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Historia de Europa Oxford

Editor de la colección: T. C. W. Blanning

El siglo XIX
Europa 1789-1914

Edición de T. C. W. Blanning

Traducción castellana de
Mercedes García Garmilla

CRÍTICA
Barcelona
Prefacio del editor de la colección
Escribir uncJ, historia general de Europa es una tarea que presenta muchos
problemas, pero lo más difícil, sin duda, es conciliar la profundidad del
análisis con la amplitud del enfoque. Todavía no ha nacido el historiador
capaz de escribir con la misma autoridad sobre todas las regiones del con­
tinente y sobre todos sus variados aspectos: Hasta ahora, se ha tendido a
adoptar una de las dos soluciones siguientes: o bien un único investigador
ha intentado realizar la investigación en solitario, ofreciendo una pers­
pectiva decididamente personal del periodo en cuestión, o bien se ha reu­
nido a un equipo de expertos para que redacten lo que, en el fondo, es más
bien una antología. La primera opción brinda una perspectiva coherente,
pero su cobertura resulta desigual; en el segundo caso, se sacrifica la uni­
dad en nombre de la especialización. Esta nueva serie parte de la convic­
ción de que es este segundo camino el que presenta menos inconvenientes
y que, además, sus defectos pueden ser contrarrestados, cuando menos en
gran parte, mediante una estrecha cooperación entre los diversos colabo­
radores, así como la supervisión y encauzamiento del director del volu­
men. De esta forma, todos los colaboradores de cada uno de los volúmenes
�uedan .rigurosa�ente prohib�das, sin la autorización escrita de los titulares del copy­ han leído el resto de capítulos, han analizado conjuntamente los posibles
. right, baJo !ªs sanc�ones establecidas en las leyes, la reproducción total O parcial de esta obra
solapamientos u omisiones y han reescrito de nuevo sus aportaciones, en
por �ualqmer m�dio? proce�imiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento infor­
.
mático, Y la distribución de eJemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. un ejercicio verdaderamente colectivo. Para reforzar aún más la coheren­
cia general, el editor de cada volumen ha escrito una introducción y una
Fotocomposición: Pacmer, S. A. conclusión, entrelazando los diferentes hilos para formar una sola trenza.
© Oxford University Press 2000 En este ejercicio, la brevedad de todos los volúmenes ha representado una
Th� Nineteenth Century was originally published in English in 2000. ventaja: la necesaria concisión ha obligado a centrarse en las cuestiones
Th1� translation is publi h ed by arrangement with Oxford Universi más relevantes de cada periodo. No se ha hecho el esfuerzo, por tanto, de
. � . ty Press.
El siglo XIX se publicó ongmalmente en inglés en 2000. Esta traducción se publica cubrir todos los ángulos de cada uno de los temas en cada uno de los pa­
por acuerdo con Oxford University Press.
© 2002 de la traducción castellana para España y América: íses; lo que sí les ofrecemos en este volumen es un camino para adentr3:r­
EDITORIAL CRfTICA, S. L. se, con brevedad, pero con rigor y profundidad, en los diferentes periodos
Provenya, 260 de la historia de Europa y sus aspectos más esenciales.
08008 Barcelona
e-mail: editorial@ed-critica.es
http://www.ed-critica.es
T. C. W. Blanning
ISBN: 84-8432-341-2
Depósito legal: B. 19. 725-2002 Sidrtey Sussex College
Impreso en España Cambridge
2002. - A & M Grafic, S. L., Santa Perpetua de Mogoda (Barcelona)
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EL SIGLO XIX

para mantener el sistema en funcionamiento. En 1914 esta creencia había


desaparecido, siendo reemplazada por la convicción de que la siguiente e
inevitable guerra no se Uevaría a cabo dentro de los límites establecidos
por los gobiernos, sino que sería una guerra a muerte que implicaría a
pueblos enteros -una creencia que contribuyó a posponer la guerra has­
ta 1914 y que acabaría por provocarla entonces-. El fondo de garantías y
Expansión hada
limitaciones mutuas se había agotado; la esperanza de paz de cualquier
país se basaba en hacer que otros aceptaran lo inaceptable. El mes de ju­
lio de 1914 no marca simplemente el estallido de la guerra; sino el agota­
ultramar,
miento de la paz.
imperialismo e
imp.erio, 1815-1914
A� G. Hopkins

El siglo diecinueve fue un período de expansión imperial incomparable.


Los extraordinarios viajes de exploración de los siglos anteriores habían
posibilitado a los cartógrafos la inscripción de otros continentes en lo que
Burke llamó «el gran mapa de la humanidad». Numerosos viajeros, des­
de los tiempos de Marco Polo, habían creado- una literatura abundante y,
a menudo, fantasiosa, en la que se describían las vidas de nobles e innobles
salvajes en diversas situaciones naturales; Algunas partes del mundo, so­
bre todo América y la India, ya habían experimentado la conquista y el
gobierno por parte de los europeos. A su vez, los europeos habían sido in­
fluidos por lo que leían y por lo que consumían. Las importaciones de
productos coloniales -desde las especias hasta la plata, desde las patatas
al tabaco, desde el azúcar al té- habían traído lo exótico tanto a la ciudad,
como al campo. No es sorprendente que los contemporáneos estuvieran
impresionados por su propia energía exploratoria y atónitos por las con­
secuencias de esta energía, o que desarrollaran rápidamente la fascinación
por las tierras remotas, como muestra claramente el éxito inmediato de
Robinson Crusoe (1719) de Defoe.
A pesar de su magnitud, estos hechos se vieron superados·y finalmen­
te eclipsados durante el siglo diecinueve. Las aplicaciones de la ciencia,
especialmente las nuevas tecnologías, a los medios de producción, comu-
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nicación y coacción, dieron a Europa una capacidad de penetración muy J. A. Hobson entre muchos otros, formularon unas interpretaciones de las
· superior a la que habían tenido hasta entonces los comerciantes aventu­ causas y las consecuencias del imperialismo que resonaron durante todo
reros y los conquistadores. Se hizo posible reconvertir el dominio del mar, el siglo diecinueve, y aún más allá hasta hoy en día. Expertos eminentes,
transformándolo en una superioridad en tierra, según modos nuevos y como Seeley, Froud, y Leroy-Beaulieu� situaron por primera .vez en un
decisivos, y desplazar las fronteras de la influencia europea hasta lás pro­ marco profesional el estudio de los imperios modernos, aunque, dado que
fundas zonas interiores aún no cartografiadas de los vastos continentes. además de académicos eran figuras pública's, sus conocimientos estuvie­
Dado que el arte imita a la vida, y la vida estaba cambiando a una velocidad ron también al servicio de objetivos políticos. El tema continuó tal como
asombrosa, no es casualidad que el crecimiento de las nuevas ciencias es:.. había comenzado, es decir, en medio de una agitada controversia que se
tuviera acompañado por el auge de la ciencia-ficción como nuevo campo mantuvo siempre vigente debido a los cambios en la configuración del or­
de la especulación literaria. Cuando Julio Veme, en 1864, invitó a sus lec­ den internacional y de los· imperios a los que este orden afectaba.
tores a embarcarse en un Viaje al centro de la Tierra, la expedición, aun Esta potente mezcla de erudidón e ideología ha dejado una huella in­
siendo fantástica, debió de parecer una extensión lógica de los caminos deleble en la literatura histórica: estudios hechos con la mayor sutileza se
que estaban recorriendo los exploradores en el mundo real, donde, en codean con otros del más evidente partidismo; rayos de luz que chocan con
aquella época, todavía se discutía sobre las fuentes del Nilo y Stanley tuvo pozos de oscuridad. Dadas la diversidad y la individualidad de las muchas
que mantener su cita del destino con Livingstone en el centro del conti­ -miles de contribuciones realizadas sólo a lo largo del siglo veinte, cualquier
nente negro. Hacia finales de siglo, sin embargo, la exploración se había generalización historiográfica está condenada a ser injusta. Sin embargo,
abordado previa partición del territorio, y la partición a su vez había dado es necesario establecer algunas delimitaciones si se quiere que los contor­
lugar a la ocupación. Los estados se habían anexionado grandes segmentos nos principales del tema se vuelvan inteligibles. Partiendo de esto, y con
de otros continentes, y se habían establecido «esferas de influencia» en gran otras muchas reservas, se puede decir que la opinión de los expertos esta­
parte del Oriente Medio, del Lejano Oriente y de América Latina. Hasta ba dividida desde el principio en dos campos. Aunque ambos contenían
los pingüinos de la Antártida, el último continente, se habían visto obligados múltiples divisiones internas, en cada uno de ellos el nexo de unión era el
a reconocer la soberanía de las grandes potencias. La peculiar combinación reconocimiento de la superioridad de su propia erudición objetiva y la de­
de atracción y repulsión que había caracterizado durante largo tiempo formación ideológica de sus oponentes. Excepcionalmente, coincidían
el encuentro de Europa con las sociedades no europeas halló su expre- ' en el hecho de trazar una línea de batalla con los principales problemas
sión máxima y captó el interés popular. Pero el mundo de Conrad, tal como que requerían una explicación: las causas de la construcción de imperios, los
lo describe en El corazón de las tinieblas (1902), era muy diferente del de medios de control, los efectos del sometimiento a un gobierno europeo,
Defoe. En la época en que Kurtz encon�ró la muerte en los lugares remo­ y el futuro del imperialismo. Sin embargo, más allá de este punto, las hos­
tos del Congo del rey Leopoldo, se había inventado ya la misión colonial, y tilidades tómaban la forma de una guerra de.desgaste que ha perdurado
la inocencia, como el paraíso, se había perdido. casi hasta el día de hoy.
Uno de estos campos de ·opinión, que recurre a fuentes intelectuales
radicales, y en general (aunque no necesariamente) a Marx, vincula el im­
perialismo del siglo diecinueve al desarrollo del capitalismo industrial.
Ideología y erudición en el estudio De acuerdo con esta interpretación, el proceso de acumulación de capi­
del imperialismo tal generaba contradicciones internas que, durante el último cuarto del
siglo, hallaron su expresión en nuevas formas globales de imperialismo.
Aunque las amplias dimensiones de la expansión europea en ultramar La lucha por el control del mundo no se limitó a la adquisición de colo­
son indiscutibles, cualquier otro aspecto del tema ha estado expuesto a. nias, sino que culminó, según el punto de vista de Lenin, con la Primera
intensos análisis y debates. Los gigantes intelectuales de la época, desde Guerra Mundial. El imperialismo, como el capitalismo, no conocía fron­
Adam Smith hasta Lenin, incluyendo de paso a James Mill, Karl Marx y teras: surgió no sólo donde existían vínculos constitucionales visibles,
EL SIGLO XIX
EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO 249

