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Evasión tributaria.

Los tributos cumplen funciones esenciales en la vida del Estado y la población


en general; pues provee de recursos financieros que luego se traducirán en
obras y servicios destinados a satisfacer las necesidades públicas. Asimismo,
suelen ser utilizados como mecanismos de redistribución de la riqueza o como
medio de estímulo para atraer inversiones e incentivar el desarrollo de
determinadas actividades económicas. Entonces, no es ningún secreto su
aporte fundamental en el desarrollo económico de una sociedad.

Lamentablemente los niveles de evasión en nuestro país, continúan siendo


elevados y no se observa estrategias estructuradas por parte del fisco que
impliquen su reducción significativa y sostenida. Así tenemos que a los altos
niveles de informalidad (se estima que más del 60% de la economía peruana es
informal), se suma un gran número de agentes económicos que se valen de
diversos medios o estrategias fraudulentas para dejar de cumplir en todo o en
parte sus obligaciones tributarias.

Diversos estudios realizados en la última década (CEPAL, 2010[1]; Solórzano,


2012[2]; entre otros) señalan que en la mayoría de países latinoamericanos
prevalece una cultura adversa al pago de tributos. Actitudes de rechazo y
resistencia al cumplimiento de las obligaciones tributarias por parte de los
ciudadanos son claras manifestaciones de lo afirmado. Contribuye a reforzar
esta actitud negativa la forma en que las autoridades gestionan los recursos
públicos, caracterizándose principalmente por su alta ineficiencia, falta de
transparencia en el manejo y ejecución de los gastos e inversiones, así como la
corrupción en las distintas esferas de la administración pública.¿Le suena
conocido este panorama? Pues no se equivoca. El nivel de evasión en el Perú
es alto; Geneva Group International[3] considera que representa S/. 25,000
millones; el ex Ministro de Economía Luis M. Castilla declaró en el 2012 que la
tasa de evasión tributaria peruana era la más alta de América Latina[4] (50% en
el Impuesto a la Renta y 35% en el IGV). No obstante, la corrupción también
campea a sus anchas en nuestro medio; un informe publicado este año por The
Economist[5] sitúa al Perú (26.4%) entre los países con mayor índice de
percepción sobre corrupción en América Latina, muy por encima de Chile (solo
tiene 5.3%) o Uruguay (6.7%), qué envidia ¿verdad?

Cuando los agentes económicos deciden no cumplir el pago de sus obligaciones


legalmente establecidas, no solo deterioran la recaudación de ingresos del Fisco,
también perjudican el principio de equidad que debe reunir toda carga impositiva.
Esto ocurre debido a que los contribuyentes que cumplen cabalmente sus
obligaciones tributarias se ven obligados a soportar una mayor carga tributaria
para reducir la brecha de ingresos generada por la evasión, a través de la
imposición de nuevos tributos o el incremento de la cuantía a pagar de los ya
existentes.

Sin embargo, similar o mayor perjuicio genera la corrupción, principalmente


cuando se da en las altas esferas del sector gubernamental, mucho peor si ello
ocurre al interior del órgano administrador tributario. Su costo no se limita
únicamente el importe robado, sino que además debe sumarse el nefasto
impacto que genera en la inversión, el acceso a los servicios públicos y como
elemento distorsionante de las decisiones que toman los agentes económicos.
Reiterados informes publicados en los últimos meses por distintos medios han
puesto al descubierto, probables casos de corrupción en la SUNAT[6]; pagos
millonarios y sobrevaluados por cursos de capacitación “fantasmas” y por
arrendamiento de edificios que no se utilizaron, por citar los más sonados. En
ambos casos los pagos se realizaron burlando las normas y el control del
Organismo Supervisor de Contrataciones del Estado. Si esto es así, ¿en qué se
diferencia la entidad fiscalizadora de los contribuyentes evasores?, digámoslo de
otra forma ¿quién fiscaliza al fiscalizador? y por lo tanto, si el ente administrador
tributario no da el ejemplo, ¿cómo podemos esperar que los administrados
(contribuyentes) cumplan cabalmente sus obligaciones?

