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CARASvCARETAS

, LOS NUEVOS DISCOS


i JSoyen, — ¡ Q u i é n p u d i e r a m a n d a r a h í d e n t r o u n a intervención p a r a concluir con ese ruido tan m o l e s t o !
^^otto, — No hay q u e hacer g r a n c a s o ; todo eso es música.
Las casas en la época colonial
L a s casas, a u n q u e en general sólida Tiente c o n í t r u í - << ca'isa, v a n a presentarse, dicen, a la H . J u n t a p a r a
daa, esta' a n m u y lejos de ser confortables. P o r m u c h o s « q u e , a m á s do obligar a sus d u e ñ o s a p a g a r u n a m i d t a
años se edifioó en b a r r o , siendo r e l a t i v a m e n t e m o d e r n o <i p o r c a d a desgra ia que origi-
el uso, de la mezcla d e cal; muchos revoques se ha-^ían « non, se i'nponga a c a J a u n a do
t a i i b l é n con 1 a-ro. E n las paredes sólo se e m p l e a b a << estas v e n t a n a s u n a contribución
el blanqueo, t a n t o al exterior c o m o i n t e r i o r m e n t e ; la « a n 'al, m i e n t r a s s u b s i s t a n en el
p i n t u r a al óleo y el e m p a p e l a d o caai n ) se conocían, y « e s t a d o presente.
i r e n o s el cielo-raso; los pisos e r a n g e n e r a l m e n t e de la- << E s m u y bien p e n s a d o ; y no
drillo, d e n o m i n a d o s de piso. <' d u d a m o s q u e la señorita, cuyos
E l uso de la estufa fuese.introduciendo m u y l e n t a - « ojos e r a n m u y capa'^es de hacer-
m e n t e , pues p a r e c e que so m i r a b a con terror; sin em- << se j u s t i ia por sí solos, la conso-
b a r g o , n m c h o s b u s c a l a n refugio c o n t r a el frío en el bra- « g u i r á c i e r t a m e n t e do nJCstros
sero, mil veces m á s perjudi ial que aquélla. Poco a poco «representantes». E s t o sucedía
se fué c o m p r e n d i e n d o que la estufa es u n medio exce- allá por el a l o 22.
lente p a r a p r o - E s t a s rejas d e hierro d e b e n
ducir u n a t e m - c h o t a r a! e x t r a n j e r o recién llega-
pe afcuia agra- do, q u e las r e p u t a r á , sin d u d a ,
cia .le en n os- m á s a d e j u a d a s p a r a u n a peni-
tras piezas, t e n iaría, que p a - a Ja residen ia
ooraúnniente do hombres libres; no o b s t a n t e ,
h ú m e d a s , sin la construcción elegante de las re-
los inoontesta- j a s m o d e r n a s , de forn as y mol-
bles in ;onve- d u r a s ' a n r i e h o s a s , bien p i n t a d a s
nientes del bra- y a nivel con la p a r e d , ofrecen
sero. u n a vista que, h a s t a cierto p u n -
Una cosa t o , embellece los edificios.
cjue afeaba P o r o t r a p a r t o , por feas q u e
m u c h o el exte- ellas fuesen, p r e s t a r o n aquellas ^ _
rior de la5 ca- rejas, en m á s do u n sentido, buenos servicios; e n t r o
sas, era laa in- otros, el de poder dormir, como e r a m u y c o m ú n e n
mensas r e j a s aquellos años, ccn las v e n t a n a s a b i e r t a s en t i e m p o de
voladas en las verán"i; si bien es cierto que ni a u n con rejas p o d í a n los
v e n t a na 5 a la a m a n t e s del aire fresco, ver.se libres de la astucia de los
calle. Algunas cacos. E n t e n t e s no h a b í a serenos n i vigilantes a p o s t a -
sobresalían dos en las esquinas, y a u n q u e los robos e r a n infinita-
más de u n a m e n t e menos q u e en la a c t u a l i d a d , no d e j a b a do h a b e r
c u a r t a d e va- algo nos.
r a , lo que, U n o de los medios do efectuarlo era el siguiente: Ar-
agregado a la m á b a n s e de u n a larga caña, c o n u n g a n c h o o anzuelo
e x t r e a i a d a es- en u n e x t r e m o , que i n t r o d u c í a n p o r la reja, y c o n la
trechez de las m a y o r destreza, s u s t r a í a n las r o p a s sin ser sentidos. N<i
v e r e d a s , que pocas veces, sin e m b a r g o , se h a n d e s p e r t a d o los pacífi-
apenas tenían cos h a b i t a n t e s a t i e m p o p a r a ver salir balani-eandoso
u n a v a r a de su reloj con c a d e n a o su p a n t a l ó n , en la p u n t a d e u n a
aneho, ponían caña.
en c o n s t a n t e E x c u s a m o s d e t e n e r n o s a h a b l a r del prodigioso a d e -
peligro al t r a n - l a n t o q u e se observa, no sólo on.la elesran^ia, sino e n el
seúnte, espe- g r a n n ú m e r o d e construcciones m o d e r n a s (1); no obs-
c i a l m e n t e en t a n t e , n u e s t r a s casas, a u n en el día, y a pesar d e l m a g -
las noches obscuras. A propósito de estas rojas, u n pe- nifico asjjeeto de m u c h a s d e ollas, fuerza os confesarlo,
riódico d e aquellos tiempos, de"ía: están, en general, lejos do ofrecer el confort de la g r a n
m a y o r í a de las europeas.
<< U n a r t e s a n ) t,t n a d o que tien3 e s t r o p e a d o el b r a z o
JOSÉ ANTONIO WILDB.
« derecho por u n a de las i n n u m e r a b l e s rejas de v e n t a n a
« q u e u s u r p a n el paSo en n lestras veredas; y u n a seño- (1) i;i núinero de casas, en la ciudad de Buenos Aires, no baja-
<• r i t a b o n i t a , que a c a b a de perder u n ojo por la m i s m a ba en i879 de 35.000.

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toria, Geografía, Caríosidades, etc.. serán contestadas en esta sección. —
Las preguntas deben ser formuladas en forma breve y clara; las pubUca-
= DE = remos con Ja ñrma y donüoüio del remitente. — Confiamos en la buena
voluntad de nuestros lectores para que cuando sepan algo de lo que se
CARAS Y CARETAS pregunta, envíen Is respuesta, que publicaremos con la turma de! remitente.

N." W^8. — ¿Cómo se encuentra el alum- N.o 1102.— Tengo los dedos amarillos a Es un hogar para los jóvenes que están
treP ¿Hay montañas formadas de esta subs- causa del humo del tabaco, ¿qué usaré para fuera de sus casas.
tancia? hacerlo desaparecer? Es un lugar donde los jóvenes pueden pa-
CURIOSO — Azul, J. URICH—-Resistencia. sar su< horas desocupadas con alegría y a!
Dicen los geólogos que sólo una montaña Para quitarlas radicalmente, basta lavar- mismo tiempo con provecho.
entfiraraente de aíumbrp existe en el globo. se con lucido oxálico, y una vez logrado el Es un verdadero centro de diversión, don-
Esa montaña se llama Fan-Slian, y cata si- objeto, pásese por las manos un poco de ja- de el joven puede divertirse de una manerí^
tuada a unos veintitantos kilómetros do la bón para eliminar por completo dicho Acido sana y buena sin encontrar %'lcio alguno.'
ciudad china Liú-Shik. Los habitante** del tóxico. Es una asociación de compañeros, una
país explotan desde hace muchas generacio- aírrupación cuvo espíritu es el espíritu de
nes tan excepcional montaña, que mide 16 N." 1103. — ¿Cómo se llamaba, enelidio- amistad: en ella los jóvenes se realacionan
kilómetros de eircunferencia en su base, con ma indio, lo que hoy día se conoce con el con buenas personas, se forman buenas
una altura do 500 metros. nombre de «Tierra del Fuego>? ¿Cuintas tri- amistades, las que avudan a uno a ser me-
bus le habitaban y cómo se denominaban? jor. m:ls fuerte y más noble.
En genera!, cí alumbre se encuentra en
las regiones volcánicas, donde se forma, por- EsruDiANrE— Capital. Es un refuffio contra las tentaciones de la
que el ácido sulfuroso que de ellas so des- El archípiélaco fuetiuino era conocido por ciudad moderna para los jóvenes que quie-
prende se transforma, en presencia del aire los indios con el nombre de líarukinka. ran seguir un camino de rectitud y de ver-
E l a humedad, en íieido sulfúrico. El alum- Los indígenas que ocupaban la Tierra del dadera felicidad.
ro se fabrica en España, Francia, Alema- Pucgo y el archipiélago inmediato, pertene- Por fin, es una institución que so dedica
nia y otras naciones, sirviéndose para ello cían a tres razas diferentes entre sí, por su solamente a ayudar a los jóvenes, física, in-
de las pizarras alunúnosas y pií-itosas, que idioma, nombres y costumbres. telectual, social y moralmento.
le tratan por diferentes procedimientos. El 1.° Los onas, que se dividían en Ilaus y
alumbre es ineoloro, inodoro y tiene un sa- Shelkman, eran los más numerosos: son N.o 1106.— ¿En qué año Inglaterra ce-
bor muy astringente, y en el comercio rara fuertes y robustos; habitan la Tierra del dió la isla de Heligoland a Alemania?
Vez 30 encuentra puro. Fuego propiamente dicha, desde el estrecho FRANCIÍS — Salta.
al norte, hasta el canal de llea<.'le, y desde el 1^3 diarios ingleses, mientras la flota bri-
Atlántico al Este, hasta el Almirantazgo, tánica bloquea estrechamente Heligoland,
K.° 1090. — áPor qué ios cristales de las al Oeste. subrayan de nuevo el error que cometió su
ventanas resisten a los vendavales m's vio- 2.'' V aligan; son indios pescadores; habi- gobierno cuando concedió Heligoland a
tentos. cuando con tanta facilidad se pneden tan la costa Sur de la Tierra del Fuego; vi- Alemania. Recuerdan la palabra cruel do
romper? ven en los canales fueguinos, andan casi Stanley que, cuando supo el cambio de! is-
J. O. GUTIÉRREZ—Lobos. siempre embarcados en pe (ueñas piraguas lote contra Zanzíbar, exclamó: «Inglaterra
o canoas hechas con troncos de árboles, da" un traje completamente nuevo por un
l a gran resistencia que los cristales do botón de calzón*.
«na ventana ofrecen a la furia de un hura- principalmente del Fagus Antartica o haya
cán, sp debe al hecho de que el viento viaja de la Pata"onÍa. El cambio se hizo en 18Ü0. Después do un
*n líneas paralelas, por lo cual cada punto '¿° Alakaiuf; son indígenas que habitan arrc'-do amistoso entre lord Salishury y el
de la superücie del cristal se halla sujeto a las islas del Oeste del canal, desde el Almi- canciller alemán, el pabellón inglés, que flo-
nna presión uniforme, mientras que si se lo rantazgo y el canal de la Ma'/dalena, hasta taba sobre la isla desde hacía ochenta y tres
da nn golpe o una pedrada, sólo se ejerce el archipiélago de la 'Jran Madre do Dios, años, fué reemplazado por la bandera ale-
presión en un solo punto, por cuya causa se al pon-ente de la Fata^'onia meridional: es- mana. Lord Salisbury, hipnotizado j)or el
fompe fácilmente. tos indios son los únicos realmente temibles. abandono prometido a la Gran Bretaña do
todo un dominio africano— Ouganda, Wi-
Los onas, los yahgan y los alakaiuf tienen tu, Zanzíbar— no vio que se engañaba no
N." 1100. ~ ¿Cuántas Pascuas hay en él idiomas diferentes y pelean entre sí. concediendo a ese peiueño islote desgasta-
La Obra más completa que se ha publica- do por las olas, la importancia militar quo
•ño? do sobre estos indios, es el libro «Los Sholk-
CATOLKO —Capital. le daba Alemania.
mans'), cuyo autor es el padre salesiano José
Por extraño q.ue parezca, hay tres Pas- M. Beaucoir. Este cambio fué la última idea genial de
tua-3 en el año. Bismarck y la primera victoria diplomática
J a primera Pascua, la del 25 de diciem- K." 1104.—-¿La tuberculosis existía en del joven Guillermo 11.
bre, es la que celebramos los que peiteneee- América entre lo^ indios, o fué importada
mos a la iglesia romana y la que celebran por sus descubridores y conquistadores? N.° 1107. — ¿Cómo haré para ser feliz en
los protestantes. La fecha se rige por el ca- CURIOSO— Capital. mi hogar? Tengo continuos disgustos con mi
lendario reformado por el papa Gregorio esposo, pero en el fondo le quiero y él tam-
XIII el año 1582. Según el doctor José Peuna, autoridad bién. En una palabra, nos queremos mucho,
La iglesia griega-ortodoxa o comunión más que competente en esta materia, la tu- pero vinimos eternamente enojados y dis-
roso-griega se atiene al calendario Juliano, berculosis preexistía en América antes de la cutiendo.
adoptado por Julio César el año 4G(a. d. C.), conquista." En el imperio de los Incas, los AFLIGIDA— CapitaL
y se^ún su cuenta su 25 de diciembre corres- indígenas la denominaban «suyoyonccoy» o
ponde a nuestro G de enero, que es cuando ffchaquionccoy», do ísuyoy», que significa conSeñora, por esta vez nos contentaremos
transcribir lo que, casualmente, hemos
nosotros celebramos la Epifanía. descolorido, marchito, cchaquin-), secarse, leído en una revista—• no importa cuál. Sin
consumirse, y «onocoy», enfermedad, — de- comentarios, le pedimos que
La iglesia armenia tiene también dife- signaciones que, como puede apreciarse, ex- bre la profunda filosofía que reflexione
encierra.
so-
rente calendario eclesiástico y segiin él la presan los caracteres generales y gráficos de
Pascua cae e! 13 de enero. la enfermedad (Ulloa). « Se puede ser feliz en el matrimonio do
dos maneras: a ratos o siempre. Para serlo
El desarrollo y extensión que después de a ratos hay que tener un carácter vehemen-
N." 1101. — ¿Cómo se conserva la vida de la conquista la tuberculosis adquirió, se de- tísimo y apasionado, y entonces los momen-
los animales que invernan entregándose a un be a causas múltiples: los trabajos excesivos. tos de felicidad alternan con otros de gran-
largo sueño? a que se condenaba a los indígenas, la escla- des disgustos. Para ser feliz siempre, es in-
DIEGO GAL ÍNDES —Morón. vitud, la alimentación insuficiente, el alco- dispensalMe no tener nervios, ni sangre, ni
Algunos de los animales que invernan o se holismo, la ausencia de todo cuidado pre- amor propio, y hacerse el sordo, el mudo y
retiran a sus cuarteles do invierno, colocan caucional, la vida en poblados en condicio- el ciego. Así no se tienen dichas ni penas.
en estos cierta cantidad de alimento en el nes imperfectas de higiene, etc., han de ha- Se vive en el Limbo, que es una felicidad
otoño y pasan la estación fría en \m estado ber contribuido a su desarrollo y a su mayor relativa.»
que difiere muy poco del sueño ordinario, difusión.
del cual sólo salen de vez en cuando para N.o II08. — Una amiga me indica que to-
aplacar el hamhre: pero otros, como la mar- N.'^ 1105. — d Qué es la ('Asociación Crias- me vinagre para adelgazar. ¿Es malo este
mota, duermen durante todo el periodo sin tíana de Jóvenes'>P ¿ Qué fines tiene? tratamiento? SAKAH—Villa ürqtiiza.
coiuor nada absolutamente. Estos se retiran CaisriANO— La Rioja. Puede ustí^d estar bien persuadida de que
a sus cuarteles de invierno muy gordos por Es un club social para los jóvenes, pero resultados semejantes no so obtienen sino
consecuencia de la fíran cantidad de ali- es algo más; es un club con un programa a costa de la salud, en general. El tan desea-
mentos que han devorado durante los meses serio, con ideales nobles, con propósitos al- do adelgazamiento sólo se obtiene (cuando
anteriores y que les permite resistir sin co- tru stas y con fines desinteresados. se obtiene) con detrimento del estómago,
mer ol tiempo frío. Cuando llega la prima- Es una escuela para aquellos jóvenes que estropeado por la acción corrosiva de un lí-
vera están muy delgados, pero Inmediata- por varios motivos carecen de instrucción; quido que no es otra cosa que el ácido acé-
mente se reponen en cuanto empiezan a en ella pueden estudiar de noche, mientras tico diluido, pero enérgico. \ cuando el es-
comer. Estos animales suspenden toda fun- que trabajan de día, para ampliar sus cono- tómago se estropea, todo se estropea, a tal
ción de la voluntad y disminuye mucho en cimientos, desarrollar sus mentes y prepa- punto, que se ha visto personas gruesas o
ellos la circulación do la sangre. El lirón, rarse para mejorar sus condiciones. poco menos, volverse tuberculosas y des-
cuyo pulso late con mucha velocidad en el Es un gimnasio, donde los jóvenes, por pués tísicas, por haberse entregado a esta
estado ordinario, queda reducido a un 1 por medio de ejercicios físicos, -pueden conser- práctica estúpida: «¡Beber vinagre a fin de
loo cuando duerme. var su salud y hacerse fuertes. adelgazaría
Sí los cambios bruscos
de tiempo afectan a su
organismo.
Si la presión atmosférica conmueve su siste-
ma nervioso y la excesiva susceptibilidad
de su cuerpo hace de él un barómetro siem-
pre molesto por los trastornos físicos que le
ocasiona, entonces debe Vd. proponerse de
una vez para todas acabar definitivamente
con ese estado de cosas, devolviendo a sus
nervios el equilibrio perfecto que les falta.

IPERBIOTINA
MALESCI
llena esa misión precisamente: la de equi-
librar la función de todos los órganos vita-
les, saturándolos de energías, activándolos y
regulando su acción saludable.

Además es el purificador por excelencia de la sangre.

De ahí que este notable remedio suita tan sorprendentes efec-


tos, porque con sangre pura y nervios fuertes es casi impo-
sible que se produzcan enfeimedades graves.

Preparación patentada del Establecimiento Químico Dr. Malesci - Firenze (Italia)


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V E N T A EN LAS D R O G U E R Í A S Y F A R M A C I A S

M. f^ J 1 \ / I / ^ \ T A C~^C\ Único Concesionario-Importador en la República


V^. U e i V l W i N r \ V ^ W , Argentina, VIAMONTE, 871 - Buenos Aires.
EMBARRADOS EN EL LODO Del Paraguay

El Presidente 4e la República, doctor Franca, con el coronel


M. Sehenone, jefe de la Escuela Militar, presenciando el acto
de la jora de la bandera, aue se celebró con gran bnllantez. ;

Es asf como se hallan a veces los heroicos sol-


dados en ciertas trincheras. ¿Cómo cm;ar las bron-
quitis, catarros, toses, resSrios, gripes, etc., que son
sus consecueiicias? Tomando el remedio por exce-
lencia contra las aíecciones de los bronquios y del
pecho, el A l q u i t r á n - G u y o t .

El uso del A l q u i t r á n - Guyot, tomado en to-


das las comidas, en dosis de una cucharadita
de café por vaso de agua, basta, en efecto, Los ministros: de Justicia, doctor Paiva; de Relaciones, señor Gon-
para hacer desaparecer en poco tiempo el res- dra; de la Argentina, doctor Cantílo; de Italia, Com. Rossi. y de
Francia, doctor Loiseleur de Longchamps, ^ue asistieron al
frío más persistente y la bronquitis más inve- acto del juramento. , r
terada. Se consigue también, en muchos casos,
detener y curar una tisis bien declarada, pues
el alquitrán impide la descomposición de los
tubérculos del pulmón, destruyendo los malos
microbios, causantes de esta descomposición.
Cuando se os quiera vender tal o cual pro-
ducto en vez" del v e r d a d e r o A l q u i t r á n - Guyot,
desconfiad, es p o r i n t e r é s . P a r a conseguir la
cura de vuestra bronquitis, catarros, resfríos
crónicos por el descuido y a fortiori del asma
y la tisis, es absolutamente necesario que pidan
bien en las boticas el v e r d a d e r o A l q u i t r á n -
El presbítero señor Delgado, oficiando la misa de campaña en la
Guyot. Escuela Militar, acto QUe precedió a la jura.
' A fin de evitar cualquier error, fíjense en la
etiqueta; la del v e r d a d e r o A l q u i t r á n - Guyot
lleva el nombre de Guyot impreso en grandes
caracteres y su firma en tres ¡colores: violeta,
verde y rojo, al bies, como también la di-
rección: Maison Frere, 19, rué Jacob, París.

P. S. — Las personas que no puedan acos-


tumbrarse al gusto del agua de alquitrán, po-
I drán reemplazar su uso por el de las Cápsulas
Guyot, al alquitrán de Noruega de pino marí-
timo puro, tomando dos o tres cápsulas en cada
comida. Obtendrán así los mismos efectos sa-
Los cadetes de la Escuela Militar, prestando el solemne jnramento
ludables y una cura igualmente segura. de fidelidad y adhesión a la bandera patria.
^m^MS^^
l Cuántos hombres de negocios hay que tienen solamente
algunos días en todo el año para poder gozar del noble sport
de la caza de patos? Aquellos que saben, no arriesgan su
éxito y placer, comprando escopetas y cartuchos de dudosa
calidad; por el contrario, eligen de lo mejor. Unos pocos ^
pesos de diferencia en el precio, podrá decidir el éxito a
su favor y evitar u n desengaño.
La escopeta de repetición " W I N C H E S T E R " , modelo 1912,
calibre 12, de seis tiros, es la selección de todo experimen-
tado cazador de patos en todas partes del mundo, y la fabrica-
ción de cartuchos " W I N C H E S T E R " , ya sea de la marca
" R e p e a t e r " o "Leader", es el máximum de la perfección.
Insista en obtenerlos en su armería.
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NEW HAVEN. CONN-U. S. A.

