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LA UNIVERSIDAD MODERNA
INTRODUCCIÓN
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preservación como patrimonio cultural y bien público, y como orientadora y
constructora de la sociedad; sobre todo, si al mismo tiempo se toman decisiones
que van en detrimento de su autonomía, como ha venido sucediendo desde el
siglo anterior. De ahí la necesidad de realizar un análisis crítico que procure
mantener un diálogo permanente con el discurso normativo y las prácticas sobre
la calidad de la educación vigentes, para contrarrestar esta tendencia tan
acentuada en el mundo de hoy y propiciar una educación que sea la expresión de
las cualidades de la Universidad.
En el presente artículo se reflexiona sobre tres asuntos claves para este momento
de transición que está viviendo la Universidad que, a mi modo de ver, requiere
tanto del reconocimiento y consolidación del legado que nos ha dejado la
universidad moderna, como del distanciamiento y replanteamiento de discursos y
prácticas que estarían obstaculizando el avance hacia la configuración de una
universidad contemporánea; que no tendría por qué renunciar a la naturaleza y
especificidad de esta institución para contribuir al desarrollo de una nación como la
nuestra.
El artículo concluye con una serie de reflexiones que, al igual que las anteriores,
fueron adquiriendo sentido e importancia en el proceso realizado alrededor de la
política curricular y el proyecto formativo de Univalle; una estrategia que nos
permitió identificar y ahondar en las tensiones y falencias más relevantes de éstos,
y explorar la posibilidad de contribuir a su resolución de manera creativa, apelando
a la imaginación, a la capacidad y al poder que confiere la autonomía. Estas
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miradas cobran sentido en la medida en que contribuyan a pensar e imaginar el
devenir de la Universidad del Valle para el próximo decenio.
Para empezar, quisiera partir del modo de ser sui géneris de la universidad;
de ese conjunto de cualidades que prevalecen en el tiempo haciéndola singular y
por lo tanto, distinta de otras instituciones de educación superior y de institutos
con los que comparte propósitos formativos y de investigación, respectivamente.
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pensamiento; una institución educadora e innovadora; conciencia crítica,
constructora de la sociedad; entre otros. Esa es su singularidad, la que le otorga el
saber y el poder inherentes a su quehacer; de lo contrario, terminaremos
asistiendo a su extinción o viendo la Universidad convertida, como lo advierte
Marco Raúl Mejía refiriéndose a los efectos de las políticas públicas en Educación
de América Latina, en “una especie de fábrica del conocimiento para la
productividad. Orientación que exige una restructuración del pensamiento para
evitar caer en la universidad pragmática que nos están proponiendo” (Mejía, M.R.,
2006 Pág. 120).
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tendencias del conocimiento, los procesos socio-políticos y culturales, y las
exigencias de la sociedad y del Estado no hayan tenido siempre el mismo peso;
hoy podemos reconocer las universidades de docencia, de investigación y más
recientemente, las de extensión cuya emergencia y desarrollo los hemos venido
observando tanto en Colombia como en otros países.
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Ilustremos lo dicho con un ejemplo; Ronald Barnett basado en el concepto de
comprensión de F. Elliott, señala la diferencia entre este concepto, que considera
clave para la educación superior, y el de competencia. Ésta tiene que ver con la
funcionalidad, con la eficacia, su carácter es práctico; mientras que la comprensión
es compleja, se relaciona con la verdad, su carácter es epistemológico, teórico,
inacabado; es decir, que siempre será posible tener una mayor comprensión sobre
un tema y extenderla a otros contextos. La comprensión es un estado de la
mente, un modo de ver, es la postura sobre algo; es autocrítica; sin embargo, no
siempre es evidente, tal vez ciertas acciones puedan dar cuenta de la profundidad
de ella; mientras que la competencia, la habilidad implica un desempeño público.
