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Los peluches, representan las caricias o impactos positivos que los humanos dan y

reciben a lo largo de su vida, mientras que los “pinchos fríos” parecen simbolizar
los intercambios humanos cuando no hay auténtica bondad o voluntad de
comunicación sino una simple apariencia. Por eso las espinas frías aunque no
hace verdaderamente feliz a la gente les ayuda a sobrevivir porque, si no
constituyen el tipo de comunicación ideal de los peluches, son forma de evitar la
alineación a la que el ser humano llega cuando está separado de sus semejantes.

Toda persona tiene necesidad de ser tocada y reconocida por los demás"
(James). Estas son, a la vez, necesidades biológicas y psicológicas a las que
Berne llamaba "hambres". Pues al igual que el hambre o necesidad de alimento
se satisface con comida, para subsanar la necesidad de estimulación es
necesario, e incluso imprescindible, que la persona sea tocada y reconocida por
los demás.
A la unidad de contacto o reconocimiento la llamaremos, "caricia" que se define
como "cualquier acto que implique el reconocimiento de la presencia de otro" o
dicho de otro modo, es cualquier estímulo social dirigido de un ser vivo a otro y que
reconoce la existencia de este.

Erase una vez una pareja feliz llamados Tim y Maggie que tenían dos hijos,
cuyos nombres eran John y Lucy. Para comprender lo felices que eran, es
necesario conocer en la situación en que vivían.

En aquellos días al nacer, todo el mundo recibía una pequeña y suave Bolsa
de Peluches Cálidos. Cualquiera podía sacar de su bolsa un
Peluche Cálido y dárselo a otra persona. Había una gran demanda de
Peluches Cálidos, porque todos los que recibían el regalo, sentían un calorcillo
por todo el cuerpo. Los que no conseguían obtener suficientes
Peluches Cálidos corrían el peligro de coger una enfermedad que causaba que
se les encogiera la espalda e incluso con peligro de muerte.

En aquellos días era fácil conseguir Peluches Cálidos Si alguien deseaba tener
uno, solo tenia que decirte: “Quisiera tener un Peluche,” y enseguida sacabas
de tu bolsa un Peluche tan pequeño como la mano de una niñita. Tan pronto
el Peluche veía la luz del día sonreía y se transformaba en un gran y afelpado
Peluche Cálido.

Al colocarlo en la espalda, en la cabeza o en el regazo de la persona, se


acurrucaba y se derretía encima de la piel, produciendo una sensación de
bienestar en todo el cuerpo. Unos a otros se pedían los Peluches y, como eran
gratuitos, no había ninguna dificultad en conseguir los suficientes. Al haber
muchos, todos eran felices porque la mayor parte del tiempo sentían calor y
suavidad.
Un día una bruja mala se enojo mucho al ver que todo el mundo era feliz y
nadie le compraba sus pócimas y ungüentos La bruja, que era muy astuta,
imagino un plan perverso.
Una hermosa mañana, mientras Maggie estaba jugando con su hija, la bruja
se deslizo junto a Tim y le susurro al oído:
“Tim, mira la cantidad de Peluches que Maggie le esta dando a Lucy. De
continuar así no le va a quedar ninguno para ti!”
Tim quedo sorprendido. Se volvió hacia la bruja y le dijo:
“Quieres decir que no encontraremos siempre un Peluche en nuestra bolsa
cada vez que lo abramos?”
Y la bruja contesto:
“Así es, tan pronto se acaben, ya no tendrás mas.”
Dicho esto, se marcho
volando montada en su escoba, riendo a carcajadas.
Tim tomo muy en serio lo que la bruja le había dicho y empezó a fijarse cada
vez que Maggie regalaba un Peluche a alguien. En realidad, estaba muy
preocupado, porque le gustaban mucho los Peluches de Maggie y
no quería quedarse sin ellos. Pensaba que no era justo que Maggie diera todos
sus Peluches a los niños o a otras personas.

