Tesis: Tratamiento contable del patrimonio cultural
pp. 224-227 – Cap. 4
Al poseer un interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico
y/o técnico, los bienes del patrimonio cultural se convierten en bienes diferentes al resto. Por ese motivo, no pueden tener el mismo valor que cualquier otro similar pero sin la cualidad de cultural. De hecho, en el mercado, cuando existe, se observa cómo se les otorga un valor añadido y parece ser que se prima dicha diferencia por alguna de las siguientes circunstancias: - La antigüedad y la frecuencia: el valor del bien cultural mantiene una relación más o menos directa, sin llegar a ser absoluta, con la antigüedad; aunque dentro de la misma época y tipología de bienes será más atractivo el que es escaso. - El estilo o cultura: en el caso de bienes arqueológicos, tendrían mayor valor los bienes que correspondan a ciertos estilos o culturas. - La ubicación: un bien tendrá mayor valor de acuerdo a su procedencia documentada, así como si fue encontrado en sitios lejanos a las áreas culturales. - Localización, contexto e investigación: los bienes procedentes de investigaciones y más propiamente de excavaciones tendrían mayor valor que aquellos que tienen otra forma de adquisición. - El uso instrumental: por haber sido utilizado en algún hecho histórico. - Los materiales y substancias: los bienes tendrán mayor valor de acuerdo a su composición material. - El simbolismo: por ser considerado como un símbolo por un pueblo, una comunidad o una cultura. Cada una de estas consideraciones tendría que ser ponderada, de acuerdo al tipo de bien, asignándoles un valor a cada bien.