Вы находитесь на странице: 1из 15

Redalyc

Sistema de Información Científica


Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Wilches-Chaux, Gustavo

FUNDAMENTOS ÉTICOS DE LA GESTIÓN DEL RIESGO


Nómadas (Col), núm. 22, abril, 2005, pp. 48-61
Universidad Central
Bogotà, Colombia

Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=105116726005

Nómadas (Col)
ISSN (Versión impresa): 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista

www.redalyc.org
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
FUNDAMENTOS ÉTICOS
DE LA GESTIÓN
DEL RIESGO *
PÁGS.: 48-61

Gustavo Wilches-Chaux**
Especialistas en gestión del riesgo concuerdan en que la humanidad será testigo de nuevos y mayores desastres, tenden-
cia que viene en aumento desde la última década. Esto se debe, por una parte, al incremento de la población humana en
condiciones de vulnerabilidad y, por otra, a que los fenómenos de la naturaleza están incrementando su poder destructivo.
El autor de este artículo se encuentra entre quienes interpretan esto último como una expresión del sistema inmunológico de
la biosfera intentando deshacerse de una especie que, por una parte, constituye “la obra maestra” del Cosmos, pero que
simultáneamente ha adquirido la condición de plaga. Una de las claves de la supervivencia de nuestra especie en el planeta
está en la Ética.
Palabras clave: riesgo, autorregulación, resiliencia, plaga, compasión, senestesia, ética.

Especialistas em gestão do risco concordam que a humanidade será testemunha de novos e maiores desastres, tendência
que vem aumentando desde a última década. Isto ocorre, por uma parte, pelo incremento da população humana em
condições de vulnerabilidade e por outra parte, pelos fenômenos da natureza que estão incrementando o seu poder destrutivo.
O autor deste artigo está entre as pessoas que interpretam este último como uma expressão do sistema imunológico da
biosfera que está tentando se desfazer de uma espécie que, por uma parte, constitui “a obra prima” do Cosmos, mas que
simultaneamente adquiriu a condição de praga. Uma das chaves da suprevivência da nossa espécie no planeta está na
Ética.
Palavras-chave: risco, auto-regulação, resiliência, praga, compaixão, sinestesia, ética.

Specialists in risk management agree of humanity will be witness of new and bigger disasters, tendency that has been
growing in the last decade. This is due to the increase of human population in a condition of vulnerability, by the one hand,
and to the increase of the destructive power of natural phenomena, by the other. The author of this article is among the ones
who interpret the last aspect as an expression of the immunological system of the biosphere that is trying to get rid of a species
that, although is the “masterpiece” of the Cosmos, has become a plague. One of the keys for the survival of our species on
the planet is on Ethics.
Key words: risk, self-regulation, resilience, plague, compassion, coenesthesia, ethics.

ORIGINAL RECIBIDO: 20-I-2005 – ACEPTADO: 04-II-2005

* Este texto es la edición parcial de otro, presentado en junio de 2002 en el UNDP Expert
group meeting on risk management and adaptation, realizado en La Habana (Cuba). Es
resultado de años de trabajo del autor con comunidades vulnerables tanto a las amena-
zas naturales como a las amenazas antrópicas, la más grave de todas, la violencia. El
escrito fue, en su momento, adaptado del texto “De nuestros deberes para con la vida”,
Gustavo Wilches-Chaux (CRC, Popayán – Colombia, 2000), el cual se puede bajar
completo de http://amauta.org/deberes.htm
** Escritor payanés. Abogado y graduado en Ciencias Políticas y Sociales, Universidad del
Cauca. Estudios posgraduales en manejo de desastres y producción de audiovisuales, Ingla-
terra. Consultor en el campo ambiental y de la gestión del riesgo. E-mail: gwil@telecorp.net.co

48 NÓMADAS WILCHES-CHAUX, G.: FUNDAMENTOS ÉTICOS DE LA GESTIÓN DEL RIESGO


A manera mos de autorregulación de la ción de plaga y adopte decisiones
de introducción biosfera se encuentran en perfecto trascendentales para que no se con-
estado y, a través de fenómenos vierta en una amenaza contra los
El ser humano se puede consi- como el calentamiento global y su ecosistemas. Lo anterior exige, en-
derar “la obra maestra” del Univer- impacto sobre los fenómenos natu- tre otras cosas, escuchar a la natu-
so conocido, entre otras razones rales descritos, están actuando para raleza y reconocerle su derecho a
porque su cerebro conforma la es- deshacerse de la plaga. La gestión del participar en todas las decisiones
tructura más compleja de que pue- riesgo busca evitar que los fenóme- que la afectan. De lo contrario, la
de dar cuenta la ciencia. Además, nos naturales, socio-naturales y naturaleza pasa la cuenta.
cada organismo humano es el re- antrópicos se conviertan en ame-
sultado de la interacción de varios nazas contra los seres humanos y, Este texto fue escrito en Co-
trillones de células, lombia y, por supues-
cada una especializa- to, está marcado de
da en cumplir una fun- lado a lado por la do-
ción específica. Los lorosa realidad de la
seres humanos, por guerra que hoy vive el
otra parte, han creado país y que, en palabras
una estructura que del investigador fran-
puede llegar a ser más cés Daniel Pecaut, más
compleja que el cere- que una guerra civil, es
bro humano: la “noos- una guerra contra la so-
fera” conformada por ciedad civil.
los cerebros humanos
interconectados entre La violencia en Co-
sí en tiempo real y lombia produce cua-
cuya primera “ver- renta mil homicidios
sión” conocemos hoy en el año, de los cua-
como la world wide les cerca de treinta mil
web. Al mismo tiem- se atribuyen a la delin-
po, se debe reconocer cuencia común. Los
que en los cuatro mil restantes, a los enfren-
millones de años que tamientos entre acto-
lleva la vida de exis- res armados (fuerzas
tencia sobre la Tierra Estados Unidos. “Una familia numerosa”. National Geographic. militares y de policía,
nuestra especie se ha Foto: Harry Fifield, 1937 grupos guerrilleros y
convertido en la peor grupos paramilitares);
de cuantas plagas han azotado a en consecuencia, que den origen a a los efectos de esos enfrentamien-
este planeta. Fenómenos como el riesgos y desastres. ¿Quienes se de- tos sobre la población civil desar-
calentamiento global y sus efectos dican a la gestión del riesgo esta- mada que, como sucedió hace un
sobre eventos naturales como los rán, entonces, evitando que los tiempo en Bojayá (Chocó), suele
huracanes o los fenómenos de El mecanismos de autorregulación de quedar atrapada entre dos fuegos;
Niño y La Niña, pueden interpre- la biosfera cumplan sus objetivos, y a las masacres que la guerrilla y
tarse de dos maneras: una, como y, en consecuencia, estarán favore- los paramilitares llevan a cabo,
resultado del impacto de la activi- ciendo a la plaga? Para mí, la única indistintamente, contra las comu-
dad humana en perjuicio de los ética aceptable es la que tiene como nidades que sindican de ser cola-
mecanismos de autorregulación de objetivo último la felicidad huma- boradoras o simpatizantes del
la biosfera; y, segunda –tesis que na. Pero, al mismo tiempo, creo bando contrario, o cuyos territorios
suscribo–, considerar que lejos de necesario garantizar que nuestra es- poseen interés estratégico para
haberse deteriorado, los mecanis- pecie sea consciente de su condi- cualquiera de esos grupos, lo cual

