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Introducción

El PensamientoMítico

Carl Gustav Jung es conocido como uno de los pioneros de la psicología, junto con Freud y Adler.
Pero su renombre se ha sustentado en el hecho de haber revitalizado el pensamiento mítico-
simbólico -a través de su hipótesis del Inconsciente Colectivo- en el hombre contemporáneo. Sus
estudios sobre mitos, símbolos, religión, artes y filosofía -además de los realizados en el campo
científico-, han ampliado la estrecha perspectiva en la que Occidente se hallaba.

De esta forma tendió un puente hacia el pasado, pero también hacia el Oriente, donde esta
concepción del mundo aún sigue vigente, buscando una integración entre el saber científico y el
saber tradicional.

¿Qué es un mito? ¿Cuál es la concepción mítica del mundo?

Para Mircea Eliade el mito cuenta una historia sagrada, que ha ocurrido en un tiempo primordial,
el fabuloso tiempo de los comienzos, donde ciertos seres sobrenaturales han dado origen al
Cosmos o algún fragmento de éste: una isla, montaña, seres humanos, etc. Se trata de una
creación que narra cómo algo ha nacido, cómo ha comenzado a ser.

Para el hombre arcaico, el mito es una historia verdadera, que le da una explicación y sentido a
toda su existencia constituyendo un "modelo ejemplar" para todas sus actividades, ya que éstas
fueron realizadas por primera vez por un ser fabuloso, o enseñadas por éste a los seres humanos.

Para el hombre arcaico, conocer el origen de las cosas le da poder y dominio sobre ellas, y de esta
manera, participa de la naturaleza sagrada del Cosmos a través de sus manifestaciones, lo que le
permite reproducir el acto creador en "illo tempore". En esta forma de pensamiento se basa el
hombre arcaico para realizar, por ejemplo, los ritos de curación, ya que vuelve al enfermo, ya sea
hombre, animal o planta, al tiempo primordial, reiterando su creación. Pero no sólo en los ritos de
curación se manifiesta el tiempo mítico, sino en todos los demás actos ya que todos se viven
ritualmente debido al modelo ejemplar que a cada una de ellos le antecede.

Esto supone una verdadera actitud religiosa; se trata de vivir de acuerdo con el modelo ejemplar
de los seres fabulosos o dioses, sacralizando la existencia toda, se vive en un tiempo sagrado que
se distingue del cotidiano habitual, en un espacio también consagrado que participa de la
naturaleza divina.

El mito expresa de esta forma una gran riqueza que podía ser aprehendida merced a su repetición
ritual, dando al hombre arcaico las respuestas a los interrogantes tales como el de la creación del
Cosmos, el nacimiento, la muerte y el sentido de la vida, cumpliendo una función ordenadora y
centralizadora de su existencia.

Sin embargo, esta forma de vivir fue quedando relegada e, incluso, combatida y perseguida, con el
desarrollo de la humanidad en Occidente.

Las primeras críticas fueron hechas por los filósofos griegos. El cristianismo con su noción de
tiempo histórico y lineal, con un comienzo y un final, asestó otro golpe a esta forma de
pensamiento cíclica, y, finalmente -luego de breves resurgimientos a lo largo de la historia,
especialmente en el Renacimiento-, la ciencia occidental con su objetividad terminó de
desencantar el Universo de todo residuo de seres fabulosos.

El esfuerzo por desarrollar un mayor dominio sobre los objetos del mundo borró de la faz de la
tierra todo vestigio de esta forma de pensamiento en el hombre moderno occidental. Por ejemplo,
un autor como Ludolfo Paramio "nos informa que el mito se identifica con la falsa realidad y se
constituye en obstáculo para la adquisición de un conocimiento verdadero":(1)

Otro de la talla de Roland Barthes dice que su "función es deformar", y luego "el fin de los mitos es
inmovilizar el mundo".(2)

Estas afirmaciones nos muestran que el otrora reinante pensamiento mítico pasó a la categoría de
maldito, lo que nos permite observar una antigua verdad mítica: en los antiguos panteones, por
ejemplo en la India, cuando los Devas eran destronados de su sitial de preeminencia eran
transformados en Asuras, en demonios. Y como a todos los demonios, se los ha exorcizado, o se
los ha depositado en las capas más ignorantes de nuestra sociedad, o en los lugares más alejados
de los centros de cultura. Labourdette nos dice: "El racionalismo occidental y la civilización
presuntamente tecnológica, nos han hecho creer (míticamente) que el mito se disipa o persiste en
zonas muy subdesarrolladas o ignorantes, o que pertenece a edades y espacios arcaicos. Nada más
erróneo. - Nada más mítico (en un sentido). Vivimos en un mundo profundamente mítico donde
creencias y razones se entretejen incesantemente en espacios sagrados y profanos, entre
máquinas sofisticadas y dioses alquimistas".(3)

