Вы находитесь на странице: 1из 38
Revista de FOLKLORE 31 NY Editorial Las aldeas, pucblos, lugares y pequetias villas de muestra geografia se han regido basta hace muy poco Liempo por un calenderio rural muy expecal, Todos los acontecimientos que hacian salir a las gentes de su monotonia, girebat en una rueda singular cuyos radios estaban constituidos por la religion, la nata- ralexa y el ser burmano en su relacién con los demas. Claro que en la religiéa se inclutan, tanto aquellos hechos que pertenecian a las creencias Cristianas y a la religién Catdlica, como aquellos otros que eran eco 0 reiminiscencia de épocas pretéritas y de solucio- snes paganas a temas eternos. En cualquier cato —y con mejor 0 pear fortuna—, los minisiros de ta ré~ ligién «oficials contribujeron no poco a conservar y dijundir tradiciones espirituales otras que no er traban especificamente en su cometido pastoral. Los pérrocos, los buenos pérrocas, recogieron eventual mente costumbres, romances y coplas que vertieron después en paginas y escritos lenos de buena fe ¥ fervor. Incluso sirvieron en acasiones de blanco a irénicos relatos breves o facecias en que no saltan pre- cisamente bien parados, Quisiéramos recomocer en ‘estas lineas ef trabajo Bonesto y entusiasta de todos esos sacerdotes rurales a quienes, en rigor, 0 com- petia ejercer funcién de recopiladores —por ello no se les puede exigin abore método ni disciplina en su srabsjo— y que, sin embargo, con voluntad y amor por lo propio sirvieron de intermediarios y @ veces de animadores 3 sostenedores de tradiciones. No alvi- demos tampoco, porque seria injusto, gue algunos par rrocos —afortunadamente minorta—, evados de wn elo excesivo 0 de una desidia impropia de quienes debian contar entre sus virtudes con la de la espe- ranza, probibieron 0 dejaron caer en clvido costum bres qise, con su concurso, se bubieran mantenido v1. vas para bien de todos, LLIILILLLLIIL9 ROLL, 2 eeane ish SUMARIO Fondgratos en Vanadala gis joaqig Labaje Valdés La Tradicién Oral, hoy Luis Dise G. Viana Anotaciones sobre cl tridnguly cose Jona B, Varela de Veae Comversaciones con Agapite Marazuela .. "Femano Gomerin Guicedo Rrefranes en Tierra de Campos ... Julisaa Faniao Rodedguee Costumbres de otros tiempos = Jo’ 1, Mastin Viana Canciones y cuentos EDITA: Obra Culturat de la CAJA DE AHORROS POPULAR, Fuente Dorada, 21 - Valladolid, 1963, DIRIGE ba Revista do Flklres somavin Diez, SORA: Cart Castano de Estudos Follies. DDEPOSITO LEGAL: VA. 398» 800 ~ ISSN 021-816, INGPRIME: porate Cristo hoy—Avea. de Gijon, - Yobadia - ss Fonégrafos para el Valladolid que cambia de siglo “ALBORADA GALLEGA” ‘A mediedos de septiembre do 1894 v en ple- na celebracién de las fiestas de San Mateo, Hle- garon dos periodistas a nuestra ciudad para mostrar al pueblo de Valladolid en testas Ja “maquina parlante”, Se trataba de una pequofia caja provista de un cilindro y manivela, capaz de reproducir y repetir a través de su bocina, cualquier frase prosédica, rimada o melodiada {sin trampa alguna) que se quislere Impresionar en su cilindro. Temafa maravitla que hable asombrado al mundo, no derla menores resul- tados con fos vallisoletanos, preparados y dis- puestos en su semene de festojos a ser asom- brados con novedades extranjeras, aburridos @ la sazén de contemplar un afio mas “al hombre més poquefio del mundo”, a “la mujer més gor- da del mundo” y 2 “la serpiente més larga de Jes solvas amazénicas”. Los dos viajeros, procedentes do tierras ga- Hegas, e! “distinguido poeta Sr. Labarta” y of “director de Ei Dia de Pontevedra”, se hablan propuesta recorrer el territorio espafiol acom- pafados de su tlamante y “portentoso invento”, para mostrar y deleitar a publicos aténitos con doaquina Labajo Valdés “Una cancién espafiola hace vibrar de emocién al mas bravo tegionario y al més frio bolchevique. La mas simpética nota de alegria se alcanza siempre con una bonita colec- cidn de discos PATHE. Poseer un parlante VICTORIA es con- quistar |a felicidad dei hogar. Ventas a plazos desde 15 pesetas al mes. CASA IGLESIAS, Valtadolid” *. ef titima modelo tonografico, producto del in- genio de Edisson, presentado hacia no mucho en la exposicién de Chicago®. La idea no era del todo singular y ei negocio posible con los parlantes habla sido ya explota- do en Inglaterra y Francia, aunque la audicién de fos mismos en lugares abiertos o catés se habla realizado a través de teléfonos, que indi- vidualizaban fa escucha mediante auriculares (vulgo “cascos”) y permitian, previo pago al con- tado, ef breve distrute de cancioncillas 0 chis- tes, siguiendo un rito similar al habitual para probar la punterla o la suerte en cualquiera otra barrace de feria. Los visHtantes galaicos celebraron 61 sorpren- dente espectaculo dentro de un focel situado “al lado de ia zapateria La Barcelonesa”. “El Norte de Castilla” caiificaria luego af ingenio presentado en tal sesién como la “revolucion del mundo" °. El aparato, mas joven y perfeccio- nado que sus hermanos mayores, escuchados anterformente en Europa, permitia, merced a su mayor volumen, ser odo desde mas lejos y con mayor patencia, haciondo posible “ef concierto gramofénico”, tan sdcorrido en los comienzos de /a tecnologia de un aparaic tan costoso, EI —3— precio de la entrada, generoso e interesante pa- Fa los promotores, se elevaba a 99 céntinros y posibilitaba desde un principio la toma de con- tacto con quienes selectivamente pudieran de- cidirse @ comprar modelos similares. No obstan- te, Jos viajantes gallegos —no exontos de into- rés altrulsta y de afén por divulgar fos avances del “progreso” entre los menos favorecidos— rebajaron “durante unos dias las entradas para que puedan acudir las clases mas modestas” ¢ El programa de aquella memorable sesién era el siguiente: 1.° Seiudo a Valladolid: Sr. Cortés. 2." Gancién de los camareros (Los Puritanos), por varios jévenes. 3.” Un trozo de don Juan Tenorio, por el gita- no David, ef “pinpan”. 4” Jota de “La Bruja”, por e! sefior Brio. 5." Jota coreada, por ef sefior Saracibar. 6. Marcha finebre de Chopin, por una banda militar ®. “INTRODUZIONE, MA PIU LENTAMENTE” La curiosidad y e! asombro de escuchar las voces conacides de destacados ciudadanos de la villa a través del pequeiio y misterioso apara- to mecénico aseguraba a audiencia y acogide del espectéculo. El programa habia sido intoli- gentemente preparado, sin duda alguna. Don Juan Cortés, director a la saz6n de “El Dia de Palencia”, saludaba a sus colegas de Vallado- lid desde el pequefio cilindro y, dirigiéndose a ‘os vallisoletanos en general, regalaba sus oidos con alebanzas a su cludad y al inventor del “parlante”, que posibilitaba, con ademanes pro- Piciadores de! nuevo siglo, “eternizar” una ora- toria exuberante y pomposa de corie decimoné- nico. A modo de curiosidad y gracia se escucha- ba a otros ciudadanos, convertidos por a mé- quina en consagrados divos. Por iltinro, ta gra- bacién de una banda militar extranjera junto a una def pais, permitia las primeras consecuen- clas {6gicas de! revolucionario invento: fa com- paracién y ef juisio de vaior. Por ello ta critica consiguiente de “EI Norte de Castilla” rezaba asi: “Se ejecutaron plezas por las bandas de musica militares de la EE.UU. y 1a del regi- miento de San Marcial, en lo que se aprecié que en esto del metal nos Hevan venteja fos ameri- anos” ®, A partir de esta primera experiencia, el fond- grafo iba @ convertirse en una asidua atraccion mas de las sucesivas ferlas vallisoletanas’, de 1a misma forma que sucederia con las proyec- clones del cinematdgrato 0 “fotogratia movi- bie”. Et cine, sin embargo, podria subsistir co- mo espectécufo piblico, debide a que las defi- clenclas 9 incomodidades de sus comienzos —constantes parpadsos do imagen, incesantes cambios de roilo...— en nada se reductan por fa cantidad de espectadores ni por ta forma de la proyeccién, mientras que fos fondgratos, si se usaban en Ja intimidad, podian disimular on parte las deficiencias iniciales de escaso volu- men, distorsiones y ruldos que acompafiaban a fas audiciones. En difici! competencia con ta musica en vivo, ei ingenlo tonogrético venta a resultar mas In- teresante que grato al cido, en fo que atafie a sus comienzos. El posible comprador del apa- rato podia sentirse atrafdo por la comodidad y Jujo de escuchar a fos divos sin moverse del si- Won preteride de su casa, pero es preciso ré- conocer que por entonces tenia escaso interés, para un publico no especialmente melémano, Feunirse en toro al pequelio pariante *. Todo ello, unido @ otras razones y a una répida y cla- fa proyeccién de venta por sus patrocinadores, levaria @ dar salida el “prodigioso invento de Edison” hacia un mercado amplio de consumo individualizedo, orlenténdose en principio hacia personas de cierla capacidad adquisitiva. No obstante, ef lanzamiento masivo del fondgrafo en nuestro pais tiene lugar después de 1900, utilizando como coartada publicitaria consumis- ta la necesidad de subsistir los pianos y piano- fas familiares. EI costoso precio do fos fondgratos en Ia dé- cada de los noventa no animé @ fos vendedores de misica de nuestra ciudad a hacerse con re presentaciones de estos aparatos extranjeros. La compra debfa realizarse por encargo y, en consecuencia, la propaganda en los medios de comunicacién es casi inexistente en esta época, Sabemos al menos de dos contros educati- vos que pronto pudieron disponer del pequeiio aparato. El primero del que tenemos constan- cia es el del Colegio de San José, de los Padres Jesuitas, exhibido en 1898 en ef transcurso de una de ‘sus clésicas y coremoniosas entregas de premios af alumnado, “presidida por su rec tor, sefior Cascajares. y amenizada por diferon- fos compases musicales a cargo de los discipu- fos del colegio” *. En 1900 6s fa Universidad Pontificia !a que, con