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Varones al cuidado

Axler Yépez Saldaña

Introducción

En este escrito muestro las prácticas culturales a-feminadas, en relación a las condiciones
de la vida cotidiana de varones tijuanenses; las prácticas reproductivas culturalmente
atribuidas a lo femenino también pueden llevarse a cabo por sujetos culturalmente
reconocidos como varones, lo que implica una condición queer respecto del género
masculino. El hecho de que los sujetos varones puedan llevar a cabo actividades propias
de la economía feminista (labores domésticas y cuidado de otr@s), permite explorar una
resistencia a la lógica de producción del sistema económico actual.

Se sitúa este estudio en Tijuana, por su posición fluctuante entre los sujetos
endriagos que desarrollan la violencia propia de un capitalismo gore (Valencia, S. 2010) y
las posibilidades de mostrar resistencias feministas queer por ser una ciudad “laboratorio de
la posmodernidad.” (Valencia, S. 2014) Ante la lógica de producción y consumo, es
menester visibilizar las labores de reproducción como las labores domésticas y los cuidados
de l@s otr@s, y es tiempo de explorar cómo los varones se involucran con éstas sin re-
producir los modelos analíticos que reiteran la masculinidad o sea ¿cómo resisten los
varones, mediante sus prácticas, a la lógica de producción masculina?

Un análisis feminista geolocalizado

La interpretación de la cultura, puede sospechar de los convencionalismos, tal como la


hermenéutica de la sospecha ricoeuriana, que propone una hermenéutica desmitificadora,
(Ricoeur, P. 1978) así como los “maestros de la sospecha”. Según Paul Ricoeur, Nietzsche,
Marx y Freud aparecen como desmitificadores (de la voluntad de poder, el capitalismo y la
conciencia respectivamente), como hermenéutica el feminismo también nos permite
sospechar sobre la asimetría, llámesele patriarcal o relaciónesele con el género.

Recurro a propuestas desde el feminismo para hacer un análisis interpretativo sobre


la cultura que habito y que permiten reconocer la expresión de prácticas que no se limitan a
una dicotomía ideológica sobre la sexuación humana y sus consecuencias. Como sabemos
que somos sujetados por el género, me parece pertinente dejar abierta la posibilidad de
mostrar diferencias en otras dimensiones como la clase, la etnia, edad, etc. puesto que éstas
no existen en formas aisladas.

Así como Michel de Certeau (1996) propuso analizar las prácticas de la vida
cotidiana con retórica, como modo de hacer con el hablar, el análisis feminista queer
permite el uso de estrategias críticas que muestren prácticas de resistencia ante las prácticas
de consumo de la cultura actual, que dejan en segundo plano las labores reproducción de la
vida. Las prácticas de sostenibilidad de la vida que incluyen en la Economía las nociones de
trabajo doméstico, de reproducción y de cuidados como “actividades residuales en el
sistema capitalista heteropatriarcal” (Pérez, A. 2015)

Siguiendo a Amaria Pérez Orozco (2015) tenemos que la lógica del capital
androcéntrico sólo toma en cuenta el trabajo productico para especular sobre el capital, y no
el trabajo que reproduce las condiciones humanas de vida para poder continuar produciendo
mercancía a costa de la explotación humana y agropecuaria. Dichos trabajos reproductivos,
al no ser considerados trabajo en un sentido capitalista, se vuelven voluntarios y no se les
pone otro precio que el afecto; por eso Isalia Nava Bolaños (2015) describe que este trabajo
afectivo tiene una alta carga subjetiva para las mujeres o miembros de comunidades u
organizaciones de ayuda.

La economía y el feminismo se cruzan también al analizar la cultura desde la


geografía (Rose, G. 1993) puesto que las divisiones espaciales implican una
territorialización sobre los espacios que habitamos. Al igual que la temporalidad (analizada
por la historia) el espacio es un acceso a entender la ideología de consumo (Lindón, A.
2004) o sea la alienación detrás de nuestras prácticas culturales. Alicia Lindón (2004),
siguiendo el giro espacial del Lefebvre en la vida cotidiana, concluye que los actos
cotidianos se encadenan formando un “todo”, analizado no tanto por las prácticas aisladas
sino por su repetición. (2004: 41) Lindón advierte no separar la filosofía de la vida
cotidiana puesto que la repetición de las prácticas en cada cultura va a describir sus propias
territorializaciones.