(Barnett, R. 2001, Págs. 147-148)
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exigencias de un entorno socio-político y cultural complejo, cambiante e incierto,
como el de hoy y el que se vislumbra para el próximo decenio. Sin embargo, las
respuestas a nuestro interrogante pueden ser múltiples y diversas; ellas hacen
parte del campo de las posibilidades como también, de las tensiones y conflictos
internos y externos a la Universidad con los que debemos lidiar como académicos
en la actualidad.
Si éstas son las directrices del capitalismo contemporáneo, ¿Qué tendría qué
hacer entonces la Universidad del Valle con estos entornos caracterizados por la
violencia y el conflicto; la precariedad en el ejercicio de la ciudadanía y el
compromiso con lo público, con otras poblaciones tradicionalmente excluidas de
la educación superior como derecho fundamental y bien público que aspiran
legítimamente a ingresar a la universidad; con una formación básica precaria que
no favorece el desarrollo de la sensibilidad artística, estética, histórica; con las
culturas, estilos de vida de los jóvenes, sus saberes previos e imaginarios y
mundos simbólicos mediados por la imagen y los lenguajes visuales?.
Para este tipo de entornos es que requerimos un proyecto formativo que produzca
rupturas significativas con prácticas heredadas de la universidad moderna que han
mostrado signos de agotamiento, y con otras que aunque se presentan como
novedosas se mantienen en la misma línea de pensamiento. En otras palabras, ni
los currículos asignaturistas centrados en conocimientos, ni los currículos
asignaturistas centrados en competencias representan en este momento una
alternativa para la universidad contemporánea; ya que en ambos casos el énfasis
en la formación está puesto, la mayoría de las veces, en la dimensión cognitiva y
en la racionalidad instrumental y técnicaiii.
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instituciones tan necesarias para los procesos históricos y socio políticos que vive
actualmente el país, entre ellos la paz y el postconflicto.
(…) “la ciencia moderna se constituye en contra del sentido común. Esta
ruptura convertida en fin en sí misma, posibilitó un asombroso desarrollo
científico. Pero, por otro lado, le quitó a la persona humana la capacidad de
participar, como actividad cívica, en el descubrimiento del mundo y en la
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construcción de reglas prácticas para vivir sabiamente. De ahí la necesidad
de concebir esta ruptura como medio y no como fin, de tal modo que se
recojan sus irrefutables beneficios, sin renunciar a la exigencia de romper
con ella en favor de la construcción de un nuevo sentido común”(De Sousa,
B. Págs. 272-273).
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institucional, tales como: Ciencia, tecnología y sociedad; Ciencia, tecnología y
cultura; y por otros saberes no necesariamente disciplinares y escolares vi.
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lo que pasa y nos pasa en ese espacio de encuentro y confluencia de distintos
actores, de racionalidades diferentes que pueden contraponerse y
complementarse al mismo tiempo. Un lugar privilegiado para la construcción de
saberes y conocimientos que van emergiendo en ese diálogo e intercambio de
significados que se producen en los procesos de formación en los que se ve
involucrada la Universidad.
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“Situados , como estamos, en uno de los bordes de la cultura occidental, los
hispanohablantes hemos sido tal vez más afortunados de lo que creemos,
al considerar nuestra ubicación geográfica y cultural dentro del mundo
moderno. Precisamente al encontrarse al margen de los centros, muchos
de los mejores pensadores y creadores españoles e hispanoamericanos
han tenido la posibilidad de recoger, diferenciar y hacer surgir obras
notables a lo largo del siglo XX (…) la frontera, el borde, el margen llevan
inherentemente consigo una potencial multiplicidad, que sirve para abrir y
ampliar perspectivas” (Zalamea, 2010. Pág. 19).
Estas ideas pueden ser muy idealistas; sin embargo, preguntémonos ¿Qué tan
relevante y pertinente es para nuestras realidades socioculturales lo que hacemos
hoy en Colombia y en América Latina? Las respuestas a esta pregunta pueden ser
diferentes según las coordenadas y los referentes que elijamos, pues una cosa es
la mirada desde el norte, desde occidente, y otra bien distinta es la mirada desde
el sur; a ello nos están convocando Boaventura de Sousa, Marco Raúl Mejía y
otros autores en sus más recientes obras. Sus planteamientos nos muestran un
campo de posibilidades por explorar; una oportunidad para pensar la universidad
contemporánea en este lugar del planeta.
