a la sociología cualitativa
Fundamentos epistemológicos
y elementos de diseño y análisis
Introducción
a la sociología cualitativa
Fundamentos epistemológicos
y elementos de diseño y análisis
Mariela Quiñones
Marcos Supervielle
María Julia Acosta
Rector de la Universidad de la República
Dr. Roberto Markarian
Diseño Gráfico
C. Espinosa, A. Folga y R. Rodríguez
Corrección de estilo
María Soledad Menéndez y Érika Geymonat
Puesta en página
Analía Gutiérrez
ISBN: 978-9974-0-1156-4
Parte I
Epistemología de las ciencias sociales
Parte II
Diseño de investigación cualitativa
Problematización
.......................................................................................................67
Elementos del diseño cualitativo
.......................................................................................................79
La investigación etnográfica 97
.......................................................................................................
7
Acompaña este volumen como colaboradora calificada, la
profesora María Julia Acosta, también docente en méto-
dos cualitativos, perteneciente a la segunda generación
de enseñanza de la metodología cualitativa en facultad.
Efectivamente, poco a poco la disciplina fue ganando te-
rreno y en la reforma del plan de estudio en el año 1992
logra constituirse como cátedra autónoma. A instancias de
ello se inaugura la cátedra de Metodología VI. Esta cátedra
institucionaliza los estudios cualitativos para la carrera de
Sociología, aunque obviamente sigue teniendo un carác-
ter marginal. Algunos docentes, entre los que me incluyo,
empezamos a incursionar en la disciplina, ya sea como
asistentes, ya sea desarrollando estudios complementa-
rios en postgrados en el exterior. Poco a poco, siendo ya
la década de los noventa, se empiezan a introducir las he-
rramientas informáticas para el análisis de datos textuales,
fundamentalmente el programa Atlas.ti.
Actualmente la facultad ensaya un tercer plan de estudio
(2009) y junto conmigo, María Julia Acosta comparte una
de las tres cátedras de análisis cualitativo de datos en el
marco de las licenciaturas de Trabajo Social y Sociología.
Junto con Supervielle, también nos dividimos el trabajo de
enseñanza dictando los dos cursos de metodología cuali-
tativa de la maestría en Sociología de la Facultad de Cien-
cias Sociales.
Una vez presentados los autores de las distintas contribu-
ciones, refiriéndonos al contenido de la obra, esta se ha
fijado como objetivo específico precisar las potencialidades
y los alcances que los métodos cualitativos tienen en la ex-
plicación y la interpretación de los problemas sociales.
Con esta orientación, la obra se divide en dos partes. En
una primera parte, se ocupa de presentar los fundamen-
tos epistemológicos de los estudios cualitativos. Esto en
la medida en que se pretende introducir una reflexión que
sirva para valorar la aplicabilidad de los estudios cualita-
tivos, evitando su reductibilidad al uso mecánico de un
conjunto de técnicas. Para ello consideramos pertinente
retomar dos artículos claves en nuestro proceso de ense-
ñanza: La epistemología de la investigación social cualita-
tiva de Howard Becker y El razonamiento sociológico: el
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 8
espacio no popperiano del razonamiento natural (2006)1
de Jean-Claude Passeron. El segundo, por su grado de
complejidad y dificultad de lectura, optamos por dejarlo
como texto complementario del libro, colocándolo al final.
Ambos son introducidos con un fin didáctico y se basan
en una traducción de sus partes fundamentales y un bre-
ve comentario ampliatorio del argumento de los autores
en los que hemos participado el profesor Supervielle y yo.
Completa esta primera parte como cierre de esta discusión
epistemológica un artículo del profesor Supervielle (en se-
gunda edición) en torno a la problemática de las catego-
rías conceptualizantes como referencial del análisis en los
estudios cualitativos.
Con el artículo de Howard Becker, se pretende aportar una
mirada específica al interior de la sociología cualitativa,
muy centrada en la etnografía, que tiene la virtud de poner
en discusión las propias prácticas al interior de las distintas
corrientes comprensivistas. Siguiendo las consignas de
Becker, representante del interaccionismo simbólico y la
segunda escuela de Chicago, se agregan notas sobre los
principios que según este autor especifican los estudios
cualitativos.
En forma complementaria, recomendamos abordar el artí-
culo de Jean-Claude Passeron. En el mismo se presenta
una reflexión en torno al espacio lógico de la sociología, el
valor probatorio de sus teorías y las condiciones bajo las
cuales esta ciencia, como otras ciencias históricas, puede
funcionar como ciencia empírica. A través de este artícu-
lo se pretenden destacar algunos tópicos de la discusión
epistémica que afloran de este contexto, señalar algunos
temas para debatir que van más allá de una simplificada
visión sobre lo cualitativo contra lo cuantitativo. El objetivo
es mostrar, al menos parcialmente, que la estrategia cuali-
tativa implica una pluralidad de técnicas y teorías.
Dada la influencia que el análisis en términos de variables
tiene en la sociología, consideramos importante señalar
este cambio en la unidad de significado y el esquema ana-
PRESENTACIÓN
9
lítico y, por ello, se decidió reeditar el artículo de Supervie-
lle, Apuntes sobre categorías conceptualizantes. El texto
es central para diferenciar los propósitos de los estudios
cualitativos y cuantitativos: se trata de mostrar cómo las
investigaciones cuantitativas se orientan a explicar fenó-
menos sociales a partir de una vocación analítica (y cómo
en esta perspectiva el concepto de variable es central), y
la inscripción de las categorías conceptualizantes en un
modelo totalmente distinto de inteligibilidad. Con ello se
busca reafirmar la vocación heurística de las investigacio-
nes cualitativas, por medio de las cuales se intenta com-
prender —y no explicar— el sentido que los individuos le
dan a sus acciones o al mundo que los rodea.
La segunda parte de la obra está orientada a desarrollar
las problemáticas ligadas al desarrollo de un diseño cua-
litativo de investigación. Para fortalecer este enfoque, se
abordan los principales pasos para la problematización
sociológica de la realidad social y los procedimientos a
seguir en el diseño propiamente dicho de un proyecto de
investigación. La problematización no suele ser problema-
tizada en sí misma (aunque parezca una redundancia) en
el proceso de investigación cualitativa y discutirla en esta
instancia parece ser una buena oportunidad para llenar un
vacío en la formación.
Continuamos luego con un capítulo de diseño. Este sienta
las bases para recuperar las discusión sobre sus distintas
instancias, integrando los diferentes momentos: desde la de-
limitación del problema, la formulación de objetivos (recorte
espaciotemporal, coherencia con el marco conceptual), pa-
sando por la formulación de la(s) pregunta(s) de investiga-
ción, la entrada al campo, la delimitación del método, la de-
finición de unidades de análisis, las decisiones muestrales,
así como la instrumentación y la selección de estrategias de
obtención, el análisis y la presentación de datos.
En este marco se consideró pertinente hacer una aproxi-
mación a la investigación etnográfica o trabajo de cam-
po, como una metodología de investigación social, que si
bien está asociada a los estudios antropológicos, es nece-
sario apreciar su especificidad en la aplicación al campo
sociológico. Para ello volvimos a convocar a Supervielle,
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 10
quien ha contribuido con un artículo reflexivo con base en
una experiencia de etnografía sociológica en el campo
de las organizaciones. Este artículo tiene su fortaleza en
describir y problematizar un conjunto de prácticas de in-
vestigación etnográfica, tales como el tipo de observación
—considerando cuestiones específicas como la pauta, el
papel, el desplazamiento y la posición del investigador—,
la visibilidad o el carácter oculto, el rapport con los sujetos
observados, el tipo de registro que es captado y el conti-
nuo observación-participación. Son tratados, también, los
criterios de confiabilidad y validez, así como la cuestión de
la formulación inicial de conceptos teóricos y de hipótesis,
en un contrapunto, en buena medida, con criterios neopo-
sitivistas de validar el conocimiento.
Arribamos a continuación a los artículos que de alguna
manera pueden ser considerados centrales de esta obra,
pues abordan directamente la problemática del curso que
inspiró este libro: los procedimientos de análisis de la teo-
ría fundamentada.
En este artículo presento la estrategia de análisis de la
teoría fundamentada, metodología de análisis basada en
el principio de generar teoría a partir de los datos obteni-
dos en el campo. La emergencia de los significados desde
los datos, pero no de los datos en sí mismos, hace de la
teoría fundamentada una herramienta muy útil para que el
profesional aprenda a razonar inductivamente y desde el
concepto de categoría.
La construcción de tipologías en sociología, como pro-
cedimiento de conceptualización y análisis empírico de
la teoría fundamentada es el tema del siguiente capítulo.
Es el resultado de una discusión interna con los profeso-
res Supervielle y Acosta, desde la cual se distingue este
procedimiento de análisis e interpretación de los datos,
contraponiéndolo teóricamente a otros grandes procedi-
mientos de construcción de tipologías de amplio uso en las
ciencias sociales: la construcción de tipos ideales al estilo
weberiano, la construcción de tipologías por reducción de
espacios de atributos al estilo de Barton o a otras líneas de
estudios cuantitativos de tipo estructuralistas.
PRESENTACIÓN
11
Esperamos entonces, que se cumplan nuestros objetivos y
que este sea el comienzo de un fructífero debate en torno
al lugar y la calidad de los estudios cualitativos en el ámbi-
to académico del país y particularmente de la Universidad
de la República.
Mariela Quiñones
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 12
Parte I
Epistemología de las ciencias sociales
Epistemología de la
investigación cualitativa
desde la perspectiva de
Howard Becker
15
actores, entre otros aspectos. En este sentido, la discusión
pretende innovar en el campo del debate metodológico en
el Uruguay.
En principio resaltar que Becker no niega que la problemá-
tica lo pone a él en una posición incómoda como investiga-
dor. Y ello porque, en primer lugar, esta distinción lo lleva a
considerar y reconocer no solo las diferencias, también las
similitudes entre las dos perspectivas. Y también porque
ello lo remite a sus propios orígenes:
Soy un intelectual que debe su formación a Robert
E. Park, fundador de la escuela de Sociología de
Chicago. Park fue el gran defensor de los —ahora
llamados— métodos etnográficos, pero Park tam-
bién propuso métodos cuantitativos, en especial los
ecológicos. Estoy de acuerdo con él en esto, las
similitudes de ambos métodos son probablemente
más importantes y relevantes que las diferencias.
De hecho, pienso que los mismos argumentos epis-
temológicos subyacen y provienen de la misma jus-
tificación (Becker, 1996: 1).
Esta ambigüedad, a su juicio, ha teñido históricamente el
campo de las ciencias sociales en base al argumento que
ambos métodos garantizan el carácter científico de los
hallazgos. Y es recién a partir del reconocimiento de esta
base que para Becker podemos ver de forma más acotada
las diferencias que guardan:
Ambos tipos de investigación tratan de ver cómo
funciona la sociedad, describir la realidad social, y
responder preguntas específicas sobre instancias
específicas de la realidad social. Algunos científi-
cos sociales están interesados en descripciones
muy generales, en la forma de leyes sobre clases
enteras de fenómenos. Otros están más interesa-
dos en entender casos específicos, cómo esas [le-
yes] se ejercitan en este caso. Pero también ambos
métodos se superponen en determinados aspectos
(Becker, 1996: 1).
Estas diferencias se sostienen en que las dos formas de
aproximarse a la realidad, sin negar a ninguna de las dos,
darán diferente peso, bien a la comprensión de los fenó-
menos históricos y etnográficos específicos, bien a las
leyes generales de la interacción social. Por ello también
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 16
reconoce que hay un presupuesto, quizás no en forma
explícita, en cada uno, de la pertinencia del otro método,
la complementariedad del otro: «Todo análisis de un caso
específico —explícitamente o implícitamente— reenvía a
una ley general, de la misma forma que cada ley general
presupone que el estudio de un caso particular mostraría
como esa ley opera» (Becker, 1996: 1).
Ambos procedimientos, concluye Becker, culminan con el
mismo tipo de comprensión.3
Pero más allá de este tipo de ecumenismo que predica
Becker, podemos interpretar en sus palabras que la voca-
ción de la epistemología pasa en última instancia por des-
cribir cómo son las cosas en la práctica. Y allí las diferen-
cias entre los dos métodos emergen con más nitidez .4 Y
justamente en ellas es que se posiciona con más firmeza.
¿Basándose en qué hace emerger estas diferencias?
En primer lugar, estas diferencias epistemológicas emer-
gen a partir de la idea de que estos estudios remiten a pre-
guntas de investigación bastante diferentes a nivel de los
datos en la búsqueda de generalizar sobre la vida social.
Epistemología
17 de la investigación
cualitativa desde
la perspectiva
de Howard Becker
Las metodologías de tipo survey se basan en una de las
variantes del método experimental y buscan diferencias
numéricas entre dos grupos de personas que difieren de
manera significativa en el dominio de su actividad o en su
contexto. El argumento básico es el de encontrar una ex-
plicación fundada en la lógica de la diferencia entre grupos
que presentan características diferentes:
Lo que se quiere aquí es demostrar que es menos
probable que los adolescentes cuyos padres tienen
empleo de un estatus socioeconómico alto se invo-
lucren en la delincuencia; o lo más probable es que
se identifique una diferencia de la cual se infieran
otras diferencias o posibilidades que «expliquen» la
delincuencia (Becker, 1996: 2).
Por su parte, los etnógrafos buscan —lo que es muy distin-
to— describir la manera en que se organiza la acción que se
estudia. Y ello de tal manera que se pueda comprender lo
mejor posible lo que se ha constatado en las observaciones:
Una descripción que le dé sentido lo más cerca
posible a lo que ellos han visto al observar la de-
lincuencia juvenil: ¿Quiénes son las personas im-
plicadas en el acto delictivo? ¿Cuáles fueron sus
relaciones antes, durante y después del evento?
¿Cuáles eran las relaciones con la gente que vic-
timizaron, con la policía, con la corte de menores?
(Becker, 1996: 2)
Los etnógrafos se interesan también por la historicidad de
los eventos y, por lo tanto, por los procesos que conducen
a un acto o un proceso y cómo el encadenamiento de even-
tos depende de la forma en que se organiza la actividad.
Sobre esto argumenta que el razonamiento que orienta
esta otra manera de investigar reposa sobre la relación
compleja entre numerosas afirmaciones más o menos
confirmadas. No se trata de probar de manera absoluta
la existencia de relaciones particulares, sino más bien de
describir este sistema de relaciones, demostrar que las co-
sas se sostienen en una relación de influencias, de apoyo,
de colaboración o de interdependencias mutuas. En las
observaciones etnográficas —sean antropológicas o so-
ciológicas— se genera una fuerte convicción por el hecho
de «haber estado ahí».
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 18
Y ello también abre otra problematización: el lugar del in-
vestigador. En este contexto, a diferencia de la situación
de survey, ya no aparecen como absurdos los lazos que
establece el investigador en el trabajo de campo, porque
con ello, el investigador evita correr el riesgo de ver rela-
ciones que pueden realmente no ser tales, como cuando
se trabaja con un sistema de variables. Por el contrario,
se trata de personas que actúan conjuntamente y hacen
manifiestamente cosas que están en relación las unas con
las otras. Puede tratarse de las mismas personas en los
dos tipos de análisis, pero los análisis de los cualitativistas
no realizan análisis a partir de variables aisladas y abs-
tractas para luego reunirles en conjuntos coherentes, sino
que hacen tomar conciencia del carácter artificial de los
«constructos» de variables.
Una segunda diferencia que justifica esta distancia epis-
temológica entre los dos tipos de estudios proviene de la
recolección de información.
Los investigadores de campo —lo busquen o no, lo quie-
ran o no— se encuentran frente a informaciones múltiples.
Cuando se hace una encuesta, los investigadores saben
de antemano toda la información que es posible obtener.
Podrán llamarle la atención ciertas correlaciones, pero se-
guramente no habrá hechos sorprendentes. De hecho —
nos recuerda Becker— en los institutos de relevamiento
de opinión, se descartan los datos que no responden a
las preguntas previstas por los formularios. En las investi-
gaciones de campo uno no puede abstraerse y descartar
información a priori. Mientras se está en el campo se re-
quiere entender y ver cosas que necesitan ser registradas
sobre los cuadernos de notas de campo. Si se tiene expe-
riencia, los investigadores anotarán todo, aunque piensen
que no les va a servir hasta que sepan de forma cierta
que esa información nunca les servirá. De esta manera
se da la posibilidad de encontrar cosas que no esperaban
descubrir, pero que tienen que ver a la luz de su tema de
investigación.
El punto lleva a Becker a abrir otra reflexión y otro principio
de la investigación social cualitativa: el reconocimiento de
que es imposible contar con una única etnografía. Este au-
tor parte de la base que existen múltiples epistemologías
Epistemología
19 de la investigación
cualitativa desde
la perspectiva
de Howard Becker
sobre las que reposan las investigaciones etnográficas.
Aun así, él se basa en la epistemología pragmática, que
considera que lo que hacemos afecta la credibilidad de las
proposiciones que se indican al final del estudio. Según él,
algunas preguntas simples se encuentran en el corazón de
los debates que se realizan sobre los métodos cualitativos.
¿Debemos tomar en cuenta el punto de vista de los
actores sociales? Si es así ¿cómo lo haremos? ¿Y
cómo maniobramos con lo que deviene en toda ac-
ción social en el mundo de lo cotidiano? Y conside-
rando esto último, ¿cuán densas/amplias podemos
hacer nuestras descripciones? (Becker, 1996: 3).
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 20
A lo que agrega:
Podemos descubrir (no con total precisión) lo que
la gente piensa que hace, los significados que
ellos le dan a los objetos y eventos y la gente con
quien conectan en su vida cotidiana. Lo hacemos
conversando con ellos, en entrevistas formales
o informales, en breves intercambios de palabra
mientras participamos de sus actividades diarias,
escuchando y observando cómo van sus cosas; in-
cluso lo hacemos dándoles cuestionarios donde ex-
plicar algunos significados, o que les damos como
opciones para marcar; esto para apoyar nuestras
anotaciones. Es decir, cuanto más cerca estemos
de «registrar» las condiciones en las cuales ellos
atribuyen significados a objetos y eventos, más pre-
cisas serán nuestras descripciones de estos signifi-
cados» (Blumer, 1969: 4).
El tema no es si tenemos derecho a interpretar, sino el
grado de precisión con que lo hacemos. Nunca será de
una precisión perfecta, aunque sí de un cierto grado de
precisión. Aquellos a quienes observamos piensan en lo
que hacen, le dan significación a las cosas, a los eventos,
a las personas que encuentran en sus vidas y en el curso
de sus experiencias. Es en función de ello que necesita-
mos anticipar lo que vamos a decirles o preguntarles, y
cuanto más comprendamos lo que se puede atribuir a las
significaciones que ellos manejan, más precisas serán las
descripciones de las significaciones.
Un ejemplo es:
Una de las ideas más comunes y prejuiciosas so-
bre el consumo de drogas es que es un «escape»
de algún tipo de realidad, opresiva o insufrible. La
intoxicación por consumo de alguna droga (ilegal)
es concebida como una experiencia en la cual todo
el dolor y aspectos rechazados de la realidad son
mantenidos al margen, de modo que no hay que
bregar con ellos. El drogadicto reemplaza el sentido
de realidad por fantasías de esplendor, placeres y
sin trascurrir sin conflictos. Este imaginario perte-
nece a una tipo de literatura, sobre todo generada
en la lectura de Confesiones de un opiómano, de
Thomas de Quency, y en El almuerzo desnudo de
William Bourroughs. Estas descripciones sobre el
Epistemología
21 de la investigación
cualitativa desde
la perspectiva
de Howard Becker
uso adictivo de drogas han sido utilizadas por gene-
raciones de investigadores, y son fantasías que no
corresponden a la experiencia del consumo adicti-
vo real (Becker, 1996: 4).
Con todo, señala Becker, Blumer advertía que las perso-
nas no dicen el significado que ellos le dan a las cosas y
sin embargo no por eso el sociólogo se prohibirá de hablar
del tema. En ese caso es necesario inventar y establecer
razonamientos hipotéticos sobre la gente de la cual escri-
bimos sobre qué quiso decir cuando dijo esto o aquello.
Aunque inevitablemente es riesgoso desde un punto de
vista epistemológico adivinar lo que no pudo observarse
directamente, el riesgo es que podemos adivinar de forma
equivocada. Esta práctica es muy común en todo lo que
tiene que ver con «conductas desviadas» tales como la
drogadicción, la delincuencia, las diferentes sexualidades
y sus prácticas, etcétera. Sin embargo, este riesgo no debe
ser considerado un riesgo epistemológico en la medida en
que el investigador realice una vigilancia sobre sus inven-
ciones o sus especulaciones y muestre si se sostienen en
relación con otras observaciones que se realizan. En este
sentido, Becker siente que la investigación etnográfica es
más rigurosa que la investigación por encuesta, porque
este tipo de vigilancia no es posible o es difícilmente posi-
ble en este otro tipo de investigaciones.
En general los investigadores etnógrafos asumen como
principio «respetar el punto de vista de los actores»; sin
embargo, muchas veces las personas que interrogamos
no dan una interpretación estable y coherente de las co-
sas. O quizás peor aún, las personas no saben con cer-
teza la significación que las cosas tienen para ellos: las
interpretaciones que dan de los eventos y de las personas
son vagas o imprecisas. Si partimos de la posición anterior
de la necesidad de «respetar el punto de vista de los acto-
res», es necesario respetar esta confusión y no dar puntos
de vista demasiado contundentes cuando los actores no
los tienen. Esto genera que el trabajo de investigación se
vuelve más difícil, ya que es difícil describir y más aún me-
dir un objeto inestable.
Como ejemplo de esto Becker recuerda cómo Latour des-
cubre la «inestabilidad» de las afirmaciones que hacen los
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 22
científicos y señala lo paradójico que resulta, porque en
general los sociólogos tienen mucho respeto por las afir-
maciones de los científicos, ya que consideran que estas
afirmaciones son superiores a las convencionales y prosai-
cas del conocimiento ordinario. Lo que descubre Latour es
que los científicos no abordan siempre a la ciencia de esta
manera. Es cierto que a veces consideran las afirmacio-
nes científicas como definitivas, pero otras veces disputan
entre ellos (y ello ocurre bastante seguido). Latour llega a
creer en el principio de que en el trabajo de campo los cien-
tíficos podemos quedar tan indecisos como lo están los ac-
tores que estudiamos. Becker se sostiene en ello para decir
que si los científicos objeto de estudio se encuentran frente
a una conclusión, un hallazgo o una teoría, cualquiera de
ellos con grados de inestabilidad, sometidos a controversia
o revocables, o simplemente en duda, esta duda también
pueden tenerla los investigadores de campo. Y a la vez, si
los investigadores científicos consideran una teoría cierta,
los investigadores de campo deben también poder consi-
derar sus resultados de la misma manera.
En conclusión, desde el punto de vista epistemológico los
métodos cualitativos implican que no debemos inventar los
puntos de vista de los actores ni asignarles más que las
ideas que ellos tienen sobre el mundo para comprender
sus propias acciones, sus razones y sus motivos.
El mundo de lo cotidiano:
abrirse a lo inesperado
El segundo punto paralelo a la idea de que debemos apren-
der a comprender las significaciones que la gente da de su
mundo en vez de inventarlas es que hay que estudiar el
mundo y la vida de todos los días, lo cotidiano. La idea de
base es que como seres humanos actuamos en el mundo
sustentándonos en presupuestos que jamás ponemos en
cuestión, pero que nos hacen actuar con la certeza de que
cuando actuamos así, los demás reaccionarán como pen-
samos que lo van a hacer.
En este sentido, Becker se diferencia de los etnometodó-
logos y de otras corrientes que miran la vida cotidiana bus-
cando «las interpretaciones comunes». Estas perspectivas
Epistemología
23 de la investigación
cualitativa desde
la perspectiva
de Howard Becker
se orientan a la búsqueda de certezas epistemológicas
profundas que sobreentienden todas estas ideas compar-
tidas por todos; los metaanálisis y los sistemas ontológicos
sobre los que de ordinario no se tiene ninguna conciencia
y que, sin embargo, hacen la vida posible.
Becker señala que su punto de vista es otro y más simple,
menos polémico y más pragmático, que puede ser una al-
ternativa o un complemento a las teorías más complejas
antes mencionadas.
Esta es la noción del mundo cotidiano, tal como
el mundo en el cual la gente actúa diariamente, el
mundo cotidiano en el cual las cosas que nos inte-
resan suceden. ¿A qué oponemos esto? Esto es lo
opuesto a simple, menos costoso, y menos tiem-
po desperdiciado, del mundo que el científico so-
cial construye para recoger información de manera
eficiente; en el cual las encuestas y cuestionarios
son llenados, y se consultan documentos oficiales
como lo más representativo para la observación de
actividades y eventos a los que estos documentos
se refieren (Becker, 1996: 5).
Las personas que observa el etnólogo ven la realidad de la
vida cotidiana no a través de una versión que se crea para
ellos. Su verdad merece ser tratada como con mayor valor
de verdad que las versiones menos precisas, más allá de
las ventajas ligadas a métodos más eficaces y de costos
inferiores. Becker da al respecto un ejemplo tomado de un
curso de etnografía que dio en Kansas City: le pidió a un
estudiante que realizaba un trabajo sobre carteros que le
preguntase a alguno de ellos qué recorrido prefería y por
qué. Al tener una respuesta, este estudiante les pidió a
colegas del curso que adivinasen cuál fue la respuesta. Un
primer estudiante sostuvo que debería ser el recorrido en
los barrios burgueses, porque eran más seguros. Otro es-
tudiante sostuvo que debía ser el de los barrios populares,
porque había mucho menos correo. De hecho, en ambas
respuestas primaba la posición de clase de los propios es-
tudiantes, uno de clase media alta y el segundo de clase
popular. La respuesta real era otra. El cartero prefería los
barrios más planos en una ciudad que tiene muchas su-
bidas y bajadas. La enseñanza es que la información ob-
tenida en los detalles de la vida cotidiana es que muchos
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 24
eventos y acciones aparecen a partir de explicaciones que
se da la gente en el marco de la vida cotidiana o del sen-
tido común, y que estos aspectos raramente son conside-
rados en nuestras teorías y mucho menos captados en la
investigación por encuesta.
Epistemología
25 de la investigación
cualitativa desde
la perspectiva
de Howard Becker
de Becker, es la amplitud, el objetivo que es preferible para
un investigador de terreno. En términos simples,
tratar de encontrar (abarcar) algún indicio relati-
vo a cada tema que el investigador ha planteado,
aun de manera tangencial. Si queremos conocer
los barrios de los «jóvenes en delito», estudiamos
donde vivieron, las escuelas donde estudiaron, las
prisiones en que estuvieron, etc. Los investigado-
res de campo recogen una cantidad de información
incidental sobre materias importantes durante su
participación o en largas entrevistas pero, como los
investigadores cuantitativos, ellos usan siempre la
«información disponible» para tener una idea (pre-
via) sobre ellos (Becker, 1996: 7-8).
Lo que nos recuerda nuevamente la idea sociológica —
repetida desde Tarde en su polémica con Durkheim hasta
las lecturas que de Becker hace Bruno Latour sobre la ne-
cesidad de volver a juntar al sociólogo con lo «social»—:
el sociólogo suele partir de la existencia de colectivos ya
constituidos, clases, partidos, género, etcétera. Pero el ob-
jetivo del sociólogo cualitativo es reconstruir estos colecti-
vos, ver si existen o no y además mostrar su permanente
inestabilidad.
Referencias bibliográficas
Becker, H. (1996) «The epistemology of the qualitative research». En:
Jessor, R., Colby, A. y Schweder, R. (eds.), Essays on
Ethnography and Human Development. Chicago: Univer-
sity of Chicago Press.
Habermas, J. (1990) La lógica de las ciencias sociales. Madrid: Tecnos.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 26
Apuntes sobre categorías
del entendimiento5
Marcos Supervielle
27
A su vez, es tal el rendimiento heurístico de esta forma de
conceptualización que desde Lazarsfeld en adelante se ha
vuelto la forma principal de conceptuar en las investiga-
ciones empíricas en el campo de las ciencias sociales. En
particular porque las variables permiten medir y comprobar
relaciones precisas entre los fenómenos. La ciencia con-
lleva siempre una reducción de la realidad, sea a través
de procesos de abstracción o de generalización; esta for-
ma de conceptuar presupone un tratamiento de la infor-
mación en términos de datos objetivables, procedimiento
indispensable para poder cuantificarlo, por un lado y, por
otro, porque las cuantificaciones permiten mostrar ciertas
transformaciones de la realidad. Pero a su vez, permiten
esconder otras transformaciones, que son las que justa-
mente se relacionan con la evolución o la negociación de
los contenidos semánticos, los propios conceptos que he-
mos transformado en las variables, pero al hacerlo cristali-
zamos su sentido. Las variables no se autoobservan.
Esta limitación conlleva, por lo tanto, una doble crítica. Por
un lado, a nivel micro, supone no partir de esquemas hi-
potético-deductivos, es decir, partir de las acumulaciones
teóricas existentes en un campo científico dado para de
allí realizar los complejos proceso de operacionalización
de las hipótesis en términos de relaciones entre variables
y luego pasar a operacionalizar las propias variables en
términos de indicadores que permitan contrastarlas en el
campo empírico. Estos procedimientos no nos permiten
dar cuenta de cómo posiblemente estas variables cambia-
ron su sentido en el transcurso del tiempo y del contexto
en que aparecen para los propios actores involucrados en
las investigaciones que intentamos realizar.
Si nos importa aproximarnos a la realidad teniendo en
cuenta el sentido que le dan los actores, debemos realizar
procedimientos de tipo inductivo, ya que nuestro primer
objetivo de investigación se transforma en preguntarnos
cuáles son los conceptos y los conocimientos a partir de
cómo los actores se ubican en el mundo; y por consiguien-
te, cómo actúan en él. Y por lo tanto, cómo, a partir de
estos conceptos ellos evalúan los fenómenos sociales en
los cuales están involucrados, las razones de ser de sus
acciones sociales, etcétera.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 28
Si partimos, por lo tanto, construyendo teorías contrasta-
bles empíricamente a partir de variables, incorporando, sin
hacerlo explícito, la inexistencia de una «definición de la
situación» por parte de los actores, y, anulamos la posi-
bilidad de dar cuenta de lo que en realidad esté pasando,
del porqué, del sentido que tiene un fenómeno para los
actores, qué puede haberse modificado en el transcurso
del tiempo, o cómo este sentido es distinto en espacios
sociales distintos, o para actores distintos, todo ello quizás
sea irreductible a los más sofisticados algoritmos que rea-
licemos con los datos.