motivo de la celebracién anual de su patrono Santo Tomés, realiza una funcién, presidida solemnemente por el “car- denal, obispo, representaciones de todas Jas facuitades, elemento militar... en la que se hizo escuchar ef magnifico tonégrafo, adquirido por la Universidad, en fos intermedios” *, —4— Junto. a estos dos anteriores y sin que poda- ‘mos precisar con exactitud la fecha de adquisi- cién, hay que situar el museistico gramsfono de la firma comercial “La Voz de su Amo” que fa “Compaiila de Maria” conserva todavia hoy —a diferencia de iss dos instituciones ente- riores— y que adquiriera probablemente en las primeras décadas del presente siglo. “ROMANZA DISCORDATA £ COMMERCIO GALOPPANTE” Para conocer fo que en religloso silencio es- cuchaba of distinguide pablico, congregado en torno 2 la pequefia caiita con trompa, no debe- mos guiarnos de las entusiastas y alentadoras propagandes contemporéneas. Si hacemos una pequefia trampa y nos centramos en lo que dice la publicidad de diez afios mas tarde acerca de sus propios fondgratos y gramétonos, técni- camente mas perlectos, puode que encontre- mos una pista més segura. Sabemos asi que sus “bocinas sonoras... (daben) a la voz humana una entonacién nasal ¢ impertecta con sus vibra- clones metélicas” y aunque “todo e! mundo (an- te ef fondgrato) presta atento oido para enten- der les palabras cantadas de un arla famosa... @3 en vano. Se oyen los sonidos melodiosos pero no se entiends ni una palabra” . Ademas, “necositaban el cambio constante de agule. que es tan aguda... y va comiondo ef disco” con el consiguiente “ruido que produce” *. Las primeras representaciones comerciales llegadas al Valladolid def cambio de siglo tue- ron las de tas patentes francesas “PATHE”, “GRAMOPHONE”, “LA VOZ DE SU AMO" %, siendo posterior fa llegada de la firma inglesa “ODEON”. Practicamente son fos constructors tranceses los que exclusivizan ia produccléa gramofénica que llega @ nuestra ciudad. Por elfo era de buen tono “acheter francais” 18, EI primero y principal distribuior de todo ti- po do parlantes en la cludad durante mucho Hempo es, sin lugar a dudas, “GUILLEN E Hi- JO”, quien en 1900 daba a conocer propagan- disticamente al “Norte de Castilla” su “imperial Gramétono”, en el que podfa observarse cémo “se ven con él las diferencias de los anteriores fonégratos, los discos son inalterables a ia tem- peratura @ Insensibies al roce exterior... (poseen) distintas medidas de velocidad y variantes en sus sonadas”, asi como mayor volumen #, Los Guillén se comenzaron presentando en principio como “exclusivos depositarios de Gra- mophane” " y “La Voz de su Amo” *, para ser- Jo més tarde de “Odedn” #. Tuvioron los due- fios de esta tienda gran cuidado en atender ex- quisitamente 1a propaganda relacionada con el mundillo tonogrético. A través de ella podemos seguir, por ejemplo, los nuevos discos de mo- Ga que llegaban al almacén: “EI nifio judio... en discos marca Gramétono... Rosario Leonls hace de esta bella partitura del maestro una verda- dera creacién” ®. “Dofia Francisquita”... “clti- 8 mo éxito de Vives en Madrid en discos La Voz de su Amo” #.,, Hay que reconocer que, apar- te de la gran cantidad de informaotén que esta publicidad nos acerca, muchos de los disefios de fa propaganda en sf eran de gren elegancia y originalidad y conviene destacar, ademés, ia ‘gran extensién que ocupaba trecuentemente en los perlédicos. Merece, sin embargo, sefielarse que fa importancia de la contribucién de “Gui- Hén @ hijo” a la difusién y conocimiento del fonégrafo trasciende més alld del mero negocio, rutinario, pues consiguieron hacer de su esta- blecimiento un lugar de encuentro de moder- nos meiémanos de! cilindro y del disco e, inclu- so, Hegé a funcionar a modo de sala de con- clortos: “concierto gramoténico en fos almace- nes... of domingo... se hard oir integra la dpera TPagliaci, de Leoncavallo...” 2, Sin embargo, no fueron los Guillén por mu- cho tlempo tos exclusives representantes de fa “Gramophone”, ya que, al menos desde 1904, figura Aquilino Alcaniz —en Acera, 18— en la lista de corresponsales de esta marca en Valla- dotid 4, como fo serla también de “Pathé” 2. Otro almacén —“GASA IGLESIAS" — que sin- ti6 Ja Hamada @ ta contribucién al “progreso” con las méquinas, sobre todo fas de coser, de- dicose a vender los parlantes “VICTORIA” en 1920 y tres afios mas tarde olrecia al pliblico vailisoletano también los “ODEON”. Esta ilti- ma marca, un poco més rotrasada que Jas ante- slores, como ya hemos indicado, también podria ser encontrada on “HIJOS DE MOLINER”, en Fuente: Dorada, 10-13 38, De todos modos no corresponde sélo a los comerciantes vallisoletanos el honor de haber contribuido a la ditusién del fondgrafo entre sus Paisanos. Hay que tener en cuenta también la competencia de diversos viajantes esporadicos que, de cuando en cuando Hlegaban a fa ciudad, Gispuestos a anticiparse en fa vanta y ditusin de diversas marcas. Ese fue el caso de los “Hi- fos de Blas Cuesta”, de Valencia, que visitaron Valladolid en 1901, cuando apenas estaba es- bozado tal género de comercio en la ribera del Pisuerga: “Permaneceran varios dias para mos- trar los fonégratos Edisson de todos fos mode- fos desde 75 pesetas en adelante; bettines de todas clases y gran coleccién de cilindros im- presionados. Material y plezas sueltas de todas clases. Hospédase (Sr. Gif y Gil) en ef Hotel del Sigio, @ disposicién de 9-13 y de 14-18. Nota: ‘Se compone toda clase ‘de aparatos y se cant bian pequefios a grandes” *, Otra platatorma importante en esta ditusion la pusieron por su cuenta las propias grandes marcas a base de una machacona ¢ insistent Namada al consumo dirigida hacia las clases de mayor poder adquisitivo, mediante recursos pu- ° blicitarios de diversa consideracién e importan- cia en la prensa periédica. Si la prepotente rar ca francesa “Gramophone” mandaba Impresio- nar en 1903 en nuestros periédicos *” su logoti- po y la direcci6n de la representacién en Barce- ona, seguidas de una tista de Jos compositores grabados en sus discos, un afio después anun- ciaba en las coltumnas de “El Norte de Castilia” a creacién de un miniperiddico a su servicio, #1 “Gramophone noticles”, de carécter mensual y gratuito. Su objetivo iba‘a ser olf tratar de “se- Quir y seffatar paso a paso los progresos def arte musical, la apariciin de nuevas obras, las producciones interesantes de jos artistes y ef berteccionamlento de todos los instrumentos... No se disimulaba, sin embargo, la auténtica m ta do tamatia. pretonsién:."En Espaiia bien pron to podrén contarse por mitiares las familias que posean un Gramophone y, sin embargo, hasta Ja hora presente ningiin periddico musical serio se ha dedicado a hacer resaltar tos progresos de este maraviltoso instrumento...” *, "“JOTA FINAL” La posibilidad de tener a ios mejores divos en la propia casa, la comodidad, 1a economia (?) y Ia felicidad del hogar, son los principales ar- gumentos de apoyo publicitario para la plene acogida de estos aparatos en Valiadolid: ";Pue- de Vd.... por ventura imaginar algo mas delicio- so ni mas placentero que ofr a Caruso, el tenor mas eminente de nuestros tiempos, cantar en casa de Vd... y cantar sdlo como 6! sabe hacer- 02... gHay entre todas las conquistas de la cien- cia algo mas portentoso que esto?” *, Evidentemente, la sugerencla abrie la imagi- nacién a lo maravitioso, tanto fa de quienes coniaban con ia posibitidad de escuchar an di- recto a los mejores cantantes y orquestas —ca- $0 de los privilegiados melémanos de {a Villa y Corte—, como, sobre todo, la de fos residen- tes en provinclas, abandonados a ia fugaz suer- te en éstas como en tantas otras ouestiones. Todos poorfan ahora no sélo escuchar a los mejores, sino hacerles repetir las melodias cuantas' veces quisieran. Cada duefio de gra- métono venia a convertirse par los vericuetos de Ia técnica en nuevo sefior de corte y castillo, capaz de poseer a su alrededor uno a uno a los més brillantes mdsicos, dispuestos a satistacer- fe con sus melodfas preferidas, pero con la ven- taja de una preocupacién minima de mantoni- miento. —6— Mas alla de este cmulo de ventajas prodiga- das por a publicidad, ef fondgrato tue entenai- do lempranamente también como vehiculo de otros aspectas culturales. No es raro, pues, en- contrar articulos en ia prensa de la época —también en “EI Norte de Castilla” 0 en la “Libertad de Valladolid” — referentes, por ejem- plo, a su utitizacion en la ensefranza, en ef co- 1120, etc.: “Edison se ocupa en transtormar los cilindros de fos fondgratos para hacerlos mas iransportables. Hace ya algin tiempo que las persones que poseen fondgrafos y desean ofr la voz de sus amigos 0 parientes, se enviaban por ef correo los cllindros; perc actuaimenie son demasiado grandes para que el transporte sea practice y econémico. Los nuevos cifindfos son tan pequeiios (18 de largo por dos de diémetro), que se los puede encerrar dentro de pequeiios cartones y no re~ quieren més que un pequefo tranqueo... Edisson cree que ef empleo més considerable del fond- grefo seré para fa correspondencia.. Los fono- gramas reemplazarén a ias cartas” ®. YTampoco {a Iglesia permanecié ajena a ia perspectiva de ensefianza que permitia ef nue vo invento. Durante ef Congreso Catequista ce- Iebrado on nuestra ciudad, en 1913, fueron pre- seniades algunos aparatos “Gramophone” y “Ode6n” con el protexto de poder servir de en- tretenimiento en tas veladas de catecismo e in- cluso como medio de ensefianza del canto li- turgico: “En ellos encontrarén atin los profanos al arte musical, no s6lo elementos variados de que puedan servirse en las veladas catoquisti- cas, que tanto realce, dan al Catecismo, ain en las mas Insigniticantes aldeas; sino también ha- Warén maestros incansables que ies puedan adiestrar en los secretos dei canto