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“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

Curso:

Matemáticas

La Neurociencia en el Aprendizaje

Integrantes:

Jiménez Mayta, Nahori

Meneses Inocente, Deysi Nicole

Ríos Tolentino, Karol Nicol

Silva León, Noelia Nataly

Profesor:

Hoces Azañero, Reynaldo

Facultad: Medicina Humana y Ciencia de la Salud

Escuela: Obstetricia

Universidad Alas Peruanas

Huacho - 2018
Tabla de Contenido

Resumen .............................................................................................................. 3

Introducción.......................................................................................................... 4

1. Definición de neurociencia.................................................................................. 6

2. Neurociencias y educación .................................................................................. 7

3. Las diez claves de la neurociencia para mejorar el aprendizaje ................................ 9

4. Cerebro, motor del conocimiento ....................................................................... 12

6. Neurociencias y ambientes de aprendizaje universitarios ...................................... 14

Conclusiones....................................................................................................... 18

Bibliografía......................................................................................................... 20

2
Resumen

Una gasometría arterial es un tipo de prueba médica que se realiza extrayendo

sangre de una arteria para medir los gases (oxígeno y dióxido de carbono) contenidos en

esa sangre y su pH (acidez). Requiere la perforación de una arteria con una aguja fina y

una jeringa para extraer un pequeño volumen de sangre. El sitio más común de punción

es la arteria radial de la muñeca, pero a veces se utiliza la arteria femoral en la ingle u

otras zonas. La sangre también se puede sacar con un catéter arterial. Es una prueba de

diagnóstico que implica algunos riesgos de complicaciones que se deben discutir con el

médico antes de realizarla.

El examen generalmente se realiza en personas que tienen problemas

respiratorios, como el enfisema y el asma, para evaluar la absorción de oxígeno de la

sangre, y es una prueba que también se puede utilizar para evaluar la función renal.

Ayuda a los médicos a evaluar si los pulmones están funcionando de manera eficiente.

PALABRAS CLAVE: gasometría, arteria, gases arteriales, técnica.

3
Introducción

Los estudios neurobiológicos de la conducta, que se llevan a cabo en nuestros

días, cubren la distancia entre las neuronas y la mente. Existe una llana preocupación

por cómo se relacionan las moléculas responsables de la actividad de las células

nerviosas con la complejidad de los procesos mentales. Hace algo más de diez años

atrás, ya se aventuraba a pensar que la investigación sobre el cerebro tendría

repercusiones directas en la educación y, basándose en el trabajo del Premio Nobel de

Medicina de 1972, Gerald Edelman, sobre la capacidad del cerebro humano para

categorizar, postuló que esta capacidad podía ser la clave para comprender las

diferencias individuales.1

La tarea central de las llamadas neurociencias es la de intentar explicar cómo es

que actúan millones de células nerviosas individuales en el encéfalo para producir la

conducta y cómo, a su vez, estas células están influidas por el medioambiente,

incluyendo la conducta de otros individuos.2 Precisamente, las neurociencias están

contribuyendo a una mayor comprensión, y en ocasiones a dar respuestas a cuestiones

de gran interés para los educadores; por ejemplo, hay evidencias según lo muestran las

investigaciones de que tanto un cerebro en desarrollo como uno ya maduro se alteran

estructuralmente cuando ocurren los aprendizajes.3

Queremos destacar además la importancia del rol que juega la experiencia en la

construcción de la estructura de la mente. El desarrollo no es solamente un despliegue,

por decirlo de algún modo, de patrones preprogramados; hay convergencia en un

1 Carnine (1995)
2 (Jessel, et al. 1997)
3 Bransford, et al., 2003).

4
conjunto de investigaciones sobre algunas de las reglas que gobiernan o dirigen el

aprendizaje, una de las más simples, por ejemplo es que la práctica incrementa el

aprendizaje: en el cerebro, hay una relación similar entre la cantidad de experiencia en

un ambiente complejo y el monto de cambio estructural.4

Las investigaciones han demostrado que durante el desarrollo de nuevas vías

neurales,5 nuestras sinapsis cambian todo el tiempo y es así como recordamos una y otra

