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Libro: Convicciones más que creencias por Jhos McDowell y Bob Hostetler

De las creencias a las convicciones capítulo 2

Los tres pilares fundamentales del cristianismo:

 La deidad y la encarnación de Cristo


 La confiabilidad de las Escrituras
 La resurrección de Cristo

Confió que, al reflexionar juntos sobre estos 3 pilares, usted pueda captar una visión
renovada de quién es Cristo y por qué vino a la tierra (deidad y encarnación de Cristo); creo
que adquirirá una nueva compresión de lo digna de confianza que es la Palabra de Dios y
por qué él la preservó tan cuidadosamente para usted (confiabilidad de las Escrituras) y
espero que se sienta desafiado a tener una perspectiva optimista de la vida y de su futuro
al explorar la realidad de la muerte y resurrección de Cristo (la resurrección de Cristo).

Al examinar juntos cada uno de estos temas, nos encontramos no sólo ante la verdad
objetiva de estas cosas sino que veremos también cómo son significativas
relacionalmente para nuestras vida; lo cual, creo, contesta las preguntas fundamentales
de nuestra vida.

“¿Quién Soy?” y la persona de Jesús


En diversos grados, todos nosotros a veces nos sentimos a la deriva, solos y apartados de
los demás. Muchos expertos creen que esos sentimientos son epidémicos- y graves- entre
la juventud actual. Muchos de nuestros jóvenes no están seguros de quiénes son, a quién
pertenecen ni cuál es su lugar. Aun los chicos que cuentan con el beneficio de una familia
relativamente funcional se preguntan a veces: “¿Quién soy?”

Esa pregunta está latente en el corazón de cada joven y quizá hasta en el suyo. Puede
que no estemos formulándola con esas 2 palabritas, pero nuestro corazón está buscando
una conexión relacional vital. De alguna manera, queremos saber que somos de valor.
Queremos saber que somos amados y aceptados.

Cada uno de nosotros se pregunta silenciosamente: “¿Quién soy?”. Pero pocos


encontramos una respuesta satisfactoria. Quizás nos sorprenda saber que la respuesta a
esa pregunta es también la clave que habrá de corregir las creencias distorsionadas
acerca de Dios que tienen nuestros hijos. La verdad acerca de Jesucristo_ que él es
Dios que se hizo carne y vivió entre nosotros_ puede revelar el secreto de cuál
es nuestra identidad. Las evidencias abrumadoras de la deidad de Cristo no sólo son
suficientes para convencer a nuestra mente de que es objetivamente cierta sino también
de que es maravillosamente significativa para cada uno de nosotros individualmente
porque nos capacita para descubrir nuestra propia identidad. Encarar esa verdad y su
significado, cambiará la manera como vemos a Dios, y cómo nos vemos a nosotros
mismos.
“¿Por qué estoy aquí?” y la palabra de Dios
Todo padre de familia cristiano teme a veces que la cultura atrape de algún modo a sus
hijos. Los ministerios de jóvenes, los educadores cristianos y otros que trabajan con los
jóvenes temen por los jóvenes bajo su cuidado. Como hemos dicho, nuestros hijos están
luchando contra un poder que está obrando activamente para tentarlos y hacerlo caer en
las relaciones sexuales ilícitas, el abuso de drogas ilegales, el uso del alcohol, la
deshonestidad, la violencia y un montón de otras cosas que casarían sufrimiento y
arruinarían la vida de ellos. Queremos protegerlos de tales cosas y verlos vivir una vida
feliz, productiva y consagrada.

Pero nuestros niños y jóvenes con demasiada frecuencia no están capacitados para
resistir ese poder. Su juventud misma los hace vulnerables ante los ataques porque
todavía están buscando la respuesta a la pregunta: ¿por qué estoy aquí? El grupo de sus
compañeros _ y mucha de la cultura que los rodea_ indudablemente propone diversas
respuestas, pero la mayoría de las veces las respuesta surgen de creencias distorsionadas
acerca de la verdad. Sin embargo, hay otra respuesta para esa pregunta, una que no sólo
encara los conceptos distorsionados de la verdad que tienen nuestros hijos, sino que también les
brinda convicciones más que creencias sobre la confiabilidad de la biblia, la Palabra de Dios.

Cuando nosotros y nuestros chicos examinamos las evidencias abundantes de la


confiabilidad de la biblia y las manearas extraordinarias como se ha preservado, nuestra
mente y corazón se convencerán de que el registro bíblico es fidedigno y un reflejo
verdadero del Dios que anhela una relación con nosotros.