Esta carencia es más notable cuando nos encontramos
con poblaciones que por distintas razones han sido poco
estudiadas o pertenecen a un mundo extraño al investiga-
dor. Y esto sucede a nivel micro, pero también sucede a
nivel macro, en la medida en que estamos viviendo pro-
fundos y radicales cambios a nivel de la sociedad, de la
economía e incluso de la cultura.
Crecientemente en las investigaciones teóricas nos encon-
tramos con esfuerzos intelectuales importantes para mos-
trar la existencia de cambios de carácter cualitativo a nivel
de la sociedad global y de la existencia del funcionamiento
novedoso de mecanismos sociales que les permiten operar.
Cambios que trascienden el nivel micro, o sea, el nivel en
el que de una forma u otra los actores tienen algún tipo de
incidencia directa sobre la sociedad a través de sus accio-
nes. Hemos visto la emergencia de las teorías de la segun-
da modernidad y posmodernidad, que intentaban describir
transformaciones inéditas de la sociedad. Estas primeras
teorizaciones intentaban demarcar las nuevas situaciones
con respecto al pasado definido como de modernidad clá-
sica, mostrando la existencia de nuevas formas del funcio-
namiento de la sociedad a nivel global. Pero su esfuerzo
se centrada en esta idea de ruptura con el pasado, con los
mecanismos sociales que no funcionaban más, pero toda-
vía no intentaban, o no se proponían, describir cuáles eran
los elementos claves emergentes que permitían describir a
estas sociedades distintas y emergentes.
Posteriormente, una nueva generación de sociólogos y filó-
sofos sociales ha intentado caracterizar estas transforma-
APUNTES SOBRE
29 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
ciones en términos de sociedad compleja (Luhmann y Mo-
rin), líquida (Bauman), modular (Deleuze), del riesgo (Beck),
de la información (Castel y Lash), del conocimiento, etcéte-
ra, intentando encontrar categorías nuevas pero básicas o
nuevos mecanismos sociales que permiten describir más
ajustadamente a la sociedad actual. Otros sociólogos se
han centrado más sobre las consecuencias de estos cam-
bios, como por ejemplo sobre el carácter de las personas, o
más en general de la cultura del capitalismo contemporáneo
(Sennet), del funcionamiento de las ciudades y de la globa-
lización (Sassen) entre otros, pero nuevamente se intentan
describir los nuevos mecanismos que están operando en la
sociedad. Al pasar señalemos que poco a poco se va pa-
sando de explicaciones que parten de leyes nomológicas a
explicaciones en términos mecanísmicos.
Tanto a nivel micro como a nivel macro, por lo tanto, cree-
mos que estos cambios no pueden percibirse como trans-
formaciones de las relaciones cuantitativas entre variables.
De hecho, nunca como hoy han existido acumulaciones
en bancos de todo tipo de datos, y nadie puede negar su
enorme utilidad. Y, sin embargo, difícilmente puedan expli-
car los cambios de carácter sistémico que las sociedades
están teniendo, porque justamente el cambio que se des-
cribe a través de variables no puede explicar la transfor-
mación de los conceptos y las relaciones que son el funda-
mento de las variables que se han utilizado para describir
la realidad. Es más, algunas de las formas de acumulación
y descripción en términos de variables pueden falsear la
percepción de los procesos sociales realmente existen-
tes y, por lo tanto, pueden transformarse en descripciones
erróneas de la realidad.6
Este artículo no pretende tener originalidad,7 sino que tie-
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 30
ne por fin el de poner de relieve ciertos fundamentos a
una mirada distinta a la metodología dominante en la so-
ciología actual. Intentamos, a través del texto, mostrar la
relevancia que tienen las categorías sociales tanto para
la construcción de la sociedad como para su observación
y mostrar la diversidad de puntos de vista con respecto a
ellas. Iniciamos el texto con una revisión del concepto de
categoría conceptualizante desde su origen filosófico, para
pasar luego al campo de la sociología clásica y dar cuenta
de sus distintas evoluciones posteriores, intentando mos-
trar los fundamentos y los paradigmas que las orientan.
APUNTES SOBRE
31 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
Siguiendo la genealogía del concepto, los estoicos, posible-
mente basados en Aristóteles, consideraron a las nociones
de sustancia, cualidad, modo y relación como categorías.
En la filosofía medieval nuevamente se intentó retornar so-
bre el concepto de ‘categoría’: Boecio llamó a las catego-
rías «predicamentos», que se distinguían de los «predica-
bles» o «categoremas», siguiendo la lógica de Aristóteles.
Los predicamentos son objeto de la lógica o la metafísica,
en la medida en que son géneros que se distinguen de los
trascendentales; los predicables son sujetos de la lógica.
Para Occam, fundador del nominalismo, los predicamentos
son términos de primera intención e incluyen principalmen-
te las sustancias, la cualidad y la relación.
En el período moderno, para los empiristas como Locke,
las ideas o la «clase de ideas» podían ser comparadas con
el concepto de ‘categoría’. La escuela filosófica escocesa
del «sentido común» habló de nociones comunes o «princi-
pios racionales comunes» que, sin ser categorías, porque
incorporan proposiciones, pueden funcionar como tales.
Todas estas orientaciones tendrán su influencia sobre
cómo la sociología concebirá posteriormente a las catego-
rías, pero es con Kant que nuevamente la problemática de
la constitución de las categorías toma toda su relevancia.
En la Crítica de la razón pura (1781) sostiene que las ca-
tegorías son «conceptos puros del entendimiento» y se re-
fieren a priori a los objetos de la intuición en general como
funciones lógicas. Las categorías corresponden a formas
lógicas (del juicio), pero no son esas formas, son modos
de ordenar y conceptuar los fenómenos. El sistema kantia-
no de categorías comprende: categorías de cantidad (uni-
dad pluralidad, totalidad), de cualidad (realidad negación,
limitación), de la relación (sustancia y accidente, causali-
dad y dependencia, comunidad o reciprocidad entre agen-
te y paciente), de modalidad (posibilidad o imposibilidad),
de existencia-no existencia, necesidad, contingencia. Son
estas las originarias sobre las cuales se pueden derivar
las denominadas por Kant «predicables del entendimiento
puro», en oposición a los predicamentos.8
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 32
Los filósofos poskantianos seguirán desarrollando tablas
de categorías, pero consideramos que han tenido menor
influencia sobre la concepción de las categorías sociológi-
cas, salvo Peirce (1987), uno de los fundadores del prag-
matismo. Este último autor divide las categorías fenome-
nológicas y faneroscópicas. Entre estas últimas se puede
subdividir la primeridad, es decir, la originalidad, o también
la sensibilidad, es decir, «la idea de lo que es tal cual es»,
la segundidad, o sea, la existencia, «o sea lo que es tal
cual es, independientemente de cualquier cosa» y final-
mente, la terceridad, o sea, la continuidad o el hábito, que
está entre la primeridad y la segundidad.
Otra forma de abordar las categorías es bajo las formas de
categorizar. Existen básicamente cuatro formas:
La primera es la inferencial, en donde la categorización es
un proceso de abstracción de un contenido en otro por un
proceso de de subsunción de un «objeto» bajo una cate-
goría (o ley).
La segunda es la distribución de «objetos» determinados y
ya definidos, como se hace normalmente en las categorías
de una variable.
La tercera es la de considerar la categorización como una
actividad de análisis de composición y combinación de
«objetos», actividad realizada a partir de métodos regula-
dos. En esta perspectiva los procedimientos priman sobre
los aspectos sustantivos, porque las unidades son defini-
das por la acción de categorizar, lo que hace emerger lo
discreto por fuera de lo continuo.
APUNTES SOBRE
33 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
La cuarta forma de categorizar nos la propone Cassirer
(1972) y, como veremos más adelante, retoma la teoría
fundada. Para este autor, categorizar es encontrar una
propiedad, seleccionar una descripción, determinar una
identidad. No se trata, por lo tanto, de ordenar un conte-
nido intuitivo en una especie como en el primer o segun-
do caso, sino que especificar en un todo concreto pero
indiferenciado, desagregando un momento característico
y haciendo el balance sobre lo que nos importa. Esta es-
trategia de categorizar culmina también con una tabla de
clases de pertenencia, pero a partir de una focalización;
es calificar «objetos» desde un punto de vista y ello por
el establecimiento o la actualización de procedimientos de
análisis, de combinaciones y distinciones de asociaciones,
etcétera. Es bajo esta última forma que las categorías, se-
gún Searle (1990), presiden los actos de identificación, en-
marcan las actividades de determinación y participan en la
construcción de la realidad social.
Las formas de categorizar más comunes de los cuantitati-
vistas son las primeras tres, la cuarta se aproxima más a
los esfuerzos de los cualitativistas. Aparecen dos posicio-
nes polares de alguna forma incompatibles. Como señala
Demazière (2003), la primera es representacionista y clasi-
ficatoria, considera a las categorías como atributos perma-
nentes fijadas en nomenclaturas. Y la segunda considera
a las categorías, por un lado, como procesos de aprehen-
sión, como propiedades emergentes de un punto de vista,
o por otro lado, como trazos sociales y nominaciones que
se establecen en situaciones sociales definidas. Si las ca-
tegorías sociales son producto de atribución de sentido, es-
tas tienen consecuencias incluso en la definición de sentido
que habíamos esbozado previamente. En el primer polo,
el sentido es unívoco, único, establecido y definitivo; en el
segundo es plural, múltiple, en debate y provisorio producto
de negociaciones o compromisos en y sobre el mundo so-
cial, o quizás mejor, los mundos sociales.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 34
Las categorías (del entendimiento)
para los sociólogos
La sociología cualitativa se distingue —por otro lado— de
la sociología cuantitativa por el hecho de orientarse a dar
cuenta del «sentido» que los actores, los agentes o las
personas le dan a las acciones, los eventos o aun a los
objetos. Ello nos lleva a discutir el concepto de sentido y
de sus particularidades. Luhmann (1984) sostiene que el
sentido es un concepto autológico, en la medida en que
no podemos definirlo sin caer en definiciones tautológicas,
ya todo tiene sentido. Por lo tanto, solamente podemos
dar cuenta de él distinguiendo sus diferentes dimensiones
internas. Consideramos que el sentido tiene tres dimen-
siones que no pueden separarse totalmente: significado,
potencialidad o trayectoria y sensibilidad. Este último, en
referencia a que cualquier concepto no nos deja nunca to-
talmente indiferentes, siempre lo asociamos a cosas que
nos importan o no nos importan. En términos generales,
los sociólogos se orientan más a observar los significados,
su evolución o su negociación que a la proyección que el
individuo realiza o a la sensibilidad. Creemos que los psi-
cólogos realizan una lectura en orden inverso, observando
con más precisión los aspectos de la sensibilidad. Pero
estamos hablando de dimensiones que no pueden desli-
garse totalmente y, por lo tanto, cada una se refiere a las
demás siempre.
Dicho esto, pasamos a mostrar las principales formas de
apropiación de las categorías por los sociólogos.
APUNTES SOBRE
35 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
elementales de la vida religiosa, en donde la categoría
aparece como «concepto puro del entendimiento», siendo
muy subsidiario su aspecto clasificatorio. En las ciencias
sociales la idea clasificatoria de las categorías queda aso-
ciada a Aristóteles y la idea de categoría como mecanismo
básico para el entendimiento queda asociada a Kant.
Arriesgamos la hipótesis de que detrás de las categorías
como taxonomías, y más específicamente a partir de las
tablas de categorías, se fue elaborando el concepto de
variables que, si bien tuvo un claro antecedente en las
matemáticas, su «utilización» en las ciencias sociales se
nutre de la función clasificatoria de la categorías filosóficas
en cuanto a la búsqueda de «contenidos de la variable» a
imagen y semejanza de lo que hacían los distintos filóso-
fos antes mencionados. Y aún es posible que las propias
tablas categoriales de la filosofía sean antecedentes de
la lógica taxonómica de las matemáticas. Un indicador de
ello es la utilización del concepto de categorías de las va-
riables que intentan dar cuenta de una totalidad y que cada
una de ellas intenta ser excluyente de las demás. Cosa
que también cada tabla de categorías propuesta por los
distintos filósofos intentó realizar.
Importa subrayar que las categorías en sí no son dinámi-
cas, por el contrario, son estables y por lo tanto no son
susceptibles de tomar valores distintos en el tiempo, son
modos de conceptuar fenómenos para retomar a Kant.
Y siguiendo esta segunda conceptualización de las ca-
tegorías, pasan a ser cuadros estables del pensamien-
to y se las debe considerar como «cosas sociales» para
Durkheim, y también para Mauss, lo que les permite rea-
lizar su investigación sociológica sobre las categorías.
Las categorías son percibidas entonces por estos autores
como auténticas instituciones sociales. También aquí las
ciencias sociales operan siguiendo la tradición filosófica de
crear, descubrir o especificar categorías, es decir, siguien-
do la segunda función filosófica señalada. Si observamos
las estrategias para dar cuenta de la sociedad actual y de
cómo se diferencia de la sociedad del pasado, vemos que
una de ellas es justamente discutir categorías del entendi-
miento que posiblemente nos den luz sobre mecanismos
que explican o permiten comprender el funcionamiento de
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 36
la sociedad actual. Las categorías de riesgo, incertidum-
bre confianza, individualización e individuación, exclusión
e inclusión, entre otras, son propuestas para explicar esta
sociedad en donde vivimos.
¿Pero las categorías son estáticas?, ¿no cambian una vez
creadas?, ¿cuándo se institucionalizan? Nuestra hipótesis
es que las categorías también se modifican en el correr del
tiempo, pero en términos generales estas transformacio-
nes se realizan muy lentamente y por un proceso de desli-
zamiento conceptual (shifting), es decir, haciendo aumen-
tar su comprensión, en general por procesos de generar
mayor abstracción, o haciendo aumentar su extensión, es
decir, incorporando más elementos o situaciones a las que
uno se refiere con el concepto, aunque en muchas oca-
siones el contexto en donde se utiliza la categoría cambia
radicalmente y hace perder toda relación con su concep-
tualización original.
Simultáneamente debemos definir claramente desde dónde
estamos mirando las categorías del entendimiento. Por un
lado, tenemos la definición de la situación advertida por múl-
tiples teóricos: que estamos observando la sociedad desde
el interior de la sociedad y por lo tanto existen categorías del
entendimiento que conforman nuestro «mundo de vida», y
en la construcción de estas categorías del entendimiento
participan todos los miembros de la sociedad, sean estas
personas comunes o observadores profesionales (investi-
gadores). Remarcamos, por lo tanto, que los investigadores
también tienen y participan de las categorías de entendi-
miento de sentido común a igual título que cualquier otra
persona. Pero, a su vez, en tanto investigador (teórico) tam-
bién participa generando categorías del entendimiento por
otros procedimientos que por los que toman forma y con-
tenido las categorías del entendimiento de sentido común.
Y también las categorías de entendimiento teóricas —las
creadas por los investigadores teóricos— tienen formas de
transformarse que son distintas. En términos generales, pa-
recería que la controversia es la forma dominante de trans-
formación de categorías teóricas, aunque no es la única.
Durkheim introduce estas especificaciones apoyándose
en Kant, pero trascendiéndolo. Introduce cambios funda-
APUNTES SOBRE
37 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
mentales que lo llevan a distanciarse del filósofo en cuanto
a la problemática de las categorías. Por un lado, realiza
un proceso de simplificación que determina su concepción
de las categorías no como un discurso regulado de lo real,
sino como una noción más común, como noción que domi-
na toda la vida intelectual.
La segunda ruptura con respecto a su inspirador se pro-
duce al afirmar que todas las categorías son construccio-
nes sociales, lo que rompe con la idea kantiana de que
las categorías son conceptos puros del entendimiento. El
programa de investigación que enuncia Durkheim es en-
tonces el de la descripción de los cuadros conceptuales
propios de una sociedad o de una cultura.
Pero aun realizando las rupturas expuestas, este progra-
ma mantiene una perspectiva de abstracción de una gene-
ralidad similar a la que usualmente los filósofos realizaban
para discutir esta temática. En efecto, además del estudio
del tiempo que realiza en Las formas elementales de la
vida religiosa, el propio Durkheim (1982) propone una lista
para investigar qué incluye, además del tiempo, al espa-
cio, al género, al número (cantidad), a la causa, la sustan-
cia, la personalidad, etcétera.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 38
al positivismo de Comte y de Stuart Mill, que sostienen que
no hay un método específico de las ciencias humanas y
por lo tanto deben retomar los métodos de las ciencias de
la naturaleza. Por otro lado, se opone al idealismo de He-
gel en particular, que intenta reconstruir a priori el curso de
la historia siguiendo las exigencias de su sistema teórico.
Dilthey, por lo tanto, intenta construir una razón histórica
que se distinga del positivismo y del idealismo. Es en este
sentido que retoma la distinción del historiador Droysen
entre ‘explicar’ y ‘comprender’. Son categorías que a su
vez retoma Weber, pero para el primero el método de la
historia sería solo la comprensión. Dilthey (1883) sostiene:
si las ciencias morales sistemáticas [las ciencias
humanas] logran formular leyes generales […] de
la aprehensión de lo singular, los procesos de com-
prensión y de interpretación son su base metodoló-
gica. Su certidumbre, como también la de la historia,
depende de la pregunta de saber si la inteligencia
del singular puede adquirir una validez universal.
Define entonces a la hermenéutica como el arte de inter-
pretar manifestaciones vitales fijadas por escrito. El fin de
la interpretación es comprender la individualidad a partir
de los signos exteriores. Sostiene que el interior que se
trata de comprender corresponde al sentimiento vivido por
el autor. Sentimiento que no es accesible directamente,
solamente puede ser alcanzado por sus signos externos.
La comprensión, por lo tanto, tiene un proceso inverso al
de la creación. Lo vivido, su expresión y su comprensión
aparecen como constitutivos de las ciencias humanas.
Weber en tanto alumno de Dilthey tampoco sigue a Hegel
en su visión de la historia, pero intenta sintetizar la com-
prensión con la explicación, aun dándole mayor importan-
cia a la explicación que a la comprensión. Sin embargo, en
relación con esta última, desarrolla los tipos ideales, que
son un recurso de construcción de categorías para un uso
metodológico.
Si bien los tipos ideales al estilo weberiano son construi-
dos con base en realidades históricas, es decir, son tipos
temporal y espacialmente determinados, son sin embargo
ideales en sentido estricto. No pretenden tener realidad en
sí. Estos tipos no son leyes nomológicas a los cuales los
APUNTES SOBRE
39 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
fenómenos particulares se subsumen ni tampoco son va-
riables, y por lo tanto no podemos aproximarnos a través
de indicadores, ni son promedios, es decir, de alguna forma
se desprenden de la realidad. Son construcciones ideales
cuya utilidad es simplemente metodológica y el sentido de
la construcción de tipos se justifica por las posibilidades de
comparar situaciones reales con estos tipos y mostrar la
distancia de la realidad con respecto a estos tipos idea-
les construidos. Este procedimiento no explica la realidad,
pero quizás nos permite comprenderla mejor.
La magistral demostración que realiza Weber sobre la co-
nexión de sentido entre el espíritu capitalista y la ética pro-
testante nunca lo lleva a teorizar que una explica a la otra,
como si nos encontrásemos en una lógica de tipo causa-
efecto o variable independiente-variable dependiente, sino
que este concepto de «conexión de sentido» significa so-
lamente la existencia de una homología estructural entre
los dos fenómenos.
Con una herencia de la metodología weberiana, aunque
los que participan de esta estrategia metodológica se remi-
ten a Stuart Mill y a los interaccionistas simbólicos, se de-
sarrolló la estrategia teórico-metodológica de la inducción
analítica. Esta estrategia consiste en construir las etapas
secuenciales de un fenómeno recurrente. Esta descripción
se realiza en principio a partir de la observación empírica
de varios casos del mismo fenómeno, por ello en su des-
cripción aparece la referencia a la inducción. Sin embar-
go, lo que se busca es construir un recorrido típico ideal,
que toma distancia de la realidad. Tampoco aquí se bus-
ca un promedio, ni un caso ejemplar que tenga todos los
elementos que se consideran empíricamente relevantes,
sino la estilización en términos de secuencia lógica del en-
cadenamiento de las distintas fases del fenómeno a des-
cribir. La investigación de desvío de los fondos bancarios
para su beneficio propio por el personal de jerarquía de
los servicios financieros realizada por Lindesmith (1968) y
el estudio del proceso de transformarse (socialmente) en
un consumidor de marihuana realizado por Howard Becker
(2009), son algunos de los casos de la aplicación de esta
metodología.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 40
Es importante señalar que en la construcción de un recorri-
do típico por inducción analítica el surgimiento de un caso
desviado obliga a redefinir de forma más precisa el univer-
so fenoménico que intenta dar cuenta. Becker cuenta en
su investigación sobre el colectivo que fumaba marihuana
que se encontró con un caso de un individuo que la fuma-
ba, pero no retiraba ningún placer en hacerlo: si lo hacía,
era solo para mantenerse en el grupo. Este caso salía del
recorrido típico que el investigador intentaba construir y
por ello eliminó el caso desviado, redefiniendo su universo
a describir como el de los consumidores de marihuana que
obtienen placer en hacerlo. El camino elegido por la me-
todología de la inducción analítica difiere radicalmente del
que proponía Popper, ya que podríamos considerar que
la hipótesis inicial de Becker fue parcialmente falseada.
Sin embargo, lo que hizo Becker fue modificar el universo
haciéndolo más específico, como hemos visto. A nuestro
entender, aun cuando explícitamente la inducción analítica
surja de la observación del mundo real, tiene un carácter
ideal en la medida en que el constructo obtenido nos per-
mite observar la realidad de ciertos procesos especifican-
do en qué etapa se encuentra, previendo cuáles pueden
ser las próximas etapas, e incluso tener elementos para
romper la secuencia lógica del recorrido típico que se in-
tenta desarmar.
APUNTES SOBRE
41 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
de la escuela de Chicago y de los problemas que conlle-
va estudiar el mundo de vida que tienen, o pueden tener,
las categorías de entendimiento de sentido común, porque
son distintas a las categorías de la misma naturaleza que
tienen los observadores. Este universo social es el vasto
mundo de los inmigrantes y los distintos tipos de margi-
nales en el Chicago de fines del siglo xix hasta los años
veinte del siguiente siglo. En efecto, el programa de inves-
tigación de esta corriente sociológica, el interaccionismo
simbólico, es el primero que se establece como programa
de investigación en Estados Unidos, y emerge y se con-
solida en torno al estudio de una inmensa población de
reciente arribo que plantea enormes problemas en la vida
urbana y en el mundo sociolaboral y que, en consecuen-
cia, genera una enorme cantidad de investigaciones de
carácter fundamentalmente etnográficos, sobre distintos
tipos de grupos étnicos y de oficios, legales o no. Y, por lo
tanto, esta situación permite observar a poblaciones que
potencialmente pueden ser disruptivas o que al menos tie-
nen problemas de integración social a resolver.
Es entonces que las investigaciones sobre las categorías
tienen un carácter distinto que en el caso de Durkheim. Se
trata de investigar cuáles son los marcos concretos que la
gente utiliza para orientarse, que algunos autores deno-
minan categorías naturales (¿reminiscencia de Locke?) y
son por lo tanto claramente distinguibles de las categorías
teóricas y también de las categorías universales al estilo
de Aristóteles o trascendentales al estilo de Kant. Pero no
por ello son menos importantes, como concluye Thomas
con su famoso teorema a partir de la investigación de los
emigrantes polacos a Estados Unidos, o sea, que la gente
no emigraba por lo que Estados Unidos era sino por lo que
creía que era este país.
Hebert Blumer, el creador del término ‘interaccionismo sim-
bólico’ para describir la corriente de la sociología que se
denominaba escuela de Chicago, desarrolla, siendo presi-
dente de la Sociedad Sociológica Americana, una serie de
críticas al análisis sociológico por variables en una confe-
rencia en 1956, en pleno auge de la investigación empírica
de tipo cuantitativo a través de variables. Sus principales
críticas son las siguientes:
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 42
Considera como una situación relativamente caótica la
elección de variables para la explicación. Señala que se
pueden combinar a partir de la formalización de las varia-
bles algo tan sencillo como una distribución de sexos con
algo tan complejo como la depresión; algo tan específico
como la tasa de la natalidad con algo tan vago como la
cohesión social; algo tan evidente como el cambio de re-
sidencia con algo tan cuestionable como el inconsciente
colectivo, etcétera. En todo tipo de elecciones de las va-
riables Blumer (1982) encuentra «falta de reglas, guías,
limitaciones y prohibición de limitaciones en la elección».
Una segunda deficiencia, a su entender, es la «desconcer-
tante falta de variables genéricas», las que pueden apli-
carse a categorías abstractas y sin la cuales el análisis
de variable «proporciona hallazgos aislados e inconexos»
(Blumer, 1982). Por lo tanto, sin ellas difícilmente se puede
hacer ciencia.
Blumer distingue tres tipos de variables que considera ge-
néricas. Un primer grupo son las que se aplican a una cla-
se de objetos vinculada a una situación cultural e histórica
determinada, como por ejemplo las actitudes hacia insti-
tuciones o las intenciones de las acciones, siempre que
estas se refieran al sistema político (voto), al sistema edu-
cativo, al trabajo, etcétera; si estos sistemas conformen
una clase determinada de objetos que solo tiene sentido
en un contexto histórico cultural determinado.
El segundo grupo de variables con pretensión de ser ge-
nérico es representado por categorías sociológicas indis-
cutiblemente abstractas, tales como cohesión social, inte-
gración social, asimilación, autoridad y grupo moral. Estas
variables no alcanzan a ser genéricas, en la medida en
que en la práctica es necesario encontrar indicadores es-
pecíficos para la situación a la cual se aplican estas varia-
bles y por lo tanto la investigación empírica no nos permite
mejorar nuestro conocimiento sobre ellas. «Los millares de
investigaciones sobre las actitudes no han permitido nues-
tro conocimiento acerca de la naturaleza abstracta de la
actitud» (Blumer, 1982), etcétera.
La tercera forma de variable genérica aparente está re-
presentada por un conjunto especial de términos de clase
APUNTES SOBRE
43 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
como sexo, edad, índice de natalidad, etcétera. En primera
instancia estos términos aparecen como indiscutiblemente
genéricos, pero, sin embargo, el contenido está determi-
nado por su caso o su aplicación específica. El papel de
la tasa de natalidad es distinto en un país subdesarrollado
que en un país desarrollado, etcétera.
Aun así Blumer pensaba que si se reorientaba el sentido
del análisis en términos de variables, si no se partía siste-
máticamente de variables específicas y si aumentaba el
conocimiento de auténticas variables genéricas, mejoraría
el desarrollo de la disciplina. Nótese que en este análisis
Blumer reclama considerar las variables como categorías
o al menos como un tipo especial de categorías.
Sin embargo, el límite más importante en torno a la investi-
gación por variables no se encontraba allí, sino en los pro-
cesos de interpretación o definición (autodefinición del gru-
po) que tienen lugar en los grupos humanos, porque este
desaparece en el análisis de la realidad por variables. Para
Blumer esta actividad de interpretación y de autodefinición
por el grupo o la institución de referencia es un supuesto
básico de su aproximación teórica. Para él la acción indi-
vidual, colectiva o social se basa en la significación que
las cosas tienen para los actores, es decir, parte de las
categorías de entendimiento de los actores. Cada objeto,
acción o acontecimiento adquiere un significado conforme
al que se orientan los actos. Definir situaciones nuevas es
otorgarles un significado quizás nuevo. En este sentido la
vida de grupo es un vasto proceso interpretativo en el que
las personas, individual o colectivamente, se orientan a sí
mismas al definir objetos, sucesos o situaciones que afron-
tan. Y en la medida en que se institucionalizan, los signi-
ficados se estabilizan al menos parcial y temporalmente.
Al enfrentarse a nuevas situaciones o experiencias, los
individuos, los grupos, las instituciones y las sociedades
se percatan de que es necesario encontrar nuevas defini-
ciones, las cuales se incluyen a veces en sus repertorios
de los significados estables.
«Este parece ser el modo característico en que se forman
las nuevas actividades relaciones y estructuras sociales»;
sostiene Blumer (1982), sin embargo, que el análisis por
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 44
variables —tal cual se aplica actualmente— manifiesta una
acusada tendencia a ignorar el citado proceso. «La variable
independiente se sitúa en la parte inicial del proceso de
interpretación y la variable dependiente en la parte final del
mismo, el proceso intermedio se da por descontado como
si fuese algo que no es preciso tener en cuenta» (Blumer,
1982), aunque allí radica justamente el proceso de interpre-
tación, porque para Blumer la idea de que la variable inde-
pendiente tenga una influencia automática sobre la depen-
diente constituye un profundo error. Mario Bunge (1997)
definirá la mirada de la relación entre la variable indepen-
diente y la variable dependiente como la de explicación me-
canísmica. Pero volviendo a Blumer (1982), este señalará:
«La indiferencia hacia el proceso de interpretación, obser-
vada en el análisis de las variables, parece basarse en la
presunción tácita de que la variable independiente prede-
termina su propia interpretación». Y luego afirma: «si hay
algo que conocemos es que ningún objeto, acontecimien-
to o situación de la experiencia humana posee significado
propio, sino que este le es otorgado» (Blumer, 1982). Aun-
que el autor reconoce más adelante que esta premisa bási-
ca de su mirada sociológica se matiza en la medida en que
muchas veces nos encontramos ante objetos situaciones
de significado estabilizado y por lo tanto el error de posible
interpretación se reduce, nunca tenemos la garantía de que
dicho significado no haya cambiado para el grupo si no to-
mamos los recaudos necesarios para averiguarlo.
Finalmente, Blumer (1982) nos advierte sobre la posibilidad
de que detrás de muchas de las variables de los grupos
que se analizan desaparezca el carácter discreto y unitario
con que generalmente se las clasifica. Este proceso posi-
blemente esconde que en la vida del grupo analizado exis-
ta un conjunto de actividades complejas, móviles y diversi-
ficadas, y por lo tanto, es posible que detrás de la relación
que encontramos entre dos variables esta realidad quede
oculta o tergiversada, ya que no se tendrá en cuenta la
influencia que uno de esos complejos ejerce sobre el otro,
así como la interacción que uno ejerce sobre el otro.
