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Módulo 4.

Criterios de
Negociación de la carta
de crédito y
Financiamiento
bancario del comercio
internacional.

Unidad 7 y 8
Lectura 6

Materia: Técnicas Bancarias y cambiarias


Profesor: Gisela Maggi
Criterios de Negociación de
la Carta de Crédito.
Bancos Negociadores
Banco Abridor
La carta de crédito, como explicamos anteriormente, es un documento que
se utiliza normalmente en los créditos documentarios. Así en una
compraventa internacional de mercaderías luego de que comprador y
vendedor superaron la primera etapa, es decir la de las negociaciones, y se
pusieron de acuerdo, el comprador recurrirá a un banco de su plaza y le
solicitará que proceda a la apertura del crédito documentario a favor del
vendedor (por ello la denominación de banco abridor). “En la solicitud de
apertura el comprador indicará al banco si debe aceptar una letra o pagar
una cantidad determinada de dinero concretará los documentos admisibles,
mercancía a que se refieren, riesgos que ha de cubrir la póliza de seguros,
fecha de embarque, etcétera, para que, si el vendedor se sujeta a dichos
términos, el banco proceda al pago o aceptación de la letra y se haga cargo
de los documentos” (Riva, J.L., 1997, p. 67). En este caso el banco se obliga
frente al comprador a comprometerse personal y directamente al pago del
precio a cambio de la entrega de los documentos por el vendedor. Además
se obliga a controlar personalmente la regularidad, validez y eficacia de los
documentos. (Riva, J.L., 1997).

Banco Confirmador
En la relación documentaria debe siempre, si o si, existir por lo menos
una entidad bancaria, esta es el Banco abridor, pero además de éste
último, pueden existir una multiplicidad de bancos adicionales en la
cadena, los cuales hacen, en mayor o menor grado, las funciones del
Banco abridor en relación de crédito documentario.

Así tenemos al banco confirmador el que asume frente al beneficiario


(vendedor) la obligación de cancelar el o los montos de la carta de
crédito independientemente de que haya recibido o no el reembolso
del banco emisor. Es decir que una carta confirmada conlleva el
compromiso de pago, frente al beneficiario, de dos bancos, el emisor o
abridor y el confirmante. (Riva, J.L., 1997, p.67).

Principios que informan la Brochure 500


Esta normativa se denominó la Publicación o el Folleto500 de la CCI, cuyo
propósito era establecer reglas uniformes que serían aplicables por

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voluntad de las partes a todas las relaciones de crédito documentario
internacional. Esta normativa ofrece información detallada sobre la forma y
la notificación de los instrumentos de crédito, mencionando las principales
obligaciones y responsabilidades de los bancos, los documentos que deben
ser presentados por el beneficiario, etc. Son un intento consciente por
lograr unas normas uniformes que cuenten con la aceptación de todas las
partes. Se revisan periódicamente para tomar en cuenta los progresos en las
técnicas comerciales, bancarias y de transporte. Las Reglas y Usos
Uniformes de la Publicación 500 de la CCI son de aceptación universal y
son la columna vertebral del sistema del crédito documentario en el
comercio internacional. Estas normas se aplicaran en cada caso concreto
dentro de un sistema de derecho nacional, por lo cual para su
interpretación, será necesario escoger la ley aplicable para resolver la
controversia específica en el tema de la carta de crédito documentario. La
Publicación 500 representa una mezcla de normas de carácter universal
pero con aplicaciones en el derecho nacional. Según el licenciado Rodner:

la mezcla internacional y nacional que necesariamente surge en la


aplicación de las Reglas y Usos Uniformes se puede comprender
mediante tres principios básicos, a saber: las Reglas y Usos Uniformes
son usos de aceptación universal; al aplicar e interpretar las Reglas y
Usos Uniformes, un juez las debe encuadrar dentro de un sistema de
derecho interno de un país determinado; a pesar de que las Reglas y
Usos Uniformes se aplican dentro del derecho interno, el juez en cada
caso debe velar por conservar su carácter universal y uniforme, y
deberá por lo tanto, tomar en cuenta la interpretación de las mismas
en el resto de los países del mundo. La Publicación 500 de la CCI rige
las relaciones documentarias de casi la totalidad de las operaciones de
cartas de crédito documentario. Al considerarse normas de carácter
universal, y presentarse una controversia referente a una carta de
crédito documentario, el juez difícilmente podrá negar la existencia y
aplicabilidad de las Reglas y Usos Uniformes dentro del sistema del
derecho interno. La aceptación universal de las Reglas y Usos
Uniformes se establece por la autonomía de la voluntad de las partes,
que participan en el tráfico del comercio internacional. En otras
palabras, la universalidad de las Reglas y Usos Uniformes no nace por
su incorporación dentro del derecho positivo, sino por la universalidad
de su aceptación por parte de las participantes en el comercio
internacional. Esta normativa consagra el principio de autonomía al
establecer que los créditos documentarios son operaciones distintas e
independientes de los contratos de venta o de cualquier otra índole en
que puedan estar basados, aún y cuando en el texto del crédito se haga
referencia a ellos. Consagra el principio de autonomía de la voluntad
de las partes ya que la fuerza obligatoria, de las UCP. 500, proviene de
su incorporación a los créditos documentarios, por medio del acuerdo
de las partes que los suscriben. Además consagra el principio de la
correspondencia estricta, principio en virtud del cual el banco está
autorizado a rechazar los documentos que no cumplen estrictamente
con los términos del crédito. Una de las aplicaciones de este principio
está en el plazo para examinar los documentos. Las UCP 400 no
establecían plazo. Posteriormente, en las UCP 500 se fijó un plazo
“razonable” no excediendo los 7 días. La idea es que, sobre la base del

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principio del cumplimiento estricto, los documentos deben ser
aceptados o rechazados prontamente, sin posibilidad de prolongadas
consultas. (Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso, 2008)1

Discrepancias en la negociación de los


documentos de embarque
Bien sabemos que se designa como documentos de embarque al conjunto
de documentos representativos de una transacción comercial internacional
y del embarque efectuado en particular. Éstos varían mucho, lo mismo que
la cantidad de copias de cada documento, muchos de ellos están en relación
con la clase de mercaderías y las disposiciones oficiales del país al cual se
las remite. También depende de lo que exija la misma carta de crédito,
como ser certificado de calidad, de análisis, sanitario, de origen, etc.