experiencia o vivencia. Hay quienes hablan ya de neuroeducación, entendida como el

desarrollo de la neuromente durante la escolarización,6 no cómo un mero híbrido de las

neurociencias y las ciencias de la educación, sino como una nueva composición

original. Battro señala que por razones históricas los caminos de la neurobiología y la

educación tuvieron pocas ocasiones de encontrarse;7 por primera vez lo hicieron al

buscar las causas de la debilidad mental y también en la indagación del talento

excepcional. Hemos encontrado suficientes antecedentes de que tanto los

neurotransmisores dopamina y acetilcolina incrementan los aprendizajes en los

estudiantes. Cuando podemos ordenar una nueva información en una conexión ya

existente, es decir, aprender algo nuevo, estos dos agentes no sólo refuerzan nuestra

concentración, sino que proporcionan además satisfacción y, tal cual lo afirmaba

Comenius, allá por el siglo XVII: todo aquello que nos produce complacencia, agrado o

contento en nuestras instancias de aprendizaje, queda reforzado en nuestra memoria.

Podemos remarcar entonces la importancia no solo de los conocimientos previos sino

también de lo valioso que es estudiar algo que agrade.

4 (Posner y Rothbart, 2005)


5 (Doetsch, 2005 y Schinder, 2002)
6 (Battro, 2002a)
7 Battro (2002b)

5
1. Definición de neurociencia

La neurociencia es una ciencia integrada de la educación donde el cerebro, la

mente y el aprendizaje se encuentran relacionados. El cerebro y sus implicancias se

hacen presentes con más frecuencia en los ámbitos educativos razón por la cual este

trabajo tiene por objetivo realizar un análisis desde el punto de vista de Braidot (2009),

De la Barrera y Donolo (2009) y Pizano (2010).

Se ha derivado una mayor comprensión acerca de la relación entre el

funcionamiento del cerebro y la conducta humana así como las condiciones bajo las

cuales la enseñanza-aprendizaje puede ser más exitosa y efectiva. Morín (1999, citado

en Pizano, 2010) pretende exponer problemas centrales y fundamentales que

permanecen olvidados y que son necesarios para lograr un proceso de enseñanza-

aprendizaje exitoso en este siglo.8

El sistema educativo occidental ha privilegiado desde siempre el desarrollo del

hemisferio cerebral izquierdo, que respeta una modalidad lógico-verbal. De esta manera

se pierde de vista que la vida se desarrolla por la mediación de un cerebro que posee dos

hemisferios pero que funciona de manera global y en interacción con un mundo real,

vivencial y multi sensorial, por eso es necesario fomentar el desarrollo del hemisferio

cerebral derecho.9

8 (Pizano, 2010).
9 (Braidot, 2009).

6
2. Neurociencias y educación

La educación, como se sabe, involucra dos acciones fundamentales: la de

enseñar y la de aprender. Las investigaciones científicas sobre la conducta humana y el

funcionamiento cerebral brindan información valiosa sobre cómo los seres humanos

enseñamos y aprendemos que puede ser útil para las teorías y prácticas educativas. Las

neurociencias pueden realizar importantes contribuciones al conocimiento para facilitar

la comprensión de procesos cognitivos claves para la enseñanza-aprendizaje, tales como

la memoria, la atención, el lenguaje, la lectoescritura, las funciones ejecutivas, la toma

de decisiones, la creatividad y la emoción, entre otros. Las neurociencias modernas son

también importantes para el entendimiento de situaciones de riesgo de aprendizaje (por

ejemplo, dislexia y discalculia) y así ofrecer un beneficio para muchísimos niños La

metodología utilizada en el campo de las neurociencias cognitivas humanas y la

psicología experimental ofrece además la posibilidad de probar empíricamente

estrategias e intervenciones que pueden implementarse en el área de educación como,

por ejemplo, el monitoreo y la comparación de distintas modalidades de enseñanza y

aprendizaje. Sin embargo, aunque se pueda enfatizar el potencial de las neurociencias

como una herramienta para mejorar la educación, la transición del laboratorio al aula no

es sencilla. Desde el momento en que nacemos, nos la pasamos aprendiendo. Así,

procesamos información y construimos "esquemas mentales" del mundo para poder

reflexionar, tomar decisiones y actuar. El aprendizaje es tan importante y tan central en

la vida que por eso se vuelve primordial tratar de comprender qué es, cómo se produce y

cómo se pueden mejorar los procesos, en lo individual y en lo social. Gracias al avance

de la ciencia, hoy sabemos que, en su desarrollo, nuestro cerebro se va esculpiendo, es