/
La primera y más persistente de las vestiduras
El frío y el pudor so lian encargado poco a siraplo delantal como el que usaban los obreros
poco do vestir a la humanidad, y es cuestión del campo. Los etruscos lo usaban cerrado, como
poco menos que insoluble averiguar clarsanente un faldellín, y asi pasó al ejército, aunque
a cuál de ambos estímulos se debe la invención la introducción del zoma o faldilla do los sol-
del vestido. En el hecho de cubrir el hombre su dados no aparece claramente hasta la época de
natural desnude?, alguien ha visto, sin embar- Trajano, de la que fué el uniforme de las legio-
go, un estímulo bien distinto, considerándolo nes de África.
sólo como un rasgo de coquetería instintiva, Sería un error creer que el delantal es pura-
atendiendo a lo que con frecuencia so ve en los mente egipcio, porque lo veamos en todos los
pueblos salvajes y en no pocos pueblos primiti- monumentos de ese gran pueblo como trajo
vo?, en los quo él hombro, antes de preservar nacional. El delantal lo vemos también en los
sus carnes de la intemperie y de ocultar con pu- orígenes de las civilizaciones americanas, más
dor las partes más secretas de su cuerpo, se ador- perfeccionado por cierto que en el mismo Egip-
na con dibujos y tatuajes. to. Como muestra ofrezco un detalle, bastante
La hoja do parra, primer traje tradicional que simplificado, del célebre monumento protohis-
conocemos, debió ser asi, una coquetería refi- tórico de la América central, — la cruz de Pa-
nada, un lujo, algo auperfluo, que a no ser una lenque, — donde se puedo ver un delantal cla-
prueba de^moral y de decencia, debía censurarse ramente dibujado. Iguales ilustraciones podrían
con el rigor que los economistas ponen en la crí- ofrecerse, con algunos detalles gráficos, del có-
lica de los gastos sm provecho y necesidad. ¿ b'e- gj pnmer delantal, dice Maya o del códice iroano. JLn la India ve-
ro qué no habría de decirse, por ejemplo, de la ^ mos también el delantal antes que en Egipto,
piel de cordero, quo constituyó el único vestido de San y hoy se conserva en el llamado dotis la forma quo pri-
Juan Bautista? ¿De las sisyrmas, aquellas especies de mitivamente tuvo. Es un paño cjue rodea las caderas
zaleas quo vistieran en los tiempos primitiv^os nuestros y el vientre, censándose por delante. En Oceanía y en
honderos baleares? La verdad es que sería demasiada el África del centro el delantal de trapo o de hojas es
censura para tan poco lujo, y una censura demasiado el único traje para ambos sexos. Y es quo el delantal
irreverente para un traje que sólo fué de penitencia. es el traje naturalmente primero del hombre. Después,
El lujo en el vestir, por lo demás, empieza desde que conforme van adoptándose otras prendas do vestir, so
el hombre adopta el delantal, primera prenda formal convierte en prenda auxiliar, j'a sea para preservar y
que utilizaron nuestros mayores. cubrir los vestidos, ya para ornamento y como distin-
El delantal fué en Egipto el traje nacional, el único tivo de categorías y clases determinadas.
Y verdadero traje del pue- El delantal do cuero
l)lo. Según nos enseñan de los vaqueros salmati-
algunos monumentos fu- nos, es uno a modo de ar-
nerarios, relieves, mosai- m a d u r a defensiva, que
cos y dibujos, el pueblo Íirotege el vientre y mus-
egipcio se limitó a usarlo 03 de las cornadas de los
de un tamaño pequeño, brutos astados.
cuasi insuiiciento para un El mandil o delantal del
objeto moral y un fin de cocinero, es encierto modo,
higiene. La forma más emblemático en el gremio
antigua fué triangular; de los discípulos de Vatel.
se ajustaba al cuerpo por Los zapadores de la
medio de un cinturón, y época napoleónica, osten-
era generalmente de cue- taban grandes mandiles
ro. A nosotros ha llegado de cuero blanco, costum-
con el nombre de shentu. bre que se extendió por
El d e l a n t a l egipcio. todos los ejércitos euro-
aunque usado por las mu- Delantales egipcios. peos y se conservo por
jeres, fué más propia- más de medio siglo.
mente una prenda masculina, y por otra contradicción Los tambores de las bandas militares aún llevan el
más chocante todavía, en vez de usarse para cubrir el clásico delantal de cuero, de más reducidas propor-
vientre y las piernas, se usó para cubrir las nalgas y el ciones, pero mandil al fin.
trasero. Era un delantal como loa de h o y . . . sólo que Los zapateros en todos los países usan también el
era todo lo contrario. Así lo usaron primeramente, lo delantal, y muchos son los oficios en que es de impres-
mismo los esclavos que los reyes; después apareció un cindible necesidad el uso de la primitiva y antiquísima
doble delantal, uno para delante, y el otro, que siguió prenda.
anudándose delante y colocáadoso encima. Porque el Las mucamas han embellecido el delantal y la moda
lector observará que la prenda en cuestión, quizá para tiene en él, un motivo donde explayar su versátil fan-
justificar el nombre que hoy ¡a damos, o por haber sido tasía.
la primera ropa del hombre, ha ido colocándose de- Por coquetería se ciñen también el delantal las niñas
lante de todas cuantas la necesidad y el artificio han hacendosas, y éstos son el más bello ornamento cpio
¡do inventando. pueden lucir por cuanto revela en quien los lleva el
El delantal primitivo se reservó para los artesanos, amor al orden y el hogar.
pero sus modificaciones y arreglos quedaron vinculados En la masonería Uevan delantal negro con ribete
para uso de los reyes y poderosos. El delantal fué casi rojo los adeptos de primer grado, llamados aprendices.
un atributo de la realeza; sobre todo, un buen delantal Otros delantales hay que seria manifiesta injus-
acompañado de un brocho magnífico, provisto do col- ticia olvidar en esta relación, por cuanto ellos su-
gante. El faraón llegó a llevarlo de oro macizo, conser- pem.n en categoría, y en belleza moral a todos los
vando la forma triangular, y a llevarlo el faraón se debe citados a n t e r i o r m e n t e ; ellos son: el albo delantal
acaso que los fenicios lo adoptaran, como pue- de la enfermera, ángel do caridad que alivia
de comprobarse repasando cualquier icono- y dulcifica los sufiimientos de la doliente hu-
grafía. manidad. El delantal del médico operador
Toda la primer edad egipcia, así como todas en lucha constante contra los males que afli-
las primeras edades de Grecia y Roma, son gen el organismo, delantales éstos que si mu-
edades en paños menores, muy menores. El chas veces se ven horriblemente manchados,
delantal es la única y primer prenda; la túni- pueden ostentar con orgullo las máculas de
ca y la camisa griegas son muy posteriores. su blancura por cuanto fueron adquiridas en
Es más, el delantal resucita periódicamente y el más noble y honroso do los servicios.
ee ofrece bajo un nuevo a^speeto más artístico Y, para terminar, recordaremos que el de-
y cómodo. Los romanos lo adoptan, ya to- lantal es el traje escolar popular, el primer
mándolo directamente de los egipcios, ya mo- uniformo que vestimos y al que siempre año-
ditioando el xiion heleno, que era un paño pro- ramos por cuanto con él nos iniciamos en los
visto a veces de una manga, y también un Delantal íenioio. sinsabores y trabajos do la vida.
Próximamente trasladaremos nuestro
comercio a: espléndido y grandio-
so edíticio de enfrente, calle

Bartolomé Mitre, 802


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llevarnos ninguna de las
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evidenciando con hechos que
beneíician a nuestros favore-
cedores, c|ue hacer en estos
momentos adquisiciones en
nuestra casa representa una eco-
nomía real, pues solamente tene-
mos artículos de calidad superior,
que por circunstancias especiales vende-
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muerte», por Horacio Qniroga. Socie- se ha encontrado lo que puede Ua- en sólido-como líquido, que no canse
dad cooperativa editoiial. marse testamento hi-ricnico, por ser el estómago. La dieta vegetal exclusi-
«Debato histórico», refutación a las la obra postuma que en este género va no contiene bastantes calorías;
comprola^ionea históri* as sobre la deja el autor. Traducido casi litoral- así la albúmina y la grasa, on fácil
liistoria de Belfirano, por don Vicente mente, dice así: forma digestiva, debo ser incorpora-
Kdel López. Tora,os I, I I y I I I . Edi- 1.0 La vida no es iodo, el ideal da a la dieta-vegetal. Carne, pescado,
tor: Biblioteca Argcn'ina. humano está mucho más alto. Una huevos, manteía, lecho y queso, son
«La Cautiva», «La gi.icarra», «Elvi- creen ia en lo futuro, la esperanza, cfnvenientes en cantidades pruden-
ra», poemas de Esteban Echeverría. el amor al prójimo verdad, pueden cíales,
Kdirión do «La Cultura Argentina.» hacer de la tieiTa'un cielo. 7." No hay quo ser esclavo del
«Memorias postumas del general 2.° La vida es la única propiedad apetito. Los alcoholes (cerveza, vino,
José María Paz». Editorial-Améiica. cierta del hombre. whisky, licores), así como el café, té
Madrid. 3." Es nuestro deber conservar la y tabaco, no tienen valor nutritivo,
«Manuela Rosas», rasgos biográfi- salud del cuerpo y del alma, evitan- pero el hábito contraído por l a hu-
cos, por ,iosé Mármol. Edición Scotto. do cuanto pueda perjudicar estos do- manidad a través de inn imerables
«El palacio triste», por G, Martínez nes preciosos. No todo el mundo está generaciones, les ha he 'ho innocuos,
Sierra. — «La ruta de Don Quijote», predispuesto al hien, pero puede se- casi no"esaios al hombre; mas en
por Azorín. •— «Troteras y domado- guir y luchar por no apartarse del cantidades inmoderadas ejercen otra
ras», por R. Pérez de Ayala. — «La buen camim, y el que haya conse- vez su venenosa acción sobre el in-
hermética», novela, por Kaohilde. Buido conservarse en él^debe oaidar dividuo que abusa de ellos, acortan-
Ediciones Ronafimiento. Rep.: Agen- do no caer. . do su vida.
cia general de librería y publicacio- 4.0 Mirando por la salud del cuer- S.o La limpieza se debo enseñar
nes. po y del espíritu, debemos dividir el desde niño; éste ha de acostumbrarse
«Deleita decires», por A. Bosques día en partes iguales para el trabajo, al baño de esponja dia'io, y cuando
Solar. — «Imágenes», poesías, por y el recreo, y el descanso. la dentadura se ha formado, enseñav-
Enrique Díaz Cañedo. •— «En voz ba- 5.0 Ocho horas para el trabajo, le a limpiar los dientes constante-
ja», poesías, por Amado Ñervo. — «A ocho para el recreo y ocho para el mente, fomentando en él la aíi ion
punto largo», por Amérioo Lago. — descanso; de éstas, dos horas se in- al baño. La ropa inteiior y de cama
«Cuestiones estéticas», por Alfon- vertirán en las tres comidas del día. se cambiará lo más frecuentemente
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autor. Cada mes se premiarán lo« dibujos más interesantes, con libros especiales para niüos.
Los sobres deben dirigirse: (Concurso inlantil*, CABÁS Y CAEBTAS, Cliacabuco, 151.

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cuestión de gusto personal,
es muy significativo el he-
cho de que entre todas las
marcas de cigarrillos de 30
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sean los preferidos.
LECTURAS INFANTILES

NI C A R I T A T I V O . NI ÚTIL
— Sabes, Amalia, m e a c a b a n de — No; n o m e gustaría. formulemos u n juicio poco c a r i t a t i v o
c o n t a r u n a cosa do Úrsula que j a m á s — P u e s , m i hijita, ;.por qué no p a r a n u e s t r o prójimo. Debes tener
la h u b i e r a creído. Se dice q u e . . . p o n e s e n prácticaK^l c a r i t a t i v o pre- présente, A n i t a , q u e el c a l u m n i a d o r
— Mira, A n i t a , n u n c a se deben re- cepto evangélico, y a que la ocasión merece u n menosprecio m a y o r que el
p e t i r las cosas q u e a t a ñ e n a la repu- so te ofrece? del ladrón, p o r q u e éste sólo nos q u i t a
tación d e las gentes, sin tener la ple- — Tienes razón. Amalia — dij o u n a p a r t e de n u e s t r o s bienes m a t e r i a -
n a convicción d e la v e r d a d — res- luego A n i t a , q u e d a n d o en a c t i t u d les, m i e n t r a s cjuo aquél nos a r r e b a t a
pondió Amalia, i n t e r r u m p i e n d o a su la estimación de otros seres, sin la
amiguita. cual todos los bienes do la vida y la
— j Y q u é entiendes t ú p o r repu- v i d a m i s m a jiierden su valor.
tación? — ¿Qué debo hacer, entonces,
— A la opinión cpio de nosotros c u a n d o me c u e n t e n algo que se rela-
t i e n e n n u e s t r o s semejantes. cione con la v i d a y la h o n r a de otras
— B u e n o ; como t e iba diciendo, gentes?
Úrsula... — A d v e r t i r a esa persona c^ue t a n
— ;,Es v e r d a d lo que vas a con- o c u p a d a está en vigilar en q u e se
tarme? c u m p l a la m o r a l en la existencia aje-
•— N o estoy bien segura; a mí m e n a , — y que en algunas ocasiones des-
lo comunicó Mercedes y a ella se lo cuida la p r o p i a , — advertirle, r e p i t o ,
h a b í a dicho Clara, quien lo sabía p o r que no estás dispuesta a oirle, qno
C a r m e n , q u e como t ú sabes es m u y t o d o lo que dice no es v e r d a d y a u n -
a m i g a d e Mercedes. que lo fuera debería callarlo, que a ti
— E s t á bien; pero con eso no rae no te interesa lo que h a g a o deje do
p r u e b a s la v e r d a d del suceso o del hacer el prójimo; e n u n a p a l a b r a : h a -
delito q u e p u e d e h a b e r cometido ciendo retroceder al difamador q u e
n u e s t r a c o m p a ñ e r a Úrsula. E l hecho i n t e n t a , con t a n perverso procedi-
o dícese q u e v a s a referirme h a pasa- p e n s a t i v a . — Comprendo que n o h a y m i e n t o , destruir la b u e n a opinión quo
d o por tres personas a n t e s de llegar c a r i d a d en lo que estoy h a c i e n d o , y tienes acerca de u n semejante.
a t u conocimiento. Después d e t o d o , no t e n g o por cjué revelar los defectos — M u y bien Amalia; t r a t a r é do
;,crees q u e haces bien en c o n t a r u n a d e o t r a persona — agregó después. p r a c t i c a r t u s buenos consejos, y ten-
falta de o t r a persona? ¿Acaso está d e — Y a ves. Y si se mira la cuestión dré presente q u e si obro de o t r o m o d o
acuerdooonese a c t o e l s e n t i m i e n t o t a n bajo o t r a faz, ni siquiera existo utili- no será ni c a r i t a t i v o , n i útil, y lo ciuo
d e c a n t a d o de a m o r al prójimo? ¿Te d a d en c o n t a r las faltas do los demás. es m á s g r a v e aú.i, m u c h a s voces es-
a g r a d a r í a a tí q u e en igualdad de E s necesario ejercer el gobierno de la t a r é en c o n t r a de la v e r d a d .
circunstancias yo proclamase tu fal- lengua y disciplinarse de t a l m o d o en
t a a n t e quien se prestase a oirme? ese sentido, que j a m á s c a l u m n i e m o s o , • ADELIA DI CAHI.O.

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Cómo se hace y lo que cuesta un santo
Pava que una persona pueda ser beatificada o cano- o «promotor de la fe», cuya misión consiste, por dooirio
nizada, es ante todo preciso que en su vida se hayan así, en echar por tierra las virtudes del siervo de Dios,
unido las virtudes cristianas al poder de hacer mila- atacando los puntos débiles de su vida, criticando sus
gros o al heroísmo llevado, si es preciso, hasta el mar- intenciones, poniendo en duda sus milagros, buscando,
tirio. en fin, todos los medios para disminuir su santidad.
Cuando muere en olor de santidad el que tal vida Los cardenales que constituyen la Congregación de
lia llevado, y hay esperanza de poderle beatificar, el los Ritos, después de oír los argumentos de ambos
obispo de la diócesis donde nació el sujeto abre una abogados, se reúnen para decidir, y si su decisión es
información y constituyo un tribunal con arreglo a la favorable y el Papa la aprueba, comienza dicha Con-
norma establecida por la Curia romana, norma que no gregación a ocuparse formalmente de la causa. Des-
ha variado desde los tiempos de Urbano VIII. Esto de entonces, el beato en ciernes tiene derecho al titu-
tribunal busca todos los testimonios e interroga a todos lo de venerable, pero aún está prohibido darle culto.
los que han conocido al siervo de Dios, juntando todos Empiezan entonces los procesos apostólicos, en los
los hechos que a él se refieren, séanle o no favorables. que se discuten todos los actos de la vida del preten-
Si los testimonios favorables están en gran mayoría, diente a santo y después de examinados debidamente,
el obispo reúne los elementos de la información y los se publica un decreto haciendo constar el heroísmo del
envía sellados a la Curia romana. candidato.
De estos documentos se hace cargo la Congregación A continuación viene el examen de los milagros.

Ceremonia de U canonización de nn santo.

de los Ritos, que inmediatamente publica un decreto So precisan dos plenamente x>robados y que hayan
para abrirlos. Todos ellos son copiados al pie de la curado enfermedades, sin intervención de medicamen-
letra, y un peticionario, que en representación del obis- tos ni de cura racional alguna.
po debe dar todos los pasos necesarios para la beatifi- Pasadas seis sesiones, tres para las virtudes, tres
cación, busca su abogado. El peticionario es casi siem- para los milagros, se celebra la asamblea general «De
pre un sacerdote, pero el abogado puede- ser, y es casi tuto» en la cual el Papa pide la opinión a los cardenales.
siempre, un laico. Su papel en el proceso de la cano- Poco después el Pontífice iirma el decreto anunciando
nización es tan importante como en una causa civil o el día y hora de la beatificación.
penal. Debe ante todo trazar un cuadro de las virtudes Por encargo pontificio, se pinta un cuadro y ejecuta"
del personaje que se trata do canonizar, escribiendo una imagen con el consabido nirnbo.
en forma abreviada el relato de su vida, y estudiando El día de la solemne ceremonia, que se celebra en
después en detalle todos los escritos que el futuro San Pedro, después de la lectura del decreto pontificio
santo pueda haber dejado, sus sermones, comenta- se descubre la imagen y el Papá desciende del trono y
rios, etc. venera públicamente y por primera vez la santa efigie.
El examen de los^ escritos es de mucha importancia, Si después de la beatificación se realizan otros mi-
pues hay que ver si contienen algún error teológico o lagros, debidos a la intercesión del santo, puede abrirse
cualquier pequenez que pueda dificultar la canoniza- nuevo proceso para ascenderle a la categoría de santo,
ción. Se citan ejemplos de canonizaciones fracasadas y si este nuevo informe es favorable, el Papa publica
por causa de los escritos, y no siempre por su conteni- una bula «Urbi et Orbi» proclamando la santidad del
do. Del padre Lainez, segundo general de la Compailía siervo de Dios y estableciendo la fiesta de su canoni-
do Jesús, se dice que jamás figurará en el número de zación.
los santos por causa de su mala letra. Fué un eclesiás- El costo del proceso no baja de 50.000 pesos mone-
tico de talento y autor de obras voluminosas, pero svi da nacional, sumando ot-o tanto los extraordinarios.
escritura era de tal modo ilegible, que dos jesuítas so Así se comprende que el príncipe Falconiere, habien-
(piedaron ciegos queriendo descifrar sus manuscritos, do querido que se canonizase a Santa Juliana de Fal-
y después nadie se ha atrevido a averiguar el con- coniere, asegurase después que la santidad de su pa-
tenido de los mismos, por temor de correr la misma riente le había arruinado; y cuando pagó los últimos
suerte. gastos, reunió a sus hijos y les dijo: «Hijos míos, sed
Haciendo la contra al abogado del santo, representa ángeles si asi lo deseáis; pero, por caridad, no seáis
al ministerio público el llamado «ibogado del diablo», santos.,, cuesta dema.siado caro.»
Carlos Rasettí i

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El lunes 14 del corriente,


y en ocasión del 6 O ani-
versario de su fundación,
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>^w•JVsnJ^J•w%%fvvv^rvsAn/vlJ^inJ^iniriiruflJ^rtrti^n.F^J^í^J^rtrtrw^r.•^^
Cambiándole la cara a una Notas varias
mujer.
/ (Del '-Honschold J'riciid".)

Cualquier mujer que nO esté satisfecha con su


tez, puede cambiársela y tener una nueva. El pe-
queño velo mortecino de cutícula vieja, es un es-
torbo, y debe quitarse para hacer aparecer la piel
vigorosa y nueva que liay debajo, dejándola res-
pirar.
Hay un remedio casero viejo, muy sencillo, que
puede hacer este trabajo. Cómprese cera pura
mercolizada en una botica, y apliqúese por las no-
ches como cold cream, lavándola por la mañana.
La "mercolida" absorbe toda la piel muerta, y
deja un cutis saludable y hermoso, y tan fresco
como el de un niño. Naturalmente, desaparecen
todas las imperfecciones de la epidermis, tales
como: pecas, manchas, palidez, barrillos, tosta-
duras del sol, etc., etc. Es de uso muy agradable,
efectivo y económico. La cara, tratada por este
'procedimiento, parece, inmediatamente, muchos
años más joven.
Imitaciones inservibles de cera pura mercoliza-
da se están ofreciendo al público por comerciantes
poco escrupulosos, al precio de $ 0.40 cts. La ge-
nuina cera pura mercolizada se expende solamente
en envases cerrados, que llevan el nombre "Dear-
born-London", como lo demuestra el diseño al pie,
cuyo precio único es de $ 3.50 m|n. cada uno.
Cualquier otra ofrecida a un precio menor es nna
imitación inservible a la vez que dañosa.

EOSAEIO. — Un caso interesante de longevidad: la señora Dolo"


res Valderrama, a la edad de ciento diez años, cebando mate para
SU «benjamín», el señor Rosario Bracamonte, quien no cnenta
más que setenta años.

CEIRA
PURA
MERCOLIZADA i ^ ^ ^
^^fi^^^Ewiá ^Éi

^^^m
La directora de la Escuela N," 11, Consejo 4.<^, comisión y personal
docente, que e!ctaaron el reparto de calzado a los niños.

POR FUERTE QUE KA, 8E CUIU CON U S '

PASTILLAS DEL DR.ANDREÜ1


vBunedio proalo y ieg«ro. £a i u boticas

m u í >^á<u.^^^^Q^^^_.^
liOS niños que íueron beneíiciados en el reparto, cuya distribuoión
se hizo con gran acierto y ecuanimidad.
vj vmv^i m ACCIÓN
Sociedad Educacionista "La Fraternidad"

CONCEPCIÓN DEL UEÜGÜAY (Entre Ríos). — Socios del «Centro Entrerriano» ie Buenos Aires, (lue asistieron en delegación a la
solemne ceremonia de descubrir la placa conmemorativa del cincueotenario de la sociedad educacionista -La Fraternidad», ane se
halla colocada en el ediücio social.

CARAS yCARETAS
REVISTA SEMANAL ILUSTRADA
DIRECCIÓN, REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN
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CARASYCARETAS
REVISTA SEMANAL I L U S T R A D A J O S É S. ALVAREZ, Fundador

B U E N O S A I R E S , 2 DE J U N I O DE 1917 N.» 974

Ei hombre de las dos carteras

Pueyrredón, i Es un inconveniente esto de ser ministro agro-pecuario diplomático! ¡ A lo


mejor, confundo una reclamación diplomática con la explotación de petróleo; y la vacante de
ministro en Londres, con el proyecto sobre extinción de la garrapata!
IMb. de Alón-:;.
¿Es defectivo el verbo i n t e r p e l a r ?
anca ijuc einplcalta el I(\i^isiador pai-a molestar
a un iiiinisti'o, y donde podía ci luéis modc-sto de
los oradores emplear sus armas inipuncmeníc:
es por eso que his ndnistros ll(>^aroii a toiuarlc.~
pánico, y cuando se lu\blal:a a un niínislro (io
interpela"ión, era como dei irle: durante quince
días pasarás las penas del purgatoiicj.
Y así era; pues cuando daba la C)áuiara pttr
conjugar el verbo intei polar, no acababa n':nca.
y no había diputado que, estimulado por el mal
ejemplo, no lanzara su t)úa al ministro que es-
taba sufriendo el nu^rtirio de una intcrpehi."ión.
Quizá por eso, es que nuestro Ministro del
Interior, ha querido convertir ose verbo.en de
festivo, y obligar a la cámara a que no pueda
conjugarlo, y desearía que careciera de primera
persona del presente de indicativo, pero los
tliputados se re-
siste.i a estas inno-
vaciónos antigra-
maticales, y por lo
misiüo queso hace
desear el doctor
(U'íUiez, desean ^^\ (ir^
verlo en la cáma- j;\
ra, en la banca del
toruu-nto. .f
Y el ministro le
tiene a ese verbo
u n a ojeriza tío
marca. Acepta
que tenga pasado,
y aún futuro, pero
Antaño, cuando Ion del antiguo régimen se iban al Congreso ei presente es para
como a ¡a querencia, con un acta, que a voces daba que hablar él, algo que resiste
» líi oposición, y a los diarios motivo para varios editoriales, el con toda su alma.
verbo interpelar era de uso corriente, y cualquier diputado, Por evitar que so
bifii porque le tuviese ojeriza al ministro porque no le despa- conjugue el pre-
chaba las subvenciones a su provincia, o porque quisiera lucir sente hizo un via-
su <)i-at^ría a costillas de un secretario de estado, lo cierto era je al Neu(|ucn, y
que lo conjugaba hasta abusar de la Cámara. ahora mismo, sino
«Vo interpelo» — gritaba, apretando con rabia loa puños, hubiera sido por-
«al señor ministro, porque la Constitución me autoriza a ello»— cjue el doctor Iri-
y fvscudándose en ese artículo de nuestra Constitución ponía goyen se lo im))U-
al señor ministro, a fuerza de oratoria, en condiciones de utili- so, se hubiera lan-
zar la antipirina. zado al planeta
Y los demás colegas del interpelante, también mojaban en Marte.
la ¡nt<upelación, y quedaba el interpelado abi'uniado de tanta Porque eso do
oratoria, de t^mto cai'go como se le hacía envuelto en figuias ir a la Cámara, y
de retórica. oir a. esos señores
La barra, se llenaba esos días, pues las multitudes, hoy como d i s p u t a r de in-
a\iT. gustan de que a un ministro se le llame a! orden y se le munidades y decir:
]n uíiañ las orejas coloradas. Yo interpelo, tú
l'.Ti esos torneos oratorios, donde por desgracia no existía interpelas, él in-
la llor natural, pero sí las vulgares de la retóiica, el ministro ter|ieh, etc., etc.,
no era todo lo manso que esperaba el interpelante, y a veces es como obligar al
se volvía la interpelación por pasiva, y el que quedaba mal- ministro Gómez a
trecho y en ridículo, mostrando en el hemiciclo toda la bilis tras, un viajo eterno.
tada, era el diputado que había tenido la osadía de inteipelai. S u p r í m a s e el
has interpelaciones llegaron a convertirse en abuso. Era un presente do ese
verbo, y lo veréis
tranquilo y satis-
\\ feelio entraren su
[lslEUQUCN~) despacho, firmar,
y hasta leer con
cierta ironía los
etlitoriales do los
periódicos; pero
mientras eso no
ocurra, el hombre
estará triste, ca-
bizbajo, iirmará con letra nerviosa, de manera
que igual podrá' leerse en su apellido Pómez.
Lómez o Gómez y en su n o m b r e . . . Salmón o
Malón.
¡Nada, aada; es ncesario, (|uc i)ara bien del
país, y para tran luitidad del señor ministro,
ios señores dipulad(,is se apiailcn. y dejen ese
verbo'sin primera persona!