sino también donde la integración económica creó lo que Lenin llamaba vo. Es uno de esos casos en que la familiaridad genera respeto, pero tam­
«semi-colonias». Aunque el capitalismo era en todas partes agresivo y ex­ bién aburrimiento. Los temas que se discuten siguen estando muy vivos
plotador, fue también inevitablemente progresista, ya que «mostraba la y figuran siempre en la agenda, pero los planteamientos actuales no se de­
cara del futuro» (como dijo Marx) al resto del mundo. La propagación del rivan ya, ni siquiera indirectamente, del conflicto entre el capitalismo y el
capitalismo por mediación d�l imperialismo estaba destinada, en sentido socialismo. Los cambios que se han producido a largo plazo en el mundo,
dialéctico,_ a generar las fuerzas que finalmente impulsarían la caída del combinados con unos intereses intelectuales variables dentro de la comu­
colonialismo y anunciarían un orden nuevo: el orden socialista. Esta línea nidad de expertos, han abierto 'el tema a nuevas ideas y le han dado un
de argumentación, mucho más elaborada y refinada por sus defensores, nuevo período de vida. Estos acontecimientos recientes, algunos de los
resultaba atractiva porque ofrecía al mismo tiempo una visión coherente cuales seguirán desarrollándose en el futuro, tienen mucho más interés en
del mundo moderno y un plan de actuación para transformarlo. la actualidad que el v}ejo y estereotipado debate, especialmente para los
El otro campo de opinión, más amplio en cuanto a número de par­ lectores que viven en una época post-imperial.
tidarios, pero menos centrado en objetivos, se agrupaba en torno a una La primera influencia externa importante fue el final de los imperios
bandera liberal-conservadora. Tanto los críticos como los defensores del europeos en la década de 1960, un acontecimiento que acabó con el tema
imperio hicieron en este campo causa común en el rechazo del marxismo así como con sus elementos.constituyentes. Cuando la atención se des­
y en la elaboración de una serie de explicaciones alternativas sobre el im­ plazó desde el centro a la periferia, las perspectivas eurocéntricas perdie­
perio y el imperialismo. En contra del análisis económico de causa única ron ímpetu y cobraron más fuerza las investigaciones sobre los pueblos
(con sus alarmantes predicciones de la desaparición del capitalismo) se indígenas y la producción de historias «nacionales» de Estados que ha­
alineó toda una multiplicidad de explicaciones diplomáticas, políticas, bían conseguido recientemente la independencia. Se difundió la duda so­
sociales y culturales, así como también económicas, sobre la construcción bre la conveniencia, así como la posibilidad de continuar escribiendo la
de los imperios; en contra del determin ' ismo de unas fuerzas impersona­ historia imperial en un mundo descolonizado. La segunda influencia ex-
les se estableció el papel de los individuos y del azar. Al eurocentrismo ''terna importante fue el derrumbe (y la descolonización) del imperio so­
se le opuso la tesis «excéntrica», que desplazó la causalidad hacia la peri­ viético. El experimento socialista no se consumió lentamente, sino que
feria enfatizando el papel de los sub-imperialistas o representantes, tales desapareció de golpe, llevándose consigo gran parte de la credibilidad de
como Rhodes, Peters, y Pavie. La idea de imperio informal (una varian:­ las valoraciones radicales sobre el capitalismo y el imperialismo. Hacia el
te liberal del concepto de Lenin de semi-colonias) se desplegó frente a los final del siglo veinte, la descolonización había dejado de ser una lucha con­
marxistas para demostrar que la expansión de Europa no se identificaba temporánea y se había convertido en historia. Es conveniente recordar
en exclusiva, y tampoco principalmente, con el «nuevo imperialismo» que que la India celebró sus cincuenta años de independencia en 1997: las jó­
supuestamente había caracterizado el último cuarto del siglo diecinueve. venes generaciones y las de mediana edad no conocen de primera mano
La creencia de Lenin de que la agresividad era inherente al capitalismo lo que era un gobierno colonial; La distancia no añade necesariamente un
fue rebatida por el argumento de Schumpeter, según el cual el capitalismo era encanto a las cosas, pero sí que debería aportar objetividad.
pacífico por naturaleza y exigente en casos de incumplimi'ento. La afirma­ Esto no quiere decir que hayamos llegado a la «muerte de las ideolo­
ción de que el imperialismo era explotador provocó ejercicios alternativos gías» y que por consiguiente debamos dejarnos acariciar por los cálidos
de justificación histórica para demostrar que reportaba beneficios. La pre­ · rayos del triunfalismo capitalista. Es probable que el futuro juegue algu­
dicción según la cual la influencia europea sería derrotada por la revolu­ n� malas pasadas a la generación actual de adivinos e historiadores, exac:­
ción recibió como respuesta la afirmación de que la evolución produciría una tamente igual que sucedió en el pasado, pero el compromiso ideológico
involución en la forma de los Estados independientes dentro de una unión no quedará eliminado del estudio del imperialismo o del estudio de la
más amplia en forma de Comunidad de Naciones. historia en general. No obstante, el final de la gran era de los imperios tie­
El largo debate entre los dos campos de opinión se ha examinado y re­ ne indudablemente profundas implicaciones en el modo en que se trata­
sumido una y otra vez, por lo que no tiene objeto retomarlo aquí de nue- rá el tema en el futuro. Liberados de la agobiante censura de su época, que
EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO 251

les obligaba a elegir entre alienar a los pueblos colonizados o a los guerre­ la política y de la diplomacia -sus elementos básicos tradicionales- se
ros que protegían con sus escudos el Mundo Libre, los expertos pueden están reelaborando de distintas maneras: en unos casos se trata de volver
empezar a formular ideas nuevas sobre un viejo tema. Realizar el estudio a considerar la creación de los Estados «nación» en el interior y en el ex­
de la historia del imperialismo y del imperio significa actualmente in­ terior; en otros se pretende llevar el estudio de la toma de decisiones a las
vestigar una importante parcela de la historia del mundo, además de no raíces de la política interior y al análisis de los grupos de presión que
estar obligados a tomar partido en un debate ideológico sobre cuestiones constituían el «pensamiento no oficial» dentro del imperialismo. El estu­
de actualidad. dio de las misiones cristianas constituye el ejemplo de un campo de in­
Estos cambios profundos en el orden internacional se han fusionado vestigación que está experimentando un resurgimiento como resultado
con las cambiantes prioridades de los expertos (con las que dichos cam­ de este proceso. La historia de la ciencia ha recibido un nuevo impulso
bios están entrelazados). A este respecto, el estudio del mundo no eu­ gracias a los estudios de la relación entre la enfermedad, la medicación, y
ropeo ha reflejado acontecimientos de la historiografía europea. Hace el ejercicio de la autoridad colonial. Finalmente, aunque los ejemplos se
mucho tiempo que la historia ha dejado de ser un estudio sobre reyes y pueden multiplicar, se está aplicando una nueva forma de pensamiento .al
príncipes, o incluso una disciplina que trate principalmente los temas poder evidentemente.coercitivo del Estado. La historia militar, por ejem­
constitucionales y políticos. A la «historia desde abajo» alternativa se le plo, se h� extendido más allá del estudio. de las batallas, y actual.mente
han unido formas de la historia que realizan cortes mediante líneas verti­ abarca temas tales como la base social _del reclutamiento, el desarrollo de
cales, en vez de horizontales: la historia del medio ambiente, de la demo­ una ética de combate dentro de la sociedad civil, y la «actuación policial»
grafía, de los géneros masculino y femenino, y de la cultura son ejemplos sobre los pueblos sometidos.
de dimensiones del pasado que ahora se pueden ensamblar unas con otras Estos procesos de innovación presentan un problema, al mismo tiem­
para crear una nueva historia total. po que son oportunos. El problema reside has� cierto punto en la dificultad
Estas tendencias intelectuales, asociadas con las consecuencias liberado­ de generalizar sobre una entidad llamada «Europa», dada la diversidad de
ras del fin de la Guerra Fría, han empezado a estimular una reconsidera­ la historiografía y el progreso desigual de la literatura relativa a los Es­
ción de las perspectivas europeas en relación con el mundo no europeo. tados «nación» constituyentes. Pero actualmente podemos ver que exis­
La influencia actual más destacada es la de la historia, cultural que ha te una nueva dificultad que añadir a la dificultad tradicional anterior: la
con_ducido a una proliferación de estudios sobre las imágenes que se ha_n mayor parte de la herencia historiográfica, aun siendo valiosa, procede
formado los europeos con respecto a otras sociedades. Este interés parti­ de una época que ya pertenece al pasado! La oportunidad surge del he­
cular está ahora en peligro de llegar a estar de moda de una manera exa­ cho de que el orden post-imperial (o desorden, como también se ha lla­
gerada, pero otras contribuciones a la historia cultural, como los estudios mado) ha propicfado un nuevo conjunto de interrogantes sobre las rela­
sobre la propaganda, la educación y los deportes, han producido también ciones históricas de Europa con el resto del mundo. Estas preguntas han
un impacto propio y tienen aún un potencial considerable. La historia comenzado a abrir nuevas líneas de investigadón y a revitalizar otras más
· cultural se ha unido también con la historia social para estimular nuevas antiguas. Por desgracia, la investigació� no está aún lo suficientemente
formas de pensamiento sobre la etnicidad y el género. Los trabajos reali­ avanzada como para que sea posible realizar una síntesis completamen­
zados en otras ramas de la historia son actualmente menos atra�tivos de te nueva. El estudio que vamos a hacer a continuación intentará estable­
una manera inmediata, pero se puede dedr que tienen al menos la misma cer puentes entre las dos modalidades en lo que parecen ser los puntos
importancia. El tema económico dentro de la formación de los imperios coincidentes más prometedores. Aún así, el empalme será imperfecto. La
se ha vuelto a pensar siguiendo líneas que atraviesan las tradicionales fron­ ventaja, tal como está el asunto, será sugerir el modo en que pueden ser
teras entre los marxistas y las otras tendencias, además de haberse exten­ reabiertas ahora las fronteras que durante mucho tiempo se considera­
dido al mundo no europeo mediante estudios del medio ambiente, de la ron cerradas.
mano de obra; y de las empresas transnacionales, unos estudios que han Sin embargo, queda todavía una cuestión preliminar: la definición del
contribuido a reavivar el interés por la historia económica. La histor�a de problema que se está investigando. Sabido es que los términos en que se
252 EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO 253

