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La interpretación de los sueños como herramienta fundamental

del trabajo analítico

Dentro del curso de la materia Vida y Obra de Freud, el aspecto que me resultó más
relevante fue el relativo a la interpretación de los sueños dentro del trabajo analítico,
como herramienta importantísima para lograr el acceso al inconsciente y poder así,
extraer el material más valioso en la dilucidación de los conflictos.

Del conocimiento popular acerca de los sueños, he conocido desde hace tiempo,
que estos conllevan una interpretación, sin embargo, estas formas de interpretación
resultan en absoluto reduccionistas, ya que inclusive, existen libros que señalan los
símbolos o elementos de los sueños con significados muy específicos, pero, sobre
todo, generalizados, es decir, a cada símbolo corresponde un significado tal como:
soñar con dinero = se va a recibir una herencia, o bien, se entiende a los sueños de
manera literal, soñar con la muerte es que alguien cercano va a morir, e inclusive
se señala que significan lo opuesto: soñar que alguien muere significa que alguien
nacerá.

Otro acercamiento a los sueños en mi infancia, fue a través de los relatos bíblicos,
específicamente de la historia de José, el soñador, en la que se narran los sueños
que solía tener José y cómo él mismo logra dar una interpretación a cada uno de
ellos, pero, sobre todo, que estos sueños se hacen realidad, por lo que se plantea
a los sueños como revelaciones divinas y predictivas. Así, el joven sueña 7 vacas
gordas y después, 7 vacas flacas, con lo que logra prever que habrá en Egipto 7
años de abundancia, en los cuales será importante guardar alimento para otros 7
años en los que sobrevendrá una profunda sequía. Así, la habilidad de José para
interpretar los sueños, resulta en una realización del plan de Dios, a través de los
sueños.

Desde una perspectiva biológica, el acercamiento al fenómeno del sueño tiene más
relación con los mecanismos fisiológicos del organismo, y reducen el acto de dormir
y el sueño, a funciones reparativas y de recuperación del cuerpo y la mente de las
actividades realizadas durante el día.

Con las observaciones e investigaciones de Sigmund Freud, se comienza a hacer


una integración de los sueños como fenómenos más complejos, cuyas funciones
van más allá de una recuperación física y un descanso para la mente y para el
cuerpo, toda vez que Freud logró observar que, aún en ausencia de estímulos
externos susceptibles de ser captados, puesto que el organismo no se encuentra
en estado de vigilia, la mente parece generar sus propios estímulos y producir el
fenómeno del sueño.

Es así que Freud concibió a los sueños como una realización de deseos, y los
calificó como vía regia para llegar al inconsciente, considerándose a sí mismo como
un asiduo soñador, por lo que gustaba de registrar sus sueños, pues para él, desde
siempre, tuvieron los sueños una importancia muy singular, llamando su atención
por dos situaciones que observaba frecuentemente en el trabajo con sus pacientes:
los propios pacientes ofrecían las asociaciones para poder realizar la interpretación
de sus sueños y, a su vez, cada asociación llevaba a más asociaciones, logrando
indagar y profundizar en mayor grado, los conflictos subyacentes de los pacientes.
En su obra, La interpretación de los sueños, expuso su teoría de los sueños como
realización de deseos, partiendo de la narración del sueño de un estudiante de
medicina, calificado como perezoso que, para no tomarse la molestia de levantarse,
sueña que ya está en el hospital, realizando sus tareas.

A lo largo de su obra, también señaló que es el proceso primario el que domina la


vida onírica, y enfatizó el carácter alucinatorio de los sueños, dada la amplia gama
de circunstancias que se desarrollan en éstos, en donde no existen normalizaciones
y por ello, en el sueño es posible que ocurran toda clase de situaciones que de
ordinario se considerarían imposibles.

Freud señaló que el sueño es un fenómeno que aparece frecuentemente


desprovisto de sentido, de manera común percibimos que los sueños nos resultan
incompletos, carentes de significado, absurdos, como si faltaran elementos, lo que
llega a parecer normal y pocas veces conduce a la búsqueda de ese sentido,
quedando simplemente en pensar que en los sueños suceden cosas extrañas.

Para Freud, el hecho de interpretar es todo un arte, requiere de paciencia y un


trabajo minucioso y específico, enfatizó que todo sueño puede interpretarse, y la
técnica fundamental está en descomponerlo en sus partes, y no en visualizarlo
como un todo. Sólo después de está disección, surge la interpretación final que
revela los elemento que conforman el deseo oculto.

