Вы находитесь на странице: 1из 5

¿Locas y Anómalas?

Para muchos de nosotros es común hoy en día oír o quizás haber dicho una frase
parecida a esta: “Esa mujer está loca”, de pronto para expresar incapacidad para
comprender la forma de pensar o de actuar de ellas, este término lo usamos en la
mayoría de las veces de forma metafórica y no de forma literal como en tiempo atrás
se hacía, en ese afán de dictaminar cuando su conducta estuviera fuera del
comportamiento al que socialmente se le era aceptado, en las sociedades desde el
inicio de la humanidad, por ende solo dicha ‘’rebeldía’’ conducía al tildarla como loca,
desquiciada, y hasta bruja , sin ir más allá y conocer la forma de actuar de la mujer se
llegaban hasta deshacer de su existencia, lo anterior solo porque pensaban,
protestaban, o simplemente sus ideas eran algo alejadas de los deseos del hombre y a
que realizara ciertas cosas o actuara de acuerdo a su parecer.

Debo reconocer que muchas veces he dudado de la cordura de estos seres, así como
muchos lo habrán hecho, porque de acuerdo a como actúan hoy en día, con mayor
libertad, en su conducta hay una naturalidad y unas particularidades que permiten que
se les desentienda en muchas de sus actuaciones o reacciones que en situaciones
como por ejemplo a nivel sentimental y de pareja llegan a tener, hasta el punto de
desencadenar sus actuaciones en hechos trágicos o poco comunes.

Epistemológicamente dentro de lo que la sociedad llama normalidad la mujer ha


desempeñado un rol especifico que no estaba sujeto a modificaciones, salirse de este
rol ya era razón suficiente para acusarles de locas, como lo atendíamos inicialmente.

‘’Las mujeres tenían más probabilidad de ser etiquetadas de enfermas mentales,


debido a lo que Chesler llama «doble estándar» de la enfermedad mental, y a
que la salud mental no se valoraba de la misma forma, con los mismos
parámetros, en hombres y mujeres, pues los parámetros de una personalidad
sana: independencia, autonomía y objetividad no eran los parámetros de una
mujer mentalmente sana: dependencia, sumisión y sentimentalismo. Por tanto,
las mujeres podían ser consideradas «locas»’’ (María, 2003)
A esto debemos sumarle otras teorías que trataban de explicar el porqué del
comportamiento aberrante de la mujer, tales teorías como la de la histeria femenina
que vino planteándose desde la antigua Grecia para posteriormente ser aceptada y
consolida en una parte de la historia de la humanidad por tratarse de teorías o
dictámenes de respetables médicos como Hipócrates o respetables personajes como
Platón.

‘’Galeno, otro importante médico del siglo II, escribió que la histeria era una
enfermedad causada por la privación sexual en mujeres particularmente
pasionales. La histeria se diagnosticó frecuentemente en vírgenes, monjas,
viudas y, en ocasiones, mujeres casadas. La prescripción en la medicina
medieval y renacentista era el coito si estaba casada, el matrimonio si estaba
soltera y el masaje de una comadrona como último recurso. ’’ D. P. Galeano

A estos múltiples diagnósticos de histeria femenina que radicaban en mujeres solteras


y que aparentemente tenían una vida sexual inactiva y donde la solución era un masaje
pélvico, o la hipnosis que proponía Charcot, le llego su declive o su terminación en los
primeros años del siglo XX, cuando la población fue entendiendo más en cuanto a
cuestiones de psicología y trastornos por los avances académicos y demás influyentes
de estudio que se presentaron.

