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Cantidad vs Calidad

No cabe duda que en la actual Venezuela resulta imprescindible recuperar el apego por el
deber ser, para afrontar la salvaje destrucción de principios que el régimen socialista ha
infringido a valores como la excelencia, la capacidad, el esfuerzo y el mérito acompañado
de altas dosis de dignidad y rectitud ética. Esta recurrente actitud de destrucción, no es más
que el reflejo del vacío que anida en las mentes de muchos representantes de izquierda
política en nuestro país.

El régimen socialista en Venezuela en lo que respecta a la educación, le ha dado mayor


preponderancia a la cantidad de jóvenes que acceden al sistema de educación, en
detrimento de la calidad educativa que debería ir en paralelo con la cantidad de jóvenes
con sus legítimas e idénticas posibilidades de aspirar a poseer conocimientos que les
permitan ser útiles a la sociedad venezolana.

En vista de que un título universitario ha sido tradicionalmente visto como un símbolo de


estatus académico y socioeconómico, bajo la perspectiva de los populistas de izquierda, la
calidad educativa es de poca importancia y esto se ha evidenciado en la práctica cuando el
régimen obviando la necesidad de mejorar la calidad de la educación, pone el acento en la
masificación de la misma, para que cada vez más personas puedan obtener un título
universitario y así bajo el punto de vista del régimen, hacer “justicia social”; sin embargo
cuando se masifica la educación sin esparcir una calidad comprobada en función de un
perfil exigido que persiga la excelencia; al final lo que se masifica es la mediocridad.

En reiteradas ocasiones la mediocridad se ha hecho palpable en la gran cantidad de


sedicientes médicos integrales comunitarios que han hecho innumerables diagnósticos
errados a pacientes, lo que ha traído como consecuencia la muerte de muchos venezolanos,
¿es acaso esta la justicia social que se merecen nuestros connacionales?, definitivamente que
no.

Ante esta deleznable realidad, resulta necesario fomentar no sólo idénticas oportunidades
para acceder al sistema educativo, sino que también en paralelo debe fomentarse una
meticuloso entramado que tenga como objeto una altísima calidad de la educación, ahora
bien no todos tenemos las mismas aspiraciones, conocimientos previos, competencia o
vocación para un campo específico del conocimiento y muchos sucumben a la tentación de
dejarse influenciar por la presión social de amistades y familiares a la hora de escoger una
profesión con la cual conseguir la superación individual que aspiran y que beneficiará al
país.

Ha sido demostrado por múltiples estudios de neurólogos como Daniel Levitin, que llegan
a la conclusión de que a través de la práctica nosotros podemos alcanzar cierto nivel y ser
bueno en casi cualquier cosa o en cualquier ámbito, acá la cantidad no hace referencia al
número de individuos sino a la cantidad de tiempo que tú le dedicas con pasión a lo que te
gusta; mucha gente asume una relación inversa entre cantidad y calidad pero hay que hacer
notar lo siguiente: ha habido siempre a lo largo de la historia personas muy reconocidas y
brillantes que han creado grandes obras maestras o han descubierto grandes cosas, pero
que inicialmente transitaron un largo camino lleno de errores, de obstáculos, de preguntas
sin respuesta, de propuestas de baja calidad, pero como persistieron en la búsqueda de la
excelencia, la gran cantidad de tiempo empleado con motivación, los condujo al
reconocimiento de sus grandes obras y descubrimientos.

Entre las conspicuas figuras de autodidáctas, científicos e inventores, tenemos a Calos del
Pozo y Sucre, nacido en la ciudad de Calabozo en el siglo XVIII, en los llanos venezolanos,
quien construyó pararrayos, dispositivos eléctricos como baterías, electróforos,
electrómetros; Alexander Von Homboldt lo conoció y dijo de él: “Encontramos en
Calabozo, en el corazón de los llanos, una máquina eléctrica de grandes discos,
electróforos, baterías, electrómeros, un material casi tan completo como el que poseen
nuestros físicos en Europa [..]”.

En los Andes Venezolanos, en la ciudad de Bailadores del Estado Mérida surgió un


inventor autodidacta, que se dedicó a contemplar la naturaleza, cavilando profusamente
sobre diversos mecanismos surgidos inicialmente como juguetes creados por él mismo
durante su infancia y que cautivaban su curiosidad: poleas, ruedas, naranjas con paletas que
hacía girar en las corrientes de los riachuelos cercanos a su pueblo; la observación y la
experimentación lo llevaron a descubrir principios físicos de manera práctica, fue el creador
de turbinas accionadas por las corrientes de agua de los ríos, que lograron transformar la
energía cinética de los flujos de agua en energía eléctrica, creador de una turbina de
reacción llamada “Turbozam”, máquinas clasificadoras y cernidoras de ajo con capacidades
para manejar más de una tonelada del rubro; una peladora de fresa, teleféricos montacargas
para transportar media tonelada a través de medio kilómetro.