Al mirar las variables como categorías del entendimiento,
Blumer nos propone todo un programa de investigación
sobre ellas. Este programa se basa en diferenciaciones
APUNTES SOBRE
45 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
fuertes tales como la concepción de la sociedad en donde
la mirada a través de variables lleva a concebirla como
regulada por normas (y sanciones), mientras que su mi-
rada de la sociedad es en términos de construcción por
interacciones. Y específicamente en torno a las interaccio-
nes también hay profundas diferencias de interpretación,
del papel que juegan y de cómo observarlas. Por ejemplo,
en el caso de la mirada a través de las variables, el sujeto
de la interacción es visto como dotado de disposiciones
adquiridas del rol; en el caso del interaccionismo simbóli-
co, el sujeto es constructor e intérprete, alcanzando a un
rol negociado a partir de las interacciones que establece,
entre otras cosas.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 46
realidad social. Por el término ‘realidad social’ que-
rría que se comprenda la suma total de los objetos y
eventos al interior del mundo sociocultural en tanto
son experimentados por el pensamiento corriente
de los hombres viviendo su cotidianeidad entre sus
semejantes, ligado a ellos por todo tipo de relacio-
nes e interacciones. Es el mundo de los objetos
culturales y de las instituciones sociales en la cual
hemos nacido, en donde nos debemos desenvolver,
y donde debemos solucionar los problemas que se
nos presentan. De hecho, nosotros los actores so-
bre la escena social, experimentamos el mundo en
que vivimos como un mundo a la vez de naturaleza
y de cultura, no como un mundo privado, sino como
un mundo intersubjetivo, o sea como común a no-
sotros, sea dado potencialmente accesible a cada
uno, y ello tanto la comunicación entre los hombres
como las lenguas (Schütz y Luckmann, 1977: 213).
Señala además que todos los naturalismos y los empiris-
mos lógicos aceptan la realidad social tal cual se les presen-
ta sin problematizarla, a pesar de que es justamente este
el objeto de las ciencias sociales. Para esas corrientes, la
intersubjetividad, la interacción y el lenguaje son considera-
dos como no problemáticos en sus teorías. Ellos pretenden
de buena fe que los investigadores en ciencias sociales ya
han resuelto estos problemas fundamentales antes incluso
de que la investigación científica haya comenzado. Para
Schütz, la identificación de la experiencia con la observa-
ción sensorial en general y de la experiencia de la acción
exterior en particular excluye múltiples dimensiones de la
realidad social de toda investigación posible.
Un mismo comportamiento exterior puede tener múltiples
significados, un comportamiento de un pagano captado
por una cámara puede significar una danza guerrera, un
intercambio por la vía del trueque, la recepción amistosa
de un embajador o cualquier otro significado simbólico, es
de interés para el científico social dar cuenta del significa-
do y de si no se están asimilando comportamientos simi-
lares, pero de significado muy distinto. Además, el com-
portamiento humano incluye lo que podría denominarse
«acciones negativas», es decir, por ejemplo, acciones in-
tencionalmente refrenadas, que casi siempre escapan a la
observación sensorial. «No vender una mercadería a cier-
APUNTES SOBRE
47 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
to precio es tan acción económica como el de venderla»,
señala Schütz (1962). También recuerda a Thomas en su
demostración de que la realidad social tiene elementos de
creencias así como convicciones que son reales, porque
son definidas como tales por los participantes y que esca-
pan también a la observación sensorial.
Pero la mayor crítica a las corrientes naturalistas y empi-
ristas, que incluyen al positivismo lógico, es al postulado
de la observación sensorial del comportamiento exterior del
hombre. Porque este toma solamente un pequeño sector
de la vida social, que es la del observador, en lo que co-
múnmente se denomina «cara a cara». Schütz señala:
hay muchas otras dimensiones del mundo social
en donde situaciones de este tipo no son dominan-
tes. Si echamos una carta en un buzón, supone-
mos que personas anónimas, llamadas empleados
del correo, van a realizar una serie de manipula-
ciones, desconocidas, que escapan a nuestra ob-
servación, teniendo por fin el destinatario, quizás
un desconocido de nosotros, que recibirá la misiva
pero que reaccionará de una manera que también
se escapa a nuestra observación sensorial. El re-
sultado de todo ello es que recibiremos el libro que
hemos encargado. O también, leo un editorial que
sostiene que Francia teme a que Alemania está
rearmándose, sé perfectamente lo que ello quiere
decir sin conocer al editorialista ni a ningún francés
ni a ningún alemán, sin tampoco tener la necesidad
de importunarlos observando sus comportamientos
exteriores (1962: 47).
Por lo tanto, para las ciencias sociales deben desarrollar
dispositivos distintos de los que tienen las ciencias natu-
rales, a fin de dar cuenta de la experiencia corriente del
mundo social. Y ello porque la realidad social tiene una
significación específica y una estructura pertinente para
los seres humanos que actúan y reflexionan al interior de
su mundo. La primera tarea de las ciencias sociales es
entonces la de explorar los grandes principios (categorías)
por los cuales el hombre organiza sus experiencias en su
cotidiano, particularmente en este mundo social.
Para hacerlo debe partir, en primera instancia, de los mo-
dos de tipificar tal cual es experimentada por el pensa-
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 48
miento precientífico en la vida cotidiana. Los objetos úni-
cos, los eventos que nos aparecen como únicos, aparecen
como únicos en un horizonte familiar preconocido. Pone
como ejemplo a su perro, que es único, aunque simultá-
neamente sea un setter irlandés, un animal, un mamífe-
ro, etcétera. En función del problema que me preocupa lo
observaré como único o de forma tipificada. A su vez, el
problema que me preocupa se origina en circunstancias
específicas de mi situación biográfica. De esa manera la
tipificación depende del problema que me preocupa por
definición, y la resolución, del tipo elaborado. Esta es la
significación subjetiva, según Schütz, a la que se refieren
las ciencias sociales. Se trata de una correlación entre los
motivos y los fines de las acciones de un actor articulada
a su situación biográficamente determinada, es decir, la
significación subjetiva que el actor «atribuye a» o «conecta
con» sus acciones.
Pero el mundo de la vida cotidiana es también para este
autor un mundo cultural por el cual los actores desarro-
llan múltiples relaciones con sus semejantes, que conocen
más o menos bien. Conocen sus motivos, sus fines, sus
elecciones y sus planes, que se originan en sus propias
circunstancias biográficamente determinadas. Sin embar-
go, solamente en situaciones particulares, y aun de for-
ma fragmentaria, el actor puede experimentar los motivos
y los fines del otro. Y si bien no puede hacerlo, sí pue-
de experimentarlo en su tipicidad. Para hacerlo, el actor
elabora modelos típicos de motivos y fines de actores, e
incluso de sus actitudes y de su personalidad, de las cua-
les su conducta es un ejemplo. Estos modelos típicos del
comportamiento del otro se transforman en motivos de la
propia acción del actor y ello desemboca en el fenómeno
de la autotipificación. Estos son los tipos construidos o los
tipos ideales utilizados por las ciencias sociales como he-
rramienta metodológica y no nacen de ninguna teoría ni de
ninguna intuición, son los clásicos tipos ideales de Weber.
Este autor construye tipos que, si bien tienen realidad, no
son pura invención de los investigadores, son tipos ideales
en el sentido de que su función es poder comparar la rea-
lidad o mejor varias realidades distintas al tipo ideal y de
allí mostrar cuán cerca o lejos se está de ella. Pero para
APUNTES SOBRE
49 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
dar cuenta de estos tipos ideales debemos partir de un
supuesto esencial de la teoría que es el de la existencia de
tres tipos de socialización, mecanismo social fundamental
en su concepción de la sociedad a partir del conocimiento
corriente que tienen sus miembros.
En primer lugar, la vida cotidiana está socializada en su es-
tructura, en la medida en que si el actor pudiese ponerme
en el lugar del alter, experimentaría idealmente el mundo
de forma similar a él. A esto lo denomina «idealización de
las perspectivas recíprocas».
En segundo lugar está socializado en su génesis, porque
la mayor parte de su conocimiento, así como de su conte-
nido y de las formas particulares que lo organizan, emerge
de la sociedad y ello en términos de aprobación social.
Y tercero, está socializado en términos de «distribución so-
cial del conocimiento», en la medida en que cada individuo
conoce solamente una porción del mundo conocido en co-
mún, variando de un individuo a otro en cuanto al grado de
distinción de claridad, de familiaridad o de creencia.
De esta mirada analítica sobre la socialización él considera
que la última explica en parte la idea de función que utilizan
los cientistas sociales y por lo tanto este concepto no deriva
de la función biológica de los organismos. Más bien reenvía
a la construcción distribuida de motivos, fines, actitudes y
personalidades típicas que se suponen invariantes y que
son luego interpretadas como la función o la estructura del
sistema social en sí mismo. Más estos comportamientos
son encasillados o estandarizados e institucionalizados,
más su tipicidad es aprobada socialmente por leyes, el fol-
clore, las costumbres o los hábitos, y más son de utilidad
para el pensamiento científico o para el pensamiento co-
rriente como esquemas de interpretación del pensamiento
humano. Al considerar el concepto de «definición de situa-
ción» creado por los interaccionistas simbólicos, sostiene
que cuanto más racional sea la definición de situación, más
posibilidades puede haber de múltiples definiciones y cuan-
to más tradicional sea, menor será las posibilidades de te-
ner definiciones de situación distintas.
Estas son las grandes líneas de interpretación de las cons-
trucciones implicadas en la experiencia corriente del mun-
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 50
do intersubjetivo y coinciden con lo que generalmente se
denomina verstehen. Sin embargo, aquí es necesario pre-
cisar la distinción entre la construcción del conocimiento
corriente, que realizaría tipificaciones de primer nivel, y las
construcciones que realizan los científicos sociales, que
el autor denomina de segundo nivel. En las tipificaciones
de primer nivel el sentido común reenvía a elementos sub-
jetivos de la acción del actor y a su punto de vista, a su
verstehen.
Pero en la medida en que las ciencias sociales tienen por
cometido explicar la realidad social, las construcciones
científicas —o sea, las que consideramos de segundo ni-
vel—, deben también tomar en cuenta la acción subjeti-
va de los actores pero de forma distinta. Schütz asume el
postulado de Weber de la interpretación subjetiva: postula-
do que sostiene que esta debe ser integrada en el sentido
que toda explicación del mundo social puede, y en cierto
caso debe referirse a la significación subjetiva de las ac-
ciones de los seres humanos a partir de su realidad social
de origen.
Pero ello lleva a un problema crucial: ¿cómo es posible for-
mar conceptos objetivos y una teoría verificable objetiva-
mente a partir de estructuras subjetivas de significación?
La solución que propone es la de marcar una diferencia
crucial entre las tipificaciones de primer nivel, que como
hemos visto están basadas en la situación biográfica del
actor, de las de los científicos sociales, que deben romper
con esta situación biográfica y sustituirla por una situación
científica, es decir, utilizar todos los protocolos de la ciencia
que practican. En particular, el de control y la verificación
de las propuestas o las soluciones a los problemas que
analizan. Lo que sí incorporan como objeto problemático
de estudio y de observación son justamente las tipificacio-
nes de primer nivel del mundo social que investigan.
Ello significa, utilizando el lenguaje que hemos utilizado
hasta ahora, que pasan a ser un objeto de estudio las
categorías que los actores utilizan en su acción corriente
en primera instancia y luego, se realiza lo que Luhmann
(1998) denominaría una observación de segundo nivel, ca-
tegorizar las categorías que los actores han realizado en el
primer nivel. Y para acceder a este segundo nivel, que no
APUNTES SOBRE
51 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
es directamente perceptible y por lo tanto escapa en gene-
ral al mundo de las sensaciones inmediatas, se requieren
mecanismos de control y de verificación.
Las tipificaciones de primer nivel son acumulables en re-
servorios (o stocks) de experiencia. Pero, como señala
Lahire (2004), los actores pueden acumular multiplicidad
de esquemas de acción (esquemas o categorías senso-
motrices, de percepción, de lenguaje, de movimiento…),
que aprenden a distinguir a través de sus experiencias de
socialización. No se trata de un simple apilamiento de cate-
gorías en el reservorio, sino que están organizadas e inter-
conectadas. Y, aunque nunca son totalmente coherentes,
ya que están asociadas a experiencias sociales concretas
que tuvo el actor, aunque el actor no tenga consciencia de
ello, es lo que, recurriendo al procedimiento de la analogía
u otro resorte similar, permite desarrollar los esquemas de
acción que realizará el actor.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 52
este concepto de otros conceptos metodológicos claves
que se utilizan en sociología, en particular de la metodo-
logía sociológica de investigación empírica, para intentar
dar cuenta de la sociedad y de los fenómenos que en ella
se dan. En segunda instancia, intentaremos ver qué tipo
de procedimientos se emplean, que también se utilizan en
la sociología cualitativa, de tal modo de poder comprender
la especificidad de las categorías conceptualizantes y su
vocación analítica y sintética.
En primera instancia, las categorías conceptualizantes se
diferencian, como señalábamos, del concepto de variable:
en vez de ser un concepto susceptible de asumir valores
reafirman su vocación de ser irreductibles. Pero, sobre
todo, se diferencian en la orientación epistemológica de
las investigaciones que utilizan variables que tienen una
vocación más de explicación causal por articulación de
variables. Cuando se utilizan variables, nos encontramos
en investigaciones que intentan explicar fenómenos socia-
les y para hacerlo realizan procesos de desagregación de
los fenómenos a partir de una vocación analítica. En esta
perspectiva, el concepto de ‘variable’ es central; las hipóte-
sis se conciben como un relacionamiento de variables, re-
lacionamiento de dependencia. Recordemos además que
todo proceso de cuantificación supone una unidimensio-
nalización de los fenómenos en variables. Un ser humano
se convierte así en el resultado de valores combinados de
un conjunto de variables: sexo, edad, nivel de educación,
actividad, etcétera.
La utilización de las categorías conceptualizantes se ins-
cribe en un modelo totalmente distinto de inteligibilidad. Se
trata de investigaciones con vocación heurística, en donde
se intenta comprender —y no explicar— el sentido que los
individuos le dan a sus acciones o al mundo que los rodea.
Las categorías conceptualizantes son pues las formas en
que los individuos califican los fenómenos de las socie-
dades en que están inmersos. Se trata de conceptos que
tienen más una vocación sintética. Ello porque la función
central de las categorías conceptualizantes es dar cuenta
de fenómenos, a veces simples, pero la mayoría de las
veces complejos.
APUNTES SOBRE
53 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
La principal diferencia entonces no es por sus capacida-
des métricas en el sentido habitual, sino porque la variable
es discreta y nominativa, y la categoría conceptualizante
es rica y denotativa.
También se diferencia del concepto de categoría de la va-
riable en la medida en que esta última se inscribe en un
procedimiento de clasificación de los valores de la varia-
ble, y por lo tanto está sujeta a las características de toda
tabla: toda categoría debe ser excluyente y todo el uni-
verso de unidades de análisis debe quedar comprendido
en la tabla propuesta, como habíamos visto. Por ello, se
inscriben en él aquellas dimensiones que son objetivables
para poder incorporarse a la grilla de categorías. En última
instancia, la función de las categorías de la variable es la
de rotular las unidades de análisis. No es el caso de las
categorías conceptualizantes, que quizás solo califiquen
un solo fenómeno genérico, pero a su vez intentan captar
el sentido que las personas le dan al fenómeno.
También se diferencia de las categorías del análisis de
contenido. Por tales se considera un concepto general
bajo el que se clasifican un cierto número de unidades de
registro concretas de un tipo determinado. El proceso de
categorización suele presuponer la codificación previa de
las unidades de registro afectadas por el mismo. Las cate-
gorías pueden organizarse jerárquicamente, en esquemas
categoriales más o menos complejos. De un mismo texto
pueden abstraerse varios esquemas de categorías, según
las diversas formas de registro y de contexto que contem-
ple el análisis.
Este procedimiento es, sin lugar a duda, un procedimien-
to que en la investigación empírica puede colaborar en la
construcción de las categorías conceptualizantes, pero no
debe confundirse con él, en la medida en que en sí no
busca el carácter sintético de las últimas.
También se distinguen de los códigos; estos tienen por vo-
cación ordenar la información recabada en la investigación
de tal forma de hacerla inteligible, pero además marcan
o demuestran diferenciaciones o desigualdades funda-
mentales en la investigación. Los códigos, cuando están
inscritos en un modelo de inteligibilidad estructuralista,
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 54
son definidos previamente al análisis del universo de infor-
mación que se analiza. En el caso de las categorías con-
ceptualizantes, encontrarlas forma parte del objetivo de la
investigación, por lo que su función es distinta a la de los
códigos. Dicho esto, una vez hallada la categoría concep-
tualizante, es posible que esta se transforme en un código
en futuras investigaciones o en su proceso de validación.
A su vez, para la elaboración de categorías conceptuali-
zantes, muchas veces se recurre a la codificación del ma-
terial informativo que se ha construido, utilizando códigos
«en vivo», es decir a partir de las propias expresiones de
los entrevistados u otros sujetos que han participado en la
producción de datos para la investigación, o códigos pro-
ducidos por los propios investigadores. En ambos casos
se trata de un primer intento de construcción de categorías
conceptualizantes.
Las categorías conceptualizantes, a nuestro entender,
son un tipo específico de conceptos. Estos últimos per-
tenecen a la esfera de las representaciones y no son ne-
cesariamente distintos, en su origen, de las sensaciones.
Pero luego alcanzan siempre un cierto nivel de generali-
dad, lo que hace que la representación trascienda al dato.
En la medida en que las categorías conceptualizantes
toman sentido, describen un fenómeno desde una pers-
pectiva (teórica). Y en la medida en que dan lugar a una
definición, tienen propiedades sintéticas, denominativas y
descriptivas. El trabajo de conceptualización entonces se
asimila al de la creación de conceptos, pero ligados a un
esfuerzo de teorización. Sin embargo, cabe precisar que
en nuestra concepción de las categorías conceptualizan-
tes, también consideramos que el esfuerzo de teorización
no es una tarea monopolizada por los cientistas sociales,
es decir, una actividad «culta», sino que también puede
ser entendida como una actividad profana, de la socio-
logía espontánea, categoría tan «satanizada» por Pie-
rre Bourdieu, Jean-Claude Chamboredon y Jean-Claude
Passeron. Estos autores y, en un sentido similar Gramsci
en relación con el sentido común, alertan sobre la utiliza-
ción de estos conceptos en tanto criterios de verdad, pero
aquellos que intentan dar cuenta de categorías concep-
tualizantes no se oponen a esta postura epistemológica,
lo que hacen es que las constituyen en objetos especí-
APUNTES SOBRE
55 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
ficos de investigación. Como veremos más adelante, en
parte el objeto de estudio es saber qué categorías con-
ceptualizantes «ordenan» un mundo social dado. La ta-
rea del investigador es justamente la de poner de relieve
estas categorías y ver tanto qué sustento tienen como qué
consecuencias provocan.
Nos encontramos ante una concepción de las categorías
que implica una definición específica que conlleva una
epistemología (en principio inductivista) y diseños espe-
cíficos de investigación. Es una ingenuidad pensar que
la sociología se divida entre cuantitativistas, aquellos que
utilizan números y algoritmos en sus operaciones, y cuali-
tativistas, aquellos que utilizan textos discursos o realizan
observaciones. Detrás de esta distinción canónica se es-
conden profundas diferencias epistemológicas que a ve-
ces aproximan más a cuantitativistas y cualitativistas que
a corrientes en el seno de los cualitativistas.
En efecto, existe toda una corriente cualitativista que es
tal porque trabaja con entrevistas, observaciones o pro-
ducción simbólica, como textos, etcétera, a partir de una
búsqueda de una ilustración de relaciones causales. Es
más, la gran mayoría de las investigaciones que utilizan
citas está utilizando esta lógica específica.
Una aproximación a una definición de las categorías con-
ceptualizantes nos lleva en primera instancia a definirlas
como «una producción textual presentándose de una for-
ma de breve expresión y que permite denominar un fenó-
meno perceptible a través de una lectura conceptual de un
material de investigación» (Payllé y Mucchielli, 2003:147).
Se define, por lo tanto, directamente un fenómeno, es de-
cir, sin explicitar mediaciones y estructuraciones analíticas,
más allá de que este ha sido el camino para encontrarlas
y definirlas. En este sentido representan la expresión del
análisis en acto, supera la mera descripción o la síntesis
de contenido del material analizado, se intenta alcanzar
directamente al sentido. Traducen de esta forma la com-
prensión a la cual llega el analista.
Las categorías conceptualizantes deben permitir, en pocas
palabras, responder a las preguntas que uno se realiza a
lo largo de toda la investigación en función de la proble-
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 56
mática que estoy encarando: ¿Cómo defino el fenómeno?
¿Cuál es el fenómeno en este extracto de material analiza-
do? ¿Cuál es el fenómeno en el conjunto configuracional
obtenido cuando pongo en relación las distintas fases de
los eventos estudiados? ¿Cuál es este fenómeno global
que constituye el núcleo de la tesis que intento articular o
defender?, entre otras.
A su vez, «permite la construcción de una representación
teórica de ciertos tipos de prácticas, de funcionamientos,
de procesos teniendo en cuenta lo que les da sentido en
el espíritu de los actores» (Payllé y Mucchielli, 2003:148).
Es esta última parte de la definición la que nos permite
concebir un nuevo campo de investigación y simultánea-
mente una estrategia específica, diferenciándonos de la
producción teórica de conceptos, ello desde múltiples
perspectivas. Y aunque luego se transformaron en catego-
rías para toda la academia, conceptos como el de «explo-
tación» o «alienación» en Marx, «racionalidad» en Weber,
o «solidaridad» en Durkheim, son categorías que no están
necesariamente enraizadas en las subjetividades de los
individuos, o al menos no lo estuvieron siempre o pueden
dejar de estarlo siendo sustituidos por otras categorías, y
aunque esto es factible, no por ello dejan de tener su im-
portancia crucial en un momento histórico dado.
Las características más notables de las categorías con-
ceptualizantes son:
• Las categorías son un condensado de significaciones.
• La interpretación y la teorización se sitúan en el centro
de la actividad de categorización.
• La categoría supone siempre la existencia de un con-
junto de otras categorías y toma sentido justamente
en relación con ellas. Una categoría, por lo tanto, debe
siempre concebirse en relación. Es en este sentido que
es fundada, fundamentada o enraizada (grounded).
• En la creación de una categoría las palabras emplea-
das van más allá de la simple o sola condensación tex-
tual: dicen. Dan la forma de una experiencia, el motivo
de una interacción, etcétera.
• Las categorías son la creación de un significante que
APUNTES SOBRE
57 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
conlleva un significado. Este significado dará lugar a
una definición.
• La categoría se ancla en un discurso denso, de primera
mano, que se eleva a un nivel de comprensión global.
• La categoría hace referencia directamente a un fenóme-
no y no a una clase de fenómenos. Ello permite visua-
lizar una acción, un proceso, un incidente o una lógica.
A su vez, de acuerdo con Paillé y Mucchielli (2003), la ca-
tegoría conceptualizante puede dar cuenta de fenómenos
de diversa naturaleza, a título de ejemplo:
• Una experiencia de vida: el sentimiento de abandono.
• Un estado de situación: la parálisis de una situación re-
lacional.
• Una acción colectiva: la apropiación del espacio.
• Un proceso: la desinstitucionalización.
• Un incidente situacional: la ruptura de la dependencia
afectiva.
• Una dinámica: la contradependencia afectiva.
La idea es poder captar una parte de la complejidad de la
vida psicológica, social o cultural a través de fórmulas que
sean relativamente evocativas, siendo a la vez precisa y
empíricamente fundadas. Una categoría conceptualizante
es, a la vez, casi siempre densa y permite una conden-
sación discursiva importante a partir de los resultados del
análisis.
Si bien las posibilidades de utilización de la estrategia de las
categorías conceptualizantes son aplicables en múltiples
campos del conocimiento, querría aquí hacer una distinción
fundamental. En lo que nos concierne a nosotros, los so-
ciólogos, las categorías conceptualizantes son las sociales,
todas aquellas que se desprenden del mundo de la cons-
ciencia, son campo de la psicología y más allá de su inte-
rés general se escapan de nuestro campo de conocimiento,
también por la imposibilidad de lograr algún mecanismo de
validación de estas con nuestros criterios de validación.
Una categoría conceptualizante puede situarse a diferen-
tes niveles, y de manera desigual. Por un lado, puede to-
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 58
mar la expresión dada por algún entrevistado, o la forma
de una analogía que sorprende o impacta al receptor; las
posibilidades y los efectos sintéticos pueden ser variados.
El grado de conceptualización puede ser también variable,
así como el nivel de inferencia de la categoría. Tenemos
que tener en cuenta que el trabajo de construcción signifi-
cante es un proceso progresivo.
Las categorías conceptualizantes, en la medida en que
pretenden ser sintéticas, deben buscarse teniendo en
cuenta la totalidad de los materiales de la investigación. En
sentido estricto en realidad conviene trabajar con múltiples
corpus de datos, observaciones participantes, entrevistas
en profundidad, análisis de contenidos de los datos cons-
truidos con las más diversas intenciones. Todo ello para
que a partir de diversos tipos de triangulación se vayan
construyendo categorías cada vez más densas, permi-
tiendo confrontar discursos y prácticas, y examinar direc-
tamente los eventos y los incidentes significativos. Pero
simultáneamente la categorización, más allá de la riqueza
de su significación, debe dar cuenta también de «relevan-
cia», es decir, de en qué medida da acceso aunque sea de
forma imperfecta a la experiencia en el mundo.
Una de las dificultades de la elaboración de una catego-
rización conceptualizante es que una categoría designa
directamente un fenómeno. Esta es su característica más
importante, pero ello es difícil de aprehender o de aplicar
correctamente si nos mantenemos al interior de una lógica
clásica de análisis de contenido. Esta estrategia clásica
la podemos describir como la de clasificar el material de
análisis utilizando rúbricas, es decir, intentando agrupar
los elementos y no de evocar un fenómeno. En términos
generales la intención del análisis de contenido clásico o
temático tiene una función fundamentalmente indexal, en
este sentido la categorización se orienta a colocar los ele-
mentos en una clase de elementos. Es decir, el proceso
de análisis de contenido se transforma en un útil de clasi-
ficación, la interpretación-teorización se transforma en una
operación independiente. Y se avanza por un proceso de
ida y vuelta de los datos, de la clasificación a la teoriza-
ción-interpretación y de vuelta. En el proceso de búsqueda
de categorías conceptualizantes se trata de fusionar las
APUNTES SOBRE
59 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
dos actividades en una sola e ir avanzando en procesos
de interpretación-teorización a otro proceso de reinterpre-
tación-teorización en relación directa con los datos empíri-
cos y la investigación en curso.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 60
el compromiso afectivo a una persona o un grupo o una
colectividad considerado como modelo identificatorio.
Pero no solo los sociólogos u otros cientistas sociales pro-
ducen categorías. El Estado y otras instituciones producen
categorías con el fin de ordenar, clasificar y de esa forma
producir sociedad. Aquí la tarea del sociólogo es ver cuá-
les son las consecuencias de estas categorizaciones para
los individuos y para la sociedad.
A título de ejemplo, Demazière demuestra que la categoría
de «desempleado» se construyó a fines del siglo xix, toda
la «teoría del etiquetamiento», de corte interaccionista-
simbólica, que pone atención a ciertas categorías con las
que se califica a la gente, particularmente en relación con
la «conducta desviada». Esta perspectiva toma distancia
de las de Durkheim y de Merton en su consideración de la
anomia y parte de unas preguntas muy simples: ¿desvia-
do para quién? ¿Y desviado con respecto a qué? Taylor,
Walter y Joung (1973) sostienen que toda actividad social
se caracteriza por ser una relación significativa entre ac-
tuantes sociales, es decir, toda actividad está dotada de
sentido y la desviación puede ser el producto de esas re-
laciones sociales significativas. Por ello advierten que las
medidas de prevención social y de castigo pueden en rea-
lidad ser creadoras de desviación social.
A modo de conclusión
La problemática de las categorías sociales está, a mi en-
tender, en el centro del debate sociológico, pero también
del aporte de la sociología a las ciencias sociales, y en
general a la comprensión de la sociedad. En cuanto al de-
bate, en parte parece ser que es multifocal. Por un lado,
este debate se relaciona con establecer si las categorías
sociales son de tipo metodológico o recubren el mundo
real, es decir, si son categorías del mundo social y este
debate admite los más variados centros de atención. Por
otro lado, uno percibe que las categorías sociales están
captadas desde diversos unit acts.
En la primera consideración se parte del individuo (el in-
dividualismo metodológico, Goffman, etcétera), sea como
APUNTES SOBRE
61 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
autodefinición, sea como imposición sobre él. Es impor-
tante señalar en este último caso que el Estado es uno de
los principales productores de categorías sociales y que
estas, por un lado, no son inocentes, tienen en general un
sentido político y por otro, que en sí generan realidad so-
cial, en la medida en que son estructurantes de la realidad.
Demazière (1998) muestra cómo el estado «construye» la
categoría de desempleado, por ejemplo.
La segunda mirada es a partir de las interacciones o de las
comunicaciones, en donde aparece como problema cen-
tral la capacidad de entender al alter (en el sentido que
le da Habermas, para quien el entendimiento es siempre
plural). Aquí las categorías sociales califican a las interac-
ciones, su simbología y en términos generales los sentidos
compartidos y se discute si este es total o parcial, estático
o evolutivo, etcétera.
La tercera mirada es la sistémica, en donde los actores
pasan a un segundo plano y se trata de comprender cómo
una categoría puede dar luz, un ángulo de reflexión dis-
tinto o complementario para comprender o describir mejor
una sociedad dada. Hemos mencionado las distintas cali-
ficaciones sobre la sociedad que se manejan actualmente:
sociedad de riesgo, compleja, líquida, modular, del conoci-
miento, de la información, etcétera.
Pero en definitiva nos encontramos frente a dos posicio-
nes contrastadas, la que impone clasificaciones a los indi-
viduos o la que define la categorización como una activi-
dad de los sujetos que negocian sus definiciones a través
de interacciones con los más diversos agentes. Las prime-
ras, en donde las categorías (o variables) son estables,
unívocas, admitidas y las segundas, donde ellas son vistas
como inestables, equívocas, polisémicas y polémicas. Las
primeras consideran la posibilidad de objetivizar al mundo
social; las segundas consideran que este no existen si no
es acompañado de un «punto de vista». Ambas difieren y
se oponen a un nivel, pero simultáneamente se comple-
mentan y se relanzan unas a otras.
Pero más allá de ello, la problemática de las categorías
sociales y la categorización social es un componente de
todo fenómeno social, sea cual sea el nivel en que se le
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 62
observe. Este parece ser un campo de observación de la
sociología tanto del punto de vista metodológico como teó-
rico —si es que se puede mantener esta distinción— muy
relevante.
Referencias bibliográficas
Becker, H. (2009) Outsider: Hacia una Sociología de la desviación. Bue-
nos Aires-Ciudad de México: Siglo XXI
————— (2002) Les ficelles du métier. París: Ed. La Découverte.
