Вы находитесь на странице: 1из 525

Paz en la tormenta.

La “Nueva Argentina” justicialista: Representación


del pasado y visión del mundo.

Elementos de la Tercera Posición en la Revista Hechos e Ideas,


durante el primer ciclo del Peronismo Clásico (1947-1951).

Autor: Fabián Lavallén Ranea

1
Resumen.
Se evidencian rasgos fundamentales del tercerismo justicialista, en una serie de
trabajos (artículos, papers, ensayos, discursos, etc) publicados en la Revista Hechos e Ideas
-durante el primer ciclo del peronismo clásico- los cuales, están orientados a modificar la
visión del pasado, la interpretación del presente, y el rol de la Argentina en el mundo,
constituyéndose un marco referencial anti-hegemónico, que implica una insubordinación
ideológica al orden global. Pueden registrarse los elementos doctrinarios y teóricos de
dicha transformación, (puntualmente de la modificación sustancial de lo que implica la
memoria colectiva, lo que significa la Defensa Nacional, y el rol de las Fuerzas Armadas),
tomando como corpus de análisis una muestra de cincuenta artículos de la Revista Hechos
e Ideas, publicados entre los años 1947 – 1951. El ciclo iniciado en el mismo año que
comienza a editarse la revista (1947), no sólo es el “inicio formal” de la Guerra Fría, que
sino también en donde el régimen justicialista construye gran parte de sus apuntalamientos
simbólicos. Desde esa fecha, hasta aproximadamente comienzos de la década siguiente
(1950-1951), se produce a lo largo de cinco años la gestación teórica del dogma
justicialista en clave tercerista, absorbiéndose elementos del catolicismo conservador, el
forjismo, del laborismo, de la izquierda socialista, del radicalismo personalista, del
revisionismo, e incluso de la doctrina social de la Iglesia, elementos que ya eran parte del
ideario político en formación de Juan Perón, pero que ahora se sistematizan y estructuran
oficialmente en torno a la tercera posición. La idea que la Argentina debe ocupar un rol de
relevancia en el Orden Mundial de posguerra, como así también el momento axial que
implica el peronismo para la historia nacional, se constituyen en estímulos innegables de la
“insubordinación ideológica” propuesta por el régimen, y por ende, en ejes clave del
carácter anti-sistémico que adquirirá el justicialismo en la perspectiva del sistema mundo
de aquellos años.

Áreas temáticas.
Sociología de la Cultura, Historia intelectual argentina, Filosofía Política, Ciencias
Políticas, Políticas de Defensa, Teoría de las Relaciones Internacionales.

Paz en la tormenta: Representación que implica la cosmovisión imperante durante el


Peronismo Clásico (1946-1955) que en los “ años turbulentos” de la posguerra mundial y
consolidación de la Guerra Fría (1947) la Argentina se encontraba en circunstancias de
paz, armonía y superación de los conflictos, anclados en el tercerismo justicialista.

2
Resumen.
Áreas temáticas.

Índice general.

1. Introducción.
1. 1. Definición, fundamentación y alcances del tema.
1. 2. Objetivos.
1. 2. A. General.
1. 2. B. Específicos.
1. 3. Estrategia metodológica.

2. Marco teórico y estado del arte.


2. 1. Peronismo, cultura e intelectuales.
2. 1. 1. Intelectuales e intelligentzia.
2. 1. 2. La cultura y los intelectuales en el Peronismo.
2. 1. 3. Perón como “militar intelectual”: la conducción y la pedagogía política.
2. 2. Revistas, lectores y utopías sociales.
2. 3. La Tercera Posición.
2. 3. 1. El discurso al Mundo de 1947.
2. 3. 2. Las dimensiones del tercerismo.
2. 3. 2. 1. El “nuevo orden” justicialista. La construcción del pasado y el futuro:
de una “memoria colectiva” a la utopía social justicialista.
2. 3. 3. 2. La Defensa Nacional y la redefinición de las Fuerzas Armadas.
2. 4. El sistema mundo, imaginario y representaciones en la conformación
de la Guerra Fría (1947).
2. 4. 1. Albores del cambio histórico. Modificaciones estructurales y transición
epistémica: los esquemas mentales y representaciones colectivas en crisis.
2. 4. 2. La insubordinación ideológica.

3
3. Metodología.
3. 1. Estrategia metodológica y diseño de investigación.
3. 1. 1. El análisis documental como técnica de recolección de datos.
3. 2. Fuentes de datos y selección de unidades de análisis.
3. 2. 1. Selección de artículos y diseño muestral.
3. 3. Supuestos de trabajo.

4. La Revista Hechos e Ideas.


4. 1. Origen, etapas y escritores.

5. Interpretación del Relato y la visión del Mundo: del Logos al Renacer.

5. 1. Memoria, Historicismo y doctrina: el nuevo orden justicialista.

5. 1. 1. Lo que tenemos que decir.

5. 1. 2. El héroe descamisado de las mil caras.

5. 1. 3. Abismos en el Cielo: Crisis espiritual en la Edad Oscura Argentina.

5. 1. 4. El “Renacer” justicialista.

5. 1. 5. Revisando los mitos ante la nueva Constitución: del Martín Fierro


a la “restauración”.

5. 1. 6. Los senderos del alma: las etapas de la Revolución Argentina


en mirada retrospectiva.

5. 1. 7. El hijo del viento: Perón ante los filósofos.

5. 1. 8. Bienvenidos al Show: El quijotismo justicialista.

5. 1. 9. Surcando caminos: San Martín como modelo integral.

4
5. 2. La Política de Defensa y la visión del Mundo.

5. 2. 1. Una generación mutante: la visión peroniana del Universo.

5. 2. 2. Tempestades: características del nuevo orden.

5. 2. 3. Las Fuerzas Armadas: “nervadura orgánica” de la Patria, y


“ voluntad del estado”.
5. 2. 4. A través de los tiempos: La organización vence al tiempo y
la “coordinación” al caos.
5. 2. 5. Como relámpago en la oscuridad: Estableciendo presencia mundial y

recuperando el patrimonio.

5. 2. 6. La industria del Poder.

5. 2. 7. Tercer acto: El tercerismo como forma de vida.

5. 2. 8. La planificación y el poder blando (soft power) como resguardo


ante la incertidumbre global.
5. 2. 9. Plan mundial para la destrucción: Crisis, conspiración y acecho.

6. Conclusiones: el Peronismo como Era Dorada.

6. 1. De “un mañana bajo tierra” a la Tierra Prometida.


6. 2. La patria al hombro: alterando paradigmas globales.
6. 3. “Piedra libre” a la realidad.
6. 4. “Yo traigo la semilla”: el nacimiento de un marco referencial múltiple.

7. Bibliografía.
7. 1. Bibliografía general.
7. 2. Bibliografía metodológica.

5
8. Anexos.
8. 1. Índice completo de la Revista Hechos e Ideas durante el
Peronismo Clásico (1947-1955).
8. 2. Clasificación en dimensiones generales de los artículos de la
Revista Hechos e Ideas durante el período analizado (1947-1951).
8. 3. Índice de Ilustraciones.
8. 4. Discursos de Perón citados por Berraz Montyn en la conformación doctrinaria
de cada una de las 20 verdades justicialistas.
8. 5. Encíclicas y documentos de la Iglesia citados por Berraz Montyn como
fundamento de cada una de las 20 verdades justicialistas.
8. 6. Verdades citadas por otras verdades.
8. 7. Discurso de Juan Perón el 17 de octubre de 1945.
8. 8. Homenaje del Gral. Perón a Don Miguel de Cervantes
8. 9. Discurso del General Juan Domingo Perón ante la Asamblea
Constituyente Reformadora. 27 de enero de 1949

6
"Una revolución como la nuestra debe abarcar todos los órdenes de
la sociedad, de la Nación, integralmente, para cumplir sus objetivos
precisos".
Juan Perón. Conferencia sobre “Política Alimentaria Argentina".
(29 de abril de 1949).

“Cumpliendo un sueño de niño estoy, cantando el nombre de


Juan Perón. Pues de mi tierra fue benefactor. Y no seré yo quien lo olvide.”
Ricardo Iorio. Almafuerte, “Orgullo argentino”.

7
Ilustración 1.

8
Dedicatoria.

Al Ángel que hace nueve años me acompaña en rol de hija, Catalina Luna.
Al Barrio de Balvanera, y por supuesto, al Zorzal.

9
1. Introducción.

1. 1. Definición, fundamentación y alcances del tema.

La revista Hechos e Ideas fue una importante publicación de Ciencias Sociales que
desarrollo varios períodos de edición a lo largo de la historia argentina. Comenzó siendo
una “revista radical” –como se enunciaba en el subtítulo- que se publicó entre 1935 y
1941, cuando dejó de aparecer después de 41 entregas. En agosto de 1947, ya en el campo
del peronismo, presentó su número 42; hasta junio-julio de 1955, y con una frecuencia
mensual casi permanente, ofreció 93 números. Posteriormente volverá a intentarse el
emprendimiento, en los años setenta, a cargo de Amelia Podeti (1974). Por último, durante
el menemato, en los años noventa, cuando sea relanzada por Ana María Aimetta de Colotti,
tendrá un nuevo intento de relanzamiento (1997) con un formato más al estilo de Revista
académica, contando con un consejo asesor integrado por Fermín Chávez, Julián Licastro,
Abel Posse y Graciela Maturo. La Revista por lo tanto, tiene dos épocas clásicas, la época
radical (1935-1941), y la época peronista (1947-1955), más allá de los intentos más
contemporáneos de relanzamiento.
En lo que hace al período peronista clásico, al cual nos dedicaremos, dicha
publicación no sólo es crucial para reinterpretar y revisar el supuesto que la academia
argentina ha mantenido durante años sobre la no existencia de debates y ambientes
intelectuales durante el primer peronismo, ya que el itinerario de temas abordados por la
revista, la multiplicidad de perspectivas, el número de autores, el abanico de disciplinas, y
el renombre de los intelectuales, nos obligan a re-escribir la imagen que podemos tener
hasta el momento sobre lo que puede considerarse “intelectualidad” por aquellos años,
sino que también, permite identificar una serie de elementos vitales de la Tercera Posición
peroniana que posteriormente serán sistematizados en la literatura doctrinaria del régimen,
y que por ende, podemos ver en génesis a través de esta Revista.
Desde quien podría considerarse como el “fundador” empírico de la disciplina de
las Relaciones Internacionales, Hans Morgentau, hasta Carl Schmitt, pasando por Homero
Manzi, el historiador español Sánchez Albornoz, o Hans Kelsen, son muchos los filósofos,
historiadores, juristas, economistas y hasta poetas que publicaron artículos en esta Revista
durante el período justicialista.

10
En nuestro caso, puntualmente recorreremos lo que denominamos el primer ciclo
peronista de la Revista Hechos e Ideas (1947-1951), diferenciándolo de un segundo
proceso (1951-1955), atravesados por un una “bisagra” o coyuntura (el año 1951) en la
unidad histórica que el implica el Peronismo, que también se expresa en la publicación.
Como veremos más adelante, ese año es de cambios fundamentales en la historia del
régimen, e implica notables cambios en el campo que nos ocupa, el rol de los intelectuales,
el adoctrinamiento, la visión del mundo y el alineamiento exterior de la república.
De ese “primer ciclo peronista” de la Revista Hechos e Ideas (1947-1951),
destacamos los artículos que hacen referencia al “embrionamiento paradigmático” de la
Tercera Posición, puntualmente en las dimensiones de: a.-La Memoria y Doctrina (es
decir, a aquellos escritos o discursos vinculados al relato historicista y al encuadramiento
doctrinario), y: b.- Las políticas de Defensa y la visión geopolítica del Mundo.
En estudios anteriores ya hemos analizado el accionar transformador del Peronismo
Clásico desde diversos ángulos. Comenzamos hace unos años analizando el sistema de
propaganda en los medios gráficos,1 el análisis de diversos proyectos culturales
“populares”,2 3
la enunciación de la política exterior,4 y últimamente el impulso de
comisiones y proyectos editoriales.5 Asimismo, ya hemos incursionado en la mirada sobre
el sistema militar de aquellos años, y el pensamiento estratégico de Juan Domingo Perón.6
En la presente investigación entonces, buscamos dar cuenta de la emergencia
teórica de rasgos fundamentales de la Doctrina justicialista como marco referencial del

1
Una primera aproximación al tema lo publicamos en: Lavallén Ranea, Fabián: Representaciones Sociales
del Peronismo. Apuntes y aproximaciones sobre el período clásico (1946-1955). Cuadernos de Ciencia
Política. Año 2. Número 2. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad del Salvador. Buenos Aires, 2009.
2
Una síntesis de ese estudio fue publicado en: Lavallén Ranea, Fabián: Procesos de construcción de las
representaciones sociales en la Argentina. La utopía social argentina. En: Signos Universitarios. Revista de
la Universidad del Salvador. Edición del Bicentenario. Año XXX. Número 46. Buenos Aires, 2010. /
Lavallén Ranea, Fabián: Imágenes y símbolos del Peronismo. En: Documentos del Programa de Estudios e
Investigación en Imaginario Universal Justicialista. (ISSN 1852-2734) IDICSO – USAL. Buenos Aires,
2009.
3
Producto de ese análisis es el trabajo publicado en la Universidad Nacional de La Matanza: Lavallén Ranea,
Fabián: Representaciones del Orden Social. En: Investigación en Representaciones Sociales. (ISSN 1852-
3706). LIE – UNLAM. Laboratorio de Investigación Educativa. Universidad Nacional de La Matanza. San
Justo, 2008.
4
Hemos publicado una síntesis en la Revista del Instituto de Altos Estudios Juan Perón: Lavallén Ranea,
Fabián: La visión universal justicialista. En: Revista Reseñas y Debates. Revista del Instituto de Altos
Estudios Juan Domingo Perón. Año 6. Número 62. Buenos Aires, 2011.
5
Sintetizado en: Lavallén Ranea, Fabián: Intelectuales y Academia en el Primer Peronismo. En: X Jornada
de Investigación en Ciencias Sociales (IDICSO – USAL). Instituto de Investigación en Ciencias Sociales.
Universidad del Salvador. Buenos Aires, Miércoles 12 de Septiembre de 2012.
6
Presentamos las conclusiones de esos trabajos en: Lavallén Ranea, Fabián: Políticas de defensa y
visiones del mundo durante el Primer Peronismo. De la Escuela Superior de Guerra, a la Escuela de
Defensa Nacional. XI CONGRESO NACIONAL DE CIENCIA POLÍTICA. 17 - 20 de julio, Paraná,
Argentina.

11
proyecto político, en una representación revolucionaria del universo simbólico argentino,
a partir de una serie de trabajos (artículos, papers, ensayos, discursos, etc) orientados a
modificar la visión del pasado, la interpretación del presente, y el rol de la Argentina en
dicha transformación, y puntualmente, de la modificación sustancial de lo que significa la
Defensa Nacional y el rol de las Fuerzas Armadas, tomando como corpus de análisis, una
muestra de cincuenta artículos de la Revista Hechos e Ideas, publicados entre los años
1947 – 1951. Asimismo, consideramos que ese marco teórico expresado en los trabajos
elaborados en los primeros años del régimen, nos permiten identificar un intento de
“insubordinación ideológica” (en términos de Marcelo Gullo), estimulando al Estado
Argentino a convertirse en “sujetos” de la política internacional (trocando su posición de
objetos).
El ciclo iniciado en el mismo año que comienza a editarse la revista (1947), no sólo
es el “inicio formal” de la Guerra Fría, que sino también en donde el régimen justicialista
construye gran parte de sus apuntalamientos simbólicos y doctrinarios. Por ello es
interesante ver que la imagen inicial del mundo, está ampliamente diversificada en la
publicación, pero compartiendo un representación agonal de la política mundial, donde se
pretende ampliar los márgenes de maniobra y el “umbral de poder” del estado. La Revista
poseía una sección de bibliografía, además de traducciones, la permanencia de ciertas
políticas editoriales, contactos con el exterior, y la recepción de artículos especiales de
colaboradores latinoamericanos, convocatoria a intelectuales de prestigio nacional, o la
reproducción de artículos internacionales, la inclusión de autores capaces de emitir
opiniones técnicas sobre cuestiones económicas, jurídicas o institucionales, y hasta
“números especiales” dedicados a temas relevantes, como la economía tercerista y sus
implicancias, o la Reforma Constitucional de 1949. Todo esto, según Alejandro
Cattaruzza, uno de los pocos estudiosos de la publicación junto con Roberto Baschetti,
redunda en la búsqueda de un público «ilustrado», y quizás también, la intención de
crearlo en el interior del propio peronismo.
La importancia del análisis que emprendemos de esta obra editorial, cobra aún más
relieve si se tiene en cuenta que la Revista recogía sistemáticamente trabajos de otros
esfuerzos editoriales que los sectores del Estado peronista vinculados a la cultura
realizaban, incluso, llegando a crear una editorial homónima, desde donde se dará
visibilidad a importantes trabajos de la época. Obra singular, la Revista Hechos e Ideas
puede ser considerada según palabras de Horacio González, un “raro puente” entre la
revista socialista Claridad, y la nacionalista Sexto Continente, pero aún más interesante, es

12
el amalgama de una publicación que conjuga intelectuales y funcionarios, en un binomio
paradojal y trascendente.
Roberto Baschetti, quien realiza la indización íntegra de la Revista, le asigna una
serie de puntos trascendentes a la publicación como objeto de investigación: 1.- La
conjugación de intelectuales y autores de diversa procedencia ideológica, en una “atípica
coexistencia”, tanto del socialismo, del nacionalismo, del forjismo, del conservadorismo,
del anarquismo, del catolicismo, del radicalismo, y del riñón mismo del peronismo. 2.- Ser
el único medio de la época que refleja desde el discurso, la teoría y la reflexión, puntos
profundos de discusión política de aquellos años, como por ejemplo: los planes
quinquenales, la reforma constitucional, los derechos sociales, los conflictos estado-iglesia,
etc. 3.- Ser un instrumento de difusión doctrinaria y de pensamiento de los dos más
grandes movimientos de masas de nuestro país: el radicalismo primero, y el peronismo
después.7
El análisis de la Revista Hechos e Ideas nos permite reconstruir la historia cultural e
intelectual del ciclo en cuestión, ya que como nos dice Flavia Fiorucci, estudiar una revista
constituye “una estrategia recurrente en la historia intelectual”, por el papel que éstas
tienen en la configuración del campo intelectual. Las mismas “delimitan posiciones,
agrupan y dividen, ponen en circulación polémicas, consagran determinados productos y
figuras, se constituyen en usinas de proyectos colectivos y otorgan identidad”
(Fiorucci,2011;25)8
Justamente, como sostiene Guillermo Korn al investigar la revista Cultura (1949-
1951), tomar un objeto concreto de análisis permite mostrar algunos matices “que quedan
encubiertos en afirmaciones tan amplias y asertivas” (Korn,2010). Por su parte, Pablo
Martínez Gramuglia (2014), analizando otra revista análoga como Sexto Continente,
enfatiza que este tipo de investigaciones permiten repensar la relación entre los
intelectuales y el pensamiento oficialista en los años del primer peronismo, para “revisar o
matizar la idea de una oposición monolítica del campo intelectual”.
El trabajo nos permitirá introducir una serie de categorías sobre la intelectualidad
de los años 1947-1951, que por el momento se resisten en el campo. El concepto mismo de
“intelectualidad embrionaria” hacia el cual dirigimos la indagación, apunta a inferir la
7
Hasta el momento el investigador más sistemático de esta fuente lo constituye sin dudas Roberto Baschetti,
quien entre otras cosas realizó la “indización” de la publicación en todas sus etapas. Ver: Bachetti, Roberto
(2008). Indización de la Revista Hechos e Ideas. Biblioteca Nacional. Buenos Aires. p.17-19.
8
Flavia Fiorucci viene desarrollando profundas investigaciones sobre el mundo intelectual argentino,
particularmente durante el período justicialista. Ver: Fiorucci, Flavia (2011). Intelectuales y peronismo
(1946-1955). Biblos. Buenos Aires.

13
existencia de un grupo de hombres de la cultura, con reconocimiento entre sus pares, que
son parte del proyecto político del gobierno, pero mantienen ciertos márgenes de
independencia, lo que se corrobora por enunciados críticos muy puntuales en determinadas
políticas públicas del régimen.
La principal relevancia de la investigación radica en demostrar que aquello que
entendemos por “intelligentzia”, posee un funcionamiento orgánico al interior del
Peronismo, el cual le permite “transferir” políticas al campo de la cultura, donde se
evidencia un estímulo a la insubordinación ante las estructuras hegemónicas del sistema
mundo imperante. En otras palabras, como ya adelantáramos, la investigación permitiría
revisionar los supuestos generales que la literatura especializada posee acerca de la
dimensión cultural del Peronismo Clásico. Además de esto, el trabajo puntualmente
propone indagar sobre las dimensiones de la Memoria-Doctrina y la Defensa Nacional, en
el marco del tercerismo justicialista, contempladas en los debates y propuestas de los
articulistas de la Revista Hechos e ideas, en el período 1947-1951, sin incluir en esto a las
dimensiones de política económica y la política exterior. Es decir, que nos circunscribimos
estrictamente a la Tercera Posición, pero sin abordarla como un posicionamiento
diplomático estricto, sino que como un marco referencial doctrinario-filosófico múltiple
(de implicancias culturales, estratégicas y geopolíticas).

I. 2. Objetivos.
En la presente investigación buscamos dar cuenta de la génesis de supuestos
teóricos doctrinarios justicialistas en un marco revolucionario del universo simbólico
argentino, y anti-sistémico de las estructuras hegemónicas mundiales, por intermedio de
una serie de trabajos (artículos, papers, ensayos, discursos, etc) orientados a modificar la
visión del pasado, la interpretación del presente, y el rol de la Argentina en dicha
transformación, y puntualmente, de la modificación sustancial de lo que significa la
Defensa Nacional y el rol de las Fuerzas Armadas, tomando como corpus de análisis, una
muestra de cincuenta artículos de la Revista Hechos e Ideas, publicados entre los años
1947 – 1951. Como hemos dicho, el trabajo puntualmente propone indagar sobre las
dimensiones de la Memoria y la Defensa Nacional, en el marco del tercerismo justicialista,
contempladas en los debates y propuestas de los articulistas de la Revista Hechos e ideas,
en el período 1947-1951.

14
I. 2. a. General.

 Identificar los principales ejes de reflexión (sobre la visión del pasado, y la


inserción ante el mundo de la Argentina), en los trabajos publicados en Hechos e
Ideas, que nos permiten esbozar un nuevo marco referencial teórico-filosófico
tercerista, opuesto (revisionista y anti sistémico) a los esquemas del sistema
mundo.

I. 2. b. Específicos.

 Delinear la imagen del mundo que durante la naciente Guerra Fría poseían
funcionarios, intelectuales y dirigentes del primer peronismo (y del propio Perón)
expresados a través de la Revista Hechos e Ideas, y el rol que la Argentina debía
ocupar en dicho contexto.
 Interpretar los supuestos historicistas sobre los que trabajaba esta
“intelectualidad” durante el primer ciclo de los peronismos clásicos (1947-1951),
vinculados a reflexiones en torno al pasado reciente.
 Identificar la ubicación que le otorgaban al ciclo justicialista a lo largo de la Gran
Historia de nuestra Patria, y los modelos o arquetipos ideales que recupera,
restaura, o continúa.
 Sistematizar los principales elementos que forman parte del tercerismo, como
antítesis del orden hegemónico de la Guerra Fría. En otras palabras, cifrar las
singularidades que hacen del tercerismo un esquema anti-sistémico, y estímulo
para la consolidación de una “insubordinación ideológica”.

15
I. 3. Estrategia metodológica

Abordar un sistema de ideas (visión del mundo, representación del pasado, etc.)
durante un período histórico determinado, en este caso, a lo largo del primer peronismo;
necesariamente nos remite a recurrir a una estrategia metodológica cualitativa.

Enmarcados en un paradigma cualitativo- interpretativo optamos por trabajar con


un diseño de investigación de tipo descriptivo-comprensivo, recurriendo a técnicas de
análisis documental, evitando caer en una mera “observación exterior” de los fenómenos,
sino pretendiendo lograr una comprensión de las estructuras significativas de ese mundo
que nos interesa caracterizar. En este caso a partir del análisis de nuestra principal fuente
de datos primaria la Revista Hechos e ideas.

La revista Hechos e Ideas fue una importantísima publicación que ha desarrollado


varios períodos de edición. Comenzó siendo una revista radical que se publicó entre 1935 y
1941, cuando dejó de aparecer después de 41 entregas. Dicha publicación es crucial para
reinterpretar el supuesto de la no existencia de debates intelectuales profundos durante el
primer peronismo, ya que el itinerario de temas abordados por la revista, la multiplicidad
de perspectivas, el número de autores, el abanico de disciplinas, y el renombre de los
intelectuales, nos obligan a re-escribir la imagen que podemos tener hasta el momento
sobre lo que puede considerarse “intelectualidad” por aquellos años.

En nuestro caso, puntualmente pretendemos recorrer todo el ciclo peronista de la


revista Hechos e Ideas, destacando los artículos que hacen referencia a la política
internacional, la imagen del mundo, la política exterior, y todos aquellos trabajos que
indiquen el rol de nuestro país ante el orbe, las relaciones hemisféricas y regionales, y la
relación con las grandes potencias. En cuanto a los límites temporales, que acotan
históricamente a nuestro objeto de estudio, hemos seleccionado los números publicados
entre 1947 (cuando se relanza la Revista, dando comienzo al “período peronista” de la
misma) y 1951 (donde observamos la principal coyuntura interna del primer peronismo).
Por lo tanto estos límites temporales no pecan de arbitrariedad, sino que por el contrario,
obedecen a una cuestión estrictamente metodológica, ya que analizar los números

16
publicados dentro de ese compartimiento histórico, nos permite analizar cierta continuidad
en el relato que abordamos.

Dentro del universo de artículos publicados por la revista en ese período 1947-
1951, se seleccionaron para formar parte de una muestra intencional 52 artículos
catalogados a su vez según las dos dimensiones centrales del análisis propuesto Defensa y
Posición por un lado y por el otro Memoria y Doctrina.

17
2. Marco teórico y estado del arte.

2. 1. Peronismo, cultura e intelectuales.

2. 1. 1. Intelectuales e intelligentzia.

En un trabajo clásico de la Escuela de Annales -Los intelectuales en la Edad


Media de Jacques Le Goff (1986)- el gran historiador francés nos dice que los maestros
de las escuelas fueron los primeros quienes en el gran ciclo medieval hicieron un oficio
del arte de pensar y de enseñar, siendo incluso los antecesores de los científicos y de los
hombres del conocimiento que más tarde, a comienzos de la Modernidad, se instalan en
las universidades como en su “hogar natural”, durante el crecimiento de las urbes y los
sectores burgueses (Le Goff,1986). Es decir, que aunque tengamos asumido al intelectual
con ciertas actitudes deístas, e incluso ateas o agnósticas, y hoy no se encuentre la fe como
“tribunal supremo” del intelectual, sino la razón, antecede a esa “actitud moderna”, la
identificación del intelectual con el clérigo, donde se daba el predominio de la concepción
teológica (Bustamante,1967;16).
El concepto intelectual no posee un significado establecido. Como nos dice Carlos
Altamirano (2013;17), es multívoco, polémico y de límites imprecisos.9 Esos mismos
sujetos ocupan un rol trascendente en el espacio social. Como actores críticos de la
realidad no sólo transmiten una imagen del mundo, sino que influyen en la percepción del
mismo. Su status y autoridad en los espacios de la cultura los relaciona con el campo de
poder, como lo analizara profundamente Pierre Bourdieu. Pero muchas veces, emergen
pensadores que no logran constituir un vínculo de relación sistemático con su colectivo de
proximidad, con la "intelectualidad" que les permite referencia y anclaje.
Desde la década del cuarenta es un lugar de reflexión el “rol del intelectual” en una
sociedad. Sin dudas fue Sartre uno de los artífices de la transformación del estereotipo del
intelectual a lo largo del siglo XX, y su propia trayectoria fue sumamente importante para
la difusión de la “teoría del compromiso”, o de cómo se involucra un intelectual en el
contexto socio-político de su tiempo. Sartre analizo el rol polémico que poseen los

9
Sin dudas uno de los investigadores más importantes sobre la sociología de los intelectuales, quien dirige
un centro de investigación en Historia Intelectual en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQUI). Uno de
sus trabajo teóricos de donde hemos tomado muchos elementos es: Altamirano, Carlos (2013). Intelectuales.
Notas de Investigación. Norma. Bs As.

18
intelectuales, al ser críticos con la realidad burguesa, pero sin embargo provenir de ella, y
hasta ser reproductores de su ethos.
Bolívar Mesa (2003) nos dice que las funciones que han cumplido tradicionalmente
los intelectuales/políticos son:
“1. Creación de conciencia, ya sea al servicio de la clase ascendente o
bien a favor del grupo dominante.
2. Justificación del orden legal establecido, siendo ésta una función
típicamente jurídica.
3. Dar continuidad ideológica, corresponde a los "revolucionarios
institucionalizados". Son aquellos intelectuales que han servido a una clase
ascendente que ya ha llegado al poder político.
4. La función de ocultamiento, realizada por intelectuales otrora
revolucionarios, que optan en ciertas situaciones históricas por la función
intelectualizadora opuesta, es decir, frenar la exaltación de la ideología
revolucionaria para garantizar el statu qua establecido.”

Meza nos dice que todo intelectual “busca la verdad, la razón y el conocimiento;
quiere que los hechos sociales -enajenados e irracionales- se transformen y la sociedad sea
mucho más racional y humana”, sin embargo, necesitan del poder “para hacer realidad sus
utopías”.
“La tarea de todo intelectual es agitar ideas, resaltar problemas,
elaborar programas o teorías generales; la tarea del político es tomar
decisiones. Toda decisión implica una selección entre diversas alternativas.
La misión del intelectual es persuadir o decidir, animar o desanimar,
expresar juicios, dar consejos, hacer propuestas, inducir a las personas a
las que se dirige a formarse una opinión sobre las cosas. El político tiene la
labor de tomar decisiones y realizar acciones de todas estas opciones. Sin
embargo, los intelectuales con regularidad han ostentado su superioridad
sobre los políticos porque los consideran hombres dedicados a una
actividad meramente práctica. De ahí que el hombre político sólo a los
intelectuales les deba hablar con la verdad, preguntarles de cualquier cosa
y oír su opinión para después tomar decisiones” (Mesa,2003;34).

19
Raymond Aron, quien le dedicara un gran estudio al análisis de los intelectuales y
su rol en la sociedad francesa, nos dice que todas las sociedades han tenido sus escribas,
sus letrados o artistas, que transmiten o enriquecen la herencia cultural, esos grandes
expertos que ponen a disposición de los príncipes el conocimiento de textos y el arte “en
disputa”, esos enormes sabios que descifran los secretos de la naturaleza y “ensañaban a
los hombres a curar las enfermedades o a vencer en el campo de batalla”.
(Aron,1957;201).10 La diferencia con los tiempos pretéritos, siguiendo con Aron, es que en
la actualidad los sabios poseen una autoridad y prestigio que los ponen al abrigo de “la
presión de las iglesias”.
“A medida que el público se amplia y que los mecenas desaparecen,
los escritores y artistas ganan en libertad lo que arriesgan perder en
seguridad (e incluso muchos tienen el recurso de ganarse la vida en una
ocupación al margen de su actividad creadora)”.(Aron,1957;202)

Eso que Aron llamaba “los profesionales de la inteligencia”, son una categoría
social más numerosa que antes, más libre y prestigiosa, más visible, pero también más
ecléctica. Si bien etimológicamente el vocablo “intelectual” indica una ocupación: “El
dedicado al estudio y la meditación”. (Roque Barcia, 1881) y del latín
“intellectuālis: perteneciente o relativo al entendimiento y dedicado preferentemente al
cultivo de las ciencias y las letras” (Real Academia Española), nada más lejos de esta
visión contemplativa es la mirada que tiene Antonio Gramsci -el gran político y filósofo
italiano- (1891-1937) sobre los intelectuales. El intelectual de Gramsci, es mucho más
que sólo aquel que está “asociado” a una actividad vinculada al intelecto. El intelectual
orgánico es todo el que participa de la reproducción del sistema, con consciencia o no de
estar haciéndolo. Son intelectuales contra-hegemónicos aquellos quienes intentan poner en
evidencia ese funcionamiento del poder y tratan de estar al servicio de un modelo
diferente. Son también intelectuales orgánicos, pero orgánicos de otros sectores llamados
subalternos , sectores de la sociedad que no han logrado cristalizar su proyecto político en
un lugar de poder significativo desde cual llevar adelante la realización de su modelo de
sociedad. Dadas las asimétricas condiciones capitalistas, estos intelectuales contra-
hegemónicos deben plantear la verdad al poder vigente, y hacerlo de una crítica.

10
Sin dudas el trabajo de Raymond Aron (1957), El opio de los intelectuales. Leviatan. Bs As. Es uno de los
más trascendentes sobre el tema durante varias décadas.

20
“[…] a buscar la relación entre la organización y las masas como
una relación entre educadores y educados, que se invierte dinámicamente al
papel de los intelectuales -en el seno del intelectual orgánico, la conquista y
transformación de los aparatos del Estado- para crear las condiciones de
esa nueva hegemonía y la transformación de la sociedad civil” (Gramsci,
2000: 122).

Para Gramsci es histórico el rol que le cabe a los intelectuales en todas las
sociedades, ya sean orgánicos o no a la clase dominante. Los intelectuales deben ser
analizados no a partir de una condición per se sino mas bien a través de la función social
que desempeñan según su situación de clase. En este sentido, “todos los hombres son
intelectuales, pero no todos los hombres tienen en la sociedad la función de intelectuales”
(Gramsci, 2000:13). Respecto al nivel de “organicidad” que hay entre los diversos estratos
intelectuales en vinculación con la clase social fundamental, Gramsci clasifica dos planos
superestructurales: de la “sociedad civil”, formado por el conjunto de organismos privados,
y el de la “sociedad política o Estado”. Los intelectuales son los empleados del grupo
dominante para el ejercicio de las funciones subalternas de la hegemonía social y el
gobierno político, es decir, para el consenso y para asegurar la legitimidad del aparato de
coerción estatal. En definitiva, existen intelectuales orgánicos, funcionales al poder, y los
intelectuales tradicionales, con claro rol reflexivo y relativamente autónomos.
Sobre este punto, Aron decía que cuando se observan las actitudes en política, la
primera impresión es que “se semejan a la de los no intelectuales”, con sus saberes a
medias, sus prejuicios, sus preferencias estéticas, etc. (Aron,1957;210). ¿Es justamente esa
vinculación con la política lo que los vuelve vulnerables al ambiente? ¿Ese es el factor
humanizante de los intelectuales? Para Jean-Paul Sartre la figura del intelectual está
emparentada con la discusión y la crítica. El gran autor nos decía que “la única manera de
aprender, es discutir”. Para Sastre “es también la única manera de transformarse en
hombre”. Porque para él “un hombre no es nada si no es un impugnador. Pero también
debe ser fiel a algo. Un intelectual, para mí, es eso: alguien que es fiel a un conjunto
político y social, pero que no cesa de discutirlo”. (Sartre, JP, 1973: 145).

“El intelectual debe ser consciente de que toda acción tiene


sus consecuencias prácticas, incluso la inacción o el silencio”.

21
“´está en el asunto, haga lo que haga´, marcado, comprometido,
hasta su retiro más recóndito” (Sartre, JP, 1962: 9).

Es decir, en contraposición a la idea de la contemplación y la retrospectiva interior,


este perfil de intelectual asume un compromiso con la situación concreta que constituye su
época, que “se abrace estrechamente con su época; es su única oportunidad, su época está
hecha para él y él está hecho para ella” (Sartre, JP, 1962: 10). Asume conscientemente su
compromiso con su tiempo y se identifica con los oprimidos. De alguna manera, como nos
dice el filósofo esloveno Slavoj Zizek, que los pensadores deberían tomar conciencia de su
momento histórico, viendo los problemas concretos. Desde la óptica sartreana, los
intelectuales tienen que hacerse cargo de una misión, que parte de la necesidad de asumir
que todo acto tiene repercusiones prácticas, que no se puede estar al margen de la situación
en la que se está implicado, y que por lo tanto se es responsable del nivel de
indeterminación que toda situación contiene en virtud de la acción del hombre. De modo
tal, la misión que Sartre postula supone una libertad situada y una responsabilidad con un
obrar que siempre significa.

“El escritor [el intelectual| comprometido sabe que la palabra es


acción; sabe que revelar es cambiar y que no es posible revelar sin
proponerse el cambio”, asimismo si las palabras son “pistolas cargadas”
ese intelectual debe disparar a un blanco determinado” (Sartre, 1962: 53).

Edgard Morín (1962) sociólogo y antropólogo francés, también resalta el carácter


crítico del intelectual, nada más ajeno que pensarlo desde una postura contemplativa;
porque hablar de neutralidad valorativa en las ciencias sociales es asumir una postura
conservadorista. El científico social y el intelectual recortan su objeto de estudio,
seleccionan variables, dimensiones, focalizan y acotan según sus valores, sus perspectivas,
a la par que modifican con su análisis; es decir operan sobre la realidad. Justamente en la
cultura de masas que contextualiza a los intelectuales- la cual está constituida por un
cuerpo de símbolos, mitos e imágenes que se refieren a la vida práctica y a la vida
imaginaria, un sistema específico de proyecciones e identificaciones- se perfila la figura de
un intelectual crítico.

22
¿Cuál es el rol de los intelectuales frente a este emergente cultural? Denigrar la
cultura de masas como subproducto cultural de la moderna industria calificándola de
infracultura. Desde la intelectualidad marxista, la alienación del hombre en el trabajo se
prolonga a través de la alienación en el consumo y el ocio, en la falsa cultura. Desde una
postura de derecha, la cultura de masas, no corre una mejor perspectiva; sino que es vista
como una diversión hecha para el vulgo o la plebe. Sin embargo, la propuesta de Morín, es
desarticular la estereotipación que existe tanto de la cultura de masas como de la cultura de
los cultivados a la que pertenecerían los intelectuales, porque ambas tienen puntos de
unión. Su primer paso de abordaje a la realidad social, será entonces partir del auto-análisis
y la autocrítica. Su propuesta apunta a revistar y auto-criticar la noción ética o estética de
la cultura; replanteando esquemas intelectuales a partir de una cultura en verdadera
inmersión histórica y sociológica y a que el intelectual recurra a los métodos autocrítico y
de la totalidad. Es decir buscar una objetividad que integre lo observado en la observación
sin caer en el objetivismo que alcanza el objeto suprimiendo lo observado; de lo que se
trata es de alcanzar el verdadero conocimiento que dialectiza la relación observador-
observado. Por otro lado, el método de la totalidad engloba él mismo al método autocrítico
porque tiende, no solamente a considerar un fenómeno en sus interdependencias; sino
también al considerar al observador intelectual mismo incluido en un sistema de
relaciones.

Edward Said (1935-2003), el gran pensador palestino, si bien no pertenece a la


tradición francesa, sino a una tradición orientalista, acentúa también el espíritu crítico y
anti conservador del intelectual, ya que establece:

“Básicamente, el intelectual en el sentido que yo le doy a esta


palabra no es ni un pacificador ni un fabricante de consenso, sino más bien
alguien que apostado con todo su ser a favor del sentido crítico, y que por
lo tanto se niega a aceptar fórmulas fáciles, o clises estereotipados, o las
confirmaciones tranquilizadoras o acomodaticias, de lo que tiene que decir
el poderoso o convencional, así como lo que estos hacen” (Said, E.
1996:39)

Por su parte Pierre Bourdieu- sociólogo francés- (1930-2002) criticó de manera


férrea la complacencia y supuesta neutralidad de los intelectuales, y su refugio en los

23
recintos universitarios. “No se trata de leer ponencias, como en la universidad, sino de
“exponerse” lo cual es muy distinto: los académicos exponen mucho en los coloquios,
pero se exponen poco” (Bourdieu, 2005:52). Señaló que una de las tareas de la sociología
debía ser la politización de la sociedad. “La sociología no invita a moralizar sino a
politizar” (Bourdieu, 2005:58). Desde la perspectiva de Bourdieu, quien estudia los
movimientos sociales no puede permanecer neutro ni indiferente. “Los que tienen la suerte
de poder dedicar su vida al estudio del movimiento social, no pueden permanecer, neutros
e indiferentes, al margen de las luchas que ponen en juego el futuro del mundo”
(Bourdieu, 2001:7). Todo lo anterior, tiene que ver con la importancia que Bourdieu
atribuye a los intelectuales para la lucha social.

“Los intelectuales (entendiendo por ello a los artistas, escritores y


científicos que se comprometen en una acción política) son indispensables
para la lucha social, especialmente hoy, dadas las formas completamente
nuevas que adquiere la dominación” (Bourdieu, 2001:40).

La propuesta de Bourdieu en torno a los intelectuales y su compromiso político se


sintetiza en el siguiente párrafo:

“Debemos oponer las producciones de redes críticas que agrupen


“intelectuales específicos” (en el sentido de Foucault) de un verdadero
intelectual colectivo capaz de definir los objetos y los fines de su reflexión
y de su acción, es decir, autónomo. Este intelectual colectivo puede y debe
cumplir en primer lugar funciones negativas, críticas, trabajando en la
producción y extensión de instrumentos de defensa contra la dominación
simbólica que hoy se ampara casi siempre en la autoridad de la ciencia;
haciendo valer la competencia y la autoridad del colectivo reunido, puede
someter el discurso dominante a una crítica lógica que ataque sobre todo el
léxico (“globalización”, “flexibilización”, etc.), pero también la
argumentación y el uso de metáforas; también puede someterlo a una
crítica sociológica, que prolonga la primera, poniendo en evidencia los
determinantes que pesan sobre los productores del discurso dominante
(empezando por los periodistas sobre todo económicos) y sobre sus
productos; por último puede oponer una crítica propiamente científica a

24
la autoridad predeterminadamente científica de los expertos, sobre todo
económicos” (Bourdieu, 2001:40-41).

Es decir que para Bourdieu puede cumplir una función positiva “ contribuyendo a un
trabajo colectivo de invención política”, aunque la doxa neoliberal ha ocupado todo el
espacio vacante y “la crítica se ha refugiado en el “pequeño mundo” académico, donde
está encantada de sí misma, pero no es capaz de inquietar realmente a nadie en nada”
(Bourdieu, 2001:41). Bourdieu se vale del famoso concepto de campo intelectual
entonces, partiendo de la visión que los escritores conforman un microcosmos en el mundo
social “que se rige por una lógica específica: posee reglas, formas de reconocimiento y
sanción diferentes de las que gobiernan otros ámbitos de la sociedad”, lo que implica que
el campo opera con relativa autonomía, dependiendo del grado de institucionalización que
posee (Fiorucci,2012;14).

En la famosa sociología de Bourdieu, como nos dice Emilio Tenti Fanfani, la


definición de campo científico debe entenderse en forma relacionada con el concepto de
habitus y de capital en el interior de un espacio teórico determinado (Fanfani,1994;22).
Por eso el campo es una red, una configuración de relaciones entre posiciones. Cada
campo social (económico, político, intelectual, artístico, religioso, etc), como nos dice el
autor:
“Constituye una especie de microcosmos dotado de una lógica
específica. En cada uno de ellos se desarrolla un juego y por lo tanto una
lucha por la apropiación de aquello que está en juego. En los campos
científicos lo que está en juego es la autoridad científica, es decir, la
capacidad de imponer los criterios de cientificidad”.(Fanfani,1994;22-23).

No siempre los intelectuales son escuchados o tenidos en cuenta por los gobiernos y
la gestión pública. Existen interesantes ejemplos donde el círculo de intelectuales o la
“academia” es ignorada, omitida o dejada de lado por el poder político. Hay interesantes
casos contemporáneos donde la omisión no es inocente y se tiñe de ideología, y ejemplos
donde la absoluta ignorancia de lo producido por la comunidad científica es lo que lleva a
implementar decisiones que van a contramano de lo propuesto por los expertos. Podemos
ilustrar esto con dos ejemplos de una temática tan delicada pero esencial para el Estado
como lo es la implementación de las medidas que nutren al sistema penal.

25
El primer caso es en lo referido a la implementación de la Tortura. Cuando el
suplicio comienza a ser duramente criticado y desvalorizado por las connotaciones
inmorales e inhumanas que la misma posee, a mediados de la modernidad europea, las
principales cortes del Viejo Continente endurecen los castigos, y hasta podemos decir que
alcanzan el apogeo de la aplicación. Cuando el primer pensamiento abolicionista comienza
a expandirse por intermedio de intelectuales del siglo XVI y XVII, nadie los lee en los
estratos gubernamentales. Como nos dice uno de los máximos estudiosos de la tortura en el
siglo XX, casi todos esos intelectuales son “teólogos, humanistas, intelectuales que
escriben frecuentemente en latín para una minoría selecta”, no tienen ni impacto en las
cortes ni en el escaso público lector de los juristas. (Mellor,1972;54).
Otro ejemplo interesante es más reciente, a comienzos del siglo XX, cuando los
principales investigadores de la Escuela Sociológica de Chicago, transforman el
pensamiento criminológico contemporáneo, incorporando investigaciones sobre las
subculturas, las condiciones sociales y culturales, criticando la estigmatización del
inmigrante, etc, el gobierno federal de los EE.UU. decreta la famosa “ley seca”,
criminalizando desde entonces segmentos de la población y del mundo subalterno, que
iban a contramano de lo planteado por varios de los académicos de aquellos años.

José Nun, politólogo argentino (1936), trabaja la definición gramsciana


aggiornándola a la nueva época:
“En esta coyuntura la función intelectual implica adquirir
conocimientos específicos en áreas que habitualmente se consideran
reservadas a los expertos para después metabolizar críticamente esos
conocimientos, relacionarlos con otros que resulten relevantes y ponerlos
luego, al servicio de quienes se interesen en comprender la realidad para
poder transformarla” (Pavón: 2012,20).

Sin embargo, otras posturas se refieren a la “especificidad” de los conocimientos de


los intelectuales desde un marco tecnocrático, sin necesidad de involucrarse con su
contexto social. El desarrollo de la actividad académica que se produjo a partir de la
transición democrática de los países latinoamericanos, y la estabilización de las
democracias representativas son cruciales para entender el peso de los “especialistas”
dentro del campo cultural y más allá de éste. Del mismo modo, habrá que tener en cuenta

26
la crisis de los relatos emancipatorios y el avance de las perspectivas tecnocráticas en la
práctica política (Rubinich, 2001)
En función del pragmatismo y el realismo político, el intelectual especialista se
presenta como portador de los saberes necesarios para la toma de decisiones cada vez
más complejas (Sarlo,2006:180). Aunque actúe políticamente todo el tiempo, este
especialista presenta su labor en la academia o en la burocracia estatal como “no política”,
ajena a cualquier ideología e interés. Si la práctica del “intelectual comprometido” y más
aún, la del orgánico suponen la toma de posición explícita y la confrontación, este modelo
se funda en una supuesta neutralidad. La preeminencia de este modelo de intelectual se
evidencia en que cada vez son más los intelectuales que conciben y practican su labor a
imagen y semejanza de las demás labores, sin otra responsabilidad que la de ser
competentes y objetivos, dedicándose sólo a los temas que hacen a su incumbencia
profesional (Said:1996, 90)
Por su parte, Atilio Borón -politólogo y sociólogo argentino- si bien comparte la
especificidad de conocimientos con los que trabaja el intelectual, se detiene en enfatizar la
diferencia entre el intelectual académico y el intelectual público:

“Un intelectual público es un hombre o una mujer, que habla y se


dirige, básicamente, hacia el conjunto de la sociedad. Mientras que el
académico es un personaje cuyos escritos están dirigidos hacia sus pares,
su jefe o incluso sus empleadores. El problema es que gran parte de las
ciencias sociales están dominadas por esta concepción del académico que
escribe para una “comunidad epistémica” de especialistas o para sus
superiores en ámbitos burocráticos como la universidad o el estado… Si
bien el intelectual público se interesa por las ideas, el foco de su atención
está puesto en la relación entre éstas y el orden social vigente, y entre las
ideas y los proyectos y las fuerzas sociales y políticas que luchan por crear
un tipo de sociedad mejor. Este personaje sabe que su misión principal es
la de ser la conciencia crítica de su tiempo; el papel del académico, en
cambio, es respetar celosamente las fronteras disciplinarias, publicar en las
revistas especializadas de la profesión -por supuesto que bendecidas por el
fetichizado referato de sus pares- y reproducir el primado del paradigma
teórico-metodológico convencional, conservador hasta el tuétano… ”.

27
(Entrevista a Atilio Borón por Mariela Flores Torres, Revista Ficciones,
Febrero 2012).

Carlos Altamirano - sociólogo argentino (1939)- quien ha puesto su foco de interés


académico en los intelectuales, apuesta a una definición amplia y auto referencial de los
mismos: “El concepto de intelectual no tiene un significado establecido: es multívoco, se
presta a la polémica y tiene límites imprecisos, como el conjunto social que se busca
identificar con la denominación de «intelectuales»” (Altamirano:2013,38). Esta visión del
intelectual, entrelaza su función con la función pública y el ejercicio político:

“La función de las personas consagradas a la vida académica es el


conocimiento. Estas personas a veces toman la palabra en el espacio
público para referirse a los usos, a las consecuencias, a las restricciones de
los conocimientos que ellos mismos producen; o bien, dejando de lado su
competencia, intervienen como ciudadanos, investidos por el prestigio que
han alcanzado en su disciplina”…Respecto a la tensión entre intelectuales
y poder político…“Esa tensión, independientemente de casos particulares,
es general. Quiero decir, nunca se anula o se suprime la tensión entre el
ejercicio del trabajo intelectual y el de la acción política”.

El rol de los intelectuales en los últimos tiempos atraviesa un nuevo proceso de


transformación que se ajusta al nuevo tipo de sociedad mediática que se impone. En
términos de Altamirano:
“Este nuevo marco nos obliga a pensar que ya no tendría sentido
hablar de intelectuales, hay profesionales de la comunicación,
universitarios cuya ocupación privilegia el trabajo intelectual, pero esa
figura del intelectual en el debate cívico está en retirada. La escena
mediática tiene una lógica, un régimen de funcionamiento y una
temporalidad que obliga al intelectual a hacer cosas que no está habituado
a hacer. En este contexto, muchas veces tiene que hacer réplicas rápidas y
breves, contrario al razonamiento del hábito propio del trabajo intelectual.
Otra cuestión es la gravitación de los comunicadores sociales que
desempeñan el papel que se les atribuyó siempre a los intelectuales”.

28
Según José Brunner, está en crisis la figura tradicional de intelectual
(Brunner,2005). O como nos dice Heinz Dieterich, podemos hablar de un colapso general
de la intelectualidad global frente a los grandes problemas de la humanidad y de las
mayorías (Dieterich;2000,9). La trascendencia de este modelo de intelectual es
directamente proporcional con la profundización de la hegemonía massmediática y más
concretamente con el predominio de la cultura audiovisual, es decir con el proceso de
reconfiguración que los medios audiovisuales generaron en toda la dimensión simbólica de
las sociedades capitalistas contemporáneas, transformación que abarca las artes, los estilos
de vida y la política misma (Sarlo: 1992, 51). Para Juan Marsal, el intelectual es el
ideólogo de una clase, “ya sea de la que está en el poder, o de la que aspira a llegar al
poder” (Marsal,1970;87).
Como señala Bourdieu, serán los agentes que hayan acumulado menos capital
específico en su campo de procedencia quienes van a estar más dispuestos a involucrarse
en ese juego como para encontrar en la consagración externa lo que no logran en el seno de
las instancias consagratorias dominadas por sus pares (Bourdieu, 1997)
Zygmunt Bauman, sociólogo y filósofo polaco (1925), por su parte, propone una
tipología que permita una aproximación del rol social del intelectual en torno a una
división entre modernidad y posmodernidad. La imagen del intelectual “legislador” como
una consciencia representativa de la sociedad moderna que persigue su legitimidad en
función de criterios de compromiso, universalidad y verdad. Por su lado, el intelectual
como “intérprete” y referente de la posmodernidad, privilegia una función interpretativa en
el marco de las problemáticas que plantea el dominio de los lenguajes. (Bauman, 1997)
Michael Foucault -psicólogo y filósofo francés (1926-1984)- en consonancia con
su línea de pensamiento propuso una aproximación al rol del intelectual, atendiendo a las
relaciones entre poder, saber y conocimiento. Y traza una distinción entre: el “intelectual
general” típico de la modernidad, y el “intelectual específico” que renuncia a cualquier tipo
de representación del saber. A estos dos tipos de intelectuales incorpora a su análisis una
tercera posición intelectual, identificada con los nombres de Marx, Nietzsche y Freud bajo
el nombre de “intelectuales de la sospecha”, referidos al campo de la interpretación y al
ejercicio de la hermenéutica.
Por su parte, Dieterich (2000), en uno de los trabajos más críticos y polémicos que
pudimos encontrar sobre la intelectualidad actual (sobre todo francesa), plantea que gran
parte de los más célebres intelectuales franceses y norteamericanos que están en boga
desde hace años en América Latina, constituyen una docta ignorancia, y analiza, tomando

29
como base la investigación de Alan Sokal (1996), la llamada “impostura intelectual” del
mundo científico en las ciencias sociales actuales, donde abundan nombres reconocidos
que utilizan erudiciones superficiales, manipulación de frases, incongruencias lógicas, y
la intimidación al lector como recursos de reconocimiento, sin expresar ideas claras sobre
los problemas, incluso, sin tener como horizonte cuestionarse sobre los mismos.

En un simposio organizado por Norberto Bustamante en 1966, donde se


convocaron a varios intelectuales argentinos de prestigio, se debatió la definición, el rol, el
ambiente, y las singularidades de los intelectuales en la Argentina y en América Latina. En
el mismo, publicado un año más tarde, el propio coordinador (Bustamante,1967;17) decía
que resultaría arbitrario pretender siquiera una definición “que hiciera justicia a la inmensa
variedad empírica de tipos de intelectuales que se suceden en el curso histórico”.
Para Oscar Terán, intelectuales son aquellos que tienen acceso a un conjunto de
posiciones, prácticas y destrezas letradas, y por supuesto, en nuestro país existe una larga
tradición de generaciones de intelectuales que logran contener esas características en su
dinámica de trabajo. Posiblemente sea Mariano Moreno quien de alguna manera se ubique
en la génesis de estas figuras a partir del ciclo de la Revolución de Mayo, siendo sus
escritos los ejes de estudio de Terán en sus “lecciones” sobre la historia de las ideas en la
Argentina (Terán,2008;25-60), y en palabras de Héctor Pavón, cumple el papel del
“intelectual al servicio de una causa política” (2012;21).
Posterior a la Revolución, en la Argentina sin dudas dos de los pensadores que
nuclearon los primeros estereotipos de intelectual fueron Sarmiento y Alberdi, figuras
centrales de la Generación del ´37, grupo que tomando como centro neurálgico el famoso
Salón de Marcos Sastre, comenzaron a pensar, estudiar, analizar la realidad política, social
y cultural de nuestro país, de donde emergerán titanes de las letras y la política como
Sarmiento o Echeverría (Terán,2008;61). En el caso particular de Alberdi, incluso
Coriolano Alberini lo considera en la historia del pensar filosófico iberoamericano el más
eminente de esa generación (Alberini,1994,145). Son por lo general jóvenes nacidos
alrededor de 1810, y en gran medida representan o expresan en su itinerario público la
“frustración” de una inteligencia que se propuso desarrollar una cultura y un
pensamiento nacional, pero que fue derrotada en esa cruzada (Galasso,2011;307). Sólo un
puñado de ellos lograra escapar en sus planteos a la lectura de la realidad nacional sin la
deformación del prisma colonizado. En general en sus biografías se observa lo que Galasso

30
llama “el drama de ensayistas” y políticos que pretenden conocer y profundizar los
problemas nuestros, pero que lamentablemente cae en lecturas “importadas”.

“Los simplificadores de la historia han pretendido


asimilarlos a los viejos unitarios, pero la mayoría de éstos jóvenes
toma distancia de la generación anterior que ha gobernado en la
década del veinte. Más aún, varios de los hombres del 37 condenan
la arrogancia y el europeísmo de viejos unitarios como Alsina y
Rivadavia y si bien critican el autoritarismo y el tradicionalismo de
Rosas, creen posible alguna forma de acuerdo con el restaurador”
(Galasso,2011;307).

A pesar de ello, a diferencia de los hitos anteriores, con la generación del ´37 ya
tenemos un primer movimiento intelectual animado de “un propósito de interpretación de
la realidad argentina”, el cual también planteó la necesidad de construir una identidad
nacional (Terán,2008;61).
En la historia intelectual argentina siempre se ha planteado la transformación que
implica la caída del rosismo, dándose la imagen que ante el final de la tiranía, la
intelectualidad que satelizaba en países limítrofes decidiera entonces aterrizar en el
ambiente porteño. Luego de la batalla de Caseros (1852) los trastornos económicos y
sociales impactaron sobre la vida intelectual argentina. Cuando comienza la ofensiva
contra la tradición criolla, comienza el ataque contra la mentalidad colonial, que respaldaba
el sistema de creencias y opiniones vigentes en la sociedad. Estos primeros intelectuales
post Caseros, y luego los de la generación del 80, prefirieron los autores franceses a los
españoles, e incluso algunos los anglosajones a los franceses, iniciándose un legítimo
período de secularización de la cultura. Indudablemente en la historia de las ideas
argentinas la Generación del 80 ocupa un puesto singular, porque pocas veces fue tan
firme un sistema de convicciones en el seno de una élite y pocas lograron influir tan
profundamente sobre la realidad.

“Quizá, sobre todo por poseer una sólida y arraigada


filosofía espontánea de vida, fue la generación del 80 una fuerza tan
compacta y tan eficaz en la dirección de la vida argentina”
(Romero, 1987: 17).

31
Hacia fines del siglo XIX los procesos de modernización transformaron de manera
abrupta el panorama social, político y económico de nuestro país, introduciendo nuevas
preocupaciones y planteos. Como nos dice Terán, en términos estructurales los principales
fenómenos de transformación están determinados a causa del ingreso pleno del país en la
modernidad, formidable proceso cultural dentro del cual se produce entre otras cosas la
“secularización”, y de alguna manera el mundo “se torna calculable” (Terán,2008;112).
La primera generación de intelectuales posterior a Caseros, contaba con hombres
de vasta y profunda formación intelectual, con arraigados hábitos de lectura, sobre todo de
literatura. Incluso tal como destaca Romero (1987: 23) la novelística que leyeron,
especialmente francesa, los saturó de ideas, en particular sobre problemas sociales, que
contribuyeron a formar más de una opinión en algunos espíritus que se resistían al esfuerzo
de la lectura de obras sistemáticas.
La preocupación por el futuro colectivo cristalizó en concepciones políticas más o
menos definidas, que los grupos de acción postularon como soluciones eficaces para los
problemas del país. El grupo oligárquico, heredero de la generación de la organización
nacional, apuntaba a la creación de una nueva Argentina económica: el esfuerzo colectivo
y eficaz se debía orientar en favor del proceso de expansión económica. Julio Roca
resumió esta posición al erigir como lema de su gobierno el de “Paz y Administración”. Es
decir, el doble propósito de asegurar la juridicidad y el progreso, que se enmarcaba en el
sistema de principios liberales y positivistas que predominaban en el ambiente intelectual
de la época, y que desplazaba ciertos dominios de injerencia de la Iglesia hacia el Estado, y
bregaba por el laicisismo en la educación. Como contraofensiva, grupos católicos se
sintieron vulnerados y se levantaron contra la intromisión del Estado en problemas que
antes eran del fuero religioso; entre los intelectuales de este movimiento se destacan José
Manuel Estrada y Pedro Goyena. En esta nueva Argentina que empieza a erigirse con
masas migratorias, transformaciones sociales y económicas, el realismo se impone como
la estética en boga. Y esto se plasma en la nueva creación literaria y plástica que deja atrás
la tradición romántica. Entre los intelectuales, hubo una “literatura de viajes” que se centró
en temas europeos. Mansilla, Santiago Estrada, Cané y otros, reflejaron en su obra el
espíritu nostálgico de los viajes que hicieron.
A medida que finalizaba el siglo XIX se acentuaban los signos de la transformación
que se operaba en el ambiente social e intelectual del país. Es decir comienza un nuevo
curso de ideas que mantuvo su dirección durante los primeros quince años del siglo y

32
encontró plasmarse simbólicamente en el espíritu que presidió las fiestas de celebración del
Centenario de la Revolución de Independencia en 1910. Este espíritu dejaba entrever las
secuelas de la crisis que la oligarquía argentina había sufrido en 1890, erosionando tanto su
estabilidad política y social como en sus convicciones y perspectivas. En este contexto,
tanto las minorías intelectuales -un poco escépticos y alejados de la política- y las nuevas
promociones de políticos, percibían no solo la presencia de algunas “nuevas ideas”, sino
también de ciertos anhelos en el seno de una colectividad que cambiaba.
Las minorías intelectuales acusarían desde 1900 una exaltación de la función de la
inteligencia y el principio de la aristocracia del espíritu. Carlos Pellegrini, Joaquín V
González y Roque Sáenz Peña examinaban atentos el problema de la convivencia social y
el rol de la oligarquía política en el complejo social. Almafuerte cantó las miserias y
grandezas de ese grupo social al que la vieja oligarquía llamaba despóticamente la
“chusma”. Por otro lado, la gran diferencia de estos intelectuales con los de la generación
del 80, sería que el trabajo científico, el espíritu inquieto y reflexivo hacia los problemas
sociológicos, y la militancia crítica reemplazarían a la actividad política concreta. Comte y
Spencer fueron de los autores más solicitados para interpretar los matices de la nueva
realidad política y social argentina.
Tengamos en cuenta que desde inicios de siglo hasta la Primera Guerra Mundial
hubo en nuestro país una “intensa fermentación de ideas”, la cual acompañó los proyectos
de cambios que “se diseñaron desde el poder” (Di Tella,2001;37). En algunos casos lo
hizo desde espacios cercanos al poder, en otros, desde posiciones independientes. Los
intelectuales de comienzos del siglo XX son herederos directos de la generación del 80, y
nietos de la generación organizadora del país desde 1852, y pensaban que la sociedad
tradicional tenía los defectos heredados de la tradición colonial hispánica. La oposición
entre nacionalismo y universalismo, entre nacionalismo y clasismo, entre idealismo y
materialismo, fue en todos los aspectos de la vida y la cultura argentina, y con diversos
matices, un fenómeno característico del Centenario.
No debemos olvidarnos del positivismo argentino, el cual atraviesa algunos de los
discursos más significativos “que circulan en la esfera pública durante la última década del
siglo XIX y la primera del sigloXX”, y donde se destacan José María Ramos Mejía, José
Ingenieros y muchos más, quienes tendrán un legado que se extiende hasta casi mediados
del siglo pasado (Terán,2004;127). Asimismo, el modernismo cultural, que renovaría las
letras hispanoamericanas entre 1890 y 1910, se superpone con el positivismo citado,
dividiéndose de alguna manera el espacio de gravitación: el positivismo en el escenario

33
filosófico y científico, y el modernismo en el escenario estético-literiario
(Terán,2004;155).
La Ley de sufragio universal, secreto y obligatorio, promulgada por el presidente
Roque Saenz Peña en 1912, fue testigo de nuevos cambios en la fisonomía de la sociedad
argentina, que habilitaban el desplazamiento de ciertos grupos hacia situaciones de mayor
influencia. José Ingenieros, a partir de la “Evolución de las ideas argentinas” no sólo
busca descubrir las “grandes líneas ideológicas de la historia nacional”: la mentalidad
colonial y la revolucionaria, el antiguo y el nuevo régimen; la feudalidad y la democracia.
Ricardo Rojas, también a partir de su obra apuntará a la recapitulación y revalorización de
la vida espiritual argentina, y de la tradición intelectual del país.
Por otra parte, Ortega y Gasset significó el comienzo de una nueva influencia
filosófica; Luis Juan Guerrero, Francisco Romero y Carlos Astrada, serían maestros de las
nuevas generaciones . En 1929 se funda la Sociedad Kantiana de Buenos Aires y hubo una
renovación de la vida científica, llego a la Argentina el matemático español Julio Pastor y
en 1925 visitó el país Alberto Eistein.
Leopoldo Lugones, poeta, ensayista, periodista y político, ha sido uno de los
intelectuales de esta época con mayor nivel de polemización, tanto por su vasta obra
literaria como por su protagonismo político, y es uno de esos autores que advierten en su
pluma la crisis del orden libral. Lugones navegó en las aguas del socialismo, el
liberalismo, el conservadurismo, la masonería y el fascismo. En su juventud compartió la
pluma con otros escritores socialistas como José Ingenieros, Manuel Ugarte, Roberto
Payró y Alberto Gerchunoff; pero su adhesión a la candidatura presidencial de Manuel
Quintana, conservador, lo llevo a ser desplazado de ese grupo. Adhiere en esa época a la
obra de Domingo Sarmiento y de José Hernández y a la formación del espíritu nacional.
Más tarde comulga con el proyecto de Julio Argentino Roca. A partir de la adhesión de
Lugones al nacionalismo autoritario desde 1920, es rechazado por los círculos
intelectuales porteños y se lo posicionó como ideólogo de la revolución de 1930, que inició
una serie de golpes de Estados en la Argentina. Se suicidó en 1938, como muchos hombres
destacados que encontraron la fatalidad en cierta neblina de incomprensión y soledad.
Los ámbitos de influencia del intelectual a partir del Centenaro cambiaron, como
nos dice Fiorucci (2012;17), al menos “hasta el adevenimeinto de la democracia de masas
en 1916”.

34
“El intelectual no sólo había participado en la construcción del
anadamiaje institucional de la nación sino que había hehco de esa labor un
capítulo preponderante en la constitución de su propia identidad. Es decir
que hasta entonces las fronteras entre el campo intelectual y el político eran
difusas. Esta situación se modificaó visiblemente luego de instaurado el
gobierno de Hipólito Yrigoyen, cuando la influencia de los intelectuales en
el ámbito político se eclipsó y su lugar fue opcupado por la naciente clase
política” (Fiorucci,2012;17)

Como nos dice Tocuato Di Tella (2001;86), en los tempranos años veinte, y sobre
todo durante los treinta, se desarrollará fuertemente en América Latina una ola de
nacionalismo de izquierda, el cual se nutría de dos grandes frentes: por una lado de la
Revolución Mexicana, y por otro, de la Reforma Universitaria del 18. Pero muy particular
es el caso de Perú, donde Victor Raúl Haya de la Torre, elaboró la teoría que formaría al
aprismo, con ambiciones de escala continental, y elementos claramente subversivos para el
sistema internacional.
El fuerte impacto de la caída de Wall Street y la toda la crisis social y política de
comienzos de los treinta, afectan de manera fuerte al escenario intelectual. Terán nos dice
que esa “fractura” de representación lanza a los intelectuales a la búsquda de causas que
expongan las razones para “lo que se visualiza como el rotundo fracaso de un proyecto de
país” (2004;227).
“Algunos, como es el caso de los hermanos Irazusta y en
general la corriente conocida como el “revisionismo histórico”,
intentarán dilucidar ese fracaso a partir de reconstrucciones
históricas que impugnan el proyecto de nación libral moderna que
resultó hegemónico durante el siglo XIX”. (Terán,2004;227).

Muchos de esos “desencantados” con la República Liberal, colocarán a la nación


como eje articulador de todo su pensamiento, y la soberanía nacional como “el valor
político supremo”, promoviendo una recuperación del legado hispánico-católico
(Terán,2004;231). En general, para responder a los motivos de la crisis, la corriente que se
va a conocer más tarde como “Revisionismo”, acudirá a la historiografía para encontrar
una respuesta.

35
Pero no sólo la crítica al liberalismo será lo que aglutinará a muchos intelectuales
en nuevos enfoques, sino que será probablemente la crítica al imperialismo, y sobre todo a
la política británica lo que concentrará las mayores fuerzas de reflexión sobre la coyuntura
del mundo para los primeros revisionistas. De hecho, en un ejemplo que nos interesa
mucho por los personajes que abordaremos, Galasso cita un artículo de Scalabrini Ortíz,
publicado en el semanario Señales (económicas, financieras y sociales) de febrero de 1935,
el cual llama poderosamente la atención de Arturo Jauretche, donde de manifiesta el “anti-
imperialismo concreto” que caracterizará tanto a Scalabrini, con verdades económicas
“fundadas en el dato estadístico y la experiencia de la calle”, tan lejano del anti-
imperialismo abstracto y declamatorio de la izquierda socialista (Galasso,2000;29), y lo
que hará que el pensador se acerque a ese grupo en formación que más tarde constiuiría de
alguna manera la génesis de FORJA.

La Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), nace como una


corriente interna del radicalismo a partir de 1935, retomando el ideario irigoyenista,
elaborando una “crítica implacable” al régimen semicolonial agroexportador dependiente
del imepri británico. Se dedicó con notable fuerza y seriedad a la investigación político-
social, trabajos que se publicaban en los famosos “cuadernos”, conferencias y debates que
se realizaban en un sótano ubicado en Lavalle 1725 (Pavón,2012;26). Tuvo como
orientadores ideológicos a Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche, quienes a partir de 1945, al
igual que muchos “forjistas”, se incorporan al naciente peronismo, disolviéndose FORJA
(Galasso,2006;18).
En palabras del propio Jauretche, FORJA fue una obra de elaboración colectiva.
Ellos se proponían como “impugnadores” de los ocultamientos producidos por el uso
ideológico de la división del saber (Ford,2006;103). Por eso su labor intelectual fue tan
compleja y difícil, ya que no sólo proponían mirar antagónicamente las propuestas
culturales del centrismo europeo, sino que de desmenuzar críticamente toda una forma
de conocimiento, con miras a contruir una forma de ver las cosas “desde aquí”, desde una
“posición nacional”, como lo llama Jauretche. Para ello es necesario primero conocernos,
consolidar nuestra identidad, saber quienes somos, para luego sí, comenzar a conocer.
Como nos dice Ford, es una corrección epistemológica, un problema, anterior a la
discusión doctrinaria.

36
“Del diagnóstico en nuestra cultura de una patología
epistemológica, pues el énfasis que tanto Jauretche como Scalabrini ponen
en el análisis de las formas en que aprehendemos las cosas, resulta
considerar que debido a la “colonización pedagógica”, el argentino
decodifica erróneamente su propia realidad” (Ford,2006;105).

Es decir que los agentes de la superestructrura cultural de nuestro país por


aquellos años, la intelligentsia, poseía una clara incapacidad para leer la propia realidad
desde adentro (Ford,2006;106). Por ello hay en Jauretche un intento de “volver” a las
formas populares de conocimiento, al sentido común, al análisis de la realidad con el
auxilio del buen razonamiento. Norberto Galasso, quien más ha estudiado las biografías
intelectuales de los dos referentes más importantes de FORJA, Scalabirni Ortiz y
Jauretche, apunta que fue una forma de desnudar la política de la historia que elaboraba la
clase dominante (Galasso,2006;17).
Anibal Ford, indagando sobre los inicios del forjismo, plantea que jóvenes radicales
como Homero Manzi, Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche se unen luego de 1930 en torno de
las del abstencionismo activo, de la impugnación de las corrientes anti-personalistas y
alvearistas, del seguimeinto del Yrigoyen del final, quienes habrían de producir “un
cambio epistemológico cualitatitvo” en la manera de conocer, interpretar, analizar la
Argentina (Ford, 2006:102). Esto lo hicieron, a partir de un análisis minucioso de la
estructura de la dependencia de Inglaterra, al desmenuzar el estatuto del coloniajey todo
el andamiaje de colonización pedagógica imperante en la educación formal e informal de
nuestro país.
“Tanto Scalabrini Ortiz como Jauretche eran hombres de acción;
escritores, periodistas, políticos. Pero durante esos años Scalabrini
volcaría su mayor esfuerzo en la investigación económica, mientras que
Jauretche lo haría en la acción política, la tribuna callejera”
(Ford,2006:102).

Pablo Adrián Vazquez nos dice que ante el deterioro político argentino es que esos
años de mediados del treinta un grupo de jóvenes irigoyenistas decide impulsar la línea
interna opositora del alvearismo, donde está la génesis de FORJA (Vazquez,2012:169). No
estará entre sus filas Scalabrini Ortiz, porque era condición ser afiliado radical, pero de

37
todos modos es un claro representantes de la idiosincrasia intelectual del grupo, el cual
declara en su Asamblea Constituyente del 29 de junio de 1935:

“Somos una Argentina Colonial: queremos ser una Argentina Libre.


Declara:

1. Que la tarea de la nueva emancipación se lo pueda realizarse por la


acción de los pueblos.
2. Que corresponde a la Unión Cívica Radical, ser el instrumento de
esa tarea, consumando hasta su totalidad la obra trucada por la desaparición
de Hipólito Yrigoyen.
3. Que para ello es necesario en el orden interno del Partido, dotarlo
de un estatuto que, estableciendo el voto directo del afiliado auténtico y
cotizando, asegure la soberanía del pueblo radical, y en orden externo,
precisar las causas del enfeudamiento argentino al privilegio de los
monopolios extranjeros proponer las soluciones reivindicadoras y adoptar una
táctica y los métodos de lucha adecuados a la naturaleza de las obstáculos que
se oponen a la realización de las destinos nacionales.
4. Que es imprescindible luchar dentro del Partido, para que este
recobre la línea de principismo e intransigencia que lo caracterizó desde sus
orígenes, única forma de cumplir incorruptiblemente los ideales que le dieron
vida y determinan su perduración histórica al servicio de la Nación Argentina.”
11

11
Ver: Vazquez, Pablo Adrián (2012). Forja, el nacionalismo antimperialista ye l conflicto entre la cultura
liberal y al cultura católica. En: O Donnell, Pacho (2012). La Otra Historia. El Revisionismo nacional,
popular y federalista. Ariel. Buenos Aires. En la declaración también se incluye: 1. Que el proceso histórico
Argentino en particular y Latinoamérica en general, revelan la existencia de una lucha permanente del
pueblo en procura de su Soberanía Popular para la realización de los fines emancipadores de la Revolución
Americana, contra las oligarquías como agentes de los imperialismos en su penetración económica, política
y cultural, que se oponen al total cumplimiento de los destinos de América. 2. Que la Unión Cívica Radical
ha sido desde su origen la fuerza coordinadora de esa lucha por el imperio de la Soberanía popular y la
realización de sus fines emancipadores. 3. Que el actual recrudecimiento de los obstáculos supuestos al
ejercicio de la voluntad popular corresponde a una mayor agudización de la realidad colonial, económica y
cultural del país”.

38
El forjismo también será un “puente de llegada” de mucha prédica aprista, ya que
las vinculaciones entre Haya de al Torre y el radicalismo fueron fluidas desde la Reforma
Universitaria del 18 (Vazquez,2012;175).
El proceso de politización de los intelectuales se hizo cada vez más evidente,
acelerándose con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, influyendo cada dia más en
la dinámica del propio campo, e incluso “monopolizando” en gran parte el contenido de los
debates, lo que “claramente iba en detrimento de la anhelada autonomía”
(Fiorucci,2012;22).
“En la SADE la radicalización se tradujo en el abandono del
apoliticismo que la institución había levantado como una bandera
identitaria. En la Revista Sur la politización se expresó en la forma de una
toma de partido abierta. Sur, que se decía ajena a la política, publicó
nuemrosos artículos y colaboraciones que hicieron públcia la preferencia
del grupo por los aliados (…). El Colegi Libre de Estudios Superiores
(CLES) también acentuó en el período su perfil poítico. La Revista Nosotros
se abocó a la defensa de la democracia y publicó varias páginas al
respecto” (Fiorucci,2012;22).

Es por ello que cuando el peronismo amanezca como régimen, tendrá que lidiar con
un campo intelectual con márgenes aún de autonmía (y por lo tanto poco abordable desde
el gobierno), pero radicalizado y fuertemente politizado.

39
2. 1. 2. La cultura y los intelectuales durente el Peronismo.

Es claro que Perón no confiaba mucho en los intelectuales, manteniendo con ellos
una relación compleja, difícil, a pesar que, como veremos, Perón fue sin dudas uno de los
presidentes intelectuales más claros en asumir el rol del “pensar y enseñar”, en toda
nuestra historia (Pavón,2012;30). Debemos tener en cuenta que el campo intelectual en la
década del 40 no estaba signada por la especialización disciplinaria, por lo tanto su propia
dinámica hacía que existiera una heterogeneidad de figuras que se autoidentificaran como
“intelectuales”, a lo que debemos sumar, como apunta Fiorucci, que el saber universitario
“no se había afianzado todavía como fuente de legitimidad para intervenir públicamente”
(2011;14).
En uno de los trabajos recientes más importantes sobre intelectuales y peronismo -
nos referimos a la investigación de Federico Neiburg tiulado Los intelectuales y la
invención del peronismo- el autor nos dice que el intelectual peronista “es una figura poco
estudiada en la historia social argentina” (Neiburg,1998;68), categoría aplicada a figuras
muy disímiles, como el caso de Hernández Arregui o Jauretche. Como bien sabemos,
sobre el Peronismo Clásico (1946-1955) existen un universo de investigaciones en cada
campo que trabajemos. En el caso particular de la cultura y la intelectualidad por aquellos
años, las visiones tienden a polarizarse de acuerdo al prisma ideológico desde el cual se
analiza la política de Perón.
Como lo ha trabajado Miguel Ángel Barrios (1999), el peronismo surge como
movimiento político tratando de brindar una serie de respuestas a las tensiones del país,
las cuales pueden sintetizarse, en diferentes órdenes, según el impacto en la cosmovisión
intelectual:
1) Tensión del orden internacional, en torno al fin de la Segunda Guerra Mundial e
inicio de un nuevo ciclo global, lo que trae aparejado un frondozo debate sobre el
rol de la Argentina ante el mundo.
2) Tensión de orden socioeconómico, lo que trae aparejado los debates referidos al
crecimiento económico, la independencia de los recursos y su distribución, etc.
3) Tensión de orden institucional, sobre los límites y alcances del poder político
(Barrios, 1999;267-268).

La mayoría de los intelectuales nacionalistas conservadores habían apoyado al


régimen de 1943 – 1946, teniendo entre ellos “diversos grados de simpatías” hacia Perón

40
(Di Tella,2001;134). Nos dice Elena Piñeiro, que el discurso peronista había tomado todos
los temas del nacionalismo (Piñeiro,1997;326). Los primeros intelectuales que apoyaron al
Perón candidato provenían del movimiento nacionalista, corriente doctrinaria que como
nos dice Fiorucci, desde su génesis en 1920 cuestionaba los principios que habían servido
“de sustrato ideológico al proceso de construcción de la nación, específicamente aquellos
asociados al liberalismo”, tanto político como económico (Fiorucci,2012;91).

“En la Argentina, los nacionalistas se identificaban con el


hispanismo, apartándose del cosmopolitismo propio de los liberales
argentinos; rescataban la religión católcia como parte central de la
identidad nacional y condenaban la injerencia extranjera tanto en la
economía como en la política local. Algunos de los nacionalsitas
expresaban abiertamente sus simpatías por el fascismo europeo y el
corporativismo del Estado” (Fiorucci,2012;91).

Los sectores tradicionales católicos mantuvieron la presencia que dentro del espacio
público habían adquirido en los años treinta (Bianchi,2001;85). Puede cotejarse esto en
palabras de la especialista Susana Bianchi, en la presencia constante del Cardenal primado
de la Argentina, Santiago Luis Copello, en todos los actos públicos, a lo que hay que
sumarle la “publicitada asistencia de Perón y de su esposa a misas de campaña”,
incluyéndose un oficio religioso en la primera celebración del 17 de Octubre, se designa a
la Virgen de Luján protectora de la Policía Federal, se entroniza su imagen en todas las
estaciones ferroviarias del país, etc.
Entre otras cosas el catolicismo observaba que la peronización de los sindicatos era
una manera de contener al avance del comunismo, aunque mantenía reparos en referencia a
otros temas como la estatización, y el abordaje de las barreras sociales, viendo al
peronismo como un factor de licuación de las mismas. En otras palabras, los sectores
conservadores del catolicismo debían digerir la sensación de cierta amenaza ante el
“irrefrenable avance de los advenedizos que estaban cambiando velozmente la fisonomía
de la sociedad y que encontraban el aval de este avance en las esferas mismas del nuevo
poder” (Bianchi,2001;88).

41
“Si bien Perón descartó desde un primer momento la utilidad que el
apoyo de los sectores tradicionalistas católicos podían brindarle porque los
consideraba un escollo molesto por su rechazo de la política y su elitismo
manifiesto, no rechazó el de la corriente que desde mediados del 45 se
denominaba a sí misma como nacionalismo yrigoyenista, por cuanto esta
corriente tenía para esa época características más populares y aceptaba la
vía democrática como medio de acceder al poder” (Piñeiro,1997;326).

El nacionalismo de Perón era un nacionalismo populista, más próximo al forjismo


(Piñeiro,1997;326). De todos modos, como bien nos dicen Cisneros e Iñíguez, la magnitud
“de la influencia del pensamiento nacionalista argentino sobre Perón”, es difícil de
establecer (2002;135). Algunos nacionalistas se sumaron al peronismo porque lo
identificaban como el “mal menor”, pero otros, por el catolicismo militante del primer
Perón, el cual conservará elementos de la filosofía católica a lo largo de todo su gobierno,
y una fuerte inspiración en las encíclicas papales.12
Carlos Piñeiro Iñíguez habla de Perón como un “divisor de aguas nacionalistas”.
Según el autor, las relaciones de amistad entre los nacionalistas tradicionales y los
populares de FORJA se tensionan en estos años, siendo una injusticia que los nacionalistas
clásicos se presenten (en palabras de Miguel Ángel Scena) como los “únicos precursores
ideológicos de la revolució juniana, atribuyéndose todos sus méritos positivos”, ya que el
aval forjista fue no menos importante (Iñíguez,2010;426).
Incluso los intelectuales nacionalistas que eran marginados por gran parte de la
intelectualidad de la época, crearan a fines de 1945 su propia organización colectiva, la
ADEA, la Asociacion de Escritores Argentinos, sumándose un importante grupo de
intelectuales, los cuales a pesar de su declarado “apoliticismo”, se plegaran abiertamente
en un apoyo al gobierno, lo que redundará en una desacreditación para los no peronistas,
ignorándolos la prensa, y gran parte del arco intelectual reconocido por aquellos años, por
asumir a la organización como estrictamente política de fervorosa defensa del régimen, e
incluso de transformarse en un instrumento de propaganda. 13 A partir de 1950 comienza a
verse como muchas empresas culturales, como el caso de ADEA, o de la propia Revista

12
En otras investigaciones hemos analizado la influencia de las encíclicas papales en la elaboración
doctrinaria, donde encontramos un ejemplo paradigmático, y es en la construcción de las famosas 20
Verdades Justicialistas emanadas desde 1950, donde el abogado y erudito santafecino Berraz Montyn, realiza
un trabajo de fundamentación cristiana de las mismas en 1951.
13
A partir de 1950 la ADEA conmemorará el dia de la lealtad y dara muestras claras de su devoción por
Perón.

42
Hechos e Ideas, se van transformando, perdiendo quizás la razón inicial que las funda, y
desplazando las “plumas más renombradas”, comienzan a ser reemplazadas por
“propagandistas y figuras menores” (Fiorucci, 2012;108). Indicador claro del “fracaso” de
ADEA, y de su peronización, es la creación de una nueva organización, la SEA, que
tampoco tuvo un destino más exitoso (Fiorucci,2012;108), e incluso llega a disputarse con
la primera, el derecho de representar a los “escritores nacionales”, o sea, peronistas.

El régimen llevó adelante una reforma de la administración cultural, lo que incluso


implicó de alguna manera un cambio de paradigma de toda la visión cultural. Desde el
punto de vista institucional, el organismo encargado de la gestión cultural fue la
Subsecretaría de Cultura, que luego pasaría ser la Dirección de Cultura, la cual tenía como
funsión primordial la de “definir la política cultural oficial tanto con relación a los
consumidores como a los creadores culturales” (Fiorucci,2011;29), es decir, que tenía
como objeto intervenir sobre el campo intelectual, consolidando lo que pudiera
considerarse por aquellos años la “cultura legítima”, para lo cual, justamente, transforma la
burocracia cultural como primera gran medida, y entre otras cosas, separa de la cartera de
Justicia todo lo relacionado con la política educativa (Puiggrós,1993;126).
Las labores de la Subsecretaría de Cultura (Bibliotecas populares, museos
nacionales, Comisión de Monumentos y lugares históricos, teatro, etc), entrarán
rápidamente en tensión con la dinámica del campo intelectual.
La relación del peronismo con la cultura, y sobre todo con la intelectualidad ha sido
trabajado recientemente por Flavia Fiorucci, quien ha indagado sobre la intrincada relación
de los intelectuales con el régimen del peronismo histórico. Con respecto a las reformas
institucionales, Fiorucci nos dice:

“Si el objetivo del Estado era crear una burocracia con capacidad
de reorganizar el campo cultural, los pasos seguidos resultan, si no
objetables, por lo menos torpes y dejan adivinar cierto desconocimiento de
las leyes que regían las dinámicas del mundo intelectual. Esta torpeza fue
evidente en el elenco de funcionarios escogidos para gestionar las nuevas
depednencias estatales” (Fiorucci,2011;32).

Una de las características de esa transformación cultural propiciada por el


peronismo, está dada por la paradoja de no haber escogido a figuras de máximo prestigio

43
en dicha labor, incluso de intelectuales nacionalistas que apoyaban al gobierno, como
apunta Fiorucci, convocando a figuras “menores” y de poco reconocimiento en la
comunidad (Fiorucci, 2011;35).
Según Halperín Donghi, el régimen no busco ni la expansión académica ni la
elasticidad de los pensadores, generándose un cuestionamiento intelectual por parte de los
universitarios por los supuestos ataques a la libertad de pensamiento (Donghi, 1961;62),
asumiéndose en general a todo el espacio académico como una “amenaza política”
(King,1989;165).
Mangone y Warley (1984), quienes investigaron en profundidad la política
universitaria del Peronismo, apuntan que a pesar de la expansión de la matrícula
universitaria, la ley 13.031 sancionada en 1947 (año clave en el que se inicia la coyuntura
analizada), resume y da cuerpo legal “a la política que el peronismo implementaría en al
Universidad a lo largo de la década”, ley que tiene como objetivos básicos:

“El desplazamiento de los postulados de autonomía y cogobierno que


levantaba la Reforma de 1918, allanando el camino para permitir la
intervención estatal directa en las casas de estudio. (…) La Ley
13.031establecía un sistema de elección de autoridades mediante el cual
aseguraba que los resortes básicos del gobierno universitario estuvieran en
manos del estado.”(Mangone-Warley,1984;27-28).

Mangone y Warley toman las opiniones de Jorge Abelardo Ramos y Juan José
Hernández Arregui, a quienes llaman “voceros del peronismo”, para explicar que el
gobierno no logró hacer buen pie en la Universidad debido al “error” de permir el acceso
abrupto de sectores eclesiásticos, conjugado con la enseñanza oficial de símbolos y valores
del justicialismo, buscando peronizar las Casas de Estudio, en lugar de nacionalilzarlas. El
resultado para estos autores, fue el alejamiento de muchos profesores, incluso liberales, de
probada capacidad, permaneciendo los “menos brillantes” (Mangone y Warley,1984;30).
Como nos dice Galasso, el gobierno militar cometió un error en “disputar con los
estudiantes universitarios”, respondiéndoles con represión (como cita Jauretche en una
carta que le envía a Perón), cuando debío “dar polémica ideológica desde una auténtica
posición democrática, recurriendo a los Scalabrini Ortiz, los Hernández Arregui y al
propio Jauretche” (Galasso,2005;352).

44
Una de las labores más destacas de la nueva institucionalización de la cultura, es
la creación de la llamativa Junta Nacional de Intelectuales en 1948, con el fin de promover
la creación artística y científica (Pavón,2012;32), y donde llegaron a sumarse intelectuales
importantes como Marechal, Vigil, Cambours Ocampo, Anzoátegui, Soiza Reilly y
Enrique Pavón Pereyra (Poderti,2010). Pero en este proyecto también, es donde se
evidencian ciertas torpezas por parte del régimen, que vuelven contraproducente el
objetivo de “sumar voluntades” al proyecto político, al menos en lo que atañe a los
intelectuales del ámbito académico que no se identificaron con el gobierno desde su
génesis.
“Oportunamente, varios escritores habían reclamado al presidente Perón
por al rpecariedad de la situación económica del sector. Éste había respondido
con el proyecto de la Subsecretaría y al promesa de uan futura junta, que se iba
a ocupar de los problemas del sector (…). No obstante, el proyecto, cuando fue
elaborado, no pudo sustraerse a las lógicas verticalistas que sominaban el
accionar del régimen en otros ámnitos y su suerte quedó sellada”
(Fiorucci,2011;36).

En esa perspectiva, en Septiembre de 1950, el Congreso de la Nación promulga la


ley que establece que el poder ejecutivo debía reglamentar el funcionamiento de las
academicas, sancionándose el respectivo decreto recién en 1952. A partir de 1950, las
estrategias del estado con los intelectuales comenzarán a adquirir “un cariz más unilateral”
(Fiorucci,2012,40), lo que implica que el gobierno agotó las estrategias de cooptación. De
todos modos, destaca la autora que el carácter “más represivo” que fue adquiriendo el
régimen, no resultó en “cismas intelectuales”, ya que las figuras que comienzan a alejarse
siguen siendo peronistas, de un “peronismo privado”, y optan por alejarse de la vida
pública, sin convertirse en opositores.

“Es en ese entonces cuand es posible registrar una mayor recurrencia de


poíticas y de acciones estatales claramente censuradoras y de confrontación,
probalmente alimentadas por la indiferencia y el rechazo a las propuestas
previas. Varias instituciones de la cultura local como la SADE, el Museo Social
o el CLES comenzaron a sufrir diferentes episodios de censura”
(Fiorucci,2012;40).

45
Durante esos años también, se observan los cambios de política que el gobierno
tendrá con la esfera cultural, a la cual comienza a asumir como parte de la política
propagandística del régimen. De hecho, quien es nombrado Director de Cultura, el
desconocido Raúl de Oromí, es quien habia trabajado como segundo de Raúl Alejandro
Apold en la Subsecretaria de Informaciones de la Presidencia de la Nación. Como lo ha
analizado casi con carácter de pionero Alberto Ciria (1983), y más recientemente Marcela
Gené (2008), la mediación ejercida por el aparato de propaganda fuertemente
institucionalizado, tuvo un impacto contundente en la construcción de la cultura popular
identitaria del peronismo, herramientas que se profundizan y robustecen a lo largo del
segundo gobierno.
Incluso para varios autores se evidencia que ante el fracaso de cooptación de
intelectuales consagrados, o ante el desinterés de Perón sobre la “cultura de elite”, 14 el
régimen busca crear sus propios cuadros artísticos e intelectuales, con iniciativas como la
del fomento del teatro popular,15 el folklore,16 y el cine,17 entre otras medidas. Como nos
dice Victro Sonego (1994;284), el movimiento justicialista comenzó a verse como “anti-
liberal, anti-intelectual y anti-europeizante”.
Culturalmente la Argentina estaba hegemonizada por una visión claramente
liberal (como podrá verse en el campo historiográfico más adelante en el trabajo), y el
gobierno tendrá la difícil tarea de incorporar cambios que serían asumidos como abruptos.
Como nos dice Galasso, los libros en la Argentina de 1945 están constituidos por:

“La historia mitrista, el liberalismo económico, la literatura preciosista y


de evasión, la geopolítica colonial, el derecho oligárquico, el enciclopedismo
escolar, el racismo anti-latinoamericano, en fin, todo lo que nutre esa

14
Según Jhon King, quien realiza una profunda investigación sobre la Revista Sur, Perón no produjo una
poderosa alternativa cultural a Sur, incluso no fue visto este emprendimiento como “amenaza”, en contraste
con los órganos culturales de masas de la prensa oficial. Ver: King, Jhon (1986), Sur. Estudio de la revista
argentina y de su papel en el desarrollo de una cultural 1931-1970. FCE. Bs As.
15
Sobre el teatro popular durante el Peronismo Clásico, hemos indagado en dos trabajos del Instituto de
Investigación en Ciencias Sociales: Lavallén Ranea, Fabián (2009). Imágenes teatrales del Peronismo. En:
Documentos del Programa de Estudios e Investigación en Imaginario Universal Social y Universal
Justicialista (ISSN 1852-2734). IDICSO – USAL. AHRI/B4. Bs As./ Lavallén Ranea, Fabián (2009).
Imágenes y Símbolos del Peronismo. En: Documentos del Programa de Estudios e Investigación en
Imaginario Universal Social y Universal Justicialista (ISSN 1852-2734). IDICSO – USAL. AHRI/B1. Bs
As.
16
Recordemos que entre otras cosas, se crea el Instituto del Folklore, se decreta el 10 de noviembre como
Día de la Tradición, se crea una orquesta de música popular, y se decreta la obligatoriedad de emitir un 50%
de música nacional en las salas de espectáculos.
17
Para un análisis de la presencia del estado en la producción de largometrajes durante el Peronismo Clásico,
ver la profunda investigación de Kriger, Clara (2009). Cine y Peronismo. El estado en escena. SXXI. Bs As.

46
malhadada civilización que supone bueno todo lo importado y negativo todo lo
autóctono, de donde civilizar equivale a desnacionalizar, según enseño
Jauretche” (Galasso, 2005;352).

Por eso nos dice Galasso que los trabajadores, aunque no han analizado
críticamente aún ese pensamiento dominante, que luego más tarde sí lo harán varios
pensadores nacionales, tuvieron por experiencia un “reticencia especial” para con lo libros,
una desconfianza de “los leídos”, sospechas de los grandes códigos, y las sesudas
conferencias de ministros y juristas consagrados (Galasso,2005;352). Del mismo modo,
para poder pensar o leer, primero es indispensable, siguiendo con Galasso, “tener los pies
protegidos”.
El régimen como vemos, tuvo dificultades para relacionarse con el campo
intelectual, pero del mismo modo, las transformaciones institucionales y la nueva cultura
política en formación, impactará notablemente en la dinámica del campo. Puede verse en la
politización de muchos espacios como ya se ha citado, y en general en la politización del
propuio debate intelectual. Además, como nos dice Fiorucci, las identidades políticas se
convirtieron en un criterio “de demarcación insoslayable para determinar ámbitos de
sociabilidad y jerarquías” (Fiorucci,2012;71). Por ende, el peronismo comenzó a interferir
en la cultura modificando jerarquías propias del campo, imponiendo de alguna manera la
lealtad al régimen como criterio a la hora de premiar o sancionar.
Lo que sin dudas polarizó aún más dicho campo, fue la creación de la Junta
Nacional de Intelectuales, lo que fue asumida por muchos pensadores de prestigio como
una manera abrupta de intervenir la cultura modificando las estructuras tradicionales de
reconocimiento académico e intelectual.18 La Junta, recordemos, llega a elaborar un
polémico “estatuto del trabajador intelectual”, que por un lado atiende reclamos sectoriales
fidedignos, pero por otro incorporaba disposiciones que atentaban contra la libertad de
expresión (Fiorucci,2012;79). La SADE por ejemplo, se opuso enérgicamente a la creación
de la Junta, negándose a integrar la misma (a la que había sido invitada, o al menos a
participar de la organización de su estatuto). 19

18
No llega a materializarse en una ley o decreto.
19
En 1950, año coyuntural del peronismo desde el punto de vista de la vida intelectual, Jorge Luis Borges
asume como presidente de la SADE.

47
Además, en el ámbito intelectual, el peronismo se transformó en un tema central
de análisis “de la problemática argentina”, como es con el caso de José Luis Romero, quien
posteriormente indagaría sobre tipologías para encuadrar al gobierno (Di Tella,2001;134).
En parte lo que tiende a modificarse es el prisma clásico liberal, lo que se pone en
debate tanto desde el plano económico como cultural, lo que sin dudas implicará un
antagonismo y una pugna que trasciende lo estrictamente político. Comienza a producirse
una fisura entre los pensadores, que evidencia un cambio de paradigma general, o al menos
un intento de modificar sustancialmente la manera de ver lo colectivo y el mundo. Y como
muchos cambios, el origen de esas transformaciones sobre la percepción global, comienza
con la nueva mirada sobre el pasado, con una modificación importante de lo que es nuestra
historia, y por lo tanto de lo que somos.
Como nos dice Marcelo Gullo, la segunda insubordinación ideológica en nuestro
hemisferio, se opera con la corriente revisionista originada en el Río de la Plata. En dicha
corriente es asimismo donde podemos ver la aparición de muchos de los principales
intelectuales forjistas que van a sumarse al proyecto de Hechos e Ideas, y donde tendrán
enorme trascendencia Jaurteche, Scalabrini Ortiz, Hernández Arregui, Sampay, Jose María
Rosa, Puiggrós, Fermín Chávez, Methol Ferré, y José Luis Torres entre otros. Una de las
características más importantes de esta corriente, será la de descubrir “el instrumento
principal a través del cual Inglaterra había logrado la subordinación ideológico-cultural
de la América española, y de la Argentina en particular, había consistido en la
falsificación de la historia” (Gullo,2012;32-33). Es desde ese espacio desde donde se
propondrá la “impugnación” de los ocultamientos producidos por el uso ideológico de la
división del saber, de la que nos hablaba Ford anteriormente (2006;103). Son los
revisionistas, sobre todo forjistas, lo que proponían “mirar antagónicamente” las
propuestas culturales del centrismo europeo, desmenuzándo críticamente todo saber
histórico, con miras a contruir una forma de ver las cosas “desde aquí”, desde una
“posición nacional”, como lo llama Jauretche. Esa es la corrección epistemológica citada.
Pablo Vázquez (2012) nos dice que la Revolución del 4 de junio de 1943
encontró a FORJA como el único grupo político que apoyó a los militares del GOU,
incluso que los ideólogos del golpe se formaron con los Cuadrenos de FORJA, “amén de
que algunos miembros tuvieron contacto con los forjistas” (Vázquez,2012;171). De hecho,
a partir del triunfo de Juan Perón, varios dirigentes forjistas se icorporarán al peronismo
ocupando distintos puestos en la administración pública, y hasta en la legislatura, sobre
todo en el gabinete del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Domingo Mercante.

48
En numerosas fuentes se refiere sobre el contacto temprano de Perón con los
forjistas, habiéndose entrevistado el propio líder con López Serrot, Musitani, Homero
Manzi, Alejandro Leloir, hasta Ricardo Balín, y Arturo Jauretche (Iñíguez,2010;430).

“Lo cierto es que el nuevo régimen, aun entre contradicciones, concretó


muchos anhelos de FORJA. Hoy parece innegable que FORJA tuvo mucho que
ver con advenimeintodel peronismo, tanto por su larga prédica en la calle y asl
tribunas como por sus impresos, que introdujeron ekl tema de la emancipación
económica en la conciencia popular”. (Iñíguez,2010;432-433).

Partimos del supuesto entonces, que el Peronismo logró articular una


insubordinación o resistencia inicial a las pautas políticas y culturales del sistema mundo,20
constityéndose en un nuevo marco de referencia, lo que logra plasmarse en una serie de
políticas de Estado, dando inicio a la consolidación de una matriz totalmente renovadora,
El forjismo y el revisionismo, quizás intrínseco uno del otro, otorgarán rasgos
decisivos esta ideología del régimen, incluso antes que el mismo se defina integralmente
desde el punto de vista doctrinario. El revisionismo gravitará en el pensamiento de Perón
desde su formación militar, como lo enfatiza Gullo en otro de sus trabajos, Perón, teniente
rosista y presidente sanmartiniano (2012b) donde indaga sobre la “temprana adscripción
del joven Perón a la figura de Juan Manuel de Rosa”s y al revisionismo, lo que puede
documentarse en cartas personales del líder, en manifestaciones privadas, y en
declaraciones públicas posteriores a su gobierno.

“Por otra parte, Perón, apostando al largo plazo, estaba seguro de que
los argentinos se harían una idea más acabada, tanto de las condiciones
morales como de los resultados de la interesada administración de Bernardino
Rivadavia” (Gullo,2012b;189).

Pero sabiendo Perón que la Argentina no estaba preparada para una


“desacralización” de las figuras impuestas por el mitrismo, lo que hace es ubicar a San
Martín como figura central de la historia argentina, con lo cual, los conciudadanos
“llegarían, por fin, al conocimiento de documentos históricos sustanciales como la

20
Desarrollamos la Teoría del Sistema Mundo de Immanuel Wallerstein en capítulo 2.4.

49
correspondencia epistolar entre San Martín y O´Higgins, y entre San Martín y Rosas”
(Gullo,2012b;189).
Por eso se tomaron medidas tenues, aunque de fuerte simbolismo, como por
ejemplo, entre otras cosas, en el marco del aniversario del nacimiento de San Martín, el
gobierno decide rebautizar la calle Carlos María de Alvear como Avenida Libertador. A lo
que podemos agregar que durante la segunda presidencia se lleva a cabo el “primer
homenaje oficial a los héroes de la Vuelta de Obligado”, por resolución del gobierno
provincial. Hernández y DÁntonio (2012) nos dicen que el revisionismo fue fundamental
para personajes tan importantes para el régimen como Cooke y Palacio, dos legisladores
con funciones importantes en lo partidario, y donde encontraban un gran escollo, por las
resistencias de los que aún miraban el pasado desde la ótica mitrista. Como nos dice
Galasso, desde el punto de vista historiográfico, llega a ocupar cierto espacio cultural
reconocido el revisionismo rosista durante los años del Peronismo Clásico, aunqueno logra
“divulgar su concepción al resto de la sociedad” (Galasso,2006;19).
En lo que hace al pensamiento latinoamericano, el rol de Manuel Ugarte fue
trascendental para el peronismo, como lo enfatiza uno de los más sistemáticos
investigadores de la relación del pensador con el líder, Miguel Ángel Barrios:

“El movimiento peronista en la dimensión trazada por los


nacional-populismo impulsa el continentalismo como rasgo de la
alianza sudamericana. En esta hipótesis ubicamos a Manuel Ugarte
como uno de los pensadores que influyó en la formación del líder en
la elaboración de su concepción latinoamericana, cumpliendo
nuevamente como en el caso del APRA, el rol de Polea- Transmisora
entre el bolivarismo hispanoamericano del siglo XIX y los latino-
americanismos de los movimientos nacional-populares, en este caso el
justicialismo” (Barrios,1999;271).

A pesar de todo lo dicho, no podemos ver homogeneidad en lo propuesto para


dicho campo intelectual desde el gobierno, como tampo existe homogeneidad entre quienes
se acercan al régimen. Sí puede verse que muchos comienzan a compartir ciertos
postulados oficiales centrales, e incluso algunos se adhieren públicamente de manera
temrpana, entre ellos, Leopoldo Marechal, Horacio Rega Molina, José María Castiñeira de

50
Dios, Oscar Ponferrada, y la notable escritora María Granata, de quien tomaremos el
interesante trabajo Pueblo y Peronismo.

En la imagen que comienza a formarse sobre los intelectuales durante el Peronismo,


se agiganta esa brecha entre cierto “elitismo liberal” expresado a través de los medios
hegemónicos representativos de la “alta cultura” (La Nación, La Prensa, Revista Sur, etc),
y los oficialistas que critican la sesgada expresión cultural de éstos. Lo que más se le
critica a estos “ilustrados” es sobre todo su impronta aristocrática, lo que también criticará
parte del sector universitario, donde el régimen tuvo claras complicaciones para llevarle su
propaganda, y consolidar una imagen legítima ante ellos. Como nos dice Silvia Sigal, la
penetración y sobre todo “la eficacia de la propaganda del régimen fue infinitamente
menor en la Universidad que en la enseñanza primaria y secundaria” (Sigal,2002;507-
510). Podríamos decir, que lo reconocido como “mundo intelectual”, en parte le da la
espalda al gobierno, y como dice Flavia Fiorucci, éstos describieron al peronismo como
“un régimen inhóspito para la vida cultural e intelectual”. 21
Pero esto no implica una
oposición monolítica de los pensadores. Como nos dice Gramuglia, cuando aparece una
publicación como Sexto Continente (1949-1951), nos permite repensar la relación entre los
intelectuales y el pensamiento oficialista en los años del primer peronismo, para” revisar o
matizar” la idea de una oposición completa del campo intelectual.

“Escritores provenientes de un amplio arco nacionalista


asumieron un proyecto latinoamericanista cuyas bases ideológicas
coincidían con las líneas generales del movimiento liderado por
Juan Domingo Perón. Así concebida, la revista, que pretendía
intervenir en el campo cultural, elabora un sistema crítico orientado
a la evaluación política de los textos literarios. En este ensayo
elaboramos estas hipótesis preliminares a partir del análisis de sus
dos primeros números.”

Sexto Continente, dirigida por Cascella y Alicia Eguren, para Gramuglia puede
considerarse en su conjunto como “la expresión de un grupo intelectual”. En este

21
Además del libro referido anteriormente, la autora lo trabaja también en Flavia Fiorucci (2007); “La
administración cutural del Peronismo. Políticas, intelectuales y Estado.” Latin American Studies Center.
University of Maryland, College Park. Working Paper No. 20.
(http://www.lasc.umd.edu/Publications/WorkingPapers).

51
colectivo se advierten ciertos “núcleos temáticos” de clara filiación cercanos al
peronismo (representados por filas de distintas versiones del nacionalismo): católicos,
autoritarios-fascistas, populistas, forjistas, demócratas y un núcleo importante de
historiadores revisionistas.

“Así, pese a que el peronismo (por lo menos en su primera


época) como tal no constituía una unidad compacta en sus
aspectos ideológicos -debido, en parte, a que por su reciente
conformación como movimiento aglutinaba también un arco
amplio de corrientes políticas- sino que más bien se limitaba a un
conjunto de principios cuyos borrosos límites no impedían una
unidad de acción, en Sexto Continente se logra amalgamar
algunos de esos principios a partir de una armazón teórica más
compleja. Es decir, si bien en gran parte continúan el discurso
peronista y lo expanden, también es permanente la preocupación
de dotarlo de una base más sólida; en particular, existe la
preocupación por dar cuenta de una concepción antropológica
del hombre como “hombre nuevo”, unido esto a un
latinoamericanismo beligerante y cierto espiritualismo racial, en
la línea del pensamiento preconizado en el Río de la Plata por
José Enrique Rodó -y continuado, en México, por uno de los
“directores para América Latina” de la revista: José
Vasconcelos.” (Martinez Gramuglia)

Como veremos en el apartado abocado a la Memoria y al Pasado, en el trabajo


titulado Usos políticos de la historia, del reconocido historiador José Carlos Chiaramonte,
la cultura argentina estaba fuertemente influida por corrientes que “por razones éticas,
postulaban una estrecha y necesaria vinculación de la Historia con los intereses de un
sujeto colectivo”, que dependiendo de la postura ideológica, podía ser entendido como
“pueblo”, “proletariado”, o “nación”. Esto indudablemente estaba vinculado al
reconocimiento, que la respuesta a las inquietudes historiográficas tenían que ver con
asumir el pasado como instrumento de una acción política, o para obrar en el presente.
(Chiaramonte, 2013;22). El espacio historicista más importante que aglutina una visión
opositora es sin dudas la Academia Nacional de la Historia, de la cual durante todo el ciclo

52
peronista (1943-1955) será presidente de la tradicional casa Ricardo Levene, quien ejercerá
el cargo durante 25 años, desde 1934 hasta 1959. (Galasso, 2006;17).

Para Fiorucci, en Hechos e Ideas los intelectuales intentaron inventar una


tradición y una historia para el movimiento, junto con “definir un programa político,
cultural, económico, que se adecuara a sus visiones previas” (…) “Un proyecto
económico anti-imperialista liderado por la intervención del Estado en la economía, un
proyecto cultural hispanista y católico, y una democracia que avanzara en el plano
social”. (Fiorucci,2012;112). Para estos intelectuales había un punto de partida: la
identificación de Perón como restaurador del proyecto trunco de la gesta de Yrigoyen.
Por el contrario, en la otra vereda, la prestigiosa Revista Sur se incluyó siempre
dentro de la oposición al régimen. Según Terán (2004;240), desde su comienzo el grupo
transmitió un mensaje elitista y cosmopolita. En palabras de Neiburg son el “lado
democrático” de esa oposición, y durante al década peronista no publicará notas referidas
de manera directa a la realidad política del país, “sólo algunas declaraciones generales de
fe democrática” o de repudio al fascismo derrotado en Europa.

“Su mayor acto opositor sucedió en 1952 y consistió en no respetar la


disposición gubernamental que con motivo de la muerte de Eva Perón,
obligaba a seguir el duelo oficial. Sur fue publicada sólo con una delgada
banda negra y sin ningún tipo de nota necrológica” (Neiburg,1998;74).

Queda claro que en los patrones culturales del grupo no existía ningún tipo de
aprecio por el fenómenos peronista, ni en Victoria Ocampo, ni en Borges, ni en ninguno de
los escritores e intelectuales que se congregaban en Sur. Ocampo será incluso encarcelada
durante 15 días, y Borges tendrá una constante prédica anti-peronista en sus declaraciones
cuando es entrevistado sobre política, a pesar de su reticencia en inmiscuirse en eso
aspectos de la realidad argentina.
El caso de Borges sin dudas es fundamental, por la trascendencia que tendrá como
intelectual a nivel internacional. El gran escritor ya desde inicios del GOU visualiza al
gobierno como una “amenaza fascista”, y al que llega a catalogar en el número 237 de la
Revista Sur, como de “ilusión cómica”. En uno de los trabajos recientes más importantes
sobre la mirada política de Borges, Norberto Galasso (2012) nos detalla como por
intermedio de metáforas y conceptualizaciones cargadas de sentido histórico Borges

53
comienza a categorizar al gobierno como la “barbarie”, profundizando su prosa fantástica
como via de escape de una realidad política y cultural que la miraba como adversa.

“Lo cierto es que quien se había deslizado hacia lo fantástico y lo


policial, desentendiéndose de la realidad social y política de su época –y
además acostumbraba a declarar que no entendía nada de política- asume
ahora una militancia fervorosa contra el gobierno triunfante en las elecciones
de febrero de 1946” (Galasso,2012;171).

Para Galasso, el “regreso” de Jorge Luis Borges al “compromiso político”, el cual


había abandonado en los años 30, se da en las conferencias dictadas en el Colegio Libre de
Estudios Superiores (2012;172), espacio cultural, donde nos dice María Angélica Bosco
(1967), Borges siempre “deslizaba” alguna opinión en contra del Peronismo, y espacio
intelectual también, donde se asumió a Perón como un nuevo Duce (Neiburg,1998). El
CLES, hasta 1952, cuando es intervenido, constituía sin dudas unos de los espacios más
prestigiosos de la intelectualidad opositora.22 Ha sido muy poco abordado como objeto de
estudio, pero sin embargo posee una enorme trasendencia de la vida intelectual del país.
Otros de los principales espacios opositores de la intelectuales de aquellos años lo
constituye la Revista Centro, primer órgano de expresión de grupos disidentes del
estudiantado universitario (Neiburg,1998;83). Y sobre todo la Revista Contorno, fundada
en 1953. Un caso particular lo constituye la Revista Imago Mundi, revista de historia de la
cultura que aparecería a partir de 1953, publicada también por un grupo de intelectuales
opositores al gobierno, que aglutinaba a filósofos, historiadores, sociólogos y diversos
especialistas en campos muy heterogéneos, bajo la dirección del reconocido Jose Luis
Romero. Llegó a contar entre sus filas con Tulio Halperín Donghi, Luis Aznar, José
Babini, Ernesto Epstein, Vicente Fatone y Francisco Romero entre otros. Proponían un
“humanismo secularizado”, apartado de la visión secularizante o conservadora del
gobierno (Acha,2006;569-570).

22
Aunque no matriculaba ni otorgaba títulos, el CLES intento generar un espacio de competencia a la
Universidad y al oficialismo, contratando incluso a muchos de los docentes que eran despedidos de las casas
de estudio.

54
A partir de 1950 - 1951 se desarrolla un bisagra interna dentro del peronismo, que
redundará en una “pérdida” de varios referentes intelectuales de notable prestigio, como el
caso de Jauretche particularmente, aunque no es el único.

“En 1951, Perón controlaba todos los recursos del Estado. Sin
embargo, no estaba tranquilo. Además de los problemas que ya evidenciaba
la economía nacional, le preocupaban todos los frentes, el interno del
ejército y del partido Peronista, pero también cualquier posible alianza
entre alguno de ellos y la oposición. Veía enemigos por todos
lados”.(Mercado, 2013; 155).

Como nos dice Galasso, quien investigó a los principales intelectuales del
peronismo clásico, ya en 1949 Manuel Ugarte, el gran latinoamericano, se aparta del
gobierno, a partir de varios choques con la burocracia de la Cancillería
(Galasso,2005;613), sintiéndose uno más de los colaboradores decepcionados por aquellos
años, aunque prosigue con su respaldo –desde el llano- a los ejes centrales de la política
latinoamericana impulsada por el gobierno (Galasso, 2012). Los mismo ocurre con Raúl
Scalabrini Ortiz, quien toma distancia del mundo político (Galasso,2008), y quien ya había
visto “indicadores” de ruptura con el régimen, en el famoso Congreso de Filosofía de 1949,
y con la caída de Sexto Continente y Latitud 34, donde era asiduo colaborador
(Galasso,2005;614). Del mismo modo, Arturo Jauretche a comienzos de 1950 renuncia a la
presidencia del Banco Provincia, y “no escribe ni contesta” reportajes por mucho tiempo,
con el objeto de que sus disidencias con el gobierno no puedan ser usadas por la oposición
(Galasso,1997). Hasta Hernández Arregui se enfrenta con “silenciamientos y
discriminaciones”, e incluso por aquellos años se aparta temporariamente de la escena
política Jhon William Cooke, quien no es reelegido diputado ni ejerce funciones públicas
hasta 1955 (Galasso,2005;615).
El compromiso que comienza a reclamar el régimen hacia 1950-1951 era irrestricto,
no permitiendo un espacio para la crítica o la tibieza. En el Discruso del dia del
trabajador, correspondiente al acto del 1 de mayo de 1950, el propio Perón expresa que asi
como “nunca nadie” ha aportado tanto a la historia sindical, la demanda del gobierno a esa
lealtad también es propio de una era de cambios absolutos, y “no se debe descanzar” en la
vigilancia de las instituciones que permitieron esa avanzada.

55
“Hoy, un Primero de Mayo más de la etapa justicialista,
encuentra reunidos en esta histórica plaza, y en muchas otras plazas
no menos históricas de nuestras provincias, a una masa de
trabajadores que, festejando la fiesta de su sacrificio, elevan en el
altar de la patria el saludo agradecido de sus hijos ante la
magnificiencia de esta patria inmortal. A todos ellos, mi saludo y mi
abrazo cariñoso, de compañero y de amigo (Perón, 1950).

“El año 1950 será decisivo para el sindicalismo argentino.


La confederación General del Trabajo, al frente, con su bandera de
lealtad y sinceridad para con la clase trabajadora, ha marcado en
su último congreso la etapa más gloriosa del movimiento sindical de
nuestra Patria.

“El Movimiento Justicialista celebra como su propia fiesta la


fiesta de los trabajadores argentinos, primero, porque el
Movimiento Justicialista es un movimiento obrero y segundo porque
nadie hizo en su beneficio antes que nosotros lo que nosotros hemos
hecho”.

El bienio 1950-1951 incorpora un nivel de lealtad superior, a partir de la


materialización de los beneficios de la Revolución: una doctrina justicialista, una justicia
social, una libertad económica, una realidad política, todo ello, consolidado en la
Constitución Justicialista (1949). Con este balance, Perón demanda que “para el futuro”,
han de ser “ustedes los guardianes”, los que juzguen y sancionen.

“El movimiento sindical argentino y el pueblo argentino


tienen la enorme responsabilidad de conservar este legado que
nuestra generación creó para la felicidad de nuestros hijos y de
nuestros nietos y para que no vuelvan ha producirse los dolores y
las miserias que hemos presenciado” (Perón, 1950).

56
En la exposición titulada Defensa Nacional,23 Perón hace la misma demanda, de
unidad, de homogeneidad de conciencia, cuando expresa que para lograr la unidad
nacional, “finalidad suprema de nuestro movimiento”, debemos cumplir dos etapas
sucesivas.

“La primera consistió en fijar los principios esenciales que debían


orientar la conducta de nuestra Nación en los órdenes político, económico y
social. La segunda etapa fue la de allanar todos los obstáculos que se
oponían a la coincidencia de los argentinos en orden a aquellos principios
esenciales. Para cumplir con las exigencias iniciales de la primera etapa
fue menester crear una doctrina nacional. Y aunque la forma definitiva de
esa doctrina ha requerido varios años de lucha y de trabajo, sus principios
esenciales ya estaban perfectamente establecidos el día que iniciamos la
reconquista del pais....esos mismos principios esenciales resplandecen
ahora, como estrella polar de la Nación, en el preámbulo de la nueva
constitución Justicialista... Y ningún argentino bien nacido puede dejar de
querer sin renegar de su nombre argentino lo que nosotros queremos
cuando afirmamos nuestra irrevocable decisión de constituir una nación
socialmente justa, económicamente libre, y políticamente soberana.

En el Discurso de J. D. Perón en el Día del Trabajador del año siguiente de año


1951, el líder nos recuerda que la conmemoración de esa fecha fue a partir de la tragedia
vivida por un grupo de trabajadores que sólo reclamaban más pan para sus hijos y justicia
para sus hermanos. Justamente, eso es lo que el justicialismo argentino rinde en homenaje,
habiendo destruido aquí la explotación capitalista e instaurado la justicia social por la que
ellos murieron.

“En este jubiloso primero de mayo, saludo a todos los hombres y


mujeres que con su trabajo honrado están construyendo la felicidad y la
grandeza de esta patria. Doy gracias a la Providencia porque los argentinos
podamos mediante nuestro justicialismo, festejar en paz y en armonía el día

23
Puede verse este discurso en la elaboración de una Doctrina Nacional que también consolida Perón por
aquellos años, como lo toman del Mensaje ante la asamblea legislativa 1 de mayo de 1950, Silvia Sigal y
Eliseo Verón, Perón o muerte. Los fundamentos discursivos del fenómeno peronista, Buenos Aires, Ed
Legasa, págs 62 y 68.

57
de los trabajadores y hago votos porque esa paz y armonía llegue también,
mediante la justicia, a todos los trabajadores del mundo y en especial, a
aquellos que hoy sufren la explotación del dinero o del Estado y que
recuerdan esta fiesta con los puños crispados por la impotencia frente a la
injusticia y frente a la ignominia”.

Apunta Perón que el justicialismo y el sindicalismo han encontrado el camino de


sus finalidades comunes en la República argentina, y trabajando estrechamente “unidos
van siendo ya el índice de su felicidad y de su grandeza”. Haciendo un balance de su
gobierno, observa que los trabajadores se encuentran estrechamente unidos y solidarios. Y
a continuación Perón pasa a definir la visión que el gobierno justicialista ha fijado como
doctrina en lo internacional, proponiendo una premisa: ninguna decisión de la política
internacional que implique una acción de guerra fuera de nuestro territorio, será tomada
sin una previa consulta al pueblo. Para Perón, el imperialismo capitalista la ha desatado
ya, mediante su periodismo internacional en nombre de una libertad que no practica, y la
libertad, para que sea libertad, ha de ser la que el pueblo quiera, y no la que pretenden
imponernos desde afuera. Y para sobrellevar ese ataque es primordial la unidad, la lealtad,
el compromiso total.

Bajo esos supuestos de “pérdida” de cierta flexibilidad y heterogeneidad que el


régimen le otorgaba a varios espacios intelectuales -entre los que se encuentra La Revista
Hechos e Ideas- es que vemos un notable cambio en la perspectiva de las publicaciones, y
el mundo de las ideas, por lo cual hemos decidido tomar como núceo de análisis los
números de la publicación seleccionada entre 1947-1951, cuando aún permanecía cierto
margen de creatividad y aportes. Obsevamos que durante el primer gobierno, aunque Juan
Perón poseía profundas convicciones intelectuales y esquemas mentales que provienen de
larga data (como analizamos en el siguiente capítulo), durante ese período se permite cierta
“nutrición” de ideas y reflexiones de pensadores, hombres de la cultura, que se incorporan
al corpus doctrinario como marco referencial de las decisiones políticas. Todo lo contrario
a lo que ocurre en el segundo gobierno (1952-1955), cuando la elaboración doctrinaria
clásica está “cerrada”, y los marcos referenciales para la política son “descendentes” desde
organismos (Escuela Superior Peronista, el Sistema de Informaciones, etc) y publicaciones
(Revista Mundo Peronista).

58
Incluso, como veremos más adelante, dentro del ciclo analizado (1947-1951),
podemos ver el incremento de artículos vinculados a la Defensa Nacional y cuestiones
militares publicadas por varios autores, y también confeccionadas por Juan perón, en
desmedro de trabajos historiográficos o filosóficos, los cuales eran más numerosos en los
primeros años de la Revista (1947-1949). Para graficar este “incremento” de la dimensión
“defensa nacional”, y disminución de la dimensión “historicista”, hemos realizado una
clasificación de los artículos de la Revista Hechos e Ideas que se adjunta en el Anexo 8.2.

59
Ilustración 2.

60
2. 1. 3. Perón como “militar intelectual”: la conducción y la pedagogía política.

Como bien sabemos la llegada de Juan Domingo Perón al gobierno fue gracias a
la Revolución del GOU, el 4 de junio de 1943. Dicho golpe fue positivamente recibido por
las organizaciones políticas y sociales argentinas (Iñiguez,2008;9). Incluso amplios
sectores de la Iglesia Católica recibieron “con indudable beneplácito” el golpe militar
(Bianchi,2001;13). El régimen que había funcionado hasta esa fecha estaba profundamente
desgastado, como analiza Piñero Iníguez, hasta la bisagra de 1943, momento en que
estallan “varias tensiones” que se arrastraban desde hacía años, además de los efectos
aceleradores del cambio que pudieron haber tenido las desapariciones físicas de dos
referentes políticos de mucha importancia, que podrían haber sido protagonistas en un
intento de continuidad del régimen: Marcelo T. de Alvear y Agustín P. Justo. Entre las
diversas conspiraciones que se estaban orquestando, triunfo la del Grupo de Oficiales
Unidos, la “logia de los coroneles”.
La meta del GOU para Miguel Angel Scenna era lograr una “unión compacta del
conjunto de los oficiales”, mediante la creación de una mística nacional, evitando además
el fraude electoral, y basándose en principios de orden moral, mantenimiento de la
disciplina, y referencias nacionalistas.24 Da cuenta de la heterogeneidad de pensamientos
que confluyeron en el GOU, el hecho que como forma de evitar los conflictos ideológicos,
limitaron el programa de la logia a una serie de postulados básicos, para que pudiera ser
compartido por la mayoría de los militares (Scenna,1980;189). Incluso para los
nacionalistas subsistían desencuentros evidentes con respecto al nuevo gobierno, y que
actitud asumir ante éste, y más aún, sobre lo que sería la figura de Perón más adelante
(Piñero,1997).
Sobre el GOU comenzó a publicarse un importante material documental a
comienzos de la década del ´70, cuando se editaron documentos que estaban en manos del
coronel Domingo Mercante. Más tarde, una vez terminada la última Dictadura Militar
(1976-1983), a comienzos de los años ´80 se han publicado dos notables obras que se
consideran fundamentales, entre las cuales podemos destacar en primer lugar: el esfuerzo
editorial del Proyecto Hernandarias, dirigido por Fermín Chávez, cuando se publican los
Documentos del “Grupo Obra de Unificación”, que incluye el Reglamento Interno, los

24
La relación con los nacionalistas es compleja, Piñero Iníguez lo define a Perón como un “divisor de aguas
nacionalistas”, y considera que además de la incomprensión de muchos de estos grupos sobre los derechos
sociales impulsados por Perón, también los nacionalistas más tradicionales se asignaron una importancia
exagerada en el proceso iniciado en 1943.

61
Boletines del grupo y las proclamas, el cual forman parte de las Obras Completas de Juan
Domingo Perón en 32 tomos. En segundo lugar, el otro emprendimiento es la investigación
de Robert Potash (1984) conocida como Perón y el GOU, quien difunde papeles
pertenecientes al teniente coronel Juan Carlos Montes, uno de los fundadores y líderes de
la logia. En todos estos trabajos hay una coincidencia en destacar el importante rol de
Perón en la conformación del grupo, quien desde su regreso de Europa ya insiste en
formar un “grupo secreto de conducción política” para el ejército. Incluso aquellos que aún
niegan el rol trascendente de Perón en los inicios del GOU, sí destacan el crecimiento de su
figura en los últimos meses de 1943, y la preponderancia que adquiere como portavoz del
proyecto político.25
Perón bebió de diversas fuentes de pensamiento político provenientes del mundo
militar. Además de las conocidas influencias de teóricos alemanes, que han constituido un
espacio muy apreciable de insumo en Perón, los especialistas observan en general que
había un contexto de “positivismo tardío” que marca su formación. Perón también asimiló
distintas corrientes ideológicas europeas, como eventual praxis de una “construcción
política deliberada”, y su pensamiento no es producto de la lectura y análisis minucioso de
una obra filosófica o política específica, es como sostiene Castro, la exposición conceptual
“de una época”. (Castro,2012;19).
Nos dice Miguel Ángel Barrios que podemos afirmar que confluyeron en la
formación de Perón determinadas experiencias como la tensión de los años 1918 – 1921, la
de agregado militar en Chile y en Europa, la influencia de Descalzo y Sarobe, los
postulados del nacionalismo argentino y latinoamericano, y el modelo de desarrollo
nacional industrial “prusiano” de la Nación en armas” (Barrios, 1999;271).
Hay en Perón una inicial permeabilidad del determinismo y el evolucionismo de
la técnica que tanto impacta en la Primera Guerra Mundial y repercute en su pensamiento.
Desde ese proceso catastrófico también ingresa como parte de sus principales esquemas el
concepto de “movilización total”, cuando advierte la masificación social del esfuerzo
bélico y la participación de la sociedad en su conjunto durante la Gran Guerra.
(Castro,2012;23).

25
Nos dice Piñero Iniguez: “Es difícil determinar cuàndo se suma Perón al GOU, una inicitavia de su ex
compañero de promociòn del Colegio Militar, Juan Carlos Montes (…) pero nadie duda a esta altura de las
investigaciones que Perón fue el alma de la logia”. Iniguez, Pieñero: Perón: oficio de soldado, vocación de
estratega. Caras y Caretas. Cuaderno número 10. Buenos Aires, 2009.

62
Perón fue un enorme formador y educador, un instructor apreciado por sus pares
y por sus discípulos. Desde 1919 en adelante constan en sus expedientes militares las
notables observaciones que destacan sus superiores sobre el desempeño como instructor,
así como permanentes referencias a su perfil de conductor y líder (Pavón Pereyra). Joseph
Page en una de las biografías más importantes cita el “perfil de maestro y educador
permanente”, rasgo que se extenderá en su vocación política y su desempeño público,
donde continuará enseñando a través de disertaciones al pueblo (Page,1984).
Una experiencia clave para ver esto, es a partir de 1931 cuando Perón comienza a
impartir sus clases de Historia Militar en la Escuela Superior de Guerra del Ejército
Argentino, lo que le permitirá profundizar en el estudio de modelos de análisis del mundo
castrense, el desempeño del pensamiento estratégico en Europa, la táctica militar, los
pormenores políticos de las crisis en el Viejo Continente, y sobre todo el pensamiento y las
teorías de los grandes estrategas prusianos, los cuales fueron trascendentes para el proceso
de profesionalización del sistema militar argentino, como ya hemos citado anteriormente.
Producto de ese trabajo será el libro que a modo de manual para sus clases, editará la
propia Escuela de Guerra bajo el título de Apuntes de Historia Militar, obra de importancia
capital en la historia de las ideas políticas en la Argentina (Gonzalez,2012;310).
En esta obra se destaca la famosa idea -que tanto impacto tendrá en la
cosmovisión estratégica de Perón- de “la nación en armas”, de Von Der Goltz, como
también los conceptos de organización y planificación, ya citados, que como destaca
Somoza Rodriguez, luego serán aplicados a la política, e insistentemente reiterados a lo
largo de su vida pública, observándose una coherencia notable entre los fundamentos
teóricos desde los cuales construyo su pensamiento militar, y la superestructura ideológica
a partir de la que ensamblará muchos años más tarde, parte de su cosmovisión política
(Somoza Rodriguez,2009;76). Todo esto, por supuesto, sin alejarse de un basamento
teórico político de raigambre realista, anclado en una notable influencia de clásicos que
van de Maquiavelo a Hobbes, y donde cobra un relieve especial Carl von Clausewitz.
Entre ese arco de pensadores, y sus primeras elaboraciones sobre la conducción y
la planificación, es donde se observa la transferencia de conceptos de la teoría militar al
campo de la política práctica, expuestas por intermedio de reglas generales de acción.
Como sostiene Arcomano, ese es el vínculo que puede evidenciarse en la Teoría de la
Guerra, y la Teoría de la Conducción Política. Obviamente la más clara evidencia de esto
es el conjunto de clases impartidas por Perón en 1951, que luego constituirían la famosa
recopilación del trabajo Conducción Política. Arcomano encuentra que este deslizamiento

63
de componentes teóricos de la Guerra a la Política, evidenciado en el curso de 1951 de
Perón, establece una serie de supuestos muy importantes. Entre ellos hemos seleccionado
los siguientes (Arcomano, s/f;14).
-El vínculo entre una teoría militar y la política se asienta sobre un paradigma
negativo de interpretación de la naturaleza humana. Por ende de revaloración
del “momento político” o contractual.
-La Teoría de la Conducción opera en una determinada situación, es epocal,
sólo aplicable a la era de las masas, de la masificación de los conflictos, de la
guerra total.
-La necesidad de “préstamos” conceptuales, desde el ámbito de la Teoría de la
Guerra al de la Teoría Política, dando lugar a “trasvasamientos”, como proceso
de adaptación teórica a partir de una resemantización.
-La resignificación o regreso de la política en su sentido clásico “agonal”, de
lucha.

Entonces, los elementos paradigmáticos que ilustran su trabajo sobre historia


militar serán fundamentales para el soporte ideológico y doctrinario desde el cual se
constituirá la transformación de una parte de la cosmovisión política argentina operada por
aquellos años. Como observa Eugenio Gómez en nota introductoria a la edición de 1984
(publicación facsímil a la segunda edición de 1934) 26 las intuiciones y análisis vertidos en
el estudio de la historia militar, sobre todo lo referido a la “conducción”, serán ratificados
dos décadas más tarde, cuando en 1951 realice sus famosas exposiciones sobre conducción
política ante la creación de la Escuela Superior Peronista.27 A su vez, el trabajo sobre la
Primera Guerra Mundial, contemporáneo al anterior, como ya hemos dicho le permitió
profundizar sobre el conflicto que justamente puso a prueba la idea de “guerra total”, y que
le otorgó una reputación de “experto” sobre dicho conflicto entre sus pares.
Como ha destacado hace unos años Halperin Dongui, y como lo retoma Piñero
Iníguez recientemente, Perón se inserta en la tradición de militares-conductores políticos
argentinos que se inicia con Mitre y culmina con Justo. Obviamente, los ejércitos que
representan no son los mismos, son otros contextos y ambientes.

26
Contando esta edición facsimilar a la de 1934 en la que nos basamos, los Apuntes de Historia Militar han
tenido entonces cuatro ediciones: la original de 1932, la de 1984 ya referenciada, la de 1951, y la de 1984.
27
Como lo plantea Perón en uno de sus trabajos realziados en la Escuela Superior de Guerra, pero de enorme
significado político para la conformación de la doctrina justicialista. Ver: Perón, Juan Domingo. Obras
Completas. Volumen III. Apuntes de Historia Militar. Parte Teórica. Proyecto Hernandarias. Buenos Aires,
1984.