7
decir, va cambiando tanto su estructura como su funcionamiento. Así, las conexiones

neuronales se van modificando a lo largo de la vida como producto del aprendizaje y la

interacción con el ambiente que nos rodea. Esta capacidad del cerebro, denominada

"plasticidad cerebral", da cuenta de que los conocimientos y habilidades que adquirimos

no son estáticos, sino que están en constante cambio. En pocas palabras: aprender es

bueno para el cerebro.

El aprendizaje puede realizarse de distintas formas; una de ellas se da de manera

guiada, pautada y asistida. Por ejemplo, las personas solemos aprender a leer y a escribir

si otra persona nos lo enseña explícitamente. Sobre las prácticas planificadas y

mediadas se sustentan las acciones desarrolladas por las instituciones educativas. En

este sentido, los contenidos curriculares y objetivos para cada etapa, los modelos

pedagógicos y la distribución del tiempo en la jornada escolar se apoyan -o deberían

hacerlo- en supuestos sobre cómo aprendemos. Es así que el diálogo entre las múltiples

disciplinas puede contribuir al desarrollo de una educación de mayor calidad que provea

las bases para que todos aprendan y desarrollen plenamente el máximo de su potencial.

Diversos estudios científicos sobre el comportamiento humano, el funcionamiento del

cerebro y la psicología experimental han mostrado evidencia sobre factores que

promueven o facilitan el aprendizaje: Tener una buena nutrición es esencial para el

aprendizaje, la exposición crónica a situaciones de estrés puede generar efectos adversos

en el aprendizaje, el ejercicio físico beneficia la capacidad de aprender a través de una

variedad de mecanismos directos e indirectos, las creencias acerca de la capacidad de

aprendizaje influyen en la motivación y el desempeño académico, la motivación

intrínseca se refiere al interés genuino por participar de una actividad, sentirse

competente y autónomo, etc.

8
3. Las diez claves de la neurociencia para mejorar el aprendizaje

1. Practicar regularmente deportes o actividades físicas. El ejercicio físico

aeróbico beneficia las capacidades cerebrales tanto en el niño como en el adulto.

Quienes tienen una actividad física semanal más intensa tienen también una mejor

memoria y mayor flexibilidad y velocidad de procesamiento de información mental.

Incluso 30 únicos minutos de marcha en bicicleta o carrera al día pueden ser suficientes

para mejorar el tiempo de reacción y la velocidad de procesamiento de la información

en el cerebro.

2. Evitar el exceso de grasas en la alimentación La alimentación adecuada para

aprender debe evitar las dietas altas en grasas, pues son dietas que reducen la

sensibilidad de los receptores NMDA, que son moléculas del cerebro que forman parte

de los mecanismos de plasticidad neuronal que hacen posible la formación de la

memoria en lugares como el hipocampo y la corteza cerebral. La experimentación

actualmente en curso indica que la restricción calórica en la alimentación favorece la

mayoría de procesos mentales.

3. Dormir lo necesario con regularidad. El sueño anticipado prepara al cerebro

para aprender y, cuando ocurre tras el aprendizaje, potencia la formación y

estabilización de las memorias. Es así porque las mismas neuronas que se activan para

registrar la información cuando aprendemos vuelven a activarse cuando dormimos.

Suelen hacerlo entonces a mayor velocidad dando preferencia a las que registraron los

aprendizajes a los que se atribuyó mayor importancia o valor de futuro. El sueño es, por

tanto, una forma cerebral de practicar y fortalecer lo aprendido durante el día.

9
4. Entrenar frecuentemente la memoria de trabajo. Esta memoria es la que

utilizamos para pensar, razonar, planificar el futuro y tomar decisiones. Con ella

retenemos en la mente, por ejemplo, las posibles jugadas a realizar en una partida de

ajedrez o las diferentes opciones para tomar una decisión. Materias como la filosofía o

las matemáticas promueven este tipo de memoria, muy ligada a la inteligencia fluida,

que es la capacidad de razonar y resolver problemas nuevos con independencia del

conocimiento previamente adquirido.