Los principales documentos exigibles son los siguientes:

• Factura comercial.

• Factura Consular.

• Conocimiento de embarque.

• Certificados (de origen, cálida, sanitario, de análisis, etc.)

• Listas o notas de empaque, romaneo, peso, etc. (Moreno, J.M.,


2000, p. 271).

Carta de Crédito

El beneficiario de la carta de crédito debe verificar si se han tenido en


cuenta los puntos convenidos, si hay concordancia. Los principales aspectos
a tener en cuenta son:

• Si es irrevocable o si no hace mención de ello en cuyo caso es


revocable.

• Si está confirmada por el banco del exportador.

• Si es transferible, si no lo menciona es intransferible.

• Si son completos y están escritos correctamente los nombres o


razones sociales.

• Si la cantidad o el valor del crédito es suficiente para cubrir el


embarque.

1
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-68512008000100003&script=sci_arttext
Recuperado en Julio de 2011

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• Correcta y suscita descripción de la mercadería.

• El término de venta convenido: FOB, CIF, etc.

• Puerto de embarque establecido o si puede embarcarse desde


cualquier otro.

• Puerto de destino o de desembarque.

• Fecha de vencimiento de la carta y fecha límite del embarque.

• Si se autorizan o no embarques parciales.

• Si permite que la mercadería pueda ser transbordada a otro barco.

• Si la carta permite pagos parciales de haberse convenido cobrar


anticipos a cuenta del embarque (cláusula roja). El permitirse
embarques parciales implica tener derecho a pagos parciales.

• Si el detalle de los documentos requeridos por el ordenante son de


posible obtención.

• Si el flete debe ser pagado por anticipado o no.

• Plazo para le presentación de los documentos de embarque.

• Si el embarque debe utilizar los medios de determinada compañía,


nacionalidad o bandera, y si ello es posible o no.

• Si se ha convenido que pueden realizarse embarques sobre cubierta


o no.

• Si se han establecido condiciones inaceptables. (Moreno, J.M., 2000,


p. 272).

Factura Comercial

Los principales aspectos a revisar son los siguientes:

• La mercadería deberá coincidir en cuanto a la cantidad, calidad y


volumen con lo dispuesto en el acreditivo.

• Debe extenderse a favor del importador solicitante del crédito, con


nombres y direcciones correctas.

• No puede incluir gastos especiales, salvo que expresamente lo


autorice la carta de crédito.

• Salvo que el crédito documentario lo permita, caso de un crédito


transferible, solamente se aceptarán facturas emitidas por el
beneficiario, quien deberá firmarlas debidamente.

• Se tendrán que registrar los precios cotizados según lo indique el


acreditivo, usando los términos FOB (Free On Board –Franco a
Bordo-), CIF (Cost, Insurance & Freight – Costo, Seguro y Flete -) o

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el que fuere, así como el punto de embarque y desembarque a que
dichos términos se refieren.

• Deberá mencionar las marcas, bultos, fardos, cajas, precio unitario y


precio total. (Moreno, J.M., 2000, p.273).

Conocimiento de embarque

Los principales aspectos a tener en cuenta son los siguientes:

• Debe ser del tipo estipulado en el acreditivo (marítimo, aéreo, etc.)

• Los conocimientos han de presentarse al banco siendo limpios, es


decir, sin contener ninguna cláusula que directa o indirectamente
indique deficiencia en el empaque o en el estado en que fue recibida
la mercadería al momento del embarque.

• El instrumento de embarque (conocimiento) no deberá mostrar


alteraciones, enmendaduras, raspaduras, etc., salvo que hayan sido
efectuadas por el propio embarcador o por el capitán del barco, en
cuyo caso deberá firmarlas como certificación de autenticidad.

• Cuando la carta de crédito estipule conocimientos de embarque que


muestren mercaderías abordo, deberá cerciorarse que los
conocimientos contengan la cláusula on board y que éstos
mencionen claramente la fecha y puerto de embarque y registren la
firma del embarcador o capitán del barco.

• Deben mostrar claramente el precio del flete y si este ya ha sido


pagado o si es por cobrar, lo cual debe estar en consonancia con lo
estipulado.

• Los conocimientos que muestren fechas atrasadas a tal punto que


puedan ser considerados vencidos, serán motivos de discrepancias,
deberán mostrar como máximo una fecha de embarque no posterior
a la que señale el crédito como plazo máximo para efectuar el
embarque. (Moreno, J.M., 2000, p.274).

Si el beneficiario, al conocer las condiciones en que fue abierto el crédito,


requiriera modificaciones al mismo, en tal caso deberá comunicarse
directamente con el comprador o por intermedio del banco notificador y,
eventualmente con el confirmante, con el objeto de concretar la
correspondiente rectificación que tendrá validez y se hará efectiva previo
acuerdo y conformidad de las partes intervinientes: comprador, vendedor y
banco emisor. (Riva J.L., 1997).