64
Como Perón decía, el era un conductor, no era un político. En la famosa
entrevista que le realizan Maidana, Timerman y Villarroel el 3 de Septiembre de 1973,
Perón dice varias veces: “como político soy un aficionado. Yo soy un conductor”. Y la
conducción “es el principal vértice de la profesión militar.” Como conductor, supo matizar
su accionar desde niveles que podrían suponerse como contradictorios, es decir, un
pensamiento estratégico, y un accionar táctico. Como nos dice Peter Waldmann (1985),
“era un maestro de la táctica política”, pero sin estar desprovisto de principios.
Si el rol de conductor será clave en el ideario peronista, entonces el citado
concepto de organización será uno de los principales ejes de su “pedagogía política”. Si
como venimos diciendo el pensamiento de Perón pasa del mundo militar al político, y en
ese pasaje el evolucionismo y el determinismo de la técnica son centrales, implica que para
el líder el problema principal de cada ciclo histórico está cifrado en interpretar cuál será el
factor de desarrollo. Pero ese desarrollo no puede aplicarse, si no se consolida una
estructura de orden, una organización de la sociedad que permita llevar adelante el
proyecto político, y en esta idea la planificación es la consecuencia directa de dicha
organización. Una organización “simple y estable” permite la unidad de acción del Estado.
No hay lugar para la improvisación, no subsiste una comunidad desorganizada
(Castro,2011;29-31). Incluso en la Conferencia de 1944 en la Universidad Nacional de La
Plata, que analizaremos más adelante, remarca como síntoma de la tragedia de Francia, su
propia desorganización previa a la Guerra Mundial. 28
Para Jorge Castro el concepto de conducción política será una de las categorías
fundamentales del ideario de Perón, junto con el de evolución histórica, y el de justicia
social. Es el instrumento con el cual se cabalga la evolución, es una forma de Arte,
permitiendo la creación de sistemas de poder o “monturas”, que permiten sortear los
acontecimientos (Castro,2012;65). Su oficio de militar entonces, y su “afición” a la
política, le permitió mantener una preocupación constante por los asuntos geopolíticos, y a
partir de esto, sobre los asuntos internacionales de la política.
El concepto de “geopolítica”, hoy caído en desgracia y algo vetusto, acuñado por
el sueco Rudolf Kjellen, y sistematizado y desarrollado por el británico Mackinder y el

28
“Es evidente que la profunda desorganización interna de Francia la llevó a descuidar su preparación
para la guerra, a pesar de ver claramente el peligro que la amenazaba, lo cual fue hábilmente aprovechado
por Alemania, que caro le hace pagar su error.” Perón, Juan Domingo: Significado de la Defensa Nacional
desde el punto de vista militar. Conferencia pronunciada en el Colegio Nacional de la Universidad de La
Plata. 10 de junio de 1944. En: Antecedentes legales y parlamentarios 1944-1986. Colección de Debates
Parlamentarios de la Defensa Nacional. Ministerio de Defensa. Buenos Aires, 2010.

65
alemán Ratzel, utilizado por grandes analistas y hombres de la política exterior
norteamericana como el creador de la Doctrina de la Contención de Harry Truman, George
Kennan, y el polémico Henry Kissinger, impregnó la concepción de la estrategia militar
que formó a Perón, como menciona Iniguez. Esto puede verse entre otras cosas en el
continentalismo, el imperativo a la unidad nacional, la búsqueda de la autarquía
económica, y en términos estrictamente militares su interés por la aviación militar.29 A
pesar de esto, no hay invocaciones directas a la geopolítica en los discursos de Perón. Para
Iníguez esta ausencia es a raíz de la “demonización” del concepto por parte de la
experiencia nazi.
Sobre el punto anterior gravita la importancia asignada por Perón a la aviación
militar. Desde una óptica estrictamente castrense, para Perón la geopolítica debía
desarrollarse en función de los cambios operados en la estrategia por esa arma decisiva.
Recordemos que como gran estudioso de la Primera Guerra Mundial, Perón conocía en
detalle las transformaciones sustanciales que los aviones habían generado en el desarrollo
de las guerras y la manera en que se asume un conflicto.30
Es por esto que la Argentina durante el peronismo implementa un proceso de
desarrollo de la industria aeronáutica militar sin precedentes en la región, y en pocos años,
con la colaboración de profesionales franceses, alemanes, italianos y polacos, y con la
creación de la Fuerza Aérea Argentina, nuestro país ingresa tecnológicamente en el
reducido grupo de potencias con dominio aéreo (Burzaco,1995).

29
Como es sabido, a Perón le gustaba utilizar las insignias de la aviación militar en sus uniformes de gala, a
pesar de ser de la Infantería del Ejército, lo que puede verse en muchas fotos paradigmáticas del líder.
30
Iñíguez destaca como la aviación en el pensamiento estratégico de Perón fue fundamental para observar la
revolución que significaba para la Guerra el uso de recursos inéditos. Por ejemplo, el concepto de “fronteras
naturales” se vería trastocado totalmente. En esto fue muy importante la lectura realizada por Perón del
italiano Giuliio Doughet

66
Ilustración 3.

67
2. 2. Revistas, lectores y utopías sociales.

"Nuestra concepción se conforma con el principio que


considera al hombre como el centro de interés de todos los esfuerzos
de los pueblos y de los gobiernos, y esa circunstancia nos ha movido a
concebir los derechos naturales que, consustanciales a la calidad
humana, derivan del trabajo y que,en última instancia, condicionan su
libertad. Esos derechos primarios, innatos, subjetivos, inalienables e
imprescriptibles que posee, por la sola circunstancia de revestir la
calidad de tal y cuyo desconocimiento es causa directa de los actuales
malestares y contiendas sociales, constituyen, en esencia, el objeto de
nuestro ·razonamiento”. (Discurso al proclamar los Derechos del
Trabajador, en el Teatro Colón de Buenos Aires; 24 de febrero de
1947).

68
Ilustración 4.

69
En una obra colectiva bajo la dirección de Roger Chartier, varios historiadores
europeos analizaron la Historia de la Lectura en el Mundo Occidental. Dentro de este
proyecto, el investigador Martyn Lyons desarrolló el surgimiento de lo que el llama “los
nuevos lectores”, lo que nos permite comprender el proceso en el que emergen una serie de
“demandas literarias” y de información a partir de las transformaciones sociales producidas
en el mundo contemporáneo.31 En este trabajo se explica la llegada del “nuevo público
lector” (mujeres, niños, obreros) que se ha volcado masivamente a demandar productos
literarios, gracias a la “Revolución Lectora” que desde fines del siglo XVIII ha impregnado
a toda Europa Occidental, la cual se acrecienta en las siguientes décadas. Por el progreso
educativo general, y el nuevo tiempo dedicado a la lectura (gracias a la reducción de la
jornada laboral entre otras cosas), esto permite el florecer en Francia de revistas mensuales
ilustradas, como Le Journal Ilustré, por ejemplo, un semanario con ocho páginas en
formato folio, en las cuales una o dos páginas las ocupaban ilustraciones o panorámicas de
París, rompecabezas, etc. Estos semanarios, a un costo de unos 10 céntimos, vendidos en
quioscos, formaban parte de la cultura de masas urbana.
En la representación de aquellos años, el hombre preocupado por los “verdaderos
temas importantes” leía por sobre todo el Diario, los periódicos informativos de la política
y la cultura, a diferencia de la mujer, que se preocupaba por “cosas familiares” y literatura
romántica.32 La expansión de la educación primaria en la Europa del XIX, aceleró la
llegada de otro sector del público lector: el niño. Cuando esta política se cristalizó,
comenzaron a aparecer revistas para niños y publicaciones pedagógicas, como es el caso
de los libros de texto, que adquieren un gran peso en el mercado de libros.33 Era muy
común antes de esto, que se enseñase a leer y a escribir con la Biblia, aunque ahora la
literatura pedagógica laica comienza a aumentar drásticamente. En nuestro país la
conformación de este “nuevo público lector” y su consecuente consolidación en el mercado
editorial va a ser más tardío, pudiéndose constatar toda una producción de obras de acceso
para la mujer, el obrero y el niño, recién desde fines del siglo XIX o hacia comienzos del

31
Dentro del trabajo coordinador por Chartier, esta el interesante abordaje de Martyn Lyons (1998); Los
nuevos lectores del siglo XIX; Mujeres, Niños, Obreros. En: Guglielmo Cavallo – Roger Chartier (Dir);
Historia de la Lectura en el Mundo Occidental. Editorial Taurus. Madrid.
32
“Esto suponía un amenaza para el marido y padre de familia burgués del siglo XIX: la novela podía
excitar las pasiones y exaltar la imaginación femenina. Podía fomentar ciertas ilusiones románticas poco
razonables y sugerir veleidades eróticas que hacían peligrar la castidad y el orden de sus hogares. Por ello
la novela del siglo XIX se asoció a cualidades (supuestamente) femeninas de la irracionalidad y la
vulnerabilidad emocional. Ibidem cita anterior.
33
Hachette es un claro ejemplo de lo fructífero de la expansión de este mercado.

70
siglo XX. En el desarrollo de las primeras décadas del siglo XX (sobre todo desde los
´30), aparecen producciones dirigidas a todos los estamentos de los nuevos lectores,
incluso se resquebraja el dominio que mantenían los matutinos históricos (La Nación y La
Prensa), con la aparición del famoso vespertino Crítica de Botana desde 1931, y La Razón
desde 1935.34
Aparecen publicaciones sobre muchas temáticas, desde espectáculos (Antena,
Sintonía, La Canción Moderna, etc), hasta deportes (El Gráfico, Alumni, y Mundo
Deportivo más tarde). Como así también aparecen otras que contienen un poco de cada
aspecto, como información, noticias, y actualidad de deportes, espectáculos, difusión
literaria, sátira política, y hasta entretenimientos para niños (como Billiken, que desde 1919
es la primera publicación de nuestro país que combina instrucción y entretenimiento). Con
ejemplos como las populares ediciones de PBT, Caras y Caretas, Don Quijote, etc, el
mercado de publicaciones periódicas se va ampliando notablemente hasta los años ´40,
donde se pueden ver las claramente publicaciones dirigidas a la eventual clase media,
como Tit Bits, y Mundo Argentino, con la intermitente salida de los medios más clásicos y
conservadores. Más allá de un impase durante la Segunda Guerra Mundial -cuando desde
1939 hasta 1945 se vio dificultado el acceso al papel, y por ello muchas publicaciones
disminuyeron cantidad de páginas y tiradas-35 luego del conflicto se recupera la producción
que venía en asenso.

Pues bien, como podremos observar, durante el Peronismo la producción gráfica


masiva va a estar dirigida a todos los sectores del “nuevo público lector”, que se fue
conformando en las décadas anteriores. Toda la política cultural del gobierno buscará
incorporar como “consumidores” habituales a aquellos que antes estaban marginados de
las políticas culturales, al menos en estas escalas tan grandes. Incluso el régimen tendrá
todo un desarrollo de bibliotecas populares, para lo cual crea una Comisión dependiente de
la Subsecretaría de Cultura, la cual va a tener un extraordinario trabajo y dinamismo. Este
fortalecimiento de políticas culturales abocadas a las bibliotecas no académicas, puede
cotejarse con el incremento del presupuesto de dicha Comisión, el cual aumenta en más del
doble en pocos años. Paralelamente se desarrollaban programas de difusión cultural y de

34
Uno de los grandes impactos populares lo consigue El Mundo, que contrasta con la solemnidad y seriedad
de La Prensa, La Razón y La Nación desde 1928, diario de formato chico, y más económico. Ver para este
tema el extenso trabajo de Ulanovsky, Carlos (2005); Paren las rotativas. Diarios, revistas y periodistas.
Historia de los medios de comunicación en la Argentina. Emecé. Buenos Aires.
35
Ulanovsky cita la particularidad sobre la costumbre que aparece ante la disminución del papel prensa por
aquellos años, de “prestarse” el diario de mano en mano.

71
clara índole popular en el teatro, la radio, la música, y la literatura, siempre prestando
atención en el niño y el obrero.

“Al mismo tiempo se organizó un programa de conferencias y


audiciones radiales, un plan de difusión del teatro en el interior con dos
elencos que recorrían el país, un programa de Teatro para niños de los
hogares obreros, se creó una orquesta de Música Popular y en julio de
1949 se ordenó la institución de un Gran Certamen Nacional de Teatro
Vocacional.” 36

Dentro de esta búsqueda de “incorporación” cultural, como decíamos, el obrero


será uno de los focos de dirección del gran aparato propagandístico (el central), en el cual
se fijaban normativas respecto de los mensajes que “deseaban transmitirse”, así como de la
selección “de temas y figuras”, los circuitos de distribución de los materiales, y la
formación misma de los equipos profesionales abocados a la creación de las piezas
gráficas. Como nos dice Marcela Gené (2008), de esta manera la producción de cientos de
afiches y folletos, “centrados en la figura del trabajador como protagonista casi
excluyente”, presentaba una serie de alternativas iconográficas. Podía ser el obrero
“descamisado”, el evocador de la epopeya del 17 de octubre, el trabajador industrial o
rural, el obrero referente de la modernización industrial, o el obrero hombre de familia, en
las piezas que hacían referencia a la justicia social, éste último ícono peronista por
antonomasia, “portavoz del nuevo orden que el naciente movimiento venía a encarnar”.
El mismo régimen que comenzó teniendo prácticamente todos los medios en su
contra, irá consolidando una enorme red de publicaciones diarias, semanales, y mensuales.
Los ámbitos serán extensos, desde información política y general, hasta de
entretenimientos y deportes, etc, a partir de la cual se ensamblarán las “diversas partes” de
un rompecabezas gigante del imaginario social. Mientras que la prensa no oficialista se
constituye en el portavoz de la oposición, Perón decide contrarrestar este frente con varias
políticas muy polémicas y de largo alcance. Entre las primeras decisiones adoptadas,
podemos ver la sanción de leyes, decretos y ordenanzas (hacia directores de diarios, e
incluso periodistas), pero posteriormente, a través de la compra y expropiación de medios

36
Ver el trabajo de Flavia Fiorucci (2007); La administración cultural del peronsimo Políticas, Intelectuales
y Estado. Latin American Studies Center. University of Maryland, College Park. Working Paper No. 20.
(http://www.lasc.umd.edu/Publications/WorkingPapers).

72
desde 1947,37 consolidando lo que será la famosa empresa estatal ALEA S.A., la cual irá
creciendo paulatinamente con el correr de los años.
No debemos olvidarnos que el aparato de propaganda de enormes tentáculos creado
por el régimen, llegará incluso a los ámbitos más impredecibles e inimaginables, como es
el caso del sistema penitenciario, en el cual se asume que el recluso y el espacio carcelario
eran también un auditorio “ante la cual pregonar los logros de la Nueva Argentina”, y para
lo que se había creado un periódico específico, el Mañana, el “difusor más consistente de
la buena nueva de la Argentina de la justicia social”, con una evidente politización en
función del imaginario incentivado por el gobierno.38

Con respecto al influyente grupo literario de la Revista Sur, es importante destacar


como enfatiza Risco, que el oficialismo no los atacará “de manera frontal” (como sí lo hace
con la prensa en general) ya que no identificaba a ésta como un peligro directo. Aún así, el
peronismo no consigue articular una “alternativa cultural” a la hegemonía de dicha revista
al interior del campo literario de la época.39 En una entrevista reciente a Sylvia Saitta,
cuando la consultan sobre el impacto general del Peronismo en la literatura de la época,
apunta que el mismo jugó un papel importantísimo, porque su irrupción, la cual “excede lo
meramente político”, además de dividir aguas en el campo cultural en su conjunto, también
lo hizo en lo literario, donde los escritores “se vieron extremadamente comprometidos” en
su posición, y salvo contadas excepciones ya citadas, fueron generalmente de un “marcado
antiperonismo”. En estos escritores, Saitta considera que hasta pueden verse ciertas marcas
en “los temas y las formas de la literatura”.

“Hablo, concretamente, de la elección de un grupo importante de escritores


de géneros como el fantástico o el policial, que pueden ser leídos como
respuesta ideológica a un fenómeno que está afuera, utilizados para hablar de
“invasión”, de una sociedad que “se siente amenazada”. Esto aparece mucho
en los primeros cuentos de Cortázar: dos lógicas que se oponen, que no

37
Algunos de esos medios que se incorporan a la reproducción del discurso oficial son Democracia, Noticias
Gráficas, Crítica, Mundo Argentino, Selecta, El Hogar, Mundo Deportivo, Mundo Agrario, Mundo Atómico,
Mundo Infantil, Mundo Radial, Caras y Caretas, P.B.T, y el diario La Prensa desde 1951.
38
Lila Caimari, además de realziar varias investigaciones referidas a la realción entre el Peronismo y la
Iglesia, también indaga la visión sobre el delito y los delincuentes durante aquellos años. Ver: Caimari, Lila
(2004): Apenas un delincuente. Crimen, castigo y cultura en la. Argentina, 1880-1955, Siglo XXI. Los
reclusos por supuesto también leían La razón de mi vida de Eva Perón.
39
Según Risco, el Gobierno intenta cierta fórmula competitiva con Sur, por intermedio de publicaciones
como Sexto Continente .

73
pueden convivir, y una que termina aplastando a la otra. La lectura del
peronismo es el avance de los totalitarismos, de lo irracional”. 40

Uno de los escasos medios gráficos opositores que van a mantenerse durante el
ciclo justicialista es el Diario La Nación, el cual desde el inicio del gobierno de Perón va a
expresar cierto “carácter neutro”, pero paulatinamente, irá consolidando sus críticas como
lo ha analizado Ricardo Sidicaro (1993;200), sobre todo a partir de la segunda mitad de
1946, cuando el justicialismo inicie juicio político a miembros de la Corte Suprema de
Justicia. Incluso hay una clara bisagra en la relación Gobierno-Diario La Nación, a partir
de 1948, cuando comienzan a discutirse eventuales proyectos de reforma constitucional, y
por sobre todo, ya a partir de 1949 cuando la famosa constitución se materializa. A partir
de estos años La Nación no esconde sus duras críticas en diversos ámbitos del gobierno,
preferentemente en lo que hace a su política social e industrial, el estatismo característico
del primer peronismo, y la “ideologización” de la Educación (Sidicaro,1993).

Como decíamos anteriormente, entre los variados temas que aparecen con la
Revolución Lectora en Europa está el recurrente de las “utopías sociales”. Las
transformaciones sociales y políticas que se operan a lo largo del siglo XIX, van
condensando en el público lector ciertas proyecciones y especulaciones sobre el
desenvolvimiento del mundo, tanto en el futuro lejano, como también en el futuro más
inmediato. Por eso, el “recurso” acerca de los futurismos, que buscan explicar cómo se
daría el desarrollo político en los tiempos venideros “si ocurriese” tal cosa, “si se
implementara” un proyecto socialista, “si triunfaran” los movimientos anarquistas, etc,
genera toda una corriente al interior de la literatura, donde más allá del valor estético o
literario, lo que se pone en evidencia es la pugna ideológica que comienza a estar en juego
en el campo intelectual. Esto puede observarse claramente en el socialismo utópico, que
tan impactante será para el imaginario social contemporáneo, y que tanto dista de las
configuraciones utópicas más antiguas.

La utopía clásica es la leyenda o relato sobre una isla perdida, en la que una “sociedad
perfecta” es ignorada por el resto de la humanidad. Estos rasgos se deben en enorme
medida a la herencia de Tomás Moro, aunque es importante tener en cuenta los
antecedentes griegos (La República de Platón), y Medievales (El Edén, Cucaña, etc).

40
Extraído de la Entrevista a Sylvia Saitta en Página 12 (Bs As: Miércoles, 8 de Septiembre de 2004).

74
Pasando por el estado utópico de Platón, basado en la razón y estructurado
jerárquicamente, de vida sabia y austera, a las Utopías Religiosas (San Agustín) y las
Utopías Populares (El país de las Manzanas, El Mundo de los niños, El paraíso de los
pobres, La montaña de azúcar, etc) de la Edad Media, es durante el Renacimiento cuando
ante la desaparición del Feudalismo, la formación de las ciudades y el “Descubrimiento de
América”, se justifica una nueva elaboración de utopías.41

Aunque sin ser estrictamente Utopías, se enmarcan en el terreno utópico también obras
literarias del siglo XVIII como Robinson Crusoe, Los Viajes de Gulliver, y Emilio, las
cuales poseen una enorme carga ideológica y política, elementos profundamente
analizados en el clásico trabajo de Arnold Hauser (1999). Hasta ese momento puede
observarse una notable diferencia entre las utopías de la Edad Media y las Modernas del
siglo XVIII. En la Edad Media, la utopia era un paraíso maravilloso e imposible, en
cambio en el siglo XVIII, la utopía es menos celestial, e intenta ser puesta en práctica (de
las que son un ejemplo las utopías pedagógicas), rasgo analizado en su momento por
Lewis Mumford (1965), lo que lo lleva a sostener que dicha diferencia tiene su eje
principal en que las primeras son “castillos imposibles”, y las segundas, proyectos de
maestros de obras, arquitectos, que nos ayudan a construir una casa “que colme nuestras
necesidades esenciales”.

Durante el proceso de cambio del siglo XVIII hacia el siglo XIX, aparecen las utopías
de Thomas Spence (Descripción de Spensonia), y de Francois Noel Babeuf (Manifiesto de
los iguales), las cuales corren paralelas a las tres grandes revoluciones: La Revolución
Francesa, La Revolución Industrial, y la Independencia de los Estados Unidos. Ahora,
luego de tan profundos cambios, las utopías (y principalmente en Francia), contienen toda
una carga política dirigida hacia las masas trabajadoras (tanto campesinas como
ciudadanas), lo que las diferencia notablemente de todas las elaboraciones anteriores. Toda
esta nueva corriente va a conocerse entonces como Socialismo Utópico, y aunque está
orientada a la clase obrera, no puede decirse que estaba aún bien definida.42

41
Posteriormente habría que citar como referentes de este “modelo” a Bacon (La Nueva Atlántida), Samuel
Hartib (Macaria), Campanella (La Ciudad del Sol), Andreae (Cristianópolis), Harrington (Oceana), y Henri
Neville (La Isla de los Pinos). Entre las más destacadas del siglo XVII, tenemos en Francia a Cyrano de
Bergerac (El otro mundo), y la pedagógica obra de Fenelón (Las Aventuras de Telémaco).
42
Dentro de esta corriente puede encontrarse al Conde Henri de Saint Simón (Carta de un habitante de
Ginebra a sus contemporáneos, y la famosa De la organización europea), quien tendrá una importantísima
fidelidad de seguidores en nuestro país, incluso desde época temprana. Escritos como los de Saint Simón, y
en general los de los Socialistas Utópicos, sitúan ahora sus utopías en el futuro, y no en lugares exóticos o

75
La segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por una serie de nuevos intentos de
utopías,43 pero fundamentalmente hacia fines del siglo, y como parte de una serie de
especulaciones sobre las sociedades futuras -para algunos llamadas “utopías
cientificistas”-44 entre las cuales destacaríamos las de Sir Bulwer Lytton (La Raza Futura),
(Mumford, 1968), la de Samuel Butler (Erewhon), y la obra de Edward Bellamy (El año
2000. Una visión retrospectiva). Éste último será una bisagra notable, ya que según Eric
Fromm, leer este libro es importante no sólo porque nos da una visión imaginativa “de
cómo podría organizarse una sociedad racional, sino también porque nos muestra todos
los problemas con los que nos enfrentamos hoy día”.45 El año 2000 tendrá un éxito de
ventas atípico, incluso en nuestro país, éxito que no sólo se debe al mérito literario -como
dice Teodoro Reinach en una introducción de 1890- sino que también por las ideas “que
pone en movimiento”.46 Bellamy tendrá un impacto trascendental, y llegará a nuestro país
de manera intermitente con notable influencia. El año 2000, puede tomarse como
ejemplo del cambio de perspectiva, lo cual es importantísimo para el imaginario social
argentino, al situar ahora la utopía en el futuro, y no en lugares exóticos.

Ya con esta serie de obras podemos hablar de un “imaginario social”, que


recurrentemente especula sobre la evolución de la sociedad ante las nuevas tecnologías.

hinóspitos. Sin dudas uno de los socialistas utópicos más importantes fue Charles Fourier (1771-1837),
quien elaboró una fuerte crítica a la sociedad burguesa (El nuevo mundo industrial, Teoría de los cuatro
movimientos, etc). Criticó duramente el parasitismo de los comerciantes, los abusos de la competencia
liberal, el poder de los monopolios, los errores de la agricultura, y la proletarización de las masas. Fourier le
ha dedicado un importante espacio a las “consideraciones sobre la alienación” derivada de la monotonía en
las fábricas, la esclavitud de las mujeres, y la corrupción política y moral, doctrinas muchas de las cuales
fueron continuadas por el discípulo Victor Considérant (El Destino Social del hombre), que ha tenido un
notable impacto en los Estados Unidos, hasta inaugurarse toda una corriente conocida como fourierismo,
entre los cuales se destacan el filósofo Emerson, y el incasillable Henri Thoreau (Walden), quien propuso el
establecimiento de colonias para “probar la razón del socialismo utópico”.
43
Luego del impacto de las obras de Marx y Engels -quienes mantuvieron frecuentes relaciones con varios
socialistas utópicos- la crítica marxista no se hace esperar. Engels puntualmente (El Desarrollo del
socialismo, de la utopías a la ciencia) los acusa de que sólo proponían ideales de sociedad en abstracto,
olvidando que el comunismo “verdadero” consiste en la realización de objetivos históricos y concretos.
44
“La utopía cientificista tuvo numerosos cultores en la literatura rioplatense del siglo XIX, sobre todo a
partir de la publicación de Looking backward or The year 2000 (1888) de Edward Bellamy, texto modélico
del género. Entre los principales ejemplos destacan Buenos Aires en el año 2080 (1882) de A. Sioen, El
socialismo triunfante o Lo que será mi país dentro de 200 años (1898) de Francisco Piria (fundador, dicho
sea de paso, de la ciudad uruguaya de Piriápolis), y Buenos Aires en el siglo XXX (1891) de Eduardo de
Ezcurra, obra que centrará nuestro análisis.” Abraham, Carlos Enrique; El Género Utópico en la Argentina
(2004); Revista Axxon, Ciencia Ficción en bits. Bs As.
45
Se puede ver en el prólogo realizado por Eric Fromm a la Edición Inglesa de 1960 de Edward Bellamy
(2000); El año 2000. Una visión retrospectiva. Oceano/Abrazas. Colección Utopías-Distopías. Madrid.
p.31.
46
Se puede ver en las palabras de Teodoro Reinach (1909) En; Cien años después. El año 2000. Biblioteca
La Nación. Buenos Aires, 1909.

76
Como nos dice Bronislav Baczko (7-10;1999), “los sueños de una sociedad distinta ya no
están ubicados en islas imaginarias, sino que es en el futuro donde la esperanza los
proyecta como si estuvieran al alcance de la mano.” Ahora no sólo tenemos una serie de
escritos de intelectuales que siguen un único proyecto, sino que el lector reclama estas
consideraciones sociales, e impone una reelaboración de esta suerte de “futurismo social”.
Y el futuro mismo, nos dice Margarita Gutman, “en cualquiera de sus formas, integra
siempre, con mayor o menor peso, la vida y el imaginario de toda sociedad”.

“Las distintas miradas hacia el futuro califican a la sociedad que las


construye y hablan más de ella misma que del futuro que proyectan. Hablan
de una forma de conocimiento, de un diagnóstico y de una crítica a la sociedad
en la que emergen, hablan de sus deseos y de sus formas, hablan de sus
ilusiones y de sus miedos” (Gutman,1995;31).47

Según Félix Weinberg, existe en la Argentina una “tradición utopista”. Para el


investigador existe por lo menos desde la generación de 1837, enclave en el cual tuvo
marcada influencia el conde Saint Simón. El período finisecular del S XIX estuvo
caracterizado en nuestro país por una frondosa especulación sobre los escenarios futuros y
eventuales posibilidades que se le abrían a la Buenos Aires del 900, especulaciones que
según Gutman, “califican a la sociedad” que las construye, y hablan más de una forma de
conocimiento, de un diagnóstico y de una crítica a la sociedad en la que emergen, de sus
ilusiones y de sus miedos, que del futuro estricto que proyectan. En los postreros instantes
del siglo XIX existía un interesante abanico de obras que pensaban la Buenos Aires futura,
no sólo de autores argentinos.48 Félix Weinberg en Dos Utopías Argentinas de comienzos
de siglo, analiza la “utopía socialista” de Julio Dittrich (Buenos Aires en 1950 bajo el
régimen socialista), y la “utopía anarquista” de Pierre Quiroule (La ciudad anarquista
americana). En esta última, según Diego Armus, hay rastros bien marcados de Rousseau
y de William Morris. Para Weinberg, la influencia de varios de los autores que hemos
mencionado es incuestionable, fundamentalmente la de Edward Bellamy, H. G. Wells, y

47
Lo trabaja Margarita Gutman (1995) en la obra clectiva; Espejos en el tiempo; imágenes del futuro. En:
AA.VV; Buenos Aires 1910. El imaginario de una Gran Capital. Eudeba. Buenos Aires. p.31.
48
Pueden verse los casos famosos de numerosos viajeros que describían el futuro del país, con una inusitada
confianza en el afianzamiento de Buenos Aires como una urbe líder a nivel mundial. Son notorios los casos
de Emilio Olson (The Argentine: Ge land of the future) de 1903, y la de Manuel Menacho (Un viaje a la
Argentina. Impresiones de un viaje a Buenos Aires) de 1911.

77
como ya mencionáramos, la de Morris (News from Nowhere). Estas dos utopías, anticipan
“imaginariamente” cambios sociales de proximidad inmediata en determinados países, a
cuya implementación podría llegarse, si se aplicaran mecanismos previsibles.

“Las utopías argentinas estaban, pues, adscriptas al anhelo de


reestructuraciones sociales y a la búsqueda de nuevas formas políticas, que
sigan el clima de esos tiempos” (...) “Hay en estas obras argentinas, claro
está, una fuente nutricia local y un objetivo de radicales transformaciones de
la vida nacional. Los dos libros fueron escritos en una época de grandes
agitaciones obreras...” (Weinberg,1976;10-11).

Es de destacar varios puntos en referencia a esto último mencionado por Weinberg.


Primero que se enmarca en esa serie de obras que “especulan” con la implementación de
medidas tendientes a modificar la realidad, y segundo, en que el público lector obrero es el
principal foco de tales especulaciones, tal como mencionamos cuando hacíamos referencia
a la Revolución Lectora que se sucede hacia fines del S.XVIII y comienzos del Siglo XIX
en Europa. Este futurismo va de la mano con las transformaciones que se están operando
en la fisonomía de las ciudades. Transformaciones que no tienen antecedentes en la
operatoria urbana de Buenos Aires, y que son de una envergadura nunca antes vista por
esta parte del mundo: la inauguración del subterráneo, el comienzo de la construcción del
puerto, y la apertura de las dos diagonales desde la Plaza de Mayo. Sin dudas que si de
“programas utópicos” hablamos, hay quienes hasta especularon en cómo solucionar -de
cara al futuro- las recurrentes epidemias que asolaban a Buenos Aires. El problema de la
higiene, como lo analiza Diego Armus (1999;98), está presente en la literatura de
“anticipación” urbanística en la Argentina. Entre todas estas, la que más se destaca es la
de Aquiles Sioen (Buenos Aires en el año 2080. Historia Verosímil). Este autor imagina
una Buenos Aires con un monumento conmemorando “la derrota de la tuberculosis”, y al
igual que la utopía socialista de Dittrich, hace referencia a la enfermedad como un dato del
pasado.49

En 1919, Emilio Coni publica La ciudad argentina ideal o del Porvenir. En ella
expresa la vocación por el orden y reforma de las condiciones ambientales de la urbe
porteña. Su ciudad modelo era el resultado de “una visión que apuntaba a contener y
49
Hay varios ensayos sobre la higiene de la Buenos Aires futura en el Diario Crítica, en artículos dispersos.

78
acomodar los embates de una cuestión social decididamente inocultable”, como el la de
armonizar los problemas urbanos generados en el marco de la expansión económica agro-
exportadora, y la asistencia de los sectores populares urbanos, que las oleadas de
inmigración había hecho crecer.

Ahora bien, ante el resquebrajamiento del modelo liberal a partir de la década del
`30, y las transformaciones que opera Stalin en la Unión Soviética en el período de
entreguerras, el ideario utópico parece desencontrarse con ciertas propuestas clásicas, y ese
público lector que gracias a la labor de editoriales socialistas ha despertado su interés en
las proyecciones futuras, está deseosa de “escuchar propuestas”. A partir de la decadencia
del imaginario liberal, el peronismo logra construir una nueva alternativa utópica, esta vez,
como veremos, en asociación con el Orden Cristiano, y Humanista. 50

Como hemos apuntado, las revistas culturales en la época justicialista tienen una
bisagra, antes o después de 1950-1951, por la citada “pérdida” de flexibilidad y
heterogeneidad que el régimen le otorgaba a varios espacios intelectuales. Decíamos que
aunque Juan Perón poseía profundas convicciones intelectuales y esquemas mentales que
provienen de larga data, durante el primer período se permite cierta “nutrición” de ideas y
reflexiones de pensadores y hombres de la cultura, que se incorporan al corpus doctrinario
como marco referencial de las decisiones políticas, todo lo contrario a lo que ocurre en el
segundo gobierno (1952-1955), cuando la elaboración doctrinaria clásica está “cerrada”, y
los marcos referenciales para la política son “descendentes” desde organismos y
publicaciones oficiales.

En nuestro caso indagamos sobre una publicación particular, de la cual,


paradójicamente, dada la importancia del esfuerzo editorial que implica, existen muy pocos
materiales. Entre los pocos trabajos profundos se pueden citar a Alejandro Cattaruzza
(1993), quien lo abordó en Una empresa editorial del Primer Peronismo. La Revista
Hechos e Ideas (1947-1955), siendo uno de los pocos estudios que desarrolla todo el
período, realizando un relevamiento de autores, temáticas, e impactos de la publicación.
Del mismo modo tenemos el trabajo de indización ya citado elaborado por Roberto
Baschetti (2008). Asimismo, también lo ha trabajado Gabriel Piñeiro, en la obra Del

50
Sobre los elementos del Orden Cristiano, puede verse en el Anexo 8: 5, el cuadro que hemso
confeccionado sobre las Encíclicas y documentos de la Iglesia Católica citados por Berraz Montyn como
fundamento de cada una de las 20 verdades justicialistas.

79
radicalismo al peronismo:«Hechos e Ideas» 1935-1941 (1989). Sí existen varios trabajos
sobre el período radical de la revista, como por ejemplo el de Virginia Persello, titulado
Liberalismo y democracia en el pensamiento radical (1992).

Sobre otras publicaciones ya se amplia mucho más el panorama, ya que hay varios
trabajos importantes donde se implementa un análisis de revistas culturales o políticas de la
época, como el estudio de María Isabel De Ruschi Crespo sobre la Revista Criterio, el
análisis de Edit Rosalía Gallo sobre la “prensa política del radicalismo”, los trabajos de
Claudio Panella y Guillermo Korn sobre las Revistas Culturales del Primer Peronismo, el
trabajo de César Días sobre la “prédica jauretcheana” en la Revista Qué (1955-1958), y la
investigación doctoral para Oxford de Jhon King sobre la Revista Sur. Éste último,
advierte que cuando nos encontramos ante un texto múltiple (como es el caso de Hechos e
Ideas), se hace necesario identificar los nexos de cierto número de textos diversos “sin
reducir una empresa compleja a una burda clasificación general de contenidos”. Por suerte,
como dice nos dice el autor inglés, ciertas revistas declaran sus intenciones, “ofreciendo así
sus lineamientos para todo el análisis ulterior”.

Éste último es el caso de Hechos e Ideas, ya que desde la editorial del primer
número de Agosto de 1947 declara la finalidad de la publicación, y de alguna manera los
esquemas centrales de pensamiento, como veremos más adelante. Como hemos dicho
anteriormente a partir del trabajo de Flavia Fiorucci, el análisis de la Revista Hechos e
Ideas nos permite reconstruir la historia cultural e intelectual del ciclo en cuestión,
constituyéndose en una estrategia de la historia intelectual, identificando el papel que la
publicación ha tenido en la configuración del campo intelectual. Como otras publicaciones,
Hechos e Ideas ha logrado poner en circulación polémicas, consagrando “determinados
productos y figuras” (Fiorucci,2011;25).

Por aquellos años la labor más importante de propaganda del régimen estará a cargo
de la Subsecretaría de Informaciones y la Secretaría de Prensa y Difusión, las cuales
editarán millones de ejemplares de carácter panfletario y laudatorio, y en donde Raúl
Apold cumplirá un rol estratégico desde la Dirección General de Difusión. Como nos dice
Horacio González en un trabajo reciente, a la luz de “su propia visión” el régimen
peronista fue “un conjunto de videncias en torno a la historia, entre angélica y reparadora”,
postulándose su carácter “iluminado, maravilloso, ejemplar” (Gonzalez,2007;45).

80
En cuanto a la producción literaria en sí, lo cual analizamos sólo marginalmente en
el presente trabajo, Ana María Risco apunta que hacia fines de la década del cuarenta y
principios del cincuenta, se instaura “en el interior del campo cultural”, la clásica
antinomia ya trabajada que ocupará un lugar central en nuestra cultura: “lo popular”
frente a “lo culto” (o “lo ilustrado”), identificando a los sectores trabajadores con los
primeros, y a los intelectuales liberales con el segundo grupo.

“En el campo literario, “lo popular” se manifiesta a través del auge que
experimentan en esos años el teatro costumbrista y la canción popular (ya
sea folclore o tango). Se promueve esta vertiente desde los sectores
próximos al gobierno, de acuerdo a la propuesta gubernamental de hacer
llegar la cultura al pueblo y de hacer partícipe al pueblo de las
manifestaciones culturales. Al mismo tiempo se ignora a los grupos de
escritores liberales, dominantes en el campo literario e intelectual de la
época desde década atrás. Estos escritores inician por aquellos años una
especie de “resistencia en defensa de la cultura”.(Risco,2008)51

Desde el punto de vista estético, Risco observa que lo que podemos llamar
“generación del cuarenta”, presentaba entre otras características, a escritores con rasgos
propios del neo-romanticismo (con tono elegíaco y nostálgico), que toma temáticas
referida a la ausencia del amor, la infancia, la tierra natal, y una “actitud de revalorización
de lo nacional”.52 Estos escritores tendrán una enorme difusión -incluso informal- en el
interior de nuestro país, a los cuales se pliegan poetas, artistas, pensadores y escritores
autodidactas, que tomarán al Peronismo y la transformación social acaecida con él, como
un rasgo propio de su producción, o como eje específico de su arte (Ranea,1951).53

51
Hay una versión digital muy interesante del trabjo de Risco, Ana María (2008); Escenarios conflictivos en
la conformación de una página literaria. En: Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad
Complutense de Madrid (http://www.ucm.es/info/especulo/numero39/esceconf.html).

52
Los escritores que se apartan de esta primera vertiente, se identifican al poco tiempo con el invencionismo
y surrealismo.
53
Se puede ver en la obra inédita de Ranea, Eduardo (1951): La Palabra Nueva: justicialismo. (Obra de
teatro). San Vicente. p.23-36.

81
Ilustración 5.

82
Ilustración 6.

83
2. 3. La Tercera Posición.

2. 3. a. El discurso al Mundo de 1947, embrionamiento doctrinario.

El gobierno justicialista define su política exterior bajo los mismos principios con los
que define su política interna, es decir, la independencia económica, la justicia social y la
soberanía política. En la Doctrina Peronista, la independencia económica era mantener
dentro del país la riqueza de los argentinos, y la justicia social, "repartir esa riqueza
equitativamente, sin que hubiera hombres que de esa riqueza sacaran tanto provecho que
fueran extraordinariamente ricos, ni hombres que de esa misma riqueza sacaran tan poco
beneficio que fueran extraordinariamente pobres.” (Perón,1948d;16). Esta relación entre
el ámbito interno y externo se debe a que la tercera posición es una posición ideológica,
definida por la misma doctrina peronista. Esta posición se alza como una propuesta
superadora del capitalismo y el comunismo. Según la Doctrina Peronista:

“el desiderátum de la Nación no será un individualismo exagerado, pero


tampoco ha de ser un colectivismo de Estado que mate al individuo en una
cárcel.” (Perón,1948d;410).

El justicialismo critica al capitalismo la explotación del trabajo del hombre y, a la vez,


critica al comunismo el método para terminar con ésta explotación. No supone que la lucha
de clases termine con el derrocamiento de una clase por otra, sino que el Estado puede
generar armonía entre las clases actuando como un árbitro.

“Nosotros seguimos la corriente capitalista, pero estamos procurando ir


aliviando su explotación; dejándola que gane, que cree la riqueza, pero no
dejando que explote al hombre; la explotación ha de hacerse sobre la tierra y
la máquina, pero jamás sobre el hombre. El Estado le obligará a no explotar
al hombre, y sí a explotar la tierra y la máquina.” (Perón,1948d;410).

Sobre el objetivo de la Tercera Posición, Joseph Page escribe:


“ La Tercera Posición se convirtió en la piedra fundamental de la política
exterior argentina. Su meta era caminar por el terreno del medio entre las dos
grandes ideologías, el capitalismo y el comunismo, más o menos de la misma

84
manera en que lo había hecho la filosofía económica que fuera adoptada desde
los tempranos años de su actuación pública.”(Page,1984;218).

En el plano internacional, se mantiene una activa participación en Naciones Unidas, la


Organización de Estados Americanos y todo ámbito multilateral que sirva para la
resolución de conflictos políticos. Perón es muy claro al definir los objetivos principales de
su politica exterior:

“Por eso la política internacional argentina tiene dos objetivos bien


definidos: en lo que concierne a sus propios problemas, subordinarlo todo a la
suprema voluntad del pueblo; y los problemas que se debaten en el seno de los
organismos internacionales ante los cuales está representada la República,
tratar de interpretar las aspiraciones íntimas de los pueblos del mundo a
quienes afectarán las soluciones que se proponen.” (Perón,1951e;126)

La Tercera Posición no era ni neutral, ni aislacionista ni pasiva, es un dinamismo


que explica el activo protagonismo de la Argentina a nivel regional e internacional
(Cafiero,1996;14). La Argentina no es neutral, se reconoce como aliada a occidente,
manteniéndo un crítico sistema económico capitalista, el cual intenta domesticar,
humanizar, reconociendo al comunismo como una ideología foránea (Perón,1951e;413).
54
Sin embargo, no está dispuesta a obedecer ciegamente a la potencia rectora del bloque.
Perón presenta a la Tercera Posición como una alternativa mundial a la incipiente
polarización entre los campos comunista y capitalista. De acuerdo a Page:

“Con su accionar típico e irrestricto, Perón no podía contentarse con


establecer una política exterior sólo para la Argentina, así que pretendía que
ésta se convirtiera en la solución de todas aquellas naciones que no querían
alinearse con los bloques dominados por Estados Unidos y la Unión Soviética.
El 6 de Julio, en una alocución radial al mundo, reclamó la adopción de la
Tercera Posición como forma de terminar con la guerra fría.”
(Page,1984;218).

54
“No podemos aceptar que nombre de los intereses del continente se nos quiera interferir en nuestra
economía interna y en nuestra política externa. El pueblo argentino no aceptará jamás intromisiones
extrañas en el orden interno. Dentro de los límites de nuestro país, la República Argentina hace lo que ella
quiere. Estamos dispuestos a hacer cualquier esfuerzo por el continente, pero siempre que se respete nuestra
soberanía integral. La República Argentina no mandaría un sólo argentino armado fuera del continente por
una causa de conquista; pero no quedaría un solo argentino que no pelease si fuese atacada en su territorio,
en su soberanía, o en su dignidad”. (Perón,1951e;372).

85
Como hemos dicho, muchas de las principales ideas rectoras de la Doctrina
Justicialista en génesis, se discuten, se profundizan y se tensionan en la Revista Hechos e
Ideas, con el ingrediente que las miras no provienen de un único espacio ideológico. El
embrionameinto de estas ideas, como ya hemos aclarado, se da por una parte durante la
formación, capacitación y experiencia de Juan Domingo Perón, pero muchas de ellas
también, se nutren, se solidifican o elastizan en los primeros años de Gobierno (1946-
1950), organizándose en las 20 directrices o “verdades” que Perón da a conocer en 1950.
De alguna manera la doctrina peronista, se nutre entonces del propio Perón en su fase
formativa como militar, y posteriormente del conjunto de elaboraciones que en el
desarrollo de su primer gobierno, complementan y retroalimentan a las decisiones
políticas. La primera parte es la del Perón militar, la segunda la del Perón civil, como él
mismo simbólicamente lo expresa.

“Trabajadores: hace casi dos años dije desde estos mismos balcones
que tenía tres honras en mi vida: la de ser soldado, la de ser un patriota y
la de ser el primer trabajador argentino. Hoy a la tarde, el Poder Ejecutivo
ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del Ejército (...) Quiero
seguir siendo el coronel Perón, y ponerme con este nombre al servicio
integral del auténtico pueblo argentino. Dejo el sagrado y honroso
uniforme que me entregó la Patria para vestir la casaca de civil y
mezclarme en esa masa sufriente y sudorosa que elabora el trabajo y la
grandeza de la Patria (...)
“Dije que había llegado la hora del consejo, y recuerden
trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca. Sobre la hermandad
de los que trabajan ha de levantarse nuestra hermosa Patria, en la unidad
de todos los argentinos”55

Las 20 verdades que referenciamos, constituyen una suerte de Evangelio


doctrinario, donde por intermedio de axiomas básicos y simples, se de cuenta del perímetro
del comportamiento justicialista, la visión del Mundo, el rol de la Argentina. A partir de
éstas Juan Perón caracterizó la singularidades del movimiento, y organizó ciertos límites

55
Tomado del Discurso del General Juan Domingo Perón del 17 de Octubre de 1945.

86
simbólicos alrededor de su ideología. Asumimos que en esas 20 Verdades se evidencian
muchos de los supuestos del tercerismo, constituyendo una doctrina “como modelo de
pensamiento nacional que articula y traduce un proyecto político estratégico”, como lo
entiende Daniel Arzadun, fijando: los grandes objetivos de la nación, y el modelo cultural,
original, propio, de extracción popular, diferenciado de las grandes corrientes existentes.
Esas verdades se organizan tomando elementos de dos vías particulares: citando frases y
discursos expresados en la primera parte del desarrollo político del propio Perón
(autoreferencial), o citando encíclicas y documentos dela Iglesia Católica.
Hemos analizado para esto, el primer (y hasta el momento único) trabajo que se
realizó en toda la historia del peronismo sobre los fundamentos filosóficos y teóricos de las
20 Verdades, investigación realizada por el abogado santafecino Berraz Montyn (también
escritor de Hechos e Ideas), al año siguiente de haberse dado a conocer las máximas
(1951). Para eso adjuntamos varios cuadros analíticos de elaboración propia: por un lado
un cuadro donde se detallan todos los discursos de Perón citados para cada una de las 20
Verdades (se encuentra íntegro en el Anexo 8. 4.), y por otro lado, un cuadro integral
donde se detallan todas las encíclicas y documentos eclesiásticos citados para dar
fundamento, desde la doctrina social de la Iglesia, a las 20 Verdades (Anexo 8.5.).
Asimismo, hemos confeccionado, para dar cuenta del aspecto “autoreferencial” del corpus
de axiomas, un cuadro donde se detallan las verdades que se citan para dar fundamento a
cada una de las otras verdades (Anexo 8. 6.).
En suma, las Verdades Justicialistas eran las siguientes:

1º) La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo


quiere y defiende un solo interés: el del pueblo.
2º) El peronismo es esencialmente popular. Todo circulo político es antipopular y,
por lo tanto, no peronista.
3º) El peronista trabaja para el MOVIMIENTO. El que en su nombre sirve a un
circulo, o a un caudillo; lo es sólo de nombre.
4º) No existe para el peronismo más que una sola clase de hombres: los que
trabajan.
5º) En la NUEVA ARGENTINA el trabajo es un derecho, y es un deber, porque es
justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume.
6º) Para un peronista no puede haber nada mejor que otro peronista.

87
7º) Ningún peronista debe sentirse más de lo que es ni menos de lo que debe ser.
Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en
oligarca.
8º) En la acción política la escala de valores de todo peronista es la siguiente:
Primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres.
9º) La política no es para nosotros un fin, sino solo el medio para el bien de la
Patria, que es la felicidad de sus hijos y la grandeza nacional.
10º) Los dos brazos del peronismo son la justicia social y la ayuda social. Con
ellos damos al pueblo un abrazo de justicia y amor.
11º) El peronismo anhela la unidad nacional y no la lucha. Desea héroes pero no
mártires.
12º) En la NUEVA ARGENTINA los únicos privilegiados son los niños.
13º) Un gobierno sin doctrina es un cuerpo sin alma. Por eso el peronismo tiene
una doctrina política, económica y social: el Justicialismo.
14º) El Justicialismo es una nueva filosofía de la vida, simple práctica, popular,
profundamente cristiana y profundamente humanista.
15º) Como doctrina política, el Justicialismo realiza el equilibrio del derecho del
individuo con el de la comunidad.
16º) Como doctrina económica, el Justicialismo realiza la economía social, poniendo el
capital al servicio de la economía y ‚ésta al servicio del bienestar social.
17º) Como doctrina social el Justicialismo realiza la justicia social, que da a cada
persona su derecho en función social.
18º) Queremos una Argentina socialmente Justa, económicamente Libre y
políticamente Soberana.
19º) Constituimos un gobierno centralizado, un estado organizado y un pueblo
libre.
20º) En esta tierra lo mejor que tenemos es el pueblo.

La Tercera Posición se presenta integralmente a todas las naciones en el “Mensaje


al Mundo” que pronunció Perón el domingo 6 de julio de 1947, por medio de una red
internacional de radio-transmisoras. Allí se la presentaba como una “alternativa
ideológica” en un mundo bipolar de ideologías antagónicas:

88
“La labor para logar la paz internacional debe realizase sobre la base del
abandono de ideologías antagónicas y la creación de una conciencia mundial de
que el hombre está sobre los sistemas y las ideologías, no siendo por ello aceptable
que se destruya la Humanidad en holocaustos de izquierda o de derecha”.56

Recordemos que aquel crucial año de 1947, es cuando se emiten desde el gobierno
muchos mensajes públicos de alto significado político, desde materia internacional, hasta
elementos domésticos como la ya citada Declaración de los Derechos del Trabajador, que
será difundida por el Servicio Internacional de Publicaciones Argentinas.57 Cuando la
Declaración es emitida en el crucial año de 1947, el clima ideológico estaba impregnado
de optimismo y de una clara sobre-valoración (como citan varios historiadores) del lugar
ocupado por nuestro país en el mundo. La Secretaría Técnica -el viejo Consejo Nacional
de Posguerra- había publicado el Primer Plan Quinquenal, el cual explicaba el proyecto
total del Gobierno, una suerte de guía y master-plan que retroalimentaba los condimentos
ideológicos difundidos por la época. Ese tono grandilocuente y espectacular puede
cotejarse también en la famosa Declaración de la Independencia Económica, leída por el
propio Perón desde la simbólica Casa de Tucumán el 9 de Julio del mismo año, tres días
después de la Declaración que analizamos. Ese año fue muy importante para la
“presentación” simbólica y hasta iconográfica del régimen, incluso fue uno de los más
prolíficos en “actos y ceremonias destinados a simbolizar la Nueva Argentina”.
(Altamirano, 2002;233).
El Discurso Por la Cooperación Económica y La Paz Mundial del 6 de Julio, es
emitido por radio a todos los continentes, complementado por un texto íntegro de las
palabras leídas por Perón, el cual se envía a las oficinas de prensa y cancillerías para que
lo puedan reproducir los medios. El mismo tiene básicamente primero una introducción,
estratificada en tres partes principales, donde el líder enuncia los principios que la
Argentina se compromete a respetar, promocionar y cumplir, los cuales deben “fijar líneas
operativas generales” para un objetivo último, que tiene como horizonte: establecer en el
mundo “el nuevo derecho a una existencia digna”. Posteriormente, se complementan esos
principios con tareas propuestas e inmediatas para lograr la paz: 1) El desarme espiritual
de la humanidad, y 2) La elaboración de un plan de acción concreto. Recordemos también,

56
Se lo publico como Mensaje a los Pueblos del Mundo. Domingo 6 de julio de 1947. En: Perón, Juan
Domingo (1998) Obras Completas. Juan Domingo Perón. Tomo XI, Volumen I, Editorial Docencia.
57
Se lo puede ver en el folleto Jubilación y Régimen Social. S.I.P.A. Sin fecha.

89
que el discurso completo será adjuntado desde 1948 a la Doctrina Peronista como uno
de los principales componentes de los documentos de la “Biblia Justicialista”.58
El Discurso en sí, comienza entonces enfatizando que las fuerzas materiales y
espirituales de Argentina “se movilizan hoy para expresar ante el mundo la voluntad
nacional de servir a la humanidad en sus anhelos de paz interna e internacional”. La
Argentina quiere colaborar, para Perón, en una línea de ayuda hacia las circunstancias del
mundo, “que le sugiere el clamor universal.”. Para el líder nuestra república “aspira a
contribuir con su esfuerzo a superar las dificultades artificiales creadas por el hombre, a
concluir con las angustias de los desposeídos y asegurar que los sentimientos y la acción
de nuestro país sirven a las energías del bien para vencer las energías dominadas por el
mal.”
Sostiene Perón que sobre “la oscuridad” que ha querido envolver al humanismo
como una expresión del dominio de lo irracional,59 “se nos aparece un clima purificado
con la presencia de pueblos que quieren conjugar con las patrias libres del mundo y sin
complicaciones ni desórdenes ni abusos el magnífico destino del hombre,” utilizando tanto
su inteligencia, como sus fuerzas y energías, para que los campos y ciudades, los pueblos
grandes y pequeños, “los estados ricos o los sin recursos puedan sumarse a la jornada
brillante de la solidaridad universal”, y poder ratificar de manera trascendente “la
necesidad de que el mundo sea lugar de paz como único medio para construir valores
permanentes y alcanzar la felicidad.”
La Argentina, con todo esto, no quiere permanecer a espaldas del mundo, ni en un
limbo de riqueza propia y egoísta, sino que está asumiendo una misión importantísima,
tomando sobre sí “la enorme responsabilidad” de impulsar este pensamiento que “mueve
el alma ardiente de mejorar la humanidad”, sin que falte la decisión, ni las energías, para
materializarlo con los otros países. Este punto es complementario con muchos discursos de
Perón, algunos de los cuales hemos comentado en la sección anterior, cuando enfatiza la
necesidad de que el hombre “esté atento”, no se despiste de las urgencias que se suceden
en tiempo tan cruciales. Es necesario para Perón, hombres pro-activos, laboriosos y
enérgicos, ya que la situación especial así lo amerita. No duda el líder también en aclarar
que la situación doméstica argentina “permite” por su bonanza apuntalar esta actitud

58
El texto íntegro del Discurro ha sido tomado de la edición correspondiente como anexo, a la Doctrina
Peronista de 1948. Los comentarios en la prensa fueron tomados del Diario La Prensa de Buenos Aires, en
sus ediciones subsiguientes al Domingo 6 de Julio de 1947. Material de archivo del Instituto de Investigación
en Ciencias Sociales (IDICSO – USAL).
59
Ya hemos mencionado que siempre existe un “ellos” en los discursos de Perón, que por lo general están a
las sombras, en la conspiración y el desorden.

90
confiable ante el mundo, ya que en nuestro país el trabajo “está organizado y defendido”;
así como “la política asegurada y consolidada por la verdad constitucional”; y a su vez, la
economía “recuperada y sostenida por las manos del Estado”. En este punto utiliza la
referencia doméstica para posicionarse como el referente legítimo del “nuevo orden de
cosas” en materia interna. Aquí se conjuga como “garante” desde lo interno, y se propone,
mediante esta misión internacional de nuestro país, como articulador de la misma garantía
a nivel global.
Posteriormente, retoma los elementos propios del continentalismo, o sería más
propio decir el americanismo, el cual puede ofrecer al mundo una mística anclada en el
nuevo hombre que surge: “(…) la cultura, como medida de traducción de los sentimientos
nativos, confundida con el sentimiento universal de las viejas culturas, y las doctrinas y los
idearios sociales, como instrumentación de la mística que impulsa al hombre nuevo de
América, afirman de manera decidida como anhelo legítimo el porqué de esta vocación
para construir un mundo que excluya para siempre los signos de la cruda explotación, los
de la destrucción y del odio, los de las condenables injusticias sociales.”
El gobierno por intermedio de las publicaciones ya referenciadas, desarrolla
sistemáticamente este americanismo en la Doctrina Justicialista. En un trabajo tardío de
1952, cuando el régimen hace un balance de la historia diplomática argentina, toma como
elemento representativo del justicialismo, justamente el Americanismo.60

“El gran conjunto continental de pueblos hispanoamericanos ocupa


lugar esencial en el punto de vista doctrinario de la política internacional de
Perón, y ella constituye una altísima expresión de solidaridad, comprensión y
amistad fraterna”. (…) “La crisis que la humanidad atraviesa ha servido para
templar nuestros ánimos en los primeros encuentros y, al mismo tiempo, nos
ha permitido definir sin equívocos cual puede ser nuestra futura participación
en las tareas generales. Nuestra civilización no se ha ganado ni para la guerra

60
Perón desarrolla ese Americanismo como un rasgo identitario del movimiento: “Los países de América,
con su gran estirpe hispánica, nos estrechamos la mano lealmente y estemos dispuestos a defender cualquier
contingencia que se presente, hermanados en uno solo. Estaremos pronto a la mutua defensa de todos los
preceptos y también debemos propugnar que cada país se gobierne por si mismo y sin inmiscuirse en
asuntos internos de los demás. Por el camino que conduce a la verdad, nos hemos encontrado los países de
América sin líneas fronterizas y creando motivos que nos acerquen cada vez mas, extirpando para siempre
los odios y las controversias estériles, que no sirven sino para sembrar la miseria y la desventura de los
pueblos. América puede mostrar al mundo los beneficios infinitos de la paz. Estamos firmemente unidos para
desbaratar cualquier vasallaje extraño. La Argentina marcha en procura de la paz y la armonía para todos y
para todo el mundo.”

91
ni para la destrucción. Nuestras uniones, nuestras asambleas, nuestro
pensamiento en su expresión de bloque, no se caracterizan ciertamente por su
belicismo. Si algún día se puede hablar de una cultura americana de un modo
especifico, es seguro que a este termino ira aparejada la idea de paz. Esta es
la unión que podemos soñar y la personalidad continental que con toda
nuestra voluntad nos disponemos a fomentar.” 61

Perón establecía que la Argentina y América toda, “quieren contribuir a la


dignificación del hombre”. Para alcanzar ese objetivo, buscan “confraternizar con el
mundo sufriente”. El mundo sufre, y América, la Argentina, próspera y rica, no quieren
estar al margen de la ayuda, pretender “llevar” su prosperidad a todos:

“La bandera de esta cruzada es la de la solidaridad. Con ella trabajaremos


apasionadamente, con eficacia creadora. Esta predestinación sublime de América,
a la que concurre Argentina, debe ser en las horas difíciles de un mundo plagado
de males un ponderable esfuerzo que devuelva al universo la magnificencia de su
estupenda creación.”

A partir de la Guerra se ha generado una notable coyuntura, que aunque trágica,62


para Perón es una oportunidad (como lo comentamos en caso de hablar del “nuevo orden
justicialista”) para fundar la Paz y el Entendimiento como conductas permanentes de la
sociedad internacional. La paz internacional no es un aspecto más del sistema mundial, la
Paz para Perón es “el gran problema del hombre”. Debemos “aprovechar”, decía, esta
coyuntura en la cual “la moral de los Estados” ha condenado a la agresión como “sistema
operativo de los hombres”, y en momentos en que la paz debe ser “la opinión universal
y el gran estadio de la tranquilidad”. Pero para alcanzar esa paz internacional, para el líder
es indispensable la paz interna, y por eso la Argentina es un ejemplo en su discurso:
“De modo que, en primer lugar, sólo será posible la paz internacional
cuando se haya alcanzado y consolidado la paz interna en todas las naciones del

61
Elaborado en una Síntesis de la Política Internacional Argentina del Servicio Internacional Publicaciones
Argentinas publicado en 1952.

62
Propia de esa escatología también presente en muchos otros discursos de Perón y artículos de Hechos e
ideas como veremos.

92
mundo. Y uno de los medios para lograr este objetivo consiste en el respeto de la
libre voluntad de los pueblos.”

Ante la dramática coyuntura que vive la Europa devastada por la Guerra, la


Argentina considera que las naciones tan duramente castigadas tienen el derecho a una
existencia más digna, y es necesario por ello, que “nuestra prosperidad económica”,
ofrecida y realizada muchas veces en otros y en estos instantes, “para cicatrizar dolores y
ayudar a vivir”, vuelva una vez más, con el “amplio contenido de su generosidad” a
canalizar formas de cooperación para que la defensa económica de los estados pueda
lograrse “sin menoscabo de la dignidad”:

“Conocemos bien cuáles son las necesidades del mundo; debemos


reemplazar la miseria por la abundancia sin incurrir en la confusión
imperdonable de convertir en caridad la ayuda; debemos superar el error que
muchas veces se manifiesta en el concurso parcial de las ayudas económicas para
que la conciencia universal no se endurezca por la acción del privilegio; y
debemos, por fin, llevar al Viejo Continente, en particular, que sirvió para nutrir
de cultura la vida del hemisferio nuevo, todo lo que no s han enseñado estos
profundos ciclos y sacudimientos revolucionarios que , gestándose en la entraña de
América y del mundo, sirvieron para despertar en la ciudadanía del continente
mayores impulsos hacia nuevos destinos.”

Las esperanzas del continente, para Perón “se refugian en esta tierra bendita de
América”, y particularmente, en nuestro país, para que tengan el valor realizable tantas
esperanzas, y para que “pueda medirse en prosperidad y seguridad el afán sin medida de
esos Estados”, nuestro país se dispone a materializar su ayuda en los lineamientos de la
concurrencia efectiva. Este punto va en consonancia de muchos trabajos editados por
intermedio de la ya mencionada Revista Hechos e Ideas, cuando se reitera la imagen de
una Argentina con abundantes materias, que en poco tiempo serán codiciadas en términos
imperialistas por el mundo. Incluso, como lo desarrolla Gil Ríos en un artículo de 1951, la
política expansiva norteamericana y la escasez mundial de las materias primas estaban
generando “efectos económico – políticos” de notable gravedad, a partir de los cuales se
ensanchan las oportunidades para el reposicionameinto de nuestro país, pero donde

93
también se vuelve más indispensable que nunca la unidad latinoamericana ante los deseas
autoabastecedores de las potencias centrales.63
Un aspecto que será muy comentado por la prensa mundial como veremos, es lo
que sigue a continuación, la reiteración ya expresada del pacifismo que pretende llevar al
mundo Perón. Recordemos que en el contexto en que se desarrolla el Discurso, Perón
necesitaba reinsertar a nuestro país en el sistema internacional, y debía hacerlo dejando
atrás la imagen de un país “belicoso” y colaborador del nazismo. El líder decía que la
política argentina “ha sido, es y será siempre pacifista y generosa”. Las generaciones
“desde el día mismo en que nació la Patria, así lo determinaron”, por ello es que el respeto
de las soberanías nacionales es algo inmodificable del espíritu de nuestro país.

“Siempre estuvimos al lado de las naciones sacudidas por sufrimientos, y


volvemos a repetir los actos solidarios de ayer y de hoy en esta hora crucial del
universo. Cuando el desconcierto y al confusión parecieran querer convertirse en
los sistemas vigentes de la convivencia, deseamos otra vez volver a proclamar
nuestra ayuda, a confiar en la evolución, a defender la justicia social, y otra vez le
decimos al mundo, desde nuestro continente y desde las fronteras argentinas, que
deseamos que haya paz, tranquilidad y trabajo sobre sus suelos, para que la
posteridad comprenda que no fuimos insensibles, no ya a los reclamos de los
países que sufren, sino a la comprensión de los problemas mundiales que existen.”

A partir de esto, enfatiza Perón, lo que desea comunicar al mundo es cuál es la


contribución argentina al orbe: que nuestros recursos “se suman a los planes mundiales de
ayuda” para permitir la rehabilitación “moral y espiritual de Europa”, para facilitar la
rehabilitación material y económica de todos los pueblos sufrientes. No deja de remarcar
Perón en este pasaje, la constante -ya comentada- de muchos de sus discursos: la
prosperidad que vive el argentino comparado con el resto de occidente:

“Estas palabras argentinas se pronuncian en horas evocativamente


históricas, ya que estamos sobre el aniversario mismo de la inmortal Asamblea
que alumbró la génesis de la patria. Tiene por ello una realidad sagrada y se

63
Tema ampliado en el interesante artículo de Gil Ríos, Roberto (1951); Efectos Económicos y Políticos de
la escasez mundial de materias primas. En: Revista Hechos e Ideas. Nº 87. Junio de 1951. Tomo XXI.
Buenos Aires.

94
incorporan a las aspiraciones de los deberes patricios. Para cumplirlas
necesitamos de las energías de todos los ciudadanos de la República, que vive
en estos días brillantes su resurgimiento político y económico, social y
cultural; su gran destino de Patria independiente y soberana.”

Conjuntamente con estas palabras, se hacen presentes las permanentes evocaciones


a Dios y a los ancestros argentinos, elementos que recorren muchos de los discursos del
régimen, sobre todo durante el primer gobierno: “Invocamos la protección del Altísimo”
dice Perón, conjuntamente con “nuestra Constitución Nacional” y la “memoria de nuestros
héroes”, para realizar nuestros destinos y traducir nuestros sentimientos, y también para
impulsar la paz “como la buscamos y queremos”, y para “efectivizar la ayuda que
anunciamos”.
Establecidas ya las líneas operativas generales, como son el respeto integral de
la soberanía de las naciones, la ayuda económica a los países que la necesiten, la
conjunción de esfuerzos de “las mujeres, hombres y niños” de todos los pueblos del mundo
en la organización de la paz permanente, se introduce Perón en las propuestas
específicas. En primer lugar Perón propone el Desarme espiritual de la humanidad: “Para
ello es necesario que los hombres, mujeres y niños pacifistas se organicen para trabajar
por la paz de las naciones, en lo interno, y la paz del mundo en lo internacional,
procurando, entre otras cosas, hacer desaparecer la psicosis de la guerra que domina
algunos millares de seres humanos y la desaparición de los bandos que se dividen y
preparan para la guerra.” Como apunta en esa propuesta, Perón observa que los medios y
las políticas de las principales potencias han creado a partir del conflicto que acaba de
terminar una “psicosis de la guerra”, la cual se ha re-habilitado con los roces y conflictos
entre los dos polos de poder (recordemos que 1947 es el año en que para muchos analistas
de la política internacional comienza realmente la Guerra Fría, a partir del famoso
“telegrama X” de George Kennan).
Posteriormente, Perón se adentra en la segunda gran propuesta: Un plan de acción
tendiente a la concreción material del ideal pacifista en lo interno y externo. En este
punto, se hace presente el nudo más trascendente de la Tercera Posición, la equidistancia
superadora entre los extremos capitalistas y comunistas:

95
“La labor para lograr la paz interior debe consistir en la anulación de
los extremismos capitalistas y totalitarios, sean éstos de derecha o de
izquierda, partiendo de la base del desarrollo de una acción política,
económica y social adecuados por el Estado y de una educación de los
individuos encaminada a elevar la cultura social, dignificar el trabajo y
humanizar el capital, y especialmente reemplazar los sistemas de lucha por el
de colaboración. La labor para lograr la paz internacional debe realizarse
sobre las bases del abandono de ideologías antagónicas y la creación de una
conciencia mundial de que el hombre está sobre los sistemas y las ideologías,
no siendo por ello aceptable que se destruya la humanidad en holocausto de
hegemonías de derecha o de izquierda.”

Incorpora de nuevo una carga escatológica a su discurso, cuando advierte que de


no alterar el rumbo bélico de la humanidad, generará sin dudas la peor de todas las
guerras. Advierte que cualquiera sea el grupo social que logre “sobrevivir a la
hecatombe”, tendrá que vivir en la miseria y la desesperación, castigando a todos por
igual, ya que el caos apocalíptico “sobrevendrá como corolario de los tremendos errores
que hoy están cometiendo los hombres que preparan una lucha que significará la
destrucción más espantosa que se haya conocido”. Es por ello que Perón observa como
reflexión de cierre, que sólo salvará a la humanidad la paz constructiva, jamás “la noche
destructora” de todos los valores materiales, espirituales y morales.
Hemos seleccionado para reflejar el impacto del Discurso en los medios, el Diario
La Prensa de Buenos Aires, ya que este periódico como hemos comentado en la primera
parte del trabajo, posee una serie de particularidades que lo hacen único en su relación con
el régimen. En primer lugar es uno de los pocos medios “opositores” al peronismo.
Conjuntamente con el Diario La Nación, es de los pocos que pudieron mantenerse alejados
de la hegemonía del gobierno, al menos hasta 1951, cuando ya la lucha directa con Perón
lleve al gobierno a cerrar el matutino, y luego de expropiarlo, a entregárselo a la C.G.T,
pasando a ser, paradójicamente, de uno de los principales medios opositores a un reducto
oficialista.
La lucha entre La Prensa y el Gobierno será muy famosa. Incluso la expropiación
generará uno de los más recordados debates parlamentarios en los que participará Jhon
William Cooke. Para la época del peronismo, en Bs As además de los citados medios
también estaban Clarín, y El Mundo por la mañana, y La Razón, Noticias Gráficas, La

96
Época y Crítica por la tarde. Como bien analiza Guillermo Aringoli en su reciente estudio
(2006), La Prensa desde los inicios del peronismo mostró cierta displicencia con el
régimen. Aunque esa no es la definición que utiliza el autor citado, su relevamiento de la
manera en que el diario La Prensa reflejó los principales acontecimientos de la historia del
peronismo, permiten ver que hasta incluso en varias oportunidades el prestigioso matutino
ha minimizado y atacado directamente a la figura de Perón. Por ejemplo, cuando titula
sobre el arresto de éste en la Isla Martín García, asociándolo sutilmente con la idea de
libertad de prensa que “habrá de ahora en adelante”, y relacionando maliciosamente, como
si una información fuese como consecuencia de la otra.
Pues bien, teniendo en cuenta esta relación no muy óptima, observemos cómo
reflejó el impacto del discurso el importante medio: en el diario La Prensa del Día
Domingo 6 de Julio de 1947, se lee (en la página 9, columna 2): “Su anunciado mensaje
por Radio leerá hoy el Primer Mandatario”. Como subtítulo el matutino expresa: El
canciller adelantó que se explicará cuál es el aporte argentino al anhelo de paz.”

“Esta tarde a las 17 hs, hablará el primer magistrado desde el Salón


Blanco de la casa de Gobierno, para formular declaraciones que se
difundirán por radiotelefonía al exterior. Acompañarán al general Perón en
el momento de la transmisión los ministros del poder ejecutivo. EL mensaje
será grabado y repetido a las 21 hs, en varios idiomas, para facilitar su
recepción en el exterior. En el país todas las radiodifusoras de la capital e
interior, en conexión con L.R.A. Radio del Estado, transmitirán el mensaje a
las 17 hs y a las 21 hs”.

Posteriormente enfatiza el medio que el propio Canciller remarco implícitamente la


trascendencia del mensaje (los subrayados son nuestros):

“En adelantos de Bramuglia”: “frente a la inquietud universal por los


problemas de cada país (...) la república debe plantearse el interrogante de
cómo puede contribuir la nación en su aporte de ideas y soluciones, a resolver
esta situación internacional tan crítica”(…) “Acaso, sea un medio para
obtener soluciones, huir de los extremos para alcanzar una medida de valor

97
suficientemente capaz de lograr el anhelo profundo de paz por el cual todos
los pueblos del mundo bregan en este instante”

Continúa el Diario: “Manifestó luego que el general Perón explicará hoy a todos
los pueblos cuál es el aporte ideal y material con que la Argentina contribuirá, o puede
contribuir para alcanzar soluciones”. Dijo Bramuglia que “la transmisión de este discurso
del primer magistrado, cuya importancia resulta innecesario esclarecer” va a realizarse
“por un total de 1.165 broadcastings de distintos países.” En la misma página número 9
se expresa más abajo a modo de pequeño titular: “Se comentará el Discurso en los
Institutos Secundarios” enfatizando que todo aquello que diga el mandatario, deberá
utilizarse como material para reflexionar en los siguientes días en las diversas instituciones
educativas:
“Por disposición del inspector general de enseñanza, en todos los
establecimientos dependientes del ministerio (...) un profesor deberá mañana
en cada división, comentar el discurso que pronunciará hoy el Presidente de la
Nación”.

Al día siguiente, el Lunes 7 de Julio de aquel año, el diario continúa informando


(Pagina 8, columnas 3 a la 8), sobre los efectos e “impactos” del mensaje al mundo en las
diversas capitales del planeta, tanto en Europa como en América Latina. En este punto es
necesaria una aclaración, casi anecdótica. Por aquellos años, y justo en los días en que se
produce el Mensaje de Perón, en los Estados Unidos se producía el famoso “Caso
Roswell”, donde granjeros atestiguan “haber visto”, y hasta “haber capturado” platillos
voladores. Estos episodios van a generar una paranoia colectiva que se va a extender en
“apariciones” por todo el mundo, incluso hasta en el Brasil, episodios que son remarcados
por el diario La Prensa profusamente, e incluso, a los cuales les dedica un primer lugar en
las noticias internacionales, con el cual minimiza la “trascendente declaración” del
mandatario argentino relegándola a un segundo espacio.
Retomando el mensaje al mundo, , La Prensa destaca sobre el mismo: “De los
anhelos argentinos de paz habló el presidente en su mensaje”, y a modo de subtítulo
remarca: “Concretó su pensamiento en el respeto a la soberanía de las naciones, la ayuda
económica, a los países necesitados y la conjunción de esfuerzos en la organización de la
paz” A continuación, el periódico reproduce íntegro el discurso, tal cual como fue leído
por Perón, y luego remarca: “terminada la disertación, el primer magistrado pasó al salón

98
de invierno, donde fue saludado por los asistentes”. A continuación, el medio comienza a
detallar (a lo largo de varios días) el impacto que el mensaje tendrá en los matutinos de
todo el mundo. Es por eso que a lo largo de la semana subsiguiente, se reflejarán los
impactos en las cancillerías y matutinos mundiales.
Comienza con las “Impresiones en Washington”:

“Los primeros comentarios que se hacen en diversas esferas de esta


capital sobre el discurso del presidente argentino, muestran la conformidad
con gran parte de la tesis sustentada por el mismo”.(…) “El senador Denis
Chavez, uno de los representantes del Congreso (norteamericano) más
versados en cuestiones latinoamericanas, manifestó: Aunque no quiero hacer
comentarios detallados hasta que lea el texto íntegro del discurso, creo, a
juzgar por las primeras informaciones recibidas, que el discurso en general
merece elogios”.

Luego remarca el diario que: “debido a ser hoy domingo, no se han podido obtener
comentarios oficiales”. A continuación pasa a analizar el impacto y las impresiones en
Madrid: “En los círculos oficiales se nota enorme interés por el discurso del presidente
Perón y muchas altas autoridades suspendieron momentáneamente sus actividades
relacionadas con el acto electoral para escuchar al mandatario argentino (...) no se han
hecho hasta ahora comentarios oficiales.”
Al día siguiente, el martes Martes 8 de Julio, aparecen las notas “extravagantes”.
Varios artículos sobre los platos voladores de Nuevo México le quitan espacio a otros
temas internacionales: “Aviones del ejército buscarán a los extraños platos voladores”...
“Habría sido derribado en Montana un disco volador…” Paralelamente se realizaba
también el Mensaje de Eva a los italianos: “Dirigió un mensaje al Pueblo Italiano la
esposa del presidente argentino”. Recordemos que aquel era un mensaje de
agradecimiento de Eva al pueblo italiano por el trato que le dieron en su visita. Pero ya en
la página 8, columnas 3 a la 7, se retoma la difusión del mensaje de Perón: “Propicia una
Declaración Continental de Paz la Cancillería Argentina. Este documento concreta el
pensamiento expuesto por el presidente en su mensaje dirigido el domingo a los pueblos
del mundo”.
La Prensa destaca aquí la nota dirigida por el Ministro Atilio Bramuglia a todas las
cancillerías de América, acompañado por un proyecto de Declaración de Paz Interior y

99
Exterior que se complementa con el discurso inicial: “Este documento da forma concreta
al pensamiento expuesto el domingo ultimo por el primer magistrado”.(…)“También fue
remitida una nota del mismo tenor al Vaticano”. Posteriormente, remarca cómo se
cumplieron en los establecimientos educativos las solicitudes de analizar el mensaje por
parte del alumnado: “Los alumnos de todos los establecimientos de enseñanza
comentaron el mensaje”.
A continuación y siempre el mismo día, vuelve La Prensa sobre la repercusión
externa de las palabras leídas por Perón: “Comenta la prensa mundial el mensaje de
Perón”(…).”Los matutinos publican el discurso del presidente Perón en forma destacada,
informando que se ha comprometido a ayudar al mundo, material y espiritualmente, para
que se llegue a una paz sólida”. Sobre la prensa norteamericana, destaca que “El New
York Times publica este mensaje en su primera página, bajo grandes titulares, diciendo:
Perón promete ayudar a los países devastados para que se pueda llegar a una paz
sólida”.
Perón, según la prensa norteamericana, “ataca a las derechas y a las izquierdas”
(...) “con el fin de que se alcance la justicia social”. Sobre Naciones Unidas, se enfatiza
que “en conversaciones privadas con los periodistas, varios delegados han reconocido el
papel cada vez más importante que desempeña la argentina en los asuntos mundiales...”
Un capítulo aparte lo constituiría la repercusión en Chile: donde puede verse las
distintas interpretaciones que se hicieron del mismo mensaje. Como es común en el país
trasandino, no comentan ni editorializan notas internacionales hasta pasadas las 24 hs. “El
Diario Ilustrado” dice que el discurso de Perón “en forma implícita representa una
adhesión al Plan Marshall”. En cambio, los diarios “radicales” por el contrario destacan:
La Nación dice “EL discurso no presenta proposiciones concretas para la formación de
un tercer grupo encabezado por la Argentina”. Más interesante es lo que destaca el El
Comunista: “Perón propone sustituir la lucha entre las clases por el sistema de
colaboración”.
En Colombia titulan: “La miseria y la abundancia ya no pueden ser factores
coexistentes en el mundo”. Y en el importante O Globo de Brasil: “La argentina está
decidida a auxiliar a la humanidad hacia la conquista de sus necesidades materiales y
aspiraciones espirituales”. Pero sin dudas uno de los medios internacionales donde más se
prestigió el discurso, y el contexto argentino en el cual se reprodujo, fue en el El Diario de
Lisboa: “Que es lo que ha inducido a hablar a Perón? Quizás el deseo de demostrar la
actitud que ha asumido, de que es necesario dar más valor a los hechos que a los

100
propósitos. La Argentina, cuya riqueza se acrecienta año tras año, no desea limitarse a
un cómodo y satisfecho materialismo. Por el contrario, prefiere demostrar que no se
olvida de las necesidades espirituales de la humanidad”
Al día siguiente, el Miércoles 9 de julio, en la página 8, vuelve a retomarse el tema,
después de varias páginas dedicadas a los platos voladores. Se titula la nota: “Suscita
nuevos comentarios el Plan Argentino sobre Declaración de Paz”. En España, en el Diario
Católico “Ya” se analiza que “ahora el Plan de Perón se ha puesto al lado del Plan
Marshall, y al mundo corresponde fundirlos en un solo plan mundial al que se acojan
todos los pueblos en un esfuerzo común y con inalterable respeto por las soberanías de
todas las naciones”. En todos los medios del mundo se reproducen total o parcialmente
las palabras del mensaje, incluso en varios medios europeos, se copia el texto íntegro.
En Francia, el Le Monde (conservador) lo editorializa: “Es evidente que la
argentina gracias a su enorme potencial (...) está en condiciones de desempeñar un
importante papel en la rehabilitación de Europa, e incluso en la de todo el mundo”.(…)
“Nadie ignora el gran interés que el jefe del estado ha demostrado siempre por el
mejoramiento del nivel de vida de la clase trabajadora. Esto se puso de manifiesto por
primera vez cuando asumió la Secretaría de Trabajo y previsión en el anterior
gobierno...” (...) “Ciertos pasajes de su discurso tienden a confirmar que el General
Perón prevé el establecimiento de un régimen especial tan apartado del capitalismo como
de los sistemas totalitarios de derecha o izquierda”.
No sin cierta ironía, a continuación en el medio francés le “desean suerte”, pero
esperan que no caiga en un “sistema corporativo” como los recién derribados. De todos
modos, en ese medio destacan el hecho de que Perón enunció una Declaración de
Principios en materia internacional. Por último, La Prensa enfatiza en la misma edición
el “Juicio de un diario socialista chileno”. Es el diario La Opinión, el cual en su editorial
especifica aspectos determinantes de la imagen que la Argentina venía proyectando al
mundo, y el supuesto giro que la Declaración de Perón generaría (los destacados son
siempre nuestros):

“Las palabras del presidente argentino han venido a confirmar la


falsedad irritante de de todo cuanto se ha publicado con fines de
propaganda o de tendencia política, contra la argentina, afirmando que aquel
país tiene miras a su expansión militar y puede constituir un peligro para la
hermandad americana.”.

101
Eso si, remarcan que “al no separar la diferencia que existe entre el imperialismo
democrático anglo-norteamericano y el imperialismo totalitario de Rusia (...) se ha
apartado un poco de la justicia, y ha incurrido en una equiparación errónea que la
historia y la filosofía no justifican”. Los comentarios del mensaje se prolongan durante
varios días, aunque ya no tomando aspectos específicos del mensaje, simplemente
reflejando las impresiones generales que en las cancillerías del mundo la declaración había
generado. El diario La Prensa entonces, se ve obligado a comentar dicha declaración en
una doble vía, por la noticia que generaba en sí una mensaje radial de tales características,
y por la transcendencia que el mismo acontecimiento tuvo en grandes matutinos del
mundo, sobre en Europa y los Estado Unidos.

102
Ilustración 7.

103
2. 3. 2. Las dimensiones del tercerismo.

2. 3. 2. 1. El “nuevo orden” justicialista. La construcción del pasado y el futuro: de


una “memoria colectiva” a la utopía social justicialista.

Recordemos que inicialmente, desde el golpe de 1943, entre los objetivos más
importantes planteados por el GOU estaba la unión espiritual de los cuadros de la propia
institución. Consideraban que las circunstancias que vivían era un momento de gravedad
excepcional “como no ha habido otra”, según puede verse del reconocido trabajo de
Potasch (1984;11). Luego de un inicial comportamiento autoritario por parte del régimen
(prohibición de partidos políticos, estado de sitio, censura y persecución ideológica), desde
1944 comienzan grandes replanteos y transformaciones en el gobierno, donde va a tener
protagonismo el Coronel Juan Domingo Perón.
Con su triple cargo de Secretario de Trabajo y Previsión, Ministro de Guerra y
Vicepresidente, Perón será el nervio más activo de dicha transformación, consolidándose
como el resguardo del “nuevo estado de cosas”. Como enfatizaba Perón por intermedio del
enorme sistema de propaganda que se irá consolidando a partir de 1946, las
reivindicaciones logradas por los trabajadores ya son una “norma instalada” en el Estado, y
nada ni nadie podrá “volver atrás”. Perón ya desde el período 1943-1946 irá
conformando toda una difusión, y una búsqueda clara de explicar lo alcanzado y lo
proyectado. Estas tareas la comenzará desde la inicial Secretaría de Trabajo y Previsión, y
la Jefatura de Difusión y Propaganda.64
La dirigencia obrera que se mostraba inicialmente escéptica, asume que la figura de
Perón posibilitaba el asenso social y las mejoras en las condiciones generales de la clase.
La fuerte movilización social que se operará en nuestro país, 65
a partir de la “revolución
peronista” (como le gustaba auto-referenciarla al propio régimen),66 transformará para
siempre las estructuras sociales argentinas, acelerándose el deterioro de los vínculos

64
Están resumidas las percepciones de Perón sobre los logros del gobierno, en un trabajo no muy difundido
publicado como Cnel Perón, Juan Domingo (1945); Las reivindicaciones logradas por los trabajadores no
podrán ser destruidas. Secretaría de Trabajo y Previsión. Jefatura de Difusión y Propaganda. Bs As.
65
En el siguiente trabajo se detalla el proceso de transformación social: Baily, Samuel (1984): Movimiento
Obrero, Nacionalismo y Política en la Argentina”, Buenos Aires, Editorial Hyspamerica.
66
Uno de los autores vitales de las difusión de la imagen de la Nueva Argentina lo será Alberto Franco. En
uno de los trabajos más difundidos dirá: “La Revolución Peronista es una revolución restauradora realidad
en justicia. No es un golpe de Estado a espaldas del pueblo…” Franco, Alberto (1953): Sentido y Forma de
la lealtad. Presidencia de la Nación. Subsecretaría de Informaciones. Bs As.

104
tradicionales, lo cual, se materializa también en gran medida por las condiciones externas
del capitalismo. Ante la crisis del sistema global, y su impacto en el modelo de crecimiento
hacia fuera del Estado argentino, el Populismo se convertirá en una de las vías de
“reacción política” regional (Ianni,1975).
El inicial proceso sustitutivo, la implementación de políticas industriales, la
urbanización acelerada, y la consecuente transformación en las áreas del transporte y
comunicación, alimentarán el notable proceso de embrionamiento de una “nueva sociedad”
argentina (Amorosino, 2007). El resultado de todo esto, será la emergencia de un estado
argentino con grandes obligaciones y una fuerte participación en la vida social, donde las
expectativas y las esperanzas de la clase trabajadora referidas a la misión del gobierno para
con ellos, germinará sueños y deseos proyectados hacia el futuro. La histórica postergación
de las demandas de los sectores marginados por parte de la oligarquía, había hecho
proyectar los sueños de los sectores populares hacia un “futuro lejano”. En cambio ahora,
con un gobierno que materializa las grandes transformaciones demandadas en el corto
plazo, y reproduce por intermedio de discursos, imágenes y sonidos el perpetuo reclamo de
los postergados, se acerca esa lejana “era dorada” hacia un futuro más inmediato, hacia una
escala temporal mensurable y más real. Es por eso que el peronismo se presentará ante la
crisis institucional como una fuerza contraria al orden de cosas existentes, y como
régimen fundante de un nuevo orden, que unifica en un solo agente transformador (el
Líder) las atomizadas demandas de diversos sectores. Este nacionalismo de masas, repite
predicas que ya existían desde mucho antes de la emergencia del Justicialismo, pero con la
clara “ventaja” –en palabras de Daniel James- de ser un discurso articulado desde “una
posición de poder estatal”.67
Este “nuevo orden” que emerge con el Peronismo, pretende dejar atrás el pasado
inmediato (oligárquico, restrictivo, elitista, etc), pero sí considerarse como “continuador y
heredero” de un proyecto nacional más antiguo, el iniciado en Mayo, y reproducido por
Yrigoyen.
“Hasta 1943 sólo una reducida parte del Pueblo gozaba de derechos
políticos electorales… Hemos querido ir más allá de la liberación política del
hombre Argentino. Nuestro mayor afán se ha dirigido a crear en él una firme

67
Elemento también citado por Carlos Altamirano (2002) en; Ideologías políticas y debate cívico. Nueva
Historia Argentina: Los años Peronistas. Sudamericana Tomo VIII. p.223-224. .

105
conciencia de sus poderes soberanos y de la invulnerabilidad de sus libres
decisiones” (Perón,1950;12). 68

En un artículo de La Revista Hechos e Ideas, Rivera dando cuenta sobre los


“fundamentos del sistema capitalista”, nos dice que sus teóricos han sabido explotar
hábilmente no solamente los fallidos ensayos de economía social a las que son tan afectas
las inexpertas burocracias, sino también los más generalizados errores de algunos
entusiastas “propugnadores de la reforma económica”, que se empeñan en adjudicar a la
escuela clasica la absoluta y feliz paternidad del régimen capitalista de explotación. Su
panorama en este punto es clarificador de cómo se asume el capitalismo durante el
régimen:
“Cierto es que el capitalismo moderno puede encontrar su
fundamento en algunos aislados principios sustentados por la escuela
clásica y que han pasado a constituir la medula espinal del llamado
liberalismo económico. Pero una actitud simplista, como la denunciada,
tiende a prescindir de la deshonesta utilización que les defensores del
capitalismo han hecho de buena parte de la doctrina económica clásica
para cotrarestar consecuencias que aquélla no previó ni alentó. Tal, por
ejemplo, del principio fundamental de la libre concurrencia al que pretende
aun acogerse el capitalismo mederno luego de haberlo violentado
visiblemente con un ordenamiento menos político del mercado.”
“Es que el curso de los acontecimientos ha jugado una muy mala
pasada a los teóricos de la escuela clásica, que descuidaron en más de la
cuenta lo que hoy se llama dinámica económica, para concluir edificando
un irreprochable edificio sobre una realidad que se les escapaba de las
manos. Así el curso de los hechos demostró cómo sus postulados
fundamentales pedían llegar a contraponerse violentamente, como ha
sucedido con los principios del interés privado, libertad individual y libre
competencia. Porque el desarrollo actual de la economía capitalista ha
demostrado acabadamente que el interés privado se prevalece de la libertad
para imponer condiciones de monopolio, esto es, para concluir con la libre

68
Tomado de un trabajo “atípico” del adoctrinameinto de cuadros, conocido como: Perón, Juan Domingo
(1950); Mensaje a la Juventud. Presidencia de la Nación. Secretaria de Prensa y Difusión. Buenos Aires.

106
competencia y la hermosa ilusión fundada en el juego armónico de la oferta
y la demanda”. (Rivera,1950;128).

La vía reformista intermedia que proponía Perón, con fuerte presencia del estado en
la regulación social, económica y política, lo hacía atractivo tanto para aquellos que
desconfiaban del capitalismo, como para aquellos que temían una Revolución Socialista en
nuestras tierras, ya que no amenazaba el principio de propiedad privada. El mismo Perón
desde iniciado su gobierno, hasta incluso el proceso final de su poder, deja
permanentemente en claro que el ciclo por él protagonizado es una auténtica Revolución
ante los esquemas imperantes,69 como puede verse en la edición de la Doctrina
Revolucionaria en 1946, donde enfatiza la necesidad imperiosa de contar con una
doctrina clara, identificable en cada uno de sus puntos, y con “un solo intérprete”, su
propio fundador (Altamirano,2002). Perón, por intermedio de estos documentos, expresaba
ser un "custodio" de aquellas visiones y representaciones del pasado (además de las del
presente y del futuro), que iban en consonancia con las nuevas pautas, y que deben ser
“restauradas”, recuperadas, ante el camino perdido y desviado de las últimas décadas.
Para esto también, el régimen consiguió hasta una "apropiación simbólica" del
espacio urbano y del pasado nacional, de indudables dimensiones (Plotkin,1994). Como
nos dice Ana María Fernández, controlar el pasado "es gobernar el futuro", y en la
proyección de la utopía peronista, era indispensable “atar” y complementar el porvenir con
el proyecto de Mayo. Mariano Plotkin analizando la celebración del 17 de Octubre -el cual
ha sido uno de los elementos centrales de la liturgia política peronista- observa que esa
fecha se diferencia del simbólico 1° de mayo, fundamentalmente en que es estrictamente
peronista, como nos dice Plotkin, sin connotaciones que la preceden (Torre,1995;171).
Este autor ha demostrado cómo la conmemoración del “Día de la lealtad” fue
transformándose a lo largo de las diversas evocaciones, en un proceso muy complejo
donde el régimen “redefine” sus significados, pero permanentemente reclama fidelidad a la
causa. Incluso, expresa que la citada fecha va perdiendo paulatinamente su carácter
conmemorativo, hasta convertirse en un ritual en el cual se recrea la “comunión simbólica
entre el líder y el pueblo peronista”, solidificándose como parte esencial del imaginario
político, y cumpliendo una doble función: por un lado, crear una unidad simbólica entre los
participantes (“que se reconocen a sí mismos” como miembros de una determinada

69
Las referencias a esto son múltiples, pero puede verse por ejemplo en los postreros mensajes de Eva, como
por ejemplo: Escribe Eva Perón. Presidencia de la Nación. Subsecretaría de Informaciones. Bs As, 1951.

107
comunidad política), y por otra parte, como ocurre en determinados regímenes, los rituales
cumplen una “función de exclusión”, privando de legitimidad como contendientes
políticos “a quienes no participan de los mismos”. Por esto último, es que el gobierno
puede hablar de un “ellos”, o un “otro”, el anti-pueblo, lo que invariablemente, se
direcciona en un caudal de respaldo simbólico a quien emite dicho mensaje.70 Todo este
proceso va a redundar en una suerte de “monopolio del espacio simbólico público” (la
propia Plaza de Mayo, por ejemplo), donde los íconos nacionales son intrincadamente
relacionados con los símbolos del justicialismo, para permanecer inseparables, lo que se
difundirá en publiaciones de apuntarán a diversos tipos de lectores y sectores sociales.

“La utilización del contraste entre pasado y presente como parte del
discurso peronista se consolidó durante el primer gobierno de Perón. El
discurso acerca de las políticas de redistribución y sobre la expansión del
Estado social tuvo como organizadora esa idea. Rasgos de ese discurso se
deslizaron a otros órganos de prensa cuyo género no fue la propaganda y
cuyos objetivos no fueron difundir la obra de gobierno. Valiéndose de un
tratamiento discursivo más distante caracterizado como “científico”, algunas
de las publicaciones del ministerio de Salud Pública (MSP) hicieron uso de
esta retórica que distinguía el pasado del presente. Revistas destinadas a
profesionales y técnicos de la salud como Archivos de Salud Pública, la
principal revista científica editada por el MSP, y Enfermería, dedicada a
difundir las novedades y actualidad de dicha profesión, fueron dos de los
órganos de prensa que retomaron la concepción del “ayer y
hoy”.(Martín,2008) 71

Paralelamente a esta construcción por parte de la propaganda del régimen, los


medios gráficos opuestos al gobierno por aquellos años (La Nación y La Prensa
fundamentalmente) expresan cierta sorna, ironía, o crítica encubierta sobre tales prácticas.

70
Para Plotkin el período de 1948-1950 fue fundamental para el desarrollo del imaginario político peronista,
y sobre todo para la significación de sus rituales políticos. Para inicios de ese ciclo, el notable Oscar
Ivanissevich, que iba a ejercer “gran influencia en la formación simbólica del régimen”, fue nombrado
Secretario de Educación, cartera desde la cual intentará ligar al peronismo a “ciertos valores trascendentes”.
71
Puede verse el trabjo de la autora en formato electrónico: Martín, Ana Laura (2008); Hogares, hospitales y
enfermeras. El “ayer y hoy” de las políticas sociales según prensa oficial del peronismo. Papeles de trabajo.
Revista electrónica del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de General San
Martín. ISSN: 1851-2577. Año 2, nº 3, Buenos Aires.

108
Minimizando determinados acontecimientos (como el propio 17 de Octubre), o
directamente omitiéndolos, estos medios (y sobre todo La Prensa) van a evidenciar su
fastidio o directa oposición a las representaciones que el régimen trata de moldear.
Apoyado en un caudal de lealtades nunca vistas en la historia política argentina, el
gobierno transformará los esquemas mentales de la época hasta llegar a un punto de no
retorno, consolidando este cambio con la definitiva incorporación de las masas a la esfera
pública, y la consecuente recomposición de los símbolos nacionales. Es por eso que
también el andamiaje iconográfico del Peronismo (como puede verse en los trabajos de
Santoro) es clave para observar estas resignificaciones, así como los mensajes tendientes
a expandir su caudal comunicativo (radiales, gráficos, etc).
La notable investigadora Noemí Girbal Blacha (2011;25) en su trabajo titulado
Mitos, paradojas y realidades en la Argentina peronista (1946-1955), analiza entre otras
cosas, la “función social del pasado”, y la emergencia de nuevas investigaciones donde se
da cuenta del uso y el abuso de la “memoria ejercida” en el plano personal y colectivo.72
En dicha investigación Girbal Blacha plantea que el Peronismo buscó dar unidad a la
educación del pueblo argentino, tal como declara Perón en 1949, “formando su conciencia
histórica, fijando los objetivos mediatos e inmediatos y exaltando la voluntad ferviente de
servir a Dios, a la Patria, y a la Humanidad”, envolviendo en un halo mítico varias de las
reformas socioeconómicas implementadas por el estado.73 Este “misticismo estatal”,
incorporó un sentido meta-histórico a las decisiones políticas del primer peronismo, y es
convergente con esa suerte de “Destino Argentino” enunciado desde 1947, propicio para
una reconstrucción de los valores sociales, distante del consumismo capitalista. Barrera
infranqueable la del capitalismo, el Peronismo “se conformará” con “humanizarlo”, mas
nunca vencerlo ni superarlo, ya que como Régine Robin (2012;48) nos dice, investigando
también la memoria, el Capitalismo siempre supo transformarse, “reformarse, adoptando,
adaptando el discurso de algunos de sus adversarios”.

72
El siguiente trabajo ha sido fundamental como disprador de la propuesta teórica de nuestros supuestos de
trabajo: Girbal-Blacha, Noemí (2011). Mitos, paradojas y realidades en la Argentina Peronista (1946-1955).
Una interpretación histórica de sus decisiones político-económicas. UNQui. Bernal.
73
Hemos considerado también uno de los trabajos más importantes sobre este punto en los últimos años, la
investigación de Paul Ricoeur La memoria, la historia, el olvido, donde se analiza en profundidad la
memoria, el olvido, la reminiscencia y la condición histórica. Robin, Régine (2012). La memoria saturada.
Waldhunter. Buenos Aires.p.48.

109
Como ya hemos dicho en un comienzo, para Perón era más importante relacionarse
con el heroico pasado “más difundido y establecido”, como lo constituía la Nueva Escuela
Histórica, que acercarse a las visiones conflictivas de la heterodoxia (Romero,2004). De
todos modos, los últimos años varias investigacioens dan cuenta de la visión revisionista
temprana que tuvo Perón. Del mismo modo, la percepción que muchos liberales
comenzaron a tener de Perón como una suerte de “recuperación del espíritu federal”,
también fue algo temprano. Incluso la proscripción y el mote de “segunda tiranía” por
parte de la dictadura de la Revolución Libertadora, asimila ya de manera mucho más firme
al peronismo como re-edición del rosismo para esa visión (Donghui,1970).
Como lo han analizado Bernetti y Puiggros, para entender los conceptos esenciales
del discurso pedagógico peronista, es necesario observar que existía un modelo orgánico
de estado-sociedad que Perón consideraba primordial llevar adelante. Según los autores
referenciados, los “diferentes registros discursivos” que Perón consideraba necesarios para
poner en marcha el nuevo proyecto de país, están sintetizados en el discurso del 14 de
noviembre de 1947, el cual dio en ocasión de su nombramiento como Doctor Honoris
Causa de la universidad nacional (Puigross,2006). Dicho nuevo modelo orgánico trataba
de reordenar un desarrollo que hasta ese momento era asimétrico, organizando un “nuevo
orden de cosas” en las relaciones entre los sujetos sociales y políticos (Amorosino,2007).
En ese nuevo orden se articulan y entrelazan por intermedio de pactos, los diversos
sectores que comparten el proyecto nacional popular. Bernetti y Puiggros destacan que
algunos de esos “elementos contractuales” que son utilizados como garantía para el nuevo
orden de cosas, son El Estatuto del Peón y Los Derechos del Trabajador, los cuales
modifican sustancialmente las legitimidades del orden anterior y oligárquico. Pues bien,
ante estos dos instrumentos clásicos del peronismo, los estancieros y empresarios se
enfrentan de lleno, y no por lo que afecta económicamente a sus intereses la nueva
legislación, sino por que pone en tela de juicio los “viejos rituales políticos culturales” de
la república oligárquica, sustituyéndolos por la nueva mitología nacional popular.
Durante el primer peronismo las referencias al pasado en los discursos políticos
tanto del gobierno como de la oposición alcanzan una “suerte de apoteosis” como
modalidad discursiva, según las palabras de Quattrocchi–Woisson (1998). Según la
especialista, la oposición hace una clara identificación del Peronismo como la “segunda
tiranía”, tal como hemos destacado. Dicha categorización, puede observarse
sistemáticamente desde las publicaciones de La Vanguardia ya de manera muy

110
temprana.74 Incluso el famoso Libro Negro de la segunda Tirania,75 (realizado por el
régimen de la Revolución Libertadora), explora esa asociación entre “dictadores”. Como
nos dice Woisson, la identificación entre Rosas y Perón por parte de la oposición es llevada
a su paroxismo en oportunidad de cumplirse un siglo de la batalla de Caseros (3 de febrero
de 1952). Esta última, se pregunta que reformulación de la nacionalidad aportaba el
peronismo, y encuentra como respuesta que ante todo “la nacionalidad” se vuelve “en si”
una prioridad: vivir como argentino, sentirse argentino, producir y consumir lo argentino.

“Se trata de una inversión del modelo de nacionalidad extravertido y


cosmopolita que gozaba del mayor prestigio en la etapa anterior (…) esta
reformulación de la identidad argentina implica, en el campo político, una
redefinición de los términos de derecha y de izquierda, y en el campo
historiográfico – pese a los esfuerzos de Perón que prefería limitarse al
presente y al futuro, y no remover demasiado los recuerdos del pasado –
encontrara su justificación y su coherencia en la versión revisionista”
(Quattrocchi–Woisson, 1998).

El parlamento, como decíamos, se transforma en un recinto de atípicos debates


historiográficos, a partir de los cuales se ira popularizando el revisionismo en las filas
oficialistas muy de a poco. Tengamos en cuenta que muchos de los diputados del régimen
son hombres sin experiencia política o académica, ya que muchos de ellos provenían del
sindicalismo, razón por la cual se adentran en un debate sobre el pasado argentino que era
“exclusivo” de los intelectuales y académicos. Esto permite entender cómo los enormes
avances del revisionismo se dan en el campo de la divulgación, pero llamativamente
alcanzan un avance institucional “a medias”, en lo que hace a las universidades.
El revisionismo será respaldado por el régimen, lo que le va permitir desarrollar un
importante trabajo en el sistema de prensa y servicios de informaciones oficiales, de los
que podemos mencionar a los diarios Tribuna, El Líder, Democracia, la Revista Hechos e
Ideas ya comentada, y el expropiado diario La Prensa desde 1951. Es por eso que en el
trabajo de Woisson se enfatice tanto el hecho que los progresos del revisionismo durante
el gobierno de Perón son más considerables en el terreno de la “memoria histórica”, y a

74
Nos referimos por ejemplo a la iconográfica Radiografías de una Dictadura, de “Argentino Cantinflas”
(Juan Pérez, Hijo). Ed. La Vanguardia. Buenos Aires, Edición de 1946.
75
Editado con ese título: Libro Negro de la Segunda Tirania. Decreto Ley nº 14.988/56. Buenos Aires, 1958.

111
pesar de que ganan muchas batallas simbólicas e institucionales, no logran volverse por
ello la nueva historia oficial.
Son incontables los documentos que desde el oficialismo hacen referencia a la
situación fundacional que implica el Peronismo. Desde el enorme aparato de propaganda
se consolida toda una imagen re-fundadora del proyecto emancipador originario, para lo
cual es necesario auto-referenciar al proyecto político en curso, como hilvanado a lo
planteado por los padres fundadores. Para esto, la figura del General José de San Martín es
sin dudas la más importante, lo que queda patentado desde el año de 1950, cuando se
cumple un siglo del paso a la inmortalidad del Libertador. Las referencias a San Martín son
permanentes, sobre todo en momentos en que era necesario enfatizar las directrices
esenciales del nuevo proyecto, y cuando es necesaria la selección de esta figura como tipo
ideal de argentino, como modelo, “arquetipo” según palabras de Perón, como ocurre en
un famoso “Mensaje a la juventud” difundido por todo el país, donde queda en claro que
San Martín no sólo es una vida para admirar desde el bronce, si no que un modelo de
imitación:

“Jóvenes argentinos: Llegamos, una ves más, a esta histórica plaza


para glorificar en el bronce al arquetipo de nuestra nacionalidad , al más
grande de los argentinos, al Padre de la Patria, al General Don José de
San Martín. Me han pedido que yo haga una alocución, probablemente
con la intención de que de que encienda vuestro corazón de patriótico
reconocimiento al General San Martín. Yo prefiero improvisaros una
lección de historia, como las que he tenido por costumbre de ofrecer
durante la Escuela Superior de Guerra. La vida de San Martín constituye
la mas gloriosa de las de todos los argentinos de nuestra historia. La
vida de San Martín no es para ser solamente comentada: es para ser imitada,
para que sirva de ejemplo a los argentinos y para que desde la muerte siga
acaudillando a muchos millones de argentinos. San Martín fue el hombre de
una causa, de ahí su extraordinaria grandeza. A esa causa ofrendó su vida; a
esa causa rindió su espada; para esa causa fue genio, y por esa causa fue
proscripto.” 76

76
Figura en el citado trabajo enfocado a los valores de la juventud: Perón, Juan Domingo (1955): Perón
habla para la juventud argentina. Buenos Aires, 1955. Años del Libertador Genral San Martín.

112
El régimen difundió toda una forma de interpretar el pasado en cientos de
publicaciones oficiales,77 donde era permanente la sistemática reiteración del “cambio que
implicaba” el Peronismo para el desarrollo de nuestra política, nuestra cultura, nuestras
ciencias, nuestro arte, hasta incluso el deporte. Un conjunto de estas publicaciones, en una
serie de ediciones de destacada calidad material y gráfica, hace una suerte de raconto de la
política, la diplomacia, las letras y las ciencias. En cuanto a la Historia, resalta la coyuntura
que implica el justicialismo como alcance de la “independencia económica”, paso que se
complementa con el proyecto de mayo.

“El justicialismo creado por el general Perón, del que surge en la


practica la Tercera Posición política y humanística, es precisamente la
liberación de todo vasallaje, sea este de tipo eminentemente político o
económico; constituye la ruptura con los sistemas capitalistas que rigen las
practicas de los imperialismos, logrando poner el capital al servicio de la
economía; buscando fraternidad en las masas; elevando la dignidad del
hombre, creando un medio socialmente justo en pro de una democracia
orgánica e integral; la unificación de la familia nacional; del federalismo en
sus fuentes mas puras; de la recuperación de la Patria en todos los sentidos;
de la autodeterminación del pueblo; de su soberanía inminente; de la
independencia política y económica autentica y efectiva.” 78

Nso dice la publicación que todos estos ambiciosos principios y postulados han sido
realizados por el Justicialismo en sólo “seis años de gobierno”, lo que ha permitido la
“recuperación del país”, realizada sobre “la base espiritual y material”, y con el cimiento
económico de la política justicialista que constituye una de las “fuerzas decisivas” para
convertir la doctrina en realidad “activa y ejecutiva”.

“Acontecimiento fundamental es la Declaración de la Independencia


Económica, realizada por el Presidente Perón, el 9 de julio de 1947, en la
misma casa histórica de la ciudad de Tucumán en la que el 9 de julio de 1816
el Congreso de las Provincias Unidas proclamo la Independencia Política.

77
Recordemos también la “interpretación justicialista de la historia” que se emite con la Historia del
Peronismo en 1951.
78
Esta Síntesis Histórica es la que realiza el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, desde la
Subseceretaría de Relaciones Exteriores.

113
Pues hasta entonces, tanto la producción agrícola y ganadera como las demás
riquezas de la producción, eran fácil presa de consorcios y “trust”
imperialistas, cuyas sedes encontrabanse en varias capitales del mundo. Estos
consorcios se apoderaban de las cosechas, de los productos en general,
mediante la presión financiera que ejercían, a menudo con la complicidad de
los gobiernos nacionales, y al enriquecerse con los frutos del trabajo
argentino, producían, simultáneamente, el hambre, la necesidad y la
indigencia de la masa. La segunda parte de esa dramática explotación era la
de la industrialización que de los productos argentinos realizaban en el
extranjero, devolviéndolos a la Argentina en forma de mercaderías
imprescindibles, que el mercado nacional debía necesariamente absorber,
puesto que la plaza comercial estaba, también, en manos de los mismos
consorcios o de sus filiales.”

Toda esta transformación, para el documento que comentamos, termina por formar
una “conciencia nacional” sobre los problemas generales del mundo. El pueblo
respondió a estas demandas con un “extraordinario espíritu de colaboración y solidaridad”,
dándose importantes pasos desde el gobierno, sobre esa base de “la conducta patriótica de
la masa”, como por ejemplo, con la formalización de la compra de los ferrocarriles y de
todos los transportes pertenecientes a capitales extranjeros, con un fuerte interés social de
recuperar el patrimonio material del estado. Incluso el trabajo citado enfatiza que ese
“mirada social” es lo que diferencia la Constitución de 1853 con la de 1949.

“Al contrario de la constitución de 1853, que era de tipo eminentemente


político y de tendencia individualista, ésta de 1949 es de fondo social, y
asegura todos los derechos y garantías que son propios del pueblo, y no los
privilegios de las minorías. Las grandes líneas de la nacionalidad y de la
organización institucional, tienen en la nueva Constitución bases
inconmovibles. El federalismo, la unidad de la familia argentina; la familia, el
trabajo, la ancianidad, la cultura, la riqueza, la soberanía, todo cuanto
constituye la esencia y el sentimiento; la justicia social, las garantías y los
derechos; la protección y el estimulo; el capital y la producción; la educación
y la economía; el hombre y la propiedad privada; la niñez y la libertad
personal; los bienes de la Nación; los servicios públicos; la economía privada;

114
la regulación del comercio externo; la política; el derecho penal; la tierra;
fundamentos institucionales todos ellos estructurados de manera que sacan al
hombre de su antigua función de unidad, frente al Estado, y lo convierte en
individuo componente de la comunidad.”

Es por eso que el documento dice que “la masa insipiente del pasado”, es decir, el
pueblo en gestación que hemos visto luchar patrióticamente a lo largo del proceso
formativo y constitutivo, ese pueblo constantemente “obstaculizado, interferido, burlado y
explotado por las fuerzas extranjeras,” por la penetración de “los imperialismos y por la
traición, muchas veces, de sus propios hermanos,” es el que por fin, “por los ojos de su
descendencia” ve cumplido cabalmente el “ideal de su raza, el imperativo de su dignidad y
de su honor y la culminación de su lucha.” Como lo ha estudiado Aversa (2008)
recientemente, el gobierno se consagró en “una relectura del pasado próximo
(principalmente los años 30)”, con el fin de señalar el “final definitivo” de una etapa de
“humillación y segregación” de los sectores populares operada por la oligarquía.

“Sobre una historia de sufrimientos y padecimientos, la irrupción del


fenómeno peronista se expresaba como un mecanismo de reparación histórica
y de redención social de las clases trabajadoras. De tal manera, las
operaciones de prensa y de publicidad volcaron todos sus esfuerzos en
construir dos imágenes y figuras que recorrieron las diferentes publicaciones
en esos años: en primer lugar, la idea de una ruptura revolucionaria y
esencialmente transformadora en materia de asistencia social, y por último, la
noción de un nuevo vínculo entre el líder y las masas de mayor
condescendencia y empatía.”(Aversa,2008). 79

La misma idea de transformación integral se imprime desde las publicaciones


oficiales referidas, en lo relativo a las letras y la cultura de nuestro país. Por primera vez
hay una valorización completa de las “manifestaciones autóctonas” de nuestro arte,
estimulándolo en su desarrollo, y consolidando un espíritu de unidad desde estas
expresiones.

79
Puede verse la versión electrónica del trabajo de la autora en: Aversa, Maria Marta (2008); La asistencia
social a la infancia popular en las publicaciones oficiales peronistas (1946-1955). Papeles de trabajo.
Revista electrónica del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de General San
Martín. ISSN: 1851-2577. Año 2, nº 3, Buenos Aires.

115
“La divulgación de las manifestaciones autóctonas de la vida argentina,
como testimonio de sus costumbres y expresiones científicas o artísticas
tradicionales, es también uno de los agentes mas eficaces de ese progreso. El
libro es complementado por el cinematógrafo, teatro, radio, televisión y
prensa, a fin de contribuir a la formación de la conciencia artística nacional.
La creación de institutos regionales de cultura y el estimulo a la producción
intelectual de cada zona, permite – finalmente – equilibrar los dones culturales
de las diferentes regiones del país, ampliando la orbita intelectual de las
grandes urbes y vinculando a la vida del espíritu a todos los habitantes de la
Republica Argentina.” 80

La ponderación por estas manifestaciones autóctonas también es compartida por el


revisionismo, del cual como dijimos, Marcelo Gullo (2012) ha dado cuenta de la temprana
adscripción de Juan Domingo Perón al mismo. El forjismo y el revisionismo, intrínseco
uno del otro, otorgarán rasgos decisivos a la ideología del régimen, incluso antes que el
mismo se defina integralmente desde el punto de vista doctrinario. Hemos apuntado cómo
el revisionismo gravitará en el pensamiento de Perón desde su formación militar, lo que
también destacan Cisneros e Iñíguez:

“Esto demostraría que ya entonces había realizado lecturas de los


primeros historiadores revisionistas, y se había rebelado –en su intimidad,
al menos contra los supuestos de la historia oficial argentina de matriz
mitrista, que consideraba a Rosas como tirano y traidor” (Cisneros-
Iñíguez,2002;136).

Como decíamos en el apartado dedicado a la inteligentzia, en las primeras etapas


profesionales de la historiografía argentina, nos dice José Carlos Chiaramonte que la
cultura argentina estaba fuertemente influida por corrientes que “por razones éticas,
postulaban una estrecha y necesaria vinculación d ela Historia con los intereses de un
sujeto colectivo”, que dependiendo de la postura ideológica, podía ser entendido como
“pueblo”, “proletariado”, o “nación”. Esto indudablemente estaba vinculado al

80
Elaborado en la Síntesis de las Letras Argentinas. Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto:
Subseceretaría de Relaciones Exteriores. Dirección General de Relaciones Culturales y Difusión. Buenos
Aires. Sin fecha.

116
reconocimeinto que la respuesta a las inquietudes historiográficas tenían que ver con
asumir el pasado como instrumento de una acción política, o para obrar en el presente.
(Chiaramonte, 2013;22).
Durante todo el ciclo peronista será presidente de la tradicional Academia Nacional
de la Historia Ricardo Levene, quien ejercerá el cargo durante 25 años, desde 1934 hasta
1959. A pesar de ser un claro referente de la mirada tradicional “mitrista”, Levene durante
el peronismo publica un trabajo muy difundido donde San Martín, justo en coincidencia
con la conmemoración oficial por el centenario de su muerte, y la pompa historicista por el
Año del Libertador (1950) declarado por el gobierno. Levene en este trabajo, El genio
político de San Martín, innova de alguna manera, ya que en primer lugar indaga sobre “el
San Martín político”, y además porque muestra un rostro “federal” del Padre de la Patria,
amigo de los caudillos negados por el mitrismo y la Escuela Liberal (Galasso, 2006;17).
Para Fiorucci, en Hechos e Ideas los intelectuales intentaron inventar una tradición
y una historia para el movimiento, junto con “definir un programa político, cultural,
económico, que se adecuara a sus visiones previas” (…) “Un proyecto económico anti-
imperialista liderado por la intervención del Estado en la economía, un proyecto cultural
hispanista y católico, y una democracia que avanzara en elplano social”.
(Fiorucci,2012;112). Pero para estos intelectuales había un punto de partida: la
identificación de Perón como restaurador del proyecto trunco de la gesta de Yrigoyen, y
también había un modelo y arquetipo: José de San Martín.
Pero para aproximarnos a la ideología peronista en el proceso de construcción del
Imaginario Social, es crucial para nosotros observar el Discurso Político, no sólo por ser
una dimensión fundamental para el estudio de la ideología en sí, sino que también porque
evidencia como forma de expresión y reproducción, la interacción social que la ideología
contiene. Sin pretender “reducir” la ideología al estudio del discurso, pretendemos con
este acercamiento a la enunciación, al uso del lenguaje y la comunicación en general,
esbozar el proceso de reproducción de los componentes mentales en una serie de prácticas
sociales específicas, sin menospreciar otras. Muchos analistas críticos del discurso toman
como punto de partida para sus investigaciones, la idea que el lenguaje es un medio de
dominación, por lo tanto, es entre otras cosas una “fuerza social”. Habermas al igual que
Foucault, consideraba que el lenguaje sirve a los fines de legitimar las relaciones de poder
organizado.

117
Ilustración 8.

118
Van Dijk (2003;68) )sostiene que las ideologías caracterizan “los principios
sociales esenciales y sus fundamentos,” como por ejemplo las normas y valores
subyacentes a las estructuras y a la formación de actitudes, es decir, que “constituyen la
representación del corpus mental de los objetivos e intereses fundamentales de un grupo,
bien sean sociales, económicos y/o culturales.”

“…Los discursos políticos, los debates parlamentarios, los


informes políticos de las agencias de prensa y los comentarios,
tratados internacionales y conferencias, la propaganda y los
programas de los partidos configuran la manifestación “textual” del
sistema político.”

Pues bien, uno de los aspectos más evidentes de la comunicación que el líder
justicialista elaboró durante toda su vida política, es la claridad que su mensaje ha tenido
para cada uno de sus auditorios. Perón ha sabido “adaptarse” al ámbito de sus escuchas.
Alberto Ciria, en uno de los trabajos más reconocidos sobre el Peronismo (Ciria,1983;307),
al analizar el lenguaje de Perón, consideraba que el líder practicó un estilo de
comunicación verbal “sumamente apropiado”, sobre todo, para establecer una serie de
lazos directos entre su función o cargo, y las masas “no del todo homogéneas de
partidarios”. Ciria destaca la evidente “habilidad expresiva” de Perón (la cual era
destacada desde hacía varias décadas), lo que le permitía emitir una suerte de mensajes
personalizados.

“Además de constituir objetivos concretos, ante cada auditorio las


expresa poniéndolas al alcance de la respectiva mentalidad ambiente. Al
descamisado le da el trato de compañero, la mentor le habla como colega; al
militar en el lenguaje de los camaradas: al sacerdote, como guía; al
burócrata, en calidad de funcionario; al hombre de campo, en gaucho; al
diplomático, con la mayor claridad; a los jóvenes, dándoles ejemplo (...)”
(Ciria, 1983;308)

Del pormenorizado análisis de Ciria, podemos extraer de manera sintética un grupo


de las características definitorias del discurso peronista. Entre ellas escogemos las
siguientes que en este caso más nos interesan:

119
 El englobamiento de los opositores en el mote de “Ellos” (aspecto sobre el cual hemos
reparado).
 El posicionamiento en el mismo ambiente y plano de su auditorio (lo que hemos
destacado como habilidad de adaptación).
 La utilización permanente de refranes, metáforas, dichos populares, anécdotas, y hasta
cierto paternalismo evidenciado en ponderación de “consejos”.
 Una “relativa innovación” de vocabulario que modificó en cierto sentido el léxico
político nacional.
 Popularización de términos “rescatados” del léxico argentino, más ciertos neologismos
con larga trayectoria en América Latina (dentro de éstos últimos, Ciria menciona
justicialismo, conductor, líder, e incluso Tercera Posición).
 Referencias permanentes a la modificación del estilo de vida, fundamentado en una
suerte de bisagra producida por el 17 de Octubre.
 Cierto “mimetismo expresivo” que permitió la formación de un lenguaje común para
los distintos auditorios como “eco de sus propias voces”.

Uno de los especialistas en el análisis discursivo del fenómeno peronista es sin dudas
Eliseo Verón, quien en su trabajo Perón o Muerte, apunta que uno de los tantos elementos
que se repiten en la enunciación peronista, es la construcción de su posición como
enunciador como la de “alguien que llega”. Verón toma ejemplos de textos de la década
del 40, del 50 y del 70, donde el líder experimenta un posicionamiento de alguien que
arriba a una realidad totalmente nueva, proviniendo de un ámbito distinto al nuestro.
Perón viene de "afuera", de una exterioridad difusa. Esa “llegada” está dada por un servicio
que el líder “debe” como soldado a su pueblo. Este punto no sólo es interesante por la
aparición del universo metafórico militar, sino porque también porque ya empieza a
esbozar una estructura retórica sumamente profunda, que podemos extenderla al ámbito
de la visión universal, como veremos en el último apartado. Recordemos que toda
estructura retórica (también llamadas “figuras de estilo”) sirven para manejar la atención
de los receptores, y que por lo general son metáforas, ironías, comparaciones, etc, ya sea
para dar o quitar énfasis a algún elemento del discurso. Eso según VanDijk, es parte de la
“comunicación persuasiva”, la cual desempeña un papel sumamente importante en la
manipulación ideológica (Van Dijk,2003;263).

120
“Aquel que llega de un exterior absoluto, que pide a su pueblo
confianza y fe, porque sus obras hablarán por él, y que concibe su llegada
como el estricto cumplimiento de una misión superior, el bien de la Patria, no
es, en efecto, nada más ni nada menos que un Redentor”.

“Una de las funciones esenciales del modelo de la llegada consiste en


situar lo que podríamos llamar el tiempo del Peronismo, en el plano del
proceso de la construcción de la Patria. Desde el momento mismo de su
entrada en la escena política, Perón localiza íntegramente su proyecto en el
nivel de los momentos fuertes (...) esas horas graves, implican un radical
cambio de nivel del tiempo histórico, resultado del encuentro entre la a-
temporalidad patriótica del ejército y la temporalidad degradada de la
sociedad civil”. (Sigal-Verón,2003;53).

El cambio de un nivel al otro -sostienen Sigal y Verón- es una auténtica “ruptura”,


por lo cual la puesta en marcha de todo el gran proyecto peronista es “una especie de
vaciamiento de la historicidad concreta propia a la sociedad anterior del proyecto”. Es
una redención operada por el líder, héroe del cambio, actor esencial de la ruptura, motor de
la transformación hacia la nueva era. Esto hace que el régimen exprese desde diversas
temáticas las evidencias de semejante cambio abruto. Es por eso también que no han
quedado prácticamente espacios sociales donde el Peronismo no haya generado un cambio
fundamental en lo que hace a la comunicación. Incluso, como lo analiza Mario Lattuada
(2002), en el espacio del campo Perón diagramó una importante re-significación de su
discurso.
Su “llegada” es desde todo punto de vista un momento especial de la historia, es la
“hora clave” del pasado del país, es el comienzo del momento patriótico, y "el final" del
momento político. Esto implica una desvalorización de la política, la cual es “superada”
por la instancia justicialista. Como hemos visto a partir de nuestro análisis, tanto en el
orden doméstico como también internacional, el régimen expresaba que existía
anteriormente una situación de “injusticia”, o de desorden y caos que el peronismo ha
venido a mitigar, a ordenar. La etapa anterior a su llegada no sólo es “política” y
desvalorada, es también el momento de desunión, de una lucha permanente de argentinos
contra argentinos, y como apunta Perón, su llegada está asociada a la idea de unidad
definitiva.

121
La unidad pasa a ser el primer objetivo, el primordial de la misión impuesta al
“humilde soldado” (como puede verse también en la base orgánica del G.O.U. según los
trabajos de Potasch). Al colocar su objetivo en una instancia de superación, y por ende
también a su doctrina, toda disputa estrictamente “política” que se le oponga no está a la
altura de una causa casi trascendente, y que se encuentra “por afuera” del ámbito político.
La misión del régimen, y por ende de la Tercera Posición que es complementaria a ésta,
tiene un objetivo tan trascendente que está más allá de las valoraciones mundanas e
inmediatas. Es en este contexto que debemos entender el significado superador de la
Tercera Posición:

“Lo que será la tercera posición expresa bien el cambio de nivel de la


Doctrina respecto de las ideologías; éstas son extrañas en el doble sentido del
término: desde el lugar de la verdad que es la Doctrina, son, por decirlo así,
anti-naturales, en última instancia incomprensibles; al mismo tiempo reflejan,
dentro del país, la situación exterior del mundo. En ciertos casos, Perón opone
social a político para definir el status trans-ideológico de su Doctrina”.

Sigal y Verón ya definieron la asociación permanente que el líder formula por


intermedio de su Discurso, puntualmente entre Perón – Doctrina – Patria, lo que permite
comenzar a esbozar inexorablemente la idea de que la alteridad, el “otro”, tiene
transferida la carga de “no argentino”, de anti-patria. Todo esto nos daría a entender que se
elabora una simetría, un maniqueísmo lógico que engloba al “nosotros” (Patria, Perón,
Doctrina) por un lado, y al anti-peronismo, como un anti-argentino por otro. Pero Sigal y
Verón advierten también que la principal consecuencia del discurso peronista consiste en
generar en realidad una “asimetría”, es decir, colocar al “otro “ en una posición desplazada,
desfasada “con respecto al eje que define la posición del enunciador”, lo que se comprende
en la medida en que “no es más que una consecuencia de ese cambio de nivel que define
el status de la doctrina”. (Sigal-Veron,2003;71). Ese “otro”, ese enemigo, va a tener
claramente dos características definitorias (lo suficientemente elásticas).

Por un lado van a estar tipificados en términos clasistas: son oligarcas,


explotadores, privilegiados, etc. Y por otro, estarán impregnados del “imaginario de la
sombra”: el enemigo está siempre oculto, es conspirativo, es un infiltrado, está en la
penumbra. Esta tipificación está irremediablemente asociada al modelo de llegada del que

122
hablábamos, ya que antes de la llegada de Perón esos “hombres oscuros” son lo que
mandaban, y por ello hasta la política misma era “oscura” e indescifrable para el hombre
común.

Para muchos de estos mecanismos la Tercera Posición fue sumamente importante.


De hecho, los componentes ideológicos del contexto en el cual la TP fue emitida, explican
gran parte de la mitología que se construyó en torno de la misma. Según Félix Luna, esa
enunciación reflejaba con exactitud el "tono general de la fiesta" en la cual vivía nuestro
país por aquellos años (Luna,1984;143), lo cual explica para este historiador, las
manifestaciones públicas del régimen que se correspondían con el prevaleciente sentir de
un país que se veía y se sentía fuerte, y que por ende, podía permitirse un "modelo propio"
en materia de posicionamiento internacional. Incluso, sostiene Luna, Perón hizo todo lo
posible para que esa visión optimista pareciera un fiel reflejo de la realidad que atravesaba
nuestra Nación.
Las consideraciones ideológicas de Oscar Ivanisevich acerca del futuro de nuestro
país, muestran una fuerte convicción en un destino promisorio donde la Argentina
“colmada de bienes naturales”, gracias a la providencia, desenvolvería sus diversas
industrias para bastarse a si misma (Puigross,2006). Esta mirada de pujanza, como la
llamaba Altamirano, se acrecentaron en el ciclo que va de 1946 a 1949, donde las
“proclamas, medidas y actos gubernamentales alegóricos”, alcanzaron “el rango de
emblemas” de la Nueva Argentina (Altamirano,2001).
La “utopía peronista” se construye durante esta la primera presidencia de Juan
Domingo Perón, puntualmente desde 1946 hasta 1950. Período durante el cual Perón
reforzará el sector industrial de la economía a costa del sector agrícola, otorgándole al
estado un papel central y decisivo en la reglamentación de la economía, y redistribuyendo
el producto bruto nacional a favor de la clase trabajadora. Este es el cambio que tuvo que
ser regulado también por intermedio de la propaganda, la cual comenzó a “explicarle” al
trabajador que no se había alterado el rumbo económico, y la forma de entender el
desarrollo de la Nación. El indicador más elocuente de todo esto, fue el cambio de actitud
hacia los Estados Unidos a partir de 1953. Algunos autores consideran que es a partir de
ese momento en que comenzó a restringirse la “revolución social del peronismo”, lo que
deberá ser disimulado en el discurso oficial.
En un estudio de José Enrique Miguens, se analiza la “base social” del
movimiento, donde el autor contrasta las interpretaciones intelectuales, los prejuicios

123
académicos y las realidades del voto peronista, y de quienes acompañaron el proceso
iniciado por Perón. Apunta Miguens que, dejando de lado los conceptos “demasiado
englobantes” de clase obrera, clase trabajadora, y proletariado (que “no denotan
entidades concretas”), y aceptando el riesgo de toda simplificación, se puede establecer a
modo de conclusión que el peronismo desde el punto de vista social es:

1. Un movimiento sumamente complejo “que no puede ser explicado solamente por


la variable clase social, porque precisamente es multiclacista y con amplias
variaciones según las distintas áreas ecológicas y niveles de desarrollo regional.”
2. El apoyo electoral a Perón (en 1946) fue “proporcionalmente mayor en las grandes
ciudades que en los partidos semi-urbanos y rurales”.
3. Los trabajadores industriales “apoyaron al peronismo en las grandes ciudades,”
puntualmente en “los distritos escolares con ciudades de mas de 50.000 habitantes”,
únicos lugares para Miguens donde en los años 40 se podía hablar de trabajadores
industriales.
4. En esos lugares, en el voto peronista “aparentemente no hubo tal diferenciación
entre nuevos trabajadores emigrados del campo, y viejos trabajadores socialistas
de las ciudades.” (Miguens,1998;210).81

Como hemos visto, paralelamente a estas transformaciones económico-sociales, las


imágenes emanadas desde el régimen buscaban explicar permanentemente al obrero el
alcance de las realizaciones, y captar a este “trabajador”, consolidando una suerte de
figuras ideales del “descamisado” argentino que apoya el proceso de cambio. Podemos
ver a partir del trabajo de Marcela Gené ya comentado, cómo el peronismo mediante su
discurso hegemónico elaboró una “estrategia visual” de auto-representación, formulando
toda una selección de tradiciones de representación disponibles, e incluso re-significando
o adecuando algunas de ellas. La autora, especialista en la estética y la propaganda
justicialista, en una entrevista reciente destaca que la propaganda peronista “rompe con el
mensaje laborista” que tenía el socialismo hasta esos años, al instalar al obrero “en un

81
“Según Smith en su cuidadoso estudio, mas bien la inversa seria mas probable, o sea que en las zonas
urbanas mayores la presencia de una fuerza industrial mas que la de migrantes internos era garantia del
éxito peronista y que el apoyo mas decisivo para Perón vino de la “vieja”clase trabajadora y no de la
“nueva”.” Miguens, Jose Enrique (1998); Racionalidad del Peronismo. Planeta. Buenos Aires. p.210.

124
presente feliz”, es decir, en un momento de realización de lo prometido, e incluso, un
presente venturoso del que “se dan garantías de perpetuidad.”

“Si miramos la gráfica histórica del anarquismo y el socialismo, el presente


del trabajador aparece siempre como pura lucha contra las cadenas del
pasado y en pos de un porvenir. Para el operario peronista, en cambio, su
futuro promisorio ha llegado y, gracias a un estado benefactor y políticas
sociales, esos logros no le serán arrebatados. Por eso se trata de "un mundo
feliz", que desde luego excluye el disenso y tiene una gran cantidad de
contradicciones y claroscuros. Pero era realmente mejor para muchos porque
la realidad incluía las vacaciones en Embalse de Río Tercero y Chapadmalal o
la compra del chalé”.

Cuando a la investigadora le preguntan si toda esa utopía justicialista no es siempre


“exclusivamente propaganda,” ella es enfática al considerar que no debería considerarse a
la propaganda como un “mero lavado de cerebros”, ya que también “actúa sobre los
deseos”, los cuales, ahora, con las realizaciones del régimen, son expresados como deseos
inmediatos, no del futuro.