5. Guiar el aprendizaje con preguntas. Este procedimiento motiva al estudiante,

concentra su atención y le convierte en una especie de detective o investigador que

busca en cualquier fuente de información posible la solución a los interrogantes que se

le plantean. Es además un modo de enseñarle a trabajar y ganar autonomía para

aprender, es decir, es también un modo de aumentar la capacidad del alumno para

aprender por sí mismo en el futuro.

6. Practicar frecuentemente el recuerdo de lo aprendido. El recuerdo, además de

servir para evaluar lo aprendido, sirve también para seguir aprendiendo. El preguntar

sobre la información recientemente aprendida beneficia a la memoria a largo plazo

promoviendo el reclutamiento de los circuitos neuronales del recuerdo en las

subsecuentes oportunidades de estudio. Ayuda también a mantener la atención durante

largos periodos evitando las distracciones cuando se estudia leyendo los textos en la

pantalla de un ordenador.

7. Un poco de estrés no es malo

En situaciones emocionales o de estrés moderado, la activación de estructuras

cerebrales como la amígdala y la liberación en la sangre de hormonas como la

10
adrenalina y los glucocorticoides pueden contribuir a la facilitación del aprendizaje y la

memoria actuando directa o indirectamente sobre los circuitos neuronales del cerebro.

8. Homenaje a la lectura. De todas las actividades intelectuales potenciadoras de

capacidades mentales la más asequible y la que proporciona un mejor balance

costo/beneficio es, sin duda, la lectura. Leer es uno de los mejores ejercicios posibles

para mantener en forma el cerebro. Es así porque la actividad de leer requiere poner en

juego un importante número de procesos mentales, entre los que destacan la percepción,

la memoria y el razonamiento.

9. Inmersión temprana en más de una lengua. Los individuos que adquieren

múltiples lenguas en su infancia y las practican a lo largo de su vida tienen una mayor

atención selectiva y más desarrollada el hábito de conmutar contenidos mentales, lo que

les facilita la adquisición de aprendizajes complejos, especialmente los que implican

cambios en las reglas de ejecución. Aunque pueden tener un vocabulario más reducido

en cada lengua, los bilingües son más rápidos y efectivos que los monolingües cuando,

por ejemplo, aprenden a clasificar objetos por su color y, de repente, hay que cambiar y

clasificarlos por su forma.

10. Evaluaciones orales. Las exposiciones o los exámenes orales no solo

permiten una evaluación muy rigurosa del conocimiento adquirido por los alumnos,

sino que, sobre todo, inducen en ellos un tipo de estudio mucho más basado en la

comprensión de los materiales y la información que en su simple memorización. Son

además métodos que generan una memoria a largo plazo mucho mejor que la que

resulta del tipo de estudio consistente en repasar una y otra vez textos o apuntes de una

materia.

11
4. Cerebro, motor del conocimiento

Los procesos de aprendizaje y la experiencia propiamente dicha van modelando

el cerebro que se mantiene a través de incontables sinapsis; estos procesos son los

encargados de que vayan desapareciendo las conexiones poco utilizadas y que tomen

fuerza las que son más activas. Si bien las asociaciones entre neuronas se deciden, sobre

todo, en los primeros quince años de vida, y hasta esa edad se va configurando el

diagrama de las células nerviosas, las redes neuronales dispondrán todavía de cierta

plasticidad. Las sinapsis habilitadas se refuerzan o se debilitan a través del desarrollo

por medio de nuevos estímulos, vivencias, pensamientos y acciones; esto es lo que da

lugar a un aprendizaje permanente.