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 49


motiva su desplazamiento forzado. ma inmunológico del organismo Somos una obra
El número de desplazados internos humano, produce “fiebre” cuando maestra del devenir
en Colombia, en junio de 2002, registra el ataque de algún virus. En universal
se acercaba a los tres millones de este caso, posiblemente los virus
personas 1. seamos los seres humanos y el sis- Nuestro sol, la estrella de la
tema inmunológico del planeta está cual se deriva toda la energía que
Pero al mismo tiempo, mien- intentando deshacerse de nosotros. consumimos en la Tierra, se en-
tras esto se escribía, un porcentaje Paradójicamente, vistas así las co- cuentra en la periferia de una ga-
muy alto del territorio colombia- sas, nuestra función como promoto- laxia –la Vía Láctea– de la cual
no y de las comunidades que lo res de la gestión del riesgo, podría forman parte, según el más pruden-
habitan en ciudades y en zonas ru- interpretarse, entonces, como evi- te de los cálculos, cien mil millo-
rales se encontraba literalmente tar que el sistema inmunológico del nes de estrellas más. Los astrónomos
bajo el agua, debido a los fuertes planeta tenga éxito en su propósi- afirman que existen en el cosmos
aguaceros registrados y al conse- to de deshacerse de la plaga. A me- otras cien mil millones de galaxias,
cuente crecimiento de los ríos y nos que, como parte de la gestión algunas con dos, tres o cuatro ve-
otros cuerpos de agua del país, del riesgo, logremos encontrar la ces más estrellas que nuestra Vía
cuyas orillas se encuentran densa- manera de seguir actuando en be- Láctea.
mente pobladas 2. neficio de la especie humana, pero
sin mantener –y mucho menos in- Suponiendo que todas las gala-
La población colombiana, al crementar– nuestra condición de xias tuvieran en promedio unas cien
igual que sucede con otras comu- plaga. mil millones de estrellas, existirían
nidades del mundo, está perdien- en el universo cien mil millones de
do su capacidad de adaptación a Para ese propósito, la ética cons- estrellas al cuadrado, es decir, diez
unos cambios del entorno, que si tituye una herramienta de primer mil trillones de estrellas, un uno
bien son aparentemente naturales, orden. seguido de 22 ceros, cifra imposi-
cada vez son más contundentes y ble para nosotros de concebir3.
que interpreto como expresiones Los colombianos estamos co-
del afán de la biosfera por recupe- menzando a comprender que simul- No todas esas estrellas poseen
rarse de las agresiones de que ha táneamente a nivel local y a nivel planetas girando a su alrededor (de
sido víctima por parte de la espe- de la Tierra, y tanto en nuestra con- hecho se presume que, por ejem-
cie humana. dición de colombianos como de plo en la Vía Láctea, sólo el cinco
integrantes de la especie humana, por ciento de las estrellas los po-
Si los ecosistemas poseen una la ética es para nosotros, en este mo- seen), ni en todos los planetas se
capacidad de resiliencia que les per- mento, un requisito de supervivencia. dan las condiciones para que en
mite “sanar” o recuperarse de las El punto de partida para solucio- ellos surja la vida, al menos en al-
crisis que los afectan, la biosfera, nar constructivamente las crisis que guna forma similar a como la co-
conformada por todos los ecosiste- nos afectan, es el reconocimiento nocemos en la Tierra, para lo cual
mas del planeta y por las estrechas del carácter sagrado de toda forma de es necesario que el agua en estado
interrelaciones e interdependencias vida (incluida por supuesto la hu- líquido exista.
entre unos y otros, también posee mana), el reconocimiento de la
una capacidad global de resiliencia unidad del fenómeno vital (que se Los astrónomos tienen en cuen-
(expresión de la capacidad de expresa en la interdependencia en- ta otros factores para calcular la
autorregulación u homeostasis de tre todos los seres vivos que con- probabilidad de que en algún otro
los seres vivos), que se expresa de formamos la biosfera y entre los lugar del universo pueda existir
manera planetaria o a través de pro- ecosistemas de los cuales formamos vida, y en especial alguna forma de
cesos locales. Se trata de un siste- parte) y el reconocimiento de la vida consciente de su propia exis-
ma inmunológico propio de la responsabilidad que nos corresponde tencia y de la existencia del cosmos,
condición de ser vivo que ostenta asumir, como seres humanos, fren- tal y como somos los seres huma-
la Tierra y que, al igual que el siste- te a la vida terrestre. nos: es decir, lo que orgullosamente