“La diferencia, entonces, es que esos deseos no estaban puestos en el


futuro. En verdad, casi no hay representación de lucha social, como tampoco
la hay de un enemigo interno, y esa es una de las grandes diferencias con el
fascismo. La felicidad ya llegó, por más que muchas de esas conquistas ya
estuvieran determinadas desde antes y en la lógica de la época, como derechos
laborales y el voto femenino.” 82

Si se quiere, el peronismo construyó una tríada de oficios sacramentados, tal como


el orden feudal tipificó al labrador, al monje y al guerrero.83 En nuestro caso, el modelo
tipo es el “obrero”, hombre ideal justicialista, enarbolando tres órdenes especiales de esos
oficios que representan cabalmente el estereotipo del trabajador argentino: el obrero
industrial, el peón rural, y la enfermera, imágenes “condensadas” según las palabras de

82
Entrevista de Matilde Sanchez a Marcela Gené. Diario Clarín, Revista Ñ. 1 de Octubre de 2005.
83
Ver el trabajo de Anales desarrollado por George Duby (1980), donde se exploran las representaciones
sociales de la Edad Media; Los tres órdenes o lo imaginario del feudalismo. Petrel.

125
Gené, en esa totalidad social que es la familia, elemento indispensable de la representación
social justicialista. Incluso se elabora una “estrategia visual” de auto representación,
formulando toda una selección de tradiciones de representación disponibles, adecuando
algunas de ellas. Juan Carlos Torre también profundiza esta idea, considerando que hasta
incluso el “proceso de democratización del bienestar” al que asistió la Argentina en
aquellos años, puede ser “condensado” en la imagen de la familia típica, que se irradia
permanentemente en la propaganda oficial y los libros de lectura:

“En ella, el padre está sentado leyendo el diario o escuchando radio,


la madre se encuentra haciendo labores domésticas y los hijos, entre tanto,
ocupados en sus tareas escolares. La escena reúne virtualmente rasgos
característicos de la época” (Torre, 2002: 304).

Esa familia modelo es la que se tomará como ícono de todas las próximas familias
argentinas, la organización nuclear estereotipada hacia la cual fluyen las clases emergentes,
con un Padre con trabajo, pero con tiempo de ocio, con una madre dignificada pero
preocupada por los quehaceres domésticos, y con los hijos, escolarizados y en plena etapa
de aprendizaje. En esa proyección de la Argentina hacia el futuro armónico que el discurso
oficial expresa -de la cual hay realidades inmediatas que comienzan a materializar la
utopía- se ve como puntales emblemáticos la famosa “dignificación” de la mujer, como
decíamos (por ejemplo a través del voto femenino) y la “protección de la infancia”, donde
el famoso lema del “privilegio único de los niños” constituirá toda una bandera.
Como puede verse en una de las producciones gráficas más difundidas del gobierno
sobre el tema, titulada “Infancia Privilegiada”, Perón advierte sobre “la importancia de la
niñez en la vida futura del hombre”, detallándose el proyecto del gobierno de
“universalizar las conquistas sociales”, tomando como paso inicial el ideal de alcanzar en
el mediano plazo una “República de Niños Felices”. En el futuro próximo, según Perón, ya
“no nacerá el niño argentino en la cama colectiva o sobre el piso de un rancho”, para lo
cual se dispone de los monumentales proyectos hospitalarios,84 que como bien dice el
reconocido trabajo de Sidicaro, en contraste con lo que se había realizado durante el
intervencionismo conservador, “los políticos peronistas institucionalizaron un sistema
público de mejora de la equidad social”, dirigido a satisfacer las expectativas se los

84
Ver: Infancia Privilegiada. Servicio Internacional de Publicaciones Argentinas. Bs As. Cap. V.

126
sectores sociales que les daban el apoyo político y electoral. Difunde incluso Perón, en
varias publicaciones, la formación de toda una generación de líderes que, “leales,
decididos y disciplinados”, 85 custodiarán el buen ejercicio de los derechos alcanzados para
la mujer y el niño.

“Esta es nuestra consigna u nuestra vigilia permanente. Que en cada uno


de ustedes la Fundación encuentre un hombre y una mujer decididos a cumplir
con esa consigna y con esa vigilia, y que al servicio de esta noble institución se
conviertan también en vigías permanentes de la conducta de los demás, porque
en la Fundación no solamente nos interesa nuestra conducta, sino que
vigilamos también la conducta de los que están a nuestro lado…”
(Perón,1954;12)

Como hemos dicho, esta nueva patria se consolidaba con un claro “re-
ordenamiento” de las relaciones sociales, para lo cual era necesaria toda una nueva
armonía cultural, y donde sobreviene toda una “peronización” de la educación. En
complemento con esto, como ha quedado evidenciado en las páginas anteriores, con la
crisis del “consenso liberal” comenzaron a resquebrajarse los sueños y sentidos que las
elites dominantes habían construido, lo que dio paso a cierta búsqueda de alternativas a las
utopías liberales burguesas, generándose todo un cuestionamiento de el orden simbólico,
al que el Peronismo va a dirigir su enorme aparato de propaganda.
Como han analizado Lila Caimari, Adriana Puiggros, Piñeiro Iñiguez y otros
autores, Perón tiene una predica cristiana en su discurso y en su formación intelectual
desde que se desempeña como docente en la Escuela Superior de Guerra, pero ahora, a
partir de su ascenso como figura política dominante, comienza a asociar los valores
cristianos a su proyecto de una “Nueva Argentina” de manera mucho más evidente. La
idea de orden social y orden cristiano se transforman en conceptos fundamentales del
discurso político peronista. Recordemos también el importante dato que enfatizan
Mallimaci y Distefano (2003;112), referido a que el laborismo proclama la candidatura
Perón – Quijano en el santuario de la Virgen de Lujan: “es ahora la Virgen de Lujan
quien protege y apoya al candidato laborista (…) un nuevo universo simbólico se esta

85
Tomado del interesante documento titulado: Lealtad y Disciplina. Directivas Complementarias del
Consejo Superior. Parido Peronista. Buenos Aires, 1952.

127
gestando donde lo religioso católico adquiere un lugar central como legitimador, dador de
identidad y factor de unidad espiritual”.
Esta nueva simbología le va permitir a Perón incorporar a católicos antiliberales y
anticomunistas, que se identifican con la composición social y la cultura popular del
insipiente movimiento, entre los cuales se destaca el emblemático sacerdote jesuita Hernán
Benítez. Según el trabajo de Humberto Cucchetti, Benitez es uno de los máximos
responsables en la construcción de esa suerte de utopía católica que consolidaba el
Peronismo. Gracias a Benitez se profundiza la idea de que el Peronismo incorpora una
alternativa nueva, donde el “obrerismo cristiano” pone a resguardo a la Argentina del
“comunismo de izquierda”.

“Por toda esta continuidad espiritual, el destino del justicialismo


peronista y el de la Iglesia Católica deben estar unidos. Según Benítez, la
situación de la Iglesia sería bastante grave si el movimiento peronista y, el
mismo Perón, no se hubiese atribuido raíces cristianas”.

Según Cucchetti, Perón se permite insinuar a partir de 1950 en sus discursos, que
cierto sector de la Iglesia se “ha desviado de su recorrido”, y el movimiento permite re-
ubicar o direccionar a la propia Iglesia. Las resignificaciones de todo este simbolismo
nacional y del propio movimiento peronista, comienzan a construir el Mito de la Nación
Peronista organizada, donde la Justicia, la Libertad y la Soberanía reemplacen como lema
cualquier fraseología anterior. La “Nueva Argentina”, compuesta por esa “masa
trabajadora” ahora incluida como “ciudadanos”, con plenos derechos constitucionales,
proyectaba un progresivo desarrollo de beneficios a los actores sociales ascendentes.
Movilidad social que podía observarse fácilmente por ejemplo, en la nueva participación
política, inusitada, que ahora tenían las clases bajas. Pero también podía ser vista en los
beneficios (impensados unas décadas antes) del famoso “turismo social”, por ejemplo. A
partir de esto, Córdoba y Mar del Plata se transforman en destinos privilegiados del nuevo
beneficio implementado, donde se continúa la política iniciada años antes, de fundar
colonias de vacaciones, ampliar la infraestructura hotelera, y lugares de descanso para el
trabajador y su familia. Esto queda expresado en el número de beneficiarios de esta
política, ya que por ejemplo de los 380.000 turistas arribados a Mar del Plata en la
temporada de 1940 aumentaron diez años después a un millón.

128
En la popular Caras y Caretas, en varios números aún de 1955, podía verse como
se promocionaba todavía en una de las notas principales, la idea que el trabajador
argentino pueda “conocer el país”, el cual tiene el privilegio natural de “poseer todos los
climas y paisajes mas variados” como una “caleidoscopio”, al alcance de su mano. La nota
se acompaña con fotografías de todas las regiones y contrastes de la Argentina, y culmina
estratégicamente con una propaganda oficial en la cual se ve ilustrada una familia
argentina viajando a las cataratas de Iguazú, coronados con una frase de Perón: “Todos los
Argentinos deben disfrutar de las bellezas naturales de la Patria”.86
Lo mismo ocurre en lo que hace al acceso de las masas trabajadoras a las políticas
culturales, como por ejemplo al Teatro, donde queda claro que en el intento de
“democratización de la cultura”, Perón destacaba dentro de su aparato publicitario como
una de las grandes virtudes de su gestión, en palabras de Yanina Leonardo, “el acceso de la
familia obrera argentina a la recreación y al consumo cultural,” lo que antes era patrimonio
casi exclusivo de las clases medias y altas.

Esta función de “consumidor cultural” brindada a las masas, residía


específicamente en el ingreso de éstas a los ámbitos que anteriormente se
establecían como patrimonio exclusivo de las clases medias y altas. Es decir,
los obreros no sólo accedían al paseo por el centro de la ciudad que se
constituía en un ritual -que incluía una vestimenta especial y el consumo de
sus espectáculos-, sino también al repertorio de los teatros oficiales,
incluyendo al teatro Colón –ámbito paradigmático de la alta cultura-. Pero lo
popular no sólo llegaba a estos espacios a través del público, sino también de
sus artistas -tanto actores, como directores y dramaturgos-
(Leonardi,2010;173).

En la utopía proyectada, la ampliación de esos beneficios, la extensión de los


derechos sociales, del ordenamiento social en general, del crecimiento del poder del estado
argentino, la universalización de los principios que permitieron distribuir la riqueza,
“humanizar el capital”, y privilegiar a la infancia, conformarían los bastiones para los
proyectos políticos venideros. Pero para eso, era imprescindible que los integrantes del
movimiento, deban ser plenamente conscientes de las transformaciones operadas en la

86
Era común encontrar este tipo de propagandas en las Revistas de la época, en este caso es Caras y
Caretas. Año LVII, Nª 2185. Bs As, Agosto de 1955.

129
Nueva Argentina, y de las diferencias “que existen con el pasado”, pero asimismo, que
puedan explicar y difundir esa nueva realidad, como está bien detallado en las Jornadas
Doctrinarias de los últimos años del gobierno, donde el tema central de disertación era
justamente sobre el conocimiento “de la Nueva Argentina”, destacándose “lo realizado”,
y las “diferencias existentes con el pasado”.87
Las permanentes referencias a la Nueva Argentina que se esta construyendo, se
extienden incluso hasta los años finales del régimen, como puede verse en las menciones a
los beneficios que traería el segundo plan quinquenal, el cual tiene como objetivo además
de la “grandeza de la patria”, la “propia felicidad del pueblo”. A ese mismo pueblo que se
verá beneficiado, se le pide por intermedio de la propaganda oficial que apoye la
realización del plan, y se substancie con el mismo. “Antes” el gobierno sólo atendía las
necesidades de un grupo, y el resto de la comunidad, sobre todo los jóvenes, estaba
“adormecida” en su interés por explorar las posibilidades de desarrollo que permitiría el
estado argentino.

“Cuando la Argentina era un país de vida semicolonial, gobernado por


hombres que atendían solamente al bienestar de pequeños núcleos de gentes
privilegiadas, pocas eran las esperanzas que se abrían a la juventud. En
efecto, la Nación carecía de pulmones que oxigenaran las ansias de vivir que
bulle en las venas de los jóvenes. Un ambiente de siesta provinciana, como
alguna vez fue calificado con acierto, era la característica general. Las mas
simples empresas, a poco de analizadas, parecían titánicas y enervaban desde
el comienza todo propósito serio de acometerlas. 88

Los jóvenes carentes de recursos para costearse estudios universitarios, asumían


que a las facultades solamente ingresaban “los aspirantes provenientes de familias
acomodadas”, y por eso tenían que orientarse al término de sus estudios primarios o
secundarios, hacia alguna actividad. Las grandes masas de muchachos “egresaban de
aquellos ciclos de preparación sin la menor instrucción especializada” que les facilite o
permitiera ganarse el sustento. Por eso dice Perón, que si entraban a un taller “era como si
de pronto renunciaran a todos sus derechos humanos.”

87
Hay un documento de la época abocado a esto: Jornadas Doctrinarias. Partido Peronista. Buenos Aires,
1955.
88
Extraído del documento El trabajador en la función pública. S.I.P.A. Servicio Internacional Publicaciones
Argentinas. Buenos Aires (sin fecha).

130
“Este era el panorama general en cuanto a las posibilidades del
trabajo en la industria ciudadana. Con pequeñas variantes, todo esto se
repetía tratándose del comercio. Si el aspirante estaba dispuesto a ser
empaquetador o peón de tienda, por ejemplo, nada tenia que aprender, pero si
por su condición aspiraba a ser empleado de escritorio o de alguna manera,
factor de comercio, entonces debía postergar sus aspiraciones e iniciar un
proceso de preparación previa al logro de las mismas, aunque ellas no
representaran en la practica sino un sueldo de ochenta pesos mensuales, en el
mejor de los casos.”
“La amargura de la vida lleva siempre, como de la mano, a las
organizaciones políticas donde la protesta y la rebelión constituyen la espina
dorsal de la doctrina. ¿Cuántos jóvenes argentinos, sin orientación posible
como tales, no han caído en partidos extremistas insensiblemente, solo porque
allí encontraban un ambiente adecuado para desahogar sus desgracias?” 89

Ahora, se resignifica incluso la propia función pública, la cual, en la Argentina


justicialista, esta “cargada de responsabilidades”, por eso exige vocación. Pero si hay un
foco de atención que la prensa oficial tendrá para la exploración de las imágenes de la
utopía social, es como dijimos en varias oportunidades, el niño. Recordemos el artículo
citado de Hechos e Ideas, en el cual Perón recomendaba “hacer peronismo desde la cuna”.
(Perón,1948;2). Como analiza Aversa en un trabajo reciente, la extensión de beneficios
sociales y de programas asistenciales estuvo acompañada por un aparato de prensa oficial
“que reproducía en los más mínimos detalles cada inauguración o evento público de la
época.”
“Durante la primera presidencia, las diversas medidas tomadas
esperaban dignificar desde el punto de vista social la situación infantil,
intentando equilibrar las desigualdades entre los niños de distintos sectores
sociales. En el segundo mandato, las acciones estuvieron orientadas a una
expresa politización y adoctrinamiento de la relación con la niñez,
manifestada en actos públicos, mensajes, textos infantiles, entre otros canales”
(…) “La literatura, los testimonios autobiográficos, el cine, la fotografía, la
pintura, nos acercan –sea a través de ficciones o documentos históricos– a las

89
Extraído del documento El trabajador en la función pública. S.I.P.A. Servicio Internacional Publicaciones
Argentinas. Buenos Aires (sin fecha).

131
condiciones de vida de la niñez. En distintos soportes, la memoria de la
infancia de las décadas del ‘40 y del ‘50 es a la vez notoriamente emotiva y
mitificada, lo que permite por un lado dimensionar el cambio producido
entonces en las condiciones de vida de los niños, y por otro señalar que el
peronismo construyó una verdadera puesta en escena para la niñez, que se
recuerda por experiencia directa, o se reconoce a partir de su transmisión a
otras generaciones, o por su notoria ausencia o destrucción (…)Los aspectos
materiales de la institución, la decoración, vestimenta, el material didáctico, la
alimentación, entre otros detalles, procuraban recuperar, dignificar y rescatar
a numerosos niños de su destino de exclusión y marginación”.(Aversa,2008)90

En uno de los libros de textos para niños más difundidos que editó el régimen
peronista, puede observarse la imagen integral de esa utopía social que comienza a
incorporarse en el imaginario colectivo desde edad temprana.91 El libro comienza por
mostrar el presente, esa Nueva Argentina donde todos son felices, pueblo que muestra
gratitud al Gobierno saliendo a las calles a saludar el coche presidencial que recorre los
barrios. Además de repasarse un bosquejo de la Historia Argentina donde no pueden faltar
San Martín, Quemes, Sarmiento y las luchas por la Independencia, el libro muestra las
“nuevas condiciones” de los niños por los parques, juegos y plazas de la República.
También explica los nuevos y populares cines, campos de deportes, recreaciones y juguetes
que se reparten por toda la geografía del país. Pero lo que más se destaca, y a lo que se le
dedica más páginas e ilustraciones es a la “ciudad infantil”, con comedores, hermosos
juegos, dormitorios, una ciudad que “es como las ciudades de los cuentos”, “hermosa obra
de la Fundación Eva Perón”, regalo del hada buena.
En las páginas subsiguientes a la descripción de la Ciudad Infantil, igual recorrido
se hace por los hogares de ancianos, donde “reina la alegría”, y donde cada “viejecito” se

90
Comenta que Aversa que “Así como parte de la estrategia distributiva sostenida en los dos primeros
gobiernos de Perón, las medidas y acciones implementadas hacia los niños, tales como los repartos de
juguetes, las colonias de vacaciones, los campeonatos Evita y los numerosos hogares y establecimientos
inaugurados tuvieron un peso significativo en la conformación de representaciones, relatos y concepciones
simbólicas sobre la singular intervención social del período, presentada como una acción salvadora que
suponía la eliminación de contradicciones y desigualdades en el presente, y sobre todo anunciaba una
reparación histórica por los infortunios materiales y espirituales tolerados por el pueblo en un pasado
cercano.” Ver: Aversa, Maria Marta (2008); La asistencia social a la infancia popular en las publicaciones
oficiales peronistas (1946-1955). Papeles de trabajo. Revista electrónica del Instituto de Altos Estudios
Sociales de la Universidad Nacional de General San Martín. ISSN: 1851-2577. Año 2, nº 3, Buenos Aires.
91
Arquetípico trabajo de la época para el público infantil: Libro de Texto con enseñanzas. Buenos Aires.
Talleres Gráficos de la Editorial Estrada. Edición del 15 de mayo de 1953 de unas 100 páginas.

132
siente “como si estuviera en su propia casa.” Esta idealización de las condiciones de la
ancianidad en la Nueva Argentina no sólo están presentes en las publicaciones para niños,
también en innumerables ediciones de difusión de la gestión gubernamental, donde
aparecen ilustraciones muy similares de los abuelos disfrutando de su tiempo libre en
quehaceres cotidianos, en una hermosa casa. Estas ediciones, por lo general adjuntan a
modo de apéndice, el texto íntegro de la Declaración de los Derechos del Trabajador. En
un trabajo oficial especialmente dedicado a la ancianidad y los derechos sociales, se
explica cómo el presidente Perón “convirtió todo en una hermosa y palpable realidad”.

“Tuvo a su lado al pueblo unido en su fe y mancomunado con sus


ideales. Y tuvo también en Eva Perón la colaboración magnifica que, ubicada
desde los primeros momentos junto a los trabajadores de la patria, llevo ante
el presidente Perón las inquietudes y las esperanzas de los esforzados obreros
de la patria. Y de esta conjunción, de esta nueva manera de ver las cosas
argentinas, con ojos argentinos y pensamiento argentino, surgió la nueva
política, cuyos frutos en el terreno de la previsión social hemos analizado aquí.
La argentina marcha hacia delante segura de su porvenir. Es fuerte porque la
guía un poderoso sentimiento de justicia social, y porque en las calles de sus
ciudades y en las rutas abiertas de sus campos no hay brazos que clamen por
una ubicación, bocas que pidan un mendrugo… Todo ha sido reestructurado, y
las fuerzas del trabajo saben que están protegidas ahora, como nunca lo
estuvieron. Ministros surgidos de las filas obreras, parlamentarios salidos de
los sindicatos, poderosas organizaciones integrando la Confederación General
del Trabajo son un hermoso exponente de las nuevas tendencias que orientan
la vida política y económica del país. 92

En este esquema de la justicia social, también están presentes permanentemente los


elementos cristianos y humanistas de esa nueva sociedad en construcción, como bien lo
difunden varios folletos del régimen, donde se toma como piedra angular a la Fundación
Eva Perón:

“Este es el papel eminentemente humanista que cumple la Fundación Eva


Perón en todos los campos de la necesidad humana hasta aún en aquellos más

92
Proviene del trabajo Jubilacion y Régimen Social anteriormente citado.

133
insospechados, como proveer la herramienta al obrero, solventar a la mujer o
alcanzar con amor materno el juguete al niño angustiado por su ausencia”. 93

Incluso, donde se establece que “los derechos de la ancianidad contienen todos los
elementos de una nueva y elevadísimo doctrina, en la que se han conjugado
armónicamente los principios rigurosos de la justicia social con los evangélicos conceptos
de la emoción cristiana” (Villaverde,1953).94 Los alcances de los nuevos beneficios
sociales (de los cuales Eva Perón era la imagen preponderante del régimen como
responsable y promotora de los mismos, por intermedio de la famosa fundación que llevara
su nombre), luego de la muerte del artífice, seguirán estando “custodiados” desde la
trascendencia, como queda expresado en otro folleto:

“En ese amor se cifra, se compendia y se explica toda la obra de Eva Perón
y la razón por que pudo realizarse en tiempo tan breve que toca el linde de los
milagroso. Por ese amor quedaron definitivamente sentadas las bases de la
ayuda social en la Argentina, y quedó abierta una fuente generosa para que
beban de ella todos los pueblos de la tierra. (…) Eva Perón, aún muerta, nos
sigue iluminando con al excelsitud de sus virtudes ciudadanas y
personales”(Franco,1953;8).95

Otro de los libros de texto infantiles más importantes del Peronismo, es el Alfredo
Diez Gómez, completo en iconografía muy detallada, en el cual pedagógicamente a modo
de preguntas y respuestas de una niña llamada Beatriz, hija de un obrero, en charla con su
abuela, se explica la transformación operada por el régimen (Diez Gómez,1948).96 Beatriz,
“la pequeña y mimada hija rubia de Felipe”, jugaba en las rodillas de su abuela en la
noche, desde donde se escuchaban “el trajín de la madre” en la cocina, y los golpes de

93
Quizás uno de los documentos más elocuentes sobre el tema: Proveedurías Eva Perón. SIPA. Servicio
Internacional de Publicaciones Argentinas. Bs As (sin fecha).
94
El trabajo era parte de toda una colección de publicaciones destinadas a difundir los derechos sociales y sus
alcances. Villaverde, Juan (1953); La organización social y los Derechos de la Ancianidad. Presidencia de la
Nación. Subsecretaría de Informaciones. Buenos Aires.
95
Posiblemente uno de los primeros trabajos monográficos con intencionalidad mitificadora de Eva Perón
luego de su muerte, que posea tantos rasgos del “modelo” que consolidará el régimen. Franco, Alberto
(1953): La Mística Social de Eva Perón. Presidencia de la Nación. Subsecretaría de Informaciones. Buenos
Aires.
96
Trabajo arquetípico también, pero en este caso de la “devoción” evitista en vida. Diez Gomez, Alfredo
(1948): Una mujer argentina. Doña Maria Eva Duarte de Perón. Biblioteca Infantil “General Peron”.
Peuser. Buenos Aires

134
martillo del papá, “quien en sus horas de descanso, siempre tenia algo que hacer o
remendar en la humilde casa.” De pronto una canción “broto de los labios del obrero”, por
lo cual Beatriz exclama “¡Papá parece muy contento!”, exclamación a partir de la cual la
abuela explica porque esa felicidad en su hijo, en un obrero que en tiempos anteriores no
hubiese tenido ese ánimo.

- Así es, hijita mía – respondió la anciana - . Mi hijo vive hoy en otro
mundo muy distinto…
-¿Otro mundo? ¿Qué quieres decir con eso, abuelita?
-Que, ahora en la Argentina, los pobres por fin sabemos lo que es justicia y
equidad. ¡Si, es otro mundo, mi chiquita! Otro mundo con nuevos caminos y
rosados horizontes, que antes nos estaba vedado recorrer. Hasta hace dos
años, nuestra existencia era amarga, llena de desilusiones, de injusticias y de
trabajo sin remuneración. Tu no tenias trajecitos nuevos, ni podían tus ojitos
llenarse de felicidad al contemplar un lindo juguete; yo, con mis años, tenia
que ayudar lavando y planchando, mientras tu madrecita se complicaba los
días inútilmente para poder nivelar el modesto presupuesto de la familia con
las exiguas entradas.
- ¿Y hoy?
- Hoy, ya lo ves. ¡Tu padre canta mientras pasa horas de labor con
nosotros, tú posees esa hermosa muñeca que te regalamos el día de tu
cumpleaños y yo solo vivo para cuidarte y alegrarme con dicha de todos!
- ¿Y esto se debe a que mi papa gana mas?
- Si. Ahora le remunerar sus horas de labor con equidad, se escuchan sus
demandas y se hacen trabajar las horas que humanamente puede.
- Y todo esto, abuelita, ¿quién lo ha ordenado?
- Un nuevo gobierno justo y patriota, Beatricita.
- Según me ha dicho Pocho, mi compañero de banco en la escuela, las
cosas que ha nosotros, los pobres, nos alegran tanto, las hace un señor llamado
Perón. ¿Es verdad eso, abuelita?
- Si, Beatriz.
- ¿Es militar?
- General de nuestro ejercito.

135
-¡General! – Comentó la pequeña, asombrada - ¡Eso ha de ser muy grave,
ha de mandar a todos!
- Si, manda a todos, pero los manda o los dirige con bondad, estudiando
sus problemas, penetrando en el alma del pueblo dolorido y escuchando sus
quejas. Es un gobernante comprensivo y patriota que, así como procura la
felicidad de su pueblo, también defiende su soberanía y su completa libertad.

En esa conversación incluso se enfatiza la trascendencia de la “nueva libertad”


alcanzada por Perón, superadora de la de Mayo y los próceres:

- ¿Libertad? Yo creí que la libertad ya había sido conseguida por San


Martín, Belgrano, Moreno y muchos mas…
- Esa fue otra libertad, nietecita querida. Aquellos héroes y paladines
emanciparon la tierra nuestra de la opresión extranjera. Lucharon y murieron
miles de hombres en batallas sin cuartel para legarnos una nación libre y
dueña de sus destinos, pero los gobiernos que se sucedieron al pasar los años
fueron vendiendo poco a poco eso que tanta sangre había costado. Las
concesiones de los ferrocarriles, electricidad y otras empresas a capitalistas
extraños, y los cientos de empréstitos colocados en el exterior nos llevaron
pronto al coloniaje y a depender de la voluntad de personas que solo Vivian
para desangrarnos.
- ¡Que cosas curiosas me cuentas, abuelita!
- Este gobierno nos ha libertado nuevamente, puesto que la libertad
económica vale tanto como la otra, como aquella por la que se sacrificaron
muchos hombres en lejanos días de gloria.

Asimismo, en pocas palabras se enfatiza el nuevo valor de la palabra argentino:

- ¿Quiere decir que ahora somos completamente argentinos? – Si Beatriz,


eso precisamente quiere decir. ¡Y que hermoso es escucharlo en labios de una
niña como tu!

136
La secuencia culmina de manera casi idílica, con la familia reunida en torno de la
comida, los relatos de la Nueva Argentina como tema de charla, y un brindis en honor al
gobierno que ha posibilitado la situación que viven.

“El obrero, tan interesado como su esposa, rodeo junto con ésta a la
educadora, y todos se dispusieron a escuchar la autorizada palabra en esa
tarde gris y silenciosa del barrio lejano.”
“La madre entro luego con la sopera humeante…”
“Todos rodearon alegremente la mesa de la paz y de la felicidad. Y el
obrero, el hombre sano y generoso que en este instante simbolizaba a miles de
seres que trabajan anónimamente para el engrandecimiento del país, levanto
su copa y dijo, mirando el rubio contenido:
- ¡Por la salid y bienestar de la Argentina, del general Perón y de su
digna esposa, quien, como las damas de Cuyo de la epopeya sanmartiniana y
de otras tantas mujeres admirables de esta nación poderosa y buena, ha sabido
con sus actos llegar hasta el corazón de su pueblo y seguirá viviendo en él,
como merecen los seres beneméritos de la patria!” (Diez Gomez,1948;16).

En el libro infantil comentado anteriormente, el Texto con Enseñanzas, también


pedagógicamente los padres explican la Nueva Argentina a sus hijos.97 Explican por
ejemplo, dónde irán de vacaciones ya que “ahora todos pueden gozar” de largas
temporadas de descanso, incluso hasta “las familias más humildes pueden ahorrar”. 98 En
esta publicación, el pasado, el presente glorioso y feliz, y las promesas de un futuro
misericordioso con la Argentina, se encuentran en coloridas ilustraciones donde el hombre
de ciudad, el campesino, los ancianos, los niños, las mujeres, los trabajadores, y hasta los
muertos por la Patria comparten una sonrisa y una protección especial, la de la “Jefa
Espiritual”.
Como destaca es especialista en la estética justicialista de aquellos años y artista
Daniel Santoro, las imágenes referidas a la transformación social del peronismo siempre

97
Es el citado trabajo Libro de Texto con enseñanzas. Buenos Aires. Talleres Gráficos de la Editorial
Estrada. Edición del 15 de mayo de 1953 de unas 100 páginas.
98
Tambien podemos ver las referencias al turismo social argentino en las publicaciones mas populares de la
época, donde se enfatiza que “el objetivo fundamental de la nacion sera posibilitar el acceso del pueblo al
conocimiento de las bellezas naturales del pais y las creaciones del esfuerzo argentino, aprovechando al
mismo tiempo los beneficios del descanso fisico y espiritual que proporciona el turismo.” En: Caras y
Caretas. Año LVI. Numero 2170. Buenos Aires, Mayo de 1954.

137
tienen cierta “meticulosa ingenuidad”, en colores rosa apastelados, salvo cuando se hace
referencia al “pasado oprobioso”, donde aparecen los grises y las sombras
(Santoro,2008).99 Según palabras de Horacio González (2007), Santoro ha logrado captar
el “ideal utopístico de la afichería peronista, tomado del realismo socialista”.
Como bien dice otro de los trabajos más difundidos sobre la infancia durante el
peronismo,100 en la República Argentina de aquellos años, los “únicos privilegiados son los
niños”, porque son los niños de hoy “los futuros hombres de mañana, quienes, nacidos en
un medio más en consonancia con los cristianos y justos principios de equidad para todos”,
pueden afirmar en el país las bases de una “nueva corriente civilizadora”, ajustada a los
preceptos del “más puro y alto sentimiento de humanidad.” Permanentemente, como es
propio de muchas publicaciones oficiales, se complementan estas afirmaciones con
estadísticas de la nueva realidad social.

“Finalmente las citadas estadísticas de las Naciones unidas señalan


un hecho auspicioso de que la Argentina figura entre los ocho países que en
el mundo han aumentado en los últimos años considerablemente la
natalidad, conjuntamente con Alemania, Canadá, Austria, Holanda,
Noruega y Costa Rica.”

Pero por sobre todo, se difunde la legislación que establece cuales son los derechos del
recién nacido, los cuales, “inspirados en el más alto concepto de la moral y dignidad
humana,” no deben faltar y se hacen “indispensables en la vida de toda nación culta,
progresista y digna.”

“Estos derechos son indispensables para el feliz advenimiento del niño y


están de acuerdo con los más elementales preceptos de amor y justicia. Se
enumeran así: Derecho a tener padre y madre, Derecho a ser deseado y
recibido con alegría, Derecho a que se le suministre el mejor alimento: la
leche de su propia madre, Derecho a que se le eduque desde su nacimiento,
Derecho a que se investiguen las causas de su llanto, Los derechos a la luz, al
sol y al aire libre, Derecho a tener un ajuar adecuado y limpio, Derecho a
dormir sólo en su cuna, Derecho a la higiene, Derecho a la asistencia médica,

99
Trabajado por Santoro, Daniel (2006): La construcción imaginaria de un mundo. En: Indij, Guido (2006):
Perón Mediante. Gtráfica Peronista del período clásico. La Marca. Bs As.
100
Nos referimos a Infancia Privilegiada. Servicio Internacional de Publicaciones Argentinas. Sin fecha.

138
Derecho a que sus padres sepan como se desarrolla, Derecho a no ser juguete
de los mayores.”

La Argentina, que marcha a “la universalización de las conquistas sociales”, con


estas leyes de protección ya existentes, asegura un cuidado especial también a la futura
madre “obrera o empleada”, a lo que se debe agregar “una serie casi infinita de otras
conquistas surgidas de la simple estabilización de un verdadero orden social,” el cual,
recordemos, hasta tiene su propio custodio urbano, a modo de justiciero.

“Es posible que la inclusión de la tira “José Julián, el heroico


descamisado” haya tenido entre sus objetivos la captación del público infantil:
ejercer una suerte de pedagogía partidaria a través de las aventuras de un
“héroe” criollo, digno de emulación, tan “real” que se lo mencionaba con
frecuencia - en los discursos radiales, por ejemplo-, y en un lenguaje gráfico
del que niños y jóvenes poseían las claves.”(Gené, 2008;34).

Pero la prensa oficial no sólo poseía estos elementos directos de difusión de su


alcance y transformación social. Como nos dice Marcela López, la Nueva Argentina
Peronista elegía también “modos sofisticados” y de toda índole de mostrarse al mundo, tal
es así que “al estilo de las potencias culturales”, exhibía (entre otros escenarios) en la gran
“vidriera mundial” que constituía el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, la
importante producción cinematográfica local, irradiando los estereotipos sociales nuestros
a todo el orbe. (López,1999).101
En un trabajo de Alberto Ciria (1983) publicado en la revista Todo es Historia de
comienzos de los 80,102 el autor toma para analizar la autoimagen brindada por el
peronismo, puntualmente la revista quincenal Mundo Peronista desde 1951. Destaca que
dicha publicación tiene materiales que podrían dividirse en dos grandes grupos: a) las
secciones humorísticas, de apostillas, de circunstancias, de poemas laudatorios y afines,
conjuntamente al aspecto mas informativo de la revista, donde se detallan los comentarios
referidos a sucesos importantes de la época; b) los textos doctrinarios especialmente
dedicados a resaltar la originalidad y superioridad del justicialismo frente al capitalismo

101
Fue publicado en la Revista TODO ES HISTORIA de Félix Luna. Lopez, Marcela (1999): Cine y
Politica. En Revista Todo es Historia. Nº 379. Febrero de 1999.
102
También publicado en la Revista de Félix Luna. Ciria, Alberto (1983): Peronismo para escolares. En:
Revista Todo es Historia. N º 199-200. Buenos Aires, Diciembre 1983.

139
individualista y el comunismo colectivista. Ambos grupos de materiales constituyen a
Mundo Peronista en una importante fuente para analizar la autoimagen oficial referida, en
la cual puede verse a partir de 1952 que el contenido doctrinario sede lugar -en palabras de
Ciria- a la directa canonización del líder vivo, y a la desaparecida jefa espiritual, como
así también, se transforma en un importante órgano difusor de las conquistas del régimen.
Con respecto a la canonización de la desaparecida jefa espiritual, también es
coincidente, conjuntamente con otra muchas publicaciones oficiales, lo desarrollado por la
famosa Mundo Deportivo, la cual ya en su edición del 31 de julio de 1952 (a los 5 días de
la muerte de Eva Perón) publica su número 172 enteramente dedicado a la líder y su
trabajo realizado en pro del deporte.103 En este importante numero en edición de luto, se
expresa la “eterna deuda” que la utopia peronista tendrá con la jefa espiritual, en un
aspecto tan importante como es el desarrollo atlético y deportivo argentino. Recordemos
que la muerte de Evita coincide con los XV Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952, donde
participa una importante delegación argentina, la cual se ve sorprendida por la noticia. Y
recordemos también que el mismo año se inauguran los Primeros Juegos Panamericanos
de la historia (una suerte de juegos olímpicos continentales), para el cual se construye el
imponente estadio Juan Domingo Perón de Racing Club de Avellaneda, ocasión que
también sirve para la implantación por primera vez del “seguro para atletas” y delegados
participantes, lo cual “dio mayor tranquilidad a los competidores”, según la prensa, y cuyo
gesto “oportuno y practico” fue inculcado por Eva Peron.
En este número podemos, ver la substanciación de política, deporte y espiritualidad,
aunados en el resguardo permanente de los derechos sociales: “la educación de las
energías físicas y mentales del pueblo, para orgullo de la raza fue una de sus grandes
aspiraciones.”
“Hasta que llegara Eva Perón, el deporte argentino vivía un desgarrante
desamparo, y así fue como junto al Líder se dieron a la tarea de
materializar ese apoyo y esa ayuda que muy pronto iba a rendir sus frutos
en ese clima de felicidad y realizaciones que se lograban en nuestra
actividad deportiva. Eva Perón constituye una fecha histórica en el
desarrollo de nuestro deporte, que por ella iba a adquirir también una
trascendencia internacional de contornos extraordinarios. Y esa acción de
Eva Perón culmina precisamente en la concreción de su más maravillosa

103
Ver: Mundo Deportivo. Nº 172. Buenos Aires 31 de julio de 1952.

140
concepción, como lo fueron los campeonatos infantiles, verdadero
despertar de una conciencia nueva en nuestro país, y, por que no decirlo, en
el mundo entero. Su obra el deporte y entre niños es tan inmensa y tan
definitiva también, que al irse deja esta realidad que habla de una
permanente presencia.”

Ana Laura Martín destaca cómo el desarrollo y la complejidad alcanzadas por las
políticas sociales durante el peronismo, se vieron ampliamente reflejadas en la prensa
oficial. Entre estas, sabemos que las emblemáticas han sido sin dudas las obras de ayuda
social promovidas por la Fundación Eva Perón que hemos comentado, las cuales
“ocuparon un lugar privilegiado en la política de propaganda”, con un especial tratamiento
visual dado a los mensajes divulgados, donde no faltaba la inclusión de imágenes que le
otorgaran “carácter de realidad y objetividad a la información” (cita la autora por ejemplo
la introducción de fotografías en las publicaciones gráficas, y el uso del género documental
utilizado en los filmes).
Las publicaciones son muchas y muy dinámicas, entre las cuales se destacan: Eva
Perón y su Obra de Ayuda Social, Mi obra de Ayuda Social, Escuela de Enfermeras,
Realizaciones Argentinas en el orden social, Canto de Fe, entre otras; las cuales se
caracterizan por ser muy visuales, con muchas imágenes fotográficas y narraciones cortas.

“Estas obras compartieron el uso de una expresión con frecuencia


utilizada en la propaganda de gobierno; el concepto de “ayer y hoy”. Con su
uso se persiguió marcar el contraste y la ruptura de un “ayer” asociado a los
excesos y los abusos que alimentaban el odio de los humildes y la indiferencia
que habían sufrido de parte de los gobiernos anteriores. Mientras que el
“hoy” se caracterizaba por un presente de júbilo y alegría en el cual se
remarcaba la idea de justicia y redención respecto de los tiempos previos.”
(Martín,2008;34).

La mujer, como venimos viendo, junto con el obrero y el niño, son los pilares de la
imagen de la utopía social y la dignificación del futuro inmediato. Como puede leerse en el
difundido Hogar de la Empleada, si en la mujer descansa uno de los apuntalamientos
“donde la humanidad forja su familia y descendencia,” el documento se pregunta, “¿las
muchedumbres de jóvenes muchachas que trabajan,¿no son justamente el potencial mas

141
fecundo de la humanidad? Alguien debía pensar en todo esto. Debía surgir la hora del
hogar y la alegría para las mujeres que trabajan. Alguien debía cuidar con amor el rostro
fecundo del futuro.

“Con estas palabras del presidente de la Nación, general Perón, la


Argentina quiere recuperar para la humanidad de la vida gris de las
muchachas que buscan un porvenir. La trascendental y profunda
revolución del justicialismo no podía olvidarlas. Y no las olvido en
magnificas etapas de liberación individual y colectiva. No las olvido en las
leyes obreras. No las olvido en la vida ciudadana, y en la vida política, en
la vida de ancianos, padres y niños. No las olvido porque les dio jerarquía
de ciudadanas de su país, jerarquía de esperanza de la patria y jerarquía de
obreras libres y orgullosas, máximo galardón que puede alcanzarse en la
Nueva Argentina. Una de esas extraordinarias etapas en la construcción de
hogares para las empleadas.”

Luego establece, que si un hogar es una familia, “y una familia es, antes de nada,
madre, cariño y ayuda”, entonces un hogar es síntesis de “fuerza y ternura”, todo lo que
representa la mujer argentina y peronista. Sólo en esos pilares puede reposar la utopía
social, en un hogar resguardado por esa mujer tierna y segura. Un hogar es el “impulso
poderoso hacia el porvenir”.104 En esta idea se fundamenta un elemento que el Peronismo
siempre hizo propio, y que lo diferencia notablemente de la doctrina general de otras
muchas experiencias políticas contemporáneas. La organización política, y por sobretodo
el proyecto emprendido descansa y se apoya en una propuesta social, en una “promesa”
hacia el pueblo, donde se le ofrece un modo de vida tomado de su propia ideología, una
forma de vivir y pensar lo económico, lo político, lo social. Es el pueblo el que dictamina
si esa imagen de sociedad que se le ofrece, dista o no de lo que imagina como grupo, como
“colectivo”. Es por eso que el justicialismo materializa toda esa relación entre lo que es
argentino, y lo que es peronista, otorgándole características definitorias a la primera
categoría, que la vuelve irrealizable sin la segunda. Según ese discurso, no se puede ser
argentino, sin ser peronista. No se puede ser Pueblo sin ser Peronista, por el simple hecho
que el peronismo es pueblo.

Documento de difusión emitido por el gobierno bajo el título: El hogar de la Empleada “General San
104

Martín”. Fundación Eva Perón. S.I.P.A. Servicio Internacional Publicaciones Argentinas. Bs As. Sin fecha.

142
Una autora que ha logrado expresar esa substancia entre el régimen justicialista y la
causa nacional-popular, es sin dudas la escritora María Granata, que en un trabajo titulado
Pueblo y Peronismo, editado por el gobierno en 1954, desarrolla esa concepción política
tan propia del justicialismo:

“Puede afirmarse que el valor histórico de toda concepción política esta


en relación directa con el sentido que asume el Pueblo dentro de dicha
concepción. La posición específicamente política, la orientación económica y
aun la contribución técnica del mundo moderno, no llega a definir tan
absolutamente el contenido de una posición política como la idea que se tenga
de Pueblo dentro de esa posición. Ello supone el verdadero punto de partida y
todo lo demás actúa en función de este concepto. Del valor que se le otorgue
al Pueblo en el desarrollo de la sociedad y en los objetivos nacionales depende
la condición afirmativa o negativa de toda estructura política.”
(Granata,1954;2).105

Para Granata hay una diferencia esencial entre la ideología “que sirve al Pueblo” y
la que “se sirve del Pueblo”. Ambas difieren en su acción y en su obra, como también en la
dirección impuesta a su trayectoria. La ideología política que “permite y exalta la libre
determinación del Pueblo” se opone tanto en su contenido como también en sus
expresiones, a aquella que”de una u otra manera sojuzga ese principio e impide el
ejercicio de una libertad que debería ser inviolada”. El Peronismo en este trabajo,
incentiva y busca la “libre determinación” de ese pueblo, por eso es que Granata habla de
que “la superación del pueblo”, es el objetivo primordial del peronismo:

“¿Por qué el Peronismo trasciende su condición de posición política


y concita los caracteres determinantes de la doctrina? Precisamente porque
su punto de partida el Pueblo mismo y su objetivo es la superación social, el
continuo fortalecimiento del bienestar popular, no como un hecho aislado o
circunstancial, sino como forma de un proceso cuyas etapas corresponden a
la evolución de la sociedad. El Peronismo considera al Pueblo no solo en
su realidad física y espiritual, sino también en su dinámica. El Pueblo es

105
Quizás uno de los documentos más elocuentes sobre política y cultura realizado por un representante de la
literatura popular de aquellos años. Maria Granata (1954); Pueblo y Peronismo. Presidencia de la Nacion
Secretaria de Prensa y difusión. Buenos Aires.

143
una fuerza vital y, por lo mismo, esta en constante transformación. La
situación de estatismo contraria su naturaleza esencial. El Pueblo, cuando
no esta amordazado ni maniatado, es fundamentalmente dinámico, se
expresa a través del movimiento.” (Granata,1954;26)

Destaca el trabajo que perón y su Doctrina han llevado adelante, sobre todo al
liberar al Pueblo de su quietismo, de su pasividad frente a los más impostergables
problemas nacionales, poniéndolo en movimiento “como una fuerza armónica y
singularmente dotada de afirmativos valores”. Es esa “vieja siesta” de la que ya hemos
hablado, es en la cual la burguesía ha eternizado la dominación clasista. Ahora, con el
“despertar justicialista”, es solo dentro de esta nueva dinámica por intermedio de la cual ha
despertado el “espíritu de solidaridad y patriotismo”, superando día a día incluso las
funciones que le son propias, y la significación moral de su “posición ante el mundo.” Es
una doctrina de movimiento, un devenir de mejora y reposicionamiento permanente, de
elevación progresiva.

“El Peronismo es doctrina y es también movimiento; su cause es el de la


evolución misma, el de la elevación progresiva: de allí su vitalidad. Lo que
permanece fuera del movimiento permanece también fuera de la historia. En la
dinámica del Pueblo están contenido su desarrollo y la suma de sus
perspectivas, como así también la afirmación de la personalidad humana,
expresada en el libre ejercicio de los derechos que le son inherentes y en la
definitiva implantación de la justicia y de la solidaridad.”

Esta mejora, esta “evolución” y “elevación progresiva” que permite el ejercicio de


la doctrina dinámica justicialista, conjuntamente con la búsqueda de una libre
determinación del Pueblo que busca el movimiento político, permite que el Pueblo sea “el
creador de su propio destino”, ya que incluso el líder, en la visión de Granata, simplemente
es un intérprete de la voluntad colectiva, interprete que nunca debe olvidar que el pueblo
crea a la par suya. La condición mas valiosa del conductor es para la escritora, su
capacidad de interpretar la voluntad popular en “todo lo que ella significa en su relación
con el presente y en su proyección hacia el futro”, en su necesidad presente y en su
esperanza sobre el destino. Al no haber un demagogo que “lleva a la multitud” hacia

144
cualquier camino, Granata considera que en el Peronismo “no hay masa: hay Pueblo”.106
Por eso el concepto de Pueblo es una síntesis maravillosa, en la que “nada se ha perdido,
en la que todo cobra una real trascendencia”, en función de los “ideales e intereses
representativos” de la elevación del hombre y de la grandeza patria.
Como bien sabemos, el primer gobierno de Perón fue “profundamente cristiano”
(como a él le gustaba definirlo) y católico, tanto en lo ideológico como en lo político, lo
que puede corroborarse en los estudios de Lila Caimari. El estado benefactor que comienza
a constituirse a partir de la década del 30, es un estado que busca ofrecer las garantías
sociales de vivienda, educación, salud y trabajo, que se asocia con los valores humanistas y
cristianos, para ofrecer una “nueva clase” de utopía social, con una comunidad organizada,
regulada y armónica, donde se amplifique la idea de democracia y ciudadanía,
incluyéndose a los sectores no comprendidos en el viejo orden de la democracia
“restringida”.
Aquí la prédica del utopismo estará muy vigente. Incluso, la influencia del
socialismo utópico se puede observar en muchos proyectos de infraestructura destinada a la
“Justicia Social”, donde son emblemáticos por ejemplo los casos de Ciudad Evita
(especie de “Ciudad jardín” peronista), o la “República de los Niños”. El peronismo,
recordemos, hasta tuvo su propio justiciero social de ficción, el arquetípico José Julián, el
cual era una suerte de personaje ambiguo, “entre el detective y el superhéroe”, sin
superpoderes ni “transformaciones”, excepto “una increíble capacidad de sobreponerse a
golpes y torturas espantosas, gracias a una lealtad inquebrantable y la guía de su líder que
no le permite desvíos”(Gené,2008;78). Julián perseguía a los “traidores a la patria” por
cuenta propia, como un descamisado consagrado a resguardar al movimiento y las buenas
causas del peronismo. Para Gené (2008), la situación social y política en aquellos años “no
podía ser más propicia” para lanzar las aventuras de un trabajador peronista, con elementos
casi pedagógicos, apuntando a un público tan especial. 107

106
“Existe una diferencia señalada entre el concepto de pueblo y el de masa. El Pueblo es suma de
individualidades; los caracteres distintivos de la personalidad se mantienen integros en él, fortalecidos por
el espiritu solidario gracias al cual los valores humanos alcanzan su mayor grado de cohesión. La masa, en
cambio, uniforma, desvanece los rasgos, tiene un solo rostro. Representa una especie de conglomerado en el
que se han perdido singularidades, en el que se han borrado caracteres. La masa no es suma sino fusion, en
la que es preciso hacer mutilaciones”. Granata. Op.cit.
107
“Tanto el superhéroe de la capa como el detective de anguloso perfil eran ya bien conocidos desde fines
de los años 30 por el público porteño, fanatizado por las historietas. A comienzos de la década del 40, la
publicación de comics norteamericanos traducidos, muy populares desde los 20, se fue replegando en la
medida que aumentaban las tiras de autores argentinos. Batman y Superman, difundidas en Pif Paf,
convivían con Cirilo el audaz, un gaucho, héroe autóctono, con la que Enrique Rapela desde El Tony,
responde a la proliferación de superhéroes extranjeros, al tiempo que Alberto Breccia dibuja El Vengador

145
Ilustración 9.

que, aunque parecía inspirarse en el hombre-murciélago, era anterior a éste según su creador. Ya en 1947,
Breccia realiza el personaje de Vito Nervio, un rudo detective, para el popular semanario Patoruzito.”
Gené, Marcela (2008); op.cit.

146
El Peronismo, por intermedio del complejo sistema de publicaciones oficiales del
que hemos hablado, pero también desde discursos, construcciones materiales, imágenes,
promesas, y hasta porque no, de políticas inmediatas, supo construir su propia utopía, pero
en el sentido del socialismo utópico decimonónico, es decir, en el sentido de un “proyecto
realizable”, el cual cautivó las expectativas colectivas de los sectores beneficiarios de las
principales políticas del régimen, generando toda una “mutación cultural” en la historia
argentina, (Sigal,2002;516) y sedimentando imágenes, íconos, proyectos en el imaginario
colectivo. Al caer el régimen a manos de la Revolución autoproclamada “libertadora”, la
utopía quedo trunca en lo inmediato, pero permaneció como promesa, como el no lugar
que “ellos” no permitieron construir. Los “otros”, conspiraron, desmantelaron la Argentina
que debía ser. Esta Utopía Peronista, al no fracasar como determinadas experiencias
políticas contemporáneas, por ejemplo por implosiones internas, se solidificó como una
“eterna promesa” de regreso, dándole muchos años de pervivencia al mito político.
Veamos ahora, los componentes materiales de esas realizaciones y de esa promesa
de una Nueva Argentina, en el ámbito de la Defensa Nacional.

147
2. 3. 2. 2. La Defensa Nacional y la redefinición de las Fuerzas Armadas.

Perón siempre lamentó que las obligaciones políticas de su vida como mandatario
lo alejaran de la camaradería y la rutina militar, perdiendo muchos hábitos y costumbres de
esa vida anterior que tenía como hombre de las armas, de la vida espartana.

“Las múltiples obligaciones que me impone la investidura con que


me ha honrado el pueblo de mi patria me fuerzan a permanecer un tanto
alejado de vosotros. La naturaleza propia de la función que ejerzo exige
este temporal alejamiento. Si con ello me privo de los goces de la
camaradería, hago ofrenda de este sacrificio a la imparcialidad que debe
presidir todas mis decisiones de gobernante. Al llegar a la primera
magistratura he tenido que renunciar a muchos de los hábitos, aficiones o
costumbres de mi vida anterior, apartándome de ellos no sólo por la
necesidad de dedicar todo mi tiempo al servicio del país, sino también, muy
especialmente, 'de ofrecer a todo el pueblo la garantía de que me apartaba
de los núcleos o círculos que por la intimidad creada por una larga
convivencia podía dejarse sentir en mis decisiones en desmedro de la
elevada misión que me enorgullezco de llevar adelante como presidente de
todos los argentinos” (Perón,1948f;8).

Como dijimos anteriormente retmándo a Miguel Ángel Barrios (1999), el


peronismo surge como movimiento político tratando de brindar las respuestas a las
tensiones del país, las cuales pueden sintetizarse en diferentes órdenes, los cuales impactan
en la cosmovisión intelectual notablemente. En los aspectos vinculados a los “asuntos
militares” y la Defensa Nacional del Peronismo, nos provee de un interesante marco
Ernesto López (2009), quien además de tener una fuerte experiencia en la gestión política
de la Defensa y la educación Superior, ha realizado varias investigaciones pioneras sobre el
tema, desde un prisma sociológico e histórico, abriendo el camino a trabajos posteriores.108

108
Fundamentalmente hemos tomado sus estudios: López, Ernesto (2009): El primer Perón. El militar antes
que el político. Le Monde Diplomatique. Capital Intelectual. Buenos Aires. Y el trabajo: López Ernesto
(1988), El peronismo en el gobierno y los militares. En: Miguens-Turner (1988): Racionalidad del
Peronismo. Perspectivas internas y externas que replantean un debate inconcluso. Plantea. Buenos Aires,
1988.

148
Otro autor más contemporáneo pero de mucha utilidad es Marcelo Fabián Saín (2010),
también de una notable trayectoria política e intelectual, con profundos análisis empíricos
de las relaciones cívico-militares. En general puede verse en éstos dos referentes, como en
gran parte de los estudios sobre el peronismo que hemos citado cuando hablamos de la
carrera de Juan Perón, que en la imagen del mundo que comienza a difundir el régimen,
puede verse que la crisis global era para el líder una “oportunidad”, siempre y cuando
poseamos una “sólida verdad” que otorgue un punto de apoyo. Perón decía que si la crisis
medieval condujo al Renacimiento, la de hoy, con el hombre más libre y la conciencia más
capaz, puede llevar a un renacer más esplendoroso. Pero para ello era de suma utilidad la
“formación del espíritu americano”, el cual ayudará a que los valores morales puedan
compensar las euforias de las luchas y las conquistas y oponer un muro infranqueable al
desorden.
“El tema militar tendrá de aquí en más gran importancia. Para los
sectores nacinonalistas, las prácticas y virtudes castrenses serán el modelo
de su sociedad jerárquica y corporativa. En el polo opuesto, para los
sectores universitarios y de la pequeñas burguesía que componen el
radicalismo yrigoyenista y el partido socialista, representarán la
barbarización de las costumbres políticas”. (Mangone y Warley,1984;30).

Para poder aproximarnos a ciertos elementos doctrinarios y teóricos del


peronismo, y en el interior de estos a la percepción que se poseía sobre la Defensa
Nacional, es necesario además de incorporar un imprescindible marco de referencia sobre
el ideario militar de Juan Domingo Perón, comenzar por una contextualización de la
relación Nación y Fuerzas Armadas en la Argentina. A partir de allí, podremos observar el
nuevo proceso de profesionalización que significo el peronismo para los asuntos militares,
y el nivel estructural que le otorgó aquél régimen al espacio de la Defensa.
Uno de los trabajos más referenciados sobre las relaciones cívico-militares, y a
su vez sobre los procesos de profesionalización del mundo militar, es sin dudas el notable
estudio de Samuel Huntington El soldado y el estado (Huntington,1964). Huntington, para
muchos teóricos uno de los politólogos más prestigiosos de la segunda mitad del siglo XX
en los Estados Unidos, y profesor de Harvard durante casi sesenta años, el mismo que
despertara incontables debates en los noventa con La Tercera Ola (1991), con el famoso El
Choque de Civilizaciones (1996), o el trabajo ¿Quienes Somos? (1998), en los años ´50
despertó mucho interés con su primer libro: El soldado y el estado (1957), donde analiza el

149
“oficial como profesión”, la mentalidad militar y la relación con el poder civil entre otras
cosas. Aunque el libro no analiza América Latina, centrándose sobre todo en los EE.UU.,
establece una serie de variables que se han vuelto recurrentes en trabajos posteriores, entre
ellas, un bagaje de anclajes históricos como son las raíces de la tradición militar, la
constante ideológica y la constante estructural.
Esta referencia al proceso de profesionalización nos obliga a algunas precisiones.
Nos resulta óptima la conceptualización de García Molina (2010) sobre este punto, que
partiendo de los trabajos clásicos de Robert Potash y de Bañón-Olmeda, analiza el impacto
del modelo alemán en el sistema militar argentino y lo que él llama la “prehistoria del
poder castrense” en nuestro país. El investigador plantea que las dimensiones que
involucran al concepto de profesionalización serían: la adquisición de una capacidad
específica o maestría, el logro de una autonomía institucional, la aplicación del control
interno, la formación del espíritu corporativo y la presencia de un sentido de
responsabilidad social. Todos estos serían los rasgos que caracterizan al concepto de
profesión, lo cual se diferencia del concepto de profesionalidad, el cual pone el énfasis en
los “resultados del proceso” de profesionalización, más que en el proceso en sí. La
profesionalidad sería entonces, la maestría alcanzada, el grado de excelencia técnica
adquirida, y la subordinación que el oficial posee respecto al liderazgo político establecido
constitucionalmente.
En nuestro país la construcción del poder político estuvo recurrentemente signada
por la aproximación a los sectores militares, como da cuenta el trabajo colectivo La
construcción de la Nación Argentina. El rol de las Fuerzas Armadas (AA.VV,2010).109
Desde las invasiones inglesas y el inicial protagonismo de los regimientos militares en el
Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, pasando por las luchas del Noroeste y las
campañas guemesianas, las campañas sanmartinianas, la Guerra contra el Imperio del
Brasil, las luchas civiles durante la Argentina embrionaria,110 hasta la imposición del
proyecto liberal y la Guerra de la Triple Alianza, las fuerzas castrenses fueron
fundamentales para la expansión de la autoridad pública y la politización popular, con lo

109
Es un trabajo realizado por el Ministerio de Defensa, que aglutina trabajos de más de 30 autores de
corrientes y visiones muy heterogéneas. Ver: AA.VV. La construcción de la Nación Argentina. El rol de las
Fuerzas Armadas. Debates históricos en el Marco del Bicentenario. Ministerio de Defensa. Buenos Aires.
2010.
110
Denominamos “Argentina embrionaria” a la conceptualización vertida sobre el proceso pre-moderno de
nuestro país, antes de la consolidación del modelo agro-exportador y el Orden Conservador, por Carlos
Escudé y Andrés Cisneros en su obra: Historia General de las Relaciones Exteriores de la República
Argentina. CARI. Buenos Aires.

150
cual, vemos que para la formación del Estado Argentino existe una “centralidad del
proceso de militarización”, como lo llama Beatriz Bragoni (2010).
En primer lugar las incipientes y limitadas medidas de instrucción y capacitación
militar adoptadas por el Gobierno de la Confederación Argentina en sus años finales, 111 en
segundo orden el impacto de la cruenta Guerra de la Triple Alianza, y en tercer lugar las
fuertes medidas adoptadas durante el roquismo -sobre todo partir de 1890- modifican
sustancialmente la naturaleza del sistema militar argentino, que se ven coronados más
tarde por la re-estructuración generada por la carrera armamentista con Chile, y el
otorgamiento de roles burocráticos y técnicos dentro del sistema democrático. Esto pudo
realizarse porque comenzó a asumirse que el ejército, como institución “ajena a los
avatares de la política” (Privitellio,2010), podía cumplir una misión imparcial dentro de la
burocracia estatal, como ocurrirá por ejemplo con la disposición de la propia Ley Sáenz
Peña con el “padrón militar”, el control de las votaciones, y hasta la custodia de las urnas.
Al asumirse (e inculcarse) cierto aislamiento “saludable” de la vida civil, las
fuerzas armadas en su proceso de profesionalización (y la Fuerza Aérea en su proceso de
gestación cuando aún se la conocía como “aviación militar”) construyeron en parte una
representación exógena del sistema político, conformando algunos rasgos de
institucionalización ajena a los hábitos, mecanismos, ideas y fluctuaciones de la vida civil.
No pretendemos con esto inferir que existe una clara e identificable corporación militar
apartada del resto de la sociedad, ya que como toda época de transición fluctúa entre
diferentes modelos, pero si, pretendemos remarcar que aunque no definitivo y cerrado, se
incorporan rasgos tendientes al menos, a la conformación del ethos castrense propio de los
años venideros, de una burocracia altamente organizada que se asume “por afuera” del
sistema político, y por lo tanto, con un imaginario tendiente a fundamentar el
“intervencionismo restaurador” posterior.
Repetimos, los lazos sociales de gran parte del aparato militar, la participación en
empresas del estado, y hasta las identidades políticas que se consolidaban al interior del
ejército, dan cuenta que no se termino nunca de consolidar una institución asilada, pero si
hay al menos, elementos identificables de esa identidad propensa al distanciamiento con el
resto de la sociedad.112

111
Un profundo estudio de la situación del ejército en los años de la Confederación Argentina, que incluye un
análisis presupuestario y educativo es el libro del académico Nestor Tomás Auza El Ejército en la época de
la Confederación. Circulo Militar. Buenos Aires. 1971.
112
Un ejemplo de las múltiples contradicciones que podemos encontrar con el reduccionismo de asumir a las
Fuerzas Armadas como una institución plenamente aislada a la que a veces hace referencia la literatura

151
Del mismo modo que debemos ser cautelosos al plantear la supuesta “corporación
aislada”, como lo destaca y analiza Norberto Galasso en varios trabajos, es cuestionable
hablar también del ejército de aquellos años como “el brazo armado de la burguesía”, ya
que su composición social estaba marcada primero por los contingentes del interior del
país, y posteriormente por la fuerte inmigración europea, la cual no era precisamente
proveniente de sectores medios o altos. Derivado de esto, podemos ver a partir de la
investigación de Galasso, que en la fuerza militar de principios de siglo “palpita un
sentimiento anti-mitrista” inicialmente, lo que posteriormente se traduce en una fuerte
tendencia radical dentro del aparato militar (Galasso,2010).
Asimismo, persisten otras tendencias internas más antiguas, producto de la propia
profesionalización. A partir de la creación del Colegio Militar de la Nación a fines de la
década del 1860, por ejemplo, comienza a surgir una rivalidad entre los militares egresados
del Colegio, con una fuerte formación y prestigio, pero sin desempeño en campos de
batalla, y los que habían ascendido al escalafón de “manera empírica” según la
denominación de Miguel Angel Scenna (1984), los cuales ocupaban todos los grados
superiores, y veían peyorativamente a los “nuevos profesionales” como teóricos sin
experiencia. Esta situación fue consolidando un mecanismo interno muy conocido del
ejército argentino. Nos referimos al accionar de crear “logias militares”, ya que los
“profesionales” fueron asumiendo esas organizaciones como medidas defensivas contra la
actitud ofensiva y jerárquica de los “veteranos”. Indudablemente esto impuso un espíritu de
cuerpo más profundo al interior de la fuerza, y también estimuló cierta pro-actividad
política para ganar posiciones dentro de la institución.
En el orden estrictamente político, y como lo define Waldo Ansaldi (2010;220),
el modelo oligárquico generó una hegemonía organicista entre 1880 y 1916, que dio paso
posteriormente a una hegemonía pluralista o compartida durante el radicalismo, lo que no
permitió alcanzar el basamento de una democracia liberal asentada. Por un lado el
desinterés y la debilidad de los sectores democráticos, y posteriormente la falta de tacto y
las medidas contraproducentes del radicalismo para mantener una relación cordial, minaron
en parte el vínculo de gran parte de la clase política con la institución castrense.
El yirigoyenismo comenzó un itinerario de medidas que no fueron bien recibidas
por los sectores castrenses, como el nombramiento de civiles en las cartera de Guerra y

especializada, es como lo destaca Miguel Ángel Scenna en un trabajo clásico, es que era muy difícil
convencer a los militares de que debían permanecer alejados de la política, cuando “el primero de ellos (Julio
Argentino Roca) era habilísimo político y presidente de la República”. Scenna, Miguel Ángel (1980); Los
militares. Editorial Belgrano. Bs As.

152
Marina, la poca atención a las necesidades de re-equipamiento de los cuadros, y sobre todo
la reincorporación de los militares radicales que habían sido dados de baja por las
revoluciones de 1890, 1893 y 1905. Scenna destaca también como medidas
contraproducentes centrales, la arbitrariedad con que se manejaron las promociones y los
ascensos –en detrimento de la eficiencia profesional- y la intervención militar ante los
graves problemas sociales que se exacerbaron sobre el fin de su gobierno.
Todo esto colaboró en el emerger de un deseo evidente, al menos en un sector de
las fuerzas armadas, de cierto regreso a la concepción profesional inicial, “erradicando los
factores políticos”. Esto redundó en el renacer las logias militares, lo que paradójicamente
no atenúo la “politización” de los oficiales, sino que por el contrario, los predispuso hacia
la misma. La revolución uriburista resquebrajó aún más la profesionalización de la que
veníamos hablando, evidenciándose que las bajas, los retiros, los traslados, etc, aceleraron
el espíritu de contubernio, de hábitos deliberativos, desdibujándose la disciplina y el
verticalismo propio de la eficiente organización burocrática (Scenna,1984). Entre los
militares que se sintieron afectados está el joven capitán Juan Domingo Perón, quien
observa que la Revolución le hizo un gran daño al cuadro de oficiales, notándose el
empleo de numerosos hombres de armas en tareas ajenas a su profesión.
Pues bien, las diversas tendencias políticas dentro de las filas castrenses de las
que hablábamos anteriormente, a partir del Peronismo, o en realidad para ser más precisos
a partir del 4 de junio de 1943, se cruzarán y chocarán reiteradamente. El único que logró
mantener un equilibrio inestable dentro del proceso abierto pro el G.O.U. fue Pedro Pablo
Ramírez, hasta que el sector de Juan Domingo Perón fue imponiéndose progresivamente
hasta constituir uno de los liderazgos más importantes de América y el mundo, primero
entre las filas del ejército, y luego en la sociedad toda.
Ahora bien, desde que Juan Perón ocupa roles importantes en el gobierno, se
observa cómo busca recuperar ese rol de profesionalismo altruista que creía debían
caracterizar a las Fuerzas Armadas, más aún, en los momentos de incertidumbre global que
asolaban al orbe. En la propia publicación de la Revista Hechos e Ideas se identifica una
sistemática referencia -tanto de articulistas como de los trabajos del propio Perón- a la
situación internacional desde un prisma geopolítico, y a las posibilidades y condicionantes
que ésta genera a la política y al proyecto nacional, buscando resguardar los márgenes de
maniobra bajo el paradigma en formación de la Tercera Posición, con unas fuerzas en total
sintonía con el proyecto político.

153
Mantener unas fuerzas armadas poderosas, modernas y adiestradas, no implicaba
para Perón impulsar una carrera armamentista, ya que otro de los elementos que por
intermedio de Hechos e Ideas han sido difundidos sistemáticamente, y que la prensa oficial
tomará como uno de los aspectos centrales de la política internacional de Perón, es la
prioritaria y menester integración regional en el Cono Sur, o de América Latina en su
conjunto,113 región a la cual nuestro país puede ayudar en alcanzar la independencia
económica de la que ya gozamos los argentinos. Según Perón, tenemos que ayudarles al
resto de la región “a que realicen el mismo proceso que realizamos nosotros”.114 Esto es
coincidente con muchos trabajos y discursos de Perón donde se observa una preocupación
permanente por las circunstancias integracionistas de América Latina, como tan detallado
está en recientes investigaciones sobre el Peronismo.115 En las circunstancias que se abren
en el Mundo de Posguerra, para Perón “mas que nunca” llama a nuestras puertas la
necesidad de un “reagrupamiento latinoamericano”. Como él decía, “se diría que ha
llegado la hora del amplio, leal, y sincero entendimiento de los países de este continente”
(Perón,1951:54).116 Por eso es que también Perón desestimaba la idea de fragmentar a la
región en los divisionismos ideológicos y extranjerizantes que la Guerra Fría imprimía.
Justamente, en un artículo de 1953 de Hechos e Ideas, se hace referencia a la peligrosa
“opción” a la que obliga la polarización este-oeste, al imponer una “elección obligada” de
tomar partido por alguno de los bandos en disputa.
En función de comprender el verdadero aporte de la Tercera Posición en este
sentido, el trabajo de Nazareno Doncella establece que la alternativa para las naciones, de
“tener que optar, por necesidad, por uno de los dos extremos de las fuerzas antagónicas
internacionales”, contrae la fatal consecuencia “de acelerar (de ese modo) la marcha
monstruosa del mundo hacia un inevitable conflicto internacional”, opción que ha sido,
por suerte, “superada y resuelta por una nueva concepción ofrecida al mundo por el general

113
Se reitera en muchos casos la urgencia de una fuerte unidad regional, sobre todo ante los intereses de las
grandes potencias, de abastecerse de las codiciadas materias primas que tiene en excedente nuestro país. Ver
por ejemplo el artículo de Gil Ríos, Roberto (1951); “Efectos Económicos y Políticos de la escasez mundial
de materias primas”. En: Revista Hechos e Ideas. Nº 87. Junio de 1951. Tomo XXI. Buenos Aires. p.71.
114
En el año de 1948 se publican varios trabajos de valor doctrinario, como el citado de “balance” de la
situación política argentina, y también el siguiente: Perón, Juan Domingo (1948): “Conferencia ante los
miembros del Congreso.” En: Revista Hechos e Ideas. Año VII. Tomo XIII. Mayo de 1948. Buenos Aires.
p.20.
115
Uno de los trabajos más profundos sobre el tema es el siguiente: Cisneros-Piñeiro Iñiguez (2002); “Del
ABC al MERCOSUR. La integración Latinoamericana en la doctrina y la praxis del Peronismo”. ISEN.
Nuevo Hacer. Buenos Aires.
116
Lo desarrolla en el siguiente trabajo: Perón, Juan Domingo (1951); “Algunos aspectos del Convenio
Boliviano Argentino”. En: Revista Hechos e Ideas. Nº 93. Diciembre de 1951. Buenos Aires. p.54.

154
Juan Perón”, en la cual se recuperan elementos y valores cristianos, humanistas y
nacionales (Doncella,53;45).117

“Puede decirse que la tercera posiciones la nueva doctrina


político-social de la coordinación del individuo dentro de la colectividad
organizada, de los Estados entre si como miembros de la gran familia
humana y de los valores nacionales (trabajo, capital, propiedad) en sus
relaciones reciprocas consideradas a la luz de una ética filosófica
eminentemente cristiana.”
“De esta descripción se deduce que la nueva concepción abarca
dos esferas de relaciones: las internas y las externas, inspiradas en una
dogmática profundamente cristiana, es decir, es una doctrina que
alcanza al hombre, a sus instituciones (Estado y demás entidades) y a los
valores conexos (trabajo, capital propiedad) en su función y finalidad,
traducidas en la formula “función social” y llevadas a cabo mediante el
nuevo proceso que se denomina “justicialismo” precisamente porque
coloca a cada uno de sus elementos en el lugar que le pertenece, en base
a su justa valorización.” (Doncella,1953;45).118

Pero esa unidad, ante “los tiempos que se acercan”, no debe generar una paranoia
colectiva, ni una permanente inquietud. Perón destaca en varios trabajos publicados en
Hechos e Ideas, que “hoy en el mundo nadie está tranquilo”, todo el mundo está “movido y
tocado”, en cierta manera sensibilizado por las crisis internacionales (Perón,1951;12).119
Esa pasión por el miedo que hay en las potencias centrales, no debe hacernos perder los
objetivos en América del Sur, región que según él, debe aprovechar la coyuntura para
afianzar el proceso de desarrollo de nuestra parte del mundo. Muchos autores coinciden en

117
Recordemos que tres elementos desarrollados también como básicos y esenciales en las 20 Verdades
Fundamentales del Justicialismo.
118
El autor amplía: “El presidente Perón ha puesto de relieve en repetidas circunstancias, con acertado
criterio de estadista, que ni el capitalismo económico ni el capitalismo de Estado puede representar solución
alguna para el bienestar total del individuo y d los pueblos porque, “por un lado, el individualismo
capitalista sometía a los hombres, a los pueblos y a las naciones a voluntad omnipotente, fría y egoísta del
dinero.” Ver: Doncella, Nazareno (1953); “La Tercera Posición Argentina en el Orden Interno e
Internacional.” En: Revista Hechos e Ideas. TOMO XXV Nº 110. Buenos Aires, Mayo de 1953. p.45.
119
Juan Perón a partir de 1951 publica varios trabajos orientados a criticar a los opositores, algunos de
manera directa y otros con referencias indirectas. Ver: Perón, Juan Domingo (1951): “Yo también soy un
hombre de buena voluntad”. En: Revista Hechos e Ideas. Nº91. Octubre de 1951. Tomo XXII. Buenos Aires.
p.12.

155
que pudo haber sido crucial para esta tendencia "latinoamericanista", la entrevista que
Perón mantuvo con Manuel Ugarte, el prócer de la izquierda argentina y mentor de la
"Patria Grande". Pero del mismo modo, gran parte de los estudiosos del tercerismo
coinciden en que difícilmente pueda esclarecerse que pensador ha gravitado con mayor
caudal de insumos ideológicos a Perón. De todos modos, todas las vertientes políticas e
ideológicas "que convergieron inicialmente en el justicialismo", le reservaron un lugar de
importancia a las fuertes relaciones hemisféricas.120
Cisneros e Iñíguez sostienen que la "idea de América" ha sido central para la
construcción del imaginario colectivo, ya que el peronismo "no sólo es una síntesis
argentina, sino también una síntesis desde la Argentina con proyección latinoamericana".
Para Perón el contexto en que el “hombre actual” y la sociedad se enfrentan, es nada
menos que con la “más profunda crisis de valores que registran su evolución”, y por eso es
indispensable “someter” a la sociedad a un cambio de rumbo. Acorde a este imaginario de
cierto alarmismo y determinismo pesimista del contexto global, pero positivo del destino
argentino, Perón ya desde su cargo como Ministro de Guerra, y posteriormente desde el
ejecutivo, fue tomando medidas relevantes que modificarían el sistema militar en su
conjunto. Podemos citar como iniciales la implementación de un nuevo Reglamento
Orgánico para el Ejército, reforma necesitada desde hacía décadas, que entre otras cosas,
además de mejorar las condiciones del status militar, ampliaba la base social del sector en
su conjunto. Asimismo se notaron también los esfuerzos para renovar el equipamiento
material, a pesar de los desencuentros con los Estado Unidos sobre este punto. Pero por
sobre todo, las transformaciones se operaron gracias al cambio paradigmático de cómo se
asumió el nuevo rol de las Fuerzas Armadas y en general del Estado.
Es decir, si el Estado a partir de la “Nueva Argentina” buscaría un mayor nivel de
autonomía respecto de los recursos vitales, si el Estado debía adoptar un papel de
protagonista en la planificación y explotación de los recursos materiales y humanos para el
“esfuerzo de guerra”, su las nuevas coyunturas abren un período de incertidumbre sobre la
ambición desmedida de las grandes potencias, las Fuerzas Armadas entonces, se
desempeñarían como instancias indispensables no sólo del resguardo de la Nación, sino
que también del desarrollo nacional, teniendo a su cargo tareas productivas, como las

Como lo analiza José Paradiso (1993) en “Debates y Trayectorias de la Política Exterior Argentina.”
120

GEL Bs As.

156
Fabricaciones Militares, la Fábrica de Aviones, los astilleros, las dependencias siderúrgicas
y petroquímicas, la Energía Atómica, etc. 121
Perón mantiene una constante preocupación por el diseño organizacional de las
fuerzas, y por su jerarquización entre los diversos roles del Estado. El marco conceptual de
estos cambios giraron en torno a la Doctrina de Defensa Nacional ya citada (construída
ente 1944 y 1947). Dicha doctrina tiene raíces en postulados europeos como hemos dicho,
que en palabras de Saín, consideraban que la potencialidad defensivo-militar de un país, se
derivaba “y se inscribía en el desarrollo nacional el mismo”, es decir, en el “despliegue
integral de su economía, su sociedad, y su política”. Ahora bien, sobre esas bases
conceptuales que eran compartidas gran parte de los militares de nuestro país, el peronismo
inicial logró delinear una nueva institucionalidad defensivo militar, y generar un nuevo
vínculo con las fuerzas armadas.

“Las fuerzas armadas eran la manifestación institucional de esas


condiciones en el plano defensivo, y además, constituían un factor de
desarrollo nacional a través del desarrollo del complejo de la industria pesada
motorizada por el complejo militar del país”.(Saín,2010;58).

En función de estas ideas, Perón le otorga al ejército el control de áreas


estratégicas, como el transporte y la energía, la producción de la defensa nacional y
sectores de la industria. En complemento con esto, se sanciona la Primera Ley de Defensa
Nacional, es decir, la primera ley que regula la organización institucional necesaria para la
Guerra, y el primer Consejo de Defensa Nacional (CODENA), primer órgano encargado
de fijar las atribuciones y responsabilidades de cada organismo durante los tiempos de paz,
en miras a la Defensa Nacional. Esta nueva “asignación de roles” a las fuerzas armadas,
están basadas como hemos dicho, en las concepciones estratégicas que habían marcado su
teoría política. Los principales estudiosos del “geopolitismo” y el pensamiento estratégico
de Perón, citan la famosa conferencia de 1944 en la Universidad Nacional de Plata como el
primer hito en la exposición de sus ideas estratégico-políticas.122

121
Así como la Fuerza Aérea fue la mayor beneficiada por la nueva política de industrialización,
equipamiento, etc, la menos favorecida sobre todo en su interpretación política fue posiblemente la Armada.
122
Fermín Chávez ha propuesto un documento anterior, un memorandum de Agosto de 1937 elevado al
Ministerio de Guerra, aunque la literatura especializada coincide en referenciar el trabajo presentado en La
Plata.

157
En esa exposición se esbozan los lineamientos fundamentales de lo que sería la
doctrina militar de Perón: la Doctrina de la Defensa Nacional, y también, constituye el
“nacimiento del ejército peronista”, como lo llama Ernesto López. Con el título de
Significado de la Defensa Nacional desde el punto de vista militar, Perón aprovecha la
inauguración de la Cátedra de Defensa Nacional para hacer un recorrido por los principales
ejes de la política internacional argentina, de los cuales veremos más adelante, se amplían
ejes a lo alrgo de diversas publicaciones de Hechos e Ideas. Antes de comenzar su
exposición destaca lo importante que es organizar un espacio académico donde se discutan
entre intelectuales esos temas “trascendentales” para la Patria:

“Esta medida, que sin temor a equivocarme califico de


trascendental, hará que la pléyade de intelectuales que en esta casa se formen
conozcan y se interesen por la solución de los variados y complejos aspectos
que configuran el problema de la Defensa Nacional de la Patria y, más tarde,
cuando, por gravitación natural, los más calificados entre ellos sean llamados
a servir sus destinos, si han seguido profundizando sus estudios, contemos con
verdaderos estadistas que puedan asegurar la grandeza a que nuestra Nación
tiene derecho” (Perón,1944;3).123

A continuación, hilvana su razonamiento a partir de presentar un cuadro general


de la “situación del mundo”, donde da cuenta de su experiencia en conocer de primera
mano el mundo en crisis con el que se encontró en Europa. Experiencia que como ya
hemos dicho, fue fundamental para la elaboración de su pensamiento. El viaje realizado al
viejo continente es considerado por la mayoría de los autores como crucial para la
conformación de su mentalidad política.124 En este punto nos interesa remarcar lo que
significa para Perón la Defensa Nacional. Para el líder esas dos palabras pueden hacer

123
Desarrollado en uno de los trabajos más importantes sobre el tema realizado por el líder. Perón, Juan
Domingo (1944): Significado de la Defensa Nacional desde el punto de vista militar. Conferencia
pronunciada en el Colegio Nacional de la Universidad de La Plata. 10 de junio de 1944. En: Antecedentes
legales y parlamentarios 1944-1986. Colección de Debates Parlamentarios de la Defensa Nacional.
Ministerio de Defensa. Buenos Aires, 2010.
124
“El mundo ha de estructurarse sobre nuevas formas, con nuevo contenido político, económico y social.
Grave es la responsabilidad de los maestros del presente. Incierto, el futuro de esta juventud, que ha de
hacerse cargo de ese porvenir, como conductores de un pueblo en marcha, que tiene riqueza, pujanza y una
tradición de gloria que defender. He asistido en Europa a la crisis más extraordinaria que haya
presenciado la humanidad desde1939 a 1941. En ella he podido apreciar en los hechos cuanto os diré
seguidamente. Por eso, antes que una meditación académica del tema, he preferido hacer una exposición
realista del problema de la Defensa Nacional moderna, en su amplio contenido, sus causas y sus
consecuencias.”Perón, Juan Domingo (1944): Significado….op.cit.

158
pensar que se trata de un problema cuyo planteo y solución interesan únicamente a las
Fuerzas Armadas, lo que es totalmente erróneo, ya que “en su solución entran en juego
todos sus habitantes, todas las energías, todas las riquezas, todas las industrias y
producciones más diversas, todos los medios de transporte y vías de comunicación”. Es
decir, que las Fuerzas Armadas son el instrumento de lucha de ese gran conjunto que
constituye “la Nación en armas”, idea y principio que se repite en las permanentes
referencias a su pensamiento estratégico, y que se vincula a las influencias que citáramos
anteriormente.
Descarta de antemano Perón que pueda existir un mecanismo para “evitar” las
guerras. Incluso, como hemos desarrollado en otros trabajos, gran parte de sus proyectos
estratégicos están marcados por la convicción de un nuevo conflicto de escala global que
se avecina. Recorre el pensamiento de Perón una idea de inevitabilidad de una nueva
conflagración mundial que trastocaría el poder político de todo el orbe, y donde América
del Sur sería fuertemente codiciada por sus recursos.

“Han existido en el mundo pensadores que sin temor califico de


utopistas, que en todos los tiempos y países han expresado que la guerra
podía ser evitada. Mas, siempre, a corto plazo, una nueva conflagración ha
venido a imponer el diseño más rotundo a esta teoría. El ejemplo más
reciente y también más palpable de este fracaso lo constituye la fenecida Liga
de las Naciones, en cuya acción tantas esperanzas de paz ininterrumpida se
cifraron y que se reveló impotente para evitar que el Japón y China se
encuentren luchando desde hace una década aproximadamente, que Italia
conquistase Etiopía, que Paraguay y Bolivia se ensangrentaran en la selva
chaqueña y que, finalmente, el mundo todo se encendiera en la actual
conflagración que golpea hasta nuestras puertas.” (Perón,1944;45)

En el siguiente pasaje, para Arcomano hay una anticipación del Mundo de la


Guerra Fría, al observar un orbe beligerante fragmentado en dos sistemas antagónicos
(Arcomano,2003;73).

“Los estadistas que actualmente dirigen la guerra de los


principales países en lucha, ya sea bajo el signo del “Nuevo Orden” o bajo la
bandera de las “Naciones Unidas”, muestran a los ojos ansiosos una

159
felicidad futura basada en una ininterrumpida paz y cordialidad entre las
naciones y la promesa de una verdadera justicia social entre los Estados.”

Advierte Perón que no debe asumirse el prejuicio belicista sobre los militares, que
su formación no es “propensa a cierto carácter deseable del conflicto”, por el contrario, por
conocer los fenómenos sociales de la guerra, es que “los militares” buscan evitarla y sólo
adoptarla como recurso extremo.

“Algún oyente prevenido podrá pensar que esta aseveración mía de


que la guerra es un fenómeno social inevitable es consecuencia de mi
formación profesional, porque algunos piensan que los militares deseamos
la guerra para tener en ella oportunidad de lucir nuestras habilidades. La
realidad es bien distinta. Los militares estudiamos tan a fondo el arte de la
guerra, no sólo en lo que a la táctica, estrategia y empleo de sus materiales
se refiere, sino también como fenómeno social. Y comprendiendo el terrible
flagelo que representa para una nación, sabemos que debe ser en lo posible
evitada y sólo recurrir a ella en casos extremos. Eso sí, cumplimos con
nuestra obligación fundamental de estar preparados para realizarla y
dispuestos a los mayores sacrificios en los campos de batalla, al frente de la
juventud armada, que la Patria nos confía para defensa de su patrimonio,
sus libertades, sus ideales o su honor.”

“El Ejército del tiempo de paz constituye los núcleos del ejército de
guerra y es la escuela donde se forman las reservas de la defensa nacional.
El Ejército del tiempo de guerra no es otra cosa que el pueblo armado,
disciplinado y organizado. Siendo así, no caben diferencias entre pueblo y
ejército. Más aún, en este último, se reflejan las características de aquél,
como que es su más pura expresión”.
“Por todo lo expresado, podéis apreciar claramente que el General,
que conducirá las masas en el frente de operaciones o en la zona del
interior, además de dominar el arte militar, deberá conocer, interpretar y
comprender profundamente al pueblo, elemento tan valioso y que es factor
principalisimo del éxito en la guerra”. (Perón,1948e;5).

160
Posteriormente llega a uno de los lugares centrales de su razonamiento, cuando
describe la división del mundo entre naciones satisfechas e insatisfechas. Las primeras son
las que poseen todo y nada necesitan y sus pueblos tienen la felicidad asegurada en mayor
o menor grado. Las segundas, para Perón “algo les falta para satisfacer sus necesidades”,
mercados donde colocar sus productos, materias primas que elaborar, sustancias
alimenticias en cantidad suficiente, un índice político que jugar en relación con su
potencialidad, etcétera.
El problema es que las naciones satisfechas son fundamentalmente pacifistas y no
desean exponer a los azares de una guerra la felicidad de que gozan. Por el contrario las
insatisfechas, “si la política no les procura lo que necesitan o ambicionan”, no temerán en
utilizar el recurso de la guerra para lograrlo. Las primeras están aferradas a la idea de una
“paz inalterable”, y generalmente descuidan su preparación para la guerra. Las segundas,
sabiendo que una guerra es probable, “por cuanto si no tienen pacíficamente lo que
desean”, recurrirán al conflicto. Por ello tenemos en realidad naciones pacifistas y
naciones agresoras.
“Nuestro país, es evidente, se encuentra entre las primeras. Nuestro
pueblo puede gozar relativamente, de una gran felicidad presente: pero, por
desgracia, no podemos escudriñar el fondo del pensamiento de las demás
naciones para saber en el momento oportuno si alguien pretende
arrebatárnosla. La preparación de la Defensa Nacional es obra de aliento y
que requiere un constante esfuerzo realizado durante largos años. La
guerra es un problema tan variado y complejo que dejar todo librado a la
improvisación en el momento en que ella se presente significaría seguir esa
política suicida que tanto criticamos. No olvidemos que si nos vemos
obligados a ir a una guerra y, lo que es más grave, la perdemos,
necesariamente nos convertiremos en lo contrario de nación pacifista,
asumiendo el papel de un país que busca reivindicaciones en pro de la
recuperación del patrimonio de la nación o del honor mancillado”.
(Perón,1948e;5).

Perón explica que en la época de los ejércitos profesionales y mercenarios, los


pueblos no participaban en las contiendas, solamente lo hacían por intermedio de las
contribuciones, o para solventarlas o las devastaciones que dejaban tras de sí los ejércitos
en lucha. Antes podía ocurrir que una gran masa de la población no sufría los vejámenes,

161
y a veces hasta los ignoraba. Pero ya con la Guerra Mundial de 1914-18, se muestran ante
el mundo que las naciones participantes están “empeñadas en el esfuerzo máximo para
conseguir la victoria”. La guerra “se juega en los campos de batalla, en los mares, en el
aire, en el campo político, económico, financiero, industrial, y se especula hasta con el
hambre de las naciones enemigas”.

“Ya no bastan generales y almirantes geniales con ejércitos y flotas


eficientes para conquistar la victoria. A su lado, los representantes de todas
las energías de la Nación tienen un rol importantísimo que jugar en la
dirección de la guerra; y muchas veces son ellos los que orientan la
conducción de las operaciones de las Fuerzas Armadas”.

Así llegamos al concepto de “Nación en armas”, cuando describe que las actuales
contiendas, con el considerable progreso técnico de la aviación -como ya hemos
analizado- nos muestra la expresión más acabada desea idea masificadora de los
conflictos. Ahora los pueblos de las naciones en lucha “no se encuentran ya a cubierto
contra las actividades bélicas”, ya que poderosas formaciones aéreas “siembran la
destrucción y la muerte en poblaciones más o menos indefensas”, buscando entre otras
cosas minar su moral y destruir “las fuentes del potencial de guerra de la nación enemiga”.
Y realiza la famosa caracterización del símbolo de la nación en armas:

“Un país en lucha puede representarse por un arco con su


correspondiente flecha, tendido al límite máximo que permite la resistencia
de su cuerda y la elasticidad de su madero, y apuntando hacia un solo
objetivo: ganar la guerra. Sus Fuerzas Armadas están representadas por la
piedra o el metal que constituye la punta de la flecha; pero el resto de ésta,
la cuerda y el arco, son la nación toda, hasta la mínima expresión de su
energía y poderío.”

“En consecuencia, no es suficiente que los integrantes de las


Fuerzas Armadas nos esforcemos en preparar el instrumento de lucha, en
estudiar y comprender la guerra, deduciendo las enseñanzas de las
diferentes contiendas que han asolado al mundo. Es también necesario que
todas las inteligencias de la Nación, cada uno en el aspecto que interesa a

162
sus actividades, se esfuerce también en conocerla, estudiarla y
comprenderla como única forma de llegar a esa solución integral del
problema que puede presentársenos; y tendremos que resolver, si un día el
destino decide que la guerra haga sonar su clarín en las márgenes del
Plata”. (Perón,1944;45)

A partir de lo expuesto, deja claro Perón que entonces la organización de la


Defensa Nacional de un país es una empresa de largo plazo, una tarea “vasta y lejana tarea
de años y años”, por medio de la cual se ejecutan una serie de medidas preparatorias
durante la paz, para crearle a sus Fuerzas Armadas “las mejores condiciones para
conquistar el éxito en una contienda que pueda presentársele”. Recordemos que entre las
previsiones que posteriormente Perón dispone a fin de que la Nación pueda mantener ese
ritmo de sacrificio que impone la guerra, entre otras cosas, tendremos entre fines de los
´40 y comienzos de los ´50, la creación del Ministerio de Defensa Nacional, el Consejo de
Defensa, y la creación de una Escuela de Guerra conjunta (la actual Escuela de Defensa
Nacional), formando cuadros políticos además de oficiales. Todo esto en una fuerte
articulación durante los tiempos de Paz, en vistas a preparar la máxima potencialidad que
impida car en la dominación o la servidumbre, derrotero final de las naciones que no son
previsoras.

“Bastaría analizar la profundidad y vastedad de cada uno de estos


aspectos para comprobar que los conocimientos y aptitudes especiales que
su solución requiera no pueden desarrollarse recién cuando la guerra
llegue, sino que es necesario un estudio de preparación constante de las
mentalidades políticas durante el tiempo de paz. Las naciones tienen la
obligación de preparar la máxima potencialidad militar que su población
y riqueza le permitan, para poder presentarla en los campos de batalla, si
la guerra ha llamado a sus puertas. Los pueblos que han descuidado la
preparación de sus Fuerzas Armadas han pagado siempre caro su error,
desapareciendo de la historia o cayendo en la más abyecta servidumbre.”
“De ellos la historia sólo se ocupa para recordar su excesivo
mercantilismo; o los arqueólogos, para explorar sus ruinas, descubriendo
bellas muestras de una grandiosa civilización pretérita que no supo cultivar
las aptitudes guerreras de sus pueblos. La preparación de las Fuerzas

163
Armadas para la guerra no es tarea fácil ni puede improvisarse en los
momentos de peligro. La formación de reservas instruidas, sobre todo hoy,
en que los medios de lucha han experimentado tantos progresos y
complicaciones técnicas, requiere un trabajo largo y metódico para que
éstas adquieran la madurez y el temple que exige la guerra.”
“El arte militar sufre tantas variaciones que los cuadros
permanentes del ejército deben entregarse a un constante trabajo y estudio
que, cuando la guerra se avecina, no hay tiempo de asimilar. El militar,
junto a su ciencia, debe reunir condiciones de espíritu y de carácter de
conducción para llevar a su tropa a los mayores sacrificios y proezas; y eso
no se improvisa, sino que se logra con el ejercicio constante del arte de
mandar. Las armas, municiones y otros medios de lucha no se pueden
adquirir ni fabricar en el momento en que el peligro nos apremia, ya que no
se encuentran disponibles en los mercados productores, sino que es
necesario encarar fabricaciones que exigen largo tiempo. En los arsenales
y depósitos, es necesario disponer de todo lo que exigirán las primeras
operaciones y prever su aumento y reposición.”
“Las previsiones para el empleo de las Fuerzas Armadas de la
Nación implican una larga y constante tarea, que requiere cierto número de
jefes y oficiales y estudios especializados, que se inician en las Escuelas
Superiores de Guerra y continúan después, ininterrumpidamente, en una
vida de constante perfeccionamiento profesional. El conjunto de estas
previsiones contenidas en el plan militar, que coordina los planes de
operaciones del Ejército, la Marina y la Aviación, se realiza sobre estudios
básicos que exigen conocimientos profesionales y generales muy
profundos.” (Perón,1944;55)

A continuación sobreviene la idea de ampliar los márgenes de autonomía, autarquía


y desarrollo interno, impulsando la industrialización, otorgándole un desempeño
primordial a las fuerzas armadas en el desarrollo nacional de las tareas productivas de
envergadura.

164
“La Defensa Nacional exige una poderosa industria propia; y no
cualquiera, sino una industria pesada. Para ello es indudablemente
necesaria una acción oficial del Estado, que solucione los problemas que ya
he citado y proteja a nuestras industrias, si es necesario. No a las
artificiales que, con propósitos exclusivamente utilitarios, ya habrán
recuperado varias veces el capital invertido, sino a las que dedican sus
actividades a esa obra estable, que contribuirá a beneficiar la economía y
asegurará la Defensa Nacional. En este sentido, el primer paso ya ha sido
dado con la creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares,
que contempla la solución de los problemas neurálgicos que afectan a
nuestras industrias.”
“Al mismo tiempo, es necesario orientar la formación profesional de
juventud argentina. Que los faltos de medios o de capacidad comprendan
que más que medrar en una oficina pública, se progresa en las fábricas y
talleres, y se gana en dignidad muchas veces. Que los que siguen carreras
universitarias, sepan que las profesiones industriales les ofrecen horizontes
tan amplios como el derecho, la medicina o la ingeniería de construcciones.
Las escuelas industriales, de oficios y facultades de química, industrias,
electrotécnicas, etcétera, deben multiplicarse. La Defensa Nacional de
nuestra Patria tiene necesidad de todas ellas. El comercio, tanto exterior
como interior de cualquier país, tiene una gran importancia desde el punto
de vista de la Defensa Nacional. Las naciones en lucha buscan anular el
comercio del adversario, no sólo para impedir la llegada de
abastecimientos necesarios a las Fuerzas Armadas, sino a la vida de la
población civil y a su economía. El bloqueo inglés y la campaña submarina
alemana son una demostración en este sentido. Es necesario, entonces,
estudiar cuidadosamente durante la paz las condiciones particulares en que
el comercio podrá desenvolverse en tiempo de guerra para desarrollar una
política comercial adecuada.” (Perón,1944; 56)

Por último, define en una serie de axiomas lo que los militares entienden por
Defensa Nacional, donde se circunscriben en gran medida varios de los conceptos que
venimos trabajando:
1. Que la guerra es un fenómeno social inevitable.

165
2. Que las naciones llamadas pacifistas, como es eminentemente la nuestra, si
quieren la paz, deben prepararse para la guerra.
3. Que la Defensa Nacional de la Patria es un problema integral que abarca
totalmente sus diferentes actividades; que no puede ser improvisada en el momento
en que la guerra viene a llamar a sus puertas, sino que es obra de largos años de
constante y concienzuda tarea que no puede ser encarada en forma unilateral, como
es su solo enfoque por las Fuerzas Armadas, sino que debe ser establecida mediante
el trabajo armónico y entrelazado de los diversos organismos del Gobierno,
instituciones particulares y de todos los argentinos, cualquiera sea su esfera de
acción; que los problemas que abarca son tan diversificados y requieren
conocimientos profesionales tan acabados que ninguna capacidad ni intelecto
puede ser ahorrado.

Adolfo Koutoudjián (2009), geógrafo y profesor de la Escuela de Defensa


Nacional, realiza una suerte de síntesis de los diversos componentes geopolíticos que
conforman el pensamiento estratégico de Perón, y su relación con el diseño organizacional
de la Defensa en el marco del Estado. El cristianismo, la territorialidad –propia de los
geopolíticos- los planes quinquenales y la nacionalización de los recursos, son algunos de
esos componentes fundamentales, que se desagregan en plazos y visiones geopolíticas
totalizadoras de cada ciclo: el Continentalismo, que marca a la etapa clásica de su gobierno
125
(1946-1955), y posteriormente un Universalismo (fines del `60, comienzos de los `70)
de “llamado ecológico de los pueblos”, como lo caracteriza Iñíguez. Podemos agregar
nosotros que a su vez ese universalismo, que ya poseía elementos discursivos en la etapa
clásica,126 tiene una fase inicial de postulados filosóficos y macro-estructurales,
desarrollado en el exilio, y posteriormente una segunda etapa más pragmática política,
donde resuelve crear la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

125
Plantea Koutoudjian: “En 1972, en ocasión del Congreso Mundial del Medio Ambiente de Estocolmo,
lanza un llamado al mundo a fin de considerar políticamente la existencia de una sola Tierra y a la
universalización de los problemas y soluciones. De aquí deduce la necesidad de un reordenamiento
geopolítico del mundo que permita una mayor producción y una mejor distribución de los medios de
subsistencia.” Koutoudjian, Adolfo: La concepción geopolítica de Perón. Revista Movimiento. Instituto de
Altos Estudios Juan Domingo Perón. Nª 4. Buenos Aires, 2009.
126
Justamente dedicamos el próximo capítulo al llamado para la Cooperación y la Paz de 1947, que sería
incorporado como elemento doctrinal al primer gran compendio filosófico del régimen, donde se evidencia
esa yuxtaposición entre universalismo y continentalismo clásico.

166
“En lo Geográfico-Ambiental: en su libro sobre “la Comunidad
Organizada” afirma que el medio geográfico y económico condiciona
fuertemente el accionar político del Estado. En este plano tiene Perón una
concepción casi fatalista de la Historia y en parte semideterminista,
entroncando su pensamiento con geógrafos e historiadores germanos y sajones.
De todas maneras concluye acertadamente que los problemas del país
requieren soluciones argentinas, con categorías de análisis locales explicativas
de los fenómenos y cuyas resultantes sean cursos de acción que tengan en
cuenta la realidad de nuestro pueblo y su ambiente geo histórico”
(Koutoujdian,2009).

En todo este panorama, según Koutoujdian, la creación de la Escuela de Defensa


Nacional, llamada por aquellos años Escuela Nacional de Guerra, sería la de ser una
institución integradora. La Escuela Nacional de Guerra surgió a través de un proyecto de
creación presentado por el Subjefe de la Marina Argentina al Estado Mayor Conjunto
(EMCO) el 25 de Julio de 1949.127 Inicialmente la propuesta de creación contemplaba
constituir algo muy parecido a lo que casi seis décadas después se creara como Escuela
Superior de Guerra Conjunta (ESGC),128 dependiente del Estado Mayor Conjunto de las
129
Fuerzas Armadas de la Nación (EMCO). En dicho proyecto, se establecían entre otras
cosas una dirección que sería ejercida en forma rotativa, cada vez por un miembro de cada
fuerza armada, estableciendo una duración de dos años en el cargo. Es decir que el
proyecto de creación presentado por la Armada Argentina se anticipaba más de medio siglo
a las propuestas de conjunción, o conjuntez que hoy se plantean.
El accionar militar conjunto se constituiría medio siglo más tarde como una de
las tareas más importantes para incorporar en la formación, la capacitación y

127
Tomado del documento original del Proyecto de Creación de la Escuela Nacional de Guerra (presentado
por el Subjefe de Marina). Buenos Aires, 25 de Julio de 1949.
128
La misión de la Escuela Superior de Guerra Conjunta de las Fuerzas Armadas es: Capacitar a los
cursantes en el ejercicio de la conducción en el nivel Estratégico Operacional y en el desarrollo de las
funciones de Estado Mayor en los niveles Estratégico Operacional y Estratégico Militar en el marco de la
acción conjunta y conjunta-combinada, a fin de optimizar el empleo del Instrumento Militar de la Nación, y
perfeccionar profesionales interesados en la Defensa Nacional, mediante el desarrollo de ofertas educativas
de posgrado, proyectos de investigación y actividades de extensión.
129
Esta actual escuela conjunta es producto primero de la Resolución del Ministerio de Defensa Nº 232 del
año 2006, que crea el Grupo de Trabajo Interdisciplinario “Escuela Superior de Guerra Conjunta” en el
ámbito de la Secretaría de Asuntos Militares (SEAM). Posteriormente el Decreto del Poder Ejecutivo
Nacional Nº 1169/2006 constituye la creación de la Escuela Superior de Guerra Conjunta de las Fuerzas
Armadas, decreto que se complementa con la Resolución del Ministerio de Defensa Nº 1036/2006, que le
asigna dentro del espacio del predio de la Escuela Superior De Guerra Del Ejército “Teniente General Luis
María Campos” un sector para su propia institución.

167
especialización de los oficiales argentinos.130 Pero algo más innovador aún, lo constituye el
hecho que entre los objetivos propuestos para al Escuela, se plantee en el punto 7ª el
“estudios de los problemas relacionados con los diversos elementos del potencial de la
Nación”, para lo cual proponían conformar comisiones integradas por cursantes, además de
“funcionarios públicos y ciudadanos prestigiosos y capacitados”, presentando
posteriormente en sesiones especiales el resultado de sus estudios e investigaciones.
La misión de la Escuela sería la de “instruir a oficiales superiores de las fuerzas
armadas y funcionarios superiores del Ministerio de Relaciones Exteriores a fin de
prepararlos en la conducción política y militar de la Guerra y en la realización de
operaciones conjuntas y combinadas”. 131 Un año más tarde de la presentación del primer
proyecto, el 13 de Abril de 1950, se propone el nombre de Centro de Altos Estudios de la
Defensa Nacional, adjuntándose un par de meses más tarde una propuesta de Reglamento
del Centro. Sobre la base de esa propuesta de Reglamento, se redacta lo que sería el
Reglamento de la Escuela Nacional de Guerra publicado en 1952, el que incluirá la
Misión, los primeros cursos, la Organización, los gastos y la comisión de estudios.132
Finalmente el Decreto Presidencial número 28.535 crea la Escuela Nacional de
Guerra, publicándose en el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa el 31 de Enero de
1951. En ese Decreto del Poder ejecutivo (N° 28.535) se detalla en los considerandos que
“la preparación de la defensa nacional requiere que los oficiales de las Fuerzas Armadas
y funcionarios públicos o civiles que intervienen en la misma posean conocimientos de
carácter general de los diversos órdenes de las actividades nacionales concurrentes al

130
Ver para una síntesis de este tema el trabajo de Segura, Emilio Ernesto (2012); El sinuoso camino hacia
el accionar militar conjunto. En: Visión Conjunta. Revista de la Escuela Superior de Guerra Conjunta de las
Fuerzas Armadas de la República Argentina. Año 4. Nª 7. Buenos Aires.2012.
131
La actual Escuela Superior de Guerra Conjunta (ESGC) tiene como objetivos:
1. Participar en el perfeccionamiento del Personal Militar Superior de las Fuerzas Armadas argentinas y de
Fuerzas Armadas extranjeras.
2. Perfeccionar a graduados universitarios cuyo campo de acción resulte de interés para la Defensa Nacional.
3. Participar en el diseño de los planes de educación de los Oficiales Jefes y Oficiales Superiores de las
Fuerzas Armadas.
4. Intervenir en planeamientos y desarrollos de ejercitaciones en el ámbito de organizaciones de defensa y
estados mayores conjuntos y conjunto-combinados.
5. Desarrollar la investigación y estudios de crisis, conflictos y otros temas de interés para la defensa.
6. Fomentar las relaciones académicas con organismos e institutos del Ministerio de Defensa y de otras
Fuerzas Armadas.
7. Promover la implementación de intercambios académicos con instituciones de nivel universitario, militares
o civiles, nacionales o extranjeras.

132
Tomado del documento original del Reglamento de la Escuela Nacional de Guerra (RENG). Provisional.
Ministerio de Defensa Nacional. Ejemplar N° 100. Archivo de la Escuela de Defensa Nacional.

168
esfuerzo de guerra”. 133
Asimismo agrega que la creciente complejidad de la
interdependencia de los factores contributivos de la defensa nacional hace necesario un
entendimiento y base doctrinarias comunes entre los responsables de ella en los diversos
organismos del Estado. Especifica además, que el mantenimiento de la paz y la defensa de
la soberanía de la patria, no puede “dejarse librada a la improvisación y acciones
esporádicas”, sino que por el contrario, debe ser “encargada y mantenida al día mediante
estudios exhaustivos realizados y puestos en ejecución por personas capacitadas para ello”.
Posteriormente, el 2 de Marzo de 1951 un nuevo Decreto complementario (N° 4.371) del
Poder Ejecutivo, se designa primer Director de la Escuela Nacional de Guerra al
Contralmirante Julio L. Castro, dictándose los primeros cursos en la institución al año
siguiente en 1952.134
Según constan en los archivos de la actual Escuela de Defensa Nacional, Juan
Domingo Perón realizó entre 1952 y 1955 tres disertaciones en la institución. La primera el
14 de Mayo de 1952, sobre la “creación y el funcionamiento” pensado para la Escuela. La
segunda (sin fecha) sobre el “Sindicalismo Argentino”, en el mismo año, y la tercera el 11
de noviembre de 1953 sobre la “Unión de los Estado Americanos”, en donde se extraen
elementos geopolíticos del continentalismo del que hablábamos anteriormente. En
complemento con la famosa disertación de 1944 en La Plata, Perón remarca la
conflictividad latente del mundo de aquellos años, donde la crisis europea y la decadencia
económica podría acarrear problemas sobre recursos elementales, como por ejemplo el
alimento, y las materias primas. Perón va a mantener esta insistencia sobre las materias
primas y los alimentos durante muchos años. Recordemos por citar un ejemplo, como lo
reitera en la famosa entrevista realizada en Madrid en 1971 por los cineastas Fernando
"Pino" Solanas y Octavio Getino cuando Perón está exiliado en España.
Volviendo a la exposición en la Escuela Nacional de Guerra, Perón enfatiza la
necesidad de una unión suramericana, ya que es la porción del mundo detectada
globalmente como rica en los recursos que van a necesitarse, y por lo tanto ambicionada.
Por ello, defensa nacional y continentalismo van de la mano.

133
Tomado del original del Decreto PEN N° 28535. Boletín Público del Ministerio de Defensa Nacional.
Buenos Aires, 26 de Enero de 1951. N° 112. p.47.
134
Tomado del original del Decreto PEN N° 4371. Boletín Público del Ministerio de Defensa Nacional. N°
124. Buenos Aires, 14 de Marzo de 1951.

169
“Es tal la influencia de la técnica y de esa superproducción, que la
humanidad, en todos sus problemas económicos, políticos y sociológicos, se
encuentra profundamente influida por esas circunstancias. Si ése es el futuro de
la humanidad, es indudable que estos problemas irán progresando y
produciendo nuevos y más difíciles problemas emergentes de las circunstancias
enunciadas.”(…)“En consecuencia, analizando nuestros problemas, podríamos
decir que el futuro del mundo, el futuro de los pueblos y el futuro de las
naciones estará extraordinariamente influido por la magnitud de las reservas
que posean: reservas de alimentos y reservas de materias primas”.135

“Es indudable que nuestro continente, en especial Sudamérica, es


la zona del mundo donde todavía, en razón de su falta de población y de su
falta de explotación extractiva, está la mayor reserva de materia prima y
alimentos del mundo. Esto nos indicaría que el porvenir es nuestro y que en la
futura lucha nosotros marchamos con una extraordinaria ventaja frente a las
demás zonas del mundo, que han agotado sus posibilidades de producción
alimenticia y de provisión de materias primas, o que son ineptas para la
producción de estos dos elementos fundamentales de la vida.” (Perón,1948f;3)

En suma, muchos de los elementos que caracterizan al pensamiento político de Juan


Perón referidos a la Defensa Nacional, giran en torno de los nuevos roles de las Fuerzas,
las nuevas miradas regionales, la necesaria profesionalización de los hombres, el
reconocimeinto de las potencialidades de nuestra tierra, y la lamentable pero “real
amenaza” que implica ser un país privilegiado por los recursos, en una época de oscuridad
y hambre. Como veremos, se complementan y desarrollan con los trabajos de la Revista
Hechos de Ideas, y van de la mano con la el anhelo del gobierno de modificar el
“paradigma imperante” impuesto por los poderes hegemónicos.

135
“Digo también que el esplendor actual se debe a vuestro esfuerzo, porque en la tarea constante de llevar
la mayor suma de bienestar a todos los ámbitos de la Patria, sois vosotros las avanzadas que alcanzan las
más altas cumbres y las más apartadas lejanías; sois vosotros las avanzadas que desbrozan los más
recónditos senderos y marcan los encuadres de los poblados que andando el tiempo constituirán nuevos
emporios de riqueza y de cultura”.(…)“Y digo, por último, que el esplendor actual se debe a vuestro
patriotismo porque, sean cuales sean vuestras convicciones y vuestros ideales en lo que se refiere a la forma
política de conducir los destinos de la Patria, hacéis caso omiso de las preferencias personales y con el
elevado espíritu que engendra el ejercicio de la milicia, no tenéis más norte, no tenéis más ilusión, no tenéis
más orgullo que servir a nuestra Patria y venerar nuestra Bandera” (Perón,1948f;3)

170
2. 4. El sistema mundo, imaginario y representaciones en la conformación de la
Guerra Fría (1947).
“La batalla de los descamisados frente al marxismo
—ha dicho el general Perón— no tiene únicamente un
sentido político, sino también la apreciación social de que
las clases obreras no pueden encontrar su bienestar en un
sistema que anula al individuo para someterle
coactivamente, sino en la exaltación de la propia
individualidad puesta al servicio de los intereses comunes"
(Mensaje inaugural del Parlamento; 1° de mayo de 1948).

2. 4. 1. Albores del cambio histórico. Modificaciones estructurales y transición


epistémica: los esquemas mentales y las representaciones colectivas en crisis.

La Modernidad ha construido un discurso científico, que arraigado en el


imaginario epistémico, impide aún hoy en día plantear alguna alternativa inmediata a su
proyecto de ciencia. Esa fuerza hegemónica que ha sido “Occidente”, fue capaz de
consolidar a su propia cosmovisión como la forma más avanzada de la experiencia
humana, y hemos sido educados en dicha perspectiva. Históricamente la Modernidad no ha
sido “confrontada” hasta las épocas actuales. Las concepciones de “progreso indefinido” y
“civilización” -entre otras- se impregnaron en el ambiente intelectual en el cual se
constituyeron las Ciencias Sociales, como varios pensadores latinoamericanos lo han
estudiado.

Como plantea Wallerstein, “Repensar” o Impensar lo social, es un serio desafío


epistémico y educativo, pero que en las actuales coyunturas del Sistema Mundo Capitalista
encuentra una oportunidad histórica. En la génesis de nuestras disciplinas sociales, la
visión universal de la historia estaba asociada a la idea del progreso. El aparato conceptual
con el que nacen las Ciencias Sociales en los siglos XVII y XVIII, se halla apuntalado por
ese imaginario, siendo el eurocentrismo una de sus características más definitorias. Los
renombrados estudios de Immanuel Wallerstein acerca del nacimiento del “mundo
globalizado capitalista”, permiten observar cómo la constitución del sistema mundo
europeo, conlleva la conformación de un sistema histórico no sólo desde el punto de vista
económico y material, sino también desde las mentalidades y las representaciones.

171
Wallerstein es considerado uno de los principales intelectuales impulsores del estudio de la
“colonialidad discursiva” y epistemológica, campo que desde el influyente trabajo de
Frantz Fanon en la década del ´60 ha crecido en el mundo académico con gran
prestigio.136 Sus trabajos han sido debatidos y profundizados por numerosos autores, y
han iniciado una búsqueda de “alternativas” metodológicas al interior de las Ciencias
Sociales. Incluso, como puede verse a partir del trabajo de Ilya Prigogine, ha sido impulsor
de estos replanteos, hasta en las propias ciencias duras.

Los trabajos de Immanuel Wallerstein son parte de un ambicioso proyecto


investigativo 137 que comenzó hace ya más de tres décadas (y aún no ha finalizado), donde
se combinan teorías económicas, historiográficas y sociológicas que van desde
perspectivas globales de la Escuela de Anales francesa, pasando por visiones marxistas,
aportes de la Escuela de Frankfurt, hasta los estudios de Kondratieff sobre los ciclos
capitalistas. En el campo de desarrollo de sus hipótesis -que abarcan más de cuatrocientos
años de historia global- es esencial estudiar aquello que Wallerstein denomina la
“aparición de la economía mundo en Europa”, para comprender el derrotero que tal
sistema atravesará a lo largo de su existencia, la cual, según el autor analizado, está
llegando a su fin tal como lo conocemos. 138

136
Wallerstein (Nueva York, 1930) quien había realizado sus estudios en la Universidad de Columbia donde
se doctoró en 1959, fue marcado por el ambiente intelectual de dicha Universidad, donde era próspera la
influencia de la Escuela de Frankfurt. Se destacó como Director del Centro Fernand Braudel “para los
estudios económicos, sistemas históricos y civilización”, al igual que en la Dirección de Estudios Asociados
en la prestigiosa Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París (École des Hautes Études en
Sciences Sociales), y en la presidencia de la Asociación Sociológica Internacional (1994-1998).

137
Las investigaciones de Wallerstein tienen un importante impacto en la visión epistemológica de muchos
intelectuales, ya que ha planteado toda una revisión discursiva de las Ciencias Sociales en varios trabajos, de
los cuales destacamos el difundido Impensar las Ciencias Sociales (1998), y Conocer el Mundo, Saber el
Mundo: el fin de lo aprendido (2001), donde objeta entre otras cosas, el eurocentrismo propio de la ciencia
moderna, como hemos apuntado. Ya lo ha analizado López Segrera (2000) -en el prólogo a la antología de
Pensamiento Social Latinoamericano elaborado por la UNESCO en el año 1999- el hecho que estas
reflexiones epistémicas de Immanuel Wallerstein, van a incentivar un revisionismo científico muy fructífero
en América Latina, lo que convertirá al autor en referente de foros y escenarios críticos del Primer Mundo.

138
Los ejes generales de la obra del pensador norteamericano pueden sintetizarse en cuatro grandes líneas,
según Carlos Aguirre Rojas (2007): 1.- Una inicial búsqueda de explicar el funcionamiento del capitalismo
(teniendo en cuenta el análisis global, estructural y de desarrollo) desde el siglo XVI hasta la actualidad. 2.-
El estudio y análisis de los principales acontecimientos del siglo XX. 3.- El estudio histórico-crítico de las
coyunturas, y las miradas prospectivas del sistema-mundo actual. Y por último 4.- La reflexión
epistemológica-crítica (la cual nos interesa en este trabajo), de la necesidad de replantear o impensar las
Ciencias Sociales actuales. Sobre este último punto, Aguirre considera que es una reflexión respecto de
nuestros “modos habituales de aprender las realidades sociales que investigamos”, y además, de la
configuración misma de la actual “estructura de los saberes constituidos” por la modernidad capitalista.

172
En su formación intelectual fue importante el itinerario político vivido por los
Estados Unidos en el Mundo de Posguerra, donde procesos tales como el macartismo, la
crisis del 68, y la coyuntura mundial de 1973, ejercerían profundo impacto en sus
elaboraciones teóricas, al igual que su origen judío, el cual le otorga un claro
cosmopolitismo a su perfil intelectual, y le acerca a cultivar una clara cultura política de
izquierda, “común entre ciertos medios de este tipo de inmigrantes europeos de la época”
(Aguirre,2003;13). Entre las figuras intelectuales que impactarían en el investigador,
siempre se cita a Franz Fanon y su clásico Los Condenados de la Tierra (1961), obra que
tan cara sería a las luchas del tercer mundo. Marcelo Vitarelli apunta que dicha obra, la
cual se convertiría en un “manifiesto de los distintos movimientos de liberación nacional”,
para Wallerstein consistió “en un aporte considerable sobre la base social de la
racionalidad, a partir de una cuidadosa investigación de las ciencias sociales de carácter
reflexivo”. Es por eso que también Wallerstein indagará sobre el Colonialismo en el
continente africano, área de trabajo sobre la cual se detendrá duramente muchos años
(Vitarelli, Marcelo).

Es como nos dice Gandasegui (2002), una crítica “a las formas de producir
conocimiento científico”, con lo cual, la obra de Wallerstein reconoce que “estamos frente
a una crisis epistemológica que se expresa por la incapacidad de la ciencia tal como la
hemos construido para explicar la transición que atraviesa la humanidad”. A partir de un
profundo estudio sobre la lógica de funcionamiento y génesis del sistema mundial
capitalista, y del análisis de las crisis más recientes del liberalismo en los últimos decenios,
Immanuel Wallerstein ha construido una suerte de modelo de análisis global histórico-
proyectivo de enorme impacto académico, el cual, incorporando conceptualizaciones
braudelianas y perspectivas marxistas, permite entrever los ciclos de expansión y
contracción que tal sistema posee internamente, y modelo que a su ves, invita a
reconsiderar y cuestionar la forma de “entender el conocimiento social”.

El autor a partir de estos trabajos comenzó a ser considerado en muchos debates


referidos a la relación entre “poder y conocimiento”, y a difundirse entre intelectuales de
América Latina y todo el tercer mundo, entre los que podemos destacar al prestigioso
crítico literario y profesor de Literatura de Duke University de EE.UU., Walter Mignolo
(Boris Berenzon, 2004), quien ha trabajado sobre las implicancias de los replanteos

173
metodológicos de Wallerstein al interior de las Ciencias Sociales. Otro caso importante es
el de Aníbal Quijano, quien sería el responsable de introducir el concepto de
“Colonialidad del Poder”, en el importante estudio Colonialidad y
Modernidad/Racionalidad, visión que se amplificaría en sus implicancias teóricas al
expandirse el concepto de Colonial/Moderno Sistema Mundo, sobre todo a partir de la
publicación conjunta que realizaría junto a Wallerstein (1992) titulada Americanity as a
Concept or the Americas in the Modern World-System. Asimismo, otro de los
investigadores que podemos citar como un recurrente estudioso de los trabajos de
Wallerstein, es su discípulo y colega Carlos Antonio Aguirre Rojas (México; 1955),
Doctor en Economía (UNAM), científico social y teórico, y quien ha sistematizado gran
cantidad de escritos referidos al pensador que nos ocupa, como así también sobre la
Historiografía Francesa y la Historia Económica.

Cuando en 1974 Immanuel Wallerstein publicó su primer libro abocado al estudio


de la economía mundo capitalista -puntualmente sobre su génesis- el esbozo de su tesis
sobre las circunstancias actuales del sistema mundial generó una “revolución académica”
en el campo de la historiografía y la sociología. A partir de las innumerables críticas
despertadas por su investigación, el pensador dedicó las décadas siguientes a un profundo y
sistemático estudio de los ciclos posteriores del sistema, a lo que aún hoy (2008) sigue
abocado. Eso lo llevó a complementar su trabajo con obras de enorme divulgación, como
el libro Después del liberalismo (1996), donde además de cuestionar la supuesta “bi-
polaridad” de la Guerra Fría, plantea que a partir de 1989-1991 ha comenzado una gran
crisis de todo el sistema mundial, caracterizada por el “desorden sistemático”, la
disgregación y el caos, crisis que también acelera la fase final del capitalismo y del sistema
social que conocemos, incluyendo en este cambio, la alteración de las representaciones
científicas que poseemos.

Las conclusiones del modelo de análisis del Sistema Mundo de Wallerstein, tendrán
entonces, una gravitación no sólo historiográfica y política sino que también
epistemológica. Si la Ciencia Social “es un producto del Sistema Mundo Moderno” (2001),
el cual, como sistema histórico “está llegando a su fin”, ¿que puede esperarse de las
disciplinas científicas cuando la estructura política, social, económica y mental que les dio
origen se transforman? Este tipo de cuestionamientos iniciarán toda una línea de estudios
al interior de las Ciencias Sociales en nuestra región, líneas de trabajo vinculadas al

174
impensar las Ciencias Sociales, como puede constatarse en el importante trabajo editado
por la Unidad Regional de Ciencias Sociales y Humanas para América Latina y el Caribe
de la UNESCO (1999) a fines de la década del noventa, donde, tomando como “puntos de
partida” las obras de Braudel, Wallerstein, Morin, Quijano y otros, se compendió una
titánica antología de “Pensamiento Social Latinoamericano en el siglo XX” en dos tomos,
teniendo como horizontes las premisas de: superar la crisis de paradigmas, repensar y
reubicar las ciencias sociales en un papel de centralidad, establecer un conjunto de
prioridades en las Ciencias Sociales de nuestra región para dar respuesta a las principales
urgencias, y sobre todo, intentando lograr una “nueva síntesis teórico metodológica”.139

A partir de esto, podemos sugerir entonces que las indagaciones de Wallerstein


sobre el desenvolvimiento del Mundo Moderno y sus premisas científicas, se han
convertido en sistemáticos impulsores de trabajos críticos y revisionistas de las ciencias en
el Tercer Mundo. Para entender el germen de tal impulso, es importante esbozar su
modelo. Carlos Aguirre sintetiza el modelo de análisis del moderno sistema mundo de
Wallerstein como una “perspectiva totalizante” y “simultáneamente critica de la historia”,
y de la situación actual del moderno capitalismo, que naturalmente se ha edificado a partir
de la recuperación de “una parte importante de las mejores tradiciones” del pensamiento
social critico (de los últimos 150 años), puntualmente, “del aún vigente aporte de la obra
de Carlos Marx”.

Como ya lo hemos desarrollado en otros trabajos (Ranea, 2008), podemos


considerar que la consolidación del sistema histórico que se inicia con la emergencia del
capitalismo, ha construido una representación epistémica, que arraigada desde la
Modernidad Occidental, comenzó su lento resquebrajamiento a partir del Romanticismo
Europeo. Este Romanticismo puede considerarse una reacción de desencanto hacia la
Modernidad, un giro de nostalgia hacia el pasado del Mundo pre-Moderno no alienante, un
movimiento que expresa la “insatisfacción” con la concepción y el ritmo del mundo
constituido por Occidente desde el Renacimiento. Estas fisuras decimonónicas encuentran
su herencia en la América Latina del siglo XX (entre otras), sobre todo a partir de las

139
Este importante trabajo de la UNESCO, reconoce como bien detalla el prologuista López Segrera que la
obra fue realizada para contribuir al “impensar” las Ciencias Sociales, tal como lo impulsara Wallerstein en
su libro homómino (Impensar las CC.SS), al que también consideran como uno de los “hitos metodológicos”
de dicha reflexión.

175
“visiones críticas” de la Globalización, en conceptos como colonialidad del poder, o con
la institucionalización de redes de investigación y transferencia del conocimiento no
tradicionales, prácticas que Wallerstein ha impulsado e incentivado en las últimas décadas,
lo que implica un enorme impacto en las formulaciones de enseñanza superior de las
Ciencia Sociales.

“Uno de los temas más importantes y discutidos de la teoría social


contemporánea durante las últimas décadas ha sido la relación entre
modernidad y colonialidad. Las teorías poscoloniales en el mundo
anglosajón han contribuido mucho a mostrar la complicidad entre el
proyecto científico, económico y político de la modernidad europea con las
relaciones coloniales de poder establecidas desde el siglo XVI y los
imaginarios sociales allí generados. También desde los Estados Unidos y
América Latina se han producido importantes reflexiones sobre este tema
que se alimentan de tradiciones intelectuales muy diferentes a las asumidas
por los “Postcolonial Studies” (…) y por último hay que mencionar las
contribuciones hechas desde la perspectiva del Análisis del sistema-mundo
desarrollado por Immanuel Wallerstein.” (Castro Gómez, 2007).

Las sociedades occidentales se han desarrollado históricamente, en su organización


material específicamente, posibilitando varios de los más grandes avances tecnológicos y
productivos que el hombre ha conocido. El acervo cognoscitivo de la civilización europea,
en avance progresivo y a gran escala desde los inicios de la Modernidad, ha logrado
expandir su impacto hacia todo el mundo, amplificando los beneficios económicos que su
dominación tecnológica le permitía. Los esquemas mentales que apuntalaron su
construcción material como civilización, también se fueron expandiendo progresivamente.
Hoy en día el pensamiento social crítico, pretende cuestionar estos supuestos,
partiendo del reconocimiento que el orden vigente pretende “absorver” toda resistencia,
como bien nos dice Leon del Rio, Yohanka (2007);

“El pensamiento social crítico se define a partir de la tarea teórica que


asume en la actualidad: poner a punto la actitud crítica que lo caracteriza ante
un orden social que persigue cooptar y absorber toda resistencia y práctica
adversaria hacia él. (…) El pensamiento social critico se configura desde una

176
empresa reflexiva y teórica y por un enfoque holístico e integral acerca de la
necesidad real de evaluar y reelaborar críticamente los aparatos conceptuales
de la ciencia social crítica, aunados por el objetivo de buscar soluciones post-
capitalistas, formular y reivindicar alternativas constructivas ante el
capitalismo en general y el neoliberalismo en particular, pensando sus desafíos
de viabilidad, repensando las posibilidades del socialismo en las actuales
condiciones históricas.” (León del Río, 2007).

Los procesos de socialización de la modernidad, han consolidado una relación


cognoscitiva donde, para muchos intelectuales, la dominación cultural es su primer
apuntalamiento. Siguiendo esta visión, el abordaje de la realidad es realizado a partir de
una ideología dominante que “eterniza” tales relaciones de poder, e incluso, hasta
condicionan la personalidad del hombre a partir de “axiomas morales”, generando una
conducta que se traduce a partir de dichos preceptos, y consolidando una suerte de “fuerza
preservadora” de la sociedad.
Es por ello que todo intento de cambio de las condiciones materiales, para quienes
aceptan esta hipótesis, conlleva la condición sinecuanum de transformación discursiva,
cultural, relacional. Dicho en otras palabras, las modificaciones estructurales y políticas del
mundo a lo largo de las diversas épocas históricas, se retroalimentan mediante la transición
también de los esquemas de pensamiento, de los “nuevos mundos” en las construcciones
mentales. Es decir, que toda alteración material conlleva una modificación sustancial de las
Representaciones Sociales, y entre estas, de las formulaciones epistémicas
particularmente.
Sobre este último punto, la Escuela de Anales de Francia ha tenido un sistemático
trabajo en materia de análisis a lo largo del siglo XX, puntualmente en lo que hace a las
construcciones mentales de cada época histórica, y la relación que las mismas poseen con
la consolidación del poder político. Dicha Escuela también, sobre todo por intermedio del
prestigioso historiador Fernand Braudel, ejercerá enorme influencia en el proyecto de
investigación de Immanuel Wallerstein (como el propio autor lo ha reconocido en varias
oportunidades), lo que enriquecerá la obra de éste último con una permanente
preocupación sobre los imaginarios sociales.
Sobre los discursos hegemónicos, han sido muy importantes por ejemplo las
indagaciones sobre el Feudalismo por parte de Georges Duby y Jacques Le Goff. Anales
ha trabajado en todo aquello que podemos denominar Historia de las mentalidades

177
colectivas, que ya era pregonada por el mismo Marc Bloch varias décadas antes, y que
fuera considerado también como área importante de estudio por Durkheim. Éste último,
según Peter Burke, prefería utilizar el concepto de “representaciones colectivas”, mientras
que algunos sociólogos y antropólogos contemporáneos utilizan el de “sistema de
creencias”, “formas de pensamiento”, o mapas cognitivos (Burke, 1987).
Duby consideraba que la ideología no es un “reflejo de lo vivido”, sino un
proyecto de acción sobre él. Por eso apuntaba que para que la acción “tenga alguna
posibilidad de ser eficaz, la disparidad entre la representación imaginaria y las realidades
de la vida no deben ser demasiado grandes” (Duby, 1983). Todo sistema de
representaciones posee una función histórica en el seno de una sociedad dada. Duby
particularmente estudió las actitudes mentales y las conductas colectivas que imperaron
durante el éxito del Feudalismo, observando que para apuntalar al mismo, se organizó
desde el poder “ideológicamente” a la sociedad medieval, dentro de un esquema
trifuncional donde cada integrante de la comunidad cristiana tenía un valor en su trabajo
diario como parte de un todo regulado. Para ese estudio se basó en varios discursos de
eminentes monjes medievales franceses, que explícita o implícitamente dejaban entrever
los valores que le asignaban a cada función dentro de la Sociedad Cristiana, los que
llegaron incluso hasta la tardía Edad Media.
Foucautl, quien posee innumerables conexiones con el proyecto de Anales y del
propio Wallerstein, analizó desde distintas perspectivas esta relación entre el poder y la
construcción de la realidad. Indagó en la relación del poder con la “construcción de una
imagen” de una porción de esa sociedad (los locos, libertinos, vagabundos, delincuentes,
etc). Como puede verse en trabajos como Historia de la Locura en la Época Clásica; La
Verdad y las Formas jurídicas; Vigilar y Castigar (Nacimiento de la prisión); y el curso
Los Anormales de 1975, aplicando una metodología genealógica Foucault aborda la
representación de los anormales como elementos constitutivos del sistema ideológico.
Si entendemos a "los excluidos" como parte de un sistema ideológico, implica que
pertenecen a un universo de imágenes, mitos, creencias, con “un rigor y una lógica
propia”, y que por lo tanto poseen una funcionalidad, una instrumentalidad histórica muy
concreta, la cual, dice mucho de la sociedad que este campo imaginario (y normativo)
está regulando, o a la que intenta darle forma.
El imaginario social entonces, se forma a partir de los discursos (aspecto
simbólico), las prácticas sociales y los valores (aspecto concreto) que circulan en una
sociedad (Díaz, 1998). Actúa como "regulador de conductas" (por adhesión o rechazo),

178
tratándose de un dispositivo móvil, cambiante, impreciso y contundente. Produce
materialidad, es decir, que “produce efectos concretos sobre los sujetos y su vida de
relación, así como sobre las realizaciones humanas en general”. Por eso debemos
comprender que existe una notable diferencia entre la “imaginación” individual, y el
“imaginario” colectivo.
La imaginación es una facultad psicológica individual, que permanentemente
“juega con las representaciones, las recrea, e inventa otras realidades posibles", es una
creación del espíritu individual, y un permanente cuestionamiento de la realidad
establecida, del orden impuesto, del mundo material. Por el contrario, el imaginario
(ahora en términos colectivos) no es simplemente la sumatoria de todas las imaginaciones
particulares o singulares, sino que es producto de una compleja red de relaciones entre
discursos y prácticas colectivas, las que a su vez, siguen interactuando con las
imaginaciones individuales.
Es decir, que las representaciones grupales en su relacionamiento con las
individuales, construyen a partir de las coincidencias valorativas singulares, y a partir
también de las resistencias. El imaginario social cobra “forma propia”, instalándose en
las distintas instituciones que componen la sociedad misma. Un imaginario no suscita
uniformidad de conductas, sino que más bien señala tendencias y refleja las situaciones
conflictivas. Pero de la interrelación entre los discursos y las prácticas, también surgen
valores, “apreciaciones acerca de la realidad", delimitándose las ideas de bien y mal. El
trabajo de Foucault, puntualmente, busca elaborar una genealogía de esos valores,
haciendo hincapié en los procesos de cambio de las diversas prácticas sociales. Entender
esos valores, es discernir sobre las representaciones de la sociedad toda, y comprender
finalmente la estructura del imaginario colectivo.
En las últimas décadas se ha incrementado notablemente el números de trabajos
dedicados al análisis de la obra foucaltiana. El pensador francés es un hombre de difícil
encasillamiento, que rehusó constantemente “alinearse en ninguna de las principales
corrientes del pensamiento social occidental” (Ball, 1991). Foucault tuvo como principal
interés la historia del pensamiento científico, particularmente el desarrollo de “las técnicas
de poder y dominación”, y por la arbitrariedad de las modernas instituciones sociales.
Observaba que hay un conjunto de elementos de dominación, que pueden ser tanto
enunciados científicos (elementos discursivos) como medidas punitivas directas, hasta
medidas administrativas, institucionales, arquitectónicas (el panóptico), prácticas morales,
etc, que determinan que el hombre sienta, piense y actúe en determinada dirección.