‘’La historia está a favor de la teoría que afirma que fueron Sigmund
Freud y Jean-Martin Charcot los que propiciaron que desapareciera la histeria
como enfermedad al profundizar en el estudio de la mente. A medida que las
técnicas de diagnóstico mejoraban, el número de casos decreció hasta que no
quedó ninguno. ’’ Lo anterior tiene su razón de ser, pues como vemos hoy en día
la histeria se tiene denominada a nivel psicológico desde la neurosis y como un
trastorno somatización, presentando síntomas físicos y psicológicos, que no se
sitúan exclusivamente en el sexo femenino sino también en el masculino, ya que
esto no tiene un origen orgánico, más sin embargo en la actualidad ya no se usa
por lo general este término.
Ahora abordando el tema de la anormalidad desde lo psicológico en las mujeres, si
echamos un vistazo a lo que históricamente en la antigüedad era una mujer anormal
delimitándolo a la edad media, las brujas o esas mujeres que podrían considerarse
anormales según los estigmas del deber ser de la mujer, eran sencillamente mujeres
con habilidades o sabias por así decirlo que tenían conocimientos en distintas áreas
como la medicina, botánica, anatomía, filosofía, sexualidad o el amor, se catalogaron
de anormales porque se pensaba que esos conocimientos facultativos que tenían para
curas y demás cuestiones intelectualmente considerables, se creyó que provenían de
aspectos maléficos, por consiguiente como no era lo normal ver eso en ellas, optaban
por quemarlas vivas, y condenarlas de alguna manera a muerte dándoles el nombre de
brujas por tener un conocimiento no común en las mujeres, ya que se suponía que
estas no debían tenerlos. Lo que corrobora que según los parámetros de la sociedad la
normalidad ha venido siendo asociada con lo comúnmente visto y con conductas que
son socialmente aceptadas y no escandalizan la comunidad, a lo que se puede atribuir
que algo que no era normal en la antigüedad si lo es ahora, porque los
comportamientos sociales van avanzando y cambiando a través del tiempo, al igual que
muchas costumbres.

‘’Los antropólogos suelen recordar a la psicología y a otras disciplinas que la


normalidad y la normalidad son más bien conceptos relativos que absolutos.’’
antropóloga Ruth Benedict (1934). La relatividad de la que nos habla se puede
relacionar directamente con esa subjetividad que se tiene a nivel cultural de
comportamientos o prácticas que desarrollan depende del territorio donde nos
encontremos un ejemplo de ello es que para los musulmanes en su cultura
consideraran normal que la mujer tenga una vestimenta que cubra todas las partes de
su cuerpo hasta su rostro, o que el hombre este casado con varias mujeres, situaciones
que en un país como Colombia no son normales, existiendo un gran contraste y
diferencia entre lo normal y anormal en países islámicos y suramericanos, en donde
actitudes y comportamientos llegan a influir y concretarse en regulaciones o sanciones
en el marco de la legalidad o la ilegalidad.
Por medio de la revisión literaria, se ha podido comprobar que con respecto a la figura
de la mujer ha existido una enigmática interrogante y nuevamente debo recalcar que
desde lo “normal” que viene siendo lo estipulado por la sociedad siempre hemos
arrojado un discurso en donde la mujer es anómala si se sale de sus “papeles” o
estamos en una constante patologización de sus acciones, como decía Foucault “las
enfermedades mentales han “atacado” preferente a las mujeres” (Foucault, 1998: 104)

Johannisson argumenta que “las principales causas de los padecimientos mentales


que se le atribuían a la mujer, generalmente estaban dados por causas de herencia
genética que, según expertos, era considerada más fuerte en las mujeres que en los
hombres; por causas relacionadas con las funciones reproductivas (embarazo,
posparto y lactancia); así como desórdenes menstruales y menopausia”, que es otro
ítem en el cual entramos a “patologizar” a la mujer, es cierto que en todos los aspectos
mencionados anteriormente existen una serie de comportamientos que no son los que
“normalmente” una espera de una mujer, entra por ejemplo el DSM-V con el Trastorno
Disfórico Premenstrual que sin el afán a ahondar en ese tema básicamente consiste en
ser el “Conjunto de síntomas que se produce en las mujeres, generalmente entre la
ovulación y la menstruación” , a marcar pautas de lo que puede ser anormal en la
mujer.

Para concluir quiero recalcar que aclarar que no se pretendo hacer un estudio profundo
sobre las diferentes enfermedades mentales, sus síntomas, su clasificación, su
diagnóstico o su tratamiento o discutir acerca de las teorías que surgieron para dar
explicación a las alteraciones en el comportamiento de la mujer, lo que me propuse
hacer fue mostrar como todas esas especulaciones sean reales o no repercuten en la
concepción que podamos o no tener acerca de la mujer hoy en día, aunque es también
es real que en ocasiones sus reacciones nos hacen dudar de su cordura.

Otro rasgo que logre descubrir fue, como indirectamente la necesidad de dar
explicación a talantes desconocidos de la mujer de pie a que surjan hipótesis como la
de la histeria que más adelante permiten consolidar conceptos en la psicopatología y
en el psicoanálisis
Bibliografía

Ruiz, M. (2003). Género, mujeres y psiquiatría; Una aproximación crítica. Frenia, (3), 1-
23.

Вам также может понравиться