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Esta es una invitación a comprometernos con una búsqueda permanente que nos
permita experimentar, re-crear; imprimirle otros sentidos y atribuirle otros
significados a lo que somos, hacemos y quisiéramos llegar a ser; a utilizar otros
lenguajes: poéticos, visuales, corporales, estéticos (Bambula, J. 2012); y con otras
lógicas más cercanas a la diversidad y biodiversidad que caracterizan nuestro país
y nuestro continente: intuicionistas, paraconsistentes, fuzzi (Ortiz, G. 2012). A
concederle importancia y valor no solo a lo que pasa en el mundo, en el afuera;
sino también, a lo que nos pasa aquí en estos contextos sociales pluri étnicos y
multiculturales reconocidos por nuestra Constitución viii.
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fenómenos que también se extienden al conocimiento y que cobran mayor
visibilidad en el marco de las actuales tendencias sociopolíticas y culturales por la
presión que ejercen desde el ejercicio de los derechos humanos y la consiguiente
democratización del conocimiento y las culturas.
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otras racionalidades, otras lógicas, otros actores, otras formas de conocer y
abordar la realidad; de avanzar hacia una Universidad más heterogénea,
pluralista, compleja, innovadora y creadora de pensamiento y conocimiento sobre
sí misma y sobre la sociedad, contribuyendo de este modo a su construcción y
transformación.
Una mirada retrospectiva nos permite constatar que llevamos casi medio siglo
hablando en el país de calidad de la educación y de pertinencia, aunque con
menor intensidad de esta últimax. No obstante, en la educación superior esta
tendencia se ha acentuado a partir de la década de los 90, en el marco de
modelos educativos configurados a partir de políticas mundiales de Aseguramiento
de la calidad (gestión de la calidad) que se han venido concretando en el país a
través de la Política de evaluación de la calidad de la educación superior
representada en: Acreditación previa; Acreditación de calidad de los programas
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académicos, Acreditación institucional de calidad; Registros Calificados, Pruebas
Ecaes o Saber Pro; y más recientemente, Ley de Inspección y vigilancia;
Superintendencia de Educación; entre otros.
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La calidad de la educación tal como es concebida hoy, tanto en la educación
superior como en los niveles previos, no es ajena al movimiento de las Escuelas
Eficaces; un paradigma anglosajón que se viene aplicando en todo el mundo
desde la década del 80, con el apoyo de organismos como la UNESCO, la OCDE,
el Banco Mundial, el FMI, entre otros; produciendo una nueva realidad educativa
centrada en la gestión, la gerencia escolar, la excelencia académica y las
instituciones exitosas (Noguera, C.E., 2002. Págs. 273-276) (Pérez Gómez, 2004.
Págs. 147-154)xiii.
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Con estos planteamientos pienso que es posible intuir algunas derivas por las que
podría transitar la Universidad del Valle en el próximo decenio, según que elija
actuar en el marco de unas u otras coordenadas. Si partimos de la Misión de la
Universidad podríamos intentar visualizar algunos escenarios producto de las
tendencias mencionadas e imaginar la incidencia que tendrían en el proyecto
formativo de la universidad, veamos:
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actualmente entre los modelos de corte empresarial, burocrático y corporativo que
tratan de imponerle desde afuera.
No cabe duda que acciones como las señaladas en el párrafo anterior, sumadas a
las prácticas de elaboración de indicadores de gestión y desempeño que se han
vuelto habituales en todos los campos lesionan la autonomía universitaria. Ahora
bien, no se trata de invalidar los procesos de Planeación universitaria; esta
racionalidad es necesaria en el contexto de las tensiones que caracterizan la
universidad, siempre que esté mediada por un diálogo razonable con la cultura
académica que favorezca la construcción de acuerdos básicos de trabajo en ese
mar de contradicciones y paradojas de la vida universitaria que, a pesar de que en
muchos casos nos dejen perplejos, nos invitan a seguir actuando y aportando al
devenir de la universidad.
