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PLATÓN

INTRODUCCIÓN
Platón nació en el seno de una familia aristocrática el año 427 a. C., cuando la democracia experimentaba una de sus horas más
bajas. A los 23 años (404) los Treinta Tiranos se hicieron con el poder como consecuencia del gran desorden social tras la derrota en
la guerra del Peloponeso frente a Esparta. Al restablecerse la democracia al año siguiente Platón no parecía muy convencido de que
la corrupción y la demagogia fueran a cesar. En el 399 a. C. su maestro Sócrates fue acusado de impiedad y condenado a muerte.
Este acontecimiento terminó por minar su poca fe en la democracia, y en general en la vida política. Dicho desencanto se refleja
magistralmente en la Carta VII, escrita por Platón al final de su vida y que iba dirigida a sus amigos los pitagóricos de Siracusa.
Este estado de conmoción al que se refiere Platón fue el que presidió la redacción de los primeros diálogos (género filosófico-literario
que siempre cultivó Platón), en los que profundiza en las enseñanzas de Sócrates. En el Gorgias, por ejemplo, los antagonistas son
Sócrates y Calicles. Sócrates es el filósofo contemplativo, y Calicles el hombre de acción, el político. Sócrates concluye el diálogo
señalando dos caminos contrapuestos: la elección entre la carrera política o la vida de filósofo, que, si bien nunca se dio en la vida
real de Sócrates, sí parece reflejar la inquietud y zozobra del mismo Platón en aquellos momentos.
Esta radical separación entre el hombre de acción y el hombre de pensamiento o contemplativo, muy de moda en Grecia tras la
muerte de Pericles, era considerada por Platón como una de las causas más importantes de la decadencia social de su tiempo. Y es
que para él la filosofía significaba lo mismo que para Sócrates, no sólo un saber teórico, sino también práctico. La consecución de la
sabiduría equivale para Platón la consecución de la perfección y la felicidad humanas. Y el hombre es un ser social, incapaz de
conseguir la perfección y la felicidad viviendo exclusivamente para sí y despreocupándose de la colectividad. De ahí que Platón
considerara que la filosofía y la política debían de combinarse, tal como seguimos viendo en su carta VII:
"Vi al fin que la constitución de todos los Estados existentes es mala y que sus instituciones no son sino trasnochados remedios sin
combinación de medidas radicales o de circunstancias afortunadas. Fui compelido a afirmar que, para alabanza de la verdadera
filosofía, únicamente desde el punto de vista de tal filosofía sería posible conseguir una visión auténtica del derecho privado y público
y que, en consecuencia, la raza de los hombres no vería nunca el fin de sus infortunios hasta que los verdaderos amantes de la
sabiduría tomaran el poder público, o bien que los detentores del poder público, por algún nombramiento divino, se convirtieran en
auténticos amantes de la sabiduría. Con tal intención fui yo, por primera vez, a Italia y Sicilia".
En tres ocasiones viajó a Italia y Sicilia para tratar de establecer un Estado ideal con Dión, un cuñado del Tirano de Siracusa, pero en
ninguna de las dos tuvo éxito. Después de su primer viaje vuelve a Atenas en el 387, y funda en el monte Academos, una escuela de
estadistas filósofos, que atrajese a jóvenes extranjeros, donde recibirían la formación necesaria para gobernar según el ideario
platónico. A esta escuela se la conoce con el nombre de "Academia". Era una especie de comunidad monástica que después de la
muerte de Platón en el 347, siguió funcionando ininterrumpidamente hasta el decreto de Justiniano en el año 529 d. C.
LA OBRA DE PLATÓN nos ha llegado gracias a la traducción latina de Marsilio Ficino, en el s. XV. Como hemos dicho, el género
que emplea es el diálogo, y en casi todos hace intervenir a su maestro Sócrates. Se dividen en cinco períodos, según su temática y
el grado de madurez de sus ideas:
1) Período socrático: reflejan el pensamiento y la personalidad de Sócrates: Apología de Sócrates; Critón; Protágoras...
