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Zonona, Yemy Smeke. La Resistencia: forma de vida de los pueblos indígenas, México 2000 Pa. 3.
contradicciones derivadas de las desigualdades sociales,2 fueron utilizados bárbaramente
en estos ocho años. En el Informe Guatemala Nunca Más, se señala que la violencia
utilizada por los aparatos de Estado en los gobiernos militares de Lucas García y Efraín
Ríos Montt, en su afán por destruir a la guerrilla, recurrió a las masacres, a la destrucción
masiva de poblaciones civiles así como al maléfico método conocido como Tierra
Arrasada. También fueron comunes los secuestros, tortura y otras formas de violencia
selectiva que aumentaron increíblemente las cifras de muerte en el país. En los cientos de
testimonios recuperados en informes tanto del REMHI como el de la CEH, dan cuenta que
la violencia sexual, la tortura, el secuestro, desapariciones forzosas y los asesinatos contra
comunidades enteras, durante este periodo más sangriento del conflicto armado interno
fueron inimaginables, y donde “El terror y el etnocidio se extienden mas allá de la
violencia física e incluyen el impacto cultural de las administraciones coloniales y
poscoloniales que vivieron los pueblos indígenas.”3
2
Roberto Regalado, América Latina entre Siglos
3
JACORZYNSKI, Witold. Estudios sobre la Violencia Teoría y Práctica. Primera edición. México: Librero Editor, 2002.
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Comunicado Público de las Comunidades Populares en Resistencia CPR‐P
Las CPR son parte de la población guatemalteca desplazada por la
violencia del Estado, un grupo humano que a principios de los ochenta
alcanzó la cifra de un millón de personas, más del diez por ciento de la
población del país en aquel tiempo. Este desastre humano fue, junto a las
masacres, un producto deliberado de la política del gobierno.5
Bonanza, El Arbolito, Josefinos, La Técnica, las 2 erres, así como la ofensiva lacandona
y otras son masacres de comunidades que quedaran en la memoria y en la historia como
parte de la violencia genocida y la represión injustificada que sufrieran estas comunidades.
Sin embargo, por difícil que parezca estos actos dantescos y de horror generaron una
semilla de esperanza, fuente de creatividad, imaginación y decisión, hechos que en este
proceso de recuperación de la memoria deben quedar plasmados como parte trascendental
de los efectos de la resistencia a la muerte, al olvido y al miedo. Porque las dimensiones,
humanas, culturales y políticas son parte de este proceso de recuperación. Sin lugar a
dudas, las comunidades de pobladores, resistiendo y luchando por la defensa de su tierra y
territorio se convirtieron en un bastión de las luchas anti dictatoriales y han sido un
paradigma para las nuevas generaciones en Guatemala y para otros pueblos del mundo.
5
Ball, Patrick; kobrak, Paul y Spirer, Herbert, Violencia Institucional en Guatemala, 1960‐1996: una reflexión
cuantitativa.
fantástico rio Usumacinta, fuimos inundados por la exuberante naturaleza de la selva
petenera, después de varias horas de navegación llegamos al lugar donde iniciaríamos una
larga caminata, allí nos estaban esperando varios compañeros que serían nuestros guías.
Al lado de Teresa y Rosa dos mujeres mames lideresas de estas comunidades hice la larga
jornada, con ellas y caminando entre el monte y el lodo aprendí mucho de la selva y de la
vida. Después de los actos protocolares de esta visita, una noche de luna llena fue el marco
en el que se inicio la fiesta comunitaria, las risas, el baile y la música inundaron el corazón
de la selva. Nos levantamos al otro día con la llegada del sol, y visitamos a varias
familias de la comunidad, todas ellas fueron narrando sus historias de vida y nosotros
escuchando atentamente estas narrativas, de donde constantemente brotaban actos de
sobrevivencia y resistencia legitima y como ellos mismos dicen “caminar para sobrevivir,
empezando de cero, bajo un sistema de solidaridad, con mucha disciplina y trabajando
para alcanzar objetivos comunes y claros.”6 Rodeada de los sonidos, colores y olores
impresionantes y diferentes de la selva, de la oportunidad de compartir con las y los
compañeros de esas colectividades, y aprendiendo con sus historias, me concentre en
observar y conocer el sistema de educación así como del trabajo de las mujeres
desarrollado en estas comunidades plurales y diversas. Desde el principio pude observar,
que el sistema de educación era diferente con una metodología propia que había sido
inspirada por la naturaleza que les rodeaba así como el proceso de resistencia a la
persecución a la que habían sido sometidos. Esta metodología pedagógica, fue creada e
implementada por jóvenes profesores que nunca habían recibido instrucción para ser
educadores,(en el sistema educativo formal de Guatemala) pues en su mayoría eran casi
adolescentes, algunos tenían no más de segundo o tercero primaria, unos pocos habían
cursado hasta el sexto grado. Fue a ellos a quienes se les encomendó la responsabilidad
de educar a las nuevas generaciones de las comunidades en resistencia, ya que “aprender
a leer y escribir era uno de sus principales objetivos”. Aún en medio de tantas
limitaciones, este sistema educativo gracias a la entrega y persistencia de sus pedagogos
había alcanzado muchos resultados positivos pues permitió no solo que las niñas y niños
des estas colectividades aprendieran a leer y escribir sino también gran parte de los
adultos. Por otro lado, aquí también se potenciaba la participación de la mujer, que
6
Comunicado Público de las Comunidades en Resistencia CPR‐P
aunque según algunas narrativas en un principio se dio para garantizar la sobrevivencia,
sin embargo esta forma de relacionamiento y participación se fue quedando como una
práctica importante en la vida cotidiana, por lo que considero que de alguna manera estas
relaciones entre los género en estas comunidades eran un tanto más igualitarias. Todas
estas vivencias y riquezas obtenidas en los cuatro días que duró esta primera visita a las
CPR-P duraran por siempre en mi memoria.
Finalmente, creo que la gran oportunidad de escribir hoy junto a otras personas que
tuvimos el privilegio de conocer de cerca este proceso de sobrevivencia y dignidad
llamado CPR P, es el de no solo recordar lo vivido, sino que lo más importante y valioso es
el de reconocer la resistencia y lucha de estas comunidades contra el estoicismo y
sometimiento. De allí, que no se puede dejar pasar por alto y dejar de reconocer que la
entereza de estas comunidades es parte de la herencia milenaria del gran pueblo Maya,
misma que fue creando una identidad de resistencia que actualmente sigue existiendo,
demostrado no solo en la vida y trabajo continuo de las CPR-P, sino que también en las
luchas actuales, de los pueblo mames, Kakchiqueles, Q´echíes y otros quienes
organizándose y movilizándose se resisten al saqueo y despojo de los recursos naturales
de sus territorios ancestrales, oponiéndose con y dignidad y sus propias vidas a las
operaciones ilegales, abusivas e indiscriminadas de las transnacionales responsables de la
explotación de minerales valiosos, petróleo y otros recursos. Por lo que estos pueblos
como lo menciona D´artri (2008) se constituyen en innegables protagonistas de la
resistencia y de la lucha contra la barbarie.
Bibliografía
Ball, Patrick; kobrak, Paul y Spirer, Herbert, Violencia Institucional en Guatemala, 1960-
1996: una reflexión cuantitativa.
REGALADO. Roberto. América Latina entre siglos: Dominación, crisis, lucha social y
alternativas políticas de la Izquierda. México 2006
Zonona, Yemy Smeke. La Resistencia: forma de vida de los pueblos indígenas, México
2000 Pa. 3.