.ii'-iro P. IIA:V!ÍKKZ.

üib- ií kúlomlo.
Kl nuevo •íeuddoi iiuionil poi Kulic Uio^, c- uní
poreonalidart dentKi del iiduilihiiio, no .sólo \ni\ - i
ilitigua actuación, sino por ser un honiljve de pi ( ] ii i
;'.ión, que goza de simpatías populares.
Kl doctor Torino ha sido una de las víctima^ de -.u
;-ntusiasrao político por la causa radical, por lo que fué
deportado a .Montevideo en 18!)2, en unión de lo.s doe-
tores Alem, Lilicdal, Barroetaveña y otros personajes.
Es de la guardia vieja dentro del partido, y sus co-
I religionarios esperan mucho de su actuación parla-
mentaria.
Al entrevistarnos con él, tuvimos la agradable sor-
presa de encontrarnos con un señor alto, erguido, de
modales aristocráticos, sobrio en el decir y hondo en
el pensar, de maneras elegantes, y lleno de juventud
y optimismo, como si se ti'atara de aquellos tiempos
¡<l(>s del Parciuc.
Nada de repoi-tajes, amigo. — nos dijo, — soy un

hombre do trabajo como |)uede ver, y apenas tí^ngo


tiempo ]iara atender mi consultorio. Atlemás, hacienilo
honor a mis comprovincianos, estoy en el deber de
estudiar, y estudiar mucho, ])ara itroyoctar algunas
leyes que sean prácticas y beneficiosas para el país.
,Ño cree usted, (pie pasaron las épocas de las intí rn;i-
nables discusiones políticas? . . .
Asentimos, j ' el doctor Toriivi continuó; no es con
(/ratoria con lo que se hace patria. . . los tropos y l:is
tiguras de retórica ijasaron para no volver; la c¡W( a
evige ideas, y esas no surgen sino do los hombres i-cl'lc-
xivos. estudiosos, de aquellos que tocados de un sanio
patriotismií, tienen fe en el ]ioi'venir de la nación...
Como viéramos que había varios enfermos que aguar-
daban en la antesala, nos retiramos discretamente, para
que el ieaisladoi'. ya que no podja, curar por el momento
al jiais con sus leyes, pudiera emplear la ciencia nvédica
en curar a varios ciudadanos.
Y caballeresco, en toda la gallardía de un otofio que
es primavera, nos acompañó al vestíbulo, de3]iidiéii-
donos cariñosamente.
Xuostra impresión respecto al doctor Torino, es qu;?
Será un legislador ecuánime que hará honor al Partiilo
]{adical, pues debido a su consagración al estudio d(i
las ne^^esitlades tlel país, y en particular a su vida
económica, esta bien pieparado para ser un colabora-
dor eficaz en el Senado y ser un legislador de pondera-
ción.
íi.íRTtN DE ACEAV\L.
La fiesta patria

El presidente de la República,
acompañado de sus secreta*
ríos de estado, dirigiéadose >
la Catedral, paia aaistii al
Tedeum.

a balcón principal de la casa de sobisrno, desde el cual presencia-


ron el d e ^ e el presidente, ministros y la comitiva.

El batallón de marina de desembarca, del «Almitante Browns Los alumnos del colegio militar, desfilando con marcialidad i
ante la Casa Rosada. corrección extraordinarias.

Los regimientos primero y segundo de artillería de campaña. El regimiento de granaderos a caballo, cerrando el desfile^
I pública, congregado ante la casa de gobierno, aplaudid caloro- Cabeza de la procesióa cívica, orgaaizala por varias asociaciones
lamenta al presidente, después de naoer terminado ei desiüe. patrióticas, que se realizó después del desiile.

Homenajes escolare»

dios alumnos del colegio Mariano Moreno, cantaron el Himno, acomnañaíos ñor El director del colegio «Ramón L.Falc6n>, hablando
la banda i'el rteicsito de marinería y colocaron coronas de Qores natoialeí en el homenaie que los alamnos tributaioo anU
«n hotnenaje tributado ante el monumento dd pticer cuyo nombre ostentan. la estatua de Mariano Morena.

Sociedad Colombófila

Sntecesantes notas gráücas, obtenidas al dar suelta a las 3.400 palomas de la saciedad colombóSila «La paloma mensajerat, en la plaza
del Congreso, después del homenaie de los escolares a Mariano Morena.
r"
Para "Caras y Caretas",
ÍTQEGIHTO /--

Imaginad un certamen mitológico entre la tierra y fóricos, frida delicada y sin cuento, 3' sobre todas las
el mar; una rivalidad como de enamorados o de artis- frutas, las naranjas, a cuyas jugosas pomas de oro
tas, para poner a prueba cuál de los dos es capaz de llaman, en este gracioso dialecto, Porlogalio (Portu-
dar de sí más poesía y más belleza; imaginad que en gal)?...
este certamen entra a participar el cielo azul, primero Si no os basta el panorama que habéis admirado en
con la radiante gloña del día, después con la transpa- la ribera; si queréis aún más altura y más horizonte,
rente calma de la noche, y habréis hallado una imagen subid a las colinas en que se recuesta la ciudad, liacia
quo convenga a la hermosura, a la gracia, al iucompa- el poniente y el mediodía; id a Capodimonte do Sorren-
lable hechizo de Sorronto. to, donde está el «Belvedere Parisi», o al monasterio
Todo este golfo de Ñapóles es de una belleza armo- del «Desierto», sobre la cumbre más alta, entre jardi-
niosa y serena, que recuerda la euritmia arquitectónica, nes, donde os regalarán con vino exquisito, y tierno
o la «composición» de un poema clásico; pero Sorrento ([ueso, y aromática miel, y desde el cual abarcaréis
es lo más bello del golfo. Alzada sobro la península en con la mirada una extensión de estupenda grandeza:
que empieza la vasta curva de ese brazo de mar; en el golfo do Ñapóles a un lado: al otro, el de Salerno,
frente. Ñapóles, que se tiende cu anfiteatro enti-o Capo- entre las puntas de Licosia y Campanella, y en medio
<iimonte y el Pausílipo; luego, dominando la escena de los dos, la rocallosa isla de Capri, que parece en-
inmensa, el volcán bicípite, lierraoso de forma y de co- corvarse y atalayar sobre las ondas, como un mons-
lor; sobre las faldas del volcán, Pórtici, Resina, Torre truo marino que velara guardando el maravilloso za-
del Greco, Annunziata, Castellamarc más cerca, y allá, firo de su «Gruta Azul».
en el confín del horizonte, las islas do Prócicla y de Sorrento, en la antigüedad, unía al renombre clá-
sico de su belleza, que ins-
piró Las Selvas de Jístai'io,
la celebridad de su cei-ámi-
I ^
ca, cuya excelencia (!om-
prucban aún, en los museos,
cálices y vasos fúnebres com-
1 F parables con los de Ñola,
ija moderna Sorrentfl tiene,
en cambio, su arte })ocu-

1^
1
1 liar, que ha levantado a
V una perfección que es su
fundado orgullo: la marquc-
1 '' teiía, la labor de incrusta-
^-Sí^i^Étti K^ ciones en madera. Xumcj-
1 *' '^ rosos talleres dan aliento a
esta industria, y las más
1 -i r' icas tiendas de la ciudad
-^^^JCf^¿2«¿3(Si*áife-. % í * " son las dedicadas a la venta
i . •p» :#""13y"i "'.-"•¡-^¡••«^ll^" ' ••" ! « ^ n s
de muebles, estuches, ciga-
••*. ,, • . f ^ ' .
iTeras, y otros mil objetos
*- W9yrm lie utilidad y do adorno,
compuestos de mosaico •>
¡& MáJ-í^fi- ^
taracea. La delicadeza y el
primor con que se ejecula
r ese trabajo exceden todo
4$ w É
*w elogio. Sólo cuando se lia
asistido al interior de uno
\ HS¡^^^2íi^„_„^ ^ E i ^ í •.;;::-- • «"^ do estos talleres (y 03 acon-
sejo que si vais a Sorrento
no perdáis la ocasión do
i- S,\ NtS5S(?Ü>isss^ •«f*,'ísaí^-ísss. N
i•^ • Í S Ü & . V v W •*». !|.t^ ís -í^^ti
M.'S víü.'^ \'*si» \ •*f'<^-^'^m'^ "^
oliservar por vuestros ¡iro-
])ios ojos un taller de mar-
quetería), se concluye do
Panorama de Sorrento. acej>tar y comprender que
Ischia, no hay lugar de la encantada costa que no so aquellos dibujos, acpiellas fiif\iras y aquellos paisajes
divise de Sorrento, con la nitidez y el firme relieve que no lian sido hechos con inncel, sino con distintas iiie-
esta gloriosa luz presta, en el aire diáfano, a los más zas de madera, cortadas mediante sierras sutiles y
tenues contornos. Rocas inmensas, cortadas a pico aplicadas en los huecos de un diseño. Llégase así a for-
sobre el mar, tienen en alto la planta do la ciudad, mar de incrustaciones verdaderos cuadros, con la con-
ctomo si toda ella fuera un ancho balcón, quo se pro- veniente distribución de colores en cada figura y en el
lonfra sobre un fondo de STiaves colinas. Allá, abajo, el fondo. Este arte, en lo que tiene de refinado, no es,
golfo, de una ideal serenidad, del más inefable azul que según me dicen, aptitud tradicional, sino relativanicnto
yo haya visto en el agua; transparente cielo volcado, moderna. Primeramente se taraceaba sólo en la made-
que cruzan, como nubes, velas de pescadores; y en un ra de naranjo, y diseñando las imágenes y labores con
seno que forman las rocas, el puerto, pcqueñuelo y gra- tinta china. L n artífice innovador, Luis Gargiulo, --
cioso, como para barcas de pesca. A lo largo de toda cuyos descendientes son aún los más activos represen-
esta costa, en las suntuosas «villas» y los aristocráticos tantes de esta habilidad local, — halló los medios do
«alhorgos», un continuo y espeso jardín, una deliciosa emplear diferentes clases de madera e indefinida varic-
cadena de bosques de naranjos, de olivos, de manza- dacl de tintes. Hoy la marquetería de Sorrento tiene
nos, de granados; de plantas mil, que congregan cuanto fama y mercado en todo el mundo. También es flore-
hay de amable y bello en la fecundidad de la tierra, ciente" industria de la ciudad el tejido de la seda, y los
y devuelven al aire tónico del mar fragancia de flores pañuelos y fajas do colores que salen de sus telares
por fragan'úa de sales. Églogas piscatorias vienen de gozan crédito de ser los más hermosos de Italia.
las ondas azules, y églogas pastoriles les contestan desde En las treguas de estos afanos del taller, o do la
las verdes laderas. ])csca en las serenas ondas del golfo, o de las geórgicas
¡Cómo se ve que el vergel fabuloso de Armida fué de los fructuosos campos vecinos, mozos y muchaclias
soñado por quien llevaba en los ojos la imagen de So- del pueblo suelen reunirse en graciosos grupos para
rrento! ;,Qué falta aquí para la meditación, para el bailar la «tarantela» de Sorrento, que es una variedad
ensueño, para la paz del alma; qué falta para la dulce de la de Kápoles. Una tarantela bailada sobre un fondo
salud, para el despreocupado contento de la vida, acpií de ])laya o de bosque, con los jiintorescos trajes po])u-
donde toda la naturaleza es bondad: aliento de azahar lares, es espectáculo que debo procurarse el viajero.
y de pinos, balsámica leche, vino nectareo, peces fos- Guitarras v mandolinas suenan su alegre músit'a. y
hxs |-art!Jas. i eñicla.s de viritosoy ct>loies, componen mu- lía y t-le hu'or; siempre en guerra con el recuerdo de au
díin/iiíj laudas y vehementes, pero de delicadii expre- |iro|)ia obra, que lo exaspera por su anhelo de perfec-
sión; mientras la sangre férvida relumbra en el negror ción sublime; y finalmente, que la gloria le busca, que
de ios ojos y las morenas manos repiquetean a maravi- Koma quiere coronarle en el Capitolio con el laurel
lla las eastafuielas de Teletusa. Donde iiaj' virtud de de h)s poetas, y qvie, en las vísperas del día en que esto
taucr y de danzar, dicho se está c[ue hay también es- ha de realizarse, muero en un lecho de hospital, dejando
pontánea virtud poética. Ved una canción popular, con su misera historia el más conmovedor ejemplo del
tresca y sencilla como una margarita del campo; consorcio del genio, la demencia y el infortunio.
Todo esto se pintaba en mi imaginadón mientras
LA SORKENTINA miraba las rocas que anega el agua trans|!arente, allí
donde fué la casa de Torcxiato Tasso. Y por la noche,
lo la vidi a Piedigrotta conversando en el «Circolo sociale», un elocuente so-
Tutta gioia, e tutta fcsta irentino me refiere cómo su ciudad es deudora al poeta
Dalla madre ora condotta, de la <<Jenisalén>>, no sólo de la más alta gloria que se
Gioie e perle avea in testa, agrega al prestigio de su ideal naturaleza, sino también
Un corpetto ricamato. de haber conjurado el mayor de los peligros que hayan
La pettiglia di brocéate. amenazado interrumpir el plácido sueno de su vida.
Una veste cremisina. Es el caso que cuando, por la expansión de la Francia
Un sorriso da in antar, revolucionaria, se erigió en el antiguo reino de Ñápeles
E la bella Sorren.ina la República Partenopea. una tentativa de reacción se
lo la intesi nominar. originó en Sorrento, a favor ele los depuestos Borbones.

Da quel giorno, non ho pace,


Notte e di sospiro e gemo,
Piú la pesca non mi piace,
In disuso ho posto 11 remo,
Con la povera barchetta
A Sorrento, in fretta, in frclta,
Ogni sera, ogni mattina.
V'eiigo qui per lagrimar,
E tu, ingrata Sorrentina,
Poco pensi al mió penar!
Sobro el encantado jardín que
se extiende por toda esta costa, en
la terraza (pie llaman del «l'ros-
petto», me inclino a contemplar
¡as rocas sumergidas en la onda
clara, como la de una intacta
fuente. Entre los líciuencs de una
de esas rocas, se perciben aún,
casi a flor de agua, unos cimientos
ruinosos. Mi imaginación recons-
truye la casa ciuo esos cimientos
sustentaban, y evoca, en derredor,
!a Sorrento de hace cuatro siglos.
Así compuesta la escena, sueño,
mientras la dulzura del trnmovto
cae sobre el éxtasis del mar. Veo
que de aquella casa sale, llevado
cíe la mano por la madre, joven
y bella todavía, un niño de seis
años, gracioso, suave y melancóli-
co. El padre, pensativo y noble,
marcha al lado y conduce a la
liijita mayor. La tiisteza de los
desterrados oscurece su semblante.
Veo a este grupo doméstico subir
a una carroza, que toma el camino
de Ñapóles y, desaparece en una Goige, uno de los sitios encantadores de Sorrento.
nube de polvo.—Luego otro cuadro se enciende en mi El general Sarrazin, jefe de las armas francesas que
fantasía: estoy en Padua, en sociedad de doctores y aca- sostenían la naciente República, fué enviado a sofo-
démicos; el niño es ya un adolescente soñador y estudio- car la rebelión. Los tiempos eran duros, y el caudillo
so; en su frente hay como el albor de una aureola, y en republicano traia el propósito de entrar a sangre y
torno suyo flotan, buscando forma consistente y tenaz, fuego la ciudad rebelde, y castigarla sin distiniión do
imágenes de fe y caballería, visión de paladines, trova- inocentes y culpados. Se interpone ontcmces entre .la
dores y cruzados. Después lo veo, gentilhoml)re y áulico población consternada y el jefe inexorable, el arzo-
Ijoeta, allá en Ferrara, en una casa de príncipes; ob- bispo de Sorrento. Como razón suprema con que ablan-
servo que levanta los ojos tímidos y apasionados y los dar el corazón del vengador, recuerda a Sarrazin quo
fija en una altiva princesa; que este amor nace y crece Sorrento es la patria del Tasso.. . Y el noble trances,
sin esperanza, y que, junto con la tortura del amor im- sintiendo la fuerza obligatoria de ese título de inmuni-
l)Osible, otro suplicio: el infierno de la creación poética, dad, ahorró toda sangre, todo rigor, y perdonó a So-
tal como es en aquel orden de genialidad que no pro- iTcnto para honrar la cuna del poeta.
duce sin anigustia y dolor, arrebatan la razón del poeta Asi el desventurado Torcuato fué el numen tutelar
a los obscuros lindes donde alternan e! juicio y la locu- de su patria; y así reanudó, sin más tormentas, su vida
ra. Véolcen'-erraclo y asistido como insano en la celda de idilio, la primorosa creación de las Sirenas; la ciu-
de un convento, y presencio <^ómo, una noche, bur- dad preferida do los convalecientes y los novios; la
lando la vigilan"ia de sus guardianes, se arroja al cam- dulce ciudad coronada de azahares y vestida con la
]io; recorre, des alzo, andrajoso y mendicante, un largo celesta soda del mar.
camino, y Uetra a la dulce patria que dejó en la infan-
cia, a su Sorrento alma e felice, donde la piedad de la
hermana procura sosegar su frente febril. Veo que su
delirio le aleja de nuevo; que en la corto fatal do Fe-
rrara padece otra vez encierro de loco: que luego vaga,
como la hoja que se deshace en el viento, [)or cien par-
tes; de palacio en cabana, de hospital en convento;
.siempre acosado por fantasmas de miedo, <le mélanco-
Sorrento, niar^.o de 1917
El "Círculo Militar"

Condui;ción. por una sección ae Granaderos, de la placa Ei 11 iuistro de la uerra, las autoriüaaes dei «Oifciilo iviiucar". y t-xpeüJwo-
y ramo de laurel que el «Circulo Militar» mandó co- narios al Desierto, después de haber colocado la placa en la tumba de^
locar en el mausoleo del procer, Geneial Don José General San Martín, en cnyo acto el coronel Franciaeo Medina pro-
de San Martín. nunció una brillante pieza oratoria.

Durante el lunch que ofreció el «Circulo Militar», después de la gran recepción de gala, conmemorando la fecha patria.

Expedicionarios al Desierto

Grupo ae ios que tomaron parte en la comida, conmemorando la ocupación ael Rio Negro por ei ejercito ue la nación ios utas ^4 y 2S
de mayo de 1879. Al serrirae el champaña, el presidente del Centro, coronel Narciso Bengolea, hizo uso de la palabra explicando lia'
UErniiicación de la efemérides en la que les tocó ser actores.
ARTE ARGENTINO IMPRESIONES DE LA BOCA
' - " POR LYNCH =---*^--:-i--
NARRACIONES COLONIALES

DESPUÉS DE LA SIESTA
C-ihloa- el sii! de cítio las SUIÍIÍM-ÍÜS y pcilvorit-ntas cias manos. malpar¿i.da ¡a laura de los propios amos al
ciiürs. Cerradas las recias p u e r t a s (le e'uarterdiies. las azote de criticonas Icniruas.
cisa? dpi señorío, j - e n t o r n a d a s las de imlperías v leii- T a m b i é n en la l'laza Mayor empieza la animación.
ileJDnes de mercar, d u e r m e n ]!lá(¡dumente s\i siesta Concurren los soñoies de ies])eto, m u y engolillados, de
li's v c i n o s del l'iierto do Buenos Aiies. FAX el laserío g o r g o i á n \-cstidod y esjiada al cinto; los oficiales del
todo es Eilencio y r|uietn(l, sólo interruni|'.ido iiluiiiia Fuerte, tr.ijeados a lo galán y con .irran resonar d e
vez por el easealicleo de la eolleía de ini|iiieta muía, espuelas; la gente moza., con mtu-ho encaje y pasama-
í[\]c í'U |irf>eura de frescor dejara el indio ariiero al so- nería en el ropaje y larg;^ I luma cu el chauíbergo.
cair<' de un 'iiiiial. Ai^ún ne^'ro viejo, cuyo ensortijado
calieilo, a yiiisa de ni(;\tei-a. !es,L;uárdalc del fuerte .sol.
ti-aiisiia con roncero paso, espiuilando el tropel de lín la.? viviendas aristocráticas reúnese la casera ter-
la^aitijas a.dueñadiis de la cab.a.da,. tulia. Kn c. e s t r a d o de ba.i a n d a , en ctijines y eauíonci-
llos siéntan.se las d a m a s ; a .su vera, sol)io la alcatifa
Kn el interior de r a n c h o arraljalero niyuien rasiíupa (le la t a r i m a , las j o \ e n c i t a 3 . E n el fresco i;atio hacen
luia uuitai'ra y su stmar a c o m p a ñ a con la po[iula.r su reuniéui los caballeros. C o m e n t a n los mancebos con
coi¡!iíla: retoztma risa, el cliisme del día; los señores er.'ticaii
. 1 / / cimj'sor i»r diré a.etos de su Señíjría el Gobernador, a p l a u d e n resolu-
Qi'c ii'j le qiíií'ni; ciones del Cabildo o con s,»creta envidia ensalzan la
Yo le rexpiiii'lo: /.-I y l'ndre, merced cpie S. -M. ((}• I*. (!.) ha conferido a u n noble
Si u.^led lii viciii! vecino. En ccu'iülo apait.? los Padres graves y discro-
tos. que t a m b i é n a esparcimiento de su tíspíntu allí
fin las m o r a d a s de la iL'cnte li!dali;a y p u d i e n t e , el c(;ncurrcn, eshozan tcnuis teológicos.
ohusmorío de esclavos y sirvientes no sestea. 'Bajo la En el estrado, cutre la = d a m a s , las ] láticas son devo-
fronilosa liigucra de la h u e r t a , siéntanse en corro, tas: el milagro de! S a n t o Ciisto de ü u e n o s Aires. I.i
m i e n t r a s el m a t e c i m a r r ó n circula,. N o falta parlera peregrinación a Xuestsa Señora de Lirján o la dolida
n u d a t a , nuiy s a h e d o r a do medrosa.s nariaciones, cpu- historia de alguna monja iluminada. A veces e! diablo,
llene de teri'or a sus oyentes con cuentos de mandinca,. (pie htieíí'a en turbar t a n s a n t a s con\'crsa(.iones, las d e s .
el dialilo noiíro. r¡ue en la l u m b r e del fo*;ón se ocidta \ ! a a más pecaiuonisas parlerías.
o con descripciones íle pavorosas s a l a m a n c a s y luv-e Sírvese brego el agasajo: m a t e de leche con canela,
desvariar sus c a n d i d a s iniaL'inaciones c o n t a n d o la suer- bizcoclios monjiles, a g u a c(<n pp-nal y p a r a los caballe-
te de (|uien piisee <.oiayaea de ]>Iunias de c a h u i é . De ros algi'rn \ indio dulzarrón de Cuyo. Al t a ñ e r la oi'ación
t a r d e en t a r d e se allc;:a. al e(uro alL'iin |;eón d e a r i i a . la.'! c a r i r p a m s de los convenios SD deshace la r e u n i ó n .
tildado de saludado?', y son de oir loslahulosos relatos t r a s mirr Iros dengues y revei'cneias. Si es día de novena.
de sus luen.u'as a n d a n z a s . o d¡' sermón dirígense al teuiirlo. a c u y a puerta el ladino
esclavo a g u a r d a con la aUombiilla posti-atoria ))ara las
A la t a i del i t a . d a m a s y el farolillo
c u a n d o !a luisa d( 1 n prevcniión para el
r'o t e m p l a la ( alca, regi'eso.
anímase el caseiio.
U c t o r n a n a las cha-
<aras las c a n e t a s . Al t i e m p o que sa-
<(ne m a ñ a n e r a s t r a - len de la i g l e s i a ,
jeron ol diario aco- t n i b a la t r a n q u i l a
pio a la ( i u d a d . E l ipiietud de la n o -
chirrido de sus rue- ciré, el tilín ti'ín de
das y el g r i t o d e l lejana campanilla y
hoyerÍ7.o, que sen- el gangoneo do ro-
tarlo bajo el toldo zos
de enero, acucia los 10- el \ i á t i c o . De-
tardos bueyes, des- t r ó ñ e n s e los t r a n -
oierta a los dormi- •-eirntes. destócan.se\'
lones. S u e n a el es- arrodrllanse. Abreii-
(piilón d e l o s con- se < o n p r e s t e z a
\ entos de S.an F r a n - p u e r t a s y \-entanas
cisco y de S a n t o l)o- e ilumínanse con
udníro y, a su tañi- candiles y velones.
do, abre el leíío prtr- P a s a eí S e ñ o r ,
tero el p o r t a l ó n del a c o m p a ñ a d o de
claustro. Salen m u y g r a n golpe de gen-
lue.ito sus p a t e r n i d a - te con lar'C'os rosa-
des a la a e o s t u m- r los \ c andt litas CTI
1 irada v i s i t a a las fanal de vidrio.
casas del s e ñ o r í o , L e n t a m e n t e se
mientras los novi- aleja el tintineo de
(ios r e t o z a n , hur- la ( a m p a n i l l a y el
t a n d o el cuerpo al rrimor de los rezos.
ojo avizor del P a - Con el riniíuo me-
dre Celador. dr'oso, (pro siempre
Con la b a t e a de contiri-ba al espíritu
ceibo en la cabeza., el p e n s a m i e n t o de
de la m a n o el d e s . (|i'e ak'uien v a a
n u d o muleque y en nuil ir. siauen ))au-
la boca apestoso ci- s a d a m e n t e su cami-
i;arro, regresan las no los vecinos, re-
negras l a v a n d e r a s t o r n a n d o a sus mo-
del -Bajo, donde radas a n t e s de! to-
fueron de t e m p r a n o cpre de (preda.
al d i a r i o l a \ - a c l o ,
alia q u e d ó en l o - B. .). M.vi.i.ot,.
<hareos de la libe-
la, si lini] ia la l o p í
al flC'jOtcMi dr I r , i.- Di't. de Sanuy.
Sbciedad Aseólo de Aendiéos.deCorrieTitey