2) Período de transición: problemas políticos, inmortalidad del alma: Gorgias; Hipias; Menón...
3) Período de madurez: política, teoría de las ideas, inmortalidad: Fedro; Fedón; La República; El Banquete.
4) Período crítico: autocrítica a la teoría de las ideas: Parménides; Teeteto...
5) Últimos diálogos: cosmología, historia y política: Timeo; Critias; Las Leyes.
El estilo de Platón es muy peculiar: En primer lugar, elige el diálogo y no el discurso o el tratado, de ahí que cuando adjudicamos a
Platón una “teoría metafísica”, una “antropología”, et c.., sea más bien un modo de reunir información que aparece aquí y allá en
todos sus diálogos, ya que en casi todos se entremezclan temas diversos. Por otra parte, Platón tiende a lo poético como se ve en su
afición por insertar en sus exposiciones bellos mitos con el fin de dar una imagen más clara e intuitiva de lo que en principio podría
resultar demasiado teórico y oscuro, además no suele usar términos técnicos. Platón en definitiva no hace teorías, sino sólo filosofía.

1. (TEORÍA METAFÍSICA) DE LAS IDEAS


La Teoría de las Ideas, también llamada de las FORMAS es nuclear dentro de la filosofía platónica, pues es el soporte metafísico y
gnoseológico de otros temas, como la ética, la política... Dicha teoría guarda estrecha relación con otras tres teorías, que por razones
de mayor claridad estudiaremos separadamente, aunque en el estudio de cada una tendremos que referirnos necesariamente a las
otras. Al no ser Platón un pensador sistemático, como lo es Kant (s. XVIII), expuso sus ideas de un modo entrelazado. Es natural que
así lo hiciera, pues de hecho sus teorías siempre se refieren una a otras. Las otras tres teorías a las que nos referimos son las
siguientes: Teoría del conocimiento, Teoría del alma y Teoría del Estado.
Con la Teoría de las Ideas pretende Platón tres objetivos:
 Ético: Fundar la virtud en el saber
 Político: Responder al caos político: los gobernantes han de ser filósofos que se guíen por ideales absolutos.
 Gnoseológico: Fundar la ciencia sobre bases seguras: las ideas.
Platón, al igual que Sócrates desconfía del conocimiento que nos aportan los sentidos porque sólo nos ofrecen doxa (meras
opiniones). Sólo el conocimiento que va más allá de los sentidos, el que nos suministra la razón, nos ofrece verdadero saber: episteme
(ciencia o verdadero saber). Por ejemplo, ¿Cómo podríamos elaborar mediante los datos que nos suministran los sentidos el concepto
de "hombre", si, salvo algunas excepciones, no existen dos hombres idénticos en todo? ¿Cómo podemos elaborar el concepto de
igualdad, etc.? Si el verdadero conocimiento no consiste en meras impresiones, sino que, como Sócrates, Platón afirma que el
verdadero conocimiento nos lo proporcionan los conceptos, entonces habrá que recurrir para descubrir el origen de tales conceptos
a otra cosa distinta de los sentidos. Platón sostiene que es el ALMA la que nos proporciona los conceptos, y supuso que ésta había
recibido en una existencia supraterrena, anterior a la encarnación en el cuerpo humano, conceptos tales como el de Igualdad, Bondad,
Justicia, Belleza. (teoría órfico-pitagórica de la reencarnación del alma).
Las cosas no son lo que parecen, para conocerlas debemos captar su verdadero ser, éste es, según Platón, la IDEA o FORMA
("eidos" en griego). CONOCER ES CAPTAR LAS IDEAS.
Pero en el mundo sensible: el mundo que descubrimos a través de nuestros sentidos, no encontramos materializadas tales ideas. Por
ejemplo, mis ojos perciben un caballo, pero no la idea de "caballo". Por lo tanto, sostiene Platón, esas ideas deben existir en otro
mundo distinto del sensible. A ese otro mundo en donde existen las ideas lo llamó Platón mundo inteligible. A éste último lo consideró
como el realmente real o verdadero, mientras que el mundo sensible era solamente aparente.
