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En el 84 aniversario de su asesinato:

AUGUSTO CÉSAR SANDINO


EL GENERAL DE LOS HOMBRES LIBRES

Iván Ljubetic Vargas, historiador del


Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER

En la noche del 21 de febrero de 1934 Augusto César Sandino -en


compañía de su padre, Gregorio Sandino, el escritor Sofonías
Salvatierra (ministro de Agricultura) y sus lugartenientes, generales
Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor- acudieron a una cena
en La Loma (Palacio Presidencial), invitados por el Presidente Juan
Bautista Sacasa. A la salida de dicho evento el coche en el que
viajaban fue detenido. El cabo de guardia que les detuvo -era en
realidad Lisandro Delgadillo, un mayor disfrazado- los condujo a la
cárcel de El Hormiguero. Sandino, Estrada y Umanzor fueron
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llevados al monte La Calavera en el campo de Larreynaga. Allí, a la


señal de Delgadillo, el batallón que custodiaba a los prisioneros abrió
fuego matando a los tres generales. Ello ocurrió a las 11 de la noche
del 21 de febrero de 1934. Detrás de este horrible crimen estaba
Anastasio Somoza García, entonces director de la Guardia Nacional,
cargo designado por el Presidente Sacasa bajo la presión del
Embajador estadounidense Matthew E. Hanna.
Al día siguiente, la Guardia Nacional destruyó la cooperativa que
Sandino había establecido en el poblado de Wiwilí, matando o
haciendo prisioneros a sus integrantes.

PRIMEROS PASOS DEL LÍDER


Augusto Nicolás Calderón Sandino nació el 18 de mayo de 1895 en
la ciudad de Niquinohomo (Departamento de Masaya, Nicaragua).
Hijo de Gregorio Sandino -un adinerado cultivador de café-, y
Margarita Calderón, una indígena sirvienta en la plantación de éste.
En 1904, a la edad de 9 años, fue abandonado por su madre y
enviado a vivir con su abuela materna. Más tarde vivió con la familia
de su padre, donde debió trabajar para ganar su hospedaje.

En esta casa nace Augusto César Sandino


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TESTIGO DE LA INTERVENCIÓN YANQUI


Sandino tenía 17 años de edad, cuando en julio de 1912, presenció
la primera intervención de las tropas estadounidenses en Nicaragua.
Éstas apoyaron al Gobierno conservador del presidente Adolfo Díaz,
ante a una sublevación en su contra. El 4 de octubre de 1912, el
general liberal Benjamín Zeledón, murió en combate al ser
derrotadas sus fuerzas de la fortaleza de El Coyotepe, tras feroces
combates en la entrada de la ciudad de Masaya. El joven Sandino
quedó impresionado con la imagen del general patriota, cuyo cadáver
era llevado en una carreta por los Marines para ser sepultado en el
pueblo de Catarina.

SE FORJA COMO COMBATIENTE ANTIIMPERIALISTA


En 1921 Sandino se dirigió a la costa caribeña de Nicaragua.
Después a Honduras, donde trabajó como empleado en un
ingenio azucarero.
En 1923 viajó a Guatemala, donde laboró en las plantaciones de
la United Fruit Company. Después, a Cerro
Azul en Veracruz (México) donde fue empleado de empresas
petroleras.
Durante su estada en México comenzó a tomar parte en diversos
grupos revolucionarios. Sandino se convirtió en un ferviente defensor
del nacionalismo y, sobre todo, del antiimperialismo, en particular en
la resistencia contra la ocupación estadounidense. Sandino regresó
a Nicaragua el 10 de junio de1923.

GABRIELA MISTRAL SOLIDARIZA CON SANDINO


En ese año 1923, Gabriela Mistral, poeta chilena Premio Nobel de
Literatura, llamó a los pueblos del continente a sumarse al pequeño
David que enfrentaba al Goliat prepotente. Se refería a la lucha por
la Independencia de Nicaragua que librada César Augusto Sandino
contra el invasor yanqui. Gabriela pedía que todos los países de
América Latina cooperaran con dinero y con toda clase de ayuda a
la lucha desigual, que era la causa de todos los pueblos de América
morena.
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Convocó, con voz encendida, a los jóvenes para que formaran una
legión de combatientes e ir a pelear junto a los hermanos
nicaragüenses, ofrendando –decía- incluso lo más preciado que
tiene el ser humano, su propia sangre, en señal absoluta de sacrificio
solidario.