La enseñanza y la formación en la niñez ofrecen estímulos intelectuales

necesarios para el cerebro y su desarrollo, ya que permiten el despliegue de las

capacidades cognitivas y hacen más viables los aprendizajes. Precisamente, entre los

tres y los diez años el cerebro infantil es un buscador incesante de estímulos que lo

alimentan y que el mundo ofrece. Y, a su vez, es un seleccionador continuo que extrae

cada diminuta parte que merece ser archivada. Esta decisión se basa en los procesos de

atención que hacen que, de entre la amplia gama de estímulos, los órganos de los

sentidos seleccionen los que conviene elaborar conscientemente. A los niños les

encantan las sorpresas y a sus cerebros también… un entorno cambiante y variado que

cada día despierte la curiosidad hacia lo nuevo, lleva casi de modo automático a

aprender.10

10 (Friedrich y Preiss, 2003).

12
Algunas investigaciones11 señalan que la corteza frontal sigue desarrollándose

más allá de la niñez y que hay dos grandes cambios para destacar que se producen

justamente después de la pubertad: uno es que a pesar de que el volumen total del tejido

cerebral permanece estable, se da un incremento en la mielina de la corteza frontal

después de la pubertad. La mielina se reconoce como un aislador e incrementa la

velocidad de transmisión de los impulsos eléctricos entre neuronas. Mientras la

sensibilidad, y las regiones motoras del cerebro se tornan totalmente mielinizadas en los

primeros años de vida, la corteza frontal continúa con este proceso también en la

adolescencia. Esto destaca que la velocidad de la transmisión entre neuronas de la

corteza frontal puede llegar a ser mayor después de la pubertad.

Otros estudios postulan que se produce un recorte de sinapsis en la corteza

frontal en ese período, lo cierto es que hay evidencias fuertes de que el desempeño de

tareas de función ejecutiva mejora linealmente con la edad.12 Es posible que el exceso

de sinapsis en la pubertad, que aún no han sido incorporadas dentro de sistemas

funcionales, especializados, den como resultado un desempeño cognitivo pobre durante

algún tiempo; solo después de la pubertad se recortan los excedentes de sinapsis

configurándose en redes eficientes y especializadas. Por lo tanto podemos afirmar que el

cerebro sigue desarrollándose tanto en la educación secundaria como terciaria, por ende

es adaptable y necesita ser moldeado y formado. Cualquier conjunto de estímulos que

resultan de interés para el cerebro refuerza o causa nuevas conexiones y esta posibilidad

se conserva a lo largo de la existencia.13

11 (Yakovlev y Lecours, 1967, en Blakemore y Frith (2005))


12 (Anderson, Anderson, Northam, Jacobs y Catroppa, 2001 en Blakemore y Frith, 2005).
13 (Goswami, 2004a y Rimmele, 2005].

13
6. Neurociencias y ambientes de aprendizaje universitarios

El aprendizaje esencialmente comprende cambios y conexiones: la liberación de

neurotransmisores en la sinapsis puede alterarse, o las conexiones entre neuronas

pueden reforzarse o debilitarse. El éxito de la enseñanza afecta directamente las

funciones del cerebro modificando, variando las conexiones. Podríamos decir entonces

que el ambiente afecta tanto la estructura del cerebro como su funcionalidad; un

ambiente apropiado es esencial para conformar partes sustanciales del mismo. Y esta

afirmación podríamos trasladarla con total confianza al ambiente de una clase y, aun, a

una situación de aprendizaje más amplia.

Retomando las afirmaciones de LeDoux (2002) en Wilkinson (2004) el autor

señala que la mayor parte del tiempo el cerebro lleva a cabo sus conexiones de una

manera que podríamos llamar aceptable o satisfactoria, pero cuando las conexiones

cambian, la personalidad también puede cambiar; si el yo puede desarmarse por las

experiencias que modifican las conexiones, también puede volver a armarse por las

experiencias que establece, o cambiar o renovar las conexiones.

No nos parece improcedente pensar en que aquellos ambientes o contextos

académicos donde impera realmente la preocupación de afianzar contenidos, recrearlos

o incluso de instituir saberes que puedan estar ejerciendo este tipo de efectos en nuestros

aprendices. No nos resulta para nada difícil creer en esta afirmación, si pensamos en el

aprendizaje de niños que están en pleno desarrollo y crecimiento, ya que la curiosidad

con la que se manejan les permite reforzar sus sinapsis, en circuitos o redes ora

establecidos, ora nuevos. Pero en alumnos universitarios ¿nos atreveríamos a realizar

semejante afirmación?