Como ya tantas veces lo hemos repetido y demos- que ejercitar el noble apostolado de la caridad.
trado, la filantropía, así en sus más grandiosas como Mas todas las que podemos llamar grandes ciudades
en sus más modestas formas, es una de las más bellas de la República, por ser capitales de provincia, y en las
características de la sociedad argentina. Como es de que, como Bahía Blanca, Rosario y otras, sin ser lo se-
suponer, por razones obvias, es en Buenos Aires en gundo son lo primero, por su población, comercio, etc.,
donde es más fácil y más frecuente ver sua resultados. la filantropía obra, haciendo sentir sus beneficios a los
Buenos Aires es una ciudad inmensa en la que se ha c^ue los necesitan. En la grata tarea de recordarlo, noa
acumulado buena parte de la riqueza del país entero, toca ahora dar a conocer a nuestros lectores, con más
y, al mismo tiempo, en razón de su extensión y pobla- brevedad que quisiéramos, naturalmente, una bella
ción, se acumulan también en ella muchas miserias, institución humanitaria de provincia: la Sociedad «Asilo
de tal suerte que por la una y por la otra causa, en Bue- de Mendigos de Corrientes».
nos Aires la filantropía encuentra amplísimo campo en Esta sociedad cuenta ya treinta y dos años de bené-'

Dornutono de mujeres asiladas en el Asilo de Mendigos. Grupo de asiladas del Asilo de Mendigos, con las hermanas direc-
toras.
m e n t e en u n amplio edificio, q u e es propie-
d a d de la institución. Ese edificio está divi-
dido en dos grandes d e p a r t a m e n t o s , p a r a
mujeres y p a r a hombres, y se e n c u e n t r a
rodeado p o r u n espacioso t e r r e n o mez-
cla d e h u e r t a , j a r d í n y p a r q u e , pues se
s i e m b r a n en él hortalizas y está Heno d e
árboles frutales y d e p l a n t a s , con lo c u a l no
solamente se obtienen economías en el sos-
t e n i m i e n t o del establecimiento, sino q u e
t a m b i é n se proporciona u n lugar d e espar-
c i m i e n t o a los asilados.
E l asilo esta a caí go d e los abneíjados Hei -
m a n o s do la Miseiicordia, q u e tienen u n h n
do d e p a i t a m e n t o y a t i e n d e n la capilla en
q u e se celebran los oficios religiosos.

El iaidin del departamento de hombres, del Asilo.


fica labor, p u e s fue f u n d a d a el a ñ o de 1883.
Sus fundadores tiivieion como primordial
objeto, ofrecci u n albergue a los menestero-
sos d e a m b o s sexos, q u e no e n c u e n t i a n u n
techo bajo el cual cobiiarse ni u n p a n que
llpvar a la boca, n i u n pedazo de t i a p o con
q u e cubrirse. Desde entonces, la Sociedad
«Asilo de Mendigos de C o m e n t e s ) realiza con
incansable a i t i v i d a d . y cada a ñ o en m á s ara
p ü a e s f e r a . s u oriitiana mibion P u e d e decirse
que n o h a y en esa histórica ciudad, p e i s o n a
d e alguna significación que no peitenezoa a
la Sociedad en que nos ocupamos.
Gracias a la genei osidad de sus miembros
y del público correntino en goneial, el Asilo
de Mendigos se e n c u e n t r a instalado actual- Orapo de anoiaaos e mcuiaUes, en el patio del Asilo.

PATRIA
N o anhelo para ti rojos laureles, "
N i el fúnebre clamor de las batallas;
Quiero, en vez de cañones y murallas.
V e r tus puertos colmados de bajeles.

Irá la humanidad a tus dinteles


Rompiendo muros y opresoras valías;
Q u ; asilo brindas y el dolor acallas
D e errab.mtíos, faméhcos tropeles.

¡Ámbito enorme a tu misión presiento,


Cuando triunfe el latino pensamiento.
Purificado en invisible hoguera;

Cuando vuelen a ti los corazones,


Y , cobijadas por tu azul bandera,-
Fraternicen cantando las naciones!

Christianía, 1917. LEOPOUJO DÍAZ.

Dib. de V. Gmssi.
i
PRECIPITACIÓN Para CARAS y CARETAS.

Entre Hendaya y Biarritz, hay, sobre todo antes de De pronto surgió un bulto en la carretera, la. booina
San Juan de Luz, algún buen trozo de carretera, sin carraspeó desesperadamente.
poblados Inmediatos, sin caseríos que borden el ca- El bulto se movió apenas.
mino. La cinta blanca de éste, ondula, recamada por Mi amigo frenó, frenó... Pero como íbamos a cien
los árboles y los céspedes; ae encorva a veces violen- a la hora, todo fué inútil.
tamente, asciende y desciende. Produjese el choque: una vaca búdhica, contempla-
Nos cogió el crepúsculo por allí, y, como si la obs- tiva, había sido el obstáculo. . .
curidad progresiva no fuera bastante, vino la lluvia... Yo sentí como si sobre mi cabeza se desplomara el
y a mayor abundamiento una panne. cosmos... Después, n a d a . . . Más tarde (lo mismo hu-
El automóvil, abierto, magnífica máquina de cin- biera podido ser una hora que xiua. eternidad) me inva-
cuenta caballos, se detuvo justo en el punto en que la dió cierta sensación de humedad, de frío; un dolor
carretera comenzaba a ascender. muy agudo en el hombro derecho...
Cogimos un reflector lateral de acetileno y a su luz Oí voces que decían: «¡Par ici, par ici!»
empezamos a buscar en el organismo de acero la parte Me hirió en los ojos la viva luz de un reflector de
enferma. El des- acetileno. Unos
perfecto, aeaíío le- b r a z o s robustos
ve, era, sin em- me alzaron. Pusié-
bargo, ' e n aqu el ronme en una ca-
momento de difí- milla.
cil d i a g n ó s t i c o . „
M i e n t r a s dimos ¿Y mi amigo?—
con él, y lo reme- pregunté en cuan-
diamos, v i n o l a to volví plenamen-
ñocha. te a la conciencia.
Consultamos los —(<¡A! ¡quel raa-
relojes; eran las Iheur, mousieur,
siete y media. il a une jambe
— ¡Demonio! — oassée!
exclamó mi amigo — «¡Une jambe
— yo tengo invi- cassce ...!;>
tados a comer. Es Y al oir la terri-
jreciso que esfté a ble frase vino- a
Íos ocho y cuarto, mi imaginación la ,
a más tardar, en escena que poco
el Hotel, para ves- antes, en el cami-
tirme y bajar al no, había yo sus-
comedora las nue- citado con mi ad-
ve menos cuarto. vertencia: vi a la
De otra suerte mi señora, en el hall
mujer se pondrá del Hotel du Pa-
furiosa... j Qué lais, con su esplén-
dice usted, qué le dida toileta, ro-
parece que haga- deada por los fracs
mos? solícitos. . . Los
— ¡Mire usted, minutos transcu-
insinué pi-udente- r r í a n intermina-
mente, yo creo que bles.. . Empezó a
lo esencial es lle- campanillear el
gar, aun cuando no teléfono. Iban y
líegnernos para la venían los cria-
comida, y si usted dos... Y por último
se empeña en es- la frase trágica.
tar en el Palais a las ocho y cuarto, lo probable es — ¡Monsieur le comte s'est cassé une j a m b e . . . !
que ya no esté usted nunca!
— ¡Hombre!, ¡hombre! Muchas veces he recordado esta historia, que se re-
— ¡Claro; porque estará usted en la eternidad! pite, más terrible aún que entonces, cuando un hoin-
— P e r o . . . ¿y mi mujer? bre nervioso quiere ir de prisa...
— Su mujer se pondrá sin duda furiosa, si la tace En Madrid, por ejemplo, un buen sefior alemán,
usted esperar con sus invitados; pero acaso se ponga corre a la estación del Norte a despedir a un matrimo-
más furiosa si mañana, tras una noche de mortal an- nio, antiguo amigo suyo. Palta un minuto, cuando lle-
gustia, van a decirla que se ha matado usted en el ga, para que se vaya el tren. Nuestro hombre atro-
camino. pella al revisor;... ya está en el a n d é n . . . Salta al
— ¿Tiene usted miedo? estribo dei coche, en el instante en que el tren empieza
— ¡Yo? ¡No! Yo no tengo miedo a nada en este mun- a moverse; ofrece el ramo a la señor;,; resbala, c a e . . .
do, sobre todo desde que me he convencido de que el ¡y las niedas le seccionan las dos piernas!
tener miedo no sirve para maldita la cosa... En la Place du Pont JSteuf de París, un gran sabio
— Pues si no tiene usted miedo, vamos a correr un quiere atravesar ds prisa hacia la acera opuesta: se
poco, ¿eh? Prefiero esto a hacer esperar a mis invitados. interpone un camión cargado de rieles. Un riel saliente
—• Como usted guste., le pega en la n u c a . . . La humanidad ha perdido de esta
suerte al gran Curie. ..
Y nos puoimos a devorar kilómetros. En Rouen un gran poeta, después, de brillante con-
La lluvia nos azotaba, craelraente el rostro; no nos ferencia sobre su Bflgica mártir, pretende alcanzar un
veíamos ni las manos. Apenas si adivinábanros la blan- tren. . . Echa a coÍTer; cae entre las ruedas y muere
cura espectral del trozo de camino que alumbraba el horriblemente destrozado. Se llama Verhaeren...
acetileno. Y junto a estos, muchos otros, ilustres como Gatuüe
En rededor surgían y desvanecíanse como sombras Méndez o anónimos; todos por ganar un m i n u t o . . .
hoscas, la., masas obscuras del paisaje, fundidos árbo- jTorrible privilegio el de los nervios!
les y oolintus en la misma, negrura. El sistema nervioso nos ha dado a los hombres el
La bocina sonaba sin descanso. cetro de la creación; pero es como un acumulador eléc-
Varios automóviles que volvían de.Biarritz, a toda trico formidable. ¡Ay del que desconsideradamente k>
velocidad también, estuvieron a punto de chocar con hace funcionar on un instante dado!
el nuestro, porque no llevaban muy ortodojamente su ¡Por ganar unos segundos, resbala.. . y cao en el abis-
derecha. Recuerdo que el ondulante y largo velo de mo de la Muerte!
una mujer me rozó el rostro y me dejó una ráfaga de
perfume... Reconocí este perfume: Fíoris de Londres. AMADO ÑERVO.
Dib. de Dumont
riU15TM JUmS^PRUDffiOIA

Tomos publicados hasta hoy: Diccionario de jurispra-


dencia, en 5 tomos; Diccionario de legislación, en 11
tomos, y Revista de legislación y jurisprudencia, en
8 tomos.

Doctor Augusto Carette. Doctor Carlos Attwell Ocan-


tos.
Desde 1912 los doctores Carette y A t t » e l l O t a n t o s ,
h a n iniciado e n t r e nosotios la publicación do t o d o lo
retí'i-ente a jurisprudencia nacional y p i o \ m c i a l , lle-
v a n d o publicados h a s t a la fecha v a n o s tomos, no solo
de la «Revista de jurisprudencia», que a p a i e c e l e g u l a i -
incnte con la recopilación de c u a n t o puede interesar
a lo^ aljotrados y jueces, sino tambre n por su <<Dic
cionario de Legislación», d o n d e con c i i t e u o claro y
melódico está ordenado t o d o c u a n t o a t a ñ e a la jurispru-

Originales del tomo 6 del Diccionano de lurispruSencia.

Parte del archivo de la jurisprudencia de los tribu-


nales, que ha tenido que consultarse para la re-
dacción de las obras de los doctores Carette,
Attwell Ocantos y Bequena.
dencia nacional y a las leyes d e la nación.
E s t a obra, significa u n esfuerzo consi-
derable, q u e sus ai^tores, a costa de sacri-
ficios, vienen realizando p a r a que sirva de
guía a c u a n t o s tienen necesidacl do consul-
t a r t o d o c u a n t o so lleva legislado en el país
h a s t a el presente.
De la labor que esto significa, d a r á idea
el n ú m e r o de originales tjue e n t r a n en u n
solo t o m o , pues debemos a d v e r t i r que
t o d o d a t o , antes de figurar en u n a obra de
c o n s u l t a como la p r e s e n t e , sufre u n a com-
pulsa p a r a asegurarse su a u t e n t i c i d a d , y
esa es u n a t a r e a minuciosa que exige pre-
paración, 3' no p u e d e de n i n g ú n m o d o con-
fiarse a profanos.
H a s t a hoy, lleva la Biblioteca p u b l i c a d o s
u n diccionario de jurisprudencia y o t r o de
legislación, q u e s o n v e r d a d e r a s o b r a s d e c o n -
sulta, y la revista, de la que ya aparecie-
El doctor Attwell Ocantos, ante su mesa de trabajo. r o n varios t o m o s y que es d e g r a n utilidad.
En 1913, por inieiíitira del
•ex Director de Agricultura ;v
Defensa Agrícola, doctor López
Mañán, el ingeniero forestal
norteamericano, señor Max
Rothkugel, contratado por el
gobierno argentino, inició el es
tudio de los bosques patagóni
eos, cuyo resultado fué el reco
nocimiento extensivo de toda
la región boscosa del Sur, en el
lado argentino. La labor del
n o m b r a d o profesional, q u e
continuó en los años 1914 y

cruz señala el hito al norte del vol-


can Lavin, a 3.707 metros de altura.
Este paso se baila a 1.100 metros
sobre el mar y es considerado acce-
sible para la prolongación del íerro-
carnl de Zapata a Villarica (Chile).
El problema forestal más vi-
tal para los bosques patagóni-
cos, dice el ingeniero Rothku-
gel, está en su transformación
en bosques de mayor valor eco-
nómico. Como es sabido, las es-
pecies que hoy constituyen su
composición, principalmente
los Nothofagus, el Coihué, Len-
ga y Ñire, no tienen un valor
económico que justifique gran-
des gastos en su administra-
ción El Ranli y Roble, espe-
cies de suma importancia en
Chile, forman en la Argentina
bosques limitados e inferiores,
El ingeniero forestal Rothkugel, en la periferia de su distribu-
en viaje de estudio por los bos- ción. El Alerce, podría compe-
ques patagónicos. tir en el mercado made-
lero, si su distriljución
1915, durante la a<lmi- no fuera tan limitada y
nistración del Diiertoi tan inaccesible. La es-
de Agricultura, señor pecio más importante
Máximo Eguía, ba es el Ciprés, del que
quedado suspendida quedan pocos ejem-
para ser reanudada plares de buena ca-
en época más pro- lidad; y de todas
picia. las coniferas, los
Los b o s q u e s , bosques de Arau-
constituidos prin- caria, constituyen
c i p a l m e n t e por una verdadera ri-
N o t h o f a g u s del queza: crecen en
género de las Ha- una extensión de
j'as, de un uso ex- 32 leguas cuadra-
clusivamente lo- das .representan-
c a l , tienen su do, según el inge-
principal impor- niero Rothkugel,
tancia y valor en «n valor de 20 mi-
su acción protecto- llones de pesos mo-
ra contra la erosión neda nacional, cal-
y por servir de abi i- culando en 1.25 pe-
go a los animales. La sos el precio mínimo del
importancia comcicial metro cúbico en pie, o
<io los bosques, segura- 5 pesos los mil pies en,
mente quedara limita- lie. De estas 32 leguas,
da a la región del Pino .a mitad más o menos,
del Neuquén, donde podrán es de proijiedad privada:
utilizarse para pulpa de ma- unas Ib leguas pobladas, de
dera, de excelente calidad pinos, se encuentran en terre-
para la fabricación de papel, nos fiscales, cerca de la fron-
con un rendimiento de 50 %, Bosque de Lenza y ^ire, al sur del lago Filbue, en ana eleva- teía cliilena.
y S'.gurameute allí, con la ción de 1.500 metros. El pmo, dice' el ingeniero
terminación del ferrocarril Rothkugel, constituye una
trasandino entre Las Lajas y Chile, se desarrollará una promesa importante para la República, en lo que atañe
industria maderera. a la explotación de sus recursos naturales. Sin embargo.
BerJas son las difiouitades q u e p r e s e n t a t a n m a g n a 1.128 leguas. K! total
empresa, a saber: p r i m e r o , a r b i t r a r la m a n e r a d e de los bosques que-
cómo Se o t o r g a r í a n las g r a n d e s distribuciones de mados, alcanza a
p i n a r e s en forma conveniente p a r a las pretensiones 697.000 h e c t á r e a s , o
del concesionario y del gobierno, y segundo, q u e pea 279 leguas; es de-
: ta prolongación de las vías del Ferrocarril del Siid, cir, q u e lo que-
desde Zapalá a Cliile, se verifique c u a n t o a n t e s , a m a d o represen-
fin d e p e r m i t i r la explotación económica de los t a u n 2.') p o r
pinares. ciento del á r e a
Kl éxito d e la empresa, a ñ a d e , d e p e n d e total- total
m e n t e de la susodicha extensión del ferrocarril y Esa n q u e / a
«la explotación do los pinos no será p r á c t i c a a n t e s hasti h o v m*
(Je q u e dicho p u n t o no se h a y a resuelto,* explotada, sexo,
El á r e a t o t a l de los bosques patagónicos, os, en u n t u t u r o no
, n r o \ i r a a d a m e n t e , de 2.819.000 hectaipas, o sea lejano base de

XroDCO de pino, de 2.50 metros de diáme-


tro y 35 de altura. El árbol eatá hueco a
causa de las íogatas que hacen en su
tronco los indígenas, paia tostar los pi-
ñones.
n u e v a s y p r ó s p e r a s industria-s.
pues se t r a t a d e m a d e r a s útiles
p a r a la construcción y trabajos de
ebanistería, a d e m á s de valiosa uti-
lidad p a r a la fabricación de papel.

Explotación de bosques de Ranli, en la estancia de la señora Eachemayer EDUARDO R. ROSSI.

U n convento en tierra adentro


T a l a n , t a l a n , las dos h a n d a o , los franciscanos con El sol v a ocul-
sus burdos trajes de lana gris, los cabellos bien peina- t a r s e d e t r á s del
dos, después d e larga siesta, salen d e sus celdas, cami- elevado cerro, e!
n a n d o p e s a d a m e n t e y m u y erguidos, c o n los brazos c r e p ú s c u l o es
cruzados y u n libro e n t r e las manos. L o s monigotes p r o l o n g a d o ; las
a b a n d o n a n sus t r a v e s u r a s y alineándose las s o t a n i t a s , / A ' I ^^ ^\ ' aves retornan a
m a r c h a n todos hacia u n a de las alas del c u a d r a d o / 1^ " ^ ^ I / ^ < ^ ^ \ A guarecerse en los
claustro, d o n d e a diario r e z a n los maitines en a l t a voz. / J,, . ^ \ / Cv' i ' V ) tupidos ramajes
Ora pro novis, r e p i t e n a porfía, después de cada frase '.«'^/^-iiST.^. U U// 1 I a e las a r b o l e d a s ,
latina, — a m é n , — y se d e s p a r r a m a n m a n s a m e n t e en los buos, prefie-
d i s t i n t a s direcciones del amplio c o n v e n t o . ren los c a m p a n a -
L a t a r d e es apacible, los frutales q u e e n t r e l a z a d a s sus rios, a n u n c i a n su
«•amas s o m b r e a n el p a t i o principal, parecen m u d o s , presencia con es-
pues ni u n a hoja se m u e v e . E n u n ángulo d e las gale- t r i d e n t e s grazni-
rías p e n d e u n a c a m p a n a , q u e de su b a d a j o cuelga u n a dos, lashoras pre-
lonja de cuero sobado por el uso, pues es la c a m p a n a ', f eríd?..sde8u s í ie->-
p a r a uso interno. t a s . L a s campa-
L a q u i n t a se e n c u e n t r a al fondo del edificio, — a b u n - n a s d e t<jdos los
d a n las higueras, d u r a z n o s , n a r a n j a s , limos, limones y templos tocan
algo de alfalfa, p a r a ^ l caballo del rector. L a despensa oración, las gen-
está siempre r e p l e t a con cascos de vinos, sacos y cajo- tes en las calles
nes con dulces y frutas secas. se p a r a n , loshom-
L a hora d e colación a n u n c i a la c a m p a n a — no im- bres q u í t e n s e los
p o r t a las averías de los monigotes en la q u i n t a , el ape- sombreros y es-
t i t o es' siempre bueno en los h a b i t a n t e s del c o n v e n t o . c u c h a n con devoción h a s t a el ú l t i m o t a ñ i d o .
U n fraile (semanero) a y u d a d o por dos manigotes re- Los franciscanos, a su hora, t o d o s se e n c u e n t r a n en
p a r t e n las raciones; c o m e n y luego d a n gracias a Dios. el c o n v e n t o ; los fieles a c u d e n a las n o v e n a s , los confe-
Los franciscanos son a la vez educacionistas. Los sionarios ocupados, m i e n t r a s otros arrodillados rezan,
educandos, con vocación, p u e d e n llegar al sacerdocio y pei'sígnanse, golpéanse el pecho y besan el suelo.
los d e m á s salen buenos amigos d e la iglesia. L a ense- P o r la noche, si no h a y sermones, el c o n v e n t o se con-
ñ a n z a se limita a g r a m á t i c a l a t i n a , leotui;as de Virgilio, vierte con »1 escaso a l u m b r a d o e n melancólieo; p e r o
H o m e r o , Ovidio, etc., y p a r t i c u l a r m e n t e teología e a b r e v i a n la noche. Después d e u n a h o r a d e estudio d e
historia sagrada. El decir misa, oraciones, responsos, los monigotes, se reza el rosario y, por ú l t i m o , el rela-
se a p r e n d e en la p r á c t i c a diaria. t o r informa al claustro las n o v e d a d e s del día a c o n t e -
Los franciscanos salen t a m b i é n a visitar sus parien- cidas e n el pueblo. T o c a n la c a m p a n a a silencio y t o d o s
tes y relaciones, e n d o n d e t o m a n m a t e con a z ú c a r a d o r m i r . A las cinco de la m a ñ a n a del siguiente día,
q u e m a d a y la consabida c e p i t a de a g u a r d i e n t e de u v a . p a r a n los huesos de p u n t a y continvia así la s e m p i t e r n a
Son obsequiosos, llevan en el á n g u l o de sus a n c h a s v i d a de los inonasterios y c o n v e n t o s .
m a n g a s , a l g u n a s elegidas golosinas y en la o t r a el r a p é ,
chala p l a n c h a d a y t a b a c o picado, p a r a p o d e r m a t a r el L. G A L Í N D E Z .
t i e m p o a g r a d a b l e m e n t e en sug familiares y s a n a s visitas. Díh. de Duniont.
Sarrasqueta se retrata

roxocRArrA

Sarrasqueta, autos do partir, quiere dejar 8e diri'ie al más afamado Daguerre para Ei virtuoso del objetivo le pregunta cómo
un grato recuerdo a sus araiiíos y ua dato que le saque ia efigie eu fotografía al bro- Ío quiere, si desde la cabeza a los pies, o de
a los artistas futuristas o del porvenir, para muro-platino-bicar^onatatlo, que es lo más la cintura para abajo o para arriba, de bus-
que puedan hacer su monumento. Con este caro, en una docena de tarjetas de salón to, o si tan sólo desea que le forme un grupo
motivo, scí manda hacer nn retrato. de baile. de uno solo.