El artículo 9 inciso d, de la brochure 500 reafirma el principio según el cual


no se puede modificar o cancelar un crédito irrevocable sin el acuerdo del
Banco emisor, del banco confirmador, si lo hubiere, y del beneficiario. En la
redacción se ha procurado establecer a partir de qué momento queda
obligada por las enmiendas cada una de las partes intervinientes en la
operación.

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El banco emisor quedará obligado de manera irrevocable por las
modificaciones emitidas desde el momento de la emisión de tales
modificaciones. El banco confirmador puede ampliar su confirmación
a una modificación y quedará obligado de manera irrevocable desde el
momento en que notifique la modificación. No obstante el banco
confirmador puede optar por avisar una modificación al beneficiario
sin ampliar a ésta su confirmación y, si así lo hiciese, deberá informar
de ello sin demora al banco emisor y al beneficiario (Riva J.L., 1997,
p.73).

Si el banco confirmador no quiere que la enmienda que comunica se


considere confirmada debe decirlo expresamente. El art. 9 inc. d, apartado
II, de las UCP. 500 establece que si el banco confirmador decide avisar la
enmienda sin extender su confirmación debe informar al emisor y al
beneficiario sin demora. De manera tal que cabe inferir que, en ausencia de
ese aviso, la comunicación de la enmienda importará su confirmación.
Resta determinar a partir de qué momento son obligatorias las enmiendas
para el beneficiario, teniendo en cuenta que requieren su previa aceptación,
y si su silencio frente a la comunicación, de una enmienda, puede ser
interpretado como que la consiente.

El punto III, del inc. d del art. 9 de las UCP 500, establece que los
términos del crédito original permanecerán en vigor para el
beneficiario hasta que éste comunique su aceptación de las
modificaciones al banco que notificó tales modificaciones. El
beneficiario deberá informar de su aceptación o rechazo de las
modificaciones. Si el beneficiario no informase de tal decisión, la
entrega, al banco designado o al banco emisor, de documentos
conformes con el crédito y con las modificaciones que aún no han sido
aceptadas, se considerará como notificación de la aceptación de tales
modificaciones por el beneficiario y, desde ese momento, el crédito
estará modificado (Riva J.L., 1997, p.73).

Si bien por un lado esta disposición indica que el beneficiario deberá


informar si acepta o rechaza la enmienda a renglón seguido, al permitírsele
manifestar su aceptación con la presentación de la documentación acorde
con la enmienda, se amplía de ésta manera el plazo en que debe hacerlo
hasta el último día de vencimiento para esa presentación. A contrario, se
debe interpretar que si acompaña los documentos en los términos del
crédito original y dentro de su plazo de vigencia estará rechazando la
enmienda. De la lectura no se puede inferir que el silencio del beneficiario
frente a la comunicación de la enmienda implique aceptación. Ni siquiera si
se le comunica la enmienda haciéndole saber que su silencio en un plazo de
24 o 48 horas será interpretado como aceptación. Si el crédito se abrió
sujeto a las disposiciones de la brochure 500 la enmienda no podría, sin
aceptación del beneficiario, quitarle por este medio la posibilidad que le da
la norma en análisis de aceptar o manifestar su rechazo a las
modificaciones, al momento de presentar la documentación, pues ello
importaría una modificación a los términos en que fue concedido el crédito
originalmente. Esto crea una situación de inseguridad a los operadores
bancarios, quienes, más que esperar al momento de presentación de los

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documentos por el beneficiario, requieren saber a corto plazo a que
términos de la carta de crédito deben atenerse (si a la versión original o a la
modificada). Ahora bien, si la enmienda no puede modificar, sin el
consentimiento del beneficiario, los términos originales de acogimiento a la
brochure 500, si puede el banco emisor al abrir la carta de crédito indicar
que la norma en consideración deberá considerarse modificada y que la
falta de rechazo de la enmienda por parte del beneficiario en el término de
24 o 48 horas de tomar conocimiento de ella importará su aceptación.
Juega en este punto la autonomía de la voluntad, según el cual las partes
pueden incorporar en forma total las disposiciones del a brochure 500 o
bien realizar modificaciones a ellas. (Riva J.L., 1997).

A continuación mostraremos algunas de las discrepancias que se observan


más comúnmente:

• Conocimiento sucio, no limpio, por tener salvedades relativas a las


mercaderías o al embalaje.

• Falta de prueba de que la mercadería ha sido puesta realmente


abordo;

• Transporte hecho entre distintos puertos a los estipulados en el


crédito.

• Mercadería embarcada en cubierta (on deck).

• Presentación de un documento de seguro diferente al exigido por el


crédito.

• Riesgos cubiertos en forma diferente a especificada en el crédito.

• Cobertura de seguro expresada en una moneda diferente a la


expresada en el crédito.

• Seguro no efectivo desde la fecha del documento de embarque.

• Incongruencias de los documentos entre si.

• Descripción de la mercadería en la factura en forma diferente a la del


crédito.

• Incongruencias de peso entre los documentos.

• Importes diferentes de los de las facturas a los de las letras o giros.

• Incongruencias de marcas y números de los documentos.

• Haberse excedido la suma del crédito.

• El crédito ha caducado.

• Los documentos no han sido presentados a tiempo.

• Embarque tardío o incompleto.

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• Faltan documentos exigidos en el crédito.

• El conocimiento no indica si ha sido o no pagado el flete.

• Faltaron firmas.

• La letra de cambio es pagadera en una fecha indeterminable.

