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“LEY DE MOORE”
En 1971, el procesador Intel 4004 incluía 2.300 transistores, algo impresionante en esa
época, se utilizó para equipar a la modesta calculadora Busicom. El ancho de línea de
los circuitos del 4004 era de 10.000 nanómetros, 10 veces más ancho que la anchura
de un cabello humano (100.000 nm).
Hoy día, los avances en la fabricación han permitido a Intel reducir las líneas de los
circuitos hasta un ancho de 14 nm. Esta reducción tan radical ha permitiendo crear la 5ª
generación de procesadores Intel® Core™, que incluye hasta 1,9 mil millones de
transistores y ha mejorado enormemente los modelos de uso. Los procesadores se
utilizan para equipar de todo, desde cajeros automáticos hasta coches, tabletas y
superordenadores.
Ahora, incluso los smartphones de gama media hacen que el DynaTAC parezca algo
prehistórico, porque miden 5 pulgadas de largo, pesan menos de 200 gramos, tienen
monitores de frecuencia cardíaca/huellas dactilares, hasta 128 GB de almacenamiento
y 14 horas de llamadas. Pero no hay que permitir que estas comparaciones nos
engañen creyendo que el DynaTAC 8000X era una ganga cuando salió a la venta.
Costaba la friolera de 3.995 dólares (unos 3.600 euros), el equivalente a 9.097 dólares
de 2015 (unos 8.200 euros). Por ese precio se podrían comprar 14 iPhone 6 libres.
Aunque es cierto que la Ley de Moore ha llegado a todos los sectores industriales,
algunos de los mayores avances se han hecho en el campo de la ciencia médica. Los
diagnósticos y los tratamientos han avanzado mucho desde la década de 1970. Desde
las imágenes digitales hasta miembros impresos en 3D no serían posibles sin los
avances en capacidad de procesamiento.
El primer genoma humano se descifró en 2001 tras 10 años de trabajo y costó unos 90
millones de euros. Hoy día, una persona puede obtener la secuencia de su ADN en una
semana y por un coste de 900 euros.
El proceso de desarrollo de Intel llega ahora a los 7 nm, cuando es necesario alejarse
del silicio. Sin embargo, con la llegada de Internet de las cosas y los 50 mil millones de
dispositivos conectados a la web previstos para 2020, el propio Moore cree que incluso
el duplicado de los transistores cada 24 meses llegará a su fin, aunque “la electrónica
se abrirá paso por cada resquicio de nuestra existencia”.