A partir de la lectura de la obra de Freud, se sostiene que el sueño es un fenómeno


psíquico, resultado de una actividad intelectual, en el cual, el deseo aparece
disfrazado (deformación onírica), y esto debido a la censura del propio sujeto, con
lo que aquello que sucede en el sueño es, en realidad, un disfraz de lo latente, pero
enfatizó también, que el acto de soñar también sustituye a la acción. Es esencial
comprender que los elementos del sueño no tienen un significado general, es decir,
para cada persona un mismo elemento puede tener significados muy diferentes.

Freud explicó la formación del sueño a través de varios elementos, uno de ellos al
que conceptualiza como restos diurnos, y que hace referencia a las experiencias
que se han vivido en un plano real anteriormente, durante el día o en otro momento
como en la infancia. También señaló que existen sueños típicos, es decir, aquellos
que son comunes a todos los seres humanos como volar, morir, caer, etc.

Dentro del proceso de elaboración onírica existen elementos que auxilian a la


interpretación, dos principales a través de los mecanismos de condensación y
desplazamiento, además de la simbolización, y finalmente, de las propias opiniones
y sensaciones que genera el sueño a la persona, todos estos elementos son
relevantes para la interpretación, pues el sueño es una expresión de ideas y afectos
latentes.

También señaló Freud que la elaboración secundaria le da apariencia lógica al


sueño incoherente, pero la finalidad sigue siendo disfrazarlo, debido a la censura,
que también provoca el olvido de los sueños o que, inclusive, interrumpe el
descanso, si es muy intenso pues puede llegar a despertarnos.

Freud identificó tres tipos de sueños:

1. El que representa sin inhibiciones un deseo no reprimido, que la conciencia


acepta pero que en la vida cotidiana está pobremente satisfecho, son sueños
relativamente fáciles de entender
2. El que representa de una forma encubierta o simbólica un deseo reprimido
3. El que representa un deseo reprimido, pero se muestra poco o nada
encubierto.

Recordando el caso Dora, ejemplifico con ello algunos de los elementos señalados
con referencia a la interpretación de los sueños:

Primer sueño de la paciente:

“En una casa hay un incendio, mi padre está frente a mi cama y me despierta. Me
visto con rapidez. Mamá pretende todavía salvar su alhajero, pero papá dice: <<No
quiero que yo y mis dos hijos nos quememos por causa de tu alhajero>>.
Descendemos de prisa por las escaleras, y una vez abajo me despierto.”

Freud relacionó el incendio en el sueño con fuego y con su opuesto agua. Lo que
planteó es que esa oposición entre fuego y agua le da al sueño de Dora cierta
coherencia: el hecho que su madre quisiera salvar su alhajero por miedo de que se
queme, significaría el terror de Dora de que sus genitales se mojasen. Recordando
que la negación no existe en el sueño y que los opuestos se subrogan uno al otro y
son figurados mediante el mismo elemento, se distingue claramente el vínculo de
relación entre fuego y agua. El fuego como elemento que se atribuye a la pasión en
el coito y el agua en la excitación de la mujer, radicaría en el miedo de Dora de
mojarse al ver al señor K por el cual se sentía atraída.

Freud llegó a la conclusión de que había probabilidades de que Dora mojara su


cama durante su infancia y que su padre, era justamente, quien aparecía a los pies
de la misma para despertarla y evitar el incidente, hecho que la paciente confirmó.
En relación a lo relatado por ella, Freud dirá que la causa más posible de una
enuresis como la de la muchacha era la masturbación.
Para concluir, es esencial recordar lo que Freud postula respecto de que, en la
interpretación de los sueños no se trata de encontrar verdades ocultas en el
inconsciente, sino que lo que se re-encuentra en el inconsciente, es la modalidad
de pensamiento que nos conduce a pensar como pensamos. Por tanto, el camino
de curación en la interpretación de los sueños es aprender a pensar de otra manera,
tratando de comprender cómo pensamos cuando estamos dormidos.

Referencias

Brito-López, R., & Alcaide-Troncoso, I. A. (2012). El deseo del sueño y su triple


regresión. Revista de Psicología GEPU, 3 (1), 90 - 100.

Freud, S. (1900). Fragmento de análisis de un caso de histeria


(Caso «Dora»). Obras completas de Sigmund Freud. Volumen VII. Buenos Aires:
Amorrortu.

Freud, S. (1900). Interpretación de los sueños, la regresión. Tomo IV. Buenos Aires:
Amorrortu.

Jones, E. (1981) Vida y obra de Sigmund Freud. España: Anagrama.

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