El mundo de las ideas tiene para Platón los caracteres del ser parmenídeo: fijo, inmutable, eterno y verdadero, y en él se encuentran
las verdades matemáticas, la idea de Justicia, Belleza y Bien, y los arquetipos o modelos de todas las cosas existentes en el mundo
sensible: la idea de "hombre", "caballo", "árbol", etc. La Idea de Bien es la Idea suprema gracias a la cual todo existe y puede ser
conocido platón la compara con el sol.
El mundo sensible tiene para P. los caracteres de la physis heraclítea: está en continuo devenir o cambio, sujeto a la generación y la
corrupción, y su ser es aparente, no verdadero (lo único verdadero y real son las ideas).
Hasta el momento hemos visto que partiendo del supuesto socrático de que el verdadero saber sólo se alcanza a través de los
conceptos y que en el mundo que captamos a través de nuestros sentidos no existen tales conceptos, sino cosas, Platón llega a la
conclusión de que debe existir un mundo aparte, el inteligible, en donde existan dichos conceptos o ideas. A tal mundo no podemos
acceder mediante los sentidos, sino mediante otra facultad: el alma. Y si el alma no está separada de nuestro cuerpo ¿cómo puede
captar las ideas? A esto responde Platón que, al ser el alma inmortal, antes de encarnarse en el cuerpo, vivió en el mundo inteligible
o de las ideas, por eso es capaz de recordar (veremos qué significa esto más adelante) las ideas, que son los modelos ideales a los
que imitan las entidades que percibimos a través de los sentidos (sensibles).
Al afirmar Platón que existen dos mundos nos referimos a ello con la expresión “DUALISMO METAFISICO”, pero ¿Qué relación existe
entre ambos? Según Platón el mundo sensible PARTICIPA o IMITA del o al mundo de las ideas. Se dice que el mundo sensible
depende ontológica y gnoseológicamente del de las ideas ("ontología" se refiere al ser, y la gnoseología al conocer). Ontológicamente
porque el mundo sensible es como una copia imperfecta del mundo inteligible, y sin el modelo que son las ideas no podría existir el
mundo sensible. Y gnoseológicamente porque si nuestra alma (que es la que conoce) no estuviera en contacto con las ideas, no
podríamos re-conocer las cosas del mundo sensible como lo que realmente son para Platón: copias imperfectas de las ideas.
En resumen: existen dos mundos, el sensible y el inteligible, el primero depende del segundo porque le sirve de modelo. La relación
entre ambos mundos la expresa Platón a través de los conceptos de participación, imitación, comunicación, etc.
Hasta el Parménides Platón había admitido que existían:
a) Ideas de objetos matemáticos: semejanza, unidad.)
b) Ideas de valores: Bien, Belleza, Justicia, Verdad.
Pero había dudado acerca de las ideas de cosas sensibles como: fuego, agua, pelo, barro...En su período crítico las admite como
dignas de pertenecer al mundo de las ideas y el hecho de que a nosotros nos parezcan ridículas no significa que no las haya.

2. (TEORÍA) DEL ALMA (ANTROPOLOGÍA) Y DEL CONOCIMIENTO


Ambas teorías deben explicarse conjuntamente. Comenzaremos por la Teoría del alma o antropología:
El hombre tiene una naturaleza dual: es cuerpo y es alma al mismo tiempo. Su cuerpo está sujeto al mundo sensible, que es el del
devenir y las apariencias. Su alma, en cambio, tiene su origen en el mundo inteligible, y por lo tanto, al igual que éste, es eterna e
inmortal. Esto significa que el alma preexiste y sobrevive al cuerpo. ¿Qué entiende Platón por "alma"?