fitirgico y de las canciones piadosas que tanto animan les sesiones catequisticas. A este género de propaganda catélica tan poco explotado, v tan extraordinariamente prac- fico, se viene dedicando hace unos afios don Bermardo Gazapo, establecido en Zamora...” *!. Las impresionies favorables del arzobispo de Burgos sobre ef particular ® serlan luego habil- ‘mente repetidas como elemento propagandisti- co en revistas de difusién en ambitos eclesias- ticos, primordialmente: “Imposible serfa hallar un maestro mas puntual, mas incansable, mas pactente, ni mas apto para secundar fos ar- dientes deseos y mandatos de! Sumo Portitice. Celebramos con toda el alma esta especie de santificacién de! graméfono, esperando que ha de contribuir grandemente al conocimiento y a la difusién del verdadero canto tradicional de ta Iglosia Catolica” *. Eran los afios del entusiasmo misico-religioso posterior al “Motu proprio” de 1903, y todo era aprovechable para “colocar” ef aparato, al mar~ gen de su indudable utilidad. Sin embargo, del mismo modo que otras recomendaciones de la famosa carta de Plo X —por ejemplo fas refe- sentes a la utilizacién del drgano 0 al menos det armonium en cada parroqula— no llegarian a realizarse, por excesiva pobreza en unos casos y por desidia en muchos otros, fa utllizacién det fondgrafo on este ambito Iba a ser muy disper, amén de remisa. Algo simifar cabe decir de su utilizacién en el estricto marco de’ fa ensenanza —al margen de connotaciones de laicismo o re- figiosidad— que ha Hegado hasta c! presonte rolvindicando para fos aparatos sucesores del fonégrato una mejor usanza con el fin de hacer- fos rendir en todas sus posibilidades. En ta practica, ta principal y cast unica im- portante utifizacién de. los gramofonos tendra ‘como objeto la difusién. musical. Es dificil po- der precisar los datos de particulares agracia- dos con la posesion de gramdtonos.en el Valla- dolid del cambio de siglo. Nos consta de algu- nas pocas familias, fos Villalonga, Enciso, Men- dizdbal, Zuloaga... Conocemos de éste Ultimo of amplio uso que dio a su graméfono y @ su mag- nifica discotece, probablemente la mejor surti- da de fa ciudad, organizando unas veladas do concierto para un reducide grupo de aficiona- dos y profesionaies. Le misica que se escuchaba mas habitual mento en esta clase de aparatos se componia primordiaimente de zaruelas y romanzes de Opera y, en muy tltimo lugar, de musica sinfd- nica, én un orden justamente contrario al de ta generacién actual de aparatos’ y de melomania. Es indudable, sin embargo, que aquollos cend- culos-santuario de primeros oyentes contribu- yeron a modo de ferment a fa formacién de algunos melémanos de alta categorla en ta ciu- dad, més alld de ta rutina habitual en que ésta se movia. Tamafio desajuste, provocado en par- te con Ja contribucién del fondgrato, tendria su (1), BL Norte de Castille, Valladtid, nim. 3243, 12 eve. 10 de 1922, pas, 5 Q) BE Norte de Cautils, nim, 11.395, 13-18-1894, phe tine 3. Se tmtabe de aparawos todavin may simples. Pensemor Que es en este mismo ao cuando les hermanos Pathé compsea Jas patentes de Edissoo. Es cambién of mismo aio en qve Ba: sraud pinta < clebre perro anee cf gciméfono, el “Nipper dos” de la "Vor de su ams", avaqee no legac a segistac hasta 1900, ©) Bl Norte de Casita, nim, 11.398, 181X-1894, (@) EL Norte de Casilla, aim. 14.113, 3-X-1894 ©) La lboriad do Valladolid, nro, 14.499, $-X-1895, O) BE Norte de Casita, wim. 11.398, 184K-1894, @) Bn 1898 consea que el espocticnlo se cclebié eo Ja ‘alle Montero Calvo. Ver: EE Nore de Caitilla, witn. 13.000, 151X-1898. (8) A ese seapecio merece le pene seproducie aqui ol siguiente anuncio de 1924: "Dicen que ete aio 0 se abze ei Teneo Real (Qu mpora? Con mis comolad) con acho suayor economia podemor pasar Ins veladas invesasles, 2Querés ‘conocer el medio? / Adguirid iamediawnente Tor gélebres sates parlantes... y cenairtis ea yoesta cist, defile Ia Sper prelorida, cantada por el dive de mods, basta el aals moderno fox". Vee: Blanes y Negro, Madeid, nism, L727; 22-VLA924, (9) BL Novis de Castille, wim. 12.709, 24-V-1898, 10) BY Nene de Carita, am, 13,545, 10-11-1900, GD Ast rezaba fa propaganda de Fendgrales Quiles. Ver Blanco 7 Negro, Madtid, im, 1216, 26-VICI9L4. (12) Poblicided de Discos Pathé y Pathéfonos, en Blen- eo 7 Negro, Madeid jim. 1348, TR-IILIOL7. (13) Poblicided de Columbia, ea Blawo y Negro, Me id, im, 1.763, 1-1-1925. (14) “Gramophone” y “La Vor de su Amo" pertenectan 4x misma compa Ver: PEREGRIN GUTIERREZ, 7. “Cronologis de cen afios de sonice grabado", en Ritoro, so XLVI, nim. 477, pig. 9 ¥ 8. (15) Ver catilogo de Ia exposicion montada por el Musée ‘des Aro ct Traditions Populaire, 1! Tnsirament de musique vertiente més positiva e importante en la cons- truccién det futuro musical de la ciudad: fomen- tando Ja critica exigente y las audiciones poco convencionales, se estaba construyendo ia in- fraestructura musical de Valladolid, base de fu- turas inciativas. Este es ef panorama de fa entronizacion de una parte de la musica mecanizada en Vallado- lid. Tuvo lugar antes de que se produjera ef de- sencanto frente 2 la musica en vivo, antes de que ei individualismo de la escucha despreocu- pata de la atencién al espectéculo publico, an- tos de que las loyes dei comercio educaran of gusto, antes de que el concierto se convirtiera @n eacaparate del disco, antes de que primara el pasivo consumo masificador sobre ta crea- cién participativa, antes do... populeire, wsezes of sombcles, Pati, 28-X-1980 / 19-1V-1981, Paris, Ed, Réunion des Musées Natioeaux, 2981, pig. 179. (18) FL None do Canta, nen, £381, 31111900, (7) Ht Norte de Casita, nim, 8833, 14-¥0-1908. (18) Expliciarfan esta patente en EI Norte de Castille, 2SXEI912, pig. 2 (09) Senin la declaraciones. del informante don Angel Guillen 0) BL Nerte de Casilie, aim, 6.694, 14.11.1908, 4 Bes 3. 1) Bl None de Catia, 23.1V-1918, pie 1 (22) Hl Norte de Casilla, 6XIE1923, pp. 3. (23) Al Norte de Casilla, aim, 15.311, 20-11-1904, pi gine 4. (24) Blanco y Negro, Madrid, Gen, 1348, 18-10-1917. (25), Ei Note de Gavia, nim. 23334, 194X-1917, pie sins 3. Hn 1920 oe enviaela a Norte de Castile propaganda de esti casa desde. Madrid, sin espeificar concesionario ala sudad vallisoleaca, Ver ef periélico de fecha 10-VII-1920, ple. 5. (28) Le tiberted de Valladolid, 410-1901, pi. 3 GP BE Nome de Cail, ta 14949, 28411903, pi sine 3, G8) BL Nore de Castily as, 1331U1, 2041-908, pi- sina! 9) Para un wcescamient a este tema ver: LABAJO, Joaauina: “Misica y propaganda’, en Caadernas de Mévice ‘iimero monogrifico con ei titulo: 140 aor de: Asics y Pro la, en, colaboracidn on Manvel Menor), nit. 3, febre- to 1983, pags. 11-25. Duct de la propaganda en Norte de aati, nim. 21.357, 27RH1912, page 8 GO) BI Norte de Castile, aim, 10.500, 27-11-1892. G1) Crdnica Oliciel del Congreso Categuisico, Vellado- Jie, 1913, Toma I, pig. 350, G2) Grévise Oficial del Congreso Categuistice, ‘em, plas. 350351. 3). Por ejemplo en Mitiea Sacro-Hispane, XI vie 9-10, septiembre, 1918, hh eek LA TRADICION ORAL, HOY (El ejemplo del Romancero) Uno de los principales problemas que plantea el estudio de la tradicién oral es 12 variedad de materiales que en ella encontramos: Canciones de muchos tipos, cuentos, leyendas, prover bios, adivinanzas... Tal diversidad se halla re- figjada en las distintas disciplinas que se inte- tesan por esta forma de cultura (Fliologia, mu- sicologia, antropologia, etnotogia, folkiore). An- te campo tan compiojo los estudiosos adoptan posturas muy diferentes y. a veces, contrarias. Los hay que tienden al trebajo en equipo —en ocasiones, simplemente, contrastado con las aportaciones de los especialistas en otras ma- y los hay que prefieren autolimitarse ando s6lo aquellas parcelas propicias para sus conocimientos y métodos. cada profesional se inciina a “su terreno” el tema que anali- za, aisiando et objeto de su estudio de! con- texto y marginando —en algunos casos— as- peclos nada desdefiables. Resulta dificlt acer- far con el enfoque adecuado: no tan estrecho que nos impida contemplar ol problema en su conjunto ni ten amplio que nos aboque a una poligrosa dispersion especulativa?. De otro ta- do, aunque la tradicién oral es frecuentemente utilizada como primera fuente de muchos tra- bajos, no nos tropezamos mas que rara vez con Investigaciones especificas sobre osta clase de transmisién, sus mecanismos y comportamiento. Cuando, por ejempio, comencé a inieresarme por la tradicién oral en la vieja Castilla tuve que rastrear —on Io que so refiere a su cons- tancia bibliogréfica— datos acerca de ella en muy variadas publicaciones que iban del porio- dismo curioge al ensayo antropolégico, pasan- do por recopilaciones literarias y musicales > Y, sin caer en el error de substraer el fendme- no a otras realidades que lo envuciven, creo que es necesario analizario desde unas coor- denadas concretas de espacio y de tiempo, pues la tradicién oral va transformandose, no se mantione estética, como tampoco se conserva inmovil la comunidad humana en que se sus- tenta. Luis Diaz G. Viana Univorsty of Calorie, tera PENGpP Stunt “coe a achtision del Cone Conpo Hispone Novtererieena pare Aumice Edw cron y Cofties? A menudo observamos cue de un determina- do canto 0 relato se dice que os transmitido oralmente en una delimitada zona y que incluso so trazan mapas a propésito de ciertos temas dictaminando en qué areas se conocen 0 no. Pero si tenemos en cuenta que algunas de las recopilaciones en que tales investigaciones so besan fueron realizadas hace mas de ochenta afos, gce qué tradicion oral hablamos, en rea- lidad? Y mas ain, gen qué periodo de tempo 0 bajo qué circunstancias— puede alterarse ©, por el contrario, mantenerse con unos cem- bios minimos respecto a etapas inmediatamon- te