nayar , un hombre y «sus hermanas predilectas» podían el C2)· al ir B y e cada uno de sus hiJOS constituyo lina¡e
escindirse, y éste es el punto crucial de la cuestión; si un hombre se' arad'o, incl~;éndose ell~s mismos, sus hijos y nieto~; A la mu,e~te
se separa del patrilinaje, lo único que tiene que hacer es tomar dep estos últimos fundadores el proceso d7 segmentadoln aÜtot?au¿:
esposa y ya puede crear futuras generaciones; pero quien se separa entra de nuevo en acción y en la actualidad se v~n os naJes
de un matrilinaje, si realmente desea establecerse por su cuenta, Bl a B6 y CJ a C6; cuando éstos mueran, s~s desc~dt~ntes (que en ~1
tiene que tomar una hermana y conseguir un esposo para ella. Si en
di agrama no se han diferenciado) al volveran a escmdirse.
.
Pob CQ!}Sdl·
dre en ca eza e
las familias hubiese el mismo número de personas de cada sexo y a guiente, cada varón se convierte, morir su pa , _
cada hermano se le pudiese asignar una hermana, todo iría bien;
pero esta situación rara vez se da. Si una familia tiene tres hijos Y lliia¡e. -- -- , · el tá la situación
"Ya dije que esto es muy esquemattco y, aro es , .
una hija, ¿cómo pueden separarse los hermanos? ; no pueden repar- real dependerá de cuántos hijos tenga cada varón Y del tJempo que
120 5eglllentaci6n y doble filiación 121
Capítulo'

él viva. Por. ej:mplo, si B3 muriese mucho antes que los restant de ((derivación». Si en la sociedad ma~ilfneal eall métodod.dfierivaud·vo
c.abc:zas de lina¡e, entonces sus hijos se escindirían y constituirí:S de funcionar (como asi ocurre) qUIZa con gunas 1 cu1ta es,
lina¡es antes de que los demás Bes y Ces hubiesen iniciado idénf
0 ~~rpetuo se encuentra _desplaza?o .e':l cualquier situación en que
proceso, e~c. Por e~quemático que sea, de esta manera realme~~ se aplique en alguna medida el pnnc1p10 3.
conceptuahzan su srstema muchas tribus que practican esta for Si la propiedad del matrilinaje corresponde principalmente a las
de segm~ntacton; ., d . 1 ma jeres y los varones no poseen mucha, sino simplemente el deseo
es _ear,_ o ven como una .progresión regular de
ge_neracio~ en gen~racrón, 1~cluso aunque suqan tropiezos en el ca. du ejercer por as{ decirlo el poder ritual sobre sus sobrinos, entonces
~~no. As1, ~~~ e¡emp~o, . B puede , no haber tenido más que un Í problema no es grave; podríamos dibujar un diagra~a que fuese
ht¡o y la esCJSr~n dd hna¡e no habra ocurrido hasta que sus nietos : xactamente lo contrario de lo patrilineal, poniendo mu¡eres en lug~r
(B y B ) se esand~. Asf, al hijo de B1 se le ignora simplemente en
3 4
de hombres. En tal caso, si un varón tiene tres hermanas y, al_m~nr
e~ s1stema :-;-se olVIdan de él- y a B3 y B4 se les considera como la madre, las t res forman hogares separados y crean tres nu~vos lma¡es,
s~ fuesen hi¡os de B1. De esta manera las genealogías se <<ajustan» a el varón todavía podría desempeñar s'! ~apel _hermano-uo respecto
fm de conservar la simetría del sistema. de las mujeres y los niños de los tres lina¡es, stempre _que no se e~­
. Las relaciones entre los linajes e~ estos sistemas se perciben contrase muy alejado de ellas y que, por tanto, estuvtese en condt~
me¡or en el Culto a los antepasados; C'"Y"<' se_g¡mbinan _para clones de llevarlo a la práctica. Vimos que esto es lo que suced7 en el
venerar a e. ~odo~escendientes de C y e2 se unen para
1
poblado matrilineal de Cochiti. Pero cuando la proptedad es tmJ?Ot·
venerar a e y, fmalmente tOdOS los de By de~ e coinciaen en honrar tante la contestación no es tan sencilla porque, como se ha vtsto
al .a?tepasa~_fl~.lJe este modo, el culto a losarrtepasaaós anteriormente, mientras que en el sistema patrilineallos h?mbres del
facilita lo que ~ ha denominado en el caso de los tallensi linaje pueden segment arse sin referencia alguna. a las 1?-u¡eres, 7n el
' -los cuales se atienen a ese orden- el «cómputo del sistema de matrilineal no sólo hay que segmentar a las mu¡eres, smo tambrén a
• 1~». Otra sociedad patrilineal bien conocida la nuer del Sudán los hombres, y por cada hermana segmentada _deb~ haber un h:rma-
usa .est~ sistema como base para las alianzas polí~icas ent;e los grupo~ no. Esto es especialmente así cuando se hall.a 1mplicada ~~ proptedad
terntorrales; de manera que cada linaje de B3 a C6 sería el centro individual. Es lógico suponer que en las soc1edades matrll!neales s~­
d~ un grupo territorial local. Dichos grupóSéon l recilencia tienen girá la tendencia a conserva~ ,completo el linaje el m~yo~ tiempo posl·
Clisputas entre s1; así, B3 puede estar peleando con B\ pero si B' ble y, si se da la segmentactOn, que sea de tlpo denvanvo. Un hom-
se hal~ase en~arzado en ~a disputa con Bs, entonces B3 y B4 olvidarán bre de u.n matrilinaje puede separarse y proc_urar atraer a. al~no de
su~ ?iferencras y se umrán, puesto que pertenecen al linaje de B1; los hijos de sus hermanas para que aporte uerras o patrtmoruo; en
asrmtsmo, B6 • respaldará a B5 ; finalmente, B luchará contra e y, sí realidad sucede así muchas veces, y quizá sea una de las raíces del
fuera. ne~cs@to, tod~ ek ~po se pondrá de acuerdo para ir contra sistema avunculocal. Esto lleva a una situación desafortunada, en la
otro lina¡e. vans-Pntc ar lo describe como la «relatividad» del sís- que los hombres compiten por el poder y la influencia, tratando de
t~ma. ~or conggmente, os linajes no existen I?Or derecho propio, atraer a sus poblados a jóvenes parientes matrilineales para establecer
stno úmcamente en !elación -en oposición- a otros linajes. así un fuerte poblado con su linaje. No hace falta agregar que esto
Por tanto, las socieélaoes patrilineales· pueden nacer funcionar su muchas veces no favorece el desarrollo de un sistema social armónico,
proceso de segmentación de un modo realmente espectacular. A veces perdiéndose gran parte de las energías en solucionar tales problemas.
el linaje final es toda la nación y todos los linajes de esta última Una vez más vemos que los sistemas matrilineales tienden a tam·
converge~ .en un antecesor final. Por ejemplo, todos los somalíes,
balearse cuando se enfrentan a los problemas de la continuidad .(parece
que se divtden en numerosos patrilinajes, se supone que descienden que esto también lo han resuelto los nayar mejor que los demás).
de .un antece~or común, Samaale, quien vivió hace unas 30 gene· Con lo cual no quiero decir que los sist~mas patrilin~ales no t~nga?
rac10nes. De tgual modo se derivan todos los sistemas patrilineales
también sus problemas con la segmentaciÓn, pero estan menos u~~rt­
de los beduinos (ya subrayamos la extensión de las genealogías chi- cados en el sistema se derivan menos directamente de su logJca
nas_). Esto puede llevarse a cabo, ya sea por el sistema de la segmen-
interna. La baza declsiva consiste, naturalmente, en la solución del
tación «perpetua» (cada varón funda su propio linaje) o por el método
122 Capítulo 5
Segmentación y doble filiación 123
problema de reconciliar el principio .3 con la filiación por la línea de
las hembras. de sistemas por el mismo nombre, cuando en realidad son muy dis-
tintos. Por ejemplo, incluso en un sistema patrilineal, un varón tiene
parientes _matrilineales, y se ~a con frecuencia el caso de que juegan
2 un papel Importante en su vtda. As!, un hombre puede tener impor-
tantes relaciones con los varones del patrilinaje de su madre --como
Uno de los errores de los primeros evolucionistas fue supon ocurre entre los tallensi-, pero esto no crea ambos tipos de grupos
que las formas de filiación se excluían mutuamente· las sociedade: de filiación. Asimismo, entre los hopi, un hombre mantiene buenas
que :~an patrilineales sólo podían haber surgido de u~ previo estacÚ~ relaciones con los miembros del matrilinaje de su padre, pero, una
matnlin~al, pero ambas formas no podían darse a la vez. Sin embar ve:z más, de aquí no surge un sistema de doble filiación . A veces
hemos VISto que los p:Incip~os de la fi!iación pueden aplicarse a r!~~ ocurre que el hermano de la madre de un varón, en un sistema
chos usos y que no exts.t7 n.1?guna r.a~on por la que una sociedad no patrilineal, tiene deberes muy importantes respecto al hijo de
pue~~ t~ner gru~~s de flltacron rnatnlrneal para ciertos fines y grupos su hermana y, a menudo, tiene dichos deberes precisamente por
d.e fthactón patrtlt~1~al. para otros. Los antropólogos llaman a esto el no estar viviendo en el linaje del hijo de su hermana; no ejerce po-
SIStema de ~oble fjJtact6t~ y, aunque es perfectamente viable rara vez testad alguna legal ni derechos económicos sobre su sobrino materno,
se da y presenta ~gliñas dificultades. Incluso, aunque no ;ceptemos por lo que es el pariente ideal para ejecultar algunas ceremonias y
el enfoque evolucionista de que ambos tipos de grupos de filiación otros deberes en la vida de aquél. Se da con frecuencia el caso de
s~ excluyen mutuam~~te! ,resulta dif1c~l no aceptar la idea de que los que las relaciones dentro del patrilinaje son muy tensas y surgen
s~stemas de dob~e fillac10n son transitorios; claramente lo son Jos disputas entre hermanos y otros agnados sobre cuestiones de heren-
eJemplos ?e Afnca central que hemos citado. Aquí, una situación cia y sucesión. En tales circunstancias, puede muy bien ocurrir que
un varón se dirija al patrilinaje de su madre en petición de ayuda,
que antertormente fue exclusivamente matrilineal ha sido invadida
por el p~incipio !?atrilineal, fundándose grupos locales patrilineales y esta vuelta a los parientes varones de la madre con el tiempo pu-
c?n matnclanes d1s~7rs?~· Quizá sea este el camino que origina los diera cristalizar en la costumbre de ayudarse y de mantener relacio-
s~stemas d7 ?~ble fthac1on, pero resulta difícil afirmarlo. Si una so· nes privilegiadas entre sí. Así en muchas tribus de Africa del Sur
aedad se zmcta con grup?s de fili~ción patrilineales, ¿cómo podría existe la costumbre de que un varón puede gastar bromas al hermano
d.ar lugar a grupos matrilineales mas tarde? o ¿cómo podrá una so· de su madre, le robe la propiedad, por ejemplo, y en general se com-
c1eda~ d~s~rrollar a la vez ambas formas de grupos de filiación desde porte con él m)ly libremente. Como perfectamente demostró Eggan
un prmc1p10? respecto de los hopi, en la situación matrilineal un var6n sostiene
.T?do es posible, per? nos faltan los datos que nos ayudarían a relaciones muy semejantes con las hermanas de su padre.
dectdir. Entre los ashant1, a pesar de la extrema naturaleza matrili- Así, pues, en toda sociedad en que se hayan establecido grupos
neal d~ su sis~e!Da, hay una creencia de que el ntoro, o espÚ'itu, se de filiación unilineal, un individuo mantiene, por lo general, buenas
tran~J?lte patr~mealmente y, por tanto, existe un grupo de filiación relaciones con parientes distintos a los de su propio grupo de filia-
patrllmeal d~ nombres que comparten el mismo ntoro. Lo contrario ción, y especialmente con los emparentados con aquel de sus padres
pued~ ocurm en ~~ciedades patrilineales, y la creencia de que cierta que no sea el que le faculta a ser miembro de su propio grupo de filia-
esencia .es . transmmda a través de la línea femenina puede llevar al ción. Forres lo ha denominado «descendencia complementaria.. Asl,
establecimiento de grupos de filiación matrilineal. por ejemplo, en una sociedad patrilineal, aun cuando el varón adqu.iere
. ~enemos ~ue ser precavidos. He subrayado que lo que realmente su status de miembro del grupo de filiación por su padre, sigue siendo
cahf1c~ a un ststema para que se le designe de <<doble filiación» es hijo de su madre y, por consiguiente, mantiene relaciones «comple-
que ex1stan ambos tipos de grupos de filiación. Por tanto deben exis- mentarias» con los agnados de su madre y, en particular, con los
tir ~rupo.s. de filiación de ambos tipos que verdaderam~me puedan hermanos de ella. Otra forma de enfoque consiste en no verlo como
ser tdentifl~ados. Creo que esto es necesario porque, de otro modo, un resultado de la c:descendencía» -ser el hijo de su madre- , sino
desembocanamos en una terrible confusión al designar a toda clase como derivado del vínculo matrimonial. Cuando un hombre se casa
establece una relación de aftnidad entre su linaje y el de su esposa: su
124 Capítulo 5 Segmentación y doble filiación 12.5