En otras latitudes, Thomás Edison registró más de mil patentes y la inmensa mayoría
fueron ideas absurdas que lo llevaron a nada. Einstein por su parte público más de 248
artículos científicos y la mayoría eran de un mínimo impacto y relevancia. Shakespeare por
ejemplo escribió poco más de 37 actos y 150 sonetos la mayoría poco conocidos y de
mediocre calidad. Por otra parte Picasso pintó más de 1800 cuadros, fue el autor de más
de 1200 esculturas, pero solo muy pocas de las creaciones de Picasso se consideran
propiamente obras de arte. Mozart y Beethoven compusieron más de 600 horas de música,
cada uno más de de 600 piezas musicales, de las cuales sólo muy pocas alcanzaron fama y
reconocimiento. Podría pensarse que el trabajo inicial es parte de ese camino del artesano,
el precio que hay que pagar para llegar a ser alguien reconocido y con un trabajo de altísima
calidad, en parte resulta ser cierto, pues la cantidad –de tiempo- es precursora de la calidad
del trabajo.

¿Cómo fue posible que lograran aquellas mentes individuales, con sus trabajos
independientes llegar a aquellas conclusiones que hoy subliman el espíritu humano? ,
muchos los catalogaban como genios en su tiempo, ¿pero puede ser esto una cualidad
genética de aquellos individuos?; si bien la genética juega un papel muy importante, puede
condicionar pero no determina la genialidad de los individuos, por otro lado hay personas
que se alimentan mejor que otros, algo que influye en poseer mejores conexiones
neuronales, nuestros padres incluso podrían poseer una genética específica que genere
conexiones neuronales o que produzcan neurotransmisores que pudieran hacer pensar más
rápido a nuestra mente a la hora de resolver las cosas con mayor facilidad, pero sin duda
influye más el que una persona se dedique con esfuerzo y dedicación para conseguir las
respuestas oportunas, que permitan conseguir la felicidad a través del ejercicio de su labor.

Muchos creen falsamente que Isaac Newton ¿poseía una genialidad innata, como si hubiese
surgido de la nada. ¿Cuál era en realidad el secreto de su creatividad, esa agilidad de
descubrir y resolver problemas de física tan complejos como físico y matemático?; Newton
decía que era que lo hacía Nocte dique incubando, es decir “pensando de día y de noche”,
dándole vuelta a los problemas, sin duda muchas de las cosas que descubrió, las descubrió
porque dedico horas, días, semanas, meses y hasta años para hallar la solución. El mismo
llegó a afirmar una vez: “Si he hecho descubrimientos invaluables ha sido más por tener
paciencia que cualquier otro talento”, curiosamente con Albert Einstein sucedió algo
similar, llegó a afirmar en una oportunidad con excesiva modestia: “yo no soy inteligente lo que
pasa que yo peleo con los problemas por mucho más tiempo”.

Así que el tiempo bien empleado influye sin lugar a dudas, la neurología ha llegado a
afirman que se requiere aproximadamente unas 10000 horas y dos meses de dedicación
exclusiva para ser un experto en un campo en específico (1000 horas vendrían siendo un
año), lo que se necesita es dedicación y aspirar a hacer las cosas bien absorbiendo
conocimientos de manera eficiente para que a través de la cantidad de tiempo empleado
eficientemente; la calidad sea alcanzada. Venezuela requiere de líderes genuinos con una
calidad comprobada en función de un perfil exigido y eso no es una cosa exclusiva de
mentes brillantes y geniales genéticamente, pues cualquier ciudadano venezolano promedio
puede lograrlo sólo con mucha dedicación y la cantidad de tiempo eficientemente
empleado para allanar el camino más directo a la calidad.

Estoy plenamente convencido que cualquier joven de nuestra nación a través de la práctica
abnegada y la asimilación de conocimientos con denuedo, puede alcanzar un alto nivel de
competencia y ser bueno en casi cualquier ámbito; sólo si se lo propone dentro de un
ambiente de personas altamente capacitadas y con la destreza de poder darse a entender.
Aspirar rozar la excelencia sólo se puede lograr a través del camino de la motivación y de la
cantidad de tiempo empleada de manera eficiente en los senderos de la práctica que
conducen ineludiblemente a la calidad que permita rozar esa excelencia que enaltecerá una
vez más nuestro gentilicio como venezolanos.

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