179
Cuando aparecen las crisis, es decir, determinadas coyunturas de cambio donde todo
aquello que nos fue útil en determinado momento para abordar la realidad ya no es útil, es
cuando estas prácticas recobran actualidad para “eternizar” el sistema histórico, pero
también, donde las reacciones a las representaciones sociales que apuntalan las condiciones
materiales se hacen más evidentes.

El siglo XIX expresó diversos “malestares” acerca de las representaciones del


Mundo Moderno. Pero reaccionar hacia la Modernidad era también reaccionar hacia el
sistema científico tal como lo conocíamos. Los presupuestos fundantes de todo el edificio
de los saberes sociales, habían sido construidos por la Modernidad misma, e incluso el
aparato conceptual con el que nacen las Ciencias Sociales en los siglos XVII y XVIII, se
hallan también apuntalados por este imaginario, como ya hemos dicho en la primera parte.
Su consecuencia más notoria en la enseñanza de las Ciencias Sociales, según los autores
citados, ha sido el eurocentrismo, el cual ha contribuido a la búsqueda de "superación" de
los rasgos tradicionales de las sociedades de la periferia, y también a transformar las
culturas (entre ellas la latinoamericana) a imagen y semejanza de las sociedades europeas.
Este eurocentrismo es una concepción histórica a partir de la cual se acepta la idea
que Europa Occidental es el núcleo central del desenvolvimiento histórico y material, y por
ende, muchas de sus concepciones acerca del conocimiento serán condiciones sinecuanom
para el reconocimiento disciplinar de cualquier campo de estudios. Entre otras ideas, el
postulado de que la vida “integralmente” debe someterse al control del hombre, e incluso,
que el mundo social debe también estar supeditado a ese control, han sido algunos de los
axiomas históricos de la vida moderna, lo que se complementa con el concepto moderno de
Estado, garante indispensable de la organización racional de la vida colectiva según la
modernidad.

Pero como bien dice Wallerstein, este “proyecto de organización y control de la


vida humana” necesitó de otros elementos que faciliten su desarrollo: el apoyo brindado
por las disciplinas sociales. Es por eso que las mismas “se convirtieron aquí en una pieza
fundamental… El nacimiento de las Ciencias Sociales no fue un fenómeno aditivo a los
marcos de organización definidos por el Estado, sino constitutivo de los mismos…”
(Wallerstein, 1998). Era prioritario construir una suerte de “plataforma de observación”,
nos dice Wallerstein, sobre el mundo social “que se quería gobernar”. Y sin la
colaboración de las Ciencias Sociales, el Estado no hubiese tenido la capacidad de aplicar
dicho control sobre la vida de las comunidades. Como agrega Castro Gómez (1999), las

180
taxonomías elaboradas por las Ciencias Sociales no se limitaron “a la elaboración de un
sistema abstracto de reglas llamado ciencia, sino que tenían consecuencias prácticas en la
medida en que fueron capaces de legitimar las políticas regulativas del Estado…” Según
el autor, la necesidad práctica que permitió el origen de las Ciencias Sociales desde el
punto de vista científico, fue esta de "ajustar" la vida de los hombres, y por ello, todas las
políticas y las instituciones estatales (entre ellas la escuela) “vendrían definidas por el
imperativo jurídico de la modernización”.

López Segrera se pregunta en Abrir, impensar, y redimensionar las ciencias


sociales de América Latina y el Caribe (1999), si es posible realmente una Ciencia Social
no eurocéntrica en nuestra región. Para ello decide comenzar observando los axiomas que
nos propone Wallerstein como alternativas de cara al siglo XXI: por un lado, la
reunificación epistemológica de las “denominadas dos culturas” (la de las ciencias y la de
las humanidades). Por otro lado, la reunificación organizacional de las ciencias sociales; y
por último la asunción por las ciencias sociales de un papel de centralidad. Por eso para
Segrera la obra de Immanuel Wallerstein, al igual que la de Prigogine y la de Edgar Morin,
“se encuentra en la vanguardia de la reflexión prospectiva sobre las ciencias sociales”, y
constituye “una crítica al eurocentrismo y una superación de sus paradigmas.”
Sin dudas uno de los campos de trabajo más interesantes donde Wallerstein ha
incurrido teniendo en cuenta estas premisas, es en el de las proyecciones y los estudios del
futuro en las Ciencias Sociales. Wallerstein considera que el futuro debe ser un “objeto”
de nuestras disciplinas, incluso la utopística como él la llama, ha sido un componente
histórico de las mismas, las cuales, deben basarse en lo posible en “tendencias existentes”.

“Si bien ahora tenemos claro que no hay certeza sobre el futuro ni
puede haberla, sin embargo, las imágenes del futuro influyen en el modo en que
los seres humanos actúan en el presente. Los conceptos de utopías están
relacionados con ideas de progreso posible, pero su realización no depende
simplemente del avance de las Ciencias Naturales como muchos pensaban, sino
más bien del aumento de la creatividad humana y de la expresión del ser en
este mundo complejo” (Wallerstein, 1999).

La utopística, a diferencia de la utopía, es para Wallerstein "la evaluación seria de


las alternativas históricas, el ejercicio de nuestro juicio en cuanto a la racionalidad

181
material de los posibles sistemas históricos alternativos”. Es para el autor una
“evaluación sobria, racional y realista” de los diversos sistemas sociales humanos, y de sus
propias limitaciones. Es todo un “ejercicio intelectual” de la creatividad humana, puesta
en función de un futuro alternativo, plausible, aunque incierto. Por eso no es casualidad
que en los tiempos de fundamentación epistemológica de las Ciencias Sociales (entre los
siglos XVIII y XIX) se elaboren un sin número de utopías sociales y proyecciones muy
distintas a las realizadas hasta ese momento.

Braczo nos dice que Imaginarios sociales es el término más adecuado para este
tipo de utopías, cuando complementan una serie de “representaciones colectivas, ideas,
imágenes de la sociedad global y de todo lo que tiene que ver con ella.(...) Una de las
funciones de los imaginarios sociales consiste en la organización y dominio del tiempo
colectivo sobre el plano simbólico.” Pues bien, para formalizar un cambio de paradigmas,
y la reconstrucción de los supuestos científicos, una nueva formulación de los “estudios del
futuro” en las Ciencias Sociales serían fructíferos para varios intelectuales. Es por eso que
la utopística, como bien nos dice León del Río, es para Wallerstein “un giro” en el sentido
de la acción social hacia la racionalidad material.

“Wallerstein se propone un análisis del movimiento histórico social


revalidando el sentido de la racionalidad material, considerando no sólo la
construcción de un orden social sino su legitimación y cuestionando a partir de
su esquema de sistemas mundos, la validez de los argumentos que constituyen
la racionalidad material. Pensar la utopía para Wallerstein es replantear las
estructuras del conocimiento y de lo que en realidad sabemos alrededor de
cómo funciona el mundo social. La utopística sería, por tanto, un giro en el
sentido de la acción social hacia la racionalidad material y en consecuencia, el
rescate del sentido histórico de realidad.” (Leon del Rio, 2007)

El sesgo “occidentalista” de las Ciencias Modernas, y todos los problemas que ello
ha generado es algo reconocido por los nuevos paradigmas y epistemologías. Los
problemas disciplinares son muchos, pero sin dudas uno de los de mayor impacto como
hemos citado, es la relación de dominación cultural que trajo aparejado. Por citar un
ejemplo, se puede considerar la colonialidad lingüística, como lo analiza Fernando Garcés
en un destacado trabajo colectivo reciente.

182
A partir de esto, la actual crisis de muchos supuestos modernos son tomados como
oportunidades y alternativas históricas de cambio en la representación epistémica global,
como una coyuntura de cambio para el apuntalamiento de nuevos abordajes científicos, y
por ende, para el inicio del fin de esa “colonialidad del poder”, como bien lo trabaja
Lander (2000). Las condiciones en las que surgieron los paradigmas eurocéntricos han
cambiado, y el contexto histórico-cultural del cual se ha nutrido el imaginario y el
ambiente intelectual de las disciplinas sociales están en un irrefrenable proceso de
alteración. La sociedad europeo-occidental como expresión más avanzada del sistema
histórico, el carácter universal de dicha experiencia europea, las formas del conocimiento
desarrolladas para la comprensión de esa sociedad que fueron asimiladas como únicas
formas válidas y objetivas, y en general el meta-relato de la modernidad como dispositivo
de conocimiento, son discutidos desde el conocimiento informal, hasta en la Educación
Superior. Apunta el citado Lander que la institucionalización a lo largo del siglo XX de
las ciencias sociales en las casas de estudio de nuestra región, sólo alteró “parcialmente” la
hegemonía del discurso europeísta y occidental.

Es decir, que nuestras universidades en su mayoría reprodujeron y amplificaron


dichos discursos, y que los “dogmas liberales del progreso, desarrollo, y el binomio
atraso-modernización” fueron incorporados como premisas “en una lectura que -en
consecuencia- hacía pocas concesiones a la especificidad de la realidad estudiada.”
Señala también que la sociología de la modernización “ha sido la expresión más nítida de
este positivismo científico colonial (…). En el marxismo latinoamericano, Mariátegui es la
máxima expresión de la tensión con las miradas eurocéntricas, pero éstas terminan por
hacerse dominantes tanto en el mundo académico como en la acción política” (Lander,
2000).

Un pensador que ha reflexionado sobre estas contradicciones, y que ha realizado


notables aportes a las Ciencias Sociales de América Latina desde ésta línea de trabajo, es
seguramente Atilio Borón (Segrera,1999;19). En un artículo publicado en CLACSO,
esboza los principales retos que afrontan las CC.SS en nuestra región, donde destaca como
un hito importante el trabajo realizado en torno al informe Gulbenkian, el trabajo colectivo
coordinado por Immanuel Wallerstein del cual se pueden observar las principales
conclusiones en libro Conocer el Mundo, saber el mundo (Wallerstein, 2001). Borón nos
dice que Wallerstein a través de dicho informe, nos invita precisamente a "impensar" las

183
ciencias sociales, o sea, “repensarlas pero a partir de premisas radicalmente distintas a las
convencionales”.

“No se trata de volver a recorrer con el pensamiento el mismo camino ya


trillado. Repensar, en este caso, y ante la gravedad de la crisis que afecta a
todo ese conjunto de disciplinas, significa "impensar" las ciencias sociales.
¿Por qué? Porque en el mencionado informe-documento centrado en el
desarrollo de las ciencias sociales de los países avanzados, que supuestamente
estarían al margen de ciertos problemas que nos afectan gravemente a
nosotros- el diagnóstico reviste tal gravedad que los académicos involucrados
optan por hacer una explícita y urgente convocatoria a repensar todo desde
nuevos comienzos”.

Para Borón, a las causas que alimentan la crisis de las ciencias sociales en los países
más avanzados, se le deben agregar “dos factores que merecen una consideración
especial”: el triunfo ideológico del neoliberalismo (toda una filosofía integral), y el auge
del postmodernismo (entendido como un pensamiento propio de la derrota, el “resignado
reconocimiento de que ya no hay transformación social posible”).140 Por ejemplo, explica
Borón, que se ha institucionalizado un nuevo modelo de investigación que en nada se
parece a los cánones más elementales de una metodología científica. Hoy se ha hecho
común que se elaboren investigaciones breves, acotadas, realizadas sobre la base de otro
tipo de soportes institucionales, como por ejemplo las consultoras o firmas de consultores,
públicas y privadas.

En este punto es preocupante el hecho que dentro del panorama de la sociología


latinoamericana, puede verse la transformación de algunos antiguos centros de
investigación, en casi empresas de consultoría, “fenómeno que se observa en casi todos los

140
Para el pensador argentino la principal consecuencia de toda esta “desafortunada confluencia de
tradiciones teóricas e ideológicas”, particularmente en el terreno de la sociología, ha sido el “abandono” del
modelo clásico de investigación que tuvo vigencia en América Latina, particularmente, de aquellos proyectos
donde se conformaba un equipo dirigido por uno o más investigadores junto con un grupo de jóvenes
estudiantes que trabajaba en un plan de largo aliento. Este andamiaje institucional “fue barrido, con
diferentes grados de radicalidad” según los países, por las políticas neoliberales del Consenso de Washington,
donde las instituciones de enseñanza e investigación creadas y sostenidas por el Estado fueron reemplazadas
por el "modelo de consultoría", no quedando una investigación social de largo aliento.

184
países en la región”. O por citar otro ejemplo, el hecho que la abrumadora mayoría de los
estudios sobre la pobreza en América Latina utilizan los modelos teóricos desarrollados
por el Banco Mundial, construidos a partir del supuesto de que la pobreza es un fenómeno
que debe ser atacado de manera focalizada. Estos son sólo algunos ejemplos que acerca el
investigador, para enfatizar la urgente necesidad de recuperar el “pensamiento crítico” en
América, que cuestione los paradigmas epistemológicos históricos, aunque, expresa
claramente, aún tiene cierto escepticismo de que sea posible un proyecto de renovación del
pensamiento crítico en el seno de la Academia, donde es muy difícil que puedan
cuestionarse los “saberes establecidos” (punto en el que destaca la oposición a veces
irreconciliable entre el académico-científico y el intelectual).

Este último punto, Walter Mignolo (2001) lo ha trabajado en un reciente libro


analizando la “producción del conocimiento” en las Ciencias Sociales, donde se descubren
distintas “formas de la violencia” de los países centrales sobre los periféricos. Tomando
como antecedentes elementos de la filosofía de la liberación, la teoría de la dependencia y
la teología de la liberación, Mignolo destaca la vigencia del cuestionamiento al
centralismo de la “geopolítica del conocimiento”. En su diagnóstico las formas del pensar
las ciencias siguen siendo eurocéntricas, teniendo un sesgo casi de “subordinación”,
muchas de las producciones científicas de nuestra región. En definitiva, estos trabajos nos
dan una suerte de diagnóstico crítico, donde se evidencia una necesidad general de
replanteo disciplinar. Dicho replanteo conlleva un cuestionamiento de todo el acervo
intelectual, incluso de varias de las nociones más generales.

En otros de sus trabajos, Las incertidumbres del saber, Immanuel Wallerstein


continúa desarrollando esta idea de “crisis del conocimiento” en el pensamiento intelectual
presente. En este importante estudio, Wallerstein comenta que las “divisiones
disciplinares” de la Academia han capturado a las ciencias, en un paradigma que “adopta el
supuesto” de que el conocimiento es una certeza, que nos sirve para explicar todo el
mundo social. Dicha postura para el autor no es la más óptima, ofreciendo él a modo de
propuesta, una nueva concepción de las ciencias sociales cuya metodología abre las puertas
de lo que él llama “la incertidumbre”. Alejándose del determinismo y del cientificismo,
como lo hicieran los comentados socialistas utópicos del siglo XIX, Wallerstein propone
en este trabajo construir “nuevos sistemas” desde una visión de la realidad basada en dicha
incertidumbre.

185
El autor ha destacado muchas veces el trabajo de Prigogine, El fin de las
certidumbres, en el cual se describe el “trastorno epistemológico” del pensamiento
científico en las ciencias duras, donde muchos científicos consideran que la “base
metafísica de la física moderna” (desde Newton y Descartes en adelante) nos ha llevado
“por mal camino”. Estos científicos consideran que lo esencial de la realidad es que “el
universo está lleno de incertidumbres”, y por ende, “de posibilidades inmensas de
creatividad”.

“Prigogine y sus colegas ponen en el centro de sus análisis la flecha de la


historia, pero consideran que su camino tiene bifurcaciones sucesivas debido a las
cuales es intrínsecamente imposible saber de antemano qué ruta seguirá la flecha”.

A partir de semejante diagnóstico en las ciencias duras, observa Wallerstein que el


problema para los científicos sociales entonces, es que si bien conocen desde hace tiempo
la famosa flecha de la historia, antes se la concebía como dirigida “por el Dios de la
historia” hacia un objetivo claro, “que sería el punto de culminación de la Historia con
mayúscula”. Ahora bien, el problema ante la crisis de los paradigmas, es que, si existe
verdaderamente una flecha de la historia, y esta historia no tiene certeza, “¿cómo saber
qué hacer para ser útil social e históricamente? Este dilema se presenta hoy, con mucha
angustia y mucha urgencia, a los intelectuales comprometidos en todas las partes del
mundo.” (Wallerstein, 2005). Wallerstein coincide con Prigogine en su teoría del caos y
las ciencias de la complejidad, observando que ya no existen tantas situaciones de
equilibrio. Como dice Carlos Aguirre (2003), para Wallerstein pequeñas y grandes
turbulencias “ya no pueden ser reabsorbidas y generan grandes impactos”.

“Las trayectorias no son siempre predecibles. Plantea que nos


encontramos ante una situación de caos y de bifurcación histórica. El azar y la
creatividad juegan un papel mucho mayor del que se les ha atribuido. Las
trayectorias no son linealmente progresivas, pues no marchan de lo simple a lo
complejo, sino más bien del orden al caos. Las predicciones se vuelven
inseguras e inciertas. Hay que sustituir correlaciones directas por causalidades
múltiples y correlaciones complejas. Hay que entrar al pensamiento
probabilístico, pues no hay leyes generales fatales. Se acabaron las
certidumbres fuertes y seguras” (Aguirre 2003)

186
Wallerstein considera que la ciencia construida hasta el presente sólo se aplica a
una pequeña parte del universo, y para peor, las Ciencias Sociales están en crisis por la
fragmentación que ha realizado de su acervo científico, dividiendo el estudio de lo social
en distintas disciplinas autónomas unas de otras. Para esto, continuando con Carlos
Aguirre, la solución “no es lo inter, pluri, multi o trans disciplinario, sino lo que aglutine
todo.” Por eso Wallerstein propone la construcción de nuevas y unitarias ciencias sociales-
históricas, para lo cual es indispensable partir de un pensamiento epistémico crítico de
todos los saberes sociales, que reconozcan la crisis, el colapso y el caos que el sistema
histórico atraviesa en la presente coyuntura. Para ello, la universidad debe plantearse un
trabajo complejo, de incorporar “nuevas miradas” y apuntalando lo aprendido, pero sin
miedo a re-escribir conocimientos.

Para alcanzar una verdadera superación de los paradigmas epistemológicos, será


esencial reconocer la existencia de la coyuntura particular de cambio como la que vivimos,
y la permanencia de una pluralidad de concepciones científicas de la realidad social.
Imannuel Wallerstein dice en Conocer el Mundo, Pensar el Mundo, que “es precisamente
en los períodos de transición de un sistema a otro (…) cuando la lucha humana adquiere
mas significado”, y no quedan dudas, a partir de los estudios realizados por el autor desde
hace más de tres décadas, que el proceso iniciado en 1973 que se extiende hasta la
actualidad, es una coyuntura de gran transformación del sistema histórico moderno.

En el mismo trabajo, Wallerstein considera que la Ciencia Social (en singular,


unitaria, sin compartimientos) es el “intento de estudiar el sistema más complejo de todos”,
convirtiéndose no sólo en la reina de las ciencias en la presente coyuntura, sino que en la
más difícil de todas. Toda transición genera miedos, ya que implica cambios e
incertidumbres, pero también genera esperanzas. Es desde esa misma incertidumbre sobre
lo aprendido, que para Wallerstein debe construirse un nuevo edificio del conocimiento.

187
2. 4. 3. La insubordinación ideológica.

Marcelo Gullo, politólogo, historiador e internacionalista argentino, discípulo de


Helio Jauguaribe y Alberto Methol Ferré, y de importantes aportes a la teoría de las RR.II.,
plantea en varios de sus trabajos la teoría de la “insubordinación fundante”, la cual
desarrolla incialmente en su tesis doctoral “La formación ideológica y política del aprismo
(1917-1931)”(2008) presentada en la Universidad del Salvador, posteriormente la
profundiza en “La insubordinación fundante. Breve historia de la construcción del poder
de las naciones” (2008), en “Insubordinación y desarrollo. Las claves del éxito y el
fracaso de las naciones” (2012), y luego aspectos parciales en el trabajo colectivo dirigido
por Pacho O Donnell “La otra historia. El revisionismo nacional, popular y federalista”
(2012).
Como hemos citado anteriormente, dicho marco teórico establece que para imponer
su voluntad los estados poderosos tienden en primera instancia a tratar de imponer su
dominación cultural, y cuando no existe una resistencia a dicha imposición, se materializa
lo que Gullo llama la subordinación, y al vulnerabilidad ideológica.

“Tanto las estrategias de generación de ideologías, de formación de


elites, y de difusión ideológica que llevan a cabo las estructuraqs de poder
hegemónico y las grandes potencias tienen, como objetivo fundamental,
lograr la subordinación ideológico-cultural de los estados periféricos”
(Gullo, ;25).

Por eso mediante la subordinación ideológica, los estados centrales reemplazan


para el logro desus objetivos, “el uso o amenaza del uso de la fuerza”, por la seducción y la
persuasión (Gullo, ,25). Las políticas destinadas a lograr dicha subordinación, y por ende,
las destinadas a lograr la imposición de los objetivos de un estado por medio de la
seducción, son las que se denominan “poder blando”, según la conceptualización de Joseph
Nye (Nye,1991;40).

“La Subordianción ideológico-cultural es la más útil y, en caso de


llegar a triunfar por si sola, la más exitosa de las estrategias que las
estructuras hegemónicas del poder o las grandes potencias, pueden llevar a
cabo para la preservación y expansión de su poder. A través de la

188
subordinación ideológico-cultural, las grandes potencias no pretenden la
conquista de un territorio o el control de la vida económica sino, el control
de las mentes de los hombres como herramientas para la modificación d
elas relaciones de poder”(Gullo, ;26).

La subordinación ideológico-cultural produce en los estados “subordinados” una


“superestructura cultural” que impide la creación y la expresión del pensamiento anti-
hegemónico, como nos dice Gullo ( 26). El aprismo, como lo estudia en detalle Marcelo
Gullo, fue uno de los espacios pioneros de Amércia Latina, en ofrecer lucha y resistencia a
esa superestructura cultural, movimiento que tendrá notable influencia en la construcción
teórica del Peronismo Clásico.
El aprismo originario de Haya, denominaba como “colonialismo mental” la matriz
que impedía la unidad y la independencia ideológica de nuestra región, ante la cual se
presentaron movimientos anti-hegemónicos, o desvíos ideológicos, como lo
conceptualizaba Guimaraes, que intentaron la elaboración de una doctrina económica o
política original, “con la finalidad de escapar a la subordinación ideológica”
(Gullo,2008;27). Uno de esos recursos para “desviar” el colonialismo cultural, y que puede
corroborarse como articulador de las propuestas internacionales del peronismo, es la
integración regional latinoamericana, una reunificación que otorgue mayor margen de
manionbra en le escenario internacional.
Ahora bien, prosiguiendo con Gullo, nos dice que cuando el pensameinto anti-
hegemónico “logra plasmarse en una política de estado, entonces se inicia un proceso de
“insubordinación fundante” (Gullo,2008). En nuestro país, los mismos protagonistas y
artífice de ese pensamiento de resistencia lo han denominado “pensamiento nacional”,
contrapuesto al “pensamiento colonial”.
Gullo analiza la Generación del 900 como una primera insubordinación ideológica,
donde figuras como Rodó, Vasconcellos y Ugarte iniciaron el camino de la crítica
anticolonialista desde el punto de vista superestructural, y lograron materializarse en
proyectos como el aprismo de Víctor Raúl Haya de la Torre. Tanto Ugarte como el
aprismo tendrán notable influencia en el peronismo clásico, y serán estudiadas en
profundidad tanto por Marcelo Gullo (con el caso de Haya de la Torre), como por Miguel
Ángel Barrios (con el caso de Ugarte). 141

141
El aporte de estos dos intelectuales argentinos es sumamente importante para la consolidación de un
pensamiento teórico latinoamericano, y aún existe una gran deuda sobre el reconocimento a sus obras, no

189
Sobre este último, los puntos que esgrime Ugarte en las razones para apoyar a Perón y
sumarse a su cuerpo diplomático, como embajador, para Miguel Ángel Barrios (1999),
radican en:
1) “Ugarte entronca al movimiento peronista dentro de las
luchas históricas del pueblo argentino y latinoamericano en búsqueda de us
emancipación, aclarando que refleja la ejecución programática de los
planteos teóricos del nacionalsitmo argentino y latinoamericano”.
2) “El nuevo movimiento se caracteriza pro su anti-
imperialismo y búsqueda de dignidad en política experior”.
3) “La reconstrucción de la economía necesariamente pasa por
un proyecto industrial. El estado debía ejercer una dinámica inclusiva de lo
social”.
4) “La reconstrucción de la nacionalidad nos debe volcar al
tradicionalismo español, no en el sentido de retorno a un conservadorismo
estático, sino en el marco de reconstitución de una comunidad
iberoamericana con peso propio en el escenario mundial”.
5) “El catolicismo debe jugar el papel de elemento
cohesionador de la nacionalidad” (Barrios,1999;235-236).

Es importante también destacar sobre los trabajos de Miguel Ángel Barrios (2008),
que ha realizado un interesante estudio de las “implicancias teóricas” que el peronismo ha
desarrollado con su visión continentalista, interpretando que constituye un inicio del
realismo de la periferia (autonomía periférica), en momentos que comenzó a desarrollarse
el segundo período del sistema mundo (en términos wallerstinianos), como fase final de la
hegemonía de Occidente.
Considera Gullo que la segunda insubordinación ideológica se opera con la
corriente revisionista originada en el Río de la Plata, como hemos detallado en el apartado
sobre la memoria y la construcción del pasado. En dicha corriente es asimismo donde
podemos ver la aparición de muchos de los principales intelectuales forjistas que van a
sumarse al proyecto de Hechos e Ideas, y donde tendrán enorme trascendencia Jaurteche,

sólo por la “recuperación” que realizan de autores notables del ideario de nuestra región, sino que también
por la profundidad con la que buscarn generar un “espacio crítico” a ciertos lugares comunes de la disciplina.
Ambos han trabajado sus respectivas tesis doctorales en la Universidad del Salvador, y conforman una díada
teórica muy sólida, siendo incluso Miguel Ángel Barrios el director de la tesis de Gullo.

190
Scalabrini Ortiz, Hernández Arregui, Sampay, Jose´María Rosa, Puiggrós, Fermín Chávez,
Methol Ferré, y José Luis Torres entre otros. Una de las características más importantes de
esta corriente, será la de descubrir “el instrumento principal a través del cual Inglaterra
había logrado la subordinación ideológico-cultural de la América española, y de la
Argentina en particular, había consistido en la falsificación de la historia”
(Gullo,2012;32-33).
Por eso para Gullo, así como la primera insubordinación ideológica de la
generación del 900 se “materializó políticamente” en el aprismo, la segunda se materializó
en el peronismo, el cual inició una insubordinación fundante, que proponía por lo tanto
“trastocar” su condición de “objetos” de la política internacional, convirtiéndose en
“sujetos” de la misma (Gullo,2008;21). Dicha intencionalidad fue abortada una década más
tarde por la “Revolución Libertadora”, inducida por Inglaterra y los Estados Unidos,
demostrando el desafío ideológico que implicaba para el sistema internacional la prédica
justicialista (Gullo,2012;35).
En el peronismo podemos ver por lo tanto, que se cumplen inicialmente los dos
requisitos para la materialización de una insubordinación fundante: una actitud de
insubordinación ideológica, conjugada con un eficaz impulso estatal. La Revista Hechos e
Ideas, es justamente una convinación de elementos superestructurales de
insubordinación ideológica (los artículos referidos a la memoria y el pasado), con una
fuerte dosis de artículos que implican un estructural impulso estatal, cuando son trabajos
que refieren a balances de gestión, o un detalle sobre la labor realizada en políticas de
estado concretas, las cuales identifican claramente el acuerdo, complementariedad y
coherencia, de la teoría con la praxis, o si se quiere, de cómo la doctrina deviene en marco
referencial, articulando ideas que difieren notablemente con los postulados hegemónicos.

191
3. Metodología.

3. 1. Estrategia metodológica y diseño de investigación

Abordar un sistema de ideas (visión del mundo, representación del pasado, etc.)
durante un período histórico determino, en este caso, a lo largo del primer peronismo;
necesariamente nos remite a recurrir a una estrategia metodológica cualitativa.
La investigación cualitativa es una actividad situada, que ubica al observador en el mundo.
Y consiste en una serie de prácticas materiales e interpretativas que hacen visible este
mundo epocal, lo transforman y lo convierten en una serie de representaciones (Denzin, N.,
Lincoln Y., 2011:48).

Desde el paradigma cualitativo se recurre al uso la recolección de una variedad de


materiales empíricos: estudios de casos, experiencias personales, las historias de vida, los
artefactos, los textos y las producciones culturales y los textos observacionales e históricos,
como en esta investigación, en la que los ejes analíticos atraviesan el abordaje de una
revista histórica.

Por otra parte, el foco de la investigación cualitativa es multimetodológico. La


realidad objetiva es inasible: conocemos una cosa, solo mediante sus representaciones. La
combinación de múltiples prácticas metodológicas, materiales empíricos y perspectivas en
un único estudio se entiende como una estrategia que potencia el rigor, la amplitud, la
complejidad, la riqueza y la profundidad de una investigación dada (Denzin, N., Lincoln
Y.,2011:53). En consonancia con ello, numerosos son los recursos metodológicos
cualitativos con los que se nutre nuestra investigación: la semiótica, el análisis de relatos,
contenidos y discursos, la hermenéutica, el deconstruccionismo y los estudios culturales.

Pero sobre todo, la práctica interpretativa de construir sentido a partir de los propios
descubrimientos, privilegia dentro del paradigma cualitativo, enfatizar en el análisis, las
estructuras situadas, relacionales y textuales de la práctica interpretativa.

192
…” Las interpretaciones cualitativas surgen de un proceso
de construcción. En primer lugar, el investigador crea un registro de
sus experiencias, que consiste en notas y documentos (indexing) En
un segundo momento, el escritor, en cuanto intérprete, parte de ese
texto para producir un texto de investigación que consiste en notas
e interpretaciones basadas en los textos. Luego este texto es
reescrito como un documento interpretativo funcional, que contiene
los intentos del investigador para dar significado a lo que
estudió…” (Denzin, N., Lincoln Y., 2011:90).

Históricamente, el paradigma cualitativo hunde sus raíces en las posturas


encontradas que Durkheim y Weber protagonizaron en Alemania a fin de determinar el
objeto y el método científico de la Sociología, a fines del Siglo XIX.

Mientras que para Weber el objeto de estudio no era otro que el de la acción social
para Durkheim éste debería apuntar al hecho social, exterior al individuo y fuente de
coacción sobre el hombre. Es Weber quien se constituye como el primer antecedente en el
modelo de la comprensión de la realidad social e histórica desde adentro, a través de su
creación de tipos ideales que dan cuenta del sentido que los agentes sociales dan a su
propia conducta; frente a la postura disímil de Durkheim (1965) que emerge como el
sociólogo de la explicación de la realidad social y psíquica desde afuera.

Retomando esta misma línea de debate, pero en 1937, Blummer (1969) acuña la
expresión de Interaccionismo Simbólico, dejando en claro que es el propio agente quien
construye su acción y que no se trata de un mero desencadenamiento de la actividad
producida por la influencia de ciertos factores determinantes sobre su organización.

Es decir, ante una situación el individuo advierte, interpreta, y valora las cosas con
las que tiene que contar para decidir su actuación, gracias a que es capaz de establecer una
comunicación o interacción consigo mismo. Por lo que para Blummer, será este mundo
empírico de la interacción (percepción, interpretación, valoración) el que se constituye
como el legítimo objeto de investigación.

193
Enmarcados en un paradigma cualitativo- interpretativo optamos por trabajar con
un diseño de investigación de tipo descriptivo-comprensivo, recurriendo a técnicas de
análisis documental, evitando caer en una mera “observación exterior” de los fenómenos,
sino pretendiendo lograr una comprensión de las estructuras significativas de ese mundo
que nos interesa caracterizar.Estrategia comprensivista, tal como la denomina Horacio
Chitarroni (2008, 90-91), que permite analizar las concepciones epocales, y las diferentes
formas de concebir o dar significado a valores.
Tomando como referencia la investigación doctoral que Daniel Arzadun 142 realiza
para el Doctorado de Ciencias Políticas de esta casa de estudios, podemos ver que esta
estrategia metodológica nos permite “satisfacer” desde nuestro examen del mundo
empírico social, todos los requerimientos de la ciencia empírica: a.- enfrentarse a un
mundo susceptible de observación y análisis, b.- suscitar problemas con respecto al mismo,
c.- reunir datos necesarios a través de un examen detenido y disciplinado, d.- descubrir
relaciones entre las respectivas categorías de los datos, e.-formular proposiciones respecto
a esas relaciones, f.-incorporarlas a un sistema teórico, y g.-verificar problemas, datos,
relaciones, proposiciones y teorías, por medio de un nuevo examen del mundo empírico.

142
La publicación realizada por Agebe de la investigación no tiene fecha. Ver: Arzadun, Daniel;
Perón:¿Proyecto nacional o pragmatismo puro? Análisis cualitativo de los contenidos doctrinarios del
justicialismo temprano. Agebe. Buenos Aires.

194
3. 1. 1. El análisis documental como técnica de recolección de datos

Dentro del análisis documental, incurrimos en un amplio espectro de fuentes de


datos: informes, programas, gacetas, planes, calificaciones, discursos, artículos, leyes y
demás registros concernientes a un momento espacial e históricamente delimitado.
El análisis documental básicamente, según Martínez (2004), apunta a
descomponer en sus partes más importantes textos de fuentes escritas, numéricas,
grafológicas, ideogramas o fotografías, con el objeto de utilizar las ideas principales y lo
que más atañe al contexto de la investigación. Así como también, en opinión de la autora
se apunta a : separar las partes de un todo para interpretar, comprender y razonar sobre
hechos, atributos, contenidos, comportamientos, valores, actitudes, usos de estrategias,
evaluación y otros aspectos relacionados en fuentes o programas privados u oficiales, en
reportes, archivos o registros estadísticos.
La mayoría de las veces, como destaca Sierra (1984) este análisis está basado en un
modelo teórico previo, el cual puede ser tratado como una suposición que se pone a
prueba. La presencia o ausencia de tal modelo afectará en gran medida al proceso lógico
de análisis.
Toda indagación histórica, procede a partir de un doble procedimiento de selección-
recorte de un corpus específico y de selección-expansión de lecturas, sin las cuales las
posibilidades de describir e interpretar el corpus se reducen a su mínima expresión.
…” El acercamiento a las fuentes sólo resulta provechoso a partir
de las preguntas del historiador y estas dependen directamente del
conocimiento factual del período y de las interpretaciones historiográficas
existente…” (Marc Bloch, 1952)

Por otro lado, dentro de los posibles abordajes al material documental, hemos
adoptado un análisis cualitativo del mismo de carácter sustantivo (Manhein y Rich, 1988)
centrados en el “qué” y en las informaciones explícitas de los documentos del corpus, a
partir de unidades de análisis (palabras, temas e items143). También utilizamos análisis
temáticos de evaluación que se concentraron en los juicios formulados por los autores de

143
Se consideraron como palabras claves: memoria, historicidad, pasado, porvenir, futuro, entre otras.

195
los artículos, teniendo en cuenta su dirección ( juicios positivos o negativos sobre cada
tema) e intensidad; y sobre todo, análisis de contenido estructurales que buscan alcanzar
los aspectos subyacentes e implícitos de los mensajes, en particular, los llamados de co-
ocurrencia ( tanto textuales como matriciales), que buscan examinar las asociaciones entre
temas en las secuencias de comunicación como indicadores de las estructuras mentales e
ideológicas, y los análisis estructurales propiamente dichos que buscan poner en evidencia
los principios que organizan los elementos del discurso con el objeto de elaborar un
modelo operatorio de mayor abstracción que permite estructurar el discurso y hacerlo más
inteligible en todos sus aspectos ( Bardin, 1983).

196
3. 2. Fuentes de datos y selección de unidades de análisis.

Habiendo hecho ya referencia al análisis documental como la técnica de


recolección de datos, que se privilegia en nuestro abordaje metodológico en coherencia con
los objetivos que guían este estudio; caracterizamos a nuestra principal fuente de datos
primaria: la Revista Hechos e ideas.
La revista Hechos e Ideas fue una importantísima publicación que ha desarrollado
varios períodos de edición. Comenzó siendo una revista radical que se publicó entre 1935 y
1941, cuando dejó de aparecer después de 41 entregas. En agosto de 1947, instalada ya en
el campo del peronismo gobernante, presentó su número 42; hasta junio-julio de 1955, y
con una frecuencia mensual casi permanente, ofreció 93 números.
Dicha publicación es crucial para reinterpretar el supuesto de la no existencia de
debates intelectuales profundos durante el primer peronismo, ya que el itinerario de temas
abordados por la revista, la multiplicidad de perspectivas, el número de autores, el abanico
de disciplinas, y el renombre de los intelectuales, nos obligan a re-escribir la imagen que
podemos tener hasta el momento sobre lo que puede considerarse “intelectualidad” por
aquellos años.
En nuestro caso, puntualmente pretendemos recorrer todo el ciclo peronista de la
revista Hechos e Ideas, destacando los artículos que hacen referencia a la política
internacional, la imagen del mundo, la política exterior, y todos aquellos trabajos que
indiquen el rol de nuestro país ante el orbe, las relaciones hemisféricas y regionales, y la
relación con las grandes potencias.
Por supuesto también analizaremos los articulistas, y la frecuencia de sus
colaboraciones, como también lo que Guillermo Korn llama la “nervadura organizativa”,
es decir, la estructura discursiva de los artículos, estrategia de análisis que Guillermo Korn
(2009) aplica para otra de las publicaciones más importantes del universo de revistas
culturales peronistas.
En cuanto a los límites temporales, que acotan históricamente a nuestro objeto de
estudio, hemos seleccionado los números publicados entre 1947 (cuando se relanza la
Revista, dando comienzo al “período peronista” de la misma) y 1951 (donde observamos la
principal coyuntura interna del primer peronismo). Por lo tanto estos límites temporales no
pecan de arbitrariedad, sino que por el contrario, obedecen a una cuestión estrictamente

197
metodológica, ya que analizar los números publicados dentro de ese compartimiento
histórico, nos permite analizar cierta continuidad en el relato que abordamos.
Por otra parte, también analizaremos los articulistas, y la frecuencia de sus
colaboraciones, como también lo que Guillermo Korn llama la “nervadura organizativa”,
es decir, la estructura discursiva de los artículos, estrategia de análisis que Guillermo Korn
(2009) aplica para otra de las publicaciones más importantes del universo de revistas
culturales peronistas.
Dentro del universo de números de la Revista Hechos e ideas publicados entre 1947
y 1951 (ver Anexo 8.1 ), algunos de ellos con publicación de frecuencia trimestral,
cuatrimestral y algunas veces semestral; se consideraron los números y artículos
vinculados a la tercera posición, y no a la política exterior. A su vez, para la lectura del
pensamiento político ligado a la tercera posición, recurrimos a desagregarla en
dimensiones analíticas a fin de focalizar nuestra atención; tal como implementa Ricardo
Sidicaro (1993) en su estudio de las ideas políticas del diario La Nación.
Respecto al sistema de categorías para el análisis de los artículos, dentro del marco
del tercerismo, los mismos fueron divididos en ( Ver Anexo 8.2) :

1. El “nuevo orden” justicialista.


Memoria e Historicismo: el relato de la pedagogía política.
Doctrina de una “Nueva Argentina”: elementos discursivos de la
utopía peronista.
2. La Defensa Nacional.
Redefinición del mundo.
El rol de las Fuerzas Armadas.

De esta manera, los artículos que componen el corpus sobre el que hemos
trabajado, constituyen un conjunto de 100 escritos (papers, discursos, libros y artículos),
los cuales, como objeto de nuestro análisis, nos permitirán analizar e interpretar la
concepción ideológica del nuevo marco referencial teórico en embrionamiento: el
tercerismo justicialista.
Se complementan los artículos de Hechos e Ideas, con algunos trabajos publicados
en las Revistas Cultura y Sexto Continente, como así también con escritos de varios
autores analizados en el marco de Hechos e Ideas, pero publicados en otros espacios, como

198
es el caso de Juan Domingo Perón, Scalabrini Ortíz, Jhon William Cooke, Ernesto Palacio,
Domingo Mecante, Atilio Bramuglia, y Carlos Astrada.

3. 2. 1. Selección de artículos y diseño muestral.

Los artículos seleccionados para su análisis se encuadran en un diseño muestral


no probabilístico. Dentro de este tipo de muestras, se privilegia el muestreo dirigido o
intencional por la lógica de análisis que éste implica: el investigador elige ciertos casos,
los analiza, selecciona casos adicionales para confirmar o no los primeros resultados,
más adelante elige casos homogéneos y luego heterogéneos para probar los límites y
alcances de sus resultados.
Es decir, se apunta a obtener una variación máxima144 de la muestra, integrando
casos diferentes para revelar la amplitud de la variación y la diferenciación en el
campo.
De esta manera, la llegada al punto de “saturación” implica que el investigador
conscientemente ha intentado diversificar al máximo sus informantes…”la saturación
es un proceso que se opera no en el plano de la observación sino en el de la
representación que el investigador construye poco a poco de su objeto de
indagación…” (Barthes, 1970). La “saturación” significa que no se encuentran datos
adicionales por medio de los cuales el sociólogo puede desarrollar las propiedades de la
categoría.
Por otra parte, las estrategias graduales de muestreo se basan en su mayor parte en
el “muestreo teórico” desarrollado por Glaser y Strauss (1967), a partir del cual las
decisiones sobre la elección y reunión del material empírico (casos, grupos,
instituciones, etcétera) se toman en el proceso de recoger e interpretar los datos.

“El muestreo teórico es el proceso de recogida de


datos para generar teoría por medio del cual el analista
recoge, codifica y analiza sus datos conjuntamente y decide
qué datos recoger después y dónde encontrarlos, para
desarrollar su teoría a medida que surge. Este proceso de

144
Término utilizado por Patton (1990) en Flick (1996) Introducción a la investigación cualitativa.
Colección Pedagogía. Educación crítica.

199
recogida de datos está controlado por la teoría
emergente…”.

El tamaño de la muestra se determinó conforme los criterios de saturación teórica


antes mencionados. Es decir, tal como habitualmente se trabaja desde el paradigma
cualitativo, la decisión de seguir agregando o no casos, surgió de la revisión de los datos
en la medida que se siguieran encontrando o no categorías nuevas o significados
diferentes o los nuevos datos se encuadraran dentro del esquema de categorías
fundamentada, lo que significaba que los datos se convierten el “algo repetitivo”.
Respecto al carácter no probabilística de la muestra, cada uno de los casos
incluidos en la muestra sirven para proporcionarnos un sentido de comprensión profundo
de la temática de investigación y no para generalizar los resultados a una población más
amplia. En los estudios cualitativos el tamaño de la muestra no es importante desde una
perspectiva probabilística, pues el interés del investigador no es generalizar los resultados
de su estudio a una población más amplia sino centrarse en la calidad y profundidad.
A continuación presentamos los 50 artículos seleccionados totales según el detalle
del número de la revista Revista Hechos e Ideas al que corresponden dentro del período
histórico anteriormente justificado 1947-1951 ; catalogados a su vez según las dos
dimensiones centrales de análisis:

Agosto de 1947. Año VI. Tomo XI. nº 42

1. Dirección: Lo que tenemos que decir a modo de presentación.

2. Enrique García: Radiografía del general Perón.

3. David J. Dallin: Campos de concentración en la Rusia Soviética.

Septiembre de 1947 . Año VI. Tomo XI. nº 43

4. Sin autor. Desde la caída de Yrigoyen hasta el surgimiento de Perón


(Esquema sobre nuestro reciente pasado político)

200
Octubre de 1947. Año VII. Tomo XII. nº 44.

5. Juan Perón: Homenaje a Cervantes y el Día de la Raza.


Discurso pronunciado en la Academia Argentina de Letras

6. Enrique Garcia: El general Perón. Líder dela justicia social.

Enero de 1948. Año VII. Tomo XII. nº 46.

7. Juan De Aguirre: Esquema para la ubicación del radicalismo en el proceso de la


Revolución Nacional.

8. Juan Perón: Planismo y libertad.

9.Manuel Mainar: Reflexiones acerca del plan Perón.

Marzo de 1948. Año VII. Tomo XIII. nº 48.

10. Juan Peron: La acción económica y política del gobierno.

11. Atilio Bramuglia: Conferencia de Bogotá: Argentina y Estados Unidos fijan


posiciones.

Mayo de 1948. Año VII. Tomo XIII. N°50.

12. Juan Perón: Conferencia ante los miembros del Congreso.

Septiembre de 1948. Año IX. Tomo XIV. nº 54. H

13. Ernesto Palacio: ¿Se trata de elaborar, al fin, una Constitución para los argentinos?

14. Atilio García Mellid: Alem, Yrigoyen y Perón: símbolos de las muchedumbres
argentinas

15. Raúl Scalabrini Ortiz: Identidad de la línea de Yrigoyen y Perón

Octubre de 1948. Año IX. Tomo XIV. nº 55.

16. Carlos Astrada: Fetichismo constitucional.

17. Francisco Valsecchi: El sentido cristiano en la nueva carta orgánica.

Noviembre-Diciembre de 1948. Año IX. Tomo XV. nº 56-57.

18. Raúl Scalabrini Ortiz: El Capital,el Hombre y la Propiedad en la vieja y en la nueva


Constitución.

19. Atilio García Mellid: Dimensión espiritual de la Revolución

201
20. Juan Perón: la obra de la revolución.

Enero a Marzo de 1949. Año IX. Tomo XV. nº 58-59-60.

21. Carlos María Lascano: La defensa del Estado y los derechos individuales

22. Julio M. Laffitte: El estado de prevención y alarma.

23. Juan Perón: Su discurso ante la Asamblea Constituyente.

Abril de 1949. Año IX. Tomo XVI. nº 61

24. Juan Perón: La acción del pensamiento y la realidad de la vida de los pueblos.

25. Glosas políticas. El triunfo de la economía social en los países democráticos.

Mayo-Junio de 1949. Año X. Tomo XVI. nº 62-63

26. Gonzalo Canal Ramírez: El petróleo, instrumento de coloniaje.

27. Laureano Orencio Anaya: El Ejército: factor de progreso en el desenvolvimiento


económico social y político de la Nación.

Julio-Agosto de 1949. Año X. Tomo XVI. nº 64-65.

28. Juan Perón: La realizaciones del gobierno.

29. Juan Perón: Primera reunión nacional del Partido Peronista.

Septiembre-Octubre de 1949. Año X. Tomo XVII. nº 66-67

30. Glosas políticas: El Presidente Truman adopta la doctrina peronista

31. El 17 de Octubre, Día de la Lealtad

Enero de 1950. Año X. Tomo XVIII. nº 70

32. Juan Perón: Proclamación del Año del Libertador General San Martín

33. Atilio García Mellid: Etapas de la Revolución Argentina.

202
Febrero de 1950. Año X. Tomo XVIII. nº 71

34. José María Rivera: Economía capitalista y economía social


(La tercera posición peroniana frente a los absolutismos económicos y políticos)

35. Jose Gabriel. Destino Imperial.

Marzo-Abril de 1950. Año X. Tomo XVIII. nº 72-73

36. Raúl Scalabrini Ortiz: Política británica en el Río de La Plata


Páginas de la historia tenebrosa de un pasado político

Julio de 1950. Año XI. Tomo XIX. nº 76

37. Juan Perón: Hablando ante oficiales de las fuerzas armadas

Agosto de 1950. Año XI. Tomo XIX. nº 77

38. Eduardo A. Garimaldi: La defensa nacional y el progreso industrial

Septiembre de 1950. Año XI. Tomo XIX. nº 78

39. Raúl Scalabrini Ortiz: Perspectivas para una esperanza argentina

Noviembre-Diciembre de 1950. Año XI. Tomo XX. nº 80-81

40. Glosas políticas: Evidencias de la política imperialista

41. John William Cooke: La ley de espionaje, sabotaje y traición

42. Joaquín Díaz de Vivar: Problemas internacionales de posguerra

Marzo de 1951. Año XI. Tomo XXI. nº 84 DEF

43. José Guillermo Bertotto: El Ejército y la Educación.

Abril de 1951 Año XI. Tomo XXI. nº 85

44. Juan Perón: Inaugurando la Escuela Superior Peronista

45. Raúl S. Martínez Moreno: Los derechos argentinos en el Continente Antártico

Junio de 1951. Año XII. Tomo XXI. nº 87

46. Antonio García: Imperialismo y autarquía

203
Julio de 1951. Año XII. Tomo XXI. nº 88

47. Juan Perón: Declaraciones ante los oficiales de las Fuerzas Armadas

Agosto de 1951. Año XII. Tomo XXI. nº 89

48. Glosas políticas: El complot revolucionario militar

49. Perón: yo también soy un hombre de buena voluntad.

Diciembre de 1951. Año XII. Tomo XXII. nº 93

50. Juan Perón: algunos aspectos del convenio boliviano.

204
III. 3. Supuestos de trabajo

Los siguientes supuestos de trabajo surgen a partir de principales hallazgos de


investigaciones previas realizadas en torno a esta temática por el tesista; como así también
de lecturas sistemáticas, análisis de revistas especializadas y entrevistas con especialistas
en el tema, todos ellos citados en los capítulo previos.

 Los artículos historicistas y de doctrina, y aquellos vinculados a las políticas de


defensa nacional publicados en la Revista Hechos e Ideas durante el primer ciclo
del peronismo clásico, permiten identificar un intento de transformación cognitiva
múltiple.

 Obsevamos que durante el primer gobierno, aunque Juan Perón poseía profundas
convicciones intelectuales y esquemas mentales que provienen de larga data, el
líder se permite cierta “nutrición” de ideas y reflexiones de pensadores y hombres
de la cultura, que se incorporan al corpus doctrinario como marco referencial de las
decisiones políticas.

 Todo lo contrario acontece en el segundo gobierno (1952-1955), cuando la


elaboración doctrinaria clásica está “cerrada”, y los marcos referenciales para la
política son “descendentes” desde organismos (Escuela Superior Peronista, el
Sistema de Informaciones, etc) y publicaciones oficiales (Revista Mundo
Peronista).

 Por lo tanto, a partir de 1951 se identifica una “pérdida” de cierta flexibilidad y


heterogeneidad que el régimen le otorgaba a varios espacios intelectuales, entre los
que se encuentra La Revista Hechos e Ideas. Previo a esa fecha, aún permanecía
cierto margen de creatividad en los aportes intelectuales.

 Las 20 verdades justicialistas constituyen una suerte de Evangelio doctrinario,


donde por intermedio de axiomas básicos y simples, se da cuenta del perímetro del
comportamiento justicialista. A partir de éstas Juan Domingo Perón caracterizó la
singularidades del movimiento, y organizó ciertos límites simbólicos alrededor de
su ideología.

205
 Asumimos que en esas 20 Verdades se evidencian muchos de los supuestos del
tercerismo, constituyendo una doctrina “como modelo de pensamiento nacional que
articula y traduce un proyecto político estratégico”, como lo entiende Daniel
Arzadun, fijando los grandes objetivos de la nación, el modelo cultural, original,
propio, de extracción popular, diferenciado de las grandes corrientes existentes.

 La “subversión cognitiva” y renovación de la visión del mundo, que entre otras


cosas emana el revisionismo sobre el pasado argentino, sobre los liderazgos
históricos, y la ubicación de nuestro país en el mundo, posee también componentes
específicos sobre lo que significa en términos estructurales la Defensa Nacional.

 Así como Sabrina Ajmechet investiga el peronismo como “momentos de reformas”,


es decir como una modificación sustancial de las reglas de juego político,
adentrándose puntualmente en el “reformismo” electoral, y la concepción política
del peronismo y su visión y percepción del ciudadano, nosotros observamos la
expansión de ese reformismo a los espacios vinculados con la defensa nacional,
también señalando las visiones y representaciones que apuntalaban estos cambios.

 Ese proceso de reformas, implica también una reformulación de la nacionalidad, lo


que implica que ante todo “la nacionalidad” se vuelve “en si” una prioridad: vivir
como argentino, sentirse argentino, producir y consumir lo argentino.

 El propio Perón reivindicó su protagonismo en la transformación sufrida por las


Fuerzas Armadas, y la tarea de modernización del Ejército Argentino que el mismo
había realizado, cambios que estuvieron en servicio de una modificación mucho
más sustancial que sufría el Estado, una vocación de tercerismo universalista, como
espacio de cooperación, y superación de los antagonismos de la Guerra Fría
naciente.

 Se opera durante el peronismo, una resignificación o regreso de la política en su


sentido clásico “agonal”, de lucha.

206
 Fue necesario una incial conformación de un ethos castrense propio de comeinzos
del siglo XX, cn características de una burocracia altamente organizada que se
asume “por afuera” del sistema político, y por lo tanto, con un imaginario tendiente
a fundamentar el “intervencionismo restaurador” posterior.

 Consideramos que existe una “intelectualidad embrionaria” hacia el cual dirigimos


la indagación, es decir, la existencia de un grupo de hombres de la cultura, con
reconocimiento entre sus pares, que son parte del proyecto político del gobierno,
pero mantienen ciertos márgenes de independencia (lo que se corrobora por
enunciados críticos muy puntuales en determinadas políticas públicas del régimen).

 Aquello que entendemos por “intelligentzia”, posee un funcionamiento orgánico al


interior del Peronismo, el cual le permite “transferir” políticas al campo de la
cultura.

 El “misticismo estatal” del justicialismo incorporó un sentido meta-histórico a las


decisiones políticas del primer peronismo, y es convergente con esa suerte de
“Destino Argentino” enunciado desde 1947, propicio para una reconstrucción de
los valores sociales, distante del consumismo capitalista.

 Puede observarse que las grandes potencias han ejercido su dominio sobre otras
unidades políticas por intermedio del uso de la fuerza o imponiendo una
dominación cultural. En ese esquema, el Peronismo implica una “insubordinación
ideológica” (como plantea Gullo), y un “subversión cognitiva” (como plantea
Somoza), donde se identifica una conversión generada por Perón sobre la visión
del lugar que la Argentina debería ocupar en el mundo.

 Observamos también que este cambio cognitivo, esta insubordiación inicial a los
esquemas convencionales de “asignación de roles” mundiales o universales,
enmarcados en un proceso de reformismo desde el Estado, posee una elaboración
teórica y doctrinaria orientada a una didáctica política que está estructurada a partir
de insumos de la teoría militar, o teoría de la guerra, y de allí deslizados a las reglas
de la acción política.

207
 En el peronismo podemos ver por lo tanto, que se cumplen inicialmente los dos
requisitos para la materialización de una insubordinación fundante: una actitud de
insubordinación ideológica, conjugada con un eficaz impulso estatal.

 La Revista Hechos e Ideas, es una convinación de elementos superestructurales de


insubordinación ideológica (los artículos referidos a la memoria y el pasado), con
una fuerte dosis de artículos que implican un estructural impulso estatal, cuando
son trabajos que refieren a balances de gestión, o un detalle sobre la labor realizada
en políticas de estado concretas.

 El punto anterior implica una complementariedad y coherencia de la teoría con la


praxis, o si se quiere, de cómo la doctrina deviene en marco referencial,
articulando ideas que difieren notablemente con los postulados hegemónicos de la
época.

 Como principio dominante de la “arquitectura ideológica justicialista”, la Tercera


Posición no sólo adquiere “estatura doctrinaria” como la llama Arzarun, sino que
también se constituye en el nexo y nodo teórico, de las ideas políticas y filosóficas
desde las cuales está embriónando el paradigma subvertivo.

 El peronismo logró articular una insubordinación o resistencia a las pautas


ideológicas y políticas emanadas desde el sistema mundo -como lo denomina
Immanuel Wallerstein- de la naciente Guerra Fría, que logra plasmarse en una
serie de políticas de Estado, dando inicio a la consolidación de una matriz cultural
totalmente renovadora.

 El Peronismo alteró, en parte, la representación del pasado, en función de


encolumnar el presente en una nueva realidad política y social. Esta “memoria
manipulada”, como la llama Paul Ricouer, estuvo al servicio de una re-escritura del
pasado convergente con el revisionismo, el cual tenía como finalidad
“desenmascarar” la “otra historia”, dar a conocer la primera manipulación de la
memoria propiciada por el mitrismo.

208
 La inversión de supuestos hegemónicos implican para el sistema mundo de la
época, una barrera de autoconciencia local, y constituirían un aporte embrionario a
una “teoría del pensar periférico”, según lo define Fermín Chávez (2012) en La
Conciencia Nacional.

 Dicha autoconciencia se ensambla a las visiones revisionistas, gracias a la notable


influencia de intelectuales forjistas que suscriben al proceso de “descolonización
mental”, el cual, más tarde constituirá un eslabón más del pensamiento nacional y
del revisionismo histórico ya instalado.

 Se observa en Perón una preocupación permanente por las circunstancias


integracionistas de América Latina, sobre todo, en las circunstancias que se abren
en el Mundo de Posguerra.

 La Defensa Nacional de la Patria es un problema integral que abarca todas las


diferentes actividades; que no puede ser improvisada, y es obra de largos años de
constante y concienzuda tarea.

 Hay en Perón una inicial permeabilidad del determinismo y el evolucionismo de la


técnica que tanto impacta en la Primera Guerra Mundial y repercute en su
pensamiento. Desde ese proceso catastrófico también ingresa como parte de sus
principales esquemas el concepto de “movilización total”, cuando advierte la
masificación social del esfuerzo bélico y la participación de la sociedad en su
conjunto durante la Gran Guerra.

 El vínculo entre una teoría militar y la política se asienta sobre un paradigma


negativo de interpretación de la naturaleza humana. Por ende de revaloración del
“momento político” o contractual.

 La Teoría de la Conducción opera en una determinada situación, es epocal, sólo


aplicable a la era de las masas, de la masificación de los conflictos, de la guerra
total.

209
 La necesidad de “préstamos” conceptuales, desde el ámbito de la Teoría de la
Guerra al de la Teoría Política, dando lugar a “trasvasamientos”, como proceso de
adaptación teórica a partir de una resemantización.

 Partimos del supuesto estudiado por Daniel Arzarun que la doctrina justicialista
constituye el marco referencial del proyecto político del primer peronismo, y que a
su vez, la Tercera Posición es el principio articulador de dicha doctrina.

 Coincidimos con Girbal Blacha que el Peronismo buscó dar unidad a la educación
del pueblo argentino, formando una conciencia histórica, fijando los objetivos
mediatos e inmediatos, y exaltando la voluntad ferviente de servir a Dios, a la
Patria, y a la Humanidad, envolviendo en un halo mítico varias de las reformas
socioeconómicas implementadas por el Estado.

 En la imagen del mundo que comienza a difundir el régimen, puede verse que la
crisis global es asumida como una “oportunidad”.

 Coincidimos con Fiorucci que en Hechos e Ideas los intelectuales intentaron


inventar una tradición y una historia para el movimiento, junto con definir un
programa político, cultural, económico, que se adecuara a sus visiones previas.

210
4. La Revista Hechos e Ideas.

"En otros tiempos la cultura fue, como la riqueza, patrimonio


de sectas y castas privilegiadas; sólo ellas eran capaces de producir
y gozar de un poema, de un cuadro o de una página musical. Hoy, la
cultura, por Ia imprenta, la radio, el cine y la televisión, y por la
socialización de las actividades inherentes a la comunidad, se ha
transferido al pueblo y es del pueblo” (Juan Perón. Conferencia
sobre "Política Alimentaria Argentina", en el Teatro Colón de
Buenos Aires; 29 de abril de 1949).

4. 1. Orígen, etapas, escritores.

Como ya hemos dicho, la revista Hechos e Ideas fue una publicación que ha
desarrollado varios períodos de edición. Comenzó siendo una revista radical que se publicó
entre 1935 y 1941, cuando dejó de aparecer después de 41 entregas. En agosto de 1947,
instalada ya en el campo del peronismo gobernante, presentó su número 42; hasta junio-
julio de 1955, y con una frecuencia mensual casi permanente, ofreció 93 números. Dicha
publicación es crucial para reinterpretar el supuesto de la no existencia de debates
intelectuales profundos durante el primer peronismo, ya que el itinerario de temas
abordados por la revista, la multiplicidad de perspectivas, el número de autores, el abanico
de disciplinas, y el renombre de los intelectuales, nos obligan a re-escribir la imagen que
podemos tener hasta el momento sobre lo que puede considerarse “intelectualidad” por
aquellos años.
A pesar de todo lo dicho, y dada la importancia del esfuerzo editorial que implica
Hechos e Ideas, existen muy pocos materiales sobre la Revista. Entre los pocos trabajos
profundos se pueden citar a Alejandro Cattaruzza (1993) , quien lo abordó en Una empresa
editorial del Primer Peronismo. La Revista Hechos e Ideas (1947-1955), siendo uno de los
pocos estudios que desarrolla todo el período, realizando un relevamiento de autores,
temáticas e impactos de la publicación. Del mismo modo tenemos el trabajo de indización
ya citado elaborado por Roberto Baschetti (2008). Asimismo, también lo ha trabajado
Gabriel Piñeiro, en la obra Del radicalismo al peronismo:«Hechos e Ideas» 1935-1941
(1989). Sí existen varios trabajos sobre el período radical de la revista, como por ejemplo
el de Virginia Persello, titulado Liberalismo y democracia en el pensamiento radical
211
(1992). Recientemente se acaba de editar (abril de 2014) un nuevo trabajo sobre la revista,
la investigación de Maximiliano Ivickas Magallán (2014), De continuidades y rupturas en
la Argentina rural. La revista Hechos e Ideas (1935-1955), quien en un trabajo de 140
páginas aborda puntualmente los artículos vinculados al campo y todo lo relacionado con
la actividad agropecuaria.
La publicación, como nos dice Magallán, nace en 1935 bajo la influencia de las
ideas renovadoras de los jóvenes radicales yrigoyenistas de la agrupación Fuerza de
Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA). Creada entonces, resulta una
“vidriera atractiva” por las posibles propuestas innovadoras de estos jóvenes de clase
media comprometidos con la revolución, la intransigencia y la abstención electoral en un
contexto conservador y alejado de la democracia constitucional. La incorporación de
Hechos e Ideas en 1947 al proyecto ideológico, político y económico del peronismo, de la
misma manera que lo hizo FORJA a finales de 1945 – al disolverse para sumarse al
movimiento liderado por Perón – es otro atractivo para estudiar la revista en tanto
expresión intelectual renovadora y, a su vez, destacar los puntos de contacto entre ambos
proyectos (Magallán, 2014).

“Estudiar el contenido editorial resulta propicio para comprender


continuidades y cambios del perfil económico agroexportador argentino,
más allá de las rupturas políticas institucionales de las décadas de 1930 y
1940. Interesa conocer cuál es el abordaje de estos temas en Hechos e
Ideas en tanto «posible proyecto alternativo» a la Argentina agraria
tradicional, en una publicación que no aborda específicamente los asuntos
agrarios desde los rendimientos y la tecnología. Pero que permite observar
lo que algunos autores consideran característico de las revistas, en tanto
«generadoras o transmisoras de cambios en la esfera pública”
(Magallán,2014;4).

En Hechos e Ideas han escrito personajes tan disímiles como Hans Morgentau, Carl
Schmitt, Homero Mansi, Sanchez Albornoz, Mercante, Hans Kelsen, Berraz Montyn,
Scalabrini. Son muchos los filósofos, historiadores, juristas, economistas y hasta poetas
que publicaron artículos en esta Revista. Nos dice Baschetti que de los casi 100 radicales
que escribieron en Hechos e Ideas en el período radical entre 1935 y 1941, sólo 15
apoyarán al peronismo en algún tramo de su gobierno, de los cuales 11 colaborarán en la

212
Revista durante los años que analizamos. La revista está dirijida a un militante con cierto
nivel intelectual o de formación, por lo general al funcionario del aparato estatal o
partidario.
Del período justicialista debe destacarse también que se creará una editorial
homónima que subsistirá hasta 1957, la cual publicará trabajos sobre la Constitución de
1949, una versión parcial de “Política Británica en el Río de la Plata” de Scalabrini Ortiz,
un frondozo trabajo sobre el Segundo Plan Quinquenal, y dos trabajos más abocado a la
economía y los recursos naturales. Quien más ha estudiado la Revista en el período
justicialista es Alejandro Cataruzza (1993), considerando que la misma es de gran utilidad
“como testimonio” del intento del gobierno por convocar a intelectuales, y en general,
como fuente para identificar las políticas que el primer peronismo “esbozó hacia el mundo
de la cultura” (Cataruzza,1993;91).
En las dos etapas, tanto radical como justicialista, pueden identificarse ciertas
líneas editoriales homogéneas, como la sistematicidad en editar traducciones de artículos
importantes, los contactos “con el exterior”, la recepción de artículos de colaboradores
regionales, comentarios bibliográficos, y la “convocatoria a intelectuales de cierto prestigio
nacional” (Cataruzza,1993;32). Pero uno de los aspectos más destacados que nos interesa
particularmente remarcar en miras de nuestro objetivo, es el que la publicación apuntaba a
la búsqueda de un público «ilustrado», y “quizás la intención de crearlo en el interior del
propio peronismo”. Cataruzza observa que la presencia de números especiales dedicados a
la reforma constitucional de 1949, al Segundo Plan Quinquenal, y a “temas técnicos” de
proyectos del gobierno, demuestran (junto a la presencia de profesores universitarios)
que no parece ser entonces una publicación “pensada para un activista barrial o sindical de
base”.
“El esfuerzo de Hechos.., allí donde se despliega sobre temas como la
economía mundial, las finanzas americanas o el problema del consumo, se
apoya en referentes reconocidos en el pensamiento occidental de la época, y
en sectores del mundo universitario internacional, adoptando incluso aires
académicos. Así, se traducen y publican (…) trabajos de Kelsen; artículos del
líder de la izquierda laborista inglesa A. Bevan —con quien la revista cree
coincidir— aparecidos en la revista L’Ohservateur, de París; capítulos de una
obra de Eric Vogelin, de la Universidad de Louisiana, publicados en The
Review of Politics, que editaba la Universidad de Notre Dame, Indiana, y de la
que se toman también artículos de Vincent de Santis, CyriI Black, (de

213
Princeton), de Waldemar Gurian, (de Notre Dame); un ensayo de Hans
Morgenthau, de la Universidad de Chicago; el trabajo de David Dallin,
titulado «Campos de concentración en la Rusia Soviética» tomados de The
New Leader; el libro completo de David Lilienthal, ex —alto funcionario de la
administración Roosevelt, y en ese momento, presidente de la Comisión
Nacional Atómica de los Estados Unidos— titulado Democracia en Marcha.
La transformación del valle del Tennessee; artículos de Guido de Ruggero,
Karl Schmitt, Gunnar Myrdal —ya famoso por su trabajo sobre el problema
negro en los Estados Unidos—, y de E. Coornaert, de la Escuela de Altos
Estudios de París”.

En su balance, el autor referido observa que a partir de estos datos, “podrían


revisarse” las opiniones de quienes sostienen la ausencia de una verdadera política
cultural durante el peronismo, o “su pura reducción a la represión de la disidencia,” y
también su supuesto perfil “exclusivamente reaccionario y «tradicionalista»”. Entre los
múltiples temas que abordan Hechos e Ideas, en este caso queremos destacar la
complementariedad con los elementos difundidos por parte del Gobierno por otros medios,
acerca de la transformación que la “Nueva Argentina” imprime a la historia tradicional del
país. Se observa por ejemplo la permanente referencia al régimen como una Revolución
que ha dejado atrás un ciclo oscuro de nuestra historia, y todos los efectos que dicha
alteración conlleva, tal como veremos en detalle.
También varios artículos son sumamente expresivos de la idea de “misión especial”
que le toca vivir a la Argentina en la coyuntura de posguerra. Por ejemplo, en las palabras
de Scalabrini Ortiz, en un articulo titulado Perspectivas para una esperanza Argentina, el
genial escritor destaca el rol que el líder tiene que cumplir para con el destino del país, en
momentos tan particulares a nivel global. Para Ortiz, la Argentina “siente, quizá
subconscientemente,” que tiene “un deber que cumplir con la humanidad”, y para eso, el
general Perón “ha demostrado una fina sensibilidad al captarlo y expresarlo”. Enfatiza
Ortiz, que no podemos “permanecer impávidos e indiferentes ante el desarrollo de los
acontecimientos”, aconteceres en que los hombres “andan como niños perdidos por el
bosque.” Debemos oír el “gran mensaje”, el “deber de humanidad” que nos llama, que nos
convoca “a la lucha activa y decidida en pro de la paz de los extraños”.145

145
Lo desarrolla en el trabjo: Scalabrini Ortiz, Raúl; “Perspectivas para una esperanza argentina”. En:
Revista Hechos e Ideas. Tomo X. Buenos Aires. p.75.

214
En función de expresar ese mismo mensaje de “coyuntura inédita” en el plano
internacional, y también de oportunidad para nuestro país de aprovecharla en miras a
protagonizar los grandes cambios del destino del hombre, se acompañan los artículos como
este de Scalabrini Ortiz, con discursos complementarios de Perón, que por supuesto,
enfatizan esa visión. Sobre todo, se expresa permanentemente la idea de estar “acorde con
los tiempos”, y de tomar una actitud de compromiso con el cambio y la situación decisiva
que se estaba viviendo. Perón destaca en un artículo de 1948, que el Mundo tiene
diferentes etapas en su historia, donde atraviesa momentos de indecisión, de fluctuación,
de resolución, de inevitabilidad, etc. Pues bien, en los momentos que se vivían, expresa
Perón que ha llegado la crucial hora de “definición y decisión”, donde se necesitan
hombres de carácter, valientes y luchadores, que se suman a la responsabilidad vital
(Perón,1948;36).146 Por ello, los “hombres sibilinos no podrán triunfar”, sólo triunfarán los
decididos, “cada cosa en su lugar y cada hombre en su tiempo”.
Al igual que en los artículos de Scalabrini Ortiz, y de los muchos discursos de
Perón en Hechos Ideas, en el que citamos se vuelve a reiterar la propuesta del régimen
acerca del distanciamiento con el “el individualismo pernicioso” del capitalismo, y de una
“socialización constructiva”, no explotadora como la del comunismo. Asimismo, vuelve
sobre la idea que oponerse a las realizaciones que el régimen está consolidando, no es
oponerse a un proyecto político ni a un partido, sino que es directamente ir en contra del
país mismo. Pero por sobre todo, se reitera la idea, por lo general sobre el cierre de muchos
artículos, de los desafíos que se acercan, donde el pueblo debe permanecer unido y
preparado, ya que “tiene el destino en sus manos”, no depende de nadie, sólo de sí mismo,
y tiene como principal herramienta de lucha la Doctrina Justicialista.
Por eso Perón le pide a Dios que “el pueblo, con nuestra Doctrina y con nuestra
mística”, sea iluminado, para que marche hermanado para realizar el destino común. Esa
herramienta, según las propias palabras del líder en otro artículo, es innovadora en la
historia argentina, ya que “nunca antes” un partido en nuestro país había tenido una
“doctrina argentina” (Perón, 1949),147 y siempre se habían formado cuerpos doctrinarios
(cuando se los formaba) a partir de lecturas “foráneas y extranjerizantes”. Recomienda
para ello que en las coyunturas venideras se tenga siempre a mano el Manual del

146
Del artículo donde desarrolla varias cuestiones doctrinarias publicadas en Hechos e Ideas. Perón, Juan
Domingo (1948); “La obra de la revolución y del gobierno constitucional”. En; Revista Hechos e Ideas. Nº
56. Noviembre – Diciembre de 1948. Buenos Aires. Tomo XV. p.36.
147
Desarrollado en el segundo trabajo de 1949. Perón, Juan Domingo (1949); “Primera Reunión Nacional
del Partido Peronista”. En: Revista Hechos e Ideas. Nº 61. Abril de 1949. Buenos Aires, Tomo XVI.

215
Peronista, donde “está todo perfectamente explicado”, y a partir del cual cada peronista se
puede transformar en un “predicador” de la misma.148 Dicho manual consta de tres partes
generales, una “Síntesis de la Doctrina”, para ser inculcada en la masa y los dirigentes, la
“Teoría del Movimiento Peronista” (compuesta por la Teoría de la Organización y la
Teoría de la Conducción), y por último las “formas de ejecución”.149 Toda esta búsqueda
de relacionar la Doctrina del régimen con artículos “dirigidos” a los sectores ilustrados,
aún no ha sido explorado en el ámbito de la política exterior. La complementariedad en
muchos casos, y el disenso en otros, de la imagen del mundo de algunos intelectuales y del
propio gobierno, permitirían esbozar los auténticos debates de políticas exterior que
germinaron por aquellos años. Repetimos, esta característica se observan mayoritariamente
a lo largo del primer ciclo justicialista, ya que como hemos apuntado, en el segundo
período se evidencia una “pérdida” de flexibilidad y de heterogeneidad en los articulistas,
que el régimen le otorgaba a varios espacios intelectuales. Esa “flexibilidad” es quizás lo
que le permite intuir a Cataruzza la búsqueda de un público «ilustrado», o porque no, la
intención de crearlo en el interior del propio peronismo.
Obra singular, la Revista Hechos e Ideas puede ser considerada según palabras de
Horacio González un “raro puente” entre la revista socialista Claridad, y la nacionalista
Sexto Continente, pero aún más interesante aún, es el amalgama de una publicación que
conjuga intelectuales y funcionarios, en un binomio paradojal y trascendente. Roberto
Baschetti, quien realiza la indización íntegra de la Revista, le asigna una serie de puntos
trascendentes a la publicación como objeto de investigación:
1.- La conjugación de intelectuales y autores de diversa procedencia ideológica, en
una “atípica coexistencia”, tanto del socialismo, del nacionalismo, del forjismo, del
conservadorismo, del anarquismo, del catolicismo, del radicalismo, y del riñón mismo del
peronismo.
2.- Ser el único medio de la época que refleja desde el discurso, la teoría y la
reflexión, puntos profundos de discusión política de aquellos años, como por ejemplo: los
planes quinquenales, la reforma constitucional, los derechos sociales, los conflictos estado-
iglesia, etc.

148
Ibidem cita anterior.
149
Desarrollado en el Manual del Peronista. Consejo Superior Ejecutivo. Partido Peronista. Buenos Aires,
1949.

216
3.- Ser un instrumento de difusión doctrinaria y de pensamiento de los dos más
grandes movimientos de masas de nuestro país: el radicalismo primero, y el peronismo
después (Baschetti,2008;17-19).

Para Fiorucci, en Hechos e Ideas los intelectuales intentaron inventar una tradición
y una historia para el movimiento, junto con “definir un programa político, cultural,
económico, que se adecuara a sus visiones previas” (…) “Un proyecto económico anti-
imperialista liderado por la intervención del Estado en la economía, un proyecto cultural
hispanista y católico, y una democracia que avanzara en el plano social”.
(Fiorucci,2012;112). La Revista nos permite entonces, reconstruir parte de la historia
cultural e intelectual del ciclo en cuestión, ya que como nos dice Flacia Fiorucci, estudiar
una revista constituye “una estrategia recurrente en la historia intelectual”, por el papel que
éstas tienen en la configuración del campo intelectual. Las mismas “delimitan posiciones,
agrupan y dividen, ponen en circulación polémicas, consagran determinados productos y
figuras, se constituyen en usinas de proyectos colectivos y otorgan identidad”
(Fiorucci,2011;25).
La Revista tuvo calidad y duración, y representa esos intentos de los intelectuales
“convertidos al peronsimo”, de crear un polo alternativo de sus instituciones culturales
(Fiorucci,2012;110). La revista, relanzada a partir de 1947, nos permite ver como los
intelectuales nacionalistas de derecha comienzan a migrar hacia la oposición, y en esta
publicación de fortalece la representación más pura de FORJA, lo que durará hasta 1951,
cuando el desplazamiento de varios de los intelectuales más importantes del forjsimo se
evidencia en una perdida de calidad de la Revista.
El período que analizamos (1947-1951) es el ciclo de los ideólogos, de los
nacionalistas populares, es una búsqueda de definir ideológicamente el proyecto, donde
abundan trabajos sobre la memoria y el pasado, muy diferente del segundo ciclo peronista
donde hay artículos técnicos, y de análisis de coyuntura, más próximos a fines
propagandísticos, y se refuerzan los trabajos vinculados a la Defensa Nacional y la
Seguridad Internacional. En el segundo ciclo abundan artículos que son leyes, decretos o
discursos oficiales, como veremos, perdiéndose el objetivo de nutrir la doctrina, o ampliar
el espectro del debate. Incluso, desde 1951 desaparecen de la revista casi todos los
referentes del viejo radicalismo, del forjismo, e incluso cambiará la mirada general sobre el
irigoyenismo. Como nos dice Fiorucci, es un proceso de peronización evidente, sobre el
que no existen investigaciones que den cuenta en profundidad de las razones, lo que al

217
menos podemos cotejar con el ambiente intelectual de la época, donde se encuentra la
misma evidencia. 150

“El cambio que se produjo en Hechos e Ideas coincide con el momento


en el que el peronismo había abandonado los intentos de cooptar a la
intelectualeidad y la confrontación domina su relación con las elites cultas. Lo
notorio es que acá no estamos hablando de intelectuales anti-peronistas sino de
figuras que se han expresado su adhesión al régimen” (Fiorucci,2012;118).

El fin de ese primer ciclo de Hechos e Ideas durante el peronismo (1951), coincide
además con la inauguración de la Escuela Superior Peronista (el órgano por antonomasia
de adoctrinamiento), y la creación de la Revista Mundo Peronista, revista bimensual de
alcances nacionales que llegaba a todas las unidades básicas del País, a todos los
sindicatos, las dependencias de la administración pública y las escuelas estatales
(Bianchi,2001;177). En el primer ciclo peronista la Revista Hechos e Ideas le dedica un
lugar trascendente a Hipólito Yrigoyen, lo cual no se oberva en la segunda parte cuando el
gobierno adquiere una connotación más confrontativa con los intelectuales. Incluso, como
cita Fiorucci (2012;119), al clausurar al famoso Congreso de Filosofía, Perón da a
conocer la comunidad organizada, sociedad armónica donde ya no están permitidas las
disidencias.

150
Como por ejemplo ocurre los mismo en el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas.

218
5. Interpretación del relato y visión del Mundo.

5. 1. Memoria, Historicismo y doctrina: el nuevo orden justicialista.

5. 1. 1. Lo que tenemos que decir.

En el primer número de la etapa peronista de la Revista Hechos e Ideas,


correspondiente a Agosto de 1947 (Año VI. Tomo XI. nº 42), la obra se abre con un
trabajo de la “Dirección” (una suerte de “editorial”) titulada “Lo que tenemos que decir, a
modo de presentación”, y una “Radiografía política del general Perón” perteneciente a
Enriqeu García, el Director durante el ciclo peronista y también el radical. Comienza la
editorial mencionando que se inicia una nueva época en la Revista, ya que hace cinco años
que no se publica Hechos e Ideas. La causa detallada es la presión ejercida por el Gobierno
de Castillo, que con la excusa de asegurar la neutralidad argentina, había decretado un
estado de sitio que hizo inútil el esfuerzo editorial que representaba la revista para
“contribuir a la superación de las prácticas democráticas y políticas imperantes”.

La Revista intentaba -según declama en este primer número de la segunda época-


plantear los problemas candentes, al margen de las banderías políticas, con aires de
imparcialidad, teniendo como horizonte la “salvaguarda de los intereses fundamentales” de
nuestro país, lo que ya se había vuelto ilusorio. A continuación plantea lo que constituía la
Revista:

“Tribuna de orientación y doctrina del radicalismo, esta revista,


significó sin duda alguna, el esfuerzo serio realizado para propugnar por los
ideales superiores de la Unión Cívica Radical, sin impaciencias, sin
ambiciones y rivalidades, funestas siempre para la marcha y
desenvolvimiento de una gran agrupación política.” (1947:3).

Luego destaca algo que será citado en otras oportunidades cuando se haga
referencia a la trayectoria de la Revista en nuevas editoriales: el trabajo de difusión cultural
de “lo argentino”.

219
“Paralelamente hemos realizado intensa obra de difusión cultural,
enderezada a afianzar los principios democráticos de honda raigambre
nacional y preconizados por nuestra Carta Magna, contra ideologías
foráneas que repugnan a nuestros sentimientos de libertad y dignidad
humanas”. (1947:3).

Paso seguido, puede verse como se incorporan ya los rasgos esenciales del
peronismo en formación, al ensamblaje de preceptos políticos y directrices que la Revista
reivindica. Cuando la editorial define el objetivos de “bregar por la superación de nuestras
prácticas políticas”, deja en claro que lo hace en función de la democracia social, la
soberanía política, y la independencia económica, banderas doctrinarias fundamentales
del régimen, y sin dudas, elementos que alcanzarán el nivel de lema universal del
peronismo. La revista con esto, se ubica en un lugar casi de fuerza intelectual precursora de
ciertos principios fundamentales, dándole rasgos heroicos a su empresa, cuando declama
que han respondido con su esfuerzo a “inmanentes inquietudes espirituales de solidaridad
humana”, las que -determinismo positivo mediante- tarde o temprano habrán de
imponerse (1947:4).
Es notable como esta primera editorial de la segunda época de la Revista Hechos e
Ideas, condensa en pocas páginas, en escasos párrafos, varios de los principales supuestos
filosóficos y de las representaciones que estamos trabajando. En la segunda página de la
editorial, luego de la aclaración epopéyica citada, destaca que el panorama que ofrecía el
país cuando la publicación cerró (y situación que se prolonga hasta la Revolución de
Junio) era de “vapores nauseabundos”.
El cuadro era sombrío y corrupto. La UCR había llegado a su casi total
descomposición, la cual, impotente ante su colosal fracaso, conformó un conglomerado
absurdo con el aporte de socialistas, demócratas progresistas, y comunistas. Con el fraude
como aliado, desmoralizaron la política, siendo sorprendidos por la transformación del 4 de
Junio.
“Los ciudadanos del país, miraban con indiferencia las actividades
del pomposo Frente Popular, que se aprestaba una vez más, a consolidar con
su concurrencia el fraude electoral erigido como sistema de gobierno.”
“En realidad, los dirigentes radicales no aspiraban a otra cosa que a
las bancas parlamentarias que el sistema del fraude podía permitirles alcanzar.

220
En este juego desmoralizante e inmoralizante, los sorprendió la Revolución del
4 de Junio de 1943”. (1947:4)

Ya introducido el movimiento político del 4 de Junio, ya acoplada la Revista en una


lógica de cambio, y justificada la ausencia de la publicación durante esos años sombríos,
en la misma página, en el párrafo siguiente, ya incorpora a la figura del líder, y el
arquetipo de hombre que construirán los sucesivos números de toda esta segunda época.
Lo hace al explicar que los “discursos de bullanga” ya no pueden distraer más al pueblo,
por ello la Revolución del 4 de Junio no necesitó de mayores explicaciones, simplemente
con la caída de la oligarquía, y con la aparición sorprendente de Juan Domingo Perón,
emergió el “redentor social” que no necesita “ni explicaciones, ni crónicas, ni historias”
(1947:4).
“Las masas argentinas reciben alborozadas las realizaciones de
quien, mejor que nadie ha interpretado sus verdaderas aspiraciones (…) Por
ahora nos referiremos a las aspiraciones populares que supo captar el
coronel Perón y a nuestra posición absolutamente solitaria con la obra
social, política y económica propugnada por el mismo”.

Estableciendo una clara línea de continuidad entre el espíritu de la primera época


de Hechos e Ideas y esta segunda etapa, pero más aún, remarcando la continuidad entre el
proyecto político que apoyaba la Revista, y los logros y los alcances de Juan Domingo
Perón, en el siguiente párrafo la editorial enfatiza que la plataforma electoral sancionada en
1937 por la UCR, la cual “habría de realizar íntegramente Perón”, fue defendida desde las
comunas de la Revista. Para eso, publica lo que en una editorial de Abril de 1936 sostenía
la Revista once años antes:

“Si aspiramos a una Democracia que sea algo más que formal,
resultarán inocuos todos los esfuerzos que se realicen a favor del
perfeccionamiento efectivo de nuestras instituciones representativas, si,
correlativamente, no se acuerdan a las categorías sociales que actúan en el
terreno de la producción el más amplio derecho a participar en la
administración y dirección de las fuerzas productoras. El absurdo principio
de que el radicalismo debe actuar por encima de todos los intereses, es
incompatible con el propósito de consolidar el orden constitucional

221
argentino. Existe un interés general que debe ser protegido y defendido por
el radicalismo; es el interés general que comprende la defensa del
consumidor, de los pequeños y medianos productores de la industria, del
comercio, de la agricultura, de los empleados asalariados, y que en el
proceso histórico argentino representan las únicas fuerzas auténticas y
efectivas que alientan el espíritu democrático de la Nación”(1947;5).

Se permite en esas líneas hacer entonces una síntesis de la simbiosis de elementos


que constituyen el radicalismo. Síntesis y explicación, que poseen el claro objetivo de
acoplar como un todo coherente, o quizás aún más, como algo “intrínseco” del
justicialismo en formación, el propio radicalismo. Como si el movimiento liderado pro
Yrigoyen, hubiera constituído una primera fase de la revelación doctrinaria, para ser
“superada” y actualizada por el peronismo.

“ De estas zonas de intereses y aspiraciones ha surgido el radicalismo


y es su más fiel exponente. De ahí pues que el radicalismo no debe ser
solamente un genérico partido de gobierno, antes bien, debe convertirse en
una aspecto concreto y en un movimiento específico de la realidad
económica. La clases medias, o mejor dicho, las clases menores constituyen
el terreno natural de su propaganda y de su acción”(1947:5).

5. 1. 2. El héroe descamisado de las mil caras.

Joseph Campbell decía en “El héroe de las mil caras, pscicoanálisis del mito”, que
las imágenes arquetípicas son formas o imágenes de naturaleza colectiva que “toman lugar
en toda la tierra”, son ideas elementales, producto de origen inconsciente. De alguna
manera la Revista Hechos e Ideas comienza con este número a elaborar la idea de un
“redentor” arquetípico, un Salvador. Podemos ver que en la “radiografía política” de
Perón que este primer número de la Revista Hechos e Ideas publica, se identifica a Hipólito
Yirigoyen como el paralelo de Perón, donde “habrá de estamparse a fuego” la política de la
nueva argentina. Pero también ya se ofrece una visión evolucionista y superadora en la
mirada del líder, detallándose un cuadro de vida donde el apredizaje para la vida política
estuvo dado sin “catálogos de librerías, ni itinerarios de bibliotecas” (García,1947;9), sino
que a partir de un ideario sociológico, que en defensa “temeraria y magnífica de la Patria”,

222
se basó en el conocimiento personal, directo, de la geografía, la psicología, la política, la
economía de nuestro pueblo.

En ese primer trabajo, ya se comienza a delinear una de las ideas más profundas de
la Revolución de la “Nueva Argentina”: el hecho que el peronismo incorpora una instancia
nueva de expansión de los Derechos Universales, superadora de los derechos civiles de la
Revolución Francesa y la Revolución de Mayo, con un alcance temerario hacia las nuevas
interpretaciones de la idea de Libertad.

En esta oportunidad, el esbozo de esta idea arquetípica del justicialismo es mucho


más sutil que en casos posteriores, por ejemplo cuando dice que la oligarquía “en sus
inmoralidades” llena las décadas más sobresalientes de la libertad constitucional, y a pesar
de ello, esa misma oligarquía, impone una injusticia económico-social que obstaculiza
cualquier derecho humano, por eso observa que como dice Perón, el argentino pobre “no
percibe los beneficios de la autonomía y soberanía patrias”, porque los atrapa la oligarquía
(García,1947;10).

Incluso la supuesta “apertura” política del sistema electoral argentino, engaña,


cuando quiere hacer creer que se dieron cambios profundos que dignifiquen al trabajador.
El obrero siempre fue un “vulgar elector”, un peón de patio o estancia, o de chacra, o de
calle, o de vías. Aunque se le dio voto, se lo llevo al comicio, también se lo olvidó y
menospreció (García, 1947;11). Hasta los partidos y agrupaciones de izquierda no
pudieron superar esta “lógica estructural del sistema”, donde el criollo comenzó a tomar
conciencia que se le especulaba en la política, o se lo descalificaba como chusma y
agitador. En un sesgo de profundo revisionismo, posteriormente dice:

“En los Museos, en los Archivos y en las plazas de Buenos Aires y


provincias se exhiben los testimonios de tan grande verdad; sin embargo, la
oligarquía, que ha hecho los libros de la historia, subsidiando
historiadores, no guardó consideracioens, ni a los indios sometidos. Ni las
figuras próceres de nuestros grandes legisladores los recordaron nunca”
(García,1947;12).

223
García amplía diciendo que a medida que desalojaron al salvaje, ocuparon los
campos con los mismos héroes de tantos ataques, y si se derogó la esclavitud como
institución, “se prolongó la servidumbre al extremo” (García,1947;11).

“Agreguemos que subsiste (la servidumbre) en regiones


provincianas, porque exigir trabajo en quebrachales, yerbales, arrozales,
ingenios, durante jornadas interminables y no proporcionarles alimentos
suficientes, ni vivienda humana, ni asistencia médica, ni ninguna especie de
higiene, no es más que disponer de elementos deshumanizados”
(García,1947;12-13).

Como el General Perón tuvo la “genial ocurrencia” de proclamarse descamisado,


despampanando a millonarios y burgueses, para García es “un enviado de Dios”, es el
“vengador de la raza, del pueblo”, y por eso el dicterio de eleva a título de dignidad
política “que más tarde investirá jerarquía de funcionario máximo” (1947;13). Es un nuevo
José Hernández, un valiente humanista, patriota, un conductor, ni rastreador ni demagogo
(1947;15).

En un nuevo detalle revisionista, Perón es para García un superador de Sarmiento,


porque no necesitó poner precio a la cabeza de nadie, como hizo el sanjuanino. A Perón le
basta con “ocupar la tribuna”, utilizar un micrófono, convocar a un cabildo abierto, “soltar
sus colmenares de críticas, admoniciones, verdades”, y aunque sepa que lo discutirá todo el
mundo, a él no le importa, porque hay alguien que lo orienta, que lo sostiene, que lo
impulsa: “es él, el mismo” (García, 1947;15). Perón es un conductor, que no arrea, dirige.
Y como conductor, conoce los peligros del camino, de las pruebas, del derrotero casi
iniciático para levantarse en la Nueva Argentina: “conoce los caminos, desbroza malezales,
evita despeñaderos”, encabeza los comandos, y seguro de su estrella, de su destino, de su
instinto, de su energía, de su posesión: “la justicia social” (García,1947;15). Perón es
vengador, un reivindicador, un reparador de injusticias, es un restitutor orbis.

“Y el Conductor lleva en su interior al vengador, o si se quiere una


frase más suave, al reivindicador. Para reivindicar se requeire más virtudes
que las del juez. El juez comete injusticias que el reivindicar repara. Y de
esto se trata en la República: de reparar las montañas de injusticias
perpetradas por todos los jerarcas de la Oligarquía” (García;1947;16).

224
¿Y porque “restaurador”? ¿Que espacio de justicia busca “devolver”? ¿Que
escenario histórico está restituyendo? Simple: el orbe del radicalismo yrigoyenista, el
kosmos personalista. Dice textual García (recordemos, el director de la publiación):
“Hipólito Yrigoyen, y el radicalismo, y las masas proletarias tienen su vengador en Juan
Domingo Perón” (1947;16). Pero como toda restauración, como todo renacimiento, debió
darse una dark age desde la cual consolidar la restitución de lo perdido. Esa Edad Oscura,
iniciada por desviaciones, traiciones, organizada desde las sombras, por los poderes
reptantes y conspirativos, tiene fecha de inicio: 6 de Septiembre de 1930.

“La llamada revolución del 6 de septiembre de 1930 no fue sino la


conjura afortunada y traicionera de infieles, perjuros y
ultraconservadores. El antiirigoyenismo intrigó, relajó conceptos de lealtad
y nobleza, deprimió el carácter de los radicales, ya predispuestos por la
acción del antipersonalismo -rama desviada del viejo aprido.,y, simulando
respetar normas e instituciones constitucionales, asaltó la Casa Rosada. Lo
que se exteriorizó conta aquel otro Conductor, Caudillo, Líder, repugna al
sentido común de la ecuanimidad” (García,1947;16)

Como un héroe de estética apolínea y virtudes helénicas, Perón fue puesto a prueba,
inició su camino iniciático a su misión y su gloria, ante adversidades épicas, que se
romantan y entrelazan con las adversidades de su antecesor, Yrigoyen.

Nos dice García (1947;16-17) que a Yrigoyen, especie de primer Perón, o presagio
de éste, quisieron marcarle a fuego el rostro que había tomado “ya la forma eterna de los
magnos próceres de la patria”, y lo encarcelaron en la Isla Martín García, donde se
interpreta una suerte de sacrificio, de Pasión, donde luego de su liberación muere. El ataúd
de Yrigoyen pasaba por las calles colmadas como una bandera nacional de guerra. Es esa
bandera la que retoma y restaura Perón, siguiendo “muy de cerca” trayectos de Yrigoyen,
como el encarcelamiento en la misma Isla Martín García.

No sólo ambos dicen con “palabras de sonidos distinto igual significación”, sino
que incluso Perón interpreta la Política Internacional de Yrigoyen y sus objetivos,
pudiéndose afirmar que “nunca se encontraron en la historia argentina dos mentalidades
tan diversas, y sin embargo, tan parecidas, en su función de Gobierno” (García,1947;17-
18).

225
Sintetiza García en una frase la visión de Yrigoyen sobre la política mundial:
“Argentina debiera estar en la escena del Mundo como factor concurrente a la obra
universal”, por eso Perón coloca a la patria “a la vanguardia de las naciones civilizadoras
más poderosas y antiguas”.

El carácter intrínseco que posee el radicalismo respecto del peronismo queda claro
desde un comienzo de la campaña del mismo Perón, cuando hablando a dirigentes de las
agrupaciones que auspician su candidatura les declara que al organizarse los tres grandes
grupos que lo conforman a su movimiento, tiene presente al “núcleo radical irigoyenista,
que es lo más puro que el ambiente argentino ha tenido en todos los tiempos”, por eso su
Doctrina “tiende a interpretar y a ejecutar el ideario de Yrigoyen, como base de nuestra
concepción integral del Estado” (García,1947;18).

En el número 66-67 de la Revista Hechos e Ideas, correspondiente al mes de


septiembre-octubre de 1949, se publica el artículo: “El 1 7 de Octubre:Día de la Lealtad”.
En el mismo se detalla cómo en el proceso revolucionario argentino, hay una singularidad
en la que sobresalen dos fechas, que marcan distintiva e históricamente, las etapas de
intervención de Ejército y pueblo en la lucha común por la reivindicación de lo argertino:
obviamente, el 4 de junio de 1943, en que termina un periodo de “gobierno oligárquico”, y
comienza a saberse de una nueva justicia social inspirada por el entonces coronel Perón. La
otra fecha, el 17 de Octubre de 1945, cuando el pueblo sale a la calle para avalar la obra
justicialista de su líder, “rescatándolo de entre las marzos de las fuerzas regresivas que
jugaban su última carta”.

“Mucho se ha escrito y mucho se ha dicho sobre este periodo, y mucho queda


aún por estudiar y decir. Pero indudablemente, el 17 de Octubre es la fecha más
significativa y la que ha cobrado mayor relevancia en el sentir popular. Con la
desaparición del yrigoyenismo, desaparecen también las manifestaciones de
pueblo del escenario político argentino. A partir de 1930, instalada la reacción en
el gobiemo, el pueblo contempla con casi total indiferencia la actividad política
nacional. Su fina perspicacia le ha advertido que en ella se juegan intereses que
son extraños, cuando no lesivos, o su propio bienestar, a sus legítimas
aspiraciones”.
“Fraude electoral, entrega de lo argentino a lo extraño, inercia social, fácil
demagogia, diferendos políticos meramente formales, represión obrera, todo en

226
fin, califica sobradamente a esa época durante la cual las masas; solo están a la
ansiosa expectación de un dirigente que represente sus ideales, su hambre y su sed
de justicia” (A,1949;27).

La gran trasnformación que comienza a operar Perón en el estado, es una suerte


de gran despertar social, profundo y manifiesto, que “alarma a los círculos oligárquicos y
sus aliados políticos” sin distinción de matices, quienes ven en ello el peligro de una
pérdida definitiva de las antiguas posiciones de usufructo. El gran asalto contra el líder
llega el 11 de octubre de 1945, cuando “la reacción obtiene la renuncia y luego el
encarcelamiento del coronel Juan Perón”. Así las organizaciones sindicales de todo el país
se aprestaron a la lucha en que se jugaría “el destino nacional”.

“Las masas trabajadoras habían hallado en Juan Perón al líder que


las había interpretado, y se dispusieron a no abandonarlo. El 17 de octubre
de 1945 convergen hacia la capital caravanas interminables de obreros, de
mujeres y hombres de trabajo, sin más armas que su espíritu de lealtad, su
temple de lucha y sus brazos. Cientos de miles de obreros recorren a pie
distancias inconcebibles, desfilando rumorosamente por las calles de la
ciudad hasta la Plaza de Mayo. Como ocurriera allí precisamente hacía ya
135 años, van a demostrar dónde y con quién está el verdadero pueblo
argentino. Las proporciones de la demostración llevan el pánico a sus
enemigos, ausentes por completo en ese día. Y desde los balcones de la
Casa Rosada el coronel Perón, rescatado por un pueblo que, a su vez,
había sido rescatado por la obra que él realizara, establece en forma
definitiva esa unión” (1949;28).

A partir de esa fecha, y para todos los años, el 17 de Octubre no es una simple
conmemoración, sino la reactualización manifiesta de la lealtad popular a la conducción
del líder. Es el día de la Lealtad. Lealtad del líder para con su pueblo y del pueblo para con
su líder. Es una alianza.

227
5. 1. 3. Abismos en el Cielo: Crisis espiritual en la Edad Oscura Argentina.

Luego de los dos escritos introductorios -es decir, la presentación editorial por el
relanzamiento de la publicación, y la “radiografía política” de Juan Domingo Perón
realizada por el Director de la Revista Enrique García, en ese primer número de Agosto de
1947 (Año VI. Tomo XI. nº 42)- llegamos al primer artículo estrictamente historiográfico
-sin autor- que se publica en el número siguiente. El trabajo, muy directo y sin
ambigüedades, se titula “Desde la caída de Yrigoyen hasta el surgimiento de Perón.
Esquema sobre nuestro reciente pasado político”. (Septiembre de 1947 . Año VI. Tomo
XI. nº 43), y organiza en 13 páginas, un recorrido de algunos avatares políticos en el
período comprendido entre 1930 y el advenimiento de la “Revolución de Junio” de 1943.

Para darle coherencia y homogeneidad a todo el ciclo 1930-1943, oscurece todo ese
ciclo intermedio entre los dos líderes populistas (Yrigoyen y Perón) como una edad
oscura, caracterizada por el odio a las masas, a la chusma, a los alpargatados. La
continuidad de todo el ciclo está dada por la permanencia del desbarajuste, la corrupción
administrativa, la ausencia de justicia, la anarquía institucional, el favoritismo y el
despilfarro. Ese marco de degradación institucional y falta de orden (recordemos lo caro al
peronismo que implica el concepto de “anarquía”), se nutren de una acción destructora y
denigrante en materia doméstica, y el descrédito internacional, propias de una “incultura
agresiva”, el “atropello, el fraude, el latrocinio, y el crimen”.

El hombre más importante de aquel período intermedio entre el radicalismo


personalista de Yrigoyen, y el advenimiento de Perón, el general Agustín P. Justo, es
caracterizado como un “audaz y cínico organizador de todo género de fraudes”,
“prepotente y despótico”, con políticas corruptas, complicidades, y el desprecio por la
“gauchocracia”. Todo lo que marco al sexenio de Justo para este artículo, fue, además de
las lobregueces citadas, el enriquecimiento ilícito, con el cual además pudo corromper a
gran parte del arco político nacional, sumados a los caudillejos y personeros, junto a los
profesionales del bandidaje comicial.

En sintonía con otros trabajos que analizaremos posteriormente, en este artículo se


citan algunas de las innovaciones políticas o de gestión de esta “edad oscura”, para
demostrar que incluso aquellas transformaciones que podrían verse con buenos ojos,
estaban bajo los intereses de las oligarquías. Tal es el caso de las famosas creaciones

228
gubernativas de Justo, las juntas reguladoras, que “sólo sirvieron para (…) nivelar en la
miseria a las clases productoras argentinas”.

Todo el período estuvo marcado por una “relajación moral”, lo que lleva entre otras
cosas a conocerla como la “década infame”. Sin pretender analizar cada uno de los actores
políticos de aquellas presidencias, observa el artículo que no fueron mejor las cosas con el
Presidente Castillo, cuyas actuaciones políticas “eran las más antidemocráticas y
anticonstitucionales de los oligarcas anteriores a Roque Sáenz Peña”.

“No queremos enjuiciar personalizando a los culpables de esa era


repugnante, pues nos insumiría muchas páginas, aparte de sernos demasiado
dolorosa la tarea de Hércules en los establos de Augías (…). Toda la
administración eran establos”.151

Toda la degradación moral implica un retroceso cultural sin parangón, ya que


ante la decadencia de la clase política, todas las células de la sociedad se “relajan”,
incurriendo en una “crisis espiritual” casi sin precedentes, donde ya no se respetaba ningún
valor moral, crecía el analfabetismo, y comenzaba a dominar el hambre. Incluso, para
ennegrecer el panorama, el Ejército, contralor moral de aquellos años según las visiones ya
expuestas, “había sido completamente descuidado”.

Este panorama comenzó a legitimar la violencia “desde abajo”, ya que la política


del oficialismo “tenía que ser resistida por la violencia organizada, convirtiéndose en
derecho del puedo la Revolución”(1947;16).

La Revolución del 4 de Junio de 1943, para el articulista, colocó una lápida a


“aquel ominoso asalto al poder que derrocara a Yrigoyen”, no siendo negada por nadie en
aquellos años. Con esto quiere decir, que todo el arco político saludo jubilosamente la
Revolución de Junio, y en aquel momento nadie la discutía, la negación “vino después”,
con el tiempo, cuando se instalen nuevos intereses, pero en su momento, los líderes que
formaban la abrumadora mayoría en el electorado nacional y en la opinión pública, la
festejaron.

151
Corresponde a la Editorial titualda “Desde la caída de Yrigoyen hasta el surgimiento de Perón. Esquema
sobre nuestro reciente pasado político”. En Revista Hechos e Ideas. Segunda época. Septiembre de 1947 .
Año VI. Tomo XI. nº 43.p.15

229
Como corolario de esta radiografía epocal, el artículo profundiza a continuación la
personalidad y el impacto obvio del General Juan Domingo Perón, en esa línea de
recuperar el yrigoyenismo, y traducir en políticas concretas, algunas de las principales
iniciativas de justicia que habían fracasado anteriormente. De hecho, entre los pocos
personajes que rescata el artículo, además de los dos grandes héroes, está Lisandro de la
Torre, “heraldo de la acción de justicia social del coronel Perón”.

En primer lugar, deja en claro el espacio central de Perón en la redacción y


diagramación de la Revolución, y la proclama del 4 de junio. Para implementar la
transformación social que estaba diagramada el 4 de junio, Perón también se encarga,
según el artículo, de analizar las estrategias de difusión de las nuevas reglas de juego,
pero para ello, debió aprender muchas cuestiones vinculadas al mundo del trabajo, que su
oficio de militar no le daba integralmente. Por esta razón, no queriendo “aprender en los
libros”, quiso aprenderlo “en las fábricas y en todos los sitios donde el hombre trabaja y
era víctima de inconmensurables injusticias”.

Bajo el lema de la justicia social, la Revolución, pero por sobre todo Perón, alteran
las condiciones de trabajo, y sobre todo, transforman para siempre la relación entre los
obreros y las patronales, a partir de contratos colectivos, ampliamente legítimos y
democráticos. Toda esta acción de justicia social, permite corroborar la continuidad
Yrigoyen-Perón, quienes “se complementan en el pensamiento y en las realizaciones”. A
pesar de este entendimiento, el artículo considera que “Perón supera a Yrigoyen”, porque
obra como maestro, artista o ideólogo, que “enseña a realizar” poniendo a su lado a los
trabajadores, en “abierta escuela de aprendizaje”. Para este trabajo, “Yrigoyen no tuvo en
su vida de gobernante más que un continuador: el general Perón.”

En coincidencia con esta mirada de complementar las figuras del líder radical y el
líder peronista, y englobar todo aquello que está en medio de ambos ciclos como un
período oscuro de la Historia Argentina, el artículo más elocuente es el de Raúl Scalabrini
Ortiz, titulado “Identidad de la línea de Yrigoyen y Perón”, publicado en el número 54 de
septiembre de 1948 (Año IX, Tomo XIV), el cual muestra las percepciones políticas que el
viejo forjismo, devenido en justicialista, retenía como imágenes de su identidad cultural.

En este trabajo Scalabrini Ortiz invierte de alguna manera el sentido de “edad


oscura”, o si se quiere, lo dilata. El gran escritor argentino apunta que en realidad desde la

230
década de 1860 hasta 1916 hubo una dilatada era de oscuridad en la historia política y
social de nuestro país, con un breve pero contundente período de renacimiento durante el
yrigoyenismo.

La prosa de Scalabrini es sin dudas una de las más completas de las que se
acercaron a Hechos e Ideas, y la ornamentación de sus palabras, le otorgan matices y
colores difíciles de encontrar en muchos articulistas de toda la historia de la Revista
Hechos e Ideas. Comienza el autor contextualizando la mitad de siglo XX, donde “densos
nubarrones cubren el horizonte del destino humano”. Esta pluma, como podemos ver, se
complementa con esa “mística estatal” que buscaba el gobierno en su pedagogía política, y
le da una profundidad y una estética, totalmente acordes a la pretensión meta-histórica de
la matriz en formación.

“La humanidad despavorida por las consecuencias de sus propias


creaciones, parece irse conglomerando y disciplinando en torno a banderías
irreductiblemente antagónicas, como si la cercanía de muchos amedrentados
librara a todos del peligro que lo aleja. Las condiciones meteorológicamente
espirituales necesarias para el estallido de otra espantosa conflagración se
perfeccionan con el acicate del miedo”.(Scalabrini Ortiz,1948;314).

5. 1. 4. El “Renacer” justicialista: una epopeya.

Scalabrini Ortiz enfatiza el “momento especial” que vive el mundo, que le toca
a la Argentina, y que por ende, debemos asumir todos en nuestro compromiso con la
sociedad. En esa coyuntura, Juan Domingo Perón, llego para clarificar los roles de cada
uno. Scalabrini Ortiz en otro articulo de la misma revista, titulado Perspectivas para una
esperanza Argentina, destaca el rol que el líder tiene que cumplir para con el destino del
país, en momentos tan particulares a nivel global. Remarca que la Argentina “siente, quizá
subconscientemente,” que tiene “un deber que cumplir con la humanidad”, y para eso, el
general Perón “ha demostrado una fina sensibilidad al captarlo y expresarlo”. Enfatiza
Ortiz, que no podemos “permanecer impávidos e indiferentes ante el desarrollo de los
acontecimientos”, aconteceres en que los hombres “andan como niños perdidos por el
bosque.” Casi mesiánicamente, para Scalabrini, debemos oír el “gran mensaje”, el “deber

231
de humanidad” que nos llama, que nos convoca “a la lucha activa y decidida en pro de la
paz de los extraños”.
En función de expresar ese mismo mensaje de “coyuntura inédita” en el plano
internacional, y también de oportunidad para nuestro país de aprovecharla en miras a
protagonizar los grandes cambios del destino del hombre, se acompañan los artículos como
este de Scalabrini Ortiz, con discursos complementarios de Perón, que por supuesto,
enfatizan esa visión. Sobre todo, se expresa permanente la idea de estar “acorde con los
tiempos”, y de tomar una actitud de compromiso con el cambio y la situación decisiva que
se estaba viviendo.

Como dijimos, el propio Perón destaca en un artículo de 1948 que el Mundo tiene
diferentes etapas en su historia, donde atraviesa momentos de indecisión, de fluctuación, de
resolución, de inevitabilidad, etc. Pues bien, en los momentos que se vivían, expresa el
líder que ha llegado la crucial hora de “definición y decisión”, donde se necesitan
hombres de carácter, valientes y luchadores, que se suman a la responsabilidad vital
(Perón,1948;36).152 Por ello, los “hombres sibilinos no podrán triunfar”, sólo triunfarán los
decididos, “cada cosa en su lugar y cada hombre en su tiempo”. Al igual que en los
artículos de Scalabrini Ortiz, y de los muchos discursos de Perón en Hechos Ideas, se
vuelve a reiterar la propuesta del régimen acerca del distanciamiento con el “el
individualismo pernicioso” del capitalismo, y de una “socialización constructiva”, no
explotadora como la del comunismo. Asimismo, vuelve sobre la idea que oponerse a las
realizaciones que el régimen está consolidando, no es oponerse a un proyecto político ni a
un partido, sino que es directamente ir en contra del país mismo.
Volviendo al artículo de Scalabrini que citábamos en el apartado anterior
(“Identidad de la línea histórica…”), el autor referencia el conocimiento detallado que
varios intelectuales tenían del “estado de sumisión” al extranjero en que se encontraba la
economía nacional, la política, y hasta las ideas matrices en torno de las cuales se tejía la
vida colectiva.
“Pero dimos, ingenuamente, en suponer que la telúrica magnitud de la
catástrofe que anunciábamos, repercutiría tan hondamente en las conciencias

152
Lo desarrolla en el trabajo: Perón, Juan Domingo (1948); La obra de la revolución y del gobierno
constitucional. En; Revista Hechos e Ideas. Nº 56. Noviembre – Diciembre de 1948. Buenos Aires. Tomo
XV.

232
que sería capaz de abrir amplias brechas de comprensión en la dura cáscara
del colonialismo de nuestras clases dirigentes.” (Scalabrini Ortiz,1948;315)153

Para Scalabrini esta situación económica y social tenía serias implicancias


culturales, alimentando el colonialismo ideológico super-estructural que acompaña a las
políticas de sometimiento. La oligarquía, no hacía más que “refrendar” una posición
histórica de desprecio para lo autóctono, y de sumisión para todo lo foráneo. Entre otras
cosas, esa implicancia cultural es lo que el Peronismo vendría a subvertir.
La piedra de toque de dicha transformación, hilvana la Revolución del 4 de Junio,
con la Revolución de Mayo, ya que ambas se forjaron “contra la voluntad de los hombres
pudientes”, consubstanciando “de manera indisoluble” a lo nacional con lo popular. Salvo
esas dos grandes revoluciones, sólo contados casos como el de Yrigoyen, intentaron
transformar el colonialismo cultural que imponían las potencias, y con el que colaboraban
las oligarquías locales.
Por ello, como dice Scalabrini, para apreciar en todo su alcance la obra de
gobernante que cumplió el presidente Yrigoyen “habría que trazar previamente un cuadro
minucioso del pavoroso estado de decadencia física y mental en que se encontraban las
grandes masas proletarias, describir la desesperanza de los pueblos, su desaliento más
largo que un cansancio…” Como no podía ser de otra manera, en el análisis de Scalabrini,
el inicio de la lucha de Yrigoyen contra la dominación extranjera, comienza en el “punto
nuclear” de todas las herramientas de sometimiento: los ferrocarriles, los cuales, gracias a
los escritos del propio Scalabrini, se transformarán en una bandera del peronismo.

El Peronismo, constituye para Scalabrini un “renacer”, cuando “ya todo parecía


perdido y aniquilado”, y se abre un horizonte en “aquella oscura selva de traiciones y de
intereses combinados”.
“Las ideas sin encarnación corporal humana son entelequias que
pueden disciplinar a los filósofos, pero no a los pueblos. Y aquella revolución
del 4 de junio estaba huérfana de conductor visible, hasta que el Coronel
Perón con una audacia rayana en la temeridad, inició al mismo tiempo que
su obra de justicia social la formación de su personalidad, y entonces la

153
Es seguramente uno de los trabajos más elocuentes sobre la continuidad del radicalismo y el irigoyenismo:
Scalabrini Ortiz, Raúl (1948). “Identidad de la línea de Yrigoyen y Perón”,En: Revista Hechos e Ideas.
Número 54 de septiembre de 1948. Año IX, Tomo XIV. p.315.

233
oligarquía social y financiera, hasta ese momento relativamente tranquila
por la inclusión de algunos de sus miembros en el gabinete militar, comenzó
a alarmarse y a conspirar”(Scalabrini Ortiz,1948;341).

Ese renacimiento social y espiritual, alcanza su pináculo, como era de esperarse, en


el año cero de la nueva era, el 17 de octubre de 1945, cuando el pujante palpitar de las
multitudes, reclamaron su lugar en la historia, y la misma plaza en la que se habían
agolpado los “vecinos” (propietarios y de buenas familias) de la Revolución de Mayo,
ahora ve el avance del tumulto, de la masa. Sin dudas, en el artículo que seguimos,
Scalabrini le da rienda suelta a su pluma, cuando tiene que describir ese instancia
primordial, donde se desenvuelve la génesis del justicialismo, y donde la épica del
peronismo encuentra su momento memorable.

“Lo que yo había soñado e intuído durante muchos años estaba allí
presente, corpóreo, tenso, multifacetado, pero único en el espíritu conjunto.(…)
El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo”.

Casi cerrando el artículo, Scalabrini alcanza, quizás, a elaborar una de las páginas
más espirituales y de mayor orfebrería literaria de toda la historia de la revista, donde se
identifican las transformaciones espirituales que acompañan al cambio político, donde se
evidencia la mística que alcanza el proyecto político.

“El nombre del Coronel Perón era el conjuro que había realizado el
milagro. Contra todos los consejos de la inteligencia y de la experiencia, al
margen de los caminos trillados de la política, el coronel Perón había
sembrado una convicción directa en la masa del Pueblo. (…) Ahora el
milagro estaba cumplido. La sustancia del Pueblo argentino, su
quintaesencia de rudimentarismo estaba allí, presente, afirmando su derecho
a implantar para sí mismo la visión del mundo que le dicta su espíritu
desnudo de tradiciones, de orgullos sanguíneos, de vanidades sociales,
familiares o intelectuales. Estaba allí, desnudo y sólo como la chispa de un
suspiro. Creer, he allí toda la magia de la vida. Atreverse a erigir en
creencias los sentimientos arraigados en cada uno por mucho que contraríen

234
la rutina de creencias extintas, he allí todo el arte de la vida.”(Scalabrini
Ortiz,1948;323).

Dándole continuidad a ideas expresadas en al número 43 de la Revista Hechos e


Ideas, correspondiente a Septiembre de 1947, en el número siguiente (N° 44 de Octubre de
1947), en al artículo de Enrique García, Director de la Publicación, que ya hemos citado,
titulado “El General Perón: líder de la Justicia Social”, se amplía el paradigma de
“renovación” del Justicialismo en la política argentina, pero siempre expresado en términos
de una recuperación o renacimiento de valores y políticas expresadas en el yrigoyenismo.
Comienza el artículo expresando el “extravío oligárquico” que implico el
paradigma dirigencialista liberal que no miraba las preocupaciones del pueblo, hasta que
la revitalización del organismo estatal y social propiciado por Perón, redundó en “empresas
espirituales y humanitarias” que permitieron una nueva visión del estado e incluso del
hombre (García, 1947:109). Este paradigma, sólo tuvo un antecedente en el Gobierno,
Hipólito Yrigoyen, quien es reivindicado por el líder justicialista en ser el primero en
enfrentar el sistema:

“Es el Coronel Perón –honestísimo árbitro- quien reivindica el


honor de haber sido un líder radical-(…) el Dr. Hipólito Yrigoyen, el
gobernante que osó enfrentarse al sistema. Lo reivindica con estas
palabras,- pronunciadas en rueda de corresponsables de diarios nacionales
y extranjeros, el 16 de junio de 1945, replicando un manifiesto de la Unión
Industrial Argentina: - esas fuerzas han representado dentro del país la
eterna oligarquía económica que ha manejado a la oligarquía política que
gobernó durante tantos años. Yrigoyen fue el primero que quiso poner las
cosas en su lugar, abatiendo esa oligarquía económica que sustentaba la
oligarquía política, que era su instrumento y que verdaderamente n o
gobernaba el país, de acuerdo a lo que nosotros entendemos por
democracia, que asegura la justicia social y distributiva para
todos.”(García,1947:110).

García cierra la cita, tomando las contundentes reflexiones de Perón, cuando


enfatiza que “Yirigoyen tenía razón”, y atacó a la oligarquía incansablemente, por eso “fue
la reacción de esa misma oligarquía la que volteó a Yrigoyen” (1947:110). Perón ante esta

235
postura, asumió el rol de defensor del verdadero Yrigoyen con su proyecto político y sus
decisiones, incluso ante los propios correligionarios radicales, ya que estos últimos
conformaron según García una especie de “neo-radicalismo”, muy poco ortodoxo en los
ideales que expresaba el líder histórico, y demasiado flexible en el discurso.
Luego de este encadenamiento con el modelo yrigoyenista, García vuelve al
presente, e incluso al futuro, expresando que todas las tentativas reaccionarias que atravesó
la historia reciente argentina, han sido claramente estériles, al no poder revertir el
paradigma que atisbó el primer radicalismo, pero que amplió el justicialismo, y que según
la perspectiva positiva de García, sólo en una cuestión de tiempo y espacio, el “plan de
emancipación” económica obrera se llevará a cago indefectiblemente (García,1947:111).

Así como el Renacimiento -concepto cargado de connotaciones de amplio debate


en la historiografía europea- implicó una “restauración” de ciertos patrones,
representaciones y esquemas mentales del Mundo Clásico, es decir, del ambiente greco-
latino de la última parte del período antiguo, el Peronismo, como hemos destacado en
varias oportunidades, implica un renacimiento de valores y doctrinas que habían
comenzado a implementarse a partir del Radicalismo yrigoyenista.
En esa perspectiva, el artículo de Juan de Aguirre, correspondiente al número 46 de
Enero de 1948, busca interpretar la ubicación del Radicalismo en el gran proceso de la
Revolución justicialista (Aguirre,1948), y para eso, mira panorámicamente la historia de
nuestro país, y observa que la ponderación por la historia de los grandes héroes, ha
limitado y opacado el protagonismo que en todo el desarrollo de nuestra vida
independiente ha tenido el propio Pueblo. Pero establece, que un “rastro honrado” nos
podría señalar la existencia de esa “entidad anónima”.
Para fundamentar esta idea, recorre la vida argentina, comenzando por la
revolución patricia, donde ya fue esencial y substancialmente un acto popular, el cual
acelero el cambio, e incluso pudo formar los ejércitos libertadores. Desde Mariano
Moreno, hilvana luego las montoneras (“el pueblo en campaña”), que se enfrentaron a los
Señores de las ciudades, y organizaron los primeros reclamos de justicia social.
Es interesante en el punto siguiente, el hecho que el autor toma el hito de Caseros
(1852), como una etapa “en el proceso ascensional evolutivo”, ya que el país que había
asegurado su independencia, y tenía ahora que organizarse, huyendo “del período del caos
en que se debatía” (Aguirre,1948;280). Asumiendo a Rosas (a quien citan con “Z”) era el
antagonismo con la Constitución Nacional (“precioso legado que proporciona ese

236
acontecimiento histórico”), destaca que la consolidación de la carta magna es un
acontecimiento trascendental, la cual no logra consolidar un régimen democrático real y
amplio. Por ello los movimientos revolucionarios de 1890, 1893, y 1905, los cuales buscan
asegurar los derechos del pueblo, que luego son retomados por Yrigoyen.

“La Constitución era el programa de Yrigoyen, cuya profundidad de


pensamiento político recién ahora se valoriza en su intensidad y en su
grandeza. En esos aspectos, esos movimientos revolucionarios y populares,
como después la del 4 de junio de 1945, sincronizan con Mayo y con el 53.
Desean dinamizar la verdad constitucional.” (Aguirre,1948;281-282).

Destaca Aguire cuáles serían los principales logros de Yrigoyen, que permiten
incorporarlo como inspirador y numen del proceso de emancipación del Pueblo
implementado por Perón.

1) Los atisbos geniales que le permitieron campear la política en años tumultuosos.


2) Principiar la política social con salario mínimo, conteniendo una de las primeras
leyes de previsión.
3) Ensayar la recuperación de la tierra fiscal.
4) Pretender innovar la estructura rentística con impuesto a la renta.
5) Materializar iniciativas a favor de la colonización agraria.
6) Adquirir los primeros barcos para dotar al país de una flota mercante.
7) Legislar en materia de arrendamiento urbano.
8) Pretender una política de nacionalización de los servicios públicos.
9) Reafirmar los principios de la soberanía nacional.

A pesar de todo esto, Yrigoyen –“como lo señaló con precisión el General


Perón”_, no pudo, no obstante su acendrada adhesión al pueblo, asociarlo a su vasto
programa de ahincado nacionalismo” (Aguirre,1948:282). Para Aguirre, con la caída de
Yrigoyen, “el último de nuestros auténticos caudillos con matiz popular”, la República cae
en un falseamiento de la expresión popular, comenzando una era de fraude que burla los
derechos fundamentales del Pueblo.
Comienza la oscuridad de la que hablábamos con anterioridad, pero teniendo el
antecedente de un “ciclo dorado” que puede restablecerse. Por eso la Revolución

237
Justicialista recupera lo mejor de Mayo, y lo mejor del proyecto de Yrigoyen, es un
reencuentro “con el mejor trozo de nuestra historia, con sus ideas, e
ideales”(Aguirre,1948;283)

“La revolución del 4 de Junio en su programa inmediato, tiene


similitud con los postulados del 90, y en sus proyecciones sociales reconoce
su origen en los esbozos geniales de Yrigoyen, ampliados, enriquecidos, con
los nuevos conceptos de que está impregnada la revolución social y
espiritual que estamos viviendo.” (Aguirre,1948;283).

Ante esa Restauración, se ve el complemento de varios trabajos de Juan Perón,


cuando advierte sobre los desafíos que se acercan, donde el pueblo debe permanecer unido
y preparado, ya que “tiene el destino en sus manos”, no depende de nadie, sólo de sí
mismo, y tiene como principal herramienta de lucha la Doctrina Justicialista. Por eso
Perón le pide a Dios que “el pueblo, con nuestra Doctrina y con nuestra mística”, sea
iluminado, para que marche hermanado para realizar el destino común. Esa herramienta,
según las propias palabras del líder en otro artículo, es innovadora en la historia argentina,
ya que “nunca antes” un partido en nuestro país había tenido una “doctrina argentina”, 154 y
siempre se habían formado cuerpos doctrinarios (cuando se los formaba) a partir de
lecturas “foráneas y extranjerizantes”. Recomienda para ello que en las coyunturas
venideras se tenga siempre a mano el Manual del Peronista, donde “está todo
perfectamente explicado”, y a partir del cual cada peronista se puede transformar en un
“predicador” de la misma.
Dicho manual consta de tres partes generales, una “Síntesis de la Doctrina”, para
ser inculcada en la masa y los dirigentes, la “Teoría del Movimiento Peronista”
(compuesta por la Teoría de la Organización y la Teoría de la Conducción), y por último
las “formas de ejecución”.155
Para no podía operarse la Restauración a la que hacíamos referencia si no se
contiene la reacción integrista con un fuerte respaldo regional. Para Perón es prioritaria la

154
En el siguiente trabajo Perón profundiza varios aspectos doctrinales que poseen en germen las
consideraciones teóricas de la “Nueva Argentina”: Perón, Juan Domingo (1949); Primera Reunión Nacional
del Partido Peronista. En: Revista Hechos e Ideas. Nº 61. Abril de 1949. Buenos Aires, Tomo XVI.
155
Tomado del importante trabajo de orientación doctrinaria conocido como Manual del Peronista. Consejo
Superior Ejecutivo. Partido Peronista. Buenos Aires, 1949.

238
integración regional en el Cono Sur, o de América Latina en su conjunto,156 región a la
cual nuestro país puede ayudar en alcanzar la independencia económica de la que ya
gozamos los argentinos. Según Perón, tenemos que ayudarles al resto de la región “a que
realicen el mismo proceso que realizamos nosotros”.157 Esto es coincidente con muchos
trabajos y discursos de Perón, donde se observa una preocupación permanente por las
circunstancias integracionistas de América Latina, como tan detallado está en recientes
investigaciones sobre el Peronismo.158 En las circunstancias que se abren en el Mundo de
Posguerra, para Perón “mas que nunca” llama a nuestras puertas la necesidad de un
“reagrupamiento latinoamericano”. Como él decía, “se diría que ha llegado la hora del
amplio, leal, y sincero entendimiento de los países de esta continente”. 159

En el número correspondiente a Marzo-Abril de 1950 (número 72-73, Año X,


Tomo XVIII), aparece publicado el trabajo de Raúl Scalabrini Ortiz conocido como
“Política británica en el Río de La Plata, páginas de la historia tenebrosa de un pasado
político”. En un tema que Scalabrini maneja con destreza y erudición, y a partir del cual
hará escuela el autor revisionista, arremete por el verdadero factor que determinó la
amplitud de la dominación británica: la oligarquía nacional, la cual a partir de los cambios
operados por gobierno de Juan Perón, ha comenzado a demostrar su desprecio por la
política nacional, y es la que puede llegar a cooperar con los poderes extranjeros para hacer
caer la Revolución.

“No tenemos necesidad de remontarnos a los cauces de nuestra


historia para poner en evidencia esta asombrosa cualidad de nuestra
oligarquía; cualidad, que por lo visto, se ha extendido a los representantes
de los partidos opositores al actual gobierno, como si al final, todos se
hallasen resentidos porque el general Perón logró rescatar en tres años el

156
Se reitera en muchos casos la urgencia de una fuerte unidad regional, sobre todo ante los intereses de las
grandes potencias, de abastecerse de las codiciadas materias primas que tiene en excedente nuestro país. Ver
por ejemplo el artículo de Gil Ríos, Roberto; Efectos Económicos y Políticos de la escasez mundial de
materias primas. En: Revista Hechos e Ideas. Nº 87. Junio de 1951. Tomo XXI. Buenos Aires.
157
Haciendo una especie de “estado del arte” Perón da un balance de pensameinto y acción: Perón, Juan
Domingo. Conferencia ante los miembros del Congreso. En: Revista Hechos e Ideas. Año VII. Tomo XIII.
Mayo de 1948. Buenos Aires.
158
Ver: Cisneros-Piñeiro Iñiguez; Del ABC al MERCOSUR. La integración Latinoamericana en la doctrina
y la praxis del Peronismo. ISEN. Nuevo Hacer. Buenos Aires. 2002.
159
Retomamos este trabajo en el siguiente apartado sobre le tercerismo justicialista: Perón, Juan Domingo;
Algunos aspectos del Convenio Boliviano Argentino. En: Hechos e Ideas. Nº 93. Diciembre de 1951. Buenos
Aires.

239
patrimonio de la Nación que fuera entregado despaciosamente por
aquélla.” (Scalabrini, 1950;316).

Scalabrini demuestra con su trabajo, la tarea de entrega de bienes y recursos que


operó el estado argentino antes del Peronismo. Describe la enajenación de las tierras, sus
concesiones y sus ferrocarriles, sus puertos, su libertad de opinión internacional, incluso
cuando no tuvo otra cosa que enajenar, “enajenó la soberanía nacional con el pacto Roca—
Runciman” (Scalabrini, 1950;337). Por eso, además de fortaleza material, la Revolución
implica una dimensión espiritual. Justamente, en el número correspondiente al bimestre
Noviembre-Diciembre de 1948 (Año IX. Tomo XV. nº 56-57), encontramos uno de los
artículos más elocuentes del “misticismo estatal” impregnados en el régimen. En este caso
es el artículo de Atilio García Mellid 160 titulado Dimensión espiritual de la Revolución.

Varios elementos hacen sumamente importante al citado artículo. Por un lado por el
calibre el articulista, por otro la temática, pero aún más por las opiniones vertidas por el
autor sobre la importancia de la “dimensión espiritual” en el saldo final del gobierno.
Desde el comienzo mismo Mellid advierte que toda revolución debe medirse por las
normas económicas, políticas y sociales que implementa, pero que todo ello sobrevive
sólo “por las creaciones que impulsa en el orden espiritual”.

“Las grandes culturas magistrales de que se tiene memoria, alcanzaron


la magistralidad con que perduran en el decurso de los tiempos, por la ética y
el espiritualismo que imprimieron a sus formas de vida y a las elaboraciones
del intelecto puro y del alma inmortal” (García Mellid,1948;43).161

La dimensión espiritual de la Revolución no es un componente más del mismo, ni


tampoco sólo oficia como complemento intelectual de una transformación política, es el

160
Atilio García Mellid (04/08/1901-11/01/1972): Nació el 4 de agosto de 1901 en Buenos Aires. Militó en
la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA) en la década del ’30. En 1945, estuvo a
cargo de la gerencia de la Cámara Argentina del Libro. El 17 de octubre de 1945 estuvo en la Plaza de Mayo
reclamando la libertad del Coronel Perón.El gobierno peronista surgido en 1946 lo nombró director de
Cultura de la Cancillería y luego, en 1949, fue embajador en Canadá. Caído el peronismo en 1955 debió
exiliarse en Montevideo. Falleció el 11 de enero de 1972.

161
El trabajo de Mellid es quizás uno de los más elocuentes sobre la idea de espiritualidad continua entre el
radicalismo y el peronismo: García Mellid, Atilio (1948), Dimensión espiritual de la Revolución. En: Revista
Hechos e Ideas. Noviembre-Diciembre de 1948, Año IX. Tomo XV. nº 56-57. p.43.

240
soporte y apuntalamiento de los cambios, lo que le da continuidad y permanencia, es el
horizonte de la gestión, el norte de la empresa. Hace trascender la política, y darle un lugar
meta-histórico a sus realizaciones.

“Resulta claro, por lo tanto, que halándose la Argentina en una de esas


etapas de estructuración social y bajo el influjo de una revolución que tiene a
que el país se realice como una constelación histórico-sociológica de primera
magnitud, tendrá que ordenar y orientar sus potencias creadoras, para infundir
una configuración espiritual a su obra y dotar la hombre del más puro registro
moral en que verter su vida”. (García Mellid, 1948;43).

Como otros artículos de Mellid, este escrito tiene una erudición notable, con citas y
referencias a clásicos, contemporáneos, filósofos, escritores, historiadores. Retomando
trabajos de Renán, por ejemplo, el autor enfatiza que la dimensión trabajada le otorga
sintonía al Pueblo, le da alimento al “alma” de toda creación política. Incluso, plantea que
si “una nación es un alma”, el condimento espiritual, conformado por las formas
expresivas, las ideas, lo valores, son las que permiten el emerger mismo de la cultura.

En un recorrido que va desde Herder hasta Fitche, y desde Kant hasta Simmel,
Mellid da cuenta pormenorizada del término “cultura”, dejando en claro que
conceptualmente, la misma implica “una manera de asumir la vida”, de traducirla en
emociones, de perpetuarla en símbolos. La verdadera cultura para el autor, fue abolida por
el mitrismo y el liberalismo gobernante, debiendo asumir la Revolución del 4 de junio, la
tremenda tarea de “restaurar los grandes ritmos históricos”.