a) Siguiendo las creencias órfico-pitagóricas, cree que el alma es el yo personal, lo que verdaderamente distingue a unos hombres
de otros. Según esta creencia, el alma tiene origen divino, pero a consecuencia de una falta o "pecado" fue condenada a
encarnarse en un cuerpo (el cuerpo es para los pitagóricos y también para Platón la cárcel del alma) con el fin de que pague su
falta e intente perfeccionarse. Sólo se liberará de él con la muerte física. Pero, además, el alma se someterá, tras su separación
del cuerpo a un juicio, y según haya sido su comportamiento en la vida, recibirá un premio o un castigo. El premio consiste en
no volver a reencarnarse y vivir en el Olimpo junto a los dioses; el castigo consiste en volver a reencarnarse. Todo lo
anteriormente dicho lo podemos encontrar en su diálogo Fedro y en el Mito de Er del libro X de la República:
b) En segundo lugar, al igual que los filósofos jonios, cree Platón que el alma es principio de vida, de tal manera que un cuerpo no
puede existir sin alma, pero el alma sí puede existir sin cuerpo.
c) El alma es una facultad de conocimiento mediante la cual conocemos la verdadera realidad: la de las ideas.
El alma por ser de origen divino, igual que las ideas, está emparentada con ellas. Pero para remontar a su verdadero origen tiene que
purificarse negando el cuerpo que la encadena a un mundo ilusorio, el sensible. Sin embargo, el hombre tiene que ser capaz de
purificarse en el transcurso de esta vida. La única solución que tiene es renunciar a las apariencias y buscar el verdadero
conocimiento, la verdad. El método que propone Platón es la práctica del arte DIALÉCTICA, la cual es el camino de ascenso del alma
desde el nivel más bajo de conocimiento propio del mundo sensible, hasta el conocimiento más elevado: la Idea de Bien que preside
el mundo inteligible. Además, es un camino de descenso en cuanto que es necesario poner en práctica la Idea de Bien y aplicarla a
la política. situada en movimiento del alma que, remontándose por encima del mundo sensible y aparente, la trasciende al mundo
inteligible, en donde puede contemplar las ideas de Justicia, Belleza y Bien (ésta última idea es la idea suprema que deben conocer
los gobernantes filósofos, como luego veremos, y Platón la compara con el sol que todo lo ilumina).
Antes de poner en relación la Teoría del alma con la Teoría del conocimiento debemos mencionar que Platón distingue en el alma
tres partes:
a) Apetitiva. La virtud que le corresponde es la Templanza. Dominante en labradores, artesanos y comerciantes.
b) Irascible. La virtud que le corresponde es la Fortaleza o el Valor. Dominante en los guardianes (guerreros).
c) Racional. La virtud que le corresponde es la Prudencia o Sabiduría. Dominante en los Gobernantes-filósofos.
Platón creía que estas tres partes del alma no dominaban por igual en todos los hombres, y que dependiendo de la parte dominante
así era el individuo y la vocación a la que estaba destinado. Cuando hablemos del Estado, volveremos a las partes del alma.
Ahora nos preguntamos: ¿Cómo tiene lugar el conocimiento? Según Platón, los objetos del mundo sensible no pueden ser objeto de
conocimiento, ya que el verdadero conocimiento (ciencia) sólo puede ser conocimiento de ideas.
Hemos dicho que todos los entes del mundo sensible no son verdaderamente reales, sino aparentes porque no son más que copias
o sombras de las Ideas del mundo inteligible. El mundo sensible es sólo un reflejo del mundo inteligible. ¿Qué es más bello: ¿una
estatua de mármol de un atleta, el propio atleta en persona o la Idea de lo Bello en sí? Platón respondería que nada puede ser más
bello que la Belleza en sí y que todas las cosas bellas participan solo en una mínima parte de la Idea de Belleza, y que, por lo tanto,
la belleza de los entes sensibles es menos real que la Idea de la cual participan. Recuérdese que para Platón lo real no es lo que
nosotros ahora entendemos, sino que el ser = lo verdaderamente real, al igual que para Parménides, es inmutable y eterno, y este
requisito sólo lo cumplen las Ideas. En el mundo sensible las cosas bellas van perdiendo poco a poco su belleza, pero la Idea de
Belleza permanece inmutable.