hijo ~es un ejeml?lo patr~~al) es mie~br~ de su li~aje y comparte patrilinajes; pero los sobrinos de A y de B no se relacionan entre sí;
con el esta relactón de afmtdad. El hl)o ttene relactones especiales en un verdadero sistema matrilineal ambos serían miembros del mis-
con sus tíos maternos no porque son los hermanos de su madre, sino roo matrilinaje. Incluso, si la relación se extiende del ego al hermano
por ser los hermanos de la esposa de su padre. Esto puede parecer de la madre del hermano de su madre (es decir, el hermano de lama-
dos formas distintas de ha~lar de una misma co~a, pero los antropó- dre de la madre del ego) y aún más lejos, la situación es la misma~
logos han gastado mucha unta en la controversia sobre los méritos tenemos alrededor del ego un grupo de personas emparentadas matri-
de uno u otro punto de vista. El verdadero significado de esta distin- Iinealmente, pero no un matrilinaje. El hecho importante de que en
ci?n s~ aclara cuando consideramos en detalle la filiación y el ma- Jos sistemas uniHneales las personas mantienen relaciones de suma
trunoruo. trascendencia con parientes ajenos a su propio grupo unilineal no debe
Debemos adoptar otra precaución. Muchas sociedades cuentan ser confundido con la situación en que la sociedad ha institucionaliza-
con, grupos que. reclutan miembros mediante el parentesco; asf, un do ambas clases de grupos de filiación para distintos fines. Veamos un
varon puede umrse al grupo de su madre para ciertos fines y al del ejemplo antes de analizar los problemas más abstractos que presenta
p~dre para otro~. P?dríamos ima~i.nar una situación en la que, por la doble filiación.
eJemplo, un varan stgue en la religtón a su madre y en la polftica al Los yako de Nigeria quizá sean la sociedad de doble filiación
p~dre. P~r su madre puede ser metodista y por su padre socialista, 0 sobre la que se tiene mayor cantidad de datos. La mayoría viven en
bten ~~glicano por su madre y liberal por su padre, etc. Es un método una gran ciudad, Umor, con una población de 11.000 habitantes. Se
de aftltar personas a grupos u organizaciones a través del vinculo del divide en barrios, en cada uno de los cuales vive un patriclan (kepun),
parentesco; pero ello no acarrea implicaciones de filiación. Los miem- que es exógamo y celebra ritos en un edificio central destinado a
bros de semejante grupo no se consideran necesariamente descendien- asambleas. El clan se compone de un número de linajes separados
tes ?«: u.n antep~sado com~n, ni siquiera descendientes de subgrupos (yeponama; singular epanama), que poseen la tierra enclavada dentro
de filiaciÓn umlineal a partlr de un antepasado común. No se trata de del territorio del clan y cuyos miembros viven con sus esposas e hijos
grupos de filiación unilineal, incluso aunque el reclutamiento se efec- en un simple pabellón. (Eponama significa «uretra», subrayándose
túe unilinealmente (es decir, sólo a través de un sexo). Una sociedad así el vínculo biológico entre los agnados.) El kepun no es un dan
en la que un varón fuera miembro de un grupo de filiación por su pa- segmentado, y los linajes trazan sus genealogías durante pocas gene-
dre pero estuviera afiliado a un grupo religioso por su madre no sería raciones. Los derechos del varón al hogar, a la tierra y a cierta pro-
según nuestra definición una sociedad de doble filiación. Tales for- tección se derivan del patriclán y del patrilinaje. Sin embargo, Umor
mas de reclutamiento y sus relaciones con «auténticos» sistemas de también se divide en matriclanes (vajima¡ singular lejima), que naru-
doble filiad?~ bien merecen ser investigados; pero para nuestros ac- ralmente se hallan dispersos a causa de la residencia patrilocal y de
tuales proposltos no constituyen sistemas de doble filiación. En los la costumbre exogámica del patridan. El matriclan se divide en lina-
casos en que un individuo puede afiliarse doblemente en la forma jes de escaso alcance (yajimafat; singular leiimafat); actualmente la
arriba indicada, quizá fuera mejor hablar de afiliación dual. Pudiera exogamia sólo se impone dentro de estos linajes, aunque anterior-
suceder que muchos de los grupos descritos como «clanes» en la lite- mente regía en todo el matriclan; cada matriclan dispone de un tem-
r~~a, de -~echo, se basen más bien en la afiliación que en la filia- plo dedicado a sus espíritus y de un sacerdote varan investido de
Cion, semeJandose, por tanto, a «clubs» o «cultos» más que a linajes. gran autoridad. Pero el aspecto más sorprendente del vínculo matri-
. Por ah~ra deb_emos sencilla~ente t?mar nota de que ni la afilia- lineal es que todos los bienes muebles y otras riquezas se transmiten
CIÓn dual ~ las ahanzas entre afmes, m tan siquiera la filiación com- matrilinealmente, de manera que cada individuo varón recibe la he-
plementana, crean la doble filiación, sí por lo último debemos en· rencia separadamente: por el padre recibe la casa, las tierras y todos
tender que la s~ciedad re~onoce ambos tipos de linaje. Cada una los bienes inmuebles, y por parte de los hermanos de su madre recibe
establece una sen~ de rel~oones personales para un determinado ego dinero y ganado, así como la propiedad mueble. Visto de otro modo;
Y eso_es todo. Qwzá petc1bamos esto mejor señalando que si un va- cuando un hombre muere, sus tierras y su casa pasan a sus propios
rón tiene dos hermanas y una se casa dentro del patrilinaje A y la hijos o a otros agnados próximos, mientras que su dinero y el ganado
otra dentro del B, en tal caso tendrá hijos de hermanas en ambos se transmite a los hijos de la hermana o a otros parientes próximos
126 Capítulo 5 Segmentación y doble filiación 127