Pero no nos dimos cuenta de que el demonio vivía en nuestro propio interior; que detrás de
nuestra fachada luminosa se escondían profundidades insondables, tenebrosas con bajos deseos
que nos asustan. Fue Freud quien descubrió que detrás de nuestra razón se hallaba el Demonio
del Inconsciente con sus deseos y pulsiones tiránicas contrarias a la cultura. Freud vio al Mr. Hyde
que todos teníamos en nuestro interior, el Dios Eros convertido en basura por la represión
cultural, que ya había sido anticipado por R. L. Stevenson con su hombre y la bestia en "El
extraordinario caso del Dr. Jekill y Mr. Hyde".

La razón ve en el mito un adversario, un demonio que interfiere en sus propósitos, que inmoviliza
al mundo y deforma la realidad. Pero otros autores ven el mito como a la "Bestia" del cuento "La
Bella y la Bestia", que en realidad necesita ser librado de su encantamiento , ya que esconde un
príncipe, un "princeps", un nuevo principio que otorgue un significado al agotado y desacralizado
hombre de la sociedad moderna.

Para Paul Ricoeur "el mito tiene alcance ontológico (...) pretende abordar el origen de la existencia
humana" y además cumple una función "descubridora y esclarecedora".(4) García Pelayo nos dice
que "las funciones míticas son esclarecedoras, integradoras y movilizadoras"; (5) y Durand plantea
que "el mito es presencia semántica y, formado por símbolos, contiene comprensivamente su
propio sentido. Para expresar esta densidad semántica del mito que desborda por todas partes la
linealidad del significante".(6)

Como podemos observar, los diferentes autores y corrientes dividen su opinión sosteniendo el
carácter esclarecedor o alienador del mito. El mito puede descubrir o confundir la realidad,
acercar la verdad o la falsedad. Labourdette plantea: "La existencia del mito puede ubicarse, según
los autores, en distintos lugares que se distribuyen entre lo inefable y lo aberrante, entre lo divino
y lo diabólico".(7)

¿Cómo conciliar posiciones tan antitéticas? Es el mérito de C. G. Jung el intentar reunir estos
opuestos. Jung sostiene que el ser humano posee dos formas de pensamiento: una forma racional
dirigida, en palabras, orientada hacia afuera y que requiere de un esfuerzo sostenido. Jung dice:
"en este sentido, el pensamiento lógico o dirigido es un pensamiento acerca de la realidad, es
decir, que se adapta a la realidad en el cual expresándolo en otras palabras, imitamos la sucesión
de las cosas objetivas y reales, de suerte que las imágenes desfilan en nuestra mente en la misma
serie estrictamente causal que los acontecimientos exteriores".(8)

La otra forma es el sueño o fantaseo que es un pensamiento "que se aparta de la realidad y libera
tendencias subjetivas y es improductivo, refractario a toda adaptación... Funciona sin esfuerzo,
como si dijéramos espontáneamente, con contenidos inventados, y es dirigido por motivos
inconscientes". (9)

En la antigüedad, según Jung, se tendía a este tipo de pensamiento. "Todo, el interés y la energía
que el hombre moderno invierte en la ciencia y la técnica, consagrábala el antiguo a su mitología.
Es su afán creador el que explica los desconcertantes cambios, las transformaciones
caleidoscópicas, los reagrupamientos sincretísticos y los incesantes remozamientos de los mitos
del ámbito cultural griego. Nos movemos aquí en un mundo de fantasías que, poco preocupadas
por la marcha externa de las cosas, manan de una fuente interna y producen variadísimas figuras,
unas veces plásticas, otras esquemáticas. Esta actividad del espíritu de los primeros tiempos de la
antigüedad obraba por antonomasia artísticamente. Parece que la finalidad del interés estribaba,
no en captar objetivamente el cómo del mundo real, sino en adaptarlo a fantasías y esperanzas
subjetivas." (10)

Para la ingenua antigüedad, prosigue Jung, el sol era el gran padre del cielo, y la luna, la madre
fecunda. Todo era antropomórfico o teriomórfico y el Universo entero estaba animado por dioses
y demonios. "La imagen del mundo era harto alejada de la realidad, pero correspondía cabalmente
a la fantasía subjetiva".

Esta forma de pensar persiste en el niño ya que "anima sus muñecos y sus juguetes en general, y
en niños dotados de fantasía no es difícil observar que viven en un mundo maravilloso".(11)

De la misma manera se manifiesta en nuestros sueños que "haciendo caso omiso de las
conexiones reales de las cosas, se ensambla en él lo más heterogéneo, y un mundo de
imposibilidades suplanta al de la realidad". (12) Basándose en los estudios de la psique infantil de
Freud -quien halla algunas similitudes entre ésta y la vida onírica- Jung encuentra un paralelo entre
el pensamiento mitológico de la antigüedad y el pensamiento similar de los niños, de los primitivos
y de los sueños.