Sarrasqueta dice que no está para adrai- — Vamcs a buscar la apose». Ponga el Sarrasqueta, al ver la cámara, pierde la
cir grupos. pie izquierdo cruzado sobre el derecho y a ápose», y acercándose, mira con curiosidad
— ¿Lo quiere de frente, de perfil, de me- metro y medio de distancia de éste; el ci- por ei objetivo, preguntando al Daguerre:
dio perfil o de cuarto de perfil? garro eu la mano, y haga una sonrisa de 45 — ¿Es por aquí por donde se ve el pano-
— ¡Hágamelo de cuarto de perfil, que grados y 3 décimos. rama de la batalla de Salta?
siempre coi?tará míis barato! - ¡No traigo el taxímetro!

Vuelto a la artisticaepose», el fotógrafo — Señor Daguerre, haga alto el fuego, — Y en vista de que ei ilustre Daguerre,
!e ordena: suspenda el disparo y déme un fósforo, por- en vez de mi efigie, ha sacado el molinillo
— iQuieto «n momento, conserve su son- que se nos había olvidado encender el ciga- de la chocolatera, les prometo otro día ha-
fisii, mire de soslayo a esa Venus que forma rro y saldrá sin lumbre. cer mi autorretrato, quejo haré mejor que
grupo, y gcdeto el bastoncito, que voy a nadie.
disoarari Dib. dr Recionifo
La innocuidad de los rayos X
Son grandísimos y d e la m a y o r eficacia los servicios hacer inofensivos los ra-
que los rayos X p r e s t a n a las ciencias, p a r t i c u l a r m e n t e yos, facilitando su em-
a la ciencia médica; pero su empleo ofrecía el incon- pleo: al fin, se a n u n c i a
v e n i e n t e d e ser ocasionado a lesiones, y a ú n a enferme- q u e lo ha e n c o n t r a d o el
dades incurables, alguna de ellas en realidad terribles doctor Stanley, célebre
en los operadores y a los enfermos mismos. D u r a n t e físico y médico norte-
m u c h o t i e m p o se h a buscado u n p r o c e d i m i e n t o p a r a americano, q u e después
de muchos estudios y
experimentos h a logra-
do el objeto perseguido
en forma p e r f e c t a m e n t e
satisfactoria, según pue-
d e deducii'se d e las in-
t e r e s a n t e s fotografías
que p u b ü c a m o s , en cu- Doctor Carlos Stanley.
yo gran interés cientí-
fico es de t o d o p u n t o ocioso insistir, p u e s t o que ellas
m u e s t r a n todas las v e n t a j a s del nuevo i n v e n t o .

^Gracias a un ingenioso procedimiento de conversión, la inerte


corriente del aparato es inoiensiva paia el cuerpo humano.

La máquina del doctor Stanley, que hace innocuos


los rayos X.

El doctor Stanley tuvo más de una hora la mano derecha so- Tratamiento de un paciente, con los rayos X inoíensivos.
bre un tubo de rayos X, y no suirió absolutamente nada.
EL IMPERIO DE LO ENORME
A todo s[' ac'ostunibra uno; h;i-.ta a la coiiiiiañia de
los aniiü'os: y foüio se lia dicho y jiroliadít fino <'j)ara
\ t'i-dad ••= el tienij o*, la. s c r d a d actual cti tocio lo <|iie
r o s t í do iiuiiido í's í|ii(' ostamos AJxiendo. si vivir
so lo puedo ilajiiar a osto, — liajo la inipi'c.sión de u n
a.'j:i iiiiilaniionto oo!os;ii do todas las oosa.s, deudas inelu-
si-, (•. y (|uo no so i-oncilio n a d a adoouado a !o (pie nn
niiudio tiempo a t r á s eia. oonsidovado corfiente y noi--
inai, líe la rousaliida iuiaüinaí'ióli _\-n '.in se lialJa. sino
os j^aia. ficsdoñar su insion:íi<-a.neia, t a n t o es lo (pie lia
doi-aido como (a.eultad lihón'inia. y oivadora a eo.nfar
desde (pie la reaüda.d iu\a.d¡(') sus dominios, l ' u o tras
o t r o han ido ( d y e n d o por tieriii. los sncñd.s euyas eran
las obras eoii e|ue los homlires so ontrotenian enoañ/in-
dose reeíproeaiiuaite: y aiinipie resis( i(.i,i|,i a| piiiu-i'
pió. tal ve/. ]íor otira del mismo estup.u' (-I)1(M.|Í\d. no
t a r d a r o n en sentirse inferiores al desarrollo de los acon-
tecimientos, y cedieron por fin sin esfuerzo, a.u'otados
<n una luclia pai a lir (p;e no e - t a ' Ü n apercil iihis. , . Ks
aea-Sü la pi¡me:a \ ;••/. tn el ciiiso de los s|c|.is. ipie la
fiera h u m a n i im|iii-slimi'i con sus alari'ios todo v\ orhe
dejando d;,nde (pilera los rastros de su locura sin ¡uiial,
L o e u i a pareja, o unilateral, o como al doctor Cahred
se le ant(/¡e llaniaiia, pero t a n .ueneraiizada (pie ha
llegado al e.xtremo de afectar h a s t a a los menos p.re-
disiiuestos. H o y nadie pien.sa ni siente sino eos.i.s enor-
me.?, eniprcsa.s desmesuradas, como si deteiiei-se en lo
n a t u r a l o a d m i t i d o , se^ún la experiencia o la capacidad
individual o social lo aconsejan, fuese indiano de la
('•poca ]iresenle, i''poca en (pre el desatino ha s e n t a d o
plaza de operaeit'iu juiciosa, y en ipie sobre el m u n d o
se ha desencadenado u n h u r a c á n de monstruosidades
A-erdadcr»meiite apocalípticas, con su correspondiente
novela de l?lasco I b á ñ e z . . . Y v e a n ustedes; ha,sta los
hoinhres de jiluma.. h a b i t u a d o s p(U' la. n a t u r a l e z a di.
•sus ta.reas (no siempre de su talento) a t r a t a r aipiellos
l e m a s (pie más so aparta.n do la verdad. sicnt(>n o sen-
timos };erplejida(les indecibles al cui-araruos (.011 esto.-
asuntos, pues ni se nos ocurre superar l.i obi;L (pie la-
<ircunst.ancias nos depai-nn, ni sup'orándola provoca
(í.amos lo (|ue se llama u n mal couientiMio. . . 'rau | (í
<pieñoR nos sentimos y t a n incajia.'cs de ser insensibles
ipie eediendo a los consejos de n'i(>stro a m o r propii
profesional y a veces a. la inefable lentac¡('>n do soliic
oonernos al obsíáu.itlo, (jcsi.iiliriuios o creemos descu
brir en caila snjeto un órale, en cada, ea.sa. un maiiico
niio y en cada círculo un a'piela.rre. llusii'm de óptica
intelectual (pie nos lle\-a conse(.ii(.n1emeulc a fijar l a
racteres tambi(''n desmesurados en inofensivas ]'.eiso
3ias, p r e t e x t a n d o no eoneobir la. indifercn'aa ni la. ini
pasibilida.d en medio de la iini\crsal demencia (¡iie no.
rodea. Nadie lurbla n i se expide con mesui'a; nadi(,' s(
mantiene en líndtes tolerables de acei('in ni de p(nisa.
miento; y como en todos .se refleja o reper(aite el total
desipiiciamienlo de las naciones directoras, idlii vamos
•disparatando, en un inconfundible delirio de uratidezas
(pie desconcierta.
Nosoti'os, como pueblo, no esf;ili:i,mos toca.dos de
esta enferinodad sino muy r e l a t i v a m e n t e . T r a b a j a
hamos sin descanso; p r o s r e s á b a m o s . . , b á r b a r a m e n t e
es cierto, pero sin salimos de madre, como (piien dice
Xo teníamos, aunipie lo practicábamos, el prop('>sit(
de imitar a esos pueblos donde todo se liace en pranik;,
d o n d e todos los hombres concebían v ejeeutaban pro- tra. \i(la ocon()iiiica y de relaci.'in con an.mislia sin
vectos a. la distancia fantásticos, peí o posibles; donde cuento, con sorpresas desconcertantes. .Kl a l m a de la
las fortunas se impirovisaban c a u s a n d o V(''rt!!j:os a los raza del iioite de .•\iiu''rica, vnyív explosi('in de úitinuí
( s p e c t a d o r o s . . . !(\janos. Ni jiodía ser de o t r a manora. hora coInK'i la medida de lo t r e m e n d o , parece l i a l e r
T.os recursos projiios son reducidos; la ])()blaci(')n es pro.\-e(.ta.do solir(> niu.'stros ner\dos conmoiioncs in-
escasa y n o tiene t o d a v í a n n concepto m n v claro de (p:ietantes. y desde su e n t r a d a en el t r á f i c o liaite 'k;
lo ipie esta bendita, tierra, puedo dar ( a u n q u e no IVdten marras, sus millones de habitanl(>s, sus billones de
(piienes sepan lo (pie se le pnedií cpdtar); t(.'ndíauios diilares, sns a.sambleas oceánicas, nos recordaron sus
a.caso un ])oco pre:-ipila.(la.mente. a athpiirir ( u l t u r a edificios de cincuenta o eiiín pisos, la v a s t e d a d de sns
m á s I ¡en (pie c a m p o s en el Chaco y l;ío Nei;ro; esta- ciuda(l(>s, jo infinito do sns reetirsos, liaci(''ndonos d e
llamos, en fin. e i d r e a a d o s a contempla.!' la vida ciui paso abri,!,'ar la loca esperanza de tener lúnún (lia tan-
ii.ive (1(> iniiccisi('in fecunda, llena de ansiedades ,v de t a s y t a n estujiendas mara\'illa.s en nuestro, li(i\- ¡MU-
liromesas. . . ICramos, p a r a decirlo de n n a vez, u n pno^ hoy, emjiobrecido suelo.
blo niño; niño por la edad, p o r la inexperiencia, piu- b e ho,y en más. m e despediri'- de nds reia.ciones di-
la falta de orientaci('m.. . l'ero sobrevino exo. y ya no- ciendo ios:
se |)ue(Uv seííiiir afirmando (pie no venáis, ni sentimos, — Ksporo tener el siiislo de volverles a ver d e u t r o
ni (ploremos con iiiodera.ci('in lo (pie nos conviene, sino de diez mil m i n u t o s . . .
Iior el contrario; el eontaíiio se impuso, enseñoreánflose Y al agradecer u n .servicio. . . para otro, exelamaiv:
de n u e s t r a aitatía o de n u e s t r o o p t i m i s m o , y y a lo — - Dov a usted doscieidos millones de liracias.
líi-and' , lo fantástico, lo m o n u m e n t a l , nos d o m i n a (pd-
tándonos e! sueño, t u r b a n d o n u e s t r a s diL'estiones. v lo l'.\TKIi.
i|ne es peor, lo (IÍL'O con frampieza. desipiiciando nues-
/I;íi. ¡lí kiJoilJo
TARDE EN EL PARQUE
ARTE ARGENTINO
D D OLEO DE ATILIO MALIVEKNO
El cartelista relámpago

En el oamarin de Vittone, haciéndole ver el croquis de an cartel.

Los gigantones, confección <a vapor* del señor


González.
Ko todo ha de ser bombo y platillos
en el aite de la rédame; también existo
otra que, amparándose en el arte de
Apeles, logra éxitos inespeíados; nos
referimos a los procedimientos pictó-
ricos empleados por el señor José Gon-
7.ález, conocido popularmente por "El
GaUegnito", quien, con el solo poder de
sus má<:ico3 pinceles, y abusando del
Termellón, del ocre y del negro de hu-
mo, improvisa unos caiteles tan 11a-

En el vestíbulo del «Nacional», ante nn aiüche que acaba de salir d^ iiomo.

mativos, que la gente se ve en la necesidad de conocer el es-


pectáculo que tan graciosamente se le anuncia.
Pero no paran aquí los méritos de este insigne pintor, no
laureado, sino que también es el autor de esas r-íibalgatas que
insólitamente aparecen por nuestras callea ponderando lo in-
teresante de una obra o de una película. Sus gigantones con las
efigies de Vittone y Pomar, y últimamente la del ex gobernador
ügarte, se han hecho populares, tanto, que el mayor trabajo del
«Galleguitoi) es hacer diariamente la toaleta de sus gigantones.
Algunos, después de haber actuado una temporada de Tripitas
y de Garlitos, se transforman por el solo poder de este pintor
Ponieodo la cabeza de Vittone en condiciones de poder exhi- relámpago en otras figuras de actualidad. Bn este género puede
lúne nor la calle. pedírsele a González cuanto se quiera, pnes no le faltan recursos
ni p i n t u r a p a r a hacer de aus muñecos lo que
d e a i a n d a la clientela.
E n c u a n t o a carteles, es tal su espeoialidad,
q u e los a u t o r e s confian m á s q u e e n la música
do sus colaboradores, en el cartel c^ue les p i n t a
González, y es p o r eso cjue se ve asediado dia y
noche por aquellos a u t o r e s en t r a n c e de estro-
nos, y éstos calculan su éxito p o r la m a y o r can-
t i d a d de vermellón cpie h a y a puesto González
en sus geniales creaciones.
González es, a pesar de sus competidores,
q u e t a m p o c o son laureados, el creador de la in-
dustria artística, cómioo-lírica-cartelera, y es
el que pone colores m á s sólidos p a r a asegurar

Ternunando ana obra maestra de cartelograüa.


u n a r é d a m e de v e r d a d y afirmar u n
c \ i t o t e a t r a l . E n sus carteles h a y t a n t a
^ a l l c d a d de letras, q u e si fueran de
eaml)io representarían u n a v e r d a d e r a
fortuna, y es a d e m á s t a n r á p i d o , t a n
elocuente' y t a n r e p r e s e n t a t i v o q u e ,
a u n ^in firmarlas, sus obras se conocen
a dos c u a d r a s de distancia.
N o h a e x p u e s t o en n i n g u n a exposi-
ción; él es h o m b r e modesto y le b a s t a
r o n que sus carteles p a r e n al t r a n s e ú n -
te V con la sola gracia de aus figuras se
h a g a n leer. E n eso consiste t o d o el po-
dei de este p i n t o r r e l á m p a g o , que im-
proMsa sus obras a satisfacción de em-
El eiercito de que dispone González, para hacer la reclame. piesafios y autores.
GOYO CUELLO.

Cuadragenario de "La Fraternidad",


de Concepción del Uruguay.

los recreos en el gimnasio.


E l 14 de m a y o se c o n m e m o r ó el 40.° aniver-
sario d e la fundación de la sociedad educacionista
«1.a F r a t e r n i d a d » , que tiene edificio propio y
hospeda a 150 a l u m n o s becados por la Nación,
la provincia de E n t r e Ríos, algunas municipali-
d a d e s y la institución mencionada. Con t a l m o t i v o
se realizaron algunos festejos escolares y popula-
res en Concepción del U r u g u a y , y fueron n u m e r o -
sos los e.x protegidos de esa aocieüad y ex a l u m n o s
BPBWW del Consejo N a c i o n a l de aquella c i u d a d y de otros
prmtos del país, que ideioro^'acto de presencia en
ellos y t o m a r o n p a r t e en los festejos, siendo u n a
fiesta" simpática que dejó gratos recuerdos e n t r e
los concurrentes. Í?ublicamo3 dos fotografías: u n a
del frente d e l i n t e r n a d o , cuyo edificio está a v a -
luado en S 200.000 m o n e d a nacional, y o t r a del
El nnévo ed^Soio de «La Fraternidad», y los alumnos (pie lo ocnpao. gimnasio anexo al mismo.
A Magda. ha confiado, como si pusieras con ellas en evidencia
Señorita Magda: Es usted un poco mentirosa. ¿Un algunas de las mtichas virtudes cj^ue te hacen bajo
poco solamente? Lo eres tanto, mi gentil amiga, que otros aspectos tan interesante y agradable. ,
las primeras palabras que acabo de escribir son también Y lo peor es que tienes razón. Ese defecto no te es
una mentira mía. Ya ves que el mal es contagioso y exclusivo; son por el contrario pocas las mujeres que
se propaga rápidamente. carecen de él y las desgracias irreparables que ha
La otra noche hablábamos de esto en la casa hospi- causado y los hogares que ha destruido y las esperan-
talaria y propicia que nos reúne cada jueves en tertu- zas que na matado no bastan, a lo que parece, para
lia, a cuyo encanto no hay como substraerse. ¿Te que vosotras, casi todas, desde.las de posición más en-
acuerdas? La serenata de Braga se desgranaba en no- cumbrada hasta las de cuna más humilde, os decidáis
tas de una melodía láng\iida y evocadora bajo la pre- a cambiar ese hábito tan odioso por el de no decir
sión de los dedos de hada de tu inseparable Haydée, nunca más que la verdad, la verdad por encima de
y nosotros, perdidos en un rincón apartado de la sala todo y a despecho de todo.
tibia, sin otra compañía que Nelly, ese pajarillo alegre Acaso te parezca extraño que consagre toda una
y vivaz, que parece siempre como embriagada en la de mis pláticas a este tema y pienses en que hay otros
gloria de su propia juventud, conversábamos de la de más importancia que podrían ocuparme con pre-
infinidad de cosas que suelen darnos pretexto para ferencia. Es verdad, Magdita; pero existen razones
nuestras ardientes controversias espirituales. De pron- especiales para que trate éste antes que los que irán
to, sin hesitación alguna, con la deliberada intención siendo motivo de mis cartas posteriores. La más irn-
de provocar un debate que hace tiempo deseaba, te portantedetodasesunaquetecontaré en dos palabras.
pregunté a quema ropa — ¡por qué mientes con tanta Yo tengo un amigo que tú conoces mucho y con el
frecuencia, Magda? — y tú, llenos los labios de sonri- que me une vinculación tan estrecha C[ue he llegado
sas y los ojos de ironías me contestaste: — ¿Has oído a considerarlo como «otro yo». Es alegre, noble de es-
..decir, por ventura, de alguna mujer que no mienta? — píritu, incapaz de pensar mal de nadie, aunque a ve-
y reiste en seguida orientando hacia otro rumbo la ces parezca lo contrario, porque usa y hasta abusa un
conversación, mientras Nelly nos miraba .con sus oja- poco de cierta amable ironía que provoca la alarma
zos negros como inquiriendo — con su candor habitual de sus víctimas; y tan profunda, tan intensamente
-^ sobre el motivo de mi pregunta, de tu respuesta y afectivo que tiene en sus ternuras ingenuidades de niño.
de aquella risa, cuyo eco no acababa de perderse to- Hace pocos días lo noté de pronto con el aspecto de
davía entro los severos Cortinados vecinos. sufrimiento que en alguna otra ocasión he visto en sus
Yo, a fuer de cortés, me sometí entonces, siguiéndote ojos que no saben disimular una impresión, ni ocultar
en el análisis del problemita sentimental que plan- una alegría, ni esconder un dolor. Sobre su amplia
teaste, y a que no era ajena una niña que en el otro frente parecía haber caído una cortina cjue la Uenaba
extremo de la sala parecía aburrirse soberanamente de sombra y las crispaciones extrañas de su rostro
con la conversación de las damas; pero aprovecho esta movible y expresivo me hablaban de una honda sacu-
oportunidad para volver al tema. Y cuenta con que dida en sus nervios delicados, que le dan una sensibi-
ahora no estás a mi lado para desorientarme en otras lidad casi enfermiza.
investigaciones menos incómodas a tu amor propio, ¡Una pena de amor!, me dije enseguida, porque co-
del que también he de ocuparme alguna vez. nozco bien el temple de su carácter y sé que solamente
Te pregunto de nuevo: ¿por qué eres mentirosa, algo así puede abatirlo tan pronto y de tal modo. Y digo
Magda? ¡Por qué con tanta frecuencia te encuentras tan pronto porque dos noches antes tú y yo conversá-
en contradicción contigo misma, por los motivos más bamos con él, sin que nada demostrara en su actitud
fútiles y sin que nada justifique tu actitud? ni inquietudes ni pesadumbres. Poco a poco, con la
¿Por qué? Ño es necesario que me contestes, no po- misma dulzura que debe emplear una madre para
drías contestarme aunque quisieras. A tal punto tus tranquilizar a su criatura rebelde y desvelada, fui
mentiras constituyen en tí una segunda naturaleza, arrancándole el doloroso secreto, que tenía su punto
que las dices sin proponértelo, tranquila, suave, apa- de partida en una mentira, mejor dicho, en varias men-
ciblemente, como si cumplieras una misión que se te tiras de la adorada. Y !a última sobre todo le había
lausado tal impresión, que estaba resuelto a eman- asáltala duda porque la compañera querida ha contesta -
oiparse definitivamente de aquel amor que él llamaba do a una pregunta inocentemi^te formulada, diciendo
una indigna debilidad. Lo amargo de sus quejas va- haber estado en tal parte cuando en realidad estuvo en
roniles, me conmovió mucho y, sin una palabra de con- alguna otra. Ella no sospecha las consecuencias de esa
suelo que fuera inútil, me limité a abrazarlo cariño- mentira y la ha olvidado cinco minutos después de pro-
samente y decirle para levantar su espíritu: ¡Ya verás, nunciada; pero el esposo se sorprende, se inquieta, ca-
ya verás que todo se explica y no queda entre vosotros vila en multitud de pequeños detalles, asocia la mentira
una sonibra y sois tan dichosos como siempre! presente con alguna otra pasada y desde ese momento
Nuestro amigo se fué y después de varios días pa- no tendrá una hora de tranquilidad, siempre descon-
sados sin saber de é!, lo que me llenaba ya de e-x:tra- fiado, siempre receloso, siempre investigador, para sor-
ñeza, le vi entrar en mi es^critorio, Aúsueño, tranquilo, prender lo que en realidad no ha existido nunca, feliz-
con ese aspecto que demíncia a los hombres felices. mente para los dos.
Sus ojos brillaban de nuevo y la amplia frente había O es el novio, que interroga a la novia a quien ha
recuperado toda su plácida serenidad habitual. visto en cierto sitio el día anterior, la que le afirma, sin
Volví a abrazarlo y asomaba ya a mis labios la pre- embargo, tranciuilamente que ha pasado todo ese día
gunta obligada, cuando él se anticipó a decirme: en su casa, pensando en él y viviendo de su recuerdo.
— Tenías razón'; la mentira aquella que me hizo La explicación se produce entonces violenta, los dos
sufrir tanto me "ué explicada y mi inquietud se disipó tienen nervios y en un minuto de extravío echan a ro-
con. la explicación. He recobrado toda mi tranquilidad dar la felicidad de toda la vida, que sus imaginaciones
de espíritu y vuelvo a ser el de siempre. ¿Vamos a habían ido construyendo lentamente y adornando cada
Pata rao? hora con un detalle liuevo, con un nuevo atractivo.
Fuiníos; pero a i-atos notaba en mi amigo silencios ¡Ah Magda! Si tú y las otras supierais hasta que pun-
desacostumbrados y de pronto me interrumpía en la to la más leve de vuestras mentiras puede complicaros
mitad de alguna consideración política o internacional la existencia y ejercer un influjo definitivo en vuestro
para decirme: — ;,Sabes? Ella me ha prometido pro- porvenir, diríais siempre la verdad, siempre, aunque
barme que su explicación responde a la verdad. Estoy con ella pudierais ocasionar un pesar o dar motivo a
esperando su carta. Luego reanudaba la conversación un desagrado. Ese pesar y ese desagrado serán transi-
y .",e animaba con ella, hasta que algún nuevo silencio torios, pasarán rápidamente porque carecen de la im-
venía a demostrarme que una preocupación seguía portancia necesaria para resistir al soplo leve de una
dominando aquel espíritu, a pesar de sí mismo. palabra de cariño o al divino encanto de un beso; pero
¡y cuánto, cuánto tiempo ha de pasar antes de que la mentira deja algo más que pesares y desagrados, deja
el río salido de madre vuelva a su cauce; cuanto, an- dudas que tardan en disiparse, cuando se disipan, Y la
tes de que la confianza perdida reaparezca en toda su duda es la desconfianza, es el veneno lento que mata
plenitud; cuanto, antes de que aquellos dos ^corazíones los sentimientos más profundos; la duda es sombi'a y
repentinamente d e s o r i e n t a d o s con ella no puede vivir en paz el
vuelvan a latir al mismo compás; amor, cpie es todo luz.
cuanto, antes de que mi pobre Señorita Magda: procure usted
amigo olvide !a.s horas crueles, no mentir en adelante. ¡Me lo
pasadas entro la incertidurabre promete usted? Gracias.
y la cólera! Tu amigo affmo.
Podría citarte muchos casos J. DE LA CAÍIIVA.
como éste, Magda amiga. Esposos
felices a quienes en un momento Dib. de Petrone.

