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NO BASTA RECORDAR

CPR –P, LA RESISTENCIA COMO INSTRUMENTO DE SOBREVIVENCIA Y


DIGNIDAD

En cada momento de tragedia nos ha servido echar mano a nuestras raíces


y a la palabra, cada vez que nos golpean respondemos con la razón y la
fuerza de la unidad, cada vez que es necesario, la movilización de
pensamiento y acción pacífica es nuestra herramienta para vivir. (Consejo
Regional indígena del Cauca, 12 de febrero de 2007)

La recuperación de la memoria histórica es fundamentalmente importante en la


construcción y reivindicación de los pueblos, ya que nos permite conservar vivas las
rupturas así como los diversos procesos de represión y sufrimiento de las comunidades y
sus pobladores. Pero al mismo tiempo, visibiliza y nos hace reconocer que estos momentos
de destrucción y muerte son de carácter temporal que pueden ser restituidos mediante la
lucha e insurrección de los pueblos así como de las personas en lo individual. Es por eso
que, para hablar de la resistencia de las CPR-P se hace necesario empezar desenredando
en el tiempo y la historia la madeja de terror que se ha ido hilando de manera injusta,
absurda y sumamente dolorosa sobre la vida de las y los guatemaltecos. La violencia en
Guatemala no ha sido un hecho estable sino más bien todo un acontecimiento que se
mueve, así mismo como la manifiesta Zonona (2000) la resistencia “se mueve, cambia de
lugar, y puede adoptar diferentes formas desde la resistencia o lucha frontal, hasta la
resistencia subterránea. Estas formas se conectan entre sí formando parte de una sola
estrategia de sobrevivencia.”1

En nuestro país la violencia es un producto histórico que se le ha querido disfrazar de


diferentes maneras; en la década de los 70 se le conoce como Política de Seguridad de
Estado, que estructuró y planificó la guerra contrainsurgente en Guatemala, misma que
promovió y permitió masacres incontables donde las poblaciones indígenas se
constituyeran como el principal botín. Entre 1978 y 1985 “el uso del poder político (…) y
el auge de la violencia y el militarismo- en sus variantes de dictadura militar y
autoritarismo civil-, como mecanismos imprescindibles para reprimir el estallido de las

                                                            
1
 Zonona, Yemy Smeke. La Resistencia: forma de vida de los pueblos indígenas, México 2000 Pa. 3. 
contradicciones derivadas de las desigualdades sociales,2 fueron utilizados bárbaramente
en estos ocho años. En el Informe Guatemala Nunca Más, se señala que la violencia
utilizada por los aparatos de Estado en los gobiernos militares de Lucas García y Efraín
Ríos Montt, en su afán por destruir a la guerrilla, recurrió a las masacres, a la destrucción
masiva de poblaciones civiles así como al maléfico método conocido como Tierra
Arrasada. También fueron comunes los secuestros, tortura y otras formas de violencia
selectiva que aumentaron increíblemente las cifras de muerte en el país. En los cientos de
testimonios recuperados en informes tanto del REMHI como el de la CEH, dan cuenta que
la violencia sexual, la tortura, el secuestro, desapariciones forzosas y los asesinatos contra
comunidades enteras, durante este periodo más sangriento del conflicto armado interno
fueron inimaginables, y donde “El terror y el etnocidio se extienden mas allá de la
violencia física e incluyen el impacto cultural de las administraciones coloniales y
poscoloniales que vivieron los pueblos indígenas.”3

Es en medio de este contexto de represión y de guerra, que comunidades enteras fueron


obligadas a abandonar sus hogares ancestrales, huyendo de la muerte y buscando
sobrevivir se organizan políticamente en la selva y otras áreas remotas del país. Es así
como emergen las Comunidades de Pobladores en Resistencia, organizadas para sobrevivir
y no rendir su dignidad, se convierten en uno de los símbolos de la resistencia en
Guatemala. Fueron 14 años los que estas comunidades integradas por hombres, mujeres,
niñas, niños, ancianas y ancianos indígenas y ladinos pobres que venían de diferentes
lugares del país, y quienes en condiciones infrahumanas se fueron adaptando para vivir
en las profundidades de las selvas del Petén. En pequeños grupos se movían
constantemente y reiniciaban procesos de todo tipo de manera permanente para resistir “el
silencio, el acoso y agresiones del ejército de Guatemala, para no ser sometidos a su
4
control, padeciendo miedo y hambre” Inventando nuevas formas de convivencia, de
organización y de desarrollo comunitario.