• Los conocimientos, documentos de seguros, o las letras de cambio no


están correctamente endosados. (Moreno, J.M., 2000, p. 275).

El análisis por el banco emisor o el banco conformador de los documentos


es simplemente formal y externo. Sólo debe limitarse a corroborar que la
mercadería consignada en la documentación es aquella que indicó el
importador al ordenar la apertura de la carta, pero no debe practicar el
control directamente sobre el efectivo embarque para verificar su cálida,
cantidad, estado. Ese control formal deberá determinar, si, que la calidad,
cantidad, especificaciones escritas en la documentación que reciba coincide
con las instrucciones de su cliente. Asimismo, el análisis de la veracidad de
tales documentos habrá de ser según los usos y las prácticas bancarias,
debiendo constatar que en apariencia concuerdan con los términos y
condiciones del crédito, respondiendo sólo en el caso de haberlos aceptado
pese a ser notoriamente falsificados. Verificadas estas circunstancias, si el
banco paga contra presentación de documentos que aparentemente son los
requeridos en la carta de crédito, paga bien. Ello sin perjuicio de las
responsabilidades civiles o criminales que pudieran corresponder a quienes
dolosa o negligentemente permite la expedición de documentos falsos que
no se correspondan con los datos que ellos consignan.

Al describir a los emisores de los documentos a presentar no se deben


emplear fórmulas tales como “primera clase”, “bien conocido”,
“cualificado”, “oficial”, “competente”, “local” y similares para describir
a los emisores de cualquiera de los documentos a presentar en
utilización del crédito. Si se incorporan tales expresiones en el crédito,
los bancos aceptarán los correspondientes documentos tal y como le
sean presentados, siempre que, aparentemente, cumplan con los
demás términos y condiciones del crédito y no hayan sido emitidos por
el beneficiario (UCP. 500, art. 20) (Riva J.L., 1997, p.134)

Salvo estipulación en contrario en el crédito, los bancos aceptarán, como


documentos originales, los documentos emitidos o que aparentemente
hayan sido emitidos:

I. Por sistemas de reprografía, automatizados o computarizados.

II. Por copia mediante papel carbón, siempre que estén marcados como
originales y que, cuando sea necesario, estén aparentemente firmados.

Un documento puede estar firmado a mano, mediante firma por


perforación, sello, símbolo, o cualquier otro sistema mecánico o electrónico
de autenticación (UCP. 500, art. 20). Salvo estipulación en contrario en el
crédito, los bancos aceptarán como copias los documentos que lleven la
mención de copias o que no estén marcados como originales y las copias no

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necesiten estar firmadas. Salvo estipulación en contrario en el crédito, la
condición de que un crédito que exija que un documento sea autenticado,
quedará cumplida mediante cualquier marca, firma, sello, o adhesivo en tal
documento que aparentemente satisfaga tal condición (art. 22 UCP. 500).
Salvo estipulación en contrario en el crédito, los bancos aceptarán un
documento que lleve una fecha de emisión anterior a la del crédito, siempre
que tal documento sea presentado en los plazos fijados en el crédito (UCP.
500, art. 22). (Riva J.L., 1997, p.135).

¿Qué sucede con aquellos documentos que son emitidos en forma posterior
al embarque de las mercaderías? La brochure 500 no contiene previsiones
generales al respecto. Con relación al contrato de seguro establece el art. 34
que no deberán aceptarse documentos de seguro cuya fecha de expedición
sea posterior a la fecha de embarque de las mercaderías, salvo que esté
indicado en el documento que la cobertura será efectiva a más tardar desde
la fecha de embarque. En cuanto a los restantes documentos, deberá estarse
a la naturaleza de cada uno de ellos y a que no sean inconsistentes entre si.
Por ejemplo un certificado de inspección debería tener una fecha anterior a
la de embarque, caso contrario deberá indicar que la inspección se realizó
antes de embarcar las mercaderías. Las UCP. 500 incluyen en el art. 39
disposiciones relativas a las tolerancias que son admitidas dentro de los
documentos siempre que no se hubiera previsto lo contrario. Se permite
una diferencia de un 5% en más o en menos en cuanto a las cantidades de
mercaderías siempre y cuando el importe de las utilizaciones no supere el
importe del crédito y que la cantidad no se hubiera determinado con
referencia a una determinada cantidad de bultos o unidades. Se admite una
tolerancia del 10% en más o en menos en cuanto al importe del crédito, la
cantidad o el precio unitario cuando se hubiera utilizado en la apertura
términos como “alrededor de”, aproximadamente” o expresiones similares.
Se permite una variación del 5% en menos del importe de la disposición
siempre que se envíe la cantidad de mercaderías previstas y no se reduzca el
precio unitario. (Riva J.L., 1997).

¿Cómo juegan las cláusulas de responsabilidad, que tan comunes resultan


en los formularios tipo de solicitud de apertura de carta de crédito?

Las cláusulas exonerativas de responsabilidad se ubican en los artículos 15,


16 y 17 de la brochure 500. El artículo 15 reza que:

los bancos no asumen obligación o responsabilidad respecto a la


forma, suficiencia, exactitud, autenticidad, falsedad o valor legal de
documento alguno, ni respecto de las condiciones generales o
particulares que figuren en los documentos o que se añadan a ellos;
tampoco asumen obligación o responsabilidad alguna por la
descripción, cantidad, peso, calidad, estado, embalaje, despacho, valor
o existencia de las mercaderías representadas por cualquier
documento, ni respecto a la buena fe, a los actos o a las omisiones, a la
solvencia, al cumplimiento de las obligaciones o a la reputación de los
expedidores, de los transportistas, de los transitorios, de los
consignatarios o de los aseguradores de las mercancías o de otra
persona, cualquiera que ésta sea. (Riva J.L., 1997, p.137).