___________ (1996) «The epistemology of the qualitative research».
En: Jessor, R.; Colby, A. y Schweder, R. (eds.) Essays on
Ethnography and Human Development. Chicago: Univer-
sity of Chicago Press.
Blumer, H. (1982) Interaccionismo simbólico. Madrid: Hora editores.
Bourdieu, P. (1980) «L’identité et la représentation». En Actes de la re-
cherche en sciences sociales, vol. 35: 63-72.
___________; Chamboredon, J.-C.; Passeron, J.-C. (1980) El oficio del
sociólogo. Buenos Aires: Siglo xxi.
Brubaker, R. y Cooper, F. (2000) «Más allá de la ‘identidad’». Apuntes
de investigación del cecyp, 7: 30-67.
Bunge, M. (1996) Ética, ciencia y técnica. Buenos Aires, Sudamericana.
Cassirer, E. (1972) Filosofía de las formas simbólicas. El pensamiento
mítico. Ciudad de México, fce:
Delgado, J. M. y Gutiérrez, J. (comps.) (1998) Métodos y técnicas cua-
litativas en ciencias sociales. Metodología de las ciencias
sociales del conocimiento. Madrid: Ed. Síntesis.
Dilthey, W. (1883) Introducción a las ciencias humanas. Ciudad de Mé-
xico, fce:
Durkheim, É. (1982) Las formas elementales de la vida religiosa. Ma-
drid: Acal.
Demazière, D. (2003) Le chômage. París: Ed. Belin.
Errandonea, A. y Supervielle, M. (1986) «El lugar de las técnicas cuali-
tativas». Revista de Ciencias Sociales, n.o 1, Montevideo,
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la Repú-
blica.
Farrugia, F. (2006) L’interprétation sociologique. París: Ed. L’Harmattan.
Ferrater Mora, J. (1993) Diccionario de filosofía. Barcelona: Ed. Ariel.
Glaser, B. y Strauss, A. (1967) The Discovery of Grounded Theory. Chi-
cago Illinois: Aldine.
Goffman, E. (1963) Estigma. La identidad deteriorada. Buenos Aires:
Amorrortu.
APUNTES SOBRE
63 CATEGORÍAS DEL
ENTENDIMIENTO
Grondin, J. (2006) L’herméneutique. París: Puf, Que sais-je?
Gutiérrez, C- B. (1977) Teoría del método en las ciencias sociales. San
José de Costa Rica, Educa, 2.a edición.
Habermas, J. (1988) La lógica de las ciencias sociales. Madrid: Ed. Tec-
nos.
Lahire, B. (2004) El hombre plural. Barcelona: Ed. Bellaterra.
Lindesmith, A. (1968) Addiction and Opiates. Chicago: Aldine.
Luhmann, N. (1998) Complejidad y modernidad de la unidad a la dife-
rencia. Valladolid: Ed. Trotta.
Paillé, P. y Mucchielli, A. (2003) L’analyse qualitative en science humai-
nes et sociales. París: A. Colin.
Perrenoud, Ph. (1988) «Sociologie du travail scolaire et observation
participante: la recherche fondamentale dans une recher-
che-action». En M.-A. Hugon y C. Seibel (dirs.) Recher-
ches impliquées, recherches action : le cas de l’éducation.
Bruselas: De Boeck.
Peirce, C. S. (1987) Obra lógico semiótica. Madrid: Taurus, editada por
A. Sercovich.
Robles, F. (1999) Los sujetos y la cotidianeidad. CIL Ediciones Socie-
dad Hoy, Dirección de Docencia de la Universidad de
Concepción Chile.
Schütz, A. (1962) El problema de la realidad social. Buenos Aires: Amo-
rrortu.
————— y Luckmann, T. (1977). Estructura del mundo de la vida.
Buenos Aires: Amorrortu.
Searle, J. (1990) Actos del Habla. Ensayos de Filosofía del Lenguaje.
Madrid: Planeta-Agostini.
Strauss, A. y Corbin, J. (2002) Bases de la investigación cualitativa.
Medellín: Ed. Universidad de Antioquia.
Taylor, I; Walton, P. y Yung, J. (1973) The New Criminology: Ford a So-
cial Theory of deviance. Londres: Routledge and Kegal
Paul.
Weber, M. (1944) Economía y sociedad. Ciudad de México: fce.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 64
Parte II
Diseño de investigación cualitativa
Problematización
Mariela Quiñones
67
En este sentido, nuestro punto de vista es que lo que pue-
de llegar a preocupar a un investigador no es la selección
de un problema de investigación, sino el proceso mismo
de generación de conocimiento en torno al problema se-
leccionado. Es a esto a lo que llamamos problematización,
refiriéndonos al proceso que se desencadena a partir de
la elección del problema al inicio de la investigación. Por
tanto, plantear un problema es diferente de problematizar.
Por problematizar debemos entender entonces la acción
orientada a reelaborar el objeto de estudio de modo de
captar bajo determinadas coordenadas espaciotempora-
les la complejidad que se condensa en el problema. Es
decir, reelaborar un dominio de hechos, prácticas, discur-
sos y pensamientos en torno al objeto, no conocidos de
antemano (por ende, no abarcados en el planteamiento
inicial), que se constituyen por ello en problemas para la
disciplina que los plantea.10
Este proceso compromete por lo menos tres aspectos de-
cisivos en la investigación:
a. al investigador: en la problematización el investigador
se cuestiona a sí mismo y a su capacidad de interrogar
un conjunto de fenómenos y relaciones entre fenóme-
nos que aparecen naturalizados en nuestras socieda-
des. Por ejemplo, el problema de las relaciones entre
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 68
categorías del entendimiento tales como razón y locura,
enfermedad y salud, crimen y ley, el problema del lugar
que hay que darle a las relaciones sexuales, etcétera;
b. al objeto de estudio: en la problematización el investi-
gador avanza en la clarificación del objeto de estudio;
busca la trama problemática en que el objeto aparece
objetivado de múltiples formas, aparentemente desarti-
culadas, descontextualizadas, aisladas y en cuya ope-
ración de articulación encontrará que, por debajo de los
problemas, invisibilizado, está el «campo problemático»
que tiene que revelar, y en cuyo espacio el problema
adquieren sentido para la disciplina.
c. al problema de investigación, que se convierte en pro-
ceso de problematización: que abarca todo el proceso
de investigación, que es un proceso de construcción
gradual del problema, de inserción del problema en el
campo problemático que oficia de contexto. Campo en
tanto articulación de problemas que se ligan por rela-
ciones de similitud (desde los más macro a los más mi-
cros), que ofician de contexto y dentro del cual el pro-
blema inicial guarda una posición dinámica.
Analizaremos a continuación brevemente estos problemas
de segundo orden durante el proceso de problematización
en la investigación social.
PROBLEMATIZACIÓN
69
nera directa, lo hacen a través de sus propias prenociones,
media su propia comprensión de los hechos. Es decir, los
problemas sobre los que se interroga el investigador son ya
de tipo cultural, vienen ya preinterpretados por la época a la
que pertenece, y esa atribución de significado es una con-
dición previa en la constitución de las disciplinas históricas,
pues, al ser sociales, vienen viciados por las definiciones
normativistas que priman en la cultura.
El tema no fue omitido por Weber (1984), padre del com-
prensivismo en sociología, quien se interrogaba: ¿son es-
tas ideas de valor que la cultura confiere a los hechos las
que los convierte en dignos de ser conocidos y construidos
como objeto? Un problema social ¿solo por serlo se vuelve
investigable? Weber (1984: 148) reflexionaba en torno a
la cuestión bajo el siguiente planteamiento: «Cuando algo
normativamente válido se convierte en objeto de estudios
empíricos, como tal objeto pierde su carácter de norma; se
trata como ente pero no como válido». Esto es, al selec-
cionarlo y estudiarlo, el sociólogo debe despojarlos de su
validez normativa culturalmente aceptada y buscar inter-
pretarlos y explicarlos en su facticidad.11
En conclusión, el problema puede ser tal si y solo si ese
problema se asume con la condición de no estudiarlo bajo
idénticos criterios valorativos que los que la cultura le atri-
buye. El sociólogo debe llevar a cabo el esfuerzo de inte-
rrogar al problema histórica y críticamente, y su actividad
se convierte en una tarea orientada a partir de una defini-
ción que se sitúa por fuera de las definiciones interesadas
del problema. En las aulas de metodología esto suele ser
aludido bajo el esquema «pasar del problema social al pro-
11 Para Weber, el patrón normativo de comportamiento de los ac-
tores que orienta la acción de un grupo de personas solo puede
ser contrastado con los resultados empíricos de la investigación
funcionando como tipo ideal de los comportamientos de este
grupo. No se trata de un criterio con sentido normativo, ni de una
mera abstracción obtenida con base en la sintetización del com-
portamiento efectivo de los individuos objeto de estudio (puesto
que entonces no serviría como término de comparación), sino
de una construcción artificial que tiene utilidad en cuanto medio
para la investigación. Pero gracias a esta construcción de tipos
ideales puede marcarse con toda claridad la diferencia respecto
a un criterio normativo, y posibilitar así la neutralidad valorativa
de la investigación.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 70
blema sociológico» y nos enfrenta a la tan recurrida discu-
sión epistemológica en torno a la ruptura ya planteada por
Bourdieu y Passeron, es decir, cómo la ciencia no puede
apropiarse de los conocimientos del sentido común y a la
permanente «vigilancia epistemológica»12 a la que debe
estar sometido el investigador como tal (Bourdieu, 1980).
En los «Preliminares epistemológicos» de El oficio del so-
ciólogo en el apartado «Las condiciones de producción del
conocimiento sociológico», se intentan codificar una serie
de principios en los que esta postura queda plasmada por
Bourdieu (luego retomada por Passeron) (Bourdieu et al.,
1980). Los cuatro principios básicos que se enuncian son
los siguientes:
• Principio de ruptura: «por el hecho que la frontera entre
los saberes comunes y la ciencia es, en sociología, más
indecisa que en otros terrenos, que la necesidad de la
ruptura epistemológica se impone con particular urgen-
cia» (Bourdieu et al., 1980: 103). Se trata de un principio
epistemológico que atenta contra la voluntad reproducti-
vista de los investigadores, que los conduce a no cues-
tionarse a fondo las categorías y los conceptos a priori
dados por obvios en la cotidianeidad. El mayor obstáculo
reside en que la resistencia del objeto no es meramente
pasiva, sino que está sobredeterminada por una negati-
va activa a entregar su verdad. De ahí que se plantee la
necesidad de «oponer a las pretensiones sistemáticas
de la sociología espontánea la resistencia organizada de
una teoría del conocimiento de lo social cuyos principios
contradicen punto por punto los presupuestos de la filo-
sofía primera de lo social» (Bourdieu, 1980: 37).
PROBLEMATIZACIÓN
71
• Principio de la no conciencia. Se refiere a la ilusión de
la transparencia producida por el conocimiento espon-
táneo de lo social. Hay que escapar de la trampa de la
conciencia de los agentes para centrarse en las «re-
laciones determinadas, necesarias, independientes de
la voluntad» (Bourdieu, 1980: 37). Algo que ya había
señalado Durkheim (1982) cuando afirmaba que «la
vida social debe explicarse, no por la concepción que
de ella tienen los que en ella participan, sino por causas
profundas que escapan a la conciencia» (Durkheim, en
Bourdieu, 1980: 38). Principio que luego Passeron reto-
maría diciendo que no debe confundirse con una pos-
tura objetivista o positivista; sino que este no hace más
que nombrar «la exigencia primera de “objetivación”, in-
separable de la intersubjetividad de todo discurso cien-
tífico» (Passeron, 1994: 82).
• Principio de la primacía de las relaciones: «que no es
más que la forma positiva del principio de la no-con-
ciencia: las relaciones sociales no pueden ser redu-
cidas a relaciones entre subjetividades animadas por
«intenciones» o «motivaciones» porque se establecen
entre condiciones y posiciones sociales y tienen por
ello más realidad que los sujetos mismos a los que
vinculan» (Bourdieu, 1980: 40). Este principio, neta-
mente sociológico, como el anterior, Bourdieu lo conci-
be como una aplicación a la sociología de un principio
más general: «se debe considerar a y de la voluntad
de los individuos y que, por lo tanto, ha de ser investi-
gado del mismo modo que lo son las relaciones entre
los hechos del mundo físico» (1968: 684 en Baranger,
2012).
• Explicar lo social por lo social: Este es el principio que13
enunciaba Durkheim en Las reglas del método (1895)
al demandar «explicar lo social por lo social» (texto n.º
17), y que es presentado como un recordatorio de «la
decisión metodológica de no abdicar prematuramente
del derecho a la explicación sociológica». No hay po-
sibilidad en sociología de «definir la verdad de un fe-
nómeno cultural independientemente del sistema de
relaciones históricas y sociales en las que está inserto»
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 72
(Bourdieu, 1980: 35), Posteriormente Passeron realiza-
rá su propia autocrítica en El razonamiento sociológico
(1991: 112).14
En definitiva, siguiendo estos principios el investigador po-
drá llegar al objetivo de lograr una definición más comple-
ta, menos viciada, del problema en cuestión.
PROBLEMATIZACIÓN
73
particular de sus propios actores y de su modo particular
de vincularse con el mundo.
Es así que toda problematización parte de la perspectiva
del actor, en tanto se reconoce por parte del sociólogo que
existe un universo de referencia compartido (no necesa-
riamente verbalizable) que subyace y articula al conjunto
de prácticas, nociones, discursos y sentidos organizados
por la interpretación y la actividad de los sujetos sociales.
A decir de Geertz, «la cuestión no estriba en situarse en
cierta correspondencia interna de espíritu con los infor-
mantes […] más bien la cuestión consiste en descifrar qué
demonios creen ellos que son», lo que implica descubrir
y analizar «las formas simbólicas —palabras, imágenes,
instituciones, comportamientos—, en los términos en que
en cada lugar la gente se representa realmente a sí misma
y entre sí» (Geertz, 1992: 76-77).
El acceso a este conocimiento es la clave para que el so-
ciólogo construya un nuevo marco de inteligibilidad sobre el
problema inicial, que pueda abarcar e incluir el marco de in-
teligibilidad de las múltiples perspectivas que entran en juego
en esta trama. El cientista social puede construir una nueva
visión de la realidad que puede adoptar finalmente la forma
de teoría en torno al problema. Normalmente esto se realiza
bajo la premisa de que podemos llevar a los actores (y, por
tanto, a su conocimiento y a la realidad que de él emana) en
una actividad reflexiva que les permita revisar, reforzar, ne-
gar, cambiar sus conductas, sus discursos, su conocimiento,
para ajustar mejor sus creencias a los fines buscados.
Por ende, para que el investigador pueda elaborar un con-
junto de conocimiento ligados a estos problemas se le
hace necesario:
1. Acceder al mundo de la experiencia, en tanto base de
toda acción de conocimiento y de elaboración científica.
Para Heidegger (1988), el sentido de la experiencia es
la comprensión: el ser humano «es» comprendiéndose
a sí mismo y a su sentido en el mundo. Es a partir de
ello que él busca comprenderse a sí mismo y al mun-
do. Ello conlleva reflexión, ya que esta se nutre de la
experiencia y se expresa a través del lenguaje. Pero el
lenguaje no trae la experiencia pura: la reflexión y la in-
terpretación de primer orden la organizan bajo el tamiz
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 74
de la cultura. Por ello las interpretaciones no son nunca
solamente individuales, pasan por el tamiz de lo social.
2. Acceder al mundo de la vivencia, en tanto criterio indivi-
dual responsable de la caracterización de lo real. Es de-
cir, es el resultado de la elaboración del individuo sobre
la experiencia. La vivencia está cargada de condiciones
históricas, por lo cual se transforma en el medio por el
que un individuo adquiere un contexto vital e intenta ela-
borar los conceptos constitutivos capaces de sustentar,
al mismo tiempo, el contexto histórico y su conocimien-
to. Gadamer (1996) destaca este término para señalar
aquello que es vivido y aprendido por el individuo y por
el grupo, y se expresa en el sentido común. Constituye
una objetivación de la experiencia en forma de realidad
pensada. Esto hace que ante la misma experiencia la
vivencia de cada individuo pueda ser diferente; cada uno
elabora, sobre la base de la primera, pero también de
su personalidad, sus intereses, su reflexividad y su lugar
en la sociedad. Tanto Heidegger como Gadamer seña-
lan que el lenguaje de sentido común es el instrumento
fundamental por el cual se expresan la experiencia y la
vivencia.
3. Acceder al conocimiento de sentido común. En el mundo
de la vida cada persona trae consigo un acervo de cono-
cimientos y experiencias previas producto de su modo
de vivir que funcionan como esquema de referencia y
orientan las situaciones que los autores comprensivistas
denominan «sentido común» (Schütz, 1974). Es un co-
nocimiento siempre disponible para la vida práctica, que
permite que los actores sepan cómo es el mundo. Este
conocimiento cobra forma de tipificación: estas experien-
cias previas indiscutidas están a mano desde un primer
momento como típicas, porque presentan horizontes
abiertos de experiencias similares anticipadas (son ge-
neralizaciones u homogeneizaciones, interpretaciones
de primer orden). A diferencia de las escuelas positivis-
tas, para quienes este conocimiento es un preconcep-
to que puede interferir en el conocimiento de la verdad,
para los comprensivistas este conocimiento es una con-
dición para el conocimiento, porque es conocimiento es
sí mismo: contiene la verdad de la experiencia y de la
PROBLEMATIZACIÓN
75
vivencia orientada hacia aquello que es colectivamente
considerado como verdadero, plausible, práctico.16
En definitiva, hoy por hoy, uno de los mayores retos que tie-
nen los sociólogos es la construcción de sus propios obje-
tos de estudio. Trascender posturas que hagan concesión
al empirismo y establecer una verdadera ruptura epistemo-
lógica con la realidad significa construir sus objetos teóri-
cos (la juventud, el trabajo, la vejez, el género) a partir de la
problematización de estos objetos reales, históricos y cul-
turalmente situados, para construir así un cuerpo de teoría
que nos permita interpretar los fenómenos sociales desde
una perspectiva científica y no desde el sentido común.
El hecho de que el sentido común instaure ciertos cono-
cimientos y prácticas, así como conceptos que trasmiten
su experiencia sobre ellos como aproblemáticos, es una
señal de alerta para el sociólogo en cuanto hablan que las
mismas deben y pueden ser cuestionadas y repensadas.
Para el individuo cualquier fenómeno aparece invisibiliza-
do tanto desde el punto de vista histórico como contextual.
A la luz de estas observaciones, entonces, podemos cerrar
el problema de la problematización entendiéndolo como
una metodología de investigación que consiste en ir inte-
rrogando el fenómeno para ir elaborando un dominio de
hechos, prácticas y pensamientos que plantean problemas
y que, al decir de Foucault (1990: 356):
se trata de conseguir que todo aquello que el sentido
común ha dado por evidente, seguro, que ha naturali-
zado, todo aquello que se presenta como incuestiona-
ble, que no suscita dudas, que, por lo tanto se presen-
ta como aproblemático, se tome precisamente como
problemático, y necesite ser cuestionado, repensado,
interrogado. Significa comprender y relevar todas las
interpretaciones y evidencias incuestionables que en
el marco de inteligibilidad de los actores ha permitido
establecer esa creencia como incuestionable.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 76
Referencias bibliográficas
Baranger, D. (2012) Epistemología y metodología en la obra de Pierre
Bourdieu. Posadas, 2.ª edición (1.ª electrónica).
Becker, H. (1996) «The epistemology of the qualitative research». En:
Jessor, R., Colby, A. y Schweder, R. (eds.), Essays on
Ethnography and Human Development. Chicago: Univer-
sity of Chicago Press.
Bourdieu, P.; Chamboredon, J.-C. y Passeron, J.-C. (1980) El oficio del
sociólogo. Buenos Aires: Siglo xxi.
Durkheim, É. (2006) Las reglas del método sociológico. Madrid: Biblio-
teca Nueva.
Foucault, M. (1990) «Polémica, política y problematizaciones». En:
Estética, ética y hermenéutica. Obras esenciales, vol. 3.
Barcelona: Paidós.
Gadamer, H. G. (1996) Verdad y método I, Salamanca: Sígueme, sex-
ta edición. Traducción de Ana Agud Aparicio y Rafael de
Agapito.
Geertz, C. (1992) La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa.
Heidegger, M. (1988) Ser e tempo. Petrópolis: Editora Vozes.
Passeron, J.-C. (1994) «De la pluralité théorique en sociologie: théorie
de la connaissance sociologique et théories sociologi-
ques», Revue Européenne des Sciences Sociales, tomo
xxxii, n.o 99: 71-116.
PROBLEMATIZACIÓN
77
Elementos del diseño
cualitativo
79
Si es necesario tener algo en claro en investigación cua-
litativa es una perspectiva constructivo-interpretacionista.
El método cualitativo es el instrumento privilegiado de los
estudios que se proponen comprender los significados
(observar, escuchar, comprender) y donde el investigador
se involucra personalmente en el proceso de recolección
de datos a través del trabajo de campo y, por ende, es par-
te del instrumento de recolección. Su objetivo es definir las
relaciones y los significados que convergen en su objeto
de estudio.
Esta construcción se rige por dos principios: el principio de
reflexividad del sujeto y el principio de reflexividad del con-
texto. El primero supone que el observador está incluido
en lo observado, es decir, la realidad es relativa al punto
de vista del observado. Alude a la capacidad de los seres
humanos de comportarse según expectativas, motivos y
propósitos, capacidad que los convierte en sujetos de su
acción. El segundo implica que los actores dan sentido a
sus acciones en situaciones concretas y no en general,
porque el sentido lleva siempre incorporado temporalidad,
historicidad y cuerpo de conocimiento compartidos, es de-
cir, un contexto.
Esto es lo que especifica a la reflexividad como la actitud
permanente del investigador de:
indagar reflexivamente de qué manera se copro-
duce el conocimiento a través de sus nociones y
sus actitudes y desarrollar la reflexión crítica acerca
de sus supuestos, su sentido común, su lugar en
el campo y las condiciones históricas y sociocultu-
rales en que el investigador lleva a cabo su labor
(Guber, 1988).
En este marco, la actitud del investigador no puede sino ser
abierta, expectante y creativa. Debe tener en cuenta que es
un evento que ocurre en determinadas circunstancias, lo
que puede llegar a ser distinto a un evento idéntico en dis-
tintas condiciones de ocurrencia. Esta mirada comprensiva
y holística es lo que impulsa al investigador a buscar la in-
mersión en el propio ambiente cotidiano de los ciudadanos
y a estar permanentemente reflexionando desde la com-
paración de datos. Por tanto, entender que el investigador
se adentra en un proceso de reflexividad controlada es un
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 80
punto clave que define la concepción del diseño cualitativo,
que asume que el investigador debe estar presente en to-
das las etapas del proceso de investigación y sobre todo en
el proceso de recolección de la información.17
Los significados que los actores emplean en las diversas
situaciones sociales no son, en modo alguno, autoeviden-
tes; no hay garantía de que una misma categoría (como
seguridad, violencia, tranquilidad, etcétera) quiera expresar
lo mismo que otra, sino que ellas difieren según sea quien
la enuncie (investigador, investigados, grupos de investi-
gados), quienes las emplean, en qué contexto y frente a
quién o quiénes las usan.18 Incluso existen categorías que
por su especificidad pueden llegar a generar la ilusión de
tener un significado transparente, pero este siempre deriva
de las circunstancias. Solo bajo una actitud reflexiva, que
el investigador alcanza participando y llevando la reflexión
por distintos planos, y asumiendo un punto de vista crítico
sobre los modos en que se desenvuelven las rutinas co-
tidianas y las modalidades de participación comunitarias,
81 CUALITATIVO
alcanza la posibilidad de llegar a comprender los sentidos
que atribuyen los pobladores a estos conceptos.
Solo practicando una actividad reflexiva, incorporando el
carácter reflexivo que imponen los sujetos, así como la
variedad de contextos, es que el investigador alcanza el
estado de apertura y de aprehensión necesaria para dar
visibilidad a lo que no se ve. Solo anclado en un contexto
(de por sí reflexivo), el investigador comprensivo-interpre-
tativo podrá sostener su capacidad reflexiva, partiendo de
la convicción de que lo que distingue específicamente a las
relaciones sociales es su característica eminentemente in-
tersubjetiva. La reflexividad en el trabajo de campo (Páez y
Savall, 2009) contribuirá a la diferenciación de los respec-
tivos contextos, a detectar permanentemente la presencia
de los propios marcos interpretativos y la de los informan-
tes, ayudando a elucidar cómo cada quien interpreta esa
relación, en búsqueda de hacer posible el establecimiento
de un nexo progresivo entre ambos universos.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 82
o se encuentra al finalizar el proceso (Dávila, 1995). Esto
se traduce en que la selección de la muestra, la recolec-
ción de los datos, el proceso de análisis y de producción
de resultados son simultáneos y mantienen una relación
de recursividad entre ellos (Ibáñez, 1990).
Así, el diseño, es decir, el inicio, el desarrollo y el cierre de
una investigación, son considerados de maneras diferen-
tes según se trate de una metodología cuantitativa o cua-
litativa. En las metodologías cuantitativas la formulación
del proyecto y su implementación corresponden a fases
distintas y separadas, en donde la primera prescribe la se-
gunda (la proyecta). En cambio, en las metodologías cua-
litativas, el proyecto es provisional, abierto; su formulación
y su implementación se realizan en forma simultánea y en
correspondencia.
Esta diferencia en el proceso y el diseño de la investiga-
ción cualitativa respecto de la cuantitativa la describe Dávi-
la (1995) a partir de la distinción de un diseño táctico cuan-
titativista frente a un diseño estratégico cualitativista. En
tal sentido, advierte que todas las investigaciones tienen
un comienzo, el cual puede ser establecido desde ciertas
opciones ya probadas con anterioridad. Sin embargo, pun-
tualiza que la adscripción a un diseño cuantitativo o cuali-
tativo obliga a prestar atención a las diferentes maneras en
que es considerado ese punto de partida.
Los principales puntos que marcan la distinción de un di-
seño cualitativo son:
1. Da preferencia a los datos y al campo frente a los su-
puestos teóricos.
2. No se debe la teoría formal aplicar al objeto que se in-
vestiga, sino que la teoría se descubrirá y formulará al
entrar al campo y relevar los datos empíricos.
3. No se seleccionan las personas a ser estudiadas según
un criterio de representatividad estadística, sino de re-
levancia para el tema de investigación (informante cali-
ficado o con inmersión en la situación que se estudia).
4. La relación de la teoría con el estudio está dada por el
principio de apertura.
83 CUALITATIVO
5. Formula diferentes niveles de tipos de preguntas de in-
vestigación.
A la vez, también debe tenerse en claro que el diseño tam-
bién gestiona la problematización, cuyo tema se funda-
menta en estas características de la investigación social
cualitativa. Las advertencias en torno a la ruptura episte-
mológica, el papel de los valores en la ciencia y otras re-
señadas por autores como Bourdieu, Weber, Passeron y
que ya han sido retomados en distintos capítulos de esta
obra aparecen aquí nuevamente y es en definitiva el lugar
donde debemos poder resolverlas con éxito.
Es que justamente son estas características de flexible,
emergente, vinculadas a un proceso investigativo no li-
neal, las que generan en los investigadores más incerti-
dumbres que certezas, porque esto está estrechamente
relacionado con la necesidad de cuestionar los fenómenos
que aparecen como dados para los actores. «Es que el
diseño no se estampa mediante un molde o modelo que
sirvió de una vez, sino que se moldea cada vez a partir de
criterios maestros generadores de respuestas» (Valles y
Baer; 2005: 78-79).
85 CUALITATIVO
La segunda etapa del proceso se vincula con la elabora-
ción de un plan de trabajo. Se trata del diseño de una guía
que oriente tanto el contacto con la realidad del objeto de
estudio como la manera en que se obtendrá conocimiento
acerca de ella. En otras palabras, buscará responder a las
preguntas: ¿Cómo se realizará la investigación? ¿En qué
circunstancias de modo, tiempo y lugar? ¿Con qué técni-
cas de investigación se generarán los datos necesarios?
¿Con base en qué pauta de entrevista, de grupos focales,
de observación? ¿Entre quiénes o dónde y cuándo se rea-
lizarán las observaciones y las entrevistas? ¿Con quiénes
debe negociarse el acceso al terreno? ¿Hay que pedir au-
torizaciones? ¿Cómo se presentará la investigación ante
los actores involucrados? ¿Cómo enteraremos en contac-
to con los actores?
Un tercer componente se vincula con la ejecución del es-
tudio, que se corresponde con el comienzo observable de
la investigación y tiene lugar mediante el despliegue de
una o varias estrategias de contacto con la realidad o las
realidades del objeto de estudio. Entre esas técnicas de
contacto se encuentran: el diálogo propio de la entrevista,
la reflexión y la construcción colectiva característica de los
grupos de discusión o la vivencia lograda a través del tra-
bajo de campo y la observación participante, entre otras
alternativas.
Finalmente puede identificarse una fase de cierre. Esta
acción de la investigación busca sistematizar de manera
progresiva el proceso y los resultados del trabajo inves-
tigativo. Para ello, parte de la estructuración preliminar
de lo que denominaremos un cierre preliminar inicial, el
cual tiene lugar inmediatamente después de concluir el
primer episodio de análisis, derivado, a su vez, de la con-
clusión del primer evento de recolección o generación de
información y así sucesivamente a medida que se cierran
distintos eventos de esta naturaleza. Este último punto
resulta interesante, dado que nos introduce en una distin-
ción conceptual de relevancia vinculada a la tematización
interpretativa, la tematización generalizadora y a la idea
de imbricación o recursividad del diseño de investigación
cualitativa.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 86
El siguiente cuadro grafica esta idea, que desarrollamos a
continuación:
87 CUALITATIVO
Esto es visto como una paradoja de los estudios cualita-
tivos, que solo puede soslayarse remarcando la flexibilidad
del diseño presentado. Por ende, el concepto de flexibili-
dad refiere a la posibilidad de advertir durante el proceso
de investigación sobre situaciones nuevas e inesperadas
vinculadas con el tema de estudio, que pueden implicar
tanto cambios en las preguntas de investigación y en los
objetivos, como en la necesidad de innovar en técnicas de
recolección de datos. Aparece aquí de nuevo la idea de
reflexividad controlada del investigador.
La tarea no es sencilla y requiere de un fuerte compromiso
y de la puesta en juego de un fuerte componente de reflexi-
vidad. El primer principio que debe guiar el comportamien-
to del investigador respecto al proyecto es el denominado
de apertura. Esto alude a que el investigador debe evitar
cualquier tipo de interpretación a priori, incluso suspender
el conocimiento teórico a priori que introduce en el campo.