50 NÓMADAS WILCHES-CHAUX, G.: FUNDAMENTOS ÉTICOS DE LA GESTIÓN DEL RIESGO


denominamos “vida inteligente”, o Júpiter en su órbita alrededor del la probabilidad de que todos esos
por lo menos “vida consciente”. sol, cuya enorme influencia gravita- factores se den, no resultaría con-
cional determina que choques cebible que en un universo de di-
Entre esos factores está la pro- como el que se produjo hace 65 mensiones tan gigantescas (10 33
babilidad de que, en efecto, en un millones de años al estrellarse un años luz cúbicos de espacio, según
planeta propicio para Timothy Ferris), sola-
la vida, este fenómeno mente se haya desarro-
haya llegado a surgir; llado la consciencia en
la probabilidad de que un pequeño planeta
en ese planeta la vida que gira alrededor de
haya alcanzado a evo- una estrella insignifi-
lucionar hasta una for- cante situada cerca del
ma “inteligente” de borde exterior de una
civilización y que haya galaxia de tamaño
logrado sobrevivir a su promedio.
propio desarrollo tec-
nológico, sin caer en Más aún cuando
fenómenos autodes- pueden existir formas
tructivos como una de vida y formas de
hecatombe nuclear. consciencia no nece-
sariamente ligados a
Lo cierto es que procesos biológicos
por muy bajas que similares a los de la Tie-
fueran esas probabili- rra, sino materializados
dades, por decir cual- en otras formas de
quier cosa, de uno por energía o en otro tipo
cada diez mil millones de procesos que no lle-
de estrellas, en un uni- gamos a sospechar.
verso de diez mil tri-
llones existirían un En conclusión:
billón (un millón de tiene que haber vida
millones) de estrellas a –y además vida cons-
cuyo alrededor giraría ciente– en algún otro
al menos un planeta lugar del universo,
habitado por una sobre lo cual no pue-
civilización. de caber duda al-
Hembra de jaguar cazada en Yucatán con fusil. National Geographic, 1929 guna, por lo menos
Es decir que, desde desde el punto de vis-
el punto de vista de las probabili- cometa contra la Tierra, no se pro- ta de –incluso las más prudentes–
dades, no solamente es posible, sino duzcan con una mayor regularidad probabilidades.
casi seguro, que en algún otro lu- (lo cual habría impedido que la vida
gar del universo existan seres vivos, alcanzara a evolucionar hasta lle- Sin embargo, en este universo de
e incluso otros seres como nosotros, gar a nosotros). diez mil trillones de estrellas, única-
conscientes de su propia existencia. mente tenemos la absoluta seguri-
Pero aún así, como ya dijimos, dad de la existencia concreta de vida
Nuestra existencia sobre este por compleja que sea la confluen- en un solo planeta: la Tierra.
planeta se debe a la confluencia de cia de factores necesarios para que
múltiples factores, tan extraños surja y permanezca la vida sobre un Y solamente estamos completa-
como la presencia del gigante planeta y por muy pequeña que sea mente seguros de la existencia con-

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 51


Barco ballenero japonés.
National Geographic, 1925

creta de una sola forma de vida Es más: me atrevo a afirmar que manos sean igualmente conscientes
consciente de su propia existencia yo creo que sí lo son (el mero acto de la existencia del universo y de
y consciente de la existencia del de ser lo que se es, esa “dignidad que forman parte de él. Pero esto
cosmos: la especie humana, nues- sin palabras de los animales salva- último por razones culturales, y no
tra propia especie. jes” de que habla Timothy Fe- porque existan diferencias cerebra-
rris (1993: 98) , podría entenderse les que les impidan a algunas per-
Debo anticiparme a decir que y vivenciarse como otra forma de sonas adquirir esa conciencia de
comparto las críticas que se le for- conciencia cósmica). Pero entra- pertenencia y de totalidad.
mulen a la anterior afirmación, en mos en el terreno de la subjetivi-
el sentido de que es posible que dad, en el cual (si bien no les niego El universo es consciente de su
otras formas de vida, como los ani- validez), entran a jugar la cosmo- propia existencia a través de noso-
males e incluso las plantas (o las visión de cada quien y los valores tros. Se conoce a sí mismo por in-
montañas y las nubes), también personales. termedio del cerebro humano y
puedan ser conscientes –a su ma- siente que existe y que está vivo a
nera– de su propia existencia. En cambio parece objetiva- través de nuestros sentidos y de
Como también es posible que al- mente comprobado que, posible- nuestra senestesia. Podríamos afir-
gunas especies animales (¿los ele- mente con algunas excepciones, mar que los seres humanos consti-
fantes, las ballenas, los delfines?) todos los seres humanos somos tuimos la propiocepción del universo,
puedan ser conscientes –también conscientes de nuestra propia exis- el sentido de su propia existencia
a su manera– de la existencia del tencia, así no podamos estar tan (o por lo menos uno de sus órganos
cosmos. seguros de que todos los seres hu- de propiocepción), es decir, su