plantee un debate influyen fuertemente en su desarrollo y sus conclusio­ sobre el imperialismo que están influidas ideológicamente deducen cier­
nes. También se da el caso de que los especialistas en historia del imperia­ tos resultados, ya sean de costes o de beneficios, a partir de hipótesis rela­
lismo y de los imperios rara vez sé detienen a explicar el significado que tivas a la motivación: si el imperialismo era necesariamente explotador
atribuyen a sus palabras. Hacerlo sería abrir un abanico de inmensas po­ en su intención, el resultado inevitable fue el subdesarrollo; si era inhe­
sibilidades que no se pueden examinar en el espacio de que disponemos rentemente benigno, las consecuencias eran beneficiosas. Sin embargo, la
aquí. El resumen que ofrecemos a continuación no resolverá problemas subordinación al imperialismo no implica por sí misma un solo resultado,
que son endémicos en este tema, pero será útil para un propósito más li­ y el resultado que corresponde a un momento determinado puede muy
mitado, que es guiar al lector a través de la discusión que está actualmen­ bien alterarse con el paso del tiempo.
te en marcha.. Estas deducciones y reflexiones generales. han de ser puestas ahora en
Los términos «expansión» e «imperialismo» se utilizan con frecuencia movimiento. Existen varias opciones, todas ellas imperfectas, para combi­
como si fueran intercambiables. El inconveniente de hacerlo así es que se nar _la narración y el análisis� El procedimiento que aquí se utiliza consiste
pierde una valiosa distinción. Aquí, utilizaremos expansión como térmi­ en tomar una serie de instantáneas de las relaciones de Europa con el
no genérico e imperialismo como específico. La expansión de Europa ha­ mundo no europeo desde tres posiciones en el tiempo: 1815, 1870 y 1914.
cia ultramar es un término incluyente: si la palabra imperialism� se deja Las instantáneas tomadas «antes» (en 1815) y «después» (en 1914) mostra­
para un estudio específico, expansión se puede reservar para movimien­ rán un marcado contraste. La posición intermedia (1870) se encuentra más
tos internacionales (ya sean de personas, bienes comerciales o ideas) que o menos entre las dos, pero el año se ha elegido no tanto por razones de
no eran imperialistas. Entonces es posible utilizar el término imperialis­ simetría cronológica como porque marcó un punto de partida, en la me­
mo para referirnos a una forma particular de expansión, marcada por la dida en que una única fecha puede hacerlo. El orden global que existía en
desigualdad y la subordinación, y por la integración de un Estado cliente 1815 mostraba distintos signos de cambio después de 1850; en 1870 las
o satélite en un país anfitrión o «madre» patria que es más poderoso. Ob­ manifestaciones de esos cambios eran ya fácilmente visibles; para 1914
sérvese, sin embargo, que la integración siempre es incompleta: un impe­ ya habían transformado el mundo.
rio sigue siendo un conglomerado multiétnico; si asimila completamente
a los pueblos sometidos, se convierte en un Estado nación ampliado.
Desde este punto de vista, el imperialismo constituye una amplia rama
del estudio del poder en las relaciones internacionales, y no está limitado Los imperios europeos en 1815
a unos vínculos constitucionales o incluso políticos. En otras palabras, el
imperialismo puede existir sin que se cree un imperio. Como veremos, El largo y debilitador conflicto entre Gran Bretaña y Francia fue·una lu­
el imperialismo de intencio�es no siempre condujo a un imperialismo de cha por el dominio del mundo, así como por el de Europa. Según la paz
resultados. Cuando lo hizo, la medida: del éxito no se basaba en si se vol­ de París de 1763, Franci�_.había quedado excluida de los dos premios más
vían a pintar los colores del mapa, como se hizo, por ejemplo, en el caso importantes: Norteamérica y la India. Posteriormente, primero bajo la
de la India, sino en si la soberanía o independencia del receptor se veía dirección de Choiseul y luego bajo el agresivo liderazgo de Napoleón Bo­
disminuida de una manera efectiva y significativa, como se puede decir que naparte, los franceses habían intentádo reclamar y ampliar su posición
sucedió en el caso de Argentina. Allí donde los colores cambiaron, nació perdida. Es cierto que las ambiciones imperiales de Napoleón se ceñían
un imperio formal, y con él las colonias y los territorios de ultramar. Pero, principalmente a Europa, pero no podía alcanzar sus objetivos sin ·desa­
si miramos sólo a la India y a Indochina, e ignoramos los casos de Argenti­ rrollar una estrategia global para contrarrestar la fuerza naval y colonial
na y del Imperio Otomano, omitimos una parte considerable de la sustancia de Gran Bretaña. La invasión directa de Gran Bretaña también había
de las relaciones imperialistas en el siglo d1ednueve �las «semicolonias� sido planeada y casi ejecutada. La consiguiente amenaza a la monarquía,
y el imperio «informal» o «invisible»-. Este planteamiento tiene. además la propiedad y la religión establecida había producido involuntariamente
el mérito de separar la causa_y la consecuencia� Aquellas explicaciones como resultado el fortalecimiento de la solidaridad nacional. El fiel John
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Bull I surgía de los partidos políticos para convertirse en un símbolo del gentina y casi todos los territorios comprendidos entre ambos países-.
carácter nacional; unos leones, rampant y couchant, se convirtieron en los España siguió poseyendo sus colonias de Cuba, Puerto Rico y las Islas fi...
emblemas generalizados del poderío nacional. El triunfo de Gran Breta­ lipinas, pero había que mirar el mapa· con lupa para encontrar alguna
ña en Trafalgar en 1805 le dio la supremacía en los océanos; Waterloo aca­ otra colonia española en el mundo no -europeo. Portugal también fue de­
bó de manera efectiva con el predominio de Francia en la parte continental cayendo. La invasión napoleónica de 1807 derrocó al gobierno portugués
. de Europa y la mantuvo así el tiempo suficiente para que la Pax Britan- y obligó al regente y a su corte a buscar refugio en Brasil. Este dramático
nica se convirtiera en una realidad bien atrincherada durante la mayor acontecimiento (facilitado por el experimentado servicio de mudanzas de
parte del siglo. las fuerzas navales británicas) elevó la posición de Brasil y abrió las vías
De hecho, por lo que respecta a la Europa continental, los años de la para que posteriormente se produjera un cambio político radical. Brasil
posguerra fueron años de retirada imperial. El acuerdo de paz privó a se convirtió en un socio en pie de igualdad dentro del Reino Unido cons­
Francia de todas sus colonias, así como de sus conquistas bélicas tempo­ tituido con Portugal en 1815, y declaró su independencia en 1822. Con
rales. Sólo se le devolvió un puñado de territorios sin importancia: las is­ este acontecimiento, Portugal perdió la que era con mucho su posesión más
las Martinica y Guadalupe en el Caribe, una pocas islas en el Atlántico, la importante en ultramar. Conservó posiciones en Asia (principalmente Goa,
pequeña colonia de la Guayana en Sudamérica, cinco diminutos puestos Macao y parte de Timor}, pero su imperio oriental se había derrumbado
avanzados en la India y uno en Senegal. En cualquier caso, fue una pobre hacía ya mucho tiempo, perdiendo la posición eminente que había disfru­
ganancia por medio siglo de esfuerzos. A largo plazo, es verdad que Fran­ tado en el siglo dieciséis, aunque la nostalgia de la «edad dorada» sobrevi­
cia intentó recuperar su posición como potencia colonial: se apoderó, de vió -como se puede observar. todavía actualmente en la historiografía
Argel en 1830; cierto número de islas de los océanos Índico y Pacífico fueron relativa al tema-. Portugal reclamaba también para sí territorios de Áfri­
anexionadas en la década de 1840, cuando Francia hizo un esfuerzo por ca Central, pero éstos tenían más presencia en los mapas que en la rea­
asegurar sus bases navales estratégicas; y Luis Napoleón (Napoleón III) lidad. Los asentamientos coloniales de Mozambique no eran más que un
emprendió una toma de poder especulativa en Méjico en el período 1863- modesto legado de sus decadentes conexiones con la India; la riqueza
1867. Pero los resultados no se correspondieron con las intenciones. Ar­ de Angola dependía del tráfico de esclavos; que el «aliado más antiguo» de
gel no era Argelia: la conquista del país duró cuarenta años; la colonización Portugal, Gran Bretaña, había decidido prohibir.
llevó más tiempo. Las bases navales cumplieron un objetivo, pero en su Los holandeses, que habían desplazado a los portugueses de Asia en el
mayor parte eran migajas que habían dejado los británicos. La aventura siglo diecisiete, sufrieron en el dieciocho unas guerras de larga duración
mejicana fue un fiasco. Cuando la Legión Extranjera se retiró de Ciudad con Francia, que culminaron en la humillación final de la conquista (1795)
de Méjico en 1867, Francia tenía aún pendiente el establecimiento de. una y la anexión (1810). Cuando Londres sustituyó a Amsterdam como ca­
presencia significativa en el mundo no europeo� pital comercial y financiera de Europa, los británicos tuvieron una ra­
Desastres mayores les sobrevinieron a España y Portugal, que en otros zón más para felicitarse a sí mismos por la sabiduría que les había lleva­
tiempos habían sido poderosos imperios. El imperio español en el Nuevo do a seguir viviendo en una isla. Los holandeses se mantuvieron en sus
Mundo, una rica fuente de plata y leyendas durante largo tiempo, se de­ posesiones de Indonesia y en unas pocas islas pequeñas del Caribe, pero
rrumbó como consecuencia de la total incapacidad para reaccionar ante esto les fue posible solamente por que recibieron ,ayuda, primero mili­
la combinación de la conquista napoleónica en la Metrópoli y las exigei{­ tar y luego diplomática, de Gran Bretaña. El Tratado Anglo-Holandés
cias de los colonos en la periferia. Durante las décadas de 181O y 1820, el de 1824 reconocía Indonesia como una zona de influencia holandesa y
gobierno español fue sustituido por un� cadena de repúblicas indepen -:­ proporcionaba garantías para una presencia imperial continua. Sin em­
dientes en Centroamérica y América del Sur -desde Méjico hasta Ar.. bargo, por aquel tiempo, los Países Bajos, al igual que España y Portu­
gal, estaban entrando en un período de tumultos civiles que centraban
Personificación de la nación inglesa o del ciudadano inglés típicamente insular. (N. de su atención y su energía más en los asuntos de la Metrópoli que en los
la t.) de ultramar.
EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO 2 57

Esta Era de las Revoluciones tuvo un efecto profundo también en el Im­ controlar las rutas hacia el Lejano Oriente. La ocupación de otros puertos
perio Británico. La pérdida de las colonias americanas en 1783 fue en cual­ clave, como el deAdén (1839), Hong Kong (1842), Labuan, en el norte de
quier caso, incluso en el de las de España, un importa.nte desastre imperial, Borneo {1846) y Lagos en el África occidental (1851), tenía por objeto
aunque las consecuencias a largo plazo para las relaciones entre Gran conseguir el más amplio control de los océanos y abrir vías para avanzar
Bretaña y Estados Unidos fueran, como sabemos hoy en día, más tranqui­ tierra adentro. Además, se hicieron esfuerzos deliberados para promover
lizadoras. Se pensó durante mucho tiempo que el consiguiente trauma la emigración y los asentamientos, tanto mediante la expansión de las co­
político produjo en Gran Bretaña una reacción contra la posibilidad de lonias existentes en la Norteamérica británica y enAustralia, como esta­
posteriores anexiones coloniales, y que el naciente sentimiento anti-impe­ bleciendo otras nuevas en África del Sur (a través de Ciudad del Cabo) y
rialista se vio reforzado por la oportuna publicación de Wealth ofNations en Nueva Zelanda {1840). Ninguna de estas fronteras se hizo retroceder
(La riqueza de las naciones) (1776), deAdam Smith, donde se condenaban sin esfuerzo: la fuerza estaba presente; de esto, a menudo, se derivaron
las restricciones mercantilistas que hicieron que el imperio fuera una em­ hostilidades.
presa con costes tan elevados: «los consumidores nacionales», afirmaba Dichas ampliaciones formales del imperio, aunque sean impresionan­
Smith, .«han soportado la carga del gasto total de mantener y defender ese tes, no llegan a expresar en toda su magnitud la creciente preseacia britá­
imperio». La idea de que desde el siglo dieciocho existía una tendencia nica en el mundo no europeo. La expansión en ultramar .también au­
creciente en sentido opuesto al imperio constituyó la base para pensar mentó la influencia informal británica de un modo que se ajusta a la
que la era de libre comercio que vendría a continuación habría de ser definición de imperialismo que hemos ofrecido anteriormente. En 1838,
esencialmente anti-imperialista. Esta hipótesis ejerció una profunda in­ por ejemplo,'un tratado de libre comercio acordado con el Imperio Oto­
fluencia en toda la concepción del tema. En particular, fomentó la creen­ mano salvaguardaba la posición de ciertas minorías europeas, sometía los
cia de que buena parte del siglo diecinueve fue un período de inactividad aranceles a un control externo, y eliminaba los monopolios estatales. El
imperial; entonces el problema pasó a ser el de comprender el repentino tratado fue seguido por un paquete de reformas modernizadoras ofreci­
rebrote de las rivalidades imperialistas durante el último cuarto de siglo. das en unos términos tales que los otomanos difícilmente podían re­
Como hemos visto, este asunto se cristalizó en el debate sobre el «nuevo» chazar. Después de una exhibición de fuerza, se firmó un tratado similar
imperialismo, una cuestión absorbente dentro de gran parte de la historio­ de libre comercio con Persia en 1841. Casi al mismo tiempo, Gran Breta­
grafía tradicional. ña sostuvo dos guerras contra China en 1839-1842 y 1856-1860, con las
Actualmente, esta interpretación no se considera ya convincente. La que obtuvo Hong Kong y una serie de puertos concertados (el más im­
historia de Gran Bretaña después de la pérdida de las colonias americanas portante Shanghai) cuya función era promover el comercio británico con
difícilmente se puede considerar como la de una potencia anti-imperial. los territorios del interior que en gran medida estaban sin explotar. Pero
Mantuvo el resto de su imperio, incluida la Norteamérica británica (lo las mayores y mejores posibilidades de crear un «imperio» informal esta­
que posteriormente sería Canadá), las islas más valiosas del Caribe, y tam­ ban enAmérica Latina. Como dijo Canning, el mínistro deAsuntos Exte­
bién la India, y retuvo los territorios más deseables obtenidos en guerras, riores, en 1824 con una frase que ha llegado a ser célebre: «La América es­
como Malta y Ciudad del Cabo. Gran Bretaña también siguió adelante con pañola es libre, y si no dirigimos mal nuestros asuntos, es inglesa». La idea
posteriores anexiones en la India (incluida la isla de Ceilán) durante las era dar forma a las repúblicas recientemente independizadas mediante el
guerras con Francia, y continuó consiguiendo adquisiciones sustanciales comercio, las inversiones, y la exportación del liberalismo británico a es­
allí hasta la década de 1840, siendo ejemplos destacados Sind (1843) y el tas repúblicas, de tal modo que se convirtieran en unos socios comercia­
Punyab ( 1849). Las anexiones de territorios en la vecina Birmania como· les valorados (y dependientes), así como en.unos aliados convenientes.. El
consecuencia de las guerras de 1824-1826 y de 1852 impusieron el poder grado de éxito obtenido mediante estos esfuerzos ha sido tema de un im­
británico en aquella zona; la adquisición del puerto de Singapur, un en­ portante debate entre los expertos modernos, y se ha convertido actual.:.
clave vital, en 1819 proporcionó un punto de partida desde el que se po­ mente en la prueba histórica clásica que han de pasar las teorías del, im­
drían iniciar movimientos posteriores en la Malasia peninsular, así como perio informal o invisible.
EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO 259