A pesar de todo lo anteriormente dicho, la experiencia inmediata del hombre es el mundo sensible: vemos, oímos, tocamos, olemos,
etc. animales, plantas, edificios, objetos... Pero el hombre no es sólo cuerpo, también es alma, y esta actúa como una facultad de
conocimiento. A través de los sentidos percibimos el mundo, pero no lo conocemos todavía, tener impresiones no significa conocer.
El alma al encarnarse en el cuerpo olvidó el mundo de las ideas, pero como el mundo sensible es una sombra, copia, reflejo o imitación
imperfecta del mundo de las Ideas, el alma al ver los entes del mundo sensible RECUERDA poco a poco el mundo de las ideas y en
cada ente sensible es capaz de recordar la Idea de la que ese objeto participa o está imitando. El verdadero conocimiento es pues
RECUERDO: (anamnesis) o RE-CONOCIMIENTO. Esta teoría del conocimiento es conocida como TEORÍA DE LA REMINISCENCIA
o de la ANÁMNESIS.
- ¿Decimos que algo es igual? ¿De dónde obtendremos esa referencia? No por ver leños iguales o piedras u otros cuerpos
cualesquiera, tendremos el concepto de lo igual en sí, el cual es distinto de aquellos... pero antes de que comenzásemos a ver y oír
y emplear otros sentidos, es necesario haber aprendido la noción de igualdad... ¿Y no comenzamos a ver y oír y emplear los otros
sentidos, inmediatamente después de haber nacido?
- Sí.
- Luego es necesario haber conocido esa noción antes de nacer... Y, si como yo pienso, hemos aprendido la ciencia antes de nacer,
y la hemos perdido habiendo nacido, y después ayudándonos con los sentidos la hemos recuperado, la misma justamente que
poseíamos antes, la operación que llamamos aprender ¿no es un recuperar lo que ya era nuestro? ¿Y no hablamos rectamente al
decir que esta operación es un recordar?
El camino que debe recorrer el hombre hasta llegar al verdadero conocimiento, el de las Ideas es expuesto por Platón en su obra La
República. En el Libro sexto mediante la Analogía de la Línea y en el séptimo en su famoso Mito de la Caverna.
En la ANALOGÍA DELA LÍNEA Platón describe los grados de conocimiento en relación con los grados del ser. Veámoslo en el cuadro
siguiente:
Imaginemos que el conocimiento es una línea dividida en dos grandes tramos:

MUNDO SENSIBLE MUNDO INTELIGIBLE

DOXA EPISTEME

|----------------------|----------------|----------------------------|------------------------|

A imaginación D creencia C conc. dianoético E conc. noético B

A-C) El primer gran tramo representa el conocimiento engañoso: la DOXA, que es el propio del mundo sensible, meramente aparente.
Este tramo se divide a su vez en otros dos:
A-D) El primero es el conocimiento de imágenes y el tipo de conocimiento que le corresponde es la imaginación, (ejemplo: conocemos
la escultura en mármol de un atleta).
D-C) El segundo el conocimiento de objetos materiales y el tipo de conocimiento que le corresponde es la Física, la cual no conoce
todavía la verdadera realidad, su conocimiento es pura creencia y esto para Platón no es aún ciencia, (ejemplo: vemos al atleta
en persona)
C-B) El segundo gran tramo representa el verdadero conocimiento: la EPISTEME, que es propio del que conoce el mundo inteligible,
el verdaderamente real. Este segundo tramo se divide a su vez en otros dos:
C-E) En el primero se conocen entidades matemáticas, y el tipo de conocimiento que le corresponde es la razón discursiva. La ciencia
que le corresponde es la matemática (ejemplo: conocemos el peso, la altura, todas las medidas cuantificables del atleta del que
hablamos), pero este es sólo un paso previo para conocer la verdadera realidad.