En la división de espacios hay diferenciaciones atravesadas por diferentes variables;


tenemos el caso de la clase social en el que hay centros económicos históricos y una
periferización de la pauperización, tal es el caso de la periferia oriente de la Ciudad de
México. (Lindón, A. 2004: 52) Para la geógrafa feminista Gillian Rose (1993) la
intersección con el marxismo permite reconocer la relación entre la producción y
reproducción como parte del patriarcado capitalista (1993: 113) cuyas labores diferenciadas
se relacionan con divisiones espaciales. (1993: 118)

La diferenciación entre los espacios públicos y los privados, también responde a


modelos basados en el género, y no sólo con la clase, lo cual se refleja en el acomodo de
habitaciones “privadas” en una casa y las usadas en las labores domésticas. (Rose, G.
1993: 131) Para hablar de la casa y el hogar es menester no descuidad lo simbólico
atribuido a estos espacios (Madigan, R & Munro, M. 1999: 61) pues las experiencias ahí
permiten analizar los cuidados de la casa como trabajo. (1999: 62) Dichas experiencias
pueden contraponerse ante las ofertadas “soluciones” del mercado.

Un espacio para las prácticas culturales a-feminadas

El paisaje imaginario de una investigación no deja de tener valor, aún si carece de rigor.
Restaura lo que se indicaba no hace mucho bajo el título de “cultura popular”, pero para
transformar en una infinidad móvil de tácticas lo que se representaba como una fuerza que
semeja una matriz de la historia. Mantiene presente pues la estructura de lo imaginario de
una sociedad a partir de la cual la cuestión no cesa de tomar formas diferentes y de volver a
plantearla (De Certeau, M. 1996: 48)

La crítica a las subordinaciones sexuales atraviesa lo personal, la vida cotidiana. La


economía feminista permite poner en relevancia el trabajo reproductivo no asalariado, pues
desde el feminismo se impulsa la inmersión de la categoría género en la economía tal como
lo plantea Mirza Aguilar (2014) pues se puede hablar del trabajo del cuidado y del trabajo
doméstico como dos dimensiones:

I. Economía de los cuidados (y afectos) que no subordine exclusivamente a las


mujeres al cuidado de los miembros de la familia o de los seres enfermos, además
de procurar el bienestar general de las personas con quienes compartimos relaciones
afectivas.
II. Economía del trabajo doméstico que distribuya las labores equitativamente o, que
no subordine sólo a las mujeres al trabajo doméstico no remunerado, siendo que
puede ser un trabajo colaborativo ya que no nos podemos librar de su realización
para mantener nuestras condiciones de existencia y el desarrollo de otras
actividades.

A pesar de estar emparentadas con lo femenino, las labores reproductivas pueden


llevarse a cabo por sujetos varones, que no suelen ser emparentados con lo femenino. Es
por esto que a destaco las –prácticas culturales a-feminadas- llevadas a cabo por varones,
como prácticas a-normales para la visualidad occidental1. Las labores reproductivas se
confinan a los hogares, aunque no sólo ahí se llevan a cabo, es por esto la importancia de
mencionar la inmersión del ámbito privado en el análisis como una experiencia femenina
desde una retórica feminista.

Ante la tendencia individualista, los cuidados también resultan un tema a destacar,


la economía feminista apuesta por una redistribución del trabajo reproductivo, no
remunerado, e implica prácticas de negociación para el mantenimiento de la vida.
Guillermo Núñez Noriega es un gran precursor al respecto con reflexiones de los hombres
en nuestra cultura y sus masculinidades, posicionando a estos como sujetos
epistemológicos (Núñez, G. 2004; 2016) a quienes se les puede estudiar desde la
perspectiva de género, además de su análisis sobre los hombres ante el feminismo. (2010)

1
Propuesta estética de la historiadora del arte feminista Rian Lozano (2010) para hacer visibles prácticas
culturales no convencionales, como una apuesta altermundializadora.
Puesto que “los varones son sujetos genéricos, esto es, que sus identidades y
relaciones como hombres son construcciones sociales y no hechos de la naturaleza”
(Núñez, G. 2010: 41) podemos reconocer que al asumir las labores reproductivas,
atribuidas a lo femenino, se contradicen los mandatos de la masculinidad, lo que permite
proponer un punto de vista feminista en el análisis, evidente con la variable del –género-.