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El art. 16 indica que:

Los Bancos no asumen ninguna obligación ni responsabilidad por las


consecuencias provenientes del retraso y/o la pérdida que pueda sufrir
en su tránsito cualquier mensaje, carta o documento, ni por el retraso,
la mutilación u otros errores que se puedan producir en la transmisión
de cualquier comunicación. Los Bancos no asumen ninguna obligación
ni responsabilidad por errores que se comentan en la traducción o
interpretación de términos y se reservan el derecho de transmitir los
términos de los créditos sin traducirlos. (Riva J.L., 1997, p.137).

Finalmente el art. 17

establece que los bancos no asumen obligación ni responsabilidad con


respecto a las consecuencias resultantes de la interrupción de su
propia actividad por catástrofes naturales, motines, disturbios,
insurrecciones, guerras o cualesquiera otras causas que estén fuera de
su control, o por cualquier huelga o cierre patronal. Salvo que sean
expresamente autorizados para ello, los Bancos, al reanudar sus
actividades, no pagarán, ni contraerán compromiso de pago diferido,
ni aceptarán instrumentos de giro ni negociarán al amparo de Créditos
que hayan vencido durante tal interrupción de sus actividades. (Riva
J.L., 1997, p.138).

La calidad de la mercadería remitida por el vendedor no es hecho que atañe


al banco, y sólo vincula a los concertantes del contrato de compra venta
internacional. Lo que el banco debe observar (y esto encuadra en el estudio
formal de los documentos) es que los certificados de expedición de las
mercaderías coincidan con la calidad prevista y especificada por el
comprador al celebrar el contrato de apertura de carta de crédito. Si dichos
documentos (los certificados) no coinciden con la calidad indicada, no juega
en el caso ninguna cláusula exonerativa de responsabilidad. En cambio si
las calidades indicadas son concordantes en ambos documentos (los
certificados de calidad y el contrato de apertura de la carta de crédito) y es
el vendedor quien no entrega la mercadería al comprador de conformidad
con la calidad convenida, no existe en tal supuesto responsabilidad
bancaria. (Riva J.L., 1997).

Normas para el examen de los documentos. El plazo para la


revisación de documentos

El art. 13 de la brochure 500 establece las pautas básicas con que los bancos
deben revisar los documentos estipulados en el crédito. Estos principios
rectores son los siguientes:

1) Los bancos deben examinar todos los documentos estipulados en


el crédito. La obligación de los bancos es la de controlar los
documentos previstos en el crédito. Las UCP. 500 han venido a
aclarar el comportamiento que deben tener los bancos respecto
de aquellos documentos que le fueran presentados y que no estén
estipulados en el crédito. Establece el último párrafo del inc. a del
art. 13 que los bancos no los examinarán y que, si reciben tales
documentos, los devolverán a quien los presente o los remitirán

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sin responsabilidad alguna. El mismo artículo aclara también el
tratamiento que se debe dar a las condiciones no documentarías,
esto es, las que, previstas en el crédito, no determinan
expresamente por medio de qué documento deben constatarse.
Los bancos deberán considerar a tales condiciones como no
establecidas y no las tendrán en cuenta.

2) El examen de los documentos debe realizarse con el cuidado


razonable.

3) Constatando que tales documentos, aparentemente, estén de


acuerdo con los términos y condiciones del crédito y concuerden
entre sí.

4) Finalmente, la aparente conformidad de los documentos


estipulados en los términos y condiciones del crédito se
determinarán en base a las prácticas bancarias internacionales.
(Riva J.L., 1997, p.141).

El art. 13 de la brochure 500 da los lineamientos referidos:

a. Los Bancos deben examinar todos los documentos estipulados en


el Crédito con un cuidado razonable, para comprobar que,
aparentemente, están de acuerdo con los términos y condiciones
del Crédito. La aparente conformidad de los documentos
estipulados con los términos y condiciones del Crédito se
determinará en base a las prácticas bancarias internacionales, tal
como se recogen en los presentes artículos. Los documentos, que
en apariencia, no concuerden entre sí serán considerados como
que no están, aparentemente, de acuerdo con los términos y
condiciones del Crédito. Los Bancos no examinarán aquellos
documentos que no estén estipulados en el Crédito. Si reciben
tales documentos los devolverán a quien los presente, o los
remitirán sin responsabilidad alguna.

b. El Banco Emisor, el Banco Confirmador, si lo hubiese, o cualquier


Banco Designado actuando por cuenta de aquellos, dispondrán
cada uno de un plazo razonable, no superior a siete días bancarios
hábiles a partir de la fecha de recepción de los documentos, para
examinarlos y decidir si los aceptan o rechazan y notificar su
decisión a la parte de quien los haya recibido.

c. Si un Crédito contiene condiciones sin estipular los documentos


que deben presentarse como cumplimiento de las mismas, los
Bancos considerarán tales condiciones como no establecidas y no
las tendrán en cuenta. (Riva J.L., 1997, p.142).

