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Bendición del agua y Sal (para ser usada SÓLO por SACERDOTES)

Nota: Les compartimos esta Bendición en nuestro portal; para que los Laicos sepan que existe y le
pidan el favor a sus sacerdotes que bendigan la Sal para usarla en sus hogares como un
sacramental. Si sus sacerdotes no las tienen disponible se recomienda llevarla junto con la Sal para
que les faciliten el trabajo a su sacerdote.

"Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y
Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que
habitan en el espacio. Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir..." (Ef
6,12-13)

Ritual de la Bendición del agua y la sal (Ritual Romano antiguo, Tít IX, C. II)

(El agua se bendice los domingos y cada vez que sea necesario, en la iglesia o en la sacrisitía. Se
prepara sal y agua pura. El sacerdote se reviste con estola morada y pronuncia la siguiente
invocación):

V/. Nuestro auxilio es el Nombre del Señor.

R/. Que hizo el cielo y la tierra.

(Enseguida empieza con el exorcismo de la sal)

Te exorcizo, creatura de la sal, por Dios + vivo, por Dios + verdadero, por Dios + santo, por Dios
que ordenó, por medio del profeta Eliseo, que fueses puesta en el agua para sanar su esterilidad;
para que te conviertas como sal exorcizada en salud para los creyentes, para que seas salud de
alma y cuerpo para todos aquellos que te consuman; para que huya y se aparte del lugar donde
seas puesta, toda maldad, toda acción del demonio, todo espíritu inmundo, conjurado por este
Señor que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y el siglo por medio del fuego. Amén.

Oremos

Imploramos humildemente tu inmensa clemencia, omnipotente y eterno Dios, para que te dignes
con tu piedad bendecir + y santificar + esta creatura de la sal que Tú creaste para uso del género
humano: a fin de que se convierta en salud de alma y cuerpo para todos los que la consuman; y
para que todo aquello que sea tocado por esta sal carezca de toda inmundicia y de toda
impregnación del espíritu del mal. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén

(Luego viene el exorcismo del agua)

Te exorcizo, creatura del agua, en el nombre de Dios + Padre omnipotente, en el nombre de


Jesucristo + su Hijo, nuestro Señor, y con el poder del Espíritu + Santo: para que seas agua
exorcizada para ahuyentar toda fuerza del Enemigo y para que puedas erradicar y arrancar al
mismo Enemigo con sus ángeles apóstatas, por virtud del mismo Jesucristo nuestro Señor que ha
de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y este siglo por el fuego. Amén.

Oremos

Oh Dios, sé propicio a nuestras súplicas e infunde la fuerza de tu bendición + a esta agua que
hemos preparado con estas purificaciones, para que esta tu creatura sirva para alejar a los
demonios, sanar las enfermedades; para que al ser derramada sobre las casas y los hogares de los
fieles, éstos queden libres de toda inmundicia y de todo mal; que no resida allí un espíritu
pestilente, se alejen todas las insidias del Enemigo y, si hay algo que perjudique a los que habiten
en ella o a su tranquilidad, por la aspersión de esta agua huyan, para que la salud que te pedimos
por invocación de tu Nombre quede defendida de toda impugnación del Maligno, por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.

(El sacerdote echa tres veces la sal en el agua en forma de cruz diciendo...)

Que esta mezcla de la sal y del agua se realice en el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu
Santo. Amén.

V/. El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu.

Oremos

Oh Dios, autor de todo poder y rey insuperable de todo dominio y siempre triunfador magnífico,
que reprimes las fuerzas del dominio del mal, que superas la sevicia del Enemigo, que
poderosamente vences a las huestes enemigas: a ti, humildes, te pedimos, Señor, que mires con
bondad estas creaturas de sal y agua y las santifiques con tu bondad, para que doquiera que sean
regadas, por la invocación de tu santo Nombre desaparezca toda infestación del espíritu inmundo,
sea alejado el terror de la serpiente infernal, y, mediante la presencia del Espíritu Santo, nos
concedas benigno tu misericordia ya que humildemente te la suplicamos.

Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios por los siglos de los siglos. Amén

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