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Hernán Ramírez Necochea nació en Santiago el 29 de marzo de 1917. En 1934
ingresó al Partido Comunista de Chile, en el que militó hasta su muerte y, en ese
mismo año, comenzó a estudiar en el Instituto Pedagógico. En 1938 recibió el
título de Licenciado en Filosofía con mención en Historia.
Realizó estudios en Estados Unidos, Inglaterra, España, Unión Soviética y
Checoslovaquia.
EN EL INSTITUTO PEDAGÓGICO
Ejerció como profesor de historia en liceos de Santiago. En 1945 comenzó a
trabajar en el Instituto Pedagógico, como ayudante de cátedra del profesor Juan
Gómez Millas.
En 1952, fue profesor fundador de la cátedra de Historia Económica y Social.
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“En Hernán Ramírez –continuaba don Guillermo Feliú Cruz- me ha parecido ver,
por la claridad del pensamiento y la disciplina de su espíritu, un artista embebido
en los estudios históricos. El don de la armonía me parece su más acentuada
característica intelectual”.
Finalizaba su prólogo afirmando: “Lo que yo no había conocido y nunca consideré
un factor decisivo en las causas de la Revolución de 1891, era la acción de esta
aristocracia, mejor dicho, ahora con precisión, de una plutocracia al servicio de
intereses que no fueran los permanentes del país. Esta es una conclusión
desafortunada a la que he llegado después de la lectura de este libro.”
Ya en esa, su primera obra, Hernán Ramírez Necochea, demostró sus notables
cualidades: un historiador serio, documentado y muy riguroso que, utilizando el
marxismo, desentrañó las claves para explicar muchos momentos de la historia de
Chile.
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en abril de 1958., Hernán presentó un documentado trabajo sobre el profesorado
secundario y el Estado Docente. Sus tesis sirvieron de base para algunas de las
resoluciones aprobadas en esa Tercera Convención, realizada durante el segundo
Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo.
Una de ellas, planteaba “la reducción del monstruoso horario de 36 horas que
actualmente desempeñan los profesores de Educación Secundaria y declarar que
ninguna reforma podrá prosperar mientras el profesorado carezca de tiempo
suficiente para el estudio, la reflexión y el perfeccionamiento de su profesión
docente”.
Otra resolución, sobre el estado Docente, exigía: “Que el total de subvenciones
destinadas a colegios particulares se supriman y los dineros pasen a integrar el
Fondo Nacional de Educación.” Era abril de 1958.
En esa Convención de los maestros secundarios del país, Hernán Ramírez fue
elegido director de la Sociedad Nacional de Profesores, SONAP.
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“ESTADOS UNIDOS Y AMÉRICA LATINA”
También en 1965 se publicó su obra “Estados Unidos y América Latina. 1930-
1965”. Colección Realidad Americana. Colección vertientes de la libertad. Editora
Austral, 1965. 298 páginas.
Finaliza esta obra, escribiendo: La revolución latinoamericana está en marcha; ha
comenzado un movimiento semejante al de 1810. Los pueblos de América Latina,
gradualmente y con vigor, se colocan a la altura de esa legión de próceres –
conocidos y anónimos- a quienes todos veneran porque tuvieron el coraje de
rebelarse y de luchar bravamente contra las metrópolis que sojuzgaban a sus
patrias.
“Esta epopeya que tenemos por delante la van a escribir las masas hambrientas
de indios, de campesinos sin tierra, de obreros explotados, la van a escribir las
masas progresistas; los intelectuales honestos y brillantes que tanto abundan en
nuestras sufridas tierras de América Latina; lucha de masas y de ideas; epopeya
que llevarán adelante muchos pueblos maltratados y despreciados por el
imperialismo, nuestros pueblos desconocidos hasta hoy que empiezan a quitarse
el sueño. Nos consideraba rebaño impotente y sumiso y ya se empieza a asustar
de ese rebaño: rebaño gigante de doscientos millones de latinoamericanos en los
que advierte ya a sus sepultureros el capital monopolista norteamericano” (*)
(*) Segunda Declaración de la Habana. 1962.
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EN EL EXILIO
El 11 de septiembre de 1973 se produjo el golpe militar que instauró la dictadura
fascista. Hernán Ramírez, como muchos otros patriotas, debió salir al exilio. Tenía
56 años de edad. Vivió el destierro en París, junto a su esposa la profesora
Matilde Aguirre. Desde Francia siguió atentamente lo que ocurría en Chile.
Participó en las acciones solidarias con la lucha del pueblo contra la tiranía.
Trabajó en la Universidad de Vicennes.
Falleció en el destierro, en París, el 21 de octubre de 1979.