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Sebastián Espín

Taller I

16 de octubre 2017

Palabras clave

Ámbito urbano, espacio público, espacio privado, anomia, inseguridad, miedos urbanos,
segregación

Abstract

Siendo la ciudad un conjunto de homogeneidades, si bien es cierto crea libertades, también crea
riesgos para todos sus habitantes, mismos que toman una postura sumisa ante los valores que se
van adquiriendo tras los procesos de socialización a los que se somete el individuo al vivir en la
cotidianidad.

La gran ciudad es un complejo procesos de transformación permanente que exige a los ciudadanos
que cambien, se adapten y generen oportunidades para ganar posiciones en lugar de que las
pierdan. Así, la vida del ciudadano siendo una fuente de ansiedades, se combina con el vértigo de
una libertad que muchas veces puede ser percibida como ficticia por la falta de medios para
utilizarla, según las necesidades o aspiraciones del ciudadano con el temor por las posibles
agresiones que destruyen las libertades ciudadanas o, la frustración por no poder ver realizadas las
expectativas que la ciudad genera.

Pero ¿qué es lo que ocasiona ese sentimiento de frustración e inseguridad en el habitante? Tras el
acelerado desarrollo de la sociedad preindustrial y su proceso de metropolización, se fueron
creando guetos burgueses por una parte y por otra, sectores desabastecidos de equipamiento urbano
adecuado donde la precariedad de sus bienes y servicios (trabajo, vivienda, salud), iban acentuando
la zonificación funcional y la segregación social.

De esta forma, la ciudad se disuelve y va perdiendo su capacidad integradora, en especial aquella


que funciona como el sistema de espacios públicos, todos enfocado hacia una privatización masiva
e inminente.
La sociedad urbana, en la era de la globalización se caracteriza por una desigualdad con una
movilidad ascendente donde sólo una minoría tiene acceso al mercado laboral y los jóvenes sufren
las consecuencias del fenómeno, donde muchas veces la exclusión y los trabajos con labores mal
pagadas aparecen como la única opción para equiparar sus estudios y aspiraciones.

Con estos antecedentes, sumados a la conflictividad propia de la anomia citadina imperante, la


opinión pública va sobrevalorando los niveles de inseguridad que demandan más control y
autoridad por parte de los gobiernos de turno. De esta forma, tanto los sectores de clases media –
alta y, los populares, van asegurándose los mecanismos necesarios para enfrentarse a la
inseguridad y violencia que se crea por múltiples factores, lo que acentúa la idea de una alerta
social que hace evidente las contradicciones que se perciben en la violencia urbana.

Por ello, para el autor, la violencia en la ciudad puede ser considerada como un indicador
demográfico en la medida en que, puede ser visto como un conjunto de señales sobre colectivos
sociales que pugnan por sobrevivir, por ser reconocidos mediante su expresión (aunque agresiva)
que parten desde la negación de su exclusión.

Entonces, desigualdad social sumada a la debilidad de pautas culturales crean tensiones entre
seguridad y libertad donde la máxima seguridad eliminaría la libertad (donde se produciría más
inseguridad) y, la máxima libertad podría aumentar la sensación de inseguridad (la cual destruye
la libertad). La construcción del orden ciudadano se mueve en dos polos: garantizar seguridades
en todas las dimensiones (legales, económicas y urbanas) y potenciar las libertades de todos en
todos los campos. Es por esta razón que el orden ciudadano democrático es un orden basado en la
diversidad y en la concertación, también en la iniciativa pública y en la autoorganización social,
junto con la potenciación de la vida ciudadana colectiva y solidaridades sociales que preserven las
autonomías individuales.

Para finalizar el capítulo, el autor recomienda que se dé una evaluación de los miedos y las
demandas de orden para explicar los mismos y poder implementar políticas y acciones colectivas
destinadas a satisfacer lo que se entiende por legítimo y desechar todo lo que puedan contener de
autoritarismo e intolerancia para no perder las libertades que se han logrado mantener.

Bibliografía
Borja, J. (2003). La ciudad conquistada. Buenos Aires: Alianza.

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