uterinos. Con ello se consigue probablemente mantener la igualdad cada principio realice una tarea distinta. Esto está muy bien resuelto
de los patrilinajcs, ya que un patrilinaje (o clan) no puede alcanzar en el caso de los yako: los varones no se mueven y, por tanto, los
una posición jerárquica superior a los demás si al morir un miembro bienes inmuebles se transmiten a través de los varones; las hembras
su riqueza siempre se redistribuye entre los demás patrilinajes. se van y, como es n atur al, los bienes muebles se transmiten a través
Los matriclanes son asimismo muy importantes como gn1pos de ellas; pero a nivel legal y de ritos no existe una delimitación tan
rituales, y se supone que «mantienen la paz» en el poblado. Esto tajante, y a veces falla la lógica. En la mayoría de los sistemas de
se observa porque cortan t ransversalmente los patriclanes definidos doble filiación el grupo residencial es el patrilinaje; y es razonable
t erritorialmente y, en cierro modo, los u nen. Pero los espíritus y los que ocurra así, p uesto que se trata del tipo de grupo residencial de
sacerdotes del matriclan son más poderosos y tienen más prestigio más fácil adaptación. El lector puede imaginarse un sistema de doble
que los del patríclan, lo cual me induce a pensar que los yako debie- filiación basado en algún tipo de grupo matrilineal de residencia y ver
ron ser alguna vez totalmente mattilineales y fueron objeto de intro- por qué sería difícil, aunque no imposible su funcionam iento. Pero
misiones patrilineales del tipo de las expuestas más arriba (los yako quizá el mismo hecho de que la doble filiación casi siempre surge
genera]meme practican la poliginia). E l tránsito hada la residencia cuando un sistema de filiación matrilineal pasa a ser de residencia
patrilocal quizá debilitó a los matriclanes, pero, an tes de que esto patrilocal sea lo que explique que en casi todos los sistemas de doble
fuese demasiado lejos, los yako crearon grandes colonias, como Umor, filiación el grupo residencial es el patrilinaje.
donde los miembros del matl'iclan podían estar en contacto con suma Todo cuanto hemos dicho acerca de los problemas y de las difi-
facilidad; de esta manera conservaron su prioridad y algunas funcio- cultades de los grupos de filiación unilineal sigue siendo válido cuando
nes; por ejemplo, heredar las riquezas muebles, pero los patriclanes nos referimos a grupos que tienen establecido un sistema de doble
rebasaron los límites de la n ueva estructuración ter ri torial y, como filiación. Para el matrilinaje todavfa sigue existiendo la preocupación
es lógico, controlaron la totalidad de la tierra. Es una simple conje- de que sus mujeres deben quedar embarazadas y de que el matrilinaje
tura, pero pudiera ser la explicación de este interesante sistema que tiene que tener poder sobre los hijos para cualquier propósito que
ilustra tan perfectamente c6mo una sociedad puede aplicar ambos haya de ser cumplido; los sacerdotes del matriclán de los yako, por
sistemas de filiación para distintos fines. ejemplo, están deseando tener hijos de sus h ermanas para que les
T ambién podría explicar otra anomalía del sistema. Ocurre que sucedan en el cargo. También es cierto que los patrilinajes desean
si matan a un v arón yako, su matriclan, no su patridan, puede pedir «quedar aliviados» de sus hembras consanguíneas y adquirir esposas
la correspondiente compensación ; puede incluso llegar hasta a exigir para tener hijos. A tal fin, han insitucionalizado la poliginia y el pre-
ara sí una hembra del matriclan del asesino; lo cual como señala cio de la novia, aunque no siempre este último resulte eficaz para
Forde etnógrafo de los yako, no es muy comprensible, ya que si la afirmar los derechos del «pater» sobre los hijos.
em ra exigida como compensación está criando niños, éstos pasarán En el sistema de doble filiación existe la diferencia de que estos
a pertenecer al matríclán del hombre muerto; lo cual es más que propósitos pueden cumplirse conjuntamente mediante el matrimonio.
compensación, pues, si el varón no hubiera muerto y hubiera tenido En primer lugar, el matrilinaje consigue que sus mujeres queden em-
hijos, éstos no habrían pertenecido a su matriclán, sino a su patri- barazadas y el patrilinaje obtiene esposas y, por tanto, hijos. Entre
clán, por lo cual con su muerte el patriclán ha perdido en realidad los yako, el matrilinaje sale ganando en cierto modo; percibe el precio
nuevos miembros potenciales. Si además agregamos que el precio por de la novia que entregan los varones del patrilinaje por el privilegio
la novia se paga a su matridán y no a su patriclán, creo que es lógico de utilizar la fertilidad de la mujer, pero no pierde sus propios de-
no abrigar duda alguna sobre que el matriclán es la unidad originaria rechos sobre los hijos de ella, es decir, conserva los derechos sobre
y que aún conserva dichas funciones en otras circunstancias que, lógi- la fecundidad de la mujer. P or consiguiente, el matriclán controlá
camente, no lo necesitan. ritualmente la fertilidad de sus hembras, aunque, como ya hemos
Existen muchos otros aspectos del sistema de los yako que sería ~isto, se reconoce plenamente el lugar que le corresponde al varón
muy interesante abordar, pero debemos reducirlo a este breve bos· en la procreación. Pero en cualquier sistema semejante lo mismo se-
quejo y pasar a un análisis más general de la doble filiación. ría también cierto: tanto el matrilinaje como el patrilinaje salen ga-
( .. alquier sisrema de doble filiación puede funcionar siempre que nando con el matrimonio. Esto no significa que las relaciones conyu-
128 C.._>ít-Jlo .5 Segmentación y doble filiación 129