En honor del poeta Urbina

Fiesta dada en casa del distinguido poeta, señor Emilio Berisso, en honor de su viejo amigo, el poeta don Lnis G. de Urbina.
En casa del señor Emilio Berisso se verificó una dos por la gracia y la inspiración con que está hecha.
fiesta íntima .en honor de nuestro huésped, el distin- En esta encantadora tertulia tuvimos oportunidad
guido poeta mexicano don Luis G. de Urbina. de escuchar el drama en tres actos, que en breve dará,
El poeta Fernández Moreno recitó varias composi- a conocer la compañía del Nuevo, y titulado «Con las
ciones inéditas, que pusieron de relieve su sensibilidad alas rotas.»
artística; y el gran Urbina, amable y deferente para Desde luego podemos anticipar su éxito; el autor
con las damas, hizo oir una composición, «El galleguito», de <dja amarra invisible» ha creado una obra fuerte
y varios sonetos de tal exquisitez, que conmovió a to- que dará gran oportunidad de lucimiento a los actores.
Kste progresista pueblo del Oeste se embellece
a diario con u n n u e v o y útil edificio, y ello os de-
bido a la labor d e las d i s t i n t a s comisiones de veci-
nos, que preside el doctor Adolfo Labougle. Dichas
comisiones, con u n celo encomiable, h a n a r b i t r a d o
todos los medios p a r a que R a m o s Mejía sea el p u n -

Iglesia
6el Carmen.

to d e recreo, cercano a la capital, que


disfrute de mejoras en t o d o sentido, y
a fe que lo h a n alcanzado, pues esa lo-
calidad p u e d e enorgullecerse de poseer
u n a magnífica biblioteca, u n a esouela
(|ue puede servir de modelo y u n a capi-
lla que es u n a p n i e b a de b u e n gusto del
a r q u i t e c t o t[ue hizo los planos.
L a escuela «Nicolás Avellaneda» la
dirigen las H e r m a n a s docentes de la
A n u n z i a t a , q u e regentean o t r a s pn la
Capital Federal y en la provincia de
Buenos Aires, y es lino de los colegios
m á s acreditados del Oeste.
L a biblioteca posee muchos volúme-
nes de obras nacionales y extranjeras y
u n magnífico salón de conferencias.
L a iglesia tiene por cura-párroco al
distinguido presbítero d o n Manuel Fer-
n á n d e z y está d o t a d a de c u a n t o necesi-
t a p a r a el culto.
L a s comisiones que preside el doctor
Labougle h a n realizado u n a valiosa
labor, pues debido a ellas B a m o s Mejía,
c u e n t a con o b r a s q u e son, a d e m á s d e

T Sal6n de actos de la biblioteca.


u n a utilidad positiva, d e erabelleei-
luiento p a r a la localidad.
Escena de presentación de M. Lafont (Sr. Parravicini), en el
"Conservatorio La Armonía"
Obra estrenada con éxito en el teatro Argentino, de los señores Discépolo y Da Rosa.

LAFOST. — A las órdenes ¿Ahora quiere hacerme el


de usted. favor de abrir la boca? (saca
ELOÍSA. — Le presento a el monóculo.) Vamos a ver
doña Benita, una vieja ami- esta campanilla (mira.) ¡Pero
ga, y a su joven hija Me- qué cosa extraordinaria! ¡Ven-
obita, que viene a inscribirse ga a ver, doña Eloísa! (h da,
en nuestro Conservatorio. el monóculo.) ¡Miro qué color
LAFONT. — Me honro en y qué tamaño!...
ponerme a sus órdenes, doña
Benita; Mechita... (ieiidién- ELOÍSA. — De veras, pa-
dole la mano.) Oh, pero que rece una frutilla.
mano aterciopelada, dedos LAFOST. ^ Es una campa-
prolongados, visagraa elás- nilla fenomenal — (mira otra
ticas . . . u s t e d . . . ha naci- vez a Mechita.) Diga l a . . .
do para pianista, señorita. MECHA. — L a . . . '
ELOÍSA (salvando la plan- LAFONT — Doña Benita, si.
cha.) — Su pasión es el can- dentro de dos años, todo el
to, mesié Lafont. mundo no tiene el nombre de
L A F O N T . — ¡Ah!... ¿le Mechita en la boca, me corto
gusta el canto? la pera.
MECHA. — ¡Con locura, ELOÍSA (a Mechita.)—¿Has
maestro! visto?
ELOÍSA. — jY no ve qué MECHA (abrazándola,) —
escena tiene? ¡Mamá!
LAFONT. — Es lo que estoy BENITA. — Señor, yo no
observando. Lina ¡gran mi- es])eraba tanto.
raique! (apartávdose para mi- LAFONT. — Yo tampoco.
rarla bien.) ¡Qué gran figura Lamento no poder dedicarle
de artiste!... Pero, a quien unos minutos más, porque
se parece mucho esta c a r a . . . tengo que dar clase.
A ver, señorita Mechita, pón- —•— BENIT.A. — A t i e n d a , se-
gase un poco de perfil...; Parra, en el «Conservatorio La Armonías ñor, nosotras también nos
¿quién?... No caigo. vamos.
ELOÍSA. A Adelina, pues. dónde tomo?. . . ¿por aquí?. . . ¿por LAFONT. — El régimen alimenti-
LAFONT. - - Es verdad. A Adelina allá?... y hay que dirigirla, hay que cio es simple, pero severo. Hasta el
Patti. ¡Pero qué gran fisonomista. enseñarle. Viernes, día que la espero, pas de car-
doña Eloísa! ELOÍSA. — Para eso la trae, pues. ne, pas de vino y pas de remolacha.
ELOÍSA. — (¡Qué rico tipo!, Yo BENITA. — Es verdad, y ésta, so-
digo la hija de mi lavandera.) BENITA. -^ ¡Ay!... ¡a ella, que le
bre todo, que es tan ingenua. gustan t a n t o ! . . .
LAFONT. — ¡Ha estudiado ya esta ._ LAFONT. — Muy bien. Hoy no le
LAFONT. — Ah, señorita, tendrá
niña? probaremos la voz.
BENITA. — No. MECHA. — ¿No?
que hacer algunos sacrificios. La re-
LAFOST. — ¿Cuántos años tiene? LAFONT. — No. Esto será después molacha es un veneno para la cam^
MECHITA. — Quince, señor. que usted se haj'a sometido a un tra- panilla, de manera, que pas de re-
LAFONT (a doña Bernia.) — Pero, tamiento alimenticio especial. ¿Usted molacha (e-ílán en el forillo.)
caramba, doña Benita, no hay que hoy y ayer habrá comido carne, por BENITA. — Se hará lo que usted
perder un minuto más. Es la edad supuesto? dice, maestro.
de las terribles indecisiones. La mu- BENITA. — Sí. ELOÍSA (a Mechila.) — Abrígate
jer a los quince abriles, se detiene LAFONT. — ¿No ve? La carne re- m'hijita, que llevas un tesoro en la
frente a los caminos de la vida que vienta, es el más terrible enemigo del garganta (continúan en el forillo ha-
tiene delante, y se pregunta: «¿por artista lírico. Pas de carne, entonces. blando en voz baja.)

TIPOS POPULARES D E LA REPÚBLICA

El popular " R a f a e l " , de Mendoza


Oriundo de Mendoza, de pura ce])a y aspirante a ocupar alguna
banca en la legistura de la provincia, según nos dice.
Actualmente lo vemos vestido do gran jinete, pues el caballo
ni él sabe donde lo tiene pastoreando; son de esos que montan
arriba del rebenque.
Por las noches se le ve en los cafés y confiterías vestido de gran
frac y cilindro, rí>deado de altas personalidades de la provincia
y sociedad, y durante el día, a lo mejor lo vemos tirando de una
ametralladora, como los musolinos de la Capital Federal.
En las manifestaciones y mítines es él quien encabeza las colum-
nas, nos dice, que: ¿cómo es posible que nos quedemos neutrales,
sabiendo que él es el primero en ir a las trincheras de primera
línea?
Durante los días de fiesta lo vemos con un traje nuevo, pues
como lo conoce la mayoría de los hombres políticos y la gente
más distinguida de la sociedad, siempre obtiene vestidos que le
son regalados, por lo que es corriente que le digan los muchachos
al pasar: «Era mayor el difunto», aunque el regalo era do un
vivo.
Pero Rafael vive contento con esas indumentarias, recuerdo de
todos ios proceres y dandys mendoeinos, 5' pasea las calles hoy
con un jaquet que le llega hasta los talones y un sobretodo que
más parece niño envuelto, que joven aspirante a elegante. A veces
exhibe su iigura con traje de cazador, pero sin armas.
CRÓNICAS ROSARINAS

Resolviendo el problema de la desocupación


hombres útiles que esterili-
zan sus energías en la inercia
por falta de trabajo.
El éxito de esta primera ex-
periencia, determinará varias
otras, y muy pronto la Muni-
cipalidad, con esos produc-
tos, podrá fijar precios de
venta razonables en los mer-
cados.
. El pueblo necesita abara-
tamiento de los artículos de
consumo; hay que hacer algo
por determinarlos. Nada me-
jor que empezar por los que
están hoy monos cerca de los
3K)bres, porc[ue aunque pa-
rezca mentii'a, dada la capa-
cidad productiva de nuestro
suelo, las legumbres se ven-
den carísimas.
Pienso, — agregó el doctor
Abalos, — presentar el pro-
yecto, sobre distintas bases,
El autor de! proyecto de las chacras al Gobierno de la Nación. La
municipales, doctor Abales, y el república tiene terreno de so-
encargado de dirigir los prime-
ros experimentos, señor Manuel bra para cultivar cereales,
Arias, capitán del Ejército do dar ecuación a los miles de
Salvación. desocupados que hay en el
país, y ofrecer un beneficio al
Un proyecto encomi,iblc y consumidor.
dií^nüjai'aba de poner en prác- Si nuestra principal riqueza
tica la Intendeii7Ía Municipal está en eí campo, hágase el
del Kosario. contribuyendo a gobierno agricultgr, y podrá
solucionar el |)roblema de la hasta imponer el precio del
taita (lo trabajo. cereal, evitando las alzas que
Los terrenos que posee en tanto perjuicio causaron, en-
el banio Horvvich. a mitad careciendo el precio del pan.
<iel camino del Saladillo, que- La primera chacra emplea
dan habilitados para la siem- diez hombres, que comen y
bra de legumbres, y encarfía- duermen en carpas levanta-
dos de sus cultivos los des- das en el mismo campo, per-
ocupados (jue deseen trabajar. cibiendo, además, un peque-
Inmediatamente consiguió ño jornal. El número es exce-
el personal que deseaba, mu- sivo; pero cada uno de ellos
cho del cual práctico en las la- podrá dirigir una de las de-
bores del campo, y empeza- más chaci'as que fee instalen
ron los trabajos de limpieza y y que emplearán muchísimos
roturación. hombres.
Conocido que fué el decre- Extendido el proyecto a las
to, visitamos la primera de
las chacras habilitadas, en- En el campamento. — Higieniza-
contrándonos con el autor del ción y toalet gratuito de los tra-
proyecto, doctor Benjamín bajadores.
Abales, actual Direc-
tor de la Asistencia
Pública.
Preguntado sobre
los fines y alcances de
la idea, díjonos;
«La Municipalidad
tiene que abastecer do
legumbres a los hospi-
tales que sostiene,
renglón que le invierte
una cantidad mensual
de dinero, suficiente a
cubrir los gastos de
jornales y manuten-
ción de los obreros
que empleará en la
chacra de su propie-
dad, para obtener la
cantidad de produc-
tos que necesitan los
hospitales.
I Esta primera cha-
ora, cuidada y bien
atendida, dará iin ren-
dimiento muy supe-
rior al calculado a
simple vista, y tendrá iíi
la ventaja de emplear Parte destinada a la siembra de patata.
Rastreando y lastriUando la tierra, para empezar la siembra, en la chacra municipal del barrio Herwich, creada con el objeto de dar
trabajo a los desocupados y abaratar los precios de las legumbres.
demás ciudades del país, ino se habrá conseguido llevar casa los problemas que en las naciones europeas fueron
a !os campos un contingente de fuerza útil, y que siem- fantasmas, en virtud de la enorme población y la inten-
pre lo necesitó la nación? sa labor de siglos en todos los órdsnes de la vida, e.?.'i-
Dentro de su sencillez, el proyecto tiene un fondo qus creencia muere donde i>n ligero balance de las condi-
consulta vitales intereses, que en ningún momento ciones de iiuestra vida nticional empieza.
puede el gobierno olvidar. No hay más que desorientación y timidez.
Los desocupados que aceptaron trabajar en la cha- jNo puede el estado remediar la falta de iniciativa
cra municipal, no oculta.n su satisfacción por contribuir de ios capitalistas?; naturalmente que si. Y a eso tiende
con 3U labor a una buena obra, cansados como están de el proyecto adoptado por la Muninipc^üdad rosarina.
trabajar en cosas in'itiles para justificar el plato de La agricultura reclama mayor atención de la «jue
sopa de las ollas populares. hasta el presente se le ha prestado. No está definiti-
Nada más torturante para el hombre que el trabajo vamente aceptada en todo el pah. Tiene, pues, el go-
inútil. bierno sobrado campo para trabajar.
y el país, necesitando tantas cosas como necesita, no Las familias dispersas y carentes de recursos, signi-
está como para emplear en nimiedades las fuerzas que, ficarían una fuerza de primer orden para los campof;.
por despreciarlas, quizá mañana, y por razón de'las abandonados a su suerte.
orientaciones futuras de"'Europa, le falten. Aunque el éxito no coronase el proyecto que des-
El titubeo del estado frente al problema de la des- pierta hoy la atención de la comuna del Eosatio, ca
ocupación no es comprensible, habiendo tanto y tanto un ejemplo digno de imitarse.
que hacer en el país,
Si por un momento se llegó a pensar que ectaban en F. DEFTLIPPIS NOVOA.

faenas de la mañana, el almuerzo. — El rancho no deja nada que desear.


Emisión menor

— ¿Cúmo csuy ¿Los iogisiactorestucunmnos sesionau ahora al — J-:ste fs ol traje más seguro para las interi-elaciuiii'-^. ¡.No le
aire libre? entra nada!
— Como !a atmósfera está caldeada d e n t r o del recinto, han im- Gómez. — Sí; pero h a y p a l a b r a s míis d a ñ i n a s q u e las a r m a s .
provisado esfe anexo p a r a sesionar. — Aeorácese t a m b i é n los oídos.
Gómez. — ¡Ks luia ide^!

L¡ P iiiiOs a í i Vi utti. lie este a a o — La.-í sesiones, pnroce que van a e s t a r


Doctor Crotto. — P r e m i o al a m o r cívico radical. m u y a n i m a d a s csU- año.
Doctor Salinas. — Premio a la constancia. — lia de ser asi, i'orque a b u r a n uuiciio
Doctor (jonzi'üGz, l-,lpidio. — Píx-mio al heroísmo. del café lo-i con,-crv;idon.'-;.
Inui'uioro Alvare/. de 'Toledo. — Premio d e Mutación.
Uoctor Giiniez. — Premio a la oratoria. Dib, de Polimani.
&
^í^m^majtk^^^m'.^^^m^s^^^^^^^^^^^^M^mJii

R
/boiedad

_/\jLboie-T
I J u r a n t e largos años fiu'-
m i s e r a b l o n e g o c i o oscriV)ii
p a r a el t e a t r o , e n t r e nosíJtroti.
L o s a u t o r e s , euanilo. conse-
g u í a n , dewpués de nuiciios dis-
g u s t o s , enojí)s y liaata Kunii-
Üacione.s, i[iie u n altivo y oiu-
n i p o t e n t e empresario acce-
d i e r a a pííncr sus piezas en es-
trena, ten an que someterse
sin remedio a las condiciones
íjue el empr^isario ponía, y
A|»e n u n c a fueron, por cierto,
-ni siquiera m e d i a n a m e n t e
fiaia'.íiicñas. V así, los autorc^s
•nacii nales v e g e t a b a n , o p r i m i -
dos en u n dilema análogt) al
d e Larra: n » escribían obras
p o r q u e el t e a t r o n a d a o casi
•nada producía, y el t e a t r o na-
-da o casi n a d a |)roducía por-
q u e no se escribían obras,
i l^las, a pesar de ello, y por
o b r a de u n desarrollo que na-
d a ni nadie podía, c o n t e n e r .
el t e a t r o nacional fué c r e d e n
d o , creciendo, h a s t a cün\i'i
tirse en u n adultíí lleno de \ i
gor \ de ambiciones, ({ue no
j>odía lesignaise a continuai
m a n i a t a d o poi las eligen* la^
do los e m p i e s a n o s E i a necc
s a n o lilK'itailo. p a r a que p í o
d u j c i a . no s o l a m e n t e o b i a s .
sino taiubic'n d m e i o pai,( los
íiutoies, \ de ose legitimo an

El señor Ezequiel Sona v el doctor Martiniano


Leguizamón, presidente saliente y presidente
electo en la ultima asamblea, respectiva-
mente
helo n a - l o la «Sociedad AiMentina de
A u t o i e s DramatK os ^ Líricos.»
No p r e t e n d e m o s , por cieito, hacer'
la histoiía de esta sociedad. Como ocii-
i i e sienipie. no t o d a s fueron rosas cu
ti piiraei c a m i n o q u e t u v o que reco-
rrer. H u b o q u e vencer m u c h a s dificul-
tades, de tocio orden, materiales y mo-
rales; u n a s originadas en las cosas mis-
mas, o t r a s nacidas de las pequeñas pa-
siones de los hombres. Mas, todas esas
dificultades fueron vencidas con ab?ie-
gación y perseverancia, y hoy, la So-
ciedad de Autores, comcv se- le llama
abreviándole por c o m o d i d a d el n o m -
bre, es u n a institiicicni cjue p u e d e cali-
ficarse de poderosa. Veamos algunas
cifras.
En el ar)o t e a t r a l ú h i i n o . dice la me-
moria que el presidente saliente, don
FJzecpiicl Soria, leyó el 7 do m a y o , las
obras de los escritoies argentinos |)ro-
dujeron, por derechos de a u t o r en c!
país y fuera de él, la s u m a de [te-
Señores José González Castillo y Tito L. Foppa, secretarios, haciéndose entrega de i sos 2.134.288. C o m e n t a n d o el caso de-
cargos. i-ín el seuc)r Soria, a sus consocio'"-': V.w
Primera reunión de la nueva Comisión Directiva, presidida por el doctor Leguizamón.
(lego esta cilra a v u e s t r a consideración >• la enuncio con pccunia'-¡o de su labor, sino t a m b i é n , y esto es lo m á s
'trgullo. La legendaria sentencia: «no sóío de ]>an vive el i m p o r t a n t e , elevar consideral)lemcnte el nivel artístico
hombre», n u n c a más justificada q u e ahora; no sólo de de la producción, ^'a el t e a t r o argentina c u e n t a con
.sus trigos vive la república. H a y algo que vale, en esta obras q u e podrían figurar con d i s t i n . i ó n en cualquier
tierra de positivismo, y q u e no es sólo trigo y c a r n e . teati-o del m u n d o . N a t u r a l m e n t e , esas obras no son
\ a l e t a m b i é n la producción de nuestros cerebros, que se unichas; pero la existencia do u n a sola bastaría panv
t r a d u c e en oro. Vuestra labor intelectual h a d a d o ])an a dar lustre a t o d a n u e s t r a producción t e a t r a l . Y en
centenares de hombres: v u e s t r a labor intelectual ha he- c u a n t o a la< obras <|ue ¡xidríanuw llamar de h o n e s t a
<ho vibrar millares de almas, dándoles horas gi-atas de luediauía. que se hn-cn oii' con agrado, sen-illamente,
expansión, y n ) pocas veces, arrodillándolas en el cultn .-1 n t a n t a s que .sus nombres no cabrían en u m c h a s
<le la iselleza. Ks, pues, u n a victoria de la producción páginas.
nacional.» H a - e p(X-o. la Sociedad renovó su comisión directiva.
Satisfacción p e r f e c t a m e n t e legítima. P o r q u e la exis-
i|ue (|uedó (jrganizada en esta forma: Presidente, d o c t o r
tencia y acción de la Sociedad ha t e n i d o como conse- .Mai'tinian') Leguizanión: vicepresidente, don J u l i o Sán-
cuencia, no solamente que los autores recojan el fruto I hez Oardel: se retarlo, don Tito Liviu F o p p a : tesorero,;
d( n Alberto Novión; vocales.!
los señores: Ezequiel Soria,
Armando üiscépolo, Arturo'
de Bassi, .José C4onzález Cas-
tillo, R o b e r t o L. Cayol, Flo-
riMicio Iriarte, í'rancisco Pa-
ya, Carlos II. I'acheco, Alber-
to 1. Weisbach, Francisco K.
Collazo, E n r i q u e Oarcía Ve-
lloso. La composición de esta
comisión deja ver como los so-
cios se p r e o c u p a n del porve-
nir de la Sociedad y p o n e n su
destino en manos hábiles, a!)-
negadas y laboriosas, c o m o
siempre estuvo, por lo d e m á s .
La designa''¡ón del doctor,
-Martinian ) Leguizamón ])ai'a
la presidencia, como que sin-
tetiza en u n a pei'sonxlidad
esa.s nobles ]>re(.)cu paciones.
Xja labor de la n u e v a Comi-
sión Directiva de la Sociedad
será, sin d u d a , a r d u a , p o r q u e
instituciones como ésta n o
pueden progresar, ni siquiera
vivii", sin una contraecióo
c o n s t a n t e de sus (.lirectores en
particular y de todos sus
miembros en general. Son or-
ganismos vix'os, y como t a l e s ,
liorecen si no r e n u e v a n cons
Los aatoies señores Da Rosa y González Pacheco, en la secretaría. I.intérnente su savia vital.
En el "Club Oriental"

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^^^^^^IB^u V'

.Durante el banquete que, en celebración del patrio aniversario, fué ofrecido por un n cleo de familias argentinas y uruguayas. El doctor
Juan Ángel Golfariní dedicó el bomenaie con sentidas frases; le siguieron en el uso de la palabra los doctores E iseo Cantón, Dardo
Bocha y Andrés F. Pujol, siendo muy aplaudidos todos los oradores.

En honor de Italia

Las óistintas sociedades italianas y los manifestantes, en La cabeza de la manifestación, que ha sido una de las más expresivas exte-
la plaza del Congreso, para organizar el deslile. riorizaciones de confraternidad italo-argentina.

Los maiiitesiantes. entonando el üimno nacional al pasar frente al eiliüoio d'! «La Prensa», ofrecieron una expíesión viva de la calurosa
comunidad espiritual que nos vincula a la noble Italia. La magna asamblea popular despertó una profunda y bella emoción, pues po-
í-as maiiifestacicncs se han rtalizado en nuestra capital, que la hayan aventajado en cantidad y entusiasmo.
El " E m p i r e Day"

Aspecto que oirecia el gran salóa del «Plaja Hotel», darante el almuerzo que orgiaizo la Royal Colonial lastitute . Ocupaban los puestos
de honor el ministro de la Gran Bretaña, sir Reginalj Tower, los ministros de las naciones aliadas, cónsules y personas de esas colec-
tividades y de nuestra sociedací.

T é de beneficencia E n el Museo de Bellas A r t e s

£3 salón de t'del «Savoy Hotel, durante la fiesta orsaoi- El doctor Cupertino del Campo, hablando datante el acto de descubrir la
cada a benehcio de la Biblioteca Nacional de Mujeres. placa de bronce, que la comisión de homenaje a la memoria de don Carlas
E. Zuberbíihler, colocó en un salón del museo.