Esto es, la estructuración teórica del problema de estudio
se pospone hasta que haya surgido la estructuración del
problema por las personas estudiadas. Con esto se logra
suspender su incidencia en la formulación de hipótesis.20
Se ha llamado a esta actitud del investigador de atención
flotante: «No debemos otorgar una importancia particular a
nada de lo que oímos y conviene que le prestemos a todo
la misma atención flotante» (Freud, 1912).
El segundo principio es el de recursividad. A medida que
se estructura la problemática debe hacerse una pausa en
el proceso, un cierre intermedio y volver reiteradamente al
campo a objetivar sus interpretaciones. Por ello nos refe-
rimos al cierre intermedio, a esta instancia de objetivación
a la que se llega mediante la reconstrucción, organizada
en consenso con los investigados, de las temáticas emer-
gentes de las entrevistas, de los talleres o de los relatos
etnográficos. A estos cierres se llega mediante una acción
permanente del investigador que se denomina de temati-
zación interpretativa. Con este nombre se refiere a una re-
flexión consciente y sistemática de uno o varios aspectos
de la vida cotidiana privada o pública de un individuo, un
grupo o una organización que por lo general no es objeto
20 Veremos más adelante que este conocimiento sí es importante
en la elaboración de la pregunta de investigación.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 88
de ese tratamiento y que se asume de ordinario como un
estar ahí y nada más, pero que resultan de interés para la
investigación.
Por acumulación de información y de interpretaciones y
devoluciones a los participantes se dará comienzo al últi-
mo momento del proceso, el cual denominaremos cierre
final. En este momento se conjugará la tematización inter-
pretativa con un esfuerzo de tematización generalizadora
mediante los cuales el investigador buscará relacionar la
teoría sustantiva construida a partir de los momentos an-
teriores con la teoría formal o teoría ya existente sobre el
ámbito de pertinencia de la investigación correspondien-
te. Es, en otros términos, el momento de la construcción
teórica.
89 CUALITATIVO
Así, si por ejemplo nos hemos propuesto como objetivo
de la investigación lograr una mejor comprensión del fenó-
meno de retorno de los migrantes a partir del análisis de
los significados, los símbolos, las creencias y las acciones
que los retornados construyen en el proceso de migración
entendido como un proceso interactivo entre sujetos, or-
ganizaciones, instituciones, etcétera, la pregunta global
siempre estará referida a este objetivo: ¿Cuáles son los
significados en que se sustenta la acción social del retorno
para los distintos sujetos implicados en la situación: go-
bierno, familias, compatriotas, instituciones, etcétera? O
bien, ¿qué elementos aparecen como significativos en la
experiencia social del retorno y cómo ligan con el sentido
que tiene la migración de retorno para el retornado?
En un segundo nivel identifica las preguntas específicas.
Toda investigación debe diferenciar claramente esta pre-
gunta de investigación global de preguntas específicas
orientadas a interrogar los elementos concretos del pro-
blema global. Estos elementos siempre son dependientes
de nuestra apertura al fenómeno, a los actores, a nuestra
capacidad de descubrimiento y de ruptura. Pero estas pre-
guntas de alguna manera siempre vienen a completar la
pregunta global, a llenarla de contenido específico. No en-
tienden como dado el significado atribuido por los actores
a los fenómenos. Lo interrogan, encuentran cuáles son las
dimensiones del significado. En este sentido: ¿Cuáles son
los referentes o los núcleos conceptuales sobre los que se
construyen los distintos significados que se atribuyen a la
acción social del retorno? (dimensión material del signifi-
cado); ¿cómo se ligan temporalmente estos significados?
(dimensión temporal del significado); ¿cómo se vinculan
(dialogan, complementan, coinciden entran en contradic-
ción) estas dimensiones entre distintos actores y los imbri-
ca para hacerse nuevas preguntas? (dimensión social del
significado). Por ejemplo, ¿qué sentido adquiere el retorno
en las distintas etapas de este proceso y con base en la
experiencia de los sujetos?
Las preguntas específicas de investigación son herramien-
tas fundamentales para ir estructurando los problemas y de
hecho nos irán auxiliando en la orientación del diseño y del
propio problema de investigación. Pueden irse acumulando
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 90
en las primeras etapas de nuestro trabajo de campo, pues
siguen caracterizándose por ser abiertas, pero en principio
también son posibles emergentes del proceso de investi-
gación. Estas preguntas contribuyen a la construcción del
problema, ya que nos acompañan como investigadores en
el proceso de problematización. A medida que nuestro pro-
blema empieza a desarrollarse, nuestros hallazgos permi-
ten ir desarrollando la pregunta global a partir de preguntas
específicas. Por ejemplo, ante la diversidad de experiencias
del retorno, el investigador se propone ir construyendo una
tipología de experiencias de retorno, en una periodización
a través de la delimitación y la identificación de etapas e
hitos que permiten diferenciar los momentos y las distintas
trayectorias individuales y colectivas.
Sobre las preguntas específicas parece importante agre-
gar una distinción que introduce Flick (2004) y que siem-
pre está explícita o implícitamente presente en distintos
enfoques cualitativos (lo mencionaremos en el capítulo de
análisis de la teoría fundamentada) y es la distinción de
preguntas orientadas a explicar estados de aquellas orien-
tadas a explicar procesos.
Las preguntas orientadas a explicar estados, es decir, la
estructura del fenómeno; son preguntas que buscan dar
cuenta de este en su estructura, su constitución, remite a
aspectos más estáticos (características constitutivas). Es
decir, cómo se ha producido el fenómeno y cuál es su con-
figuración en este lugar y este momento específicos. Se
lo caracteriza para tener un conocimiento más cercano,
no para explicarlo. Es un medio para comprenderlo. Estas
preguntas indagan, por tanto, en torno a causas, estrate-
gias, acciones, significados, símbolos, etcétera. Buscan
describir en profundidad el fenómeno, a saber: ¿Cuáles
son las causas identificadas por los retornados para ini-
ciar el proceso de retorno? ¿Cuáles son las distintas es-
trategias que describen los retornados en torno a la acción
social de retornar? ¿Qué problematizan en este proceso?
¿Identifican estrategias sobre las distintas problemáticas?
¿Cuáles han sido implementadas? (acciones).
Por su parte, las preguntas orientadas a comprender proce-
sos son preguntas que buscan explicar cómo el problema
se desarrolla y cambia. Buscan dar respuesta a cómo el
91 CUALITATIVO
fenómeno se va estructurando en el tiempo con base en
interacciones, acontecimientos, etcétera. Proyectan sobre
el fenómeno una mirada dinámica. Reflexionan en torno a
causas, consecuencias esperadas y no esperadas, adecua-
ción de estrategias a metas, estrategias exitosas, estrate-
gias frustradas, análisis de expectativas, etcétera. Refieren
al cómo las estructuras se sostienen (construcción): ¿Qué
interacciones han devenido significativas en la acción social
de retornar? ¿En qué sentido? ¿Con qué consecuencias?
¿Las consecuencias esperadas bajo determinadas estrate-
gias se han mantenido o se han identificados consecuen-
cias no buscadas de la acción de retorno?
En tercer lugar, también existe un conjunto de preguntas que
suelen ser utilizadas por el investigador de forma más o me-
nos explícita y que tienen que ver con aspectos epistemo-
lógicos, metodológicos y operativos. Este tipo de preguntas
están vinculadas a la lógica y la coherencia del proyecto de
investigación. Las preguntas de control epistemológico es-
tán relacionadas con el trabajo de campo y el esfuerzo que
lleva a cabo el investigador para no tomar como propias las
interpretaciones de los sujetos. Estas preguntas suelen ser
íntimas del investigador y las va registrando en su bitácora
de campo. Supone responder a interrogantes como: ¿Estos
componentes del diseño están en coherencia con mi enfo-
que? ¿Diferencio mis marcos de inteligibilidad del marco de
inteligibilidad que pone en juego el actor? ¿He atendido a la
dimensión procesual?, entre otros.
A esta clasificación deben agregarse además las pregun-
tas metodológicas. Estas tienen que ver con la coherencia
interna del diseño y están vinculadas con una actitud flexi-
ble frente al diseño, mientras que las preguntas de campo
están asociadas al cuestionamiento de la subjetividad del
actor. Se trata de las preguntas de campo propiamente
dichas, orientadas a interrogar al informante. Tienen que
ver con preguntarse qué métodos son necesarios para
responderse la pregunta planteada. ¿Puede ser respon-
dida bajo un método cualitativo? ¿Cuál es la técnica más
apropiada para su respuesta? ¿Identifica las unidades de
análisis? ¿Coincide con las especificadas en mi proyecto
más adelante? ¿Cómo mi pregunta me condiciona decisio-
nes de muestreo?
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 92
En definitiva, las preguntas de investigación devienen una
instancia clave para el desarrollo de la investigación cua-
litativa. Pero, ¿de dónde provienen estas preguntas? O,
¿cuáles son las fuentes de las que se sirve el investigador
para desarrollar estas preguntas? Entre ellas encontramos
las siguientes:
• El enfoque de investigación seleccionado. El enfoque
en la investigación cualitativa siempre orienta el tipo de
interrogante que queremos proyectar sobre el fenóme-
no. Si, por ejemplo, estamos pensando en una pers-
pectiva interaccionista simbólica, en los principios que
guían este enfoque, poniendo como unidad de análi-
sis las interacciones, y en cómo estas se estructuran
con base en el significado que las cosas, incluidos los
sujetos, tienen para las personas: ¿Con base en qué
significados se sostiene la acción social del retorno?
¿Con base en qué construyen esos significados? ¿Qué
acciones, reglas, valores (solidaridad, confianza, etcé-
tera), implícitos o explícitos, emergen de la interacción
entre retornados y personas que interactúan con ellos
en el contexto de acogida (laboral, familiar, institucio-
nal, etcétera)? ¿Cuáles son las justificaciones que sir-
ven de base para que regresen? ¿Qué categorías son
centrales para entender la acción de retorno? ¿Cómo
se construye la idea de pertenencia, integración, estig-
ma, etiqueta, etcétera, en función de estos significados
y de la interacción simbólica? ¿Cuál es el papel del len-
guaje? ¿Qué tipo de lenguaje se construye en torno al
grupo? ¿Cuáles son los grupos que funcionan o que
no funcionan? ¿Cómo contribuyen estos elementos a
la construcción de una identidad social de retornado?
• De la bibliografía del investigador: puede interrogarse
sobre distintas dimensiones del proceso de retorno para
ver si son vivenciadas por el entrevistado y para ver si
no se omiten elementos centrales en la configuración
de la problemática.
• Del propio trabajo de campo: con base en elementos
que vayan surgiendo y adquiriendo centralidad en el
trabajo de recolección e interpretación. Si hubiera ha-
llado que hay una adecuación de determinados discur-
sos sobre el retorno y una estrategia para invisibilizar
ELEMENTOS DEl DISEÑO
93 CUALITATIVO
las carencias que provienen de otras dimensiones de
la realidad y son independientes de la migración, como
la baja actualización de conocimientos o la baja califi-
cación de los retornados, en este caso el investigador
debería indagar sobre el tipo de migración que tuvieron
al irse del país, el tipo de trayectoria que tuvieron en su
ausencia y el tipo de expectativas que construyen en
el retorno para empezar a diferenciar internamente el
fenómeno de la migración. Esto a partir de una pista,
una hipótesis, una intuición que ha surgido en el traba-
jo de campo (quizás pase en algún momento de la in-
vestigación a estudiar trayectorias de retornados como
unidad de análisis). Así, las preguntas de investigación
van estructurando el trabajo de campo en términos con-
ceptuales y prácticos.
Pero también existe un conjunto de preguntas que se vin-
culan más bien a la lógica del diseño emergente y que
tienen que ver con la reflexividad del investigador. Se ne-
cesita partir de una pregunta o de preguntas claras para
interrogarse (a un segundo nivel de autoevaluación) sobre
la conveniencia de las decisiones metodológicas que for-
man parte de la etapa de diseño (muestreo, unidades de
análisis, técnicas de recolección de datos, etcétera).
A modo de cierre
El artículo ha tenido como objetivo recuperar la discusión
en torno a las distintas instancias de un diseño de inves-
tigación cualitativo integrando la dimensión práctica a la
proyectiva como condición necesaria para ir moldeando en
el tiempo sus diferentes componentes. En efecto, el diseño
cualitativo de investigación integra dinámicamente los pro-
cesos de interpretación analítica como instancias reflexi-
vas que nos habilitan a regresar y retomar los puntos de
partida iniciales desde posturas menos viciadas por el ca-
rácter histórico y cultural del objeto de estudio. Entendere-
mos, de esta forma, al diseño como la acción consistente
en preparar un plan que orientará tanto el contacto con la
realidad del objeto de estudio, como la manera en que se
obtendrá conocimiento de la sociedad de una forma cons-
cientemente reflexiva, aceptando, entre otros aspectos,
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 94
que abordar la realidad social supone para el investigador
reconocer la incertidumbre y la intersubjetividad presentes
en el objeto de estudio y su complejidad; sin desconocer,
como indica Quintana y Montgomery (2006) que existen
pretensiones aceptadas por la comunidad científica, vincu-
ladas a las formas de hacer las cosas.
Quedan sin desarrollar en este artículo de los principales
problemas del diseño de investigación dos temas ineludi-
bles y también controvertidos sobre la investigación cuali-
tativa: el de la unidad de análisis y el del muestreo. Sin em-
bargo, y en aras de la simplicidad, optamos por retomarlos
en capítulos posteriores en relación con el abordaje de
las instancias de análisis y construcción de conocimiento
a partir de la generación de tipologías en la investigación
social cualitativa.
Referencias bibliográficas
Alonso, L. E. (1988) «Entre el pragmatismo y el pansemiologismo: No-
tas sobre los usos (y abusos) del enfoque cualitativo en
sociología», Revista Española de Investigaciones Socio-
lógicas, 43: 157-168.
Alvira, F. (1983) «Perspectiva cualitativa/perspectiva cuantitativa en la
metodología sociológica», Revista Internacional de In-
vestigaciones Sociológicas, 22: 53-75.
Dávila, A. (1995) «Las perspectivas metodológicas cuantitativa y cuali-
tativa en las ciencias sociales. Debate teórico e implica-
ciones praxeológicas». En: Delgado, J. M. y Gutiérrez, J.
(comps.) (1995) Métodos y técnicas cualitativas de inves-
tigación en ciencias sociales. Madrid: Editorial Síntesis.
Denzin, N. K. y Lincoln, Y. S. (eds.) (2005) The Sage Handbook of Qua-
litative Research, Thousand Oaks, California: Sage.
Flick, U. (2004) Introducción a la investigación cualitativa. Barcelona:
Ediciones Morata.
___________ (2001) Etnografía: método, campo y reflexividad. Buenos
Aires: Editorial Norma.
Freud, S. (1912) Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalíti-
co, vol. XII, Buenos Aires: Amorrortu.
Giddens, A. (1993) Las nuevas reglas del método sociológico. Buenos
Aires: Amorroutu.
95 CUALITATIVO
Guber, R. (1988) El salvaje metropolitano. Colección Comunicación y
Sociedad. Buenos Aires: Editorial Legasa.
Ibáñez, J. (coord.) (1990) Nuevos avances en la investigación social,
Suplemento Anthropos, n.º 22.
Mendizábal, N. (2006) «Los componentes del diseño flexible en la in-
vestigación cualitativa». En: I. Vasilachis (coord.) Estra-
tegias de investigación cualitativa. Buenos Aires: Gedisa
editorial.
Quintana, A. y Montgomery, W. (eds.) (2006) Psicología: tópicos de actua-
lidad. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Páez, O. y Savall, M. (2009) «La reflexividad y el trabajo de campo. De
la experiencia investigativa a su transmisión». Ponencia
presentada al xix Seminario Latinoamericano de Escue-
las de Trabajo Social. El Trabajo social en la coyuntura
latinoamericana: desafíos para su formación, articulación
y acción profesional. Universidad Católica de Santiago de
Guayaquil, Ecuador, 4 al 8 de octubre 2009.
Tarrés, M. L. et al. (2014) Observar, escuchar y comprender sobre la
tradición cualitativa en la investigación social. Ciudad de
México: El Colegio de México-Flacso México.
Valles, M. S. y Baer, A. (2005) «Investigación social cualitativa en Es-
paña: Pasado, presente y futuro. Un retrato». En Forum
Qualitative Sozialforschung-Forum Qualitative Social
Research (revista en línea), 6 (3), art. 18. Disponible
en: <http://www.qualitative—research.net/fqs—texte/3—
05/05—3—18—s.htm>. Último acceso 14/11/2014.
Velasco, H. y Díaz de Rada, A. (1997) La lógica de la investigación
etnográfica: un modelo de trabajo para etnógrafos de la
escuela. Madrid: Trotta.
Vidich, A. J. y Lyman, S. M. (1994) «Qualitative Methods: Their History
in Sociology and Anthropology». En N. K. Denzin e Y. S.
Lincoln (eds.) Handbook of Qualitative Research, Thou-
sand Oaks, California: Sage: 23-59.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 96
La investigación etnográfica
97
Es necesario distinguir el concepto de ‘etnografía’ (que se
remite a la idea de técnica de investigación) del de ‘etnolo-
gía’ o ‘antropología social’ o ‘antropología cultural’, que se
refieren a la disciplina científica. Buscamos, en este estu-
dio, hacer una etnografía sociológica, es decir, desarrollar
el registro de preocupaciones científicas que caen en el
campo de la sociología y no, por ejemplo, de la antropolo-
gía. La etnografía es el arte de describir un grupo humano
basándose en trabajo de campo, en un cara a cara cotidia-
no con las personas estudiadas, pudiendo utilizar varias
técnicas. Requiere de un extenso período de tiempo, es
inductiva, dialógica y holística (Angrosino, 2009).
Nos permitimos formular una diferencia más consistente
entre la tradición etnográfica formulada por los antropólo-
gos y la desarrollada por los sociólogos. Esta reflexión par-
te de la crítica que Howard Becker (2004) realiza a la idea
de descripción densa de Geertz. Becker prefiere hablar
de descripción completa, pero como ideal a alcanzar, en
el sentido de que una descripción nunca puede ser total-
mente completa. La diferencia es que esta última siempre
sigue un norte, es decir, busca encontrar toda la informa-
ción posible que atañe a los objetivos de la investigación
y no cualquier información que se encuentre, por más in-
teresante o incluso relevante para otros propósitos. Esto
significa que la búsqueda de la completitud —el «efecto
saturación», por ejemplo— no es contradictoria con la
selectividad orientada por el fin de la investigación. En la
interpretación que hacemos de la perspectiva de Becker,
creemos percibir en este sentido una diferencia entre la
antropología clásica, al menos, y la sociología en cuanto
a la postura metodológica, aunque ello no necesariamente
suponga una diferente postura epistemológica.
Esquemáticamente diríamos que la etnografía antropoló-
gica clásica prefiere estudiar grupos humanos, o sea, uni-
versos relativamente cerrados en la definición del objeto de
estudio, distintos tipos de poblaciones con características
específicas que los distinguen de otras poblaciones, tribus,
por ejemplo. Daría la impresión de que la tendencia general
de la sociología etnográfica, por su lado, pretende estudiar
problemas sociales y que para hacerlo debe encontrar la
forma de transformarlos en problemas sociológicos.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 98
Es por ello que la aproximación al terreno es de orden dife-
rente. En sociología se llega a él a través de la detección y
la explicitación de un problema; en la antropología clásica
se construyen el o los problemas en el propio terreno de
investigación. Otra consecuencia del enfoque diferencia-
do de una etnografía sociológica es que al aproximarse
al campo a través de problemas le es más fácil que a la
antropología clásica hacer el tránsito del nivel micro al ma-
cro. Por ejemplo, al hacer un estudio etnográfico sobre una
empresa, como ha sido nuestro caso, pudimos ver la rele-
vancia de los trabajadores temporarios (llamados «zafra-
les») en la organización del trabajo existente. Ello puede
conducirnos a reflexionar sobre el papel de los trabajado-
res precarios y de sus formas actuales de contratación en
la industria uruguaya, en la medida en que el reclutamiento
de ese tipo de trabajadores en el actual régimen jurídico es
un caso de contratos precarios.
La investigación
99 ETNOGRÁFICA
una participación de investigadores como trabajadores.
No se trató de investigadores pasivos que efectuaron una
observación a distancia, sino de participantes activos que
realizaron observación. Cuando el investigador es un par-
ticipante que se involucra como observador, él mismo está
más integrado en la vida grupal (Angrosino, 2009).
Esos investigadores efectuaron la observación a partir de
la elaboración de una pauta que contenía un conjunto de
categorías conceptuales, tales como: diferenciación social,
tipo de gestión, identidad, clima organizacional, aprecia-
ción subjetiva acerca de los supervisores, percepción del
reclutamiento de supervisores y de los ascensos y doble
regulación, en términos de producción de reglas formales
de control y de reglas tácitas de funcionamiento. Esa pauta
de observación fue discutida y corregida a lo largo de todo
el proceso de observación. A su vez, los dos observadores
trabajaron en los mismos sectores en momentos diferen-
tes, lo que permitió las miradas cruzadas y en consecuen-
cia, el control de los problemas de sesgo.
Una de las primeras cuestiones a tratar fue la relacionada
con la posición, el papel y el desplazamiento del observador
en el campo. En los estudios de sociología del trabajo en-
contramos que la presencia del sociólogo como observador
ocurría muchas veces con el desconocimiento de los acto-
res. Evidentemente que una observación que no sea visible
coloca problemas éticos serios en la medida en que las per-
sonas están siendo estudiadas sin su consentimiento.
Según Jaccoud y Mayer (2010) el papel y la posición del
investigador constituyen el debate más ampliamente docu-
mentado en la bibliografía sobre observación. Su centrali-
dad, a su vez, se debe a que los datos producidos depen-
den del papel que se asuma en la observación. Algunos
investigadores —afirman los autores— optan por una estra-
tegia clandestina y otros por una abierta, pero más pasiva.
Supuestamente, en la primera estrategia, la ocultación del
papel del investigador le permitiría a este acceder a infor-
maciones privilegiadas. No obstante, no todas las ventajas
correrían del lado del investigador oculto, ya que se podría
cuestionar que el ocultamiento empobrece los datos recogi-
dos, debido al miedo a «levantar sospechas».
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 100
Resulta prácticamente imposible determinar a priori qué
tipo de observación puede ser realizada. Fueron necesa-
rias varias reuniones del equipo de investigación para de-
terminar el tipo de observación a adoptar. Es cierto que
situaciones complejas de investigación pueden requerir
la observación clandestina, por ejemplo en casos de ins-
tituciones totales como hospitales psiquiátricos, prisiones,
ejércitos o grupos cerrados (Jaccoud y Mayer, 2010).
En nuestra investigación se optó por una observación visi-
ble, porque se estimamos que eso no perjudicaría la pro-
ducción de datos y porque temíamos que en un contexto
de país pequeño demográficamente, como el uruguayo,
algunas personas pudieran conocer a los observadores.
Podríamos enfrentar entonces problemas éticos serios.
También evaluamos que la calidad de la información no ne-
cesariamente se vería perjudicada por el hecho de efectuar
una observación visible. Lo importante en ese caso sería
generar un rapport entre los observadores y las personas
que estaban siendo observadas. Para Goode y Hatt (1973),
en el contexto de la entrevista se establece rapport cuando
un entrevistado acepta los objetivos de la investigación. En
nuestro caso de observación, podríamos decir que el rap-
port implicaba aceptación de los trabajadores y jefaturas de
nuestros objetivos o, más aún, implicaba el reconocimien-
to de la legitimidad de ocupar una posición dentro de ese
espacio. Evidentemente, los grados de rapport no son los
mismos en comparación con la entrevista individual, cuan-
do se establecen relaciones con múltiples individuos que
ocupan diversas posiciones y tienen distintas trayectorias
dentro de ese universo que es la empresa.
En la estrategia de la investigación primó la explicitación
permanente del trabajo de observación como siendo par-
te de un estudio sociológico de relaciones sociales en la
empresa. La universidad es una institución detentora y
transmisora de capital escolar, con los beneficios subse-
cuentes de legitimidad. Para aquellos que no pertenecen a
ese universo social, sus acciones están guiadas, en buen
grado, por objetivos no instrumentales. Esa legitimidad fue
ampliamente confirmada en el trabajo de campo. Se pudo
notar una amplia aceptación, principalmente en los traba-
jadores, de dos observadores que compartían su rutina de
La investigación
101 ETNOGRÁFICA
trabajo diario. En ese sentido, resaltamos dos situaciones
que fueron registradas. La primera fue dada por la pregun-
ta de un trabajador a uno de los observadores, después
de haber pasado unas semanas del inicio de la observa-
ción, de «cuándo comenzarían a realizar la investigación».
La otra situación fue dada por la expectativa positiva de
algunos «colegas de trabajo» de que los observadores
pudieran transformarse más adelante en trabajadores. La
interrogante sobre el inicio de la investigación, en el primer
caso, y el aprecio de los observadores como colegas de
trabajo, en el segundo caso, muestran la naturalidad que
se obtuvo en la situación de observación.
El trabajo de observación permitió el registro de múltiples
y abundantes evidencias que solo pudieron efectuarse
porque consiguió establecerse un fuerte rapport con los
sujetos observados.23 Esto confirma una constatación que
ha sido notada, ampliamente, en las investigaciones so-
ciológicas que se sitúan en un plano más cualitativo: que
los individuos, cuando son llamados a «contar sus vidas»
a alguien (en este caso, investigadores), lo hacen general-
mente sin reticencias. Como si valoraran, particularmente
en las camadas más bajas de la población, el hecho de que
alguien se detuvo a conocer su vida y la halló importante.
Entre los que se encuentran en la parte de abajo de la es-
tructura social, como en nuestro caso de observación de
trabajadores, se presenta también una especie de ocasión
para dar una declaración, para hacerse escuchar, contar
su experiencia públicamente, así como construir y justifi-
car un punto de vista (Bourdieu, 1998). Además de ello,
puede afirmarse que hay cierto efecto de naturalidad de la
observación. Pasado cierto tiempo, cuando se la introduce
de forma visible, se genera cierto grado de confianza o de
rapport en que los individuos aceptan a aquellos que están
observando. Como si para los individuos observados fuera
extremadamente difícil aceptar, digamos ontológicamente,
que esos trabajadores son en realidad investigadores que
los están observando.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 102
El ocultamiento y el disimulo pueden verse como instru-
mentos que permiten una recepción de datos más «rea-
lista», porque la situación de observación no estaría en
conocimiento de los observados, disminuyendo las proba-
bilidades de interferencia del instrumento. Sin embargo,
también puede cuestionarse si el ocultamiento y el disimu-
lo no representan, en realidad, un ideal neopositivista de
un conocimiento axiológicamente neutral.
Si la posición de los observadores se caracterizó por la
visibilidad, el papel desempeñado fue el de trabajadores
temporarios. La empresa en cuestión contrata permanen-
temente un número importante de trabajadores en esa
condición de precariedad. Por lo tanto, el papel asumido
por los observadores era familiar al universo de estudio. Si
esto puede considerarse una ventaja para la observación,
también hay que señalar la limitante de observar desde
una única posición estructural. Por razones de calificación,
nuestros observadores (un estudiante avanzado de socio-
logía y un sociólogo recién egresado) no podían ocupar
puestos de supervisión. La posición de trabajadores tem-
porarios tuvo como consecuencia que el lugar de la obser-
vación fuera próximo a los puestos de trabajo menos ca-
lificados y a la visión de los trabajadores que tenían igual
condición contractual. El grado de interacción social fue
más reducido con trabajadores con contrato permanente
y, aún más, con supervisores. De todos modos, como los
gerentes de planta eran los que sabían más sobre las ca-
racterísticas de la investigación que se estaba realizando
(«estaban más al tanto»), los observadores mantenían
diálogos con ellos; o para subsanar el distanciamiento con
los supervisores, solicitaban «entrevistas» con los últimos
para poder captar sus puntos de vista.
El desplazamiento de los investigadores dentro de las dos
unidades industriales fue determinado a partir del proceso
de observación. Vale decir que cuando había saturación
de información en un determinado sector fabril, los obser-
vadores solicitaban un cambio para otro sector u otro ho-
rario. De ese modo, podían observar y comparar rutinas
de trabajo, relaciones entre trabajadores y de trabajadores
con sus supervisores, ritmos de trabajo, microconflictos,
visiones gerenciales, diferenciaciones entre trabajadores,
La investigación
103 ETNOGRÁFICA
etcétera. Estos cambios eran discutidos dentro del equipo
de investigación, evaluando en cada caso si era el mo-
mento oportuno (o no) de realizarlos. Pueden notarse aquí
las ventajas que resultaron de la observación visible, en la
medida en que solo podía ocurrir este desplazamiento si
los observadores no estaban trabajando clandestinamen-
te. Llamaría mucho la atención que trabajadores recién
contratados estuviesen cambiando permanentemente de
un sector para otro, de un horario para otro. Este despla-
zamiento de sectores, junto con una determinada libertad
de movimientos para conversar con gerentes de planta o
supervisores, o también para participar de reuniones sin-
dicales que se realizaban ocasionalmente en las plantas
industriales, puede considerarse una gran ventaja que fue
resultado de la visibilidad de la observación.
Mencionamos que en algunos momentos los observado-
res, justamente por las limitaciones asociadas al rol que
desempeñaban dentro de la empresa, solicitaban entre-
vistas más o menos informales con supervisores o geren-
tes de planta. Algunos autores plantean que las divisiones
entre técnicas de investigación son caracterizadas por
diferentes énfasis. La técnica de entrevista, por ejemplo,
supone observación del investigador. Cuando hacemos
preguntas, estamos observando los movimientos corpora-
les del entrevistado o su vestimenta, el contexto espacial
de la entrevista, etcétera, porque esas informaciones son
cruciales para la comprensión de lo que el entrevistado
nos dice. A su vez, puede considerarse, también, la obser-
vación como una entrevista extensa, ya que la mayoría de
los registros son declaraciones verbales. La mayor parte
de los registros de la observación fue resultado de diálo-
gos con los trabajadores, más o menos buscados por los
observadores (procurando mantener siempre la naturali-
dad de la situación de observación). Sin embargo, no toda
la observación puede catalogarse como declaración ver-
bal. Por un lado, en las propias declaraciones estaba pre-
sente siempre quién decía qué cosa, siguiendo el precepto
bourdiano de que las tomas de posición están vinculadas a
las posiciones. Eso suponía una mirada más amplia que la
de la declaración. Por ejemplo, según el tipo de indumen-
taria, era posible establecer si quien realizaba determina-
da declaración era un trabajador de línea de producción,
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 104
un técnico de mantenimiento o un supervisor. Además, los
investigadores captaron otros tipos de registro, como for-
mas de saludarse, carteles colocados en diversos locales,
frases escritas en los baños (suelen constar aquí registros
difíciles de ser declarados públicamente, como la cólera
o la ironía con un jefe autoritario o con un colega que se
comporta en forma no solidaria), ocupación diferencial de
los espacios dentro de las plantas (por ejemplo, lugares de
almuerzo en que mujeres y hombres se sientan separa-
damente), etcétera. Esos son ejemplos de registros de la
observación no apenas «hablados».
