Este documento discute los fundamentos pedagógicos de la emancipación, el aprendizaje significativo y el aprendizaje constructivo. Argumenta que la educación debe promover la libertad de pensamiento y el desarrollo continuo del estudiante más allá de solo transmitir conocimientos. También critica las concepciones "bancarias" de la educación que ven al estudiante como un recipiente pasivo y promueve en su lugar un enfoque de "problematización" que hace del estudiante un participante activo y creador de su propio aprendiz
Este documento discute los fundamentos pedagógicos de la emancipación, el aprendizaje significativo y el aprendizaje constructivo. Argumenta que la educación debe promover la libertad de pensamiento y el desarrollo continuo del estudiante más allá de solo transmitir conocimientos. También critica las concepciones "bancarias" de la educación que ven al estudiante como un recipiente pasivo y promueve en su lugar un enfoque de "problematización" que hace del estudiante un participante activo y creador de su propio aprendiz
Este documento discute los fundamentos pedagógicos de la emancipación, el aprendizaje significativo y el aprendizaje constructivo. Argumenta que la educación debe promover la libertad de pensamiento y el desarrollo continuo del estudiante más allá de solo transmitir conocimientos. También critica las concepciones "bancarias" de la educación que ven al estudiante como un recipiente pasivo y promueve en su lugar un enfoque de "problematización" que hace del estudiante un participante activo y creador de su propio aprendiz
La pedagogía no solo se ocupa de brindar conocimientos, sino también de
incentivarlos, motivarlos, dejarlos ser en la esencia del educando. Cuando de forma creativa descubre que en su entorno se encierran los conceptos, ideas, destrezas, habilidades, aptitudes y capacidades que le dotan en su aprendizaje. Más allá de la labor docente, también está el andamiaje constructivista que apoya y refuerza el saber ser, hacer y conocer de la persona que busca su emancipación. Con lo cual no solo logra potenciarse individualmente, pues a su vez, se convierte en un participante activo del cambio social.
Emancipación e instrucción popular
La enseñanza y el acceso a la educación, muchas veces queda relegado
a las posibilidades socioeconómicas de cada individuo. Donde el porcentaje básico de aprendizaje, es solo una pantalla para mantener a flote una masa que se mueve como un rebaño, donde la desigualdad es notoria y la cual muchas veces se convierte en condena. Freire (2012), hace énfasis en que la emancipación, esa libertad pensante y ese proceder directo en su aprendizaje activo, logra que la persona desarrolle su talento, habilidades y destrezas, según su manera propia y única de absorber conocimientos.
No basta solo con salir de la esfera pragmática que encierra al individuo en
un mundo complaciente y conformista, la educación debe tener un talante que promueva y evoque el desarrollo continuo, con vista al progreso constante. Rompiendo así la monotonía, tanto a nivel del pensamiento, conducta, razonamiento, cognición e idiosincrasia de cada uno.
El progreso mediante la emancipación cultural y educativa
Los engranajes educativos, son parte del escenario pedagógico donde el
docente se desenvuelve; este actuar en el contexto académico, invita a sus involucrados a liberarse de prejuicios, a colaborar y participar activamente, para dirigirse colectivamente al desarrollo y al crecimiento didáctico. La variedad en cada pieza del escenario educativo, permite entender la relevancia de las inteligencias múltiples, donde salen a flote todas las capacidades y elementos en los que el alumnado puede expresarse (con lenguaje musical, visuoespacial, lingüístico, social, emocional, kinestésico, etc.). Y a su vez atender todas las variaciones que puedan darse en torno a su mundo individual, desde su cultura y su cosmovisión; este respeto, según Freire (2014), es indispensable para el proceder pedagógico, donde el docente examina el punto de partida, desde el contacto con el contexto cultural que posee la persona en el ámbito académico; pues sus creencias, ideales y principios condicionan la forma en que adquiere conocimientos e interactúa con sus iguales.
Pedagogía crítica
El papel activo del individuo, involucra el apropiarse, impregnarse y
aprehender conceptos, los cuales analiza, reflexiona y añade a un juicio personal profundo, con los cuales despliega una perspectiva propia. Kaplún (2002), concuerda, en que la persona no solo necesita un repertorio de conocimientos, datos e información; como si de un almacén se tratase; sino también, aprender a pensar, ejercitando sus habilidades para razonar, interrelacionar y proponer soluciones creativas a los conflictos cotidianos que se le presenten.
Este choque con el tradicionalismo, rompe las barreras dogmáticas en las
que la educación se ha venido dilucidando, pues se sacude el rol pasivo dependiente del educando, que solo espera conocimientos digeridos para su confort; pasando a una pedagogía activa, donde se le brindan retos constantes, en los cuales reelabore sus herramientas, diversificando sus estrategias y conociendo su potencial constructivo en el proceso. Este contexto, vuelve propicio la expansión de habilidades como la creatividad, imaginación, resolución de problemas, razonamiento, empatía, trabajo colaborativo, etc.
Concepción bancaria y concepción problematizadora de la educación
Cuando el educador es quien deposita información, como agente activo y
único, mientras que el educando adopta el rol de aceptación, como personaje pasivo. Entonces las transacciones educativas, son tradicionalistas y el enfoque bancario, donde hay un depositante y un depositario, se hace evidente. Aquí donde se anula la voz y participación del alumnado, genera individuos vacíos, carentes de análisis, poder creativo y motivación.
A su vez, la perspectiva problematizadora, inviste al estudiante de
proactividad, en la cual, a través del diálogo y participación interactiva, comunica, reflexiona y reelabora sus conocimientos, transmitiéndoselos a sus iguales y al docente. Su objetivo, va más allá del simple hacer pensar, pues además ejerce una acción liberadora, donde se vuelve artífice y creador de su aprendizaje.
Aprendizaje significativo y aprendizaje constructivo
El aprendizaje significativo, significa que es útil en diversos contextos,
momentos y situaciones, a largo plazo. Es una adquisición que combina elementos previos y actuales, para generar nuevos conocimientos o reforzarlos. Vallori (2002), afirma que esta interacción construye cimientos cognitivos más sólidos, donde se emplaza un aprendizaje más extenso y, por lo tanto, que coadyuve al desarrollo integral del individuo.
A su vez, el aprendizaje constructivo, es el que estructura de forma creativa,
los conocimientos del alumnado, fortaleciendo y potenciando las habilidades que posee, en pro de resultados positivos que favorezcan su crecimiento y mejora. En base al trabajo en equipo, experimentación, resolución activa de conflictos y convivencia.
Conclusión
Para la transformación de la labor educativa, hay que acabar con la
pedagogía tóxica y aplicar nuevas fórmulas para despertar el deseo de los estudiantes por aprender. Donde el alumno se vuelva protagonista del escenario educativo, volviéndose autónomo, independiente y proactivo. Generando contextos donde sea válido el pensamiento crítico, la satisfacción del aprendizaje, la producción cultural y el trabajo colaborativo.
La gente llega a la edad adulta y no sabe pensar por sí misma, se han
dedicado a reproducir lo que dicen otros. Es importante, poseer información, sin embargo, hay que reformar las vías por las cuales nos llega, así como el proceso de asimilación y codificación, renovando el aprendizaje significativo y motivando al alumnado a retarse constantemente, aprendiendo no solo para los exámenes, sino también para la cotidianeidad, para la vida. Construyendo así, perspectivas creativas en el ámbito pedagógico.