gales deban ser estables, aunque al patrilinaje le favorece cierto grado


de estabilidad. Entre los yako el divorcio es posible, pues la poliginia
y el volver a casarse lo solucionan. Si una mujer está encinta y aban. 3
dona a su marido, el hijo será entonces de él y pertenecerá a su pa~
triclán. Pero también en este caso el patrilinaje pierde algo y sería me. H asta ahora hemos tomado al grupo fraterno como punto de
jor si el pago del precio de la novia diese al varón el derecho absoluto partida para el examen de los grup?s de ~oble filiac~ón, pero a~gu­
sobre la prole de su esposa. Quizá sea en este punto, como en la nos de esos difíciles hechos etnográbcos qu12á nos obliguen a revtsar
cuestión del pago por homicidio, donde los dos principios rozan un nuestra decisión. El malestar que producen esos hechos es que son
poco y no consiguen alcanzar el equilibrio. Pero lo que nos expresa un tanto enigmáticos y que no siemp~e estamos seguros de, que esta·
y esto también debe ser cierto para todo sistema de doble filia: mos tratando con grupos y no prectsamente con categortas o con
ción, es que el matrilinaje consigue prosperar en semejante régimen formas de afiliad' ue de filiación.
pese a su dispersión, e incluso obtener el mayor beneficio, por n; Según Mar aret Me~d los mundugamor ~e Nueva Guinea trans-
depender del matrimonio de la manera en que depende el patrilinaje. miten las tierras patr nealmente, pero la tierra es tan abundante
~i _lo vemos desde el punto de vista de los papeles a representar, que no existen problemas de herencia. Los demás bienes, incluso
perctbtmos que el sistema ofrece otro aspecto interesante: permite las flautas sagradas, a las que los mundugamor dan gran importancia,
al individuo representar una serie de papeles más completa que la del se transmiten de padre a hija y de _madre a hijo. ~ estas «líneas»
simple sistema unili.neal. Asf, por ejemplo, en su patriünaje el varón _d~ansmisión de herencia los nattvos las denomm_an «cuerdas».
es «padre» y produce los nuevos miembros; es asimismo «hermano» Mead lo atribuye a la hostilidad entre personas del mm~o sexo; los
en su matrilinaje y tiene derechos sobre los hijos de sus hermanas ~ odian a los hijos y los hermanos varones se od1an entre si.
y deberes respecto a los hermanos de su madre. Una hembra puede La forma normal de matrimonio (que es polígino) consiste en cam-
producir hijos para el patrilinaje de su esposo -representar el biar hermanas, pero los padres a v~c.e~ ceden sus hij~. por jóvenes
papel de esposa-, a la vez que proporcionar hijos e hijas de her- esposas y con ello reducen las pos1b~dades de sus hiJos; el varón
mana para su propio matrilinaje -representar el papel de «hermana». sólo confiará en su madre o en su hiJa y se hallará en guerra con
El varón es hijo e hijo de la hermana a la vez que padre y «hermano todos sus parientes varones. Se llega hasta el extremo de que el pa·
de la madre». En lo que se refiere al comportamiento y a los dre y la hija duermen en la misma cama hasta que la muchacha
derechos y deberes totales de un individuo, participar en un sistema se case.
de doble filiación es muy diferente de hacerlo en uno que sólo reco- Resulta difícil hacerse a la idea de que estas «cuerdas» son
noce el principio unillneal. En lo que se refiere a todo el sistema, gran grupos de filiación. Cuando muere el padr~, sus bienes pas~. a
parte depende de lo que ambos conjuntos de grupos de filiación ten- sus hijas; éstas se casan y conservan los btenes. h~st~ ~ener hlJOS
gan que hacer. Naturalmente, esto es un producto del desarrollo histó- a quienes transmitirlos. Es una forma ~e. h~:encta _mdtvldual, pero
rico y a veces no puede funcionar con suavidad. Partiendo de un plan no parece que dé lugar a un grupo de filtac10n. Ev1dentemente, _l~s
racional, podrfa ponerse en funcionamiento una solución cómoda, mundugamor trataron de constituir un tipo de filiación cognat1C:a
pero las sociedades no planean sus instituciones de tal modo, y los al unir los descendientes de un hermano y una hermana que, segun
sistemas de doble filiación , como los demás, se han edificado sobre el sistema de la «cuerda», habrían estado separ~dos; pero este
cimientos accidentales; todavía no se han establecido las circunsta.n· sistema falló y, como parece ser que de. él no surg1eron grupos de
cias en que surgen y las situaciones en que funcionan con eficacia o, residencia ni de otra clase, podemos deJarlo de lado. Pero mer7ce
por el contrario, que impiden su adaptación. la pena señalarlo por su interés y por el hecho de que no se denva
de algo que se asemeje al vínculo «natural» fr_aterno; formalm~nte
vincula a las personas a través de las generac10nes, pero no uene
en cuenta el cruce de sexos en el lazo fraterno. Sin embargo, merece
la pena indicar que, cuando los mundugamor intentaron ~esarrollar
un sistema que orillase alguna de estas dificultades, es dec1r, «entre-