Enlazando el proyecto del 4 de junio con el proceso revolucionario de Mayo,


Mellid apunta que entre otras tareas, la titánica misión del peronismo fue “extirpar la
violencia organizada por le poder público, reemplazándola por un justo y armónico
desarrollo de las fuerzas espirituales yacentes en el ser nacional”. La Revolución de
Mayo tuvo un horizonte libertario innegable, pero la susceción de gobiernos “elitistas” e
intelectualistas, hicieron perder el marco identitario desde el cual se gestó la emancipación.

En uno de los lugares comunes del revisionismo (lo que no implica falacia en los
argumentos), Mellid inicia la crítica a las políticas culturales que desvirtuaron el espíritu
revolucionario de Mayo, en la figura de Rivadavia, quien desdeñó nuestra realidad,

241
sumándose a las “ideas exóticas” de las que hablaba Ricardo Rojas. Incapaces de
comprender a su pueblo, los emprendimientos de la ilustración fueron enfrentados por los
caudillos y las masas rurales, “movidas por el seguro mecanismo de su inteligencia
institntiva.”

La generación del ´37, con notables intenciones y admirable pensamiento,


lamentablemente también se dejó arrastrar por las pasiones suscitadas “por la mentalidad
progresista y exótica, rehusando su concurso a las fuerzas que traducían la substancia
auténtica de la nacionalidad, aún llegando a escribir –como el propio Alberdi- que en
América, todo lo que no es europeo es bárbaro”. Pero lo peor para Mellid radica en que
esa generación de jóvenes eruditos, al incorporarse a la “ilustración frustránea”, y al
dogmatismo racionalista, se trabaron en conflicto con “la empresa nacional” que llevaba
adelante Juan Manuel de Rosas, a quien el autor identifica como el resguardo de “aquellos
valores” perdidos de la Revolución, idea encarnada en el revisionismo de raíz más popular,
el cual se plegará al peronismo, y sobre el cual volverá Juan Domingo Perón durante su
exilio.

Desde esta interpretación, García Mellid observa que la “oligarquía ilustrada”


imaginaba la patria como una gran tienda de escepticismo y refinamientos calcados de
Europa, pero carentes del alma plena y sensata, que sólo provee la realidad simple y
cotidiana de la naturaleza circundante. Por esto, el autor identifica que Rosas, como los
verdaderos caudillos populares, tuvo la inteligencia de escuchar e interpretar “las voces de
la tierra”. Esa “inteligencia” de Rosas, se enfrentaba a la “otra inteligencia”, la servil a
todo lo importado y lejano, que careció de sensibilidad para descubrir y servir al país:

“La verdad es que la lucha estaba trabada entre dos inteligencias


incompatibles, entre dos formas de interpretar el destino nacional.”

Esos representantes del “pensamiento civilizador y progresista”, asesinan a


Benavides, Virasoro y Peñaloza, hasta que aparece una “voz austera y magnífica”, que se
levanta contra esa idea de decencia: José Hernández. Piedra angular de la identidad
nacional del revisionismo popular, José Hernández es quizás uno de los símbolos más
importantes de la reivindicación del gauchaje, y de toda la iconografía social que el
unitarismo despreciaba, como puede verse en el importante estudio que uno de los
pensadores más trascendentes del revisionismo argentino le dedicara, como es el caso de

242
Fermín Chávez. Volviendo a Mellid, y a la incorporación de la figura de Hernández en
este rastreo de la dimensión espiritual de la Revolución, el autor apunta:

“Hernández representa, en medio de tamañas desviaciones, el


reencuentro con la tierra vernácula y con la pura vivencia nacional. Su
poema Martín Fierro, publicado en 1872-1879, logró rápida ecuación con las
tendencias emocionales del pueblo (…). Las gentes cultas de la ciudad y la
masa rústica de las campañas, agotaba las ediciones sucesivas, adquiriéndolas
en pulperías y boliches, junto a artículos de primera necesidad ¡Es que
Hernández ponía el acento sobre los verdaderos problemas del hombre
argentino , y daba su corazón a las inquietudes y esperanzas de una masa
primitiva e ingenua, que no aspiraba a otra cosa que a vivir con decencia en el
solar en que sus antepasados habían fundado la patria y la libertad!” (García
Mellid, 1948;44).

Para darle aún más relieve al carácter espiritual de este ícono, aclara Mellid que lo
que más tiene de argentino el Martín Fierro, no es tanto el tema y el ambiente que relata,
sino que la “postura moral” y la “substancia íntima” en que se halla fundido, es decir que
lo nacional de esa extraordinaria obra, no es lo anecdótico, los superficial, sino la
profundidad y el símbolo.

Hay un elemento trascendente que está arraigado en las desventuras de Fierro, y


que el revisionista lo encuentra reivindicado en la Revolución del 4 de junio. Lo que
Hernández denunciara en sus versos, la Revolución de Junio recupera en su valor
espiritual. Lo “desolador” de la cultura nacional, al opacar y omitir esa “sustancia íntima”
que estaba presente en José Hernández, se invierte durante el peronismo, ya que se
recupera el valor espiritual de lo nacional, en su carácter telúrico, en su esencia misma de
patria.

El peronismo, removió los factores que impedían “la espontánea combustión de las
esencias creadoras del pueblo”, por eso pudo instituirse como verdadera revolución.

“Es evidente que el movimiento del 4 de junio, cuya breve proclama se


limitó a formular algunas proposiciones básicas, tendía –y así lo declaró- a
cumplir firmemente el mandato imperativo de su tradición histórica.(…)

243
Felizmente, en las filas del movimiento de junio se hallaba un hombre que
había entregado su corazón a las más puras y elevadas inquietudes. Un hombre
que en medio de la noche y entre caminos de montaña, entregaba su pupila a
los horizontes en que refulgían estrellas de esperanza y se anunciaba –matinal
y potente- el sol de la justicia y la libertad”.” (García Mellid, 1948;43).

La Revolución para Mellid posee tres componentes en lo cultural: es tradicional,


por la fidelidad a los ideales y valores grecolatinos, hispánicos y cristianos (lo cual formó
la personalidad americana), es nacional, en cuanto le corresponde “interpretar y traducir
las modalidades y tendencias del genio nativo”, y es social, por su aspiración de bienestar.
Perón, con esas dimensiones, le da anclaje a la Revolución, y la imprime en la cultura,
eliminando las “influencias nocivas” del pasado inmediato.

“Perón quiere que la cultura argentina forje su originalidad en la


cantera milenaria que, desde la luminosa cuenca del mar Latino, dictaba
claras normas a la vida. Quiere cavar la propia personalidad en los
yacimientos inagotables en que el mundo greco-romano, dio las más puras
creaciones de que tenga memoria la humanidad”. (García Mellid, 1948;45).

En palabras del propio Perón, luchar por la independencia económica le imprime un


carácter tan epopeyico a la Revolución, como la recuperación de la dignidad del hombre.:

“Entendemos la Patria de una sola manera, como la ansiaron


nuestros mayores, como anhelamos verla nosotros: justa, libre y soberana.
Aspiramos a su engrandecimiento por el trabajo incesante de sus hijos, la
queremos respetable y respetada más que por la razón de su fuerza, por la
fuerza de sus razones. Es en ese concepto que luchamos diariamente por
mantener en alto el estandarte de una nueva epopeya incruenta: la
independencia económica. Sin ella, será siempre inútil blasonar de libres
como es inoperante mencionar la suerte en la desgracia. Yo tengo más fe en
la lucha y el trabajo, que provocamos yendo en busca de claros objetivos,
que en la tranquilidad de confiar sin abnegación ni sacrificio, al destino y a
la suerte, la causa que debemos defender nosotros, si deseamos estar a la
altura de la misión que la hora señala y la Patria espera ver realizada”
(Perón,1949c;394).

244
En un artículo de Febrero de 1950, correspondiente al número 71 (Año X, Tomo
XVIII) de la Revista Hechos e Ideas, José Gabriel publica un trabajo titulado “Destino
Imperial”, en el cual también le otorga ciertas categorías supranacionales a nuestra
historia, y singularidades de epopeya a la causa.
En el mismo, el autor plantea que Buenos Aires, como eje de nuestro pasado, tiene
“ínsito en su geografía y en su historia un destino imperial; y es tan baldío desconocerlo
como deformarlo”. Apunta que cuando la emancipación continental se hizo inevitable,
Buenos Aires fué la primera ciudad hispanoamericana que promovió el hecho y “enunció
la doctrina de la legitimidad republicana en América”, como también fue la primera que
constituyó un gobierno independiente jamás subrogado por una fuerza exterior. Del mismo
modo, fue asimismo Buenos Aires —seguida por Caracas— la que más pronto y con
mayor decisión “encaró los alcances americanos de la lucha, asumiendo sin titubeos la
misión de agitadora y conductora de la familia hispánica”.
Se pregunta Gabriel: ¿Quién le atribuía a la osada capital rioplatense aquella
misión? La respuesta es simple: su historia y su geografía. La primera de ellas la tenía
consagrada como “bastión inexpugnable” de la defensa española contra los imperiaismos
extraños, la segunda le imponía el doble deber de puerta mundial en la civilización
atlántica y de reducto familiar.

“En semejante tribulación, tuvo Buenos Aires la fortuna de San


Martín, que restauró, exactamente adecuado, el sentido imperial
suspendido un lapso, y organizó y comandó con miras condorinas y
precisión cronométrica, la Expedición de los Andes, una de las más
hermosas empresas humanas. San Martín comprendió que la misión de
Buenos Aires no era defensiva. Si las Provincias Unidas permanecían
replegadas tras sus fronteras, el resto hispanoamericano insurrecto revertía
en el poder de España, como revirtió, y el mismo Buenos Aires, aun invicto,
sucumbiría. En 1816, mientras los gauchos de Güemes obstruían a la
reacción limeña la puerta de la Quebrada de Humahuaca, y cuando San
Martín pedía a Buenos Aires los clarines para su expedición pertrechada,
avituallada y con un pie en las estribaciones andinas, toda la América
española, menos la jurisdicción de la Capital del Sur, había sido recobrada
por la Metrópoli. Paralelamente, una poderosa fuerza peninsular punitiva,

245
como jamás la viera el Nuevo mundo, navegaba el Atlántico, en dirección
presunta al Río de la Plata” (Gabriel, 1950;203).

Se repregunta el autor: ¿Qué hizo entonces Buenos Aires, solo en la desobediencia


y amenazado sin remisión? Hizo lo único que correspondía a su sino imperial: “proclamar
a la faz del mundo la emancipación nacional absoluta, hasta el momento rehuída o
disimulada”. Tras la proclama, comenzó la marcha a través de la cordillera de los ejércitos
de San Martín y la gran libertad. Según Gabriel, como los organizadores nacionales
abandonaban la obligación argentina, el Gobernador Rosas la prohijó. No lo hizo, empero,
sin desvirtuarla: Rozas “no era hombre de la Independencia; sentía pues la nacionalidad
virreinal, y no otra, y quiso restaurarla a destiempo.

“El sentido americano le valió como premio el sable de San Martín;


el anacronismo lo condujo al fracaso: las naciones limítrofes de la
Argentina lo repelieron, las restantes de Hispanoamérica lo difamaron,
Montevideo se sustituyó a Buenos Aires como ciudadela republicana. Pero
no puede desconocérsele a aquel porteño agauchado el sentido imperial
terrígeno. De Rosas, despótico por temperamento y por necesidad —
siempre se alían para la eficacia las condiciones objetivas y subjetivas—
deriva la afirmación política nacional acatada finalmente por los
organizadores triunfantes. Tal vez la historia le imponía a la Argentina
concesiones económicas que apenas se regatearon, que el propio Rosas
había empezado a consentir y nunca reprobó desde su refugio en
Inglaterra; pero políticamente, al contrario, la nacionalidad quedó definida
con tal vigor, que los mismos argentinos ex asilados del contorno debieron
jalonar las fronteras; y cuando un vecino guapo se mostró peligrosamente
expansivo, Buenos Aires cargó con la cuenta mayor del sometimiento”
(Gabriel, 1950;209).

Volviendo a Mellid, citándolo a Perón, destaca como el gobierno difundió ante


profesores del nivel superior, que cuando una Nación recupera su ser nacional, cuando un
país se re-encuentra después de haberse diluído “en trances triviales o influencias extrañas
a su tradicional modo de ser”, la cultura se convierte en una fuerza de “inimaginables
proyecciones”.

246
“Quienes pretendieron mantenernos apartados de las corrientes
espirituales de que proviene nuestra vida, querían escamotearnos la gracia
celestial a cambio de razón demoníaca. Olvidaban que es misión del hombre
creador –según bello decir de Anzoátegui- la de ser un artesano de una política
vital para reconquista del cielo”.

La misión del gobierno, posee entonces una finalidad supra-histórica, ya que des
las “vívidas vertientes del humanismo, quiere nuestra Revolución descifrar los mitos que
configuran nuestro ser colectivo.” El peronismo es una espiritualidad, un renacer, como
hemos visto anteriormente. Es un proyecto que promueve una originalidad creadora. Es
una auténtica y verdadera “restauración”, luego de la larga noche oscura de la negación de
lo propio.

En el número 46° de la Revista Hechos e Ideas correspondiente a Enero de 1948,


se reproduce un discurso de Perón, a modo de artículo, leído por el General con motivo de
la inauguración de las obras del dique Nihuil, en la Provincia de Mendoza, artículo que
analizaremos también en el apartado abocado a la tercera posición y la visión del mundo.
En este caso, es interesante que además de versar sobre “el planismo y la libertad”, ese
discurso establece un sentido de verdad, para interpretar a la Revolución justicialista,
cuando Perón nos dice:

“Dentro del proceso de los hechos públicos, cada revolución puede


definirse con una sola palabra capaz de concretar sus causas y sus
consecuencias. Nuestra revolución, habrá de definir su sentido como la
revolución de la verdad. Como el movimiento nacido para reajustar los
hechos a las palabras. Como la eclosión experimentada en lo más hondo de
la conciencia argentina para levantar las inercias, los pesimismos y arrojar
de nuestro espíritu para siempre el concepto de inferioridad que llegó a
invadirnos.” (Perón,1948ª;277).

247
Ilustración 10.

248
5. 1. 5. Revisando los mitos ante la nueva Constitución: del Martín Fierro a la
“restauración”.

No pretendemos tomar como objeto de análisis la Constitución justicialista de 1949,


ni tampoco loa artículos abocados a la misma en la Revista Hechos e Ideas, los cuales son
muchos y de gran intensidad teórica. Pero hemos seleccionado en nuestro corpus analítico,
un conjunto de escritos que, aunque toman como tema de discusión las características que
debería tener la nueva carta orgánica, desarrollan una serie de reflexiones historiográficas,
ideológicas o culturales, que permiten identificar la dimensión que estamos investigando.
Además, de esos escritos, tres de ellos están realizados por algunos de los
intelectuales que consideramos fundamentales: Ernesto Palacio, Carlos Astrada y Raúl
Scalabrini Ortiz. El primero de los artículos que hemos seleccionado, por su denominación
no parecería acercarse a las dimensiones que pretendemos trabajar, pero su articulista nos
obligaba a abordarlo, sabiendo la trascendencia que ha tenido como historiador del
162
revisionismo. Nos referimos a Ernesto Palacio , de quien publican en septiembre de
1948 (número 54, Año IX, Tomo XIV) un trabajo referido a los debates constitucionales de
cara a la reforma del año siguiente.
El artículo, definido a modo de una pregunta –“Se trata de elaborar, al fin, una
Constitución para los argentinos?”- se enmarca en esa serie de trabajos que asumen el
peronismo como una restauración, y una reorientación del estado hacia una auténtica
política nacional. Las referencias al pasado entonces cobran un valor sumamente
importante, ya que el objetivo del artículo está cifrado en demostrar que la nueva
constitución planteada por el régimen, permitiría tener una carta magna pensada fielmente
para nuestro pueblo, y nos contaminada por el vicio de la extranjerización.

162
Ernesto Palacio (4/01/1900-03/01/1979):Nació en San Martín (Provincia de Buenos Aires). Fue abogado,
docente, escritor y periodista. Ingresó en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de
Buenos Aires en 1919 y egresó como abogado en 1926. Como docente fue profesor de Historia Antigua y de
Historia Argentina en la Escuela Comercial de Mujeres (1931-1938), de Geografía en el Colegio “Justo José
de Urquiza” hasta 1942 y de Historia de la Edad Media en el Colegio Nacional “Bernardino Rivadavia”
(1931-1955). Fue ministro de Gobierno e Instrucción Pública de la Intervención Nacional en San Juan (1930-
1931). Se desempeñó como diputado nacional entre 1946 y 1952, donde fue presidente de la Comisión de
Cultura (1946-1947). Codirector junto a Rodolfo Irazusta de La Nueva República (1929-1931). Fundador en
1938 del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, donde dirigió y colaboró en su revista
y fue miembro de la comisión directiva. Falleció a los 79 años el 3 de enero de 1979. Entre sus obras se
destacan: Catilina. La revolución contra la plutocracia en Roma (Buenos Aires, Editorial Claridad, 1946);
Teoría del Estado (Buenos Aires, Editorial Política, 1949); y La historia falsificada (Buenos Aires, A. Peña
Lillo Editor, 1960).

249
Palacio enfatiza desde el comienzo que la Constitución de 1853 “nunca estuvo
hecha a nuestra medida”, ya que el espíritu de sus actores no se orientaba hacia la
Argentina real, sino que por el contrario, hacia una Argentina ideal, configurada “como
una especie de paraíso cosmopolita y próspero” (Palacio,1948:280).

“Más que en nosotros y nuestra prosperidad, pensaron en todos


los hombres del mundo que vinieran a habitar el suelo argentino. Y desearon
sinceramente que, de ese aluvión inmigratorio que preveían, saliera algo muy
distinto de los que realmente éramos y lo más semejante que fuese posible a
los Estados Unidos de Norte América. Hicieron en suma, una constitución
para los extranjeros” (Palacio,1948:280).

En relación directa con otros artículos que ya hemos comentado, Palacio aproxima
la figura de Martín Fierro cuando pretende demostrar lo impopular de las políticas
liberales, hilvanando, como realizarán varios autores que trabajamos, la Revolución de
1943 con los reclamos y las quejas que poblaban nuestra sociedad desde los tiempos de la
Argentina agro-exportadora. Nos dice Palacio que la “queja amarga” de Martín Fierro,
queda como un “documento inmortal” de la angustia argentina ante el proceso de
enajenación que generó la Constitución del ´53. Por ende, la reorientación de la
Constitución, implica atender esas quejas, y modificar el clima cultural.
Incluso, remarca Palacio, lo llamativo que implica haber “podido conservar nuestro
ser” hasta el presente, es decir hasta la Revolución de Junio, cuando se opera, según sus
palabras, un auténtico “resurgimiento”, donde la tradición fue un resguardo para dicha
resistencia.

“Y si nos salvamos como nación, hasta hoy, ello se debe a que los
elementos tradicionales, manifestados en una perenne resistencia popular con
estallidos revolucionarios, resultaron más fuertes que los adventicios, aunque
no siempre tuvieran una conciencia clara de su propia significación en el
proceso político y social del país.” (Palacio, 1948:281).

La Constitución del ´53 nace de Caseros, y por lo tanto, para el autor implica una
“capitulación”, una sumisión ante el liberalismo, y una desvirtuación del verdadero sentido
que debía tener la República, dando pleitesía al extranjero, y evidenciando un miedo cerval

250
al caudillo popular. En definitiva, dicha constitución implica una “depresión espiritual”,
que el peronismo viene a corregir, generando una descolonización ideológica.

“Repito que no habrá salvación para la inteligencia argentina ni


por consiguiente posibilidad de construir una gran nación, mientras exista
conciencia pública de la depresión espiritual en que vivimos durante al
llamada época de la prosperidad, que fue en realidad de colonialismo y
descapitalización; mientras nos e reaccione contra la impostura histórica que
pretende hacer títulos de gloria de nuestras desventuras y nuestros fracasos;
mientras sigan en pie, con la denigración de los caudillos que hicieron la
patria, y el endiosamiento de los abogados que entregaron al extranjero, los
mitos de la oligarquía.”(Palacio, 1948:282).

Cierra Palacio su artículo, dejando en claro que la nueva Asamblea Constituyente


debe encararse con este espíritu de lo que debemos corregir, y para ello, debemos ser
conscientes que “la mente colectiva” está enferma de los mitos de la oligarquía.

El artículo de Carlos Astrada,163 titulado “Fetichismo intelectual” (publicado en el


número 55 de Octubre de 1948, Año IX, Tomo XIV), apunta a demostrar que no existe un
carácter intangible de las instituciones y constituciones, y que por lo tanto, si han
cambiado las circunstancias históricas que le dieron cobijo a la Constitución del ´53,
también debe cambiarse la carta magna. No sólo cambiaron las circunstancias políticas, es
el propio pueblo el que cambio, e incluso todo “el contenido esencial” de la Revolución de
junio, obliga a una reforma del estatuto fundamental.

163
Carlos Astrada (Córdoba, 26 de febrero de 1894 - Buenos Aires, 23 de diciembre de 1970): fue un
filósofo argentino.Realizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional del Monserrat de Córdoba y sus
estudios universitarios de Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba. En 1926, con el ensayo "El
problema epistemológico de la Filosofía", Astrada ganó una beca a Alemania. Estudió en las universidades
de Colonia, Bonn y Friburgo, con Max Scheler, Edmund Husserl, Martin Heidegger y Oscar Becker durante
sus cuatro años allí.Cuando regresó a la Argentina, Astrada fue designado como jefe de Publicaciones y
Conferencias en el Instituto Social de la Universidad Nacional del Litoral (1933-1934). Allí comenzó una
carrera extensa en distintas funciones académicas del país: fue profesor adjunto de Historia de la Filosofía
Moderna y Contemporánea en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1936-
1947), Profesor de Ética en la Facultad de Ciencias y Humanidades en la Educación en la Universidad de La
Plata en La Plata (1937-1947), profesor de Filosofía en el Colegio Nacional de Buenos Aires (1939-1949),
profesor de Gnoseología y Metafísica en la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires
(1947-1956), Director del Instituto de Filosofía en la Universidad de Buenos Aires (1948-1956), etcétera.
Murió en Buenos Aires el 23 de diciembre de 1970 a la edad de 76 años.

251
Para organizar sus argumentaciones, Astrada comienza con una serie de
presentaciones conceptuales, donde desarrolla la idea de dinamismo, cambio, reforma.
Enfatiza que la vida misma, en estadio humano –tanto a nivel individual como colectivo-
es un todo dinámico, un proceso integrado pro diversos factores que se interponen y
coordinan.
“Esta progresión vital, como devenir histórico, está condicionada
por contrastes, por antinomias que le son inmanentes, moviéndose así entre
límites que ella misma pone y ella misma supera y trasciende. De aquí la
bipolaridad de su curso, de su fluir inquieto”. (Astrada, 1948:456).

Con estas palabras Astrada desarrolla la idea que la vida es reforma constante, y
que todas las formas de la cultura, los productos del arte, de la ciencia, de la filosofía, de la
convivencia social, las instituciones, etc, están “sujetas a ese movimiento bidimensional de
la vida, destinadas por tanto a caducar”, o rehacerse permanentemente, reformarse,
vivificarse, adquiriendo nuevas estructuraciones (Astrada,1948:457). Ante este dinamismo,
es el empecinamiento de la filosofía liberal y burguesa la que pretende el estatismo
constitucional, el inmovilismo político.
Y por el contrario, el régimen está enmarcado en un movimiento, y en una
elasticidad institucional que le permite un correlato meta-histórico. Para Astrada, una
constitución tiene validez cuando es adecuada al “estado social efectivo” de una
colectividad nacional, y por lo tanto, ante las innumerables transformaciones operadas por
el peronismo, debemos pensar en un nuevo marco constitucional.

“El pueblo argentino, hasta ayer nomás sujeto meramente formal de


derechos que le permitieron ejercitar, fue puesto y mantenido deliberadamente
fuera del molde estatal por la minoría que se había apoderado del regimiento
del país, para administrarlo y explotarlo en beneficio de intereses foráneos
remuneradores”. (Astrada,1948:458).

En complemento con este trabajo, encontramos el elocuente escrito de Francisco


Valsecchi,164 titulado “El sentido cristiano en la nueva carta orgánica”, al igual que el

164
Francisco Valsecchi (22/07/1907-08/10/1992): Nació en Buenos Aires el 22 de julio de 1907. Cursó sus
primeros estudios en el Colegio San José. A los 22 años, en 1929, se doctoró en Economía en la Universitá
Luigi Bocconi de Milán, con la tesis: Problemas económicos de la Argentina. En 1931 revalidó este grado en

252
trabajo de Astrada, también publicado en el número 55 de Octubre de 1948 (Año IX, Tomo
XIV). Al igual que Astrada, Valsecchi destaca el inmovilismo de mantener durante cien
años la misma constitución, la cual ha sido superada por las circunstancias históricas,
marcadas por la profunda evolución social, económica, y aún moral.
La antigua constitución además de poseer una orientación individualista, fue
pensada durante los tiempos en que aún regían los principios de la Revolución Francesa, y
cuando “nuestros ambientes intelectuales se inclinaban hacia las instituciones anglosajonas
de Norteamérica”. (Valsecchi, 1948:462).
El individualismo de aquellos ambientes del pensamiento, fue profundamente
transformado por la filosofía cristiana para el autor, la cual le otorgó cierta complejidad al
abordaje social, al superponer jerárquicamente diversas sociedades naturales (la familia, el
municipio, la clase social, profesión, etc). La Constitución del ´53, no traduce ni evidencia
el “sentido cristiano de la vida social”, ya que se basa en una concepción atomísitca de la
sociedad, en lugar de inspirarse en la concepción orgánica de la misma.
Para el cristianismo el hombre sólo puede vivir en sociedad, por lo cual no tenemos
naturalmente nada de solitarios, formamos parte une conjunto “del cual no podemos
desprendernos”. Esta suerte de determinismo gregario, establece en Valsecchi también
cierto fatalismo, no sólo para quien transgrede esa “norma social”, sino que para el
conjunto del edificio humano, ya que el que “se separa del rebaño”, se condena al alejarse
del pastor, pero también, cuando una piedra cae de una bóveda, “hace peligrar la
estabilidad de las otras,” y compromete el equilibrio del conjunto (Valsecchi, 1948:463).
Por todo esto la concepción cristiana de la vida, asi como todas sus instituciones,
tienen un carácter comunitario, con un fuerte contenido social en la propiedad, la riqueza,
el capital, el trabajo, la organización económica, etc, todas ellas, orientadas por ende hacia
el bien común. Valsecchi ve en la reforma constitucional, la oportunidad para restaurar

la Universidad de Buenos Aires. En la Universidad de Buenos Aires, dictó cátedras en la Facultad de


Ciencias Económicas y en la Facultad de Medicina. De la Universidad Católica Argentina fue uno de los
iniciadores de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas en 1958. Fue Decano entre 1958 y 1970 y
nombrado Vicerrector 2º de la Universidad entre 1968 a 1982. En la Acción Católica Argentina fue Director
del Secretariado Central Económico Social desde su fundación en 1933 hasta 1958.En 1986 recibió el
Diploma al Mérito, en el apartado de Teoría Económica, otorgado por la Fundación Konex. Fue miembro
fundador de la Asociación Argentina de Economía Política, miembro de la Academia Nacional de Ciencias
de Buenos Aires y de la Academia Nacional de Ciencias Económicas. En la función pública se desempeñó
como Síndico del Banco Central de la República Argentina, en 1966 y Embajador ante los Países Bajos en
1971-1972.Contrajo matrimonio con María Elena Solari en el año 1943. Falleció en Buenos Aires el 8 de
octubre 1992.

253
ese valor institucional, para incorporar los principios que el individualismo estaba
negando, y que el estado nacional había perdido.
Uno de estos elementos es la familia, la primera sociedad natural, que
paradójicamente estaba omitida en la constitución (Valsechi,1948:464), el municipio, las
clases sociales, las organizaciones profesionales, etc. En este sentido, para Valsecchi el
peronismo también implica una restauración, un momento axial de acercar las
instituciones a los valores que fueron negados sistemáticamente por el estado liberal.

Como ha ocurrido con otros aspectos de la dimensión espiritual, cuando nos


acercamos a los artículos de Scalabrini Ortiz, encontramos recovecos de una pluma más
profunda, y aristas de análisis que no son tan comunes en el resto del corpus que
investigamos. En el trabajo El capital, el hombre y la propiedad en la vieja y en al nueva
Constitución, publicado en el número 56-57 de Noviembre-Diciembre de 1948 (Año IX,
Tomo XV), Scalabrini se adentra también en ciertos aspectos de la nueva carta orgánica,
pero con una erudición historiográfica, jurídica y literaria destacable. Todo ello, con el
objetivo de demostrar la necesidad de apoyar la transformación institucional que inicia el
gobierno, intentando actualizar la carta magna a lo tiempos que corren
Comienza el autor dejando en claro que toda ley es en cierta medida una profecía,
ya que “presupone que el legislador conoce de antemano la vida venidera sobre la cual
imperará la ley”. Y al igual que Astrada, remarca la necesidad de la transformación, del
cambio, la mutación, ya que de lo contrario, nos encontramos con el inmovilismo que es
sinónimo de muerte.
“Toda ley es un fruto de experiencia del pasado que la razón intenta
imponer como norma al porvenir, desconociendo, de esta manera, al porvenir
el derecho a ser distinto del pasado. Y este es un absurdo intrínseco,
inmanente e irreparable de toda ley, porque la vida es cambio, mutación
constante y casi imprevisible. Sólo las cosas inertes y las osamentas
permanecen idénticos así mismo, indiferentes al tiempo que pasa sobre
ellas”.
“La vida es una fantasía que muda constantemente de formas y de
medios. La vida inmutable es sólo una muerte disimulada. Y por eso cada
generación tiene ante todo el trabajo de rehacer el legajo de leyes que a
veces fueron perfectas y con las cuales las generaciones anteriores quisieron
inmovilizarla” (Scalabrini Ortiz, 1948:17).

254
Scalabrini ubica su época en un sentido escatológico, con ribetes apocalípticos. El
cambio no podía ser más violento y profundo. La alteración del mundo, conlleva una
modificación, o una pérdida, de los valores y los modos de vida que hemos conocido. Con
lo sonidos de la Segunda Guerra Mundial aún tronándo, observa que ya no se cumplen ni
siquiera con las formalidades pre-bélicas, que ahora las guerras estallan como tormentas y
los civiles “caen en mayor número que los soldados regulares”.
Estos dramáticos hechos van “corroyendo las bases de nuestra civilización tal como
nos enseñaron a concebirla”. Ante esos cambios, de alguna manera se pregunta Scalabrini,
si no es peligroso quedar atado a las instituciones de otra época. Cuando el universo se
altera, y hasta la materia se disgrega ¿es necesario ser devotos de instituciones de otros
tiempos?
“En el fragoroso entrechocar de los acontecimientos y de los pujantes
intereses contemporáneos es peligrosamente suicida el sentirse maniatado por
un indebido respeto hacia el criterio de quienes nos precedieron, porque no es
solamente el carácter de las relaciones internacionales el que ha cambiado.
Todo el universo parece temblar ante una capacidad de investigación que no
cesa de escudriñar los más recónditos secretos de la naturaleza. Hasta la
materia misma comienza a disgregarse, a sutilizarse y a no ser casi nada más
que una vibración de energía armónicas. De la vieja economía solo queda el
recuerdo y el respeto rutinario. De los orgullosos y hasta soberbios derechos
reales comienza a chorrear la herrumbre que los correo por
dentro”.(Scalabrini, 1948:18).

Es notable la urgencia que Scalabrini le otorga a los tiempos que corren. Y la


reforma constitucional particularmente, imprime un claro indicador de esa urgencia, y de
las necesidades de apoyar a un régimen que está a la altura de los acontecimientos. Para el
autor, su propia conciencia lo obliga a “una verdadera absolución de posiciones mentales”.
El momento es crucial, ya que aquello que no se legisla explícitamente y
taxativamente a favor del débil, “queda legislado implícitamente a favor del poderoso”, y
el momento que él vive, es la oportunidad de crear una ley fundamental elástica,
atendiendo esas apreciaciones sociales que “se olvidaron aquellos constituyentes de 1853”.
Ese es el sentido restaurador del peronismo. El peronismo, con esta reforma, está
desmitificando la legislación del ´53, y consolidando una nueva carta. Deconstruye.

255
“Con el planteamiento de la reforma constitucional, con la destrucción
del mito y la apertura de nuevos horizontes legales en el que el hombre esté
siempre presente con su multivariedad de manifestaciones, el general Perón, al
interpretar un ímpetu profundo del alma argentina, ha consolidado su posición
ante la historia”. (Scalabrini, 1948:19).

Esa “posición ante la historia”, enlaza el proceso iniciado por Perón, con la gesta de
Mayo, más precisamente con el morenismo, y por supuesto, como hemos visto en artículos
anteriores, con el reclamo de José Hernández. La reforma, es llevar a la carta fundamental
todo aquello que pedía Hernández para el gauchaje, para el orillero, el subalterno, y lo que
planificó Mariano Moreno para nuestro país en los procesos de gestación. Mirando
panorámicamente la Revolución de Junio, lograremos entrever la recuperación de los
valores sociales impregnados por Mariano Moreno, y los deseados por Martín Fierro.

“Pero quien mire de lejos, sin embargo, descubrirá sin esfuerzo que
este movimiento de reforma de la Constitución no es más que la vindicación de
los derechos que debieron amparar al hombre argentino del siglo pasado y del
siglo presente, cuya humillación y cuya aniquilación ha mantenido en
constante palpitar el canto sencillo e inmortal de José Hernández”.
(Scalabrini,1948:21).

Con esto volvemos a un idea que se reitera en muchos artículos de Hechos e Ideas,
constituyéndose en uno de los “lugares comunes” del revisionismo que analizamos. La
visión que desde 1853 hasta 1943 hubo un ciclo de oscuridad, interrumpido por un
paréntesis reivindicador de Hipólito Yrigoyen, consecuencia directa de la “perfidia
siniestra” con que fue concebida la ley básica de nuestra Constitución Nacional. Durante
esa oscuridad, se opera una entrega de la economía del país al extranjero para que éste lo
organizara “a su técnica y conveniencia”. Fue necesario para ello, que la conciencia
argentina haya sido mantenida “en el engaño”, y cuando los hombres que pudieron hablar,
“callaron prudentemente” (Scalabrini, 1948:24).
El peronismo viene a retrotraer la situación a las instancias previas a 1853, a
restaurar el momento de la Argentina embrionaria, cuando los ingleses aún no manejaban

256
el capital de nuestro país. Es decir, que para Scalabrini, la carta fundamental fue
básicamente un instrumento que garantizó la extranjerización de nuestros capitales.

“La organización capitalista del país a partir de 1853 fue un


privilegio exclusivo de los extranjeros. Jamás se hablará en ningún
documento oficial de la existencia de un capital argentino. Los argentinos
tuvieron bienes, inmuebles, mercaderías, valores, dinero a veces, pero jamás
tuvieron capitales. El capital fue un ídolo para uso exclusivo de los
extranjeros”.(Scalabrini, 1948:24).

Esta situación se invertiría, cuando la era axial justicialista ponga de vuelta las
condiciones del trabajo y del capital. Por eso, los hombres que hicieron el 17 de Octubre no
sólo venían de los suburbios lejanos, sino que como dice Scalabrini, “venían del fondo de
la historia argentina, venían a vindicar a los hermanos criollos que habían caído
doblegados”.
De aquel lejano drama, de la situación previa al peronismo, cuando el hombre
criollo no contaba nada más que “con la paz de su conciencia y la fuerza de sus manos”,
queda un testimonio para Scalabrini, nos queda aún el “canto sencillo e inmortal del
Martín Fierro”. La obra de Hernández, es entonces, el canto de la situación desoladora
que el régimen de Perón logró revertir. La “humanización del capital” es atender un
reclamo del simple hombre, de aquél que no tenía voz en la política nacional, pero tenía
ese canto. Perón es la materialización del liderazgo que Fierro anhelaba. La utopía social
justicialista es la materialización de la utopía que Fierro anhelaba. Y que anhelaba el
propio Scalabrini. Más adelante en el mismo texto nos dice:

“Aquellas utopías cuya sola enunciación descargaban sobre los


hombres de mi generación terribles tormentas de denuestos y calumnias son
ya hoy una realidad irreversible” (Scalabrini,1948:28).

Como corolario final del escrito, Scalabrini enumera los principios de cooperación
interna que según su propia elaboración, deberían ser útiles a quienes tengan el rol de
participar en la asamblea constituyente, destacando el principio del hombre colectivo, el de
la comprensión del hombre, y la protección del más débil. (Scalabirni, 1948:28).

257
Ilustración 11.

258
5. 1. 6. Los senderos del alma: las etapas de la Revolución Argentina en mirada
retrospectiva.

“Allí donde se encuentra un argentino, está la


Argentina”.
General JUAN PERÓN. Mensaje a les compatriotas
en el exterior (31 de diciembre de 1947).

Sin dudas entre los trabajos más completos que buscan dar una visión integral del
peronismo con respecto al radicalismo, se destacan los de Atilio García Mellid, quien ya
habia ofrecido otros encuadres de perspectiva global para entender el fenómeno político
argentino. En este caso llegamos a su trabajo titulado Etapas de la Revolución Argentina,
publicado en el número 70 de la Revista Hechos e Ideas correspondiente a Enero de 1950,
el cual constituye el análisis historiográfico más profundo sobre la Revolución.
Comienza Mellid con una advertencia sobre el objetivo de su trabajo, y cómo
tamaño balance se origina en una serie de conferencias que dictó en el exterior:

“Durante mi desempeño como Embajador Extraordinario y


Plenipotenciario ante el Gobierno de Canadá, consideré un alto deber
argentino informar a la opinión extranjera, sobre los fundamentos
históricos de la Revolución Nacional a que asistimos, ofreciendo, a la vez,
un esquema somero pero orgánico, de las doctrinas y realizaciones en que
se encuentra empeñado el Presidente de la República, General Juan Perón.
Dicté así, en la sede de la Embajada, dos conferencias con el título genérico
que lleva este ensayo, -realizado sobre los esquemas de las mismas y
especialmente para HECHOS e IDEAS-, las que resultaron útiles para
rectificar juicios erróneos o para facilitar, a gentes no enteradas, la
capacitación del fenómeno político más interesante y genial de nuestro
siglo” (García Mellid,1950,31).

Sabe Mellid que la tarea es homérica, pero de todos modos emprende la misión de
comprender, y hacer comprender, la doctrina del movimiento justicialista, para que sobre
todo en el exterior se asuma al peronismo no sólo como un fenómeno político local, sino
que como un estímulo que puede llegar a despertar una nueva conciencia en el

259
mundo. El mundo debe comprender que el peronismo implica un “despertar” de una
conciencia latina. Mellid habla literalmente de un “renacimiento” de raíz católica:

“No se me escapa que la inevitable limitación del género escogido,


tanto como la vastedad de los materiales a coordinar y sistematizar,
conspira contra la natural densidad del tema, pero ello no afecta a la
rectitud del propósito ni a las ventajas de su cumplimiento, según pude
apreciarlo en quienes me hicieron el honor de compartir estos actos. Por lo
demás, es urgente que se emprenda la tarea de enjuiciar en sus grandes
bloques y en sus líneas definidas, la doctrina de un Movimiento que —no
obstante ser típicamente argentino-, puede contribuir a despertar, en los
restantes pueblos de la comunidad latina, la conciencia unánime de su
personalidad diferente y la responsabilidad de asumir por sí mismos una
posición propia frente a los problemas de la naturaleza y de la vida. He
dicho alguna vez que, en este aspecto, el General Perón es el abanderado
de un nuevo Renacimiento Católico, del que únicamente pueden
beneficiarse los que se sienten íntegramente partícipes del sino y el dogma
de la Cristiandad”.(García Mellid,1950;31).

Perón para el autor se puso al servicio de una verdadera “empresa misional”: nada
menos que la restauración del humanismo occidental y católico, junto con el reencuentro
del "hombre vertical, eterno, imagen de Dios”. Por eso Perón sintetizó sus convicciones
haciendo suya en el Congreso Nacional de Filosofía la definición de Santo Tomás:
"CREDO UT INTELLIGAN" (Creo para entender).
Comienza el derrotero histórico del trabajo de Mellid con las diferentes “Etapas de
la lucha histórica argentina”, para que el proceso argentino que se vive en los tiempos de
Perón pueda ser captado y “enjuiciado en sus consecuencias actuales”. Para ello se vale del
concepto de impulso animador y creador que define a Ia comunidad a que pertenecemos,
infundiéndole esa "élam vital" (impulse primario de la vida), a partir de Bergson, quien lo
definía como eso "que pasa de una generación de gérmenes a la siguiente, por intermedio
de organismos desarrollados, que constituyen el lazo de unión entre los gérmenes" Ese
concepto nos permite enfocar la singularidad de la vida de los pueblos, y ver también la
marca que dejan en la historia, los vaivenes de su espíritu.

260
Si queremos enfocar, por lo tanto, la singularidad y peculiaridad de
nuestro acaecer, es previo que nos fijemos un método especulativo que,
rehuyendo las teorías desorientadoras implantadas por la dialéctica
positivista, busque en la pura facultad del alma el esclarecimiento de la
verdad. Únicamente por el camino del espíritu es posible la certeza; ni el
darwinismo biológico, ni el materialismo histórico, ni el racionalismo
filosófico, explican otra cosa que la triste aventura de la carne, sin penetrar
ni alcanzar la viva cantera de la espiritualidad.”
“Los pueblos están en la historia, en la misma medida en que su
alma resplandece sobre los acontecimientos, fijando metas inmarcesibles a
la voluntad. No es por cosa distinta que Hegel abre su "Lógica", afirmando:
"Tan extraño como un pueblo para quien se hubieran hecho inservibles su
Derecho político, sus inclinaciones y sus hábitos, es el espectáculo de un
pueblo que ha perdido su Metafísica, un pueblo en el cual el espíritu,
ocupado de su propia esencia, no tiene en él existencia actual
ninguna".(García Mellid,1950;32).

Nos dice Mellid que las naciones de América han intentado fijar su personalidad
particular, durante los períodos de auge de las “aberraciones intelectuales”. Es decir que el
primer contrasentido que se evidencia en el acaecer histórico es la irrupción de “teorías
negadoras de su sustancia inmortal”, que quedó establecida por acto “de colonización y de
conquista”, en la “raigambre hispánica, constituida por las ideas y valores greco·romanos y
por los ideales y creencias de la catolicidad”. Por eso, para comprender la historia
argentina es necesario ver la “inversión” del proceso lógico que se opera en nuestra
matriz intelectual.
“En los pueblos histéricamente asentados del Viejo Mundo, aquellas
desviaciones tenían el efecto de una infección en un organismo totalmente
desarrollado; pero en las tierras nuevas de América, que tendían recién a
conformar su personalidad, tales ideologías estaban destinadas a ser
hondamente perturbadoras. En Europa., la normailidad se refugió en la
esencia peculiar de su ser, y lo revolucionario se caracterizó por estas ideas
destructoras; en tanto en nuestra América, la normalidad se instituyó sobre
estas defraudaciones y la revolución fué la defensa y amparo de nuestra
autenticidad.”

261
“Si se quiere comprender la historia argentina, es preciso advertir
esta inversión del proceso lógico que se opera entre nosotros. En América,
hemos tenido primero las formas y luego el fondo; es decir: primero el
ánfora y después la esencia. Por esto, si en los pueblos de larga tradición
histórica la revolución constituye un proceso de excepción, que violenta las
tendencias tradicionales y, muy frecuentemente, da un salto en el vacío, en
América nuestra peculiaridad consiste en la revolución.” (García
Mellid,1950;33).

Tomando las palabras de escritor peruano Luis Alberto Sánchez, comenta Mellid
que hemos tenido primero lirica antes que épica, “invirtiendo el desarrollo lógico de la
creación poética en todos los pueblos de la tierra”, donde por el contrario, siempre se dio
primero la exaltación del sentimiento nacional, la búsqueda de la propia expresion, y luego
recién después ha venido la lírica.
Del mismo modo, en América, en materia de Derecho hemos tenido antes los
Códigos, que la auténtica canalización de las costumbres, en formas legales que traduzcan
la espontaneidad creadora del pueblo. Por ello todo lo que ha pretendido sostenerse como
"normalidad constitucional", como “orden legal", fue habitualmente lo antinacional, “lo
que asfixiaba, destruía o impedía la auténtica manifestación de las libertades del pueblo”, y
como veremos más adelante, el Personismo implica una “insubordicación” a esa
opresión superestructural. Del alguna manera, sólo con sesgos revolucionarios una
comunidad asfixiada puede expresarse:

“Por esto, cada vez que las masas nativas han querido expresar su
verdadera filiación espiritual, consagrar formas de organización y de vida
que encauzaran sus hábitos, interpretaran sus necesidades y preservaran
sus costumbres, no han tenido otro recurso que la revolución. El doctor
Osvaldo Magnasco advirtió, con gran agudeza, hace más de cuarenta años,
que entre nosotros no hay historia del Derecho argentino, simplemente
porque carecemos de Derecho”. (García Mellid,1950;34).

En el apartado titulado La lucha por la historicidad, nos dice Mellid que nuestra
historia está dada por una forma: la revolución, y por una sustancia: el pueblo. Esta
revolución del pueblo posee cuatro etapas fundamentales, que constituyen diversos

262
matices de una única lucha: por la historicidad, por la institucionalidad, por la politicidad
y por la integración, en “una síntesis armoniosa”, de lo nacional y lo social. Veamos según
Mellid cada una de las etapas:

1) En la primera etapa -Lucha por la historicidad—·el pueblo “tiende a estabilizarse”, con


ritmo propio, tratando de encontrar su pulso, estableciendo un un “orden de
independencia” para la Nación.

“Es evidente que las manifestaciones iniciales de esta etapa, se


producen durante las invasiones ingleses de 1806 y 1807. Ya he dicho otras
veces, que las invasiones inglesas dan una clave de interpretación que
alcanza a toda nuestra historia, porque en aquellos episodios se advierten
los tres elementos que siguen actuando hasta nuestros días: el elemento
conquistador, que considera a las tierras americanas como campo propicio
para explotaciones y rapiña; las llamadas clases dirigentes, que, sumisas a
los dictados extraños, olvidan sus deberes para con el medio nativo y
actúan como aliadas del invasor o del inversor extranjero; y el elemento
popular, que ha sido entre nosotros lo que fué el coro de la tragedia
griega, es decir: el elemento secundario, siempre postergado y muchas
veces olvidado, pero que, sin embargo, lleva en la llama de su corazón
todos los instintos defensivos de la libertad de la patria y de la dignidad que
al hombre se le debe”. (García Mellid,1950;35).

Estos citados elementos se evidencian en nuestra historia a partir de las invasiones


inglesas, manifestándose después en la lucha por la emancipación. Esa espiritualidad
encontrara “sus intérpretes” en los caudillos, y la “levadura propicia” en la plebe, la
chusma y la montonera. Sin pretender una absoluta visión maniquea, apunta Mellid que las
clases privilegiadas ("la oligarquía intelectual"), no ha pensado mal, por el contrario, ha
pensado “habitualmente bien”, pero ha actuado mal.

“Todas las fórmulas salvadoras que aparecen a lo largo de nuestra


historia, han tenido su origen en el pueblo y han estado destinadas a
rectificar los rumbos impresos por la llamada "inteligencia nacional". Es
que esta inteligencia -como Rivadavia, hace más de cien años, y como los

263
"grupos intelectuales", durante la formidable contienda de 1946- siempre
ha querido torcer el rumbo de la historia nacional, para transformarnos en
colonia, copiando formas y modelos exóticos”. (García Mellid,1950;35).

Los caudillos se fueron haciendo fuertes “frente a la avalancha de les intereses


espúreos” y de las doctrinas disgregadoras, luchando por “develar el sino de una
historicidad que se atomizaba y disgregaba en las manos de los mentores intelectuales”.
Los intelectuales, por el contrario, creyendo que servían a la causa superior “del progreso y
la prosperidad”, buscaron contactos derrocar al Gobierno Nacional.
Por otra parte, el general Rosas acaudillaba a su pueblo para “el cumplimiento del
sagrado deber de preservar la independencia nacional”. (García Mellid,1950;36).
En un juego de suma cero, las facciones locales desafectas, “cegadas y desviadas
por los falsos oropeles de un liberalismo que anunciaba Ia esclavitud”, apoyaron a las
grandes potencias extranjeras, “cometiendo un crimen que ha sido magníficamente
enjuiciado por el general Perón, cuando refiriéndose al hombre que se alía "a las fuerzas
contrarias a la nacionalidad"-, comentaba que la ley “no lo toma como delincuente”, pero
hay un honor, una dignidad, una ética “que nos dice a gritos que ése es el peor delito que
puede cometer un ciudadano, que es la mayor traición que puede cometer un argentino."
(Mellid lo toma del Discurso ante el Congreso Nacional del Partido Peronista; 25 de julio
de 1949).
Comenta Mellid el recurso utilizado por los liberales, haciendo una imagen
barbárica y anti-cultural de Juan Manuel de Rosas, creando prácticamente un arquetipo, a
lo que decide refutar con las palabras del Coronel Castro:

“Abarcando el período en que se hizo patente la influencia de don


Juan Manuel de Rosas, dice el teniente coronel Castro: "A pesar de las
dificultades de aquellos años, Buenos Aires crea casas de estudios
superiores, hasta lograr su viejo ideal universitario en 1822, período que se
prolonga hasta 1853 con una serie de plausibles ensayos destinados a
elevar la cultura popular". Para reforzar este aserto, bastaría con recordar
que, durante el gobierno de Rosas, se publica por D. Pedro de Angelis la
famosa "Colección de obras y documentos relativos a las historias antigua
y moderna de las Provincias del Río de la Plata", en seis volúmenes,
impresa en la Litografía del Estado, en 1836 y 1837; "El Cancionero

264
Argentino", en 1837; "La Lira Española", en 1844 y "El Mosaico
Literario", en 1848, así como "La Galería de Ilustres Contemporáneos",
publicada por Arzac, en la Litografía de las Artes, en 1844. Recuérdese,
asimismo, que "La Gaceta Mercantil", se publicó con desusada
regularidad, durante dicho gobierno.” (García Mellid,1950;36).

No hubo entonces una visión objetiva y desapasionada en la apreciación del


período en cuestión, ya que se vio enturbiada por las “sobrevivencias de las agudas
controversias personales de entonces”, asimismo regidas por la “desorbitada vocación de
superioridad que animaba a los principales contendientes”.
Para Mellid es hora de superar tales equivocas contradicciones, “admitiendo que no
es forzoso destruir a Rivadavia o a Mitre, pulverizar a Sarmiento, para que la figura de
Rosas adquiera su exacta significación”. (García Mellid,1950;36).

“Creo que unos y otro representaron fuerzas de nuestra historia que,


en el acierto unas veces y en el error otras, fueron cimentando la integridad
del territorio nacional y entregando un aporte meritorio -aunque muchas
veces erróneo al progreso moral de la República. No es imprescindible
derribar de sus estatuas a los próceres que ya las obtuvieron. Nuestros
próceres son nuestros mitos -nuestros únicos mitos-, y debemos
defenderlos ahincadamente, evitando que el encono los derrumbe o que la
proclamación insistente de sus errores pueda conmover los cimientos en
que reposan.” (García Mellid,1950;38).

La etapa de la lucha por nuestra historicidad, para Mellid, se desarrolló en la crisis


de contradicciones y dificultades del siglo XIX, y las montoneras y los caudillos lograron
imponer el “derecho del pueblo a insertarse en su tierra, sorber sus jugos vitales y definirse
en un tipo nacional: nuestro tipo histórico,” a pesar de la desigualdad de fuerzas, de la
asimetría de poderes.

2) La Lucha por la institucionalidad. Comienza Mellid esa etapa a partir de los cambio
sucitados por la Batalla de Caseros. Observa que a partir de esa coyuntura se evidencia que
las masas federales aspiraban a que el país se asentara en un orden de legalidad, por eso
comienza un período marcado por la lucha por la adopción de instituciones representativas.

265
Se pregunta Mellid: “¿Qué era lo que querían esas masas rústicas, a las que la "historia
dirigida" ha llamado "gaucho" o "compadre", en unas épocas, "chusma" o "descamisado",
en otras?” La respuesta es simple: un orden legal “que afirmara, afianzara. y canalizara
unas pocas libertades genuinas para el pueblo”.

“Pero, siempre respondiendo a esa inversión del proceso lógico, a


que antes me he referido, las "clases dirigentes" prefirieron, una vez más,
pronunciarse por la ley de las formas, antes que por la ley de las
costumbres. Se consagraron a formular un dispositivo legal que, torciendo
la naturaleza espontánea de las cosas, las dotara de un instrumento útil
para imponer sus particulares intereses y remachar sus discutibles
privilegios. La Nación, según aquellos grupos la concebían, debía
responder al modelo de la estancia feudal: los patrones a resguardo y los
peones a la intemperie. El aparato jurídico no tenía otra finalidad que la de
ajustar este esquema.” (García Mellid,1950;39).

En esta etapa comienza de alguna manera la adopción “por goteo” de la


superestructura colonial, ya que como apunta Mellid, la Constitución, las leyes y los
reglamentos, todo lo que se instituye desde esa fecha en nuestro sistema de Derecho, fue
tomado de manera literal de instituciones foráneas, pensadas y organizadas, para realidades
distintas a las nuestras. Meditadas para otros ambientes sociales y culturales, debatidas en
contextos ajenos a nuestra vida y nuestro espíritu.
Los pueblos de donde tomamos estas instituciones, eran de larga vida histórica, y
esas leyes o instituciones “traducían las modalidades y tendencias de su ser; pero,
aplicadas a comarcas en que la extensión y la magra densidad demográfica, generaban un
sentido entre huraño y orgulloso de la propia dimensión espiritual, resultaban, además de
postizas, duramente opresoras”. (García Mellid,1950;36).

Las "élites intelectuales", como las llama Mellid, eran ellas mismas el producto de
una educación foránea, sin raíces, sin autonomía espiritual, y sin sentido creador para
“interpretar y canalizar las formas de su vida”.
Por eso para el autor estos sectores respondían a una concepción materialista de la
historia, “cuya secuela de interpretaciones” puede sintetizarse así: aprovechamiento del

266
dispositivo material ajeno, sumisión colonial, calco servil, progresismo, escepticismo y
positivismo.
Enamorados de la Revolución francesa, las teorías de los enciclopedistas, el
liberalismo inglés y las instituciones norteamericanas, dicha mentalidad tenía obstruída la
visión para comprender y considerar la realidad nativa, y tampoco, ni para la valoración del
hombre argentino, “cuyo drama dió nacimiento y magistralidad a nuestro primer poema
épico: el "Martín Fierro", de José Hernandez” (García Mellid,1950;36).

“Como consecuencia de este enfoque, los "magistrados" y


"doctores" que se constituyeron en mentores de la nacionalidad, nos dieron
Códigos en vez de unas pocas formas primarias de justicia; nos dieron un
orden sin sensibilidad jurídica, en el cual el pueblo quedó legalmente
aherrojado. A partir de este instante, la historia política argentina es, lisa y
llanamente, la historia del predominio de una oligarquía que hace del
puerto de Buenos Aires el sistema de dominio y asfixia del testo del país.
Era necesario, por lo tanto, consumar nuevas etapas para que la revolución
no se frustrara. El orden postizo, ese orden de juridicidad abstracta, el
orden de los Códigos de imitación y calco, el orden que consagraba el
despotismo de las clases privilegiadas y proscribía a las masas populares,
ese orden exigía que las demandas del pueblo siguieran latentes”. (García
Mellid,1950;40).

3) La lucha por la politicidad. En este ítem García Mellid incorpora a Hipolito Yrigoyen,
el primero de los grandes líderes del siglo XX que tuvo el coraje de trastocar las formulas
mentales que le habían inculcado en los institutos oficiales. En una soledad absoluta, el
líder radical fué capaz de “ponerse a la magna empresa de redescubrir la tierra nativa y al
hombre que la puebla”, proclamando “Sé bien que he venido a cumplir un destino
admirablemente conquistado: la reintegración de la nacionalidad sobre sus bases
fundamentales".
“En esa enunciación está implícita la condenación del régimen que
había provocado la frustración de las dos grandes idealidades del pasado:
la que quiso infundir un sentido histórico a la nacionalidad y la que bregó
por dotarla de una juridicidad apropiada a la naturaleza de su ser. El
espíritu de la nueva, época que vivía la República, incitó a Yrigoyen a

267
buscar una fórmula reparadora; en ocasión solemne lo había manifestado:
"No tengo más ensueño que la Nación como síntesis del bien de todos".
Pero esa síntesis había que provocarla mediante la participación activa del
pueblo en las justas de la ciudadanía. De aquí el sentido de la acción en
esta tercera etapa, que no es otro que el infundir la personería política del
pueblo en el Estado argentino.” (García Mellid,1950;40).

Por ese ideario es que la Unión Cívica Radical que Yrigoyen concibe en función de
"causa", por oposición al "régimen" vigente, puede asumirse como estrictamente
revolucionaria, donde la intransigencia, y la integridad de sus fundamentos no se volverían
contradictorias con la vocación democrática, y con profundos conceptos morales que
ataban el proyecto con la trasendencia (García Mellid,1950;40).

“Su esencia revolucionaria insertó lo popular de su estirpe en la


sustancia nacional de su credo, conjugando los supuestos del Pueblo y
Nación, que el "régimen" había desdeñado o condenado. Yrigoyen
restableció la unidad del "juicio público supremo" y de la "razón de Estado
superior", anticipando la densidad de sus consecuencias: "El día que esos
dos atributos se identifiquen por el ejercicio de la soberanía, el mundo se
asombrará de la grandeza argentina". Todo cuanto se oponía a esta
fórmula, conspiraba contra esa grandeza. La unidad sustancial del pueblo
se realizó en sus filas. Su vocación democrática y su irreductible
diferenciación, le vedaban el pacto y la alianza, porque nada de lo que
estaba al margen de su esfera le era propio, ni nada de lo suyo podía
consumarse sin su exclusiva dirección. En una concepción de tan acusadas
particularidades, es evidente que lo radical adquiría una personería
indivisa, que no podía alinearse ni confundirse con otros movimientos que
los impuestos por su doctrina. La intransigencia fué, por lo tanto, el
instrumento moral de sus acciones, no ya por simple prurito de absorción,
sino por rígida exigencia de la "reparación cardinal" que se proponía. La
integridad de sus fundamentos, la circunstancia de ser el único cauce del
pueblo en su lucha contra las corrientes disgregadoras y la propia
definición irrevocable de constituir "una espiritualidad que perdura a

268
través de los tiempos", le impedían acceder a otras solicitaciones que las
que surgían de su seno.” (García Mellid,1950;40).

Por todo esto, el radicalismo constituyó una fuerza moral sin precedentes en la
historia política argentina, fuerza “restauradora”, reparadora, resumida en una máxima de
Yrigoyen: "Nuestra misión no es la ocupación de los gobiernos, sino la reparación
cardinal del origen y sistema de ellos, como el único medio para restablecer la moralidad
política, las instituciones de la República y el bienestar general".(García Mellid,1950;42).
Para Mellid la figura de Yrigoyen quedará sindicada como la del hombre que
reintegró al pueblo a la condición de protagonista directo de la historia. Yrigoyen
asume la significación de ser “síntesis y símbolo” de sus propósitos animadores: la
historicidad para la Nación y la autenticidad para su pueblo.
Yrigoyen también luchó por una ley electoral que garantizara todos los derechos,
impulsando la apertura de los gobiernos y las instituciones oficiales, y es en esa lucha
librada desde 1880 hasta 1916, donde logró imponer el derecho político del pueblo
argentino. Por eso a partir de Hipólito Yrigoyen, las demandas de la revolución ya no
consisten en protagonizar la historia con el auténtico elemento humano que puebla nuestro
suelo, sino en “perfeccionar y completar con un sentido social, con un sentido económico,
con un sentido total de liberación del hombre y de la tierra, la lucha argentina”. Con
Yrigoyen se cierra la tercera etapa y se abre la cuarta, “definida esta vez por el sino de lo
social, en la que la tierra, la Nación y el hombre se funden en una integridad suprema de
vida, de creación y de cultura” (García Mellid,1950;40).

4) La lucha por la fusión de lo nacional y lo social. En esta etapa se produce el


“acontecimiento más trascendental de nuestra historia política”, para Mellid solo
comparable al de la insurgencia de las montoneras federales: el “tumulto rumoroso y
constructivo de las masas populares”, que emergieron “tocadas de una mística y con la fe
de un conductor”, las que irrumpen en la Revolución militar del 4 de Junio y la
transforman en Revolución del pueblo, en “la gesta inolvidable del 17 de Octubre de 1945”
(García Mellid,1950;40). Esa creación espontánea tuvo un líder, y una era axial.

“El 17 de Octubre representa, dentro de la tradición nacional de


invertir los procesos lógicos, la inversión del orden revolucionario propio
de las viejas naciones de Europa. En ellas la revolución es, por lo general,

269
concebida por un "leader", captada por una minoría y luego realizada o
desviada por las grandes masas sociales. Entre nosotros, la Revolución de
Octubre corresponde a una creación espontánea del pueblo, que es apenas
comprendida por una minoría y que es llevada adelante por un "leader".
Vale decir: el caudillo de este Movimiento no representa una creación de la
inteligencia sino una expresión del instinto popular.” (García
Mellid,1950;43).

Perón recoge y traduce en su liderazgo la “multiplicidad de angustias y emociones”


que impulsaron a la masa revolucionaria a romper las contenciones y a vencer “todas las
conjuras, asumiendo por sí y para sí la responsabilidad de conducir los acontecimientos”.
(García Mellid,1950;40).

“El país estaba asistiendo a un cambio sustancial en el proceso de


su evolución histórica. El movimiento militar triunfante el 4 de Junio de
1943, si bien no había formulado una profusa enumeración de propósitos,
había proclamado los fundamentos básicos para una acción medianamente
transformadora. En los rápidos enunciados de su manifiesto inicial, podía
advertirse la gran serenidad con que los Jefes militares se disponían a
restablecer "los sagrados intereses de la patria". Para ello, habían
prometido luchar "por mantener una real e integral soberanía de la
Nación" y "por cumplir firmemente el mandato imperativo de su tradición
histórica".”(García Mellid,1950;40).

La insurgencia del 4 de Junio, como la llama Mellid, al plantearse como objetivo


desarmar el dispositivo de “simulaciones legales” en que venía desenvolviéndose la vida
institucional de la República, asumió como misión el restablecer los grandes principios
cardinales de la nacionalidad, otorgándole un alma, una causa, modificando el sistema de
ideas, y consolidando una nueva representación del Mundo. Fue una auténtica
“refundación”.
“Las fuerzas armadas que el 4 de junio se pusieron en marcha para
restablecer los grandes principios cardinales de la nacionalidad, desataron
el impulso histórico de la revolución y promovieron el juicio crítico de los
sistemas de ideas hasta entonces vigentes. A ellas correspondió desbrozar el

270
camino para una mejor comprensión del ideal político del pueblo, poniendo
al descubierto las mixtificaciones imperantes.”
“Hasta ese momento, la política argentina carecía de alma porquese
movía en la penumbra de los sórdidos intereses antinacionales. Rota toda
continuidad histórica con los orígenes, desdeñada la tradición, aventados
los ideales, proscripto el pueblo, se estaba en presencia de un puro aparato
formal, en el que el fraude y la ficción se constituían en los engranajes
fundamentales. La democracia electoralista, baldía de todo contenido, era
prescindente en cuanto al problema del hombre y de sus fines esenciales: la
justicia y la libertad.” (García Mellid,1950;44).

Para poder avanzar con su proyecto, Perón debió entonces “deconstruir”165 los
conceptos que cifraban nuestra comprensión de la realidad, ponder fin a la “caducidad de
tan artificiosas estructuras”, estableciendo un programa de vida para el pueblo. Perón
encontró a la República en la más profunda depresión de su memoria, incluso en un
panorama donde “las viejas virtudes criollas parecían aletargadas” y las grandes
tradiciones del país “yacían en archivos y museos”. Por eso quienes se propusieron
remover esos factores y reavivar la fe de las generaciones del pasado, “sabían que en las
reservas morales del pueblo subsistía el antiguo esplendor en que se templaron las
grandes victorias de la patria”. Por eso el 17 de octubre de 1945 es la fecha en que las
multitudes argentinas iniciaron la “marcha incontenible hacia la plena realización de su
destino nacional” (García Mellid,1950;45).

5) Las etapas del peronismo emancipador: cambio mental para propiciar una nueva
política.
El peronismo para Mellid es la cuarta etapa de la Revolución Argentina, por eso
posee una serie de características que la hacen el cambio definitivo e integral de toda la
cosmovisión social de nuestro país. La insurgencia del 4 de junio tuvo como principal
virtud, el destruir la “violencia organizada” por el poder público, sustituyéndola por un
módulo espiritual de amplias proyecciones.

165
Obviamente Mellid no utiliza este concepto tomado del post-estructuralista Derrida, pero se aplica al
sentido de analizar los procesos históricos y acumulaciones metafóricas que posee un concepto en su
elaboración ontológica.

271
Pudo hacerlo al destruir las bases políticas, económicas y sociales en que
descansaba el sistema de explotación, inaugurando la era de la democracia social
argentina, con “todas las consecuencias de orden moral y material” que se derivan de un
cambio tan radical y profundo. (García Mellid,1950;46).

“Ya hemos dicho que el régimen imperante en el país parecía haber


olvidado los orígenes mismos de la nacionalidad, en cuya constitución
tuvieron principalísima importancia las clases populares. La historia
argentina ofrece la singular caracterización de que en todos los
acontecimientos de mayor influencia que se produjeron en su curso, cúpole
al pueblo fijar orientaciones definidas, muchas veces a despecho de las
“magistrales concepciones" de las llamadas clases superiores. La paradoja
de nuestro destino histórico radica en esta capacidad de creación, en esta
genial certeza de las capas populares, en las que la intuición reemplaza a la
“pura intelección" de los magistrados.” (García Mellid,1950;46).

Intentando una tipología social, Mellid nos dice que por un lado el paisano, el
hombre rudimentario de las campañas, conservaba intacto su “sentido de espontaneidad”,
los hombres de las grandes ciudades, los dirigentes de las urbes “se dejaban ganar por un
proceso de intelectuaIización”, en donde el pensar se transformaba en un juego de de
teorizaciones.
Esa “formación mental” de los intelectuales es lo que puede explicar la
“desorientación” con que actuaron. Estos “maestros de tan alta enjundia”, son los que
llegaron a la conclusión que en América todo lo que no es europeo es bárbaro, y es por
supuesto lo que el peronismo vino a corregir. Eso hace al valor con que asumirán los
hombres su propio entorno y su destino (García Mellid,1950;50).

“De la misma naturaleza es la oposición entre las formas éticas y


las materiales, que se ha manifestado a lo largo de toda la vida
institucional argentina. La nacionalidad emerge de un acto de ética
profunda, en que la entidad hombres la medida de todas las cosas. Sin
embargo, los grupos dirigentes, al abandonarse a la ley de los intereses
materiales, proscriben al pueblo y se constituyen en “élites" ajenas al
interés primordial de la Nación. La idea del progreso, en su función

272
exclusiva de beneficio material, determina el creciente influjo de los bienes
y el correlativo desplazamiento de las personas. Las corrientes utilitarias se
adueñan de nuestra vida política, articulándose dentro de una economía
agrícola-ganadera, sin diversificación, apta para el predominio de una
oligarquía agropecuaria, subalternizada, a su vez, a los dictados del patrón
extranjero” (García Mellid,1950;50).

Por lo tanto, la idea misma de democracia se fue transormando en pura ficción, ya


que no puede existir democracia sino actúan e influyen las grandes masas sociales,
“desenvolviéndose dentro de un régimen de justicia y felicidad, de efectivas previsiones.”
Y justamente, el sistema que las clases privilegiadas habían impuesto a nuestro país,
impedía cualquier influencia o impacto de los sentimientos verdaderamente nacionales,
populares, de las clases subalternas.
La República, negando todos los principios sociales, económicos y políticos,
impedía el anclaje de una democracia social y verdadera, representando un “régimen de
privilegio” en el campo social, y de permanente defraudación en el orden político. No hay
mejor síntesis que la presentada por el propio General Perón:

"La Constitución conculcada; las leyes incumplidas o hechas a medida


de los intereses contrarios a la Patria; las instituciones políticas y la
organización económica al servicio del capitalismo internacional; los
ciudadanos burlados en sus más elementales derechos cívicos; los trabajadores
a merced de las arbitrariedades de quienes obraban con la impunidad que les
aseguraban los gobiernos complacientes" (Mellid lo toma del Discurso ante la
Asamblea Constituyente Reformadora; 27 de enero de 1949).166

En el apartado titulado “Un caudillo y una doctrina”, Mellid quiere demostrar


como muchos de los que participaron en el Movimiento no alcanzaron plena conciencia
del imperativo revolucionario a que obligaban los hechos, abriéndose cauce por sí solo el
impulso histórico de la Revolución. El despliegue del gran cambio fue abarcando todas las
esferas sociales y políticas. Fue una renovación, un cambio total, de la mano del despliegue
de la personalidad del líder.

166
Esa presentación de Perón será analizada en el siguiente apartado.

273
“Fuertes corrientes interiores fueron elaborando las nuevas
doctrinas destinadas a salvar la Patria y el destino le concedió al entonces
Coronel Perón, la necesaria lucidez y disposición de ánimo para encauzar
y dirigir tales corrientes, a las que su indiscutible superioridad dotó de la
Jefatura de que siempre han menester los impulsos misteriosos de las masas
para que se hagan vida consciente en la sociedad.”
“Una renovación de métodos en todas las zonas a que debe llegar la
acción del Estado, obligó a formular un programa de enérgicas e inflexibles
demandas. La realidad institucional de la República imponía categóricas
decisiones. Repárese en que todos los instrumentos jurídicos tendían al
amparo de los sistemas expoliadores, con particular preferencia por la
protección de los intereses financieros foráneos, que actuaban en el país
con desaprensión digna de la factoría. Las masas trabajadoras yacían en el
mayor desasosiego, sin otra opción que la de la esclavitud o la miseria. El
obrero industrial y el del agro, el fautor de comercio y el peón de obrajes,
la totalidad de los elementos verdaderamente productores, se hallaban
forzados a padecer regímenes de opresión o a peregrinar por las oficinas
públicas en demanda de una justicia inalcanzable.” (García
Mellid,1950;50).

En una época que no parecía determinada a semejante cambio, cuando los grupos
dominantes tenían el manejo político del país, con un verdadero dispositivo legal de fines
abusivos, donde los grandes recursos naturales, los servicios públicos, las industrias
madres, la comercialización de los frutos de la tierra, el control del crédito y la moneda, e
incluso la propiedad física de vastas extensiones del territorio había sido entregado a
consorcios extraños, las clases asalariadas carecían de cualquier fuerza frente a tan
poderosas concentraciones financieras.
En ese ambiente pudo decir el Coronel Perón: “Si en 1810 fuimos libres
políticamente, gracias a esos héroes que siempre recordamos, no podemos afirmar lo
mismo de los que les sucedieron: que lejos de conquistar nuestra independencia
económica, han perdido el tiempo para entregarnos a una situación deverdadero
coloniaje,como nunca el país había soportado antes".
Es como resultado de ese enfoque que Perón planteó la política de “recuperación
económica”, por intermedio de rápidos enunciados, respondiendo a una “coordinación y

274
estructuración integral de todos los factores que intervienen en la vida de los pueblos”.
Perón, con una conciencia nacional “a la vez vigilante y austera”, contrasta con la “inercia
e improvisación de sus antecesores”, Ubicando los fenómenos, y desmenuzándo sus
aspectos críticos y promueve las soluciones adecuadas. (García Mellid,1950;50).

“El sistema cronológico de la Revolución, íntegramente debido a la


mente esclarecida y genial de su conductor ilustre, abarca la plenitud del
orden total humano, en una escala de armoniosas y progresivas
valoraciones, que habrán de configurar -una vez arribadas a su destino
último— una nueva fórmula de convivencia social para los pueblos y los
nuevos principios magistrales en que podrá reconstruirse y animarse la
civilización humana. Veamos, en su curso procesual y en las grandes líneas
organológicas de su desarrollo, las etapas que integran la Revolución
Nacional a que asistimos”. (García Mellid,1950;50).

Como todo cambio profundo, lo que Perón debía iniciar es un cambio de


mentalidad, para a partir de allí comenzar con la Reforma Política, Institucional, etc. Nos
dice Mellid que Perón fue consciente que no podría lograrse el programa de vida nacional
que se proponía, si previamente “no se liquidaba el sistema de ideas políticas que las
clases conservadoras y reaccionarias habían impuesto al país”.
En esa encrucijada toma las palabras del Libertador General San Martin, quien
había dicho: "La Patria existe, la Patria triunfará", aunque el panorama se presentaba en
forma desmoralizadora. Pero lo peor y más dramático de esta situación, es que la
“indefensión” y entrega en que se recostaba la subalternidad de la Patria y el pueblo,
“correspondía a un meditado programa de realizaciones políticas, dictado por la
mentalidad liberal de las oligarquías gobernantes”. (García Mellid,1950;51).
Fue Eva Perón quien realizó la crítica más fuerte de esta posición mental, lo que
acarreó dolorosas consecuencias:
"El abandono de la fe volcó a los hombres en las nuevas formas del
paganismo materialista; el deseo de aliviar el hambre de las poblaciones
cada día más numerosas se trocó en acaparamiento. La prescindencia del
poder rector del Estado engendró en el hombre el error, que es el pecado
mortal del liberalismo, de volcarse en los excesos del egoísmo, buscando
afanosamente primero y sin ningún escrúpulo después, las más groseras

275
acumulaciones de riqueza para saciar una enfermiza pasión de lucro que se
hizo la lacra del capitalismo internacional" (Mellid lo toma del Discurso en
el acto inaugural del Primer Congreso Femenino Peronista, en el Teatro
Nacional Cervantes; 26 de julio de 1949).

El sistema de ideas tiene nombre: liberalismo, y lo que imperaba era una Ley, la de
la economía animal, en la que “el hombre era paulatinamente arrojado de la tierra, para dar
paso a la forma industrial primaria —de la ganaderia—, en que la vaca representa
inversiones más seguras y rendidoras”. Como hemos visto, a pesar que Yrigoyen
interrumpió este proceso de entrega, “oponiendo la ley del hombre al menguado cálculo de
los terratenientes”, lamentablemente para nuestro país, luego de 1930 se restablecieron los
“comandos oligárquicos”. Por eso cuando llegamos a 1943, nos encontramos con que el
dispositivo de ideas políticas predominante ofrecía la proscripción del pueblo. Por eso
una de las primeras tareas que le compete al régimen de 1943 es “desmonetizar este
sistema de ideas” y a abrir paso a las concepciones de una política de verdadera
democracia social (García Mellid,1950;52).
Para operar semejante cambio, Perón tuvo que impulsar la “total reversión del
proceso político imperante”, situándose Perón en el plano de las empresas misionales en
que se prodigó el genio de la Edad Media. Desde el comeinzo de la Revolución se ve en la
prédica del general Perón este manifestarse de la nueva concepción de la política—
humanística, como dice Mellid, “por oposición a la de la política-liberal, de abstractos
planteos doctrinarios, que ponía las teorías y los dogmas por encima del hombre”.

“Perón ha insistido en que toda política debe poner el acento sobre


el hombre, darle soluciones a su problema moral y edificar la vida de su
espíritu sobre el plano de las seguridades materiales (…) He aquí un
cambio total en la rosa de los vientos de las ideas contemporáneas; debe
volverse al hombre, restableciendo la certeza mística que lo sustentó e
impulsó en los grandes siglos constructores. Por oposición a los esquemas
crematisticos del pasado, la Revolución Nacional "peronista" tiende a la
plena realización de la persona humana, a cuyos efectos instituye las vías
de expansión que harán posible la irrupción del pueblo en todos los órdenes
del desenvolvimiento colectivo. Estas vías no son sino las siguientes: la
libre intervención popular para establecer el gobierno representativo; la

276
propulsión y ordenamiento del proceso social para promover sus potencias
creadoras; la fiscalización y encauzamiento de la actividad económica para
subordinarla a fines colectivos; la efectiva aplicación de normas legales
para favorecer la espontanea elaboración del espíritu pensante y la
igualdad de posibilidades para abrevar en las fuentes del intelecto y la
cultura. Lo político, lo económico, lo social y lo cultural quedan así
sutilmente enlazados, no ya como compartimientos estancos que pueden
desprenderse para ensayar su vocación por separado, sino como unidad
compacta, en que la propia virtualidad depende de la perfecta correlacion
de sus sistemas vasculares.” (García Mellid,1950;52).

Deja en claro con palabras elocuentes García Mellid, que el cambio operado por el
Peronismo mediante una “persistente y hábil campaña de esclarecimiento de la conciencia
pública”, fue desarticular el sistema mental en que se sostenían los caducos enunciados
politicos de la oligarquía, basados en “burdas teorizaciones y ajenos a la realidad vital y
concreta representada por el hombre”.
Luego de operado el cambio a nivel de los esquemas mentales, entonces sí el
régimen comienza a institucionalizar fielmente los cambios políticos y sociales. Junto con
ello, el reconocimiento de la “filiación cristiana” de la política social que asume el
"peronismo" tiene muchas consecuencias en este panorama para Mellid.
Era muy necesario que el régimen dejara en claro la sustancia evangélica en que se
inspira su ideario, para evitar y desechar toda confusión con las corrientes dialécticas y
materialistas “que infeccionan la vida social y permutan la esencia moral del hombre por
algunas ventajas utilitarias y venales”.
Para eso Mellid retoma las palabras de Perón ante el Congreso Nacional de
Filosofía: "La edad del materialismo práctico ha correspondido con un gigantesco
progreso económico. Una de sus características ha sido la de reducir las perspectivas
intimas del hombre. Este no posee la misma medida de su personalidad a la sombra del
olmo bucólico que junto al poderío estruendoso de la maquina" (Discurso en Mendoza; 9
de abril de 1949).
“En la doctrina social de la Revolución Argentina, los fines
espirituales y morales que definen a la persona humana, se perfilan como
supremas valoraciones, sin que ello importe omitir la urgente consideración
de los aspectos materiales de la existencia, que constituyen la atmósfera

277
imprescriptible en que el hombre nutre y sostiene su moral. La equilibrada
armonía de este planteo, traduce el decoro de una civilización, de
milenarias esencias, que no rehúye su responsabilidad ni escatima su
concurso para la solución de las crisis humanas. No habrán de consumarse
éstas, como ciertas tendencias exóticas lo preconizan, sobre la ruina de los
grandes principios en que reposa nuestra vida. "La Revolución Nacional —
ha dicho el general Perón— repudia el mito que pretendía imponer la
justicia social sobre las ruinas de nuestra civilización" (García
Mellid,1950;56).

Dice el autor que el planteo social peronista asume una verticalidad que lo
diferencia de todas las teorías en boga. Es análogo al socialismo y el comunismo, en el
sentido que busca la “realización efectiva del progreso social”, pero por intermedio de una
integración que abarca “todas las facetas de la espiritualidad humana”.
El fundamento filosófico de esta posición justicialista, nos dice Mellid que proviene
de la base ética en que se origina la idea occidental de “la virtud", según lo que el propio
Perón explico:
"Incumbe a la política ganar derechos, ganar justicia y elevar los
niveles de Ia existencia, pero es menester de otras fuerzas. Es preciso que
los valores morales creen un clima de virtud humana apta para compensar
en todo momento, junto a lo conquistado, lo debido. En este aspecto, la
virtud refirma su sentido de eficacia” (García Mellid,1950;56).

Uno de los últimos puntos que remarca Mellid, asi como la reforma económica, la
reforma financiera, la agraria y la industrial, es la “reforma educacional”, donde incorpora
como “séptimo paso” en la gran modificación integral de las instituciones y los esquemas
mentales el desarrollo de la educación. Como bien dejó en claro Perón, el Plan de
Gobierno no está dirigido sólo al desarrollo de los bienes materiales, sino, principalmente,
“a la exaltación de los valores espirituales”, que se traducen en los otros cambios también.
La reforma educativa se fue desarrollando junto con los otros cambios,
complementándose con la nueva dinámica de las industrias y los métodos de enseñanza.
Entre otras cosas, la Universidad “ha sido colocada sobre nuevas y sólidas bases,
dotándola de un Estatuto que abre promisorias rutas a la investigación científica y a las
especialidades vocacionales”. (García Mellid,1950;56).

278
Del mismo modo se opera la última reforma, la “reforma cultural”, a la cual García
Mellid ya le ha dedicado un trabajo que también analizamos (véase "Dimensión Espiritual
de la Revolución Argentina", Buenos Aires, 1948), remarcando que toda política
revolucionaria se integra, a manera de coronación y síntesis, “en una cúspide, cuyas
graciosas espirales se elevan al cielo, traduciendo un anhelo de perfeccionamiento y
plenitud.” (García Mellid,1950;56).

“Es la última etapa: la de la reforma cultural. El General Perón ha


tenido siempre presente esta meta; la definió de manera precisa en el
banquete de las Fuerzas Armadas, en julio de 1947; la consagró
solemnemente en la rememoración de Cervantes, en octubre del mismo año,
y le dió estructura orgánica en las leyes y realizaciones que ha venido
poniendo en práctica, como la creación de la Subsecretaría de Cultura y la
Junta Nacional de Intelectuales, el estímulo a las actividades artísticas y
literarias, el patrocinio de Congresos Internacionales de la especialidad y
toda la gama de iniciativas y sugerencias que indican una firme orientación
en tal sentido. La convicción de que arrancan todas las creaciones de este
tipo, es tan clara como categórica: "Son las fuerzas del espíritu las que
guían y llevan al hombre, aunque él las quiera resistir. No son las fuerzas
materiales ni las pasiones, la fuerza motriz del hombre. Será el espíritu el
que lo Ilevará" (Discurso del General Perón a los delegados al Congreso
General Constituyente del Partido Peronista; 1° de diciembre de 1947).
(García Mellid,1950;77).

Tiene en claro Mellid, como enfatizara en varias oportunidades, que el General


Perón sabe que la Revolución para que ser auténtica y total, debe llegar al campo de la
inteligencia y del espíritu, tiene que destruir los viejos “refugios en que la mentalidad
privilegiada y oligárquica” aún sueña con restablecer en el país el estilo de tiempos
pretéritos. La reforma del espíritu se convierte así en un re-aseguro del cambio operado en
las instituciones, en la economía y la industria.

“La Revolución no puede ni debe detenerse: tiene que llegar a los


institutos de enseñanza, a las academias y escuelas de bellas artes, a todas
las formas superiores de la vida espiritual, porque únicamente las

279
revoluciones que se hacen cantando, danzando y creando, dan frutos bellos
y fecundos. Es necesario crear sistemas de investigación y formas artísticas
y literarias, vale decir: una poesía, una literatura, una música, bellas
artes, que expresen la verdadera sustancia histórica y social de la
Revolución que el pueblo esta consumando, y fiel a la meta tan
admirablemente establecida por el General Perón: “Queremos una nación
con doctrina y cultura profundamente humanista, en todo cuanto no se
oponga o debilite al Estado, y con sentido y sentimiento estatal, en cuanto
no anule o tiranice al hombre” (Discurso al presentar el Plan de Gobierno
ante el Congreso de la Nación; 21 de octubre de 1946).

Elocuentemente Mellid remarca que necesitamos “tener poetas que sientan la


emoción del campo argentino”, que sientan la alegría de todo lo nuestro, de nuestro
entorno, de nuestro campo, de las mieses y de los ganados, que sientan la felicidad de vivir
en medio de nuestra naturaleza.
Asimismo, necesitamos artistas plásticos que “recojan en el cuadro y en la
escultura, la intensa vida social de las masas que salieron a la calle, hace cuatro años, para
construir un auténtico, propio y original destino nacional”. Como así también necesitamos
músicos que interpreten “el rumor de nuestros ríos”, que sientan y puedan reproducir la
música de nuestras selvas, como también necesitamos filósofos, ensayistas, y hasta
hombres de ciencia, que sientan “el imperativo de la hora y se lancen a bucear en el secreto
del alma, como el buzo de aguas profundas que avizora y recoge la mejor perla del mar.
(García Mellid,1950;78).
Aunque la Revolución ha fijado normas y trazado planes, eso no quiere decir para
Mellid un crudo intervensionismo en la cultura. Cita a Perón cuando sostiene que “no
queremos una cultura oficial ni dirigible; no queremos moldes uniformes a los que deban
sujetarse nuestros intelectuales, artistas y científicos; no queremos hombres adocenados, y
obsecuentes a una voz de mando” (Mellid lo toma del artículo del General Perón, "La
Cultura", Buenos Aires, 1948).
Recordemos que en la nueva Constitución se declara: “Las riquezas artísticas e
históricas, así como el paisaje natural, cualquiera que sea su propietario, forman parte del
patrimonio cultural de la Nación y estarán bajo la tutela del Estado". Esto lo cita Mellid,
aclarando que con ese punto se introduce un principio nuevo en nuestro derecho positivo,
revocándose por ello la concepción utilitaria e individualista en que antes se inspiraba la

280
legislación sobre el derecho de propiedad, que alcanzaba, inclusive, “a un patrimonio
espiritual y moral que, por su propia naturaleza, no puede depender del interés privado ni
quedar a merced del criterio individual, siempre egoísta y muchas veces anárquico o
arbitrario” (García Mellid,1950;78).
Destaca Mellid que es indiscutible que la gran empresa de la Revolución en el
campo de la cultura, “se encuentra aún en sus primeras etapas de desarrollo”. Aunque los
instrumentos jurídicos y las bases materiales le han sido dadas, depende en mucho de los
propios creadores “infundirle el vigor y la plenitud que requieren los movimientos de este
tipo”.
“Las formas artísticas y literarias, tanto como la investigación
cieníifica, deben anegarse en el limo fecundo de las nuevas corrientes
espirituales, para que puedan florecer hacia todos los rumbos de la tierra,
dando, al mismo tiempo, una cultura de alma argentina y de sentido
universal.” (García Mellid,1950;78).

281
Ilustración 12.

282
5. 1. 7. El hijo del viento: Perón ante los filósofos.

En el trascendental año de 1949, tan sólo dos semanas después de la jura de la


nueva constitución, Perón viaja a Mendoza para asistir al Primer Congreso Nacional de
Filosofía, que se desarrolla entre el 30 de Marzo y el 9 de Abril de aquel año. El Congreso
tendrá repercusión mundial por la fama y el reconocimeinto de muchos de los expositores,
entre los cuales enviarán ponencias o estarán disertando Bertrand Russell, Benedetto
Croce, Della Vilpe, Sciacca y jaspers, José Vasconcelos, Carlos Astrada, Ismael Quiles,
Rodolfo Mondolfo, Virasoro, etc. Juan Perón clausurará el Congreso con un discurso que
luego será publicado como La Comunidad Organizada.
El Congreso como nos dice Norberto Galasso (2005;547), estará caracterizado por
el predominio de dos corrientes: la existencialista (muy en boga en Europa por aquellos
años), y la escolástica (representada por los argentinos), que tendrá en Ismael Quiles a uno
de los principales estudiosos.
En el número 61 de la Revista Hechos e Ideas, correspondiente al mes de abril de
1949 (Año IX, Tomo XVI), se publica íntegramente el trabajo de Juan Domingo Perón
titulado La acción del pensamiento y la realidad de los pueblos, que presentaría el
mandatario en el imponente Congreso Internacional de Filosofía de Mendoza. En este
extenso trabajo de más de treinta páginas, Juan Perón organiza en una serie de veintidós
ejes de reflexión, una disertación sobre la excepcional situación que vivía el Mundo, y la
necesidad de fortalecer la política para poder “cabalgar” la crisis mundial.
El ambicioso planteo comienza con un dramático encuadre del mundo en su
contexto histórico. El dato más importante desde el cual enfatiza la excepcionalidad de
aquel tiempo, es el reconocimiento que la humanidad enfrenta la más grande crisis de
valores “que registra su evolución”, para lo cual cita las conclusiones de varios de los más
importantes eventos académicos de aquellos años: el Congreso Internacional de Filosofía
de Roma (1946), el II Congreso de las Sociedades de Filosofía de Lengua Francesa (1947),
el Congreso de Edimburgo (1948), y el de Ámsterdam. Pero como lo dice el título del
trabajo, encuentra que la acción del pensamiento ha perdido contacto directo con las
realidades de la vida de los pueblos, convirtiéndose la ciencia abstracta de la Filosofía, en
un “virtuosismo técnico”, apartándose del hombre cotidiano (Perón, 1949:17). El gran
problema que plantea Perón, es que el hombre contemporáneo, ante las tamañas crisis que
afronta, necesita más que nunca “armarse” de una sólida verdad.

283
“El hombre puede desafiar cualquier contingencia, cualquier
mudanza, favorable o adversa, si se halla armado de una verdad sólida para
toda la vida. Pero si ésta no le ha sido descubierta al compás de los avances
materiales, es de temer que no consiga establecer la debida relación entre su
yo, medida de todas las cosas, y el mundo circundante, objeto de cambios
fundamentales.” (Perón, 1949:18).

Perón en ningún momento deja un mensaje pesimista definitivamente. En su etapa


clásica, al menos, todos sus trabajos, discursos, artículos, exposiciones, tienden a dar una
esperanza sobre el devenir y el destino del hombre. Lo mismo ocurre en este trabajo.
Luego de darnos un panorama complejo sobre el contexto mundial, deja en claro que la
crisis debe asumirse como una oportunidad, y establece que así como la crisis medieval
condujo al Renacimiento, la crisis actual -con un hombre más libre, y una conciencia más
capaz- puede llevar a “un Renacer más esplendoroso” (Perón, 1949:19).
Más adelante Perón reflexiona sobre la evolución del pensamiento, sobre el
itinerario de personajes, ideas y planteos que sobrevienen desde las luchas del
Renacimiento por “levantar de las ruinas los valores sustantivos”, pasando por el tomismo,
el romanticismo de Spinoza, hasta el “pienso luego existo”. Llega a la conclusión que en la
Modernidad se dará como supuesto previo la idea de un orden, una “naturaleza
establecida”, un hombre.
La transformación de los problemas de los hombres, lleva a un cambio de
tendencia, radical, pasando todo aquello que era movimiento vertical a una traslación
horizontal. Se opera una revolución total, claramente extraordinaria y grandiosa en sus
aspectos materiales, pero, advierte Perón, tal vez “mal acompañada de una visión correcta
de las perspectivas de fondo” (Perón, 1949:22).
La preocupación de los gobiernos, o en general de los hombres, de alcanzar cierta
dignidad, alcanzando determinado bienestar, promoviendo buenas condiciones materiales
de vida, hace que los problemas “dejen de ser abstractos”, para convertirse en una
necesidad apremiante. Pero aquí también advierte Perón, que ese mismo hombre debe ser
“ante todo” calificado y reconocido en sus esencias, como bases para una verdadera
diginificación, para una realización perfecta de la vida, en términos socráticos, es decir,
entendiendo por esto “la comprensión de la propia personalidad y del medio circundante
que define sus realizaciones y sus obligaciones privadas y públicas” (Perón,1949:23).

284
Por eso para Perón los valores morales deben compensar las euforias que producen
las luchas y las conquistas, poniendo un “muro infranqueable” al desorden.

“El bien y el mal obran sobre el hombre como sobre la sociedad. De


lo individual a lo colectivo sus momentos oscilan entre arrebatos místicos y
paroxismos pavorosos. Una postura moral procedente de un fondo religioso
sólido o de una refinada educación ética intenta estipular los límites entre
posibles y tentadores extremos. El hombre, en al desgracia, tiende a la
introversión como tiende a la extraversión en la prepotencia. La duda y la
soberbia, son los extremos máximos de esa oscilación, producida en ausencia
de medidas suficientes”.(Perón, 1949:24).

Perón va hilvanando su pensamiento a partir de axiomas sobre los cuales


reflexiona. Toma como disparador de sus ideas una serie de postulados como “El amor
entre los hombres habría conseguido mejores frutos en menos tiempo del que ha costado a
la humanidad la siembra del rencor”, o cuando establece que “el grado ético alcanzado
por un pueblo imprime rumbo al progreso, crea el orden y asegura el uso feliz de la
libertad”. Llega a la conclusión que el individuo “se hace interesante” en función de la
participación que ejerce en el movimiento social, es decir, a partir de la superación del
egoísmo, y justamente, lo individual.
Incluso, destaca más adelante, que hasta el espíritu de clase va a ser superado con
los nuevos valores, ya que la colaboración social y la dignificación humana podrán crear
las condiciones de “superación de la lucha de clases” (Perón, 1949:28). Enfatiza como idea
rectora, que “en el seno de la humanidad que soñamos, el hombre es una dignidad en
continuo forcejeo y una vocación indeclinable hacia formas superiores de vida”.
Esto no implica perder las individualidades. Más adelante reflexiona sobre el
desolador espectáculo que implica la vida en las grandes ciudades, donde aparece el
peligro de la “insectificación”, ese mismo que el materialismo “intransigente” observaba
como signo mecánico del progreso. Pero el materialismo, a pesar de advertirnos de este
peligro, provee de un sustitutivo muy negativo de la proporción individual: el
resentimiento. Como podrá verse más adelante, el Peronismo provee de herramientas
para invertir los valores, pero desde una confianza en el nuevo destino, y una promesa de
utopía social más inmediata, que logra anclar una suerte de estado de ánimo más
reconciliado con el presente.

285
Gran parte de esa reconciliación, se encuentra en el colectivo las fuerzas y las
esperanzas para el cambio. Remarca Perón que lo que caracteriza a las “comunidades sanas
y vigorosas” es el grado de sus individualidades y “el sentido con que se disponen a
engendrar en lo colectivo” (Perón,1949:35).
El hombre para Perón, es el “portador de los valores”, es la “célula del bien
general”, para lo cual, ese hombre debe tener plena fe en su misión, y plena conciencia de
su ser. Esa conciencia impedirá que el hombre pueda ser anulado por el Estado, como
sucede con el Marxismo, quienes transforman al individuo en una pieza “sin paisajes ni
techo celeste”.
Aquí se expresa un rasgo profundo del tercerismo, anclado en reflexiones
existenciales. Así como anteriormente aparta su proyecto del individualismo moderno que
no mira lo colectivo, ahora se corre del marxismo que insectiviza al individuo. Es más,
enfatiza sobre el final que “nosotros somos colectivistas”, peor la base de ese colectivismo
“es de signo individualista, y su raíz es una suprema fe en el tesoro que el hombre, por el
hecho de existir, representa.” (Perón,1949:45).
Lo colectivo ha evolucionado, y aún evoluciona. Para Perón el tercerismo alcanza
el equilibrio entre la insectivación, y el egoísmo. El tercerismo de su proyecto es una
armonización de ambos extremos. En esos extremos no hay condiciones de redención, son
posiciones desmedidas, irreconciliables en sus propuestas de hombre.

“En esta fase de la evolución lo colectivo, el nosotros, está cegado


en sus fuentes al individualismo egoísta. Es justo que tratemos de resolver si
ha de acentuarse la vida de la comunidad sobre la materia solamente o si
será prudente que impere la libertad del individuo solo, ciega para los
intereses y las necesidades comunes, provista de una irrefrenable ambición,
material también”.(Perón,1949:46).

286
Ilustración 13.

287
5. 1. 8. Bienvenidos al Show: El quijotismo justicialista.

Uno de los trabajos más significativos de Juan Perón sobre la visión del pasado, es
sin dudas el discurso referido al homenaje a Cervantes y el Día de la Raza, publicado en
Hechos e Ideas en el número 44 de Octubre de 1947. En dicho mes de Octubre se cumplía
el cuarto aniversario del nacimiento de Cervantes, y aprovechando también el Día de la
Raza, Perón enmarcó ambas conmemoraciones en un relato donde se evidencia el
panorama “restaurador” del régimen, y la visión quijotesca de la empresa española, de dar
“vida cristiana” y “sabor de eternidad” al nuevo mundo. En este importante discurso que
ofreció en la Academia Argentina de Letras, Perón comienza dejando en claro el espacio
de “comunidad hispánica” al que pertenece nuestro pueblo, el cual puede ser útil como
“tesoro espiritual” para sacar al mundo del caos en que se debate.
La obra cervantina, como luminaria espiritual, como compendio apasionado y
brillante del genio de España, podría ser, para Perón, una herramienta reflexiva que
influya sobre el doloroso proceso que se inicia con la Guerra Fría. La “encrucijada de
odio” que se disputa la hegemonia del Mundo, encuentra en la épica hispana, un caudal de
elementos espirituales que puede anteponer la “supremacía vivificante” de lo inmaterial.
Nuestro país por ende, “coheredera” de esa espiritualidad, ratifica su lugar como isla de
paz, en medio de la confusión y la violencia que azota al mundo (Perón, 1947:67).
La congoja que asola al mundo, encuentra un remanso en la Argentina, la cual rinde
tributo por intermedio del genio de Cervantes, a la grandeza de la raza hispana, esa
civilizadora fuerza, eterna, fecunda. Recordar a Cervantes es reverenciar a España, y
también es sentirse unido a los demás pueblos que han salido “de su material regazo”, a los
demás pueblos que descienden legítimamente de ese noble tronco, con quienes afirmamos
“la existencia de una comunidad cultural hispanoamericana” de la que somos parte (Perón,
1947:68).

“Por eso estamos aquí, en esta ceremonia que tiene jerarquía de


símbolo. Porque recordar a Cervantes es reverenciar a la madre España; es
sentirse más unidos que nunca a los demás pueblos que descienden
legítimamente de tan noble tronco; es afirmar la existencia de una comunidad
cultural hispanoamericana…” (1947;69).

288
“Homenaje, en primer lugar, al grande hombre que legó a la
humanidad una obra inmortal, la más perfecta que en su género haya sido
escrita, código de honor y breviario del caballero, pozo de sabiduría y por los
siglos de los siglos, espejo y paradigma de su raza”(1947;69).

El idealismo filosófico y el realismo terrenal de la obra cervantina, junto a la


caridad y el amor a la justicia, entraron en el corazón de América, creando una estirpe
justiciera, evidenciada en el “jugarse entero” de nuestros gauchos, verdaderos “quijotes de
las pampas”. Comenta Perón más adelante, que “para nosotros” la raza no es un concepto
biológico, sino que algo puramente espiritual. La raza constituye para Perón, una “suma
de imponderables” que hace que nosotros seamos lo que somos, y “nos impulsa” a ser lo
que debemos ser, por nuestro origen y por nuestro destino. Esa raza está indudablemente
marcada por la herencia occidental, la cual reivindicamos al homenajear a España (Perón,
1947:69).

España realizó para Perón, una obra civilizadora sin parangón en la historia de la
humanidad, es totalmente única en el mundo, lo que volverá a destacar en varios discursos
e incluso en obras clásicas más adelante. Como obra civilizadora, la empresa hispana fue
un “rosario de heroísmos”, sacrificios y renunciamientos. Este pasado tensiona y
condiciona, como veremos, el destino de América, “obligándola” de alguna manera, a estar
a la altura de ese antecedente.

“Su empresa tuvo el signo de una auténtica misión. Ella no vino a


las indias ávida de ganancias y dispuesta a volver la espalda y volver a
marcharse una vez exprimido y saboreado el fruto. Llegaba para que fuera
cumplida y hermosa realidad el mandato póstumo de la Reina Isabel de
“atraer a los pueblos de indias y convertirlos al servicio de Dios”. Traía
para ellos la nueva buena de la verdad revelada, expresada en el idioma
más hermoso de la tierra. Venía para que esos pueblos se organizaran bajo
el imperio del derecho y vivieran pacíficamente. No aspiraban a destruir al
indio sino a ganarlo para la fe y dignificarlo como ser humano”
(Perón,1947:70).

289
El puñado de hombres que partió a América, eran soñadores desbordantes que
enfrentaron lo desconocido, luchando en un mundo de peligros, en una tierra inmensa y
misteriosa.
“Nada los detuvo en su empresa, ni la sed, ni el hambre, ni las
epidemias que asolaban sus huestes; ni el desierto con su monótono
desamparo, ni la montaña que les cerraba el paso, ni la selva con sus mil
especies de oscuras y desconocidas muertes. A todo se sobrepusieron. Y es
ahí, precisamente, en los momentos más difíciles, en los que se los ve más
grandes, más serenamente dueños de sí mismos, más conscientes de su
destino, porque en ellos parecía haberse hecho alma y figura la verdad
irrefutable de que “es el fuerte el que crea los acontecimientos y el débil el
que sufre la suerte que le impone el destino”. Pero en los conquistadores
pareciera que el destino era trazado por el impulso de su férrea voluntad”
(Perón,1947:70).

Aquí llegamso a un punto crucial. Esta epopeya heroica fue tergiversada. Perón
detalla que la hazaña española fue objeto del desprestigio planificado. Sus enemigos
utilizaron todo tipo de armas para plagar de infundios la historia de la conquista.
Obviamente Perón se está refiriendo a la “leyenda negra”, la cual procuró fomentar una
“inferioridad espiritual”. Todo el proceso de desvirtuación de la hispanidad americana
tenía esa finalidad para Perón, difundir una falta de épica, una subordinación a causa de la
incapacidad de reconciliarnos con nuestro pasado.
En lugar de anclar nuestras ambiciones a un pasado de grandeza, “los enemigos”
lograron desacralizar la memoria, para manejar nuestro futuro, con la “conveniencia” de
que nos dirijarn administradores de otra raza y otra cultura. España, ese “nuevo Prometeo”,
fue amarrado durante siglos a la roca de la historia, aunque no se pude silenciar su obra.
Fue tan grande la labor heroica de la empresa citada, que los indicadores de esa grandeza
están vigentes.
“Allí están como prueba fehaciente la cúpula de las iglesias
asomando en las ciudades fundadas por ella; allí sus leyes de Indias,
modelo de ecuanimidad, sabiduría y justicia; sus universidades; su
preocupación por la cultura, porque “conviene –según se lee en la Nueva
Recopilación- que nuestros vasallos, súbditos y naturales, tengan en los

290
reinos de indias, universidades y estudios generales donde sean instruídos y
graduados en todas las ciencias y facultades…” (Perón, 1947:71)

Esa difusión de la ciencia, esa necesidad por distribuir y estimular el conocimiento,


también estuvo acompañada por la obligatoria misión evangélica.

“Su celo por difundir la verdad revelada porque -como también


dice la recopilación. “teniéndonos por más obligados que ningún otro
príncipe del mundo a procurar un servicio de Dios y la gloria de su santo
nombre emplear todas las fuerzas ye l poder que nos ha dado, en trabajar
que sea conocido y adorado en todo el mundo por verdadero Dios como lo
es, felizmente hemos conseguido traer al gremio de la Santa Iglesia
Católica las innumerables gentes y naciones que habitan las Indias
occidentales, isla y tierra firme del mar océano” (Perón, 1947:71)

En definitiva, España levantó templos, universidades, difundió la cultura,


“confundió su sangre” con América, y aunque tuvo errores, obviamente, Perón dice que
esa empresa cuyo cometido “la antigüedad clásica hubiera discernido a los dioses, fue aquí
cumplida por hombres”, por un puñado de hombres valerosos y heroicos.
Encadenando esa épica moderna con la historia argentina, en el siguiente apartado
titulado “España rediviva en el criollo quijote”, Perón nos dice que hombres y mujeres de
esa misma raza son los que rechazan al extranjero invasor en 1806, es la misma sangre que
vence en Tucumán, que cae con honor en Vilcapugio y Ayohuma, la que bulle en los
caudillos, la que proclama en 1816, la que cruza los Andes, la que forja la unidad más
tarde. El germen de la heroicidad de la empresa hispana en América, se desenvuelve en
nuestro heroico y abnegado pueblo, que virtuoso y digno, pacífico y laborioso, con la
generosidad del Quijote, asume una defensa de sus ideales.

Enfáticamente Perón habla de manera directa a su auditorio (y sus lectores) cuando


en un apartado especial declama donde ubicar a la Argentina, en el derrotero del mundo, en
los compartimientos de la historia y los recovecos de la cultura:

291
“Señores:
La historia, le religión y el idioma nos sitúan en el mapa de la
cultura occidental y latina, a través de su vertiente hispánica, en la que el
heroísmo y la nobleza, el ascetismo y la espiritualidad alcanzan sus más
sublimes proporciones. El día de la Raza, instituido por el Presidente
Yrigoyen, perpetúa en magníficos términos el sentido de esta filiación. “La
España descubridora y conquistadora -dice el decreto- volcó sobre el
continente enigmático y magnífico el valor de sus guerreros, el denuedo de
sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, los
labores de sus menesterales: y con la aleación de todos estos factores, obró
el milagro de conquistar para la civilización la inmensa heredad en que hoy
florecen las naciones a las cuales ha dado, con la levadura de su sangre y
con la armonía de su lengua, una herencia inmortal que debemos afirmar y
de mantener con jubiloso reconocimiento”.(Perón, 1947:72)

Como decíamos anteriormente, toda esta épica debe servir para anclar la grandeza
de un futuro ambicioso. En el siguiente apartado, “Porvenir enraizado en el pasado”, Perón
remarca el “sentido misional de la cultura hispánica” que está incorporado en nuestra
cultura, valores y creencias que debemos preservar, las cuales son una “imposición del
destino” que seguramente va a enfrentarse a los “elementos exóticos” que pretenden
mancillarla.
Aquellos que cumplen roles públicos, intelectuales o educativos, están obligados a
comprender esta tensión, ya que poseen la responsabilidad de influir en el “proceso mental
de las muchedumbres”, y no deben permitir que se erosionen las formas típicas de la
cultura a la cual pertenecemos.
El propio Perón destaca su labor en este aspecto, cuando nos dice que se ha
esforzado en resguardar esos elementos culturales, y se ha trazado un plan de acción, en el
que tiende a cambiar la concepción materialista de la vida “por una exaltación de los
valores espirituales”, siendo precisamente esa oposición, ese antagonismo material-
espiritual la ciencia del Quijote.
El peronismo es en este sentido un “quijotismo”, como veremos, en el sentido
misional de resguardar los valores épicos y evangélicos, y además, enfrentar el
espiritualismo ante el materialismo en boga. Por eso el mandatario argentino prefirió
remarcar la “palpitación humana” de Cervantes, antes que realizar una exposición

292
académica. Cervantes personifica la ruta tradicional que la Argentina debe recuperar para
Perón, marcada por la espiritualidad greco-latina y la ascética grandeza ibérica y
cristiana.
Asimismo, Cervantes está atado simbólicamente a los rasgos más importantes del
justicialismo, cuando Juan Perón destaca que el arquetipo cervantino nutre la imagen que
el líder evoca en su política:

“La perennidad del Quijote, su universalidad, reside, esencialmente,


en esta comprensión de los humildes, en esta forma de sentir la ardiente
comunidad de todos los seres, que trabajan y cantan entre las rubias
espigas de la Creación. Ese amor a los humildes que sintió Cervantes, ese
mismo afán de compenetración, ese deseo metafórico de comer en el mismo
plato, me ha llevado a decir en otra ocasión que el canto de los braceros, de
esos centenares de miles de trabajadores anónimos y esforzados, de los que
nadie se había acordado hasta ayer, puebla en estos momentos la tierra
redimida. Legislamos para todos los argentinos, porque nuestra realidad
social es tan indivisible como nuestra realidad geográfica” (Perón,
1947:74).

Cervantes posee entonces una conciencia social, lo cual está demostrado para Perón
en el mismo desarrollo de su vida, no sólo en los rasgos de su obra más universal. Cita el
caso de la batalla de Lepanto, cuando Cervantes decidió correr la suerte de sus camaradas,
y sintió en carne propia, más que sus pesares, los momentos cuando -tomados prisionero
en Argel- la tortura y el dolor de sus compañeros lo amedrentaba. Con una vida oscura,
triste y dolorosa, tuvo detractores contemporáneos, pero el destino se ocupó que la Historia
le otorgue el espacio merecido y la gloria negada en vida. Las lobregueces de su vida, es
quizás lo que lleva al Quijote a la convicción, a la desgarradora certeza, que más allá de las
tinieblas que vive, el final lo espera la luz.

“Toda la obra cervantina está penetrada de este latido inmaterial,


de esta como niebla desvaída, en que las cosas se van desdibujando y, no
obstante, precisando, porque tal es la magia de la eternidad” (Perón,
1947:75).

293
Para Juan Perón el héroe cervantino está sumergido y latente el ideal hispánico —
ascético, estoico, acaso resignado—, en el que se abre la flor de la caballería y se amasan
los héroes y los santos, y comparte con el ideal del hombre americano una identidad
pacifista a ultranza, ideario al que la Argentina se lanza.

“A ese altísimo fin iba encaminado el llamamiento que en fecha


reciente dirigí a todos los pueblos y el ofrecimiento que Hice, interpretando
los deseos de mis conciudadanos, en el sentido de que “las fuerzas
materiales y espirituales de Argentina se movilizan hoy para expresar ante
el mundo la voluntad nacional de servir a la humanidad en sus anhelos de
paz Interna e internacional”, colocándose “en la línea de ayuda que le
sugiere el clamor universal”.

294
5. 1. 9. Surcando caminos: San Martín como modelo integral.

El día 27 de Enero de 1949, Juan Domingo Perón da un discurso ante la Asamblea


Constituyente que da a luz a la famosa carta magna del justicialismo. El discurso es
publicado como artículo en la Revista Hechos e Ideas correspondiente al número 58 (Año
IX, Tomo XV). Discurso plagado de connotaciones historiográficas, de referencias al
pasado, y sobre todo a aluciones sobre la gesta emancipadora y en particular sobre la figura
del padre de la Patria.
En el mismo, Perón comienza enfatizando que en la historia de todos los pueblos
hay “momentos brillantes cuyas fechas se celebran año tras año”, fechas en las cuales se
establecen “los principios”, y despiertan los valores que los acompañaron en su vida de
Nación. En el caso argentino Perón aclara que tales principio fueron la Revolución de
Mayo “y su trascendencia americana impulsada por nuestros generales y por nuestros
soldados”, epopeya que está unida al entusiasmo popular que les otorga siempre “un matiz
de espontaneidad propicio”.
Esas son las “horas solemnes que gestan la historia”, aquellos momentos brillantes
que “cantan los poetas y declaman los políticos”, son las horas de exaltación y de triunfo.
Pero también hay otras épocas, no tan grandilocuentes, pero igual de significativas
(Perón,1949ª;71).
“Hay otras épocas en que, calladamente, los países se organizan
sobre sólidos cimientos. Se las puede llamar épocas de transición, porque
siempre señalan la decadencia de una era y el comienzo de otra. Pero no es
esa su mayor importancia, sino que en realidad, en tales momentos, se
extraen conclusiones y recapitulan los resultados de los hechos precedentes
para poder aplicar unos y otros al porvenir. El entusiasmo cede su puesto a
la serena reflexión, porque es necesario abstraer y clasificar para poder
organizar y constituir. El resultado no depende de la fuerza ni del ingenio,
sino del buen criterio y la imparcialidad de los hombres. Dios no ha sido
avaro con el pueblo argentino. Hemos saboreado los momentos de emoción
exaltada y gustado las horas tranquilas de cimentación jurídica.”
(Perón,1949ª;71).

Para Perón la gesta emancipadora es una “cruzada”, que al igual que el proceso
constityente, comparten el hecho de ser altísimos exponentes de la creación heroica y de la

295
fundación jurídica. Para Perón, un arquetipo de esa heroicidad es San Martín, el héroe
máximo, el “héroe entre los héroes”. Sin él seguramente se hubieran diluido los esfuerzos
de los otros héroes, y muy posiblemente no hubiera existido “el aglutinante que dio nueva
conformación al continente americano”.
Para Perón San Martín no fue sólo el Libertador, fue además el creador de nuestra
nacionalidad. Y toda la generación constituyente del 53, es hija de ese proceso heroico
enmarcado por San Martín. Así como una Constitución no es sólo un acuerdo.

“Los Constituyentes del 53 habían padecido ya las consecuencias de


la desorganización, de la arbitrariedad y de la anarquía. La Generación del
53 era la sucesora de aquella de la Independencia, la heroica. Más que la
estrategia de los campos de batalla tenía presente la obscura lucha civil;
más que los cabildos populares, la desorganización política y el abandono
de las artes y de los campos. Había visto de cerca la miseria, la sangre y el
caos; pero debía elevarse apoyándose en el pasado para ver, más allá del
presente, la grandeza del futuro; y más aún, tenía que sobreponerse a la
influencia extranjera, ahondar en el modo de ser del país para no caer en la
imitación de leyes foráneas. Hubo de liberarse de la intransigencia de los
círculos cerrados y de los resabios coloniales, para que la Constitución no
fuera a la zaga de las de su tiempo.” (Perón,1949ª;72).

La creación de nuestra Carta Magna se hizo no sólo para legislar sino para
organizar, defender y unir a la Argentina. Para Perón la evolución de los pueblos muchas
veces cambian y “desnaturalizan” el sentido original de la legislación dictada para los
hombres de una época determinada. Por eso, “cerrar el paso a nuevos conceptos, nuevas
ideas, nuevas formas de vida, equivale a condenar a la humanidad a la ruina y al
estancamiento”.
Los pueblos deben asumir la “reforma gradual” de sus leyes; no puede impedirse
que se vayan incorporando gradualmente los modos de pensar y de sentir, y se los
incorpore a los cuerpos fundamentales de la legislación.

“No podía el pueblo argentino permanecer impasible ante la


evolución que las ideas han experimentado de cien años acá. Mucho menos
podía tolerar que la persona humana que el caballero que cada pecho

296
criollo lleva dentro, permaneciera a merced de los explotadores de su
trabajo y de los conculcadores de su conciencia. Y el límite de todas las
tolerancias fue rebasando cuando se dio cuenta que las actitudes negativas
de todos los poderes del Estado conducían a todo el pueblo de la Nación
Argentina al escepticismo y a la postración moral, desvinculándolo de la
cosa pública” (Perón,1949ª;72).

Entendiéndose esto, se comprende entonces que las fuerzas armadas de la Nación,


el 4 de junio de 1943, derribaron todo aquello que significaba una “renuncia a la verdadera
libertad”, y la Constitución conculcada, las leyes incumplidas o “hechas a medida de los
intereses contrarios a la Patria”; junto con las instituciones políticas y la organización
económica que estaba al servicio del capitalismo internacional; al igual que los ciudadanos
burlados en sus más elementales derechos; y los trabajadores a merced de “las
arbitrariedades de quienes obraban con la impunidad que les aseguraban los gobiernos
complacientes” (Perón,1949ª;71).
Asi como los constitucionalistas del 53 tuvieron en San Martín el resguardo
inmediato de los valores de la emancipación, los constucioalistas del 49, deben volver al
modelo de heroísmo de San Martín. Para eso, el año siguiente se declara, aprovechándose
el centenario de la muerte del prócer, el Año del Libertador San Martín.
La proclamación de dicho año (artículo 39 de la Ley 13.661) se realiza el día 19 de
Enero de 1950, en el aula magna de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, y se
publica en la Revista Hechos e Ideas en el mismo mes de Enero, en el número 70 (Año X,
Tomo XVIII). Desde el comienzo remarca Perón que toda su trayectoria política estuvo
marcada por “tratar de interpretarlo” leal y sinceramente al Libertador (Perón,1950ª;19).
San Martín se ha convertido en un modelo, que trasciende la historia y el devenir de
nuestro pueblo. Es más, se convierte en un “arquetipo”.

“Desde San Martin hasta nuestros días, a pesar de la traición de los


gobiernos que vivieron de espaldas a los intereses del país, a pesar de la
afluencia de corrientes inmigratorias poderosas de distinta idiosincrasia, y
a pesar del cambio fundamental en las condiciones generales de vida
creadas por el progreso, el pueblo ha sabido mantener, en la intimidad de
su esencia, los sentimientos y los pensamientos de origen sanmartiniano, y
ha sabido actuar en consonancia con ellos cada vez que ha sido necesario

297
hacerlo en defensa de la Patria (…) Es fácil advertir cómo ha ido
realizando progresivamente esa profunda compenetración en el sentir, en el
pensar y en la actitud, hasta la total identificación con su magnífico
arquetipo”. (Perón,1950ª;21).

Actitudinalmente se puede encontrar en San Martín un auténtico modelo, colectivo


o individual. Encuentra Perón en la figura del procer el símbolo de unión y glorificación
que puede otorgarle un sentido trascendente a la nacionalidad, y porque no, alimentar el
instinto gregario y hasta la conducta propia de cada individuo.

“Nuestro pueblo tiene por ejemplo el sentido sanmartiniano de la


dignidad personal y de la dignidad nacional (…) El pueblo siempre siguió
pensando y sintiendo según el modelo de su arquetipo extraordinario. Por
eso el día en que nosotros lo convocamos de nuevo a la lucha, basto que
tocáramos el sentido de su dignidad, y de nuevo el pueblo, como en las
jornadas heroicas de la Primera independencia, salió a la calle para
conquistar definitivamente su soberanía.”
“Basto que despertásemos en cada argentino explotado y vejado, el
recuerdo de su condición de argentino, para que inmediatamente lo
tuviésemos de pie, reclamando y exigiendo su derecho a la dignidad que
tienen todos los hombres por la sola razón de ser hombres”.
(Perón,1950ª;22).

Para Perón, nuestro pueblo es la “máxima creación sanmartiniana”. Al prócer sólo


le preocupaba nuestra existencia misma, por ello adoptó una manera de empezar a existir
su propia vida, infundiéndonos con ello para “toda la historia” una manera de ser pueblo
soberano en el concierto de la humanidad: la manera de la dignidad, de la justicia, del
desinterés, de la generosidad, de la soberanía sin egoísmos, la manera argentina "de ser lo
que se debe ser o no ser nada".
Por eso dice el líder, si hay razones poderosas para decir que San Martin es
propiedad indiscutible del pueblo y es digno de su pueblo, también es lógico, “y con igual
peso de razones, declarar que nuestro pueblo es creación magnifica y digna de San Martín”
(Perón,1950ª;24).

298
Ese ímpetu sanmartiniano es lo que nos otorga como comunidad un interés tan
particular por lo que acontece en el orbe. Es un reflejo de la influencia sanmartiniana. Por
eso, así como en el siglo XIX la voluntad emancipadora fue un rasgo que se trasnfirió al
mundo, el justicialismo puede transformarse en un valor expansivo que altere las
cosmovisiones de subalternidad. Es “compartir la felicidad” de la justicia social, así como
en la emancipación era compartir la “causa” libertaria.

“Habrán de permitirnos nuestros hermanos de América y del mundo


que sigamos pensando más en Ia humanidad que en nosotros mismos,
porque, siguiendo la norma sanmartiniana, nuestra acción en bien de los
otros pueblos de la tierra nunca tiene otra ambición que la de compartir
con ellos las horas de nuestra propia felicidad sin interés de dominio o de
ventajas materiales. Por eso hoy, con la misma actitud de la primera hora
de la Patria, ofrecemos a los pueblos de América y del mundo las
soluciones de una doctrina que ha resuelto nuestros problemas; y les
decimos, al ofrecerla, que ella es nuestra contribución de solidario amor en
esta hora amarga de la humanidad. Los invitamos a que vengan y conozcan
la realidad de nuestra doctrina. Que la vivan con nuestro pueblo. Y luego
que la lleven con ellos y la vivan ellos, cada uno bajo su propio cielo, cada
uno a la sombra de su propia bandera”.
“Expresar todo esto en este día no es más que la lógica
consecuencia de la identificación absoluta entre el espíritu de San Martin y
su pueblo, de cuyos sentimientos desinteresados y generosos hacia sus
hermanos del mundo yo no puedo ser y no soy otra cosa que leal intérprete.
En esta hora, en que no podemos ofrecer el auxilio de nuestras fuerzas
militares desde que ninguna solución conseguirían para el grave problema
de la división humana, nosotros nos permitimos ofrecer al mundo la
solución de un tercer camino que no siendo capitalista ni comunista saque a
la raza de los hombres de este dilema de vida o de muerte en que se
encuentra a pesar de sus deseos de vivir en paz.” (Perón,1950ª;24).

Por eso al compartir el justicialismo, estamos irradiando valores que posiblemente


“despierten” a otros colectivos ante la nueva libertad social que nace en el mundo. Perón

299
decía alentar la esperanza que nuestro camino justicialista incluso reconcilie a los hombres
con su destino de hombres y crean éstos de nuevo en la felicidad.
Reconociendo que dicha esperanza tiene un poco de “locura quijotesca”, observa
que no podemos olvidarnos del “mayor ejemplo que nos sirve de guía y de inspiración”
como pueblo: que también fué quijotesca y locura, la grandiosa esperanza de San Martin.

“Y si aquella esperanza fué cumplida por él con magnifica


prestancia, ¡qué tiene de raro que su pueblo, la máxima creación de su
genio, salga por las calles del mundo en esta empresa generosa de mostrar
a los hombres que hay otra solución, otro camino que no conduce a la
guerra, y que tal vez conduzca a la felicidad! Si lográsemos hacer entender
a los hombres esta gran verdad, nuestra victoria no sería sino la
prolongación de las victorias de un pueblo que, siguiendo el ejemplo de su
Primer Capitán, piensa menos en sí mismo que en los demás, y pone, en
consecuencia, su corazón, su inteligencia y su vida al servicio de las causas
nobles y justas de los hombres.” (Perón,1950ª;26).

El peronismo es felicidad entonces. Y si los argentinos tenemos el privilegio de


poseerlo, tenemos la misión de compartirlo. Por eso la actitud fundamental de los
argentinos en esta hora es la de “ejercer una influencia extraordinaria no solo sobre el
porvenir de nuestra Patria, sino también, quizás, sobre los destinos de los otros pueblos”. Y
los pocos argentinos que todavía no se hayan decidido por esta vía, Perón les advierte que
tienen todo este año sanmartiniano “para meditarlo”.

“Como intérprete de la gran mayoría del pueblo, yo los invito de


nuevo, en esta ocasión jubilar, para que se incorporen a las filas de los que
luchamos por la nueva Argentina, socialmente justa, económicamente libre
y políticamente soberana. La actitud fundamental de nuestro pueblo, en los
comienzos de este año del Libertador, puede expresarse simplemente, sin
recurrir a ninguna fórmula extraña y rebuscada,en ninguna concepción de
alta especulación filosófica. La fórmula es simple. Es la vieja fórmula
sanmartiniana: "serés lo que debes ser, o no serés nada".(Perón,1950ª;27).

300
Proyecta Perón lo que será la Argentina del porvenir, porque “no está distante el día
de esa realidad”. La vislumbra como un pueblo digno, por la suma de la dignidad de cada
uno de sus hijos, y grande por la grandeza de cada uno de los argentinos. La ve casi al
alcance de nuestras manos: “como una Nación socialmente justa por el desinterés, la
solidaridad y la fraternal comprensión de todos sus grupos sociales; económicamente
libre por la pujanza en el esfuerzo creador y constructivo de sus hombres, y políticamente
soberana por la unidad de todos en la defensa de los principios substanciales de la
nacionalidad.” (Perón,1950ª;27).

Gracias al actuar según el gran arquetipo sanmartiniano, Perón ve una Argentina


plenamente soberana, cuya soberanía, siguiendo el sentido de la conducta sanmartiniana,
“no impide de ninguna manera el servicio de las grandes causas de las naciones hermanas
de América o de los pueblos de la humanidad”(Perón,1950ª;28).

“No podemos equivocarnos siguiendo su camino. Por haberlo


seguido sin ninguna traición hemos vencido hasta este día. Formulemos
entonces, en los umbrales de este año de su recuerdo, el propósito firme de
seguir en las filas de su ejército para que con él logremos la victoria
definitiva de su sueño. Como intérprete del pueblo de la Patria, que me ha
confiado la misión de conducirlo, en esta hora, hacia la realidad de ese
sueño sanmartiniano, yo convoco a todos los argentinos para que, personal
o espiritualmente puestos de pie ante la tumba gloriosa que guarda sus
cenizas, renueven en este año centenario de su muerte los votos de fidelidad
a la norma de su ejemplo” (Perón,1950ª;30).

301
5. 2. La Política de Defensa y la visión del Mundo.

5. 2. 1. Una generación mutante: la visión peroniana del Universo.

En el número correspondiente a Enero-Marzo de 1949, la Revista Hechos e Ideas


(Año IX, Tomo XV) publica el trabajo de Carlos María Lazcano 167
titulado “La defensa
del estado y los derechos individuales”, quien fuero uno de los convencionales de la
Constitución Justicialista del mismo año.168 En esa presentación, Lazcano analiza las
diversas tendencias existentes para asegurar las garantías de la libertad personal. En uno de
los primeros apartados, el jurista analiza la posición del ciudadano dentro del Estado,
partiendo de la base que el ciudadano tiene dentro del Estado dos personalidades bien
definidas.
a.- Al formar parte de la sociedad es un elemento del pueblo, y con éste,
objeto del poder público; y,
b.- Por virtud de esta misma condición, es sujeto de los poderes del
Estado, porque tiene derecho a participar en ellos.

De esto se deriva que, como objeto del poder público, el individuo tiene solo
obligaciones hacia el Estado, en tanto que, como sujeto del poder público, como
participante o elemento activo de la comunidad, el individuo puede exigir que las leyes le
reconozcan ciertos derechos personales. Las garantías que defienden estos derechos de la
personalidad humana son, “la valla infranqueable que ha creado el derecho público para
resguardar la libertad civil contra los abusos del o de los poderes” (Lazcano,1949;571).

“Tal es, en apretada síntesis, el origen y desarrollo de los "derechos


fundamentales" en el derecho constitucional positivo; o sea de aquella
parte de los derechos públicos subjetivos que el Estado, por medio de sus

167
Carlos María Lascano: Figura relevante, primero como Interventor luego como decano de la Facultad de
Derecho de Buenos Aires durante el periodo 1948-52. Lascano en 1949 fue Constituyente en la Asamblea
que aprobó la Constitución de ese año. En diciembre de 1964 integró la célebre Comisión Pro Retorno que
intentó el fallido regreso de Perón, frustrada por la intervención brasileña,(López Olaciregui, 1975). Más
adelante -1967- fundaría al Movimiento de laRevolución Nacional (MNR) que lideraba Marcelo Sánchez
Sorondo con el Gral. Carlos Augusto Caro, y el Cnel. Joaquín Correa, Nimio de Anquin, Joaquín Díaz de
Vivar y Luis Rivet. Presidente de la Junta Coordinadora Nacional, máximo organismo del movimiento.
168
De hecho, el artículo respectivo es la presentación que realiza el prestigioso académico sobre el artículo
18 de la Nueva Constitución.

302
leyes fundamentales, reconoce al individuo. Pues bien; dentro de esos
derechos se ubican el de igualdad y libertad, aunque el primer término se
admite como implícito en el segundo. Por eso se dice que la libertad abarca
tanto la política como la civil y que esta última comprende la libertad
personal o física, la económica y la espiritual” (Lazcano,1949;572).

La Constitución Nacional incorporo varios de esos principios en su artículo 18;


principios que ya figuraban en estatutos, leyes y constituciones de la primera época de la
revolución. Ahora bien, demostrando las libertades que imperan ahora en nuestra
República, Lazcano comenta el “Habeas Corpus”, el cual se incorpora en forma expresa,
un recurso que, si bien estaba admitido en las leyes de forma en el país, no por eso “podía
desconocerse que el silencio que guardaba la Constitución del 53 a su respecto constituía
un vacío lamentable” (Lazcano,1949;574).
En complemento con esto, comienza a aparecer el tercerismo en el aspecto jurídico.
Porque en la pugna entre el individuo y el estado, al vaivén de los extremos, “entre las
concepciones libero-individualistas y las totalitarias, emergen, con palabra de paz y de
concordia, tendencias susceptibles de conciliarse con el antiguo derecho cristiano”, se
refiere a las nuevas formas de democracia social, que se concretan en la tercera posición
argentina. Esa posición ha permitido un nuevo concepto de libertad, más integral.
Es un concepto de libertad civil, el cual no nace para satisfacer los egoísmos del
hombre aislado, o de un grupo de hombres favorecidos, “con exclusión de las mismas
posibilidades para los demás”. Es una conjugación armónica de voluntad aislada y
voluntad general; individuo y sociedad, un auténtico equilibrio de sus justas valoraciones.
Nadie mejor que Perón para definir ese equilibrio de fuerzas históricas:

"Podrían multiplicarse los argumentos para demostrar que cada día


es más indispensable la cooperación de la comunidad para mantener el
equilibrio de los intereses individuales y sociales y para obtener el
reconocimiento y el respeto de los derechos inherentes a Ia personalidad
humana. Esa conclusión no nos ha de llevar a enrolarnos en las doctrinas
colectivistas y, menos aún, a apartarnos del principio esencial que sostiene
la primacía del individuo con respecto al Estado, cuyo fin primordial es
asegurar el bienestar de aquél dentro de la mayor libertad posible. De la

303
armonía y del equilibrio de los derechos individuales y de los sociales han
de surgir las bases para el perfeccionamiento que aspiramos."
(Lazcano,1949;573).

Recordemos la necesidad de “mejorar la imagen argentina en el exterior”, la cual es


enumerada por José Paradiso como uno de los propósitos de la Tercera Posición:

“En la coyuntura, la Tercera Posición, una fórmula que “el genio tutelar
argentino ofrecía al mundo como solución para sus más acuciantes
problemas”, satisfacía varios propósitos: los principales: proveer de un marco
ideológico a la fuerza política que estaba conformándose; fortalecer, hacia
adentro y hacia afuera, la imagen de su fundador y rehabilitarel prestigio del
país mostrándolo como una sociedad regida por valores universales de paz,
justicia y libertad.” (Paradiso, 2008;541).

Para el peronismo, la solución de los problemas mundiales, en especial el de la guerra,


está ligada al respeto de la soberanía de los Estados y la obtención de la paz interna dentro
de cada país. Y ésta sólo puede ser obtenida a través de la Justicia Social. Paradiso
interpreta esta relación de la siguiente manera:

“Según los códigos interpretativos del peronismo, el imperio de la


paz en el mundo reconocía dos requisitos básicos: en primer lugar, el
respeto efectivo de la soberanía y autodeterminación de los Estados, frente
a la amenaza de los dos imperialismos cuyas sedes centrales se localizaban
en Wahington y Moscú respectivamente; en segundo término, la vigencia de
la justicia social: “Para propugnarlas bases de la paz internacional – se
decía – es menester la tranquilidad de la paz ineterna consolidada. La paz
interna sólo se logra cuando los derechos del trabajador se abten paso en
la legislación […] El descontento, la miseria, la desocupación, forman en
cada país el clima necesario para la empresa guerrera […] La paz que
todos ambicionamos no vendrá sino por el camino de la justicia social. Ella
no podrá llegar a ser realidad si la justicia social no trata de igualar las
condiciones de todos” (Paradiso,2008;542).

304
El tercerismo justicialista también planteaba cierto “continentalismo”, o un claro
“americanismo” en palabras del líder, ofreciéndole al mundo una mística anclada en el
nuevo hombre americano que surgía en el mundo de pos-guerra. Dicho posicionamiento es
de una evidente “vocación libertaria” de las injusticias sociales que asolaban al orbe a
mediados del siglo pasado, y también constituye uno de los elementos más representativos
del peronismo en un mundo en crisis. Perón ofrece el americanismo como una “expresión
de solidaridad, comprensión y amistad fraterna”, cuando las principales potencias se
recuperaban de los golpes de las grandes guerras.
En el número 80-81 de la Revista Hechos e Ideas correspondiente al mes de
Noviembre-Diciembre de 1950 (Año XI, Tomo XX), se publica un trabajo del historiador
Joaquín Díaz de Vivar, titulado “Problemas internacionales de posguerra”. En el mismo
se propone denunciar un gran problema contemporáneo, el cual constituye “el problema
por antonomasia en política internacional”: se refiere a la crisis de la política del equilibrio
como principio de ordenación mundial en el mundo del poder, crisis ésta que obliga a las
potencias protagonistas a buscar un nuevo estilo de política (Vivar,1950;152).
Para Villar el equilibrio del poder fue el nuevo principio integrador de la política
internacional europea, y su vigencia histórica coincide con la aparición y desarrollo de los
Estados nacionales modernos de Europa. Pero como todo, cumple un ciclo, y tiene en
germen una necesidad histórica e intereses puntuales que lo determinan. Lo mismo
acontece con el panamericanismo, que no debe ser entendido como una política de
estrategia imperial, aunque podría ser usado como instrumento de política internacional
para hacer de América un escenario despolitizado, es decir, pacificado a costa del pulso
político de los pueblos ingleses, con lo cual ha de fracasar irremisiblemente.

