Tema : conductas agresivas delos niños en un aula de clase
Planteamiento del Problema Actualmente, todo lo relacionado con
educación ha pasado a ser un tema importante en las agendas mundiales y muy especialmente en la agenda dominocana, como política de Estado. En el país se ha venido promoviendo un cambio dentro de las prácticas educativas, dirigidas no sólo a mejorar la calidad intelectual sino también la formación integral del educando. En concordancia con los lineamientos de la Nación y el Estado, el Ministerio del Poder Popular para la Educación, se plantea que la formación debe fomentar un mayor nivel de desarrollo sociocultural, en el cual la formación no debe limitarse a la transmisión de conocimientos, sino que debe ser integral, es decir, los educandos deben ser capaces de enfrentar la vida, de construir su propio destino, ser responsables con su núcleo familiar, solidarios socialmente con la comunidad, comprometidos con la patria y con la salvaguarda de los valores culturales de la nación dominicana.
Según lo afirma Rubio, Poblete, Tapia, Grandfelt y Álvarez (2000), los
arrebatos de agresividad son un rasgo normal en la infancia pero algunos niños persisten en su conducta agresiva y en su incapacidad para dominar su malgenio, este tipo de niño hacen que sus padres y maestros sufran, siendo frecuentemente niños frustrados que viven el rechazo de sus compañeros no pudiendo evitar su conducta. El comportamiento agresivo (bullying) consiste en atormentar a alguien física, verbal o psicológicamente de manera intencional. Puede abarcar desde golpes, empujones, insultos, amenazas y burlas hasta la extorsión para quedarse con el dinero o los bienes más preciados de alguien. Algunos niños rechazan a otros y echan a correr rumores sobre ellos. Otros recurren al correo electrónico, las salas de chateo, los 14 mensajes instantáneos, los sitios web de redes sociales y los mensajes de texto, para burlarse de alguien o herir sus sentimientos. El problema de la agresividad infantil es uno de los trastornos que más invalida a los padres y maestros junto con la desobediencia. A menudo los docentes y padres tienen que enfrentarse a niños agresivos, manipuladores o rebeldes, sin saber cómo actuar o cómo incidir en su conducta para llegar a cambiarla. Para Rubio y otros (2000), el comportamiento agresivo complica las relaciones sociales que se van estableciendo a lo largo de su desarrollo y dificulta la integración en cualquier ambiente. De este modo, el papel que juega la familia, la escuela, los maestros y los compañeros es de suma importancia para el educando, ya que según Feist y Feist, (2007, p.40), generalmente “la influencia de los otros determina en parte como el niño construye sus propios esquemas y la representación del mundo físico y social” Por otro lado, para García (2005), el alumno aprende valores humanos y de la propia cultura en un proceso complejo, que va mas allá de la transmisión de experiencias o conocimientos; por lo que se puede inferir que, el ambiente educativo debe ser el espacio propicio, donde se acrisolen las mas elevadas virtudes frente al resquebrajamiento de los valores, obligando a reconstruir una cultura educativa que permita entrelazar los valores y la disciplina escolar. Esto debe conducir la búsqueda de estrategias que permitan corregir el comportamiento agresivo, para que derive hacia un comportamiento asertivo y socialmente aceptado. Dentro de las Escuelas Básicas del Estado Zulia, se ha hecho manifiesta una preocupación constante por parte de los maestros, dadas las conductas agresivas, conflictos y confrontaciones que presentan los alumnos en el contexto escolar. Cabe destacar que, esta realidad, evidenciada en muchas aulas de educación básica se observa en la Escuela Primaria Nacional Bolivariana Pichincha, donde, según observación directa y entrevistas no estructuradas a los docentes, los estudiantes manifiestan conductas agresivas e indisciplinadas, al no respetar las normas implantadas en el plantel, incumplir con sus tareas, ser poco solidarios con sus compañeros, causar algarabías y desorden, utilizar palabras soeces, colocar 15 sobrenombres a otros, insultarse, burlarse entre ellos y en ocasiones llegan a tener contactos violentos como empujones, puntapiés o golpes. Con base en esta experiencia, se considera importante reconocer e identificar las conductas agresivas que presentan los niños y niñas en el aula de clases con sus compañeros y docentes y diseñar una propuesta dirigida a minimizar dichas conductas a fin de fomentar que el alumno reduzca sus conductas disfuncionales, optimice el trato con sus compañeros, pudiendo mejorar la disciplina en el aula de clases, ayudar a la adquisición de aprendizajes significativos acordes con su nivel de instrucción y sentirse productivos, contribuyendo de esa manera al mejoramiento del desarrollo social de los niños y niñas, en la búsqueda del adulto solidario culto, estudioso, emprendedor, ético y vinculado de manera funcional a su entorno social.