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El rey que necesita un Salvador

2 Samuel 11:1-17,26-27
Salmo 51:1-13

El rey David cayo en pecado y experimento las feas consecuencias.


En David vemos la capacidad del pecado de esclavizarnos y motivarnos
a encubrirlo.
Pero también vemos la posibilidad de renovarse por medio de la
confesión.
Como creyentes, debemos ver todo pecado nuestro como una ofensa
contra Dios y descansar en el perdón disponible a nosotros a través del
sacrificio del Hijo de Dios para poder ser restaurados.

Todo pecado es finalmente contra Dios.

Aun David, el más grande de los reyes de Israel y un hombre conforme


al corazón de Dios, fue un pecador necesitado de redención.
En la historia de David, reconocemos que todos necesitamos perdón por
medio del sacrificio del Rey Perfecto que tomaría sobre Si mismo el
castigo que nuestros pecados merecían.

Dios nos llama a ser transparentes con nuestro pecado y a vivir bajo
arrepentimiento para que otros puedan saber que hay esperanza de
perdón en Cristo Jesús.

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