52 NÓMADAS WILCHES-CHAUX, G.: FUNDAMENTOS ÉTICOS DE LA GESTIÓN DEL RIESGO


cenestesia (con “c”), pero que a su humano, quizás con excepción de cado podemos considerar que lo es
vez somos la senestesia (con “s”) del lo que el ruso Vladimir Ivanovich todo.
cosmos: ese sentido a través del Vernadsky, y los franceses Edouard
cual el cosmos capta la sensación Le Roy y Teilhard de Chardin, de- Nuestra capacidad para el
de existir y percibe (o se interroga nominaron la noosfera, es decir, el amor, para el descubrimiento, para
sobre) el significado y la dirección encadenamiento de todos nuestros la creatividad y para la poesía en
de ese existir (Wilches-Chaux, cerebros a través de la biosfera. todas sus expresiones (incluida
1996). nuestra capacidad para escrutar el
Aun cuando efectivamente exis- universo a través de la ciencia aca-
Cada ser humano, cada uno de tieran en el universo otros seres démica y “popular” y muchas de las
los seis mil millones de seres huma- conscientes, a través de los cuales el aplicaciones de la tecnología), me
nos que hoy poblamos el planeta, cosmos se perciba a sí mismo y se hacen sentir orgulloso de pertene-
somos un universo único, irrepeti- interrogue sobre su razón de ser, no- cer a la especie humana.
ble y particular. Cada uno de no- sotros, los seres humanos, no deja-
sotros ha recorrido en nueve meses, ríamos de ser, si bien no “la obra
dentro del vientre materno la his- maestra” (así con un artículo tan Somos la peor plaga
toria de la vida en la Tierra, desde antropocéntricamente determina- que existe o haya
cuando comenzó a existir hace cer- do), sí por lo menos “una de las” existido sobre la
ca de cuatro mil millones de años obras maestras del devenir universal. superficie de la tierra
en un medio acuoso similar al lí-
quido amniótico dentro del cual se Reconocernos ese carácter no Ninguna especie constituye una
desarrolla nuestra gestación, hasta se opone a la conciencia de nues- plaga por sí misma, pero cualquier
la aparición de los primeros seres tra pequeñez en términos tanto es- especie animal o vegetal puede con-
humanos sobre la superficie terres- paciales como temporales. En vertirse en plaga si desaparecen los
tre. Timothy Ferris afirma que no términos de dimensiones o de du- mecanismos que regulan su impac-
se conoce en el universo una estruc- ración podríamos afirmar que no es to sobre los ecosistemas de los cua-
tura más compleja que el cerebro nada. Pero en términos de signifi- les forma parte; impacto que puede

Alimentándose
de una ballena
beluga. Groenlandia.
National Geographic.
Foto: Roy Chapman,
1911

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 53


provenir del tamaño de la pobla- telaraña viva de interacciones de- naturales), mantienen una condi-
ción, del comportamiento ecológico termina que, por ejemplo, si la pre- ción de estado estable, que se traduce
de la especie o, por supuesto, de la sión de una especie sobre su fuente en una relación armónica (aunque
combinación explosiva de los dos de alimento es muy grande, el ali- no necesariamente “equilibrada”)4
factores mencionados. mento disminuye, con lo cual dis- de las especies vivas entre sí y de
minuirán las posibilidades de la estas con su entorno.
En los ecosistemas naturales esos especie para reproducirse y en
mecanismos de regulación se ma- consecuencia disminuirá la espe- Si en un ecosistema se talan los
terializan y llevan a cabo a través cie, reduciéndose así la presión árboles en los cuales anidan unas
de las múltiples interacciones que sobre la especie animal o vegetal aves que se alimentan de unas ma-
conectan a unas especies con otras que le sirve de alimento. riposas, debido a lo cual esas aves
y a los seres vivos (animales, plan- se ven obligadas a migrar, muy po-
tas, microorganismos) con los lla- O si se incrementa la población siblemente las mariposas se conver-
mados componentes abióticos o de una especie habrá más alimento tirán en plagas. Y si esa tala se realiza
supuestamente no vivos de los para sus predadores (las especies para reemplazar los árboles por un
ecosistemas (minerales, humedad, que se alimentan de ella) y en con- monocultivo de una planta que les
luminosidad, temperatura, etc.). secuencia más predadores, lo cual sirva de alimento a las mariposas,
conllevará a que disminuya la es- se reforzará aún más esa condición.
El crecimiento de una especie pecie predada. De esta manera, a
está controlado, entre otros facto- través de mecanismos permanentes Los seres humanos hemos ido
res, por las condiciones que le de autorregulación (basados en una eliminando paulatinamente todos
garantizan un hábitat para prote- combinación dinámica de retroali- los mecanismos naturales que en
gerse, para alimentarse, para repro- mentaciones positivas y negativas) algún momento regularon nuestro
ducirse y para levantar a sus crías; los ecosistemas naturales, al igual impacto sobre los ecosistemas que
por la cantidad de alimento dispo- que los llamados agro-ecosistemas ocupamos, con lo cual nuestra es-
nible y por los “enemigos natura- (sistemas productivos administra- pecie ha adquirido no solamente
les” o predadores que se alimentan dos por los seres humanos con base la condición de plaga, sino de la
de esa especie en particular. Esa en los principios de los ecosistemas más destructiva de cuantas plagas

Cazadores adornan
su Ford con las
pieles de pumas
asesinados por
deporte. National
Geographic, 1934