GENERAL DEL EJÉRCITO LIBERAL


Durante la Guerra Constitucionalista (1926-1927) entre
conservadores y liberales, Sandino obtuvo armas y organizó un
grupo de combatientes, conocido como Los Montañeses. El 2 de
noviembre de 1926 atacó el cuartel conservador en el poblado de El
Jícaro. Obtuvo un contundente éxito. Sandino y sus hombres fueron
incorporados a las filas del Ejército Liberal Constitucionalista.
Designado general en jefe del Ejército Liberal de Las Segovias,
Sandino la convirtió en su base de operaciones, hasta llegar a
controlar Jinotega.
Alcanzó varias victorias sobre las tropas conservadoras. Ello atrajo
nuevos efectivos a su columna, la llamada Columna Segoviana.
Llegó a contar con 800 hombres de caballería. Los triunfos de
Sandino, contribuyeron -en parte- para que los liberales tomaran la
iniciativa en la guerra y empezaron el avance general hacia
el Pacífico.
GOBIERNO AUTORIZA INTERVENCIÓN YANQUI
El 6 de febrero, los liberales sitiaron la ciudad de Chinandega. Luego
de cruentos combates, lograron tomarla. Quedaron numerosos
muertos y heridos de ambos bandos. Entonces el presidente
nicaragüense autorizó al Mayor James J. Meade para que sus
marines reemplazaran a las tropas conservadoras en la defensa de
Managua, pues con la caída de Chinandega, la capital quedó
seriamente amenazada.
El 19 de febrero, una compañía de marines ocupó Chinandega. Para
entonces, el número de marinos estadounidenses en Nicaragua
había ascendido a 5.000 y 464 oficiales. Los invasores participaban
activamente en los conflictos internos de Nicaragua.
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SANDINO SE REBELA CONTRA TRAICIÓN

Ante el eminente peligro de una intervención directa de Estados


Unidos contra los liberales, el jefe de su ejército, José María
Moncada, decidió pactar. A pesar que tenía el control sobre casi todo
el país, se rindió a la entrada de Managua. Con fecha 4 de mayo de
1926 firmó el Pacto del Espino Negro, en que aceptó la continuidad
del gobierno conservador hasta las elecciones de 1928.
Sandino se opuso a la paz impuesta por las fuerzas de ocupación y
se retiró al inexpugnable cerro El Chipote, donde tenía su base
principal.
En respuesta a la cobarde acción de Moncada, Sandino exclamó:
“No me vendo, ni me rindo. Yo quiero patria libre o morir”. A partir de
ese momento enarboló una bandera roja a la que agregó una franja
negra. Así señaló su decisión de que la lucha sería hasta conseguir
la libertad o la muerte.

SANDINO INICIA LUCHA CONTRA INVASORES


Con sólo veintinueve hombres (eran 30 con él) y 40 rifles, Sandino
inició una guerra nacional contra el invasor y los gobiernos
entreguistas de Díaz y Moncada.
En un Manifiesto fechado el 2 de septiembre de 1927, Sandino
planteó que: ya no se trataba de una guerra civil, sino una lucha entre
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patriotas e invasores, porque tanto conservadores como liberales


habían pedido la intervención de los marines estadounidenses.
Poco a poco Sandino incrementó sus efectivos, hasta llegar a tener
unos 6000 hombres. Era el llamado Ejército Defensor de la
Soberanía Nacional (EDSN). Contribuyó a aumentar el sentimiento
antiimperialista los desmanes cometidos por los infantes de marina
estadounidenses, quienes acostumbraban violar mujeres
campesinas en los lugares que ocupaban.

LA GUERRA DE GUERRILLAS
El 16 de julio de 1927 tuvo lugar la histórica batalla de
Ocotal. Sandino, después de tomar casi toda la ciudad, fue obligado
a retirarse luego que sus tropas fueran diezmadas por aviones de la
marina estadounidense que bombardearon y ametrallaron la ciudad.
La población civil de Ocotal sufrió el primer bombardeo aéreo por un
escuadrón de aviones de la historia de la aviación militar.
En este primer combate, Sandino fue derrotado por la preparación y
poder de fuego de los marines. Entonces empleó la guerra de
guerrillas.
En el combate de "El Bramadero" (27 de febrero de 1928), las tropas
de Sandino infligieron una terrible derrota a una patrulla de invasores.
En la fase final del combate los sandinistas utilizaron los
temibles machetes, herramientas de trabajo del campesino
nicaragüense convertidas en eficaces armas blancas capaces de
decapitar de un solo tajo a un hombre. A partir de ese momento los
marines, quienes llamaban «bandidos o bandoleros» a los hombres
de Sandino, empezaron a llamarlos «guerrilleros».

SANDINO HONRA DE LATINOAMÉRICA

En 1928, estando en París volvió a escribir sobre el héroe


nicaragüense: “El general Sandino carga sobre sus hombros
vigorosos de hombre rústico, su espalda viril de herrero o forjador,
con la honra de todos nosotros. Gracias a él la derrota nicaragüense
será un duelo y no vergüenza; gracias a él, cuando la zancada de
botas de siete leguas que es la norteamericana, vaya bajando hacia
el Sur, los del Sur se acordarán de ‘los dos mil de Sandino’ para hacer
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lo mismo”. (Citado por Mario Céspedes en Recados para América.