anteriores? El comportamiento de ta tradicion oral es di ferente segin las zonas y localidades, aunque la sustancia transmitida provenga de un mismo tronco cultural. Cada comunidad se ve, ade- mas, sometida a unas particulares presiones que la condicionan. Convione recordar en este sen- tido gue el fenémeno que comento constituye en primer [ugar —y tal como nos indica 12 pro- nia etimologia del término— una “entrega” (tradare”), pero también, de acuerdo con las observaciones de Sergio Baldi, un “desarrollo en comin” *. Una generacién entrega a otra un materia! on perpotuo cambio. La ambigdedac y confusién que observamos respecto a contenidos y planteamientos se re- fajan en ia terminologia empleada con relacién @ la tradiclén oral: Vocablos inexactos, defini- ciones que precisan una revisién, conceptos es- cesamente di \itados. Pensemos en el campo, aparentemente bien conocido y muy estudiade, del Romancero tra- dicional. En el plano teérico, cuaiguier esiu- diante do Literatura “ore saber” qué es un ro- mance, cual fue el origen del género y como ain pervive en la tradicién oral, Pero, en reeli- dad, at romancista més especializado pueden asaltarle ciertas dudas a la hora de catalogar determinados temas como “romances” 0 “no romances” y muchas mas al Intentar 1a division en “clases” de las diversas composiciones re- copiladas. La clasificacion que generalmente se — viene aplicando para el estudio del Romancero mezcla criterlos tematicos (novelescos, caba- llerescos, religiosos, fronterizos) con otros cro- nolégicos (viejos, ‘nuevos, religiosos-tard‘os, stc.), y utiliza referencias poco precisas a la forma de transmisién (romances juglarescos, de pliego) entreverddas con apreciaciones de ‘ca racter estético (romances vulgares) © estilisti- co (renacentistas, barrocos). Las dificultades para realizar un andlisis cla- ro del problema aumentan si comparamos él romance con sus “garientes”, si intentamos si- tuarle adecuadamente dentro del marco general de la batada. Algunas discusiones, por ejemplo, en tomo a otras formas baladisticas como el “Corrido” provienen, segun ha apuntado Améri- co Paredes, de una diferente interpretacion de as definiciones empleedas‘, Puede afirmarse que los abundantes y valiosos estudios efectus- dos sobre el Romancero parten, en general, de una sola perspectiva y van dirigidos en una mis- ma direccién. Contemos, pues, con un Importan- te conocimiento del tema en su vertiente histé- rico-literaria, pero no se ha investigado igual- mente el Romancero como fenémeno de nuestro folklore y sabemos mucho menos de la realidad social y antropoldgica en que se sustenta. Las encuestas romancisticas, por 10 general esporadicas y superticiales 5, suelen plantearse desde una perspectiva que vicia, de principio, el acercamiento objetivo a la tradicién oral. Se trata de obtener “joyas" poéticas, raras, cu- riosas, que ayuden a documentar Ja biografia dol romance. Interesan, casi siempre, mas 108 textos que las melodias y de ahi ese lamentable descuido en que hasta hoy, y salvo raras ox- cepciones, se ha hallado ta riqueza musical dol Romancero. Maximiano Traparo, en un lucida trabajo, puso de manifiesto esta deficiencia que iq mn ge se refleja también en la ausencia de guias dis- cogréficas sobre el tema; ausencia que contras- ta con el ntmero de grabaciones —nada des- Preciable— que en los ultimos afos diversos cantores (prdfesionales 0 no} han ido ofrecién- donos Los recopitadores de romances hemos bus- cade, por 10 comén, “piezas con pedigri" y yo teouerdo cémo en'mi persecucién de textos “valiosos” —en lo histérico y en Io titerarlo— despieciaba, cuando realicé mis primeras en- cuestas, 15 composiciones que no conocia y que tanio su “dudosa documentacién” como su estilo desalifiado delataban como. “vulgares”. La discriminacién respecto a este tipo de “ba- jadas" a las que de otro lado denominamos —Igueimente— “romances”, ha conducido mu- chas veces aun desconocimiento de la totali- dad de la “tradicién ora” en el lugar que se encuesta, ; inclliso, en“algunos casos, a un faiseamiento de ta verdadera importancia, fun- cional y cuantitiva de las respectivas crea nes posticas en una determinada zona. Yo pron- to cambié de postura cuando empecé a des- cubrir el inmenso valor sociolégico de esos ro- mances considerados como “no iradicionale: Paralelamente, me replanteé Ja actitud det romancista que baja de un coche, sondea apre- suredo a sus “posibles victimas” y regresa a 1x ciudad més proxima. Tal_comportamiento responde a un enfogue abstracto del problema. No se pretende indagar la tradicién oral de un rea concreta, sino descubrir nuevos y dorados frutos del arbo! romancistico. Pero, en realidad, y desde el punto de vista de Ia oficacia metodo- légica, he podido comprobar que el encuestar velozmente un gran nimeto de lugares en ta busqueda de un sélo tipo de material —rom: ces tradicionales— ni siguiera produce mejo- ros resultados. Mi reciente experiencia de re- copilador en Soria me ha demostrado que los mejores informantes no se encuentran nece- sarlamente on puntos recéditos y que [a reco- leccién reposada de todo génoro de materiales folkiéricos en un sdlo pueblo, o también, en una sola familia, resulta enormemente fructitera. Mas que ia fugaz caza de romances en el fin do semana, Se impone, pues, un método de ro- copilacion proximo a la labor del antropélogo que, dia a dia, recoge datos sobre una determi- nada comunidad 7 Pues contintan sin respuesta algunas cues- tiones ian simples como fundamentales.: El ro- mancero se sigue transmitiondo oralmente pero, cen qué lugares y colectividades? zPor qué en unos medios se ha conservado y en otros no? zQuign lo transmite hoy y de qué manera? Qué — materiales son los que en este momento se re- citan 0 cantan y qué proceso de seleccién se ha producido respecto a épocas pasadas? Y una pregunta esencial: 2Qué tipo de composi- clones dobomos considerar como romancisti- cas En un interesantisimo trabajo sobre el “me- canismo reproductivo del romancero” *. Diego Catalan sefiald esa especial caracteristica de los romances —extensible también a otros tex- los baladisticos— de no ser un “discurso clau- surado, sino un programa virtual, sujeto cons- tantemente 2 iransformacién”; tal aspecto dife- rencia, en efecto, al “ciscurso tradicional”, co- ‘mo Diego Catalan to denomina, del “propla~ mente fiterario” %. En realidad, y aunque se comprende lo que el ilustre investigador quiere decir, “literarios” son ambos discursos, mas topamos aqui con la concepcién —viciada en el propio término que la define— de “Literatura”. La etimologia de la palabra hace referencia a la letra escrita cuando, de otro lado, engloba toda creacién arlistica sustentada en el lengua- je: de ahi el hibrido y casi contradictorio en- gendro de “literatura oral” cue, a veces, quie- nes estudiamos este campo hemos venido uti lizando ™, Diego Catalan sefiala licldamente cémo “et sujeto portador de foikiore no es un productor despersonalizado” y cémo el ambiente en que se realiza la "reproduccion” ejerce su presién sobre ese programa o sistema ablerto que es el Romancero. Pero aunque distinguidos investi- gadores como Braulio Do Nascimento se han ‘ocupado, por ejemplo, del factor eufemistico y de su influencia en ia transformacién de las distintas versiones de un romance, este terre~ no, importantisimo, permanece casi descono- cido, En ol trabajo mencionado y tras afir- mar que “cualquier discurso es una estructu- ra homéloga a la realidad en que se crea” y “que el mensaje romancistico esta articulade en funcién de la praxis social e histérica en que se crea y se recrea”, Diego Catalan decia ra su no transgresién del campo puramente se~ miolégico: “Un estudio clentifico de los roman- ses debe aspirar a describir exhaustivamente los varios niveles de integracion de! discurso hasta alcanzar e! punto en que 6! “discurso” se articula en 1a praxis social e histérica” *. Jus- lifica luego, escasamente, tal autolimitacion: “Si abandonamos, por razones tacticas, el estudio extrasemioldgico —sin oividar por ello que la inteligibitidad det objeto s6lo es posible a par- tir de su funcién dentro de la totalidad en la cual funciona—, atin debemos examinar la es- ‘uctura mediadora como una estructura com- pleja articulada en varios niveles (segun un modelo no muy distinto at de la articulacién det Jenguaje natural) Respecto a la definicién de “romance” reco- noce que lodavia "no se ha intentado describir el conjunto de propiedades estructurales, y es- ta ausencia de definicién contleva a que no se- pamos si esta “clase” de discurso se subdivide =como es posible— en “subclases” que exijan descripciones formates independientes” #. Mi opinién os que, estas “subclases” existen -—z06mo no habria de darse en un tipo de crea- cién tan compleja y sujeta a cambios como es e! Romancero?