14
Sí, si pensamos que la plasticidad del cerebro habilita aprendizajes a lo largo de

la vida. Si bien es cierto que en nuestros jóvenes y sobre todo en la adultez el desarrollo

de nuevas neuronas no es tan común, ciertas investigaciones han demostrado que el

desarrollo de nuevas vías neurales es más factible de lo que se piensa;14 nuestras

sinapsis cambian todo el tiempo y es así como recordamos una experiencia, otra y otra.

No habría entonces un único período sensible; cualquier conjunto de estímulos

ambientales específicos causan en el cerebro nuevas conexiones y esta habilidad se

conserva en el transcurso de la vida (Rimmele, 2005). Por ello, es tan importante que

los procesos de aprendizaje estén vigentes en ese transcurso; ya dijimos que son los

desafíos y retos los que movilizan nuestras conexiones. Mc Robbie y Tobin (1997)

afirman que las metas y objetivos que forjen nuestros estudiantes, estarán influenciadas

por la naturaleza de las tareas académicas (constituyéndose en esos estímulos o inputs

de los que hablábamos) de tal manera que cuando ellas sean más desafiantes,

significativas, con sentido -según sus horizontes- o, interesantes, importantes y útiles,

no solamente aportarán a aprender comprensivamente, sino a crear o reforzar nuevas

conexiones en nuestro cerebro, constituyéndonos en seres saludables y vivos en el pleno

sentido de la palabra.

Necesitamos entonces de docentes interesados en la construcción, por parte de

los alumnos y con su ayuda, del significado y la comprensión de los contenidos que

están aprendiendo; creando ambientes de aprendizaje que sean menos temibles y más

desafiantes15 comprometiéndose los estudiantes activamente y sumergiéndose en

experiencias más complejas pero interesantes.

14 (Blakemore y Frith, 2005, Doetsch y Hen, 2005 y Schinder, 2002)


15 (Bruer, 1999)

15
Lo cierto es que ante este planteo se necesita, y con fundamento, un tinte de

mayor creatividad en la educación. Los tiempos que transcurren, el hoy de nuestro

sistema educativo, obliga a un sin fin de cambios. Alumnos y docentes deben ser

hábiles y creativos en sus maneras de resolver problemas, en sus tomas de decisiones,

auto-generadas, producto de los vertiginosos cambios de nuestra sociedad. Por ello,

opinamos que la creatividad se puede favorecer y creemos esencial que se haga. Más

aún desde ámbitos universitarios, a los que día a día debemos entender como sedes

propicias de construcción de conocimientos innovadores y no puros reproductores de

saberes (sin olvidar que las dos cuestiones son importantes).

Beltrán Llera et al., (2000) tras la revisión de diversos autores, concluyen su

escrito afirmando que todos los alumnos tienen al menos cierto potencial para ser

creativos, y las diferencias radican en el grado en que utilizan dicho potencial, y aquí es

donde influye el estilo y la inteligencia, ingredientes básicos de la creatividad. Por lo

tanto, coincidimos con estos autores en que los alumnos llegarán a ser sujetos creativos

y autónomos en sus aprendizajes y en su desarrollo profesional, en la medida que se les

enseñe desde cada área o desde cada disciplina, a desarrollar tres tipos de pensamiento

esenciales: uno de tipo analítico en tanto enseñarles habilidades tales como analizar,

juzgar, criticar, evaluar, comparar y contrastar; otro de tipo creativo, para que puedan

llegar a descubrir, inventar, imaginar, elaborar hipótesis, suponer y; uno más de tipo

práctico, apuntando a que aprendan a usar, aplicar, utilizar y practicar.