La situación Tijuanense

Se nos advirtió la enajenación desde la economía política del marxismo, y hoy día
parece que “las prácticas de consumo son los fantasmas de la sociedad que lleva su nombre.
Como los <espíritus>de antaño, constituyen el principio multiforme y oculto de la actividad
productora”. (De Certeau, M. 1996: 41) El caso del narcoestado mexicano puede
emparentarse con un capitalismo del tipo gore (Valencia, S. 2010) (igual que el cine de
violencia grotesca debido a la espectacularización de tal)

En su análisis de la situación en aras del Capitalismo gore, Sayak Valencia apela por
una resistencia queer frente al consumismo actual, que ella ve reflejado en los que llama –
sujetos endriagos- que actúan de manera violenta bajo la lógica del capitalismo gore, que
fomenta el ejercicio de una violencia masculina espectacularizada por los medios de
comunicación. Tomando en cuenta que lo queer nace como una reflexión de parte de
algunas sexualidades “anormales” dentro del canon heteropatriarcal, su iniciativa política es
una reformulación de la masculinidad hegemónica, señalando que “en este contexto es
necesario hacer una revisión y una reformulación de las demandas de la masculinidad
hegemónica transmitidas por los sistemas de dominación que, en nuestro caso,
emparentamos con el capitalismo gore.” (Valencia, S. 2010: 182)

En el caso de Tijuana, la ciudad resulta cuir2, ya que se presenta como un


laboratorio de la posmodernidad, al igual que otros clichés que giran alrededor de ésta
como que es una ciudad de vicio y de tránsito (Valencia, S. 2014) por su localización

2
Referido a lo queer en el sentido de multitudes quer, y las posibilidades de visibilizar lo “rar(it)o”“anormal”.
fronteriza, la cual implica una constante reterritorialización debido al tránsito. Estas
condiciones me llevan a explorar modos de resistencia presentes en esta ciudad, como parte
del tránsito que hacen los varones al desarrollar las prácticas culturalmente emparentadas a
lo femenino, o sea varones desarrollando prácticas a-normales para ellos (pues
culturalmente sólo se las emparentan con las mujeres), en este caso a-feminadas.

Conclusiones

La crítica feminista no sólo nos permite sospechar sobre las condiciones de subordinación
ante la cultura patriarcal, sino también visibilizar las posibles resistencias a la lógica del
capital androcéntrico. Ante la cultura de producción y consumo en la que nos encontramos
inmersos, en este estudio se visibiliza el trabajo reproductivo no remunerado, que ha sido
confinado a lo femenino y lo privado, como parte de las prácticas culturales a-feminadas de
varones, o sea momentos de resistencia al género masculino hegemónico.

Referencias

Aguilar, Mirza. (2014). El trabajo del cuidado y el trabajo doméstico. Trabajo y


subjetividad. PUEG-UNAM. México.

De Certeau, Michel (1996) La invención de lo cotidiano. Artes de hacer. (Trad.


Pescador, A.) Universidad Iberoamericana. México.

Lindón, Alicia (2004) Las huellas de Lefebvre sobre la vida cotidiana. En revista
veredas. Universidad Autónoma Metropolitana – Iztapalapa. México. pp 39-60.

Madigan, R. & Munro, M. (1999) The more we are together. Domestic space,
gender and privacy. En Ideal homes? Social change and domestic life (Eds. Chapman, T. &
Hockes, J) Routledge. Londres. (pp. 61-72)
Núñez, N. Guillermo (Septiembre 2009 - Febrero 2010) “Reflexiones para una mesa
de diálogo que apenas empieza: feminismos y estudios de género de los hombres en
México” en Revista de investigación y divulgación sobre los estudios de género. n° 6,
época 2, año 16, pp. 35-53.

Pérez, O. Amaia. (Febrero de 2015). Los cuidados como parte de la Economía. Tres
días de género en la Economía. PUEG-UNAM. México.

Ricoeur, Paul. (1978). Freud: una interpretación de la cultura (Armando Suárez


trad.). México. Siglo veintiuno editores. (Obra original publicada en 1965)

Rose, G. (1993) Feminism and geography. The limits of geographical knowledge.


Universidad de Minnesota. Estados Unidos.

Valencia, Sayak. (2010). Capitalismo gore. España. Melusina.

Valencia, Sayak. (2014), Tijuana Cuir. En Lasse, Lau, Mirene Arsanios, et. al.,
Queer Geographies: a selection of experiences. Dinamarca: Museum for Samtidskunt
Press.

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