— y que las clasificaciones al uso no nos aclaran lo que cada clase ce ro- mance puede tener de especitico. Por el con- trario, 1a imprecision de los términos utilizados frecuentemente contribuye a aumentar la con- fusion. Pero al tiempo que confiesa Diego Catalén esta evidente carencia de una definicién rigu- rosa del Romancera, expresa en el trabajo que comento su propésito de hablar sobre un “mo- dele romancistico” que él extrae de una seri de composiciones consideradas, “a priori”, “como romances tradicionalos”. Excluye; antes de llegar a caracterizar el lenguaje y estructura del “romance tradicional” a otros poemas tra~ dicionales porque no poseen esas caracteristi- 23 que se propono describir y admite que tal exclusion es tdctica y —hasta cierto punto— arbitraria, porque, segiin sus mismas palabra “ello no quiere decir que las estructuras exclu das no deban, en su dia, integrarse en una de- finicién del “Romancero” mas comprensiva” ®. Contradicloriamente se piensa —y asi lo apunta Diego Gatalén— que el “Romancero tradicional” es un “género féclimente econo ble”, mas como el propio autor precisa, “apare- ce como tal”, En realidad, constituye un gé- nero Identificable en gran numero de casos, po- ro difusamente definido. Y no deja de sorpren- der que en torno a un tema mal delimitado se hayan acumulado tantos estudios y literatura. Revisemos los términos de “romance tradicio- nal”, 4Gémo habremos de interpretar caca uno de estos vocablos? No se trata Gnicamente de Teconocer lo que “parece” un romance, sino de intentar definirio en base a unas caracteristi- cas particutares. Definir —en el campo poéti- co— no es facil y menos atin si nos movemos en las tierras no bien conocidas de ta tradicion oral, Pero se nos impone la necesidad de con- cretar mejor la sustancia de un concepto sobre ‘el que se han ido levantando métodos y teorias. Y algunos tOplcos —no comprobados con da- tos— que son repetidos como dogmas. _— Se habla de “romance tradicional” y se opo- ne tal clase de composicion a otros tipos cu- yos limites son también contusos: “romances de ciego”, “de pliego”, “vulgares”... Y, aunque no exista una definicién expresa, se piensa que los “tradicionales” son aquellos viejos romances de antigiiedad y nobleza identificables por hallar- se versiones suyas en los Gancioneros roman- cisticos de antafio: asimilables a éstos puoden ser otros textos de estilo similar. Y surge la ZCuando hacemos referencia a “ro- ional” aludimos a un “estado” den- to de la transmisién oral, a un determinado estilo, a una tematica, a una cronologia, a una concreta forma poética? 2A una mezcla de to- do ello? Resulta evidente que un “romance” no lo es Unicamente por su forma estréfica (de octosi- labos asonalados 0, seglin la descripoién de Menéndez Pidal, diociseisiiabos en hemistiquics de ocho); hay versiones muy arcaicas de algu- ‘fos temas romancisticos de métrica hexa y hep- tasildbica y ain en la tradicién oral de nuestros dias podemos encontrar muestras de esas ca- racteristicas. De otro lado, llamamos “roman- ce" a las coplas —generalmente cuartetas aso- natadas— de la literatura de corde! y catalog2- mos como tales a clertas “canciones seriadas” de targa extension. Ejemplos de esta practica los hallamos en varios romanceros Para superar semejantes contradicciones, puesto que también nos topamos.en la historia de nuestra Literatura con “romances formales” que, por su contenido, son, en realidad, poemas liricos, se elaboré la conocida definicion, se- gin fa cual, el “romance” constituye, fundarien- talmente, una composicién épico-lirica®, De este modo, 10 que el Romancero se supone que es, quedaba ligado a su propia historia de ta manera en que Menendez Pidal ia habla recons- truido. De acuerdo con la opinién del genial estudioso de nuestra poesia épica los romances provienen de las gestas, son ramas desgajades de_aquel tronco. Posteriormente, el romance —cuya principal funcién eta la de narrar— es- tilizaria su estructura acusando 1a influencia de Ja canci6n lirica que al final de la Edad Media Presiona sobre la tradicién oral europea ™. E) romance parece pues el hibrido resultante de dos conceptos que la teoria literaria trade sional enfrenta entre si: Epica y Lirica. El ro- mance pondria de manifiosto al conclliar, “en a préctica”, ta oposicién aparente de ambos generos, que las clasificaciones demasiado ge- nerales ‘son mas orientativas que reales, que sirvan para nutrir 198 siempro repetitivos manuales de Literatura, Menéndez Pidal sefialé cémo ta forma métri- ea no basta para dofinir y reconocer un roman- ce y que, por lo tanto habriamos de atender a su contenido y tematica, ;Pero debemos cata- logar como romance a todo pooma narrative desarrollado en didlogos y con clertos elemen- tos liricos 0 s6lo a los poemas narrativos con una estructura y unas formulas expresivas de- terminadas? En ol primer caso, las composicio- nas “de ciego” quedarian incluldas; en ei se- gundo, seria necesario precisar el sistema ex- Presivo del romance —no del todo caracteriza- do todavia—~ y deci¢ir qué textos entran en su esfera estilistica®. De otra parte, ese “Arbo! de numerosas ra- mas” que es el Romancero, segtin la expresion de Menéndez Pidal, ha experimentado, a Io lar- go de su historia, cambios que afectaron a eu forma, @ su modo de transmisién e, incluso, a su temética*. De aquellos poemas irrogulares en su medida de los que hablaba el Marqués de Santillana™, sin distinguir probablemente de- masiado entre gesta y romance, se paso a un romancero mas cortesano y pulero que serla recogido en libros e inspiraria después a ilus- tres literatos. Y el romance se refugiard luego en las éreas rurales y mas ‘tarde volvera a in- toresar a los recopiladores y escritores “cults”, ©, mejor dicho, “urbanos”. Tales peripecias de- jaron huella en ta blogratia del Romancero, in- cidieron en el material tranemitido por la selec- in que do 161 se hizo y por las transformacio- nes acaecidas en algunos temas. Un caso tipi- co serla, por ejemplo, el cambio de sentido que un poema de mentalidad cortesana, “La dama y @ pastor”, “pastorela al revés”, en que un ristico se ve requerido por una dama casqui- vana, sufrié al ser transmitido, durante sigios, Precisamente, por otros “rusticos”. En versionos de la tradicién actual et pastor no es el ridicuto —2— villano de 1s antiguos textes, sino un digno personaje que desprecia a la estupida damise- la, {Qué criterio adoptaremos, pues, para defi nir el romance? {Consideraremas sélo como fal a.una de las clases o formas que ei romance presonto en su proceso evolutivo? zConsidera- remos sélo como tal a ese romance renacentis- ta fijado literariamente del que aun perviven interesantes hueliag en la tradicién oral de nues- tros dias? 2A aquel romance que para Menén- dez Pidal era ei “mas excelente” y perfecto? Enfoquemos ol problema desde una perspectiva contemporénea. ;Distinguen los informantes de hoy las categories de romances que comenta- mos? Dado que -ciertos investigadores parecen pensar esto ne dedicado especial interés a tal punto, en mis Gitimas encusstas, y he podido comprobar en mi recopilacion romancistica por tierras sorianas, que Gnicamente el 3 por 100 de mis informantes era capaz de hallar diferencias —més por e! modo de transmisidn y ‘a antigiie- dad que por estilo o contenido— entre unos y ‘otros poemas narrativos. En general, identifican “el romance” con aquellos cantos largos que relatan une historia 0 con textos recitades que iambién cuentan “algn sucedido” #, Varios in- formantes de Soria —y mis grabaciones asi to alestiguan— me comunicaban sin distincién tanto una vieja version de “Blancafior y Filome- na” como un romance de ciego de no mas de selenta afos de antigiedad. No afirmo que ello sea un hecho general, pero si constato que se produce de manera mayoritaria en las zonas que yo he encuestado —Soria, Palencia, Valla- dolid—- y por esta razén no parece que la teo- ria coniraria (segun la cuat los informantos se- rian conscientes de qué tipo de tradicion trans- miten) se base en datos actuales y veridicos Otra creencia muy extendida entre los estu- diogos del Romancero os que los romances Hla- madas “tradicionales” y los otros, “vulgares” y “de ciego", siguen diferentes vias de transmi sién y tal razonamiento resulta cierto para su origen y primera difusién pero no para su con- servacion en la tradicion oral de hoy. Como an- les dije, Ios mismos Informantes pueden ser os transmisores de ambas creaciones. También so piensa que el “corpus romancistico vulgar” vie~ ne a desplazar al otro y causa su desaparicién. Aunque en alguna zona oste fenémeno quiz haya ocurrido, no es cierto que “siempre” ocu- rea asi, En mi recopliacién de Soria he reunido un rice material —muy variado—, dentro det cual cinco composiciones prueban una clara interinfuencia entre ambas “tradiciones”, una velusta y otra favorecida por los cantores am- bulantes *, La historia de “Don Bueso y su hermana cau- tiva”, por ejempio, puede verse aclualizada de modo que nos narre: la aventura de una nifia capturada en tos riscos de Meillla. cuando la “guerra de Africa"; 0 una cancién que recoge las quejas de los reservists en su marcha ha- cla la “guerra de Cuba” puede sorprendernos con los conocidisimos versos de la “Condesita”: Si a los slete afios no vwuelvo/te: puedes, nifia casar A propésito de la escasa incidencla do lo: pliegos “reactualizados" sobre “Gerineldo Menéndez Pidal dictaminé Ia. minima inciden- cia de esta literatura en ia tradicién oral y en el Romancoro tradicionat, pero la importante pre~ sencia —en cuanto a nimeros reales— de esta ciase de composiciones en la tradicién oral ac~ tual y los Varios casos que en Soria y en otras reas castellanas constatan una mutua influen- cia, aconsejan una meticulosa revision de tal teoria, Ya Joaquin Marco en sus estudios de la literatura de cordel, comentd !a insuficiente do- cumentacién de la aseveracién de Menéndez Pi- dal aconsejando un analisis detenido de ta i dencia de los pliegos en ta corriento tradicio- nal #7, No habria quo olvidar tampoco ta huella de viejos romances en ta literatura llamada vul- gar. Ciertas versiones mias de “La miiitara” por ejemplo, plagian los versos iniciales de la “Don- cella guerrera" 3, Nos encontramos, entonces, con que los ro- mances denominados “tradicionales” y los “de ciego”, “de pliego” o “vulgares”, coinciden fre- cuentemente, hoy, ono! medio de tranemision y cumplon una funcién semejante. Pues estos tttimos tuvieron, en un principio, un caracter noticiero pero ahora, como los més viejos re- latos, son nartaciones que se siguen contando por su interés 0 ejemplaridad. Y, desaparecida la semijuglaresca actividad de tos ciegos, unas, pocas personas —generalmente mujeres— den- tro de una tradicién Intima y familiar, transmi- ten