Investigaciones recientes,16 ofrecen algunas sugerencias para integrar los campos

de la neurociencia cognitiva y la educación en lo que denominan una creación de

puentes sobre aguas problemáticas. Estos puentes serían aquellos mecanismos que

16 (Goswami, 2004a y Ansari y Coch, 2006)

16
permitirán el encuentro e integración de ambas disciplinas y se dirigen, tanto a la

capacitación o entrenamiento docente, como al de neurocientíficos cognitivos. Por un

lado, los autores afirman que es necesario que los docentes cuenten con cierta

alfabetización científica y en neurociencia cognitiva, ya que se manifiesta como una

carencia marcada en su formación; los cursos deberían ser especialmente diseñados de

manera que permitan la investigación y discusión sobre cómo unir e integrar la

investigación y la educación, apuntando a comprender el desarrollo de las mentes y los

cerebros de los estudiantes; y descubrir cómo las conceptualizaciones del desarrollo,

ofrecidas por la neurociencia cognitiva, pueden brindarle información y por lo tanto

llevarlos a participar y reflexionar acerca de sus propias prácticas como docentes. Estos

programas deberían ayudar a los educadores futuros a volverse lectores eficaces y

evaluadores críticos de los hallazgos de las investigaciones; alentándolos a hacer

preguntas cruciales; a interesarse en cómo hallar las respuestas; a establecer conexiones

entre las diferentes fuentes de evidencia; y pensar acerca de cómo esa evidencia podría

afectar la pedagogía.17

17 (Ansari y Coch, 2006)

17
Conclusiones

Neurociencia es el conjunto de ciencias cuyo sujeto de investigación es el

sistema nervioso con particular interés en cómo la actividad del cerebro se relaciona con

la conducta y el aprendizaje.18

Las moléculas responsables de la actividad de las células nerviosas con la

complejidad de los procesos mentales, indica que el cerebro tiene repercusiones directas

en la educación y de esta forma se puede entender las diferencias individuales las cuales

están relacionadas con el aprendizaje. La práctica incrementa el aprendizaje. En el

cerebro hay una relación similar entre la cantidad de experiencia en un ambiente

complejo y el monto de cambio estructural.19

El cerebro se encuentra dividido en dos grandes estructuras o hemisferios con

características funcionales singulares pero complementarias. Estos dos hemisferios,

izquierdo y derecho respectivamente, se encuentran interconectados por un grueso haz

de fibras nerviosas, alrededor de doscientos millones, que le permite interactuar con el

mundo en forma unificada, como un todo.20

El hemisferio cerebral izquierdo procesa predominantemente información

simbólica no analógica, lenguaje verbal, es analítico y trabaja con una modalidad

secuencial lo que implica un menor procesamiento de información en unidad de tiempo

en comparación al hemisferio cerebral derecho. 21 El hemisferio cerebral derecho

presenta características complementarias. Es holístico, global, sigue una lógica

18 (Pizano, 2010)
19 (Postner y Rothbart, 2005, citado en De la Barrera y Donolo, 2009)
20 (Braidot, 2009).
21 (Braidot, 2009)

18
analógica, no verbal, permite la comprensión de hechos a través de la vivencia, es

responsable de los procesos creativos y el arte. 22

A la luz de los nuevos descubrimientos de la neurociencia, debe considerarse los

beneficios que pueden representar para el estudiante la implementación de estrategias

educacionales que incluyan la activación neuronal de ambos hemisferios, fomentando la

estimulación del cerebro de manera global. De esta forma la educación sería más

efectiva ya que se lograría mayor y mejor asimilación de los contenidos a aprender.23

La diferencia entre la mente y la memoria es que la mente no es otra cosa que la

actividad consciente e inconsciente del cerebro. 24

La relación entre emoción y razón no es antinómica. Las emociones intervienen

en los procesos cognitivos. Se ha mostrado en pacientes con lesiones en estructuras del

sistema límbico, o cerebro emocional, que tienen dificultades con los razonamientos.

Por tanto, la relación entre emoción y razón es estrecha y bidireccional

22 (Braidot, 2009)
23 (Braidot, 2009).
24 (Rubia, 2012)

19
Bibliografía

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http://www.slideshare.net/collazo_libbybeth/neurociencia-y-educacin-172261

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http://www.revista.unam.mx/vol.10/num4/art20/art20.pdf

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10. Beltrán Llera, J., Bermejo Fernández, V., Pérez Sánchez, L., Prieto Sánchez, M.,

Vence Baliñas, D. y González Blanco, R. 2000 Intervención Psicopedagógica y

Currículum Escolar, Cap. 12. Ed. Psicología Pirámide.

20

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