¿Quiénes son los fieles laicos?

El fiel laico es una persona que participa del triple oficio de Cristo realizando la misión de la Iglesia según
su específica vocación laical. El hecho de ser laico lo capacita de una manera particular para la misión
evangelizadora, de manera que su laicidad representa un valor necesario para que la Iglesia haga
presente a Cristo en el mundo y cumpla así con su razón de ser: «Porque el apostolado de los laicos, que
surge de su misma vocación cristiana nunca puede faltar en la Iglesia». Sin laicos, como también sin
ministros ordenados, el mundo se quedaría sin Iglesia y sin Cristo.

¿Cuál es la vocación de los fieles laicos?

El fiel laico se distingue de los demás fieles cristianos por un talento o carisma que lo caracteriza y lo
capacita para enriquecer a todos, la vocación del fiel laico procede de dos orígenes: enraíza en el
bautismo, encuentra su sentido en el misterio de la Iglesia como comunión y procede del misterio de
Cristo y lo expresa de una forma específica: El Laico participa del sacerdocio, profetismo, evangelización
y realeza de Jesucristo de una manera propia. Cuando decimos que los laicos están llamados a
evangelizar el mundo desde dentro nos referimos ciertamente al mundo como al conjunto de personas,
sociedades y realidades creadas que es el campo inmenso donde ha de crecer el Reino de Dios, por lo
tanto, a los significados positivos del término “mundo”. En efecto, para evangelizar, el laico cuenta de
manera particular con el talento de su “índole secular”, es decir, con su radicación en el mundo que le
permite evangelizarlo desde dentro a modo de fermento.

¿Cómo participan los fieles laicos en la misión profética de Cristo?

Primeramente es bueno aclara que los files laicos no tienen por tarea principal el desarrollo de la
comunidad eclesial esta es función de los pastores, sino mas bien poner en práctica las posibilidades
cristianas y evangélicas escondidas.
La tarea de los fieles laicos es la de ser testigo del Evangelio y, consecuentemente, fermento para la
santificación del mundo, a través de las circunstancias ordinarias de la vida. Los fieles laicos son hombres
y mujeres, cristianos comunes, que viven su vocación en el mundo, en las más variadas circunstancias y
situaciones que puedan existir, no a través de acciones extraordinarias, sino ordinarias, aunque
realizadas de un modo extraordinario. El mundo, porque ha sido creado por Dios, no es un obstáculo
para la alcanzar la perfección cristiana, sino precisamente el lugar donde los fieles laicos están llamados
a santificarse por su vocación propia. El mundo, por tanto, debe ser considerado como el “lugar
teológico” de los fieles laicos.

¿Qué es el cielo?
En el marco de la Revelación sabemos que el «cielo» o la «bienaventuranza» en la que nos
encontraremos no es una abstracción, ni tampoco un lugar físico entre las nubes, sino una relación viva
y personal con la santísima Trinidad. Es el encuentro con el Padre, que se realiza en Cristo resucitado
gracias a la comunión del Espíritu Santo. Es preciso mantener siempre cierta sobriedad al describir estas
realidades últimas, ya que su representación resulta siempre inadecuada. Hoy el lenguaje personalista
logra reflejar de una forma menos impropia la situación de felicidad y paz en que nos situará la
comunión definitiva con Dios.

¿Qué es el infierno?
Tenemos tanta certeza de que así como existe el cielo también existe el infierno, para corroborar esto
nos iremos a las escrituras donde en reiteradas oportunidades se menciona. (Mt 5,22: ...y quien dijere a
su hermano "insensato", será reo de la gehena del fuego. Mt 10,28: No temáis a los que matan el
cuerpo… temed más bien a los que pueden arruinar el cuerpo y el alma en el fuego eterno.)
El infierno más que un lugar es el destino final de las almas que se negaron arrepentirse a recibir el
perdón de Dios; pues Dios con su vasta misericordia no pudo hacer nada para salvarlas, ya que estas lo
decidieron así.