El rechazo de los documentos y el plazo para rechazarlos

Para el caso de que el banco emisor, el confirmador, o en su caso el banco


designado que actúa por cuenta de ellos, determinara que los documentos
son observables por no reunir los requisitos previstos deberá rechazarlos.
Dice el art. 14 de las UCP 500: Al recibir los documentos, el Banco Emisor
y/o el Banco Confirmador, si lo hubiese, o el Banco designado que actúe por
cuenta de ellos, deberá determinar, exclusivamente en base a tales

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documentos, la aparente conformidad de los mismos con los términos y
condiciones del Crédito. Si los documentos no parecen estar de acuerdo con
los términos y condiciones del Crédito, los Bancos podrán negarse a
admitirlos. Existe la posibilidad de que el banco emisor en estos casos se
ponga en contacto con el ordenante a fin de salvar discrepancias, esto es,
obtener su conformidad a pesar de ellas (UCP 500, art. 14). Los
documentos mandados así para su aprobación podrán obtener un
levantamiento de las discrepancias. Este trámite no ampliará el plazo con
que cuenta el banco para rechazar los documentos. Este contacto del banco
emisor con el ordenante no es obligatorio para aquél. Reza el art. 14 inc. d
que el banco emisor podrá ponerse en contacto con el ordenante para
obtener su conformidad a pesar de las discrepancias. Es decir, es facultativo
para el banco emisor hacer esta consulta y habrá casos en que decida
directamente no hacerla y directamente rechace los documentos. Pero una
vez sometidas a consulta del ordenante las discrepancias no podrán
rechazar posteriormente los documentos si el ordenante decide que se
acepten. Se admite, por lo general, que las discrepancias pueden ser
salvadas mediante la presentación de nuevos documentos en orden,
siempre que lo sea dentro del plazo de validez para la utilización del crédito.
Por tal motivo, nunca es aconsejable presentar los documentos en el último,
o en los últimos, día de validez del crédito, pues de realizarse observaciones
a los documentos no podrán ser subsanadas en término por el beneficiario
por no contar con tiempo suficiente. Si los documentos discrepantes son
presentados en plazo al banco confirmador y son sometidos por éste al
banco emisor para su aprobación, se debe considerar que es un pedido de
enmienda del crédito y que el banco confirmador se mantiene obligado si
los documentos son finalmente aprobados por el banco emisor, aún cuando
esa aprobación fuera recibida con posterioridad a la expiración del plazo
para la negociación de la documentación. Cuando el crédito documentario
se negocia con copias de documentos, es decir, que los documentos
requeridos a la apertura no son los originales sino copias, se presentan
inconvenientes para subsanar las discrepancias que pudieran presentarse.
Si las copias son observadas, se debería requerir los originales para
subsanarlos y liego emitir nuevas copias; sin embargo, en muchos casos
estos originales ya estarán en viaje junto a la mercadería rumbo al país de
destino. (Riva J.L., 1997).

El rechazo de los documentos debe respetar los siguientes principios:

1) Debe señalar todas las discrepancias. La nueva aclaración según


la cual deben indicarse todas las observaciones en la ocasión del
rechazo reviste especial interés para el caso de plantearse
posteriores acciones judiciales. En efecto, en tal situación no
podrían esgrimirse defensas basadas en otras discrepancias que
no fueran las expresamente indicadas en ocasión del rechazo.
También tiene importancia cuando el beneficiario ha presentado
los documentos al banco confirmador y habiéndole sido
señaladas las discrepancias los retira para corregirlos y
representarlos dentro del plazo de validez del crédito. Si en esta
segunda ocasión le fueran señaladas discrepancias no advertidas

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en la primera oportunidad, el rechazo por ese motivo sería
improcedente.

2) La notificación del rechazo debe hacerse sin demora por


telecomunicación o, si no es posible, por cualquier otro medio
rápido.

3) Esa notificación debe precisar si mantienen los documentos a


disposición del remitente o si se los está devolviendo.

4) No hay que señalar todas las discrepancias, sino que se las debe
precisar. Esto es no bastaría por ejemplo un rechazo de una
certificación que simplemente dijera “La certificación no reúne
las condiciones previstas en el crédito”, sino que se debe
especificar, concretamente, cuales son los requisitos que no están
reunidos en ella.

5) La notificación del rechazo debe hacérsela al banco que remitió


los documentos o al beneficiario si se recibieron directamente los
documentos de él. (Riva J.L., 1997). Dice el art 14 de las UCP 500,
Si el Banco Emisor y/o el Banco Confirmador, si lo hubiere, o el
Banco Designado que actuase por cuenta de ellos, decide rechazar
los documentos, deberá notificar su decisión sin demora por
telecomunicación o, si no es posible, por cualquier otro método
rápido y, en cualquier caso, no más tarde del cierre del séptimo
día bancario hábil posterior a la fecha de recepción de los
documentos. La notificación la hará al Banco que le ha remitido
los documentos, o al Beneficiario si recibió los documentos
directamente de él. Esta notificación debe contener todas las
discrepancias en virtud de las cuales el Banco rechaza los
documentos, y precisar también si mantiene los documentos a
disposición del remitente o si se los está devolviendo. El Banco
Emisor y/o el Banco Confirmador, si lo hubiese, tendrán derecho
entonces a reclamar al Banco remitente la restitución, con
intereses, de cualquier reembolso que hayan efectuado a este
Banco. Si el Banco Emisor y/o el Banco Confirmador, si lo
hubiese, no actuasen de acuerdo con las disposiciones de este
artículo y/o dejaran de mantener los documentos a disposición
del presentador u omitieran devolvérselos, el citado Banco
Emisor y/o Banco Confirmador, si lo hubiese, perderá el derecho
de alegar que los documentos discrepan de los términos y
condiciones del Crédito.

