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DIAGNÓSTICO GENÉTICO Y MOLECULAR

La MPS tipo II o síndrome de Hunter, ha sido relacionada a distintas alteraciones y enfermedades


por lo que en su diagnóstico molecular consiste en distintas pruebas tanto neurológicas,
radiológicas, enzimáticas para correlacionarla con alguna enfermedad o alteración vista como
sintomatología de MPS tipo II.

En el caso de MPS II actualmente se emplea para tratamiento ERT con idurosulfasa (I2S) y el HSCT;
sin embargo, este último, al contrario de lo que ocurre en MPS I, no ha sido efectivo.

En lo que a la herencia se refiere, todos los tipos se transmiten de forma autosómica recesiva,
salvo la MPS tipo II o síndrome de Hunter, que se hereda de forma recesiva ligada a X. El
diagnóstico de las MPS se basa en el análisis cuantitativo de los GAG en la orina del paciente.
Actualmente, además, se procede al estudio enzimático específico en cada forma de MPS y al
estudio molecular. El tratamiento de las MPS es complejo. El trasplante de progenitores
hematopoyéticos se ha mostrado eficaz en algunas MPS y en la actualidad es el tratamiento de
elección en algunos pacientes con la forma grave de MPS I, pero presenta una alta morbilidad y
mortalidad. La terapia de sustitución enzimática ha mostrado ser eficaz en las MPS I, II y VI. En
todas las MPS se deberán atender adecuadamente las complicaciones que surjan con el avance de
la enfermedad. Los primeros estudios neurorradiológicos en la evaluación de las MPS se realizaron
con tomografía computarizada (TC), observándose datos no específicos de estas enfermedades.
Ejemplos de estos hallazgos en la TC son: áreas hipodensas en la sustancia blanca (SB) y dilatación
ventricular y de los espacios subaracnoideos. Estudios posteriores demostraron que la resonancia
magnética cerebral (RMC) es más sensible que la TC y ofrece información más detallada de las
alteraciones del sistema nervioso central.

La relación del STC con las mucopolisacaridosis (MPS) está bien documentada, y se ha referido en
las MPS I, II y VI, y en las mucolipidosis II y III8. Estas enfermedades de depósito son la causa más
común de aparición en la infancia, según algunas publicaciones9,10. La mayor frecuencia de esta
entidad en los pacientes afectados de enfermedad de depósito se debe probablemente a una
combinación de almacenamiento lisosomal excesiva en el tejido conectivo del retináculo flexor y
una anatomía distorsionada debido a una displasia ósea subyacente propia de estos pacientes. El
STC puede ser el primer signo clínico de ello.

En el caso de mutaciones genéticas se realizó un estudio observacional, descriptivo, transversal y


prospectivo. Se tomaron muestras de sangre en tres tubos con anticoagulante EDTA con 3 cc de
sangre cada uno. Las muestras fueron congeladas y enviadas en termos especiales a un laboratorio
de genética capacitado para realizar el análisis molecular y la secuenciación completa del gen IDUA
a partir de leucocitos totales, y mediante lisis celular se obtuvo el ADN genómico, que se sometió a
PCR con iniciadores gen-específicos para amplificar los 14 exones que contienen la secuencia del
gen IDUA traducida en los 653 aminoácidos que comprenden el precursor de la enzima α-L-
iduronidasa, así como los bordes exón-intrón y parte de las secuencias de nucleótidos no
traducibles del gen. Luego los amplicones se sometieron a electroforesis y a secuenciación
automática con el programa BLAST y BioEdit para su comparación con la secuencia genómica de
referencia (NG-008103.1 RefSeqGene) y del ARN mensajero (mARN) (NM_000203.3) del gen IDUA.
Una vez obtenidos los resultados de la secuencia genómica e identificadas las mutaciones
presentadas por los pacientes, se relacionó con el fenotipo, y se comparó con lo reportado en
otras poblaciones mundiales.

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