Cuando comprendamos lo que esa Palabra digna de confianza significa para nuestra vida,
descubrimos el propósito de Dios para ella. Investigar esa verdad y su significado, nos
convencerá y capacitará para impulsar a nuestros hijos a tener realmente convicciones
más que creencias.

“¿A dónde voy?” y la resurrección de Cristo


Todos, incluyendo nuestros jóvenes, descubrimos muy pronto que la vida está llena de
desencantos. Esta es una conclusión inevitable. Y las tragedias como las que hemos
mencionado subrayan que vivimos en un mundo incierto. Pero, cómo podemos nosotros y
nuestros hijos superar los desencantos y sufrimientos en la vida es un tema crítico.
Nuestras tragedias y nuestros desencantos en la vida llevan con demasiada frecuencia a
la depresión y desesperación. Hasta podemos llegar al extremo de dejar que nos domine
el resentimiento y la ira por lo sucedido. Es muy fácil – especialmente en el mundo
altamente competitivo y cruel de la cultura en que se encuentran nuestros hijos- que el
optimismo del preadolescente ceda paso al pesimismo en la adolescencia.

En circunstancias como esas, la pregunta fundamental: ¿A dónde voy? Se hace más


urgente. Y ni las creencias distorsionadas de nuestros jóvenes acerca de la realidad ni el
pensamiento que domina la cultura actual pueden darles una respuesta satisfactoria. Pero
hay una respuesta, y también ella está íntimamente ligada a uno de los 3 pilares del
cristianismo.
Cuando nosotros y nuestros hijos examinamos las evidencias de la resurrección de
Cristo, descubrimos la verdad objetiva de ese acontecimiento histórico. Pero más que
eso, descubrimos que la Resurrección no sólo es objetivamente cierta sino también
profundamente significativa, especialmente en épocas de desencantos y desastres. De
hecho, las convicciones acerca de la verdad y el significado de la Resurrección pueden
cambiar totalmente nuestro concepto de la vida y brindamos tal sentido de destino que
nosotros y nuestros hijos podemos enfrentar la vida o la muerte, el bien o el mal, el
triunfo o la tragedia, con un espíritu de gratitud, optimismo y valentía. Esa será la tarea
de la cuarta parte de este libro.

Mi Búsqueda del Significado de la vida.


Podemos pensar que quizá encontremos respuestas si somos religiosos, o pensar que la
educación podría tener las respuestas a nuestra búsqueda de significado. Se pueden
aprender muchas cosas en el aula, pero descubrir en ella la propia identidad, el propósito
y el destino en la vida es prácticamente una causa perdida. Hace unos años vi a un
estudiante caminando por la universidad con una camiseta que decía. “No me sigas, estoy
perdido”. Seguramente la respuesta está en lograr prestigio, pero no. Parece bueno
encontrar una causa noble, entregarse a ella y lograr fama pero esto no basta.

…Pero no fueron las evidencias históricas de Cristo y su palabra lo que me trajo a él; fue
su amor, evidenciado en la vida de un puñado de creyentes. No fue la información lógica
acerca de Cristo lo que me impulsó a dedicarle mi vida; fue el corazón amante de Cristo,
que se brindó misericordiosamente para entablar una relación conmigo.

Las evidencias históricas me habían convencido intelectualmente de que el Jesús que


vivió hace 2000 años era el único Dios verdadero. Pero fue su amor lo que se ganó mi
corazón y me impulsó a dedicar mi vida a Cristo. Fue su amor lo que me atrajo a él……

Cristo tiene esas respuestas, y usted y los jóvenes en su vida pueden descubrirlas al
avanzar de las meras creencias hacia convicciones acerca de la persona de Jesús, la
Palabra de Dios y la resurrección de cristo. Investigar la verdad y el significado de
esos tres pilares de la fe cristiana corregirá nuestros conceptos distorsionados
de Dios, la verdad y la realidad.

Encarar las creencias básicas de nuestros chicos será ofrecer soluciones al problema de
las conductas peligrosas y destructivas que son más que aplicar una curita a una
lastimadura. Será ir a la raíz que causa esos males y promover las creencias que darán
forma a la escala de valores de nuestros hijos, que a su vez dará forma a sus actitudes y
acciones, ayudándoles a evitar la “ruina y miseria” que los acosan (Rom. 3:16).

El proceso de guiar a nuestros jóvenes a tener convicciones más que creencias se basa en
un proceso muy sencillo de comprender por qué ciertas cosas son objetivamente ciertas y
relacionalmente significativas. Y aunque esto no tiene nada de complicado, desenredar a
nuestros jóvenes del complejo laberinto del pensamiento posmoderno representará un
desafío.

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