6) Plazo para rechazar los documentos: las UCP 500 han venido a
establecer un plazo máximo determinado de siete días hábiles
bancarios para observar los documentos. Ello no implica que en
todos los casos sea justificado que el banco demore siete días en
notificar las discrepancias. Las normas hablan de que debe
hacerse saber el rechazo sin demora, en un plazo razonable, que
no puede exceder de los siete días referidos. De manera tal que
habrá de depender de las circunstancias de cada caso el saber si,
pese a rechazarse los documentos dentro de los siete días ha
resultado excesivo el plazo utilizado por el banco. (Riva J.L.,
1997, p 145).

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Existe, sin embargo, una suerte de relación entre la razonabilidad del
tiempo que se puede tomar el banco, siempre dentro de los siete días, en la
revisación de los documentos y la necesidad de no colocar al beneficiario en
la imposibilidad de corregirlos cuando está próximo el vencimiento el plazo
de validez del crédito. Si la cantidad o tipo de documentos no transformaba
su revisación en algo especialmente engorroso, sería injustificado y
arbitrario que el banco rechazara el último día de los siete de validez del
crédito, si podía haberlo hecho antes dando la posibilidad al beneficiario de
corregir las deficiencias. Si el banco emisor recibe documentos discrepantes
enviados para el pago, presentados cuando el crédito estaba vencido ¿debe
igualmente rechazarlos dentro de los siete días? Sobre este punto no existe
consenso interpretativo. Para una primera postura estando el crédito
vencido, al momento de la presentación de los documentos, el banco no
debe pronunciarse sobre ellos, pues el crédito ya ha expirado. Para otros el
crédito sigue teniendo efectividad y el banco debe rechazar expresamente
los documentos. Dadas las diferencias de criterios que existen sobre el tema
parece aconsejable que el banco se pronuncie haciendo saber la
presentación tardía de los documentos y, eventualmente, sus discrepancias.
El plazo de siete días para rechazar los documentos rige respecto al
beneficiario, banco emisor, confirmador o designado pero no ha sido
establecido en las relaciones entre ordenante y banco emisor, respecto de
los cuales el rechazo o aceptación de los documentos deberá analizarse por
las normas generales del derecho aplicable al caso, pues no existen
previsiones al respecto en las UCP 500. El referido plazo de siete días
hábiles bancarios aparece previsto en los arts. 13 y 14 de las UCP. 500.
Regula el art. 13 inc. b:

El Banco Emisor, el Banco Confirmador, si lo hubiese, o cualquier


Banco Designado actuando por cuenta de aquellos, dispondrán cada
uno de un plazo razonable, no superior a siete días bancarios hábiles
a partir de la fecha de recepción de los documentos, para
examinarlos y decidir si los aceptan o rechazan y notificar su
decisión a la parte de quien los haya recibido. A su vez el art. 14 inc d
dispone, Si el Banco Emisor y/o el Banco Confirmador, si lo hubiere,
o el Banco Designado que actuase por cuenta de ellos, decide
rechazar los documentos, deberá notificar su decisión sin demora
por telecomunicación o, si no es posible, por cualquier otro método
rápido y, en cualquier caso, no más tarde del cierre del séptimo día
bancario hábil posterior a la fecha de recepción de los documentos.
La notificación la hará al Banco que le ha remitido los documentos, o
al Beneficiario si recibió los documentos directamente de él. (Riva
J.L., 1997, p 147).

Cada banco cuenta con siete días hábiles para rechazar los documentos en
relación a la parte de quien los recibió. Pero ¿podrían sumarse ambos
plazos para el emisor frente al beneficiario cuando recibió los documentos,
remitidos por el confirmador, en el octavo día? La respuesta debe ser
negativa. El confirmador está actuando en representación del emisor, en
nombre y por cuenta de éste (no obstante que autónomamente han
asumido la obligación de pago de la carta de crédito). Por tanto, la falta de

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comunicación por parte del confirmador al beneficiario del rechazo de los
documentos dentro de los siete días también produce efectos respecto del
emisor. Esto sin perjuicio de que entre partes, entre el emisor y el
confirmador, funciona el plazo de siete días (desde que el emisor recibe los
documentos). Es decir, dentro de ese plazo el emisor podrá observar los
documentos respecto del confirmador (si están mal examinados constituirá
un incumplimiento del mandato) y cuando existen razones para el rechazo,
negarse a reembolsar lo que el confirmador pagó (o deba pagar) o exigir la
restitución de los que hubiera reembolsado (UCP. 500, art. 14, inc. d punto
III). Similar situación se presenta en caso de que exista banco designado, ya
sea como simple revisor de documentos o como negociador. En ambos
casos actúa en representación del banco confirmador o emisor y, por tanto,
el plazo de siete días frente al beneficiario comienza a correr a partir de que
éste le presenta los documentos. El art. 14 inc. e, de la brochure 500
establece la sanción por la falta de observación de los documentos en
término: se pierde el derecho de alegarlo posteriormente. Dice la norma que
si el banco emisor o el banco confirmador, si lo hubiese, no actuasen de
acuerdo con las disposiciones de este artículo o dejaran de mantener los
documentos a disposición del presentador u omitieran devolvérselos,
perderán el derecho de alegar que los documentos discrepan de los
términos y condiciones del crédito. La sanción no está prevista respecto del
banco designado pues éste, en tanto no hubiere asumido obligación
confirmando el crédito, es un simple mandatario del emisor o del
confirmador a quienes corresponde responder por el actuar omisivo de su
mandatario. Se debe tener en claro entonces, de la plaza del beneficiario
remite los documentos que éste le presentó bajo el régimen de cobranzas
documentarias (URC 522). Sin embargo, para hacerlo de esta manera debe
haber existido un pedido especial del beneficiario, pues puede ocurrir que
éste desee mantenerse bajo el amparo de las UCP. 500 para poder
cuestionar, si no está de acuerdo, el rechazo del banco emisor en el ámbito
de las normas del crédito documentario. (Riva J.L., 1997).