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discursos y prácticas configuradas al tenor de éste, de las cuales tendría también
que distanciarse la universidad contemporánea dado que se han constituido en
verdaderos obstáculos para su transformación; para lo cual, el mismo ethos
también tendría que resignificarse conforme a las nuevas tendencias del
pensamiento, del conocimiento y de las transformaciones socio-culturales de la
época.
Por lo que hemos observado en este artículo, son grandes los desafíos que tiene
que afrontar la universidad moderna en su tránsito hacia la universidad
contemporánea; sin embargo, ante los enfoques y modelos vigentes pareciera que
la única alternativa que queda es adaptarse.
Bibliografía
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Revista de la Facultad de Educación de la Universidad Pedagógica Nacional. Nº
30, Primer semestre de 2009, P. p. 71-80
22
PÉREZ GÓMEZ A.I. (2004). La cultura institucional. Cap. III. La obsesión por la
eficiencia en la institución escolar: El movimiento de las escuelas eficaces. En: La
cultura escolar en la sociedad neoliberal. Morata Cuarta edición, Madrid.
NOTAS
i
Alfonso Borrero, Carlos Augusto Hernández, Américo Calero, Alvaro Guzmán, Adolfo Álvarez; Elio Fabio
Gutiérrez; entre otros, se han referido a estos temas. En el caso de la Universidad del Valle, este debate hizo
parte del Seminario Permanente sobre Formación Universitaria que acompañó la investigación sobre la
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Política Curricular en la Universidad del Valle; en el que fueron examinadas ampliamente dichas tendencias.
Años 2005-2006 (Citado por Valencia, S., 2012 a. Pág. 106).
ii
Estas ideas hacen parte de una construcción colectiva producto de la reflexión y discusión que se inició con
el Foro sobre “El sentido formativo de la Universidad”; el Seminario permanente sobre “Formación básica,
general, específica y complementaria”: Seminarios temáticos I y II sobre: “La formación humanista en el
contexto de la formación integral”; y “La lectura y la escritura”, y sus respectivos talleres I y II (Grupos de
discusión) realizados en el marco de la Estrategia para Recrear y actualizar la política curricular de la
Universidad del Valle; el Seminario permanente sobre “Formación teórica, práctica y técnica”: Seminarios
temáticos III y IV sobre: “Ciencias Naturales y Exactas, Tecnologías de la Información y la Comunicación, y
otros saberes transversales”; en “Ciencias Sociales, Humanas, Artes y otros saberes transversales”; y el
Taller III; y las Mesas de trabajo. Eventos realizados en el marco de la Estrategia para Recrear y actualizar la
política curricular de la Universidad del Valle (2011-2013).
iii
Ibíd.
iv
Las discusiones alrededor de estos problemas y obstáculos del conocimiento y la acción en la universidad
afloraron en casi todas los eventos de la estrategia; principalmente en los Seminario temático III, IV, y V
sobre: “Ciencias Naturales y Exactas, Tecnologías de la Información y la Comunicación y otros saberes
transversales”; “Ciencias Sociales, Humanas, Artes y otros saberes transversales”; y “La formación y su
relación con la investigación y la proyección social-extensión”; realizados en el marco de la Estrategia para
Recrear y actualizar la política curricular de la Universidad del Valle (2012).
v
Ibíd.
vi
Ibíd.
vii
Ibíd.
viii
Ponencias de los profesores Bambula y Ortiz presentadas, respectivamente en el Seminario temático IV
sobre: “Ciencias Sociales, Humanas, Artes y otros saberes transversales”, y en el Seminario temático III
sobre: “Ciencias Naturales y Exactas, Tecnologías de la Información y la Comunicación y otros saberes
transversales”. Estrategia para Recrear y actualizar la política curricular de la Universidad del Valle (2012).
