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Corriendo, corriendo,
iba el cabritillo,
cuándo se topó
con un gusanillo.
El cabritillo tiró,
con tanta fuerza, asustado,
que la rama y el gusano
en su garganta ha tragado.
El lobo se le acercó,
enseñando los colmillos,
y de un golpe merendó
gusano y buen cabritillo.
El ratoncito despistado
Pasito a pasito
iba el ratoncito,
detrás de mamá rata,
buscando su quesito.
Pasito a pasito
un bichito vio,
y sin darse cuenta
de su madre se perdió.
Halló al ratoncito
muerto de miedo,
en un rinconcito
con gran desconsuelo.
Perdóname mami
no lo volveré hacer,
con aquél bichito
yo me despisté.
El gallo Torcuato
entona muy bien,
y quiere enseñar
¿Quién quiere aprender?
Ha formado un coro
con cuatro gallinas,
dos cerdos y un pato,
¡y una desafina!
Pero lo importante
es querer saber
y, si lo deseas,
puedes aprender.
Mis mascotas
Tengo un gatito
muy pequeñito,
con ojos azules,
se llama Blanquito.
Al llegar la noche,
siempre me acompaña,
se hace un ovillo,
duerme en mi cama.
Tengo un perrazo
de enorme tamaño,
con ojos marrones,
se llama Castaño.
Estos animales
son mis mascotas,
Blanquita y Castaño,
Dolores y Rosa.
Los cefalópodos
Un pulpo y un calamar
en el mar jugando estaban,
sin apenas darse cuenta
que sus brazos se enredaban.
El besugo a carcajadas
no lo puede remediar,
cuánto más mira la escena
mucha más risa le da.
El besugo divertido
se ha dado pronto la vuelta,
las carcajadas se oyen
desde Almería hasta Huelva.
El cocodrilo gigante
Un perezoso lo mira
desde un árbol, en lo alto,
acomodado en el tronco,
un rato lleva observando.
Abre sus ojos despacio,
mira y lo vuelve a mirar,
ve al enorme cocodrilo
su mandíbula cerrar.
De repente al cocodrilo
le empieza a doler un diente,
se está poniendo nervioso
y se remueve impaciente.
El perezoso lo observa,
siente su enorme dolor,
más su cordura conserva
y tiene mucho temor.
El cocodrilo se mueve,
se retuerce con furor,
y con la fuerza que tiene
causa en la tierra un temblor.
El perezoso asustado
lo mira con compasión,
de un lado a otro se mueve
con gran desesperación.
Un elefante se acerca
alarmado por los ruidos,
extendidas las orejas
al perezoso lo ha oído.
El cocodrilo de panza
con el dolor no se entera,
que desde fuera lo miran
y ven que se desespera.