In memoriam Necrología

Placa de bronce qati ^í personal ae la


Dirección de Telégraios de la Nación
colono en ¡a tumba del señor Fern ,n- g^ñor Pedro J. Señora Francisca Señora Koaario Señorita María Señor .luán Casi-
do Ibargaray. en el primer aniversario Ma'tinez. Pascuzzi de Chi- Machado de Esther Blanco. nelli.
de su muerte. ; rillo. Casalins.
Nos liabíamos hecho iiuicliaá ilusiones, últimamente,
ai comprobar \ma verdadera reacción del ^(üitinñento
nativo en nuestros más enc\nnbrados circuios... La
inod-i impuso nuevamente los macizos y vetustos mue-
ESOS OJOS...
bles de la época colonial, relegados al olvido, y al re- Para CARAS Y CARETAS.
cobrar éstos .su puesto, en estiados y en alcobas, de-
bieron traer consigo el ambiente imjjalj able en que Esos OJOS.. . Yo quiero er'^« ojos
vivieron sus primitivos dueños... En las encendidas
brasas de la enorme y artísti- a copa de bronce, en las i| que tuvieron piedad de miá i n a i e s . . .
múltiples í a e t a s de los antiguos marcos de cristal, Astros en mi cielo, luz en mis enojos,
allá en el fondo de la? viejas arcas de madera, jíare- motivos de llantos y de madrigales.
cieron revivir intensamente los anhelos de la la/a.
relegados también a los desvanes de los suntuosos Yo seré su dueño.
hoteles lltnnaissance, o Louis XIV... Les daré por siempre mi vida y mi sueño.
Nos habíamos hecho, pues, muchas ilusiones, y creía- Lograré para ellos, todas las venturas
mos haber vuelto a la razón, apreciando en lo que vale que acaso me cuesten enormes esfuerzos.
el refinamiento do las costumbres y todas las bellezas
de cierto.s idiomas extranjeros, pero expresándonos en
el propio, aunque de cuando en cuando pudiera des- Bañaré de ilusión mis locuras,
lizarse en nuestra charla algún téi'mino no.consagrado llenaré de sonrisas mis versos.
ya por el hábito; pero impera aún en ciertos círculos Esos ojos. . . Yo quiero esos ojos.
ia misma debilidad... y prueba do ello ha sido últi-
mamente una elegante in^•itación, en la que se leía el
nombre genuinamente criollo de uno de las más encan- esas dobles ternuras de luz. . .
tadoras y gráciles figuras de nuestra sociedad, traducido t.strellitas claras sobre mis abrojos,
al francés... Existe, indudablemente, el sentiraienfc) astros de mi cielo, clavos de mi cruz.
de reacción a que me he referido en los primeros ren-
glones do esta.crónica, puesto que se ha comentado GUILLERMO SARAVI.
el caso, en vez de aprobarlo calurosamente como habría
acontecido diez o veinte años atrás. ,;No es así, lecto-
las raías?
Jamás olvidaré el dicho de una interesantísima ma- estar hasta un límite que no estaba de acuertlo con
trona porteña, — una de las bellezas de mi tiempo, — la hora fijada ])or la invita 'ion; eonvenaainos en (jue
que, después de haber residido muchos años en c! ex- a esta ciase de fiestas debe llegarse a la hora indicada
tranjero, respondía a mis críticas de porteña empe- por los quo tienen la gentileza de abrirnos su casa,
cinada: «Yo hasta razo en francés...» No me aseguré; ofreciéndonos una hospitalidad tan amplia como sun-
que fuera más chic dirigirse a Dios en lenguaje diplo- tuosa. . . y fjue para corresponder a ella como se debe,
mático; pero suelen haber casos en que sería, mejoi' sería oportuno recordar que la buena educación exiiít-
prescindir de ese chic, sobre todo las que no aprendie- el ser puntuales... Mientras veía desfilar ante mis
ron el fran'X"s de niñas, y que, en su afán de alcanzar ojos aquel bellísimo grupo de invitadas, que no cesaron
ese barniz del buen tono, se exponen a más de un in- de liecar hasta después de-las seis de la tarde, jirctcirdí
grato pei'can"c.. . Kl caso es, que al recordar el fi'an- orientarme y saber, a punto fijo, cuál ha do ser en esta
cés de algunas amigas de antaño, que lo bab]a''on de temporada la nota predominante de la m b d a . . . no
•afición, no puedo menos de dedicar a las chiquillas del hemos adelantado muciio, me parece; se asegura (|U<v
día el cuento de uno de esos ingratos percances: Reei- la moda europea se ha?c cada día más sobria, casi
l)ía en su hospitalaria residencia del barrio del Norte, podríamos decir mm .severa. . . ;Será tal vez por ello
una de las figui'a^ nuis re]iresentativas de nuestra alta que se han desterrado a Sud América todas las origi-
sociedad, dama do cierta edad, soltera, que sabía n^u- nalidades? Sólo el encanto juvenil de aquel enjambre
nir en derredor suyo los más prestigiosos elementos de de deliciosas criaturas, podía triunfar de las nuevas
la política, elegantes y espirituales mundanas, y espe- exigencias do la moda, con sus caprichosos jirones de
cialmente a todos los ministros extranjeros acredita- tul, con sus extravagantes sombreros... felizmente,
dos ante nuestro gobierno; el francés eia do rigoi' en como compcnsa"ión a tantas inno-\raeiones, me he i-on-
estas ocasion-^s, y la dueña do casa debía hablarlo a vencido que esta vez va de veras, y que las faldas se
toda costa; así fué como una noche en que autorizó a alarc-an y se estrechan... Así pudimos admirar es»
fumar en presencia suya a un conocido diplomático, tarde la gallarda figura de ^lanuelita Lloverás, cpio
muy enfermo v a"liacoso, notó que el criado que servía llevaba trajo negro, bordado con fantásticas flores de
el café no le había puesto el cenicci'o al lado de la oro, atav^ío quo realzaba su serena belleza; la gentil
tacilla, lo que ia indujo a ordenar con vibrante acento: dueña de casa, Mercedes de Urquiza, vestida de blanco,
era una de las más elegantes siluetas de la fiesta, como
— Apportez los cendres de ilonsieur le Ministrcl también la de Celia Sommer, rodeada constantemente
— Pas encoré, Madame, s'il vous }ilait, —fué la i'á- de admiradores; Marta Flores Piran, bellísima, fué una
pida protesta del aterrado y aprensivo a n ' i a n o . . . de las elegidas de la tarde. . . y segura estoy que no;
Pero me rarece que es tiempo ya de volver a la vida hubo ni una sola que no fuera agasajada... pues e\
qno a ustedes interesa, amigas mías, y olvidar las his- entusiasmo del elemento joven sujio secundar admi-
torias dé mi tiempo, ;no es así? Empieza ya, para us- ralilementc la obsequiosidad tradicicmal de los dueños
tedes, la verdadera soasen; la elegante recepción ofre- de la casa. Se bailaba sin descanso, y pudimos cora-
cida por los esposos de Urquiza-Anchorena en su mag- Ijrobar, las que presenciábamos aquel brillante! cuadro,
nífica residen'da de Olivos, ha iniciado la serie de fies- que sólo cuando la orcpiesta hacía oir algún cadencioso
tas esperada por ustedes con tanta impa'uencia... y tango, disminu ían las parííjas... .y ese detalle, tan nimio
ha sido ésta, en realidad, un acontecimiento brillantí- en sí, fué la mejor prueba de la exquisita distinción
simo; excuso decir a ustedes, lectoras amigas, que llegué de aquel ambiente. . .
a Olivos con la intención do tomar una taza de té en
agradabilísima com|iañía, y volver a casa antes de las Y ahora, lectoras amigas, a hacer vida social, pues
seis de la t a r d e . . . eran las diez de la noehe cuando se inició el aeontcciuiiento más esjierado por ustedes:
llesiálanios a nuestro home, con mi rubia compañera, la temporada del Tolón. . .
tan cn"anta,da de su tarde, que no pude arrcpentirme
por la incorrección cometida, en muy buena compañía
por cierto, pero incorrección, piu^sto que nos dejamos
Los buques suicidantes
Kesulta ijue hay puciis (.üsas más terribles q u e en- .siguiente lo alcanzamos, pero no vimos a nadie sobre
•oontrar en el m a r u n b u q u e a b a n d o n a d o . 8i de día el el p u e n t e . Desprendióse de nuevo la chalupa, y los que
poKgro es menor, de noche no se vun ni h a y a d v e r t c u fueron recorrieron en vano el i)uque: todos h a b í a n
'-•ia posible: el c h o q u e so lleva a uno y otro. desaparecido. Ni un objeto fuera de lugar. El mar es-
E s t o s buques a b a n d o n a d o s por a o por b , n a v e g a n taba, a b s o l u t a m e n t e terso en tuda su extensiÓTi. Ex\ la
o b s t i n i d a i r . e n t e a favor de las corrientes o del viento, cocina hervía a ú n u n a olla con papas.
si t i e n e n las velas desplegadas. Recorren así los mares, C'omo ustedes comprcndcT'án, el terror supersticioso
c a m b i a n d o c a p r i c h o s a m e n t e de r u m b o . de nuestra gcmte llegó a su colino. A la larga, seis so
No pocos d e los vapores qu(! u n buen día no llegaron a n i m a r o n a llenar el vacío, y yo fui con ellos. Apena.s
a p u e r t o , h a n tropezado en su camino c('n uno de estos abordo, mis nuevos eompañei'os se decidieron a beber
buques silcn iosos que viajan poi- su cuenta. Siempre para d e s t e r r a r t o d a preocupación. E s t a b a n sentados en
hay p r o b a b i l i d a d de liallaríos, a cada m i n u t o . Por ven- rueda y a la hora la may<>ría cantaVja ya.
t u r a las corrientes suelen enredarlos en los mares de Llegó mediodía y ])asó la siesta. A las cuati-o, la
sargazo. Los buques so deticneu. iKii' fin, aquí o allá, brisa cesó y las velas cayeron. Un marinero se acercó
inmóviles p a r a siempre en esc desierto de algas. Así, a la borda y miró el mar aceitoso. Todos se h a b í a n
iiasta q u e poco a poco se van <leshaciendo. Poro otros l e v a n t a d o , paseándose, sin ganas ya de hablar. Uno ae
llegan c a d a día, ocupan su lugar en silencio, de modo sentó en un cabo y se sacó la c a m i s e t a p a r a r e m e n -
q u e el tranquilo y lúgubre darla. Cosió u n r a t o en silen-
puerto, siempre está fi'ecucn- cio. Ue p r o n t o se levantó y
tado. lanzó u n largo silbido. Sus
E l principal m o t i v o de es- c o m p a ñ e r o s se volvieron. E l
tos a b a n d o n o s de buque son los miró v a g a m e n t e , sorpren-
sin d u d a las t e m p e s t a d e s y los dido t a m b i é n , y se sentó de
incendios q u e dejan a la d e i i v a nuevo." U n m o m e n t o , después
negros esqueletos errantes. Pe- dejó la camis'éta en el cabo
ro h a y o t r a s causas singulares arroUadii, a v a n z ó ' a la borda y
e^ntre las q u e se puede incluir ,se tiró al agua. Al sentir el rui-
lo acaecido al María Margari- do, los otros dici-on vuelta la
ta, que zarpó de N u e v a V o i k cabeza, con el ceño ligeramen-
el 2+ de agosto de 1903, y que te fruncido. E n seguida se ol-
v\ 26 de m a ñ a n a se puso al ha- vidaron, volviendo a la a p a t í a
bla con u n a corbeta, sin acu- común.
sar n o v e d a d alguna. Cuatro Al r a t o o t r o se desperezó,
lloras más t a r d e , u n p a q u e t e , restregóse loa ojos c a m i n a n d o ,
n o teniendo r e s p u e s t a , des- y se tiró al a g u a . Pasó media
prendió e n a c h a l u p a que abor- hora; el sol iba cayendo. 8 e n t i
dó al María Margarita. En el de p r o n t o qut^ me t o c a b a n en el
buque no h a b í a nadie. Las ca- hombro.
misetas de los marineros se — ;.Qué hora es?
•secaban a iiroa. L a cocina es- - - Las cinco—respondí.—.El
t a b a pren-Iida a ú n . Una má- viejo marinero me miró des-
q u i n a de coser te.iía la aguja confiado, con las m a n o s en los
suspendida sobre la costura, Horacio Quiroga, cuyo último libro «^Caentos de amor, de bolsillos, recostándose en fren-
<H)mo si hubiera sido dejada locura y de muert&>. ha sido un gran éxito, por el arte y
la emoción con que están escritas sus brillantes pági- t e de mí. Miró largo r a t o mi
u n m o m e n t o antes. No bahía nas, y uno de cuyos cuentos publicamos. p a n t a l ó n , distraído. Al fin si^
la menor señal de luí-ha n i de tiró al agua.
pánico, t o d o en perfecto ortlen: faltal)an todos. Los tres qvie cpiedaban se acercaron r á p i d a m e n t e y
,;Qué pasó? observaron el remolino. Se sentaron en la b o r d a , sil-
La noche cjue a p r e n d í esto e s t á b a m o s reunidos en el bando despacio, con la vista perdida a lo lejos. Uno
puente. í b a m o s a E u r o p a , y el c a p i t á n nos c o n t a b a su se bajó y se tendió en el p u e n t e , cansado. Los otros
historia m a r i n a , perfectamente cierta, por otro lado. desaparecieron uno t r a s otro. A las seis, el último se
La concurreneia femenina, g a n a d a por la sugestión levantó, se c o m p u s o la ropa, a p a r t ó s e el pelo d e la
del c a m p o d e b a t a l l a prosente, oía estremecida. L a s chi- frente, c a m i n ó con sueño a ú n , y se tiró al a g u a .
cas nerviosas p r e s t a b a n sin tpu^rer inquieto oído a la E n t o n c e s q u e d é solo, m i r a n d o como u n idiota el mar
voz d e los marineros en proa, l ' n a señora recién casada desierto. Todos, sin saber lo que hacían, so h a b í a n
se a t r e v i ó : arrojado al mar, envueltos en el s o n a m b u l i s m o mo-
— ¿No serán á g u i l a s ? . . . roso que flotaba en el b u q u e . Cuando u n o so t i r a b a
El c a p i t á n se sonrió bcndatlosamente: al agua, los otros se volvían m o m e n t á n e a m e n t e pre-
— i Q u c , señora? ¿Águilas i|ue st^ lleven a la tripula- ocupados, como si r e c o r d a r a n algo, p a r a olvidarse en
ción? seguida. As! habían desaparecido todos, y s u p o n g o que
Todos se rieron y la joven Icizo lo mismo, u n poco lo mismo l o s del día anterior, y los otros y los de lot
avergrnzada. demás buques. E s t o es todo.»
Felizmente u n pasajero sabía algo de eso. Lo mira- Nos q u e d a m o s m i r a n d o al raro h o m b r e con excesiva
mos c u r i o s a m e n t e . Dui'ante el viaje había sido u n exce- curiosidad.
dente c o m p a ñ e r o , a d m i r a n d o por su c u e n t a y riesgo, - ; V u s t e d no sintió nada.' le preguntó mi ve-
y h a b l a n d o poco. cino de c a m a r o t e .
— ¡Ah! ¡si nos c o n t a r a , señor! — suplicó la joven de — Sí; u n g r a n desgano y obstinación de las misma-
las águilas. ideas, pero n a d a más. No sé por qué no ^entí n a d a
— No tengo inconveniente — asintió ol discreto indi- más. P r e s u m o que el motivo es éste: en vez do agotar-
v^iduo. — E n dos p a l a b r a s — y en los mares d e i n o r t e , me en u n a defensa angustiosa y a toda costa. c(^ntra In
como el María Margarita del c a p i t á n — e n f o n t r a m o s que sentía, como deben de h a b e r hecho todos v a u n los
u n a vez u n barco a vela. N u e s t r o r u m b o — viajábamos marineros sin darse c u e n t a , a c e p t é sencillaui»nto esa
t a m b i é n a vela — nos llevó casi a su lado. El singular m u e r t e h i r n ó t i e a , como si estuviese a n u l a d o ya. Algo
lire de a b a n d o n o q u e nq e n s a ñ a en u n b u q u e , llamó m u y seraojante h a p a s a d o sin d u d a a los centinelas d e
n u e s t r a atención, y disminuímos la marcha observán- aquella guardia célebre, que noche a noche so a h o r c a b a n .
iii>lo. Al fin desprendimos u n a chalupa; a b o r d o no se C'omo el c o m e n t a r i o era b a s t a n t e complicado, nadie
iialló a nadie, y todo e s t a b a tamliién en perfecto orden. respondió. Se fué al r a t o . El c a p i t á n lo siguió u n l a t o
Pero la última a.notaí'ión del diario datalia de c u a t r o de reojo.
días a t r á s , de modo que no sentimos m a y o r impre- — ¡Farsante! — murmuró.
siém. A ú n nos reímoH u n poob de las famosas desapa- --- Al contrario — dijo u n pasajero enfermo, q u e iba
riciones súbitas. a iriorir a su tieira. — Si fuera farsante no h a b r í a de-
Ocho lie n u e s t r o s h o m b r e s q u e d a r o n a b o r d o p a r a jado de p e n s a r en eso. y se hubiera t i r a d o al agua.
e4 gobierno del n u e v o b u q u e . Viajaríamos de conserva.
A! cnoi»'nnee.T nos t o m ó u n poco de camino. A! din. HOR.ílCIO QutUoGA.
De Rosario

Lunch oiiecido a las auloridades, en ocasión ile la üesía patria. Asistentes al baile dado por el "Club Españols en sus espléndidoi
en el hipódromo Independencia. salones, con motivo de las fiestas mayas.

P M •J I^^^^^HURyB
'S 4'^-^« - • • . ; " ' '

•í^ji
El pobernariot con sus ministros, cuerpo eonsiil'ir y co- El iefe político, seoor Néstor Noneca, y el intendente municipal, doctor R.
miáva oücial, dirigiéndose al Tedeum en conmemo- Mingrand, concejales, jefes militareí, altos empleados y cuerpo consuüi;
ración del 107.° aniversario de la Revolución de Uayo. durante el lunch celebrado después del Tedeum.

D e Montevideo

El ndDi^tro argentino, doctor Carlos Estrada y su señora con un El coronel Telémaao Braida, prerúdente del «Centro Militar y Na-
grupo de connacionales, durante el luncn que siguió a la val», pronunciando el discurso inaugural, en la fiesta del aniver-
recepción, con motivo del aniversario patrio. f.ado del Centro.

Deportes

tUtUuKülíiU juiíUíNUMO -- Liei'.iida de! clásico -Viceiitc L. CiLiareS', «Gran S?ñoi', joijkey JI, Aeosta. sanador del clusi-
por «Gran Señors cSainí Err¡iJioU'>. S'.'áundo, y «La .Patita , tercera. co; 2.500 metros an 2' 40" 2 5.
v^
Football

Señor Pravato, jugador del «Ti'


gre>, que marcó el ünico goa
POOTBALL. — Team I «Tigre», ganador, por 1 a O goal, del match ¡«gado contra «Argentinos a fafor de su equipo.
de Quilmes*.

Emocionantes instantáneas de la lucha ante lo^ arcos áe los competidares, en el match llevado a cabo, en el field que posee en Qoilmes el
segundo de los clubs nombradas, ante una numerosa concurrencia.

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£1 sol de media noche

El nombre singular y ai>arentemcnte paradójíioo de


sol de media nocíie se cía al aspecto qne la órbita solar
presenta a las doce de la noche, vista desde los países
próximos al círcnlo árti*o, on la época del solsticio de
verano. Hay también »n sol do media noche, en el sols-
ticio de invierno, en el iieniisforio meridional; pero en
éste caso el fenómeno tiene para el liombre ini gravo
inconveniente, cual ee la dificultad en ir a verlo por no
haber en aquellas regiones tierras liabitadas. El fenó-
meno consiete en qvie al dar las doce de la noche el
astro rey, en vez de desaparecer del firmamento, cjue-

FOSFATINA da como en equilibrio sobre la línea del horizonte, o


bien a cierta altura por encima de ésta, posición que
depende de la oblicuidad del eje terrestre respecto de)
plano en que la tierra gira alrededor del sol.
Una ojeada a nuestro grabado aclarará estos con-
ceptos, quizás un poco vagos.
Empecemos por recordar que la tierra, durante s\i
paseo anual en torno del sol, lleva su eje de rotación
inclinado y sieni]>re en la misma dirección. Como con-
secuencia, cuando la tierra está en »n cierto punto de
a.soolads á la teche es el alimento mea agradable su órbita, el Polo Norte mira hacia el sol, y cuando el
y el que mes se recomienda para tos oiñóa. sobre planeta se halla en el punto opuesto el mismo polo mira
todo en el momento del destete. al lado conti-ario, y es el Polo Sur el que se vuelve ha-
Conviene á los estómagos delicados. cia el astro, centro del sistema. Siendo la inclinación
del eje de unos 23 grados y medio, este mismo ángulo
Exíjase la marca FOSFATINA FALIÉRE& representa la distancia a que el sol parece retirarse,
Desconnad de las imitacionea ¿quesusésitos tan pronto al Norte, tan pronto al Sur del Ecuadoi-.
ban dado origea El 21 de junio, o sea en el solsticio vernal, el sol apa-
fincados las Farmacias, Droguerias y TitndasdeComessibla rece a 2.3 grados y medio al Norte del Ecuador, y el
22 de diciembre, o en el solsticio de invierno, aparece
a 23 grados y medio al Sur.
Nuestro diagram.a representa la situación de nues-
tro planeta el 21 de junio. El sol ilumina el Polo Norte
y hasta 23 -|- grados más allá; toda la parte de la tierra
comprendida en esta distancia está encerrada dentro
de un círculo imaginario, que es lo que se Uama círcuhi
ártico, está perpetuamente iluminada durante el vera-
no. El sol no se pone allí aunque la tierra gira en el
sentido Cjue indican las flechas.
Imaginémonos que estamos en el punto A. Es la
hora del mediodía. La línea tangente en dicho punto
representa el horizonte. Si estuviésemos allí veríamos
el sol elevado sobre la parte Sur del horizonte hasta el
grado del ángulo indicado por la pequeña línea de pun-
tos. Pero supongamos luego que, en virtud de la rota-
ción de la tierra, llegamos a ocupar el punto B. Ahora
serán aquí las doce de la noche, y, sin embargo, el sol
será visible, puesto que la tangente en B, que indica su
dirección, coincide con el horizonte. Durante toda la
tarde habremos visto al sol bajando hasta tocar aquc- •
Ha línea, precisamente a la media noche, y en pocos
minutos lo veremos
empezar a subir de
nuevo, describiendo
un gran círculo en el
fiímamento.
Si estuviésemos
más cerca todavía
del Polo, veríamos
que el sol ni siquiera
Uegaba a tocar el
hoiizonte, sino que
siempre q u e d a r í a
por encima del mis-
mo.
Tal es el fenómeno llamado sol de media noche. Para
presenciarlo, numerosos turistas acuden a las costas de
Noruega, cerca de donde se hallan cortadas por el
círculo ártico. Debido a la refracción del aire, que apa-
rentemente levanta algo el disco del sol sobre el hori-
zonte, el curioso espectáculo puede verse desde medio
grado, o sean unos 65 kilómetros al Sur de la verdadera
línea del círculo precitado.
El mismo espectáculo se puede disfrutar, invir-
tiendo las estaciones, en las regiones del sur de nues-
tro país.
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E. E. t a , el otro le contestó;
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— ¡Imposible, p a r o usted! Mi n o
piensa ir a E u r o p a t o d a v í a .
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mal criado, ¿no te dije que contaras —• Che, décimo, ¿qué quori'á decir
liasla cien anlcs de jyekar con cual-
eso d e radical?
quier compañero tuyo en Ut- escwúa?
— N o a i , che; poro debo ser algo
• J u a n i t o . — Eso es precisamente lo m u y bueno, p o r q u e m i cuñao, q u e es
que hice; pero la mamá ie G^iillermo léido dice q u e siempre v e : radical
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q u o e n c o n t r a m o s e n l a casa, y como es el raj'ü? cobre, pura que la gente viera que soi/
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causa de que la mujer sufre constantemen-
te de la jaqueca o de neuralgias, y como
consecuencia de esto se vuelve impaciente,
colérica y áspera todo lo que antes era dul-
ce y afable! Contra dichos males recomen-
damos el uso de las Perlas de Esencia de
Trementina de Clertan.
3 ó 4 Perlas de Esencia de Trementina
Clertan bastan, en efecto, para disipar en
unos cuantos minutos toda neuralgia, por
dolorosa que sea y cualquiera que sea su
asiento: la cabeza, los miembros o el cos-
tado. Igualmente disipa toda jaqueca por
alarmantes que se presenten su violencia o
Acepta esto para tus dientes, mi viejo Beppino, su carácter.
es Dentol, y pronto conseguirás desalojar todos A esto se debe el que la Academia de M e -
los austriacos de los dientes alpinos. dicina dé París, que tan poco pródiga es en
punto a elogios, haya aprobado el procedi-
El Dentol (agua, pasta o polvo) es un dentí- miento seguido en la preparación de este
frico a la vez sumamente antiséptico y dotado medicamento, recomendándolo por modo
del más agradable de los perfitrnes. tan explícito a la confianza de los enfermos.
Creado a base de los trabajos de Pasteur, des-
truye todos los malos microbios de la boca; im- De venta en todas las farmacias.
pide también y cura las caries en los dientes, así Advertencia.—Toda confusión se evita sin
como las inflamaciones de las encias y garganta. más que exigir sobre la envoltura las señas
En pocos días da a los dientes una blancura del L a b o r a t o r i o : Casa L. F r e r e , 19, rué
deslumbrante y destruye el tártaro.
Deja en la boca una sensación de írescura de- Jacob, París.
liciosa y persistente.
Aplicado puro, con algodón, calma instantá-
neamente los dolores de muelas más violentos.
El Dentol se encuentra en todas las casas de
importancia, en donde se venda perfumería y
en las boticas.
Depósito general: Maison FRERE, 19, rué
Jacob, París.
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14 » » 1) 100.000; » » 21.00; quinto, » 4.20
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BELLIZZIHnos.,Chacabuco;i31.Bs.As.

