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En Brasil se oye de vez en cuando de la sequía, pero esta semana las novedades hicieron
saltar las alarmas: el país que es el primer productor mundial de café está a punto de
importar grandes cantidades de ese grano por la falta de agua en varias regiones agrícolas.
Aunque el Gobierno de Michel Temer revocó un permiso inicial para comprar café en el
extranjero debido a protestas de agricultores, el debate sacó a la luz los problemas con la
sequía. Ésta afectó en 2016 gravemente a la zona cafetalera en el sureste de Brasil, sobre
todo del estado de Espírito Santo.
Ahora, los fabricantes de café en polvo para consumo local exigen medidas del Gobierno.
“Esa polémica fue impulsada por industrias que alegan escasez de materia prima, ya que
la sequía perjudicó, y mucho, a los cafetales de Espírito Santo”, explicó la senadora Rose
de Freitas sobre las disputas por la importación.
Los productores se oponen a que se importe café desde Vietnam, el principal competidor
de Brasil en el mercado internacional, sosteniendo que hay reservas suficientes.
Los problemas con la sequía no son nuevos en Brasil, un país inmenso de más de 8,5
millones de kilómetros cuadrados de superficie y con distintas zonas climáticas. En 2014,
la falta de agua puso en jaque durante meses a Sao Paulo, la ciudad más grande de
Sudámerica, e incluso la región amazónica registró en 2010 problemas con el nivel de sus
ríos.
Hace dos años, la agencia espacial estadounidense NASA publicó unas imágenes aéreas en
las que mostraba la magnitud de las sequías en el sureste brasileño, la región donde están
las grandes metrópolis Sao Paulo y Río de Janeiro.
Despilfarro
Las causas de la carencia son diversas: además de la falta de lluvia, muchos culpan al
despilfarro de agua. Y, como en esta ocasión, con la polémica por la posible importación
de café, el impacto de las sequías se da a conocer a menudo sólo cuando llegan a regiones
de importancia económica.
La sequía, sin embargo, es un problema mayor desde hace tiempo en áreas más pobres del
país. Y un problema que va más allá del café.
En otros videos se veía al ganado agonizante en los establos resecos del estado de Sergipe,
donde una treintena de municipios han sido declarados en situación de emergencia.
“El nordeste brasileño sufre la peor sequía en un siglo”, alertó Globo. “Aunque sea un
fenómeno habitual, ésta es la peor sequía verificada en la región, considerando los
registros existentes”, consideró incluso Varella.
La sequía en la región dura ya cinco años y amenaza con extenderse más tiempo. Los más
afectados son los estados de Ceará, Rio Grande do Norte, Paraíba y Pernambuco.
Otros expertos advirtieron sobre los riesgos de incendios debido a las altas temperaturas y
los suelos resecos. “Si la cobertura vegetal disminuye, el suelo queda más expuesto y
genera un mayor aumento en la temperatura. Es un círculo vicioso”, lamentó José
Marengo, coordinador del Centro Nacional de Monitoreo y Alerta por Desastres Naturales
brasileño.