“Yo me he referido en el capítulo primero a este notable fenómeno del


equilibrio del poder, como ordenación fundamental de los países de occidente.
No he de reiterar ahora aquellas consideraciones. Sólo quiero decir que la
política equilibrista hizo del juego político una aventura fascinante, en la que se
midieron las inteligencias más diestras y más finas de Europa, pero que como
resultado no logró ni pudo lograr nunca una fórmula definitiva de convivencia,
ni mucho menos un equilibrio político o social. Hubieron lapsos de paz más o
menos prolongados, pero la guerra como instrumento, como último instrumento,
como alto instrumento, además, de política internacional, se mantenía anexo a

305
todas las premisas fundamentales de la conducción internacional europea.”
(Vivar,1950;160).

Observandose la historia de las Relaciones Internacionales en perspectiva, para


Villar puede comprobarse la existencia de tres potencias mundiales que protagonizan con
exclusividad el mundo del poder, así como la incapacidad del instrumento internacional
organizado para superar las fricciones que provocan la lucha de poderío. En ese contexto,
apunta sobre la eventualidad de una Argentina protagonista del escenario global por
intermedio del rol americano. Es por intermedio de un “saneamiento” del
Panamericanismo en que podemos tomar protagonismo:

“Ya dije que todo planteo de política internacional que no sea


formulado bajo un signo ecuménico es estrecho y no puede tener vigencia;
el panamericanismo, por más que promueva una gran gestión política en
torno a un espacio continental, es una postulación estrecha, cuando no
maliciosa, si no está referida fundamentalmente a planteos de política
universal. Además esa heteronomia que está muy mal disimulada en sus
logros fundamentales, hace aparecer sospechosamente al continente de
América como dispuesto a ser pacificado de una manera imperial, a que se
nos imponga una nueva suerte de pax romana. Y esa fórmula política,
nosotros, hombres de la revolución nacional, debemos recusar de la
manera más altanera, aunque al mismo tiempo más serena y circunspecta.
Nosotros aspiramos a un interamericanismo que permita la organización
de las dos Américas, que en realidad conviven geográficamente en el
continente: por un lado, la América inglesa, figura rutilante en el mundo
del poder; por otro lado, la América que todavía reza el Padre Nuestro, al
decir del vate, y que todavía habla el español. Esas dos Américas, que
pueden convivir pacíficamente en un escenario organizado políticamente en
función del destino de ambas Américas y que permita para ellas una igual
jerarquía jurídica y moral. (Vivar,1950;160).

306
5. 2. 2. Tempestades: características del nuevo orden.

Como hemos expuesto anteriormente, en la imagen del mundo que comienza a


difundir el régimen, puede verse que la crisis global era para Perón una “oportunidad”.
Pero para aprovechar esa oportunidad, será de suma utilidad la “formación del espíritu
americano”, el cual ayudará a que los valores morales puedan compensar “las euforias de
las luchas y las conquistas y oponer un muro infranqueable al desorden”. Acorde a este
imaginario de cierto alarmismo y determinismo pesimista del contexto global, pero
positivo del destino argentino, Perón ya desde su cargo como Ministro de Guerra, y
posteriormente desde el ejecutivo, fue tomando medidas relevantes que modificarían el
sistema militar en su conjunto, las cuales ya hemos enunciado.
Como hemos mostrado, el Estado a partir de la “Nueva Argentina” buscaría un
mayor nivel de autonomía respecto de los recursos vitales. Si el Estado debía adoptar un
papel de protagonista en la planificación y explotación de los recursos materiales y
humanos para el “esfuerzo de guerra”, y las nuevas coyunturas abren un período de
incertidumbre sobre la ambición desmedida de las grandes potencias, las Fuerzas Armadas
entonces, se desempeñarían como instancias indispensables no sólo del resguardo de la
Nación, sino que también del desarrollo nacional, teniendo a su cargo, como hemos visto,
tareas productivas, como las Fabricaciones Militares, la Fábrica de Aviones, los astilleros,
las dependencias siderúrgicas y petroquímicas, la Energía Atómica, etc. 169
Ahora bien, sobre esas bases conceptuales que eran compartidas gran parte de los
militares de nuestro país, el peronismo inicial logró delinear una nueva institucionalidad
defensivo militar, y generar un nuevo vínculo con las fuerzas armadas. Esta nueva
asignación de roles a las fuerzas armadas, están basadas como hemos dicho, en las
concepciones estratégicas que habían marcado su teoría política.

“La sustancia del Pueblo argentino, su quintaesencia de


rudimentarismo estaba allí, presente, afirmando su derecho a implantar para
sí mismo la visión del mundo que le dicta su espíritu desnudo de tradiciones,
de orgullos sanguíneos, de vanidades sociales, familiares o intelectuales.
Estaba allí, desnudo y sólo como la chispa de un suspiro. Creer, he allí toda
la magia de la vida. Atreverse a erigir en creencias los sentimientos

169
Así como la Fuerza Aérea fue la mayor beneficiada por la nueva política de industrialización,
equipamiento, etc, la menos favorecida sobre todo en su interpretación política fue posiblemente la Armada.

307
arraigados en cada uno por mucho que contraríen la rutina de creencias
extintas, he allí todo el arte de la vida.” (Scalabrini Ortiz,1948;323). 170

Como ya hemos comentado son numerosos los trabajos relacionados con la visión
del mundo que poseía la publicación durante el ciclo analizado. También hemos remarcado
a medida que avanzan los años, la publicación pierde esa heterogeneidad de puntos de vista
y temáticas abordadas con los temas internacionales. Por ejemplo, en Marzo de 1948 (Año
VII. Tomo XIII. nº 48), José M. Rivera analiza en el artículo “El Plan Marshall y los
capitales norteamericanos” las características globales y la implicancia de esa política, asi
como un mes más tarde, en Abril, (nº 49), César Carubín estudia el “fomento y desarrollo
de las industrias argentinas”, o más tarde, en Junio del mismo año (nº 51), John William
Cooke publica el trabajo Hacia la soberanía de nuestros ríos interiores. Pero ya en las
ediciones correspondientes a Enero a Marzo de 1949 (Año IX. Tomo XV. nº 58-59-60)
Atilio Pessagno elabora un análisis sobre la Defensa Nacional, y a partir de ese año, y de
todo 1950 - 1951, los temas vinculados a lo internacional estarán mucho más marcados
por las políticas de defensa -como el de Pessagno- con actividades militares y visiones
estratégicas castrences.

Son bien claros sobre esta tendencia los trabajos de Carlos Berraz Montyn; “La
seguridad del Estado”, Carlos María Lascano; “La defensa del Estado y los derechos
individuales”, Julio M. Laffitte; “El estado de prevención y alarma”, de Francisco Parera;
“La seguridad del Estado”, de Gonzalo Canal Ramírez; “El petróleo, instrumento de
coloniaje”, y Laureano Orencio Anaya; “El Ejército: factor de progreso en el
desenvolvimiento económico social y político de la Nación”. En Enero de 1950 (Año X.
Tomo XVIII. nº 70) tenemos el mismo ejemplo con el trabajo de editorial “Glosas
políticas” titulado; “Los Estados Unidos y la política de buena vecindad”, y el artículo de
Pedro N. Almonacid; “Conformación internacional de la agricultura y la planificación
económica de la actual guerra”.

Del mismo modo los artículos de Perón, como el de Julio de 1950 (Año XI. Tomo
XIX. nº 76) titulado “Hablando ante oficiales de las fuerzas armadas”, como los de
Eduardo A. Garimaldi: “La defensa nacional y el progreso industrial” (Agosto de 1950.

170
Trabajado en profundidad en el artículo de Scalabrini Ortiz, Raúl (1948). “Identidad de la línea de
Yrigoyen y Perón”,En: Revista Hechos e Ideas. Número 54 de septiembre de 1948. Año IX, Tomo XIV.
p.323.

308
Año XI. Tomo XIX. nº 77), y John William Cooke: “La ley de espionaje, sabotaje y
traición” (Noviembre-Diciembre de 1950. Año XI. Tomo XX. nº 80-81). Incluso también
se publican artículos estrictamente vinculados al sistema de armas o cuestiones logístico-
estratégicos, como el de Antonio García: Estandarización de los armamentos y unificación
de Estados Mayores en América (Febrero de 1951. Año XI. Tomo XX. nº 83), o de estricta
vinculación a los problemas internos de las Fuerzas Armadas que repercuten en la escena
política nacional, como el de Glosas políticas: “El complot revolucionario militar”
(Agosto de 1951. Año XII. Tomo XXI. nº 89).

El primer artículo de un intelectual sobre los temas relacionados a la imagen del


mundo y la defensa nacional en la Revista Hechos e Ideas (exceptuando a Perón por
supuesto), es el de un extranjero, el titulado “Campos de concentración en la Rusia
Soviética” (Agosto de 1947. Año VI. Tomo XI. nº 42) de David J. Dallin 171 (1889-1962),
un ruso judío, experto en temas soviéticos, de una frondosa carrera como intelectual,
activista y militante desde los tiempos zaristas hasta el stalinismo. Dallin gano
notorieradad por sus renombrados escritos, sobre todo denunciando en varios trabajos las
atrocidades del régimen ruso. Estudio economía en las universidades de San Petersburgo,
Berlín y Heidelberg. Participó como bolchevique en la Revolución de Octubre, pero
posteriormente emigró a los EE.UU., donde ocupó el cargo de editor del “The New
Leader” de Nueva York. Es en este último medio donde publica el análisis de los campos
en Rusia que reproducirá Hechos e Ideas, uno de los primeros estudios de su tipo en el
mundo.

Con autorización de su autor, y aclaración en la revista, se publica íntegramente


el artículo de veintidós páginas. Es importante tener en cuenta esta publicación, ya que no
sólo es el primer artículo que publica la revista sobre la Guerra Fría, sino que es el primer
análisis referido a la política internacional, y evidencia en gran medida la actitud “crítica” a
cualquiera de los polos del antagonismo que comenzaría en 1947.

Desde el comienzo Dallin aclara en el trabajo que es destacable “lo exitosa” de la


política de “secretismo” implementada por la Unión de las Repúblicas Soviéticas (URSS),

171
David J. Dallin (1889-1962): Líder, escritor y conferencista en asuntos soviéticos. Nació en Rogachev,
Rusia, en 1889. Estudió en la Universidad de San Petersburgo desde 1907 hasta 1909, cuando se enfrentó a la
detención y encarcelamiento de la actividad política anti-zarista. Después de dos años de cárcel, huyó de
Rusia a Alemania. Estudió en la Universidad de Berlín y se doctoró en Economía por la Universidad de
Heidelberg en 1913.Dallin murió en Nueva York en 1962.

309
ya que haber mantenido ocultos los campos de concentración durante casi diez y siete
años, a toda la opinión pública mundial, les permitió seguir siendo aclamados por algunos
como el gobierno más libre de la tierra, mientras implementaban una de las peores
dictaduras de la historia, y replicaba las herramientas que el nazismo había ejecutado.

El experto realiza un itinerario desde el comienzo de los campos de exterminio, a


partir de 1918-1923, cuando incluso se los llamaba por su propio nombre, sin ambajes,
cuando Lenin aún vivía. Según Dallin la gran expansión de estos campos fue a partir de
1929, cuando la industrialización, la colectivización de la campaña, y la “supresión de la
oposición política dentro del partido comunista” le dieron un crecimiento inusitado. Lo
llamativo del artículo, entre otras cosas, es que el autor da cuenta de campos que se han
mantenido en completa continuidad, desde el comienzo de la Guerra Civil, y “aún siguen
en funcionamiento”.

Dallin da cuenta de todo el sistema de organización que implican estos campos, las
divisiones internas, que el gobierno operativamente realiza sobre los prisioneros, las
diferentes categorías que se aplica a los mismos, y la política criminal que implica todo el
procedimiento, haciendo especial énfasis en los prisioneros denominados “políticos”, los
cuales se llevan la peor parte, ya que se amedrentados por el resto de los reclusos. Luego
de realizar elucubraciones estadísticas, para hacer un cálculo de los trabajadores esclavos
que debe tener el gobierno, pasa quizás a las páginas más crudas de su análisis, a los
relatos de “testigos oculares” de aquellos tormento.

Relata las vivencias de un dirigente gremial, de jóvenes, troskystas, de polacos, de


un líder sionista, y hasta de “un intelectual como testigo”, dándo un sombrío panorama de
un régimen que para cierto sector de la intelectualidad argentina aún seguía siendo modelo.

310
5. 2. 3. Las Fuerzas Armadas: “nervadura orgánica” de la Patria, y “ voluntad
espartana del estado”.

Cuando Perón realiza el acto de entrega de los sables a los nuevos generales el 12
de enero de 1948, pronunció unas palabras conmemorativas donde obviamente remarca lo
honroso de apadrinar una nueva promoción de Generales de la Nación. En el discurso,
destaca que el sable que recibirán los oficiales es “el más alto símbolo del mando militar”,
al que sólo pueden aspirar “aquellos que, luego de larga, difícil y límpida trayectoria de
soldados, hayan llegado a merecer el insigne honor que representa colgar al cinto la
réplica del sable con que el Gran Capitán de los Andes trazó la historia patria, dándonos
la libertad y la soberanía” (Perón,1948e;1).
A continuación, destaca las virtudes del “dignísimo grado de General”, que
emulando al Padre de nuestra identidad, deben vestir con orgullo:

“Con legítimo orgullo y honda satisfacción llegáis al punto


culminante de la carrera en mérito a vuestros propios merecimientos y
adquiris así las más grandes responsabilidades dentro de la Institución y
ante el pueblo entero de la Nación. Asimismo, contraéis el compromiso
ineludible de ser modelo por vuestros actos públicos y privados y por el
cúmulo de virtudes que deben adornar vuestras vidas con los destellos
propios de las almas puras, nobles y generosas. Conocéis perfectamente
cuáles son esas virtudes; las habéis inculcado y las habéis practicado a
través de toda vuestra existencia de soldados. Ejercitadlas hoy más que
nunca, con el profundo convencimiento de que, por el dignísimo grado que
habéis alcanzado, ellas no sólo servirán de ejemplo para vuestros
subordinados, sino que trascenderán a toda la ciudadanía para crear ese
clima de confianza tan indispensable en el pueblo, que necesita sentir que
su libertad está realmente respaldada por los hombres que tienen sobre sí
la grave responsabilidad de asegurar la defensa nacional” (Perón,1948e;1).

En ese discurso ya clásico, enfatiza que los ejércitos valen “lo que valen sus
cuadros”, y que por lo tanto éstos constituyen el fiel reflejo de sus generales, “toda vez que

311
ellos son los responsables de su educación moral y espiritual y de su preparación
profesional”. Por eso la importancia del “modelo” que toman.
El militar debe dedicar su vida al servicio de la Nación, de la cual para Perón el
Ejército tiene el privilegio de ser su más pura expresión, manteniéndose totalmente alejado
de los intereses particulares de determinados sectores o tendencias, por lo que entre las
principales características Perón destaca la necesidad de “neutralidad política” que deben
tener las Fuerzas Armadas.

“Para lograr cuanto antes nuestro afán de forjar una Argentina


grande y progresista, que marche a la vanguardia de las naciones
civilizadas del mundo, para felicidad de sus hijos, debemos procurar que la
Nación alcance a breve plazo la madurez política que exhiben las viejas
democracias. Con ello conseguiremos, paralelamente, desterrar la
desgraciada necesidad de que las Fuerzas Armadas tomen intervención,
aunque sólo fuera transitoriamente, en la conducción política de la Nación.
Ello hemos de alcanzarlo por el camino de la justicia y de la legalidad, y en
esta tarea, el militar —en particular el general —tiene que jugar un papel
principalísimo, basado fundamentalmente en asegurar para el pueblo la
facultad de ejercer su voluntad soberana y en la observancia de la más
absoluta neutralidad en las contiendas políticas.”
“Pero esa neutralidad, que significa el respeto de las libertades
ciudadanas, no implica, en absoluto, desentenderse de la suerte y de la vida
del pueblo, elemento básico y fundamental de la defensa nacional y que, por
lo tanto, merece nuestra especial y principalísima preocupación”
(Perón,1948e;4).

En palabras de Perón, sólo pueden existir ejércitos de carácter nacional, en los


cuales están representados todos los sectores del país, con una composición que le asegure
una estrecha vinculación con todas las clases sociales del país y una íntima relación con los
destinos de su pueblo, por lo que observa que el ejército llega a constituirse en una
institución del Estado “y no en una casta, condición que a veces se pretende atribuirle”.
Las Fuerzas Armadas por lo tanto “encarnan” la voluntad del Estado y de su capacidad
depende el orden y la seguridad que la Nación necesita “para vivir, desarrollarse y

312
progresar conforme al anhelo de alcanzar los grandes destinos que la Divina Providencia le
hubiere deparado”. (Perón,1948e;5).
El mismo año, en la tradicional “Comida Anual de Camaradería de las Fuerzas
Armadas” (Perón,1948f) ofrecida el 5 de Julio, el mandatario brindará otro discurso de
tono similar, con consideraciones sobre la nacionalidad, el valor y los principios morales
de las Fuerzas. En el mismo, Perón remarca que si no fuera por el esfuerzo y el patriotismo
de las Fuerzas Armadas, hubiera sido imposible obtener la prosperidad alcanzada.
Asimismo, da una visión de complementariedad entre los civiles y los militares,
como partes de un organismo colectivo que se nutre de factores disímiles, un bloque
formado por secciones heterogéneas pero que se ensamblan. Por eso es obra del gobierno
no defender sólo sectores de esa totalidad, y entender a la Nación como complementos de
un único organismo.
“Digo bien conscientemente que la Argentina ha logrado el
esplendor que hoy disfruta gracias a vuestra abnegación, porque teniendo
los hombres de armas igual derecho que todos los demás ciudadanos a
mejorar sus condiciones de vida, anteponen a esto cuanto representa una
modernización y perfeccionamiento de los elementos que necesitan para
hacer más eficiente su labor. Habéis fiado en la serenidad y en el espíritu
equitativo que anima la obra de gobierno, confiando en que el Poder
Ejecutivo concedería toda la atención a que son acreedoras las Fuerzas
Armadas, pero que ello se haría sin precipitación y con todas las garantías
que deben tener las obras duraderas. Puedo decir que vuestros anhelos,
vuestros justos anhelos, no han de quedar defraudados. Vuestra conducta es
mucho más meritoria si se tiene en cuenta que para mantenerla habéis
hecho oídos sordos a quienes, por pasión política o por afán destructivo,
andan siempre estableciendo comparaciones para asentar sobre ellas la
protesta contra cualquier beneficio que se os conceda, por muy merecido
que resulte, y para deducir imaginarias postergaciones. A mi entender,
quienes hablan así ofuscados olvidan el principio, fundamental en toda
democracia organizada, de que la profesión y las actividades no determinan
desigualdades. Ante la ley y ante la autoridad no sólo todos los ciudadanos
son iguales sino que unos a otros se complementan. Y si es verdad la frase
inmortal de uno de los más grandes clásicos castellanos de que" no habría
un capitán si no hubiese un labrador", no es menos cierto —podemos

313
añadir— que tampoco habría un labrador si no hubiese un capitán, porque
el mantenimiento de la paz pública interior y exterior, es requisito
indispensable para la vida del trabajo, única fuente del progreso y de la
prosperidad de las naciones. El Gobierno habría faltado a su deber si
únicamente hubiese contemplado parcialmente las necesidades
colectivas”. (Perón,1948f;2)

Los valores morales de las Fuerzas Armadas son para Perón la representación
genuina del pueblo argentino, “con todas sus grandezas y todas sus virtudes”, ya que sus
cuadros y el personal de sus filas proviene de los más diversos hogares y regiones del país.
El resumen de sus hábitos y conductas son un valuarte simbólico de la tradición que debe
protegerse. Para Perón, en definitiva las Fuerzas Armadas constituyen la “nervadura
orgánica” de la Patria, una organización compleja y completa, sobre la cual de organizan el
resto de las partes de lo colectivo:

“Bendigo el acierto que representa poder vernos reunidos todos los


hombres que constituimos la nervatura orgánica de la Patria, símbolo de la
más completa organización que pueden representar las agrupaciones
humanas. Como hombre formado en ella y perteneciente a ella en cuerpo y
alma, no puedo prescindir de sus enseñanzas en ninguno de los actos de mi
vida, y a ellos he de recurrir con frecuencia para que me sirvan de punto de
referencia o de modelo cada vez que tengo que enjuiciar las acciones de
otros sectores sociales” (Perón,1948f;8).

Un General de la Patria, por lo tanto, conduce un grupo de hombres con una misión
global en el colectivo de la Patria. Las virtudes de ese conductor deben ser inculcadas
desde el inicio temprano de la carrera militar, tenendo en cuenta que no se aprende con
una simple preparación teórica, sino que conlleva un ejercicio de aprendizaje que permite
adquirirlas a lo largo de toda la carrera, conociendo a los hombres, tomándo contacto con
ellos, adentrándose en los universos de mentalidades que representan la heterogeneidad
rica y porosa de la Patria.

314
“Dedicar preferentemente atención al conocimiento de los hombres
y aprender su conducción, debe ser la preocupación fundamental del
General. Pero tened presente que esto no se logra mediante una
preparación de carácter teórico, sino que se adquiere, a lo largo de toda la
carrera, por el contacto diario con el soldado, y que se complementa con el
conocimiento a fondo de los problemas que atañen a la vida misma del
pueblo. Sólo así, el conductor superior conseguirá realizar la unión de
todas las voluntades el día en que la Patria esté en peligro, para poder
llevar a la práctica un gran, pensamiento en procura de un gran objetivo.
De otro modo, el General no podrá cumplir jamás con su misión, ni asumir
a conciencia la tremenda responsabilidad de conducir a esas masas si
preciso fuera, hasta el supremo sacrificio de sus vidas por la causa de la
Patria”. (Perón,1948e;5).

Ahora si, comprendiendo la portentosa misión de un General de la Patria, se


entiende la importancia sobre los valores morales que deben acompañarlo, la ceremoniosa
rectitud que debe caracterizarlo, y el modelo que constituye cada uno de estos hombres
para sus subordinados. Por eso, la presencia de un General es la personificación de la
Institución, es un exponente de ella, y de toda la tradición que lo acompaña.

“Señores: La sola presencia de un General de la Nación debe ser


máxima garantía de honestidad, rectitud y caballerosidad, no sólo dentro
de las unidades que comande sino, también, en. el ambiente ciudadano,
donde es contemplado con admiración y respeto porque su alta jerarquía lo
convierte en el más elevado exponente de la Institución que representa y
porque ven en él al heredero celoso de una gloriosa tradición histórica, en
la que los generales argentinos, haciendo gala de coraje, abnegación,
sacrificio, desinterés y renunciamiento a los halagos de una vida cómoda,
nos dieron esta Patria grande, que es nuestro orgullo, y que hoy, más que
nunca ha sabido conquistar la consideración y el respeto de todos los
pueblos del mundo”. (Perón,1948e;5).

Como sabemos, el espíritu castrense está embebido de consideraciones espartanas, o


representaciones vinculadas a la idealización del ambiente moral y espiritual de la vida de

315
cuartel de los peloponenses. Perón en reiteradas oportunidades ha citado a Licurgo, en
contraste con la visión peyorativa de la vida castrense que tenían los jonios. En sorna Perón
ha dicho en más de una oportunidad, que por la visión de camaradería, sobriedad, mesura y
fraternidad, Licurgo de alguna manera fue el primer justicialista de la historia.
Por ello es muy común observar que en discursos vinculados a las Fuerzas
Armadas, el líder justicialista retome ideas relacionadas con ese espíritu que
comentábamos. Justamente, en un artículo ya citado, y dándole continuidad a ideas
expresadas en al número 43 de la Revista Hechos e Ideas, correspondiente a Septiembre de
1947, en el número siguiente (N° 44 de Octubre de 1947), en al artículo de Enrique García,
Director de la Publicación, titulado “El General Perón: líder de la Justicia Social”, se
amplía el paradigma de “renovación” del Justicialismo en la política argentina, pero
siempre expresado en términos de una recuperación o renacimiento de valores y políticas
expresadas en el yrigoyenismo.
En dicho artículo Perón hilvana pensamientos referidos a la formación de los
jóvenes, y eso lo lleva a pensar sobre la incorporación de los jóvenes al ejército,
observando la contención que las Fuerzas Armadas implementan al ser inclusivas de
personas con numerosas carencias y pesares.

“Los soldados sabemos bien de nuestro pueblo; recibimos vuestros


hijos y vuestros hermanos en los cuarteles, vivimos con ellos, conocemos
sus penas, la desnutrición y las enfermedades de los niños que repercuten
en el muchacho de 20 años; sabemos de su miseria inicial y queremos de
una vez por todas poner remedio a esa miseria que no toleraremos en el
futuro cuesto lo que cueste y se oponga quien se
oponga.”(García,1947:112).

En el encuadre del proyecto general del estado, las fuerzas armadas también
cumplen un rol de inserción y sustento, siempre en la perspectiva de esa idea de utopía
social donde la felicidad tiñe los resultados de las políticas públicas.

“Queremos hombre fuertes y hombres sanos, queremos que vuestros


niños aprendan a sonreír desde su niñez, queremos que en esta tierra donde
el trabajo sobra no haya ningún hombre tan desgraciado que no pueda
ganarse el pan con el sudor de su frente”. (García, 1947:112)

316
En el número 84 de la Revista Hechos e Ideas, correspondiente al mes de Marzo de
1951 (Año XI, Tomo XXI) se publica un artículo de José Guillermo Bertotto, titulado “El
Ejército y la Educación”. Este elaborado trabajo comienza destacando la influencia
educativa de Manuel Belgrano, quien supo estar muy cerca del corazón del Padre de la
Patria, y quien tuvo profundo amor a los humildes, amparándolos y educándolos, tuviendo
que soportar en su época agravios e ingratitudes de encumbrados (Bertotto,1951;43).
Comenta Bertotto que así como los ilustres próceres de nuestra independencia han
repercutido en la sociedad de su tiempo, hoy todavía por intermedio del servicio militar
obligatorio, se educa y se lleva aptitudes y disciplina por intermedio del ejército argentino:

“Actuó con tan ilustres argentinos como escuela y


magisterio. Reivindica, para sí el privilegio de haber sido civilizador
al mismo tiempo que libertador. Hizo del gaucho, soldado, y, del
joven burgués, oficial; pero, a ambos los preparó para competir
proezas, destacar aptitudes de mando y disciplina, y acreditar
méritos para los ascensos: en la lucha se encontraban fraternos,
adelantándose los que oscuros en el ingreso, brillaron en riesgos y
hazañas. Con el servicio militar obligatorio, imperativo de la
evolución económico—político y social, se establece el régimen
democrático y educacional. Las fuerzas armadas repercuten,
entonces, fuera de los cuarteles, como instrumentos de suma eficacia
docente: instruye, viste, vigoriza, eleva, ciudadaniza, y, a veces,
argentiniza, a muchachos de las más diversas graduaciones físicas,
morales, intelectivas, ambientales” (Bertotto,1951;43).

Luego de las consideraciones históricas, Bertotto da cuenta por intermedio de


estadísticas del poder “civilizador” de las Fuerzas Armadas, sobre todo por la conscripción,
la cual permite alfabetizar, incorporar hábitos, rutinas de disciplina y buena camaradería.
En un cuadro presenta la siguiente distribución de incorporados según algunos de los
oficios más comunes que se registraron en el último año:

317
Albañiles ............ 384 Herreros herradores .... 742
Armeros .............. 395 Mecánicos armeros ..... 156
Carniceros . ........... 319 Mecánicos motoristas . . . 305
Carpinteros ............ 426 Panaderos ............. 28
Cloaquistas ............ 125 Peluqueros ............. 165
Cocineros . ...... . ..... 787 Pintores .............,. 290
Colchoneros ........... 582 Radiotelegrafistas ....... 582
Chóferes ............ 1814 Sastres ................ 389
Electricistas ........... 250 Talabarteros ........... 476
Enfermeros ............ 815 Zapateros .............. 507
Enfermeros de ganado..633 Radiólogos ............. 8
Herreros de obras ....... 45 Jardineros ........... 30

Incluso cita el trabajo del General Anaya, también publicado en Hechos e Ideas, 172
quien demuestra los cambios operados en el período 1943-1947, donde el Ejército enseñó a
leer y escribir a 49,704 conscriptos que se habían incorporado analfabetos. Por eso Bertotto
comienza con su recuerdo de Manuel Belgrano, por la cultura, el orden, la paz, la justicia y
el trabajo. Por que al igual que él, el Ejército aún “acelera el desenvolvimiento del
progreso poniendo”, alas en las manos, manos en las alas, en nuestra juventud artesana,
campesina, estudiantil, artística, deportiva.
Es un factor de industrialismo y de alfabetización, con gran influencia en la
formación de la mentalidad y la técnica nacionales, por eso es inmensa en sus
dimensiones inaccesibles.
Perón, que sabe leer muy bien estas realidades, propugna desde temprano, desde la
Secretaria del Ministerio de Guerra, la necesidad de poseer personal especializado y
técnico. Perón logra sintetizar las ideas pedagógicas que inspiraran a los primeros
organizadores militares, Belgrano y San Martín, lo que se refleja en estas palabras de 1950,
en su Mensaje al Congreso: ". . .dentro de sus mismos cuadros la acción no se circunscribe
a la función específica militar de preparar soldados para la guerra. El Ejército prepara
soldados para la paz; es decir, construye ciudadanos argentinos útiles al país,
alfabetizándolos, instruyéndolos en las tareas agrarias, educándolos en los liceos,
haciéndolos obreros capaces de los talleres." (Bertotto,1951;45).

172
Se refiere al artículo: Laureano Orencio Anaya: El Ejército:factor de progreso en el desenvolvimiento
económicosocial y político de la Nación. Hechos e Ideas, Nos. 62/63, págs. 188 y ss.

318
Debemos acompañar a Perón en asumir como modelos la vida gloriosa y santa del
general Manuel Belgrano, que conduce a la dignificación del compatriota. Pero si la
influencia educacional de Belgrano es enorme, piénsese en la trascendencia educativa de
San Martín, quien fue sin dudas un pedagogo excepcional, del que Bertotto da unos
ejemplo contundentes: lo prueban la compañía de sus libros; las máximas a su hija; las
creaciones bibliotecarias; el Colegio de la Santísima Trinidad; la academia militar a jefes y
oficiales, a la que asisten Belgrano y Dorrego; la enseñanza personal a soldados criollos,
negros e indios; el sentido moral y filosófico de sus bandos y proclamas; las medidas
contra el cohecho, la ebriedad y la injusticia; las tertulias de Cuyo, Santiago y Lima; el
trato afectivo a los trabajadores, pobres y ancianos; el cultivo de flores, y la vigilancia de
alamedas, y el blanqueo de los frentes de edificios; los principios de su Código de Honor;
las exigencias de la Sociedad Patriótica; la abolición de los azotes en las escuelas; las
fundaciones de escuelas primarias, y, encumbrando su espíritu civllizante, la primera
Escuela Normal en la capital peruana.

“A los treinta días de proclamar la Independencia del Perú firma el


decreto de creación de la Biblioteca Nacional de Lima, "para facilitar a
todos los hombres los medios de acrecentar el caudal de sus luces y
fomentar su civilización con lo cual las almas reciben nuevo temple, toma
vuelo el ingenio, nacen las ciencias. . ." Y regala al Instituto obras que tenía
en Mendoza. Monteagudo, al separársele del gobierno sanmartiniano, se
defiende, en su memorial, citando las iniciativas y esfuerzos educacionales
del Protector. Organiza la libertad de prensa, aboliendo la censura previa,
él que recibía y recibiría, hasta en el exilio, agravios y ataques alevosos.
Repara graves errores ajenos, inculpaciones calumniosas como esa misera
impugnación a la cuenta de gastos del presbítero José Lorenzo Güraldes, el
director del Colegio de Altos Estudios, el de la Santísima Trinidad, dándole
el tercio de la hacienda que le donara, el gobierno de Chile, después de
Maipo. ¡Cuánta grandeza! ¿No encubre al tesorero del ejército,
proporcionándole el dinero jugado alocadamente, bajo compromiso del
culpable de guardar silencio? He ahí una bella lección pedagógica y ética.:
corregir, reeducar al pecador, elevándole al bien, no empantanándolo en el
escándalo y la ignominia. Su gesto evita el suicidio: recupera la vida y la
honra de un hombre. ¡Oh, no, era, no, no podía serlo el general San Martín,

319
un político, sino un maestro de altruismo! ¡Qué paralelo se grabará en
bronce y mármol el día en que juzgar al general Perón, elogiándosele, no se
lo interprete como signo de alabanza servil!”

A pesar que nos separan 130 años de distancia, para Bertotto comprobamos cómo
nacieron “con igual estrella”, más allá de las diferencias de épocas, de cultura, de factores
sociales: San Martín y Perón, como modelos castrences.
San Martín redime gauchos como Perón: “los quitan de las coyundas de la
oligarquía, foránea la de aquél; nativa la de éste”. Los criollos humildes sirven las
campañas de Belgrano y Güemes, cruzan a paso de vencedores los Andes y rodean siempre
a los héroes: “Son los ascendientes de la inmensa legión de los Martín Fierro, anónimos,
desconocidos patriotas que conseguida la ciudadanía, se la estafaban, encepándolos en la
miseria. Perón los salva como los salvara San Martín” (Bertotto,1951;47).
Se pregunta el autor: ¿De qué les valía el derecho a no sufrir la pena de
dependencia política, si prolongaban el de la sumisión económica? En el caso de San
Martín, tres decretos del Capitán ilustran sobre los fundamentos de la libertad completa:

1. — 27 de agosto de 1821: "en adelante no se denominarán los


aborígenes, indios o naturales; ellos son hijos y ciudadanos del Perú y con el
nombre de peruanos deben ser conocidos";
2. — 28 de agosto de 1821: queda "extinguido el servicio que los
peruanos, conocidos antes con el nombre de indios o naturales, hacían bajo
la denominación de mitos, pongos, encomiendas, yanaconazgos y toda clase
de servidumbre personal, y nadie podrá forzarlos a que sirvan contra su
voluntad". (“Los hombres, según la expresión del cronista Antonio de
Herrera, dice J. Torre Revello, eran "alquilados") ; y el
3. — 12 de agosto de 1821: se dejaba constancia del ultraje hecho a
la humanidad al permitirse que parte numerosa de nuestra especie hubiera
"sido hasta hoy mirada como efecto permutable y sujetos a los cálculos de un
tráfico criminal: los hombres han comprado a los hombres, y no se han
avergonzado de degradar la familia a que pertenecen, vendiéndose unos a
otros".

320
En este último se declara que "todos los hijos de esclavos que hayan nacido y
nacieren en el territorio del Perú serán libres y gozarán de los mismos derechos que el resto
de los ciudadanos peruanos".
Bertotto ve las analogías entre las Declaraciones de Tucumán, —las de 1816 y
1947-, que “se estrechan y unen” como las manos del Escudo.

“Apréciese la coincidencia, la similitud, de los dos próceres,


leyendo las palabras del general Perón, ante el Congreso Nacional de
1950: "en 1943 había esclavos en la República Argentina; pueden probarlo,
con el testimonio de sus propios sufrimientos, los peones de campo, los
hacheros de los obrajes, los trabajadores de la caña de azúcar y de los
yerbatales, las mujeres del servicio doméstico, en una palabra todos los que
durante muchos años no tuvieron otro remedio que aguantar la opresión de
sus patrones ante las puertas cerradas del ignominioso Departamento
Nacional del Trabajo, en cuyos recintos todos los días el gobierno se lavaba
las manos, como Pilatos, entregando a los trabajadores a las garras
vengativas de sus patrones" (Bertotto,1951;48).

Por la autoridad del general San Martín se proclamó “el rompimiento de las
ataduras políticas con el extranjero”, y para Bertotto, por la autoridad del general Perón, -
—más amplia todavía——-, se afirma "la decisión de los pueblos y gobiernos de
provincias y territorios argentinos de romper los vínculos dominadores del capitalismo
foráneo enclavado en el país"; es decir, del capitalismo de raigambre internacional, -ya que
la oligarquía local es como una quinta columna del enemigo-, del enemigo que se encubre
en cualquier bandera.
Así como San Martín al auspiciar el Colegio de la Santísima Trinidad, en Mendoza,
y proteger las bibliotecas, Perón “hermana ideales de elevación” con la Universidad
Obrera, los institutos de aprendizaje y capacitación, y sus innovaciones en el sistema
bibliotecario del país, “iniciativas y empresas beneméritas actuales”. Esas decisiones de
Perón, contienen armonioso y humano significado libertador (Bertotto,1951;48). En suma,
existe una “similitud pedagógica” entre los generales San Martín y Perón, que se integra en
la visión y la trascendencia de sus idearios: la independencia política se perfecciona con la
independencia económica del pueblo y la Nación.

321
Ilustración 15.

322
5. 2. 4. A través de los tiempos: La organización vence al tiempo y la
“coordinación” al caos.

En el número 48 de la Revista Hechos e Ideas correspondiente a Marzo de 1948, se


publica el trabajo de Perón titulado “La acción económica y política del gobierno
nacional”, el cual, es la reproducción de la conferencia que había brindado en la Casa de
Gobierno ante diputados y senadores el día 5 de Febrero del mismo año. En este trabajo,
considerado uno de los más importantes balances de gobierno realizado durante los
primeros años, Juan Perón da cuenta de la gestión realizada en un año y medio de ejercicio,
dándole preferencial importancia a lo referido a la política internacional y la defensa, como
el propio Perón aclara al comienzo de su presentación.
Perón pretende aportar un cuadro de absoluta fidelidad sobre “las etapas cumplidas”
por el gobierno. Aclara que no quiere “hacer una propaganda del gobierno”, sino decir la
realidad, la verdad (Perón,1948b;100-101). Comienza enfatizando la desorganización y
minimalismo institucional que existía antes de su gobierno, la falta de asesorías y
secretarías idóneas, procedimientos ineficientes, y demás características de regímenes
inorgánicos, inestables y sin control.

“El presidente era un señor que se sentaba en su despacho, con el


Oficial Mayor al lado y se dedicaba a la firma de las resoluciones. La
Oficialía Mayor se encargaba de poner el registro a los decretos y
llevarlos a la firma del presidente. Y el secretario político era el que se
encargaba de los puestos públicos. (…) Esa era toda la organización que
existía, y ustedes la conocen igual que yo. ¿Creen ustedes que puede
gobernarse en esa forma una nación de la importancia de la República
Argentina?”(Perón,1948b;101)

El mayor peligro de esa desorganización, era el carácter inorgánico y poco


centralizado, donde las diferentes áreas y carteras, desconocían el objetivo y la política a
la que respondían, diluyendo cualquier perspectiva de proyecto o conducción posible:

323
“Cada Ministerio era como una república completamente libre e
independiente. Al ver que la Oficialía Mayor no era más que una cuestión
burocrática de trámite, me pareció que eso era imposible y me dediqué a
organizar entonces mi plana mayor para poder gobernar bien”.
(Perón,1948b;101)

El trabajo fuerte de Perón en el primer año de su gobierno estuvo cifrado en crear


los organismos pertinentes, y el trabajo que le corresponde a cada uno de ellos, en miras de
alcanzar, según palabras del propio líder, “lo único de que el gobierno no puede
prescindir: la coordinación”.

“(…) De lo contrario, lo que hace uno choca con lo que hace el


otro. Fue por esa razón que nosotros organizamos, en primer término, la
Presidencia de la República con su Secretario privado y sus auxiliares
directos. Inmediatamente, un grupo de informaciones que tiene por objeto
mantener al día toda la información general” (Perón,1948b;101)

Luego de detallar las diferentes dependencias orgánicas, pasa a detallar aquella


que más nos interesa en el presente trabajo. Una de esas secretarías, abocada a la Defensa
Nacional, debía tener eficiencia y claridad en su organización más que el resto, por la
trascendencia de su misión.

“Una Secretaría, o como la llamemos, de Defensa Nacional, que


tiene la misión de preparar íntegramente al país para la defensa; quien es
quien coordina todo lo relativo al ejército, Armada y Aviación, como así
también las actividades civiles en las industrias, para no dejarse sorprender
por los acontecimientos. Existe además la Casa Militar de la Presidencia.
El Presidente, como director de las Relaciones Internacionales, emplea en
forma directa al señor Secretario de Estado en el Departamento, como
auxiliar inmediato”.

Perón entendía tres grados distintos de coordinación entre los organismos y


ministerios. El primero de ellos es establecer la doctrina común, a la que Perón se aboco
con entusiasmo y sistematicidad, observando que implicaba que los hombres “actúen con

324
congruencia y concurrencia”, para lo cual se elabora la “Ayuda Memoria referente a la
Orientación Política de Gobierno 1947-1951”, donde están fijados los objetivos para cada
una de las políticas que sostiene el Estado.
En un segundo nivel de coordinación, establece Perón que debe evitarse el trabajo
individual dentro de los ministerios y secretarías, para lo cual toma como ejemplo
ilustrativo justamente el Equipo de Defensa Nacional, que está integrado por tres
ministros militares, y un equipo político formado por los ministerios políticos que actúan
dentro del gobierno (Ministerio del interior, Justicia e Instrucción Pública, y secretario de
Salud).
Por último, en un tercer nivel de Coordinación, es el que el propio presidente
realiza con cada uno de los equipos, de manera que “todo esté perfectamente coordinado y
nos permite marchar más o menos de acuerdo, cualquiera sea la manera de pensar de
cada uno de los que actúan en ellos” (Perón,1948b;103).
A continuación, al realizar un balance del ejercicio de la política internacional,
Perón advierte que la situación del país en el orden de la política externa, tanto en lo que
respecta a los grandes estados, como para los “estados menores” del centro y Sud América,
“no era en manera alguna una situación que podríamos llamar confortable”.

“Nosotros fijamos inmediatamente un plan con sus objetivos y con


una planificación; establecimos diez o doce objetivos, y dijimos cómo
íbamos a realizar cada uno de esos objetivos, y nos pusimos a trabajar para
conseguirlo” (Perón,1948b;104).

En otro discruso de Juan Perón que publica la Revista Hechos e Ideas, en este caso
el dado el 5 de julio de 1949 ante las Fuerzas Armadas en la Cena de Camaradería
(publicado en el número 64 y 65 del mes de Julio-Agosto de 1949), el líder hace un repaso
de los “principales logros de gobierno” (Perón,1949c), pero ahora a un público tan
particular, donde sabe que hay temas que estimulan la representación integral de la patria.
En el trabajo titulado “Las realizaciones de Gobierno”, Perón comeinza hablando
sobre la importancia de estrechar vínculos de camaradería y refirmar el sentido solidario
“de todas las jerarquías” ante los símbolos de la Patria y frente a la responsabilidad de su
custodia, como ya hiciera en el Discurso de Camaradería comentado del año 1948. Como
hiciera también en numerosas oportunidades, repite el sentimeinto de su “honda emoción
de soldado” . (Perón,1949c;394).

325
Como era de esperarse, y como se incrementará al año siguiente declarado “Año
Sanmartiniano” por ley (como ya hemos analizado), el mandatario homenajea al Padre la
Patria antes de las consideraciones particulares, representando en él a todos los héroes y
próceres que pueblan el panteón nacional.

“Brindo mi homenaje de soldado y de patriota a la legión de los


héroes –argentinos que encabezada por San Martín nos contempla desde la
inmortalidad y cuyo recuerdo está presente entre nosotros. Cada uno de
ellos es el ejemplo de las virtudes a que aspiramos y la inspiración de
nuestras acciones en el servicio a la República. Constituyen los arquetipos
guerreros en que se cimentan nuestras glorias militares y representan la
emulación permanente para la formación de las nuevas generaciones de
soldados argentinos” (Perón,1949c;394).

A continuación Perón para a explicar que la escuela de las armas, “templada en el


sacrificio y tonificada en la contemplación de los héroes”, tiene como principal objetivo la
formación del carácter de los oficiales, lo que hace grande a los hombres “y fuertes a los
pueblos”. Entendiendo que el hombre es el valor predominante de la historia, la carrera de
armas moldea el temperamento y el carácter de ese sujeto que resguarda el sentido de la
historia.
La historia de la humanidad, es para el mandatario, un decálogo interminable de
acontecimientos donde el hombre ha sucedido al hombre, donde los pueblos han seguido a
los pueblos y donde las naciones han surgido sobre las ruinas o las grandezas de las
naciones. En ese devenir lo que permanece es el hombre, el cual se templa con valores
espirituales como conductores. En ese contexto, la camaradería y la solidaridad dan
cohesión espiritual a los “hombres embanderados” en el servicio directo de la Patria.

“La vigilia en armas es la misión del soldado, como el trabajo


incesante es la función del ciudadano. Desde la vieja Esparta que dividió a
su pueblo en guerreros y en trabajadores, hasta nuestros días, en que los
trabajadores son a la vez soldados de la República, muchas han sido las
gradaciones intermedias existentes. Pero el valor de los pueblos o de las
fuerzas armadas no se ha medido tanto por su organización o
adiestramiento, cuanto por la capacidad y los valores espirituales de los

326
conductores y de los cuadros. Es precisamente aquí, donde el hombre
alcanza su valer más preponderante. Es también por ello que el arte militar
ha recurrido a la capacitación profesional y los Estados a la formación de
servidores que, haciendo del orden espiritual de la profesión un verdadero
sacerdocio, la elevan y ennoblecen. Sin estas dos condiciones la milicia
pasa a ser un oficio oscuro e intrascendente”.
“La República nos inviste de jerarquía y nos discierne grados,
esperanzada en nuestra pericia y confiada en nuestra lealtad de ciudadanos
para servirla. Nuestro compromiso consiste en no defraudarla. Para ello el
procedimiento es simple y claro el objetivo: poder saber para una profesión
perfeccionada y saber poder para un servicio ennoblecido por la virtud”
(Perón,1949c;394).

Como conductores de un colectivo trascendente, a esos oficiales les está vedado,


como ya hemos citado, servir intereses parciales o de círculo, porque la Nación los necesita
para el servicio del pueblo en su conjunto y no de sus facciones. Recordemos que un año
más tarde, cuando Perón elabore las 20 verdades justicialistas, dos de ellas harán
referencia a no defender intereses particulares, sectoriales o de “círculos”, como por
ejemplo cuando establece que el Peronismo es “esencialmente popular”, por lo tanto si
todo círculo político “es antipopular”, entonces no es Peronista.
De la misma manera establece que el Peronista trabaja para el movimiento, y el que
“en su nombre sirve a un círculo, o a un caudillo, lo es solo de nombre”. Nos dice Perón en
el artículod e Hechos e Ideas referenciado que por eso los militares se prometen fidelidad a
la bandera, que es la Patria misma; jurando cumplir y hacer cumplir la Constitución
Nacional como mandato supremo del pueblo, “en comunidad organizada que lo
representa” (Perón,1949c;394).
Los oficiales de la República son garantes del orden, custodios de la organización.
Quienes no entienden esto (la oposición) creen ver en la prédica castrence una tendencia
militarista, visión que les impide apreciar el cuadro social y político en su conjunto. No
entienden la subordianción que poseen las Fuerzas Armdas al proyecto político, que las
trasciende, y nos trasciende, no comprenden el liderazgo, la nacionalidad, ni los rasgos
claros de lo que implica la conducción.

327
“Ciertos núcleos de la oposición acaban de lanzar a la calle
públicamente sus inquietudes por la existencia de una tendencia militarista
en la República, que, según ellos, constituye un peligro para la ciudadanía
y para las instituciones. Quienes así opinan desconocen evidentemente la
realidad nacional, las virtudes del cuadro de oficiales y la reciedumbre de
las Fuerzas Armadas.”
“El militarismo se caracteriza por la subordinación y orientación de
todas las actividades nacionales al enfoque y pensamiento de un grupo
militar que resuelve en el país todo con el criterio que surge de hipotéticos
conflictos, sin tener en cuenta el pensamiento civil, las posibilidades, los
intereses y la voluntad nacional.”
“Ni en la República existe militarismo, ni tampoco gigantescos
planes armamentistas, ni intervención alguna en la conducción de los
asuntos del Estado, a espaldas de los mecanismos constitucionales. Como
soldado, como argentino y como Presidente de la Nación protesto por la
gratuita ofensa que hiere profundamente al corazón de todos los soldados
leales de la República, de esos soldados que ejercitan constantemente la
abnegación, la obediencia y la subordinación, que diariamente ponen a
prueba el carácter en el manejo de los hombres y que viven cultivando la
inteligencia para lograr el dominio de los problemas técnicos, profesionales
y humanos, que abarcan en las jerarquías superiores hasta los complejos de
un Estado moderno”. (Perón,1948f;7).

Los oficiales sí tienen en claro la misión que cumplen, el rol extraordinario que la
historia les ha impuesto, la misión que llevan adelante. Son custodios de la dignidad
nacional, estando siempre al servicio de la dignidad nacional, y sobre todo, como dijimos
en varias oportunidades, son “garantes del orden”.

“Porque comprendéis cabalmente la misión de custodios de la


dignidad nacional y habéis dado al pueblo sobradas pruebas de que estáis
al servicio exclusivo de la Nación, como garantía de orden, de paz, de
justicia, de libertad, de progreso y de respeto a las instituciones y a la
voluntad popular y porque en vuestros buques, cuarteles y bases la flor de
la juventud argentina es nivelada democráticamente en el servicio de las

328
armas como recaudo para asegurar, sobre bases ciertas, el futuro de la
Nación, el pueblo os brinda siempre la confianza y el cálido afecto de su
simpatía” (Perón,1948f;8).
“En esta escuela no solamente hemos de hablar a los alumnos de lo
que ellos deben hacer para triunfar en la conducción o de lo que ellos
deben hacer para hacer triunfar a nuestro movimiento, sino también de lo
que ellos deben ser para honrarlo y de lo que cada uno de nuestros
hombres de la masa debe alcanzar para que podamos decir en el futuro que
de esta escuela, que trabaja no solamente sobre la inteligencia de los
hombres, sino también sobre su alma, hemos irradiado no solamente luz,
sino también el calor de las virtudes peronistas, sin las cuales el
movimiento justicialista sería un movimiento político, más lindo al
principio, bueno a la mitad y malo al final”.
“Porque, señores, estos movimientos triunfan per el sentido heroice
de la vida, que es lo único que salva a los pueblos; y ese heroísmo se
necesita no solamente para jugar la ida todos los días o en una ocasión
por nuestro movimiento, sino para luchar contra lo que cada uno
llevamos dentro para vencerle y hacer triunfar al hombre de bien, porque
al partido lo harán triunfar solamente los hombres de bien. Si la escuela,
cumpliendo, como anhelamos, esa función, corre a lo largo del tiempo con
su enseñanza y con sus virtudes, no tengo la menor duda de que en esa
ocasión, dentro de varias generaciones,tendremos de esas nuevas
generaciones argentinas el recuerdo, el cariño y el reconocimiento a esta
acción que hoy iniciamos en la Argentina, pensando solamente en nuestra
Patria, en su felicidad y en su grandeza.” (Perón,1951a;110).

Dentro de la comunidad organizada, las fuerzas armadas de la Nación son para


Perón algo así como la columna vertebral que sostiene la vertical de todo el organismo,
formando parte de la unidad nacional, “pero no como una parte inerte, sino como un
órgano vivo integrante de todos e integrado por todos los demás”. Las fuerzas armadas han
de ser siempre en la vida nacional lo que son ahora: parte del pueblo, trabajando para el
pueblo y compartiendo con el pueblo sus afanes y sus inquietudes (Perón,1950b;225).

329
5. 2. 5. Como relámpago en la oscuridad: estableciendo presencia mundial y
recuperando el patrimonio.

Como paso inicial para que la Argentina recupere un lugar importante en el Mundo,
y se acople al rol de grandeza que el destino le manifiesta,173 es prioritario que el país
recupere parte del “patrimonio perdido”. Esta idea está relacionada con la representación
trabajada anteriormente de que el peronismo propicia una “restauración” del orbe
perdido, una regreso idílico a la época donde lo patrimonial estaba protegido.
En el artículo escrito por Juan Perón ya comentado, titulado “Las realizaciones de
gobierno” publicado en julio de 1949 en el número 64 de la Revista Hechos e Ideas (Año
X, Tomo XVI), el líder le dedica un apartado al “Patrimonio Argentino”, donde delinea la
labor de recuperación emprendida.

“Estamos satisfechos de la labor cumplida. En tres años de gobierno


hemos incorporado al haber patrimonial del Estado bienes por una suma
superior a los 10.000 millones de pesos al valor actual, consistente en la
nacionalización de empresas de capital foráneo, creación de nuevas
empresas de servicios, liquidación de deudas, etc., etc. En 1946, al hacerme
cargo del gobierno, la situación del erario público era difícil, no había
dinero ni para pagar los sueldos de los servidores del Estado. El Ejército
adeudaba ocho meses del forraje de su ganado. Los créditos en el exterior
estaban sin garantía, en monedas inconvertibles, el oro bloqueado y se
amenazaba con un peligroso jubileo con el pretexto de la terminación de la
guerra”. (Perón,1949c;395).

Frente a esto Perón elaboro un programa, llamando a consulta a numerosos


técnicos. En el planteo se hace un diagnóstico de lo que debe hacerse con urgencia, entre lo
que se dispone (Perón,1949c;396):
- Liquidar la deuda externa que en ese momento representaba un pago diario de
2 millones de pesos.

173
Hemos desarrollado la idea de un Destino Manifiesto justicialista en el artículo: Lavallén Ranea, Fabián
(2009); Sueños de grandeza. El Destino justicialista. En: Revista Fundación Antigua. Año IV. Número
Especial. Malvinas Argentinas. Provincia de Buenos Aires. Julio de 2009.

330
- Comprar los ferrocarriles extranjeros y las casi 20.000 propiedades que como
bienes indirectos pertenecían a empresas.
- Comprar los teléfonos de compañías foráneas.
- Nacionalizar los servicios públicos.
- Comprar una marina mercante de por lo menos un millón y medio de
toneladas.
- Nacionalizar los seguros y los reaseguros.
- Cumplir el Plan Quinquenal de Gobierno que involucra obras por casi 6.000
millones de pesos.

Habiendo pasado tres años de ese planteo, Perón apunta que todo ese programa “se
ha cumplido” y “todo ha sido pagado religiosamente”; pasadando de ser un país deudor a
país acreedor, recuperando un patrimonio que vuelve a estar al servicio de la Nación
Argentina, observándose como un hecho, inluso, que la independencia se ha cumplido.
Esto trae acarreado una nueva misión, defender y consolidar esa posición,
impidiendo la entrega, incluso, “sacrificándonos si es preciso” (Perón,1949c;396). Pero el
gobierno no sólo debe lidiar con esa misión trascendente, aclara el líder que además
deben contenerse las campañas de rumores, de desprestigio, “de calumnias de todo orden”,
de las cuales no han escapado ni aun las propias fuerzas armadas. Pero por suerte el pueblo
ha demostrado estar a la altura de la misión y las circunstancias, comprendiendo la
trascendencia de la coyuntura que se atraviesa, y el objetivo global que se plantea.

“Es el tributo que debemos pagar al bien de la Patria. Las


promueven los grandes consorcios y los que siempre comerciaron con el
patrimonio y la dignidad de los argentinos. La financian desde el exterior y
las dirigen desde los bufetes de los que siempre pusieron su ciencia y su
conciencia al servicio de los que pagaron mejor. Nosotros somos otra clase
de argentinos, que pensamos que no hay suficiente dinero en el mundo,
como para torcer la conducta del que lucha por el honor de una bandera.”
“El pueblo argentino, como en sus mejores horas, ha demostrado
fehacientemente que está con esa causa, que marcha tras esa bandera y que
anhela escribir otra historia que borre el oprobio de un sometimiento
colonial, que no puede aceptar sin desmedro un pueblo que ha sabido morir
por su bandera.” (Perón,1949c;397).

331
Sabiendo que la situación del país al terminar la segunda guerra mundial “pudo
haber sido trágica para los argentinos”, Perón les ofrece a los “desmemoriados” un
panorama de la situación oscura y dantesca que se dio al término de la Primera Guerra
Mundial, donde se dio “la historia más aleccionadora de nuestras vidas”, con 10 ó 15.000
desocupados, viviendo en “casas de lata en Puerto Nuevo”; con ollas populares en las
calles; con legiones de linyeras, con un precio del pan a más de un peso el kilo “en piezas
incomibles”; legiones de niños hambrientos “que llegaban con su tachito a retirar las
sobras del rancho en los cuarteles”, con la "Semana Trágica"; con todas las miserias
fisiológicas y sociales, con depresión, oscuridad, suciedad espiritual, vergüenza. Hasta cita
Perón como los propios “servidores del Estado” cobraban los sueldos con dos o tres meses
de atraso (Perón,1949c;397).

“Esto trajo un descenso, tal en la economía argentina que el país


quedó sumido en la depresión más espantosa. ¿Qué podíamos esperar que
se produjera en 1946 —posguerra de la segunda guerra mundial—, con
esta dura experiencia de la primera? ¿Cuáles fueron las causas que
originaron en 1918, semejante derrumbe? En primer término la falta de una
concepción social para solucionar los problemas del pueblo argentino. En
segundo lugar la falta de una concepción económica para la solución de los
problemas de la Nación Argentina. Luego la existencia de los grandes
monopolios, el estado colonial de la economía y la falta de capacidad,
honradez o valor para "tomar al toro por las astas". (Perón,1949c;397).

Ante este panorama, Perón, cuando la Segunda Guerra Mundial culminaba, y


siendo Secretario de Trabajo y Previsión en 1944, funda el importante Consejo Nacional
de Posguerra al cual le dio la trascendente misión de estudiar con hombres técnicos y
“libres de influencias extrañas”, la solución de los problemas más emergentes de la nueva
posguerra. De dichos estudios surgió un “nuevo ordenamiento económico, basado en la
necesidad de llegar a la total independencia de la economía argentina” (Perón,1949c;397).
Entre los principales objetivos que se planteo el nuevo rodenamiento surgido del
Consejo, se cuentan entre otros:

332
-Dejar de ser una colonia más y enfrentar el destino con la dignidad
de los libres.
-La nacionalización del Banco Central y organización del sistema bancario.
-El desplazamiento de los monopolios por la comercialización estatal
de la producción.
-La nacionalización de los seguros.
-La industrialización y defensa de la producción industrial.

Según Perón en ese Consejo Nacional de Posguerra “se estudiaron todos los
problemas, se presentaron soluciones y se planificó la acción realizada” en su gobierno. En
ese ámbito nace el famoso IAPI, el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio, que
tenía como finalidad, frente a la “inorganicidad de nuestra indefensa economía”, oponer al
“comprador único”, también un “vendedor único”, lo que evitó la ruina e impidió a los
“voraces consorcios monopolistas de origen foráneo se llevaran el producto del trabajo
argentino al extranjero”, pudiéndose tonificar la economía nacional, y “haciendo que la
riqueza argentina, estuviera. por primera vez, al servicio de los argentinos”. En una
palabra, posibilitó la independencia económica (Perón,1949c;397).

“En tal situación el I.A.P.I. fué quien encaró la solución de los


transportes comprando 60.000 camiones. ¿Dónde? Donde estuvieran,
porque las empresas que normalmente abastecían de camiones al país no
tenían una sola unidad disponible. Fué así necesario traer vehículos de los
más lejanos y diversos lugares del mundo, gastar en ello más de 50 millones
de pesos, entregarlos a los que desearan "fletear" por su cuenta para pagar
a plazos con el producido. Así se salvaron los 4.000 millones de pesos,
importe de esa cosecha. Simultáneamente se solucionó el problema de los
puertos, a los que también e l I.A.P.I. compró todo el material de carga y
descarga destruido e insuficiente. Al mismo tiempo se encaró decididamente
la compra de navíos para cumplir el programa de adquisiciones de la
Marina Mercante” (Perón,1949c;397).

Perón explica que gracias a esas tareas impuestas, se pudo llevar adelante una obra
social que pone a la República “a la cabeza del mundo”; encarando un plan de gobierno
para realizar obras que en pocos años decuplicarán la riqueza nacional. Sabiendo que es

333
poco probable que haya nuevos líderes de su talla, Perón no tiene la pretensión de que el
que lo siga en el gobierno más adelante, y lo reemplace como primer mandatario, haga otro
tanto; sino que al menos se “conformaría con que hiciera la mitad”, para ver en pocos años
a la Argentina en la situación “a que aspiramos”.

En la imagen de esa Argentina a la que el gobierno de Juan Perón “aspira”, aparece


una de las principales decisiones que en materia de política internacional ha caracterizado
al justicialismo, y aspecto también, que por lo general no se mide en la literatura
especializada sobre la Historia de la Política Exterior en su relevancia e impacto (en
muchos casos no está ni debidamente citada). Nos referimos a la política de estado
mantenida en torno a la Antártida, donde tendrá un protagonismo mayúsculo la labor de
uno de los grandes pioneros australes de este siglo, el Coronel Pujato.
Justamente, en el número 85 de la Revista Hechos e Ideas, correspondiente al mes
de Abril de 1951 (Año XI, Tomo XXI), se publica un artículo de Raúl S. Martínez Moreno,
titulado “Los derechos argentinos en el Continente Antártico”. El trabajo de Martínez
Moreno es un profundo análisis de las metodologías de apropiación que se han
implementado en la historia antártica, teniendo en cuenta los hitos jurídicos que
establecieron los primeros “ordenamientos” de la soberanía polar.

“En los territorios situados fuera de las zonas polares se han


aplicado por los Estados los siguientes medios para adquirir soberanía.
Hasta el siglo XV o XVI, bastaba pasar por frente a un territorio u obtener
un acto atributivo de propiedad por la autoridad papal. Luego comenzó a
exigirse que quien pretendiera derechos fuera al mismo tiempo el primer
descubridor del territorio que se trate. Finalmente fue menester algo menos
incierto, menos ficticio, como lo es la ocupación efectiva, consagrada en el
Congreso de Berlín de 1884/85. Dicho Congreso fijó las bases de la
ocupación como forma de adquisición de la soberanía territorial:
a) ocupación efectiva de un territorio naturalmente, “res nullius”,
es decir de nadie;
b) declaración de tal ocupación a nombre de un Estado y
c) notificación a las demás potencias mundiales (Martínez
Moreno,1951;122).

334
Ese raconto es en funsión de dejar en claro que hay un medio moderno de
adquisición de soberanía territorial que trasciende a los otros; la ocupación. Es verdad que
hay otros medios relevantes, como es el caso de la prescripción , que nace de posesión de
un territorio que otro Estado abandonó, y que por el transcurso del tiempo, sin protesta del
anterior dueño, alguien nuevo lo reclama. También tenemos la accesión, “ya sea natural
(por aluvión o avulsión) o artificial (por obra del hombre)”, nos dice el autor. Y por último
existe también la convención (venta, permuta, cesión, etc.).
Luego Martínez engloba en tres grandes períodos la historia de la vinculación de la
República Argentina con la Antártica (Martínez Moreno,1951;125).
1) El primero, corresponde al período de nuestra emancipación hasta el año 1904.
2) El segundo, desde tal año hasta 1947, y
3) El tercero desde este último año hasta nuestros días.

El tercer período, atravesado pro el Peronismo, para Martínez se caracteriza por una
enérgica y positiva intensificación de la posesión argentina, ya que como puede cotejarse
en las grandes decisiones tomadas por Juan Perón en torno de la Antártida, se envían
expediciones más numerosas que nunca antes, y además, lo que es más importante, se
funda el primer destacamento naval, “perfectamente instalado desde el punto de vista de la
protección contra la naturaleza como para no anonadar a sus pocos y esforzados
integrantes en el silencio y aislamiento invernal, pleno de inquietudes, sobresaltos,
nostalgias y pesadumbre” .

“En resumen: la primera época es de visitas oficiales y no


oficiciales, solamente. La segunda, del comienzo de nuestra posesión y de la
iniciación de actividades oficiales refirmatorias de aquella posesión. La
tercera, de más enérgica y positiva vigorización de esa misma posesión, con
la creación de destacamentos navales, particiapación de la flota de guerra,
alegatos de nuestros derechos, etcétera (Martínez Moreno,1951;128).

Por otra parte, en el número 87 de la Revista Hechos e Ideas, correspondiente al


mes de Junio de 1951 (Año XII, Tomo XXI), se publica un trabajo de Antonio García,
titulado “Imperialismo y autarquía”. En concordancia con los preceptos que se difunden
en los otros artículos, deja en claro desde un comienzo García que la autarquía, nuevo
principio de ordenación económica del mundo, no debe entenderse como como una

335
tendencia de aislamiento o hermetismo, sino que por el contrario, implica simplemente “un
medio de asegurar la alimentación” del propio poder, es decir, autoabastecerse, en un
sentido estratégico, lo que necesariamente implica organizar el aprovisionamiento de
aquellos factores que le son vitales a un “sistema económico” .

“No se ha intentado realizar una sola política de expansión


(orgánica o no) en el mundo contemporáneo, sin una correlativa
preparación del subsuelo autártico. Inglaterra armó su sistema del
Commonwealth auscultando los “espacios vacíos” en casi todos los
continentes y anexionándose más de una cuarta parte del planeta, con una
población total de 500 millones, para compensar su débil naturaleza
insular” (García,1951;343).

Lo importante de la autarquía es no depender estratégicamente de nadie, sino de sí


mismo. Más aún, en un contexto de posguerra, donde los reacomodamientos del sistema
internacional seguramente incorporarán un nuevo juego de fuerzas, de alianzas y de
alineamientos entre los principales acotores del escenario global. Esta idea, como hemos
visto, está muy de acuerdo a los rasgos escenciales que Juan Perón asumía en el nuevo
orden, y sobre el cual advertía en varios discursos y trabajos de los primeros años de su
protagonismo político.
Prosigue García, destacando que el continente no tuvo una “autoridad económico-
financiera” de composición multilateral, que le permita repartir adecuadamente las
contribuciones y los ingresos entre los países socios. Este fenómeno de substitución, para
el analista no sólo expresa una “deformación imperialista” de la política de los Estados
Unidos, sino que también una incapacidad de los países latinoamericanos para comprender
su papel (el cual aclara que no era el de mendigo sino el de socio), y para planear
conjuntamente la contribución económica y financiera de cada una de las partes. Por eso
para García las conferencias interamericanas “pierden su objeto de última instancia”, como
órganos que deberían poder elaborar un “sistema”, si son incapaces de llegar a estos planes
de cooperación económica que regulen “las corrientes de movilización de cosas”,
servisios y capitales, en una órbita regional (García,1951;356).
Se continúan una serie de razonamientos similares sobre la idea de autarquía, en el
número 62-63 de la Revista Hechos e Ideas, correspondiente al mes de Mayo-Junio de

336
1949, en el artículo de Gonzalo Canal Ramírez, 174
titulado “El petróleo, instrumento de
coloniaje”. Ramírez al igual que García, comienza haciendo un balance del
panamericanismo, tan en debate en aquellos años, incluso con cierta audacia plantea una
introducción a modo de “teoría y práctica del Panamericanismo”, donde intenta
caracterizar la dinámica integracionista en perspectiva histórica. En la misma, esboza las
características geopolíticas de las tensiones recientes:

“Quien recuerde la situación general de América —y


especialmente de América latina- en 1934, y quiera asomarse ahora
al panorama del continente, encontrara que la lenta evolución de
nuestros pueblos ha dado un salto. Todo ese precipitarse de historia
que fué la segunda guerra europea repercutió en nuestro tardo
proceso, para avivarlo, si no siempre por virtud de comprensión, por
lo menos por fuerza de necesidad. De pronto esta disgregada grey
de los pueblos latinoamericanos, casi siempre sin pastor, se hizo
sentir en el mundo no ya como rebano, sino como tropel. La
guerra devoraba las reservas de las naciones grandes y estos
pueblos pequeños surgían del mar con promesa de despensa. La
doctrina Monroe, hecha sobre medidas para los americanos de
Estados Unidos se volvió generosa y amplió sus fronteras desde
Tejas hasta la Patagonia, El inteligente autor de la formula
“América para los americanos" había dado a su engendro una
limitada y restrictiva significación política y económica, pero había
dejado flotando en los contornos de su contenido cierta elasticidad
geográfica, extensiva según la necesidad de esa política y de esa
economía, cuya exclusión económica y política no se modificaría a
pesar de la extensión geográfica. Estados Unidos se veía atacado
por el más poderoso enemigo que jamás se haya enfrentado a
potencia alguna: el eje Roma-Berlín-Tokio” (Ramírez,1949;181).
174
Gonzalo Canal Ramírez (1916-1994): Nació en Gramalote, Colombia, en 1916. Licenciado en filosofía de
la Universidad Gregoriana de Roma, abogado de la Universidad Javeriana de Bogotá, empezó su carrera
como novelista, ensayista y columnista de periódicos a los veinte y ocho años con la publicación de Leonardo
en 1944. Ocupó cargos en el gobierno colombiano. Dedicó una gran parte de su vida a las artes gráficas,
pero su bibliografía extensa señala que también fue un escritor prolífico consagrado a la sociedad
colombiana, la cristiandad y a la publicación de relatos infantiles. Desempeñó el cargo de director del Centro
Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe. Falleció en 1994.

337
El dilema con el Panamericanismo radica en su orientación, si va a inclinarse como
como una doctrina, y por lo tanto en un “sistema de buena fe” a base de justicia y se
convierte en “el mejor augurio para el porvenir de los pueblos de este hemisferio”,
observando sus obligaciones comunes y de la totalidad de sus consecuencias, o se
convierte en “un arma de dominio de los grandes sobre los pequeños”, y por lo tanto se
mostrará como un mito más para engatusar ingenuos.
Deben hacerse para el autor, serias resevas sobre la integridad del continente,
porque sino los rasgos de colonialismo persitirán a pesar de los buenos esfuerzos que
encaran muchos actores políticos. Si la definición para salvar al continente del
colonialismo peca de cierta tibieza, no se encamina la organización hacia un porvenir
venturoso para los países latinoamericanos, y se transformará, perdiéndose la maravillosa
oportunidad que esta doctrina implica, en una nueva herramienta de conquista, disfrazada
de otra cosa (Ramírez,1949;182).

“He hablado de buena fe y de justicia y de aceptación honesta de la


totalidad de consecuencias, ya que en los pactos hasta ahora suscritos no se
hacen reservas sobre la integridad del continente, ni sobre su
independencia política y económica. Y aquí llegamos a algo que puede con
vertirse en la prueba de fuego para el sistema: el problema colonial en
América, que se dualiza y bifurca en el continental y en el extracontinental.
La Novena Conferencia Panamericana de Bogotá se pronunció claramente
al expresar su anhelo de ver desaparecido el coloniaje extracontinental en
América y acordó la reunión de la conferencia sobre Colonias en La
Habana, la cual reunida, hace poco, hubo de contentarse con refirmar otra
vez el anhelo, en la forma vaga de las ilusiones y de ver mermada su
importancia por la ausencia de varias naciones de las signatarias de
Bogotá. Esta vaguedad siempre que se trata del tema y este disculpar su
inasistencia a tales debates de algunas naciones, nos están dando ya un
síntoma dudoso para juzgar lo que ya he llamado la aceptación honrada de
la totalidad de las consecuencias del panamericanismo. Síntoma que, unido
al indicio de frialdad con que en América repercuten las reclamaciones de
Argentina sobre las Malvinas y las de Guatemala sobre Belice, nos está
diciendo que no todo es claro y nítido en ese espíritu de solidaridad a que

338
obliga el panamericanismo, aun cuando se trata de temas tan elementales
como la integridad geográfica” (Ramírez,1949;183).

Para Ramírez la lucha ya no se libra “machete en mano”, por el contrario, ahora la


batalla se ha “desplazado a las finanzas, a la economía, a la producción, al consumo, a la
oferta y a la demanda”. Ya con el viejo criterio del hierro nos hemos encontrado libres.
Pero habla de “bella ficción”, si creemos en ella, porque el nuevo criterio del oro nos ha
sumido en un coloniaje aún más grave, porque ya no tenemos conciencia plena de ese tipo
de dominio que se nos ejerce.
A partir de ese prolegómeno, llega Ramíerez al centro de su trabajo: el petroleo. Ya
no hay dudas nos dice, que es “el auge del motor a combustible líquido” lo que nos coloca
en la civilización del petróleo. Con este término quiere caracterizar el estadio
civilizacional que hoy ocupa el mundo, asociando ideas, y rememorando las tipologías
civilizacionales más clásicas, como la civilización del trigo, de civilización del maíz, de
civilización del ahorro, etc.
Hoy el mundo posee una herramienta que la introduce en una nueva fase global, y
que por lo tanto le otorga nuevos hábitos internacionales. Es menester para los gobiernos,
proteger ese recurso vital que ha cambiado la cilización.

“Casi todos nuestros países son dueños de ricos yacimientos. Pero,


a excepción de México y de Argentina, ninguno los ha nacionalizado. Todos
los demás han operado por medio de concesiones al extranjero. Terminadas
las exploraciones, las edificaciones, las perforaciones, las carreteras para
unir los pozos de producción los tanques de depósito, las refinadoras
locales; tendidas las cañerías del oleoducto e inauguradas sus bombas de
impulsión, cuando los centros petroleros ya son en sí una pequeña ciudad
modelo de urbanismo, donde solo falta una iglesia y un local digno para
alojar el personal de las autoridades nacionales, las venas de la tierra se
abren en hemorragia de sangre negra hacia el mar y la “compañía"
licencia la mayoría de sus obreros y empleados, porque, terminada la mano
de obra, las maquinas Io pueden hacer casi todo” (Ramíerez,1949;186-
187).

339
Ilustración 14.

340
5. 2. 6. La industria del Poder.

En la editorial de “Glosas Políticas” de la Revista Hechos e Ideas correspondiente a


Noviembre- Diciembre de 1950 (número 80-81, Año XI, Tomo XX), se publica un trabajo
sin nombre titulado “Evidencias de la política imperialista”. Este trabajo es muy
importante para ver el nivel de compromiso que deben asumir todos los trabajadores ante
la encrucijada internacional en la que se encuentra la Patria.
El trabajo comienza advirtiendo que todas las grandes transformaciones políticas y
sociales requieren “ingentes sacrificios”, por el simple hecho de que si bien movilizan
nuevas fuerzas “vigorosas y pujantes”, chocan seguramente con los intereses a los cuales
se suplanta, por eso se necesita una fuerte convicción sobre la causa que se defiende, y una
lealtad sumprema a los principios por los cuales de lucha (S/A;1950).
El camino que se inicia con la revolución justicialista, se comprende en un nuevo
ejemplo de la titánica lucha empeñada por el “pueblo vitalizado”, por el nutriente del
movimiento renovador inicado por Perón, a los cuales se enfrentan algunos intereses
nacionales particulares y foráneos, “unidos para la conspiración permanente”. Por eso la
irrevocable decisión, elevada ya a máxima universal, de constituir una Nación socialmente
justa, económicamente libre y políticamente soberana, simboliza una pretensión inédita,
insólita, única, en una singularidad reconocible tanto para los adversarios de adentro, como
para “los enemigos de afuera”.
Semejante panorama de actuación política choca indudablemente con el
imperialismo de turno, desde el momento que la soberanía de las naciones son uan realidad
opuesta a la práctica hegemónica. Esto último es difícil de ver, ya que según el trabajo
citado, la circunstancia de ser “actores del extraordinario proceso que vive el país”, nos
limita la visión acerca de la magnitud de los acontecimientos que protagonizamos.

“Evidentemente, no estamos en condiciones de establecer todavía el


cuantioso precio que se ha exigido y se exige a nuestras fuerzas para lograr
el pleno rescate de nuestra independencia, Y es que el imperialismo se
desplaza aún victoriosamente, salvo excepciones, a lo largo de América,
subyugando a las naciones, sojuzgando y empobreciendo a los pueblos, y
socavando todo intento de liberación económica nacional” (A,1950;115).

341
Este artículo es probablemente el más enfático anti-imperialista de toda la
publicación, al menos en lo que atañe a la caracterización del mismo como entidad de
dominación convencional que posee una realidad palpable en el desenvolvimiento del
sistema internacional de aquellos años.
Reconoce el trabajo que el imperialismo no tiene fronteras, ya que su norte es la
dominación de las naciones y de los pueblos, y es en esa dirección que “no vacila en el uso
de los peores expedientes y los mas execrables recursos”. Remarca que la Argentina tiene
adquirido en la materia una “experiencia aleccionadora”, sobre todo por dependencia
económica que debió soportar justamente hasta el “advenimiento” del general Perón al
escenario de la vida política nacional (A,1950;115).
La Argentina desde Perón ya ocupa una posición singular: es el foco de ataque del
Imperio. Para la visión que se expresa del escenario internacional en el artículo, la
Argentina era consciente que ninguna Nación por aquellos años había concitado una
ofensiva análoga por parte del Imperio, y acaso, ese “privilegio” respondiera a la propia
“capacidad de resistencia” y al volumen de “dignidad nacional” que caracterizaba a la
política del gobierno. Nos dice el trabajo que “se quiso engrillarnos, maniatarnos”,
implementando una merma de los recursos provenientes de las exportaciones de nuestros
productos, y bloqueándonos para que no llegasen al país los indispensables y básicos al
desarrollo de nuestra economía.
El objetivo del imperio fue la de empujarnos a una “difícil encrucijada” que sólo
terminaría con nuestro sometimiento, sin importarle al dominador, que a partir de esa
política opresiva, para nosotros y para el resto del orbe, las dos terceras partes del mundo
carecerán de la alimentación necesaria, “o que ésta fuese altamente insuficiente o
deficitaria”. El objetivo era arruinarnos, desembarazarse de la amenaza que significa para
la libre soberanía y la independencia de los pueblos del nuevo continente, el empuje
arrollador y universalista de nuestra revolución (A,1950;115). 175

175
El artículo ofrece un pormenorizado diagnóstico del boicot implementad contra los productos argentinos:
“Gran Bretaña que nos compré durante los años 1947 y 1948, alrededor de cuatro mil millones de pesos, o
sea un promedio de dos mil millones de pesos por año, redujo sus adquisiciones en 1949 a 900 millones.
Estados Unidos de América, que no nos perdonaba no haber podido adueñarse de los ferrocarriles que
poseían los ingleses en la Argentina, y otras cosas más, en pago de deudas de guerra, disminuyó también
considerablemente sus compras: de 550 millones a 350. El mismo fenómeno ocurrió con los países
occidentales que funcionan en la jurisdicción económico financiera de los EE. UU. Disminuyeron cerca del
40 % sus compras de cereales y granos. En efecto, de casi dos mil millones de pesos que computaron sus
compras en 1948, las rebajaron a 1.300 millones. La dilatada geografía del área de influencia del
capitalisrno internacional, prácticamente, dejó de adquirirnos la mitad del valor de nuestras exportaciones
en el año 1949 en relación a los valores de 1948. Si a este malevolente boicot, organizado desde el centro de

342
“El bloqueo económico, el plan Marshall que resultó un monopolio
yanqui, la inconvertibilidad de la libra esterlina y muchas otras medidas
visibles e invisibles como el incumplimiento del tratado comercial
angloargentino, se conjugaron a lo largo de su esfera de influencia en el
mundo, para desarticular nuestra economía. Esta ofensiva, que se había
concretado en el año 1945, se manifestó con absoluta claridad, en todo su
peso, en el afro 1949. La memoria distribuida por el Banco Central de la
República, correspondiente a ese año, prueba con la elocuencia irrefutable
de las cifras, cómo tanto Estados Unidos de América, como Gran Bretaña y
las naciones que giran dentro de su órbita, se aunaron en sus tortuosos
propósitos para dejar de adquirirnos nuestros saldos exportables, no
obstante las necesidades de una Europa arruinada por la segunda guerra
mundial, y con una población que padecía hambre y que no podía
comprarnos lo que necesitaba, por cuanto los dólares del plan Marshall
eran para adquirir en EE. UU. lo que éste no podía venderle”
(S/A,1950;116).

Para graficar el impacto de su gestión en materia de política internacional, Perón


elabora un cuadro comparativo, donde traduce en una columna la síntesis de lo realizado
“antes del 4 de junio de 1946”, y al lado lo acontecido en “los momentos actuales”.
Tomando los principales ejes de cada compartimiento, podemos sintetizar el gráfico
apuntando las siguientes descripciones hechas por Perón. (Perón,1948b;104).

los pulpos financieros y monopolistas del Wall Street, agregamos la inconvertibilidad de la libra esterlina
declarada unilateralmente por Gran Bretaña, violando toda regla de convivencia que nos imposibilitó
disponer sobre la existencia de nuestras divisas en oro; crisis que, a la vez, nos impidió la adquisición, en
las fuentes de producción, de máquinas y el utilaje indispensable para la renovación de nuestros planteles
industriales, instrumentos agrícolas y de labranza, automotores, etc., puede colegirse la gravedad de la
ofensiva emprendida para dislocar la economía de la revolución y llevarnos fatalmente, en una crisis
catastrófica. Hecho que no se produjo, agreguemos, porque la miopía de los pulpos del capitalismo
internacional, no reparo en la reciedumbre de las transformaciones argentinas, entre ellas, sin duda, una de
las más importantes, la reforma bancaria que permitió al gobierno —no a las instituciones privadas-
manejar el poderoso instrumento del crédito en función de las necesidades de la producción industrial,
agraria y mercantil, y de acuerdo a la función social que desempeña el poder crediticio de la Nación”. Ver:
Glosas Políticas: Evidencias de la política imperialista. En: Revista Hechos e Ideas Noviembre- Diciembre
de 1950 (número 80-81, Año XI, Tomo XX).

343
 Política internacional argentina.

Antes del 4 de Julio de 1946.


1) Insuficientes relaciones con los países americanos.
2) Falta de solidaridad y comprensión con los países europeos.
3) Falta de relaciones con la URSS.
4) Falta de gravitación en las asambleas internacionales.
5) Ausencia en los comandos de los organismos internacionales.
6) Dificultades para la proyección de nuestra cultura.
7) Ausencia y aislamientos deplorables frente a conferencias y planteos políticos
mundiales. 176

Es esos mismo ejes, pero En los momentos actuales.


1) Relaciones consolidadas con los pueblos americanos.
2) Renacimiento de la cordialidad y cooperación con los países europeos.
3) Establecimiento de las relaciones diplomáticas con la URSS.
4) Recuperación del prestigio en las asambleas y nuevo diálogo de la Argentina con el
Mundo.
5) Tratados que favorecen la política internacional del País.
6) Intercambio comercial con todos los pueblos del Mundo.
7) Expansión de la cultura argentina hacia los centros universales.
8) Defensa de la libre voluntad de los pueblos.
9) Todo nuestro respeto y muestras de energías al servicio de la Paz.
Luego de presentar ese cuadro, Perón profundiza en algunos aspectos particulares, de
donde tomamos los dos siguientes:

 La presencia argentina en los organismos políticos mundiales.

Antes del 4 de Junio de 1946.


1) Los organismos internacionales de comando y conducción, cerráronse en absoluto
para la Argentina.

176
En este punto remarca la falta de relaciones amistosas con la URSS, Yugoslavia, Polonia, Italia, Filipinas,
Rumania, China, Austria e Irán. En contraste, a partir del 4 de Junio de 1946, el gobierno mantiene
“relaciones amistosas con todos los pueblos de la Tierra”.

344
En la Actualidad.
1) Miembros del Consejo de Seguridad en las Naciones Unidas.
2) Miembros del Foro Internacional de Emergencia (Organismo de las Naciones
Unidas).
3) Miembros de las Comisiones internas más importantes de Naciones Unidas.

 Conferencias y Asambleas internacionales.

Antes del 4 de junio de 1946.


1) Las asambleas internacionales no escuchaban la palabra argentina. Los
representantes actuaban silenciosamente. Sin doctrinas que exponer. Se había
perdido la posibilidad internacional de ser orientadores.

En la actualidad.
1) Delegados argentinos de un gobierno popular y constitucional hablan el lenguaje de
la verdadera Argentina.
2) La participación en conferencias y asambleas se cumple con éxito y en forma
pujante.

En la última parte, abocada a la política internacional, detalla Perón la resolución a


lo que antes se consideraban el principal problema de la política internacional de nuestro
país, como es el caso de las relaciones con los Estados Unidos, problema superado y
“resuelto”, por intermedio de entendimientos pacíficos, enmarcados en un camino de
reencuentro.
Sobre este punto de la presencia de la Argentina ante los organismos
internacionales, la Revista Hechos e Ideas ha sido sistemática en presentar artículos
referidos a los eventos multilaterales de aquella época, sobre todo a las presentaciones de
las delegaciones argentinas ante las Conferencias Panamericanas.
En el número 48 de la Revista Hechos e Ideas, correspondiente al mes de marzo de
1948, se publica bajo el título “Argentina y Estados Unidos fijan posiciones”, la
disertación realizada por el canciller argentino Atilio Bramuglia ante la IX Conferencia
Panamericana de Bogotá, lo que se aclara en una suerte prólogo editorial que acompaña al
trabajo. En ese prólogo se destaca que “la palabra argentina ha sonado hoy con más

345
autoridad y más humanizada que en otras épocas”, habiéndose sacudido el “yugo del
coloniaje económico y elevado el nivel de vida de nuestro pueblo”.
Comienza Atilio Bramuglia remarcando las horas difíciles que atraviesa el sistema
internacional, coyuntura que como hemos dicho en varias oportunidades, es de notable
emergencia para el peronismo. En dicho marco de crisis y cambios mundiales, para
Bramuglia se robustece la necesidad de poseer parámetros morales y fuertes convicciones
que nos guíen en tales circunstancias.

“La novena Conferencia Interamericana se realiza en horas


azarosas y difíciles para los otros pueblos del mundo y para el propio
continente. Inspiración para las naciones de América en su más genersoa
idealidad, quiere dar fomras concretas a nuevos y profundos anhelos
sociales, que posibiliten la independencia política del hombre, su salud
económica y su bienestar social. Cuenta para ello con una inmensa fe a la
que nada podrá amilanar; con una sin igual moral, puesta en esta
circunstancia a realizar, con toda la fuerza del espíritu americano, la tarea
relevante e histórica de exponer y resolver aquí los problemas que
preocupan a todos los estados representados en esta Conferencia”
(Bramuglia,1948:22).

América en palabras del Canciller, atraviesa un ciclo donde se ponen a prueba las
convicciones y las vocaciones de Paz y cooperación. Eventos como la Conferencia aludida,
ayudan a dinamizar esa energía cooperativa, para encauzarla y proyectarla, teniendo un
punto constructivo, un espacio donde agilizar el entendimeinto.

“Venimos aquí, señores, a afirmar una fe sagrada en nuestros


estados nacionales y soberanos y en los destinos de los pueblos americanos
que experimentan hoy sentimientos de una solidaridad íntima. Todos los
hombres y mujeres y niños de América saben hoy que los gobiernos de los
pueblos y las relaciones de éstos entre si, sólo exigen comprensión, buen
sentidos y honradez de conducta (…)”.
“Ha habido en América, sin embargo, energías suficientes com para
que su fe no se debilitase en inguno de los hombres, y para que jamás el

346
empeñoso trabajo de los ciudadanos conociera la fatiga (…)”
(Bramuglia,1948;22).

“En América, la fe ciudadna, la fe de los corazones continentales, la


fe en la hermandad occidental, ha sido la gran restauradora de la
continentalidad que nos convoca. Rememorar el valor de esta fe, utilizarla
en la realidad actual y proyectarla sobra las horas del porvenir, no es un
problema de líneas generales, y sí, en cambio,es vincular el espíritu patricio
de los pueblos con el espíritu forjador de América, del cual nos sentimos
orgullosos y en cuya empresa trabajamos con igual entusiasmo”
(Bramuglia,1948;23).

En cuanto a la Argentina, remarca el canciller lo que significa la paz como valor


fundamental, ya que la Paz para la Argentina “historia y presente”, impulsada siempre por
la voluntad orientadora “de mantener inalterable nuestra tónica pacifista”.

“Nos acompaña una fuerza de pasión de libertad, que nacida hace


más de una centuria en un amanecer en el espíritu patrio como vocación y
fuerza creadora”. (Bramuglia, 1948;24)

Para Bramuglia entramos a una etapa global donde América cumple un rol
fundamental para garantizar la Paz y la cooperación, y nuestro país está plenamente
convencido de ese rol, colaborando también en una fuerte contribución espiritual, como
expresara el famoso discurso del 6 de julio de 1947 que hemos detallado en la sección
anterior.
Nuestro país puede colaborar en esa construcción espiritual, consolidando las bases
sociales y políticas de una fuerte “filosofía continental”, en miras de una acción conjunta,
una acción solidaria. Por ello, la unidad del mañana, debe forjarse hoy, y esas bases
citadas, son el primer paso para desarrolarla (Bramuglia,1948;25).

“El objeto de nuestra conferencia está constituído por la necesidad


de estructurar en la realidad histórica del momento una vida de relación
continental que la haga imposible desligarse del destino de América, que
nace, se nutre y vive en la libertad” (Bramuglia,1948;27)

347
Para esta construcción, la Argentina es un ejemplo, con una sociedad que mira al
futuro, donde el trabajo está organizado y defendido, donde la política “está consolidada
por la verdad constitucional”, donde se recuperó la economía, y desde donde entonces
podemos contribuir a la dignificación del hombre americano, porque ya nos hemos
dignificado nosotros, mostrando un acendrado amor “por los valores sustanciales de la paz
y del trabajo”.
“De ahí que el pensamiento político argentino tenga un ámbito de
aplicación en el continente y quiera servir a la planificación integral de
América para volverse si es posible en procura de las realidades
internacionales que consagren la pacificación universal” (…).
“La cultura jurídica que practica la Argentina tiene esencia
americana y por ella alienta el trabajo de sus pobladores, en base a los
derechos que le incumben, generando en cada ciudadano pensamientos
nuevos cuyas vibracioens consisten en alcanzar el bienestar y la felicidad
de los seres de un gigantesco concurso de voluntades”.(Bramuglia,1948;28)

Siendo reiterativo pero notoriamente enfático y congruente con lo propuesto en


documentos oficiales, discursos de Perón, e incluso en la Doctrina oficial, para Bramuglia
la “gran responsabilidad” que tiene América es la que surje de su fervoroso destino
pacifista, que choca con una realidad de fuerzas antagónicas y egoístas en el resto del
mundo.
En el número 77 de la Revista Hechos e Ideas, correspondiente al mes de Agosto de
1950 (Año XI, Tomo XIX), se publica el trabajo de Eduardo A. Garimaldi, titulado “La
defensa nacional y el progreso industrial”. En el mismo el autor da cuenta de lo
entrelazada que está una sociedad moderna, y las implicancias que posee cada faceta del
estado para el buen desempeño de todos los sectores. Para este autor, la organización sin
dudas es el atributo indispensable para la presentación de un país con ambición de
protagonismo en el escenario internacional.

“Las fuerzas armadas, como ya se ha dicho, no son más que una


consecuencia de las posibilidades humanas, económicas, industriales,
etcétera de un país. La preparación para la guerra debe, necesariamente,
reposar en una adecuada preparación económica. Para cada soldado

348
combatiente, es necesario prever la organización en el interior del país de
los recuersos de toda naturaleza (fábricas, obreros, técnicos, transporte,
etc.), todo lo cual configura un complejo mecanismo que debe prepararse
armónicamente sobre la base de una acción constante de previsiones
tomadas durante la paz.” (Garimaldi,1950;333).

A partir de esto, infiere el autor que la capacidad de una Nación para adaptarse
rápida y eficazmente a las condiciones de guerra, constituye uno de los factores más
importantes para afrontarla con éxito. Tal adaptación, debe empezar en el campo industrial.
Y se pregunta, ¿Qué constituye el potencial industrial? Es lo que debe proporcionar los
medios materiales que exige la guerra, y además, garantir al mismo tiempo las necesidades
civiles, lo que constituye uno de los pilares del potencial bélico de una Nación

“La producción de guerra debe ser de calidad y de gran rendimiento


y para ello, las fabricaciones deben hacerse en serie y permitir la
intercambialidad de piezas elaboradas y el montaje, aunque procedan de
diferentes fáfricas. Tales exigencias permitirán alcanzar grandes volúmenes
en la producción, pero requieren que desde tiempo de paz vaya
preparándose la industria privada, encomendando las fabricaciones de
prueba. Como se deduce, se requiere proporcionales la oportunidad de
trabajar con las exigencias de la producción de guerra.”
(Garimaldi,1950;333).

Para Garimaldi debáin clasificarse todos los establecimientos fabriles, y según


resulte de los trabajos que hayan ejecutado con vistas a la movilización industrial y a los
conceptos ya expresados, se les asignarán misiones futuras y concretas, de acuerdo a la
siguiente clasificación:
A) Fábrica para la producción de guerra, exclusivamente, y entre éstas se
encontrarán:
-Las sometidas a un régimen militar.
-Las que encontrándose bajo contralor militar, mantendrán la dirección habitual.
-Otras se mantendrán como reserva o se instalarán en la inminencia o durante la
guerra.

349
B) Fábricas destinadas a la producción de bienes de consumo comunes a la fuerzas
armadas y a la población civil se encontrarán:
-Algunas, bajo régimen militar;
-Otras, con contralor militar y libres.
C) Fábricas que cesarán su producción de paz al estallar la guerra y que pasarán a
integrar la producción propia de alguno de los grupos anteriores.

“Los tipos de industrias más importantes para el esfuerzo bélico son


los siguientes: de armamentos y municiones; de fabricación de máquinas y
vehículos de todas clases; de los combustibles; la pesada del hierro y
metales no ferrosos; la pesada química y la de la alimentación; sin que sea
posible hablar de preeminencias de unas, sobre otras, dado que todo el
conjunto deberá, tener el equilibrio adecuado de los elementos que lo
conforman”. (Garimaldi,1950;345).

Como las necesidades de guerra “son tan abundantes y de naturaleza tan diferente a
las de paz”, el sistema económico de guerra diferirá profundamente con el de paz. El
potencial económico de guerra adquiere, dentro del concepto de la guerra total, un aspecto
capital y regirá todas las actividades relacionadas con la economía de guerra, modificando
la natural estructuración económica de un país (Garimaldi,1950;346).

350
5. 2. 7. Tercer acto: El tercerismo como forma de vida.

José María Rivera en el artículo “Economía capitalista y economía social. La


tercera posición peronista frente a los absolutismos económicos y políticos” (Febrero de
1950, Año X, Tomo XVIII, número 71) se adentra en los “nuevos horizontes” que plantea
el tercerismo como instancia de entendimiento no sólo económica de la vida.
Plantea Rivera que asistimos una paulatina transformación de toda nuestra
organización económica bajo la hegemonía de principios humanistas, que seguramente
hacen prevalecer la utilidad social “por encima del mero egoísmo individual”. El
tercerismo constituye entonces una doctrina rectora de una nueva forma de vida,
antagónica con la tempestad imperante en Europa, sin caer en ninguna de las dos formas
opresoras que prevalecen en el orbe.

“De la explotación capitalista de los medios de producción vamos


pasando pausadamente a una organización económica en donde los ideales
de justicia y dignidad humana adquieren una vigencia suprema y tienden a
sustituir los viejos cánones de la explotación, por los de la cooperación y la
justicia social. La revolución justicialista argentina señala un camino de
paz y bienestar, en momentos en que se pretende obligar a la humanidad a
decidirse por una alternativa cuyos dos términos son igualmente
desechables: la explotación del hombre por la plutocracia moderna o por la
burocracia bolchevique. Frente a esa disyuntiva pavorosa la República
Argentina ha asumido por primera vez en su historia una posición rectora
para propiciar, no solamente por la doctrina sino también por la dialéctica
incuestionable de los hechos, una tercera posición substancialmente
democratica entre el absolutismo económico del capitalismo y el
absolutismo político del comunismo”.(Rivera,1950;123).

Perón como líder es esta nueva concepción económico-social, según Rivera ha


sintetizado la posición de equilibrio: "el individualismo favorece al hombre aislado, pero
con ello no hace feliz a la humanidad. Contra él, en forma de reacción, se desplaza
rápidamente un movimiento hacia la total socialización; es decir, que el hombre
desaparece como entidad para aparecer la agrupación como ente”. Tomando las palabras

351
de Perón, el autor explica que los dos extremos citados han sido siempre, como todos los
extremos, organizaciones que no han resistido al tiempo. Lo que permanece, debe ser
absolutamente “un término medio”, eso es lo estable como organización humana. Incluso
si observamos el movimiento del mundo, puede verse el movimiento pendular que posee,
oscilante entre el individualismo y la socialización.
Esa imagen que nos dibuja Perón con su descripción, el régimen la representó en
numerosas oportunidades en la literatura oficial de la época, de hecho uno de los íconos
más importantes del tercerismo está representado por el escudo justicialista en un péndulo
oscilante, entre el capitalismo y el comunismo.
Nada menos que eso es la tercera posición, garantía y presupuesto de la auténtica
democracia. Perón, según Rivera, observaba que cuando el equilibrio desaparece “y el
poder absoluto se transfiere a un grupo financiero o político, no puede hablarse de
democracia sino de una ficción democrática representada en beneficio de esa minoría”
(Rivera,1950;123).
El justo medio del que habla el autor obliga a resistir y “triunfar sobre la poderosa
fuerza polarizadora del momento”, es una pugna, contra fuerzas que ejercen atracción, pero
pugna también, que al igual que el péndulo, posee una fuerza gravitatoria que la ejerce
hacia el centro. Es allí donde debe encontrarse el mérito más extraordinario del estadista.
Rivera nos ilustra con una cita de Goethe, tomada de Egar Salin:

“Edgar Salin, luego de señalar la dificultad practica para el triunfo


de la justa posición frente a la natural exageración doctrinaria, recordaba
unas justas consideraciones de Goethe: "La lucha de lo antiguo, de lo
existente, de lo que se aferra contra la evolución, la formación y la
transformación, es siempre la misma. De todo ordenamiento surge por
último la pedantería; para librarse de ésta se destruye aquél y transcurre
algún tiempo hasta advertirse que ha de ponerse nuevamente orden. El
clasicismo y el romanticismo, la coacción del gremio y la libertad
industrial, el mantenimiento y desmenuzamiento de la tierra constituyen
siempre el mismo conflicto, que al fin produce im conflicto nuevo. La mayor
razón de los gobernantes seria, por tanto, moderar esa lucha de manera
que se equilibrase sin la decadencia de una parte; pero eso no ha sido dado
a los hombres, y Dios no parece tampoco quererlo". (Rivera 1950;18)

352
Ilustración 16.

353
Se trata de ubicar una justa posición frente a la deformación de todo lo instintivo,
de las pasiones. Este punto, como hemos visto anteriormente, es destacado en varios
trabajos de Perón, nos referimos al hecho de remarcar el buen gobierno de lo instintivo y
natural del hombre, dejándo que el ser racional comande sus acciones, conteniendo todo lo
visceral. Luego sí, debemos saber extraer de las doctrinas todo aquello que hay de útil en
ellas, para la solución de los problemas de la realidad. Un estadista no es exclusivamente
un revolucionario.
Es también un hombre frío que se controla, y mide sus actos. Por lo tanto, que logra
ubicar las doctrinas en su lugar, y reconocer las etapas de la acción política sin dejarse
llevar por el instinto. Todo esto lo posee Perón, ya que ha dejado entrever aspectos
singulares en la reformas económicas, que ponen de manifiesto un “agudo sentido de
comprensión de los problemas”, por intermedio de la conjunción del saber doctrinario y del
preciso sentido realista. (Rivera,1950;124).
Perón logro estratificar su reforma en etapas, las cuales Rivera las desglosa una por
una:
a.- El primer ciclo, como hemos reiterado en varias ocaciones, y que constituye la
base del programa justicialista, fue el de lograr una independencia económica totalmente
necesaria para la buena implementación de lo subsiguiente. Como decía Perón, sin
independencia económica no hay posibilidad de justicia social. Eso es previo a “cualquier
esfuerzo” del hombre en nuestra tierra.
Como apunta Rivera, todo intento de imponer un régimen justo de distribución, y
toda pretensión de implementar un modelo económico en un sentido concorde con los
intereses de la Nación, fracasa hasta que no se posean los medios de transportes, las
empresas de comercialización, y mientras los poderes financieros fuesen extranjeros,
respondiendo a directivas foráneas. Jamás se hubiese podido asegurar una equitativa
distribución de la riqueza, subsistiendo la vieja estructura económica colonial.

b.- El segundo paso, y según Rivera de un acierto excepcional, y el que ha


permitido asegurar la supervivencia de toda la revolución justicialista, es “el de haber
comprendido la necesidad de una transformación paulatina del sistema economico
anterior”.
“Porque el problema de toda política social que no pretenda caer en
los excesos del absolutismo estatal, estriba en la transformación de las
condiciones de hecho en forma tal que, la ruptura violenta del sistema

354
anterior no conduzca a una brusca pérdida de eficiencia que haga peligrar
la empresa. La revolución rusa ha puesto de manifiesto los inconvenientes
profundos de una transformación radical de un sistema capitalista en otro
dispar, y si este ha podido persistir ha sido por la fuerza de un estado
policial y represivo que ha revivido viejas prácticas esclavistas. Pero es
indudable que ese ensayo, realizado bajo un régimen políticodemocrático o
no totalmente dictatorial, hubiera sucumbido frente a los primeros
resultados del desajuste económico” (Rivera,1950;124).

Toda reforma con las características que posee la que trabajamos, según Rivera
conlleva un dislocamiento del sistema económico, lo que perturba todo su
desenvolvimiento, afectándose entre otras cosas la producción y el equilibrio de todos los
factores. Rivera se pregunta, ¿Cómo efectuar una profunda reforma, sin que el
dislocamiento se traduzca en penurias económicas capaces de fagocitar a su autor? Esa
respuesta es la que supo dar Perón, y allí donde Perón triunfo, es el problema en que
generalmente han fracasado los políticos (Rivera,1950;125).

c.- A continuación el autor destaca el aspecto fundamental de la vasta tarea a


cumplir, y es el hecho que nuestra libertad económica, y todo el edificio de la economía
social “levantado a su resguardo”, están vinculadas estrechamente vinculadas a la suerte de
los demás países de América Latina. La indepenclencia económica del justicialismo, al
igual que la independencia política, que está inspirada en la gesta sanmartiniana,
necesariamente debe “trascender nuestras fronteras”, para sirva de reaseguro de su propia
existencia.
Si este programa implementa un circuito fidedigno de cooperación e integración
económica latinoamericana, y logra superar la debilidad estructural política, económica y
social, sería una auténtica luminaria que concentre los esfuerzos de la región, para
plantarse con más ímpetu ante el absorbente poderío de los Estados Unidos. Por eso el
programa no es sólo argentino, es continental. Peron ha señalado el derrotero de la nueva
epopeya destinada a consagrar la total y definitiva liberación de los pueblos de América. Y
para ello es menester que sus principios rectores cobren vigencia más allá de nuestras
fronteras. En ese punto radica el buen éxito de la revolución, ya que como acción de
cambio sería efímera si no se respalda por la prevalencia colectiva de los principios en que
se inspiran.

355
“Los hechos son más fácilmente reversibles que las
convicciones sociales, y un edificio político, económico o social que
no tiene su sustento y su visible estructura en la psiquis colectiva, es
siempre una construcción frágil y expuesta a los primeros vientos
adversos. Es pues fundamental, aunar los propósitos comunes de
justicia social y de liberacióneconómica, para llevar a cabo en
empresa fraterna los nuevos ideales americanos. Propender a que
los enunciados fundamentales de nuestra Constitución justicialista
puedan trascender las fronteras para propugnar la unión de todos
los americanos de buena voluntad, en la consecución de una
América "socialmente justa, económicamente libre y políticamente
soberana.” (Rivera,1950;127).

Deja en claro Rivera que la economía social no implica la desaparición del


capitalista, sino que la limitación de “los poderes absolutos que se asignó bajo el pretexto
de los principios liberales”, por eso no debe creerse en la interpretación que hace de ese
concepto la academia, ni los “celosos defensores de la ciencia pura”, los que suelen
rechazar la posibilidad de su existencia, viendo en ella un fundamento ético o una actitud
teleológica inadmisibles desde un estricto punto de vista científico.
De todos modos nos dice Rivera que la controversia es interesante y útil, ya que
está en el fondo de la discusión la “esencia misma del fenómeno económico”, el que para
algunos se presenta como un resultado de fuerzas naturales ajenas al dominio humano.
mientras que para los otros no es sino consecuencias de decisiones humanas susceptibles
de una ordenación voluntaria (Rivera,1950;127).

“¿Es una ciencia del ser o del debe ser? Tal es, en su última
formulación, la esencia del problema. Creemos poder eludir esa
discusión, que ha llegado a asumir caracteres bizantinos, para
concretarnos a observar que la realidad económica, objeto de la
ciencia, puede ofrecer una dispar fisonomía según que haya sido
estructurada por las fuerzas capitalistas que persiguen
exclusivamente el máximo lucro privado, o por otros poderes
inspirados en principios de interés general. Un mercado perfecto no

356
se rige por las mismas leyes que el mercado real e imperfecto, o por
las que rigen el desenvolvimiento de un mercado totalmente
regimentado por la intervención estatal. Los fenómenos son distintos
y distintas también las relaciones de causalidad o de
interdependencia que los vinculan. De allí que esas leyes que rigen
el proceso económico bajo el ordenamiento impuesto por las
fuerzas capitalistas, no sean las mismas que rigen una realidad
económica condicionada por la intervención estatal que busca la
consecución del mayor beneficio social” (Rivera,1950;127).

Es contundente el autor al afirmar que con la construcción del tercerismo el


gobierno aspira a servirse del conocimiento económico para establecer el ordenamiento
que consulte mejor los generales ideales humanos de bienestar y justicia. Y para
implementar ello, deja en claro que todos los fenómenos económicos, dependen en su
enorme mayoría, de simples decisiones humanas; no están sometidos a un orden natural,
físico o cósmico, sino a un orden humano.
Es un trabajo autónomo, no gobernado por leyes o movimientos heterónomos
ajenas al sujeto (Rivera,1950;128). Lo que caracteriza al sistema capitalista
contemporáneo, es en palabras del autor, que no existe un proceso económico natural,
sino un proceso dirigido y controlado por la voluntad de los más poderosos grupos
capitalistas. No existe por lo tanto, como en el caso de la economía planificada o dirigida,
una “expresa y legal atribución del poder económico” en un grupo de hombres, pero se
ejerce en similar medida por aquellos que tienen de hecho el suficiente poder como para
orientar el desenvolvimiento económico en el sentido más conveniente, o que consideren
más conveniente para sus intereses.

“Si lo que está en juego, realmente, es el futuro de la libre iniciativa


individual y de la libertad humana, habrá de reconocerse que éstas tienen
que encontrar mejores garantías dentro de un sistema económico
organizado con miras al bienestar de la colectividad, que en el actual
régimen de predominio de grupos capitalistas irresponsables que sólo
persiguen egoístas propósitos de lucro. Y para los que temen, como Röpke,
que la ingerencia del Estado en la vida económica traiga aparejada la
pérdida de la libertad y de la dignidad del hombre, cabe señalar que el

357
ejercicio de los poderes policiales y la administración de la justicia,
poderes que nadie discute al Estado, son más aptos que aquél para
cercenar los derechos que quiere preservar. Sin olvidar, por otra parte que
la categórica experiencia moderna no indica otra cosa que el
cercenamiento de la libertad y el manoseo de la dignidad humana bajo la
prepotencia irresponsable de la plutocracia”. (Rivera,1950;136).

El objetivo primordial del gobierno es el de asegurar a la colectividad el mejor


nivel de vida posible. Teniéndo en cuenta ese planteo, la máxima productividad ya no es un
fin en sí, sino un medio para lograr el objetivo propuesto, ya que si lo fundamental es la
prosperidad general, la eficiencia del sistema deberá estar condicionada a su aptitud para
satisfacer mejor las necesidades colectivas.
En el estado actual del desenvolvimiento social e institucional, la eficiencia
productiva de un sistema, no corre para Rivera paralela a la equitativa distribución de los
ingresos, por eso el problema de la economía social estribará en determinar en cada caso
cual es el grado de intervención socializadora que coincide optimamente con el más alto
grado de productividad. Ni una reglamentación extrema que conduzca a una contracción
exagerada de la productividad, ni un incremento de ésta que lleve aparejada una
inequitativa distribución.

“Ese punto de equilibrio, que importa un concreto problema a


resolver en cada caso, es el que señala la línea fronteriza entre la libre
iniciativa privada y el intervencionismo estatal. Porque en la misma forma
en que rechazamos el criterio exclusivo de la máxima productividad que no
aprovecha a la colectividad, no nos abscribimos tampoco a la
unilateralidad contraria de sacrificar la eficiencia del sistema a lo
equitativo de Ia distribución. Tan mala es una riqueza que sólo aprovecha a
una minoría como una justicia distributiva que sólo adjudica miseria”.
“El equilibrio entre la iniciativa privada y la intervención estatal
dependerá, pues, de diversos factores a considerar, tales como las
condiciones dadas del desenvolvimiento económico, la existencia de
perturbaciones de origen estructural o cíclico, la interdependencia
económica internacional, la concreta capacidad de los empresarios
privados, la eficiencia del aparato burocrático gubernamental, la

358
educación y sentido de solidaridad del pueblo, etc. Ello implica dar por
sentado que la economía social no puede ni debe someterse a moldes
rígidos, ni postular grados generales de intervención estatal, toda vez que
para el logro de su objetivo fundamental, que no es sino el bienestar social,
deberá ajustarse a la concreta realidad económica y a su constante devenir.
Tal es, por demas, el principio rector formulado por el general Perón en los
comienzos de su reforma económica, al expresar que esta "requiere la
ayuda máxima que pueda proporcionar tanto el principio de la empresa
privada como el principio de la organización colectiva; tanto la libre
iniciativa individual como la capacidad organizadora del propio Estado”.
(Rivera,1950;139).

359
5. 2. 8. La planificación y el poder blando (soft power) como resguardo
ante la incertidumbre global.

En perspectiva de coordinar y centralizar toda la gestión en objetivos específicos y


congruentes es que Juan Perón elabora los planes quinquenales, que organizan las acciones
políticas del estado para un lustro. En el artículo titulado “Reflexiones acerca del plan
Perón”, de Manuel Mainar, correspondiente al número 46 de la Revista Hechos e Ideas de
Enero de 1948, se hace una síntesis de lo esencial de dicho plan.
El autor comienza dando una visión panorámica del Plan, apuntando que lo esencial
del Plan Quinquenal de Perón reside, en que apreciado en su conjunto, se observa que ha
sido “concebido a lo grande”, partiendo de los principios generales de gobierno, hasta
llegar a fórmulas concretas.
“Son las ideas fundamentales que se necesitan para infundir nuevas
energías a un pueblo desacostumbrado al lenguaje que ahora escucha,
porque se había perdido en los círculos dirigentes el sentido de grandeza y
de la proporción de nuestro país en relación al tiempo, que es la historia, y
al espacio, que es el mundo civilizdo que nos rodea” (Mainar,1948;300).

Esa mirada integral, también permite ver que no hay parte del territorio argentino
que no reciba, de manera directa o indirecta, “el beneficio de alguna de sus amplias
concepciones”. Asi como comienza por los problemas de las necesidades de la
administración pública, y llega hasta la sanidad, la justicia y la educación, también aborda
integralmente la Defensa Nacional, como política aglutinante de muchos actores y
procesos.
“El Plan de Defensa Nacional, que sigue a continuación, trata la
reorganización y perfeccionamiento de las fuerzas armadas, encarados no
sólo con criterio técnico sino con la visión puesta en el factor humano que
es el que asume siempre, en realidad, la mayor importancia en las
transformaciones de que pueda ser objeto un cuerpo de
defensa”.(Mainar;1948;301).

360
En el número 46° de la Revista Hechos e Ideas correspondiente a Enero de 1948,
se reproduce un discurso de Perón, a modo de artículo, leído por el General con motivo de
la inauguración de las obras del dique Nihuil, en la Provincia de Mendoza.

Es interesante que además de versar sobre “el planismo y la libertad”, tal el nombre
del artículo, el trabajo retoma un tema discutido ya desde los números 38 y 39 de la
Revista, correspondientes al año 1941, sobre el final de la “etapa radical” de la misma. De
hecho en una introducción al discurso de Perón, se hace al advertencia que la publicación
ya ha establecido el supuesto antagonismo de “planismo vs libertad”, cuando reprodujo a
comienzos de la década el trabajo del líder del Partido Obrero belga, Henry de Man,
referido al tema en cuestión. Del mismo modo que ya lo ha referenciado al debate, cuando
abordó experiencias como al de Roosevelt, Blum, y el propio Van Zeeland.

El artículo pretende dar un ejemplo de cómo el “planismo” no indica


necesariamente algún tipo de cercenamiento de la libertar de los individuos, y por el
contrario, son un elemento para adaptar la infraestructura del país a las nuevas condiciones
mundiales, para protegerlo y organizar su entorno natural y político.

En el mismo prólogo el discurso advierte que diversas experiencias realizadas en


países de clara tradición democrática, demostraron como el planismo es fuertemente
atacado por hombres de pocas miras estratégicas, que no logran comprender la protección
que ejerce la intervención del estado, como medida defensiva contra el “capitalismo voraz”
que hunde en la miseria al género humano. Para Perón, con la inauguración de ese tipo de
obras, se pone en marcha un proceso inexorable, necesario y transformador:

“El plan de la patria está en marcha. Cada obra que se realiza es


una etapa más en el cumplimiento del deber que nos habíamos propuesto
cumplir cuando formulábamos nuestras promesas ante el pueblo y cuando
jurábamos nuestra decisión ante la historia” (Perón, 1948a;276).

La Argentina en esta visión, debe aprovechar las potencialidades que le otorgó la


naturaleza, entorno que debe proteger y también usufructuar con cuidado, pero
determinación, no renunciando a ocupar el rol que le toca en el mundo, por tener miras
obtusas y mediocres.

361
“Poseíamos una heredad física y proporciones inmensas y a fuerza
de ir empequeñeciendo la conducta y, en consecuencia el alma, nos
definíamos nosotros mismos como una pequeña potencia. Habíamos tenido
una capacidad tal como para libertarnos políticamente a nosotros mismos y
para libertar a nuestros hermanos y sin embargo, de renuncia en renuncia,
casi terminamos mendigando la libertad económica ante los poderosos de
la tierra” (Perón,1948ª:277).

En gran parte por la colonización cultural que nos impuso un reconocimiento de la


subordinación estructural, nuestro país relegó sus ambiciones y vocaciones regionales, no
haciendo uso de sus potencialidades.

“Éramos los creadores de una inconmensurable fortuna económica,


pero habíamos fabricado con nuestra lamentable inteligencia la legislación
que colocaba el manejo de la economía y de la finanza en las manos sin
patria del imperialismo internacional”

“Éramos los herederos de un pueblo que se debatió sin paga en las


horas de sangre y hubimos de permitir que un progreso distorsionado y
anormal atentara contra su fortaleza física y espiritual.” (Perón,1948ª;277-
278).

Aún más, todo aquello que hoy podríamos llamar “poder blando” (soft power),
entendido como lo definiera Joseph Nye, como la capacidad de un actor político (un
estado) para incidir en las acciones o intereses de otros actores valiéndose de medios
culturales e ideológicos, estaba en potencia para aprovecharlo en beneficio del
posicionamiento estratégico de nuestro país, lo cual fue desaprovechado, e incluso
desechado pro al clase política.

“Poseíamos las semillas de un pensamiento, de un arte y de una


literatura fruto de nuestra realidad, de nuestro paisaje y originadas en las
mejores fuentes clásicas y cristianas y casi las esterilizamos arrojándolas al
arenal del olvido, para sembrar inopinadamente, semillas de culturas
ajenas a la sensibilidad histórica de nuestro corazón. En pocas palabras,
Dios nos había entregado una patria que nuestros próceres declararon

362
fundada y estábamos haciendo todo lo posible para convertirla en
factoría.” (Perón, 1948ª;278).

Por todo esto, la obra que Perón inaugura, está enmarcada en asumir roles que el
derrotismo anterior no hubieran permitido. El dique que se inaugura está destinado a
domar las fuerzas de la naturaleza, esa misma naturaleza, que con sus fuerzas
descontroladas y sueltas, representan un peligro, pero encauzadas por el hombre,
“constituyen un instrumento de bienaventuranza” (Perón,1948ª;278).

En ese esquema de actores políticos que adquieren capacidades para incidir sobre
otros, es necesario prioritariamente que la clase política que lleva adelante el Estado, tenga
claras convicciones de nacionalidad y patrotismo, conducta y disciplina. Es justamente en
las Fuerzas Armadas donde eso se adquiere, segmento de la sociedad que demostró
protagonismo a lo largo de toda nuestra historia, y es lo que el siguiente artículo trabaja, el
“plus” que el sector castrense posee para llevar adelante un programa de autonomía.
En el número 62-62 de la Revista Hechos e Ideas correspondiente a Mayo-Junio de
1949, Laureano Orencio Anaya 177
publica un trabajo titulado “El Ejército factor de
progreso en el desenvolvimiento económico social y político de la Nación”. En el mismo,
comienza su exposición de manera conmemorativa invocando al Padre de la Patria, al que
llama “hombre cumbre”, y cita a continuación a esa línea de hombres de armas
pertenecientes al panteón anti-rosista: las “grandes figuras” de Urquiza, Roca, Mitre, a los
que denomina “Generales en función de Estado”, ya que adquieren la estampa de
supremos arquetipos, llamados por el destino “a resolver aquellos trascendentales
acontecimientos que jalonan la historia de la Patria” (Anaya,1949;190).
Esos militares, por mandato de su tradición histórica, para Anaya fueron “llevados”
por las circunstancias a la función pública, donde actuaron con sacrificio y lucharon
tesoneramente en defensa del “honor, del bienestar, de la libertad, de los derechos y los
intereses de los argentinos, con equidad y justicia, sin egoísmo individual o sectario,
inspirados en el bien común y bajo el imperativo de un auténtico destino de Prosperidad”.
Pues bien, el autor observa que en la actualidad se desenvolvió un compromiso análogo,

177
Laureano Orencio Anaya: General de División. Oficial Superior del ejército. En el Círculo Militar, el 20
de mayo de 1949, pronunció la Conferencia: “El ejército factor ponderable en el desenvolvimiento
económico, social y político”.

363
donde militares que poseían modelos y “arquetipos” políticos de tal magnitud, han tenido
que asumir responsabilidades civiles, y transformar la fisonomía social de la Argentina.
El aparato militar por lo tanto, tanto en sus antecedentes embrionarios, como en la
actualidad argentina, cumplen funsiones escenciales, y su mantenimiento, modernización,
actualización, son recursos que no pueden retasearse. Apunta Anaya que en el orden
financiero es evidente que los recursos que insume el mantenimiento del Ejército como
institución y su progreso y modernización, no representan una desproporción marcada ni
una carga exagerada “sobre el total de gastos del Estado”, y menos si lo vemos en relación
a la doble función que cumple:

a.- Ser custodio de la soberanía nacional y del orden constitucional


existente.
b.- Ser la expresión permanente de capacitación cultural, cívica y social
para todos los sectores de la población bajo su “influencia tutelar”
(Anaya,1949;190).

Por eso, justifica Anaya, todo el esfuerzo de la hacienda pública dirigida al normal
desenvolvimiento de las instituciones armadas, se ve diversificado de tal manera que
“retorna”, acrecentado a veces en beneficio del bien común. Esos beneficios son detallados
por órdenes:
1.- En el orden industrial, las modalidades de la guerra moderna imponen al
Ejército “la organización al detalle de la producción nacional, hecho éste fácil de
enunciar, pero integrado por un complejo cúmulo de actividades que arraigan en
fenómenos de las más diversas naturalezas”, como por ejemplo la determinación de
materias primas, política de energía y combustible, orientación de las fabricaciones y sus
múltiples conexiones con la actividad privada. Y por si fuera poco, como corolario, un
“ponderable estímulo y un decidido apoyo” a toda expresión de carácter técnico que
converja hacia el objetivo primordial: la máxima autosuficiencia industrial, que es en
último análisis el fundamento de la emancipación económica.
2.- En el orden interno, el normal juego de las fuerzas vitales que concurren a
impulsar el desenvolvimiento económico de la Nación, “reside incontrovertiblemente en la
acción de las entidades de seguridad”, por lo general regidas por militares en función de
Estado, los cuales son guardianes de la paz interior, que es “esencia de trabajo fecundo y
clima de bienestar general”.

364
3.- Por último, en el orden político, y ya desde antes de la creación de nuestra Patria
como Estado independiente, surgen entre los militares en función de Estado, los grandes
conductores de la nacionalidad.

“Es como un signo de nuestra tradición, la periódica


aparición de hombres de la institución señalados por el hecho
histórico, con cuya vocación militar se consubstancia la intuición
política para señalar al pueblo la segura marcha de sus destinos”
(Anaya,1949;233).

Pero ese liderazgo no sólo puede nutrirse de las Fuerzas Armadas, es obvio que eso
es algo coyuntural por aquellos años, y que la idea del gobierno, como ya hemos visto
anteriormente, era formar cuadros que puedan darle continuidad a todo el programa de
autonomización de la Argentina con respecto a los grandes poderes mundiales. Para eso, a
partir de 1951, Juan Perón trabaja a partir de la Escuela Superior Peronista, la cual como
ya fuera desarrollada en la primera parte del presente trabajo, fue el “semillero” del
funcionariado “medio”, con fuerte formación doctrinaria, y capacitación general sobre la
infraestructura del estado.
En abril de 1951, la Revista Hechos e Ideas publica el discurso de inauguración de
la Escuela Superior Peronista por parte de Perón (Año XI, Tomo XXI, n°85). En el
mismo, Perón comienza enfatizando la importancia que reviste lo que el llama “la unidad
de concepción”, la cual está en la teoría y en la doctrina; y “la unidad de acción”, la cual
está en la buena conducción del conjunto de esta doctrina y de esta teoría.

“Vale decir que se trata de poner en marcha no solamente la idea,


para que ella sea difundida, sino la fuerza motriz necesaria para que esa
idea sea realizada, que es lo que interesa. Por eso la Escuela Superior
Peronista, que será una escuela que cumplirá cuatro funciones
fundamentales, permitirá la realización de ciclos completos, desde la
concepción hasta la realización terminal. Para ello, en primer lugar, es
función y es misión fundamental de la escuela desarrollar y mantener al día
la doctrina. En segundo término, es su misión inculcarla y unificarla en la
masa. En tercer lugar, debe formar los cuadros justicialistas. Y en cuarto

365
lugar, debe capacitar la conducción. Vale decir, trabajar para la.
formación de los conductores del movimiento”. (Perón,1951a;110).

366
5. 2. 9. Plan mundial para la destrucción: Crisis, conspiración y acecho.

En el número 65 de la Revista Hechos e Ideas correspondiente al mes de Julio-


Agosto de 1949), se publica el discurso del 5 de julio de 1949 dado por el General Perón
ante las Fuerzas Armadas en la Cena de Camaradería, donde el líder hace un repaso de los
principales logros de gobierno (Perón,1949c). El artículo comienza haciendo referencia a
la “nueva crisis” que se anuncia en el mundo”, observándose en algunos países “los
primeros síntomas” de esa suerte de enfermedad. Es lo que Perón llama la crisis mediata
que presentan todas las posguerras.

“En la primera guerra mundial se produjo en 1928, es decir diez


años después de la inmediata. En esta posguerra no ha de tardar tanto, ya
que gravita esta vez sobre la humanidad el peso de dos guerras. Hace ya
tiempo que lo tenemos previsto y planificadas las medidas para enfrentarla
y superarla. En los problemas de gobierno, el que no es capaz de prever
tiene que estar decidido a aguantar porque en esto, como en muchas cosas
de la vida, el que no tiene buena cabeza, debe tener 'buenas espaldas.
Lucidos estaríamos los argentinos si hubiéramos esperado que la crisis
anterior se desencadenara para recién encarar su estudio y solución.
Lucida estaría la República si esperáramos que la próxima depresión se
produjera, para comenzar las lamentaciones por nuestra imprevisión.”
(Perón,1949c;401).

Perón advierte que sabe de muchos “agoreros”, que se lamentan que no haya
fracasado el gobierno, frente a la evidencia de los hechos comienzan a “abandonar los
viejos argumentos” y a esgrimir el nuevo: la próxima crisis, tratándo de infundir el miedo
y al incertidumbre. Al no poder observar datos objetivos que les permitan identificar el
fracaso presente, vaticinan el fracaso futuro, infundiendo derrotismo. Por eso Perón ataca a
esos “timoratos” que aún no han comprendido que no todo es derrotismo, se “les comienza
a acelerar el pulso”, sin comprender que el único peligro que les acecha es sólo su propio
temor, y que el único enemigo que existe lo llevan dentro: su propia cobardía.
Explica Perón que en todos los campos sociales hay factor fundamental que
dinamiza y nutre, y es el factor psicológico, manera decorosa de llamar al miedo. Aunque
afortunadamente sólo los cobardes son sus víctimas, es un factor que se expande y que la

367
oposición quiere utilizar, como lo demuestra que desde hace tres años los críticos vienen
anunciando el "crac económico", la explosicón social, y sin embargo “nosotros seguimos
acumulando bienes para la República y acrecentando la riqueza y el bienestar de los
argentinos” (Perón,1949c;401).
Para llevar adelante ese programa fue necesario tocar muchos resortes sociales y
económicos, que son ahora los que “cacarean”. Se refiere Perón a que hubo que cambiar
las formas, impedir que se sigan cometiendo injusticias, y suprimir privilegios que estaban
enquistados, lo que indudablemente “ha comportado también el desequilibrio de las viejas
formas”. Resumido en una sola frase que a Perón le gustaba repetir mucho: aún nadie ha
conseguido hacer una tortilla sin romper los huevos.

“Cuando nosotros en plena lucha, enfrentábamos los duros


momentos de crisis que toda lucha tiene, ¿qué me aconsejaron los
críticos y los timoratos? Volver a lo de antes, entregarnos. ¡Valiente
solución! ¡Lindos conductores para una batalla! ¡ Hoy me queda la
satisfacción de haberles demostrado que el camino de la dignidad y
del honor suele ser también la mejor solución económica cuando no
se tiene el cerebro marchito ni el corazón intimidado. Yo les puedo
decir, camaradas, con la convicción del que sabe lo que hace, que
podéis dedicaros tranquilos al cumplimiento de vuestras tareas
especificas, como lo habéis hecho hasta hoy, para que cada uno en
su puesto haga su deber, como el patriotismo y la conciencia lo
exigen.” (Perón,1949c;401).

Toda la organización de derrotismo y sabotaje creada por los enemigos del país,
que se dedica con pasión a lo que Perón llama la “industria del rumor”, tiene energías para
trabajar desde la oscuridad en un “verdadero bombardeo de panfletos anónimos”, con el
sólo objetivo de dispersar calumnias más inverosímiles, sobre el gobierno, sobre la
realidad, sobre los hombres y las instituciones, como también sobre las fuerzas armadas,
las favoritas de ese bombardeo.

“En este día en que os hablo, no como Presidente de la Nación


Argentina, sino como vuestro jefe y camarada, séame permitido que en
confianza os diga, que estoy contento y satisfecho de vosotros. Que os

368
agradezco en nombre del Estado cuanto hacéis por merecer la confianza y
la gratitud del pueblo Argentino, que os ama y os respeta, porque ve en
cada uno de vosotros la garantía de su bienestar presente y la futura
grandeza de la Patria” (Perón,1949c;401).

Llevan adelante una campaña permanente de difamación, y no muestran los


rostros. No sólo eso, también no tienen reparo en alinearse con los intereses extraños, con
corporaciones o gobiernos que chocan con nuestros intereses. Por eso el trabajador
argentino tiene doble trabajo: su tarea cotidiana, y al tarea de contra-restar la difamación y
contamnación panfletaria, que tan mala imagen le da al país.

“Pero, señores, lo duro de esta vigilia no consiste en trabajar día y


noche en jornadas agobiadoras y sin descanso; lo triste no estriba en ese
sacrificio y en esa incesante abnegación. Lo amargo es ver que argentinos
nacidos como nosotros en la tierra de San Martín, se alíen al extranjero
para perjudicar y denigrar al país al que todo deben. A esos hombres, dice
San Martín, ni el sepulcro puede salvarlos”.
“El esfuerzo no se ha reducido a resolver problemas, que sería lo de
menos; hemos debido enfrentar a un enemigo tenaz e insidioso que actúa en
todos los terrenos y por todos los medios. Una campaña permanente de
difamación interior e internacional, donde la prensa venal ha de haber
obtenido tremendos beneficios; una confabulación para hacer aparecer a la
Argentina como imperialista a la zaga de objetivos que no le interesan; un
verdadero bloqueo económico y sabotaje a nuestro comercio que ha
mantenido paralizados nuestros cereales durante seis meses sin vender un
gramo; hemos sido objeto de verdaderos engaños, reservando parte de
nuestra producción ante la formal promesa de una compra que jamás se
materializó; se nos ha presionado de cuanta manera es dable imaginar.
Afortunadamente, hemos tenido buenos nervios y hemos sabido esperar.
Todo lo hemos resistido y superado y si alguna satisfacción puede
quedarme, es la de haber vencido sin tener necesidad de imponer sacrificio
al pueblo argentino. No creemos que esa lucha haya terminado, ni
pensamos que las malas artes cesarán ni los hombres cambiarán los
métodos; pero sí tenemos fe en el pueblo argentino y estamos persuadidos

369
de la justicia que nos asiste en esta resistencia a someternos y tenemos
conciencia tanto de nuestra responsabilidad histórica como de nuestras
posibilidades y recursos” (Perón,1949c;397).

Lo peor de esa campaña de rumores, es que no permite apreciar los grandes y


contundentes logros que no sólo el gobierno, sino que la Argentina ha logrado, tanto en
materia económica, como social y política. Esos “panfletos” le quitan centralidad al
cambio operado en la cultura política argentina en tan poco tiempo.
Pero por un lado es bueno que ocurra de esa manera, se refiere Perón a que operen
desde las sombras, ya que demuestran la vergüenza que les hace insostenible mostrarse.
Ellos mismos, actitudinalmente transfieren una metodología lúgubre a sus herramientas de
difusión. Sin los sinnombre, los que trabajan desde los márgenes de la realidad, personajes
siniestros que conspiran contra los logros de la Nación.

“Lamentable es que esa campaña de rumores y confusiones, que,


por lo burda, no llega a prender entre el pueblo, pueda minar la conciencia
de ciertos núcleos que, por su cultura, deberían estar mejor dotados para
comprender la obra de gobierno hasta en sus más mínimos detalles”
(Perón,1948f;8).

El éxito del IAPI representa la gran derrota de los enemigos conspiradores. Así
como el contubernio liberal acechaba contra San Martín, los vendepatria conspiran contra
Perón. Asi como en su momento no se supo medir la magnitud de la independencia
otorgada por el Libertador, lo mismo ocurre con la “independencia económica” otorgada
por el Peronismo.
“Podemos decir que, por primera vez, somos libres. Esta es la
derrota, confesada o no, de nuestros enemigos; ahora a ellos les queda
como recurso consolarse diciendo que no somos honrados. Me conforta
ante ello recordar que cuando San Martín daba la independencia a la
Patria la impotencia de sus enemigos recurría a llamarle "ambicioso y
ladrón".”(Perón,1949c;399).

La Revista vuelve a publicar un discurso de Perón ante los oficiales de las Fuerzas
Armadas, en el número 76 correspondiente al mes de Julio de 1950 (Año XI, Tomo XIX).