Cuando hablamos del continuo observación-participación,
el hecho de que uno de estos polos esté más o menos
cargado solo puede definirse de acuerdo con el objeto
estudiado. Observación participante implica una estrate-
gia metodológica en que producción y análisis de datos
suponen pesos diferentes de observación y participación
directa (Valles, 1997). No existe una única tipología que
defina la relación entre los dos polos del continuo. De to-
dos modos, pensando en un continuo que va de la obser-
vación sin participación a la participación total (en la cual el
observador es o podrá convertirse en un «nativo»), nues-
tra investigación se caracterizó por la participación activa
de los observadores. Para Spradley (apud Valles, 1997)
participar activamente equivale a involucrarse en la acti-
vidad que se está estudiando. Los observadores fueron
contratados como trabajadores temporarios y tuvieron que
aprender las tareas del puesto de trabajo de acuerdo con
el sector que les tocaba. Cuando uno de ellos realizaba su
último día de observación, en la primera planta industrial
estudiada, se dirigió a saludar a un supervisor, el cual le
dijo que aún no había llegado al final de su horario de tra-
bajo, por lo que debía continuar desempeñando su tarea
hasta terminar la jornada laboral. Esta situación puede ser
interpretada como un ejercicio de poder del supervisor en
la atribución de determinar cuándo un trabajador comienza
y cuándo termina su horario de trabajo. Pero, antes que
nada, expresa el modo en que los observadores lograron
exitosamente tener una participación activa como trabaja-
dores en el universo estudiado, con las consiguientes ven-
tajas en términos de obtención de información.
La investigación
105 ETNOGRÁFICA
Discusiones en torno a la validez
y a la confiabilidad
Criterios de validez y confiablidad plantean cuestiones cen-
trales de los diseños de investigación. Si la validez implica
interrogarse hasta dónde nuestros conceptos empíricos mi-
den nuestras conceptualizaciones teóricas, la confiabilidad
refiere a que nuestro instrumento de medición sea estable
cada vez que realizamos un registro o, en nuestro caso,
una observación. Clásicamente, se estableció una cier-
ta dicotomía entre las investigaciones cuantitativas y las
cualitativas. En cuanto a las primeras, permitirían obtener
mayor confiabilidad de los resultados, como consecuencia
de todas las precauciones que son tomadas para efectuar
una determinada medición (por ejemplo, los procedimien-
tos rigurosos de muestreo), las segundas se destacarían
por una mayor validez, debido al trabajo en espiral entre
los conceptos teóricos y el campo de observación, esto es
al ida y vuelta entre conceptos con diferentes niveles de
abstracción. Lo contrario también puede ser afirmado: in-
vestigaciones cuantitativas tendrían menor validez, debido
a que trabajan generalmente con conceptos que son dis-
cutidos teóricamente en forma precaria, e investigaciones
cualitativas tendrían menor confiabilidad, entre otros as-
pectos, por las dificultades de repetición en la aplicación de
determinado instrumento o por la carga subjetiva atribuida
al investigador. Este último aspecto puede ser problemati-
zado, en el caso de la observación, por el hecho de que si
cambiamos los observadores, no obtendríamos resultados
idénticos (aunque no necesariamente contradictorios).
Cabe aclarar que la idea de validez en etnografía no es
idéntica a la de la investigación cuantitativa. Esta segun-
da, en última instancia se basa en la repetición de eventos
de tipo, si sucede «a» entonces sucede «b» y por ello es
medible. En cambio, en la investigación etnográfica nece-
sariamente se valida una hipótesis o una interpretación en
la medida en que se logra dar de forma convincente el
punto de vista de los actores y ello aunque las personas
a quien estudia la investigación etnográfica no formulen
una interpretación coherente y estable de las cosas, de
las personas o de los acontecimientos que se describen. Y
por lo tanto las definiciones de validez canónicas que re-
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 106
miten a una epistemología neopositivista no son transferi-
bles a la investigación etnográfica. Nuevamente, de forma
esquemática podríamos decir que en las ciencias sociales
cuantitativas consideramos que nos aproximamos a la ver-
dad porque los fenómenos asociados se repiten y por lo
contrario, en las ciencias sociales cualitativas, cuando los
fenómenos sociales se aproximan a la verdad, pueden re-
petirse si lo permiten las circunstancias que circunscriben
al entorno al fenómeno.
Nuestra investigación intentó tener siempre presentes los
problemas de confiabilidad que se podían presentar. Evi-
dentemente, si otros fueran los observadores, el registro
no sería el mismo. Sin embargo, hay que resaltar, en primer
lugar, el hecho de que los observadores participantes fue-
sen dos, chequeasen y autovalidasen sus observaciones y
sus reflexiones conjuntamente por procesos de «autoclari-
ficación» e incluso puesta en contraste de observaciones
contradictorias. Por ello, la opción metodológica de dos
observadores ofreció mayor confiabilidad al diseño de la
investigación. En segundo lugar, en ese proceso de che-
queo los observadores fueron también construyendo una
mirada en común sobre el universo en cuestión. Observar
dos plantas de la misma empresa permitió, además, forta-
lecer la capacidad de diferenciar la generalidad o la parti-
cularidad de las observaciones realizadas vía la compara-
ción, aumentando el nivel de abstracción. A su vez, permitió
generar un distanciamiento de los investigadores con las
vivencias concretas que tuvieron en cada lugar. Finalmen-
te, en tercer lugar, el trabajo en un equipo de investigación
(utilizando sistemas de comunicación virtual) permitió, por
un lado, la orientación del trabajo de forma continua, funda-
mentalmente evitando la dispersión potencial de los inves-
tigadores de terreno con respecto al plan de observación
original y, por otro, logró evitar la excesiva subjetividad de
los investigadores, generada por el propio involucramiento
en las situaciones emergentes del propio terreno de inves-
tigación. Un ejemplo de subjetividad debida al involucra-
miento fue la reproducción (por lo tanto, sin reflexividad)
de los observadores del discurso de los trabajadores sobre
supervisores que estaban para «la chiquita».24
24 «Estar para la chiquita» es dar importancia a asuntos que no son
importantes. Sería un comportamiento de supervisores, en la vi-
La investigación
107 ETNOGRÁFICA
Conceptos teóricos, hipótesis
y análisis de datos
En nuestra investigación partimos de algunos conceptos
teóricos que posibilitarían observar con una cierta orien-
tación. Estos conceptos (entre otros, diferenciación social,
reglas formales y tácitas, tensiones y conflictos) fueron
«afinados» teóricamente a medida que la observación
avanzaba. El éxito en la formulación de conceptos teóricos
radica en buscar qué aspectos serán observados y cuáles
no. Eso quiere decir que unos son conceptos privilegiados
y otros son secundarizados. Evidentemente esto significa
una reducción de la complejidad, la cual ha sido mirada
con desconfianza desde la metodología cualitativa, dele-
gando ese papel a la empiria (Gobo, 2005) y esperando
que los procesos inductivos se hagan responsables de la
generación conceptual.
Se sostiene que si las variables son la herramienta prin-
cipal de la sociología cuantitativa, las categorías (del en-
tendimiento) son la principal herramienta de la sociología
cualitativa. Ello siempre que entendamos por esta a la in-
vestigación de los puntos de vista de los distintos actores
que participan directa e indirectamente en el proceso de
investigación. En ello incluimos un énfasis en los puntos
de vista de los propios investigadores que observan la rea-
lidad social dada. Y ello porque partimos del supuesto de
que nos es necesario explicitar que la observación de te-
rreno se realiza desde puntos de vista dependientes de las
posiciones desde las que se observa. Dicho esto, es nece-
sario partir de la diferenciación de tres tipos de categorías,
que hacen al proceso de construcción conceptual y a las
que recurrimos para investigar etnográficamente.
Las primeras son las categorías institucionales, que tien-
den a estructurar el terreno social que se investiga. Estas
sión de los trabajadores, que como tienen poco conocimiento
de la tarea llaman la atención del trabajador para cosas que no
son importantes, como, por ejemplo, el uso correcto de equipa-
mientos de seguridad. En el equipo de investigación llamamos
la atención sobre el hecho de que definir lo que es «chiquita» (o
lo que no es) es parte de una lucha simbólica entre los agentes
que ocupan un espacio social sobre cuáles son sus objetos de
interés y de disputa.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 108
son las normas jurídicas o reglamentarias que enmarcan
la realidad social y que puede traducirse en organigramas,
en categorías socioprofesionales, etcétera. Todas ellas
son portadoras de una sociología implícita, es decir, una
hipótesis del comportamiento de las personas a partir de
su implantación y de su institucionalización.
El segundo tipo de categorías es el que le da el perfil es-
pecífico a la investigación etnográfica. Se trata de las ca-
tegorías de los propios actores, aquellas que son autén-
ticamente las categorías de entendimiento. Estas no son
categorías universales, sino que son sociales, en el sen-
tido de que están situadas espacial y temporalmente. Un
ejemplo de este tipo de categorías es retirado de nuestra
investigación. Los trabajadores suelen dividir a los supervi-
sores en dos grandes categorías: los que realizan carreras
internas y que conocen las tareas, y los foráneos que tie-
nen poco conocimiento («paracaidistas»).
La tercera aproximación a las categorías se orienta a es-
tablecer puentes entre las teorías recibidas y los resulta-
dos primarios de la investigación etnográfica. La discusión
sobre si nos encontramos frente a situaciones de trabajo
con dominancia pretaylorista (oficios), taylorista o fordista
no emerge directamente de la investigación empírica, sino
de una contrastación con los hallazgos teóricos de otras
investigaciones y de las categorías aceptadas a veces, in-
cluso, como paradigmas en el sentido que le da Kuhn.
La formulación de hipótesis en las investigaciones cualita-
tivas ha sido muchas veces malentendida. Se ha difundido
la idea, a nuestro entender errada, de que en este tipo
de investigación solo es factible la generación inductiva de
hipótesis a partir del trabajo de campo y no antes. Dise-
ños cualitativos pueden, por el contrario, partir de hipótesis
norteadoras o autocorrectivas que pueden afinarse en el
proceso de investigación.
De acuerdo con Gobo (2005), es un lugar común creer
que los enfoques de investigación cualitativa se aproxi-
men a su objeto de estudio sin hipótesis. Recuerda el au-
tor que una hipótesis es una afirmación conjetural tanto
del razonamiento científico como del sentido común. En la
investigación cualitativa se desarrollan hipótesis, muchas
veces de forma tácita. Gobo registra variadas posiciones
La investigación
109 ETNOGRÁFICA
de metodólogos cualitativos: de una etnografía hypothesis
oriented a una necesidad de la investigación. El autor con-
cluye que las hipótesis pueden estar al principio, durante
la investigación o emerger al final de esta.
En nuestra investigación, el sistema que creamos se com-
puso de varias partes. En primer lugar, creamos una pauta
de observación a partir de un conjunto de dimensiones.
Sin ser hipotético-deductiva, esa pauta ofreció orientacio-
nes fuertes acerca de lo que nos interesaba mirar y qué
puntos de vista requerían ser revisados para aproximar-
nos a nuestros objetivos. Algo así como la construcción
de prehipótesis de cuáles serían los elementos que darían
inteligibilidad al microcosmos que estudiaríamos. En se-
gundo lugar, lo que los observadores captaron y cómo lo
remitían a las pautas dadas (y aun fuera de ellas) nos pro-
ponía nuevas preguntas o nuevos puntos de vista (forta-
lecido por la utilización de dos observadores, como ya fue
dicho). En tercer lugar, nuevamente nuestra intervención
(en una fase siguiente) a partir de los comentarios; pro-
puestas de interpretación desde un mayor distanciamien-
to; y preguntas y repreguntas que les hacíamos a los ob-
servadores buscando aumentar la reflexividad sobre sus
observaciones, permitió «revisar» estas pautas, a veces
desde otra interpretaciones posibles, aportando nuevos
puntos de vista, de recibo o no («veo que esto se cumple»;
«esto no está pasando»), fortaleciendo la veracidad de sus
interpretaciones, sea porque estas eran reafirmadas sea
porque se rechazaban posibles interpretaciones alternati-
vas. En cuarto lugar, el hecho de trabajar en dos plantas
industriales nos permitió incorporar una referencia compa-
rativa, distinguiendo aquellos aspectos que, más allá de
su importancia, relevan de una casuística y distinguir qué
elementos se convertían en tesis más generales porque
comprendían los dos microcosmos estudiados.
Algunas hipótesis fueron descartadas o corregidas en el pro-
ceso de observación. Por ejemplo, comenzamos formulando
(de forma no tan explícita) la hipótesis de que las normas co-
lectivas se cumplían diferencialmente de acuerdo con la po-
sición que se ocupaba en la empresa. Individuos que ocupa-
ban posiciones superiores tendrían una menor obligación de
cumplir con el sistema de normas que aquellos que ocupa-
ban posiciones subalternas. Esta hipótesis fue descartada,
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 110
ya que se observó su no cumplimiento. No existe distinción
en relación con el cumplimiento del sistema de normas se-
gún la posición que se ocupa en el sistema jerárquico de la
empresa. Sin embargo, notamos que el sistema de normas
se cumple hasta el momento en que el ritmo de trabajo indi-
ca lo contrario. Esto es, cuando existe una fuerte demanda,
el ritmo de trabajo aumenta y las normas colectivas ejercen
una menor presión sobre los individuos.
Por otro lado, una de nuestras hipótesis indicaba que po-
dían existir fuertes segmentaciones entre trabajadores prin-
cipalmente en términos de calificación. Esta hipótesis fue
corregida cuando se observó que la mayor diferenciación
era la establecida entre trabajadores estables y temporarios.
Cabe informar que, en la empresa estudiada, el contrato por
tiempo indeterminado es ofrecido, generalmente, después
de que el trabajador permaneció un período tiempo con
contrario temporario. Los trabajadores temporarios con la
expectativa de ser contratados en forma definitiva soportan
la mayor carga de trabajo dentro de la organización del tra-
bajo (en ocasiones con recelos entre ellos para mostrarse
más serviciales). Ya los trabajadores estables, sea porque
gozan de una estabilidad contractual (la empresa tendría
que pagar una fuerte indemnización para substituirlos) o
porque se solidarizan con los trabajadores temporarios (que
estos puedan hacer sus méritos para ser «bien vistos» por
la empresa y obtener un contrato de efectividad), acaban
dejando que estos realicen la mayor parte del trabajo.
La hipótesis de diferenciación social de acuerdo con la
condición contractual no fue ni siquiera formulada inicial-
mente, siendo documentada (Gobo, 2005) a lo largo de
todo el proceso de observación. En suma, partimos de hi-
pótesis más o menos explícitas que tuvieron un proceso
de autocorrección, así como generamos nuevas hipótesis
en el proceso de observación, lo cual constituye una virtud
atribuida a los modelos cualitativos.
Sobre la producción y el análisis de datos, en el transcur-
so de la investigación fuimos formulando, reformulando y
descartando hipótesis, y elaborando informes parciales que
analizaban los datos que se iban produciendo. El análisis no
fue el resultado de un modelo lineal que viene después de
la producción de datos, sino que se fue generando a medida
La investigación
111 ETNOGRÁFICA
que se hacía el campo, mostrando ser una de las virtudes de
un enfoque cualitativo caracterizado por la autocorrección.
Consideraciones finales
Pretendimos en este texto mostrar algunas prácticas de in-
vestigación de la observación etnográfica, en buena medida
en un contrapunto con las prácticas de investigación neopo-
sitivistas. Para ello, nos servimos de un caso de etnografía
industrial, el cual nos permitió ejemplificar diversos aspec-
tos relativos al quehacer de pesquisa, teniendo como base
una dada tradición cualitativa. Comenzamos enfatizando el
concepto de etnografía, más allá de una simple técnica de
investigación y procurando inserirlo en la tradición socioló-
gica, vale decir, analíticamente diferenciado de la antropo-
logía social o cultural. Explicitamos el tipo de observación
realizada, viendo aspectos de pauta, papel, desplazamiento
y posición del investigador, visibilidad contra ocultamiento,
rapport con los sujetos observados, tipo de registros cap-
tados; problematizando, a su vez, el continuo observación-
participación. Papel destacado tienen en el texto, con re-
ferencia al caso investigado, el análisis de los criterios de
validez y de confiablidad, así como la pertinencia de la for-
mulación previa de conceptos teóricos y de hipótesis. Se
enfatizó que estos últimos, junto con la producción y el aná-
lisis de datos, que adquieren un carácter más flexible —o
menos lineal— en la investigación cualitativa, lo que más
una vez fue ejemplificado con el caso investigado.
Los estudios cualitativos tienden a tener en variados
contextos de investigación un poco privilegio en las in-
vestigaciones sociológicas. Aunque tal vez este no sea
actualmente el mayor obstáculo a su mayor desarrollo.
Obstáculos resistentes también se presentan dentro de las
experiencias de investigación cualitativa y no fuera de ella.
Una débil discusión metodológica (no hablamos siquiera
aquí de aspectos epistemológicos) y una baja reflexividad
de las técnicas asociadas al campo de lo cualitativo —que
llevan por ejemplo a un uso neopositivista o de baja rigu-
rosidad— son comunes de encontrar en ese tipo de inves-
tigación. En ese sentido, este texto apuntó a explicitar una
reflexión sobre las posibilidades de producción de conoci-
miento y analíticas de una metodología de tipo cualitativo.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 112
Referencias bibliográficas
Angrosino, M. (2009) «Etnografia e observação participante». Coleção
Pesquisa Qualitativa. Porto Alegre: Artmed, 73-87.
Becker, H. (2004) «L’art du terrain. Mélanges offerts à Howard S. Bec-
ker» En: Blanc, A. y Pessin, A. (orgs..), textos reunidos
por los organizadores. París: L’Harmattan.
Bourdieu, P. (1998) A miséria do mundo. Petrópolis: Vozes.
Gobo, G. (2005) «O projeto de pesquisa nas investigações qualitati-
vas». En: Melucci, A. (org.) Por uma sociologia reflexiva.
Pesquisa qualitativa e cultura. Petrópolis: Vozes, 91-115.
Goode, W. J y Hatt, P. K. (1973) Métodos em pesquisa social. San Pa-
blo: Nacional, 237-268 y 434-455.
Jaccoud, M. y Mayer, R. (2010) «A observação direta e a pesquisa qua-
litativa». En: Poupart, Jean et al. (orgs.) A pesquisa qua-
litativa: enfoques epistemológicos metodológicos. Petró-
polis: Vozes, 254-294.
Valles, M. (1997) Técnicas cualitativas de investigación social. Reflexión
metodológica y práctica profesional. Madrid: Síntesis.
La investigación
113 ETNOGRÁFICA
Los procedimientos
de análisis de la teoría
fundamentada
Mariela Quiñones
115
Como lo señala el párrafo citado, se trata de una propuesta
metodológica que pretende ser innovadora, pero también
ecléctica en varios sentidos. Y esto no guarda sorpresa si
conocemos las trayectorias formativas de sus dos expo-
nentes. Por su parte, Glaser, formado en Columbia, fue
estudiante de doctorado de Paul Lazarsfeld y Robert K.
Merton.25 Glaser sentía la necesidad de proponer una alter-
nativa que permitiera romper con el dogma de la perspec-
tiva lógica-deductiva dominante de investigación. Pensaba
que los estudios empíricos de la época adolecían de dos
grandes falencias: la excesiva especulación teórica y la de-
bilidad de su referencia a la realidad por parte del modelo
positivista, y la falta de rigor y de insignificancia teórica por
parte de la corriente empiricista de la sociología. Empero,
una de las grandes contribuciones a esta metodología pro-
viene justamente del positivismo en el que estaba formado,
y del que toma la vocación por construir tipologías.26
Por su parte, Anselm Strauss inicia sus estudios de so-
ciología en la Universidad de Chicago, donde se doctoró
en 1945, lugar donde entra en contacto con el interaccio-
nismo simbólico de la mano de Herbert Blumer. Luego de
una estadía como profesor en un par de universidades en
Wisconsin e Indiana, en 1952 Strauss vuelve a la Universi-
dad de Chicago como profesor asistente, trabajando muy
cerca de Everett Hughes y en contacto con colegas como
Howard Becker y Erving Goffman (segunda escuela de
Chicago).27 De esta vertiente y más específicamente del
pragmatismo americano que nutre a esta escuela, la teoría
fundamentada conserva la necesidad de arraigar la teo-
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 116
ría en la realidad y la importancia de la observación situa-
da («situacionismo metodológico») para la comprensión
de los fenómenos, el trabajo etnográfico y el interés en
la comprensión del cambio, los procesos y la complejidad
de lo real. Asimismo, ambos investigadores acuerdan con
esta escuela su posición fenomenológica que expresan
en sus voluntades de poner entre paréntesis las nociones
preexistentes relativas a un fenómeno para dejarlo hablar
por sí mismo.
Pero la particularidad de la propuesta metodológica de la
teoría fundamentada no se agota en estas contribuciones
y estas alteridades, sino que, como lo expresara minucio-
samente en la cita antes expuesta, buscará trascender al-
gunas posturas dentro de la propia corriente comprensivis-
ta. Específicamente al análisis etnográfico que caracterizó
al interaccionismo de la primera época, al que ven muy
anclado en las meras descripciones densas. Por otro lado,
imponen como sello distintivo la posibilidad de orientar la
investigación hacia la teorización.28
LOS PROCEDIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 118
lítico, porque poseen el potencial de explicar y predecir: «Por ejemplo, cuando nos
encontramos una “esfera de
remiten al ámbito de la teoría. uso desconocido”, podría-
mos compararla con una
Esta tarea de ir generando categorías se da a partir de un “bola de béisbol” para buscar
similitudes y diferencias. No
proceso de codificación con base en la lectura de los datos llamamos al objeto descono-
brutos: al entrar en contacto con los datos brutos el investi- cido “bola de béisbol” sino
que decimos que la bola es
gador procede a aislar y codificar ciertos incidentes. Estos dura y redonda, de aproxima-
incidentes, vistos ordenadamente, agrupados, pueden ser damente el tamaño de una
naranja, y que viaja bien por
analizados en tanto comparten un criterio de clasificación el aire cuando se le pega o se
la tira. Ahora podemos tomar
común: comparten propiedades. Se trata pues de hacer estas propiedades y examinar
emerger conceptos derivados de los datos brutos, identifi- los datos que tenemos ante
nosotros para encontrar
cando propiedades y agrupándolas guiados por su capaci- diferencias y similitudes.
dad de abstracción teórica. Por ende, las propiedades son Aunque es posible que todavía
no seamos capaces de darle
distintos atributos, particularidades, que comparten algún nombre, al menos sabremos
criterio que permite identificarlas bajo una misma clasifi- que no es una bola de béisbol.
Es más, podemos empezar a
cación o un mismo concepto. Son lo que definen y dan describir el objeto desconocido
en términos de tamaño, grado
significado a las categorías. A su vez, son las que permiten de dureza, forma y capacidad
identificar bajo un concepto la complejidad y la variabilidad de viaje por el aire, y luego
podríamos darle un nombre.
de posibles miradas o perspectivas. El ejemplo comparativo no nos
proporciona datos, sino que
Para el propósito analítico es importante comprender que los estimula nuestro pensamiento
o nos sensibiliza para recono-
objetos, los acontecimientos, los actos y las acciones, las cer ejemplos de propiedades
interacciones y los distintos incidentes que se encuentran en en los datos reales.» (Strauss
y Corbin, 2002).
los datos brutos y se van codificando, tienen atributos y que
la manera como uno defina e interprete estos atributos (o el
significado que se les asigne) determina las diversas mane-
ras en que se clasifican en conceptos. Esto conlleva a que
un concepto pueda ser clasificado de múltiples maneras,
contribuyendo a especificar múltiples categorías.
A su vez, para pensar a los conceptos en términos de pro-
piedades es importante reconocer que estas son categorías
que varían dimensionalmente. Altura, en tanto propiedad de
la categoría analítica vuelo, varía dimensionalmente a partir
de un criterio temporal (ocasionalmente, frecuentemente,
siempre, etcétera) o un criterio espacial (alto, demasiado
alto, bajo, etcétera). Pensar dimensionalmente permite tam-
bién ir especificando múltiples categorías.
En este proceso de nombrar las cosas o etiquetarlas, agru-
parlas, la estrategia involucra la realización de un traba-
jo de interpretación que incluye la toma en consideración
de las perspectivas y las voces de aquellas personas a
las cuales se está estudiando (Strauss y Corbin, 2002). El
LOS PROCEDIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 120
sificación) para categorizarlos, pero también para conse- Mientras que las propiedades
son las características genera-
guir su saturación. Los conceptos lo conducen a los datos, les o específicas o los atributos
de una categoría, las dimensio-
incluso a la búsqueda de nuevos datos que les permitan ir nes representan la localización
creciendo y estabilizándose en término de propiedades y de una propiedad durante un
continuo o un rango.
dimensiones relevantes.
Para explicar con mayor
precisión lo que quieren decir
Si bien esta actividad de codificar, rotular, abstraer, y final- con propiedades y dimensio-
mente conceptuar parece una tarea sencilla, es sin duda nes, Glaser y Strauss dan un
ejemplo usando el concepto
un arte que exige creatividad, sensibilidad, pero que pue- de ‘color’. Sus propiedades
de aprenderse. Justamente, la lógica de las propiedades incluyen el tono, la intensidad,
el matiz, etcétera. A cada una
y las dimensiones tiene por fin modificar nuestra forma de de estas propiedades se le
pensar los fenómenos antes de empezar a pensar en ellos pueden adjudicar dimensiones.
Así, el color puede variar en
teóricamente y pensar la teoría no desde posturas previas, tono desde oscuro hasta claro,
en intensidad desde alta hasta
sino a partir de posiciones novedosas. Por ello los autores baja, en matiz desde vivo hasta
indican que en principio, para posicionarnos como teóri- apagado. El tono, la intensidad
y el matiz son lo que podemos
cos, estamos llamados a hacer análisis muy minuciosos llamar «propiedades genera-
de los datos: les». Y se aplican a los colores,
independientemente del objeto
Queremos ver nuevas posibilidades en los fenóme- que se está investigando.
LOS PROCEDIMIENTOS
LOS PROCEDIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 124
veía como necesario evaluar distinto con base en un crite-
rio donde la variable discriminante es el sexo del evalua-
do). Así fue como encontramos que evaluaciones iguales
referían a un criterio distinto según si la tarea o la compe-
tencia resaltada era considerada por el evaluador como
estratégica hacia fuera de la organización (extra-tégica) o
hacia su interior (intra-tégica). Como es de esperarse, los
hombres eran mejor evaluados en competencias extratégi-
cas, mientras las mujeres eran valoradas por sus compe-
tencias intratégicas.
En definitiva, la búsqueda de propiedades y dimensiones
es una etapa fundamental e insume mucha dedicación y
sensibilidad por parte del investigador.
La apertura conceptual
El investigador social se enfrenta en el proceso de análisis
guiado por la teoría fundamentada a un relato o un con-
junto de relatos como mucha sensibilidad. Como hemos
venido insistiendo, empieza por recolectar incidentes que
lo guíen a través de la búsqueda iniciada con su pregunta
de investigación para encontrar una respuesta fundada en
ellos. Sin estar libre del sesgo de las interpretaciones, el
apego a los datos nos da cierta seguridad ontológica. En
esta actividad el analista se propone no alejarse del pun-
to de vista de los actores. Pregunta clave frente a estos
textos es: ¿de qué está hablando cuando habla de ello? A
medida que construye propiedades, busca desarrollarlas.
Como comprende que los contextos orientan la selección
de los atributos bajo los cuales son comprendidos y clasi-
ficados estos fenómenos, el analista piensa también com-
parativamente: ¿cómo se sostiene este concepto en distin-
tos contextos?, ¿la variación del contexto hace variar los
atributos o las propiedades del concepto? En el ejemplo
del concepto «consumo de drogas», ¿conserva este con-
sumo otras propiedades del consumo de «otros productos
o substancias» (drogas o no) que lo hacen asemejarse a
otras actividades de consumo?
Damos a entender que la apertura del analista pasa por es-
timular ideas sobre las propiedades y las dimensiones que
luego pueda emplear para examinar los datos que tiene. La
interrogación y la comparación son sus herramientas analí-
LOS PROCEDIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 126
grado (especialmente en la costa este de Estados
Unidos). Entonces usted tiene que estar dispuesto
a hacer el papel de bobo (Goffman; 2004: 127-128).
A medida que se avanza, se descubre que las categorías
se pueden especificar mejor con subcategorías. Básica-
mente estas hacen más específica a una categoría al de-
notar información tal como cuándo, dónde, por qué y cómo
es probable que ocurra un fenómeno. Las subcategorías,
al igual que las categorías, también tienen propiedades y
dimensiones. Por ejemplo, cuando analizamos evaluacio-
nes de desempeño en una organización concreta encontra-
mos que las evaluaciones se diferenciaban a partir de tener
como referencia el trabajo o la tarea concreta. Así delimi-
tamos dos subcategorías en la evaluación: «evaluaciones
al trabajo» y «evaluaciones a la tarea». Lo mismo suce-
día en tanto algunas estaban orientadas al individuo «in-
dividuándolo» (se mira la particularidad de los atributos de
cada sujeto y su contribución especial al trabajo), y otras se
orientaban a evaluar al «individuo masa», en el entendido
de que todos los trabajadores son vistos bajo la mirada de
atributos universales. Así distinguimos entre «evaluaciones
a individuos» y «evaluaciones masa». O, como referimos
antes, las competencias a efectos de la evaluación podían
ser consideradas «extratégicas» o «intratégicas». Veremos
este estadio analítico más adelante.
Muestreo teórico
Decir que uno hace muestreo teórico (theoretical sampling)
es decir que el muestreo no es predeterminado antes de
comenzar la investigación, evoluciona durante el proceso,
se basa en conceptos que emergen del análisis y que pa-
recen ser pertinentes para la teoría que está emergiendo.