Así es que empezó a quejarse cada vez que veía a Maggie dándolos a otros y,
como Maggie le quería mucho, dejo de dar los Peluches a otros y los reservo
para el.
Los niños vieron lo que estaba pasando y no tardaron en pensar que no estaba
bien regalar Peluches Cálidos cada vez que se los pedían o les venia en gana
darlos.
Ellos también se volvieron conservadores de Peluches. Observaron a sus
padres de cerca y, tan pronto vieron que uno de ellos daba demasiados
Peluches a otros, empezaron a protestar. A pesar de que cuando los buscaban
siempre los encontraban en la bolsa, poco a poco se fueron convirtiendo en
unos tacaños. La gente pronto se dio cuenta de la escasez de Peluches
y empezó a sentir la falta de calor. Algunas personas empezaron a sufrir de
encogimiento de sus espaldas e incluso murieron a causa de la escasez. Cada
vez acudía mas gente a comprar, a pesar de su ineficacia, las pócimas y
los ungüentos de la bruja.
El hecho es que la situación iba empeorando. La bruja mala que observaba
todo lo que estaba pasando, en realidad no quería que la gente muriera (puesto
que los muertos no compran pócimas ni ungüentos ), por lo tanto, imagino otro
plan. Les dio una bolsa semejante a la Bolsa de Peluches, salvo que esta
era fría en vez de cálida
Dentro de la bolsa de la bruja habían Espinazas Frías. Con estas
Espinazas Frías la gente no se sentía arropada y suave, sino fría y pinchosa.
Por otro lado estas Espinazas Frias mejoraban la enfermedad de la espalda.
Por lo tanto, a partir de aquel momento, cuando alguien decía: “Quiero un
Peluche Cálido ” la gente, preocupada por la escasez, contestaba: “No
puedo dártelo pero quieres una Espinaza Fría?”
Algunas personas se reunían con la esperanza de conseguir un Peluche, pero
al final acababan intercambiando Espinazas. Como consecuencia de ello,
aunque no murieran muchas personas a causa de la escasez, se sentian
infelices, frias y llenas de pinchos.
Desde que la bruja llego, la situación se fue complicando, ya que la escasez de
Peluches iba en aumento y, aunque habían sido tan gratuitos como el aire,
pronto se convirtieron en algo extraordinariamente valioso. Ello fue la causa de
que la gente hiciera cualquier cosa para conseguirlos. Antes de que la bruja
llegara, la gente solía reunirse en grupos de tres, cuatro o cinco, sin importarle
quien daba a quien los Peluches Cálidos. Después de su llegada, las personas
formaron parejas y reservaron los Peluches exclusivamente para uno y otro.
Las que, olvidándose de si mismas, daban un Peluche a alguien, no tardaron
en sentirse culpables porque sabían que su pareja tomaría a mal la falta de un
Peluche. Y las que no podían encontrar a un compañero generoso, tenían que
trabajar mucho para ganar el dinero que les permitiría comprarlos.
Hubo gente que al hacerse popular conseguían grandes cantidades de
Peluches Cálidos sin tener que devolverlos. Luego los vendían a los que no
eran populares para que pudieran sobrevivir.
Sucedió también que alguna gente tomaba Espinazas Frias que eran
abundantes y gratuitas, los cubrían de pelusa blanca y los hacían pasar por
Peluches Caldos. Estas falsificaciones eran, en realidad,
Peluches Plásticos que causaron todavía mas problemas. Por ejemplo, dos
personas se reunían e intercambiaban cantidades de Peluches de Plástico, y
se suponía que tenían que estar contentos; sin embargo no era así. Como
pensaban que habían intercambiado Peluches Cálidos les desconcertaba
sentirse fríos y pinchosos, ya que no se habían dado cuenta que lo
que habían intercambiado eran, en realidad, Peluches de Plástico.
Por consiguiente, la situación era catastrófica y todo empezó con la llegada de
la bruja, quien hizo creer a todos que el día menos pensado abrirían su Bolsa
de Peluches y no encontrarían nada.

Pasado un tiempo,
llego a este infeliz lugar una joven mujer de anchas caderas, nacida bajo el
signo de Acuario. Al parecer, no sabia nada acerca de la bruja y no le
preocupaba quedarse sin Peluches. Los daba gratuitamente, incluso
cuando no se los pedían La llamaban la Mujer de las Caderas y la
censuraban por meter en la cabeza de los niños la idea de que si se quedaban
sin Peluches no debían preocuparse. Los niños estaban encantados y a gusto
con ella, y empezaron a dar Peluches cuando les venia en gana.
Los adultos, muy preocupados decidieron promulgar una ley para proteger a
los niños del despilfarro de Peluches Cálidos Esta ley consideraba que dar
Peluches de manera imprudente, sin tener licencia para ello, era un delito
penal. No obstante, a muchos niños no pareció importarles y, a pesar de la ley,
continuaron dándose Peluches cuando les apetecía hacerlo o cuando se
los pedían.
Como eran muchos, muchos niños, tantos como los adultos, daba
la impresión de que se saldrían con la suya.
A partir de ahora no se sabe lo que va a pasar.¿Podrán los adultos poner coto
a la imprudencia de los niños por la fuerza de la ley?, ¿Se unirán los adultos a
la Mujer de las Caderas y a los niños para correr el riesgo de que hayan
siempre tantos Peluches como sean necesarios?, ¿ Recordaran
aquellos días a los que los niños quieren volver, en que los
Peluches Cálidos eran abundantes porque todo el mundo los daba
gratuitamente?

La lucha se desplegó sobre todo el país y probablemente ocurre justo donde tu


vives. Si tu quieres, y espero que así sea, tu puedes unirte dando y pidiendo
Peluches libremente y siendo lo mas cariñoso y sano posible.

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