54 NÓMADAS WILCHES-CHAUX, G.: FUNDAMENTOS ÉTICOS DE LA GESTIÓN DEL RIESGO


Magnates
del diamante
y cazadores
en Sudáfrica
“hacen alarde
de su excursión”.
National Geographic.
Foto: De Beers, 1896

han existido o existen hoy sobre cocos y otros microorganismos que En tercer lugar, hemos logrado
el planeta. constituyen un dolor de cabeza para liberarnos de los mecanismos me-
nuestra especie. diante los cuales la selección natu-
En primer lugar, hemos acaba- ral limita las posibilidades de
do con casi todos los “enemigos En segundo lugar, hemos lo- supervivencia de los individuos “me-
naturales” que amenazan nuestra grado que no existan ni ecosiste- nos aptos” desde el punto de vista
existencia (aunque, como ya vi- mas ni condiciones ambientales estrictamente biológico, al igual que
mos, en los ecosistemas naturales, completamente vedadas para hemos logrado superar –y seguimos
si bien unas especies constituyen nuestra especie: los seres huma- superando– la “esperanza de vida”
una amenaza para los individuos de nos hemos conquistado los polos, de los seres humanos. Y si bien es
otras especies, en términos más los trópicos, las zonas costeras de cierto que un porcentaje muy alto
globales contribuyen a la supervi- distintas latitudes, los desiertos, y de la población humana vive por
vencia de la especie que les sirve comenzamos a aventurarnos en el debajo de los límites de la pobre-
de presa). Los pocos seres vivos que espacio exterior y los fondos za, lo cual se traduce en condicio-
podríamos considerar nuestros oceánicos. Si bien el espacio ex- nes de hambre, también lo es que
“enemigos naturales” se encuentran terior y los fondos oceánicos to- dicha hambre no se debe a que
a nivel de microorganismos (virus davía no están habitados de nuestra especie no esté en condi-
y bacterias). Los científicos siguen manera permanente por los seres ciones de producir todos los ali-
trabajando para eliminar, o por lo humanos, sí es notorio el impac- mentos que necesitamos, sino a que
menos para controlar, esos “enemi- to que sobre los mismos causa la ni los recursos están equitativa-
gos naturales”, por ejemplo median- actividad de nuestra especie. Al- mente distribuidos, ni a nivel glo-
te la búsqueda de una vacuna rededor de la Tierra giran en este bal los mercados tienen como
contra la malaria o contra el Sida, momento varios cientos de tone- prioridad la satisfacción de las ne-
o de medios para combatir estafilo- ladas de chatarra espacial. cesidades humanas, sino la protec-

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 55


ción de los intereses económicos humana sobre la atmósfera terres- En sexto lugar, la cultura, que
de unos pocos productores e inter- tre, ha agudizado la capacidad antes sustituía en la sociedad
mediarios. Por eso vemos que con destructiva de huracanes y torna- humana los mecanismos de autorre-
frecuencia en los países “desarro- dos, así como de otros fenómenos gulación que rigen en los ecosiste-
llados” –y algunas veces en el naturales como El Niño y La Niña. mas naturales, a través de creencias
nuestro– se destruyen alimentos y conductas como los mitos y los
“sobrantes” para conservar eleva- Hoy es un hecho la posibili- ritos que los materializaban, o del
dos sus precios. En términos teóri- dad de manipular los códigos animismo de las llamadas “religio-
cos, la humanidad podría producir genéticos de los seres vivos, in- nes primitivas” (que reconocía el
los alimentos que necesitarían aún cluidos los seres humanos, con carácter sagrado que poseen todos
el doble o el triple de sus habitantes consecuencias todavía impredeci- los seres que comparten con noso-
actuales. Otra cosa es el impacto bles para el futuro del planeta y tros el planeta), hoy está cada vez
sobre el planeta que esa producción de la especie. Poseemos la capa- más al servicio de nuestra condición
implicaría y las posibilidades reales cidad tecnológica para transvasar de plaga. Desde el hecho mismo de
de mantenerla en el largo plazo, es aguas de unas cuencas a otras, para que carezcamos de una cosmovisión
decir, de llevarla a cabo de manera crear nuevos elementos químicos, totalizante que nos permita apre-
sostenible. para extraer la energía encerrada hender el universo como un todo y
en los átomos, para desecar zonas descubrir el papel y la posición del
En cuarto lugar, la población de costeras y humedales, para extraer ser humano dentro de esa trama
nuestra especie se incrementa cada cualquier mineral o sustancia en- compleja que es el cosmos, hasta
vez más rápido. “En la actualidad cerrada en la corteza de la Tierra, el desconocimiento de los derechos
la población mundial asciende a ya sea en la superficie o en el fon- de otras especies animales y vege-
unos 6.000 millones de seres huma- do del mar. tales, derechos inherentes a su
nos. Si el período de duplicación condición de seres vivos, indepen-
se mantiene constante, dentro de No sabemos, en cambio, qué dientemente de que sean o no “úti-
40 años (hacia el 2040) habrá hacer con una gran mayoría de los les” a los intereses (especialmente
12.000 millones; dentro de 80, desechos que producen todos esos económicos) de los seres humanos.
24.000 millones; al cabo de 120 procesos en que se materializa el
años, 48.000 millones... Sin embar- “desarrollo” y que cada día invaden Nuestra cultura refuerza, a tra-
go, pocos creen que la Tierra pue- de manera más agresiva los suelos vés de la mayor parte de sus expre-
da dar cabida a tanta gente” (Sagan, y subsuelos, la atmósfera y los cuer- siones, la convicción de que los
1998: 29). pos de agua, además del –hasta seres humanos constituimos la ra-
hace pocas décadas todavía in- zón de ser y el fin último de este
En quinto lugar, ninguna espe- contaminado– espacio exterior. planeta que ocupamos y explota-
cie ha tenido la capacidad de im- Refiriéndose a la pérdida de la re- mos. Hemos perdido la conciencia
pacto sobre el ambiente (no sólo a ciprocidad en la relación entre la de las interacciones y de las mutuas
nivel local sino también global), comunidad humana y los ecosiste- dependencias entre unas especies y
que ha alcanzado la tecnología hu- mas que ocupamos, afirma Thomas otras y entre los seres vivos y los
mana en sus efectos tanto directos Berry que “lo que ocurre ahora y el demás elementos que conforman el
e intencionales, como indirectos o origen de nuestra tragedia (eco- ambiente. Como ya indicamos, los
accidentales. Para citar sólo unos lógica), es nuestra negativa a de- científicos sospechan con altas pro-
cuantos ejemplos, en pocas déca- volver lo que se nos ha dado; el babilidades de certeza, que la vida
das hemos deteriorado la capa de sistema industrial es un esfuerzo ha logrado evolucionar hasta for-
ozono que filtra las radiaciones para evitar la devolución, el pre- mas tan complejas como la socie-
ultravioleta procedentes del sol, y cio de nuestras comodidades actua- dad humana, gracias a la presencia
que la vida tardó cerca de dos mil les. Tomamos de la Tierra sin darle. del planeta Júpiter en su órbita.
millones de años en formar. El fe- Así de simple. Tomamos recursos y Saben, por ejemplo, que la vida
nómeno del calentamiento global, devolvemos productos venenosos” aeróbica de la Tierra depende para
producido por la contaminación (1997: 143). su existencia de la sanidad del