Textos de Gabriela Mistral”. Santiago, 1978, página 45)

LA GUARDIA NACIONAL DE NICARAGUA


Al comprobar los oficiales estadounidenses que los marines eran
incapaces de derrotar a los soldados de Sandino, decidieron emplear
la táctica de enfrentar a nativos contra nativos. Comenzaron a formar
un nuevo ejército nicaragüense, la llamada Guardia Nacional de
Nicaragua, entrenado, equipado y financiado por EE. UU., y
comandado por oficiales estadounidenses. Si bien esto significó un
aumento considerable de las tropas que combatían a Sandino, no
influyó en el curso de la guerra de forma significativa.
Los sandinistas expandieron sus zonas de operaciones más allá de
Las Segovias alcanzando zonas
de Jinotega, Matagalpa, Chontales, Boaco, Chinandega, la costa
Caribe e incluso la capital Managua. Las propiedades de los
estadounidenses eran destruidas en los numerosos ataques
sandinistas, y los colaboracionistas capturados eran sumariamente
ejecutados.

NICARAGUA NO ES UNA COLONIA

En 1931, estando en Nueva York, Gabriela Mistral escribió un recado


titulado “La cacería de Sandino”. Allí denunció:
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“Míster Hoover (Herbert Klark Hoover presidente de EE UU entre


1929 y 1933) ha declarado a Sandino ‘fuera de la ley’. Ignorando eso
que llaman derecho internacional, se entiende, sin embargo, que los
Estados Unidos hablan del territorio nicaragüense como del propio,
porque no se comprende la declaración sino como lanzada sobre uno
de sus ciudadanos: ‘Fuera de la ley norteamericana’...

“La frase cocedora de Mr. Hoover suena como ese Halalí de las
grandes cacerías, cuando sobre la presa que ha asomado el bulto en
un claro del bosque, el cuerno llamador arroja a la jauría. Es
numerosa la jauría esta vez hasta ser fantástica: sobre unas lomas
caerán cinco mil hombres y decena de aeroplanos. También equivale
la frase a la otra de uso primitivo: ‘Tantos miles de pesos por tal
cabeza’, usada en toda la tierra por los hombres de presa.

Lástima grande que la cabeza enlodada del herrero que la prensa


yanqui llama bandido, sea, por rara ocurrencia, una cabeza a la cual
sigue anhelante el continente donde vive toda su raza y una pieza
que desde Europa llaman de héroe nato y de criatura providencial los
que saben nombrar bien...

Mr. Hoover, mal informado a pesar de sus veintiún embajadas, no


sabe que el hombrecito Sandino, moruno, plebeyo e infeliz ha tomado
como un garfio la admiración de su raza, excepto uno que otro
traidorzuelo o alma seca del Sur.” (Mario Céspedes: obra citada,
páginas 92 y 93)

SE VAN LOS MARINES


En 1933 el presidente Franklin Délano Roosevelt proclamó la
“política de buena vecindad”, lo que significaba la retirada de todas
las fuerzas militares de Estados Unidos de los países de la cuenca
del Caribe, incluyendo Nicaragua. Sin embargo, conscientes de su
derrota, ya desde hacía algún tiempo los marines preparaban su
retirada: paulatinamente dejaron de participar en los combates, y no
sólo entrenaban clases y soldados, sino también oficiales nativos.
En 1933 las fuerzas estadounidenses oficialmente abandonaron el
territorio nicaragüense, sin haber podido matar o capturar a su
enemigo, y menos aún vencerlo.
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LA PAZ
Retirado los marines, Sandino envió al nuevo presidente liberal, Juan
Bautista Sacasa, una propuesta de paz, que fue aceptada. El 2 de
febrero de 1933 terminó oficialmente la guerra. El ejército de
Sandino, exceptuando a un grupo de protección de 100 hombres, fue
oficialmente desarmado. La Guardia Nacional, que tenía como Jefe
Director a Anastasio Somoza García y que aún no era autoridad
militar reconocida como tal en la Constitución, se hizo cargo de la
seguridad en todo el país. Provocó abusos contra los sandinistas, al
estar estos desarmados.
El 21 de febrero de 1934 Augusto César Sandino fue asesinado.

LOS SOMOZAS
EN 1936 Anastasio Somoza García derrocó al presidente Sacasa y
se tomó el poder. Gobernó de manera dictatorial durante 40 años,
con breves períodos en los que imponía un presidente títere y
contando siempre con el respaldo de EE. UU. Esto le permitió
acumular una enorme fortuna.
Anastasio Somoza García fue baleado en un acto de ajusticiamiento
el 21 de septiembre 1956 por el joven poeta Rigoberto López Pérez.
Al frente del país quedaron, sin embargo, sus hijos Luis Somoza
Debayle, como presidente, y Anastasio Somoza Debayle, como jefe
director de la Guardia Nacional. Ambos continuaron la política de su
padre.

EL FRENTE SANDINISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL

Carlos Fonseca Amador


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Carlos Fonseca Amador y otros revolucionarios, fundaron


en 1961 el Frente Sandinista de Liberación Nacional como un
movimiento de oposición armada a la dictadura de los Somoza.
En 1979 derrotaron al hijo menor de Somoza García (Anastasio
Somoza
Debayle).
Vencieron los
revolucionarios
nicaragüenses y
gobernaron desde 1979 hasta 1990.

Daniel Ortega

Después, con los triunfos electorales, del 10 de enero de 2007 y del


6 de noviembre de 2016, el Frente Sandinista de Liberación Nacional,
ha gobernado otros dos períodos. En los tres, el presidente ha
sido Daniel Ortega Saavedra.
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