Compara el funcionamiento y estructura de la anatomía y genética humanas y su formación -a


través de una serie de transformaciones embrionarias que corresponden a cambios análogos en la
historia de la especie- con la vida psíquica: "el pensamiento infantil en la vida psicológica del niño
así como en el sueño, no sería más que una repetición de anteriores etapas de desarrollo". Jung se
apoya en Nietzsche quien afirma: "Durmiendo y en sueños rehacemos toda la tarea de la
humanidad primitiva... Quiero decir: así como ahora razona el hombre durante el sueño, así
razonaba también la humanidad durante la vigilia muchos miles de años; la primera causa que se
le ocurría al espíritu.para explicar cualquier cosa que tuviera necesidad de explicación, le bastaba y
consideraba verdad... De estos procesos podemos deducir cuán tarde se desarrolló el
pensamiento lógico, más riguroso, la estricta indagación de causa y efecto, si todavía hoy nuestras
funciones racionales e intelectuales se retrotraen a estas formas primitivas de raciocinio y si
vivimos casi la mitad de nuestra vida en ese estado" (14)

Freud ya consideraba en 1900 (Interpretación de los Sueños) que el "sueño es la mitología privada
del durmiente y el mito el sueño despierto de los pueblos, que al Edipo de Sófocles y al Hamlet de
Shakespeare corresponde la misma interpretación que al sueño".(15) Pero Freud veía en el Edipo
la realización de los deseos infantiles.

Rank, por otro lado, considera qué "la manifestación de la relación íntima que existe entre el
sueño y el mito no sólo con respecto al contenido, sino también a la forma y a las fuerzas motrices
de ésta y muchas otras estructuras psíquicas más específicamente patológicas, justifica
plenamente la interpretación del mito como un sueño de los pueblos" .(16)

Pero Jung va más allá de una interpretación patológica de esta forma de pensamiento; sugiere que
"las bases inconscientes de los sueños y de las fantasías sólo en apariencia son reminiscencias
infantiles. En realidad, trátase de formas de pensamiento basadas en instintos, primitivos o
arcaicos, que como es natural, se destacan con mayor claridad en la infancia que después. Pero en
sí distan de ser infantiles o siquiera patológicas. Por lo tanto no deberían emplearse expresiones
tomadas de la patología. También en punto a sentido, contenido y forma, el mito fundado en
procesos imaginativos inconscientes dista mucho de ser infantil o expresión de una postura
autoerótica o autística, pese a crear una imagen del mundo que apenas puede compararse con
nuestra concepción racional y objetiva. La base instintiva arcaica de nuestro espíritu constituye un
dato objetivo, hallado, que al igual que la estructura y disposición funcional heredadas del cerebro
o de cualquier otro órgano, no depende de la experiencia individual ni dei arbitrio subjetivo-
personal. La psique posee su propia historia genética, como la tiene el cuerpo" (17)

Jung denominó a esa psique objetiva el "Inconsciente Colectivo", la considera como "la poderosa
herencia espiritual del desarrollo de la humanidad. (...) la conciencia es algo efímero, que se
encarga de todas las adaptaciones y orientaciones momentáneas. (...) El inconsciente por el
contrario, contiene la fuente de las fuerzas psíquicas impulsoras y de las formas o categorías que
las regulan, esto es, los arquetipos. Todas las ideas y representaciones más fuertes de la
humanidad se remontan a arquetipos. Esto se da especialmente en el caso de las representaciones
religiosas. Pero tampoco conceptos centrales de la filosofía, ciencia y moral son una excepción.
Estos conceptos son en su forma actual, variantes de las representaciones primitivas, surgidas a
través de aplicación y adaptación, puesto que la función de la conciencia es no sólo percibir y
conocer el mundo exterior a través de los sentidos, sino también proyectar creativamente hacia el
exterior el mundo interior".(18)

Las consideraciones de Jung aparecen como sorprendentes, ya que deriva los conocimientos
científicos objetivos de los subjetivos arcaicos. ¿Pero acaso 1a química no deriva de la mística
alquimia?
Eliade considera que es en "la fe en la ciencia experimental y en sus grandiosos progresos
industriales donde hemos de buscar la continuación de los sueños alquímicos" y continúa "la
alquimia ha legado al mundo moderno mucho

más que una química rudimentaria: le ha transmitido su fe en la transmutación '-de la Naturaleza y


su ambición de dominar el tiempo". (19)

Donde los alquimistas veían espíritus y símbolos, los científicos utilizando el pensamiento dirigido
ven relaciones mecánicas abstractas según el método de las ciencias empíricas. Pero el
pensamiento totalizador mítico incluía no sólo la transformación externa sino también la del
propio individuo. El hombre y la Naturaleza estaban en una relación de mutua correspondencia.