Pos, S
130 Capítulo 5 Segmentación y doble filiación 131

lazar las cuerdas», como dijo Mead,'lrecurrieron al vínculo fraterno. dd pW.re o de madre, pero ¿cómo puede udo de los h iios descender de
Otro método de establecer la filiación, que en este caso parece sus padres y los otros no?, y esto es lo que sucede en cierto modo si
que tiene como resultado la formación de agrupaciones, es el de los nos atenemos a la lógica de nuestro caso extremo patrilineal. Ya
apinayé de Brasil. La noción de que los grupos de filiación contienen que en este caso vimos que los vínculos que sostienen al sistema
ambos sexos se da por sabida y existen grupos matriHneales de son los de padre e hijo y madre; ¿dónde está la hija?, está fuera,
hembras y patrilineales de varones, sistema que se ha bautizado con representando el papel de «madre» en alguna parte: en el reparto
d nombre de «filiación paralda» y que es perfectamente viable, no hay papel para las hijas. Esto ocurre en d caso extremo en que
siempre que los fines que dieron existencia a los grupos femeninos las hermanas sean realmente «desperdicios» y se las eche para que ac-
se hayan limitado adecuadamente. Vimos que en algunas tribus matri- túen como madres en otra parte. Mientras se las retenga como miem-
locales-matrilineales la propiedad se hallaba más o menos en manos bros (no-reproductores) del linaje se dará la posibilidad 1 y no la 8.
de los grupos femeninos emparentados matrilinealmente dentro dd Esta última implica la incorporación de la «madre» al grupo del
grupo de residencia. padre y del hijo, como sucedía en China. Podemos representar esto
Si la propiedad del «varón» se desarrollara de igual modo podría como sigue:
producirse la situación apinayé. Pero esto, al igual que en el caso
mundugamor, corta el vínculo hermano-hermana, que fue nuestro
punto de partida. Sólo puede clasificarse y ser manejado si tomamos
los cuatro papeles (padre/esposo, madre/ esposa, hermano/hijo,
hermana/hija), y observamos qué posibilidades nos ofrecen para cons-
tituir agrupaciones. Esto es puro análisis formal y, contrariamente a
nuestro otro punto de partida, poco nos dice acerca de cómo se origi-
naron los grupos de filiación.
Creo que existen nueve formas posibles de disponer estas rela-
ciones, esto es, de enlazar dichos papeles, si agregamos las dos
posibilidades de papeles combinados, es decir, padres por un lado
e hijos por el otro.

1 de padre a prole (es decir, hijos e hijas)


2 de madre a prole
3 de padre a hijo
4 de madre a hija DiPgrama 25
5 de padre a hija
6 de madre a hijo
7 de padres a prole Lo que en realidad nos ofrece la posibilidad 8 es el «modelo»
8 de padres a hijo de un sistema patrilineal que sería el alternativo de la l. La posi-
9 de padres a hija bilidad 9, que sería lo opuesto de lo matrilineal, no se da por todas
las razones expuestas anteriormente al analizar las diferencias entre
Llevados estrictamente a cabo, 1 y 2 nos darían el sistema patri- los grupos de filiación matrilineal y patrilineal.
lineal y matrilineal respectivamente; 3 y 4 la situación apinayé; Lo que me interesa de este análisis es esto: lógicamente los
5 y 6 las «cuerdas» mundugamor; y 7 un sistema cognaticio que sistemas 3, 4, 5 y 6 no se pueden deducir de nuestro punto de
·~<ignora el sexo»; en los demás casos es esencial la diferenciaci6n por partida del grupo «natural» y de su perpetuación, utilizado en el
sexos (el padre de ia madre y el hijo de la hija). 8 y 9 plantean capítulo 1 para llegar a los tres sistemas de filiación. Esos cuatro
un problema; podemos ver de qué modo la prole puede «filiarse» casos nos exigen que tengamos en cuenta los cuatro papeles de la
132 Capítulo 5 5eg1nentsci6n y doble filiación 133
«familia nuclear» y que observemos cómo se diferencia cada geJJe-
ración por sexo, así como su descendencia de la generación precedente. A 8
Y aún así estos cuatro casos que durante su formación requieren,
lógicamente, los papeles de la «familia nuclear>) únicamente cubren A b
dos casos conocidos en toda la etnografía. En el sistema de análisis
que hemos .utilizado, valiéndonos de los papeles familiares, los cuatro a B
casos eran posibilidades, igual que los demás; sin embargo, sólo cono.
cemos un ejemplo de cada una. No estoy seguro de tener razón
en afirmar que no es menester considerar a la familia nuclear como
«fundamental» o «básica», pero desde el punto de vista lógico,
caso de no serlo por todas las demás razones anticipadas en el o e
capítulo 1, apenas si es necesario considerarla de este modo.
Quizá ahora parezca tener escasa importancia esa corta excursión d e
dentro de la lógica del parentesco, a fin de acoplar dos difíciles tipos
del principio de filiación, pero sí la tiene, pues creo que para la
mayoría de los análisis del parentesco habría podido constituir el o e
punto de partida natural y lógico. Por tanto, si he conseguido redu- Diagrama 26
cirlo a un árido paréntesis, estoy más que sastifecho. Creo que incluso
las personas más legas desearían comenzar el estudio del parentesco Las hembras se unen al grupo de la madre y los varones al del
de este modo: «dada la familia, existen entonces X número de padre. De manera que lo que tenemos en realidad son cuatro grupos
posibles formas de afiliar una generación a la siguiente». A esto yo end6gamos: Ab, Be, Cd y Da. La hermana de un varón se hallará
contestaría: «cierto, pero sólo si usted quiere referirse nada más en su grupo afín, pero no se casará con ella; lo hará con la hija
que a los mundugamor y los apinayé; el resto del mundo se las de una mujer que no sea su madre, en su grupo afín. He aquí el
puede arreglar sin suponer que la familia nuclear es fundamental y proceso:
necesaria, y sin tenerla en cuenta podemos deducir las diversas for·
mas del sistema de parentesco.» Dejando a un lado las considera-
A
ciones lógicas, incluso en las dos sociedades que acabamos de men-
cionar no se deduce que la «familia nuclear» necesite existir como
unidad. Lo que sí tiene que existir imprescindiblemente es un
«padre» y una madre conocidos para cada niño; o, dicho de otro A'
modo, un esposo legal para la madre.
NoTA.-Desde que escribí lo anterior he descubierto que el sis-
tema apinayé, enfocado desde el ángulo de los arreglos de matri·
monio interno en la tribu, en modo alguno difiere de nuestras
teorías. La tribu se divide en cuatro «grupos»; designémoslos A, B, A' b
C y D; la norma matrimonial exige que los varones de A se casen
con hembras de B, los de B con mujeres de C, los de C con hembras
de D y los de D con las mujeres de A. Empleando letras mayúsculas
para los varones y minúsculas para las hembras, he aquí c6mo fun-
cionaria: A b