También se debe tener especial cuidado con los errores que se pueden
suscitar cuando existen documentos discrepantes en caso en que:

1) El banco negociador recibe los documentos, advierte las


discrepancias y pese a ello el beneficiario le da instrucciones de
remitirlos al banco emisor. Al ser remitidos los documentos en el
encabezado de la carta de remesa aparece alguna palabra
relacionada con el mecanismo de cobranzas, por ejemplo
“Collecting Bank”, u otra. Esto puede inducir a equivocación al
banco emisor, el cual al recibir los documentos da a la operación
el trato administrativo de cobranza y se los presenta al ordenante
para su cobro, quien no acepta realizar el pago. El banco emisor
comunica al banco negociador el rechazo de pago de lo que el ha
considerado una cobranza y esa comunicación se hace excediendo
los siete días hábiles bancarios marcados en los arts. 13 y 14 de las
UCP. 500, pues dentro del mecanismo de cobranza documentaria
no rige ese plazo. El rechazo del pago es, a su vez, rechazado
comunicando al banco emisor que se trataba de un crédito

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documentario y que, por tanto, la negativa derivada de la
discrepancia de los documentos debía haberse comunicado
dentro de los siete días referidos;

2) El banco negociador recibe los documentos del beneficiario y


advierte discrepancias, por lo que los negocia bajo reserva o
garantía, paga al beneficiario y se reembolsa del banco
reembolsador, remitiendo los documentos al banco emisor. El
banco emisor consulta al ordenante si pueden levantarse las
discrepancias y comunica con exceso de siete días que no se
aceptan los documentos pidiendo la restitución del reembolso
que se efectuara al banco negociador. El banco emisor ha
confiado, en este caso, que el banco negociador negoció bajo
reserva o garantía y, por tanto, no ha tomado el cuidado de
comunicar el rechazo dentro de los siete días. Sin embargo, el
banco negociador podrá rechazar la decisión del banco emisor
pues ésta se ha comunicado con exceso de plazo de siete días de
los arts. 13 y 14 de las UCP. 500 y, conforme a la última parte del
art. 14, cuando el banco remitente negocia bajo garantía
documentos discrepantes, el banco emisor no queda relevado de
las obligaciones relativas al rechazo de los documentos, entre las
que se cuenta hacerlo dentro del plazo indicado. (Riva J.L., 1997,
p.152).

Soluciones

Si no obstante haber tomado las debidas precauciones, el propio exportador


o el banco negociador encuentra discrepancias entre la documentación y la
carta de crédito, la primera actitud ha de ser intentar corregir los
documentos que estén en crisis. Cuando materialmente no sea posible
lograrlo, el exportador puede optar por alguna de las siguientes vías,
encaminadas a obtener el pago:

A. Pedir al banco corresponsal que comunique por la vía más


adecuada al banco emisor las discrepancias que presentan los
documentos, solicitando su autorización para entregar el valor de
los mismos. El banco corresponsal debe comunicar esto al banco
emisor y este tiene que obtener la autorización del solicitante del
crédito. Este primer sistema tiene lugar en el caso de pocas
discrepancias o cuando estas no son de trascendencia, es el más
conveniente para el exportador, por cuanto, de obtenerse la
conformidad, el pago se hace en firme y ya sin responsabilidad
para el exportador.

B. Extenderle una carta de garantía al banco pagador o negociador


solicitando le entregue el importe bajo su responsabilidad y
comprometiéndose a su devolución en el caso de que el
importador no acepte los documentos con las discrepancias que
presentan. Esta garantía estará sujeta a la aprobación del banco la
que, a su vez, estaría en función a la solvencia moral y económica
del exportador y tal como si se tratara de una operación de crédito
normal. De ser aceptada la garantía por el banco, el exportador
recibe de inmediato el valor del crédito.

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C. Autorizar al banco local a enviar todos los documentos al banco
emisor en calidad de cobranza. En este caso las discrepancias que
presenten los documentos están sujetas a la aprobación por parte
del banco emisor y del propio comprador, el pago se le hará al
banco exportador cuado el banco corresponsal y pagador reciba la
liquidación de la cobranza del banco emisor. Este procedimiento
se da cuando la documentación presenta discrepancias serias y
contundentes, o en el caso de una carta de crédito no confirmada,
emitida por un banco no muy conocido o no muy satisfactorio a
juicio del banco negociador o pagador. (Moreno, J.M., 2000, p.
276)

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Bibliografía Lectura 6
El siguiente módulo será realizado bajo el análisis de los principios y
lineamientos establecidos en la bibliografía básica y complementaria,
detallada a continuación.

Bibliografía Básica:

1. Rodríguez A. C. y Carece N. M. (2001). “El Sistema Financiero


Argentino”. Buenos Aires: Macchi. (Capítulos Nº 1 al 5 y 8)
2. Zbigniew Kosikowski Zarska (2000). “Finanzas Internacionales”.
Buenos Aires: Mc Graw-Hill (Capítulo Nº 1 y 2)

Bibliografía Complementaria:

3. Moreno, J.M. (2000). Manual del Exportador. Buenos Aires: Macchi.


(Pag. 246-281)
4. Riva, J.L. (1997). Crédito Documentario y Otros Mecanismos de Pago
en las Operaciones del Comercio Exterior. Buenos Aires: Depalma,
(Capitulo 5 Pág. 67 a 74 y Capítulo 13 Pag. 132 a 150)

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