Todo el mundo está de acuerdo en que durante la primera mitad del si­ cuando se utilizaban plenamente las lanchas cañoneras de Palmerston y
glo diecinueve el Imperio Británico recibió añadidos formales y sustan­ los organismos que conseguían contratos, y cuando los planes de emigra­
ciales, y si se acepta además que la presencia y la influencia informales ción se solicitaban afanosamente. Sin embargo, toda esta actividad ponía
de Gran Bretaña también se expandieron (incluso si se discute el grado de de manifiesto, no el triunfo de la industria, sino de sus dificultades emer­
expansión), entonces queda claro que es imposible aceptar la afirmación gentes. Las exportaciones de productos básicos ( especialmente algodón)
de que transcurrió un largo período de anti-imperialismo entre las dos fa­ sufrían de una sobreproducción y de la caída de beneficios, por lo que ne­
ses del imperio, la antigua y la nueva. Lo que sucede, en cambio, es que nos cesitaban nuevos mercados que no se podían conseguir fácilmente en la
enfrentamos con el problema de explicar toda una serie de aumentos nota­ Europa proteccionista. Al mismo tiempo, el crecimiento demográfico esta­
bles de la presencia efectiva de Gran Bretaña en el mundo no europeo, du­ ba dejando corto el abastecimiento de los alimentos que se podían obte­
rante la primera mitad del siglo diecinueve. ner en los mercados nacionales, y el creciente desempleo estaba generando
Como se podría esperar, existe una amplia oferta de explicaciones. La un desafío al orden público, como puso de manifiesto vivamente el movi­
que ha tenido indudablemente más influencia se centra en la Revolu­ miento cartista. La decisión de abandonar el mercantilismo no fue la cul­
ción Industrial, que comenzó a finales del siglo dieciocho. La industriali­ minación de un avance sin esfuerzo en la industria, sino un experimento
zación es lo que distingue el desarrollo económico de Gran Bretaña del de arriesgado diseñado con el fin de abrir nuevos mercados para los produc­
otros Estados europeos de aquella época; parece razonable suponer que la tos manufacturados y conseguir nuevos proveedores de alimentos para la
industrialización pudiera asimismo explicar el hecho de que Gran Breta­ población urbana. En 1849, Peel afirmaba estar seguro de que la abolición
ña tuviera también mucho más éxito en ultramar. Desafortunadamente de las leyes protectoras de los cereales habían hecho posible que Gran Bre­
-puesto que la sencillez tiene un poderoso atractivo- el caso, tal como taña «cruzara triunfante la tormenta que había convulsionado a otras na­
se ha expuesto, necesita una revisión en la misma medida que una mera ciones» durante el año anterior.
elaboración. El comercio de ultramar fue en las primeras etapas de la Re­ La explicación del «caso excepcional» británico no termina con una re­
volución Industrial menos importante de lo que se pensó en un primer visión de la idea que se tenía sobre el desarrollo de la industria moderna.
momento; en los casos en que fue relevante, las conexiones comerciales Se ha argumentado recientemente que la historiografía establecida ha exa­
más destacadas solían ser las que ya existían anteriormente -por ejem­ gerado el lugar que ocupa la Revolución Industrial en la historia británica
plo, con las Indias Occidentales y con América del Norte-. Además, el li­ moderna, y que hay que desplazar el foco de atención al desarrollo de los
bre comercio no fue promovido por una burguesía ascendente que lleva­ servicios financieros y comerciales, simbolizados por el ascenso de Londres
ra La riqueza de las naciones en una mano y el talonario de cheques en la como centro preeminente del comercio mundial y por el surgimiento de
otra. Las nuevas industrias crecieron con la protección de las restricciones la libra esterlina como principal divisa internacional. Londres y los Con­
mercantilistas, a las que la mayoría de los fabricantes estaban ansiosos de dados Interiores fueron centros importantes de empleo en el sector de ser­
aferrarse durante todo el tiempo que fuera posible, y el libre comercio no vicios; la City generaba unos beneficios vitales procedentes de ultramar
se estableció plenamente hasta 1850, después de la abolición de las Corn y sus figuras principales ejercían una influencia considerable en los círcu­
Laws (Leyes protectoras de los cereales) en 1846 y de las Navigation Acts los políticos. Desde este punto de vista, la expansión imperial se proyectó
(Leyes de la navegación) en 1849. no sólo para resolver problemas de la industria, sino también para maxi­
Esto no significa que estemos obligados a descartar las interpretacio­ mizar los beneficios de la City, y más para convertir a Gran Bretaña en el
nes económicas del imperialismo o a caer de nuevo en explicaciones ba­ almacén del mundo que para que fuera su taller.
sadas en el azar y las circunstancias. La Revolución Industrial sigue siendo Lo que resulta especialmente interesante en relación tanto con la teo­
importante para explicar la presencia cada vez más expansiva de Gran Bre­ ría revisada del papel de la industria, como con el nuevo énfasis que se
taña en el mundo no europeo, pero el papel que desempeña ha de ser re­ pone en la City, es el modo en que ambos argumentos están ligados a
visado. Los claros signos de conexión sistemática entre el proceso de in­ cambios y acontecimientos más ;amplios de la sociedad, en vez de estar
dustrialización y el imperialismo datan de las décadas de 1830 y 1840, separados y colocados en una caja aparte para ser consultados exclusiva-
260 EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO

mente por especialistas en historia internacional. Esta observación es


aplicable igualmente cuando se trata de la defensa, a la que también hay 1870: La lucha por el dominio del mundo
que dar un papel predominante a la hora de explicar la expansión de
Gran Bretaña en ultramar. La pequeña isla situada mar adentro se había Desde la perspectiva de 1870 es posible seguir con cierta claridad la apa­
visto obligada durante mucho tiempo a dar la máxima prioridad a la ne­ rición de tendencias importantes en lo económico, lo político y lo cul­
cesidad de protegerse contra vecinos mayores y más poderosos, en primer tural, unas tendencias que comenzaron a emerger desde mediados de si­
lugar contra España y Francia. La estrategia principal consistió en desa­ glo, y también se puede mirar hacia adelante para ver cómo hallaron
rrollar la flota, la marina o «senior service», y con ella una política «oceá­ expresión en el período de intensa competición imperialista que caracte­
nica» que abarcó todo el mundo. El poder naval fue apoyado mediante rizó a los años previos a la Primera Guerra Mundial. La cuestión de cómo
políticas mercantilistas; la riqueza creada por el transporte marítimo ge­ se pueden relacionar y sopesar estos elementos para explicar el imperia­
neró unos beneficios considerables procedentes del exterior y un cierto lismo de finales del siglo diecinueve queda reservada para la próxima sec­
grado de independencia con respecto a los competidores o enemigos te­ ción de este capítulo, donde la perspectiva que se puede tener desde la fe­
rrestres. La sufrida infantería también cumplió su función: las victorias cha final de 1914 ofrece la ventaja de que la percepción retrospectiva pueda
de Wellington elevaron la posición del ejército y confirmaron que servía aclarar este desalentador y aún desconcertante problema.
a los intereses de la nación en vez de a las ambiciones de tiranos poten­ Para 1870, cierto número de cambios económicos y tecnológicos ha­
ciales, como se había temido en el siglo dieciocho. Trafalgar y Waterloo bían comenzado a transformar el paisaje de la Europa continental. Desde
eran una advertencia permanente de la importancia vital que tenían las los primeros años del siglo diecinueve la industrialización se había exten­
fuerzas armadas para defender aquella peculiar combinación de conser­ dido de una manera lenta y desigual. Para el último cuarto, del siglo, cier­
vadurismo y reforma que iba a caracterizar la vida británica después de tas regiones de Alemania, Francia y Bélgica tenían sectores industriales de
1815, y esto contribuye a explicar la supervivencia del carácter marcial a tamaño considerable, y Alemania, la más avanzada de las potencias euro­
lo largo de la era de internacionalismo liberal de Gladstone -y más allá peas, comenzaba a ser pionera de los productos de la segunda revolución
de dicha era. industrial, entre los que destacaban los productos químicos y los eléctri­
Contemplando el mundo desde el punto de vista de 1815, resulta pa- cos. La aplicación de la potencia del vapor, fundamental para obtener
tente que la primera mitad del siglo diecinueve fue un período de desa­ mejoras en la productividad manufacturera, hizo también que la eficiencia
rrollo marcadamente desigual en las relaciones de Europa con las·socie­ del transporte aumentara de forma impactante: se construyeron ferroca­
dades no europeas. Imperios que en otros tiempos fueron grandes, se rriles desde la década de·1830; los servicios de los barcos de vapor transo­
retiraban o ya se habían derrumbado; Gran Bretaña era la única que esta­ ceánicos comenzaron en la década de 1850. Estos adelantos recortaron
ba creando nuevas fronteras de expansión, formal e informal, en ultra­ los costes y aceleraron drásticamente el desplazamiento de personas y
mar. En conjunto, este empeño debe considerarse como una estrategia a mercancías. La aplicación de otra innovación milagrosa, la electricidad,
largo plazo para conseguir la paz. Maximizando su ventaja comparati­ tuvo un efecto similar sobre los flujos de información tras la invención del
va en las finanzas, la navegación y el comercio, y·estableciendo alianzas telégrafo terrestre en la década de 1840 y del cable submarino en la de
políticas fiables en el exterior, Gran Bretaña esperaba crear un régimen 1850. Las mejoras tecnológicas también transformaron los medios de des­
internacional que respaldaría su.propio orden liberal económico y políti­ trucción, haciendo posible la utilización de navíos más grandes y más po­
co, que estaba naciendo. Aún así, las fronteras establecidas en ultramar tentes, y, con la invención de los rifles de carga automática y de campo mó­
tenían todavía que trasladarse una gran distancia tierra adentro, excepto vil, contribuyeron en gran medida a que la posibilidad de la guerra total
en la India; además, el intento de crear un imperio informal en América estuviera mucho más cerca.
Latina ( así como en otros lugares) sólo había tenido un éxito limitado. El Estas innovaciones llegaron a los territorios de ultramar muy poco
imperialismo en fase de intento era. evidente, pero aún había de ser con:. después de implantarse en Europa. Durante la década de 1850, los servi­
frontado con un imperialismo· de resultados. cios regulares de barcos de vapor comenzaron a llegar a los puertos del
262 EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO

África subsahariana, empezó la construcción de ferrocarriles en la India, Europa tuvieron una importancia cada vez mayor para financiar el de­
Australia y América Latina, y se tendió el primer cable telegráfico tras­ sarrollo en el resto del mundo. Al principio, el capital iba dirigido prin­
atlántico. Para la década de 1870, las conexiones iniciales se habían mul­ cipalmente a los gobiernos, ya fuera para ayudar a las viejas estructuras,
tiplicado, pero, a pesar de ello, llegar hasta los continentes seguía siendo como el Imperio Otomano, o para modernizar o ayudar a nacer a Estados
más fácil que atravesarlos: en la mayor parte de Asia y África, al final del totalmente nuevos, como las repúblicas de Latinoamérica. A partir de la
siglo, la construcción de ferrocarriles aún esperaba la llegada de algún go­ década de 1870, una proporción cada vez mayor de ayuda financiera fue
bierno europeo� Nuevos métodos de ingeniería hicieron posible que los destinada a las empresas privadas, sobre todo a los ferrocarriles. Un nue­
grandes canales de Suez (1869) y Panamá (1914) separaran cuatro conti­ vo conjunto de grandes bancos y empresas complementarias comerciales
nentes. Las armas modernas llegaron antes todavía:los rifles Enfield estu­ y navales surgieron, con una especialización y unas dimensiones cada vez
vieron disponibles para zanjar los motines de la India en 1856; la primi­ mayores, para controlar la economía internacional. La integración de los
tiva ametralladora de Gatling se utilizó a partir de 1862 (aunque le falló a mercados de productos básicos quedó equiparada con la integración de
Gordon en Jartum en 1885); la versión de Maxim, muy mejorada, llegó al los mercados de capitales; en 1873 se puso de manifiesto la activación de un
mercado en 1889 (a tiempo para matar 11.000 sudaneses en Omdurman nuevo (y actualmente familiar) conjunto de relaciones, cuando una crisis
en 1898). Estas máquinas de destrucción fueron consideradas activos eco­ financiera en Estados Unidos se transmitió a otros países en proceso de
nómicos, ya que se trataba esencialmente de artilugios que ahorraban mano industrialización y, a través de éstos, a los exportadores de productos «pri­
de obra, lo que recortaba en gran medida los costes de la coerción. Tenían marios».
el enorme mérito (para aquellos que las poseían) de hacer posible que unos La apertura de nuevas fronteras generó otro éxodo desde Europa. La
pocos dominaran a muchos. emigración se vio impulsada por el crecimiento demográfico, el desem­
Los adelantos fortalecieron muchísimo las conexiones entre Europa y pleo, y (en algunas partes de Europa) por la inestabilidad política; esta
el resto del mundo. El volumen y el montante de los negocios aumen­ emigración se extendió aún más a medida que se difundía la información
taron hasta alcanzar unos niveles sin precedentes. Más significativos fueron sobre nuevas oportunidades y bajaba el coste de emigrar para aprovechar­
los cambios en la estructura de la economía internacional cuando la cre­ las. Francia fue la excepción que confir�a la regla: la caída de la tasa de
ciente especialización produjo el modelo clásico de intercambio mediante natalidad, las constantes oportunidades de empleo en el país, y las perspec­
el cual Europa exportaba productos manufacturados y el resto del mun­ tivas generalmente poco atractivas que ofrecían sus propias colonias se
do se centraba en producir materias primas y alimentos. Los brotes de una combinaron para mantener baja la tasa de emigración -para disgusto de
«revolución verde» se podían ver en el crecimiento de los enclaves del los entusiastas del colonialismo-. Sin embargo, hacia mediados del siglo
comercio de exportación por todo el mundo. Los barcos de vapor trans­ el movimiento forzado y a gran escala de africanos a través del Atlántico
portaban cereales, aceites vegetales, algodón, yute, café, cacao, caucho, seda se detuvo finalmente y fue sustituido por un flujo de emigrantes libres,
y maderas hasta los puertos de Europa, en un intercambio con los pro­ aunque a menudo desesperadamente pobres: ingleses, escoceses, gale­
ductos clásicos de los grandes centros industriales:principalmente produc­ ses e irlandeses se establecieron en Norteamérica; los emigrantes españoles
tos textiles y metalúrgicos. La revolución de la minería fue aún más visible e italianos fueron a Latinoamérica. Las otras «colonias de asentamiento»
cuando se descubrieron ricos yacimientos de oro y otros minerales, como como el Cabo, Australia y Nueva Zelanda, que habían sido ocupadas, pero
diamantes, cobre y estaño, en fronteras muy lejanas, a veces en circuns­ escasamente pobladas por colonos, empezaron también a llenarse .. Estos
tancias dramáticas. Fue en ese momento, en la segunda mitad del siglo, flujos crecieron enormemente durante el último cuarto del siglo, época
cuando la Revolución Industrial comenzó a tener un efecto importante en en la que habían surgido nuevas fuentes de suministros y nuevos desti­
las relaciones económicas con el mundo no europeo. nos, con lo que empezaron a desdibujarse las líneas iniciales de conexión
La expansión del comercio mundial estuvo estrechamente relacionada entre el país de origen y el país anfitrión.
con la exportación de capital y los movimientos demográficos. Después El movimiento de poblaciones entre y dentro de otros continentes
de mediados del siglo diecinueve, los flujos financieros procedentes de afectados por las influencias transmitidas desde Europa está casi ente-
EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRA,MAR, IMPERIALISMO E IMPERIO

rrado bajo esta historia familiar. Mientras los europeos realizaban el via­ más militantes contra el Islam, fundó la Sociedad de Misioneros en 1868,
je_, todavía peligroso, a través del Atlántico, cantidades cada vez mayores cuando era arzobispo de Argel. Livingstone, que murió en África en
de chinos se abrían camino hacia Singapur y otras partes del sudeste de 1873, fue venerado en Europa como misionero, al mismo tiempo que
Asia, los colonos y trabajadores de paso procedentes de la India expan­ como explorador. El general Gordon, soldado cristiano y guardián de la
dían sus antiguos vínculos con el África oriental y los extendían hacia el frontera contra el Islam, se convirtió en un mártir: su muerte en Jartum
sur hasta Natal y el Cabo, y los africanos, vietnamitas, malayos y muchos en 1885 indujo a otros a unirse a la campaña europea para redimir a los
otros recorrían largas distancias para trabajar en las minas y en las plan­ paganos.
taciones -a menudo en circunstancias que planteaban dudas sobre la . La información recogida de fuentes y lugares tan diversos se procesó
efectividad de la abolición de la esclavitud-. En conjunto, lo que estaba de maneras que eran nuevas, o ampliación de otras ya existentes. Estudios
sucediendo globalmente hacia 1870 era el movimiento de un factor de realizados en Gran Bretaña o en Francia han mostrado cómo la capacidad
producción, la mano de obra, financiado por otro, el capital, para apro­ de leer y escribir, cada vez.más generalizada, combinada con el desarro­
vechar las oportunidades que se presentaban en un tercer factor, inmó­ llo de la prensa popular, hizo que las. noticias de un mundo más am­
vil, que era la tierra. plio llegaran a una audiencia no especializada, y cómo se mezclaron los
El desarrollo económico y el movimiento demográfico produjeron hechos y la fantasía para .producir representaciones maleables, y a veces
también una aportación en sentido inverso, consistente en información e falsas, de otras sociedades. Los novelistas, buenos, malos o indiferentes, con­
imágenes a una escala que en absoluto tenía precedentes. Ésta fue la gran siguieron popularidad, y a veces incluso renombre, capitalizando este in­
era de la exploración, cuando todavía existían algunos continentes por des­ terés recién descubierto. La década de 1880 fue testigo de la publicación
cubrir y una ayuda que bastaba para hacer posibles los descubrimientos de todo un cúmulo de famosos relatos de aventuras, entre los que desta­
-aunque no la ayuda·suficiente para hacerlos demasiado fácile�. (Stan­ can Le roman d'un spahi (1881) de Pierre· Loti, La isla del tesoro (1883) de
ley, sin embargo, siempre se las arregló para viajar con una cama portátil Stévenson, y Las minas del rey Salomón (1885) de Rider Haggard. Hacia el
y grandes provisiones de champaña.) Se cruzaron desiertos, se escalaron cambio de siglo, la novela colonial se había convertido eri un género lite­
montañas, se atravesaron selvas, se sortearon icebergs. Los más famo­ rario muy apreciado, y una nueva generación de imperialistas de sillón se
sos exploradores, como de Brazza, Livingstone, y Stanley, se convirtieron había.educado con historias de triunfo sobre fuerzas superiores y sobre
en leyendas e ídolos, agasajados por los gobiernos y recordados por tener adversidades en zonas del mundo «no civilizadas». Imágenes de tierras le­
ríos, lagos y ciudades que se bautizaron con sus nombres; Carl Peters fue janas, habitualmente mezcladas con temas imperiales y patrióticos, en­
añadido posteriormente al panteón de Hitler. La época heroica de los des.,. contraron muchos otras vías de expresión populares: en la poesía de New­
cubrimientos llegó a su fin cuando Amundsen alcanzó el polo Sur en 1911; bolt y Kipling, en los teatros y las salas de conciertos, en anuncios de prensa
por aquel entonces, la moral de la prueba de resistencia y del sacrificio per­ y carteleras, así como en fotografías y postales -entre las cuales la Mau­
sonal había configurado un modelo de hombre muy masculino. La muerte resque (el retrato de mujeres norteafricanas) llegó a ser especialmente po­
de Scott en la Antártida en 1912 constituyó.un ejemplo que muchos hé­ pular en Francia.
roes desconocidos iban a seguir. en lós campos de batalla de Europa entre Las disciplinas académicas también desempeñaron su papel en la trans­
1914 y 1918. misión de ideas relativas al mundo no europeo. La geografía, la geología,
Los cristianos fuertes y decididos también-exploraron� resistieron y se la oceanografía, la antropología, la botánica, la zoología, la medicina tro­
sacrificaron. El esfuerzo por convertir almas fue de la mano con el esfuer­ pical y la historia son algunas de las disciplinas académicas que resultaron
zo por transformar las economías ylas sociedades. En ambos casos, du­ enormemente estimuladas por la expansión hacia ultramar y, en la mayo­
rante la primera mitad del siglo, los resultados no se correspondieron con ría de los casos, se vieron afectadas por el imperialismo y el imperio. Las
las intenciones. Sin embargo, para 1870 ya se habían reavivado la energía nuevas «ciencias» llamadas eugenesia y frenología hicieron sentir su pre­
y la actividad de los misioneros, que continuaron así hasta 1914, especial­ sencia a través de sus influyentes afirmaciones relativas a la clasificación y
mente en África y Asia. El cardenal Lavigerie, uno de los cruzados europeos la capacidad de las distintas «razas». El imperio, sus héroes y los valores de
266 EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO

que daban ejemplo estaban también incluidos en la formación de los jó­ Aquí sólo es necesario que nos refiramos a los procesos fundamentales de
venes, especialmente en Gran Bretaña, a través del sistema educativo, el construcción de la nación y del Estado que fueron una preocupación en.la
deporte y organizaciones juveniles tales como los Boy Scouts (1908) y las mayor parte de Europa durante el siglo· diecinueve. La construcción de los
Girl Guides (1910). Estados fue el proceso más dramático porque suponía cambios visibles, y
El estudio de la idea que se hacían los europeos sobre las sociedades no a menudo instantáneos, en las fronteras y las constituciones, como suce­
europeas, designado a veces como orientalismo, es actualmente la rama dió, por ejemplo, en 1830, cuando los Países Bajos y Bélgica se separaron y
más conocida de la nueva investigación sobre el imperialismo. Las ra­ se convirtieron en Estados independientes. Los movimientos que desem­
zones de este renacimiento no se pueden examinar en este trabajo, salvo bocaron en la unificación de Italia en 1870 y en la creación de Alemania el
decir que en ellas está incluida u�a preocupación por identificar fuentes año siguiente fueron más importantes en cuanto a su escala y alcance, por­
alternativas y culturales de la opresión colonial tras abandonar la base que alteraron el equilibrio de poder, así como la configuración de Euro­
económica de las habituales explicaciones marxistas, y la necesidad de en­ pa. Incluso allí donde las fronteras permanecieron más o menos fijas, los
contrar una voz para fas minorías étnicas en el mundo contemporáneo. Estados existentes experimentaron un cambio interno importante cuan­
La conclusión general de los estudios escritos desde esta perspectiva es que do, ya fuera por los gobiernos centrales o mediante una revolución, se
los observadores europeos produjeron estereotipos despectivos y a me­ puso en marcha el proceso de construcción nacional; Las estrategias de in­
nudo racistas para describir otras sociedades, incluso cuando pensaban corporación no siempre tuvieron- éxito: la asimilación mediante un colo­
que estaban siendo objetivos y científicos. nialismo interno podía provocar fácilmente una reacción provincial; el
El problema que surge con esta interpretación es que impone un este­ centro unas veces perdió poder y otras lo ganó; Austria fue obligada a
reotipo 'propio para lo que era un conjunto de imágenes muy diversas y conceder la igualdad a Hungría en 1867, aunque ésta seguía·estando den­
en continua evolución. En realidad, en el siglo dieciocho ya se disponía de tro de la doble monarquía de Austria-Hungría. España y Portugal fueron
descripciones muy diferentes de las otras sociedades, a veces como nobles escenarios de revoluciones o insurrecciones después de 1848, así como con
y a veces como bárbaras. El siglo diecinueve fue testigo de una continua­ anterioridad, y continuaron oscilando entre formas de gobierno monár­
ción en el desarrollo de la literatura racista, pero también vio el creci­ quicas y republicanas. Francia y Gran Bretaña tenían ya un fuerte senti­
miento de modos de pensar anti-imperialistas. Estos pensamientos dis­ miento nacional, pero ambas se vieron obligadas a enfrentarse con disi­
crepantes no aparecían sólo en intelectuales y políticos destacados, como dencias internas y exigencias separatistas, aun cuando el desafío bretón no
Anatole France y Jean Jaures, sino también en eminentes exploradores y fue equiparable al irlandés. La fórmula británica para dar consistencia a la
misioneros que se identificaban con las sociedades que llegaban a cono­ idea de un Reino Unido se basaba en una reforma lenta y cautelosa. Los
cer. Sentimientos que alcanzaron también al gran número de escritores, franceses, fieles al espíritu revolucionario de terreur et rupture, iban por un
pintores, compositores y diseñadores que se inspiraron en lo que vieron o camino más pedregoso; además, estaban más expuestos a agresiones ex­
comprendieron de estas sociedades tan diferentes. Gauguin se fue a vivir ternas. La inestabilidad política que se generó después de 1815 continuó
a Tahití; Stevenson se estableció en Samoa. Por lo tanto, aunque haya bue­ con las revoluciones de-1830-y 1848, y se fundió con la catastrófica derro­
nas razones para poner el énfasis en el creciente volumen y la variedad de ta a manos de Prusia en 1870, dando lugar a la Tercera República, que do­
las imágenes europeas de finales del siglo diecinueve relativas a otras so­ minó la gran era de la expansión colonial francesa.
ciedades, y también para confirmar la creencia de que mucho de ello sir­ Estos acontecimientos no fluyeron hacia el mundo no europeo tan fá­
vió a los intereses de la expansión de Europa, existen asimismo sólidas ra­ cilmente como el comercio, el capital y las ideas, pero, sin embargo, son
zones para resistirse a la tentación de reducir esas impresiones múltiples de gran importancia para comprender la expansión hacia ultramar y el
a un tosco estereotipo, incluso cuando se haya hecho con la intención de imperialismo. Por una parte, se ha argumentado que el imperialismo de
servir a una buena causa. finales del siglo diecinueve fue una expresión del cambiante equilibrio
La importancia de los cambios políticos que se pudieron ver en 1870 de poderes en Europa; por otra parte, se ha dicho que fue producto del
está plenamente reconocida en los capítulos que complementan a éste. nacionalismo. Sobre estas posibilidades hablaremos en la próxima sec-
268 EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO

ción de este capítulo. En esta sección es suficiente observar que la cons­ una potencia imperial de pleno derecho. Rusia presionó para llevar ade­
trucción de Estados, y en mayor medida la construcción nacional, fueron lante sus planes de ampliar su imperio terrestre en el centro y el este de Asia,
procesos que ampliaron el ruedo político, ya fuera de una manera formal tomando territorios de China y expandiéndose hacia Manchuria, hasta
extendiendo el derecho al voto, o mediante llamamientos a un público cada que fue frenada por la victoria de Japón en la guerra ruso-japonesa de
vez más amplio y más alfabetizado. Esto abrió la doble perspectiva de ma­ 1904-1905. La presencia de las potencias con aspiraciones coloniales se hizo
nipular y responder a la opinión pública. El parti colonial (Partido Colo­ sentir sobre todo en África. Alemania consiguió algunas zonas del oeste,
nial) aprovechó el sistema político más abierto que existía bajo la Tercera el este y el suroeste de África en 1884-1885 (y también un puñado de islas
República para promover su causa; el fervor patriotero que se produjo du­ en el Pacífico). Italia, que había fracasado en la conquista de Abisinia en
rante la guerra anglo-bóer (1899-1902) es probablemente el ejemplo más 1895-1896, consiguió Libia en 1911. El vasto Estado privado establecido
conocido de apoyo popular al imperialismo. El resultado, en ambos ca­ en el Congo por el rey Leopoldo II de Bélgica durante la década de 1880,
sos, fue que el imperialismo se convirtió en un asunto cada vez más pro­ pasó a estar directamente bajo el gobierno belga en 1908.
minente en la agenda política después de 1870. Aunque sea sustancial, esta lista de anexiones no consigue captar en su
Como ya se ha dicho al principio, no puede caber ninguna duda de que plenitud la expansión de Europa durante.este período,,ya que no indica la
ésta fue una época de intensas rivalidades imperialistas, aunque se admi­ difusión de la influencia informal y, en ciertos aspectos, la creación de im­
ta que el período anterior a 1870 se caracterizó más por la expansión in­ perios informales. Aunque Latinoamérica, el Oriente Medio y China no
formal que por la inactividad. Prácticamente toda África fue dividida y se convirtieron en colonias europeas, su independencia estuvo significa­
luego ocupada, principalmente por Gran Bretaña y Francia, entre 1879, tivamente comprometida. Cierto número de repúblicas latinoamerica­
cuando los franceses avanzaron entrando en Senegal, y 1912, cuando es­ nas, encabezadas por Argentina, estuvieron dominadas por las finanzas
tablecieron un protectorado en Marruecos. Más hacia el este, los británicos y el comercio británicos, y sus elites políticas fueron seducidas por el li­
expandieron su territorio en la península de Malasia entre 1874 y 1909 beralismo británico. El Imperio Otomano fue cayendo cada vez más bajo
(formando la Federación de Estados Malayos en 1896), se anexionaron la el control de Gran Bretaña, Francia y Alemania, después de dejar de cum­
Alta Birmania en 1886 (a continuación de la tercera.guerra anglo-birma­ plir con el pago de su deuda externa en 1876; en 1907, Gran Bretaña y Ru­
na de 1885), y establecieron protectorados en Sarawak, Brunei y el norte sia se repartieron las esferas de influencia informal en Persia. China resistió
· de Borneo en 1888. Los franceses avanzaron en Cochinchina,Annam, Cam­ frente a las incursiones extranjeras hasta que sus defensas fueron desba­
boya y Tonkin; desde bases que habían sido establecidas durante la dé­ ratadas por el creciente poder de Japón después de la guerra chino-japo­
cada de 1860, crearon la Unión Indo-China en 1887, y establecieron un nesa de 1894.,.,1895. A esto siguió tina pelea para conseguir concesiones e
protectorado sobre Laos en 1893. influencia que terminó con la división informal de grandes zonas de China
Estos pasos drásticos ponen de manifiesto el papel central que desem­ e�tre Gran Bretaña, Francia, Rusia y Alemania. China conservó su inde­
peñaron Gran Bretaña y Francia en el imperialismo de finales del siglo die­ pendencia formal, pero Yuan Shi-k'ai, que fue nombrado Presidente de la
cinueve, pero es importante reseñar que otras potencias europeas, anti­ República en 1912, tuvo que pasar previamente por una entrevista en
guas y nuevas, compartieron los despojos. Los holandeses consolidaron y Londres con el fin de demostrar que era apto para el empleo.
desarrollaron sus posesiones en Indonesia.Los portugueses, que con an­
terioridad habían perdido Brasil, consiguieron mantenerse en Angola y
Mozambique, aunque su posición dependía de que continuara la buena
voluntad de las potencias importantes, especialmente la de Gran Bretaña. Europa y el mundo de ultramar en 1914
España tuvo menos suerte. Después de un desafortunado cruce de espa­
das con Estados Unidos en la Guerra Hispano-Americana de 1898, fue La fecha final de 1914 ofrece una visión retrospectiva de los aconteci­
obligada a ceder Cuba, Puerto Rico y las islas Filipinas, una transferencia mientos que tuvieron l l}gar durante el medio siglo anterior. Es evidente
que marcó el surgimiento de la antigua colonia de Gran Bretaña como que en Europa se estaban produciendo cambios económicos, políticos y
270 EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO 271