los tremendes romances de “crimenes” y lacrimégenos sucesos. Segin 1a teorla de Menéndez Pidal sobre po- pularidad y tradicionalidad, tradicionales serian aquellas creaciones que superan el paso del iempo y, “reputadas por antiguas ™ siguen en wboca de ta gente. Mas, zouande podemos con- siderar que un poema ha superado ese ambiguo purgatorio de transformaciones sucesivas y se ha iradicionalizado? Liamamos “tradicionales” a los viejos romances de varios siglos de vida distinguiéndolos de textos mas recientes, pero, zacaso los “romances de ciego" no estén tam bién en Ia tradicién oral de hoy y no han supe- rado muchos de ellos més de cuatro y cinco —13— genereciones de existencia? De otro lado pa- Tece claro que si la cultura de tradicion ora! que ahora mismo se transmite sobrevive a la ava- lancha de los medios de comunicacién que im- ponen otra “cultura” forénea y “standarizada”, seran tanto unos romances como otros los que habran de conservarse. No creo probable que se produzca una selec- ‘cién que ponga a la derecha a “los buenos", a los romances de antafio y a la izquierda, en’ el inflero dat olvido, a fos otros, pues esto, de hecho, no ha sucedido en las uttimas genera- ciones de transmisores. Tampoco resulta previ. sible que Jos romances de ciego —campuestos casi slempre en cuartetas asonantadas 0 co- plas— se tradicionalicen en el sontido de asi- milarse a los viejos en estilo y caracteristicas, aunque sf es posible detectar un cierto proceso de estilizacién en algunos de ellos. Proceso ti- pico de la tradicién oral en ta que se desdefa Jo anecdético y se intensifica, sintéticamente, 1o arquetipico, io que puede tener un valor mas universal y perenne. Pero entre el romance al que se ha venido lamando “tradicional” y ias otras formas “vul- gares” hay diferencias que no atafien a la “tra- dicionalidad” a otras caracteristicas mas especificas de tema, estilo, forma, estructura y cronologia. E! pretender distinguir, justamente, tal tipo de romance de las demés clases de ba- lada con esa etiqueta de “tradicional” no pare- co muy adecuado. Todas las baladas que hoy se iransmiten en la tradicién oral son, en mi n, “tradicionales”. S] son o no “toman- ces” habremos de saberto en razén de! criterio que utilicemos para dotinir a una composicién PTH ETT aN como romancistica segiin lo que anteriozmente he expuesto. Podria preguntarse, también, si todo to que 88 transmit oralmente 98 tradicién oral. Croo que para que la tradicionalizacién se produzca tiene que existir una “entrega” de una genera- cién a otra y mas aconsejablemonte una “enlre- ga” que supere la momenténea comunicacién entre dos generaciones, una tradicion pues que se acredite por haber superado ese Ifmite. EI proyecto en e! que actualmente trabajo dentro det Departamento de Antropologia de la Universidad de Berkeley® sobre las diversas formas de balada en ta tradicién oral que exige, Por ejemplo, la comparacién de las distintas cla- ses de romance con los corridos y las baledas anglosajonas me obligé a elaborar un cuadro que tuviera én cuenta tanto te folkiérico como 10 titerario y que pudiera aplicarse en cada caso para determinar Jo que una composicién tradi- cionat tiene de especifico y particular, De ma- nera muy rosumida el cuadro comparativo res- ponde al siguiente esquema: Criterios fotkléricos: Cauce de transmisién (Tipo de informantes, relacién emisores-receptores, rasgos de la co- munidad). Funcién (Cuando y para qué se interpretan las composiciones. Repercusién social). Gronologia (Origen y proceso de ta transmi- sién. Transformaciones diacrénicas}. Griterios tterarios: Tematica (Asuntos generales y particulares. Posibles “grupos tomélicos”. Arquetipos). Forma y estilo (Métrica, formulas, recursos). Estructura (Partes y relacién entre ellas, For- mas de desarrollo de una estructura general) Este planteamlento metodolégico intenta ana- ‘izar el fenémeno baladistico desde la tradicion oral de hoy incorporando sus circunstancias reales. Para comprender sus mecanismos de transtormacién seré necesario conocer mas de cerca 2 quienes promueven tales cambios, esos oscuros informantes que, verdaderamente, son anénimos pero auténticos autores. La division de unos y ottos criterios es, pues, puramente. indicativa, ya que ambos pianos se hallan en- iremezclados. —14— NOTAS (0) emplos de va cnfoque demasiado conceto lon tene veep tno ea los musiedlogie que akamente hiserot aapio de elodiy y extet ~siactalogarie of documenarios de fonma adecuala~ como #1 los fldlogor que se acereaua 4 Ja team oral en Sore de materiales fara. para sun extadon HEngikdecs 7 Hterarice, Ekanpls de up enfogoe demasiado am Hn yon ees cbves de *Polktore y catumbsee™ de “Ealelore y Iiniconer” que fe modo casi'sbmpre ligero ntertan comm endian pores Plginus ~o en aches pero mal cootdae Us tolo at saber Gaiional de un pueblo, Bor psc que tsk prices nadia datan y, pore coetariy, hin cubist ones antes ignocidas y vate, pero, Boy, parece acceso. Temleaur sobte eos plantcamiauee 7 evar extemos, eto. Clic Seapee pelintva 12) El mitral de mi interés se halla, eo elect, ai- seminudo en ls obras de Domfaguer Berncta de Alon Cor {de Agabits Mazaeels, entee ores recopiladerey YI refeencat antopoldgies Ge Czar Caspar 0 Caro Batoja. Y, for wptesta, en lnflnidal de arcaler informetiras ucts eeumentes, Hata ‘l alo. 1981 no se publieb un tebaio. que Sbordre de azanesa esectice ol ema ve la tadii6n oral en Gaal. DIAZ, Te tadicin oral eattelona, Wallac, sb. (6) SERGIO BALDI: °Sull conccto di peeia populace” esmera, 1946 (3) AMERICO PAREDES; The ancestry of Mesiess cx ites: 4 mater of definitions, Journt of Arceican Folklore 36 (1985), py 231-233, Consye ss. comentarios el trbelo 4 Mesle Fe Siawuons “The angcsry of Mexico's Cocrdot™ My pucnose es been to show that Simone and T woul be sabupialiy in aptoment it we could bur age on # few def tidors. This, of coune, is = arouble tha afc ll seents GF falktow tall an hat shalgnty of the “goeido™, The et that we canoe sgreu cn a defsinon of “Clklore” i aina tious We lack language of out own, act accesadly a pater Seustijcgon. but simply ele celiibon of tezave So me can Uniestnd each ote, ‘Tha is a. problem that we tint tatioay solve before we have any cig tthe name of “sience", ‘which we 20 often bestow opon ovr favorse sublet” (p. 235) Me isfero = ase, en genet te relizan pare obte- tex on deteninado tbo de rormnces 2 ra conseeuls wn ‘noes epecnonaia de ln taduba coal Ge ls annt Sesion Eonar en "sonscos" de wa la 9 dow agul y tits y de exe Stole u seul paste conncer ‘ol werdasern nest oe at ceance arte 6, MAXIMIANO TRAPERO: “FI Romancero ¥ su mi sia", Rese de Foléore am, 13, Valldaid, 1961, En clan toe les gabuciones de los aims ace, puedo, cia, ademds de os temas somanciicar disperses en Once de musica th ay etn fan aor “Nuce jowasia® w okon propos menos eonocidos, algunos tsbaos ftrcramente delice Romnmero come. fo cine oll tenes de romance teadiionsies coasdos por Joaguin Dias Gu dnc campuenty de veiiones oataaer que coe el ele de “hn tnyoa tie tdbede™ elie el sella Sern Moviepay (1) Receotemeste tan Uegsdo 4 mis manos algunas re copilicioncs todavia inédar y que. In Revite de Polddore $Ak publcnndo de genes qe sia alr del Grice de su pr ie pueblo feunleroa coleccines e una gran riguera (8) DIEGO CATALAN: “Aailisis ckceénico lel me cerita repimdsctivo en an stoma abiert, Revita de fe Cnheriad Compton, ab, 192 1996. Base tabare ests copatnincote ineroame pues en €l Dicgo Catalin abords de foun mls cones que gets mayoria de los estudice roman: ‘nics, log tas de ia definition de camance 7 Ia concen {1 Romancero oral con saporns exevlteraoh (0) Ibidem, pig 57 {10) EL sérmizo “Liertur", en 10 propia cimeloste que bace referencia a le lena como elemento escrito, ao cesta fru adectaco pars denominar vim tealidad que supera le ér- bits de la Inetarura Lbresea, v por el contrasio, 1s. predis- pote, do principio, a contmplar la excaciba cstética del leo uae desde un enfoqie ineracto y parcial. Cuando Je més fancigua “literatura” a9. fve escria’ asa mucho después de Taberse cxtado, (4) DIEGO CATALAN, of. cit, pig, 57, Como Diego Calin he apuntado wmbiéa en cuo wabajo “Los modos de producciéa y' “weproduceiéa” del texto Verano y la nocion fe apertura” (Coloquio Hispaaoalemin de historia, lengua y Iitecttor con motivo de} décimo aniversaio del faleciiento de Ramén Menéndex Pidal, Madeid, 31-I1l a 2-1-1978)" los eseclaces de los romances otto mas sujet a cambio que el rests de la natracén, Ello no ¢s debivo, como sicle decizse, Al progresivo desallecimiento de Ix memoria de los tasmisoces, fing a que, con In conclusion de la histori ac manifiesta, me jor que em otta parte de ella, la reaccion. de los “receptores- fouiseres” a lz probleritics planteada por la Alstori”, BRAU- L{O DO NASCIMENTO (6 Ronevesro Oral, Seminario Me fedades Pidal, 1971) estudi6 las tansiommacioces ocorridas ea iy versiones’ de algueos somentes por cizores ewlemiicat sedalindo, por ejemplo, dos casos de “elipse parcial” en el tema de "Delgadioa, 62) DIEGO CATALAN, op, eit, pig. 58. (23) Tbidem, pig. 98, 64) Ibidem, pag, 56, (13) Tbidem, pie, 56 116) tbidem, pig. 55. (17) Bspecialmonte en las coleeciones de romances re cagites de la eadiciba oral, como las de N. ALONSO COR- TES: Romances evpalares de Castille, Valladolid, 1906; JOSE MARIA COSSIO_y TOMAS MAZA SOLANO: Romancero Popular ds ta Momtaha, Saovandes 1931 y ottas recientes ea tae ls que poseis induise nuestia recopilacién de Romances Tradicsonales Vol. 1 y MI sel Catélogo Folélérien de la\ pron vineia de Valladotid, 1978-82) (18) RAMON MENENDEZ. PIDAL pinico, 1953, pig. 9 y «6. (Vol. D. (19) Moidem, pigs. 86-87. (20), Mbidem, pas. 9. Escribe MENENDEZ PIDAL: "No eck In forma méttica de octatlabos asonantadon, [4 que li smite nuestes campo; Jo Limitarh el eseicee