El propósito del muestreo teórico es maximizar las oportu-
nidades de comparar acontecimientos, incidentes o suce-
sos para determinar cómo varía una categoría en términos
de sus propiedades y sus dimensiones. Por tanto no es
un muestreo de personas per se, sino de situaciones o
casos que llevan a problemas, asuntos o fenómenos en
los cuales se encuentra que una serie de personas, orga-
nizaciones, comunidades, etcétera es de alguna manera
LOS PROCEDIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 128
Se trata de comparar tanto como pueda los grupos para
los cuales obtiene los datos dentro de los límites de su
propio tiempo, su dinero y su grado de acceso a aquellos
grupos. El conjunto de grupos resultantes (set of groups)
es luego justificado citando factores comunes y diferen-
cias relevantes, estableciendo que esto constituye toda la
información disponible de cualquier modo. Los criterios de
selección son el propósito teórico y de relevancia —no la
circunstancia estructural.29 Se trata de controlar la recolec-
ción de datos para asegurar su relevancia al criterio de su
teoría emergente. De hecho los autores opinan que «por
contraste, los datos recolectados de acuerdo con una ruti-
na preplaneada son más probables que fuercen al analista
hacia direcciones irrelevantes con escollos perjudiciales»
(Glaser y Strauss, 1967).
Así que hay que insistir en esta idea: el criterio básico que
gobierna la selección de grupos de comparación para des-
cubrir la teoría es su relevancia teórica para promover el
desarrollo de las categorías emergentes. El investigador
elige todo grupo que le ayudará a generar, al más amplio
grado, tantas propiedades de categorías como sea posi-
ble y eso ayudará a relacionar las categorías mutuamente
y estas con sus propiedades. Así, las comparaciones de
grupos son conceptuales; se hacen comparando una evi-
dencia similar y diversa, indicando las mismas categorías
conceptuales y propiedades, no por la comparación de la
evidencia por su propio interés.30
A título de ejemplo los autores señalan:
29 Los autores dicen (1967: 48): «Aunque limitado por las mismas
circunstancias estructurales de investigación, no basamos la in-
vestigación en ella. El criterio puede parecer flexible (demasiado
para su validez, como lo ha dicho un crítico) pero el lector debe
recordar que nuestro propósito principal es generar teoría, no
establecer verificaciones con los “hechos”. Confiamos en que
estos criterios también parecen crear un control impersonal, re-
levante y más sistemático sobre la recolección de los datos de lo
que lo hace el criterio arbitrario, rutinizado y preplaneado, funda-
mentado en los límites estructurales existentes en las cotidianas
fronteras entre los grupos».
30 Por ello en una investigación llevada a cabo para descubrir teo-
ría el sociólogo no puede citar el número y los tipos de grupos de
los cuales seleccionó los datos hasta que la investigación esté
completa.
LOS PROCEDIMIENTOS
LOS PROCEDIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 132
scope). El sociólogo no busca simplemente casos nega-
tivos referidos a una categoría (como lo hacen otros que
generan la teoría); busca el máximo de diferencias entre
los grupos para compararlas sobre la base de tantas si-
militudes y diversidades relevantes como las que pueda
encontrar en sus datos.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 134
la estructura o las condiciones establecen el esce-
nario, o sea, crean las circunstancias en las cuales
se sitúan o emergen los problemas, asuntos, acon-
tecimientos o sucesos pertenecientes a un fenó-
meno. El proceso, por su parte, denota la acción/
interacción, en el tiempo, de las personas, orga-
nizaciones y comunidades, en respuesta a ciertos
problemas y asuntos. Combinar la estructura con
los procesos ayuda al analista a captar algo de la
complejidad que forma parte tan importante de la
vida. El proceso y la estructura están ligados de
manera inextricable, y a menos que uno compren-
da la naturaleza de sus relaciones (tanto la relación
del uno con la otra o la de ambos con el fenómeno
en cuestión) es difícil captar verdaderamente qué
sucede. Si uno estudia solo la estructura, enton-
ces aprende por qué pero no cómo ocurren ciertos
acontecimientos. Si uno estudia solo el proceso en-
tonces comprende cómo actúan o interactúan las
personas, pero no el porqué. Para captar la dinámi-
ca y la naturaleza evolutiva de los acontecimientos,
se debe estudiar tanto la estructura como el proce-
so (Strauss y Corbin, 2002: 154).
En el plano analítico esto se logra pensando a las cate-
gorías y las subcategorías relacionalmente, siguiendo las
líneas de sus propiedades y sus dimensiones, y mirando
cómo se entrecruzan y vinculan estas entre sí. Una preci-
sión importante es que, aunque el texto proporciona claves
sobre cómo ser relacionan las categorías, las vinculacio-
nes reales no ocurren de manera descriptiva, sino más
bien conceptual. Esto es, que aunque los datos cuenten en
forma de texto sobre el fenómeno que se estudia, al anali-
zar los datos convertimos este texto en conceptos que re-
presentan palabras. Es por medio de estos conceptos que
pueden ser subcategorías, como el analista desarrolla ex-
plicaciones. Es decir, debemos mantener la distancia entre
las explicaciones de primer orden (las que dan los sujetos)
y las construcciones de segundo orden (que emergen de
la construcción conceptual del investigador). La consigna
es no temer: la credibilidad de las segundas aparecerá ne-
cesariamente si emergen del trabajo de conceptualización
y abstracción emprendido por el investigador en el trans-
curso del análisis de datos.
LOS PROCEDIMIENTOS
LOS PROCEDIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 138
ción, suministrando modelos de conceptualización
para la descripción y explicación. La teoría debe su-
ministrar categorías e hipótesis lo suficientemente
claras como para que las más cruciales puedan ser
verificadas en investigaciones presentes o futuras;
deben ser lo suficientemente sencillas como para
que puedan ser utilizadas fácilmente en estudios
cuantitativos cuando estos sean adecuados. La teo-
ría también debe ser fácilmente comprensible para
sociólogos pertenecientes a cualquier corriente, para
estudiantes y para personas del público general. La
teoría que cumple con estos requisitos debe adap-
tarse a la situación a la que se quiere llegar y fun-
cionar cuando se la utiliza. Cuando utilizamos la pa-
labra adaptarse queremos decir que las categorías
deben ser fácilmente (y no forzosamente) aplicables
a los datos que se estén estudiando e indicadas por
estos; con «funcionar» queremos decir que deben
ser significativamente relevantes para la clase de
conducta que se esté estudiando y deben ser capa-
ces de explicar la misma (Glaser y Strauss, 1967).
Referencias bibliográficas
Becker, H.; Geer, Hughes et al. (1961) Boys in White: student culture in
medical school. Londres: Transaction Books.
Cutcliffe, J. R. (2000) «Methodological issues in grounded theory». Jour-
nal of Advanced Nursing, vol. 31, n.º 6, junio: 1476-1484.
Geertz, C. (1992) La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa.
Glaser, B. y Strauss, A. (1967) The Discovery of Grounded Theory. Chi-
cago Illinois: Aldine.
___________ (1978) Theoretical Sensitivity: Advances in the Methodo-
logy of Grounded Theory. Paperback, 1, junio.
Goffman, E. (2004) La presentación de la persona en la vida cotidiana.
Buenos Aires: Amorrortu.
Schütz, A. (1993) La construcción significativa del mundo social. Bar-
celona: Paidós.
Strauss, A. y Corbin, J. (1998 [2002]) Bases de la investigación cualita-
tiva. Técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría
fundamentada. Medellín: Editorial Universidad de Antio-
quia.
Suddaby, R. (2006) «What grounded theory is not?», Academy of Ma-
nagement Journal, vol. 49, n.o 4: 633-642.
LOS PROCEDIMIENTOS
141
Por el contrario, el análisis de las personas como unidad
de análisis admite análisis tanto de tipo cualitativo como
cuantitativo. En el caso del análisis cualitativo, al analizar
personas se orienta a la construcción de tipos ideales.
En su obra Economía y sociedad, haciendo referencia a la
complejidad de la acción social y a sus posibles conexio-
nes de sentido, Max Weber (1964) afirma:
pero tras esta aparente simplicidad, las manifesta-
ciones concretas de acciones que podemos encon-
trar en el mundo, los tipos de sentidos que pueda
darle el actor a su acción, los diferentes sentidos
que el observador les puede atribuir, los motivos
subyacentes, los modos posibles de explicar y
comprender, todo puede ser tan diverso, mezclado,
oculto y complejo, que casi nada se puede afirmar
a priori.
También se refiere a la situación a la que se enfrenta el
investigador (poniendo en juego el problema de la subjeti-
vidad): que la situación objetivada por el actor nunca coin-
cide totalmente con el sentido que le dan los actores a la
situación. De ahí que deba abordar este problema, que en
términos generales significa resolver cómo dar cuenta de
la sociedad partiendo de lo individual.
Para responder esta pregunta hay que hacer referencia,
en la metodología cualitativa, a dos soportes que usa el
investigador en tanto debe tener en cuenta la reflexividad
en la situación a analizar. Por un lado, la reflexividad que
proviene del contexto y, por otro, la del actor social (ver
capítulo IV). Sabemos que la reflexividad del actor se basa
en tipificaciones de la realidad (como lo describe la feno-
menología) y, por ende, se nos brinda descontextualizada-
mente. Es decir, para dar sentido a sus acciones en sus
contextos los actores usan esquemas y tipificaciones que
subsumen contingencias; las imágenes se alienan, toman
vida propia y aparecen ante los sujetos como realidades
objetivas o estructuras por encima de su contexto micro.
Una forma de conducirse el investigador a partir de estas
imágenes descontextualizadas es ordenando estas accio-
nes y estos actores con relación a contextos (construyen-
do tipos). El análisis busca desarrollar un lenguaje formal
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 142
que permita comparar rigurosamente esas secuencias de
acción tipificadas, y este recurso son las tipologías, que
dan el rigor metodológico necesario, permitiendo ordenar
y clasificar los datos pero contextualizadamente.
En definitiva, las unidades de análisis en los estudios so-
ciológicos de corte cualitativo siempre son múltiples: se
desdobla, por un lado, en el análisis de las decisiones, las
disposiciones y las acciones, que realizan los individuos,
es decir, las acciones concretas que despliegan y, por otro,
los tipos de lógicas que las enmarcan (tipo ideal), las uni-
dades supraindividuales, holísticas, donde se condensan
los significados y las acciones.
La revisión de literatura en ciencias sociales permite iden-
tificar por lo menos tres grandes procedimientos de cons-
trucción de tipologías de amplio uso en las ciencias socia-
les. Estos son:
• La construcción de tipos ideales al estilo weberiano: se
construyen conceptualmente tipos ideales de posibles
sentidos mentados y cursos de acción típicos (inven-
tario). No existen en la realidad, son abstracciones de
estos elementos.
• La construcción de tipologías por reducción de «espa-
cios de atributos» al estilo de Barton: que si bien tiene
su origen en los estudios cuantitativos, nutren profun-
damente ciertas líneas más estructuralistas de estudios
cualitativos.
• La construcción de «montoncitos». Esta es, quizás,
dentro de la metodología de construcción de tipologías,
la más difundida y sin embargo no tiene una denomina-
ción precisa. Es una construcción que, a diferencia del
tipo ideal, es de corte netamente empirista.
Miremos someramente las tres propuestas para luego de-
tenernos con más profundidad en la tercera, que es la re-
presentativa de la teoría fundada.
LA CONSTRUCCIÓN
143 DE TIPOLOGÍAS
La estrategia de tipos ideales
al estilo de Weber
Para Weber los tipos ideales son esquemas conceptuales
que representan la unidad que se encuentra en gran nú-
mero de fenómenos empíricos, basada en un conocimien-
to que conduce a la unidad analítica del conjunto de fenó-
menos. En tal sentido son formas puras, relevan la unidad
coherente de una adecuación significativa tan compleja
como posible, son exteriores a la realidad. Al ser formas
puras, Weber está diciendo que son ideales en el sentido
de que no pueden encontrarse en la realidad ni siquiera
como promedios. Dicho esto, es necesario insistir en que
los tipos ideales tienen «realidad», ya que se construyen
a partir de ella y, por lo tanto, no son elucubraciones libres
del investigador: son estilizaciones de la realidad.
Al ser coherentes con una adecuación significativa tan
compleja como posible, Weber señala que si bien son es-
tilizaciones de la realidad, no lo son en el sentido de que
la simplifican a sus elementos más primarios, sino que
sus elementos se articulan de forma compleja, es decir,
siguiendo una adecuación significativa. Se trata de una ló-
gica que puede explicitarse de forma comprensible para el
investigador e incluso para el público en general.
Son exteriores a la realidad y no están sujetas a verifica-
ciones o falsaciones. No son una hipótesis. Por tanto, pue-
den ser comprensibles como un cuadro conceptual que
hace comprensibles las relaciones sociales; sirven como
parámetro para determinar a qué distancia está la reali-
dad de este cuadro en tanto que tipos ideales. Finalmente,
también por ser exteriores a la realidad, se constituyen en
tipos cerrados porque si la realidad cambia, esta puede
alejarse del tipo ideal, pero no transformarlo.
Las tipologías ideales pueden presentarse como taxono-
mías, como por ejemplo sus tipos de acción o sus tipos
de autoridad (Weber, 1964). En la investigación empírica
pueden aparecer como homologías estructurales, como lo
explica el autor en su obra La ética protestante y el espíritu
del capitalismo (Weber, 2003), en donde muestra un iso-
morfismo o misma estructuración lógica. Es decir, deja en
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 144
evidencia que hay una coherencia interna entre los distin-
tos elementos, consiste en aislar una combinación particu-
lar y en detectar en otros campos isomorfismos (homolo-
gías estructurales) de los que la primera sería el principio
o fundamento. Lo importante es que Weber considera que
existe entre la ética protestante y el espíritu capitalista una
«conexión de sentido», o sea, no toman la forma de que
uno antecede al otro y por lo tanto lo «explica», sino que
ambos siguen la misma lógica, esta es la significación que
le da a la «adecuación de sentido». Algo así como partici-
par en diversos planos de la misma forma de «pararse en
el mundo» o quizá de «pensar el mundo».
Varias versiones de esta metodología pueden verse en
autores como Bourdieu (1983), que muestra en su obra
la posibilidad de descubrir en una sociedad o en un gru-
po determinado la difusión de elementos estructurales en
diferentes campos de la actividad social. Conceptos cen-
trales de su obra, como «campo» (Bourdieu, 1966, 1971a,
1971b, 1971c, 1971d), son el resultado de recrear el con-
cepto mediante un sistema de cuestiones generales que
aplicó de modo progresivo a ámbitos diferentes para des-
cubrir, en una espiral de investigaciones empíricas de gran
calado teórico, las propiedades específicas de cada espa-
cio y las invariantes puestas de manifiesto por la compara-
ción de los diferentes universos tratados como otros tantos
«casos particulares de lo posible». Este modus operandi
se basaba en la hipótesis de la existencia de homologías
estructurales y funcionales entre todos los campos (Bour-
dieu, 2002: 272-273).
LA CONSTRUCCIÓN
145 DE TIPOLOGÍAS
número significativo de elementos, eliminando los vacíos
o los poco cargados.34
Lozares y López (1991: 12) señalan cómo:
de entrada y a partir del contenido elemental adop-
tado puede ya verse la adecuación y el interés de
tales métodos y técnicas en una disciplina como la
sociología en la que el campo de aplicación, mirado
desde el espacio de los atributos o desde el uni-
verso poblacional, suele implicar una visión multidi-
mensional de la realidad social.
Una variante a este método muy difundida por cierto, es
la de dicotomizar las variables de base y cruzarlas en un
casillero de 2x2 y luego mostrar o describir los contenidos
de los casilleros a través de descripciones que recalcan
las diferencias con lo que sucede en otro casillero, de tal
forma de poner en valor lo que puede aumentar la com-
prensión del impacto de las variables de base. Este es un
procedimiento de tipo inductivo recomendado como herra-
mienta analítica en los estudios de la teoría fundamentada
y que se denominan codificación axial.35
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 146
queños montones en función de unidades núcleos elegidas,
a veces a priori, pero pueden ir emergiendo del propio ma-
terial empírico. A nuestro entender este es el procedimiento
en que se apoya la teoría fundamentada y por eso daremos
más detalle en esta exposición a todo el fundamento y el
procedimiento de análisis de la teoría fundamentada.
Someramente podemos decir que en la primera fase se
condensa la información en una ficha, pero sobre todo
haciendo hincapié en la información objetiva u objetivante
del discurso recogido, y no en las impresiones subjetivas
emergentes del proceso de recolección de datos.
El siguiente paso es poner las fichas en distintos montones
a partir de las unidades núcleo, que tendrán la función de
ser «abstractores» en la operación de agrupación y clasi-
ficación de los discursos. Por «abstractores» entendemos
el papel que le asignamos al las unidades núcleo en el pro-
cedimiento, de decir, que tal discurso está comprendido y
queda clasificado en tal unidad núcleo y no en otra. Este es
un proceso casi circular, en donde se van construyendo los
abstractores al mismo tiempo que se van clasificando.
Esto lleva a una tercera etapa que reúne tres procedimien-
tos combinables lógicamente validos.
a. Se crea un nuevo montón cuando aparecen incidentes
que incorporan informaciones que no se asemejan a las
que ya habían reunido los montones construidos a priori.
b. Se divide un montón cuando un incidente nuevo obliga
a reestructurar la clasificación en torno a algún criterio
que aparece como discriminante y no había aparecido
previamente.
c. Se hace la fusión de un criterio cuando se consideraba
discriminante y no lo es.
Este sistema es, por lo tanto, un proceso de ensayo y error.
Por ende, el trabajo con los incidentes es un trabajo de tipo
inductivo, en el sentido de que no remite a ningún a priori,
o si estos existen, están sometidos a una rápida revisión
en las primeras etapas de la investigación y sí se busca
que emerjan las categorías consideradas pertinentes para
dar cuenta la realidad.
LA CONSTRUCCIÓN
147 DE TIPOLOGÍAS
La muy débil formalización de esta metodología permite
muchas variantes y diseños muy sofisticados, aunque par-
tiendo de la lógica expuesta. En efecto, podemos señalar
que los tipos de suicidio de Durkheim fueron de alguna for-
ma construidos de esta manera. Señalemos al pasar que
Durkheim, aun a pesar de haber declarado en la primera
regla del método que «se deben tratar los hechos socia-
les como cosas», cuando realiza la tipología de suicidios
y la justifica, lo hace en función de criterios psicológicos
(egoísmo altruismo, etcétera). Pero más allá de ello, la
consideración de los tipos que construye son de forma ex
post, o sea, aparece la hipótesis y la denominación del tipo
del suicidio cada vez que se encuentra con una variación
extraordinaria en las tasas de suicidio que rompen una
tendencia dada.37
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 148
ceptualizado e integrado por medio de un proceso analítico
en la forma de teoría. La idea central es dar variabilidad a
la teoría resultante. Para eso, el proceso de conceptualiza-
ción es abierto, en principio, buscando que los conceptos
se nutran de propiedades y dimensiones que abran el cam-
po de significación de pertenencia (ver en «La investiga-
ción etnográfica»). El investigador sigue buscando repre-
sentaciones abstractas de un acontecimiento, una acción
o una interacción que él identifica como significativo en el
dato y forma conceptos. A partir de esta conceptualización
va a seguir operando con los datos hasta la construcción
de bloques de teoría. Esto mediante una operación de ubi-
cación de los conceptos en clasificaciones. En la teoría
fundamentada un concepto es clasificado junto con otros
cuando tiene propiedades que lo hacen clasificable, sin im-
portar que un elemento pertenezca a clasificaciones múlti-
ples dependiendo de los contextos.
A modo de cierre
A nuestra consideración, las diferencias entre los tres pro-
cedimientos son sustantivas: la primera tipología de tipo
weberiana tiene una vocación de ser sistemática. La de
reducción de espacios de atributos tiene una vocación de
tipo pragmático y la última, una vocación de tipo empírica.
Pero justamente porque tienen perspectivas ontológicas y
epistemológicas distintas pueden utilizarse solas o de for-
ma combinada. Y de hecho en innumerables investigacio-
nes algunas tipologías se subsumen en otras tipologías,
combinando, por ejemplo, un plano empírico con un plano
sistémico.
Referencias bibliográficas
Barton, A. (1973) «Concepto de espacio de atributos en sociología». En
R. Boudon y P. Lazarsfeld, Metodología de las ciencias
sociales. Conceptos e índices. Barcelona: Laia.
Becker, H. (1999) Tricks of the Trade: How to think about your research
while you’re doing it. Chicago: University of Chicago
Press.
LA CONSTRUCCIÓN
149 DE TIPOLOGÍAS
Becker, H. (2011) Outsiders: Hacia una sociología de la desviación. Ma-
drid: Siglo xxi.
Bourdieu, P. (1966) «Champ intellectuel et projet créateur», Les Temps
Modernes, n.o 246: 865-906.
___________ (1971a) «Genèse et structure du champ religieux», Re-
vue française de sociologie, vol. 12, n.o 3: 295-334.
___________ (1971b) «Une interprétation de la théorie de la religion se-
lon Max Weber», en Archives européennes de sociologie,
vol. xii, n.o 1: 3-21.
___________ (1971c) «Champ du pouvoir, champ intellectuel et habitus
de classe», en Scolies, n.o 1: 7-26.
___________ (1971d) «Le marché des biens symboliques», en L’année
sociologique, n.o 22: 49-126.
___________ (1983) Poder, Derecho y clases sociales. Bilbao: Des-
clée.
___________ (1993) El sentido práctico. Madrid: Taurus.
___________ (2002) Las reglas del arte. Génesis y estructura del cam-
po literario. Barcelona: Anagrama, 3.ª ed.
Demazière, D. (2006) «Ni tiempo vacío ni sobrante de tiempo: El des-
empleo como prueba fragmentada». Revista de Trabajo,
2 (2), edición mimeográfica.
Durkheim, É. (2004) El suicidio. Buenos Aires: Libertador.
Goldmann, L. (1967) Para una sociología de la novela .Madrid: Ciencia
Nueva.
Lazarsfeld, F. y Barton, H. (1951) «Qualitative Measurement in the So-
cial Sciences: Classification, Typologies and Indices».
En: D. Lerner y H. D. Lasswell (comps.) The Policy Scien-
ces. Standford: Standford University Press, 155-192.
Lozares, C. y López, P. (1991) «El análisis multivariado: definición, cri-
terios y clasificación», Papers: revista de sociología, n.º
37: 929.
Luhmann, N. (1984) Sistemas sociales. Barcelona: Anthropos-uia-ceja.
Strauss, A. y Corbin, J. (1998) Bases de la investigación cualitativa.
Técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fun-
damentada. Medellín: Editorial Facultad de Enfermería,
Universidad de Antioquia.
Schütz, A. (1993) La construcción significativa del mundo social. Bar-
celona: Paidós.
Weber, M. (1964) Economía y sociedad. Esbozo de sociología com-
prensiva. Ciudad de México: fce. Traducción de J. Medi-
na Echavarría, edición de J. Winckelmann.
___________ (2003) La ética protestante y el espíritu del capitalismo.
Ciudad de México: fce.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 150
Sobre El razonamiento
sociológico
151
ciológica. Por ende, el problema sigue guardando vigencia.
En El razonamiento sociológico (2006), Passeron vuelve
a reflexionar sobre el quehacer sociológico, y la pregunta
ahora es por qué evaluar el quehacer sociológico a partir
de modelos externos de otros ámbitos cuando podemos
enfocarnos sobre los actos concretos de conocimientos en
los que se forjan los resultados sociológicos y revelar cuá-
les son los propios criterios de calidad internos en estos
emprendimientos.
Hay en el corazón de la sociología una tensión conflictiva
entre su ambición de generalización (y hasta de univer-
salización) y la vuelta a la singularidad de las situaciones
históricas que halla en sus materiales empíricos. En su es-
fuerzo por resolver estos dilemas Passeron se enfrenta a
algunas preguntas que intenta resolver a través del texto:
¿Qué significa hablar de «verdadero» o «falso» en referen-
cia a una prueba empírica cuando se trata de aserciones
que refieren a hechos observables en el mundo histórico?
Formulada esta pregunta a la descripción epistemológi-
ca, se replantea en estos términos: ¿Cómo se define el
espacio lógico donde toma sentido el valor demostrativo
del razonamiento sociológico tal como lo utilizan todas las
ciencias sociales? O, si se quiere, ¿en qué condiciones y
bajo qué normas las ciencias históricas pueden funcionar
como ciencias empíricas?
Dicho en otras palabras,
[¿]cómo practicar metódicamente y describir sin
evasivas un procedimiento que toma en cuenta la
temporalidad histórica de las interacciones sociales,
sobre las que se debe razonar de manera diferente
del método hipotético-deductivo para sacar de ellas
una inteligibilidad? […] ¿Cómo «hacer prueba» del
«decir verdadero» si la textura del discurso socioló-
gico —que no se refiere a las mismas estructuras de
objeto que las ciencias de la materia o de la vida—
debe renunciar a forjar sus conceptos y a formular
sus regularidades mediante «definiciones genéricas
e inducción»? (Baranger, 2004: 373-374).
Passeron resume su respuesta en tres puntos:
1. «Las ciencias empíricas son lenguajes de descripción
del mundo que deben producir un tipo particular de co-
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 152
nocimiento de pruebas empíricas con una estructura
lógica de lenguaje posible y necesario».
2. «No existe y no puede existir un lenguaje protocolar uni-
ficado de la descripción empírica del mundo histórico».
3. «La puesta a prueba empírica de una proposición teóri-
ca no puede jamás en sociología tomar la forma lógica
de la refutación (o falsación) en el sentido popperiano».
En definitiva, lo que comparten las ciencias sociales con-
cierne a los métodos de prueba; a saber «la relación de
los conceptos teóricos a la observación empírica, la cual
se encuentra en ellas organizada de un modo por com-
pleto distinto que en las ciencias deductivas o en las
experimentales».39
El «espacio protocolar» de una lengua de descripción
científica tiende a definir su «universo del discurso» o de la
interpretación que se realiza de dicho discurso. El «mun-
do histórico» es el conjunto de ocurrencias observables
cuando estas no pueden despegarse de sus coordenadas
espaciotemporales, salvo si pierden el sentido que apunta-
mos asertando sobre ellas.
De ello Passeron pasa a deducir que mientras la sociolo-
gía se refiera exclusivamente al modelo nomológico de las
ciencias experimentales —es decir, al modelo de una cien-
cia en donde las teorías estarían constituidas por «propo-
siciones lógicamente universales»— debe enfrentar el di-
lema popperiano que no admite otra opción a una ciencia
empírica (frente a la metafísica) que la de optar entre «fal-
sación» y «ejemplificación» para definir rigurosamente su
pertinencia empírica. Ello, a condición de agregar que la
«ejemplificación»
Sobre el razonamiento
153 sociológico
no se reduce al universo amorfo de constataciones
empíricas de nulo valor probatorio del cual el mo-
delo popperiano solo puede dar una descripción
negativa. Ello, porque estas «ejemplificaciones»
constituyen solamente una clase complementaria
a las operaciones «falsadoras» que son posibles y
necesarias en las ciencias experimentales.
Por lo tanto, como segunda condición aparece la necesi-
dad de identificar de manera positiva los métodos que per-
mitan a las ciencias sociales someter sus aserciones teóri-
cas a pruebas empíricas. En este sentido la propuesta es
la de buscar en la «ejemplificación» una matriz conceptual
e interpretativa de descripción del mundo histórico. Pero
esta operación puede cumplirse mejor o peor en función
del grado de protocolarización de sus enunciados y de sus
diferentes grados de rigor tanto en la ejemplificación como
en la contraejemplificación. Y a condición sobre todo de
precisar dónde reside y cómo varía la fuerza demostrativa
de las teorías interpretativas que organizan la investiga-
ción empírica en las ciencias sociales.
Estos grados de rigurosidad constituyen los grados de la
fuerza demostrativa de un razonamiento natural que repo-
sa sobre operaciones que relevarían —en el sentido pura-
mente lógico del modelo popperiano— una lógica distinta
que tiene como elemento sustituto a la falsación, la ejem-
plificación y la contraejemplificación (fuertemente descalifi-
cadas por Popper) de las características que señalábamos.
Es en ellas donde reposa, en la argumentación de las cien-
cias sociales, la prueba más específica a la cual someter
la interpretación del sentido de los actos. Pero también a
condición (tercera y final) de precisar cómo varía la fuer-
za probatoria de las teorías interpretativas que organizan
la investigación empírica de las ciencias sociales en cada
proyecto de investigación particular. Una matriz conceptual
del mundo histórico cuyo lenguaje está fuertemente pro-
tocolarizado impone mayores grados de exigencia en la
ejemplificación empírica, por lo cual su fuerza demostrativa
crece a medida que se transforma en más improbable la
coocurrencia de confirmaciones múltiples y con un ajuste
semántico tal como es requerido por la estructura teórica
de la matriz de descripción en cuestión.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 154
Este razonamiento le permite al autor desagregar las tres
proposiciones expuestas en otras 26 proposiciones que
transcribimos y comentamos a continuación:40
Sobre el razonamiento
155 sociológico
Todo acuerdo teórico es un hecho social
1.2. «La contrastación empírica es un criterio de evalua-
ción de proposiciones que funcionan en una ciencia, justi-
ficando así su caracterización como ciencia empírica. Ello,
siempre que se establezca un acuerdo lingüístico entre los
enunciadores sobre la correspondencia entre “enunciados
de base” y realidades observadas:
1.2.1. Un “paradigma científico” se define como un alto
grado de consenso obtenido en un grupo de especialistas,
expresado por un alto grado de estabilización de un len-
guaje de descripción del mundo.
1.2.1.1. Un lenguaje de descripción del mundo cuando
ese lenguaje está más “protocolarizado”, es decir, cuan-
do sus términos y sus reglas están definidas de forma
más completa».
De ello se deduce que el acuerdo teórico sobre un lengua-
je de descripción del mundo es un hecho social, un estado
determinado de acuerdo lingüístico existente en el seno de
una comunidad parlante, científica o no. Esta última propo-
sición solo es aplicable a los lenguajes de descripción del
mundo tal cual son definidos por la proposición 1. O sea,
solamente es aplicable a las teorías empíricas. Y ello por
oposición a las teorías metafísicas o especulativas que, a
pesar de poder tener altos grados de protocolarización de
sus enunciados, se remiten a pruebas empíricas ambiguas
y demasiado favorables a una confirmación «existencial»
(o subjetiva).
Sin embargo, muchas veces en las teorías sociológicas
nos encontramos bajo la influencia durable de una proto-
colarización de tipo mixto: a) Empírica, por adhesión rei-
vindicada al racionalismo científico; b) Metafísica, por el
debilitamiento de las pruebas empíricas que la protocola-
rización de este tipo de lenguaje teórico hace posible o
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 156
incluso necesario. Esto ocurre cuando este lenguaje se or-
ganiza institucionalmente y se transforma en una práctica
uniformizada.42
Sobre el razonamiento
157 sociológico
presentan aspectos diferentes en la medida en que pue-
den lograr la autonomía de un importante subconjunto de
hechos sociales presentándolos con una fuerte sistema-
ticidad de funcionamiento. Admite, además, el análisis
de variaciones concomitantes sobre un grupo de varia-
bles que puede fácilmente hacerse autónomo, e incluso
reiterarse en la observación. Todo ello, sin embargo, a
condición de no interrogarse demasiado sobre el funda-
mento cuasi experimental de sus aserciones generales.