Queda claro entonces la imperiosa necesidad de combatir las lacras de la


corrupción y la evasión tributaria, entre otros varios factores críticos, para
retomar la senda del crecimiento económico en nuestro país. ¿Qué es lo
primero? Consideramos que ambos temas son de transcendental importancia.
El próximo gobierno de turno está obligado a iniciar una lucha frontal contra la
corrupción en todas sus formas y también le espera una ardua tarea en la
reducción de la informalidad y evasión tributaria. Es obligación nuestra, como
ciudadanos, demandar que ello se cumpla. El Perú así lo exige. La evasión
tributaria es uno de los grandes problemas que enfrenta el país, dado que
apenas 12,700 firmas aportan el 75% de la recaudación total, mientras que 1.8
millones de empresas y pequeños negocios aportan el 25%, de acuerdo a cifras
de la Sunat.

"Esto no es ajeno al Perú, ya que pasa también en otras partes del mundo: un
pequeño porcentaje de contribuyentes aportan la gran mayoría de los dineros
recaudados", refirió el titular de la entidad tributaria, Víctor Shiguiyama.

En esa línea, detalló que el 78% del presupuesto del próximo año (S/ 157,159
millones) será producto de la recaudación tributaria (S/ 106,468 millones).

"Tenemos dos tributos importantes: el IGV y el IR. En el caso del IGV, la evasión
alcanza el 36% de la recaudación potencial que implica S/ 22,000 millones",
detalló Shiguiyama. El promedio en Europa de evasión fiscal es de 15.2%
mientras que en Chile llega al 21%, lo que para Shiguiyama es una meta
razonable de alcanzar.

"Eso significa que podríamos estimar que la brecha a cerrar podría ser unos 15
puntos, lo que implica entre S/ 10,000 a S/ 12,000 millones al año. Eso es
muchísimo dinero", apuntó el máximo represente de la Sunat.

En ese contexto, recordó que la evasión fiscal se explica de muchísimas


maneras, especialmente por el hecho de que los consumidores peruanos no
exigen comprobantes de pago.

"Cuántos (peruanos) exigen comprobantes de pago cuando compran (un


producto). Lo más probable es que la mayoría no exija comprobante de pago. Y
sólo con la boleta de pago podríamos estar explicando miles y millones de
recaudación de IGV al año", indicó Shiguiyama.

En el caso de IR la situación es más compleja aún, refirióShiguiyama ya que la


brecha de evasión representa el 57.3% de la recaudación potencial.

"Estamos en promedio con Latinoamérica. Chile está en 40%, entonces


podríamos estimar que nuestra meta podría ser alcanzable a niveles de Chile lo
que implica otros S/ 12,000 millones al año, imagínense la cantidad de dinero
que se está dejando de recaudar en el país", precisó.

Así, el representante de la Sunat afirmó que en total, el nivel de incumplimiento


solo en ambos impuestos (IGV + IR) alcanza el 55% de la recaudación que se
hará el próximo año.

Ante lo cual remarcó que al sumar el incumplimiento por IGV (S/ 22,257 millones)
y por renta de tercera categoría (S/ 35,270 millones), da como resultado S/
57,797 millones estimados en total de evasión fiscal.

"Solo el 50% de este monto equivale a 1.8 veces el presupuesto de salud pública,
la edificación de 6,568 colegios y hasta permitiría financiar 1.5 veces la
reconstrucción de la zona devastada por el Fenómeno del Niño",
remarcó Shiguiyama.

A esta situación, se le suma los tributos que no se recaudan a través de las


exoneraciones como en la selva con el IGV o ISC, las que no se pueden eliminar,
aunque hay algunos que podrían ser revisados cuidadosamente, apuntó.