E-B) En el segundo y último segmento de la línea se capta la verdadera realidad: las Ideas, y el tipo de conocimiento que le
corresponde es el conocimiento noético. La ciencia por la que se llega a conocer las Ideas es la dialéctica. (ejemplo: conocemos
las ideas de "hombre" y de "atleta"). Este es el verdadero conocimiento, el propio del filósofo.
En el Mito de la caverna, perteneciente al Libro VII de La República, Platón explica el estado del alma con relación a cada
conocimiento valiéndose de la siguiente comparación:
Los hombres son como unos prisioneros encadenados en el interior oscuro de una caverna (representa el mundo sensible), lo único
que conocen del mundo son las sombras que se proyectan en la pared de la misma y piensan que estas sombras son realidades,
cuando únicamente son "opiniones". Pero si se atreven a salir de la caverna, es decir, de la ignorancia o de la mera opinión,
descubrirán que las sombras que se reflejaban en la pared no eran más que apariencias de la verdadera realidad, las Ideas,
representada por el exterior de la caverna. Ahora bien, no todos los hombres se atreven a salir de la ignorancia del mundo sensible,
sólo los filósofos lo hacen, y al conocer la verdadera realidad son los más capacitados para gobernar la polis, de acuerdo con las
ideas de Justicia y Bien.

3. (TEORÍA) ÉTICO-POLÍTICA DEL ESTADO IDEAL Y LA EDUCACIÓN DEL CIUDADANO


Ya en los fragmentos de la Carta VII que Platón envía a sus amigos pitagóricos de Siracusa, deja muy claro que la principal motivación
que le había movido en la vida era justamente la política. Sin embargo, muestra la gran desazón que le producía observar la corrupción
de los políticos, que, según Platón, se debe a la separación entre ética y política sobre la que teorizaron los sofistas (el objetivo de la
filosofía de éstos no era el de cambiar las cosas, sino el de plasmar como realmente eran). Tal separación es inadmisible para él ya
que la considera la causa de todas las calamidades y desajustes sociales. Propondrá una reetización de la política como única vía
para la consecución de una sociedad JUSTA.
Platón pretende con su filosofía ir más allá de la teoría, es decir, trata de poner en práctica su idea de Estado Ideal. Con este objetivo
escribe La República, (o de la Justicia), en donde apoyándose en su Teoría de las Ideas, del conocimiento y del alma, plantea cómo
DEBERÍA ser la polis ideal.
En La República critica las constituciones políticas o regímenes existentes:
a) Timocracia: régimen político en el que el poder es sustentado por los perseguidores de honores y prestigio.
b) Oligarquía: el poder está en manos de los ricos.
c) Democracia: gobierno de la mayoría que sólo busca dar rienda suelta a su libertinaje.
d) Tiranía: gobierno sin ley que recopila los defectos de todos los anteriores.
Según Platón, de cada uno de estos regímenes se pasa irremediablemente al siguiente, por este orden:
TIMOCRACIA--> OLIGARQUÍA-->DEMOCRACIA-->TIRANÍA.
Los defectos de cada régimen tienen como consecuencia el advenimiento del siguiente. El tiempo es para Platón un factor de
degeneración. Esta es la razón por la cual en la utopía política que nos propone en la República trata de detener cualquier tipo de
cambio en la organización de la polis mediante diversas medidas.
El egoísmo y la ignorancia han hecho fracasar las constituciones existentes hasta entonces. Por esa razón ve Platón la necesidad de
una reforma total de la sociedad.
Para Platón la Justicia es el fin que debe perseguirse en la vida política. En La República establece Platón una analogía estructural
entre el alma y el Estado. El alma está formada por tres partes: racional, irascible y apetitiva. La armonía supone que las tres partes
del alma y sus correspondientes virtudes (prudencia, fortaleza y templanza, respectivamente) ocupen el espacio que deben ocupar.
