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02/09/2017
CUANDO LAS HIJAS E HIJOS SON UTILIZADOS PARA VIOLENTAR A LAS MUJERES
Resumen:
Las hijas e hijos son utilizados en no pocas ocasiones como instrumento para ejercer
violencia psicológica en contra de muchas mujeres que enfrentan violencia de pareja en
su ámbito intrafamiliar. Se trata de una realidad oscura, que con frecuencia es
invisibilizada por el sistema judicial, que prioriza la atención a los hechos de violencia
que enfrenta la mujer víctima; y no obstante, detrás de dichos hechos, existen casos de
niñas, niños y adolescentes que son amenazados o vulnerados en sus derechos al ser
cosificados por alguno de sus progenitores, al manipularles e influenciarles
negativamente en contra de su otro progenitor; quien muchas veces, se trata de la
madre.
“Sólo le pido a Dios, que los injusto no me sea indiferente” León Gieco
Introducción
La violencia contra las mujeres en el ámbito familiar es una realidad que aún no ha sido
abolida en El Salvador; ello, muy a pesar de los significativos esfuerzos que al respecto
se han emprendido, desde 1996, cuando se creó la Ley Contra la Violencia
Intrafamiliar[1]; hasta los días actuales, con la creación de nuevos instrumentos
legales[2] y la reciente entrada en funcionamiento de los Juzgados Especializados y la
Cámara Especializada para una Vida Libre de Violencia y Discriminación para las
Mujeres[3]. Así por ejemplo, durante el primer trimestre de 2017, el Observatorio de la
Violencia Contra las Mujeres de ORMUSA[4], reporta que durante los primeros 3 meses
de 2017, la Policía Nacional Civil [PNC] recibió 463 denuncias por violencia en contra de
mujeres en su ámbito familiar; lo que equivale, a un promedio de 5 denuncias al día[5].
El 28.1% de dichas denuncias corresponden a mujeres con edades entre 18 y 30 años; y
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el 31.5%, con edades entre 31 y 40 años[6]. Para el año 2016, la PNC recibió 1583 acerca
de casos de mujeres víctimas de violencia intrafamiliar; 33.2%, correspondiente a
mujeres con edades entre 18 y 30 años[7].
Las niñas y niños son utilizados en no pocas ocasiones como instrumento para ejercer
violencia en contra de muchas mujeres que ya enfrentan violencia de pareja en su
ámbito intrafamiliar; de esa forma, dichas niñas, niños y adolescentes son
instrumentalizados con fines egoístas; y por si ello fuera poco, son vulnerados en su
derecho a la integridad personal, particularmente en lo que concierne a su salud mental.
Es una realidad que representa una cifra negra, pues es algo que muchas veces pasa
desapercibida e invisibilizada; y no obstante, se trata de una situación difícil para las
niñas y niños que se encuentran en tal situación, pues es normal que ellas y ellos se
perciban crucificados, al considerar que le deben lealtad a los 2 progenitores[8];
pudiendo llegar -en los casos más extremos-, a casos de alienación parental[9].
Ante tal situación, se plantea a continuación un caso ilustrativo; a partir del cual, se
presentan algunas consideraciones desde la práctica psicológica forense, que busca
llevar a algunas reflexiones acerca de cuál puede ser la actuación de las y los profesiones
de la psicología forense, ante la identificación de posibles casos de utilización de niñas,
niños y adolescentes, para maltratar a mujeres víctimas de violencia de pareja; pero que
no obstante, se trata de situaciones que al momento aún no han salido a la luz; y por lo
tanto, corren el riesgo de quedar invisibilizadas, al margen de los procesos judiciales, en
perjuicio de los derechos de las niñas, niños y adolescentes víctimas; bajo esa lógica, las
psicólogas y los psicólogos forense, pueden contribuir a revertir dicha situación.
Caso ilustrativo
Se recibe oficio por parte del Juzgado Cuarto de Paz de la Ciudad de San Salvador, en el
cual, se ordena la realización de peritaje psicológico a un hombre, con calidad de
“agresor”; y a una mujer, con calidad de “víctima”, en el marco de un proceso judicial en
donde se investiga la existencia de un delito de “Violencia Intrafamiliar”. El oficio
recibido establece como objetivo de la pericia el conocer “[…] si las características que
los evaluados presentan, favorecen la calidad de víctima o agresor; y si estas presentan
alguna afectación producto del ambiente de violencia vivido”.
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información documental, el oficio recibido cuenta adjunto copia simple del acta de
denuncia sobre violencia intrafamiliar.
Para los fines del presente escrito, hay un elemento a prestarle atención, es que según
lo expresado por la peritada, el acusado le ha restringido tener relaciones personales y
comunicación con su hijo en común de 8 años de edad; y que además, ha identificado
posible influencia negativa en dicho hijo, por parte del acusado, en contra de ella (es
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decir, de la peritada); pues como parte de sus intentos por ver a dicho hijo, afirma que le
ha buscado en el centro de estudios de él; y que al verla, afirma que ha percibido que
dicho niño le rechaza y muestra resistencia a acercarse y conversar con ella, diciéndole
“que no quiere verla, porque su papá le ha dicho que no le hable y que le va a dar
regalos”.