Diagrama 27
134 Capítulo 5
Capitulo 6
Aquí el varón de A se casa con una hembra de B (b), y sus hijos
se asignarán los varones a A y las hembras a B, respectivamente.
FILIACION COGNATICIA Y GRUPOS
Los hijos de] matrimonio (los N) no se pueden casar con sus her-
manas {las b 1) , pero sí con otras muchachas de B (las b2 ), de igual
CENTRADOS EN TORNO AL EGO
manera las hijas del matrimonio no pueden casarse con sus hermanos,
pero sí con otros hombres de A (los N). En las siguientes genera-
ciones nada impedirá que los hijos de esas dos series de matrimonios
(que naturalmente serán primos) se casen entre sí. En cierto modo,
lo que ocurre es que los varones de A «intercambian hermanas» con
los demás, y lo mismo ocurre con los hombres de los demás grupos.
El lector no debe asombrarse por esto, sino consultarlo después
de leer los capítulos siete y ocho; entonces lo verá como una
especie de arreglo matrimonial «elemental» y lo entenderá mejor.
Por ahora recuerde únicamente que la afiliación de padres e hijos
en la familia no nos lleva muy lejos en un sistema como éste.
Mientras los varones sigan intercambiando hermanas, la relación her-
mano-hermana continúa siendo primordial y el sistema adquiere un
sentido «patrilineal»: se cambian hermanas por esposas, desperdicios
por capacidad reproductora. En las categorías A, B, C y D se es miem-
bro por «afiliación» y es el nombre que dan Jos apinayé al sistema. En el primer capítulo contrastamos los métodos de recluta-
Realmente, nada tiene que ver con la «filiación paralela», sino con miento unilineal y cognatido respecto a la formación de los grupos
los arreglos matrimoniales. de filiación . Vimos que el método unilineal ofrecía la ventaja de
asignar a los individuos a un solo grupo (el del padre o el de la
ma<!re), creando grupos distintos y no superpuestos. Podemos verlo
mejor así:

matri linajes potrilinojes

A 8 C' o e j: G H

Diagrama 28

Cuando ambos principios unilineales se emplean, ambos siguen


siendo válidos y un varón es un miembro de un matrilin~je y de u~
patrilinaje, que existen para cumplir diversos fines. El s1stema uru-

1>5
244 Capítulo 9
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Hemos visto que todas las distinciones entre los sistemas ele.
mentales y complejos, analizadas en los capítulos 7 y 8, se reflejan
en la tendencia total del sistema terminológico. En los sistemas
elementales no hay términos para los afines, y no los puede
haber, porque se casan con personas con las que ya están em.
parentados. Según difiera la norma de matrimon1o con un «pa-
riente», así también variará la clasificación de dichos parientes.
Por otra parte, en los sistemas complejos, aunque varían enor-
memente, existen términos para los afines, los cuales no serán
idealmente parientes, aun cuando se les haya definido. Sin em-
bargo, muchos sistemas de terminología complejos reflejan ten-
dencias «elementales», que cabe interpretar bien como «reliquias»
o como reflejos de una inclinación interna de algunos tipos de siste-
mas complejos a «cerrarse» sobre sf mismos de un modo elemental.
Nuestro propio sistema terminológico refleja nuestra tendencia ul-
tracompleja a reducir el efectivo «parentesco» a la familia nuclear
y crear constantemente nuevas alianzas entre familias nucleares no
emparentadas, que es todo lo contrario de la tendencia elemental.
Es cierto que esto también puede expresar una adaptación a grandes
poblaciones móviles (las antiguas terminologías de parentesco indo- e sea completa, comprende obras de aut~fr
europeas muestran una orientación sensiblemente menor hacia la Esta lista, que no se pretend~ qu 1 s etno áficos Y otras obras que. se r . e·
familia nuclear), pero el hecho de ser un subtipo del tipo esquimal citados en el texto, fuentes dd e!::r:lo Ob~amente
ren a los temas tratados en ca a
es la
interesante m~:~!
• de. uno de ¡05 apartados correspon
debería impedirnos conceder un excesivo significado causal a la dimen· de algunos libros y arúculos en mas
sión y la movilidad. Los sistemas complejos, como hemos visto, se a los capítulos.
encuentran en todo~> los tipos de sociedad, pero la mayoría de los
sistemas más elementales parecen corresponder a pequeñas pobla- Introducción y capítulo 1
N Oxford University Press, 1940.
ciones que se casan dentro de sí mismas. E E EvANS·PRITCHARD: The uer, 0xf d University Press, 195f· .
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248
Sistemas de parentesco y matrimonio
INDICE ALFABETICO
Capitulo 9

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Adopción, .32, 143. enfoque del antepasado, 151, 156-


Afiliación, 124, 129, 1.32, 1.34, 1.38, 157.
141, 144. Apache, 83, 86.
afiliación dual, 124. apaches occidentales, 86.
Afines, afinidad, 32-.3.3, 38, 124-125, Apinayé, 130, 132-134.
1.33, 171, 184, 211, 223, 228, 231- Aranda, 180-18.3, 200-201, 20.3, 232.
232, 244. Ashanti, 95, 122.
Mrica, 20, 22, 49, 55, 97-99, 102, 116- Asia del sureste, 210-212.
117, 122-12.3, 210-212, 215·217, 243. Asimétrico, 193-194, 196-198, 205-206,
Agamia, 50. 209, 215-217, 234.
Agnado, agnación, 16,47,48, 109, 12.3, Atenas, 105.
125, 142-14.3, 175. Austen, Jane, 220.
Albanés, 111 . Australia (no), 28, 106, 169-170, 172·
Alianza, 22-23, 64, 124, 162, 168, 172, 173, 179-180, 200-202, 210-212, 217.
176, 181-18.3, 187, 195, 198, 200, Avunculado, 98-99, 213, 216.
202-20.5, 207, 209-21.3, 214-219, 220- Avunculocal, 100-101, 104, 106, 121.
221, 22.5-226, 228-2.32, 234, 2.38, 244. Avunculus, 124.
Amazónica, 10.5, 243. Azteca, 19.
Ambilocal, 80, 147, 149.
Anglosajón, 46.
sajón, 14. Banda, 27-28, 61, 82-83, 87-89, 179,
Antepasado, 13, 28, 38, 46, 80, 85, 87, 182, 202-204, 224, 228, 229.
88, 92, 102, 108-109, 11.3-114, 117, Bantú, 103, 110.
119-120, 124, 136-142, 144-146, 148, Beduino, 120.
150-1.52, 155-1.57, 211, 219-220. Bemba, 99.