De la misma manera, la justicia es la armonía del Estado, y éste deberá estar formado, según Platón, por tres clases sociales:
productores (artesanos y labradores); guardianes y gobernantes filósofos. Cada clase responderá al principio de especialización
funcional, es decir, cada persona ocupará un puesto determinado en función de la parte del alma que predomine en ella. No será
propio de un guerrero dedicarse a hacer estatuas; o de un escultor pretender gobernar. Seguro que en ambos casos el resultado
sería poco prometedor (en opinión de Platón). He aquí la justicia: que cada cual se dedique a cumplir la función para la que está
preparado. Pero veamos reflejada en un cuadro la analogía estructural entre alma y Estado:
Como vemos, se trata de una organización social estrictamente jerarquizada. El tipo de gobierno que defiende es monárquico o
aristocrático, pero en el que la aristocracia es una aristocracia de la virtud y el saber, no de la sangre.
No todos los hombres están igualmente dotados por naturaleza ni deben realizar las mismas funciones. En cada ser humano
predomina una parte del alma, y ha de ocupar la clase que le corresponda y realizar las funciones que le son propias según el criterio
antes señalado. Platón en el 415a de su República, se inspira en Hesíodo para clasificar a los ciudadanos dependiendo del metal del
que estén compuestos, a saber: bronce o hierro, plata, y oro. Se trata de una metáfora que sirve para explicar que el comportamiento
y las aptitudes son las que deben decidir a qué clase se pertenece. Afirma que lo normal es que los hijos se parezcan a sus padres y
hereden las características correspondientes a cada metal, sin embargo, puede suceder que los hijos sean de un metal superior o
inferior. Así que dependiendo de la “composición” del ciudadano, ocupará una posición u otra.
«Sois, pues, hermanos todos cuantos habitáis en la ciudad -les diremos siguiendo con la fábula-; pero, al formaros los dioses, hicieron
entrar oro en la composición de cuantos de vosotros están capacitados para mandar, por lo cual valen más que ninguno; plata, en la
de los auxiliares, y bronce y hierro, en la de los labradores y demás artesanos. Como todos procedéis del mismo origen, aunque
generalmente ocurra que cada clase de ciudadanos engendre hijos semejantes a ellos, puede darse el caso de que nazca un hijo de
plata de un padre de oro o un hijo de oro de un padre de plata o que se produzca cualquier otra combinación semejante entre las
demás clases. Pues bien, el primero y principal mandato que tiene impuesto la divinidad sobre los magistrados ordena que, de todas
las cosas en que deben comportarse como buenos guardianes, no haya ninguna a que dediquen mayor atención que a las
combinaciones de metales de que están compuestas las almas de los niños. Y si uno de éstos, aunque sea su propio hijo, tiene en la
suya parte de bronce o hierro, el gobernante debe estimar su naturaleza en lo que realmente vale y relegarle, sin la más mínima
conmiseración, a la clase de los artesanos y labradores. O, al contrario, si nace de éstos un vástago que contenga oro o plata, debe
apreciar también su valor y educarlo como guardián en el primer caso o como auxiliar en el segundo, pues, según un oráculo, la
ciudad perecerá cuando la guarde el guardián de hierro o el de bronce.»
a) La clase de los productores: labradores, artesanos y comerciantes producirán todo tipo de bienes. Podrán manejar dinero y vivir
placenteramente, pero también deberán cubrir las necesidades básicas de los guardianes y gobernantes.
b) La clase de los guerreros: su misión será la de defender la polis de los ataques externos y velar por el orden interno. Vivirán en
campamentos en régimen comunitario. No existirán núcleos familiares, pese a estar integrada esta clase por hombres y mujeres. Los
hijos de los guerreros serán hijos de todos y cuidados en guarderías.
c) La clase de los filósofos-gobernantes: serán célibes y no poseerán bienes propios. Su misión será la de gobernar el Estado, y
recibirán una enseñanza rigurosa que culminará con el aprendizaje del arte dialéctica.