culturales importantes, y también que el mundo de ultramar estaba en­ cer practicable la perspectiva de dominación. Este punto de partida-abre
trando bajo control europeo,tanto por medios formales, como informa­ la vía hacia un planteamierito más refinado que considere la expansión
les. El problema está en decidir cómo se relacionan estos dos conjuntos de y el imperialismo como procesos desiguales con respecto al lugar y al tiem­
acontecimientos. Como se sugirió al principio de este capítulo, las res­ po. Esta fórmula tiene en el.lenta la importancia delas variaciones espa­
puestas que se han dado habitualmente a esta cuestión han perdido cre­ ciales entre distintos estados europeos y la necesidad de ver cómo los cam­
dibilidad. Los planteamientos de inspiración marxista presentan fisuras bios en el cóctel de motivos y en la categoría internacional de los estados
debido a su insistencia en una visión del desarrollo económico que es me­ individuales se alteran con el paso del tiempo. Dado que estas variables
cánica y está construida desde el momento actual; las alternativas más in­ no se han aplicado aún sistemáticamente, los ejemplos que ofrecemos a
fluyentes no son imparciales a causa de su excesiva preocupación por la continuación deben ser considerados como la ilustración de un plantea­
necesidad de refutar el marxismo. Además,la oposición entre las fuerzas miento,en vez de corno pruebas para demostrar una tesis.
económicas y políticas (y otras dualidades) sancionada por este debate, La variación espacial más .determinante fue la diferencia entre Gran
actualmente parece demasiado cruda para ser aceptable. El problema no Bretaña y los estados de Europa continental. Siendo una isla en medio del
es cómo elegir entre las dos posibilidades,sino cómo relacionar y sopesar mar,Gran Bretaña había capitalizado, durante mucho tiempo la oportu­
todo un conjunto de motivos. Por supuesto,los elementos de la historio­ nidad de desarrollar su poderío naval y su comercio, marítimo. Los re­
grafía existente siguen siendo muy válidos,pero el caleidoscopio necesita sultados de esta orientación fueron impactantes: en,;el siglo diecinueve
ahora ser sacudido para ver si se puede producir un modelo diferente. aproximadamente, los dos tercios,de las exportaciones británicas.fueron des­
Un punto de partida útil es la distinción básica establecida anterior­ tinadas a zonas situadas fuera de Europa, encabezando la lista Norteamé­
mente entre expansión e imperialismo. Es evidente que Europa se estaba rica, Latinoamérica y Asia; sus exportaciones de capital mostraban una
expansionando hacia ultramar, a rachas, desde el siglo dieciséis y que el preferencia similar por zonas de asentamientos de blancos (incluida Aus­
proceso se aceleró en el siglo diecinueve porque las grandes potencias ad­ tralasia) y Asia (especialmente la India}.No es sorprendente que Gran Bre­
quirieron los medios para penetrar en otros continentes, y también los taña dependiera en mucha mayor medida que otros países e'uropeos de
motivos -económicos, políticos y culturales- para hacerlo. Dado este los beneficios derivados de las inversiones en ultramar,de la navegación y
contexto,la pregunta más precisa que se ha de formular es por qué la ex­ de los servicios comerciales para equilibrar sus pagos internacionales. Su
pansión se convirtió en imperialismo (y,como consecuencia,en imperio) capacidad permanente para saldar sus cuentas dependía de una red cada
en ciertos momentos y ciertos lugares. Este resultado no era inevitable. vez mayor de relaciones cada vez más extensas y especializadas, todas las
Gran Bretaña exportó a gran escala productos manufacturados,capital cuales,en palabras de Palmerston,tenían que estar «bien cuidadas y siem­
y personas a los Estados Unidos durante el siglo diecinueve, pero no in­ pre accesibles».
tentó reanexionarse sus antiguas colonias, ni convertirlas en un imperio No es difícil ver por qué Gran Bretaña tenía que ser la principal poten­
informal. De manera similar,a finales de siglo,el capital y la tecnología de cia expansionista,y también la que tenía más probabilidades·de traducir
los franceses desempeñaron un papel significativo en la modernización la expansión en imperialismo si los flujos de negocios o las inversiones se
de la economía y el ejército de Rusia,sin convertir al Zar en un peón del veían en peligro, o por qué se sentiría tentada de seguir esa evolución si
gobierno de París. La explicación se puede encontrar en los ejemplos: la aparecían en el horizonte nuevas perspectivas comerciales. Esto no signi­
rela�ión entre las partes fue aproximadamente de igualdad; no era posi­ fica plantear que el imperialismo británico se desarrollara simplemente en
ble,incluso aunque fuera deseable,que uno dominara al otro. función de los imperativos ·económicos. Para comprender por qué Gran
Para que la expansión se convirtiera en imperialismo,y para que el im­ Bretaña se convirtió en una gran potencia imperial es necesario examinar
perialismo se tradujera en un imperio,se tenían que cumplir dos condi­ lo que subyace a las manifestaciones externas de su presencia internacio­
ciones: la motivación tenía que ser lo suficientemente fuerte como par� nal e incorporar otros componentes cruciales del Estado, sobre todo los
que se hiciera el intento, y la desigualdad entre el Estado en expansión y fundamentos·de la estabilidad política continua,la· capacidad para com­
el Estado receptor tenía que ser lo suficientemente grande como para ha- binar el cambio económico con el conservadurismo social, y la ideología
272 EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO 273

legitimadora que justificaba la autoridad pero proscribía el autoritaris­ gares. Todavía no se ha conseguido encontrar la forma de hacer que estas
mo, a�í como repensar el tipo de modernización para dar peso a otras ac­ interpretaciones concuerden.
tividades distintas de la industrialización. El proceso de industrialización ha caracterizado también de manera
Ninguna otra potencia europea se acercó a este grado de compromiso prominente el debate sobre el imperialismo alemán, donde se ha desarro­
con la expansión y el imperio en ultramar durante el siglo diecinueve. Dos llado el concepto de imperialismo social para relacionar elcrecimientodel
tercios de las exportaciones francesas se quedaron en Europa; esta cifra movimiento colonial con el aumento del desempleo urbano durante la
fue incluso más alta para el resto de las potenc;ias coloniales. La inversión década de 1880. Este concepto se ha aplicado también en planteamientos
en el extranjero siguió la misma pauta: la mayor parte de las inversiones revisionistas al imperialismo portugués y al italiano, planteamientos que
de Francia en el extranjero fueron destinadas a Rusia, España e Italia, y no han atacado el énfasis tradicional puesto en los motivos no económicos y,
a sus colonias de ultramar. De manera similar, la pequeña proporción de en cambio, han rec;alcado el importante, papel desempeñado por el inci­
la inversión alemana que se encaminó hacia el exterior de Europa marchó piente sector industrial en la búsqueda de materias primas y mercados. De
en dirección a las Américas, al Imperio Otomano y a China, evitando las acuerdo con esta interpretación, las potencias coloniales menores dife­
colonias recientemente conseguidas por Bismarck que fueron quedando rían en escala, pero no en. su esencia, del modelo que marcaba el papel
uniformemente. empobrecidas. que se había de desempeñar, es decir, de Gran Bretaña.
La impactante diferencia entre Gran Bretaña y sus rivales plantea un in­ Esta línea de investigación tiene el mérito·de señalar un tema·común,
teresante problema sobre si la relación entre las potencias continentales y la industrialización, y de relacionarla con la presenda europea .en ultra­
el mundo no europeo requiere una serie de explicaciones completamente mar. Sin embargo, posee también limitaciones y nos puede llevar a un
distintas. Si se considera que Gran Bretaña fue el país de «comienzo precoz» camino equivocado. Como se ha dicho anteriormente, las fuer,zas econó­
y se piensa que los de «comienzo tardío» estaban ocupados con el proceso micas y culturales no se pueden ya considerar fuerzas confrontadas que
de llegar a equipararse con Gran Bretaña, se puede argumentar la conve­ buscan la supremacía, que era el modo en que se consideraban en la anti­
niencia de tratar la vía británica como la norma y suponer que otros paí­ gua historiografía. Además, la dimensión económica del imperialismo no
ses siguieron unas versiones de esta norma a menor escala o se qu�daron está contenida dentro del proceso de industrialización, aunque éste fuera
rezagados. Ésta es la línea que han seguido todas las teorías del imperialis­ muy importante. La investigación revisionista llev:ada a cabo sobre Gran
mo que intentan poner en primer plano el papel de la industrialización en Bretaña, y que hemos resumido anteriormente, ha puesto el énfasis en la
la construcción de los imperios. Esto se puede ver especialmente claro en el importancia de las formas no-industriales de capitalismo. Si se acepta este
debate de larga duración entre los marxistas y los otros sobre la importan­ punto de vista, el «modelo británico». no será ya lo que durante mucho
cia relativa del prestigio y del beneficio en el imperialismo francés. Un exa­ tiempo pareció ser. Después de 1870, los países de «comienzo tardío» es­
men detallado de la composición del partí colonial llevó a la conclusión de taban llegando a ser lo que Gran Bretaña había sido, no aquello en lo que
· que el imperialismo francés era solamente una búsqueda de la gloire a la que se había convertido: la mayor financiadora y la cinta transportadora más
aspiraban sobre todo los oficiales del ejército y los periodistas autores de eficiente del mundo. La mejor comparación podría ser una que raras ve­
misceláneas, además de los exploradores, los misioneros y los excéntricos. ces se hace: la comparación entre Gran Bretaña y los Países Bajos, donde
Desde este punto de vista, el imperialismo francés fue la máxima expresión, los servicios financieros y comerciales fueron también destacadas loco­
no del capitalismo, sino del nacionalismo. Sin embargo, un estudio detalla­ motoras de la expansión a ultramar y del imperialismo;
do sobre Lyon, el centro de la industria de la seda, ha centrado la atención Sin embargo, incluso en aquellos aspectos en los que se pueden estable­
sobre el papel prominente desempeñado por los hombres de negocios cer comparaciones, había amplias diferencias de escala.que distinguían a
provincianos en la promoción del avance francés en Indochina, y otro es­ Gran Bretaña de sus rivales. La expansión hacia ultramar y la construcción
tudio de alcance más amplio ha demostrado que existió un estrecha adap­ del imperio, fueron hechos fundamentales de la historia británica del siglo
tación entre la industria francesa y las colonias, aunque la mayor parte de diecinueve; en otros lugares de Europa rara vez fueron algo más que he­
la actividad comercial y la inversión francesas fueron destinadas a otros lu- chos secundarios. Los libros que se han escrito sobre la «Alemania impe-
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rial» dedican habitualmente muy poco espacio a sus colonias de ultramar; duetos manufacturados, de hecho, se estaba quedando reducida debido a
el comentario relativo a la expansión informal suele terminar con el ferro­ la aparición de nuevos competidores, pero en ultramar su dominio de la
carril de Bagdad. Este énfasis significa precisión, no descuido. El Imperio inversión, la navegación y los servicios comerciales relacionados estaba cre­
Alemán estaba formado por la e:xpansión de Prusia por tierra; las colonias ciendo en términos absolutos y a un ritmo que mantenía muy lejos a las de­
fueron ante todo asentamientos constituidos ·dentro de Europa. Apenas más potencias europeas. Además, Gran Bretaña estaba en la vanguardia
sorprende que el interés de Bismarck por las colonias ultramarinas de Ale­ de aquellos países que utilizaban la nueva tecnología de las comunicaciones
mania estuviera basado más en la diplomacia que en la economía: su uti­ para hacer que las fronteras costeras retrocedieran tierra adentro. Si se acep­
lidad en cuanto· a crear dificultades entre Gran Bretaña y Francia excedía ta esto, es decir, que Gran Bretaña era una potencia en expansión, no una
con mucho su valor como fuentes de recursos o como mercados, un valor potencia en declive, es mucho más fácil comprender que acabara poseyen­
que realmente fue mínimo. Dados estos enormes contrastes en estructura, do o controlando una parte del mundo no europeo mucho mayor que lo
escala y actitud, parece que sería inteligente variar las proporciones cuan­ que podía poseer o controlar cualquiera de sus rivales, y por qué incluso
do se mezclan los ingredientes para obtener una explicación, o más bien los franceses se quedaron sólo con lo que Lord Salisbury denominó en una
explicaciones, de lo que fue el imperialismo europeo. famosa frase los «ligeros territorios» del Sáhara.
Desde luego, es posible que estas pautas se reordenaran por sí mismas Po,r consiguiente, lo que más llamó la atención en cuanto a su conti­
a medida que fue transcurriendo el siglo diecinueve. Un poderoso ar- nuidad a través de todo el período fue la posición especial de Gran Breta­
gumento sostiene que la supremacía de Gran Bretaña alcanzó su punto ña como la P.otencia más comprometida con la expansión a ultramar y la
máximo a mediados de la era victoriana, cuando controlaba un extenso im­ que poseía el mayor imperio. Esta.generalización es aplicable a 1815,.1870
perio informal y posteriormente empezó a declinar, cuando los rivales y 1914, así como a todas las fechas intermedias. Lo que cambió fueron las
extranjeros empezaron a hacer uso de su recién descubierta potencia in­ circunstancias en que se ejerció··este dominio. La era· del imperialismo
dustrial. Por lo que respecta a Gran Bretaña, no hubo ningún «nuevo im­ competitivo obligó a Gran Bretaña a esforzarse más que en épocas ante­
perialismo» durante el último cuarto de siglo, como afirman los marxistas, riores: varias crisis en zonas del mundo distantes y a veces ignotas -nin­
porque la expansión estaba ya teniendo lugar a través del imperialismo guna más desconocida que Fachoda- llegaron casi a causar conflictos
del libre comercio. Después de 1870, fueron los Estados jóvenes o rejuve­ entre las grandes potencias. Los esfuerzos se invirtieron no sólo en defen­
necidos los que comenzaron a luchar por conseguir territorios en la Eu­ der posiciones ya existentes, sino en aprovechar nuevas oportunidades
ropa continental. Gran Bretaña era reacia a participar en esto; se había que se presentaban por razones independientes de la aparición de rivales
convertido en una potencia defensiva y ya no podía controlar el mundo a extranjeros. A estas circunstancias cambiantes se les puede dar el nombre
distancia, desde su espténdido aislamiento. de «nuevo imperialismo», siempre que la expresión quede libre de su res­
Esta argumentación es ingeniosa y clarificadora, pero·está expuesta a trictivo significado marxista, que era el de una crisis del capitalismo in,­
serias objeciones. Es totalmente cierto que el dominio de los asuntos del dustrial avanzado. No se trata de negar la importancia de las fluctuaciones
mundo por parte de Gran Bretaña no estuvo amenazado durante una ge­ en la producción de productos manufacturados en Europa, ni los proble­
neración o dos después de Watedoo, pero también es verdad que su in.;, mas concomitantes de desempleo y orden público. Pero el nuevo impe­
fluencia en ultramar estuvo limitada durante aquel período por imperati­ rialismo fue un fenómeno mucho más amplio, como ya hemos visto, y es­
vos tecnológicos o de otro tipo. Existió un imperialismo de intención, pero taba ligado a cambios decisivos en la tecnología, a la ampliación del ruedo
sólo dio como resultado un cierto grado de influencia informal, en vez de político, al aumento del número de personas alfabetizadás, al desarrollo
un imperio informal. Durante la segunda mitad del siglo, y especialmente de la ideología de dominación, y, en el caso de Gran Bretaña; al desarro­
después de 1870, se produjo un evidente desafío a la posición de Gran Bre­ llo de una capacidad financiera sin precedentes y al crecimiento asociado
taña, pero la consecuencia más impactante de la pugna no fue la pérdida del sector terciario de la economía. Estos hechos ayudan a explicar el ca­
de influencia de este país, sino su confirmación como superpotencia de la rácter «excepcional» del caso británico y el alto grado en que su historia
época. La participación de Gran Bretaña en el comercio mundial de pro,.. interna estuvo ligada a su imperio. También ofrecen una perspectiva que
EL SIGLO XIX EXPANSIÓN HACIA ULTRAMAR, IMPERIALISMO E IMPERIO 277