249
251
250 Sistemas de parentesco y matrimonio lndice alfabético
indios occidentales, 111.
Bilateral, 156, 170-171, 197, 210, 230, Doble filiación, 103, 122-128, 136-137 Forde, DM., 126.20-21 120- 214- Inglaterra, inglés, 17, 151, 154, 219-
242. Fortcs, eyer, 8G 227 220, 227, 243.
Boas, F., 20.
Británico, J8, 21, 212, 220.
176-177, 179.
Dote, 220.
'
Fran~ia, 23, lt3 1
8 8 1
Frama, 19, '60 '62 67, 70.
¿, 6fi,
207, 209. Intercambio (incluye el «directo»), 82,
161-166,168-170, 172. 174, 178-207,
Freud, S., 57 • ' 209, 221, 229-240.
Bwoti, 145-146, 154.
9 ' 32 55 75, 92,
Ecologia, 33, 63, 83, 87, 97, 99, 112, Función (~Ó~l)io~ •1 08 .i 10,'112, 119, indirecto, 193, 199-200, 20}-205,
95, 1012,7 128' 130-132 216-217. 209, 234, 237.
147, 149, 169. de hermanas, 82, 129, 134, 166-167 •
Celta, 96, 147. Eggan, Fl'ed, 123. 121, 1 - ' '
172, 174, 179, 183-186, 188-189,
Cey!án, 184. Ego (centrado en torno al ego, enfo- 200, 228-229.
China, 14, 108-110, 114, 117, 120, Gaelico, 44, 46, 146-148.42 44 108,
Genealogia, 1132·514, lj~· 142 rh-173,
que del ego), 125, 135, 150-151, 155- restringido, 202.
131, 148. 158, 170, 206, 240. Irlanda, 44, 212, 220.
Chiricahua, 86. 115, 120, ' ' •
Endogamia, 50, 133, 138, 146, 207, 203, 226, 230. 49 60 62 67. lroqueses, 19, 38.
Clan, 38, 45-47, 84-87, 90-92, 94, 96- 220.
98, 101-10.3, 109-110, 113-118, 124- Escocés, 17, 49, 146. Generaciónio~\i<ti\6, ús-izo, '125,
126, 136, 138, 142, 146-147, 153,
161, 172-173, 180-186, 188, 194-195,
Esparta, 105.
Esquimal, 160, 240-241, 244.
73, 81,
t29, D
168. 11 - •
\N
2
' 4 140 141 147, 152,
8
in-1 2 184-185, 187- 1<ac220-221,
- 111 , 198, 200 1 201, 203, 217,
h10,
234.
199-203, 207, 209-211, 213, 224, 9 2o4 201 210,
189, 1 93-~2~2~~ '236-2}7 2J9-241. l<ninga, 146-148' 154.
Europa, europeo, 19, 22, 49, 207, 220- - 57
215\ 223,31 3Í 55-56 61.' 67, 211 , Kalmukos (mongoles¿4 1;~~1lÚ 200-
228-230, 236. 221.
Clasificación, 223, 226-227, 229-231,
232-238, 241-244.
Evans-Pritchard, E. E ., 21, 120.
Evolución:
Genéuco, · • ' Kariera,21137Q-2127fiz~
201, , - '
231-232, 2J7.
2 1>- 7-
Clasificatorio, 172-173, 180-181, 184- humana, 26, 29, 64-65, 74, 170, 212- Gens, gentes, 1 ' l
9 21 38
' 946-4
154. Kongo, 99, 101.
Gilbert (islas), 144-114-J, ~~~:
185, 194, 200, 2.30. 213.
Cochiti, 101, 121. social, 17-20, 22-23, 122, 142, 210, Goodenough, W., '
Cognado, cognaticio, 44, 46-49, 79-80, 212-213, 223.
110, 129-130, 135-144, 154,1.~8. 160, Graves, Robert, 18.11 220 Laguna, Z37 · ) 26 28 35-36,
212, 241.
Exogarnia, ex6gamo, exogámico, 50-54,
59, 81, 87-88, 92, 96-103, 108-110,
Grecia, 17, 19-21 • 1 • 122; 142, 167- Lazo (vínculo • 16• 25
Grupos locales, 73• • 99 54 74 97. 129, 16 • 8.
2 21 '
Colateral, 241.
Comparativo (enfoque), 20.
113, 125, 138, 148, 151, 154, 161-
65, 169-170, 174-175, 177, 179, 186-
168, 173, 176, 200. Leal~ad, Í4-15, 155. 22 107
Legitimidad, 13, 1?, · 24."
Conjunto de familiares, 151-158, 160,
206.
Connubio, 162, 164.
187, 195, 200-201, 203-205, 207, 209,
211, 213, 215, 228, 230, 240, 242. Hapu, 142, 150.
Lev!rato, 109-Cll0
Levt-StrJ~uss, ·•
2i.1} '
2
202-203, 219,
Familia, conyugal, .33-34, 36-37, 50, 52,
Consanguinidad, 31-3.3, 38, 75, 80, 66-67. Hawayano, 127393-~4141 44, 47, 93, 98, 22~. 80 85-86, 88, 91-92, 94-
91-92, 94, 96, 104, 109, 127, 166, elemental, 15, 27, 33. H eredero, • • ' Lina¡e, 45s4iil i23_125 , 131, 136-143,
207, 219-220. nuclear, 33, 35-37, 50, 63, 76, 82, 140, _143,~?·4~~\ 74, 97-99, 102- 105, 10 - th158 161, 168, 173,
Crow, 207-208, 211, 217, 234-238, 243. Herenoa, 4 12'5 129' 138 140, 144- 148, 153. 1•8- 188 190 194-
Crow-Omaha, 209-210, 220, 234, 238.
93, 95, 132, 159-160, 166, 210, 218,
240·242 244.
103, 123, •
146, 149, 153-154, 214.
, ' 180-182, 18'5·186• '2 07 • 209,' 211,
243. Filiación, '13, 19, 21, 25, 34, 46-49, 195, 1976-22ot28, 220425. z28 2>3-234,
Cw·ia, 20-21.. Hol.a.ndeses,6239.6 101 114-116, 123, 214, 21 - • ' '
80, 85, 87-90, 93, 103, 106, 122, 236-238, 240.
Davis-Kingslcy, 54. 124-132, 135-137, 139, 148, 150- Hop t, 84-8 • • '
Lovedu, 217.
Deberes, 14, 16, 18, 98, 102-103, 123, 151, 165, 172, 178, 183, 211-218, 237, 243.35 57 61 63, 74, 76, 167- Lowie, R., 20.
128, 154, 158, 225-227, 238. 220, 225. H orda, 27, • • '
Demografía, 62-64, 70, 82, 114, 141, 168. Mue-Enga, 142-143. 17-18.
165, 183-184, 194-195, 205, 219.
filiación complementaria, 123-124,
214, 216.
Huxley, A., 16. Mai~e, Si.J:k_HBen1ó \~ 104,218,226.
1
Derechos, 14, 16, 23, 40, 48, 73, 86, Maünows t, ., ' '
95, 98-101, 103, 110-112, 123, 125,
filiación paralela, 130, 134. Maorí, 142-14~, 1~8. d l) 14.
grupos de filiación, 21, 38, 44-50, Iban, 147-148, 153. 111, 161- Mru: del Sur (lslenos e3 •
Matriarcal, 1!, i2\?~ ·125-127, 177 ·
127-128, 140-149, 158, 214, 217-218,
225-227, 238.
73-74, 81, 84-85, 89-92, 95-96, 100, lncesto, 29, 39, 51-71 , 87 '
102, 108, 113, 122-125, 127-131, Matriclán, 4 • ' 151 '154 170, 179,
Derivación (método de segmentación), 135-141, 144-151, 153-157; 160-161, 1dy;•(;;:·también nayar, purum), 18, Matrilateral, 123,197
114-116, 118, 121. 1 '203' 205, 216,
163, 166, 176, 182, 207, 219, 229, n 184,' 195• 220 - ·~nos (ver tambum ·• 190-191, 194, ' '
Descendientes, 31, 38, 40, 44, 98, 110, 234, 240-241.
113-114, 119-120, 129, 136-137, 139- Filipinas, 146, 154-155.
_,, orteamert'""'" h .
lnw.OS, nb de tribus; apache, opt, Mamlrna)e, 4:5, • 23? •
. 2~4- . 84 91-92, 97-99, 10 1-
141, 144-148, 150, 155-157, 211. Filón de Alejandría, 54. en nom res 207
etcétera), 40, 42, 82, .
Divorcio, 84, 110, 128. Fisión, 118.
253
252 Sistemas de parentesco y matrimonio Indice alfabético