56 NÓMADAS WILCHES-CHAUX, G.: FUNDAMENTOS ÉTICOS DE LA GESTIÓN DEL RIESGO


Leñadores
de secoyas
en California
(“ocho metros
de ancho”).
National
Geographic.
Foto: A. R.
Moore, 1917

fitoplancton (plantas microscópicas de la naturaleza, hemos olvidado minadas por “ciencias” ocultas y
en suspensión) que habita en las nuestra dependencia de los ciclos dudosas. Estamos tan obnubilados
aguas marinas y que a través de la estacionales, e incluso de la nece- por las posibilidades de lo sobrena-
fotosíntesis genera la mayor parte sidad del día y de la noche. La dis- tural que hemos perdido la capaci-
del oxígeno que respiramos. La ponibilidad de luz artificial nos ha dad para reconocer los milagros
ciencia sabe también que la estabi- hecho olvidar que la oscuridad cotidianos que nos ofrece la natu-
lidad de la temperatura de nuestro cumple una función tan esencial raleza, incluyendo el milagro de
planeta depende de la capacidad de para la diaria revitalización de la existir. Como afirma el escritor co-
las selvas tropicales para regular, vida, como la función que cumple lombiano Arturo Guerrero, “sole-
también por medio de la fotosínte- el sol como fuente de energía mos añorar al medio día las estrellas,
sis, la cantidad de gas carbónico lumínica y de calor. sin advertir que el sol es una de
presente en la atmósfera terrestre. ellas”.
Así mismo, se sabe que en la En lugar de maravillarnos ante
biodiversidad de las selvas tropica- los prodigios más tangibles del cos- Todo lo anterior determina que
les existen los principios activos ca- mos –de un cosmos que comienza no solamente actuemos sino que
paces de curar muchas de las en nuestros propios cuerpos y de además pensemos como plaga.
enfermedades conocidas, así como cuya milagrosa voluntad de vida
posiblemente enfermedades que nosotros, los seres humanos, somos Nos arrogamos los derechos de
todavía no se conocen o que toda- una expresión tangible, concreta e vida y de muerte, y de extinción y
vía no existen, pero que, al paso que inmediata–, en vez de reconocer las de existencia, sobre las demás espe-
vamos, para cuando aparezcan, ya más evidentes interdependencias cies vivas y sobre los demás elemen-
habremos destruido la farmacia na- que nos vinculan con otras especies tos del entorno, y nos consideramos
tural que contiene las sustancias ca- y con otros seres que comparten la única razón de ser de este plane-
paces de curarlas. con nosotros desde nuestro hábitat ta, hasta el punto de eliminar todo
más inmediato hasta esa “comuni- cuanto pueda constituir un obstá-
Como nos hemos hacinado en dad sagrada” que es la biosfera, nos culo para nuestra prepotencia;
ciudades aparentemente indepen- extasiamos ante la posibilidad de construimos múltiples discursos fi-
dientes de los condicionamientos improbables dependencias, dicta- losóficos y aparentemente “éticos”

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 57


para justificar nuestro derecho a Ninguna otra especie es capaz de maestras del devenir universal e
explotar otras formas de vida o a los horrores del secuestro o la tor- interpretamos la razón humana
destruir sus hábitats. tura en cualquiera de sus formas fí- como una de las formas a través de
sicas o espirituales. Ninguna otra las cuales el universo es consciente
Pero al mismo tiempo nos ol- especie se divierte o se enriquece a de su propia existencia y se inte-
vidamos del carácter sagrado de costa del dolor planificado de otros rroga sobre su razón de ser, y si a
toda vida humana, del valor de seres vivos, ni se solaza en la cruel- nivel individual aprendemos a va-
cada individuo como manifesta- dad como la especie humana. Nin- lorar en cada ser humano una
ción del universo, como expresión guna otra especie propicia como expresión única, particular e irre-
de la “comunidad sagrada”. Esta forma de diversión las peleas a petible de esa “comunidad sagrada”
afirmación no es mera retórica, en muerte entre otras especies e inclu- que es el cosmos, pero al mismo
un país como Colombia en donde so entre seres humanos. tiempo adquirimos consciencia de
se asesinan cuarenta mil personas nuestra condición de plaga, nos
en el año, en donde el secuestro Nuestra capacidad para la veremos enfrentados a un dilema
es una industria lucrativa y en don- crueldad y nuestro poder destruc- ético, pues todo cuanto hagamos en
de existen un millón y medio de tivo en todas sus expresiones (in- favor de la especie humana, de su
personas desplazadas, seres huma- cluidas tantas manifestaciones calidad de vida y de su felicidad lo
nos arrancados violentamente de perversas de la ciencia, la religión estaremos haciendo en favor de la
sus costumbres, de sus raíces, de y la política, y muchas aplicacio- plaga.
su territorio, de su universo simbó- nes nefastas de la tecnología) me
lico y de su historia. Sólo podemos hacen sentir avergonzado de perte- Personalmente no concibo una
entender el profundo drama huma- necer a la especie humana. ética que no tenga como objetivo
no de los desplazados si nos imagi- último mejorar las condiciones de
namos que de la noche a la mañana existencia –materiales y espiritua-
alguien resuelve arrancarnos de raíz La dimensión de les– de los seres humanos. Creo,
de nuestro hábitat y nos vemos obli- nuestro dilema: ¿cómo con el cura Camilo Torres, que “el
gados a trasplantarnos a un territo- actuar en favor del ser amor es eficaz o no es amor” y que,
rio desconocido y hostil. humano sin acentuar así mismo la ética, que es una he-
la condición de plaga? rramienta del amor, se convierte en
Ninguna otra especie alcanza acción eficaz a través de múltiples
los extremos de crueldad contra sí Si por una parte, a nivel de es- expresiones concretas de la activi-
misma y contra otras especies de pecie, nos reconocemos a nosotros dad humana: la producción de más
que somos capaces los humanos. mismos como una de las obras alimentos y de mejor calidad para