370
Este artículo, que demuestra junto con otros el incremento de trabajos “castrences”, o
desarrollados en ambientes castrences a partir de 1950-1951, comienza como varios
trabajos de Perón en las esferas militares: hablando de historia y del heroísmo, como así
también, hablando “desde adentro” de las Fuerzas, como un líder que es uno más entre los
oficiales.

“La historia, tal como ha sido considerada hasta nuestros días por muchos
argentinos, ha sido materia rica en temas para brillantes alardes de oratoria y de
Iiteratura. Nosotros que, como soldados, tenemos por vocación luchar y morir aún
en los recodos más difíciles de la historia, sabemos que los grandes
acontecimientos del pasado determinan una conducta en el presente y fijan una
ruta para el porvenir” (Perón,1950b;225).

Perón tiene en claro que aunque los críticos trabajen desde las sombras, él debe
mantener una conducta propia de un líder honorable, no sólo por la investidura, sino que
también, porque en el futuro el será recordado como miembro del colectivo militar, y eso
le impone una presión moral más. Cuando la historia lo juzgue como presidente de los
argentinos, su “condición de soldado” (así como utilizará la condición de trabajador), hará
que de ese juicio “algo recaiga en el ejército”, y por ello, en cada uno de los oficiales que
lo escuchan esa noche personalmente.

“Yo no sólo deseo dar el ejemplo de mi conducta honrosa,


sino que quiero que sepáis por mi propia boca que el mandato
histórico de Julio ha sido mi obsesión de gobernante, el honor de las
armas argentinas mi aspiración de soldado, como la dignidad de mi
pueblo es mi preocupación de ciudadano” (Perón,1950b;230).

Dilapida argumentativamente Perón a sus críticos, cuando él se coloca en el espacio


de la transparencia pública y los intereses del Pueblo, y por ende ubica a los
“conspiradores” en el lugar indescifrable de los intereses tenebrosos, poco claros, extraños.
Mientras la Nación Argentina y su gobierno no actúan en ningún caso, y de ninguna
manera, impulsados “por ninguna fuerza extraña a su propio pueblo”, los opositores
acechan sin identificar sus intereses. Por eso declara Perón “nuestra soberanía es absoluta;
pero nuestro sentido de la soberanía es generoso como lo fué en el corazón, en el

371
pensamiento y en la acción de San Martín; soberanía al servicio de la patria y de América”.
(Perón,1950b;230).
Los acechates no pueden quebrar esa sólida unidad alcanzada, por lo tanto, entre
las fuerzas armadas de la Nación y el Pueblo, junto con el cual forman la unidad nacional,
contra cuya fortaleza “se estrellarán todos los intentos de la antipatria” (Perón,1950b;230).
Como hemos dicho anteriormente, dentro de la comunidad organizada, las
fuerzas armadas de la Nación son para Perón algo así como la columna vertebral que
sostiene la vertical de todo el organismo, formando parte de la unidad nacional, “pero no
como una parte inerte, sino como un órgano vivo integrante de todos e integrado por todos
los demás”. Las fuerzas armadas han de ser siempre en la vida nacional lo que son ahora:
parte del pueblo, trabajando para el pueblo y compartiendo con el pueblo sus afanes y sus
inquietudes (Perón,1950b;225).

En el número 80-81 de la Revista Hechos e Ideas, correspondiente a Noviembre-


Diciembre de 1950, se publica un trabajo de John William Cooke 178
, titulado: “La ley de
espionaje, sabotaje y traición”. En él, el gran teórico y cuadro político de Juan Perón,
explica que cuando el presidente habla de “intimidación en el mensaje”, lo que quiere
significar y lo único que debe ser claramente entendido, es que él considera –con muy
buen criterio- que “una pena rigurosa para este tipo de delitos, ha de ser freno para
detener los propósitos de muchos posibles espías o agentes saboteadores”, por eso llega a
proponerse una Ley respectiva.179.
Cooke advierte que a medida que se ha ido perfeccionando la técnica en todos los
sentidos, “se ha perfeccionado también la técnica del sabotaje y del espionaje”. Por ello es
que existe una desactualización jurídica sobre ese peligro, y por lo tanto, el legislador que
cree podrá reprimir los delitos de sabotaje con el código del año 20, “se expone a que
cuando se mueva para lograr las leyes necesarias para defender la soberanía, sea demasiado
tarde.” (Cooke,1950;131).

178
John William Cooke (14/11/1919-19/09/1968): Fue un político argentino, referente intelectual de la
izquierda peronista. Nació en La Plata. Mientras realizaba sus estudios para ser abogado, militaba en la
Unión Universitaria Intransigente. Finalizó su carrera en 1943 y fue electo diputado de la Capital Federal por
el peronismo para el período 1946-1952. Entre 1946 y 1955, fue profesor de Economía Política en la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. El 19 de septiembre de 1968,
falleció a causa de un cáncer en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires.
179
Se adjunta en los Anexos el texto de la ley sancionada, como así el Mensaje del P. E. a que alude el autor
y con el que se envió al Parlamento el proyecto respectivo.

372
Más aún, el peligro aumenta si tenemos en cuenta que el delito de espionaje es
mucho más peligroso en tiempo de paz que en tiempo de guerra, pues “el país perjudicado
no toma conocimiento del dato obtenido en tiempo de paz sino, a veces, mucho tiempo
después” (Cooke,1950;139).

“Contra esa masa, contra ese hombre, contra ese terreno fácil para
sembrar una serie de sabotajes de tipo psicológico y moral, es contra
quienes están dirigidos directa y exclusivamente los esfuerzos de los
servicios de información, de espionaje y de inteligencia de todos los países.
No sólo interesa destruir una máquina, un puente, un camino, un medio de
transporte vital, sino que todo aquello que daña aunque sea en forma
mínima, el espíritu, la moral de la gente, o la cohesión espiritual de un
pueblo, constituye un medio tan eficaz para ganar la guerra como
cualquiera de las armas secretas modernas. Ya no es el concepto clásico del
niño, la mujer o el anciano defendidos por los soldados; ahora el concepto
de que toda la Nación tiene el carácter práctico de combatiente. No es
exacta, pues, la afirmación de que esta ley tiende a reprimir el comunismo;
no es exacto tampoco que sea para quedar bien con Truman, como dijo
algún otro diputado; y tampoco lo es que tenga un motivo oculto”
(Cooke,1950;140).

Advierte Cooke que la ley no tiene otros motivos que los que ha expresado Juan
Perón. No hay en esto ninguna clase de subterfugios, ni otros objetivos que suprimir el
peligro que conlleva la conspiración contra la Patria, y contra el gobierno que trabaja para
defender los intereses colectivos. Y ese espionaje no discriminará nacionalidades, ni
ideologías. Si conspiran contra la Nación, caerá el pero de la ley, provengan de dónde
provengan.
“Los comunistas caerán dentro de la ley si cometen sabotaje o de
espionaje. Ella se aplicará lo mismo para los agentes del imperialismo ruso
como para los del imperialismo norteamericano, porque nosotros no
queremos que la República Argentina sea el campo de acción y la sede
central de todos los espionajes” (Cooke,1950;140).

373
Una cosa es la disidencia, e incluso la oposición y la crítica, y otra muy distinta la
“conspiración y el sabotaje”. Aclara Cooke que cuando el presidente Perón hace un
llamado a la “unión y la concordia de todos los argentinos”, no está pidiendo que todos los
hombres que no están de acuerdo con sus ideas o con su gobierno se vistan de peronistas,
sino que lo que pide es que “presentemos un frente único ante los problemas en que la
cohesión espiritual sea indispensable”, para poder defender integralmente la soberanía
argentina. Luego sí, que en los problemas domésticos, en los asuntos internos, cada uno
tome la posición con que crea interpretar mejor los intereses populares.
Para Cooke una ley que regule esto es “absolutamente necesaria”, ya que no sólo
por las armas puede someterse a un estado, también se lo puede hacer pro intermedio de
instrumentos no tan clásicos (Cooke,1950;141).

“Las disposiciones de la ley no sólo no tienen en vista la inminencia


de una guerra, sino que ni siquiera presuponen una guerra. Si hubiera paz y
las posibilidades de tener las mejores relaciones con todos los Estados del
mundo, igualmente esta ley sería necesaria, porque además de someterse a
un Estado por los hechos de las armas se lo somete por muchos otros
medios. A veces, sin llegar a la conquista amada se va minando su
resistencia, porque los Estados en su política de poder persiguen no sólo
objetivos militares sino también geopolíticos, económicos, de predominio”
(Cooke,1950;142).

Nuevamente en 1951 se publica en la Revista Hechos e Ideas un discurso de Perón


ofrecido a las Fuerzas Armadas. En este caso en el número 88 correspondiente al mes de
Julio de ese año (Año XII, Tomo XXI). Es interesante que en ese particular año, donde la
emergencia de las conspiraciones se hace tan palpable, tan peligrosa, y que marcaría tanto
el ánimo de Eva Perón durante sus últimos días de vida, como así también los discursos del
líder, Perón hace referencia directa a los “nuevos caracteres” de la Defensa del País. En
esas nuevas metodologías de ataque a la Nación y sus intereses, aparecen ciertas
originalidades en “campos insospechados”.

“Durante casi ochenta años hemos vivido en paz. Nuestro pueblo


trabajando y nosotros educando sus hijos. El futuro inmediato no se
presenta tan promisorio. Ello impone una misión clara: “prepararnos y

374
preparar el país para la defensa”. Tal defensa tiene hoy caracteres
originales. Ya pasaron los tiempos en que nuestra actividad se reducía a los
planes de operación y a la preparación e introducción para llevarlos a
efecto. Hoy la guerra penetra en campos insospechados”
(Perón,1951b;395).

Hoy las guerras no se declaran, parece decirnos Perón, y los enemigos no son tan
convencionales. Ya no se opera sólo desde el “teatro de operaciones”, sino que
lamentablemente “desde la paz se trabaja activa e insidiosamente para minar la cohesión, la
fuerza del país y la nacionalidad”. El enemigo utiliza todo tipo de recursos, se acciona
sobre los gobiernos y los pueblos “en procura de hacerlos instrumentos de diversos
designios”. Se penetran los países, se los descompone, formando “quintas columnas”, hasta
dividir las comunidades en “bandos” que sean útiles allí en la lucha general. Se anarquizan
las sociedades, se enturbian a las masas trabajadoras, inventando conflictos. En una
palabra, creando el ambiente óptimo para ser dominados.

“Socialmente, tratando de anarquizar las masas de trabajadores


para volcarlas en una y otra de las ideologías antagónicas, provocando
conflictos artificiales y produciendo la minería y el caos, ambientes
propicios a la explotación económica o política. Económicamente,
interviniendo en forma directa en los países dominados o saboteando,
bloqueando o boicoteando el comercio de los que no se someten”
(Perón,1951b;395).

El sector de la sociedad más importante hacia dónde dirigen esos ataques de los
conspiradores, son las fuerzas armadas, “blancos preferidos” para esta clase de trabajo y
propaganda. Los panfletos difamatorios circulan hacia ellas, buscandose que sus miembros
y familiares “se presten a la circulación de rumores y comentarios” quedifunden la
perturbación y la intriga.

“Ellos mismos denuncian después ante las autoridades a los autores


o desatan la provocación contra los jefes y oficiales dignos, para producir
acciones y reacciones en el personal. Desgraciadamente, algún personal
fuera de servicio, encuentra en estas actividades un lucrativo negocio y

375
olvidando sus deberes sirve de instrumento a tal indigno tráfico. Por eso
hoy, el jefe y el oficial deben saber que la guerra comienza en forma activa
en tiempo de paz. Por lo tanto su misión comienza ya a cumplirse en esa
etapa. Su acción tesonera e inteligente ha de evitar que los agentes
disimulados de derrotismo y la traición, sean foráneos o del país, realicen
sus obscuros designios” (Perón,1951b;396).

Ahora bien, esto no implica que todas las naciones se someten a esta lucha
subrepticia, ya que muchas de ellas implementan una “defensa política” frente a esa
“invasión” encubierta que pretende la descomposición de la comunidad. Justamente, para
enfrentar eso ha trabajado Juan Perón, tratado de reunir a todos los argentinos detrás de un
objetivo nacional. El líder aclara que el movimiento no tiene sólo una plataforma política,
sino un “programa nacional”, del cual las más altas cumbres son la felicidad del pueblo y
la grandeza de la Nación, como tanto lo ha reiterado el General. Frente a ese programa se
levantan los grupos que sirven a las fuerzas internacionales de la disociación
(Perón,1951b;397).
Ante esa invasión social, Perón propone una “defensa social”. Para evitar la
anarquía de las masas de trabajadores, es que el gobierno debe dar cohesión doctrinaria.
Los conspiradores buscan volcar al pueblo ideologías antagónicas, provocando conflictos
artificiales y produciendo la miseria y el caos.
Eso es lo que genera el ambiente propicio para la explotación económica o política,
por eso Perón ha tenido cuidado en crear una “definida conciencia social”; favoreciendo la
organización, aplicando infraestructuras institucionales, objetivos nacionales, que “nos
aseguran que los trabajadores argentinos no podrán ser utilizados jamás por ninguna
fuerza internacional contraria a los sagrados intereses del país”. Perón llega a proponer, y
esto es lo inédito en su discurso, la creación de una fuerza orgánicamente popular
(Perón,1951b;397).

“Muchas veces se ha querido difamar mi política social ante las


fuerzas armadas arguyendo que intentaba substituirlas como respaldo del
gobierno. En primer lugar, considero que ningún militar argentino que se
precie de su título y de su nombre, piensa que la misión de las fuerzas
armadas es respaldar a un gobierno sino la defensa de la Nación”.

376
“Los gobiernos deben tener su respaldo en el pueblo y cada vez que
el ejército, en cualquier parte del mundo, ha querido imponer un gobierno
que no tuviese ese respaldo popular, ha provocado la ruina del país o por lo
menos ha creado el desprestigio de las fuerzas armadas. En segundo lugar,
si la misión de las fuerzas armadas es la defensa de la Nación, yo me
pregunto si la creación de una fuerza orgánicamente popular, con
objetivos auténticamente nacionales, importa una substitución de las
fuerzas armadas o es, en cambio, la realización de un viejo principio de
defensa nacional que, en estos tiempos como en ningún otro tiempo,
adquiere palpitante actualidad.” (Perón,1951b;398).

Perón ve el panorama que se presenta a “los hombres responsables de la defensa


nacional”, en aquellos países cuyos gobiernos “han dejado caer en manos de fuerzas
internacionales” nada menos que la conducción orgánica de sus masas populares. Para
Juan Perón, a partir de todo lo que hemos dicho y analizado, queda claro que no hay
peligro mayo para la Patria (Perón,1951b;398). Por eso observa Perón que todos los
medios capaces de contrarrestar eficientemente los métodos diversos con que operan los
enemigos del Pueblo, son legítimos. Y por lo tanto, objetar esta forma de la defensa
nacional, implica declararse “enemigos de la Nación”.

“La defensa del país, por lo tanto, está en todo lo que nosotros
hemos aprendido como técnica militar de la defensa, pero toda esa técnica
caerá sobre nosotros si no respalda nuestra lucha un pueblo cuya inmensa
mayoría anhela con nosotros una patria justa, libre y soberana”
(Perón,1951b;400).

En ese convulsionado año de 1951, en el número 89 de la Revista Hechos e Ideas,


se publica una editorial de “Glosas políticas” titulado “El complot revolucionario militar”,
el cual está en plena sintonía con los trabajos que denuncian la confabulación de sectores
castences que operan contra el Gobierno, con la diferencia que este trabajo aborda
puntualmente el complot septembrino que se dio contra el régimen de Juan Perón, hecho
“insólito y de extrema gravedad”, donde militares y marinos en actividad, bajo el mando de
un general retirado, iniciaron “un movimiento revolucionario con el fin de deponer a las
autoridades legalmente constituídas”.

377
Luego que el movimiento fracase y sus integrantes sean juzgados, el General Perón
concedió una entrevista sobre el tema, donde expresó su opinión sobre el suceso
(A,1951;483). El trabajo posee entonces dos grandes particularidades. En primer lugar que
es un balance inmediato del intento del golpe, incluso posiblemente de las primeras cosas
que se publiquen sobre el tema. Por otro lado, tiene la particularidad que intenta abordar el
golpe desde una mirada histórica, comprendiéndolo, o ubicándolo en el trayecto general de
la historia nacional.
El trabajo aclara también de antemano, que no emprende una defensa de un
gobierno que no la necesita, ya que el mismo se apoya “en la voluntad del pueblo”, y por
lo tanto es una “única, auténtica y verdadera expresión de democracia”.
Mirándo en perspectiva histórica, el pasado argentino ha dado cuenta de un
desenvolvimiento institucional, desde los días de la organización nacional hasta la sanción
de la llamada Ley Sáenz Peña, muy lejano de los verdaderos principios democráticos. Al
igual que varios trabajos de los que hemos dado cuenta en la primera parte de nuestro
análisis, en este artículo se asume como inicio de la democracia nacional, el advenimiento
de Hipólito Yrigoyen. Ese “cambio fundamental” en la vida política argentina, que implica
la aparición del líder personalista, permite la primera expresión de la voluntad del pueblo,
la cual nunca había tenido ocasión de expresarse en comicios libres, y mucho menos
garantizados por las fuerzas del Ejército.
Antes de esa fecha los gobernantes no creían en la capacidad del pueblo para elegir
sus gobernantes; por eso la tendencia “paternalista” que tenían de gobernar haciendo
“escarnio de la voluntad popular”. Destaca también el artículo, las revoluciones de 1890,
1895 y 1905, las cuales asumen el carácter de “populares”; y aunque “en ellas intervienen
militares que se levantan en armas contra el gobierno”, esto ocurre en defensa de la
soberanía popular.

“Agreguemos, finalmente, en lo que a esto se refiere, que fueron las


dos últimas revoluciones, y la tenaz perseverancia de Hipólito Yrigoyen, la
que hace que triunfen los ideales populares y que con ellos se logre,
definitivamente, la unidad nacional. A partir de entonces, dos fuerzas
polarizan los sentimientos de las multitudes a todo lo largo y ancho de 484
la patria, y con ellas se inicia la tercera etapa de nuestra evolución política
e institucional. Se cierra todo un ciclo histórico a medida que se va creando

378
una nueva conciencia en las masas, en el que, los procesos políticos han de
tener en las mismas su juez inexorable” (A,1951;483).

Observa el artículo, que en toda democracia, incluso en la de los pueblos más


civilizados del universo, hay tremendos inconvenientes, como puede verse hasta en la
historia de Francia, Inglaterra y Estados Unidos. En todas, incluso en éstas últimas, se
dieron enormes “tropiezos democráticos”, los cuales fueron superados por el juego normal
de la vida democrática, el respeto de la soberanía popular y el acatamiento a los poderes
publicos (A,1951;483).
En la Argentina, lamentablemente, “cuando ya se creían aventadas y para siempre
las etapas superadas”, nos sorprendió el 6 de septiembre de 1930, en que oficiales del
ejército, “transformados en salvadores de la Nación, depusieron a las autoridades
legalmente constituidas para entregar el gobierno a la oligarquía”.

“Al hecho monstruoso de que las instituciones armadas


cometiesen un acto semejante, se agregaba el ludibrio a la voluntad del pueblo,
para no hablar de cosas más graves. El tremendo error del ejército (suponerse
árbitro salvador de las luchas políticas, adueñándose del poder público), lo
pagó caro la República. El envilecimiento de la política jamás alcanzó mayor
relajamiento que el observado en aquellos años ignominiosos de fraudes
electorales y delincuencias de toda índole. A tal extremo había llegado la
podredumbre política e institucional, que aquel tuvo que volver a salir de los
cuarteles para reparar el daño sometido trece años antes. Lo demás es ya
historia reciente, conocida por todos” (A,1951;483).

En sólo cinco renglones el artículo sintetiza muchas de las representaciones que


venimos trabajando: explica que el plebiscito de febrero de 1946, permitió encarrilar al
país nuevamente dentro del orden constitucional, generándose una restauración del
ejercicio de la soberanía popular suprimida desde el 6 de septiembre de 1930. Para el
autor, los mandatarios surgidos de aquel acto electoral, exhibieron los títulos “más limpios
que pudo haber reconocido la historia de nuestra vida institucional”.
Asimismo, la ratificación de la política gubernativa, de la solidaridad del pueblo
con su líder, “se puso de manifiesto en los sucesivos actos electorales realizados desde
entonces”; y por lo tanto, mientras el pueblo tenga libertad para expresar en comicios su

379
voluntad, no se puede hablar de ingerencia de las fuerzas armadas en la vida política de la
Nación. Esto se ratificó con el puro acatamiento de la hegemonía civil durante toda la
gestión del gobierno (A,1951;485).
El régimen formó generales aptos, disciplinados, que aprender a instrumentar en la
guerra los elementos que han articulado silenciosamente en la paz, con espíritu religioso y
austera, de disciplina militar espartana, asumiendo que su más alto derecho es cumplir
con el deber. Por todo esto los sucesos del 28 de septiembre no han afectado la disciplina
del Ejército, de hecho, sirvieron de enseñanza.
Cuando Perón fue consultado por la prensa nacional, fue contundente con sus
palabras, las cuales reproduce la Revista:

"¿Qué les puede decir de este asunto? Estoy acostumbrado a estas


cosas. Hemos tenido una larga época de confusión. Lo que no me explico
son las verdaderas causas de este hecho, estando, como estamos, a un mes
de las elecciones y no creo que ninguna revolución pueda justificarse en
vísperas de una elección. La mejor revolución que puede haber es una
elección, donde el pueblo puede expresar libremente su voluntad, Una
persona que se pone a hacer un movimiento a un mes de la elección tiene
necesariamente que fracasar, como ha ocurrido en este caso, porque
siempre la gente de buen criterio es más que la gente de mal criterio. Es
curioso que en un país donde se sabe que las elecciones serán
perfectamente garantizadas, haya personas que quieran eludir la opinión
fehaciente del pueblo en una elección que es la que debe decidir,
anteponiéndole un acto de violencia o de fuerza. Solamente un loco lo pude
hacer, en mi concepto.” (A,1951;486).

Pero Juan Perón finalmente relaciona el complot con los intereses extranjeros. Para
Perón el origen de todo es la acción desarrollada por Braden, en Buenos Aires, en el año
1945. Para el líder es el iniciador de lo que acaba de producirse, “empleando todo el
personal de su embajada, como así también todos los servicios de que disponía, y el dinero
con que contaba”.
Desde el momento que Braden se fue de la Embajada en Bs As, fue para empezar a
trabajar desde las sombras, como subsecretario adjunto del Departamento de Estado, y
operar desde allí, intentando provocar una guerra civil en la Argentina, el cual es su anhelo,

380
típico de un “nefasto personaje”. Cuando no pudieron por vías transparentes, comenzaron a
operar por otras vías, oscuras, siniestras. Y no sólo operan contra el gobierno, sino que
contra la voluntad del pueblo, contra el mismo pueblo.

"Ahora, señores, es indudable que lo malo de esto está en que se


trata de gente que no quiere respetar la voluntad popular. Este no es uno
movimiento contra el Gobierno, es un movimiento contra el pueblo, porque
si no fuese un movimiento contra el pueblo esperarían el resultado de las
elecciones, donde el pueblo va a decidir su voluntad, que creo que es la que
debemos acatar todos” (A,1951;487).

El acontecimiento demostró además, que afortunadamente las fuerzas del ejército


que actuaron en Campo de Mayo, “como las que actuaron en otras partes”, han estado en
claro apoyo de la situación legal. Y también, esto demuestra la madurez alcanzada por el
Pueblo, sabiendo reconocer a quienes trabajan en provecho de su bienestar, de quienes con
palabras sutiles intentan deformar la realidad.

381
Ilustración 17.

382
Ilustración 18.
383
6. Conclusiones.

6. 1. De un “mañana bajo tierra”, a la Tierra Prometida.

Según los especialistas en Religiones Comparadas, desde los tiempos antiguos


existían básicamente dos grandes formas de organizar el conocimiento: el mythos y el
logos (Armstrong,2004;26).180 El Mito, considerado como algo primordial, tiene que ver
con todo aquello que se consideraba eterno y constante en nuestra existencia, como los
orígenes de la vida, los fundamentos de la cultura, y los niveles “más profundos de la
mente humana”. La incumbencia básica de los mitos es el significado, lo que daba a las
sociedades un contexto que daba sentido a sus vidas cotidianas, “dirigiendo su atención a
lo eterno y universal”. Por el contrario, el Logos, aunque era igualmente importante, se
relacionaba con el pensamiento racional, pragmático, científico, que permitía a esa misma
sociedad actuar en el mundo real de manera eficaz. Operaba por ende en lo terrenal,
avanzando constantemente en encontrar lo nuevo. En el mundo pre moderno Mythos y
Logos se consideraban indispensables, “uno se empobrecía sin el otro”, pero a partir de las
transformaciones de la Modernidad, la alteración de esta virtud “complementaria” de
ambos conceptos hizo ver en Occidente que el Mythos era simplemente un obstáculo para
el desenvolvimiento libre del progreso, el avance técnico y filosófico, la ciencia, y la
Razón.
En el Peronismo, convive en cierta manera un intento por nutrir el mito y el logos
en su conjunto, en una suerte de “civilización argentina” en gestación, atravesando una
coyuntura inédita y óptima para dar un salto cualitativo en ese desarrollo. La Argentina
vivía así durante el peronismo en un momento primordial, o era axial en términos
jasperianos (línea profunda divisoria de la historia), donde nuestro país asume una misión
especial, fecundante de una nueva realidad.
Hemos visto que algunos artículos analizados son sumamente expresivos de esta
idea de “misión especial” que le toca sobrellevar a la Argentina en la coyuntura de
posguerra. Por ejemplo, en las palabras de Scalabrini Ortiz, en el citado articulo titulado
Perspectivas para una esperanza Argentina, el genial escritor destaca el rol incluso que el

180
Nos dice Armstrong, que “ambas eran esenciales; se pensaba que eran dos maneras complementarias
de llegar a la verdad, y cada una tenía su área especial de competencia”. Armstrong, Karem (2004); “Los
Orígenes del Fundamentalismo en el Judaísmo, El Cristianismo y el Islam. La Intolerancia religiosa frente
al progreso”. Tusques. Barcelona, 2004.

384
líder tiene que cumplir para con el destino del país, en momentos tan particulares a nivel
universal. Para Ortiz, la Argentina “siente, quizá subconscientemente,” que tiene “un
deber que cumplir con la humanidad”, y para eso, el general Perón ha demostrado una fina
sensibilidad al captarlo y expresarlo. Enfatiza Ortiz, que no podemos “permanecer
impávidos e indiferentes ante el desarrollo de los acontecimientos”, aconteceres en que los
hombres andan como niños perdidos por el bosque. Debemos oír el “gran mensaje”, el
deber de humanidad que nos llama, que nos convoca a la lucha activa y decidida en pro de
la paz de los extraños. En función de expresar ese mismo mensaje de “coyuntura inédita”
en el plano internacional, y también de oportunidad para nuestro país de aprovecharla en
miras a protagonizar los grandes cambios del destino del hombre, se acompañan los
artículos como este de Scalabrini Ortiz, con discursos complementarios de Perón, que por
supuesto, enfatizan esa visión. Sobre todo, se expresa permanentemente la idea de estar
“acorde con los tiempos”, y de tomar una actitud de compromiso con el cambio y la
situación decisiva que se estaba viviendo. Perón destaca en un artículo de 1948, que el
Mundo tiene diferentes etapas en su historia, donde atraviesa momentos de indecisión, de
fluctuación, de resolución, de inevitabilidad, etc.
Como hemos visto en la primera parte del trabajo, se aúnan en el pensamiento de
Perón cierto determinismo pesimista y un evolucionismo técnico, condimentados por claras
percepciones escatológicas (al mismo tiempo que utópicas, sin antagonismos aparente) de
que la “guerra total” es el paradigma imperante en el mundo. Pero no es una escatología
total, aunque parezca una tautología (ya que toda escatología debería ser necesariamente
integral). Nos referimos a que el sabido deslizamiento de los componentes teóricos de la
Guerra hacia la Política, le dan a ésta última un imaginario latente, de fuerte anclaje
alarmista sobre el contexto global, pero irremediablemente positivo del destino argentino.
En éste último aspecto radica la utopía. Es una utopía social doméstica, en un contexto de
decadencia global, y derrumbre del mundo. Es “nuestra buenaventuranza” de justicia social
y paz, en un marco mundial de violencia e injusticias. Es la Paz argentina, en medio de la
tormenta.
Como también hemos visto, Juan Perón fue tomando medidas relevantes que
modificarían el aparato militar en su conjunto, y que a su vez, fue creando un marco
institucional y económico para la Defensa Nacional, que contribuiría para la emancipación
sistémica del Estado argentino. Entre otras cosas, logró ampliar los márgenes de
autonomía, autarquía y desarrollo interno, impulsando la industrialización, otorgándole un
desempeño primordial a las fuerzas armadas en el desarrollo nacional de las tareas

385
productivas de envergadura. Esto se hizo en complemento con la fuerte resistencia
ideológica a los imperativos de la dominación y el colonialismo.
La subversión cognitiva y el reformismo liberalizador fomentados por su
gobierno, aún permanecen en la memoria colectiva, como vestigio de una era de
vocaciones políticas pretenciosas, y de un ideario de una Argentina protagonista del
Mundo, como dejan entrever los artículos analizados de Hechos e Ideas.

Hemos comenzado este trabajo detallando uno de los supuestos desde los que
investigamos, dejando en claro que la política internacional y en general la historia de las
relaciones internacionales, son una pugna permanente por ejercer el dominio de unas
unidades políticas a otras, ya sea por intermedio del uso de la fuerza, o imponiendo una
dominación cultural. Decíamos que cuando una nación no elabora una adecuada oposición
a ese avance, se subordina a la potencia dominante, se opera una conquista de las
mentalidades, se licúan las identidades de resistencia. Por el contrario, cuando se origina
alguna forma de resistencia anti-sistémica, se constituye un pensamiento anti-
hegemónico, una “insubordinación ideológica”. Perón observaba que de acuerdo a las
circunstancias planteadas anteriormente, su gobierno se vio obligado a encarar de frente la
posibilidad de una unión real y efectiva de los países suramericanos, para sobrellevar una
vida en común, y para planear también, una defensa futura en común. Eso ya es un germen
claro de insurrección en términos sistémicos. Cuando el orbe hegemónico intentaba
insectificar al hombre, perdiendo la esperanza colectiva, y diluyéndose como individuo,
Perón propone una dignificación del ser, y un colectivo de mayor envergadura.
En el campo de las mentalidades, hay que enfatizar que además de avanzarse desde lo
formal y lo material, durante el peronismo la Argentina encuentra la institucionalización de
espacios formativos y de capacitación en el nuevo desempeño del ciudadano, que aporte a
la defensa nacional de un país que se pretende ante un escenario de grandeza: por ejemplo
la Escuela Nacional de Guerra, ente educativo que busca re-pensar el oficio del
funcionario público, educar en el nuevo paradigma de la “nación en armas”, y sumar a los
oficiales de las tres fuerzas armadas en una accionar de especialización conjunto,
integrados, con una serie de innovacioens institucionales que permiten tener: un sistema
militar organizado (Ley de Defensa Nacional), un marco conceptual que lo fundamente y
legitime (Doctrina de Defensa Nacional), una conducción orgánico funcional clara
(Ministerio de Defensa Nacional), con claras atribuciones y responsabilidades de
organización en los tiempos de paz (Consejo de Defensa Nacional).

386
Para que esos cambios se operen, el trabajo implementado en los esquemas mentales
de la nueva clase política que trabajó durante el Peronismo, fue de enorme trascendencia.
Para todo esto Perón tuvo que reconstruir las limitadas vocaciones políticas que el “viejo
país liberal” había impuesto, estimulando al nuevo ciudadano a formar parte de ese gran
desafío que significaba la Nueva Argentina.
Allí se integran todos aquellos escenarios idílicos y épicos que proyectaban los
constructores de mundos imaginarios en el futuro, que en la estética justicialista se
materializa con un panorama visual que combina las “realizaciones alcanzadas” por el
régimen, con todo lo prometido para el corto plazo. Como hemos visto, además del
“trabajo fino” intelectual de estimular a los ténicos e intelectuales a discutir los alcances de
la utopía social, los planes quinquenales, a través de los monumentales manuales gráficos
de difusión, son la apoteosis de esta mixtura entre lo realizado y lo realizable. “Utopia” y
“proyecto” se naturalizan, se ensamblan, a partir de imágenes que justamente, buscan
proyectar la utopía al campo de la política. En complemento con esto, se reformula la
nacionalidad, volviéndose “en si” una prioridad: vivir como argentino, sentirse argentino,
producir y consumir lo argentino, en cierta manera es un microcosmos de esa utopía. No
sólo se dignifica al trabajador, el ciudadano argentino en su conjunto se dignifica ante el
orbe. Esto no hubiera sido posible si el revisionismo durante el gobierno de Perón no
aportara la re-elaboración de la “memoria histórica”, aunque no logren volverse por ello
la nueva historia oficial.
Mientras que los intelectuales discuten que hacer con el petróleo, como defender la
cultura popular con leyes claras y eficientes, como darle continuidad a la política de
ocupación antártica, o que elementos del radicalismo personalista se incluyen en el
peronismo, las imágenes de los afiches y los manuales, provocan una sedimentación del
universo simbólico justicialista, asumiéndose en los resquicios de nuestra memoria una
imagen de la utopia, de esa extraordinaria “era dorada” donde se alcanza la realización
integral del proyecto justicialista.
Pero esa utopía opera en dos niveles, por un lado como mensaje incorporado a las
representaciones sociales del mundo trabajador, y por otro, ideas de base que están en los
supuestos desde donde trabajan los intelectuales (a lo que nos hemos dedicado). Es una
“promesa” del futuro de la republica proyectada, donde los beneficios sociales ya
alcanzarán irremediablemente a todos, y donde los custodios de ese orden de justicia
social serán los propios trabajadores, empapados de la Doctrina y el catecismo político.
Pero también, desde publicaciones como Hechos e Ideas, esa utopía es un programa

387
político, del cual deben analizarse (dentro de los márgenes que el régimen permitía) sus
diversos componentes, entre los eruditos, técnicos, filósofos, historiadores, pensadores,
etc: los intelectuales.

Hemos recorrido diversas definiciones de intelectual, dejando en claro que no


posee un significado establecido, siendo multívoco, polémico y de límites imprecisos.
Reconocemos en ese concepto a sujetos que ocupan un rol trascendente en el espacio
social, que deberían ser de algún modo actores críticos de la realidad, y que no sólo
transmiten una imagen del mundo, sino que influyen en la percepción del mismo. Su status
y autoridad en los espacios de la cultura, los relaciona con el campo de poder, como lo
analizara profundamente Pierre Bourdieu. Ese campo intelectual de los ´40 no estaba
caracterizado por la especialización disciplinaria, y además, por su propia dinámica,
existía una heterogeneidad de figuras que se autoidentificaran como “intelectuales”.
Con ellos, Perón se encontró con varios problemas. Por un lado, que además del
desconocimiento que parte de la intelectualidad va a tener sobre el líder, y posteriormente
el claro rechazo que varios de los más prestigiosos van a expresar sobre su gobierno,
aquellos pensadores que sí se identificaron con el régimen (muchos de los cuales recorren
la Revista Hechos e Ideas) no lograron constituir un vínculo de relación sistemático con su
colectivo de proximidad, con la "intelectualidad" que le permite referencia y anclaje. El
gobierno intento “crear” esos canales, pero pecando de torpeza, realizó lo más crítico que
los intelectuales veían en un gobierno: la intervención directa en la cultura.
Por otra parte también podríamos ver que los agentes de la superestructrura
cultural de nuestro país por aquellos años, tenían cierta incapacidad para leer la propia
realidad desde adentro, lo que lleva a pensadores como el icónico Jauretche, a plantear un
intento de “volver” a las formas populares de conocimiento, al sentido común, al análisis
de la realidad con el auxilio del buen razonamiento. Por último, hay que agregar que el
otro gran agrabante fue que Perón no confiaba mucho en los intelectuales, manteniendo
con ellos una relación compleja, difícil, de desconfianza mutua.
Como hemos visto el peronismo surge como movimiento político tratando de
brindar respuestas a las distintas tensiones del país, para lo cual elabora un discurso que
toma muchos de los temas del nacionalismo, por eso los primeros intelectuales que
apoyaron al Perón candidato, provenían del movimiento nacionalista, corriente doctrinaria
que como nos dice Fiorucci, desde su génesis en 1920 cuestionaba los principios que
habían servido de sustrato ideológico al proceso de construcción de la nación. Sobre la

388
“sospecha” y desconfianza de la que hablábamos, incluso con el catolicismo -aunque éstos
observaban que la peronización de los sindicatos era una manera de contener al avance
del comunismo- mantenía reparos en referencia a otros temas como la estatización, y el
abordaje de las barreras sociales, viendo al peronismo como un factor de licuación de las
mismas.
En Hechos e Ideas se expresa ese nacionalismo populista tan propio de Perón, más
próximo al forjismo, con lo cual algunos caracterizan al líder como un “divisor de aguas
nacionalistas”. Pero como muchos emprendimientos del gobierno, partir de 1950 comienza
a verse como estos proyectos se van transformando, perdiendo quizás la razón inicial que
las funda, se van peronizando, y desplazando las “plumas más renombradas”, las cuales
comienzan a ser reemplazadas por “propagandistas y figuras menores”.
Es en ese contexto se genera un cuestionamiento intelectual por parte de los
universitarios, y por ende, asumiéndose en general desde el gobierno a todo el espacio
académico como una “amenaza política”. Emprendimientos como la creación de la
llamativa Junta Nacional de Intelectuales en 1948 -con el fin de promover la creación
artística y científica, y donde llegaron a sumarse intelectuales importantes como Marechal,
Vigil, Cambours Ocampo, Anzoátegui, Soiza Reilly y Enrique Pavón Pereyra- evidencian
la torpeza citada por parte del régimen, lo que vuelve contraproducente el objetivo de
“sumar voluntades” al proyecto político.
La corriente revisionista sí va a encontrar espacios culturales, por intermedio de
viejos forjistas, tanto en el gabinete de Mercante, como en emprendimeintos del gobierno
nacional, y muchos de ellos van a sumarse al proyecto de Hechos e Ideas. El forjismo y el
revisionismo, intrínseco uno del otro como hemos visto, otorgarán rasgos decisivos a la
ideología del régimen, incluso antes que el mismo se defina integralmente desde el punto
de vista doctrinario. El revisionismo gravitará en el pensamiento de Perón desde su
formación militar, pudiéndose observar una temprana adscripción del joven Perón a la
figura de Juan Manuel de Rosas y al revisionismo en términos más generales.
Desde los supuestos revisionistas es que el Peronismo logrará articular una
insubordinación o resistencia a las pautas políticas y culturales del sistema mundo, dando
inicio a la consolidación de una matriz totalmente renovadora, como será la
denominada corriente “nacional y popular”, retomada del aprismo. Esta inversión de
supuestos hegemónicos, implican para el sistema mundo de la época una barrera de
autoconciencia local, y constituirían un aporte embrionario de una “teoría del pensar
periférico” -según lo define Fermín Chávez en La Conciencia Nacional- ensamblándose a

389
las visiones revisionistas, gracias a la notable influencia de intelectuales forjistas que
suscriben al proceso de “descolonización mental” . Para Scalabrini la situación económica
y social a la que se anteponía el justicialismo tenía serias implicancias culturales,
alimentando el colonialismo ideológico super-estructural que acompaña a las políticas de
sometimiento. La oligarquía, no hacía más que “refrendar” una posición histórica de
desprecio para lo autóctono, y de sumisión para todo lo foráneo.
Entre otras cosas, esa implicancia cultural es lo que el Peronismo vendría a
subvertir. Por eso el Peronismo constituye un “renacer”, cuando “ya todo parecía perdido y
aniquilado” según palabras de Scalabrini, y se abre un horizonte en “aquella oscura selva
de traiciones y de intereses combinados”. Ese renacimiento social y espiritual, alcanza su
pináculo en el año cero de la nueva era, el 17 de octubre de 1945, cuando el pujante
palpitar de las multitudes, reclamaron su lugar en la historia, y la misma plaza en la que se
habían agolpado los “vecinos” (propietarios y de buenas familias) de la Revolución de
Mayo, ahora ve el avance del tumulto, de la masa. Estos intelectuales comparten “muchos
de los postulados oficiales”, e incluso algunos se adhieren públicamente al régimen. En
frente, se agiganta esa brecha entre el “elitismo liberal” expresado a través de los medios
hegemónicos representativos de la “alta cultura” (La Nación, La Prensa, Revista Sur, etc),
y los oficialistas que critican la sesgada expresión cultural de éstos.

Entre 1949 y 1951 se desarrolla un bisagra interna dentro del peronismo, que
redundará en una “pérdida” de varios referentes intelectuales de notable prestigio, como el
caso de Jauretche, Manuel Ugarte, Raúl Scalabrini Ortiz, y hasta Hernández Arregui, e
incluso por aquellos años se aparta temporariamente de la escena política Jhon William
Cooke. Ahora el compromiso que reclamaba el régimen era irrestricto, no permitiendo un
espacio para la crítica o la tibieza. Lo hemos graficado con el Discurso del dia del
trabajador correspondiente al acto del 1 de mayo de 1950, cuando el propio Perón expresa
que asi como “nunca nadie” ha aportado tanto a la historia sindical, la demanda del
gobierno a esa lealtad también es propio de una era de cambios absolutos, y “no se debe
descanzar” en la vigilancia de las instituciones que permitieron esa avanzada.
Así como la meta del GOU fue lograr una “unión compacta del conjunto de los
oficiales” mediante la creación de una mística nacional, basándose en principios de orden
moral, mantenimiento de la disciplina y referencias nacionalistas, el régimen ahora busca
en la sociedad en su conjunto ese carácter compacto y monolítico, en un espacio de

390
amplitud política y social que desde sus comienzos se caracterizaba por todo lo contrario:
la heterogeneidad.
Es en el centro de esa fuerza monolítica que Perón pretendía lograr, donde se
ubica el conductor, “ombligo” y axis mundi del ideario peronista, el cual consolida una
estructura de orden, organización de la sociedad que permita llevar adelante el proyecto
político teniendo un solo eje personalista. Desde esta idea, la planificación es la
consecuencia directa de dicha organización.
Una organización “simple y estable” permite la unidad de acción del Estado, con
una conducción fuerte, tan fuerte como la mitología política y la mística puedan
fortalecerla. Mientras que Hechos e Ideas analiza programas y planteos “académicos”, el
régimen continuará con la producción gráfica masiva, dirigida a todos los sectores del
“nuevo público lector” que se fue conformando en las décadas anteriores. Toda la política
cultural del gobierno buscará incorporar como “consumidores” culturales habituales a
aquellos que antes estaban marginados de las políticas culturales, al menos en estas escalas
tan grandes. Dentro de esta búsqueda de “incorporación” cultural, como decíamos, el
obrero será uno de los focos de dirección del gran aparato propagandístico, en el cual se
fijaban normativas respecto de los mensajes que “deseaban transmitirse”, así como de la
selección “de temas y figuras”, los circuitos de distribución de los materiales, y la
formación misma de los equipos profesionales abocados a la creación de las piezas
gráficas. De esta manera se consolidará una producción de cientos de afiches y folletos,
centrados en la figura del trabajador como protagonista casi excluyente. Es entonces que
aprovechando la “tradición utopista” que existía en la Argentina, se consolida un discurso
de bienaventuranza para la patria. Y en sintonía con esta mirada, es que se emite la
Declaración radial de 1947, cuando imperaba un clima ideológico llamativamente
impregnado de optimismo, y de una clara sobre-valoración del lugar ocupado por nuestro
país en el mundo, con tono grandilocuente y espectacular.

6. 2. La Patria al hombro: alterando paradigmas globales.

En el contexto intelectual y doméstico que comentábamos, se da la producción de la


Revista Hechos e Ideas, donde además del grupo de intelectuales trabajados, hemos
recorrido varios artículos del propio Juan Perón. De éste último, se destaca a priori la idea
de contribuir a la dignificación del hombre, como objetivo inicial de cualquier
emprendimiento político. A partir de la dignificación del hombre argentino, el valor

391
universal que implica el peronismo debe ser necesariamente compartido con el mundo.
Perón predica confraternizar con el mundo sufriente. Si el mundo sufre, es una tormenta, y
América, la Argentina, es próspera y rica, por eso no debemos estar al margen de la ayuda.
Es valor cristiano “llevar” la prosperidad a todos.
Desde el comienzo la Revista Hechos e Ideas comienza a delinear una de las ideas
más profundas de la Revolución de la “Nueva Argentina”: el hecho que el peronismo
incorpora una instancia nueva de expansión de los Derechos Universales, superadora de
los derechos civiles de la Revolución Francesa y la Revolución de Mayo, con un alcance
temerario hacia las nuevas interpretaciones de la idea de Libertad. Se esboza entonces en la
Revista otra idea arquetípica del justicialismo, cuando establece que la oligarquía “en sus
inmoralidades” llena las décadas más sobresalientes de la libertad constitucional, y a pesar
de ello, esa misma oligarquía, impone una injusticia económico social que obstaculiza
cualquier derecho humano. Por eso como nos decía Juan Perón, el argentino pobre “no
percibe los beneficios de la autonomía y soberanía patrias”, porque los atrapa la oligarquía.
Como el General Perón tuvo la “genial ocurrencia” de proclamarse descamisado,
“despampanando” a millonarios y burgueses, para Enrique García es “un enviado de Dios”,
es el “vengador de la raza, del pueblo”, y por eso el dicterio de elevar a título de dignidad
política “que más tarde investirá jerarquía de funcionario máximo”.
Perón es un nuevo José Hernández, un valiente, humanista, patriota, un conductor,
ni rastreador ni demagogo. Perón es un “restaurador” (restitutor orbis), porque está
restituyendo el orbe del radicalismo yrigoyenista, el kosmos personalista. Hipólito
Yrigoyen y el radicalismo, y las masas proletarias, tienen su vengador en Juan Perón. Pero
como toda restauración, como todo renacimiento, debio consolidar la restitución de lo
perdido a partir de una Edad Oscura, iniciada por desviaciones, traiciones, organizada
desde las sombras, por los poderes reptantes y conspirativos.
El peronismo empieza a verse así, como una cruzada, un estandarte supra-político,
nacido en esos tumultosos años de oscuridad, para llevar la antorcha del desarrollo y la
dignidad, expresada en la felicidad elocuente que evidencia el trabajador argentino. El
peronismo es felicidad, pero felicidad compartida. El mundo se adentra en la oscuridad, y
nosotros podemos iluminar ese mundo.
Incorpora una carga escatológica Juan Perón a su discurso (lo cual no es nuevo),
cuando advierte que no alterar el rumbo bélico de la humanidad, generará sin dudas la
peor de todas las guerras. Advierte también que cualquiera sea el grupo social que logre
“sobrevivir a la hecatombe”, tendrá que vivir en la miseria y la desesperación, castigando

392
a todos por igual, ya que el caos apocalíptico sobrevendrá como corolario de los tremendos
errores que hoy están cometiendo los hombres. En su discurso sólo salvará a la humanidad
la paz constructiva, jamás “la noche destructora” de todos los valores materiales,
espirituales y morales que impera en el mundo.
El “nuevo orden” que emerge con el Peronismo, pretende dejar atrás el pasado
inmediato (oligárquico, restrictivo, elitista, etc), para considerarse como “continuador y
heredero” de un proyecto nacional más antiguo, el iniciado en Mayo, y restaurado con
Yrigoyen. Por eso el peronismo es una restauración, un renacer de una gloria anterior. Por
eso la necesidad de García Mellid de trabajar tan profundamente las “etapas” de la
Revolución en su contexto histórico. Por eso también el “quijotismo” justicialista es de dos
dimensiones: enfrentarse a un contexto global adverso, y recuperar la gloria perdida.
Desde la primera editorial la Revista Hechos e Ideas define el objetivo de bregar
por la superación de nuestras prácticas políticas, dejando en claro que lo hace en función
de la democracia social, la soberanía política, y la independencia económica, banderas
doctrinarias fundamentales del régimen, y sin dudas, elementos que alcanzarán el nivel de
lema universal del peronismo. Pero así como se instituye en centro de irradiación
intelectual de los proceptos del justicialismo, también se permite establecer una clara línea
de continuidad entre el espíritu de la primera época de Hechos e Ideas, y esta segunda
etapa. Más aún, remarcando la continuidad entre el proyecto político que apoyaba la
Revista, y los logros y los alcances de Juan Domingo Perón, la primera nota editorial
enfatiza que la plataforma electoral sancionada en 1937 por la UCR, la cual “habría de
realizar íntegramente Perón”, fue defendida desde las comunas de la Revista. Se permite
hacer una síntesis de la simbiosis de elementos que constituyen el radicalismo, con el claro
objetivo de acoplar como un todo coherente, o quizás aún más, como algo “intrínseco” del
justicialismo en formación, el propio radicalismo. Como si el movimiento liderado pro
Yrigoyen, hubiera constituído una primera fase de la revelación doctrinaria, para ser
“superada” y actualizada por el peronismo.
El régimen consiguió hasta una "apropiación simbólica" del espacio urbano y del
pasado nacional de indudables dimensiones -como lo ha trabajado Plotkin- ya que era
indispensable “atar” y complementar el porvenir con el proyecto de Mayo. Poniendose del
lado de la Patria, Perón sumerge a los críticos y opositores en la niebla de los anti-patria.
Por eso el gobierno puede hablar de un “ellos”, o un “otro”, el anti-pueblo, y a partir de
allí, los íconos nacionales son intrincadamente relacionados con los símbolos del
justicialismo para permanecer inseparables.

393
El Peronismo pretendio dar así unidad a la educación del pueblo argentino,
formando una conciencia histórica peronizada, envolviendo en un halo místico varias de
las reformas socioeconómicas implementadas por el estado.
El modelo orgánico ideado por Perón, trataba de reordenar un desarrollo que hasta
ese momento asimétrico, organizando un “nuevo orden de cosas” en las relaciones entre
los sujetos sociales y políticos, donde se articulan y entrelazan por intermedio de pactos los
diversos sectores que comparten el proyecto nacional popular, acuerdos que modifican
sustancialmente las legitimidades del orden anterior y oligárquico. Por eso son
incontables los documentos que desde el oficialismo hacen referencia a la situación
fundacional que implica el Peronismo con respecto a nuestro pasado.
Como hemos visto, las referencias a San Martín son permanentes, sobre todo en
momentos en que era necesario enfatizar las directrices esenciales del nuevo proyecto, y
cuando es necesaria la selección de esta figura como tipo ideal de argentino, como
modelo, “arquetipo” según palabras de Perón.
El advenimiento de Perón en la política nacional también está relatado en términos
sanmartinianos, y las comparaciones con el Libertador son muchas. Su “llegada” es desde
todo punto de vista un momento especial de la historia, es la “hora clave” del pasado del
país, es el comienzo del momento patriótico, y "el final" del momento político. Esto
implica una desvalorización de la política, la cual es “superada” por la instancia
justicialista.
El justicialismo es así más que política. El peronismo es así epopeya. Y Perón,
como un héroe de estética apolínea y virtudes helénicas, fue puesto a prueba desde el
comienzo de su camino iniciático hacia la misión y la gloria, ante adversidades épicas, que
se romontan y entrelazan con las adversidades de su antecesor, Yrigoyen, con el cual,
coincide en incorporar a la Argentina en un rol de concurrencia universal en la escena del
Mundo, como vanguardia de las naciones civilizadoras más poderosas y antiguas.
Como hemos visto a partir de nuestro análisis, tanto en el orden doméstico como
también internacional, el régimen expresaba que existía anteriormente una situación de
“injusticia”, o de desorden y caos, que el peronismo ha venido a mitigar, a ordenar. La
etapa anterior a su llegada no sólo es “política” y desvalorada, es también el momento de
desunión, de una lucha permanente de argentinos contra argentinos, y como apunta Perón,
su llegada está asociada a la idea de unidad definitiva.
Para darle coherencia y homogeneidad a todo el ciclo 1930-1943, oscurece todo ese
ciclo intermedio entre los dos líderes populistas (Yrigoyen y Perón) como una edad oscura,

394
caracterizada por el odio a las masas, a la chusma, a los alpargatados. La continuidad de
todo el ciclo está dada por la permanencia del desbarajuste, la corrupción administrativa,
la ausencia de justicia, la anarquía institucional, el favoritismo y el despilfarro. Ese marco
de degradación institucional y falta de orden (recordemos lo caro al peronismo que implica
el concepto de “anarquía”), se nutren de una acción destructora y denigrante en materia
doméstica, y el descrédito internacional, propias de una “incultura agresiva”, el “atropello,
el fraude, el latrocinio, y el crimen”. Todo el período estuvo marcado por una “relajación
moral”, lo que lleva entre otras cosas a conocerla como la “década infame”. Toda la
degradación moral implica un retroceso cultural sin parangón, ya que ante la decadencia de
la clase política, todas las células de la sociedad se “relajan”, incurriendo en una “crisis
espiritual” casi sin precedentes, donde ya no se respetaba ningún valor moral, crecía el
analfabetismo, y comenzaba a dominar el hambre. Incluso, para ennegrecer el panorama, el
Ejército, contralor moral de aquellos años según las visiones ya expuestas, “había sido
completamente descuidado”.
La unidad pasa a ser otro de los grandes objetivos, junto con la dignificación del
hombre. Esos son los objetivos inmediatos, primordiales de la misión impuesta al
“humilde soldado”. Al colocar su objetivo en una instancia de superación de lo cotidiano,
y por ende también a su doctrina, toda disputa estrictamente “política” que se le oponga,
obviamente no está a la altura de una causa que se muestra casi como trascendente, y que
como dijimo, se encuentra “por afuera” del ámbito político. Los enemigos, por un lado
van a estar tipificados en términos clasistas: son oligarcas, explotadores, privilegiados, etc.,
y por otro, estarán impregnados del “imaginario de la sombra”: el enemigo está siempre
oculto, es conspirativo, es un infiltrado, está en la penumbra. Esta tipificación está
irremediablemente asociada al modelo de llegada del que hablábamos, ya que antes de la
llegada de Perón esos “hombres oscuros” son lo que mandaban, y por ello hasta la política
misma era “oscura” e indescifrable para el hombre común. Ahora todo ha cambiado. Como
lo muestran las consideraciones ideológicas de Oscar Ivanisevich acerca del futuro de
nuestro país, que muestran una fuerte convicción en un destino promisorio donde la
Argentina “colmada de bienes naturales”, gracias a la providencia, que desenvolvería sus
diversas industrias para bastarse a si misma. La nueva transparencia y simplicidad de la
política debe ser cutodiada, por eso es necesario utilizar herramientas legales contra el
espionaje, y el “acecho”.

395
La “utopía peronista” se construye durante la primera presidencia de Juan Perón,
puntualmente desde 1946 hasta 1950. Período durante el cual el líder reforzará el sector
industrial de la economía “a costa del sector agrícola” según varios autores, otorgándole al
estado un papel central y decisivo en la reglamentación de la economía, y redistribuyendo
el producto bruto nacional a favor de la clase trabajadora. El peronismo construyó una
tríada de oficios sacramentados, de ese sector tranparente y armónico de la sociedad, donde
el modelo tipo es el “obrero”, hombre ideal justicialista, enarbolando tres órdenes
especiales de esos oficios que representan cabalmente el estereotipo del trabajador
argentino: el obrero industrial, el peón rural, y la enfermera, imágenes “condensadas” en
esa totalidad social que es la familia, elemento indispensable de la representación social
justicialista. En esos órdenes se materializa el “despertar justicialista”, donde se corrobora
toda una doctrina de movimiento, un devenir de mejora y reposicionamiento permanente,
de elevación progresiva.
La crisis global entonces, era una “oportunidad” para el emerger de un nuevo
orden. Así como la crisis medieval condujo al Renacimiento, la de hoy (década del ´40),
con el hombre más libre y la conciencia más capaz, “puede llevar a un renacer más
esplendoroso”. En ese contexto aparece la “formación del espíritu americano”, el cual
ayudará a que los valores morales puedan compensar las euforias de las luchas y las
conquistas, oponiéndo un muro infranqueable al desorden.
Observamos que en Hechos e Ideas se identifica una sistemática referencia -tanto
de articulistas como de los trabajos del propio Perón- a la situación internacional desde
este prisma geopolítico, y a las posibilidades y condicionantes que ésta genera a la política
y al proyecto nacional, buscando resguardar los márgenes de maniobra bajo el paradigma
en formación de la Tercera Posición. Esta doctrina es la que ilustra cómo el gobierno ha
adoptado un “capitalismo humanizado”, el cual tarde o temprano, todas las naciones del
mundo adoptarán, donde no faltarán las normas democráticas y el respeto a la “libertad
individual”, y donde nuestro país ya se encuentra a la avanzada. Por eso Perón consideraba
que muchos de los principios que “deben regir al mundo en el porvenir”, están implantados
ya en la Argentina desde su gobierno.
Como hemos remarcado varias veces, uno de los elementos que por intermedio de
Hechos e Ideas se han sido difundido sistemáticamente, y que la prensa oficial tomará
como uno de los aspectos centrales de la política internacional de Perón, es la prioritaria y
menester integración regional en el Cono Sur, o de América Latina en su conjunto, región
a la cual nuestro país puede ayudar en alcanzar la independencia económica de la que ya

396
gozamos los argentinos (lo que es coincidente con muchos trabajos y discursos de Perón,
donde se observa una preocupación permanente por las circunstancias integracionistas de
América Latina). Por eso no hay que dar lugar a fragmentaciones de la región, motivadas
por divisionismos ideológicos y extranjerizantes que la Guerra Fría imprimía.
A pesar del espíritu de guerra que aún hay en Europa, el peronismo reitera que no
debe generarse una paranoia colectiva, ni una permanente inquietud. Es verdad que todo el
mundo está “movido y tocado”, en cierta manera sensibilizado por las crisis
internacionales. Pero esa pasión por el miedo que hay en las potencias centrales, no debe
hacernos perder los objetivos en América del Sur, región que según él, debe aprovechar la
coyuntura para afianzar el proceso de desarrollo de nuestra parte del mundo.
La "idea de América" ha sido central para la construcción del imaginario
colectivo, ya que el peronismo "no sólo es una síntesis argentina, sino también una síntesis
desde la Argentina con proyección latinoamericana". Ante la más profunda crisis de
valores que registran la evolución del hombre, es indispensable “someter” a la sociedad a
un cambio de rumbo, y ese cambio es el justicialismo, con un horizonte esbozado en los
valores de la Tercera Posición. Todo esto implica que entonces la organización de la
Defensa Nacional de un país es una empresa de largo plazo, una tarea vasta y lejana de
años y años, por medio de la cual se ejecutan una serie de medidas preparatorias durante la
paz, para crearle a sus Fuerzas Armadas “las mejores condiciones para conquistar el éxito
en una contienda que pueda presentársele”, pero donde también, se educa a la sociedad, y
se le imprimen nuevos horizontes políticos, vocaciones universales, roles de gran
resonancia. En ese eje aprece la idea de ampliar los márgenes de autonomía, autarquía y
desarrollo interno que citáramos antes.
Como hemos visto a partir de Wallerstein, los procesos de socialización de la
modernidad han consolidado una relación cognoscitiva donde la dominación cultural es su
primer apuntalamiento. Juan Perón, desde su perspectiva, trabajo en funsión de modificar
esta asimetría cultural. Observaba que todo intento de cambio de las condiciones
materiales, conlleva la condición sinecuanum de transformación discursiva, cultural,
relacional.
Como hemos dicho, las modificaciones estructurales y políticas del mundo a lo
largo de las diversas épocas históricas, se retroalimentan mediante la transición también de
los esquemas de pensamiento, de los “nuevos mundos” en las construcciones mentales. Y
Perón intento en poco toiempo, trastocar (hoy diríamos deconstruir) bases escenciales del
ideario de su época, con vistas a una emancipacion superestructural. La alteración

397
material que implica la Revolución del 4 de Junio, conlleva una modificación sustancial de
las Representaciones Sociales, por eso apuntó a modificar los discursos (aspecto
simbólico), las prácticas sociales y los valores (aspecto concreto) que circulaban en la
sociedad. Sabiendo que el imaginario social actúa como "regulador de conductas" (por
adhesión o rechazo), tratándose de un dispositivo móvil, cambiante, impreciso y
contundente, el peronismo trabajo en gestar una utopía, en miras de producir materialidad,
es decir, producir efectos concretos sobre los sujetos y su vida de relación, así como sobre
las realizaciones humanas en general.
Como bien nos dicen los especialistas, un imaginario no suscita uniformidad de
conductas, sino que más bien señala tendencias y refleja las situaciones conflictivas.
Justamente, Juan Perón estableció una ruptura, desde donde se instalaron valores y
apreciaciones acerca de la realidad que no habián tenido lugar nunca antes en el poder. En
ese marco incorporamos el análisis de Immanuel Wallerstein, ya que plantea la “crisis del
conocimiento” en el pensamiento intelectual presente, en el cual para nosotros, el
peronismo constituye una fisura inicial sobre el pensamiento liberal, y que al igual que la
socialdemocracia por ejemplo, son indicadores de las necesidades de reajuste del sistema.
Toda transición genera miedos, ya que implica cambios e incertidumbres, pero
también genera esperanzas. Es desde esa misma incertidumbre, tal como lo planteaba
Wallerstein, que para Juan Perón debe construirse un nuevo edificio del conocimiento. Si
como nos dice Gullo, la subordianción ideológico-cultural es la más útil y, en caso de
llegar a triunfar por si sola, la más exitosa de las estrategias que las estructuras
hegemónicas del poder o las grandes potencias pueden llevar a cabo para la preservación y
expansión de su poder, el ataque de Perón a muchos de sus supuestos, constituye sin dudas
uno de los ejemplos más importantes de emancipación, al menos teórica, que ha
consolidado el mundo de posguerra.
En ese contexto, Scalabrini ubica su época en un sentido escatológico, con ribetes
apocalípticos. El cambio no podía ser más violento y profundo. La alteración del mundo,
conlleva una modificación, o una pérdida, de los valores y los modos de vida que hemos
conocido. Con lo sonidos de la Segunda Guerra Mundial aún tronándo, observa que ya no
se cumplen ni siquiera con las formalidades pre-bélicas, que ahora las guerras estallan
como tormentas y los civiles “caen en mayor número que los soldados regulares”. Estos
dramáticos hechos van “corroyendo las bases de nuestra civilización tal como nos
enseñaron a concebirla”. Ante esos cambios, de alguna manera se pregunta Scalabrini, si

398
no es peligroso quedar atado a las instituciones de otra época. Cuando el universo se altera,
y hasta la materia se disgrega ¿es necesario ser devotos de instituciones de otros tiempos?
Como ya hemos dicho, el aprismo fue uno de los espacios pioneros de Amércia
Latina en ofrecer lucha y resistencia a esa superestructura cultural, movimiento que tendrá
notable influencia en la construcción teórica del Peronismo Clásico. El “colonialismo
mental”, y en general toda la matriz que impedía la unidad y la independencia ideológica
de nuestra región, encontró en el peronismo (y por ende en el forjismo, el revisionismo,
etc) un movimiento anti-hegemónico, o desvío ideológico. Justamente, uno de esos
recursos para “desviar” el colonialismo cultural, y que puede corroborarse como
articulador de las propuestas internacionales del peronismo, es la integración regional
latinoamericana, una reunificación que otorgue mayor margen de manionbra en el
escenario internacional.
Los artículos historicistas y de doctrina, y aquellos vinculados a las políticas de defensa
nacional publicados en la Revista Hechos e Ideas durante el primer ciclo del peronismo
clásico, permiten identificar un intento de transformación cognitiva múltiple en funsión
del “desviamiento” citado. Esta “subversión cognitiva” y renovación de la visión del
mundo, que entre otras cosas emana el revisionismo sobre el pasado argentino
(recordemos que durante el primer peronismo las referencias al pasado en los discursos
políticos, tanto del gobierno como de la oposición alcanzan una “suerte de apoteosis” como
modalidad discursiva), sobre los liderazgos históricos, y la ubicación de nuestro país en el
mundo, posee también componentes específicos sobre lo que significa en términos
estructurales la Defensa Nacional.
El peronismo es por ello un “momento de reforma”, es decir, una modificación
sustancial de las reglas de juego político. El misticismo estatal generado por el gobierno
apuntala esa subversión. Como hemos dicho desde un comienzo, este cambio cognitivo e
insubordiación de los esquemas convencionales de “asignación de roles” mundiales -
enmarcados en un proceso de reformismo desde el Estado- posee una elaboración teórica
y doctrinaria orientada a una didáctica política que está estructurada a partir de insumos de
la teoría militar, o teoría de la guerra, y de allí deslizados a las reglas de la acción política.
Lo que implica entre otras cosas, un resignificación de la política, o regreso a su sentido
clásico “agonal”.

Hemos visto que durante el régimen se fue perdiendo la flexibilidad y


heterogeneidad que Perón le otorgaba a varios espacios intelectuales, entre los que se

399
encuentra La Revista Hechos e Ideas. Obsevamos que durante el primer gobierno, aunque
Juan Perón poseía profundas convicciones intelectuales y esquemas mentales que
provienen de larga data (como analizamos en el siguiente capítulo), durante ese período se
permite cierta “nutrición” de ideas y reflexiones de pensadores, hombres de la cultura, que
se incorporan al corpus doctrinario como marco referencial de las decisiones políticas.
Todo lo contrario a lo que ocurre en el segundo gobierno (1952-1955), cuando la
elaboración doctrinaria clásica está “cerrada”, y los marcos referenciales para la política
son “descendentes” desde organismos (Escuela Superior Peronista, el Sistema de
Informaciones, etc) y publicaciones (Revista Mundo Peronista).

En esta perspectiva, el concepto de Tercera Posición determina la estructuración


lógica desde la cual se gestan, relacionan y adquieren significación, los postulados
centrales de la Doctrina Justicialista, tanto desde el ciclo de adquisición de elementos
externos al ideario formativo de Perón, como del proceso autoreferencial que hemos
citado. En ese tercerismo están anclados los componentes del sistema de ideas propuesto
desde la Revista Hechos e Ideas, permitiendo consolidarse un marco referencial que
aglutine la memoria, la imagen del mundo, y el porvenir de la Argentina. Así como
principio dominante de la “arquitectura ideológica justicialista”, la Tercera Posición no
sólo adquiere “estatura doctrinaria” como la llama Arzarun, sino que también se constituye
en el nexo y nodo teórico, de las ideas políticas y filosóficas desde las cuales está
embriónando el paradigma subvertivo, en el marco de una historia política y social de clara
tendencia hacia la justicia, movimiento agonal que necesita de la coincidencia de dos
elementos: un conductor (genio), dotado de una clara visión, y “un pueblo decidido a
apoyarlo” (Buchrucker,1987;326).
Teniendo en cuenta los artículos analizados referidos a la posición que debe adoptar la
Argentina ante el mundo, y el modelo económico-social que proponen los diferentes
artículos, es que identificamos a la Tercera Posición como el “encofrado” desde el cual se
amalgama la nueva estructura teórica de la periferia ( Enconfrado entendido en su
connotación más simple, como sistema de moldes que se utilizan para dar forma a nuevas
estructuras en proceso de fraguado). El tercerismo posee entonces efectos aglutinantes y
solidificadores del nuevo corpus teórico.

“El justicialismo creado por el general Perón, del que surge en la


practica la Tercera Posición política y humanística, es precisamente la

400
liberación de todo vasallaje, sea este de tipo eminentemente político o
económico; constituye la ruptura con los sistemas capitalistas que rigen las
practicas de los imperialismos, logrando poner el capital al servicio de la
economía; buscando fraternidad en las masas; elevando la dignidad del
hombre, creando un medio socialmente justo en pro de una democracia
orgánica e integral; la unificación de la familia nacional; del federalismo en
sus fuentes mas puras; de la recuperación de la Patria en todos los sentidos;
de la autodeterminación del pueblo; de su soberanía inminente; de la
independencia política y económica autentica y efectiva.” 181

6. 3. “Piedra Libre” a la realidad.

Autores como Mellid advierten que toda revolución debe medirse por las normas
económicas, políticas y sociales que implementa, pero que todo ello sobrevive sólo “por
las creaciones que impulsa en el orden espiritual”. La dimensión espiritual de la
Revolución no es un componente más del mismo, ni tampoco sólo oficia como
complemento intelectual de una transformación política, sino que es mucho más que eso,
es el soporte y apuntalamiento de los cambios, lo que le da continuidad y permanencia, es
el horizonte de la gestión, el norte de la empresa. Hace trascender la política, y darle un
lugar meta-histórico a sus realizaciones.

La incorporación de la figura de José Hernández en este rastreo de la dimensión


espiritual de la Revolución, implica que en momentos de tales cambios, Hernández
representa, en medio de tamañas desviaciones, el reencuentro con la tierra vernácula y con
la pura vivencia nacional. Con ese anclaje de la Revolución en el más profundo pasado, le
otorga trascendencia y carácter meta-histórico hacia el futuro. Complementando lo nativo
(americano), con lo occidental (europeo), se sincretiza en el peronismo una mixtura
cultural, donde no se ve como antagónico, un evento como el Día de la Raza, y la
reivindicación de los valores originarios de los pueblos que habitaban estas tierras.

La misión del gobierno, posee entonces una finalidad supra-histórica, ya que


desde las “vívidas vertientes del humanismo, quiere nuestra Revolución descifrar los mitos
que configuran nuestro ser colectivo.” El peronismo es una espiritualidad, un renacer,

181
Esta Síntesis Histórica es la que realiza el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, desde la
Subseceretaría de Relaciones Exteriores.

401
como hemos visto anteriormente. Es un proyecto que promueve una originalidad
creadora. Es una auténtica y verdadera “restauración”, luego de la larga noche oscura de la
negación de lo propio.

En complemento con esta idea, se aproxima la figura de Martín Fierro al


peronismo, pretendiendo demostrar lo impopular de las políticas liberales, hilvanando,
como realizarán varios autores, la Revolución de 1943 con “los reclamos y las quejas” que
poblaban nuestra sociedad desde los tiempos de la Argentina agro-exportadora. Nos dice
Palacio que la “queja amarga” de Martín Fierro, queda como un “documento inmortal” de
la angustia argentina ante el proceso de enajenación que generó la Constitución del ´53.
Por ende, la reorientación de la Constitución, implica atender esas quejas, y modificar el
clima cultural, como lo realiza el peronismo.

Esa “posición ante la historia”, enlaza el proceso iniciado por Perón, también con la
gesta de Mayo, más precisamente con el morenismo. La reforma, es llevar a la carta
fundamental todo aquello que pedía Hernández para el gauchaje, para el orillero, el
subalterno, y lo que planificó Mariano Moreno para nuestro país en los procesos de
gestación. Mirando panorámicamente la Revolución de Junio, lograremos entrever la
recuperación de los valores sociales impregnados por Mariano Moreno, y los deseados por
Martín Fierro.

El peronismo por ello viene a retrotraer la situación a las instancias previas a 1853,
a restaurar el momento de la Argentina embrionaria, cuando los ingleses aún no manejaban
el capital de nuestro país. Es decir, que para Scalabrini, la carta fundamental fue
básicamente un instrumento que garantizó la extranjerización de nuestros capitales. De
aquel lejano drama, de la situación previa al peronismo, cuando el hombre criollo no
contaba nada más que “con la paz de su conciencia y la fuerza de sus manos”, queda un
testimonio para Scalabrini, nos queda aún el “canto sencillo e inmortal del Martín Fierro”.
La obra de Hernández, es entonces, el canto de la situación desoladora que el régimen de
Perón logró revertir. La “humanización del capital” es atender un reclamo del simple
hombre, de aquél que no tenía voz en la política nacional, pero tenía ese canto. Perón es la
materialización del liderazgo que Fierro anhelaba.

402
La utopía social justicialista es la materialización de la utopía que Fierro
anhelaba, y que anhelaba el propio Scalabrini. Perón para el autor se puso al servicio de
una verdadera “empresa misional”: nada menos que la restauración del humanismo
occidental y católico, junto con el reencuentro del "hombre vertical, eterno, imagen de
Dios”. El peronismo implica una lucha por la fusión de lo nacional y lo social, lo que
constituye el “acontecimiento más trascendental de nuestra historia política”. Para Mellid,
como hemos visto, solo es comparable al de la insurgencia de las montoneras federales: el
“tumulto rumoroso y constructivo de las masas populares”, que emergieron “tocadas de
una mística y con la fe de un conductor”, las que irrumpen en la Revolución militar del 4
de Junio y la transforman en Revolución del pueblo, en “la gesta inolvidable del 17 de
Octubre de 1945”. Es esa la creación espontánea que tuvo un líder, y una era axial.

Para poder avanzar con su proyecto, Perón debió “deconstruir” los conceptos que
cifraban nuestra comprensión de la realidad, ponder fin a la “caducidad de tan artificiosas
estructuras”, estableciendo un programa de vida para el pueblo. Perón encontró a la
República en la más profunda depresión de su memoria, incluso en un panorama donde las
viejas virtudes criollas parecían aletargadas.
El peronismo es así emancipador, es un cambio mental para propiciar una nueva
política. Es para Mellid la cuarta etapa de la gran Revolución Argentina, otorgando al
devenir nacional un módulo espiritual de amplias proyecciones. Pudo hacerse al destruir
las bases políticas, económicas y sociales en que descansaba el sistema de explotación
antecedente, inaugurando la era de la democracia social argentina, con todas las
consecuencias de orden moral y material que se derivan de un cambio tan radical y
profundo. Y como todo cambio profundo, lo que Perón debía iniciar es un cambio de
mentalidad, para a partir de allí comenzar con la Reforma Política, Institucional, etc.
Perón fue consciente que no podría lograrse el programa de vida nacional que se proponía,
si previamente no se liquidaba el sistema de ideas políticas que las clases conservadoras y
reaccionarias habían impuesto al país. Como dice Mellid, el cambio operado por el
Peronismo mediante una “persistente y hábil campaña de esclarecimiento de la conciencia
pública”, fue desarticular el sistema mental en que se sostenían los caducos enunciados
politicos de la oligarquía, basados en “burdas teorizaciones y ajenos a la realidad vital y
concreta representada por el hombre”. Por eso la reforma educativa se fue desarrollando
junto con los otros cambios, complementándose con la nueva dinámica de las industrias y
los métodos de enseñanza.

403
Para Perón los valores morales deben compensar las euforias que producen las
luchas y las conquistas, poniendo un “muro infranqueable” al desorden. Esto no implica
perder las individualidades. Debe poder superarse el desolador espectáculo que implica la
vida en las grandes ciudades, donde aparece el peligro de la “insectificación”, ese mismo
que el materialismo “intransigente” observaba como signo mecánico del progreso. Pero el
materialismo, a pesar de advertirnos de este peligro, provee de un sustitutivo muy negativo
de la proporción individual: el resentimiento.
El Peronismo provee de herramientas para invertir los valores, pero desde una
confianza en el nuevo destino, y una promesa de utopía social más inmediata, que logra
anclar una suerte de estado de ánimo más reconciliado con el presente.
Como lo desarrolla Perón en su notable discurso ante la Sociedad de Escritores, la
obra cervantina como luminaria espiritual, como compendio apasionado y brillante del
genio de España, podría ser una herramienta reflexiva que influya sobre el doloroso
proceso que se inicia con la Guerra Fría, esa “encrucijada de odio” que se disputa la
hegemonia del Mundo, la cual puede encontrar en la épica hispana, un caudal de elementos
espirituales que puede anteponer la “supremacía vivificante” de lo inmaterial. Del mismo
modo, la congoja que asola al mundo, encuentra un remanso en la Argentina, la cual rinde
tributo por intermedio del genio de Cervantes, a la grandeza de la raza hispana, esa
civilizadora fuerza, eterna, fecunda.
El idealismo filosófico y el realismo terrenal de la obra cervantina, junto a la
caridad y el amor a la justicia, entraron en el corazón de América, creando una estirpe
justiciera, evidenciada en el “jugarse entero” de nuestros gauchos, verdaderos “quijotes de
las pampas”. Esta epopeya heroica fue tergiversada, la hazaña española fue objeto del
desprestigio planificado según Perón, ya que sus enemigos utilizaron todo tipo de armas
para plagar de infundios la historia de la conquista, como el caso de la “leyenda negra”, la
cual procuró fomentar una “inferioridad espiritual”, desvirtuando la hispanidad americana,
difundiendo una falta de épica, una subordinación a causa de la incapacidad de
reconciliarnos con nuestro pasado.
En lugar de anclar nuestras ambiciones a un pasado de grandeza, “los enemigos”
lograron desacralizar la memoria, para manejar nuestro futuro, con la “conveniencia” de
que nos dirijan administradores de otra raza y otra cultura. España, ese “nuevo Prometeo”,
fue amarrado durante siglos a la roca de la historia, aunque no se pude silenciar su obra.
Fue tan grande la labor heroica de la empresa citada, que los indicadores de esa grandeza

404
están vigentes. En definitiva, España levantó templos, universidades, difundió la cultura,
“confundió su sangre” con América, y aunque tuvo errores, obviamente, Perón decía que
esa empresa cuyo cometido “la antigüedad clásica hubiera discernido a los dioses, fue aquí
cumplida por hombres”, por un puñado de hombres valerosos y heroicos. Encadenando esa
épica moderna con la historia argentina, Perón nos dice que hombres y mujeres de esa
misma raza son los que rechazan al extranjero invasor en 1806, es la misma sangre que
vence en Tucumán, que cae con honor en Vilcapugio y Ayohuma, la que bulle en los
caudillos, la que proclama en 1816, la que cruza los Andes, la que forja la unidad más
tarde.
El germen de la heroicidad de la empresa hispana en América, se desenvuelve en
nuestro heroico y abnegado pueblo, que virtuoso y digno, pacífico y laborioso, con la
generosidad del Quijote, asume una defensa de sus ideales. El peronismo es en este sentido
un “quijotismo”, flujo misional de resguardar los valores épicos y evangélicos, y además,
enfrentar el espiritualismo ante el materialismo en boga. Por eso el mandatario argentino
prefirió remarcar la “palpitación humana” de Cervantes, antes que realizar una exposición
académica. Cervantes personifica la ruta tradicional que la Argentina debe recuperar para
Perón, marcada por la espiritualidad greco-latina y la ascética grandeza ibérica y cristiana.
Y si de heroicidad hablamos, San Martín, el héroe máximo, el “héroe entre los héroes”, sin
él seguramente se hubieran diluido los esfuerzos de los otros héroes, y muy posiblemente
no hubiera existido el aglutinante que dio nueva conformación al continente americano.
Para Perón San Martín no fue sólo el Libertador, fue además el creador de nuestra
nacionalidad. Y toda la generación constituyente del 53, es hija de ese proceso heroico
enmarcado por San Martín.
Actitudinalmente se puede encontrar en San Martín un auténtico modelo, colectivo
o individual. Encuentra Perón en la figura del procer el símbolo de unión y glorificación
que puede otorgarle un sentido trascendente a la nacionalidad, y porque no, alimentar el
instinto gregario y hasta la conducta propia de cada individuo. Bajo el lema de “seamos
libres que lo demás no importa nada”, el Estado a partir de la “Nueva Argentina” buscaría
un mayor nivel de autonomía respecto de los recursos vitales, ya que si el Estado debía
adoptar un papel de protagonista en la planificación y explotación de los recursos
materiales y humanos para el “esfuerzo de guerra”, y las nuevas coyunturas abren un
período de incertidumbre sobre la ambición desmedida de las grandes potencias, las
Fuerzas Armadas entonces, bajo la insignia sanmartiniana, se desempeñarían como
instancias indispensables no sólo del resguardo de la Nación, sino que también del

405
desarrollo nacional, teniendo a su cargo tareas productivas, como las Fabricaciones
Militares, la Fábrica de Aviones, los astilleros, las dependencias siderúrgicas y
petroquímicas, la Energía Atómica, etc. Perón mantiene una constante preocupación por el
diseño organizacional de las fuerzas, y por su jerarquización entre los diversos roles del
Estado. El marco conceptual de estos cambios giraron en torno a la Doctrina de Defensa
Nacional ya citada (construída ente 1944 y 1947).
En palabras de Perón, sólo pueden existir ejércitos de carácter nacional, en los
cuales están representados todos los sectores del país, con una composición que le asegure
una estrecha vinculación con todas las clases sociales del país y una íntima relación con los
destinos de su pueblo, por lo que observa que el ejército llega a constituirse en una
institución del Estado “y no en una casta, condición que a veces se pretende atribuirle”.
Las Fuerzas Armadas por lo tanto “encarnan” la voluntad del Estado y de su capacidad
depende el orden y la seguridad que la Nación necesita “para vivir, desarrollarse y
progresar conforme al anhelo de alcanzar los grandes destinos que la Divina Providencia le
hubiere deparado”. En su visión de complementariedad entre civiles y militares, como
partes de un organismo colectivo que se nutre de factores disímiles, un bloque formado
por secciones heterogéneas pero que se ensamblan, la obra del gobierno es no sólo
defender los sectores de esa totalidad, sino que entender a la Nación como complementos
de un único organismo.
Los valores morales sanmartinianos de las Fuerzas Armadas son así para Perón la
representación genuina del pueblo argentino, “con todas sus grandezas y todas sus
virtudes”, ya que sus cuadros y el personal de sus filas proviene de los más diversos
hogares y regiones del país. El resumen de sus hábitos y conductas deben ser un valuarte
simbólico de la tradición que debe protegerse. Para Perón, en definitiva, las Fuerzas
Armadas constituyen la “nervadura orgánica” de la Patria, una organización compleja y
completa, sobre la cual de organizan el resto de las partes de lo colectivo.
Las FF.AA. son un factor de industrialismo y de alfabetización, con gran influencia
en la formación de la mentalidad y la técnica nacionales, por eso posee dimensiones
inaccesibles. Y por ello también, en la Revista Hechos e Ideas vemos como se interpreta la
“similitud pedagógica” entre los generales San Martín y Perón, que se integra en la visión
y la trascendencia de sus idearios: la independencia política sanamrtiniana se perfecciona
con la independencia económica justicialista del pueblo y la Nación. El mayor peligro del
estado entonces, es como acontecía antes del peronismo, con carácter inorgánico y poco
centralizado, donde las diferentes áreas y carteras desconocían el objetivo y la política a la

406
que respondían, diluyendo cualquier perspectiva de proyecto o conducción posible. Por eso
remarcan los artículos de Perón en la publicación, el trabajo fuerte en el primer año de su
gobierno, en miras de crear los organismos pertinentes, y el trabajo que le corresponde a
cada uno de ellos, buscando alcanzar lo único de lo que el gobierno no puede prescindir: la
coordinación.

Según los artículos analizados, la Argentina desde Perón ya ocupa una posición
singular: es el foco de ataque del Imperio. Para la visión que se expresa del escenario
internacional la Argentina era consciente que “ninguna Nación por aquellos años” había
concitado una ofensiva análoga por parte del Imperio, y acaso, ese “privilegio”
respondiera a la propia “capacidad de resistencia” y al volumen de “dignidad nacional”
que caracterizaba a la política del gobierno. A pesar de esos ataques, como puede verse en
el trabajo de Atilio Bramuglia, nuestro país asume una posición pacifista, ya que
entramos a una etapa global donde América cumple un rol fundamental para garantizar la
Paz y la cooperación, y nuestro país está plenamente convencido de ese rol, colaborando
también en una fuerte contribución espiritual, como expresara el famoso discurso del 6 de
julio de 1947 que hemos detallado en la sección anterior.
Nuestro país colabora en la construcción espiritual del mundo, consolidando las
bases sociales y políticas de una fuerte “filosofía continental”, en miras de una acción
conjunta, una acción solidaria. Por ello, la unidad del mañana, debe forjarse hoy, y esas
bases citadas, son el primer paso para desarrolarla como lo cita el Canciller Argentino en
Naciones Unidas. Por todo esto, la obra que Perón inaugura, está enmarcada en asumir
roles que el derrotismo anterior no hubieran permitido.
Esto no implica que no deba contra-atacarse a las fuerzas de la perturbación. Toda
la organización de derrotismo y sabotaje creada por los enemigos del país, que se dedica
con pasión a lo que Perón llama la “industria del rumor”, tiene energías para trabajar desde
la oscuridad en un verdadero bombardeo de panfletos anónimos, con el sólo objetivo de
dispersar calumnias inverosímiles, sobre el gobierno, sobre la realidad, sobre los hombres
y las instituciones, como también sobre las fuerzas armadas, las favoritas de ese
bombardeo. Al operar desde las sombras, demuestran la vergüenza que les hace
insostenible mostrarse, y así transfieren una metodología lúgubre a sus herramientas de
difusión.
Los enemigos del proyecto son los sinnombre, los que trabajan desde los márgenes
de la realidad, personajes siniestros que conspiran contra los logros de la Nación. Y aunque

407
los críticos trabajen desde las sombras, Perón, el líder, mantiene una conducta propia de un
líder honorable, no sólo por la investidura, sino que también, porque en el futuro el será
recordado como miembro del colectivo militar, y eso le impone una presión moral más.
Cuando la historia lo juzgue como presidente de los argentinos, su “condición de soldado”
(así como utilizará la condición de trabajador), hará que de ese juicio “algo recaiga en el
ejército”, y por ello, en cada uno de los oficiales que lo escuchan esa noche personalmente.
El enemigo utiliza todo tipo de recursos, se acciona sobre los gobiernos y los
pueblos “en procura de hacerlos instrumentos de diversos designios”. Se penetran los
países, se los descompone, formando “quintas columnas”, hasta dividir las comunidades en
“bandos” que sean útiles allí en la lucha general. Se anarquizan las sociedades, se enturbian
a las masas trabajadoras, inventando conflictos. En una palabra, creando el ambiente
óptimo para ser dominados. El sector de la sociedad más importante hacia dónde dirigen
esos ataques de los conspiradores, son las fuerzas armadas, “blancos preferidos” para esta
clase de trabajo y propaganda. Los panfletos difamatorios circulan hacia ellas, buscandose
que sus miembros y familiares “se presten a la circulación de rumores y comentarios” que
difunden la perturbación y la intriga.
Ante ellos Perón propone la creación de una fuerza orgánicamente popular. Se
presenta a los hombres responsables de la defensa nacional, en aquellos países cuyos
gobiernos “han dejado caer en manos de fuerzas internacionales” nada menos que la
conducción orgánica de sus masas populares para esta batalla. Por ese debe imperar el
modelo con el que se formó a generales aptos, sanmartinianos, disciplinados, que
aprendieron a instrumentar en la guerra los elementos que han articulado silenciosamente
en la paz, con espíritu religioso y austera disciplina militar, espartana, asumiendo que su
más alto derecho es cumplir con el deber, acompañando al empresa quijotesca del
gobierno.

408
6. 4. “Yo traigo la semilla”: el nacimiento de un nuevo marco de referencia.

En Suma, observamos que los artículos historicistas (vinculados a la memoria y la


representación del pasado, que incluyen principios filosóficos y teóricos), como también
los vinculados a la defensa nacional (visión del mundo, rol de las fuerzas armadas, etc)
publicados en la Revista Hechos e Ideas durante el primer ciclo del peronismo clásico
(1947-1951), permiten identificar un “embrionamiento paradigmático” (gestación teórica
de grandes perspectivas) de una insubordinación ideológica, instrumentada por intermedio
de un marco referencial múltiple: El misticismo tercerista de vocación universal.
Dicho misticismo se constituye en una estrategia humanista de superación del
antagonismo bipolar, como así también, en una herramienta de contención del
advenimiento bélico global, y eje central de una nueva autoconcencia nacional (como lo
conceptualizaba Fermín Chávez) en miras a la descolonización mental.
En esto es innegable la herencia de FORJA, obra de elaboración colectiva donde
aparecen los primeros “impugnadores” de los ocultamientos producidos por el uso
ideológico de la división del saber, y quienes germinaron en Perón la óptica de mirar
antagónicamente las propuestas culturales del centrismo europeo, con una vocación de
desmenuzar críticamente toda una forma de conocimiento que era hegemónica, buscando
contruir una forma de ver las cosas “desde aquí”, desde una “posición nacional”, como lo
llama Jauretche. De allí proviene la corrección epistemológica, discusión anterior a
cualquier planteo doctrinario.
Es decir, que la “subversión cognitiva” que trabajamos, implica una de las instancias
donde se evidencia la “insubordinación ideológica” emanada del revisionismo sobre el
pasado argentino (Marcelo Gullo), lo que en complemento con la instancia de “momentos
de reformas” (Sabrina Ajmechet), es decir, una modificación sustancial de las reglas de
juego político, se plantea el objetivo de contener los espíritus (ante la crisis y el
advenimiento bélico), y superar el antagonismo estructural de la Guerra Fría.
Ante la interpretación historicista y filosófica que el peronismo realiza de devenir
argentino, vemos que su misticismo constituye un corpus teleológico de características
“agonales” (en el sentido de lucha), a partir del deslizamiento de elementos de la Teoría de
la Guerra hacia la política. Como así también, implica un corpus meta-histórico (por
pretender cierta trascendencia, y estar vinculada a una dimensión más profunda del ser
humano). Del mismo modo se complementa con visiones utópicas irradiadas desde la

409
literatura, con lo cual es próximo de una aplicación didascálica o pedagógico-política (es
decir, que tiene relación con la enseñanza o es propio para la instrucción).
Es para nosotros un nodo doctrinario temprano (constituye una suerte de proto-
doctrina) de conducción política y certidumbre social (ante la incertidumbre global), que
posee un claro americanismo transformador de la conciencia histórica y la identidad
social. Constituye por ello proto-estructura teórica periférica (es decir, apartada del
“europometrismo cultural”, como lo llamaba Fermín Chávez). Es protoestructura teórica,
redundará en un devenir de rigidez doctrinaria tardía.

410
Podemos resumir nuestras conclusiones en el siguiente gráfico:

Los artículos historicistas (vinculados a la memoria y la representación del pasado, que


incluyen principios filosóficos y teóricos), como también los de defensa nacional (visión
del mundo, rol de las fuerzas armadas,etc) publicados en la Revista Hechos e Ideas
durante el primer ciclo del peronismo clásico (1947-1951), permiten identificar:

El “embrionamiento paradigmático” de un marco referencial múltiple:


El misticismo tercerista de vocación universal.

Es un florecimeinto político-social, en una época de oscuridad e incertidumbre,


con agentes que operan desde las sombras, como poderes reptantes y conspirativos
que aún acechan.

Está anclado en un proceso de “restauración”, donde el líder (vengador) ocupa el


rol de restitutor orbis, ya que intenta recuperar el kosmos personalista, llevando
adelante una “empresa misional”: la restauración del humanismo occidental y
católico.

Está contenido en una tendencia universal hacia la justicia (movimiento agonal,


según Buchrucker), para el cual debe trabajarse.

Es una Estrategia humanista de superación del antagonismo bipolar, resultado


del “compromiso con el cambio” que asume el peronismo.

Es una Herramienta de contención espiritual del advenimiento bélico global.

411
Es un Corpus teleológico agonal y meta-histórico, de aplicación didascálico-
pedagógico política.

Constituye el eje central de una nueva autoconcencia nacional en miras a una


descolonización mental (era axial argentina).

Es Nodo doctrinario temprano de conducción política y certidumbre social.

Es portador de un americanismo sanmartiniano transformador de la conciencia


histórica y la identidad social, donde San Martín, auténtico modelo, colectivo e
individual, es símbolo de unión y glorificación, y sentido trascendente a la
nacionalidad.

Constituye una proto-estructura teórica periférica, de la rigidez doctrinaria


tardía, apartada del “europometrismo cultural”, con una fuerte valorización de las
“manifestaciones autóctonas” de nuestro arte, estimulándolo en su desarrollo, y
consolidando un espíritu de unidad desde estas expresiones.

Cumple el rol de un “encofrado” (sistema de moldes que da forma) desde el cual se


amalgama la nueva estructura teórica de la periferia en proceso de fraguado, con
efectos aglutinantes y solidificadores del nuevo corpus teórico.

Es también la dimensión espiritual y horizonte de la Revolución (soporte y


apuntalamiento de los cambios, lo que le da continuidad y permanencia), con
anclaje en el más profundo pasado, con una visión de mixtura cultural
(complementando lo nativo americano, con lo occidental europeo, donde se
sincretizan en el peronismo y no se desarrollan como componentes antagónicos).

La utopía social justicialista es la materialización de la utopía que el Martín Fierro


anhelaba, es una “humanización del capital” atendiendo el ancestral reclamo del
simple hombre, de aquél que no tenía voz, pero tenía ese canto.

412
Es un quijotismo espiritual (en términos de Unamuno) de reconciliación con el
pasado, donde la obra cervantina, como luminaria espiritual, puede otorgar un
caudal de elementos espirituales antepuesta a la congoja que asola al mundo,
subvirtiendo la “inferioridad espiritual”, y la falta de épica, que la subordinación
colonial impuso desacralizando nuestra memoria.

Es la espiritualidad del peronismo, es un proyecto que promueve una


originalidad creadora, una auténtica y verdadera “restauración”, luego de la larga
noche oscura de la negación de lo propio.

Es una respuesta pacifista y espiritual, a un violento ataque imperial de varios


niveles y estrategias. La Tercera Posición, por la insubordinación ideológia que
implica, la emancipación cultural que conlleva, por la autonomía internacional que
propone, hace que la Argentina sea el foco de ataque del Imperio.

Es una respuesta popular y militar, honorable y espartana, mesurada pero


firme, a un ataque conspirativo de los sinnombre (los que operan desde las sombras,
los que trabajan desde los márgenes de la realidad, personajes siniestros que
conspiran contra los logros de la Nación).

Por todo esto:

La Revista Hechos e Ideas, es una combinación de elementos superestructurales


de insubordinación ideológica (los artículos referidos a la memoria y el pasado), con una
fuerte dosis de artículos estructurales que implican un impulso estatal, (cuando son
trabajos que refieren a balances de gestión, o un detalle sobre la labor realizada en políticas
de estado concretas como el caso de las política de defensa nacional), los cuales nos
permiten identificar claramente la complementariedad y coherencia de teoría y praxis de
la Tercera Posición, o si se quiere, de cómo la doctrina deviene en marco referencial,
articulando ideas que difieren notablemente con los postulados hegemónicos, por lo tanto,
evidencia una insubordinación fundante.

413
VII. Bibliografía y Documentos.

A. BIBLIOGRAFÍA GENERAL
---------------------------------------------------------------------------------------------------------

AA.VV (2002). En: Torre, Juan Carlos. Los Años Peronistas (1943-1955). Colección
Nueva Historia Argentina. Tomo VIII. Editorial Sudamericana. Buenos Aires.

AJMECHET, Sabrina (2012). El peronismo como momentos de reformas (1946-1955). En:


Revista SAAP, (noviembre, 2012), Vol. 6, núm. 2, Buenos Aires.

ALTAMIRANO, Carlos (2001). Bajo el Signo de las Masas (1943-1973). Colección


Biblioteca del Pensamiento Argentino. Tomo VI.Editorial Ariel Historia. Buenos Aires.

ALTAMIRANO, Carlos (2013). Intelectuales: Nacimiento y peripecia de un nombre. En:


Revista Nueva Sociedad, núm. 245.

ALTAMIRANO, Carlos (2013).Hay intelectuales que obran como ideólogos de una


causa. [En línea], Puesto en línea el 26 de Agosto de 2013. URL:
http://www.lmneuquen.com.ar/noticias/2013/8/26/hay-intelectuales-que-obran-como-

ideologos-de-una-causa_198170 [Consultado el 1 de mayo de 2014].

ARFUCH, Leonor(2005). Identidades, sujetos y subjetividades. Prometeo. Buenos Aires.

ARCOMANO, Domingo (2003). Perón: guerra y política. Las fuentes militares de


Conducción política. Fundación Bartolomé Hidalgo. Buenos Aires.

ARZADUN, Daniel. Perón: ¿Proyecto nacional o pragmatismo puro? Análisis cualitativo


de los contenidos doctrinarios del justicialismo temprano. Agebe. Buenos Aires.

AUSTIN, John L. (1998). Cómo hacer cosas con palabras. Paidós. Barcelona.

BACZKO, Bronislaw (1999). Los Imaginarios Sociales. Memorias y esperanzas


colectivas. Nueva Visión. Buenos Aires.

414
BAJTÍN, Mijaíl (1952-1953 [1979]). El problema de los géneros discursivos. Pp. 248 –
293. En: BAJTÍN, Mijaíl (1982), Estética de la creación verbal. Siglo XXI. México D. F.

BAJTÍN, Mijaíl (1997). Hacia una filosofía del acto ético. De los borradores y otros
escritos. Anthropos. Rubí (Barcelona); Universidad de Puerto Rico, San Juan.

BARCIA, Roque (1881). Primer diccionario etimológico de la lengua española. Madrid.

BARDIN, L (1983). L´analyse de contenu. PUF. París.

BARRIOS, Miguel Ángel (2008). Perón y el peronismo en el sistema-mundo del siglo XXI.
Biblos. Buenos Aires.

BARRIOS, Miguel Ángel (2007). El latinoamericanismo en el pensamiento político de


Manuel Ugarte. Biblos. Buenos Aires.

BARTHES, R. (1972). Presentación. En:La semiótica, AA.VV. Ed. Tiempo


Contemporáneo. Buenos Aires.

BAUMAN, Zygmunt (1997). Legisladores e intérpretes. Universidad de Quilmes. Buenos


Aires.

BELTRÁN, G. (2005). Los intelectuales liberales. Libros del rojas. EUDEBA. Buenos
Aires.

BERGER, P. y LUCKMANN, T. (1986). La construcción social de la realidad.


Amorrortu. Buenos Aires.

BERNETTI, Jorge Luís y PUIGGRÓS, Adriana (2006). Peronismo: Cultura Política y


Educación (1945-1955). Colección Historia de la Educación en la Argentina. Tomo V.
Editorial Galerna. Buenos Aires.

415
BERRAZ MONTYN, Carlos (1951). Ensayo sobre las Verdades Fundamentales del
Justicialismo. Santa Fé.

BIANCHI, Susana (2001). Catolicismo y Peronismo. Religión y Política en la Argentina.


Prometeo. Buenos Aires.pp.13.

BLOCH. M (1952). Introducción a la historia. Fondo de Cultura Económica. México.

BOBBIO, Norberto (2006). Ensayos sobre el fascismo. Prometeo. Buenos Aires.

BOLÍVAR MESA, Rosendo (2003). Los intelectuales y la política. En: Estudios Políticos,
(Enero- Abril, 2003), núm. 32.

BOURDIEU, Pierre (1997). Sobre la televisión. Anagrama. Barcelona.

BOURDIEU, Pierre ([1999] 2000).Intelectuales, política y poder .Eudeba. Buenos Aires.

BOURDIEU, Pierre (2001). Contrafuegos 2. Por un movimiento social europeo. Editorial


Anagrama. España.

BOURDIEU, Pierre (2003). El oficio de científico. Ciencia de la ciencia y reflexividad.


Editorial Anagrama. Barcelona, España.

BOURDIEU, Pierre (2003). Language Symbolic Power. Harvard University.

BOURDIEU, Pierre (2005a). Pensamiento y acción. Libros del Zorzal. Buenos Aires,
Argentina.

BOURDIEU, Pierre y WACQUANT, Loic J.D. (2005b). Una invitación a la sociología


reflexiva. Siglo veintiuno editores. Buenos Aires, Argentina.

BUCHRUCKER, Cristián (1987). Nacionalismo y peronismo. Sudamericana. Buenos


Aires.

416
CAIMARI, Lila (2004). Apenas un delincuente. Crimen, castigo y cultura en la Argentina,
1880-1955. Siglo XXI.

CATARUZZA, Alejandro (1993). Una empresa cultural del primer peronismo: la Revista
«Hechos e ideas» (1947-1955). En: Revista Complutense de Historia de América, núm.
219, pp. 269-289.

CIRIA, Alberto (1983). Política y Cultura Popular: la Argentina Peronista 1946-1955.


Ediciones de la Flor. Buenos Aires.

CISNEROS, Andrés y PIÑEIRO IÑIGUEZ, Carlos (2002). Del ABC al MERCOSUR. La


integración latinoamericana en la doctrina y praxis del peronismo. GEL. Buenos Aires.

CHAVEZ, Fermín (2005). Diccionario histórico argentino. Fabro. Buenos Aires.

DE IMAZ, José Luis (1964). Los que mandan. EUDEBA. Buenos Aires.

DI TELLA, Torcuato (2001). Historia del progresismo en la Argentina. Troquel. Buenos


Aires.

DIETERICH, Heinz (2001). La crisis de los intelectuales. Ed.21. Buenos Aires.

DILTHEY, W. (1968). Introducción a las Ciencias del Espíritu. En: Cardoso de Castro,
Murilo (2009). Encontros Bibli: Revista Eletrônica de Biblioteconomia e Ciência da
Informação, vol. 14, núm. 27.

FIORUCCI, Flavia (2011). Intelectuales y peronismo. Biblos. Buenos Aires.

FOUCAULT, Michel (1983). El discurso del poder. Folios. México.

FOUCAULT, Michel (1995). Nietzsche, Freud, Marx. El cielo por asalto. Buenos Aires.

FREIBRUN, Nicolás (2013). El rol de los intelectuales: formación conceptual e


interpretación social. Facultad de Ciencias Sociales – UBA /CONICET, Buenos Aires.

417
GALASSO, Norberto (1997). Jauretche, biografía de un argentino. Homo Sapiens.
Buenos Aires.

GALASSO, Norberto (1997b). Cooke. De Perón al Che. Homo Sapiens. Buenos Aires.

GALASSO, Norberto (2001). Manuel Ugarte y la lucha por la unidad latinoamericana.


Corregidor. Buenos Aires.

GALASSO, Norberto (2005). Perón. Formación, asenso y caída (1893-1955). Colihue.


Buenos Aires.

GALASSO, Norberto (2008). Vida de Scalabrini Ortiz. Colihue. Buenos Aires.

GALASSO, Norberto (2012). Jorge Luis Borges. Un intellectual en el laberinto


semicolonial. Colihue. Buenos Aires.

GARCÍA MOLINA, Fernando (2010). La pre-historia del poder militar en la Argentina.


EUDEBA. Buenos Aires.

GIDDENS, A. (1985). La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la


estructuración. Amorrortu. Buenos Aires.

GIRBAL BLACHA, Noemi Maria (2003). Mitos, paradojas y realidades en la Argentina


peronista (1946-1955). UNQ. Buenos Aires.

GRAMSCI, Antonio (2000). Los intelectuales y la organización de la cultura. Ed. Nueva


Visión. Buenos Aires, Argentina. 6° edición.

GULLO, Marcelo (2008). La insubordinación fundante. Breve historia de la construcción


del poder de las naciones. Biblos. Buenos Aires.

GULLO, Marcelo (2012). La necesidad de un nuevo revisionismo histórico. Pp. 27-36.

418
En: O´Donnell, Pancho. La otra historia. El revisionismo nacional, popular y federalista.
Airel. Buenos Aires.

HALPERIN DONGHI, Tulio (1999). La república imposible. Ariel. Buenos Aires.

HUNTINGTON, Samuel (1964). El soldador y El estado. Círculo Militar. Buenos Aires.

LANUS, Archibaldo (2000). De Chapultepec al Beagle. Política Exterior Argentina: 1945


– 1980. Editorial Emecé. Buenos Aires.

LAVALLEN RANEA, Fabián (2009); Sueños de grandeza. El Destino justicialista. En:


Revista Fundación Antigua. Año IV. Número Especial. Malvinas Argentinas. Provincia de
Buenos Aires. Julio de 2009.

LAVALLEN RANEA, Fabián (2009): Representaciones Sociales del Peronismo. Apuntes


y aproximaciones sobre el período clásico (1946-1955). Cuadernos de Ciencia Política.
Año 2. Número 2. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad del Salvador. Buenos Aires.

LAVALLEN RANEA, Fabián (2010): Procesos de construcción de las representaciones


sociales en la Argentina. La utopía social argentina. En: Signos Universitarios. Revista de
la Universidad del Salvador. Edición del Bicentenario. Año XXX. Número 46. Buenos
Aires.

LAVALLEN RANEA, Fabián (2009): Imágenes y símbolos del Peronismo. En:


Documentos del Programa de Estudios e Investigación en Imaginario Universal
Justicialista. (ISSN 1852-2734) IDICSO – USAL. Buenos Aires.

LAVALLEN RANEA, Fabián (2008): Representaciones del Orden Social. En:


Investigación en Representaciones Sociales. (ISSN 1852-3706). LIE – UNLAM.
Laboratorio de Investigación Educativa. Universidad Nacional de La Matanza. San Justo.

LAVALLEN RANEA, Fabian (2011): La visión universal justicialista. En: Revista


Reseñas y Debates. Revista del Instituto de Altos Estudios Juan Domingo Perón. Año 6.
Número 62. Buenos Aires.

419
LAVALLEN RANEA, Fabián (2012): Intelectuales y Academia en el Primer Peronismo.
En: X Jornada de Investigación en Ciencias Sociales (IDICSO – USAL). Instituto de
Investigación en Ciencias Sociales. Universidad del Salvador. Buenos Aires.

LAVALLEN RANEA, Fabián (2013): Políticas de defensa y visiones del mundo durante
el Primer Peronismo. De la Escuela Superior de Guerra, a la Escuela de Defensa
Nacional. XI CONGRESO NACIONAL DE CIENCIA POLÍTICA. 17 - 20 de julio,
Paraná, Argentina.

LE GOFF, Jacques (1986): Los intelectuales en la Edad Media. Gedisa. Buenos Aires.

LÓPEZ, Ernesto (1988). El peronismo en el gobierno y los militares. En: Miguens-Turner.


Racionalidad del Peronismo. Perspectivas internas y externas que replantean un debate
inconcluso. Plantea. Buenos Aires.

LÓPEZ, Ernesto (2009). El primer Perón. El militar antes que el político. En: Le Monde
Diplomatique. Capital Intelectual. Colección “los otros militares. Buenos Aires.

MAGALLAN, Maximiliano Ivickas (2014), De continuidades y rupturas en la Argentina


rural. La revista Hechos e Ideas (1935-1955).Ed. Imago Mundi. Buenos Aires.

MORÍN, Edgar (1962). El espíritu del tiempo. Editions Bernard Grasset. Paris.

MURMIS, Miguel y PORTANTIERO, Juan Carlos (2004). Estudios sobre los Orígenes
del Peronismo. Siglo Veintiuno Editores. Buenos Aires.

O´DONNELL, Pacho (2012). La otra historia. El revisionismo popular, nacional, popular


y federalista. Ariel. Buenos Aires.

PANELLA, Claudio – KORN, Guillermo (2010). Ideas y debates para la nueva Argentina.
Revistas culturales y políticas del peronismo. EPC. Buenos Aires.

420
PARADISO, José (1993). Debates y Trayectoria de la Política Exterior Argentina. Grupo
Editor Latinoamericano. Buenos Aires.

PARADISO, José (2008). Vicisitudes de una política exterior independiente. En: Torre,
Juan Carlos. Los Años Peronistas (1943-1955). Colección Nueva Historia Argentina.
Tomo VIII. Editorial Sudamericana. Buenos Aires.

PAVÓN, Hector (2012). Los intelectuales y la política en la Argentina. El combate por las
ideas 1983-2012. Debate. Buenos Aires.

PAVÓN PEREYRA, Enrique. Perón, el hombre del destino. Tomo I.

PERÓN, Juan Domingo (1954). Discurso de Inauguración de la Escuela de Líderes de la


Fundación Eva Perón. Presidencia de la Nación. Secretaría de Prensa y Difusión. Buenos
Aire

PERÓN, Juan Domingo (1975). Doctrina Universal. Ediciones Culturales Argentinas.


Buenos Aires.

PERÓN, Juan Domingo (1975). La Tercera Posición. Doctrina del General Perón. Cartilla
doctrinaria Nº1. Presidencia de la Nación. Secretaría de Prensa y Difusión. Buenos Aires.
Pp. 13.

PERÓN, Juan Domingo (1983). Política y Estrategia. Pleamar. Buenos Aires.

PERÓN, Juan Domingo (2005). Filosofía Política. CS Ediciones. Buenos Aires.

PIÑERO, Elena (1997). La tradición nacionalista ante el peronismo. AZ Editora. Buenos


Aires.

PIÑERO IÑIGUEZ, Carlos (2008). Perón, la formación de su pensamiento.Caras y


caretas. Buenos Aires.

421
PLOTKIN, Mariano (1994). Mañana es San Perón. Propaganda, rituales políticos y
educación en el régimen peronista (1946-1955). Ariel. Buenos Aires.

POTASH, Robert (1981). El ejércitoy la política en la Argentina, 1928-1945. De Yrigoyen


a Perón. Sudamericana. Buenos Aires.

PULLEIRO, Adrián (2013). El papel de los intelectuales en la Argentina reciente: una


aproximación a la experiencia de “carta abierta”. En: Iberofórum. Revista de Ciencias
Sociales de la Universidad Iberoamericana (Enero- Junio, 2013), año VIII, núm. 15, pp.
156-181. ISSN: 2007-0675. Universidad Iberoamericana A.C., Ciudad de México.
Disponible en:
http://www.ibero.mx/iberoforum/15/pdf/ESPANOL/6.%20PULLEIRO%20POLITICA%20Y%20PO
DER%20NO15.pdf

QUATTROCCHI – WOISSON, Diana (1995). Los males de la memoria. Historia y


política en la Argentina. Emece. Buenos Aires.

RAMOS, Jorge Abelardo (2012). Historia de la Nación Latinoamericana. Peña Lillo.


Buenos Aires.

RAPOPORT, Mario y SPIGUEL, Claudio (1994). EEUU y el peronismo. La política


norteamericana en la Argentina: 1949-1955. GEL. Buenos Aires.

RAPOPORT, Mario y colaboradores (2003). Historia económica, política y social de la


Argentina. 1880-2000. Ediciones Macchi. Buenos Aires.

RODRÍGUEZ, Malvina Eugenia (2006). La Recuperación de la Tercera Posición como


Alternativa Política Argentina y Latinoamericana. Ediciones del Copista. Córdoba.

ROMERO, José Luis (1987). Las ideas en la Argentina del Siglo XX. Edición en la
Biblioteca Actual. Argentina.

ROUQUIE, Alain Rouquie (1981). Poder militar y sociedad política en la Argentina.


Emece. Buenos Aires.

422
Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero. Estudios sobre los orígenes del
peronismo. Buenos Aires: Siglo XXI, 1987;

RUBINICH, L. (2001). La conformación de un clima cultural. Neoliberalismo y


universidad. Centro Cultural Rojas. Buenos Aires.

SAID, Edward (1996). Las representaciones del intelectual. Paidós. Buenos Aires.

SAÍN, Marcelo Fabián (2010). Los votos y las botas. Estudios sobre la defensa nacional y
las relaciones civil-militares en la democracia argentina. Prometeo. Buenos Aires.

SARLO, Beatriz (1992). Estética y política: la escena massmediática. En: Schmucler, H. y


Mata, M., (comps.). Política y comunicación. ¿Hay un lugar para la política en la cultura
mediática? Catálogos. Córdoba.

SARTRE, Jean Paul (1962). Qué es la literatura. Losada. Buenos Aires.

SARTRE, Jean Paul (1973). Las Bastillas de Raymond Aron. En: Sartre, Jean Paul.
Alrededor del 68. SITUACIONES VIII. Traducción de Eduardo Gudiño Kieffer. Editorial
Losada S. A. Buenos Aires.

SCENNA, Miguel A. FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Ed.
Belgrano. Aires.

SIDICARO, Ricardo (1993). La política mirada desde arriba. Sudamericana. Buenos


Aires. Pp.200.

SIGAL, Silvia (2002). Intelectuales y Peronismo. Pp. 507-510. En: Torre, Juan Carlos. Los
Años Peronistas (1943-1955). Colección Nueva Historia Argentina. Tomo VIII. Editorial
Sudamericana. Buenos Aires.

SIGAL, Silvia y VERÓN, Eliseo (2004). Perón o Muerte. Los Fundamentos Discursivos
del Fenómeno Peronista. Editorial Eudeba. Buenos Aires.

423
SIRVEN, Pablo (1984). Perón y los medios de comunicación (1943-1955). CEAL. Buenos
Aires.

SOMOZA RODRÍGUEZ, Miguel (2006). Educación y Política en la Argentina. Miño y


Dávila. Buenos Aires.

TERAN, Oscar (2008). Historia de las ideas en la Argentina. SXXI. Buenos Aires.

TORRE, Juan Carlos Torre (2000), Nueva Historia Argentina. Vol. 8: Los años peronistas
(1943-1955). Sudamericana. Buenos Aires.

ULANOVSKY, Carlos (2005). Paren las rotativas. Diarios, revistas y periodistas.


Historia de los medios de comunicación en la Argentina. Emecé. Buenos Aires.

VAN DIJK, Teun (2000). El discurso como interacción en la sociedad. Pp. 19-66. En Van
Dijk, Teun (comp.) El discurso como interacción social. Estudios del discurso:
introducción multidisciplinaria. Vol II. Gedisa. Barcelona.

VASILACHIS DE GIALDINO, Irene (1997). La construcción de representaciones


sociales: el discurso político y la prensa escrita. Gedisa. Barcelona.

WALDMANN, Meter (1985). El Peronismo 1943 – 1955. Hyspamerica. Buenos Aires.

WATSON, Peter (2010). Historia intelectual del siglo XX. Crítica. Barcelona.

WOLF, Mauro (1994). Los efectos sociales de los media. Instrumentos Paidós. Barcelona.

424
B. BIBLIOGRAFÍA METODOLÓGICA
---------------------------------------------------------------------------------------------------------

BLUMER, H. (1969). Symbolic interactionism: Perspective and method. Prentice Hall.


Nueva Jersey.

CHITARRONI, Horacio (coordinador); AGUIRRE, Stella Maris; COLOTTA, Mariana y


otras (2008). La investigación en Ciencias Sociales: Lógicas, Métodos y Técnicas para
abordar la realidad social. Ediciones Universidad del Salvador. Buenos Aires.

DENZIN Norman y LINCOLN, Yvonna (2011). Manual de investigación cualitativa


Editorial. Gedisa. Vol.1.

DÍAZ, Esther (1998). La ciencia y el imaginario social. Ed. Biblos. Buenos Aires.

DURKHEIM, E. (1965). Las reglas del método sociológico. Schapire. Buenos Aires.

ERRANDONEA, Alfredo (h) y SUPERVIELLE, Marcos. El lugar de las técnicas


cualitativas. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Universidad de la República.
Montevideo.

FLICK, U. (1996). Introducción a la investigación cualitativa. Madrid. Colección


Pedagogía. Morata.

GALLART, M. (1992). La integración de métodos y la metodología cualitativa. Una


reflexión desde la práctica de la investigación. En: Forni, F. Métodos cualitativos II. La
práctica de la investigación. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires.

GLASER y STRAUSS (1967). The Discovery of Grounded Theory: Strategies for


Qualitative Research. En: Flick, U. (1996). Introducción a la investigación cualitativa.
Colección Pedagogía. Morata.Madrid.

425
HERNÁNDEZ SAMPIERI, Roberto; FERNÁNDEZ COLLADO, Carlos y BAPTISTA
LUCIO, Pilar (2006). Metodología de la investigación. Mc Graw Hill. México.

MANHEIN, J. y RICH, R. (1988). Análisis político empírico. Métodos de investigación en


Ciencia Política. Alianza. Madrid.

MARTÍNEZ, M. (2004). Ciencia y Arte en la metodología cualitativa. Trillas. México.

OLABÚENAGA RUIZ, J. (1989). Métodos y Técnicas de Investigación. Universidad de


Deusto.

ROTHERY, M.A., TUTTY, L.M. y GRINNELL R.M. (1996) “Introduction”. En: Tutty,
L.M.; M.A-. Rothery, M.A. y Grinnell, R.M. (Eds.). Qualitative research for social
workers: phases, steps, and tasks. Needham Heights. MA, EEUU. : Allyn and Bacon.

SIERRA BRAVO, Restituto (1994). Tesis doctorales y Trabajos de investigación


científica. Ed. Paraninfo. Madrid .3ª edición.

VASILACHIS DE GIALDINO, Irene (1992). Métodos cualitativos II. Los problemas


teórico-epistemológicos. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires.

VIEYTES, Rut (2004). Metodología de la investigación en organizaciones, mercado y


sociedad: Epistemología y técnica

426
8. Anexos.

8. 1. Índice completo de la Revista Hechos e Ideas durante el


Peronismo Clasico (1947-1955).
8. 2. Clasificación en dimensiones generales de los artículos de la
Revista Hechos e Ideas durante el período analizado (1947-1951).
8. 3. Índice de Ilustraciones.
8. 4. Discursos de Perón citados por Berraz Montyn en la conformación doctrinaria
de cada una de las 20 verdades justicialistas.
8. 5. Encíclicas y documentos de la Iglesia citados por Berraz Montyn como
fundamenteo de cada una de las 20 verdades justicialistas.
8. 6. Verdades citadas por otras verdades.
8. 7. Discurso de Juan Perón el 17 de octubre de 1945.
8. 8. Homenaje del Gral. Perón a Don Miguel de Cervantes.
8. 9. Discurso del General Juan Domingo Perón ante la Asamblea
Constituyente Reformadora. 27 de enero de 1949

427
8. Anexos. 1. Índice completo de la Revista Hechos e Ideas durante el
Peronismo Clasico (1947-1955).

Agosto de 1947. Año VI. Tomo XI. nº 42

Dirección
Lo que tenemos que decir,
a modo de presentación

Enrique E. García
Radiografía política del general Perón

Juan Raúl Pichetto


El desarrollo económico, los sueldos y salarios

Juan Perón
Principios doctrinarios que orientarán
la política social del Gobierno
Declaración de los Derechos del Trabajador

Miguel Miranda
Cómo se dirigió nuestra economía y retrasó el progreso industrial del país
Tarifas ferroviarias
Dirección económica
Inflación

David J. Dallin
Campos de concentración
en la Rusia Soviética

Redacción
La política desarrollada por la
Secretaría de Trabajo y Previsión.
Síntesis completa de la legislación social
desde el 4 de Junio de 1943
hasta el 3 de Junio de 1946

428
Septiembre de 1947 . Año VI. Tomo XI. nº 43

Glosas políticas
La responsabilidad de la masa trabajadora frente a las conquistas económico-sociales.
La oposición y la política económica-financiera
del Gobierno
Treinta y tres años de inconstitucionalidad
en Corrientes
Desde la caída de Yrigoyen
hasta el surgimiento de Perón
(Esquema sobre nuestro reciente pasado político)

Juan Atilio Bramuglia


El Derecho del Trabajo en Argentina

Joaquín Coca
La Revolución y los titulados socialistas

Mario E. Videla Morón


Algunos aspectos de la previsión social

Carlos De Zavalía
Hacia la creación de un Instituto de Derecho Social

Martín Luis Drago


Argentina y el Panamericanismo

José Luis Ceceña


Las familias poderosas de los Estados Unidos

Mario Alverti
Una página de historia: la diplomacia del dólar y el antagonismo entre Estados Unidos e
Inglaterra

Enrique E. García
El General Perón: Líder de la Justicia social

Conferencias
del Presidente Gral. Juan Perón
La obra del Gobierno
y la labor destructiva gradual.
1º.-La obra de Gobierno.
2º.-La acción de los opositores.
3º.-La orientación económica, social y política
del Gobierno.
4º.-Conclusiones

429
Octubre de 1947. Año VII. Tomo XII. nº 44.

Glosas políticas
El segundo aniversario del 17 de Octubre
El Tratado Argentino-Boliviano

El sistema bancario de la economía nacional

Ramón A. Cereijo
La política económica-financiera del Gobierno

John W. Cooke
La realidad económica argentina

Juan Perón
Homenaje a Cervantes y el Día de la Raza
Discurso pronunciado en la Academia Argentina de Letras

Domingo A. Mercante
Creación del Consejo Superior de Política Económica de la Provincia de Buenos Aires

Juan Raúl Pichetto


La última Conferencia de la Organización Internacional
del Trabajo

Enrique E. García
El General Perón: líder de la Justicia Social

Notas económicas
La nacionalización de los seguros y reaseguros
Reglamentación del Consejo Económico Nacional

Noviembre-Diciembre de 1947. Año VII. Tomo XII. nº 45

Glosas políticas
Argentina y los compromisos económicos americanos

David E. Lilienthal
Democracia en marcha
La transformación del valle del Tennessee
(primer capítulo)

Leandro Piriz
El Partido de la Revolución

Jorge Farías Gómez


Mensaje al radicalismo

430
Carlos M. Noel
Definiciones sobre el izquierdismo radical

John W. Cooke
La realidad económica argentina

La semi-socialización de la medicina en el Plan de Gobierno

Notas económicas
Federico Pinedo y la moneda

La Justicia Social
en el Gobierno Revolucionario

Legislación del trabajo


Asociaciones profesionales obreras

Bibliografía

Enero de 1948. Año VII. Tomo XII. nº 46.

Glosas políticas
La inflación y el libre juego
de la oferta y la demanda.
El programa de EE.UU.
para la Conferencia de Bogotá

En torno a la Conferencia de La Habana

Juan D. Perón
Planismo y Libertad
Inauguración de las obras del Dique "El Nihuil"
(discurso)

Juan De Aguirre
Esquema para la ubicación del radicalismo en el proceso de la Revolución Nacional

Homero Manzi
No me defiendo; acuso.

Diego Luis Molinari


La Conferencia de La Habana
y otros problemas económicos

431
Alfonso Francisco Ramírez
Morelos

Manuel S. Mainar
Reflexiones acerca del plan Perón

Mario E. Videla Morón


Algunos aspectos de la Previsión Social

Rogelio G. Barreiro
Fundamentos doctrinarios del Plan Quinquenal

David E. Lilienthal
Democracia en marcha
La transformación del valle del Tennessee

Redacción I
Alrededor de comentario norteamericano sobre la nueva ley universitaria argentina

Redacción II
Juicios del Presidente Perón sobre la enseñanza y nueva ley universitaria

Redacción III
Texto de la nueva ley universitaria

Febrero de 1948. Año VII. Tomo XII. nº 47

Glosas políticas
Radicalismo y Peronismo se identifican
en sus proyecciones históricas
Trasandino del Norte: una ruta hacia
la liberación americana
El crédito al servicio de la Justicia Social
Los ferrocarriles son argentinos

América
no tiene vocación de factoría

José María Rivera


La inflación y el caso argentino

Eduardo Madariaga
El Estatuto del Peón Rural

Alfredo Busquet
En torno al problema
de la mecanización agrícola del país

432
Oscar Ivanissevich
Reflexiones sobre la responsabilidad social

Julio V. Canessa
Aumento de salarios
y disminución de precios de venta

La organización
de las profesiones médicas en el Plan de Gobierno

David E. Lllienthal
Democracia en marcha
La transformación del valle del Tennessee

Marzo de 1948. Año VII. Tomo XIII. nº 48

Glosas políticas
Las recientes elecciones y la Unión Cívica Radical
Economía al servicio del capital o economía al servicio del hombre
El problema económico de América

La Conferencia de Bogotá
Argentina y Estados Unidos fijan posiciones

John William Cooke


Perspectivas de una economía nacional

Juan Raúl Pichetto


Una nueva reunión de la Conferencia Internacional
del Trabajo

Juan José Vistalli


Planificación integral

Eduardo R. Vaccaro
El radicalismo y la revolución

Miguel Miranda
El porvenir de las colectividades foráneas

José M. Rivera
El Plan Marshall y los capitales norteamericanos

David E. Lilienthal
Democracia en marcha
La transformación del valle del Tennessee

433
La acción
económica y política del gobierno nacional expuesta por el Presidente Perón

Abril de 1948. Año VII. Tomo XIII. nº 49.

Glosas políticas
La nueva política del dólar
(Un documento para la historia)

Eduardo Madariaga
Los derechos sociales
en las Constituciones de América

Enrique V. Corominas
Declaración Americana de los Derechos y Deberes Esenciales del Hombre

Ernesto Palacio
Reflexiones sobre problemas educacionales

César Carubín
Fomento y desarrollo de las industrias argentinas

T. Otero Oliva
Hacia la solución
de los problemas económicos de América

John William Cooke


Perspectivas de una economía nacional

David E. Lilienthal
Democracia en marcha
La transformación del valle del Tennessee

Mensaje
del Presidente Perón ante la Asamblea Legislativa

Bibliografía

Mayo de 1948. Año VII. Tomo XIII. nº 50.

Glosas políticas
Las reformas constitucionales
Las comadres de la economía
La política de capitalización argentina

434
Ángel G. Borlenghi
La política económica del Gobierno

Lázaro S. Trevisán
La propiedad horizontal en el Plan de Gobierno

Luis Gardella
El accionariado obrero

Eduardo Madariaga
Los derechos sociales
en las constituciones de América

Ricardo de Álzaga
Perfeccionamiento de la legislación del trabajo

Carlos M. Noel
Política y economía

David E. Lilienthal
Democracia en marcha
La transformación del valle del Tennessee

Notas económicas
La obra del Banco Hipotecario Nacional dentro del nuevo ordenamiento bancario

Declaraciones
del Presidente Perón ante periodistas latinoamericanos

Mensaje
del Gobernador Mercante al inaugurar
el período legislativo

Bibliografía

Junio de 1948. Año VIII. Tomo XIII. nº 51.

Glosas políticas
El Monopolio Norteamericano
El Congreso socialista

Juan Perón
Problemas Políticos, Sociales y Económicos
de la República Argentina

Carlos H. Laguzzi
La educación en el Plan de Gobierno

435
José María Rivera
Reajuste económico

John William Cooke


Hacia la soberanía de nuestros ríos interiores

J. A. Osorio Lizarazo
Jorge Eliécer Gaitán y sus ideales revolucionarios

David E. Lilienthal
Democracia en marcha
La transformación del valle del Tennessee

Notas económicas
Solucionando el problema del dólar

Julio de 1948. Año IX. Tomo XIV. nº 52.

Glosas políticas
Economía capitalista y economía social
La función del capitalismo extranjero

La transformación económica argentina

Juan Perón
Bases para la organización del Partido Peronista

M. A. Álvarez
La función del Banco Hipotecario
en la economía nacional

Bernardo Canal Feijóo


Los problemas del agua y del bosque
en Santiago del Estero

Julien Dalbin
El rol de Francia en la política mundial

Claudio Sánchez Albornoz


Orígen de las libertades castellanas

Alberto López Fidanza


Las reformas a la Constitución:
la Propiedad

Agustín R. Bussio
El problema de la vivienda en el Plan de Gobierno

436
Gilberto Loyo
La situación económica

Iniciativas parlamentarias
Hacia la protección del patrimonio artístico,histórico y científico del país
(Proyecto de ley)

Bibliografía

Agosto de 1948. Año IX. Tomo XIV. nº 53.

Glosas políticas
Las facultades de la Suprema Corte
y la reforma constitucional
La reforma a la Constitución
en el Congreso Nacional

Juan Perón
La reforma constitucional asegurará y reforzará nuestro sistema de gobierno

Discursos sobre reformas constitucionales en la Cámara de Diputados y Senadores:

Vicente Bagnasco
El por qué de las reformas a la Constitución

Joaquín Díaz de Vivar


La Carta de Filadelfia y la Constitución Argentina

John William Cooke


La Constitución debe ajustarse
a la realidad del país

Pablo A. Ramella
Toda Constitución es producto de un proceso
histórico y revolucionario

Ángel G. Borlenghi
La opinión del Gobierno ante las reformas
de la Constitución

Julio Herrera
La evolución social y económica impone
la reforma constitucional

Oscar Tascheret
El contenido social en las constituciones modernas

437
Juan Atilio Bramuglia
Hay que abandonar el sistema individualista en las reformas constitucionales

Belisario Gaché Pirán


Los problemas de hoy no pudo preveerlos
la Constitución del 53

Miguel A. Tanco
Las constituciones son leyes humanas y como tales,no son inmutables

Lorenzo Soler(h)
La Constitución del 53, ya cumplió su misión en nuestra vida institucional

Armando G. Antille
Razones que fundamentan la reforma constitucional

Alejandro Mathus Hoyos


Algunas reflexiones sobre reformas constitucionales

César Vallejo
Puntualizando aspectos básicos
en la reforma constitucional

Gilberto Sosa Loyola


La Revolución triunfante y consolidada
impone la reforma

Luis Cruz
Sobre el viejo orden de los privilegios está
la voluntad soberana

"La Prensa",
el Dr. Zeballos y las reformas a la Constitución

Apéndice
Proyectos de reformas a la Constitución Nacional

Septiembre de 1948. Año IX. Tomo XIV. nº 54.

Glosas políticas
Reflexiones acerca de la reforma constitucional

Ernesto Palacio
¿Se trata de elaborar, al fin, una Constitución
para los argentinos?

438
Atilio García Mellid
Alem, Yrigoyen y Perón: símbolos de las
muchedumbres argentinas

Bernardino C. Horne
Bases agrarias para la reforma de la Constitución

Raúl Scalabrini Ortiz


Identidad de la línea de Yrigoyen y Perón

Domingo A. Mercante
El régimen federal de gobierno ante
la reforma constitucional

José Manuel Ahumada


Planificación económica y social

La riqueza forestal
y la industria maderera argentina

Síntesis
de la Doctrina Peronista

Octubre de 1948. Año IX. Tomo XIV. nº 55.

Glosas políticas
A quién debe temer América

José María Rivera


Primeras medidas de reajuste económico

Carlos H. Laguzzi
La educación en el Plan de Gobierno

Juan Perón
Los problemas sociales-económicos
y la reforma de la Constitución

Juan Atilio Bramuglia


La palabra Argentina en la Asamblea de las
Naciones Unidas

Raúl Mugaburu
La reforma contitucional y el Derecho Rural

Carlos de Jovellanos y Paseyro


La Justicia Social

439
Ramón Antonio Cereijo
Reforma de la Constitución Nacional en sus aspectos Económico-Financiero

José Torre Revello


Acción parlamentaria en pro de un
revisionismo constitucional

Carlos Astrada
Fetichismo constitucional

Francisco Valsecchi
El sentido cristiano en la nueva carta orgánica

Guido de Ruggiero
El concepto del trabajo
en su desenvolvimiento histórico

Miguel López Francés


La Constitución de Perón y la economía

Alberto Teisaire
El Partido Peronista concretó su proyecto
de reformas constitucionales

Alberto Cardarelli Bringas


El federalismo y la reforma constitucional

Eduardo R. Reguero
La reforma constitucional debe asegurar las
conquistas revolucionarias

Índice
Tomo XIV Año IX
números 52,53,54 y 55

Noviembre-Diciembre de 1948. Año IX. Tomo XV. nº 56-57.