permite llevar el énfasis a otras partes de Europa para reflejar las diferen­ épocas de crisis agudas,, como las dos guerras mundiales del siglo veinte,
cias en las estructuras económicas y los posicionamientos políticos, así o fue la. posesión de un imperio una de las. principales causas de las gue­
como el carácter a veces marginal de su implicación en el mundo de ul­ rras? Estas preguntas son lo suficientemente amplias como para merecer
tramar.. una reflexión añadida, pero demasiado amplias para que las examinemos
Si el esfuerzo, grande o pequeño, valía la pena o no, es una pregunta aquí.Cuando se plantean junto con la cuestión complementaria de si las
que se plantea una y otra vez, sobre todo porque no tiene respuesta.Na-· colonias ganaron o perdieron con el imperio, es evidente que el tema en
die ha inventado por ahora una técnica de cálculo que permita asignar su conjunto precisa un estudio por separado y de extensión considerable.
números a las vidas humanas y al prestigio nacional.Incluso si esto se pu­
diera hacer, seguiría siendo imposible decidir dónde se ha de trazar la línea:
el balance resultaría muy diferente en 1815, en 1870 y en 1914-y, desde
luego, en el año 200Q-.-. Los costes que ha soportado una generación, ¿se Conclusión
ven compensados por los beneficios obtenidos por la siguiente, y luego
quedan contrarrestados por posteriores pérdidas? Incluso el más creativo de Las conclusiones principales de este estudio se suman a las secciones an­
todos los contables tendría dificultades para conciliar unos abonos y car­ teriores de este capítulo.En vez de hacer -una relación de·resúmenes y
gos tan inciertos. arriesgarnos a confirmar la errónea creencia de que la historia no .·es más
Lo que se puede decir, dentro de los límites estrictos impuestos por la que una recopilación de lo que ya se conoce, podría ser mejor, o al menos
mensurabilidad, es que investigaciones recientes han intentado separar más interesante, terminar refiriéndonos brevemente a lo que permanece
las valoraciones relativas a beneficios y pérdidas nacionales examinando desconocido y podría aún descubrirse, y echando un vistazo a lo que ha­
con más detalle distintas regiones y sectores.Lo� trabajos realizados sobre bía de. llegar después de 1914.
Gran Bretaña, por ejemplo, han puesto el énfasis no sólo en las conocidas El estudio de las relaciones de Europa con el mundo no europeo' es un
relaciones existentes entre la actividad fabril en los Midlands o en el nor­ viejo tema que actualmente se está reinventando� La historia no es algo
deste del país y el imperio, sino también·la orientación hacia ultramar.de que pierda valor, pero las ideologías patticulares·que inspiraron y condi­
la Cityy de los Condados Interiores en general.Lo que se desprende de este cionaron el estudio de los imperios durante su existencia se han marchi­
análisis es hasta qué punto los grupos de intereses específicos obtuvieron tado, y ahora tenemos la oportunidad de revisar temas y acontecimientos
beneficios desproporcionados procedentes de la expansión a ultramar y que parecen haber quedado agotados o han sido ignorados debido· a las
del imperio. modas, o se han vuelto inaccesibles por falta de materiales que puedan ser
En otros lugares, los beneficios se repartieron escasamente y fueron los fuent� de información.Por ejemplo, hubó un tiempo en el que la historia
contribuyentes en general quienes soportaron los costes de gobernar el del dominio colonial hablaba solamente de .los gobernantes e ignoraba a
imperio. Las investigaciones relativas al Imperio Francés apuntan en la los gobernados.Esta descompensación se ha corregido, y además correc­
misma dirección.Los productos textiles y metalúrgicos hallaron nichos tamente, pero con el resultado de que muchas de las valoraciones actua­
rentables en las colonias; á cambio, se importaron del imperio grandes les sobre política colonial y sobre la presencia europea en general se basan
cantidades de productos específicos (conio arroz, azúcar, aceite de oliva, en estudios realizados hace una generación o más, y ahora necesitan ser re­
fosfatos y cacahuetes).Los costes de administrar y controlar el imperio visados� La moda actual de estudiar imágenésy representaciones ha con­
fueron sufragados, en forma de altos precios y otras subvenciones, por los_ tribuido· poco a_;llenar este hueco: aparte·de algunas.inve�tigaciones. de
contribuyentes franceses.Más allá de este punto, el análisis tiende en am­ alta .calidad, existe hoy en día toda una bibliotec� de trabajos. manidos y re­
bos casos a desdibujar los contornos.¿Los costes que recayeron en el con­ petidos, buena parte de los cuales evitan la realidad empírica., En-algunos
tribuyente se•vieron compensados por el beneficio psíquico derivado de círculos, parece como si para reparar los errores del marxismo hubiera
saberse ciudadano de una gran potencia, o se confunde el conformismo que dejar a un lc;1.do la realidad material.Por consiguiente, hay una gran
con el entusiasmo? ¿Se puso de manifiesto el beneficio real del imperio en cantidad de oportunidades esperando a una nueva generación de histo-
278 EL SIGLO XIX

riadores: ciertos temas estándar de la historia económica y política relati­


va al gobierno colonial necesitan ser reelaborados; la apertura de archivos
oficiales ha hecho que queden disponibles nuevas fuentes para el estudio
del proceso de descolonización; se puede .descubrir documentación nue.:
va sencillamente formulando preguntas que habían quedado abandona­
das, como ha comenzado a suceder con la historia de las empresas expa­
triadas. Estos ejemplos no son más que sugerencias sobre toda una serie de
posibilidades que abarcan varios siglos. El aspecto que queremos recalcar
aquí es que el tema sigue siendo vital y atractivo. Dado que el escenario en
el que se desarrolla es el mundo entero, sus dimensiones bastan para ga­
rantizar su importancia; las preguntas que plantea van directas al núcleo
de los temas de poder y moralidad en las relaciones globales; el legado de
los imperios sigue siendo visible en el orden y en el desorden que nos ro.:
dean actualmente en el ámbito internacional, y aunque sólo sea por esta
razón exige nuestra atención y requiere explicaciones.
En 1914, la rapidez y el alcance de la expansión de Europa en ultramar
habían cambiado las fronteras del mundo y alterado las vidas de millones
de personas. Cuando comenzó en Sarajevo la auténtica «guerra de los
mundos» entre viejos y nuevos imperios, el espacio y el tiempo se habían
contraído hasta el punto de que ya era posible discernir, en la distancia, el
perfil de la «aldea global» que iba a caracterizar al orden internacional
post-imperial durante el resto del siglo veinte. Enfrentados al desafío de
los vehículos de motor, las máquinas voladoras, la telefonía y las transmi­
siones sin cable, los escritores de ciencia-ficción tenían que inventar_ un
universo nuevo y aún más extraño, si querían adelantarse a la realidad.
Los constructores europeos de imperios siguieron con su desafío a la ima;..
ginación haciendo que la realidad continuara en movimiento: la guerra
de 1914-1918 hizo que se redistribuyeran distintas zonas del mundo, los años
del período de entreguerras fueron testigos de la aplicación de nuevas tec­
nologías a la gestión de las posesiones de ultramar, en la Segunda Guerra
Mundial se luchó en parte para restaurar y confirmar los imperios euro­
peos, y el acuerdo de paz posterior a esta guerra incluía grandes planes
para una ocupación colonial renovada. El ímpetu que existía detrás del
ambicioso imperialismo del siglo diecínueve de ningún modo había ago­
tado su trayectoria en 1914; los «grandes caballeros andantes» de Conrad
tenían todavía mucha tarea por delante.

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