postion de Ts com posiciin”. Peso esr “catdcte: pobtica” no he sido detinido en aos sus pormencres y Himites odevi, 1) Sobre Ja “biogafia” del Romanceto, viase Roman cero Hirpinico se MENENDEZ, PIDAL, Vol. I, ap. VI. 22) Acerca del "Proemio” escito por el MARQUES DE SANTILLANA hacia 1445 hablando de “aquellos que sin singin orden, repla, ain cuenta, fagen estos romances € ct. ‘ares de que las genes ce bara ¢ servil condicén se azreylan”™ coments MENENDEZ PIDAT que “sun dacs Is. imprecision que tealen las dos. voces emplesdas “romances ¢ caacaces" ellis ceben sisnificr, de una parte los cantares de esta co- smo el de Rodrigo, pues sea en toda su longitud, sea ea feu mentes, extor latgos pocmas ren todavia tecreo de fe. gente de heja Case social, 7 de otra parte, sahewos con certera que, Piecisumeate cuando” Santllans evctibie xu Provmio, lor co” ‘snces eta eo Castille canto propio para alegrar a Is gente de servil conciciba, También nog eonsta que por esos mismos ator medievales del siglo XV, came los pacts eastelanes ¥ ease los acagoneies se Tamaba especialmente "romance", 10 trismo que hoy, sl monordima asonantada” (Romancero Hsp nico, Vol, 3, pass, 8697. (23) Véwe L DIAZ, J. DIAZ y J.D VAL, Romances Teadicionster, Testtacién Cultural Simaseas, Valiadolid, 1978, ig. 151 Romancery Hise 6 4) Présimamense serin publicedos Joe dos primerce tomos del Romancero Tradicional Soriano en donde ufeeceré importantes datoy de este sentido, 25) “Don Beso y sa hermana cautve", “La condesita © boda astorbada", “Romance de Garcia y Galdn”, “La milite 1°, “Atropellado por el ten”, 26) Unicemente come “paslamento”, apoyado en el lar mento de los zeservistas que sieve de introduccién, a sido fomado cel romance de la “Condesies”. Luego la compesicién lost las palabras de Ja Condots y, de fonms cruncs, Je can- ia termina, @7) JOAQUIN MARCO, Literature popular om Espaia en bes 5. XVI 3 NIX, Masiid, 197. 28) Hablo on en Aldehuela de Peri fen Ia que ninguno de los hijos "fue vassa (@9)_ R, MENENDEZ PIDAL, Romancero Hispénico, Max eid, 1933, Vol 1, pig. 44. G0) FL proyecto que no por azar tiene el sismno elealo fave, ua estilo de MENENDEZ, PIDAL. "Romances y bala: des", pretcade comparar diferentes tipos de baled gue bo sudo o estin en contacto y analizar sus mecanismos evotutives, —16— Anotaciones histéricas sobre el Tridngulo 1. INTRODUCCION El tridngulo es un instramento ididfono de percusién meidlico, que consiste. en ama varilla de acero doblada en forma de tridngulo equi- Idtero abierto por uno de sus vértices, Para per cutirlo se suspende de un hilo 0 argolla » got- pea con una varilla recta del mismo metal, que fiene uno de sus extremos curvado en forma de cayado, en los modelos tradicionates moder- nos y mas antiguos. Auteriormente los tridngedos no se abrian por un vértice, eran modelos totalmente cerra- dos, y no siempre tuvieron una exacta forma triangular, pues algunos el vértice superior lo sustituian’ por un pequelio segmenta parclelo ala base, adquiriendo ta forma de trapecio. Segiin Sachs, el instrumento aparecié por primers vez en el siglo XV, no siendo siempre iriangular, represenidndose en pinturas italia nas e inglesas de la época de forma trapezoidal, similar a la de un estribo medieval. De acuerdo con esto —afirma Sachs—, los nombres con tempordneos indican a veces el tipo triangular, como el francés «trepie», y otras, el tipo tra- peroidal, como ef vocablo italiano «sttaja» y el aleman «stegereif». Juan Bautista Varela de Vega En cuanto al término triéngulo, aparece por veg primera en un inventario de Wirttemberg, de 1589, En el siglo XVI, el tridh ca denominacidn de cim francés; ecymbales, en inglé wulo recibe la equivo- : «cimballes, en Asi aparece ent la obra de Mersenne «Harmo- nie Universelle», del XVII, o en la Cellier ¥ Merlin, del XVI. En muchos de estos tipos, tanto triangulares conto trapezoidales, se colocaban anillos me- tdlicos, que daban una sonoridad especial al imstrumento, distinta de ta del tridngulo mo- lerno. Estos anillos, que se disponian en ta base det tridngulo, aparecieron hasta el siglo XIX. En cuanto a st niimero, éste variaba de dos 4 seis normalmenie. El mimero usual hasta el aito de 1600, era de ires, seg’ Curt Sachs. Des- pués sé generalizd el de cinco. Sobre los tipes citados de tridngulos existe una importante iconografia, alguna debida a grandes artistas. Asi, del «trapezoidal», figura uno, con varios anillos en su base, ex’ el célebre iriptico «Bl jardin de los deliciass («El infierno»), una de jas obras maestras de El Bosco. Es sostenido mediante una argolla por una mujer parcial mente oculta detrds del diapasén de una zan fona, a la altura del guardapolvo de la rueda. Otro ejemplar claramente dibujado aparece en una enciclopedia preparada para Enrique ITE de Francia por Francois Merlin y Jacques Ce- Mier, en 1585. Tiene seis anillos iguales y es sus- pendido de una anilla engarzada a una peque- fia argotla solidaria a ta base menor del trape- cio isdsceles que estructura el instrumento. Del tipo cerrado triangular, Marin Mersenne presenta uno con cinco anillos, de suspension por argolla y anitla, junto a ta varilla de per- a en su «Harmonie Universelley (1636- 1637, A principios del XVL, el flamenco Teniers el Joven, pinta un personaje acompanando con al tridngulo a oiro con zanfona. Wwe Lo mismo que sucedis con el equivoco tér- mino de «cimballes para designar el tridngulo, pasé al vocablo «tridngulo» («triangle») en In- glaierra con respecto a la espineta, debido a ta forma de la misma. Ast aparece en la muisi- a de Pepys, por ejeinplo, y en ta literatura de fines del siglo XVI¥ y comienzos del XVIII. Hay musicélogos gue ven en et tridagulo un instrumento derivado det esistro», antiguisima especie de sonaja, hipstesis que ‘recoge entre los espatioles Felipe Pedrell: instramento au- tofono percutido —lo denomina—, pertenecien- te a la subdivision de los autdfonos eruidososs, junto con los eimbalos, sistro, caimpanilla, so- naja, cascabeles, crdtalos, castafiuelas con mar. go, matraca y carraca, y dice concretamente: sel tridngulo’ modificacin det sistron'. ‘Nos cuesta compartir semejante idea, ya que el ssistro» es un idisfono de percusién por sa- cudida y el tridngulo» lo es por golpeo. HL. SINONIMIA Espaiiol: «Tridngulo». Francés: «Cimballe», «Trepien, «Triangle». Inglés: «Cymbale», «Triangles, Alemén: «Stegerei{», «Triangel». Naliano: «Staffas, «Triangolos, Portugués: «Tridgulos. 1, USOS En la mtisica popular el tridngulo ha venido usdndose 9 atin se usa como instrumento acom- paiiante de otros o de ta voz, y hay que supo- ner que ya desde el siglo XV, al menos, como hemos visto. Dentro de la misica su empleo ha tenido es- pecial relieve en el acompanamiento de «villan- cicos» naviderios, ¥ ha encontrado un lugar en el folklore balear, junto a la xirimia, flabiol, iamborino, guitarra, bandurria, violin’ y caste fuelas. En rondas callejeras de guitarras y bandu- rrias, suele emplearse por los Buttes de Te- ruely Valencia, segiin'seitala Eduardo Lopez Chdvarri®. En Castilla se denomina «yerros» y forma parte de erondas» junto al laid, baxdi- rria, guitarra y violin. Su introduccion en la orquesta moderna pa- rece ser que data del siglo XVIII, procedente de su empleo en las bandas de muisica mititares iurcas, La musica turca Uegé a constituir en ef oecidente europeo una verdadera moda: mar- chas turcas, aires «alla turca», eic. En Francia se ta conoce como «musique ala turquen o shatteriey: en Inglaterra como stur- kish musier; en Alemania, «Tiirkischemusik» 0 sJanitscharenmusik» (guardia del sultén de Turquia, o jenizaros): en Italia, «musica alla furcan. Hacia 1740, Austria, Hiagria, Prusia, Francia, establecen las bandas de musica militares al modo turco, introduciendo instrumentos como oboes, pifanos, timbales, redoblantes, bombos, plastlos y sriingutos, Bn 1786, es Inelaterra que adopta este modo con ia 'Real Banda de Artilleria, No sdto la brillantez de su timbre, sino tam- bién la imprecision de su tono » las postbili- dades de su intensidad, de «pp» a «ff», acoplan- dose perfectamente @ todas las tonalidades, acordes, trinos y ritmos mds complejos, hizo del triéngulo un nuevo elemento para ta or- questa, Junto al tambor, a fa caja, al bombo y a los platiilos o en solitariv, comenzé a figurar en las partituras de nuisica culta en el XVI. Asociado, generalmente en muisica 0 pasajes al estilo citado de «alla trea» y asi, por ejemplo, en la pera «Los peregrinos de ta Meca» (1764), de Gluck; sEl rapto en el serrallo» (1782), de Mozart; «lfigenia en Tauriden (1782), asimismno de Gluck, 0 en la de Grétry «Caravana del Cai- ron (1783), 0 en la rmisica incidenial «A las ruie nas de Atenas» (Marcha Turca), de Beethoven, quien hasta la 9.