103, 106, 111, 118, 121 123 12.5 Obligación, 14-16 48 102 143, 15.3, Principios básicos, 10, 29°30, 33, 38-39, Sucesión, 16-17, 23, 2.5, 48, 93, 97°98,
118, 123, 146.
12?0.128, 13.5°137, 1.57od8, 236. • 217, 225. ' • • 41-43, 48-51, 73, 76, 84, 91, 93, 97,
Matnlineal, 20, 40-41, 44-4.5, 48 , 79 _81 Ojibwa, 184. 99, 105°106, 111, 119, 121-122, 139. Suegra, evitación de la, 180.
85-99, 101, 103°108, 1110113, 118: Omaha, 207-208 238 243 Progenitor, 19, 27, 31, 35, 55, 107,
119, 121°122, 12.50127 130 139 14.3 Oo, 144-148, 1.54. ' o 127, 242.
Promiscuidad, 17, 20, 27, 60-61, 224,
Tallensi, 21, 109°110, 120, 123, 214.
l68, 177-179, 182 Í86 °207. 2o' Orwell, George, 20.5. Taravad, 94-95, 114, 116.
214, 218, 234. • • • o 242. Terminología (antropológíca), 11, 16,
Matrilocal, 80-81, 83-87, 89091, 95-99 Propiedad, 16°18, 38, 40-41, 43, 45,
47-48, 73, 84, 86, 89, 91-93, 95-97, 18, 30, 46-47.
10~. _103°104, 112, 1.30, 142 146. • Paiute, 82. del parentesco, 19°20, 22, 173, 223-
Man;mtta~, 176-179, 182. ' Pareja (compañero), 25, 27-28, 35-36
10.5-106, 112, 121, 123, 125, .130,
244.
Matrunoruo: 140, 143, 14.5, 154, 160, 211. Terrirorio, 29, 38, 40, 44, 49, 82-83,
.39, 43, 49, 51, 55, 61-63, 69-70 74: Psicoanálisis, 20.
complejo (sistema), 191, 20.5. 210 7~. 84, 86, 173, 213. • 87-88, 109, 120, 126, 140, 142-14.5,
212°213, 217, 219-220 22.51 234. Parteme, 29-31, 50-51, 53, 61 68 Psicología, 20. 164, 183, 219.
239-240, 244. • • Pueblo (indios; ver también Cochiti,
Pater, 31, 107, 127, 224, 242.' · Hopi, Laguna), 237. Teutones, 1.54.
elemental (sistema) 134 19! 193 Patr~a potestas, 16. 55.
202, 20.5°206, 2os.2 io 1.3 I7
2 2 219 • Purum, 195, 197, 200.201, 203, 209, Tibet,Tierra(s), 84, 89, 93°94, 96-99, 102,
Patnarcal, 17, 37 105
225, 228, 230, 232,' 234' 23Jo238' Patriclán, 46, 88' 125olz6 128 143 2>3°234, 236. 114, 118, 121, 125, 126, 1~1.50,
240, 244. • • Radcliffe-Brown, A. R., 9, 11, 20, 107,
1~1. 168, 172, '176-177, i9.5, Í99. • 153°155.
d~ grupo, 19, 224. 150, 213. Tribu, 17, 18, 81, 88, 90°91, 106, 132,
Patrtlateral, 1.53, 157, 170 186-187 Rapto de la novia, 17, 164, 225, 234.
de clase, 173, 176·177. 188-191, 197, 199 232 ' ' 162, 164, 168, 173, 179, 180, 183,
Pl'-!ral, 82-83, 94, 103. Reciprocidad, 163, 168, 170, 172, 174- 186, 190, 195, 201°202, 204, 215,
Patrilinaje, 45, 88, l06, 108, 111, 1180 175, 177' 179-180, 18.3-184, 187'
Mamouxorilocal, 80. 243.
Mauss, M., 186, 190. 120, 123-128, 135°137 141-142 144- 189, 199, 205, 209, 230.
145, 157, 167, 187, l94 198'1 214 Trobriand, islas, 20, 101, 111, 217.
Mea?. Margaret, 1290130. 215, 218. ' o Reclutamiento, 21°22, 33, 38, 44, 48°
Mediterráneo, 1.5. 49, 73, 105, 110, 124, 1)5, 139, 141, Truk, isla, 157.
Patrílineal, 37, 42, 44-45 47-48 74 Tylor, E. B., 162.
Menangkabau, 95.
M~scalero, 86.
79, a8o91, 102, 104-li3, 11 123• a.
126°128, 130-131, 134, 139, 142-147'
147°148, 153-156, 158, 211°212, 217.
Renault, Mllry, 18.
Mitad, 168, 17.5 177-179, 181018.5, Residencia, 44, 74, 80-81, 84-90, 92-95,
200°203, 228. • 155, 167°168, 178-181 186 207' 98, 100°104, 106-108, 112, 114, 125° Unilateral, 158.
213°214, 234. ' ' ' Unilineal, 44, 46-48, 80, 89-91, 93, 103,
Monogamia, monógamo 17 27 242 127, 129-130, 138°139, 141°142, 154,
Patrilocal, 80-81, 83, 87-89, 9 1, 100, 113°114, 123°125, 128, 135°136, 138-
Margan, Lewis H~nry • 10 • Ii19 Ú 1.58, 183, 207, 211. 142, 148, 150, 154°158, 173, 176,
38, 46, 224-22.5, 242. • • • 102-103, 106°109, 125-126 142 146
1~8, . 162, 166-167, 229. ' ' ' Richards, Audrey, 100. 207. 212, 214, 225, 229-230, 239°240,
Mundugamor, 129°130 132 Roma, romano, 14, 17, 19°21, 38, 42,
Patr!m~~d, 170, 174, 176-179 182. 243.
Murdc?<, G. P., 22, io3. . Patr¡ovrrilocal, 80. ' 44, 47-48, 108, 224. Unilocal, 183.
Murngm, 200°203 209 237 Perpetuación, 21°23 38 4 1 45 131 Sagada lgorots, 140. Unisexual, 4, 156-157.
Musulmán, 108. ' ' · 212. ' ' ' ' ' Samoa, 146. Ut~, 82.
McLennan, 10, 17019, 164. de alianza, 202, 207, 210-21l 217 Sangre, 15-16, 31-33, 64, 147. Uterino, 40, 12.5.
229. ' ' Segmentación, 22, 114-121, 168, 211.
Uruu, 154,
Po~~~ia, 55, 82, 94, 103. automática, 118-119. Uxorilocal, 80, 148.
Nombre, nomenclatura 180191 46-4/ Poligmia, 36, 82 10.3 126-129 183 perpetua, 118, 120.
84-86, 88, 138, 1.57:1.581 168 179' 204. ' ' ' ' Selección natural, 56, 62-66, 70.
19.5°196. • •
PoJ0esia, 146, 239. Sentimiento (s), 13-1.5, 20, 31, 147. Viri-avunculocal, 101.
Narolocal, 80, 93094, 96. Series lineales, 117. Virilocal, 80, 100-101, 103, 148.
Preoo de la novia, 48, 98-99, 110, 1250
Navaho, 86, 96, 103. ~29, 165, 197-199, 215, 220.
Shoshone, 81-83, 86-87, 103, 110, 160,
Nayar (de Malabar), 94-101 112 114- Pnmate, 25-29, 3.5-36 58 63 69 163 166, 184-185, 228-229. Weber, M., 24.
11.5, 117-118, 121. • • 212. • ' ' ' • Sib, 46, 154-1.55. Westermarck, E. A., ,7, 70.
Needham, R., 22.5. Primo, 14°15, 28, 31 49 81 134 138 S!mbolos, 30, 33-34, 40-41, 167, 170-
Neolocal, 80, 107. 1.51-155, 157, 17Ó.. Ú2, 't77. 180' 171.
Norteamericanos 13 18 23 46 49 204, 206, 22.5., 230, 240-24.3. ' ' Simétrico, 193, 197, 206. Yako, 125-128, 136, 143.
10.5, 210. • • • • • • cruzado, 170-17.3,-1760180, 18.30190 Salomón, islas, 146. Yao, 98.
Nuer, 21, 120. 194, 209, 216, 229°232, 235. ' Somalf, 120.
Nueva Guinea, 142, 1880189, 210. paralelo, 170-173, 176 202 2290231 Sororato, 110, 217. Zulú, 14, 155.
Nueva Zelanda, 142, 146. 23.5, 238. ' ' • Steward, J., 87°88.

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