ix
Boaventura de Sousa Santos en sus estudios sobre la Universidad nos muestra el agotamiento de lo que él
ha denominado “el conocimiento universitario” para referirse a la matriz disciplinar desde la cual se ha
configurado la universidad moderna, vigente aún en la contemporánea; señalando al mismo tiempo que
aquel tendría que revisarse a la luz de otras tendencias que ayuden a pensarlo y a resignificarlo desde una
matriz más inter, transdisciplinar a la que denomina conocimiento “pluriuniversitario”. Una discusión más
detallada sobre este asunto puede consultarse en (Valencia, S. Óp. cit., Págs... 81-87).
x
Ver planes de desarrollo educativo: decenales y cuatrienales; lo mismo que los estudios sobre la calidad de
la educación realizados y publicados entre 1988 y 1990, en el marco la Misión de Ciencia y Tecnología. Ver
también, la problemática sobre calidad de la educación en todos los niveles y las estrategias propuestas por
la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, contenidas en el informe Colombia al filo de la Oportunidad,
publicado en 1994.
xi
Es necesario hacer alusión a la historia para tener presente en qué momento empezamos a transitar por el
enfoque de la calidad total, de la administración de todas las cosas, incluida la pública; y a prepararnos para
ingresar a la sociedad de la información, del conocimiento, programada y del control, tal como es reconocida
por varios autores. Pienso que América Latina está llena de experiencias e iniciativas de intelectuales cuyos
desarrollos, siendo innovadores y significativos para la sociedad, siguen siendo marginales en nuestra
cultura: Los aportes de Hebbe Vessuri, profesora venezolana quien ha emprendido la búsqueda de
indicadores de CyT consecuentes con nuestros contextos socio culturales; la Educación Popular reconocida
por el Grupo de Historia de las Prácticas Pedagógicas en Colombia, como uno de los cuatro grandes
paradigmas del campo de la Educación y la Pedagogía; que hace parte de la Pedagogía Critica inspirada y
fundada por Paulo Freire, maestro brasilero; un aporte del continente latinoamericano que está a la altura
de los otros tres paradigmas: el alemán, el francés y el anglosajón. La Investigación, Acción Participativa de
Fals Borda, profesor e investigador colombiano; El desarrollo a escala Humana de Manfred Max Neef,
economista y músico chileno; los aportes al pensamiento complejo de Rolando Toro, maestro chileno, desde
su paradigma de Educación Biocéntrica; las teoría del desarrollo y la invención del tercer mundo, y las del
postdesarrollo, de Arturo Escobar, profesor colombiano; las contribuciones a la Educación y a la Pedagogía
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Crítica desde el Sur, de Marco Raúl Mejía, profesor e investigador colombiano, entre otros. Todos estos
aportes están teniendo una mayor relevancia hoy en el contexto de “las Epistemologías desde el sur” de
Boaventura de Sousa Santos, maestro portugués quien se ha destacado por sus estudios e investigaciones
sobre la Universidad.
xii
No se trata de un rechazo a la transparencia, a la rendición de cuentas, sino a la forma cómo desde el
discurso de la calidad se va distorsionando la Universidad hasta quedar presa de características desde las
cuáles es difícil hablar de sus cualidades: autonomía, pluralidad y diversidad; de su capacidad investigativa,
de creación y de producción intelectual en los distintos campos del saber.
xiii
Para mayor información, véase “La obsesión por la eficiencia en la institución escolar. El movimiento de las
escuelas eficaces” En: La cultura escolar en la sociedad Neoliberal. Ángel Pérez Gómez, Págs. 147-154.
xiv
Retomado de la introducción o presentación del Informe final del Proyecto Institucional “Estrategia para
Recrear y actualizar la Política Curricular de Univalle”, Macro síntesis por ciclos, Diagnóstico y propuesta,
presentado el 19 de mayo de 2014 ante el Consejo Académico de la Universidad del Valle.
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