* no lo usa en las sinfontas. También en obras sinfénicas se introdujo — entonces y en el XIX el tridngulo, como la Sin- fonia militar (1794), de Haydn; la Sinfonia «Primavera» (1841), de Schumann, 0 en la en Mi menor, de Brahms (1883). Franz Liszt lo utiliza como instrumento so- lista, a su vez, sin acompanamiento, en el cé- lebre Concierto n. 1, en Mi mayor bemol, para Piano y orquesta (1849), que parece «descon certé a mds de unov. Berlioz, en su «Tratado de insirumentacién», suefta con una colosal orquesta, st orquesta ideal, en la gue junto a una cuerda compuesia por 120 yioltnes, 40 violas, 45 violoncellos, 18 contrabajos de tres cuerdas, 15 contrabajos de cuatro cuerdas y 4 acto-bajos —imaginese la proporcién en los demds instrumentos— figu- rabun 6 tridmgutes nada menos. He aqui la fabulosa percusidn-baterta que introduce en su orquesta ideal Berlioz: 8 pares de timbales, 6 tambores, 3 bombos, 4 pares de platillos, 6 'tridngulos, 6 juegos de iémpanos, 12 pares de platillos antiguos, 2 campanas gran- des, 2 tam-tams y 4 pabellones chinos, ademas de ias increibles cifras de 30 arpas y 30 pianos. Richard Wagner lo utiliza en «Bl oro del Rhine, en fin, numerostsimos autores y obras ha incluido el tridngulo como un instrumen- to de percusin mds entre los de la orquesta. IV, BIBLIOGRAFIA CONSULTADA AUBERT, Louis, LANDOWSKI, Marcel: La or- questa. EUDEBA. Editorial Universitaria de Buenos Aires. Buenos Aires, 1959. BRAGARD, R,, DE HEN, F. 1.2 Les Instruments de Musique dans Art et T' Histoire. Albert de Visscher Editeur. Compagnie Belge d’Bdi- tions SPRL. RhodeStGenese (Belgique), 1967. LOPEZ CHAVARRI, Eduardo: Miisica Popular Espafiola. Editorial Labor. Barcelona, 1958. MONTAGU, Jeremy: The World of Medieval and Renaissance Musical Instruments. David and Charles. Newion Abbot London, 1980. (Ter- cora edicion). MUNROW, David: Instruments of the Middle Ages and Renaissance. Oxford University Press. London, 1976. MUSICAL INSTRUMENTS OF THE WORLD. Paddington Press. London, 1976. PEDRELL, Felipe: Emporio Cientifico ¢ His- toric de Organografia Musical Antigua Es- paiiola. Juan Gili librero. Barcelona, 1901. SACHS, Curt: Historia Universal de los Instru- menos Musicales. Ediciones Centuridn. Buenos Aires, 1947. SCHOLES, Perey A.: Diccionario Oxford de la Musica, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1964 SOPENA, Federico, GALLEGO, Antonio: La Mti- sica en el Musca del Prado. Arte de Espa- nia. Publicacion del Patronato Nacional de Museos. Madrid, 1972. SUBIRA, José: Historia de la Musica Espaiiola € Hispanoamericana, Sulvat Editores. Bar- celona, 1953. (1). PEDRELL: Eiporia sentico © sesogrtis msc angus copaiols, pig. 16 Gye OPEL CHAVARRI Misia popular expah vie, 15% itésiee de ox os —1~p- Conversaciones con Agapito Marazuela en torno a Cantabria y a la cancién tradicional Este breve texto, extraido de unas conver- seciones que tuve en el verano de 1975 enn Agapito Marazucla’ en el local de la Cétedra de Folklore de Segovia, recoge aquella parte en Ja gue ef maestro hablaba del canto iradicio- nal montadiés, de sus impresiones, viajes y otras vivencias, que tanto gustaba recordar, relativas a Cantabria. Pretendo realizar una transeripeién rigurosa de la conversacién? con el maestro. Aunque a primera vista la lectura entvafia ciertas dificul: tades, no son insalvables. Por otro lado soy consciente de que el verdadero aleance de este texto radica en su fidelidad a los modos de ser y expresarse del genial misico, un hombre del pueblo que contaba en cl momento de esta conversacion con mas de ochenta afios. —Maestro, hdblenos de sus recuerdos sobre La Montaiia de Santander, sobre sus cantos.. —Yo senti mucha simpatia por el canto mon- taiiés y le of con mucho agrado. Yo of cantar a Aurelio Ruiz?, era uno de los que yo escu- chaba con mucho interés, porque sin conocer yo La Montaiia, yo no habfa estado en Santan- der nunca, la sentia, Ia sentia porque me la hacfa sentir él con sus cantos, con esa forma de... esa forma tan larga, esas notas termina- das tan flexiblemente. Yo habia aide mucho a Ios asturianos, pero siempre vi la diferencia; vi que el canto montaiiés tenfa una personalidad aparte. Ahora mismo, en los discos que tengo, que los pongo muchas veces, oigo también al hijo; al principio cuando of el disco me ex- trafiG mucho que Aurelio Ruiz pudiera tener todavia esa voz si vivia, y claro, me enteré que es el hijo el que canta; tiene, desde Iuego, una voz muy parecida a la del padre. Yo, sin co- nocer La Montafia, sentia simpatia por ella. Soy también may partidario de los cantos, de las canciones, especialmente de las canciones asturianas, las vaquelras y de esos cantos de larga duracién montafieses que son muy distin- Fernando Gomarin Guirado tos. Ha habido mucha gente que los ha confun. dido, que ha creido que son casi iguales, y lo malo es que ha habido gente culta inclusive que los ha confundido, y no es asi. No hay que ser muy lince, ni may mvisico, para ver la di- ferencia que existe entre los cantos de una re- gién y los de otra a pesar de estar tan proxi mas. Ahora mismo, entre las cosas que tiene publicadas Pedrell en el Cancionero Espafiol ®, hay cosas como La despedida, que le mandé ef padre Otaiio desde Potes, que yo la canto mu- cho, fa canto muchas veces porque me gusta mucho cantarlas. —eMe la puede cantar, maestro? —A ver como tengo la voz... si, si, si me acuerdo de ello —toma el Cancionero que est sobre la mesa, localiza la pagina donde se en- cuentra la partitura y prosigué— si me acuer- do, me acuerdo, me acuerdo de ello; est4 en compas ternario y binario, no de una manera amalgamada, de manera de amalgama, sino que tiene algunos compases que son especialmente ana sucesién. —20— Ondfe , Lar vi llo- van-b0, le vi Wo-ram- Soy Sinje! dparquen cus piras ? FS la vi lo- ram- 50 — —iSuele cantar alguna cancion montaiesa més? —Aqui viene otra a la izquierda ®, que se dice es de Leén, pero tiene cardcter verdaderamen- te montaiiés, tiene el ambiente montar puede ser, porque el Valle de Ligbana y todo eso es montafiés, aunque pertenecié politica. mente a Leén; fisicamente es La Moniafia, es otra Montafa. De esta otra cancién no ‘me acuerdo bien pero ésta de La despedida la can- to muchas veces. Es que los siento, me gustan mucho los cantos montaiieses. —zMaesiro, como es el romance de la loba parda? que usted recogid? ¢Lo recogié en la provincia de Avila? (M3629 Es-fax-bo fl yoen. fa. Se mchamar-chaw anie-manle 16 asloy cot fax-Jo la, di-deas corte Va ausen-ciaes latgas A. dios pram da. que- te a darepa- Aida La des-pe- Sa prenba Od alma —En Avila, si, le recogi en Avila, —¢Cémo es la parte en la que interviene ef rabel? —zLa parte del rabel? Si. —{Oué, quiere que le cante una parte? Voy a cantarlo con la zambomba, pero tengo que mojarme las manos... —se incorpora, moja los dedos de fa mano derecha en un pequefio reci- piente con agua, abraza la zambomba con su brazo izquierdo y frota la cafia, obteniendo el sonido deseado, seguidamente comienza a cantar: las~o-ve- jas no parran en la a [l¢-vex—-—} —a— Vide venir siete Lobos por una oscura cafiada, Ventan echando a suertes cudl entrara en la majada. La tocé a una loba vieja patituerta, cana y parda, ue tenia los colritlios como puntas de navaja —{Dénde vas, loba maldita, donde vas, toba malvada? —Voy por tus siete. —Un saludo muy sincero y cariioso para los amigos que tengo cn Santander y para los montafieses en general, por los que siento gran simpatia; siempre sent) mucha simpatia por sus cantos cuando of a Aurelio Ruiz, padre, y luego me ha producide mucha emocién al ofr a su hijo con una voz idéntica a la de su pa- dre y con ol estilo que da a esos cantos que tienén tanta emocién; esos cantos libres, esos que no son ritmicos, pero que tienen desde lue- go una personalidad muy grande que dan rau- cho... mucho carécter a La Montafia. Aua sin conoceria hay que sentirla y endria sumo gus- to de que en-alguna ocasion pudiéramos hacer algo en Santander con el folklore nuestro de Castilla y ademas ofr también a los buenos fol- Kloristas que hay en Santander, en La Monta- fia; oirlos para poder contemplar coa mayor () Para conocer la vila y cbra de Agapito Marszvela, ss obligado consulise los trabajos de Pedro Fernindes Coosro, Agepits Merazuele, ol timo jugler catellano, Santander, 1976; asi como la biografia Inédito aén de Fugenio Urrialde Gareén, Agapirs Meresvela (Aparnier sobre ase meerrc). Osies Ho, 1982 (mecsnogratiado}. (2) Las conversaciones fueron recogidas magoetofSnica- mente por Misia del Carmen Gauber, jules, coisico stumsa de canto castellano del Maestro Merazucla (3) Las grabaciones 4 las que se hace referencia son las de Anlio Rule Ceespo, REGAL RS 223 7 RS 221 (25 ems 78 rpm), CEE, Gomarin Guirado, Apmntes fora ne it. er itn de be isin Vis tina on amie is fen pent), amplitud el estilo que’ me gusta tanto: porque ‘yo siento mucha simpatia por el Norte en gene- ral, pero especialmente por La Montafia, pues sus Cantos me gustan extraordinariamente, La Montafia yo no la conozco mas que de el afio veinticuatro, durante e? que di conciertos de guitarra en los balnearios: estuve en Puen- te Viesgo, en Solares, en Liérganes y en Santo- fa, donde di un. concierto también a los presos del Dueso; subicron conmigo, desde Santofia, catorce y pasamos un rato alli, haciendo dis- Frutar a los pobres hombres aquellos que esta- ban. tan necesitados de ello. También tuve el gusto de bagamne en la playa esa tan hermosa le Laredo. Vine muy impresionao, pero no co- nocia bien La Montafia. Un poco mas tarde, hace muy poco, hace dos afios, tuye el gusto de subir inclusive en el telesférico de los Picos de Europa y estuve en Potes. Vine impresiona- do porque fulmos desde Leda por el puerto de San Glorio, lleno de excelentes paisajes; cuan- do llegamos a Potes fue admirable, estaban los Picos de Europa, claro, muy nevaos; estuvimos también en el Monasterio de Santo Toribio, oyendo el canto gregoriano. Me traje una im: prosién admirable. Tengo deseos de volver otra ver. por Santander; asf que espero, si por bien es, de no morirme sin hacer algo alli, en San- tander, y oir mas a los folkloristas montafieses. @) Se tata de te grabudién de Aurelio Ruiz Bolato: Geneiones montaieias a “Io pesas” 7 4 “lo ligera”, MOVIE- PLAY '$ 21389 0 cra 33 1/3 tora, 1971, CE. Apwmtes pe ra ana disconrafia... Op. ct. (3) PEDRELL; Condionaro musical popular espaol Vol, I, Batcelane, 1958, pig. 213, CL. N, Otais, El camso po peler moses, Senzander, 1915, pig. 52. (6)_Se refiere a te cancion 2A dénde fae? que se iacluye ea Cancionero murtzel popular expatial. Op. tity ples, 210 22, ave precede 2 Le despadids, Ch A, MARAZUELA ALBORNOS, Cancionero se- goriano. Madvid, 1964. Biemplil ‘uosical, tema 172, iy. 129 y texto pigs. 383-334. Y Caneionero de Cattill, Mae Grid, 1981, Ljewmplifcacion musica, vema 172, ply. 133 7 texto pigs. 537-538,

Вам также может понравиться