                                                            
2
 Roberto Regalado, América Latina entre Siglos 
3
 JACORZYNSKI, Witold. Estudios sobre la Violencia Teoría y Práctica. Primera edición. México: Librero Editor, 2002. 

4
 Comunicado Público de las Comunidades Populares en Resistencia CPR‐P 
 
Las CPR son parte de la población guatemalteca desplazada por la
violencia del Estado, un grupo humano que a principios de los ochenta
alcanzó la cifra de un millón de personas, más del diez por ciento de la
población del país en aquel tiempo. Este desastre humano fue, junto a las
masacres, un producto deliberado de la política del gobierno.5

Bonanza, El Arbolito, Josefinos, La Técnica, las 2 erres, así como la ofensiva lacandona
y otras son masacres de comunidades que quedaran en la memoria y en la historia como
parte de la violencia genocida y la represión injustificada que sufrieran estas comunidades.
Sin embargo, por difícil que parezca estos actos dantescos y de horror generaron una
semilla de esperanza, fuente de creatividad, imaginación y decisión, hechos que en este
proceso de recuperación de la memoria deben quedar plasmados como parte trascendental
de los efectos de la resistencia a la muerte, al olvido y al miedo. Porque las dimensiones,
humanas, culturales y políticas son parte de este proceso de recuperación. Sin lugar a
dudas, las comunidades de pobladores, resistiendo y luchando por la defensa de su tierra y
territorio se convirtieron en un bastión de las luchas anti dictatoriales y han sido un
paradigma para las nuevas generaciones en Guatemala y para otros pueblos del mundo.

En el marco de la segunda salida a luz pública de las Comunidades de Pobladores en


Resistencia del Petén, fuimos convocadas por el Centro de Memoria de las CPR-P para
participar escribiendo sobre nuestras experiencias partiendo de nuestra vinculación en
algún momento de nuestras vidas con estas comunidades, y de esa forma ser parte viva del
proceso de recuperación histórica de estos procesos de resistencia y dignidad.

En 1993, Nuestra Voz, organización de mujeres a la cual yo pertenecía fue invitada a


participar en la primera visita por tierra a las CPR de Petén, junto a un grupo de
estudiantes de la universidad San Carlos de Guatemala y otras integrantes de diferentes
organizaciones de la sociedad civil, así como algunos integrantes de la solidaridad
internacional. Tomamos el bus que nos llevaría hasta la Técnica allí pasamos la noche, y
en donde en varios momentos fuimos asediados por el ejército y algunos miembros de
las PAC que se encontraba acantonado en esa comunidad. El siguiente día, muy
temprano nos organizamos para embarcarnos en pequeños cayucos que nos llevarían a
nuestro próximo destino. En medio de fuertes corrientes navegando un largo trecho del