Donde se puede apreciar aún más esta relación es en la predecesora de la astronomía: la


astrología. El hombre antiguo ordenó el caos del cielo estrellado, por medio de la proyección de
las imágenes y motivos míticos, que en realidad para Jung son los constituyentes del Inconsciente
Colectivo. Jung explica de esta forma los influjos estelares afirmados por la astrología: "no son otra
cosa que percepciones introspectivas de la actividad del inconsciente colectivo" (20).

En esta disciplina podemos apreciar el diálogo entre el hombre y el Cosmos, hablan el lenguaje del
símbolo. Eliade nos dice: "en un mundo semejante el hombre no se siente encasillado en su propio
modo de existir. También él está abierto. Comunica con el mundo porque utiliza el mismo
lenguaje: el símbolo. Si el mundo le habla a través de sus astros, sus plantas, sus animales, sus ríos
y sus rocas, sus estaciones y sus noches, el hombre le responde con sus sueños y su vida
imaginaria, sus Antepasados y sus tótems -a la vez naturaleza, sobrenaturaleza y seres humanos,
con capacidad de morir y resucitar ritualmente en las ceremonias de iniciación (...), por su poder
de encarnar un espíritu revistiéndose de una máscara, etcétera".

Si el mundo es transparente para el hombre arcaico, éste siente también que el mundo "lo mira" y
lo comprende (...) Cada objeto del Universo tiene su "historia" que contarle, un consejo que darle.
(21)

En este diálogo entre los astros, el mito y el sueño basaré la metodología para el desarrollo de este
libro. Con el instrumento denominado por Jung amplificación, intentaré profundizar en los años en
los que el propio Jung con frontó con los contenidos del Inconsciente, realizando su propio
autoanálisis. Esta etapa de su vida -hacia los 38 años-, constituyó su crisis de mitad de vida, luego
de su ruptura con Freud seguida por un progresivo alejamiento del mundo cultural de su época.

Fue una etapa angustiante, donde todos sus apoyos se derrumbaron y quedó expuesto a los
embates del Inconsciente. Lo asaltaban sueños y visiones, sin poder comprender su significado,
temiendo caer en un colapso psicótico.

Sin embargo en esta "edad oscura" fue decidiendo su orientación de vida, como así también los
fundamentos de su psicología y de su concepción de los mitos y símbolos como auténticos
exponentes del Inconsciente Colectivo.

Distintos autores han interpretado -según sus simpatías y coincidiendo con el doble aspecto del
pensamiento mítico-, desde una heroica conquista del Inconsciente hasta como un brote
psicótico.(22) Como en todas opiniones extremas la verdad estará en el centro, incluyéndola a
ambas.

Por esta razón intentaré mostrar cómo se conjugan ambas facetas en la experiencia vivida por
Jung en su "viaje al más allá", coincidiendo con el doble aspecto: esclarecedor-alienador, en el
pensamiento mítico. También intentaré mostrar cómo Jung proyectó creativamente hacia el
exterior, en su psicología, las vivencias y los contenidos simbólicos con los que se confrontó, en su
peligrosa travesía -comparada por él con la Nekya de Ulises en la Odisea- a través del mundo
interior.

Referencias

1) Citado por Labourdette S. en Mito y política, Troquel, Bs.As., 1987, p. 20

2)Ibid.p.20

3)Ibid.p.12

4)Ibid.p.20

5)Ibid.p.20

6)Ibid.p.21 b~ 7)Ibid.p.21

8) Jung C.G., Símbolos de transformación, Paidós, Bs. As., 1977, pp. 35 /36 i j

9)Ibid.p.43

10) Ibid. p.45

11)Ibid.p.46

12)Ibid.p.46

13)Ibid.p.48

14)Ibid.p.48

15) Ricoeur P., Freud: una interpretación de la cultura, Siglo XX, México, 1970, p. 9

16) Rank O., El mito del nacimiento del héroe, Paidós, Bs. As., 1961, p.15

17) Jung C.G., op. cit., p.54

18) Jung C.G., Problemas psíquicos del mundo actual, Monte Avila, Caracas,1976, p.138

19) Eliade M., Herreros yalqu¡mis tas, Alianza, Madrid, 1983,p. 154 ,

20) Jung C.G., Problemas psíquicos del mundo actual, p.131

21) Eliade M., Mito y realidad, Guadarrama, Madrid, 1973,p. 161

22) Staude, j.R., 0 desenvolvimiento adulto de C. G. Jung, Cultrix, Sao Paulo,1988, p. 73

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