En cuanto a la EDUCACIÓN, pilar básico del Estado platónico, el ateniense no especifica la educación que recibirán los productores,
pero sí la de los guerreros y los filósofos. Estos, incluidas las mujeres, recibirán educación primaria: música (en la que incluye el
estudio de las letras) y gimnasia, estas dos disciplinas fortalecen atemperan y forman el alma y disciplinan el cuerpo). Dependiendo
de las capacidades que manifieste cada individuo ocupará su puesto en alguna de las tres clases, el origen familiar del niño no tiene
la menor importancia, según afirma en el mito de los metales y sí lo tiene la valía personal que demuestre. Desde los veinte a los
treinta años, los jóvenes mejor capacitados seguirán un estricto programa de estudios en el que se incluyen las matemáticas
(importantes para la estrategia militar) con el fin de darles una visión de conjunto. De los 30 a los 35 se entrenarán en la DIALÉCTICA,
a la que accederán los más capacitados de entre esta segunda tanda de jóvenes. Finalizado el programa de estudios a los 35 años,
este grupo selecto de ciudadanos deberán ocuparse en cargos y cuestiones propias de la clase de los guardianes a la vez que al
estudio, todo ello durante 15 años. A los 55 los mejor capacitados entrarán en el conocimiento supremo: el BIEN, estos serán los
futuros gobernantes.
Profundicemos en la clase de los filósofos-gobernantes:
Si la finalidad del Estado ideal es la consecución de la justicia y el bien de toda la comunidad, será lógico suponer que los más
capacitados para ejercer el gobierno serán aquellas personas que realmente hayan contemplado las ideas de Bien y Justicia. Pero,
según Platón, la mayor parte de los mortales viven en el mundo de las apariencias y confunden el Bien con "su" bien particular. El
egoísmo y la ignorancia son los mayores enemigos de la polis. Por eso propone que sean los filósofos convenientemente educados
en el arte dialéctica los que detenten el gobierno del Estado, porque al conocer la verdadera realidad, es decir, el mundo de las Ideas,
y de entre ellas la Idea suprema, la de BIEN, no buscarán su bien particular, sino el bien de todos. Sólo así reinará la justicia y habrá
paz y armonía en la polis.
Ya al final de su vida, desanimado por toda la serie de inconvenientes que presentaba la realización de su utopía política, Platón
elabora su último diálogo: las Leyes, mucho más realista y práctico. En éste ya no pretende poner el poder en las manos de unos
cuantos elegidos, sino que propone limitar la fuerza del gobierno por medio de una legislación general, orientándola y determinándola.
Muchas han sido las críticas que la utopía de Platón ha recibido a lo largo de la historia, tales como la inexistente libertad del individuo;
su derecho a disentir cuando así se crea oportuno; el derecho a la rebelión; el derecho a expresar las propias emociones y a la
creación, en fin, todo eso queda eliminado de la República Ideal, y por consiguiente, también el hombre, como un ser complejo y
contradictorio queda fuera. En este sentido la República de Platón es irrealizable, porque no hay "republicanos" disponibles.
A pesar de lo anteriormente dicho, hay que alabar en Platón el intento de moralizar la política; de integrar a las mujeres en condiciones
de igualdad con los varones; de prescribir la enseñanza a todas las clases...

4. COSMOLOGÍA
Su diálogo Timeo comienza su parte cosmológica afirmando la distinción entre dos mundos: inteligible y sensible. El primero sirve de
modelo al segundo. La relación que existe entre ambos es la de "imitación". Los elementos que incluye en su cosmología son:
a) El Demiurgo: es el artífice divino, una especie de dios ordenador (no creador al estilo del dios judeo-cristiano, que quede claro)
que es causa activa e inteligente del mundo tal cual lo conocemos.
b) Un modelo eterno e inmutable: el mundo de las ideas
c) Masa material preexistente, móvil y caótica.
d) Espacio vacío también preexistente.
El trabajo del Demiurgo consiste en ordenar la materia caótica en el espacio de acuerdo con el modelo eterno: mundo de las ideas.
Obra con un fin: hacer el mundo lo mejor posible. La imperfección de éste no se debe a la acción del Demiurgo, o a la imperfección
de las ideas (ya se sabe que son perfectas) sino a la imperfección originaria de la materia caótica increada y eterna.

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