"(Las exoneraciones) llegan al año a los S/ 16,498 millones (2.2% del PBI) todo
eso (suma) S/ 74,000 millones, que se está acercando al total de la recaudación
que tenemos en el país", refirió el máximo representante de la Sunat.
¿En qué consiste la evasión fiscal o tributaria?.
Es la disminución de un monto de tributo producido dentro de un país por parte
de quienes estando obligados a abonarlo no lo hacen, y en cambio si obtienen
beneficios mediante comportamientos fraudulentos. También se puede definir
como el incumplimiento total o parcial por parte de los contribuyentes, en la
declaración y pago de sus obligaciones tributarias. Hay quienes la definen como
el acto de no declarar y pagar un impuesto en contradicción con la ley , mediante
la reducción ilegal de los gravámenes por medio de maniobras engañosas.
Existen dos formas de evasión tributaria: la evasión legal y la evasión ilegal. Sin
embargo, no toda acción tomada para reducir el pago de impuestos constituye
evasión. La evasión es un fenómeno social que tiene lugar en todas las
actividades económicas y está relacionada con la equidad, la transparencia,
la eficiencia, la legalidad del gasto público y con el empleo (absorción de
la fuerza laboral). La evasión se presenta tanto en actividades formales
(empresas prestadoras de servicios productoras, comercializadoras o
distribuidoras de bienes, en los procesos de importación o exportación,
en mercados de divisas entre otros), como informales.
¿Quiénes evaden impuestos?.
Los contrabandistas, las personas que trabajan en la economía informal,
aquellas personas que ejerciendo una actividad económica jamás se han
preocupado por tributar porque el Estado ha sido incapaz de detectarlos,
también están quienes tributan pero no lo hacen en debida forma. Aquí también
están algunos altos ejecutivos tanto del sector público, como del sector privado
quienes se constituyen en grandes evasores porque se amparan en figuras tales
como: los impuestos no constitutivos de renta, las deducciones, los gastos, las
rentas exentas entre otras que les permiten ocultar sus riquezas. En el hipotético
caso que fueran desmontados tales privilegios el Estado percibiría
mayores recursos para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
¿Qué evaden?.
El pago de tributos al Estado en contraprestación a una determinada actividad
que significa beneficio económico.
¿Qué monto evaden?.
Valores significativos de dinero por quienes están al margen de la legalidad o
estando dentro de ella no cumplen como debiera su obligación de tributar
oportunamente.
¿Por qué evaden?.
Porque quienes lo hacen consideran que el Estado no es equitativo en la
redistribución del ingreso, o porque sencillamente no creen en la buena
destinación que se de a los recursos obtenidos. Claro está que hay quienes
piensan que esa es una forma de lograr mayor rentabilidad en la labor que
realizan y obtener ventajas sobre quienes tributan correctamente.
¿Cuánto tiempo llevan evadiendo?.
Desde el mismo momento en que inician una actividad y ven en la evasión una
forma interesante de capitalizar. También puede suceder que evadan en
cualquier momento de estar ejerciendo una actividad económica motivados por
la poca presencia o efectividad de los organismos de control, o alentados por
aquellos conocidos que lo vienen haciendo y nunca les ha sucedido nada que
afecte sus intereses.
¿Hasta cuando lo van a hacer?.
Hasta cuando sientan la presencia del Estado sancionando con rigor a quienes
ejercen dicha práctica.
¿Qué castigos se deben aplicar a quienes persistan en eludir sus obligaciones
fiscales?.
Hay quienes consideran que se debe sancionar con penas económicas
significativas, otros piensan que debe hacerse con arresto a aquellas personas
que se apropien de los dineros del Estado, como por ejemplo el impuesto al valor
agregado o añadido. Algunos creen que en vez de un castigo severo debe
amonestarse al evasor obligándolo a que a partir del momento que sea
desenmascarado corrija e ingrese a la fila de los que tributan con honestidad,
porque una actitud represiva puede desestimular no necesariamente al evasor,
sino a quien está cumpliendo con oportunidad y se sienta perseguido decidiendo
cancelar su actividad o trasladarla a otro lugar donde encuentre mejores
condiciones. Hay que tener en cuenta que si se presenta alguna clase de
normatividad frente a la evasión, ésta debe ir dirigida principalmente a quienes
debiendo tributar nunca lo han hecho y en la medida que sean evidenciados, la
administración tributaria además de sancionarlos debería cobrarles los costos en
que haya incurrido para detectarlos, quienes tributen parcialmente evadiendo
determinados montos se les debe dar otro tratamiento, porque se entiende que
son contribuyentes.

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