                                                            
5
 Ball, Patrick; kobrak, Paul y Spirer, Herbert, Violencia Institucional en Guatemala, 1960‐1996: una reflexión 
cuantitativa.  
fantástico rio Usumacinta, fuimos inundados por la exuberante naturaleza de la selva
petenera, después de varias horas de navegación llegamos al lugar donde iniciaríamos una
larga caminata, allí nos estaban esperando varios compañeros que serían nuestros guías.
Al lado de Teresa y Rosa dos mujeres mames lideresas de estas comunidades hice la larga
jornada, con ellas y caminando entre el monte y el lodo aprendí mucho de la selva y de la
vida. Después de los actos protocolares de esta visita, una noche de luna llena fue el marco
en el que se inicio la fiesta comunitaria, las risas, el baile y la música inundaron el corazón
de la selva. Nos levantamos al otro día con la llegada del sol, y visitamos a varias
familias de la comunidad, todas ellas fueron narrando sus historias de vida y nosotros
escuchando atentamente estas narrativas, de donde constantemente brotaban actos de
sobrevivencia y resistencia legitima y como ellos mismos dicen “caminar para sobrevivir,
empezando de cero, bajo un sistema de solidaridad, con mucha disciplina y trabajando
para alcanzar objetivos comunes y claros.”6 Rodeada de los sonidos, colores y olores
impresionantes y diferentes de la selva, de la oportunidad de compartir con las y los
compañeros de esas colectividades, y aprendiendo con sus historias, me concentre en
observar y conocer el sistema de educación así como del trabajo de las mujeres
desarrollado en estas comunidades plurales y diversas. Desde el principio pude observar,
que el sistema de educación era diferente con una metodología propia que había sido
inspirada por la naturaleza que les rodeaba así como el proceso de resistencia a la
persecución a la que habían sido sometidos. Esta metodología pedagógica, fue creada e
implementada por jóvenes profesores que nunca habían recibido instrucción para ser
educadores,(en el sistema educativo formal de Guatemala)   pues en su mayoría eran casi
adolescentes, algunos tenían no más de segundo o tercero primaria, unos pocos habían
cursado hasta el sexto grado. Fue a ellos a quienes se les encomendó la responsabilidad
de educar a las nuevas generaciones de las comunidades en resistencia, ya que “aprender
a leer y escribir era uno de sus principales objetivos”.  Aún en medio de tantas
limitaciones, este sistema educativo gracias a la entrega y persistencia de sus pedagogos
había alcanzado muchos resultados positivos pues permitió no solo que las niñas y niños
des estas colectividades aprendieran a leer y escribir sino también gran parte de los
adultos. Por otro lado, aquí también se potenciaba la participación de la mujer, que
                                                            
6
 Comunicado Público de las Comunidades en Resistencia CPR‐P 
aunque según algunas narrativas en un principio se dio para garantizar la sobrevivencia,
sin embargo esta forma de relacionamiento y participación se fue quedando como una
práctica importante en la vida cotidiana, por lo que considero que de alguna manera estas
relaciones entre los género en estas comunidades eran un tanto más igualitarias. Todas
estas vivencias y riquezas obtenidas en los cuatro días que duró esta primera visita a las
CPR-P duraran por siempre en mi memoria.

Finalmente, creo que la gran oportunidad de escribir hoy junto a otras personas que
tuvimos el privilegio de conocer de cerca este proceso de sobrevivencia y dignidad
llamado CPR P, es el de no solo recordar lo vivido, sino que lo más importante y valioso es
el de reconocer la resistencia y lucha de estas comunidades contra el estoicismo y
sometimiento. De allí, que no se puede dejar pasar por alto y dejar de reconocer que la
entereza de estas comunidades es parte de la herencia milenaria del gran pueblo Maya,
misma que fue creando una identidad de resistencia que actualmente sigue existiendo,
demostrado no solo en la vida y trabajo continuo de las CPR-P, sino que también en las
luchas actuales, de los pueblo mames, Kakchiqueles, Q´echíes y otros quienes
organizándose y movilizándose se resisten al saqueo y despojo de los recursos naturales
de sus territorios ancestrales, oponiéndose con y dignidad y sus propias vidas a las
operaciones ilegales, abusivas e indiscriminadas de las transnacionales responsables de la
explotación de minerales valiosos, petróleo y otros recursos. Por lo que estos pueblos
como lo menciona D´artri (2008) se constituyen en innegables protagonistas de la
resistencia y de la lucha contra la barbarie.
Bibliografía

Ball, Patrick; kobrak, Paul y Spirer, Herbert, Violencia Institucional en Guatemala, 1960-
1996: una reflexión cuantitativa.

Comunicado Público de las Comunidades Populares en Resistencia CPR-P

D’ATRI, Andrea. Pão E Rosas. Identidade de Gênero e antagonismo de clase no


capitalismo. Ediciones Iskra. Sao Paulo 2008.

JACORZYNSKI, Witold. Estudios sobre la Violencia Teoría y Práctica. Primera edición.


México: Librero Editor, 2002.

REGALADO. Roberto. América Latina entre siglos: Dominación, crisis, lucha social y
alternativas políticas de la Izquierda. México 2006

Zonona, Yemy Smeke. La Resistencia: forma de vida de los pueblos indígenas, México
2000 Pa. 3.

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