Haciendo abstracción de esto último, estas ciencias par-
ticulares pueden considerar el rol de sus paradigmas do-
minantes de forma similar a como lo realizan las ciencias
de la vida. Pero para hacerlo, el precio que deben pa-
gar es un debilitamiento de la dimensión histórica de sus
aseveraciones, porque estos paradigmas implícitamente
se extienden a contextos históricos constantes y por lo
tanto deben reformularse si llega a cambiar su contexto.
Se ve, por ejemplo, en los análisis de Jon Elster, cómo
el cálculo racional formalizado en la teoría de los juegos
se complejiza cuando se aplica a descripciones históri-
camente particularizadas donde se introducen contextos
empíricos diferentes y, por lo tanto, cuando se aplican es-
tos esquemas a situaciones culturalmente definidas pero
específicas y, por ende, diferentes. La descripción de un
contexto histórico no puede agotarse por la enumeración
finita de variables.
2.1. La sociología no puede pretender tener la forma de un
saber acumulativo. Es decir, de un saber, y por lo tanto de
un paradigma teórico que organizaría los conocimientos
acumulándolos.
Hay tantas sociologías como lenguajes teóricos utilizados
por los investigadores en la descripción de un mundo his-
tórico. Estas son inseparables de la categorización y la
interpretación conceptual que le da su sentido histórico.
Los resultados de la investigación sociológica no se dejan
acumular en un solo paradigma. Se debe señalar que las
constataciones o los enunciados que no se inscriben en un
mismo paradigma no son tampoco acumulables en sentido
estricto. Pero no por ello estas constataciones son necesa-
riamente contradictorias entre sí.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 158
De hecho, la sociología actual y pasada se presenta como
una sucesión o una yuxtaposición de paradigmas en con-
currencia y a veces parcialmente secantes. La intersección
de todos los paradigmas parciales o generales funciona en
el mejor de los casos como un lenguaje común de la socio-
logía. Dicho esto, hay que constatar que existen pequeñas
zonas de acumulación, como en el caso de la sociología
de la educación o de la opinión electoral, o sea, sectores
de análisis en donde hay categorizaciones consensuadas
y una matriz común de la descripción de la mayoría de
las observaciones, junto con un tratamiento de datos co-
rrientemente aplicado de forma similar. Salvo estas últimas
situaciones relativamente excepcionales, esta propuesta
niega la ilusión de Merton de alcanzar la cientificidad ha-
ciendo olvidar a los padres de la sociología.
2.2. La vulnerabilidad, y por lo tanto su contra cara, la per-
tinencia empírica de los enunciados sociológicos no puede
ser definida a través de la experimentación. Esta pertinen-
cia se debe buscar en el relevamiento de información so-
bre el mundo, o sea, a partir de la observación histórica.
2.2.1. La experimentación indirecta puesta en obra para la
comparación histórica o sociológica no puede engendrar
aserciones cuya generalidad sea equivalente a las aser-
ciones emergentes de la experimentación.
La dificultad de inferir en situaciones de observación no
surge del riesgo de equivocarse en la enumeración de
rasgos pertinentes de una descripción, sino de la propia
libertad de descripción de la que disponemos los investi-
gadores cuando prevalece una diversidad concurrente de
posibilidades de descripción del mundo histórico.
2.2.2. «El contexto de una medida, o de una observación
sobre el mundo histórico, no puede agotarse en una serie
finita de aserciones que enunciarían los rasgos pertinen-
tes de dicho contexto. Por lo tanto no se puede partir del
supuesto contrario para justificar la validez de la medida, o
de la observación considerada.
2.2.3. Los análisis que permiten generalizar las constata-
ciones empíricas de una investigación en ciencias sociales
más allá de su contexto singular relevan de un razona-
miento que no puede ser otra cosa que «natural». Ello en
Sobre el razonamiento
159 sociológico
el sentido de que articula comparativamente constatacio-
nes que operan en contextos cuya equivalencia se justifica
solamente por la tipología a la que pertenece dicha equi-
valencia. Las aserciones sociológicas se inscriben de esta
manera en una “metodología de la presunción”, distinta
de una “metodología de la necesidad” que corresponde al
método experimental».
Ningún contexto histórico es, por definición «numérica-
mente idéntico» a otro contexto como en las ciencias ex-
perimentales. Tampoco se puede partir del supuesto de un
contexto «específicamente constante» de una experiencia
a otra, ni tampoco aislar rigurosamente los aspectos per-
tinentes de los no pertinentes en ese contexto constante.
La teoría de Weber de las «configuraciones singulares» o
las «individualidades históricas» se orienta a mostrar que
estas características son constitutivas del objeto sobre el
cual trabajan las ciencias sociales.
Por lo tanto, la generalización de una aserción emergente
de una serie de observaciones históricas no puede repo-
sar sobre la decisión de tratarlas como equivalentes en
dos o más contextos no idénticos. Para aproximarse a la
generalización debe inscribir sus expectativas en un para-
digma estabilizado de pertinencia y a su vez buscar la rei-
teración de la observación para mejorar la generalización
de forma decisiva.
Tampoco dos contextos históricos pueden ser distingui-
dos como diferentes, o a la inversa, como equivalentes.
En este caso, uno puede aproximarse al objeto por un ra-
zonamiento comparativo. Este es, en última instancia, un
razonamiento natural, porque debe adicionar en su argu-
mentación, equivalencias o diferencias de descripciones
heterogéneas.
La comparación histórica se distingue de la experimen-
tación, porque debe componer una cadena argumentati-
va de constataciones empíricas que no son comparables
bajo todo punto de vista. Por lo tanto, no puede dar a sus
conclusiones más que un estatuto lógico de presunción
que es distinto al de necesidad que se infiere de la ex-
perimentación. Los conceptos sociológicos, históricos o
antropológicos emergentes de esta constricción en la ob-
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 160
servación necesariamente son tipológicos, en el sentido
de que conceptualizan, pero sin poder formalizar opera-
tivamente el proceso de sustitución entre contextos apa-
rentados.
A ello debemos agregar que el parentesco entre dos o más
contextos no es una propiedad que los describe de una
vez para siempre, porque otro «punto de vista» puede di-
luir dicho parentesco entre contextos. Su valor operatorio
está en función de los métodos explicativos o descriptivos
que son particularizados por una pregunta. Por ejemplo:
¿El contexto Munich 1938 es pariente del contexto de la
crisis del Golfo de 1990-1991? Es posible que sí, si toma-
mos en cuenta dos o más variables mensurables y nume-
rables, pero no lo es si tomamos en cuenta otro conjunto
de elementos potencialmente pertinentes.
Se logra así captar la diferencia entre el razonamiento na-
tural común y el razonamiento sociológico. El primero, el
natural, se empeña en tipificar a partir de algunos trazos
ad hoc las situaciones comparadas, para concluir apresu-
radamente sobre «regularidades sociológicas». Y ello, con
la misma forma de razonamiento natural que da soporte al
procedimiento argumentado de las ciencias sociales.
Este procedimiento puede ser mejorado:
a. si al construir sus tipologías lo hace por sobre un corpus
cada vez más razonado;
b. si además ha sido capaz de integrar a su procedimiento
el encuentro entre series causales independientes y
c. si finalmente se han dado los mecanismos o los méto-
dos para distinguir lo que es pertinente en su compara-
ción y lo que no lo es.
De allí el lugar central de la estrategia de comparación his-
tórica que regula y amplifica las potencialidades del razo-
namiento natural aun cuando ambos mantienen el mismo
orden lógico como tipo de razonamiento.
2.2.4. El análisis de las variaciones y de las covariaciones
históricas que recurren al lenguaje de las variables permite
tener, en un supuesto contexto constante, razonamientos
formales experimentales, aunque siempre sea tributario en
Sobre el razonamiento
161 sociológico
las ciencias sociales de la interpretación del sentido de las
variaciones en función de cambios en el contexto.
El olvido de esta dependencia conduce a sustancializar el
sentido de las variables y de las interacciones entre las va-
riables abundantemente utilizadas en la sociología cuanti-
tativa.
2.3. Los conceptos que semantizan el lenguaje de des-
cripción del mundo tienen un estatuto lógico irreducible a
aquel que permite las definiciones operatorias de las cien-
cias axiomático-formales o de las ciencias experimentales.
El léxico científico de la sociología es un léxico indefinible
de forma total. No es que no existan definiciones genéri-
cas o incluso formales en la disciplina, sin embargo estas
definiciones son exteriores a la pertinencia empírica, o sea
histórica, de la teoría sociológica. La sociología puede apo-
yarse en definiciones extrasociológicas, como por ejemplo
en la densidad demográfica, la tasa de suicidios, de fecun-
didad, etcétera. Pero el problema que se presenta es el de
darle un sentido a la descripción que se realiza a partir de
dichos estadígrafos comparándolos con otros, para reali-
zar un razonamiento sociológico. O sea, cuando queremos
pasar del indicador al concepto. Un razonamiento socioló-
gico se justifica si intenta darle mayor inteligibilidad a los
datos empíricos, datos que organiza a través de concep-
tos (o categorías), y tiene mayores posibilidades de éxito
cuando estos conceptos tienen un tenor histórico.
También podemos encontrarnos con las definiciones so-
ciológicas que asocian trazos históricos con trazos no
históricos en la definición del concepto. Este es el caso
del concepto de ‘poder’ en la definición de Weber donde
entiende a este como la «probabilidad que un orden sea
obedecido». Es decir, este es el caso de una entidad gene-
ral susceptible de constatarse y de definirse por un efecto
abstracto, sea cual sea el fundamento de esa probabilidad,
como agrega Weber en su definición. Pero la constatación
de la desigualdad de fuerza, o de poder, no se vuelve útil
en la clasificación de casos o de imputaciones causales
cuando comenzamos a describirlos enriqueciéndolos con
trazos históricos; no funcionando estos casos solamente
como «diferencias específicas».
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 162
Cuando, por ejemplo, comenzamos a distinguir en una ti-
pología comparativa formas de comando entre: patriarca-
les, patrimoniales, feudales, industriales, militares, legales,
de costumbres, proféticas, etcétera, no nos encontramos
con diferencias específicas vinculadas al aspecto descrip-
tivo del caso solamente.
En sociología la definición de una entidad o de una opera-
ción es más fácil de formular en términos genéricos (o for-
males, experimentales, etcétera), pero ello a riesgo de dar-
le una pérdida creciente a su tenor histórico. Esta facilidad
paradójicamente nos aleja del razonamiento sociológico.
2.4. La sociología, como la historia o la antropología, no
puede hablar sino en el lenguaje natural en sus enuncia-
dos finales.
En ciencias sociales el recurso a las lenguas artificiales,
matemáticas por ejemplo, no puede ser sino momentá-
neo. Por más descarnada, simplificada o controlada que
sea una enunciación sobre el mundo histórico, contiene
necesariamente referencias tipológicas emergentes de un
razonamiento natural, por lo tanto, no puede ser formulada
sino en el lenguaje natural.
Ello porque las ciencias sociales son históricas. Por el con-
trario, la formulación de una proposición como ley natu-
ral del mundo empírico, o como descripción universal de
estructura, inscribe enunciados en un espacio semántico
donde el sentido de generalidad es autosuficiente des-
de este punto de vista semántico: se está construyendo,
entonces, una axiomática y no una proposición empírica,
siendo esta un discurso distinto al de las ciencias sociales.
2.4.1. Los enunciados en lengua artificial a los que recurri-
mos en sociología en el tratamiento de datos, a fin a trans-
formar estos datos de las investigaciones en conocimien-
tos, deben siempre ser retraducidos, después de uso, a la
lengua natural para asertarse en el mundo histórico.
Los enunciados finales que expresan los resultados de
una investigación en ciencias sociales deben referirse si-
multáneamente a:
a. categorías de la lengua natural, en las cuales ha opera-
do el lenguaje de la observación, de las preguntas, de
Sobre el razonamiento
163 sociológico
las medidas de constitución del habeas, etcétera, que
han construido los datos: cuestionarios, categorizacio-
nes estadísticas, matrices de descripción etnográfica o
historiográfica;
b. opciones técnicas de traducción de las informaciones
iniciales en una o más lenguas artificiales a las que se
ha requerido por las necesidades del tratamiento de los
datos: codificaciones, recodificaciones y sobrecodifica-
ciones necesarias para el pasaje a lenguas estadísticas
o gráficas;
c. opciones interpretativas, a las que necesariamente hay
que proceder para decodificar los enunciados realiza-
dos en lenguas artificiales emergentes de los métodos
formalizados, estadísticos, informatizados o no. Ello a
fin de retraducir estos enunciados formales en enun-
ciados finales en una lengua natural, porque solamente
en este lenguaje puede tener un sentido asertivo sobre
el mundo histórico. Conviene saber lo que hacemos,
cuando codificamos y al descodificar, para no traicionar
el sentido histórico de la información.
2.4.1.1. Hay necesariamente más sentido en los enuncia-
dos interpretativos formulados por la sociología que en los
enunciados formulados en un lenguaje artificial de trata-
miento de datos: los enunciados del primer tipo deben in-
terpretar los enunciados de segundo tipo.
Se debe tener un importante cuidado en dos posibles deri-
vaciones de tipo erróneo en las interpretaciones: las ilusio-
nes de tipo experimentalista, por un lado, y las ilusiones de
tipo hermenéutico, por otro.
La primera deriva de concebir las constataciones formu-
ladas en lenguaje formal de la experimentación indirecta
llevadas a cabo por todo razonamiento estadístico como
capaces de asertar, sin interpretar el mundo histórico. O
sea, asertar sin ninguna contextualización. La interpreta-
ción siempre es exterior a las tablas estadísticas. La se-
gunda, la de la ilusión hermenéutica, consiste en creer
que el sociólogo puede exceder las constataciones de la
observación histórica (estadística o no), por ejemplo, remi-
tiéndose a esencias de los fenómenos. De ello surge una
posible definición de lo que es un razonamiento sociológi-
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 164
co: el razonamiento sociológico se orienta a optimizar los
compromisos lógicos entre las exigencias del razonamien-
to experimental y las de la contextualización histórica.
Sobre el razonamiento
165 sociológico
Sabemos que Popper reivindicaba, en su lógica de la prue-
ba, el experimento empírico como la única forma de pro-
bar. Ello deja a la sociología en el dilema de vivir con la
ilusión experimental o de tomar el riesgo de contextualizar
recurriendo al razonamiento histórico.
3.1.1. La universalidad de las proposiciones más genera-
les de la sociología es, en el mejor de los casos, una «uni-
versalidad numérica», jamás una «universalidad lógica»
en sentido estricto, si aceptamos la distinción popperiana
de doble sentido lógico al «todo» empleada en las propo-
siciones universales.
Estas dos universalidades son para Popper:
a. Los enunciados que se presentan como verdaderos sin
importar el lugar o el momento en que se presentan.
Consideramos tal enunciado como un enunciado a pro-
pósito de todo. Es decir, como una proposición universal
relativa a un número infinito de individuos. En este caso
estamos ante enunciados que fundan un conocimiento
nomológico. Es decir, formulados en términos de leyes
universales de los que pueden deducirse enunciados
de base. Estos enunciados de base son, en la lógica del
tercero excluido, contradictorios con «enunciados falsi-
ficadores». (En el caso de ser falseados, estos enuncia-
dos pierden su calidad de derivarse del conocimiento
nomológico.)
b. Los enunciados que se refieren a una clase finita de ele-
mentos especificados en una región espaciotemporal
particular y limitada. Los enunciados de este tipo pue-
den, en principio, ser remplazados por una conjunción
de enunciados singulares, porque se podrían enumerar
todos los elementos de la clase finita considerada. Es
por ello que en este caso se habla de universalidad nu-
merada.
El «todo» de una ciencia nomológica no es el mismo «todo»
que el de las generalidades históricas y esta diferencia de
estructura lógica funda la diferencia entre la universalidad
«en sentido estricto» de la «universalidad numérica», y
esta es una diferencia fundamental en los efectos teóricos
de la contrastación empírica.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 166
Solo los enunciados universales en sentido estricto, «los
enunciados a propósito de todo» como los denomina Pop-
per, responden a las exigencias de la lógica de la mecánica
falseadora, porque conllevando la proposición a un núme-
ro ilimitado de casos esta afirmación puede ser desmen-
tida por un solo enunciado existencial singular. Mientras
que la contrastación de una proposición «numéricamente
universal» abre inevitablemente, más allá de su refutación
formal, la posibilidad de cambiar las coordenadas espacio-
temporales que podrían preservarla de su refutación.
Por más generales que sean las proposiciones de la socio-
logía, estas son siempre numéricamente universales.
Si realizamos un análisis de la semántica de los conceptos
sociológicos, vemos que la definición lógica de las propo-
siciones asertóricas tiene un estatuto mixto, intermediario
entre los nombres comunes y el de los nombres propios.
En efecto, los nombres de la lengua de descripción con-
ceptual del mundo histórico están datados y localizados,
vinculados a listas o a combinaciones de propiedades ge-
néricas relevadas de una descripción definida. Pero nin-
guna de estas descripciones definidas, aun enumerando
múltiples propiedades como las económicas, las jurídicas,
las mentales, las políticas, las militares, etcétera, por sí
solas pueden definir un nombre, como por ejemplo el feu-
dalismo. Ninguna definición del feudalismo (o del capitalis-
mo) puede ser completamente genérica. Tampoco alcanza
situarlas en un momento histórico para dar cuenta de este
fenómeno. El concepto histórico no se reduce, por lo tanto,
ni a una adición analítica de propiedades comunes ni a
una simple enumeración en extensión de casos históricos.
Una definición sociológica califica a sus objetos por ope-
raciones que enuncian a la vez, y de forma indisociable, la
designación y la comprensión.
Este aspecto Weber lo colocaba en el centro de su aproxi-
mación al concepto de tipo ideal.
En ciencias sociales, en cuanto a los razonamientos com-
parativos, la generalidad o la capacidad de predicción de
las aserciones valen lo que vale la tipología de los contex-
tos y el parentesco de contextos que define su pertinencia
histórica.
Sobre el razonamiento
167 sociológico
3.1.2. La estructura necesariamente tipológica de las teo-
rías sociológicas, partiendo del lenguaje de sus enuncia-
dos de base, excluye una definición estricta de las «condi-
ciones iniciales» de una observación, operación necesaria
para la instauración de todo protocolo falseador.
Las condiciones iniciales de una observación suponen,
para ser definidas experimentalmente, que se puede lo-
grar una conjunción entre enunciados universales (las
hipótesis tendrán en este caso el carácter de leyes na-
turales) y enunciados singulares (que remiten a eventos
singulares). Son estos últimos los solos enunciados ca-
paces de ser desmentidos por las observaciones, pero
en simultáneo por este procedimiento se logran desmen-
tir necesariamente los enunciados universales compo-
nentes de la conjunción antes mencionada. Estas con-
diciones iniciales también son válidas para la realización
de la experimentación indirecta, pero dejan por fuera a
toda ciencia que deba remitirse a fenómenos históricos,
o sea, que deba dar cuenta de las dimensiones espacio-
temporales.
Ello lleva a un dilema. O bien las ciencias sociales tal cual
se practican no son ciencias y por lo tanto se debe ignorar
los tipos de conocimientos que ellas producen, porque no
tienen esta calidad científica. O bien, como se describe el
los puntos 2) y 3) es necesario partir de otras bases para
diferenciar ciencia de no ciencia, y en particular ciencia de
metafísica. O sea, se debe partir de un criterio distinto al
de «falsabilidad» como criterio de demarcación.
3.2. Si la ciencia se refiere exclusivamente al modelo no-
mológico de las ciencias experimentales, la sociología está
ubicada, como el conjunto de ciencias sociales, delante
del dilema popperiano que no deja opción a una ciencia
empírica. Debe definir su pertinencia empírica entre «fal-
sación» y «ejemplificación».
Esta proposición se deriva de las proposiciones anteriores.
Pero la sociología no debe cortar la rama en la cual está
sentada, ya que esta produce conocimientos emergentes
a través de un tratamiento regulado de información sobre
el mundo histórico y, a su vez, es capaz de formularlos en
un marco teórico inteligible. Ello aunque estas inteligibili-
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 168
dades teóricas no sean susceptibles de integrarse en un
paradigma unificado.
La sociología debe encarar, entonces, imperativamente la
descripción de lo que la distingue de los saberes metafí-
sicos.
3.3. La ejemplificación no se reduce a un universo amor-
fo de constataciones empíricas de nulo valor probatorio.
Ejemplificación sobre la que el modelo popperiano no pue-
de dar más que una descripción negativa, porque califica
solamente como clase complementaria a la clase de ope-
raciones «falseadoras» que son posibles y necesarias en
las ciencias experimentales.
El mismo Popper encuentra limitaciones a su análisis
para la falsificación de teorías. Para superar esta limita-
ción distingue entre «ocurrencia» y «eventos». Habíamos
visto que toda producción de conocimientos científicos del
mundo empírico es definida como un conjunto observa-
ble de ocurrencias y coocurrencias. Pero Popper agrega
una constricción suplementaria para que las ocurrencias
observadas puedan dar lugar a la formulación de enuncia-
dos falsificadores: Esta es el de la repetición de las ocu-
rrencias. En el conjunto de las ocurrencias, las repetibles
pueden ser distinguidas y definidas como «eventos». La
seriedad del método experimental obliga a que la falsabili-
dad, como propiedad lógica de un sistema de enunciados,
sea condición necesaria pero no suficiente para la falsifi-
cación de una teoría. Dice Popper que los eventos singula-
res (ocurrencias) no reproducibles, no tienen significación
para la ciencia; una ciencia se considera falseada si des-
cubrimos un efecto reproducible que la refute.
Passeron deduce entonces que las ciencias experimen-
tales son «ciencias empíricas de eventos» y proyectán-
dolo sobre las ciencias históricas, sostiene que estas son
«ciencias empíricas de la coocurrencia». (Existiría, enton-
ces, una clase de coocurrencias de la cual los eventos son
solamente una subclase.)
3.3.1. La ejemplificación de una matriz conceptual e in-
terpretativa de descripción del mundo histórico conoce di-
ferentes grados de exigencia en función de su grado de
protocolarización. Estos grados de severidad también son
Sobre el razonamiento
169 sociológico
grados de la fuerza demostrativa de un razonamiento na-
tural que reposa sobre un modelo de la ejemplificación dis-
tinto al modelo puramente popperiano.
Algo es mejor que nada. Ello a pesar de la suerte que le
reserva la teoría popperiana de la refutabilidad a la ejempli-
ficación. Aun a la ejemplificación metódicamente conducida
de proposiciones teóricas, formulando interpretaciones coor-
dinadas sobre el mundo histórico, porque ello no reduce en
nada la vulnerabilidad empírica de tales proposiciones.
Sin embargo, a pesar de que haya vulnerabilidad empírica
en la aserción, los razonamientos que produce este último
tipo de ejemplificación tienen un valor demostrativo, inclu-
so si debemos definir dicho valor en un sentido diferente al
de la refutabilidad de Popper.
Sería necesario detallar la descripción de metodologías
diversas que dotan de una fuerza desigual a las distintas
formas del razonamiento sociológico tal como lo utilizan
las ciencias sociales, cosa que no hace aquí Passeron.
Sin embargo, este autor señala que para dar cuenta me-
todológicamente de las formas de ejemplificación puestas
en obra para utilizar al máximo la fuerza probatoria en la
investigación es necesario recordar que el razonamiento
sociológico no puede escaparse totalmente del espacio
del razonamiento natural.
Incluso se deriva que por momentos, o por las técnicas uti-
lizadas, la cadena argumentativa que le da soporte a sus
aserciones finales es, como toda cadena, bajo una mirada
lógica, más débil en su eslabón más débil.
3.3.1.1. Una matriz conceptual de descripción del mundo
histórico fuertemente protocolarizado impone grados de
exigencia en la ejemplificación empírica cuya fuerza de-
mostrativa crece en la medida en que devienen más pro-
bable la coocurrencia de confirmaciones múltiples y se-
mánticamente conjuntas para la estructura teórica de la
matriz de descripción.
La ejemplificación que usa el razonamiento natural, contro-
lado por una metodología de las ciencias sociales, se ins-
cribe en un cuadro regulado de una veridicción específica,
distinguiéndose así de la puesta en obra del razonamiento
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 170
natural de la vida cotidiana, o de la argumentación con-
versacional, por una característica capital: la ejemplifica-
ción controlada por un método de investigación que busca
mejorar sus aserciones presuntivas por las constricciones
empíricamente multiplicadas y semánticamente conjuntas
a las que es sometida a través de una matriz conceptual
protocolarizada de descripción del mundo.
La multiplicación y la coordinación de constataciones em-
píricas en una semántica protocolarizada constituyen los
únicos recursos de prueba empírica a que tienen acceso
las ciencias sociales.
En el tan repetido ejemplo de Popper —«todos los cisnes
son blancos» o, en su forma contraria, «no hay cisnes no
blancos»— la proposición se inscribe en proposiciones uni-
versales en sentido estricto. La aparición de un cisne negro
falsearía la proposición antedicha. En ciencias sociales se
recurriría a una metodología distinta: intentaría realizar un
catálogo de los zoológicos y de las cartas ecológicas de
territorios donde hubiese cisnes, a fin de aumentar la vera-
cidad de las aserciones presuntiva de la no existencia de
cisnes no blancos. En este caso, estaría inscribiendo su
proposición en proposiciones universales numéricas.
El espíritu científico se manifiesta, por lo esencial, en este
segundo caso, en la inversión en el método de veridicción
que consiste en rendir más exigente la tarea de la ejempli-
ficación multiplicando las constataciones e imponiéndose
para conjuntar en una sola lengua teórica de descripción
la multiplicidad de constataciones y la coherencia de su
semantización.
Una teoría sociológica, una síntesis histórica o una com-
paración antropológica son tanto más fecundas en la pro-
ducción de inteligibilidades propias si desarrollan varias in-
vestigaciones empíricas, investigaciones que deben estar
ligadas por una coherencia interpretativa.
La lógica de demostración sociológica es una lógica natural
de la composición de todas las formas de presunción, pro-
babilísticas y argumentativas, que son capaces de mejorar
la veracidad de la aserción empírica. Además, una teoría
sociológica que no se presente a su inspección como un
campo empírico queda inscrita como una teoría metafísica
Sobre el razonamiento
171 sociológico
por un lado, y por otro, un campo de investigaciones empí-
ricas cuyos trabajos son conducidos por hipótesis parcela-
rias, desprovisto de lazos semánticos articulados a una len-
gua protocolarizada se transforma, en el mejor de los casos,
en un inventario sociográfico. La recolección y el tratamien-
to de datos más las argumentaciones metódicamente docu-
mentadas aumentan la fuerza presuntiva de las aserciones
descriptivas y explicativas cuando estas están guiadas por
la interpretación que la teoría es capaz de ofrecer.
Es así que estas teorías no enuncian generalidades cuyo
sentido asertórico sería nomológico, sino generalidades
descriptivas y explicativas cuyo sentido es transformar en
inteligible de manera semánticamente más coordinada fe-
nómenos empíricos que no han sido observados sin estas
teorías.
Esta última propiedad es la única decisiva para definir el
carácter empírico —y por lo tanto científico, bajo ciertas
condiciones metodológicas— de las teorías interpretati-
vas. El debate epistemológico confunde dos tipos de in-
terpretación.
La interpretación que se realiza después de una observa-
ción empírica y por lo tanto no transforma los protocolos ni
los resultados, contentándose de abundar o parafrasear
su sentido intrínseco. Otra variante (peor) es la de sobrein-
terpretar a través de adjuntar significaciones extrínsecas,
o sea extraempíricas. Este tipo de interpretación no agre-
ga nada empírico, la observación enunciada empírica es
forzosamente una interpretación libre (sugestiva, román-
tica, poética, mitológica, metafísica etcétera). Passeron
denomina a este tipo de interpretación hermenéutica en
sentido estrecho.
El otro tipo de interpretación se realiza en el curso de la in-
vestigación, del trabajo empírico, para extender o transfor-
mar este trabajo empírico. Es producto de la posibilidad y
de la exigencia de nuevas observaciones empíricas cuyas
condiciones eran incluso impensables mientras se ajusta-
ban a las categorías de la teoría dada. En el marco de las
ciencias sociales, una teoría interpretativa es una teoría
empírica que engendra, por la eficacia de sus conceptos
propios, nuevos conocimientos empíricos y construye una
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 172
nueva organización de la observación histórica. En este
caso, Passeron habla de teoría de la interpretación.
Más allá de ello, toda aserción en ciencias sociales depen-
de en menor o mayor grado del pensamiento ideal típico.
Nadie en el mundo histórico ha podido pensar de otra for-
ma. Weber admitía que para una ciencia alcanzar la ma-
durez podría quizás un día superar los tipos ideales. Las
ciencias del mundo histórico parecen quedar eternamente
jóvenes, porque el flujo eternamente en movimiento de la
civilización plantea permanentemente nuevos problemas.
Por esencia entonces la tarea del análisis sociológico se
enfrenta siempre a la fragilidad de todas las construcciones
ideales típicas, pero está inevitablemente obligado a elabo-
rar continuamente nuevas tipologías para dar cuenta de un
mundo que presenta siempre características novedosas.
3.4. La ilusión nomológica no produce solamente conoci-
mientos ilusorios, pero sometiéndose al razonamiento so-
ciológico, a las exigencias discursivas de una argumenta-
ción inadecuada, ella desplaza o debilita el sentido de los
conocimientos que produce.
Sobre el razonamiento
173 sociológico
Referencias bibliográficas
Althusser, L. (1967) «Sur le travail théorique». La Pensée, París,
n.o 132, abril.
Baranger, D. (2004) «De El oficio del sociólogo a El razonamiento so-
ciológico. Denis Baranger Entrevista a Jean-Claude Pas-
seron», Revista mexicana de sociología, año 66, n.o 2,
abril-junio.
Bourdieu, P.; Chamboredon, J.-C. y Passeron, J.-C. (1980) El oficio del
sociólogo. Buenos Aires: Siglo xxi.
Khun, T. S. (1962) La estructura de las revoluciones científicas, Ciudad
de México, fce.
Passeron, J.-C. (2006) Le raisonnement sociologique. París: Albin Mi-
chel, 2.a ed.
INTRODUCCIÓN
A LA SOCIOLOGÍA
CUALITATIVA 174