Fútbol
británico,
“un deporte
de alto
riesgo”.
National
Geographic,
1914

58 NÓMADAS WILCHES-CHAUX, G.: FUNDAMENTOS ÉTICOS DE LA GESTIÓN DEL RIESGO


satisfacer las necesidades crecien- Aunque a nivel puntual resulte un niño enfermo o de prolongar
tes de la población; el desarrollo de válido que los avances que logre- con dignidad la existencia de un
vacunas y de tratamientos para pre- mos, por ejemplo, con miras a re- anciano, o que dejáramos de tra-
venir y curar enfermedades como ducir la pobreza e incrementar las bajar para evitar que los fenóme-
el cáncer y el Sida; la reducción de oportunidades de las comunidades nos propios de la dinámica de la
la mortalidad infantil; la prolonga- marginadas, contribuye a la preser- naturaleza se conviertan en desas-
ción de la vida en condiciones de vación de los ecosistemas con los tres para las comunidades humanas.
calidad y dignidad material y espi- cuales éstas interactúan y de las es-
ritual; la curación de enfermedades pecies no humanas que los habitan, Pero creo sí en la necesidad de
congénitas; la gestión de riesgos a nivel global esto solamente po- un “ambientalismo místico”, que
encaminada a prevenir la ocurren- drá producir efectos reales en favor nos permita sentirnos uno con el
cia de desastres o a reducir las de la biosfera, si somos capaces de cosmos –con ese cosmos que arran-
pérdidas y el sufrimiento que pro- revertir globalmente el rumbo de ca y tiene su expresión en nuestros
ducen; la búsqueda de soluciones nuestra especie como plaga. propios cuerpos– y que nos permi-
pacíficas a los conflictos; el desar- ta reconocer y admirar en cada uno
me de las naciones; la abolición de Como dice el antes citado de los seres y fenómenos que nos
las armas químicas, biológicas, Thomas Berry, “necesitamos una rodean (también partiendo de no-
informáticas y nucleares... Resulta- profunda terapia cultural”, una re- sotros mismos) a esa “comunidad
ría imposible enumerar todas las volución ética que redimensione el sagrada de sujetos” de que habla
formas a través de las cuales varios sentido de cuanto hagamos en be- Thomas Berry.
cientos de miles de seres humanos neficio de la especie humana, para
se dedican y se han dedicado, a tra- que al mismo tiempo beneficie a la Aunque en algunos momentos
vés de la historia, a trabajar en fa- Tierra. pudiera parecer lo contrario, este
vor de nuestra especie. texto se basa en una actitud espe-
Sería inconcebible que renun- ranzada sobre el futuro de la espe-
Sin embargo, repito, si no lo- ciáramos a la búsqueda de la cura cie humana y de nuestra capacidad
gramos cambiar radicalmente la de las enfermedades que afectan a para convivir armónicamente con
manera como nos relacionamos nuestra especie, que les diéramos la la Tierra y con las demás especies
entre nosotros mismos y con nues- bienvenida a las masacres y a las que, junto con nosotros, conforman
tro planeta, todo cuanto sigamos guerras como medio para reducir la la biosfera.
haciendo en favor de los seres hu- población humana, que impidiéra-
manos lo estaremos haciendo en mos –de estar en nuestras manos– En sus diálogos epistolares con
contra de la Tierra. la posibilidad de salvar la vida de Carlo María Martini, Obispo de