La práctica pericial muestra que con frecuencia, cuando existe una mujer víctima de
violencia intrafamiliar, también hay niñas, niños y adolescentes que al ser parte del
núcleo familiar en donde se suscitan los hechos de violencia denunciados, viven y sufren
también de dicha violencia, ya sea como víctimas directas; o de manera indirecta, al
encontrarse en medio de las partes en conflicto, siendo testigos de la violencia ejercida
directamente contra la víctima; o bien, siendo sometidos a amenazas o vulneraciones a
sus derechos, al prohibírseles mantener comunicación o relaciones personales con
algunos de sus progenitores; o incluso, al ser influenciados negativamente en contra de
alguno de sus progenitores (por lo general, en contra del progenitor víctima), por parte
de otro progenitor (por lo general, el progenitor víctimario). En ese orden de ideas,
conocer tales elementos posiblemente no sean objetivo de la pericia psicológica
forense; y no obstante, si pueden estar contribuyendo a generar malestar emocional en
la víctima, y tales niñas, niños y adolescentes necesitan que se visibilice su situación –
muchas veces oculta-, para posteriormente orientar la toma de decisiones por parte de
la autoridad judicial respectiva.
Esta situación, en donde hay un niño que posiblemente se encuentra en una situación
de amenaza o vulneración a sus derechos, es algo que puede ser pasado desapercibido
por más de alguno, en razón de la visión adultocéntrica y patriarcal que aún predomina
en buena parte del sistema judicial; y además, el resto de la información obtenida a
través de la evaluación ha dado respuesta –en buena medida- al punto de pericia
señalado por la autoridad que ordenó la realización de la misma. No obstante, si la
persona profesional en psicología forense posee un enfoque de derechos humanos; y
particularmente, de derechos de la niñez y de la adolescencia; así, como de derechos de
las mujeres, deberá señalar algo que a simple vista está ubicado al margen; y es, la
posible amenaza o vulneración de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, que
son utilizados por la persona agresora en los casos de violencia intrafamiliar, para dañar
a la persona víctima.
Por lo tanto, tal como se señaló supra, posiblemente a través de la pericia psicológica el
o la profesional en psicología ha identificado diferentes situaciones que posiblemente
no hayan sido solicitados por la autoridad que a su vez, solicita el peritaje psicológico;
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pero que no obstante, requieren ser visibilizados; por ejemplo, en el caso de las niñas,
niños y adolescentes que a criterio del perito, se encuentran en medio de un conflicto
entre sus progenitores o están en situación de amenaza o vulneración a sus derechos,
debido al conflicto entre las partes del mismo. De manera, que la o el perito ha
encontrado elementos que le permiten plantearse hipótesis respecto a la situación de
tales menores de edad; pero además, tampoco puede pronunciarse responsablemente
al respecto, pues sobrepasa el alcance de la pericia psicológica practicada únicamente a
la mujer víctima; por lo tanto, se debe recomendar a la autoridad judicial la realización
de las investigaciones necesarias para conocer si efectivamente las niñas, niños o
adolescentes en cuestión, se encuentran – a criterio de la o el perito- en situación de
amenaza o vulneración a sus derechos.
Consideraciones finales
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si se pretende contribuir a la garantía de los derechos, tanto de la niñez y la
adolescencia, como de las mujeres. No se pretende con ello asumir una actitud
misándrica, en donde se actuará ciega y acríticamente en contra de los derechos de los
hombres; que si bien al momento tienen la calidad de “agresores”, “imputados” o
“acusados”, aún no han sido vencidos en juicio y deben tener garantía de su derecho de
presunción de inocencia[11]. No obstante, si se han identificado anteriormente con la
suficiente base técnica – científica la presencia de elementos que permitan considerar la
existencia de violencia intrafamiliar, en contra la mujer; lo que a su vez, engrana con la
presencia de características y sintomatología psicológica propia de mujeres que han
vivenciado hechos que han sido interpretados como estresantes o traumáticos; y que
como tal, son hechos de pudieron haber amenazado o vulnerado su integridad personal;
ante tal situación, la postura de la o el profesional en psicología forense, debe ser a
favor de una acción positiva para con las personas identificadas como en riesgo de
amenaza o vulneración a sus derechos.
BIBLIOGRAFIA
[1] Decreto Legislativo N° 902, del 28/noviembre/1996 – Diario Oficial N° 241, del
20/diciembre/1996.
6
especializado de sentencia y la Cámara especializada para una vida libre de violencia y
discriminación para las mujeres, que tendrán su sede en la ciudad de San Salvador.
[5] ORMUSA; Indicadores de violencia intrafamiliar; sin fecha. Disponible desde internet
en: http://observatoriodeviolencia.ormusa.org/violenciaintrafamiliar.php [Con acceso
13/agosto/2017, 06:52 pm].
[6] Ibíd.
[7] Ibíd.
[8] Véase: Johnson, L; Rosenfeld, G.; Cuando papa y mamá ya no viven juntos: Cómo
enseñarles a los niños a adaptarse a esta situación; Bogotá: Norma; 1997. Págs. 12 – 14.
[9] Véase: Tapias, A.; Sánchez, L.; Torres, S.; “Reconocimiento de indicadores de
alienación parental en operadores de justicia de Bogotá”. Suma psicológica; 20(1); 2013,
111 – 120.
[10] Echeburúa, E.; de Corral, P.; Amor, P. J.; “Perfiles diferenciales del Trastorno de
Estrés Postraumático en distintos tipos de víctimas”. Análisis y modificación de la
conducta; 1998; 24 (96).