Glosas políticas
Las recientes elecciones y la oposición

Raúl Scalabrini Ortiz


El Capital,el Hombre y la Propiedad en la vieja y en la nueva Constitución

Juan Perón
La obra de la Revolución
y el Gobierno constitucional

440
Atilio García Mellid
Dimensión espiritual de la Revolución

Higinio París Eguilaz


La elección de sistema en la política económica

Max Consoli
La función social de la Propiedad

Ramón Carrillo
El problema del ausentismo
y la salud de los trabajadores

Carlos V. Berardo
Régimen económico de la Constitución vigente

Dirección General de Estadística


Datos provisionales del
IV Censo General de la Nación
La población de la República: Densidad; Crecimiento; Distribución de sexos. Población
Urbana y Rural

Juan Perón
Consideraciones políticas y doctrinarias
sobre la reforma constitucional (Discurso)

Las reformas a la Constitución


proyectadas por el Partido Peronista
Texto de las mismas
Fundamentos

Antecedentes parlamentarios

Parte A
Preámbulo hasta Art.77

Parte B
Art.78 hasta Art.110

Parte C
Art.110. Principios y preceptos

441
Enero a Marzo de 1949. Año IX. Tomo XV. nº 58-59-60.

Glosas políticas
La nueva Constitución de la Nación Argentina
Primera parte. Los debates en la Convención Nacional
Constituyente

Juan Perón
Su discurso ante la Asamblea Constituyente

Domingo A. Mercante
Declaraciones al ser designado
Presidente de la Convención
Nómina de los integrantes de la Mesa Directiva, Comisiones y
Convencionales

Segunda parte
Sobre las impugnaciones a la Convención

Carlos Berraz Montyn


Legalidad de la convocatoria, elección
y constitución de la Convención

Pablo M. Ramella
Sólo la ley autoriza la reforma constitucional

Tercera parte
Despacho de la Comisión Revisadora y anexo al mismo, que
demuestra comparativamente las supresiones, creaciones y
enmiendas

Cuarta parte
La discusión en general y particular de los despachos y los
discursos conforme al orden que se pronunciaron

Arturo Enrique Sampay


Alcance de las reformas constitucionales
Rodolfo Guillermo Valenzuela
Justicia social, libertad económica
y soberanía política
Ítalo Argentino Luder
El proyecto se inspira en principios democráticos
Vicente Bagnasco
La división de poderes
Francisco Parera
El sentido de la Revolución
Alberto Teisaire
Las conquistas revolucionarias en la Constitución
Felipe S.Pérez

442
Sobre las reformas constitucionales
La discusión en particular

Rodolfo Guillermo Valenzuela


Fundamentos sobre la supresión de artículos
de la Constitución

Ramón Héctor Albarracín


El privilegio sobre iniciativa de impuestos

Vicente Bagnasco
Sobre las supresiones formuladas en el despacho

Atilio Pessagno
El Art.15: Sobre la defensa del Estado

José Gregorio Espejo


Los Derechos del Trabajador

Raúl Antonio Mendé


Los derechos de la familia

Pablo A. Ramella
De la Educación y la Cultura

Armando Méndez San Martín


Los derechos de la Ancianidad

Carlos Berraz Montyn


La seguridad del Estado

Miguel A. Tanco
La organización de la riqueza y su explotación

Arturo Enrique Sampay


Algunas de las modificaciones y creaciones propuestas en el
art.3º del despacho

443
Rodolfo Guillermo Valenzuela
Sobre la naturalización de extranjeros y
la reelección presidencial

Héctor J. Cámpora
La reelección presidencial

Carlos María Lascano


La defensa del Estado y los derechos individuales

Julio M. Laffitte
El estado de prevención y alarma

Ernesto A. Diglioli
Los ministros del P.E. deben ser argentinos nativos

Carlos Arturo Juárez


El régimen de los ríos interprovinciales

Leónidas Espeche
El régimen de los ríos interprovinciales

Julio César Avanza


Las modificaciones introducidas
al régimen municipal de la Capital

Justo L. Álvarez Rodríguez


La reforma del poder judicial

* Quinta parte

Constitución Nacional

Texto ordenado que se declara fidedigno por el art. 5º de la


sanción adoptada por la Convención nacional de 1949

444
Abril de 1949. Año IX. Tomo XVI. nº 61

Glosas políticas
El triunfo de la economía social
en los países democráticos (PDF)

Juan Perón
La acción del pensamiento y la realidad de la vida
de los pueblos

José María Rivera


Reflexiones en torno a la función bancaria

Joaquín Coca
La Constitución de hecho y la de derecho

C. C. Siciliano Marinari
Panorama de nuestra escuela primaria
Los debates de la Asamblea Nacional Constituyente

Francisco Parera
La seguridad del Estado

Domingo A. Maturo
La Independencia Económica

Carlos Horacio Evans


El Preámbulo de la Constitución

Alfredo D. Maxud
Sobre las reformas al régimen impositivo constitucional

Atilio Pessagno
Procedimientos para las reformas constitucionales

Eduardo José Navarro


Sobre composición
y atribuciones del Poder Legislativo

Ramón Héctor Albarracín


Facultad de las Cámaras
para llamar a los ministros

Mario Martínez Casas


La nacionalización del sistema bancario

Cayetano Giardulli (h)


La reformas al Poder Judicial

445
Mayo-Junio de 1949. Año X. Tomo XVI. nº 62-63

Sumario

Glosas políticas
El Convenio Argentino Británico
y la posición Norteamericana

El Presidente Perón
expone su obra de gobierno
y su pensamiento político
(Texto del Mensaje leído en el Congreso
el 1º de Mayo)

Gonzalo Canal Ramírez


El petróleo, instrumento de coloniaje

Laureano Orencio Anaya


El Ejército: factor de progreso en el desenvolvimiento
económico social y político de la Nación

Juan Horacio Bossio


Las divisas (su evolución y función en el intercambio
económico y financiero)

Sebastián J. Delucía
Estudio sobre la distribución geográfica de la población de la
República Argentina

Mario Martínez Casas


La misión de la Universidad

Alberto López Fidanza


Los Derechos del Trabajador en la Constitución Nacional
(su explicación y desarrollo)

José Fernando de Lázaro


Necesidad de unificar la legislación del trabajo

Camilo Barcia Trelles


Del aislacionismo norteamericano y de la Carta de las Naciones
Unidas (impreso)

Alfonso Francisco Ramírez


Sobre la educación del niño

Juan Perón
La política alimentaria argentina

446
*

Julio-Agosto de 1949. Año X. Tomo XVI. nº 64-65 EDICION

Sumario

Glosas políticas
La reforma monetaria

Gonzalo Canal Ramírez


Derecho de propiedad

Juan Perón
La realizaciones del gobierno

Carlos Alberto Emery


Economía social y economía capitalista

La Asamblea Constituyente
de la Provincia de Buenos Aires

Jorge Alberto Simini


Fundamentos sociológicos
y jurídicos de la reforma

Julio César Avanza


La nueva organización federal

Francisco Parera
Reivindicación del valor humano

Ramón A. Cereijo
La política económica de la Revolución

Alejandro H. Leloir
El intercambio comercial anglo-argentino

Texto del Convenio anglo-argentino

Pablo A. Ramella
La Ley Orgánica de los Ministerios

Texto de la Ley Orgánica de los Ministerios

Roberto J. Pifarré
Un ensayo de política pura

Juan Perón

447
Primera reunión Nacional del Partido Peronista

Notas Económicas
El seguro colectivo obligatorio: conquista social del personal
civil y militar de la Nación
El ahorro popular: índice del estado económico-social de la
Nación
La situación del inversor en la Nueva Argentina
El bloque económico latinoamericano: el dilema del Plan
Marshall

Índice

Año X Tomo XVI. números 61,62,63 y 64 y 65

Septiembre-Octubre de 1949. Año X. Tomo XVII. nº 66-67

Sumario

Glosas políticas
El Presidente Truman adopta la doctrina peronista (IMPRESO)

El Banco Internacional y de Independencia


económica de los países latinoamericanos

El 17 de Octubre,Día de la Lealtad

Juan Perón
Justicia Social, Emancipación Económica y Soberanía Política
logradas

Eva Perón
Peronismo y fe popular en la causa de la Patria

Mario Martínez Casas


Exigencias jurídicas en la nueva economía

Redacción
Reformas a la Carta Orgánica del Banco Central
Fundamentos del P.E. al solicitar las reformas a la Carta
Orgánica y suspensión del patrón oro
Ley de reforma a la Carta Orgánica del Banco Central y
reordenamiento de los regímenes de garantía de los depósitos y
general de los bancos

448
Alfredo Gómez Morales
Las reformas a la Carta Orgánica del Banco Central
(La Política Económica Argentina)

Eduardo I. Rumbo
El patrón oro y la economía internacional

John William Cooke


Alcances de la suspensión del patrón oro

Redacción
La desorganización administrativa de los Estados Unidos de
Norteamérica

Juan José Vistalli


La planificación de las Obras Públicas en el Plan
de Gobierno

José Constantino Barro


Política nacional de la energía

Adolfo Schoenke
La protección del Estado en el Derecho Penal Europeo

Juan Perón
Conversando con intelectuales y Obreros Brasileños

Notas económicas
Estado de la economía del mundo. Construcción de viviendas en
los EE.UU.

*Noviembre-Diciembre de 1949. Año X. Tomo XVII. nº 68-69

Sumario

Glosas políticas
La política comercial norteamericana y el problema del dólar
Las maniobras del imperialismo y la libertad de prensa

Juan Perón
El agro argentino en la economía nacional

Aparicio Méndez
La teoría del órgano

Pedro N. Almonacid
La planificación económica en un mundo cambiante, con
referencia especial a la agricultura

449
Gustavo Polit
Cómo se estudió en la F.A.O. el problema de los excedentes
agrícolas

Alfredo Gómez Morales


La función del Estado en la vida económica del país y en el
manejo de la administración
de la hacienda pública

Carlos A. Emery
El trabajo rural
Las primeras medidas para beneficiar a los agricultores

José M. Ahumada
Colaboración de las Universidades en la Planificación Nacional

José Constantino Barro


Política nacional de la energía: II.- El petróleo

Roberto Pifarré
El Monopolio, atributo de la economía liberal

I Notas económicas
El proceso inflacionista ha sido detenido en el año 1949.
La emisión de la moneda en la nueva ley bancaria
(texto del discurso pronunciado
por el Ministro de Finanzas en el Senado nacional)
Texto Ordenado de la Carta Orgánica del Banco Central y Ley
de Bancos

II Notas económicas
Recomendaciones de la IV Conferencia de Ministros de
Hacienda
El crédito y el problema de la vivienda
El campo y el hombre de la acción colonizadora
Otras notas económicas

Redacción
La labor del Congreso de los Estados Unidos
de Norte América en 1949

Juan Perón
Conversando con los obreros ferroviarios

Bibliografía

450
Índice general
Tomo XVII Año X
números 66,67,68 y 69

Enero de 1950. Año X. Tomo XVIII. nº 70

Glosas políticas
Los Estados Unidos y la política de buena vecindad
La reforma bancaria argentina

Juan Perón
Proclamación del Año del Libertador General San Martín

Atilio García Mellid


Etapas de la Revolución Argentina

Hans Kelsen
Absolutismo y Relativismo en Filosofía y en Política

Pedro N. Almonacid
Conformación internacional de la agricultura y la planificación
económica de la actual guerra

Carlos Moyano Llerena


La política de crédito y el progreso industrial

Año del Libertador General San Martín


Texto de la ley 13.661

Febrero de 1950. Año X. Tomo XVIII. nº 71 (EDICION)

Glosas políticas
Contradicciones irreductibles de la política económica
norteamericana

José María Rivera


Economía capitalista y economía social
(La tercera posición peroniana frente a los absolutismos
económicos y políticos)

451
Cyril E. Black
Tendencias constitucionales de Europa oriental 1945-1948

Emilio R. Bottini
Las sociedades cooperativas

Gustavo Polit
Factores esenciales de la economía mexicana

Ricardo C. Guardo
Reflexiones sobre la Universidad Argentina

José Gabriel
Destino imperial

Celestino Rodrigo
Promoción industrial y minera en la Argentina

Juan Perón
Creación de la Comisión Nacional de Cooperación Económica

Marzo-Abril de 1950. Año X. Tomo XVIII. nº 72-73

Glosas políticas
Conceptos coincidentes de una política contradictoria
Las negociaciones con los Estados Unidos de América
A cuatro años de la creación del Banco Central

El Presidente Perón
expone su política y su obra de Gobierno

C. A. Iglesias Mónica
Fundamentos de la nueva economía

Raúl Scalabrini Ortiz


Política británica en el Río de La Plata
Páginas de la historia tenebrosa de un pasado político

Norberto Antoni
Los derechos sociales en la Constitución nacional argentina

Max Graff
Los grandes diques de embalse de Argelia

Abrahan Minujin
Un problema social a resolver

452
Adolfo Luis Valle
Subordinación y contrato de trabajo

Julio César Avanza


Política educacional del Gobernador Mercante

Eduardo Julve
El datilero y sus posibilidades en la Argentina

Índice

Mayo-Junio de 1950. Año XI. Tomo XIX. nº 74-75

Glosas políticas
Las actitudes de la oposición
y el discurso del diputado Bustos Fierro

Juan Perón
Hablando a los representantes
de Cámaras de Comercio

Karl Schmitt
El Concepto de lo político
(Der Begriff des Politischen)

C. de Jovellanos Paseyro
Reflexiones sobre un Congreso de Educación

Alejandro Leloir
Eloy P. Camus
Manuel Álvarez Pereyra

Hacia la solución de los grandes problemas del país


La producción del caucho natural y sintético

Emilio Coornaert
Las Corporaciones de la Edad Media
y de los Tiempos Modernos

Oscar Alfonso Aldrey


Perón: El realizador

Domingo A. Mercante
Mensaje al terminar cuatro años de gobierno

Notas económicas
A cuatro años de la reforma bancaria

453
Poder Ejecutivo
Proyecto de Ley de ciudadanía y naturalización

Juan Perón
Organización del Gobierno, del Estado y de la Nación

Julio de 1950. Año XI. Tomo XIX. nº 76

Glosas políticas
El liberalismo económico puesto a prueba
La reforma bancaria a través de los hechos

Juan Perón
La política internacional argentina

Hablando ante oficiales de las fuerzas armadas

P.Erasmo Roca
Las condiciones de vida y trabajo de los mineros peruanos

Hans Kelsen
El derecho natural ante el tribunal de la opinión pública

Joaquín Coca
Sobre el contrato colectivo de trabajo

Pedro I. Mendive
La teoría del interés

Max Graff
El riego en Argelia y posibilidades de su adopción
en Mendoza

Agosto de 1950. Año XI. Tomo XIX. nº 77

Glosas políticas
El progreso industrial
El interés social y la iniciativa privada

Eduardo A. Garimaldi
La defensa nacional y el progreso industrial

Ricardo Piccirili
El legado de San Martín

Emilio Coornaert
Los movimientos obreros en Inglaterra

454
y Francia de 1815 hasta 1914

Pedro I. Mendive
La teoría del interés

Carlos S. Brignone
Análisis teórico del consumo irracional

Juan Perón
Hablando a los intelectuales

Juan Perón
Consumo y especulación

Bibliografía

Septiembre de 1950. Año XI. Tomo XIX. nº 78

Glosas políticas
Panorama de las relaciones económicas internacionales
Las finanzas de la nueva Argentina
El problema de la alimentación en América y la UN

Raúl Scalabrini Ortiz


Perspectivas para una esperanza argentina

Miguel López Francés


La competencia imperfecta y el intervencionismo del Estado

Antonio García
Democracia y teoría política

Jorge Raúl Poviña


La reforma de la Constitución nacional en 1949

Iniciativas gubernativas
Creación del Instituto Ganadero Argentino
(texto de la ley y antecedentes)

Eloy P. Camus
Fundamento sobre la creación del Instituto Ganadero Argentino

Roberto Enrique Cursack


La política ganadera argentina y la creación del Instituto

455
Octubre de 1950. Año XI. Tomo XIX. nº 79

Glosas políticas
En Londres oyeron voz distinta...1933-1950
El discurso del embajador Hogan
El crédito que permite la transformación de la estructura
económica
Política educacional y cultural del gobernador Mercante

Juan Perón
En el quinto aniversario del 17 de Octubre

Eva Perón
Representamos el ejemplo de la cooperación social

Juan Ramón Degreef


La política económica y financiera del Gobierno

Adalberto E. González Lovotti


El crédito minero en la República Argentina

Miguel A. Araoz
Desarrollo histórico del derecho del trabajo en Argentina y
Estados Unidos
ante el derecho constitucional

Roberto Enrique Cursack


La política ganadera argentina y la creación del Instituto
Ganadero

Juan Perón
Ante los obreros latinoamericanos

Noviembre-Diciembre de 1950. Año XI. Tomo XX. nº 80-81

Glosas políticas
Evidencias de la política imperialista

Apostillas a un congreso socialista


Una nueva política financiera para una nueva ordenación social
El triunfo de Vargas

Clausura
del Año del Libertador General San Martín

John William Cooke


La ley de espionaje, sabotaje y traición

456
Joaquín Díaz de Vivar
Problemas internacionales de posguerra

Carlos V. Berardo
Equilibrio del presupuesto

Adolfo Piossek
Dos filósofos políticos:Hobbes y Locke

Emilio R. Bottini
La Universidad argentina en la vida económica de la Nación

Ramón A. Cereijo
La evolución económica y financiera argentina

Nota Económica
El sistema bancario al servicio del país

Juan Perón
Queremos una Universidad argentina que prepare hombres
libres

De la obra revolucionaria en materia educacional

Aspectos de la obra educacional en la Provincia de Buenos


Aires

Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires


Estímulo a la labor creadora intelectual

Enero de 1951. Año XI. Tomo XX. nº 82

Glosas políticas
El movimiento obrero en la dinámica social
La democratización del crédito

Juan Perón
Alcances del justicialismo en la organización gremial

Adolfo J. Abello y Juan Unamuno


La tercera posición argentina en la política internacional

Marciano Vera
El crédito oficial y el problema de la vivienda

IV Conferencia Interamericana de Agricultura

Texto íntegro de las 45 resoluciones sancionadas

Carlos A. Emery

457
Discurso de clausura de la IV Conferencia Interamericana de
Agricultura

Acta final y Resoluciones

Información parlamentaria
Nómina de las principales leyes sancionadas en 1950

Febrero de 1951. Año XI. Tomo XX. nº 83

Glosas políticas
Un personaje del Departamento de Estado defiende a"La
Prensa"

Juan Perón
Planteo del conflicto ferroviario ante dirigentes gremiales

Carlos A. Emery
La política agraria justicialista

Antonio García
Estandarización de los armamentos y unificación de Estados
Mayores en América

Miguel López Francés


Dinámica económica: El patrón oro

Joaquín Coca
Nacionalismo y Bolchevismo

Notas económicas
Síntesis del régimen de comercialización de granos y sus
derivados
Calidad comercial del trigo exportado durante el primer
semestre del año agrícola 1950

Índice
Año XI Tomo XX
números 79,80,81,82 y 83

Marzo de 1951. Año XI. Tomo XXI. nº 84

Glosas políticas
La conferencia de Cancilleres celebrada en Washington

La III Conferencia Interamericana de Seguridad Social

458
La Carta de Buenos Aires

Juan Perón
La seguridad social en la Argentina

Eva Perón
Reflexiones sobre la III Conferencia Interamericana de
Seguridad Social

José Guillermo Bertotto


El Ejército y la Educación

Francisco E.Padilla La Reforma Constitucional y su proyección


en las instituciones de derecho grario y minería

Notas económicas
La economía al servicio del pueblo
Reseña de mercados del trigo, maíz, semillas oleaginosas y
avena, cebada y centeno

Abril de 1951 Año XI. Tomo XXI. nº 85

Glosas políticas
Los problemas económicos en la Conferencia de Cancilleres de
Washington
La banca al servicio del pueblo

Juan Perón
Inaugurando la Escuela Superior Peronista

Raúl S. Martínez Moreno


Los derechos argentinos en el Continente Antártico

Eduardo S. Stafforini
Orientación para el desarrollo de la seguridad social en las
Américas

Elías Díaz Molano


Movilización industrial de la minería mediante la planificación
regional

Carlos González
Codificación de estadísticas pesqueras

459
Mayo de 1951. Año XI. Tomo XXI. nº 86

Glosas políticas
Consideraciones sobre el Mensaje presidencial
Paradojas económicas de Bolivia revolucionada

Juan Perón
La obra realizada en cinco años de gobierno

Joaquín Coca
Contribución a una teoría justicialista del Derecho Obrero

Alfredo Gómez Morales


La política económica argentina frente a la economía mundial

Carlos J. Portela
Contenido de los partidos políticos Orientación justicialista

IV Reunión consultiva
de ministros de Relaciones Exteriores.
Texto oficial de las resoluciones económicas aprobadas en la
Conferencia de Washington

Junio de 1951. Año XII. Tomo XXI. nº 87

Glosas políticas
El Convenio Anglo-argentino y consideraciones sobre la política
nacional

Juan Perón
Sobre la Independencia Económica argentina

Pedro N.Almonacid
Problemas económicos internacionales de actualidad

Roberto Gil Ríos


Efectos económicos y políticos de la escasez mundial de
materias primas
La política expansiva norteamericana

Antonio García
Imperialismo y autarquía

Ricardo R. Moles
Importancia de las investigaciones sociales
en América

Domingo A. Mercante
La obra de gobierno peronista en el primer Estado argentino

460
José A. Goldstein
Reforma de la organización psiquiátrica en el país.

Julio de 1951. Año XII. Tomo XXI. nº 88

Glosas políticas
La provincialización de los territorios del Chaco y La Pampa
Sobre la reegibilidad de los representantes del pueblo.

Juan Perón
Declaraciones ante los oficiales de las Fuerzas Armadas

Joaquín Coca
Sobre la solidaridad de las centrales obreras yanquis con el
gobierno y el capitalismo de su país

Pablo A. Ramella
El nuevo régimen electoral argentino para las elecciones
nacionales

Eduardo Madariaga
Consideraciones políticas sobre la nueva ley electoral

Jorge Del Río


El desenvolvimiento de la energía y su influencia en la vida de
la sociedad y el derecho

Jesús María Martínez(h): El colono cañero de Tucumán

Política Internacional
Una reunión de la O.E.A. y discursos de su presidente Dr.
Hildebrando Accioly y del canciller argentino Dr. Gerónimo
Remorino

Agosto de 1951. Año XII. Tomo XXI. nº 89

Glosas políticas
El complot revolucionario militar

Juan Perón
Ante el Cabildo Abierto del Justicialismo

Pedro N. Almonacid
El problema de la equidad entre la agricultura y la industria

Emilio Llorens
El principio antieconómico y antisocial de destruir alimentos
para mantener precios

Pedro Guillermo Altamira


461
Contenido económico de la Constitución
y la realidad argentina

Enrique Eduardo García


Una de las grandes creaciones de la revolución:
la Flota Fluvial del Estado

Índice
Tomo XXI Año XXII
números 84,85,86,87,88 y 89

Septiembre de 1951. Año XII. Tomo XXII. nº 90

Glosas políticas
La renovación presidencial

Juan Perón
Los hombres de ideales
Primer Congreso Nacional de Periodistas
(discurso)

Eduardo A.Garimaldi
La industria siderúrgica argentina
Antecedentes y comentarios

José Guillermo Bertotto


La educación en el Plan Perón

Alfredo Gómez Morales


Política económica peronista e independencia económica

Jorge Del Río


El desenvolvimiento de la energía y su influencia en la vida de
la sociedad y el derecho

Bibliografía

Octubre de 1951. Año XII. Tomo XXII. nº 91

Glosas políticas
El hombre de buena voluntad en acción político social

Juan Perón
Yo también soy un hombre de buena voluntad
(su discurso en el Congreso de los Hombres
de Buena Voluntad)

La cuestión agraria argentina de 1951


(Comisión agraria del Congreso de los Hombres

462
de Buena Voluntad)

Nazareno Roncella
Algunos enfoques sobre la innovación en Derecho Internacional

Eduardo A. Garimaldi
La industria siderúrgica argentina Plan siderúrgico nacional

Mario Juan Erracalte


En el 6º aniversario del 17 de octubre

Alfredo Muzzopappa
Juan Unamuno
Para la consolidación de la independencia política

Noviembre de 1951. Año XII. Tomo XXII. nº 92

Glosas políticas
La reelección del General Perón
Cifra de los escrutinios y nómina de los electos

Juan Perón
Hablando al pueblo en vísperas electorales

Joaquín Coca
La moral de una derrota

Eric Voegelin
La formación de la idea revolucionaria marxista

Norberto Antoni
Evolución de la técnica constitucional argentina

Aneurin Bevan
El único camino:guerra a la miseria

Ramón Carrillo
El criterio biológico en el reordenamiento económico de la
alimentación en la Argentina

Diciembre de 1951. Año XII. Tomo XXII. nº 93

Glosas políticas
El problema de las inversiones extranjeras en el Brasil

Juan Perón
La obra de gobierno y nuestras relaciones con Estados Unidos
de América

463
Jorge Del Río
La defensa del consumidor

Heriberto Trigo Paz


Algunos aspectos del convenio Boliviano-Argentino

José Guillermo Bertotto


La educación en el Plan Perón II.-El internado y el niño

Adolfo L. Valle
El problema de la codificación del derecho del trabajo

La cuestión agraria argentina de 1951


Conclusiones y orientaciones

464
8. Anexos. 2. Calsificación en dimensiones generales los artículos de la REVISTA
HECHOS E IDEAS DURANTE EL PERONISMO CLÁSICO (1947-1951).

Referencias:
* Defensa y seguridad nacional.
** Tercera posición (económica).
*** Política exterior.
**** Historicismo y Memoria.
***** Doctrina.

1947
Agosto. Año VI. Tomo XI. Nº 42 Septiembre. Año VI. Tomo XI. N°43

Dirección Glosas políticas


Lo que tenemos que decir, La responsabilidad de la masa trabajadora frente a las
a modo de presentación* conquistas económico sociales
La oposición y la política económica-financiera del
Enrique E. García Gobierno**
Radiografía política del general Perón * Treinta y tres años de inconstitucionalidad en
Corrientes
Juan Raúl Pichetto Desde la caída de Yrigoyen hasta el surgimiento de
El desarrollo económico, los sueldos y salarios Perón
(Esquema sobre nuestro reciente pasado político)****
Juan Perón
Principios doctrinarios que orientarán la política social del Juan Atilio Bramuglia
Gobierno El Derecho del Trabajo en Argentina
Declaración de los Derechos del Trabajador*****
Joaquín Coca
Miguel Miranda La Revolución y los titulados socialistas
Cómo se dirigió nuestra economía y retrasó el progreso
industrial del país ** Mario E. Videla Morón
Tarifas ferroviarias Algunos aspectos de la previsión social
Dirección económica
Inflación Martín Luis Drago
Argentina y el Panamericanismo ***
David J. Dallin
Campos de concentración José Luis Ceceña
en la Rusia Soviética* Las familias poderosas de los Estados Unidos***

Redacción Mario Alverti


La política desarrollada por la Una página de historia: la diplomacia del dólar y el
Secretaría de Trabajo y Previsión. antagonismo entre
Síntesis completa de la legislación social Estados Unidos e Inglaterra**
desde el 4 de Junio de 1943
hasta el 3 de Junio de 1946 Enrique E. García
El General Perón: Líder de la Justicia social

Conferencias del Presidente Gral. Juan Perón.


La obra del Gobierno y la labor destructiva gradual.
1º.-La obra de Gobierno.
2º.-La acción de los opositores.
3º.-La orientación económica, social y política del
Gobierno***
4º.-Conclusiones

465
1947
Octubre. Año VII. Tomo XII. Nº 44. Noviembre-Diciembre. Año VII. Tomo XII. nº 45

Glosas políticas Glosas políticas


El segundo aniversario del 17 de Argentina y los compromisos económicos americanos **
Octubre*
El Tratado Argentino-Boliviano*** David E. Lilienthal
Democracia en marcha
El sistema bancario de la economía La transformación del valle del Tennessee
nacional** (primer capítulo) ***

Ramón A. Cereijo Leandro Piriz


La política económica-financiera del El Partido de la Revolución
Gobierno**
Jorge Farías Gómez
John W. Cooke Mensaje al radicalismo
La realidad económica argentina**
Carlos M. Noel
Juan Perón Definiciones sobre el izquierdismo radical
Homenaje a Cervantes y el Día de la
Raza John W. Cooke
Discurso pronunciado en la Academia La realidad económica argentina**
Argentina de Letras****

Domingo A. Mercante Notas económicas


Creación del Consejo Superior de Federico Pinedo y la moneda**
Política Económica de la Provincia de
Buenos Aires ** La Justicia Social
en el Gobierno Revolucionario ****
Juan Raúl Pichetto
La última Conferencia de la Legislación del trabajo
Organización Internacional Asociaciones profesionales obreras
del Trabajo ***
Bibliografía
Enrique E. García
El General Perón: líder de la Justicia
Social

Notas económicas
La nacionalización de los seguros y
reaseguros
Reglamentación del Consejo Económico
Nacional **

466
1948
Enero. Año VII. Tomo XII. Nº 46. Febrero. Año VII. Tomo XII. Nº 47

Glosas políticas Glosas políticas


La inflación y el libre juego de la oferta y la Radicalismo y Peronismo se identifican
demanda. en sus proyecciones históricas*****
El programa de EE.UU. para la Conferencia
de Bogotá*** Trasandino del Norte: una ruta hacia
la liberación americana***
En torno a la Conferencia de La Habana*** El crédito al servicio de la Justicia Social
Los ferrocarriles son argentinos
Juan D. Perón
Planismo y Libertad América
Inauguración de las obras del Dique "El no tiene vocación de factoría
Nihuil"
(discurso) José María Rivera
La inflación y el caso argentino**
Juan De Aguirre
Esquema para la ubicación del radicalismo Eduardo Madariaga
en el proceso de la Revolución Nacional* El Estatuto del Peón Rural**

Homero Manzi Alfredo Busquet


No me defiendo; acuso. En torno al problema
de la mecanización agrícola del país **
Diego Luis Molinari
La Conferencia de La Habana y Oscar Ivanissevich
otros problemas económicos*** Reflexiones sobre la responsabilidad social

Alfonso Francisco Ramírez Julio V. Canessa


Morelos Aumento de salarios
y disminución de precios de venta**
Manuel S. Mainar
Reflexiones acerca del plan Perón La organización
de las profesiones médicas en el Plan de Gobierno
Mario E. Videla Morón
Algunos aspectos de la Previsión Social** David E. Lllienthal
Democracia en marcha
Rogelio G. Barreiro La transformación del valle del Tennessee ***
Fundamentos doctrinarios del Plan
Quinquenal****

David E. Lilienthal
Democracia en marcha
La transformación del valle del
Tennessee***

467
Redacción I
Alrededor de comentario norteamericano
sobre la nueva ley universitaria argentina

Redacción II
Juicios del Presidente Perón sobre la
enseñanza y nueva ley universitaria*****

Redacción III
Texto de la nueva ley universitaria

1948
Marzo. Año VII. Tomo XIII. Nº 48 Abril. Año VII. Tomo XIII. Nº 49.

Glosas políticas Glosas políticas


Las recientes elecciones y la Unión Cívica La nueva política del dólar
Radical (Un documento para la historia) **
Economía al servicio del capital o economía
al servicio del hombre Eduardo Madariaga
Los derechos sociales
El problema económico de América*** en las Constituciones de América***

La Conferencia de Bogotá Enrique V. Corominas


Argentina y Estados Unidos fijan Declaración Americana de los Derechos y Deberes
posiciones* Esenciales
del Hombre***
John William Cooke
Perspectivas de una economía nacional** Ernesto Palacio
Reflexiones sobre problemas educacionales
Juan Raúl Pichetto
Una nueva reunión de la Conferencia César Carubín
Internacional del Trabajo*** Fomento y desarrollo de las industrias argentinas*

Juan José Vistalli T. Otero Oliva


Planificación integral Hacia la solución
de los problemas económicos de América***
Eduardo R. Vaccaro
El radicalismo y la revolución John William Cooke
Perspectivas de una economía nacional**
Miguel Miranda
El porvenir de las colectividades foráneas** David E. Lilienthal
Democracia en marcha
José M. Rivera La transformación del valle del Tennessee***
El Plan Marshall y los capitales
norteamericanos*** Mensaje
del Presidente Perón ante la Asamblea Legislativa
David E. Lilienthal
Democracia en marcha Bibliografía
La transformación del valle del
Tennessee***

La acción
económica y política del gobierno nacional
expuesta por el Presidente Perón**

468
1948
Mayo. Año VII. Tomo XIII. Nº 50. Junio. Año VIII. Tomo XIII. Nº 51.

Glosas políticas Glosas políticas


Las reformas constitucionales El Monopolio Norteamericano***
Las comadres de la economía El Congreso socialista
La política de capitalización argentina**
Juan Perón
Ángel G. Borlenghi Problemas Políticos, Sociales y Económicos
La política económica del Gobierno** de la República Argentina

Lázaro S. Trevisán Carlos H. Laguzzi


La propiedad horizontal en el Plan de La educación en el Plan de Gobierno
Gobierno **
José María Rivera
Luis Gardella Reajuste económico**
El accionariado obrero**
John William Cooke
Eduardo Madariaga Hacia la soberanía de nuestros ríos interiores*
Los derechos sociales en las constituciones
de América*** J. A. Osorio Lizarazo
Jorge Eliécer Gaitán y sus ideales revolucionarios
Ricardo de Álzaga
Perfeccionamiento de la legislación del David E. Lilienthal
trabajo Democracia en marcha
La transformación del valle del Tennessee***
Carlos M. Noel
Política y economía** Notas económicas
Solucionando el problema del dólar
David E. Lilienthal
Democracia en marcha
La transformación del valle del Tennessee
***

Notas económicas
La obra del Banco Hipotecario Nacional
dentro del nuevo ordenamiento bancario**

Declaraciones del Presidente Perón ante


periodistas latinoamericanos ***

Mensaje del Gobernador Mercante al


inaugurar el período legislativo

Bibliografía

469
1948
Julio. Año IX. Tomo XIV. Nº 52. Agosto. Año IX. Tomo XIV. nº 53.

Glosas políticas Glosas políticas


Economía capitalista y economía social Las facultades de la Suprema Corte y la reforma
La función del capitalismo extranjero constitucional
** La reforma a la Constitución en el Congreso Nacional

La transformación económica Juan Perón


argentina** La reforma constitucional asegurará y reforzará
nuestro sistema de gobierno
Juan Perón
Bases para la organización del Partido Discursos sobre reformas constitucionales
Peronista en la Cámara de Diputados y Senadores

M. A. Álvarez Vicente Bagnasco


La función del Banco Hipotecario El porqué de las reformas a la Constitución
en la economía nacional**
Joaquín Díaz de Vivar
Bernardo Canal Feijóo La Carta de Filadelfia y la Constitución Argentina***
Los problemas del agua y del bosque
en Santiago del Estero John William Cooke
La Constitución debe ajustarse a la realidad del país
Julien Dalbin
El rol de Francia en la política Pablo A. Ramella
mundial*** Toda Constitución es producto de un proceso histórico
y revolucionario
Claudio Sánchez Albornoz
Orígen de las libertades Ángel G. Borlenghi
castellanas**** La opinión del Gobierno ante las reformas de la Constitución

Alberto López Fidanza Julio Herrera


Las reformas a la Constitución: La evolución social y económica
la Propiedad impone la reforma constitucional**

Agustín R. Bussio Oscar Tascheret


El problema de la vivienda en el Plan El contenido social en las constituciones modernas **
de Gobierno
Juan Atilio Bramuglia
Gilberto Loyo Hay que abandonar el sistema individualista
La situación económica** en las reformas constitucionales ***

Iniciativas parlamentarias Belisario Gaché Pirán


Hacia la protección del patrimonio Los problemas de hoy no pudo preveerlos la Constitución del
artístico,histórico y científico del país 53
(Proyecto de ley) ****
Miguel A. Tanco
Bibliografía Las constituciones son leyes humanas y como tales,
no son inmutables

470
Lorenzo Soler(h)
La Constitución del 53, ya cumplió su misión en
nuestra vida institucional

Armando G. Antille
Razones que fundamentan la reforma constitucional

Alejandro Mathus Hoyos


Algunas reflexiones sobre reformas constitucionales

César Vallejo
Puntualizando aspectos básicos en la reforma constitucional

Gilberto Sosa Loyola


La Revolución triunfante y consolidada impone la reforma

Luis Cruz
Sobre el viejo orden de los privilegios está la voluntad
soberana

"La Prensa",
el Dr. Zeballos y las reformas a la Constitución

Apéndice
Proyectos de reformas a la Constitución Nacional

471
1948
Septiembre. Año IX. Tomo XIV. Nº 54. Octubre. Año IX. Tomo XIV. Nº 55.

Glosas políticas Glosas políticas


Reflexiones acerca de la reforma A quién debe temer América
constitucional
José María Rivera
Ernesto Palacio Primeras medidas de reajuste económico**
¿Se trata de elaborar, al fin, una Constitución
para los argentinos? Carlos H. Laguzzi
La educación en el Plan de Gobierno
Atilio García Mellid
Alem, Yrigoyen y Perón: símbolos de las Juan Perón
muchedumbres argentinas**** Los problemas sociales-económicos y la reforma
de la Constitución**
Bernardino C. Horne
Bases agrarias para la reforma de la Juan Atilio Bramuglia
Constitución La palabra Argentina en la Asamblea
de las Naciones Unidas ***
Raúl Scalabrini Ortiz
Identidad de la línea de Yrigoyen y Perón**** Raúl Mugaburu
La reforma contitucional y el Derecho Rural
Domingo A. Mercante
El régimen federal de gobierno ante la Carlos de Jovellanos y Paseyro
reforma constitucional La Justicia Social

José Manuel Ahumada Ramón Antonio Cereijo


Planificación económica y social Reforma de la Constitución Nacional en
sus aspectos Económico-Financiero **
La riqueza forestal
y la industria maderera argentina José Torre Revello
Acción parlamentaria en pro de
Síntesis un revisionismo constitucional
de la Doctrina Peronista *****
Carlos Astrada
Fetichismo constitucional

Francisco Valsecchi
El sentido cristiano en la nueva carta orgánica *****

Guido de Ruggiero
El concepto del trabajo en su desenvolvimiento
histórico

Miguel López Francés


La Constitución de Perón y la economía**

Alberto Cardarelli Bringas


El federalismo y la reforma constitucional

Eduardo R. Reguero
La reforma constitucional debe asegurar las conquistas
revolucionarias

472
1948
Noviembre-Diciembre. Año IX. Tomo XV. nº
56-57.

Glosas políticas
Las recientes elecciones y la oposición

Raúl Scalabrini Ortiz


El Capital,el Hombre y la Propiedad en la vieja y
en la nueva Constitución ****

Juan Perón
La obra de la Revolución y el Gobierno
constitucional

Atilio García Mellid


Dimensión espiritual de la Revolución

Higinio París Eguilaz


La elección de sistema en la política económica**

Max Consoli
La función social de la Propiedad

Ramón Carrillo
El problema del ausentismo y la salud de los
trabajadores

Carlos V. Berardo
Régimen económico de la Constitución vigente

Dirección General de Estadística


Datos provisionales del IV Censo General de la
Nación
La población de la República: Densidad;
Crecimiento; Distribución de sexos. Población
Urbana y Rural

Juan Perón
Consideraciones políticas y doctrinarias
sobre la reforma constitucional (Discurso) *****

Las reformas a la Constitución proyectadas por el


Partido Peronista
Texto de las mismas
Fundamentos

Antecedentes parlamentarios

473
1949
Enero a Marzo. Año IX. Tomo XV. Nº 58-59- Abril. Año IX. Tomo XVI. Nº 61
60.
Glosas políticas
Glosas políticas El triunfo de la economía social en los
La nueva Constitución de la Nación Argentina países democráticos.**

Primera parte. Los debates en la Convención Juan Perón


Nacional Constituyente La acción del pensamiento y la realidad
Juan Perón de la vida de los pueblos ****
Su discurso ante la Asamblea Constituyente
Domingo A. Mercante José María Rivera
Declaraciones al ser designado Presidente de la Reflexiones en torno a la función bancaria**
Convención
Nómina de los integrantes de la Mesa Directiva, Joaquín Coca
Comisiones y Convencionales La Constitución de hecho y la de derecho

Segunda parte C. C. Siciliano Marinari


Sobre las impugnaciones a la Convención Panorama de nuestra escuela primaria
Carlos Berraz Montyn Los debates de la Asamblea Nacional
Legalidad de la convocatoria, elección y Constituyente
constitución de la Convención
Pablo M. Ramella Francisco Parera
Sólo la ley autoriza la reforma constitucional La seguridad del Estado*

Tercera parte Domingo A. Maturo


Despacho de la Comisión Revisadora y anexo al La Independencia Económica**
mismo, que demuestra comparativamente las
supresiones, creaciones y enmiendas Carlos Horacio Evans
El Preámbulo de la Constitución
Cuarta parte
La discusión en general y particular de los Alfredo D. Maxud
despachos y los discursos conforme al orden que Sobre las reformas al régimen impositivo
se pronunciaron constitucional
Arturo Enrique Sampay
Alcance de las reformas constitucionales Atilio Pessagno
Rodolfo Guillermo Valenzuela Procedimientos para las reformas constitucionales
Justicia social, libertad económica y soberanía
política Eduardo José Navarro
Ítalo Argentino Luder Sobre composición y atribuciones del Poder
El proyecto se inspira en principios democráticos Legislativo
Vicente Bagnasco
La división de poderes Ramón Héctor Albarracín
Francisco Parera Facultad de las Cámaras para llamar a los
El sentido de la Revolución ministros
Alberto Teisaire
Las conquistas revolucionarias en la Constitución
Felipe S.Pérez Mario Martínez Casas
Sobre las reformas constitucionales La nacionalización del sistema bancario**

474
La discusión en particular
Rodolfo Guillermo Valenzuela Cayetano Giardulli (h)
Fundamentos sobre la supresión de artículos de la La reformas al Poder Judicial
Constitución
Ramón Héctor Albarracín
El privilegio sobre iniciativa de impuestos
Vicente Bagnasco
Sobre las supresiones formuladas en el despacho

Atilio Pessagno
El Art.15: Sobre la defensa del Estado*
José Gregorio Espejo
Los Derechos del Trabajador
Raúl Antonio Mendé
Los derechos de la familia
Pablo A. Ramella
De la Educación y la Cultura
Armando Méndez San Martín
Los derechos de la Ancianidad
Carlos Berraz Montyn
La seguridad del Estado*
Miguel A. Tanco
La organización de la riqueza y su explotación
Arturo Enrique Sampay
Algunas de las modificaciones y creaciones
propuestas en el art.3º del despacho
Rodolfo Guillermo Valenzuela
Sobre la naturalización de extranjeros y la
reelección presidencial
Héctor J. Cámpora
La reelección presidencial
Carlos María Lascano
La defensa del Estado y los derechos
individuales*
Julio M. Laffitte
El estado de prevención y alarma*
Ernesto A. Diglioli
Los ministros del P.E. deben ser argentinos
nativos
Carlos Arturo Juárez
El régimen de los ríos interprovinciales
Leónidas Espeche
El régimen de los ríos interprovinciales
Julio César Avanza
Las modificaciones introducidas al régimen
municipal de la Capital
Justo L. Álvarez Rodríguez
La reforma del poder judicial

Quinta parte
Constitución Nacional
Texto ordenado que se declara fidedigno por el

475
art. 5º de la sanción adoptada por la Convención
nacional de 1949

1949
Mayo-Junio. Año X. Tomo XVI. Nº 62-63 Julio-Agosto. Año X. Tomo XVI. nº 64-65

Sumario Sumario

Glosas políticas Glosas políticas


El Convenio Argentino Británico y la posición La reforma monetaria**
Norteamericana***
Gonzalo Canal Ramírez
El Presidente Perón Derecho de propiedad
expone su obra de gobierno y su pensamiento
político Juan Perón
(Texto del Mensaje leído en el Congreso el 1º La realizaciones del gobierno
de Mayo)
Carlos Alberto Emery
Gonzalo Canal Ramírez Economía social y economía capitalista**
El petróleo, instrumento de coloniaje *
La Asamblea Constituyente
Laureano Orencio Anaya de la Provincia de Buenos Aires
El Ejército: factor de progreso en el
desenvolvimiento económico social y político Jorge Alberto Simini
de la Nación * Fundamentos sociológicos y jurídicos de la reforma

Juan Horacio Bossio Julio César Avanza


Las divisas (su evolución y función en el La nueva organización federal
intercambio económico y financiero)**
Francisco Parera
Sebastián J. Delucía Reivindicación del valor humano
Estudio sobre la distribución geográfica de la
población Ramón A. Cereijo
de la República Argentina* La política económica de la Revolución**

Mario Martínez Casas Alejandro H. Leloir


La misión de la Universidad El intercambio comercial anglo-argentino***

Alberto López Fidanza Texto del Convenio anglo-argentino***


Los Derechos del Trabajador en la Constitución Pablo A. Ramella
Nacional La Ley Orgánica de los Ministerios
(su explicación y desarrollo)
Texto de la Ley Orgánica de los Ministerios
José Fernando de Lázaro
Necesidad de unificar la legislación del trabajo Roberto J. Pifarré
Un ensayo de política pura
Camilo Barcia Trelles
Del aislacionismo norteamericano y de la Carta Juan Perón
de las Naciones Unidas* Primera reunión Nacional del Partido Peronista

Alfonso Francisco Ramírez Notas Económicas

476
Sobre la educación del niño El seguro colectivo obligatorio: conquista social
del personal civil y militar de la Nación
Juan Perón El ahorro popular: índice del estado económico-
La política alimentaria argentina social
de la Nación

1949
Septiembre-Octubre. Año X. Tomo XVII. Noviembre-Diciembre. Año X. Tomo XVII. nº 68-
nº 66-67 69

Sumario Sumario

Glosas políticas Glosas políticas


El Presidente Truman adopta la doctrina La política comercial norteamericana y el problema
peronista *** del dólar**
El Banco Internacional y de Independencia
económica de los países latinoamericanos** Las maniobras del imperialismo y la libertad de
El 17 de Octubre,Día de la Lealtad***** prensa*

Juan Perón Juan Perón


Justicia Social, Emancipación Económica y El agro argentino en la economía nacional**
Soberanía Política logradas
Aparicio Méndez
Eva Perón La teoría del órgano
Peronismo y fe popular en la causa de la
Patria Pedro N. Almonacid
La planificación económica en un mundo cambiante,
Mario Martínez Casas con referencia especial a la agricultura**
Exigencias jurídicas en la nueva economía
Redacción Gustavo Polit
Reformas a la Carta Orgánica del Banco Cómo se estudió en la F.A.O. el problema de los
Central excedentes agrícolas**
Fundamentos del P.E. al solicitar las reformas
a la Carta Orgánica ysuspensión del patrón Alfredo Gómez Morales
oro La función del Estado en la vida económica del país
Ley de reforma a la Carta Orgánica del Banco y en el manejo de la administración de la hacienda
Central y reordenamiento de los regímenes de pública**
garantía de los depósitos y general de los
bancos Carlos A. Emery
El trabajo rural
Alfredo Gómez Morales Las primeras medidas para beneficiar a los
Las reformas a la Carta Orgánica del Banco agricultores**
Central
(La Política Económica Argentina) José M. Ahumada
Colaboración de las Universidades en la
Eduardo I. Rumbo Planificación Nacional**
El patrón oro y la economía internacional**
José Constantino Barro
John William Cooke Política nacional de la energía: II.- El petróleo*
Alcances de la suspensión del patrón oro***
Roberto Pifarré
Redacción El Monopolio, atributo de la economía liberal**
La desorganización administrativa de los
Estados Unidos de Norteamérica*** I Notas económicas
El proceso inflacionista ha sido detenido en el año

477
Juan José Vistalli 1949.
La planificación de las Obras Públicas en el La emisión de la moneda en la nueva ley bancaria
Plan de Gobierno (texto del discurso pronunciado
por el Ministro de Finanzas en el Senado nacional)
José Constantino Barro Texto Ordenado de la Carta Orgánica del Banco
Política nacional de la energía*** Central y Ley de Bancos

Adolfo Schoenke
La protección del Estado en el Derecho Penal
Europeo**

Juan Perón
Conversando con intelectuales y Obreros
Brasileños** II Notas económicas
Recomendaciones de la IV Conferencia de Ministros
Notas económicas de Hacienda
Estado de la economía del mundo. El crédito y el problema de la vivienda
Construcción de viviendas en los EE.UU.*** El campo y el hombre de la acción colonizadora
Otras notas económicas

Redacción
La labor del Congreso de los Estados Unidos
de Norte América en 1949 ***

Juan Perón
Conversando con los obreros ferroviarios

Bibliografía

478
1950
Enero. Año X. Tomo XVIII. Nº 70 Febrero. Año X. Tomo XVIII. Nº 71.

Glosas políticas Glosas políticas


Los Estados Unidos y la política de buena Contradicciones irreductibles de la política
vecindad económica norteamericana **
La reforma bancaria argentina*
José María Rivera
Juan Perón Economía capitalista y economía social
Proclamación del Año del Libertador General (La tercera posición peroniana frente a los
San Martín**** absolutismos económicos y políticos)**

Atilio García Mellid Cyril E. Black


Etapas de la Revolución Argentina**** Tendencias constitucionales de Europa oriental
1945-1948***
Hans Kelsen
Absolutismo y Relativismo en Filosofía y en Emilio R. Bottini
Política**** Las sociedades cooperativas

Pedro N. Almonacid Gustavo Polit


Conformación internacional de la agricultura y Factores esenciales de la economía mexicana**
la planificación económica de la actual guerra*
Ricardo C. Guardo
Carlos Moyano Llerena Reflexiones sobre la Universidad Argentina
La política de crédito y el progreso industrial
José Gabriel
Año del Libertador General San Martín Destino imperial*
Texto de la ley 13.661****
Celestino Rodrigo
Promoción industrial y minera en la Argentina

Juan Perón
Creación de la Comisión Nacional de
Cooperación Económica**

479
1950
Marzo-Abril. Año X. Tomo XVIII. Nº 72-73 Mayo-Junio. Año XI. Tomo XIX. Nº 74-75

Glosas políticas Glosas políticas


Conceptos coincidentes de una política Las actitudes de la oposición y el discurso del
contradictoria diputado Bustos Fierro
Las negociaciones con los Estados Unidos de
América Juan Perón
A cuatro años de la creación del Banco Hablando a los representantes de Cámaras de
Central *** Comercio

El Presidente Perón expone su política y su Karl Schmitt


obra de Gobierno El Concepto de lo político
(Der Begriff des Politischen)****
C. A. Iglesias Mónica
Fundamentos de la nueva economía** C. de Jovellanos Paseyro
Reflexiones sobre un Congreso de Educación
Raúl Scalabrini Ortiz
Política británica en el Río de La Plata Alejandro Leloir
Páginas de la historia tenebrosa de un pasado Eloy P. Camus
político**** Manuel Álvarez Pereyra

Norberto Antoni Hacia la solución de los grandes problemas del país


Los derechos sociales en la Constitución La producción del caucho natural y sintético**
nacional argentina
Emilio Coornaert
Max Graff Las Corporaciones de la Edad Media y de los
Los grandes diques de embalse de Argelia Tiempos Modernos****

Abrahan Minujin Oscar Alfonso Aldrey


Un problema social a resolver Perón: El realizador

Adolfo Luis Valle Domingo A. Mercante


Subordinación y contrato de trabajo Mensaje al terminar cuatro años de gobierno

Julio César Avanza Notas económicas


Política educacional del Gobernador Mercante A cuatro años de la reforma bancaria

Eduardo Julve Poder Ejecutivo


El datilero y sus posibilidades en la Argentina Proyecto de Ley de ciudadanía y naturalización

Índice Juan Perón


Organización del Gobierno, del Estado y de la Nación

Bibliografía

480
1950
Julio. Año XI. Tomo XIX. nº 76 Agosto. Año XI. Tomo XIX. nº 77

Glosas políticas Glosas políticas


El liberalismo económico puesto a prueba El progreso industrial
La reforma bancaria a través de los hechos** El interés social y la iniciativa privada

Juan Perón Eduardo A. Garimaldi


La política internacional argentina**** La defensa nacional y el progreso industrial*

Hablando ante oficiales de las fuerzas armadas* Ricardo Piccirili


El legado de San Martín****
P.Erasmo Roca
Las condiciones de vida y trabajo de los mineros Emilio Coornaert
peruanos Los movimientos obreros en Inglaterra
y Francia de 1815 hasta 1914 **
Hans Kelsen
El derecho natural ante el tribunal de la opinión Pedro I. Mendive
pública**** La teoría del interés

Joaquín Coca Carlos S. Brignone


Sobre el contrato colectivo de trabajo Análisis teórico del consumo irracional

Pedro I. Mendive Juan Perón


La teoría del interés Hablando a los intelectuales ****

Max Graff Juan Perón


El riego en Argelia y posibilidades de su adopción Consumo y especulación
en Mendoza**
Bibliografía

481
1950
Septiembre. Año XI. Tomo XIX. Nº 78 Octubre. Año XI. Tomo XIX. Nº 79

Glosas políticas Glosas políticas


Panorama de las relaciones económicas En Londres oyeron voz distinta...1933-1950 **
internacionales El discurso del embajador Hogan
Las finanzas de la nueva Argentina El crédito que permite la transformación de la
El problema de la alimentación en América y la estructura económica
UN ** Política educacional y cultural del
gobernador Mercante
Raúl Scalabrini Ortiz
Perspectivas para una esperanza argentina**** Juan Perón
En el quinto aniversario del 17 de Octubre
Miguel López Francés
La competencia imperfecta y el intervencionismo Eva Perón
del Estado Representamos el ejemplo de la cooperación
social
Antonio García
Democracia y teoría política Juan Ramón Degreef
La política económica y financiera del Gobierno
Jorge Raúl Poviña **
La reforma de la Constitución nacional en 1949
Adalberto E. González Lovotti
Iniciativas gubernativas El crédito minero en la República Argentina
Creación del Instituto Ganadero Argentino
(texto de la ley y antecedentes) Miguel A. Araoz
Desarrollo histórico del derecho del trabajo
Eloy P. Camus en Argentina y Estados Unidos
Fundamento sobre la creación del Instituto ante el derecho constitucional ****
Ganadero Argentino
Roberto Enrique Cursack
Roberto Enrique Cursack La política ganadera argentina y la creación
La política ganadera argentina y la creación del del Instituto Ganadero**
Instituto**
Juan Perón
Ante los obreros latinoamericanos****

482
1950
Noviembre-Diciembre. Año XI. Tomo XX. nº
80-81

Glosas políticas
Evidencias de la política imperialista*
Apostillas a un congreso socialista**
Una nueva política financiera para una nueva
ordenación social
El triunfo de Vargas***

Clausura del Año del Libertador General San


Martín

John William Cooke


La ley de espionaje, sabotaje y traición *

Joaquín Díaz de Vivar


Problemas internacionales de posguerra****

Carlos V. Berardo
Equilibrio del presupuesto

Adolfo Piossek
Dos filósofos políticos:Hobbes y Locke****

Emilio R. Bottini
La Universidad argentina en la vida económica
de la Nación****

Ramón A. Cereijo
La evolución económica y financiera
argentina**

Nota Económica
El sistema bancario al servicio del país**

Juan Perón
Queremos una Universidad argentina que
prepare hombres libres

De la obra revolucionaria en materia educacional


Aspectos de la obra educacional en la Provincia
de Buenos Aires

Ministerio de Educación de la Provincia de


Buenos Aires
Estímulo a la labor creadora intelectual

483
1951
Enero. Año XI. Tomo XX. Nº 82 Febrero. Año XI. Tomo XX. Nº 83

Glosas políticas Glosas políticas


El movimiento obrero en la dinámica social Un personaje del Departamento de Estado
La democratización del crédito defiende a"La Prensa"**

Juan Perón Juan Perón


Alcances del justicialismo en la organización Planteo del conflicto ferroviario ante
gremial dirigentes gremiales

Adolfo J. Abello y Juan Unamuno Carlos A. Emery


La tercera posición argentina en la política La política agraria justicialista
internacional***
Antonio García
Marciano Vera Estandarización de los armamentos y
El crédito oficial y el problema de la unificación de Estados Mayores en América*
vivienda**
Miguel López Francés
IV Conferencia Interamericana de Dinámica económica: El patrón oro**
Agricultura***
Joaquín Coca
Texto íntegro de las 45 resoluciones Nacionalismo y Bolchevismo***
sancionadas
Notas económicas
Carlos A. Emery Síntesis del régimen de comercialización
Discurso de clausura de la IV Conferencia de granos y sus derivados
Interamericana de Agricultura
Calidad comercial del trigo exportado durante
Acta final y Resoluciones el primer semestre del año agrícola 1950

Información parlamentaria
Nómina de las principales leyes sancionadas en
1950

484
1951
Marzo. Año XI. Tomo XXI. nº 84 Abril. Año XI. Tomo XXI. nº 85

Glosas políticas Glosas políticas


La conferencia de Cancilleres celebrada en Los problemas económicos en la Conferencia de
Washington *** Cancilleres de Washington
La banca al servicio del pueblo **
La III Conferencia Interamericana de Seguridad
Social Juan Perón
La Carta de Buenos Aires *** Inaugurando la Escuela Superior Peronista

Juan Perón Raúl S. Martínez Moreno


La seguridad social en la Argentina Los derechos argentinos en el Continente Antártico*

Eva Perón Eduardo S. Stafforini


Reflexiones sobre la III Conferencia Orientación para el desarrollo de la seguridad social
Interamericana de Seguridad Social** en las Américas**

José Guillermo Bertotto Elías Díaz Molano


El Ejército y la Educación* Movilización industrial de la minería mediante la
planificación regional
Francisco E.Padilla La Reforma Constitucional
y su proyección en las instituciones de derecho Carlos González
grario y minería Codificación de estadísticas pesqueras

Notas económicas
La economía al servicio del pueblo
Reseña de mercados del trigo, maíz, semillas
oleaginosas y avena, cebada y centeno

485
1951
Mayo. Año XI. Tomo XXI. Nº 86 Junio. Año XII. Tomo XXI. Nº 87

Glosas políticas Glosas políticas


Consideraciones sobre el Mensaje El Convenio Anglo-argentino y consideraciones
presidencial sobre la política nacional ***
Paradojas económicas de Bolivia
revolucionada *** Juan Perón
Sobre la Independencia Económica argentina**
Juan Perón
La obra realizada en cinco años de gobierno Pedro N.Almonacid
Problemas económicos internacionales de
Joaquín Coca actualidad***
Contribución a una teoría justicialista del
Derecho Obrero Roberto Gil Ríos
Efectos económicos y políticos de la escasez mundial
Alfredo Gómez Morales de materias primas
La política económica argentina frente a la La política expansiva norteamericana*
economía mundial***
Antonio García
Carlos J. Portela Imperialismo y autarquía*
Contenido de los partidos políticos
Orientación justicialista Ricardo R. Moles
Importancia de las investigaciones sociales en América
IV Reunión consultiva de ministros de
Relaciones Exteriores. Domingo A. Mercante
Texto oficial de las resoluciones económicas La obra de gobierno peronista en el primer
aprobadas en Estado argentino
la Conferencia de Washington***
José A. Goldstein
Reforma de la organización psiquiátrica en el país

486
1951
Julio. Año XII. Tomo XXI. Nº 88 Agosto. Año XII. Tomo XXI. Nº 89

Glosas políticas Glosas políticas


La provincialización de los territorios del El complot revolucionario militar*
Chaco y La Pampa
Sobre la reegibilidad de los representantes Juan Perón
del pueblo. Ante el Cabildo Abierto del Justicialismo

Juan Perón Pedro N. Almonacid


Declaraciones ante los oficiales de las El problema de la equidad entre la agricultura
Fuerzas Armadas* y la industria**

Joaquín Coca Emilio Llorens


Sobre la solidaridad de las centrales obreras El principio antieconómico y antisocial de destruir
yanquis con el gobierno y el capitalismo de alimentos para mantener precios
su país **
Pedro Guillermo Altamira
Pablo A. Ramella Contenido económico de la Constitución
El nuevo régimen electoral argentino para y la realidad argentina**
las elecciones nacionales
Enrique Eduardo García
Eduardo Madariaga Una de las grandes creaciones de la revolución:
Consideraciones políticas sobre la nueva ley la Flota Fluvial del Estado*
electoral

Jorge Del Río


El desenvolvimiento de la energía y su
influencia
en la vida de la sociedad y el derecho

Jesús María Martínez(h): El colono cañero


de Tucumán

Política Internacional
Una reunión de la O.E.A. y discursos de su
presidente Dr. Hildebrando Accioly y del
canciller argentino Dr. Gerónimo Remorino
***

487
1951
Septiembre. Año XII. Tomo XXII. Nº 90 Octubre. Año XII. Tomo XXII. Nº 91

Glosas políticas Glosas políticas


La renovación presidencial El hombre de buena voluntad en acción político social

Juan Perón Juan Perón


Los hombres de ideales Yo también soy un hombre de buena voluntad
(su discurso en el Congreso de los Hombres
Primer Congreso Nacional de Periodistas de Buena Voluntad)
(discurso)
La cuestión agraria argentina de 1951
Eduardo A.Garimaldi (Comisión agraria del Congreso de los Hombres
La industria siderúrgica argentina de Buena Voluntad)
Antecedentes y comentarios
Nazareno Roncella
José Guillermo Bertotto Algunos enfoques sobre la innovación en
La educación en el Plan Perón Derecho Internacional ***

Alfredo Gómez Morales Eduardo A. Garimaldi


Política económica peronista e La industria siderúrgica argentina Plan siderúrgico
independencia económica** nacional

Jorge Del Río Mario Juan Erracalte


El desenvolvimiento de la energía y su En el 6º aniversario del 17 de octubre
influencia en la vida de la sociedad y el
derecho * Alfredo Muzzopappa
Juan Unamuno
Bibliografía Para la consolidación de la independencia política *

488
1951
Noviembre. Año XII. Tomo XXII. nº 92 Diciembre. Año XII. Tomo XXII. nº 93

Glosas políticas Glosas políticas


La reelección del General Perón El problema de las inversiones extranjeras en el Brasil
Cifra de los escrutinios y nómina de los
electos Juan Perón
La obra de gobierno y nuestras relaciones con
Juan Perón Estados Unidos de América
Hablando al pueblo en vísperas electorales
Joaquín Coca Jorge Del Río
La moral de una derrota La defensa del consumidor

Eric Voegelin Heriberto Trigo Paz


La formación de la idea revolucionaria Algunos aspectos del convenio Boliviano-Argentino
marxista***
José Guillermo Bertotto
Norberto Antoni La educación en el Plan Perón II.-El internado y el niño
Evolución de la técnica constitucional
argentina Adolfo L. Valle
El problema de la codificación del derecho del trabajo
Aneurin Bevan
El único camino:guerra a la miseria La cuestión agraria argentina de 1951
Conclusiones y orientaciones
Ramón Carrillo
El criterio biológico en el reordenamiento
económico de la alimentación en la
Argentina

489
8. Anexos. 3. Indice de ilustraciones:

Ilustración 1. Daniel Santoro: “Evita protege al niño peronista”.


Óleo, 190 X 140 cm.
Ilustración 2. Afiche del “Hombre dignificado”. En. La Argentina de Perón. 1947.
Ilustración 3. Perón en el Colegio Militar de la Nación. En: PIÑERO IÑIGUEZ, Carlos
(2008). Perón, la formación de su pensamiento.Caras y caretas. Buenos Aires.
Ilustración 4. Reprodución de texto de lectura del Peronismo. s/Fecha.
Ilustración 5. Revista Mundo Peronista. 17 de octubre de 1951.
Ilustración 6. Tapa de la Revista Patoruzú. Año 1951.
Ilustración 7. Sobre postal conmemorativo. Año 1952.
Ilustración 8. Daniel Santoro: “Eva Perón y la mamá de Juanito en su último paseo”.
Óleo, 110 X 160 cm. Año 2004.
Ilustración 9. Daniel Santoro: “Hallazgo”. Óleo, 50 x 70 cm. Año 2006.
Ilustración 10. Afiche conmemorativo al 17 de octubre. Año 1951.
Ilustración 11. Afiche conmemorativo a la Revolución del 4 de Junio. Año 1947.
Ilustración 12. Tapa del primer estudio sobre el 17 de octubre realizado por el Peronismo.
(Original en archivo del autor).
Ilustración 13. Afiche El trabajor. s/ Fecha.
Ilustración 14. Imágnenes didascálicas y pedagógicas sobre la Tercera Posición.
Primer Plan Quinquenal. Año 1947.
Ilustración 15. Afiche conmemorativo a los Primeros Juegos Panamericanos. Año 1951.
Ilustración 16. Viñetas que representan en el Plan Quinquenal, el equilibrio pendular de
la tercera posición justicialista.
Ilustración 17. Daniel Santoro; “Lucha de clases”.
Ilustración 18. Tapa de la Revista PBT conmemorativa de la muerte de Eva Perón.

490
8. Anexos. 4. Discursos de Perón citados por Berraz Montyn en la conformación
doctrinaria de cada una de las 20 verdades justicialistas.

Nº de menciones por Verdad Nº de


mencione
Discurso y
1 1 1 1 1 1 1 s totales
año 1 2 3 4 5 6 7 8 9 13 18 20
0 1 2 5 6 7 9 de cada
discurso
12 de Julio de
- - - - - - - - 1 - - - - - - - - - - 1
1943

10 de Junio
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
de 1944
20 de Agosto
- - - - - - - - - - - - - - - - 2 - - 2
de 1944
6 de
Septiembre - - - - - - 1 - - - - - - - 1 - - - - 2
de 1944
12 de
Septiembre - - - - - 1 - - - - - - - - - - - - - 1
de 1944

3 de Marzo de
- - - 1 - - - - - - - - - - - - - - - 1
1945
1ro de Mayo
- - - - - - - - - - - - - - - 1 - - - 1
de 1945

4 de Junio de
- - - - 1 1 - - - - 1 - - - 1 - 2 1 - 7
1946
5 de Junio de
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
1946
8 de Junio de
- - - - - - - 1 - 1 - - - - - - - - - 2
1946
13 de Junio
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
de 1946
21 de Junio
- - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - 1
de 1946
20 de Julio de
2 - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 3
1946
29 de Agosto
- - - 1 - - - - - - - - - - - - - - - 1
de 1946
2 de
Septiembre - - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
de 1946
3 de
Septiembre - - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
de 1946
2 de Octubre
- - - - - 1 - - - - - 1 - - - - - - - 2
de 1946
4 de Octubre
- - - - - - - - - - - - - - 1 - 3 - - 4
de 1946
9 de Octubre
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
de 1946
12 de Octubre
- - - - - - - - 1 - - 1 - - - - - - - 2
de 1946
17 de Octubre - - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1

491
de 1946
21 de Octubre
- - - 1 1 3 - - 2 - - - 2 - 5 - 9 1 - 24
de 1946
31 de Octubre
- - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - 1
de 1946
13 de
Noviembre de - - - - - - - - - - - - - - - - 3 - - 3
1946
23 de
Noviembre de - - - - - 1 - 1 - - 1 - - - - 1 2 - . 6
1946
10 de
Diciembre de - - - - 1 - - - - - - - - - - - - - - 1
1946
16 de
Diciembre de - 1 1- 1 - - - - 1 - - - - 1 - 1 - - 6
1946
18 de
Diciembre de - - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - 1
1946
22 de
Diciembre de - 1 - - - - - - - - - - - - - - - 1 - 2
1946
31 de
Diciembre de 1 - - - - 2 - - - - - - - - 2 - - - - 5
1946

8 de Enero de
1 - - - - - 1 - - - - - - - - - 4 - - 6
1947
24 de Febrero
- - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - 1
de 1947
14 de Marzo
- - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - 1
de 1947
20 de Marzo
- - - - - 1 - - - - - - - - - - - - - 1
de 1947
29 de Marzo
- - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1
de 1947
9 de Abril de
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
1947
1ro de Mayo
- - - - 1 - - - - - 1 - - 1 - - - - - 3
de 1947
12 de Mayo
- - - - - 1 - - - - - - - - - - - - - 1
de 1947
20 de Mayo
- 1 - - - 1 - - - - - - - - - - - - - 2
de 1947
31 de Mayo
- - - - 1 - - - - - - - 1 - - - - - - 2
de 1947
8 de Junio de
- - - - 1 - - - - - - - - - - - - - - 1
1947
11 de Junio
- - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - 1
de 1947
18 de Junio
- - - - - - - - - - - - - - - - 2 - - 2
de 1947
23 de Junio
- - - - - - - - 1 2 - - - - - - 1 - - 4
de 1947
24 de Junio
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
de 1947
6 de Julio de
- - - - - - - - - - - - 1 - - - 3 - - 4
1947

492
8 de Julio de
- - - - - - - - - - - - - - 2 - 1 - - 3
1947
9 de Julio de
- - - - - - - - - - - - - - - 1 1 - - 2
1947
2 de Agosto
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
de 1947
20 de Agosto
2 - - - - 3 - - - - - - - - - - - - - 5
de 1947
26 de Agosto
- - - - - 1 - - - - - - - - - 1 - - - 2
de 1947
12 de
Septiembre - - - - - - - - - - - - - - - - 2 - - 2
de 1947
23 de
Septiembre - - - - - - - - - - - - - 2 - - - - - 2
de 1947
2 de Octubre
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
de 1947
12 de Octubre
- 1 - - - - - - - - - - - - - - 3 - 1 5
de 1947
15 de Octubre
- - - - 1 - - - - - 1 - - - - - - - - 2
de 1947
25 de Octubre
- - - - - - - - - - - - - - - - - - -
de 1947
5 de
Noviembre de - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1 2
1947
13 de
Noviembre de - - - - - - - - - - - - - - - - - 1 - 1
1947
20 de
Noviembre de - - 1 - - - - - - - - - - - - - - - - 1
1947
27 de
Noviembre de - - - - - - 1 - - - - - - - - - - - - 1
1947
30 de
Noviembre de - - - - 1 - - - 1 - - - - - - - 1 - - 3
1947
1ro de
Diciembre de - - 1 - 1 1 - 2 3 - - - 1 - - - 3 - - 12
1947
20 de
Diciembre de - - - - - 1 1 - - - - - - - - - 5 - 1 8
1947
31 de
Diciembre de - - - - - - - 1 - - 1 - - - - - - - - 2
1947

8 de Enero de
- - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - 1
1948
23 de Febrero
1 - - 1 - 1 - - - - - 1 - - - - - - 1 5
de 1948
1ro de Marzo
- - - - - - 1 - - - 1 - 1 - - 3 - - - 6
de 1948
24 de Marzo
- 1 - 1 - - - - - - - - - - - - 2 - - 4
de 1948
29 de Marzo
- - - - - 2 - - - - - - - - - - - - 1 3
de 1948

493
1ro de Mayo 1
- - - 2 2 2 - - 1 - - 1 - - 6 - - 2 29
de 1948 3
12 de Mayo
- - - 1 - - 1 - - - - - - - - - - - - 2
de 1948
24 de Mayo
- - - 1 - 1 - 1 1 - - - - - - - 4 - - 8
de 1948
16 de Junio
- - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - 1
de 1948
18 de Junio
3 1 3- - 1 - - 3 - - - 2 1 - - - 2 - 16
de 1948
24 de Junio
- - - - - - - - - - - - - - 1 1 3 - - 5
de 1948
3 de
Septiembre - - - - 2 - 1 - 1 1 - - 1 - - 1 1 - 1 9
de 1948
31 de Octubre
- - - - - - - - - - - - - - 1 - 1 - - 2
de 1948

1ro de Enero
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - 1 2
de 1949
8 de Enero de
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
1949
17 de Enero
- - - - - - - 1 - 1 - - - - - - - - - 2
de 1949
27 de Enero
- 2 2- - 1 - 1 2 1 - - 3 1 - - - 1 1 15
de 1949
24 de Febrero
2 1 - 1 1 - - - - - - - - - 1 - 2 - - 8
de 1949
9 de Marzo de
- - - - 1 - - - - - - - - - - 1 - - - 2
1949
23 de Marzo
- - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - 1
de 1949
3 de Abril de
- - - 1 - - - - - - - - - - - - - - - 1
1949
5 de Abril de
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
1949
7 de Abril de
1 - - 1 - - - - - 1 1 - - - - - 1 - - 5
1949
9 de Abril de
2 2 - 1 - 1 5 - 2 - - 1 - 1 - - - - - 15
1949
13 de Abril de
- - - - - 1 - - - - 1 - - - - - 1 - - 3
1949
29 de Abril de
- - - - - 1 - - - - - - - - - - 1 - - 2
1949
1ro de Mayo
- 1 11 - 4 1 3 3 1 3 - - 1 - - 7 - 1 27
de 1949
26 de Mayo
- - - - - - - - - 3 - - - - - - - - 1 4
de 1949
22 de Junio
- - - - 1 - - - - - - - - - - - - - 1 2
de 1949
24 de Junio
- - - - - - - - - - - - - - - - - - -
de 1949
27 de Junio
- - - - - - 1 - - - - - 1 - - - - - - 2
de 1949
5 de Julio de
- - - - - 3 - - - - - - - - - - 3 - - 6
1949
7 de Julio de
- - - - - - 2 - 1 - - - - - - - - - - 3
1949
12 de Julio de - - 1- 2 1 - - 2 - - - 3 - - - - - - 9

494
1949
14 de Julio de
- - - - - - - - - - - 2 - - - - - - - 2
1949
25 de Julio de
3 2 3- - 2 - 1 3 - 1 - - 1 - - - 1 1 18
1949
27 de Julio de
- - - - - - - - - - - - - - - - 2 - - 2
1949
28 de Julio de
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
1949
29 de Julio de
- - - - - - - 1 1 - - - - 1 - - - - - 3
1949
1ro de Agosto
- - - - - - - - 1 1 - - - - - - - - 1 3
de 1949
12 de Octubre
- 1 - - - - - - - - - - - - - - - - - 1
de 1949
13 de Octubre
- - - - 1 - - - - - - - - - 1 - - - - 2
de 1949
19 de Octubre
- - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - 1
de 1949
31 de Octubre
- - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - 1
de 1949
10 de
Noviembre de - - - - - - - 1 1 - - - - - - - - - - 2
1949
12 de
Noviembre de - - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
1949
7 de
Diciembre de - - - - 1 - - - 1 - - - - - - - - - - 2
1949
9 de
Diciembre de - - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - 1
1949
29 de
Diciembre de - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1 1
1949

1ro de Enero
- - - - - 1 - - - - - - 1 - - - 1 - 4 7
de 1950
7 de Febrero
- - - - - 2 - - 1 - - - - - 2 1 - - - 6
de 1950
23 de Febrero
- - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1
de 1950
3 de Marzo de
- - - 1 - - - - - - - - - - - - - - - 1
1950
6 de Marzo de
- - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - 1
1950
7 de Marzo de
1 - - - - 1 - - - - - - 1 - - - - - - 3
1950
13 de Marzo
- - - - - - - - - - - 3 - 1 - - - - - 4
de 1950
1ro de Mayo
1 1 - - - 1 1 1 - - - - 6 - - - 9 7 5 32
de 1950
10 de Julio de
- - - - - - - - - - - - - - - - - 1 - 1
1950
4 de Agosto
- - - - - - - - - - - - - - - - - 2 - 2
de 1950

Mensaje de la 2 2 1 2 1 2 1 1 1 1 2 1 13 1 3 4 7 3 5 102

495
Victoria, 1ro 4 9
de Mayo de
1951
Discurso en la
1era
asamblea - - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - 1
partidaria del
Luna Park

Nº de
menciones 22 18
1 1
22 46 18
1 3
16
1
14 41 24 70 16 123 21 30
4 7 6 4 5
totales por
verdad

496
8. Anexos. 5. Encíclicas y documentos de la Iglesia Católica citados por Berraz
Montyn como fundamento de cada una de las 20 verdades justicialistas.

1ra N° de menciones por Verdad


Encíclica o documento Total
mención 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 15 16 17 18 19 20 es
León XIII, Inmortale Dei, 4 116 - - - - - - 1 - - - - - - - - - - - - 1
León XIII, Inmortale Dei, 7 329 - - - - - - - - - - - - - - 1 1
León XIII, Inmortale Dei, 8 152 - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - - 1
León XIII, Inmortale Dei, 10 192 - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - 1
León XIII, Inmortale Dei, 12 174 - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1
León XIII, Inmortale Dei, 24 192 - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - 1
León XIII, Inmortale Dei, 38 220 - - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - 1
León XIII, Inmortale Dei, 45 36 1 - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1
- -
León XIII, Diuturnum, 2 185 - - - - - - 1 - - - 1 - - - - - - - - 2
León XIII, Diuturnum, 4 38 1 - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1
León XIII, Diuturnum, 17 151 - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1 2
León XIII, Diuturnum, 26 329 - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1 1
León XIII, Diuturnum, 31 192 - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - 1

Pío XI, Divini Redemptoris,


47 - 1 - - - - - - - - - - - - - - - - - 1
29
Pío XI, Divini Redemptoris,
166 - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1
32
Pío XI, Divini Redemptoris,
165 - - - - - - - - - 1 - - - - - 2 - - - 3
51
Pío XI, Divini Redemptoris,
259 - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - - 1
52

León XIII, Rerum Novarum,


191 - - - - - - - - - - 2 - - - - - - - - 2
15
León XIII, Rerum Novarum,
176 - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1
19
León XIII, Rerum Novarum,
83 - - - - 2 - 1 - - - - - - - - - - - - 3
27
León XIII, Rerum Novarum,
152 - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - - 1
28
León XIII, Rerum Novarum,
114 - - - - - - 1 - - - - - - - - - - - - 1
29
León XIII, Rerum Novarum,
71 - - - 1 - - - - - - - - - - - - - - - 1
34
León XIII, Rerum Novarum,
191 - - - - - - - - - - 1 - - - - 1 - - - 2
35
León XIII, Rerum Novarum,
116 - - - - - - 2 - - 2 - - - - - - - - - 4
37
León XIII, Rerum Novarum,
116 - - - - - - 2 - - 2 - - - - - - - - - 4
38

Pío XI, Quadragesimo


114 - - - - - - 1 - - - - - - - - - - - - 1
anno, 8
Pío XI, Quadragesimo
261 - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - - 1
anno, 16
Pío XI, Quadragesimo
263 - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - - 1
anno, 18

497
Pío XI, Quadragesimo
83 - - - - 1 - - - - 1 - - - - - - - - - 2
anno, 19
Pío XI, Quadragesimo
244 - - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - 1
anno, 23
Pío XI, Quadragesimo
166 1 - - - - - - - - - 1
anno, 25
Pío XI, Quadragesimo
166 1 - - - - - - - - - 1
anno, 26
Pío XI, Quadragesimo
239 - - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - 1
anno, 34
Pío XI, Quadragesimo
261 - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - - 1
anno, 35
Pío XI, Quadragesimo
86 - - - - 1 - - - - - 4 - - - - - - - - 5
anno, 36
Pío XI, Quadragesimo
166 - - - - - - - - - 1 - - - - - 1 - - - 2
anno, 37
Pío XI, Quadragesimo
248 - - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - 1
anno, 38
Pío XI, Quadragesimo
261 - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - - 1
anno, 40
Pío XI, Quadragesimo
166 - - - - - - - - - 1 - - - - - 2 - - - 3
anno, 41
Pío XI, Quadragesimo
116 - - - - - - 1 - - 1 - - - - - - - - - 2
anno, 47
Pío XI, Quadragesimo
179 - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1
anno, 58

Pío XI, Casti Connubi, 72 86 - - - - 1 - - - - - - - - - - - - - - 1

León XIII, Sapientiae


128 - - - - - - - 1 - - - - - - - - - - - 1
Christianae, 7
León XIII, Sapientiae
186 - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - 1
Christianae, 23
León XIII, Sapientiae
174 - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1
Christianae, 36

León XIII, Quod Apostolici


174 - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1
Muneris, 18
León XIII, Quod Apostolici
200 - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - 1
Muneris, 33

Pío X, Motu propio, IX 176 - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1

León XIII, Luc. XI, 41 176 - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1

Pío XI, Quod Nobis, 9 185 - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - 1

León XIII, Libertas, 1 220 - - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - 1


León XIII, Libertas, 26 116 - - - - - - 1 - - - - - - - - - - - - 1
León XIII, Libertas, 28 192 - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - 1

León XIII, Novae


329 - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1 1
Condendae legis, 9

León XIII, Cum Multa, 7 329 - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1 1

Pío XI, Divini Illius Magistri,


330 - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1 1
22
Pío XI, Divinus Illius 117 - - - - - - 1 - - - - - - - - - - - - 1

498
Magistri, 30

N°de menciones totales 1


2 1 0 1 5 0 1 3 19 14 1 2 0 3 11 0 0 6
por verdad 2

Otros documentos citados.

N° de menciones por Verdad N° total


de
Origen 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 15 16 17 18 19 20 mencio
nes
Acta de la declaración de la independencia
económica del 9 de Julio de 1947 - - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - 1

Artículo de Perón, Junio de 1948 - - - - 3 3 1 - - - 2 1 1 1 2 1 8 - - 23


Ingeniero Don Juan H. Caesar (gobernador
de Sta Fe) - - - - - 1 - - - - - - - - - - - - - 1

Cuarto Evangelio, Jn I; 6 - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - - 1
Colos III, 14 - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1
Génesis II, 18, 21, 22 - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - - 1
Martín Fierro- José Hernández - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - 1
San Mateo, VI, 33 - - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - 1
Referencia al Pueblo como JOB - - 1 - - - - - - - - - - - - - - - - 1
Referencia a Horacio - - - - - 1 - - - - - - - - - - - - - 1
Cita a San Martín - - - - - 1 - - - - - - - - - - - - - 1
Cita del Evangelio en boca de Jesús hacia los
fariseos - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - - 1
Metáfora bíblica de los profetas del A.T.: el
alfarero - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - - 1

Cita a Perón que cita al evangelio - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1


Metáfora del Evangelio: niños y semilla de
mostaza - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - 1

Perón cita a Napoleón - - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - 1

Referencia al génesis: torre de babel - - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - 1

499
Discursos de Evita (aparecen cuando se habla de la ayuda social) Aparece
mencionado
Menciones en la verdad N°
14 de Abril de 1946 205 12
15 de Febrero de 1947 206 12
14 de Abril de 1947 206 12
9 de Mayo de 1947 175 10
28 de Noviembre de 1947 176 10
5 de Abril de 1948 179 10
7 de Mayo de 1948 173 10
28 de Julio de 1948 171-177(x2) 10
11 de Agosto de 1948 202 12
6 de Mayo de 1949 175 10
5 de Diciembre de 1949 172 y 178(x2) 10
3 de Marzo de 1950 176 10
20 de Marzo de 1950 173 10

500
8. Anexos. 6. Verdadas por otras verdades.

Verdades que N° de menciones por Verdad


citan verdades 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
Verdad n°1 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0
Verdad n°2 - - 1 - - - - 1 1 - 1 - - - - - - - - 4
Verdad n°3 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0
Verdad n°4 - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - 1
Verdad n°5 - - - - - 1 - - - - - - - 1 - - - - - - 2
Verdad n°6 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0
Verdad n°7 - - 1 - - - - - - - - - - - - - - - - - 1
Verdad n°8 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0
Verdad n°9 - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 1
Verdad n°10 1 2 1 - - - - - - - 2 - - 1 1 - - - - - 8
Verdad n°11 1 1 1 1 - - 1 1 1 - - - - 1 1 - 1 - - - 10
Verdad n°12 - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - 1
Verdad n°13 y 14 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0
Verdad n°15 1 - - - - - - - 1 - - - - - - - - - - - 2
Verdad n°16 1 - - - - - - 1 - - - - - - - - - - - - 2
Verdad n°17 - - - 1 - - - - - - - - - 1 1 1 - - - - 4
Verdad n°18 - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 0
Verdad n°19 1 - - - - - - 1 - - 1 1 1 1 1 1 - - - 8
Verdad n°20 1 1 1 - - - - - - - 1 - - - - - - - - - 4

N° de
menciones
6 4 5 2 0 1 1 4 3 0 6 1 0 7 4 2 2 0 0 0
totales de cada
verdad

501
8. Anexos. 7. DISCURSO DEL GRAL. J. D. PERÓN 17 DE OCTUBRE 1945

Este 17 de octubre fue un día con historia propia, una historia que había comenzado pocos
días antes con el desplazamiento de Perón de sus cargos en el gobierno, con su detención
y traslado a la isla Martín García. Era el resultado de la reacción de los poderosos cuyos
intereses habían sido tocados por la acción de Perón en favor de los humildes. La
reacción de los dueños de todo, que no esperaban que el pueblo se pusiera en movimiento
para defender sus derechos.

Sin embargo, ese miércoles, desde las 8 de la mañana, pequeños grupos de personas
comenzaron a dirigirse hacía Plaza de Mayo. Eran mirados con estupor y con cierto
desprecio. No era la clase de gente, la de traje y sombrero, que habitualmente circulaba
por el lugar.
A primeras horas de la tarde, la Plaza de Mayo estaba cubierta por una multitud
enfervorizada que reclamaba la libertad de Perón y ponía 'las patas en la Fuente". Ya era
tarde. El gobierno, sorprendido y atemorizado, trasladó al coronel desde Martín García al
Hospital Militar.
Y cuando a grito herido aquella masa sudorosa de trabajadores hizo saber que no se
movería de allí sin ver satisfecho su reclamo, a las 22.25 Perón arribó a la Casa de
Gobierno y, casi cercana la medianoche después de ser ovacionado durante 15 minutos,
se dirigió a la multitud, Había triunfado. Y el paro previsto por la central obrera para el
18, se transformó en "San Perón".

En aquel 17 caluroso, pesado, con presagio de una tormenta que no se desató, la historia
argentina daba vuelta tina página esencial.
Trabajadores:
Hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenía tres honras en mi vida: la
de ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino.
Hoy, a la tarde, el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del
Ejército. Con ello he renunciado voluntariamente al más insigne honor a que puede
aspirar un soldado: llevar las palmas y los laureles de general de la Nación. Lo he hecho
porque quiero seguir siendo el coronel Perón y ponerme con este nombre al servicio
integral del auténtico pueblo argentino.

502
Dejo, pues, el honroso y sagrado uniforme que me entregó la Patria, para vestir la casaca
del civil y mezclarme con esa masa sufriente y sudorosa que elabora en el trabajo la
grandeza del país.
Con esto doy mi abrazo final a esa institución que es el puntal de la Patria: el Ejército. Y
doy también el primer abrazo a esta masa inmensa que representa la síntesis de un
sentimiento que había muerto en la República: la verdadera civilidad del pueblo
argentino.
Esto es pueblo; esto es el pueblo sufriente que representa el dolor de la madre tierra, al
que hemos de reivindicar. Es el pueblo de la Patria, el mismo que en esta histórica plaza
pidió frente al Cabildo que se respetara su voluntad y su derecho.
Es el mismo pueblo que ha de ser inmortal, porque no habrá perfidia ni maldad humana
que pueda someter a esta masa grandiosa en sentimiento y en número.
Ésta es la verdadera fiesta de la democracia, representada por un pueblo que marcha a
pie durante horas, para llegar a pedir a sus funcionarios que cumplan con el deber de
respetar sus auténticos derechos.

Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme


satisfacción, pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto
este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores,
que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Nación.

Hace dos años pedí confianza. Muchas veces me dijeron que ese pueblo, por el que yo
sacrificaba mis horas de día y de noche, habría de traicionarme. Que sepan hoy los
indignos farsantes que este pueblo no engaña a quien no lo traiciona. Por eso, señores,
quiero en esta oportunidad, mezclado con esta masa sudorosa, estrechar profundamente a
todos contra mi corazón, como lo podría hacer con mi madre.
Desde esta hora, que será histórica para la República, que sea el coronel Perón el vínculo
de unión que haga indestructible la hermandad entre el pueblo, el ejército y la policía; que
sea esta unión eterna e infinita para que este pueblo crezca en esa unidad espiritual de las
verdaderas y auténticas fuerzas de la nacionalidad y del orden; que esa unidad sea
indestructible e infinita para que nuestro pueblo no solamente posea la felicidad sino
también sepa defenderla dignamente. Esa unidad la sentimos los verdaderos patriotas,
porque amar a la Patria no es amar sus campos y sus casas, sino amar a nuestros

503
hermanos. Esa unidad, base de toda felicidad futura, ha de fundarse en un estrato
formidable de este pueblo, que al mostrarse hoy en esta plaza, en número que pasa de
medio millón, está indicando al mundo su grandeza espiritual y material.

(El pueblo pregunta: ¿Dónde estuvo? ¿Dónde estuvo?...


Preguntan ustedes dónde estuve. Estuve realizando un sacrificio que lo haría mil veces por
ustedes.
No quiero terminar sin enviar un recuerdo cariñoso y fraternal a nuestros hermanos del
interior que se mueven y palpitan al unísono con nuestros corazones, en todas las
extensiones de la Patria. A ellos, que representan el dolor de la tierra, vaya nuestro
cariño, nuestro recuerdo y nuestra promesa de que en el futuro hemos de trabajar a sol y a
sombra para que sean menos desgraciados y puedan disfrutar más de la vida.
Y ahora, como siempre, de vuestro Secretario de Trabajo y Previsión, que fue y que
seguirá luchando a vuestro lado por ver coronada la obra que es la ambición de mi vida,
la expresión de mi anhelo de que todos los trabajadores sean un poquito más felices.
(El pueblo insiste: ¿Dónde estuvo?_)
Señores: ante tanta insistencia les pido que no me pregunten ni me recuerden cuestiones
que yo ya he olvidado, porque los hombres que no son capaces de olvidar, no merecen ser
queridos ni respetados por sus semejantes. Y yo aspiro a ser querido por ustedes y no
quiero empañar este acto con ningún mal recuerdo.
Ha llegado ahora el momento del consejo. Trabajadores: únanse, sean hoy más hermanos
que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse en esta hermosa
tierra, la unidad de todos los argentinos. Diariamente iremos incorporando a esta enorme
masa en movimiento a todos los díscolos y descontentos, para que, junto con nosotros, se
confundan en esta masa hermosa y patriota que constituyen ustedes.
Pido también a todos los trabajadores que reciban con cariño mi inmenso agradecimiento
por las preocupaciones que han tenido por este humilde hombre que les habla. Por eso les
dije hace un momento que los abrazaba como abrazaría a mi madre, porque ustedes han
tenido por mí los mismos pensamientos y los mismos dolores que mi pobre vieja habrá
sufrido en estos días.
Confiemos en que los días que vengan sean de paz y de construcción para el país.
Mantengan la tranquilidad con que siempre han esperado aun las mejoras que nunca
llegaban. Tengamos fe en el porvenir y en que las nuevas autoridades han de encaminar la
nave del Estado hacia los destinos que aspiramos todos nosotros, simples ciudadanos a su

504
servicio. Sé que se han anunciado movimientos obreros. En este momento ya no existe
ninguna causa para ello. Por eso les pido, como un hermano mayor, que retornen
tranquilos a su trabajo.
Y por esta única vez, ya que nunca lo pude decir como Secretario de Trabajo y Previsión,
les pido que realicen el día de paro festejando la gloria de esta reunión de hombres de
bien y de trabajo, que son las esperanzas más puras y más caras de la Patria.
He dejado deliberadamente para lo último recomendarles que al abandonar esta
magnífica asamblea, lo hagan con mucho cuidado. Recuerden que ustedes, obreros, tienen
el deber de proteger aquí y en la vida a las numerosas mujeres obreras que aquí están.

Finalmente, les pido que tengan presente que necesito un descanso, que me tomaré en
Chubut para reponer fuerzas y volver a luchar codo con codo con ustedes, hasta quedar
exhausto, si es preciso.

Pido a todos que nos quedemos por lo menos quince minutos más reunidos aquí, porque
quiero estar desde este sitio contemplando este espectáculo que me saca de la tristeza que
he vivido en estos días.

505
8. Anexos. 8. Homenaje del Gral. Perón a Don Miguel de Cervantes

El presente texto forma parte del Discurso del Tte. Gral. Juan Domingo Perón,
pronunciado en la Academia Argentina de Letras, con motivo del homenaje a Don
Miguel de Cervantes, en el Día de la Raza de 1947.

No me consideraría con derecho a levantar mi voz en el solemne día que se festeja la


gloria de España, si mis palabras tuvieran que ser tan sólo halago de circunstancias o
simple ropaje que vistiera una conveniencia ocasional. Me veo impulsado a expresar mis
sentimientos porque tengo la firme convicción de que las corrientes de egoísmo y las
encrucijadas de odio que parecen disputarse la hegemonía del orbe, serán sobrepasadas
por el triunfo del espíritu que ha sido capaz de dar vida cristiana y sabor de eternidad al
nuevo Mundo.
No me atrevería a llevar mi voz a los pueblos que, junto con el nuestro, formamos la
Comunidad Hispánica, para realizar tan sólo una conmemoración protocolar del Día de
la Raza. Unicamente puede justificarse el que rompa mi silencio, la exaltación de nuestro
espíritu ante la contemplación reflexiva de la influencia que, para sacar al mundo del caos
que se debate, puede ejercer el tesoro espiritual que encierra la titánica obra cervantina,
suma y compendio apasionado y brillante del inmortal genio de España.

Espíritu contra utilitarismo


Al impulso ciego de la fuerza, al impulso frío del dinero, la Argentina, coheredera de la
espiritualidad hispánica, opone la supremacía vivificante del espíritu.
En medio de un mundo en crisis y de una humanidad que vive acongojada por las
consecuencias de la última tragedia e inquieta por la hecatombe que presiente; en medio
de la confusión de las pasiones que restallan sobre las conciencias, la Argentina, la isla de
paz, deliberada y voluntariamente, se hace presente en este día para rendir cumplido
homenaje al hombre cuya figura y obra constituyen la expresión más acabada del genio y
la grandeza de la raza.
Y a través de la figura y de la obra de Cervantes va el homenaje argentino a la Patria
Madre, fecunda, civilizadora, eterna, y a todos los pueblos que han salido de su maternal
regazo.

506
Por eso estamos aquí, en esta ceremonia que tiene la jerarquía de símbolo. Porque
recordar a Cervantes es reverenciar a la madre España; es sentirse más unidos que nunca
a los demás pueblos que descienden legítimamente de tan noble tronco; es afirmar la
existencia de una comunidad cultural hispanoamericana de la que somos parte y de una
continuidad histórica que tiene en la raza su expresión objetiva más digna, y en el Quijote
la manifestación viva y perenne de sus ideales, de sus virtudes y de su cultura; es expresar
el convencimiento de que el alto espíritu señoril y cristiano que inspira la Hispanidad
iluminará al mundo cuando se disipen las nieblas de los odios y de los egoísmos. Por eso
rendimos aquí el doble homenaje a Cervantes y a la Raza.
Homenaje, en primer lugar, al grande hombre que legó a la humanidad una obra
inmortal, la más perfecta que en su género haya sido escrita, código del honor y breviario
del caballero, pozo de sabiduría y, por los siglos, de los siglos, espejo y paradigma de su
raza. Destino maravilloso el de Cervantes que, al escribir el Ingenioso Hidalgo Don
Quijote de la Mancha, descubre en el mundo nuevo de su novela, con el gran fondo de la
naturaleza filosófica, el encuentro cortés y la unión entrañable de un idealismo que no
acaba y de un realismo que se sustenta en la tierra. Y además caridad y amor a la justicia,
que entraron en el corazón mismo de América; y son ya los siglos los que muestra, en el
laberinto dramático que es esta hora del mundo, que siempre triunfa aquella concepción
clara del riesgo por el bien y la ventura de todo afán justiciero. El saber “jugarse entero”
de nuestros gauchos es la empresa que ostentan orgullosamente los “quijotes de nuestras
pampas”. En segundo lugar, sea nuestro homenaje a la raza a que pertenecemos.

La raza: superación de nuestro destino

Para nosotros, la raza no es un concepto biológico. Para nosotros es algo puramente


espiritual. Constituye una suma de imponderables que hace que nosotros seamos lo que
somos y nos impulsa a ser lo que debemos ser, por nuestro origen y nuestro destino. Ella
es lo que nos aparta de caer en el remedo de otras comunidades cuyas esencias son
extrañas a la nuestra, pero a las que con cristiana caridad aspiramos a comprender y
respetamos. Para nosotros, la raza constituye nuestro sello personal, indefinible e
inconfundible.

507
Para nosotros los latinos, la raza es un estilo. Un estilo de vida que nos enseña a saber
vivir practicando el bien y a saber morir con dignidad.
Nuestro homenaje a la madre España constituye también una adhesión a la cultura
occidental.
Porque España aportó al occidente la más valiosa de las contribuciones: el
descubrimiento y la colonización de un nuevo mundo ganado para la causa de la cultura
occidental. Su obra civilizadora cumplida en tierras de América no tiene parangón en la
Historia. Es única en el mundo. Constituye su más calificado blasón y es la mejor
ejecutoria de la raza, porque toda la obra civilizadora es un rosario de heroísmos, de
sacrificios y de ejemplares renunciamientos.
Su empresa tuvo el sino de una auténtica misión. Ella no vino a las Indias ávida de
ganancias y dispuesta a volver la espalda y marcharse una vez exprimido y saboreado el
fruto. Llegaba para que fuera cumplida y hermosa realidad el mandato póstumo de la
Reina Isabel de “atraer a los pueblos de Indias y convertirlos al servicio de Dios”. Traía
para ello la buena nueva de la verdad revelada, expresada en el idioma más hermoso de la
tierra. Venía para que esos pueblos se organizaran bajo el imperio del derecho y vivieran
pacíficamente. No aspiraban a destruir al indio sino a ganarlo para la fe y dignificarlo
como ser humano...
Era un puñado de héroes, de soñadores desbordantes de fe. Venían a enfrentar a lo
desconocido; ni el desierto, ni la selva con sus mil especies donde la muerte aguardaba el
paso del conquistador en el escenario de una tierra inmensa, misteriosa, ignorada y hostil.
Nada los detuvo en su empresa; ni la sed, ni el hambre, ni las epidemias que asolaban sus
huestes; ni el desierto con su monótono desamparo, ni la montaña que les cerraba el paso,
ni la selva con sus mil especies de oscuras y desconocidas muertes. A todo se
sobrepusieron. Y es ahí, precisamente, en los momentos más difíciles, en los que se los ve
más grandes, más serenamente dueños de sí mismos, más conscientes de su destino,
porque en ellos parecía haberse hecho alma y figura la verdad irrefutable de que “es el
fuerte el que crea los acontecimientos y el débil el que sufre la suerte que le impone el
destino”. Pero en los conquistadores pareciera que el destino era trazado por el impulso
de su férrea voluntad.

508
América: empresa de héroes

Como no podía ocurrir de otra manera, su empresa fue desprestigiada por sus enemigos, y
su epopeya objeto de escarnio, pasto de la intriga y blanco de la calumnia, juzgándose con
criterio de mercaderes lo que había sido una empresa de héroes. Todas las armas fueron
probadas: se recurrió a la mentira, se tergiversó cuanto se había hecho, se tejió en torno
suyo una leyenda plagada de infundios y se la propaló a los cuatro vientos.
Y todo, con un propósito avieso. Porque la difusión de la leyenda negra, que ha
pulverizado la crítica histórica serie y desapasionado, interesaba doblemente a los
aprovechados detractores. Por una parte, les servía para echar un baldón a la cultura
heredada por la comunidad de los pueblos hermanos que constituimos Hispanoamérica.
Por la otra procuraba fomentar así, en nosotros, una inferioridad espiritual propicia a sus
fines imperialistas, cuyas asalariados y encumbradísimos voceros repetían, por encargo,
el ominoso estribillo cuya remunerada difusión corría por cuenta de los llamados órganos
de información nacional. Este estribillo ha sido el de nuestra incapacidad para manejar
nuestra economía e intereses, y la conveniencia de que nos dirigieran administradores de
otra cultura y de otra raza. Doble agravio se nos infería; aparte de ser una mentira, era
una indignidad y una ofensa a nuestro decoro de pueblos soberanos y libres.
España, nuevo Prometeo, fue así amarrada durante siglos a la roca de la Historia. Pero lo
que no se pudo hacer fue silenciar su obra, ni disminuir la magnitud de su empresa que ha
quedado como magnífico aporte a la cultura occidental.
Allí están, como prueba fehaciente, las cúpulas de las iglesias asomando en las ciudades
fundada por ella; allí sus leyes de Indias, modelo de ecuanimidad, sabiduría y justicia; sus
universidades; su preocupación por la cultura, porque “conviene –según se lee en la
Nueva Recopilación. Que nuestros vasallos, súbditos y naturales, tengan en los reinos de
Indias, universidades y estudios generales donde sean instruidos y graduados en todas
ciencias y facultades, y por el mucho amor y voluntad que tenemos de honrar y favorecer a
los de nuestras Indias y desterrar de ellas las tinieblas de la ignorancia y del error, se
crean Universidades gozando los que fueren graduados en ellas de las libertades y
franquezas de que gozan en estos reinos los que se gradúan en Salamanca”.
Su celo por difundir la verdad revelada porque –como también dice la Recopilación-
“teniéndonos por más obligados que ningún otro príncipe del mundo a procurar el
servicio de Dios y la gloria de su santo nombre y emplear todas las fuerzas y el poder que

509
nos ha dado, en trabajar que sea conocido y adorado en todo el mundo por verdadero
Dios como lo es, felizmente hemos conseguido traer al gremio de la Santa Iglesia Católica
las innumerables gentes y naciones que habitan las Indias occidentales, isla y tierra firme
del mar océano”.
España levantó, edificó universidades, difundió la cultura, formó hombres, e hizo mucho
más; fundió y confundió su sangre con América y signó a sus hijas con un sello que las
hace, si bien distintas a la madre en su forma y apariencias, iguales a ella en su esencia y
naturaleza. Incorporó a la suya la expresión de un aporte fuerte y desbordante de vida que
remozaba a la cultura occidental con el ímpetu de una energía nueva.
Y si bien hubo yerros, no olvidemos que esa empresa, cuyo cometido la antigüedad clásica
hubiera discernido a los dioses, fue aquí cumplida por hombres, por un puñado de
hombres que no eran dioses aunque los impulsara, es cierto, el soplo divino de una fe que
los hacía creados a la imagen y semejanza de Dios.

España rediviva en el criollo Quijote

Son hombres y mujeres de esa raza los que en heroica comunión rechazan, en 1806, al
extranjero invasor, y el hidalgo jefe que obtenida la victoria amenaza con “pena de la vida
al que los insulte”. Es gajo de ese tronco el pueblo que en mayo de 1810 asume la
revolución recién nacida; esa sangre de esa sangre la que vence gloriosamente en
Tucumán y Salta y cae con honor en Vilcapugio y Ayohuma; es la que anima el corazón de
los montoneros; es la que bulle en el espíritu levantisco e indómito de los caudillos; es la
que enciende a los hombres que en 1816 proclaman a la faz del mundo nuestra
independencia política; es la que agitada corre por las venas de esa raza de titanes que
cruzan las ásperas y desoladas montañas de los Andes, conducidas por un héroe en una
marcha que tiene la majestad de un friso griego; es la que ordena a los hombres que
forjaron la unidad nacional, y la que aliente a los que organizaron la República; es la que
se derramó generosamente cuantas veces fue necesario para defender la soberanía y la
dignidad del país; es la misma que moviera al pueblo a reaccionar sin jactancia pero con
irreductible firmeza cuando cualquiera osó inmiscuirse en asuntos que no le incumbían y
que correspondía solamente a la nación resolverlos; de esa raza es el pueblo que lanzó su
anatema a quienes no fueron celosos custodios de su soberanía, y con razón, porque sabe,

510
y la verdad lo asiste, que cuando un Estado no es dueño de sus actos, de sus decisiones, de
su futuro y de su destino, la vida no vale la pena de ser allí vivida; de esa raza es ese
pueblo, este pueblo nuestro, sangre de nuestra sangre y carne de nuestra carne, heroico y
abnegado pueblo, virtuoso y digno, altivo sin alardes y lleno de intuitiva sabiduría, que
pacífico y laborioso en su diaria jornada se juega sin alardes la vida con naturalidad de
soldado, cuando una causa noble así lo requiere, y lo hace con generosidad de Quijote, ya
desde el anónimo y oscuro foso de una trinchera o asumiendo en defensa de sus ideales el
papel de primer protagonista en el escenario turbulento de las calles de una ciudad.
Señores:
La historia, la religión y el idioma nos sitúan en el mapa de la cultura occidental y latina,
a través de su vertiente hispánica, en la que el heroísmo y la nobleza, el ascetismo y la
espiritualidad, alcanzan sus más sublimes proporciones. El Día de la Raza, instituido por
el Presidente Yrigoyen, perpetúa en magníficos términos el sentido de esta filiación. “La
España descubridora y conquistadora –dice el decreto-, volcó sobre el continente
enigmático y magnífico el valor de sus guerreros, el denuedo de sus exploradores, la fe de
sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, las labores de sus menestrales y con la
aleación de todos estos factores, obró el milagro de conquistar para la civilización la
inmensa heredad en que hoy florecen las naciones a las cuales ha dado, con la levadura
de su sangre y con la armonía de su lengua, una herencia inmortal que debemos de
afirmar y de mantener con jubiloso reconocimiento”.

Porvenir enraizado en el pasado

Si la América olvidara la tradición que enriquece su alma, rompiera sus vínculos con la
latinidad, se evadiera del cuadro humanista que le demarca el catolicismo y negara a
España, quedaría instantáneamente baldía de coherencia y sus ideas carecerían de
validez. Ya lo dijo Menéndez y Pelayo: “Donde no se conserva piadosamente la herencia
de lo pasado, pobre o rica, grande o pequeña, no esperemos que brote un pensamiento
original, ni una idea dominadora”. Y situado en las antípodas de su pensamiento, Renán
afirmó que “el verdadero hombre de progreso es el que tiene los pies enraizados en el
pasado”.

511
El sentido misional de la cultura hispánica, que catequistas y guerreros introdujeron en la
geografía espiritual del Nuevo Mundo, es valor incorporada y absorbido por nuestra
cultura, lo que ha suscitado una comunidad de ideas e ideales, valores y creencias, a la
que debemos preservar de cuantos elementos exóticos pretenden mancillarla. Comprender
esta imposición del destino, es el primordial deber de aquellos a quienes la voluntad
pública o el prestigio de sus labores intelectuales, les habilita para influir en el proceso
mental de las muchedumbres. Por mi parte, me he esforzado en resguardar las formas
típicas de la cultura a que pertenecemos, trazándome un plan de acción del que pude decir
–el 24 de noviembre de 1944- que “tiene, ante todo, a cambiar la concepción materialista
de la vida por una exaltación de los valores espirituales”.
Precisamente esa oposición, esa contraposición entre materialismo y espiritualidad,
constituye la ciencia del Quijote. O más propiamente representa la exaltación del
idealismo, refrenado por la realidad del sentido común.
De ahí la universalidad de Cervantes, a quien, sin embargo, es precio identificar como
genio auténticamente español, mal que no puede concebirse como no sea en España.
Esta solemne sesión, que la Academia Argentina de Letras ha querido poner bajo la
advocación del genio máximo del idioma en el IV Centenario de su nacimiento, traduce –a
mi modo de ver- la decidida voluntad argentina de reencontrar las rutas tradicionales en
las que la concepción del mundo y de la persona humana, se origina en la honda
espiritualidad grecolatina y en la ascética grandeza ibérica y cristiana.
Para participar en ese acto, he preferido traer, antes que una exposición académica sobre
la inmortal figura de Cervantes, palpitación humana, su honda vivencia espiritual y su
suprema gracia hispánica. En su vida y en su obra personifica la más alta expresión de las
virtudes que nos incumbe resguardar.

Resurrección del Quijote

Mientras unos soñaban y otros seguían amodorrados en su incredulidad, fue gestándose la


tremenda subversión social que hoy vivimos y se preparó la crisis de las estructuras
políticas tradicionales. La revolución social de Eurasia ha ido extendiéndose hacia
Occidente, y los cimientos de los países latinos del Oeste europea crujen ante la
proximidad de exóticos carros de guerra. Por los Andes asoman su cabeza pretendidos

512
profetas, a sueldo de un mundo que abomina de nuestra civilización, y otra trágica
paradoja parece cernirse sobre América al oírse voces que, con la excusa de defender los
principios de la Democracia (aunque en el fondo quieren proteger los privilegios del
capitalismo), permitan el entronizamiento de una nueva y sangrienta Tiranía.
Como miembros de la comunidad occidental, no podemos substraernos a un problema que
de no resolverlo con acierto, puede derrumbar un patrimonio espiritual acumulado
durante siglos. Hoy, más que nunca, debe resucitar Don Quijote y abrirse el sepulcro del
Cid Campeador.

513
8. Anexos. 9. Discurso del General Juan Domingo Perón ante la Asamblea
Constituyente Reformadora. 27 de enero de 1949.

Señores Convencionales Constituyentes:

En la historia de todos los pueblos hay momentos brillantes cuyas fechas se celebran año
tras año y en las cuales se establecen los principios y despiertan los valores que los
acompañaron en su vida de Nación; tales fueron entre nosotros la Revolución de Mayo y
su trascendencia americana impulsada por nuestros generales y por nuestros soldados.
Están unidas estas fechas al entusiasmo popular que les otorga siempre un matiz de
espontaneidad propicio para cantar el triunfo o la derrota. Son las horas solemnes que
gestan la historia, son los momentos brillantes que cantan los poetas y declaman los
políticos, son las horas de exaltación y de triunfo.

Hay otras épocas en que, calladamente, los países se organizan sobre sólidos cimientos.
Se las puede llamar épocas de transición, porque siempre señalan la decadencia de una
era y el comienzo de otra. Pero no es esa su mayor importancia, sino que en realidad, en
tales momentos, se extraen conclusiones y recapitulan los resultados de los hechos
precedentes para poder aplicar unos y otros al porvenir. El entusiasmo cede su puesto a la
serena reflexión, porque es necesario abstraer y clasificar para poder organizar y
constituir. El resultado no depende de la fuerza ni del ingenio, sino del buen criterio y la
imparcialidad de los hombres.

Dios no ha sido avaro con el pueblo argentino. Hemos saboreado los momentos de
emoción exaltada y gustado las horas tranquilas de cimentación jurídica.

La cruzada emancipadora y la era constituyente son altísimos exponentes de la creación


heroica y de la fundación jurídica.

El genio tutelar

Permitidme que después de agradecer la invitación que me habéis hecho de asistir a este
acto tan trascendental para la vida de la República, eleve mi corazón y mi pensamiento

514
hacia las regiones inmarcesibles, donde mora el genio tutelar de los argentinos, el general
San Martín.

San Martín es el héroe máximo, héroe entre los héroes y Padre de la Patria. Sin él se
hubieran diluido los esfuerzos de los patriotas y quizás no hubiera existido el aglutinante
que dio nueva conformación al continente americano. Fue el creador de nuestra
nacionalidad y el libertador de pueblos hermanos. Para él sea nuestra perpetua devoción
y agradecimiento. Los Constituyentes del 53 habían padecido ya las consecuencias de la
desorganización, de la arbitrariedad y de la anarquía. La Generación del 53 era la
sucesora de aquella de la Independencia, la heroica. Más que la estrategia de los campos
de batalla tenía presente la obscura lucha civil; más que los cabildos populares, la
desorganización política y el abandono de las artes y de los campos. Había visto de cerca
la miseria, la sangre y el caos; pero debía elevarse apoyándose en el pasado para ver, más
allá del presente, la grandeza del futuro; y más aún, tenía que sobreponerse a la influencia
extranjera, ahondar en el modo de ser del país para no caer en la imitación de leyes
foráneas. Hubo de liberarse de la intransigencia de los círculos cerrados y de los resabios
coloniales, para que la Constitución no fuera a la zaga de las de su tiempo.

Augustos diputados de la Nación nombró Urquiza a los del Congreso Constituyente, y no


estuvieron por debajo de ese adjetivo; reconstruyeron la Patria; terminaron con las luchas
y unieron indisolublemente al pueblo y a la soberanía, renunciando a todo interés que
estuviera por debajo del bienestar de la Nación.

De esta manera se elaboró nuestra Carta Magna, no sólo para legislar sino para
organizar, defender y unir a la Argentina.

Los nuevos tiempos

La evolución de los pueblos, el simple transcurso de los tiempos, cambian y desnaturalizan


el sentido de la legislación dictada para los hombres de una época determinada. Cerrar el
paso a nuevos conceptos, nuevas ideas, nuevas formas de vida, equivale a condenar a la
humanidad a la ruina y al estancamiento. Al pueblo no pueden cerrársele los caminos de
la reforma gradual de sus leyes; no puede impedírsele que exteriorice su modo de pensar y
de sentir y los incorpore a los cuerpos fundamentales de su legislación. No podía el pueblo

515
argentino permanecer impasible ante la evolución que las ideas han experimentado de
cien años acá. Mucho menos podía tolerar que la persona humana que el caballero que
cada pecho criollo lleva dentro, permaneciera a merced de los explotadores de su trabajo
y de los conculcadores de su conciencia. Y el límite de todas las tolerancias fue rebasando
cuando se dio cuenta que las actitudes negativas de todos los poderes del Estado
conducían a todo el pueblo de la Nación Argentina al escepticismo y a la postración
moral, desvinculándolo de la cosa pública.

El derecho a la revolución

Las fuerzas armadas de la Nación, intérpretes del clamor del pueblo, sin rehuir la
responsabilidad que asumían ante el pueblo mismo y ante la Historia, el 4 de junio de
1943, derribaron cuanto significaba una renuncia a la verdadera libertad, a la auténtica
fraternidad de los argentinos.

La Constitución conculcada, las leyes incumplidas o hechas a medida de los intereses


contrarios a la Patria; las instituciones políticas y la organización económica al servicio
del capitalismo internacional; los ciudadanos burlados en sus más elementales derechos
cívicos; los trabajadores a merced de las arbitrariedades de quienes obraban con la
impunidad que les aseguraban los gobiernos complacientes. Este es el cuadro que refleja
vivamente la situación al producirse el movimiento militar de 1943.

No es de extrañar que el pueblo acompañara a quienes, interpretándole, derrocaban el


régimen que permitía tales abusos.

Por eso decía que no pueden cerrárseles los caminos de la reforma gradual y del
perfeccionamiento de los instrumentos de gobierno que permiten y aun impulsan un
constante progreso de los ciudadanos y un ulterior perfeccionamiento de los resortes
políticos.

Cuando se cierra el camino de la reforma legal nace el derecho de los pueblos a una
revolución legítima.

La historia nos enseña que esta revolución legítima es siempre triunfante. No es la


asonada ni el motín ni el cuartelazo; es la voz, la conciencia y la fuerza del pueblo

516
oprimido que salta o rompe la valla que le oprime. No es la obra del egoísmo y de la
maldad. La revolución en estos casos es legítima, precisamente porque derriba el egoísmo
y la maldad. No cayeron éstos pulverizados el 4 de junio. Agazapados, aguardaron el
momento propicio para recuperar las posiciones perdidas. Pero el pueblo, esta vez, el
pueblo solo, supo enterrarlos definitivamente el 17 de octubre.

La justicia social

Y desde entonces, la justicia social que el pueblo anhelaba, comenzó a lucir en todo su
esplendor. Paulatinamente llega a todos los rincones de la Patria, y sólo los retrógrados y
malvados se oponen al bienestar de quienes antes tenían todas las obligaciones y se les
negaban todos los derechos.

Afirmada la personalidad humana del ciudadano anónimo, aventada la dominación que


fuerzas ajenas a las de la soberanía de nuestra Patria ejercían sobre la primera de
nuestras fuentes de riqueza, es decir, sobre nuestros trabajadores y sobre nuestra
economía; revelada de nuevo el ansia popular de vivir una vida libre y propia, se patentizó
en las urnas el deseo de terminar para siempre y el afán de evitar el retorno de las malas
prácticas y malos ejemplos que impedían el normal desarrollo de la vida argentina, por
cauces de legalidad y de concordia.

El clamor popular que acompañó serenamente a las fuerzas armadas el 4 de junio y


estalló pujante el 17 de octubre, se impuso, solemne, el 24 de febrero.

Tres fechas próximas a nosotros, cuyo significado se proyecta hacia el futuro, y cuyo eco
parece percibirse en las generaciones del porvenir. La primera señala que las fuerzas
armadas respaldan los nobles deseos y elevados ideales del pueblo argentino; la segunda,
representa la fuerza quieta y avasalladora de los pechos argentinos decididos a ser
muralla para defender la ciudadela de sus derechos o ariete para derribar los muros de la
opresión; y en la última, resplandece la conjunción armónica, la síntesis maravillosa y el
sueño inalcanzado aún por muchas democracias de imponer la voluntad revolucionaria en
las urnas, bajo la garantía de que la libre conciencia del pueblo sería respaldada por las
armas de la Patria.

517
La gran tarea

Desde este punto y hora comenzó para la Argentina la tarea de su reconstrucción política,
económica y social. Comenzó la tarea de destruir todo aquello que no se ajusta al nuevo
estado de la conciencia jurídica expresada tan elocuentemente en las jornadas referidas y
confirmada cada vez que ha sido consultada la voluntad popular. Podemos afirmar que
hoy el pueblo argentino vive la vida que anhelaba vivir.

No hubiéramos reparado en nada si para devolver su verdadera vida al pueblo argentino


hubiera sido preciso transformar radicalmente la estructura del Estado; pero, por fortuna,
los próceres que nos dieron honor, Patria y bandera, y los que más tarde estructuraron los
basamentos jurídicos de nuestras instituciones, marcaron la senda que indefectiblemente
debe seguirse para interpretar el sentimiento argentino y conducirlo con paso firme hacia
sus grandes destinos. Esta senda no es otra que la libertad individual, base de la
soberanía; pero ha de cuidarse que el abuso de la libertad individual no lesione la libertad
de otros y que la soberanía no se limite a lo político, sino que se extienda a lo económico
o, más claramente dicho, que para ser libres y soberanos no debemos respetar la libertad
de quienes la usen para hacernos esclavos o siervos.

Por el instinto de conservación individual y colectivo, por el sagrado deber de defender al


ciudadano y a la Patria, no debemos quedar indefensos ante cualquiera que alardeando de
su derecho a la libertad quiera atentar contra nuestras libertades. Quien tal pretendiera
tendrá que chocar con la muralla que le opondrán todos los corazones argentinos.

Hasta el momento actual, sólo se habían enunciado los problemas que debían
solucionarse de acuerdo a la transformación que el pueblo argentino desea. Ahora, la
representación de la voluntad general del pueblo argentino ha manifestado lo que contiene
esta voluntad y a fe que no es mucho. Yo, que he vivido con el oído puesto sobre el corazón
del pueblo, auscultando sus más mínimos latidos, que me he enardecido con la aceleración
de sus palpitaciones y abatido con sus desmayos, podría concretar las aspiraciones
argentinas diciendo que lo que el pueblo argentino desea es no tolerar ultrajes de fuera, ni
de dentro, ni admitir vasallaje político ni económico; vivir en paz con todo el mundo,
respetar la libertad de los demás, a condición de que nos respeten la propia; eliminar las
injusticias sociales, amar a la Patria y defender nuestra bandera hasta nuestro último

518
aliento.

Convencido como estoy de que estos son los ideales que encarnan los convencionales aquí
reunidos, permitidme que exprese la emoción profunda que me ha producido ver, que para
precisar el alcance de anhelo de los Constituyentes del 53 el Partido Peronista haya
acordado ratificar en el Preámbulo de la Carta Magna de los argentinos, la decisión
irrevocable de constituir lo que siempre he soñado: una Nación socialmente justa,
económicamente libre y políticamente soberana.

Con la mano puesta sobre el corazón, creo que este es el sueño íntimo e insobornable de
todos los argentinos; de los que me siguen y de los que no tengo la fortuna de verles a mi
lado.

Las reformas

Con las reformas proyectadas por el Partido Peronista, la Constitución adquiere la


consistencia de que hoy está necesitada. Hemos rasgado el viejo papelerío declamatorio
que el siglo pasado nos transmitió; con sobriedad espartana escribimos nuestro corto
mensaje a la posteridad, reflejo de la época que vivimos y consecuencia lógica de las
desviaciones que habían experimentado los términos usados en 1853.

El progreso social y económico y las regresiones políticas que el mundo ha registrado en


los últimos cien años, han creado necesidades ineludibles; no atenderlas proveyendo a lo
que corresponda, equivale a derogar los términos en que fue concebida por sus autores.

¿Podían imaginar los Constituyentes del 53 que la civilización retrocediera hasta el


salvajismo que hemos conocido en las guerras y revoluciones del siglo XX? ¿Imaginaron
los bombardeos de ciudades abiertas o los campos de concentración, las brigadas de
choque, el fusilamiento de prisioneros, las mil violaciones al derecho de gentes, los
atentados a las personas y los vejámenes a los países que a diario vemos en esta
posguerra interminable? Nada de ello era concebible. Hoy nos parece una pesadilla, y los
argentinos no queremos que estos hechos amargos se puedan producir en nuestra Patria.
Aún más: deseamos que no vuelvan a ocurrir en ningún lugar del mundo. ¡Anhelamos que
la Argentina sea el reducto de las verdaderas libertades de los hombres y la Constitución

519
su imbatible parapeto!

Orden interno

En el orden interno, ¿podían imaginarse los Convencionales del 53 que la igualdad


garantizada por la Constitución llevaría a la creación de entes poderosos, con medios
superiores a los propios del Estado? ¿Creyeron que estas organizaciones internacionales
del oro se enfrentarían con el Estado y se negarían a sojuzgarle y a extraer las riquezas
del país? ¿Pensaron siquiera que los habitantes del suelo argentino serían reducidos a la
condición de parias obligándoles a formar una clase social pobre, miserable y privada de
todos los derechos, de todos los bienes, de todas las ilusiones y de todas las esperanzas?
¿Pensaron que la máquina electoral montada por los que se apropiaron de los resortes del
poder llegaría a poner la libertad de los ciudadanos a merced del caudillo político, del
"patrón" o del "amo", que contaba su "poderío electoral" por el número de conciencias
impedidas de manifestarse libremente?

Hay que tener el valor de reconocer cuándo un principio aceptado como inmutable pierde
su actualidad. Aunque se apoye en la tradición, en el derecho o en la ciencia, debe
declararse caduco tan pronto lo reclame la conciencia del pueblo. Mantener un principio
que ha perdido su virtualidad, equivale a sostener una ficción.

Con las reformas propiciadas pretendemos correr definitivamente un tupido velo sobre las
ficciones que los argentinos de nuestra generación hemos tenido que vivir. Deseamos que
se desvanezca el reino de las tinieblas y de los engaños. Aspiramos a que la Argentina
pueda vivir una vida real y verdadera. Pero esto sólo puede alcanzarse si la Constitución
garantiza la existencia perdurable de una democracia verdadera y real.

El ideal revolucionario

La demostración más evidente de que la conquista de nuestras aspiraciones va por buen


camino la ofrece el hecho de que se reúne el Congreso Nacional Constituyente después de
transcurridos más de cinco años y medio del golpe de fuerza que derribó el último
gobierno oligárquico. La acción revolucionaria no hubiera resistido los embates de la
pasión, de la maldad y de odio si no hubiese seguido la trayectoria inicial que dio impulso
y sentido al movimiento. La idea revolucionaria no hubiera podido concretarse en un

520
molde constitucional de no haber podido resistir las críticas, los embates y el desgaste
propios de los principios cuando chocan con los escollos que diariamente salen al paso
del gobernante. Los principios de la revolución no se hubieran mantenido si no hubiesen
sido el fiel reflejo del sentimiento argentino.

Muy profunda ha de ser la huella impresa en la conciencia nacional por los principios que
rigen nuestro movimiento cuando en la última consulta electoral el pueblo los ha
consagrado otorgándoles amplios poderes reformadores. Y de esta Asamblea que hoy
inicia su labor constructiva debe salir el edificio que la Nación entera aguarda para alojar
dignamente el mundo de ilusiones y esperanzas que sus auténticos intérpretes le han hecho
concebir.

En este momento se agolpan en mi mente las quimeras de nuestros próceres y las


inquietudes de nuestro pueblo. Los episodios que han jalonado nuestra historia. La lucha
titánica desarrollada en los casi ciento treinta y nueve años transcurridos desde el
alumbramiento de nuestra Patria. La emancipación, los primeros pasos para organizarse,
las discordias civiles, la estructuración política, los anhelos de independencia total, la
entrega a los intereses foráneos, la desesperación del pueblo al verse sojuzgado
económicamente y el último esfuerzo realizado por romper toda atadura que nos humillara
y toda genuflexión que nos ofendiera.

Todo esto desfila por mi mente y golpea mi corazón con igual ímpetu que percute y exalta
vuestro espíritu. Y pienso en los fútiles subterfugios que se han opuesto a las reformas
proyectadas. Y veo tan deleznables los motivos y tan envueltas en tinieblas las sinrazones,
que ratifico, como seguramente vosotros ratificáis en el altar sagrado de vuestra
conciencia, los elevados principios en que las reformas se inspiran y las serenas normas
que concretan sus preceptos.

Y consciente de la responsabilidad que a esta Magna Asamblea alcanza, os exhorto a que


ningún sórdido interés enturbie vuestro espíritu y ningún móvil mezquino desvíe vuestro
derrotero. Que salga limpia y pura la voluntad nacional. ¡Así añadiréis un galardón más
de gloria a nuestra Patria!

521
Interés supremo de la Patria

En los grandes rasgos de las reformas proyectadas por el Partido Peronista, se perfila
clara la voluntad ciudadana que ha empujado nuestros actos.

Cuando al crearse la Secretaría de Trabajo y Previsión se inició definitivamente la era de


la política social, las masas obreras argentinas siguieron esperanzadamente la cruzada
redentora que de tanto tiempo atrás anhelaban. Vieron claro el camino que debía
recorrerse. En el discurso del día 2 de diciembre de 1943 afirmaba que "por encima de
preceptos casuísticos, que la realidad puede tornar caducos el día de mañana, está la
declaración de los altísimos principios de colaboración social". El objeto que con ello
perseguía era: robustecer los vínculos de solidaridad humana, incrementar el progreso de
la economía nacional, fomentar el acceso a la propiedad privada, acrecer la producción
en todas sus manifestaciones y defender al trabajador mejorando sus condiciones de
trabajo y de vida.

Al volver la vista atrás y examinar el camino recorrido desde que tales palabras fueron
pronunciadas, no puedo menos que preguntar a los esforzados hombres de trabajo de mi
Patria entera si, a pesar de todos los obstáculos que se han opuesto al logro de mis
aspiraciones he logrado o no lo que me proponía alcanzar.

Y cotejando este programa mínimo, esbozo de la primera hora, cuando era tan fácil
prometer sin tasa ni medida, ¿no es cierto que se nota una completa analogía con los
rasgos esenciales de la reforma que el peronismo lleva al Congreso Constituyente? La
mesura con que Dios guió mis primeros pasos es equiparable a la prudencia que inspira
las reformas proyectadas.

Si así no hubiera sido, tened la absoluta certeza, de que, como jefe del partido, no hubiera
consentido que se formularan. En toda mi vida política he sostenido que no dejaré
prevalecer una decisión del partido que pueda lesionar en lo más mínimo el interés
supremo de la Patria. Creed que esta afirmación responde al más íntimo convencimiento
de mi alma, y que fervientemente pido a Dios que mientras viva me lo mantenga.

Había pensado en la conveniencia de presentar ante Vuestra Honorabilidad el comentario


de las reformas que aparecen en el anteproyecto elaborado por el Partido Peronista.

522
Desisto, sin embargo, de la idea porque exigiría un tiempo excesivo. Por otra parte, la
explicación se encuentra sintetizada en el propio anteproyecto y desarrollada ampliamente
por mí en un discurso que ha tenido amplia difusión.

La presencia de los pueblos

Señores: La comunidad nacional como fenómeno de masas aparece en las postrimerías de


la democracia liberal. Ha desbordado los límites del ágora política ocupada por unas
minorías incapaces de comprender la novedad de los cambios sociales de nuestros días. El
siglo XIX descubrió la libertad, pero no pudo idear que ésta tendría que ser ofrecida de un
modo general, y que para ello era absolutamente imprescindible la igualdad de su
disfrute.

Cada siglo tiene su conquista, y a la altura del actual debemos reconocer que así como el
pasado se limitó a obtener la libertad, el nuestro debe proponerse la justicia.

El contenido de los conceptos Nación, sociedad y voluntad nacional no era antes lo que es
en la actualidad. Era una fuerza pasiva; era el sujeto silencioso y anónimo de veinte siglos
de dolorosa evolución. Cuando este sujeto silencioso y anónimo surge como una masa, las
ideas viejas se vuelven aleatorias, la organización política tradicional tambalea.

Ya no es posible mantener la estructuración del Estado en una rotación entre


conservadores y liberales. Ya no es posible limitar la función pública a la mera misión del
Estado-gendarme. No basta ya con administrar: es imprescindible comprender y actuar.
Es menester unir; es preciso crear.

Cuando esa masa planta sus aspiraciones, los clásicos partidos turnantes averiguan que
su dispositivo no estaba preparado para una demanda semejante. Cuando la democracia
liberal divisa al hombre al pie de su instrumento de trabajo, advierte que no había
calculado sus problemas, que no había contado con él, y, lo que es más significativo, que
en lo futuro ya no se podrá prescindir del trabajador.

Lo que los pueblos avanzan en el camino político, puede ser desandado en un día. Puede
desviarse, rectificarse o perderse lo que en el terreno económico se avanza. Pero lo que en

523
el terreno social se adelante, esto no retrocede jamás.

Democracia social

Y la democracia liberal, flexible en sus instituciones para retrocesos y discreteos políticos


y económicos, no era igualmente flexible para los problemas sociales; y la sociedad
burguesa, al romper sus líneas ha mostrado el espectáculo impresionante de los pueblos
puestos de pie para medir la magnitud de su presencia, el volumen de su clamor, la
justicia de sus aspiraciones.

A la expectación popular sucede el descontento. La esperanza en la acción de las leyes se


transforma en resentimiento si aquéllas toleran la injusticia. El Estado asiste impotente a
una creciente pérdida de prestigio. Sus instituciones le impiden tomar medidas adecuadas
y se manifiesta el divorcio entre su fisonomía y la de la Nación que dice representar.

A la pérdida de prestigio sucede la ineficacia, y, a ésta, la amenaza de rebelión, porque si


la sociedad no halla en el poder el instrumento de su felicidad, labra en la intemperie el
instrumento de la subversión.

¡Esto es el signo de la crisis!

El caso de los absolutismos abrió a las iniciativas amplio cauce; pero las iniciativas no
regularían por sí mismas los objetivos colectivos, sino los privados.

Mientras se fundaban los grandes capitalismos, el pueblo permaneció aislado y


expectante. Después, frente la explotación, fortaleció su propio descontento.

Hoy no es posible pensar organizarse sin el pueblo, ni organizar un Estado de minorías


para entregar a unos pocos privilegiados la administración de la libertad. Esto quiere
decir que de la democracia liberal hemos pasado a la democracia social.

Nuestra preocupación no es tan sólo crear un ambiente favorable para que los más
capaces o los mejor preparados labren su prosperidad, sino procurar el bienestar de
todos. Junto al arado, sobre la tierra, en los talleres y en las fábricas, en el templo del
trabajo, donde quiera que veamos al individuo que forma esas masas, al descamisado, que
identifica entre nosotros nuestra orgullosa compresión del acontecimiento de nuestro

524
siglo, se halla hoy también el Estado.

Nuestro apoyo

El Estado argentino de hoy tiene ahí puesta su atención y su preocupación. La felicidad y


el bienestar de la masa son las garantías del orden, son el testimonio de que la primera
consigna del principio de autoridad en nuestra época ha sido cumplida.

Queden con su conciencia los que piensan que el problema puede solucionarse
aprisionando con mano de hierro las justas protestas de la necesidad o los que quieren
convertir la Nación en un rencoroso régimen de trabajos forzados sin compensaciones y
sin alegrías.

Nosotros creemos que la fe y la experiencia han iluminado nuestro pensamiento, para


permitirnos extraer de esa crisis patética de la humanidad las enseñanzas necesarias.

Esa masa, ese cuerpo social, ese descamisado que estremece con su presencia la mole
envejecida de las organizaciones estatales que no han querido aún mortificarse ni
progresar es, precisamente, nuestro apoyo, es la causa de nuestros trabajos, es nuestra
gran esperanza. Y esto es lo que da, precisamente, tono, matiz y sentido a nuestra
democracia social.

Perfeccionar la libertad

Señores: Estamos en este recinto unidos espiritualmente en el gran anhelo de perfeccionar


la magna idea de libertad, que las desviaciones de la democracia liberal y su alejamiento
de lo humano hicieron imposible.

Cuando el mundo vive horas de dolorosa inquietud, nos enorgullece observar que lo que
impulsa y anima nuestra acción es la comunidad nacional esperanzada. Conscientes de la
trascendencia del momento, del signo decisivo de esa época en que nos hallamos,
queremos hacernos dignos de su confianza. Señores Convencionales: Termino mis
palabras con las que empieza y seguirá empezando nuestra Constitución: ¡Invoco a Dios,
fuente de toda razón y justicia, para que os dé el acierto que los argentinos esperamos y
que la Patria necesita!

525

Вам также может понравиться