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 59


Milán, Umberto Eco se pregunta si cidad infinita para convertirse en man placeres, y al mismo tiempo
“existe una noción de esperanza (y nuestros maestros de compasión. un terror de la aniquilación por ese
de propia responsabilidad en rela- Nuestro contacto afectivo con otro misterioso enemigo de la voluntad
ción al mañana) que pueda ser co- animal nos enseña a entender len- de vida que se llama dolor; del mis-
mún a creyentes y a no creyentes. guajes que van más allá o más acá mo modo reconozco esas tenden-
¿En qué puede basarse todavía? de las palabras y a comunicarnos cias en la voluntad de vida que me
¿Qué función crítica puede adop- con otras formas vivas a través de rodea, ya se expresen de manera
tar una reflexión sobre el fin que la piel, del lenguaje corporal, de la comprensible, ya permanezcan
no implique desinterés por el futu- intuición y del amor. mudas” (1958: 104) .
ro, sino juicio constante a los erro-
res del pasado?” (Eco y Martini, Tenemos el reto de descubrir de
1999: 21). qué manera podemos continuar tra-
bajando en beneficio de la calidad Citas
Posiblemente esa esperanza se de la vida y de la felicidad de los
pueda materializar en una actitud seres humanos, sin que ello quiera 1 Los desplazamientos forzados de pobla-
ción civil no combatiente, además de
ética y comprometida tanto a nivel decir que sigamos alimentando estar estrictamente consagrados como
de la voluntad como de la razón, nuestra condición de plaga plane- una de las prohibiciones a los actores ar-
basada en la comprensión de la uni- taria. Seguramente se requerirá una mados de un conflicto por el Protocolo
II de Ginebra, constituyen una clara vio-
dad e interdependencia entre todas profunda redefinición de la cultura lación a los Derechos Humanos.
las formas de vida que habitamos en a partir de una ética no antropo-
2 Y, precisamente, mientras este texto se
la Tierra y con la Tierra misma, y en céntrica sino biocéntrica, es decir, que reedita para publicarlo en la revista Nó-
nuestra capacidad para sabernos y no conciba el bienestar humano ais- madas, las noticias del día (febrero 9 de
sentirnos uno con el cosmos. ladamente –y mucho menos a cos- 2005) informan sobre graves inundacio-
nes en Girón (Santander) y sobre la si-
ta– del beneficio de los demás seres tuación de cinco departamentos de Co-
Tenemos en nosotros mismos la vivos existentes en la Tierra, y de la lombia que a la fecha no se recuperan de
posibilidad de la compasión, no en- Tierra entera, considerada en sí mis- las consecuencias de la oleada invernal de
2004 que, entre octubre y diciembre, pro-
tendida con el sentido restringido ma como un ser vivo, de la cual los dujo 29 muertes y dejó 444.126 damnifi-
como la define el diccionario (“Sen- seres humanos somos sistema nervio- cados en 24 departamentos. Por otra par-
timiento de lástima por el dolor o la so, senestesia y conciencia. te, la temporada de huracanes de 2004
superó todos los récords, con 14 tormen-
pena ajena”) sino, volviendo a la tas tropicales y nueve huracanes, cuatro
etimología de la palabra, como la Convertir ese reto en compro- de ellos de intensidades máximas. Para
capacidad de compartir la pasión del miso de vida y aceptar, en térmi- nuestro país, en particular, resulta grave la
tendencia de las rutas de los huracanes de
otro o de la otra, sin que necesaria- nos de Berry, que el universo no es desplazarse hacia territorio colombiano.
mente ese otro o esa otra tengan que una colección de objetos sino una 3 En su libro póstumo titulado Miles de
ser seres humanos. Poder sentir en “comunidad sagrada de sujetos” de millones, Carl Sagan (1998) calcula que
nuestras propias tripas lo que sien- la cual formamos parte, implica cla- si contáramos a razón de una cifra por
ten los demás seres que conforman ra y expresamente una actitud reli- segundo durante día y noche, tardaría-
mos 32.000 millones de años, posible-
el cosmos, es decir, la senestesia o giosa frente al cosmos y frente a mente el doble de la edad del Universo,
sentido de ser a la cual hicimos refe- nuestra propia existencia. Actitud para contar hasta un trillón. Aquí esta-
rencia en párrafos anteriores. que se alimenta, entre otras fuen- mos hablando de una suma diez mil ve-
ces mayor. La cifra de 1023 estrellas en el
tes, de la compasión que, como atrás cosmos la corrobora Sagan en la obra
Posiblemente la importancia de se indicó, consiste en la capacidad citada.
que los niños convivan desde su para sentir en uno mismo la pasión 4 En términos termodinámicos, es decir,
más temprana infancia con seres de de otros seres, y que, en palabras de intercambios de energía, el equilibrio
es sinónimo de muerte. Cuando se habla
otras especies (siempre y cuando de Schweitzer, se expresa en que de “equilibrio ecológico” no se hace refe-
logren establecer con ellos lazos “así como en mi deseo de vivir exis- rencia al equilibrio termodinámico, sino,
afectivos y no tratarlos como me- te un anhelo hacia la vida trascen- paradójicamente, a la capacidad de un
sistema para mantener una relación esta-
ros juguetes desechables), radica en dente, y hacia esas misteriosas ble de desequilibrios, que recibe el nom-
que los animales tienen una capa- alturas del afán de vivir que se lla- bre de “estado estable”.

60 NÓMADAS WILCHES-CHAUX, G.: FUNDAMENTOS ÉTICOS DE LA GESTIÓN DEL RIESGO


FERRIS, Timothy, El Firmamento de la Men- SAGAN Carl, Miles de millones, Barcelona,
Bibliografía te, Madrid, Acento Editorial, 1993. Ediciones B.S.A., 1998.
NARANJO, Luis Germán, “Donde la tierra SCHWEITZER, Albert, El camino hacia tí
se encuentra con el agua”, en: Disoñadores mismo, Buenos Aires, Editorial Sur, 1958.
BERRY, Thomas c.p., Reconciliación con la del futuro, Pasto – Bogotá, Asociación
para el Desarrollo Campesino ADC y WILCHES-CHAUX, Gustavo, “Sexo, muer-
Tierra. La nueva teología ecológica, San- te, biodiversidad, singularidad”, en: La
tiago de Chile, Cuatro Vientos, 1997. Fundación Colombia Multicolor, 1997.
letra con risa entra, Bogotá, Ecofondo,
ECO, Humberto y Martini, Carlo María, ¿En FES, Fondo FEN, 1996.
qué creen los que no creen?, Bogotá, Pla-
neta, 1999.

NO. 22. ABRIL 2005. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NÓMADAS 61

Вам также может понравиться