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mismos colores, con doce borlas so-
lamente.
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de honor, los a b a t e s m i t r a d o s secu-
lares y d e m á s prelados secundarios,
t i m b r a n con sombrero m o r a d o con
doce borlas carmesí. E l mismo som-
brero u s a n los canónigos de hasílica
m a y o r , en t a n t o que los do basílica
menor y catedrales privilegiadas po-
nen en sus a r m a s sombrero negro
con seis borlas violeta.
Los canónigos de c a t e d r a l no pri-
vilegiada tienen s o m b r e r o negro con
ocho borlas violeta.
— Señora; venia a ver si nsted quiere aae- — Estás pálido, ¿qué tenes?
goiar sus muebles. • Los a b a d e s de órdenes monásticas,
— Nada; que he soñado esta noche que
— Como no; llega a tiempo. Hay ciue ase- los vicarios generales y los arcipres- trabajaba...
gurar la pata de este sillón. tes tienen el sombrero y las borlas
n e g r a s , llevando los primeros doce
E s curioso e i n t e r e s a n t e el conocer borlas y las dos ú l t i m a s dignidades
los a t r i b u t o s heráldicos que en sus seis solamente. obispos y abades m i t r a d o s ponen el
escudos p o n e n las diferentes digni- D e t r á s del escudo de los p a t r i a r - báculo y la n u t r a , e s t a ú l t i m a enfi-
d a d e s eclesiásticas. cas, arzobispos y obispos, se p o n e en l a d a en u n ba'stón; a m b o s a t r i b u t o s
Los cardenales t i m b r a n sus a r m a s pah, o sea v o r t i c a l m e n t e , u n a cruz f o r m a n cruz d e S a n Andrés, d e m o d o
con u n s o m b r e r o rojo con t r e i n t a bor- t r e b o l a d a , esto es, con los e x t r e m o s que la m i t r a a s o n i a p o r l a e s q u i n a su-
las del mismo color. Los p a t r i a r c a s en forma de trébol; p a r a las dos pri- perior d e r e c h a del escudo, y el báculo
p o n e n el sombrero v e r d e , t a m b i é n m e r a s dignidades, la cruz es doble, y p o r la esquina superior izquierda.
con t r e i n t a borlas; los arzobispos ver- simj)le p a r a la tercera. Los cardena- Los obispos católicos de Aleinania
d e t a m b i é n , p e r o sólo con v e i n t e bor- les sólo p u e d e n \isar e s t a s cruces f o r m a n el a s p a con el báculo y u n a
las, y los obispos del mismo color y c u a n d o son obispos o arzobispos. e s p a d a , .y la m i t r a la ponen sobre el
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la salud espirítual. Esta es, pintada a broofaazos, la
EL A\ADRrD Bl célebre verbena de la Paloma.,.
Me acordi^ de la que yo conservaba en la memoria,
GENERPCmcO entre IOP trastos de la guardarropía y los viejos re-
tratos de las tiples; me acordé del saínete de Ricardo
Por de la Vega, rousicado por Bretón. Y comparando la
LVUad«VRBINA realidad con el aitlficio, hallé que éste tenía una vida
tan intensa como aquella, y que, sin literatura, sin
subterfugio, sin álito casi, el poeta habla t, asladado un
pedazo de verdad al escenario, arrancándolo de este
ambiente alborotador del barrio madrileño. No parece
una copia, sino el original mismo, que, sin perder deta-
lles, queda reducido al espacio pequeño del tablado.
Tan exacta es la identidad, que, por momentos, me
sentía formando parte de un coro zarzuelesco, y bus-
caba a mi lado la muchacha a quien cantarte aquello de:
C'fnjo ex la Virgen
de ¡a Paloma...
Estaba yo en pleno género chico de la vida. Y en
cada viejo emperifollado distinguía al boticario cala-
verón; en cada bien plantada jamona reproducía la
Seña- Rita; en cada anciana obesa que bailaba sacu-
diendo las trémulas carnes recordaba a la tía firujida
de la morena y de la rubia. Muchas rubias y muchas
morenas se f)a.'<eaban, allí, del brazo de sendos Julia-
nes enamorados.
Y es que las costumbres de este pueblo no necesitan
aderezo para ir al teatro y renovarse en él por medio
de pintorescas escenas, castizas agudezas, animados
Noche de agosto; brava noche, de calor seco, asfi- personajes, intencionados diálogos, música típica y
xiante. Son las once. Y decir las once en verano, es chuscos episodios. Son estas las horas en que el pue-
decir aquí la hora del principio del bullicio, de la pre- blo de la villa vive para reir, para querer, para des-
paración de la fiesta. Él Madrid verbenero se divierte bordar el entusiasmo y el alborozo, en la calle, en la
da once a cinco. plaza, al son del organillo y entre las agitaciones del
Por la calle Mayor pasan henchidos los tranvías, y tumulto.
se nota un frecuente ir y venir de coches alquilones, Los majos de don Ramón de la Cruz, los horteras de
que entran y salen por los arcos de la gran plaza. La las Escenas matritenses, el Castellano viejo, de Fígaro;
gente que marcha a pie, va como en romería. Pasan la FortuTuita, el Celipón, las Miatis, de Pérez Galdós,
mujeres garbosas; y, por distintas partes, pasan man- y el cesante famélico, el valiente de barrio, el galáji de
tones historiados y floridos: uno blanco, y otro azul, vecindad, La revoltosa, la Regina, las Mujeres, en fin,
y otro rojo; pasan, llevadas cuidadosamente, guitarras y los hombres todos de Burgos, de Sinesio Delgado, de
enlistonadas, y algunas van ensayando, sotto voce, ras- Arniches, de los dioses mayores y menores, del chiste
gueos y pespijnteados. La calle y la plaza, mal alum- escénico español, v de los antiguos costumbristas, y
oradas por la luz verdosa de loa faroles públicos, pre- de los novelistas ae genio, andan por aquí barajados
sentan, con su procesión popular, un aspecto un poco y revueltos, y se nos presentan para desaparecer, como
rembranesoo, un cuadro nocturno, en el que juegan, en por obra de fantasmagoría, entre el gentío de la verbena
violenta antítesis, la sombra y la claridad. de la Paloma.
Curioso y vagabundo, me dejo arrastrar por la mul- Es vigoroso el carácter plástico y psíquico que con-
titud. De repente, me encuentro en la calle de Toledo. serva este pueblo. Una chula madrileña no cambiaría
Ya estoy en el límite de la zona del regocijo. Desde la BU mantón por el velo de Tannit. Un guapo mozo no
plaza de la Cebada se extiende la batahola; luces, tin- se desanudaría del cuello el pañuelo de seda, para que,
glados callejeros, papeles de colores, guirnaldas de en su lugar, !e Colgaran un toisón de oro. Las modas
claveles, ritmos de castañuelas, afinadas vibraciones han alterado el traje: pero no lo han acercado a cual-
de cuerdas, ecos de voces que cantan, hervor humano. quiera otra vestimenta extranjera; el pueblo, con un
Voy acercándome: puestos de almendras, tendidos de raro instinto de individualización, ha adoptado sus
peladillas, pirámides de melones, mesas con platos da modelos y figurines, y ha peculiarizado sus imágenes.
aceitunas y vasos de manzanilla; juguetes; alfarería; Al modernizar su apariencia, obligado con imperio
gritos de vendedores ambulantes; calles estrechas, por por la necesidad, siempre se retrasa, y, principalmente
cuyas calzadas va la gente abriéndose paso con los en e atavío femenino, deja algo de arcaico, algún toque
codos; alga:^ara, cuohiobeos, rumores de colmena; som- arqueológico: la peineta, la mantilla, la estüada media
breros de torero, gorras de gollo; peinados de chula; blanca, el zapato bajo.
muchos ojos negros; muchos labiis frescos; una rosa Las provincias, menos expuestas al contagio social,
aquí y otra allá: una agudeza canallesca, un modismo conservan mejor sus vestidos oaraoterístioos: Afldaiu-
de barrio; música por todos tos lados; ruido que ensor- cfa, Arayón, Galicia...
dece; calor que sofoca. Pero esto pueblo de Madrid, el de la chulapería an-
En una calle semiobncura, la amarilla y radiante dante, si ha retocado el indumento, ha persistido ea
mancha de una iglesia omántioa y nueva, dentro de la conservación^ de su alegría desenfadada, de su gite-
la cual se aprieta la gente, poi ver a la Virgen, en el meimprrrlvtmo, de su gracia a flor de labio, de sus fies-
altar mayor hecho una brasa rutilante. Distintos co- tas seculares y de sus ruidosas verbenas.
bertizos se alzan en medio de la calle. Este cobertizo Pueblos firmes por dentro y por fuera, pueblos que
es salón de baile; dentro, danzan las parejas en típicas persisten en peouIiarÍ7arse y no olvidan ni desdeñan
posturas; ¡mena, incansable, el organillo de manubrio; sus antiguallas, por seguir formas de plaoer inadapta-
se pasea el bastoneo enarbolando su largo palo, que bles al espíritu de la raza, tienen una larga vida nticio-
es un tirso de listones: fuera, detenida por el frágil nal. El misoruísmo colectivo, que, en ocasiones perju-
barandalillo, la muchedumbre, atenta, mira e! cuadro. dica y retrasa, en ocasiones también sirve y robustece,
Aquel cobertizo es improvisado restaurante, y en él porque cultiva en la existencia popular el amor a la
familias enteras de la clase subraedia, —obreros, me- tradición y unifica en un sentimiento común el espí-
nestrales, cigarrerillas y gente de juerga, mozuelas y ritu de las generaciones.
galancetes, — sentados en torno de las mesas, comen Bueno es acabar con la inveterada rutina: pero malo
con incitador apetito. Grupos regionales, repartidos destruir las viejas y tradicionales costumbres. Es un
por los distintos lugares, cantan y bailan, nnos a la error derribar, a golpe de piqueta, un edificio, un mo-
andaluza, otro:^ a la aragonesa, acá las sevillanas y numento, representativos para el arte y para la hi;:to-
acuitó las jotas, en incesante y sugestiva monotonía. ria, y construir, en su lagar, o un monumento o un edi-
Los muros, viejos; los pavimentos, mal empedrados; ficio nuevos.
loa portales, obscuros; tabernas y cafés brillantes y Y, sin ser monumentales, son tradicionales y repre-
concurridísimos; un contento natural, ingenuo, que sentativas estas verbenas de Madrid, tan pintorescas,
Be respira en el aire (jy eso que apenas íe lespira!); tan interesances y típicas, desde la de San Án,ón; hasta
simple alegría de vivii de un pueblo que no ha perdiQO la de la V-'rgm de ¿a Paloma.
De la vida extraña y misteriosa
Cuando el extraño fenóineno que les voy a relatar, quería sabosr si la casa existía, pues la alucinación qua
me aconteció, estaba en absoluta y plena salud, dijo había sentido en mi estudio, aun la veía ante mis ojos.
el doctor Suárez, y puedo afirmar que no había ni pen- Al llegar, el coche de mi colega el doctor Santini estaba
sado que pudiera sucederme a mí un caso tan extra- estacionado en la puerta.
ordinario, y digo a mí, porque ni soy nervioso, ni soy Hice detener el mío y bajá. Penetré en el vestíbulo
tampoco un imaginativo, ni jamáa se me iiabía ocu- y vi que era el mismo que conocía; en ese instante salió
rrido pensar en nada que no fuera normal. del dormitorio el colega, acompañado dol hombre de
Mi escritorio es una mesa de roble muy fuerte y an- la aguja, y nos saludamos.
cha, cubierta por un cristal, debajo del cual he colo- — ¿Qué anda haciendo, colega?
cado algunos dibujos, tarjetas y apuntes diversos. — ¿Y usted?
Esa mañana tenía un grueso volumen de clínica mé- — Yo estoy reeriiplazando, como médico de policía,
dica colocado sobro la mesa, e inclinado sobre él, estu- al doctor BaiTé, y acabo de reconocer el cadáver de la
diaba el funcionamiento normal del cerebro en el ca- dueña de esta casa, que ha fallecido sin asistencia. Un
pitulo que abre su patología. síncope cardiaco, añadió, que la ha fulminado durante
De pronto el libro se hizo transparente como el cris- el sueño. ¿Usted era su médico, acaso?
tal que estaba debajo, e iba a tocar para cerciorarme •— Sí, — le contesté, mirando con fijeza al hombre
que el vohimen estaba en su sitio, atribuyendo el fe- de la aguja, que se sentía ansioso porque terminara la
nómeno a mis ojos, cuando, como si se reflejara en un charla, — sí: fui su médico mucho tiempo.
espejo lejano, vi la escena del crimen. — Pero,, entonces conocerá al marido, que es el señor
Una mujer dormía en su cama y un individuo, alto Jacinto Martínez, — dijo el colega, stiñalándome al
y de bigote negro, llevando en la mano derecha un hombre de la aguja, que me miraba azorado. Fingiendo
martillo v en la izquierda una larga aguja de colcho- no reparar en él, seguí observándolo, y dirigiéndome al
nero, estaba inclinado sobre ella, contemplándola con colega:
rostro sereno; de pionto tomó la aguja, y yo veía esto — jY no se ha fijado — dije — si sobre el mamelón
como si fuera en una pantalla de fincma. Tomó ¡a usru- se ve como una manchita negra, algo'como lo que deja-
ja, colocó su affuda ponía sobre la región precordial y, ría la entrada de una aguja gruesa al entrar al través
como quien hunde un clavo en !a pared, la hundió de de los músculos?
un martillazo seco y seguro en la carne palpitante. El Al oír esto, Martínez se puso densamente pálido; el
cuerpo dormido tuvo un estremecimiento y nada más. sudor le apareció en la frente, y haciendo un esfuerzo
El hombre retiró la aguja poco a poco, hizo un ligero para dominar la emoción, dijo:
masaje sobro la herida, y lo vi salir cautelosamente do — No permito que nadie más profane el sagrado
la pieza, atravesar el comedor, salir al vestíbulo y por cuerpo de mi esposa.
fin a la calle, vi el número que era 8241. siguió por la •— No se trata, señor, de ninguna profanación, sino
vereda, y en la esquina vi el letrero que decía: calle que estoy convencido de que su esposa ha sido asesi-
Hincón. nada durante el sueño y lo voy a probar.
En este instante se disipó todo, y la fisiología del No fué largo el proccgo, concluyó el doctor Suárez.
cerebro volvió a aparecérseme a mis ojos, asombrados, El marido confesó su crimen horrendo y hoy paga en la
destacando sus letras en el pesado volumen. Penitenciaría su delito, y yo aseguro que en la vida
Me quedé meditando lo extraño del fenómeno, me hay cosas extrañas y misteriosas, que en el estado ac-
detuve en la posibilidad que el trabajo mental intenso tual de nuestros conocimientos escapan al anáUsis y
a que estaba sometido estuviera irritando sus capas que todo lo referente a las propiedades externas del
superficiales más de lo natural, y cerrando el volumen, sistema nervioso y a la facultad de proyectar su fuerza
me receté yo m ismo un descanso de algunos días. al través de la distancia, en forma de ondas, está en
Salí a la calle, e instintivamente le df orden al co- estudio.
chero de llevarme al niíraero 8241 de la calle Rincón; T. EDUARDO DE GÜZMÍN.

anteriores, toda su vida de zopilote en aquellas sole-


E l jefe de estación dades.
Don Marcos tiene poco má;S o menos sesenta años, Llega el tren. No sube ni baja un sólo humano, ni
moreno, bastante canoso y le hacen falta algunos in- siquiera el conductor, no hay carga que bajar ni que
cisivos. Hace cuatro años que sirve la Jefatura de Es- s u b i r . . . Santa Rita es un pueblo que sólo tiene una
tación y la Oficina de Telégrafos de Santa K'ta, y está c a s a . . . la Estación.
como un ohicuelo, enamorado de la vida, de esa vida Vuelan los tres minutos, y mientras las gallinas so
solitaria que aman los sabios, los filósofos y los ino- espantan, y El Jefe de Estación permanece cuadrado
centes. Ayer que por casualidad desembarqué en sus bajo la gravedad de su gorra, y el perro duerme mmu-
predios, para conducirme a una finca cercana, tuve table, la lora, grita fuerte, fuertemente, casi como un
ocasión de estrechar su mano y conocer Ugeramente negro:
su vida. Hay que hacerse cargo de cómo la pnsa, soli- — ¡Pasajeros a bordo!...
tario, día y noche, frente a la mesita del telégrafo, fu- EDMITKDO TORRBALBA.
mando a voces y leyendo periódicos retrasados, otras.
A ratos, en usa hora en que los potreros se ponen ca-"
liados y la linea férrea se alarf;a también solitaria, Don
Marcos se dirige hacia la manzana de maíz que sus
Los reyes pasan
propias manos sembraron, y pasa en cuclillas, desyer- Juventud que amas, juventud tjue levantas ante o
bando y resembrando, hasta que el sol le dice que ya porvenir tus brazos llenos de ambiciones, conquistado
se aproxima la llegada del tren. Entonces vuelve a la ras: no te burles de los niños que creen en los Reyes
minúscula casita de cinc que está clavada a dos varas Tú también piensas en ellos: tú también; sin sospechar
de la vía, y ae cambia el sombrero de palma por una lo, aguardas su visita. «El año empieza, — dices; —
gorra que tiene medio borrado un pabelloncito de ba- iqué me traerá este año?» ¡Lo ves? Son los Beyes que
rras y estrellas. El perro flaco que lo acompañó al plan- llegan para ti.
tío, se echa debajo de la hamaca en que Don Marcos Doncellas, a r t i s t a s . . . cuantos poseéis aún ese rín-
desgrana unas mazorcas para las galKnas. La lora dor- concito sagrado donde las florecillas milagrosas de la
mita en la estaca y a veces vuelve las ventiu-inas de esperanza ríen: dejad de par en par abiertas a la ilusión
sus ojos a ti-avés de un agiijero del tabique, sobre el las puertas a vuest a alma. Huid de la melancolía, del
paisaje que arde en el horizonte. escepticismo, del desdén, que apagan ¡os fuegos de la
De pronto pita una máquina; corriendo me dirijo a voluntad. Glozad de vuestra fe, entregaos locamente,
la caaaoha de la Estación, que está cerca de la finca, iiTeftesivamente, al placer supremo de ser jóvenes, y
y me encuentro con Don Mcrcos, cuadrado casi mili- cuando halléis la felinidad, adueñaos de ella; no la de-
ta-rmente en la puerta. jéis escapar. Ante vuestra ventana, los Reyes Magos
— jEs el tren? — le pregunto. de nevada,? cabezas, los Reyes de la alegría, con sus
— Sí. señor; el tren que viene de la capital... ¡tres camellos silenciosos cargados de juguetes, de amores,
minutos! de anhelos, de triunfos... (jquó i m p o r t a ! . . . ) pasan
Don Mareos está en ese instante caracterizado, no sólo una vez.
lo conozco, no os el mismo que me refería las noche» EDUAJBDO ZAMACOIS.
La gesta de la forma ¿Qué es libertad?
iQné prodigiosa transformación la de las palabras, jQué es libertad? He tenido en mi mente muoho
mangas, inertes, en el rebaño del estilo vulgar, cuando tiempo una imagen de la libertad. Supongamos que
las convoca y laa manda el genio del artista! Desde construyo una pieza de maquinaria; pero lo hago tan
el momento en que queréis hacer un arte, un arte plás- mal que, al acoplarla, siempre choca con las demás
tico y musical, de la expresión, hundís en ella un piezas, estorbando y trastornando a todas. La libertad
acicate que subleva todos sus Ímpetus rebeldes. La consistiría en que ensamblaran bien. La máquina ne-
palabra, ser vivo y voluntarioso, os mira entonces cesita, para funcionar, que el émbolo se ajuste perfec-
desde los puntos de la pluma, que la muerde para su- tamente con las demás partes.
jetarla; disputa con vosotros, os obliga a que la afron- jQué es libertad? Cuando decís que la locomotora
téis; tiene ua alma y ana fisonomía. Desoubriíndoos corre libremente, ¿qué queréis decir? Que sus piezas
en su rebelión todo su contenido íntimo, os impone están bien enaaml^ladas, que no hay roces violentos;
a menudo que le devolváis la libertad que habéis que- la fricción se ha reducido al mínimum. Habláis de un
rido arrebatarla, para que oonvoqufís a otra, que llega, barco, y para expresar que obedece al viento, deoís
huraña y esquiva, al yugo de acero. Y bay veces en que navega libremente. Sin viente, el barco se parará,
que la pelea con caos monstruos miniísculos os exalta quedará «encadenado», según la gráfica expresión de
y fatiga como una desesperada contienda por la for- los marinos. Volverá a navegar libremente, cuando de
tuna y el honor. Todas las voluptuosidades heroicas nuevo ee ajuste a las fuerzas que debe obedecer y.que
caben en esa lucha ignorada. Sentís alternativamente no pueda desafiar.
la embriaguez del vencedor, las ansias del medroso; la La libertad humana consiste en la perfecta adapta-
exaltación iracunda del herido. Comprendéis, ante la ción de intereses, energías y actividades.
docilidad de una frase que cae subyugada a vuestros
ñes, el clamoreo salvaje del triunfo. Sabéis cuando la WOODROW WlLSON.
Í orma apenas asida se os escapa, cómo es que la an-
gustia del desfallecimiento invade el corazón. Vibra
fodo vuestro organismo, como la tierra estremecida
por la fragorosa palpitación de la batalla. Como en el La muerte era hermosa
campo donde la lucha fué, quedan las señales del fuego La muerte era hermosa en Grecia, porque no la des-
que na pasado, en vuestra imaginación y en vuestros figuraba el sobresalto del otro mundo, ni los horrores
nervios. Dejáis en las ennegrecidas páginas algo de de !a destrucción. jQué eran los infiernos y los Campos
vuestras entiañas y de vuestra vida.—jQué vale al Elíseos? Un país letárgico y vago, poblado de sombras,
lado de esto, la contentadiza espontaneidad del que más pálidas que los fantasmas del sueño. Esa existencia
no opone a la afluencia de la frase incolora, inexpre- espectral repugnaba a la actividad de los tiempos he-
siva, ninguna resistencia propia; ninguna altiva ter- roicos. Aquiles protesta enérgicamente contra ella
quedad a la rebelión de la palabra que se niega a daf cuando responde a UUses, que le felicita por reinar
de al el alma y el color? Porque la lucha del estilo no iobre las almas después de su muerte: Hiio de Laer-
ha de confundirse con la pertinacia fría del retórico, les, noble Ulisea, no adules a un muerto. Prefiriera ser
que ajusta penosamente, en el mosaico de su correc- sobre la tierra un mozo de carreta de un arrendador sin
ción convencional, palabras que no ha humedecido el dominios, que apenas tuviera con qué vivir, que mandar
tibio aUento del alma. Eso serla comparar ana partida como rey a todo un pueblo de muertos. Encierra más fas-
de ajedrez con un combate en que corre la sangre y tidio que dolor esa queja del héroe, despojado de su
se disputa un imperio. La lucha del estilo es una epo- belleza y desarmado de su fuerza. Además, la llama de
peya que tiene por campo de acción nuestra natura- las exequias antiguas embellecía a la muerte purifi-
leza Intima, las más hondas profundidades de nuestro cándola. La podredumbre no mancillaba al cadáver;
ser. LiOs poemas de la guerra no os hablan de más so- la forma humana se desvanecía con toda sn perfec-
berbias energías, ni de más crueles encarnizamientos, ción y no dejaba más que un puñado de ceniza que
ni, en la victoria, de más altos y divinos júbilos... recogía una urna de mármol. El hombre volaba in-
¡Oh Uíada formidable y hermosa; Ilíada del corazón tacto a la esfera pura de la memoria, como la.idea noble
de los artistas, de cuyos ignorados combates nacen al o graciosa que personiticó en la tierra. En el crepúsculo
mundo la alegría, el entusiasmo y la luz, como del he- del paganismo es cuando revistió la muerte el aspecto
roísmo y la sangre las epopeyas verdaderas! Alguna de repugnante esqueleto, y aun entonce» al principio
vez has debido ser escrita, para que, nanada por uno apareció más para divertir que para asustar. Fué el
de los que te llevaron en sí mismos, durara en tí el bufón más que el trágico del sepulcro. El hombre,
testimonio de alguna de las más conmovedoras emo- ante su siniestra armadura de huesos, se apresura a
ciones humanas. Y tu Homero pudo ser Gustavo gozar de la carne frágil que caerá mañana, y contes-
Maubert. ta a su rictus sardónico con una carcajada voluptuosa.
JOSÉ EKRIQUB RODÓ. El esqueleto de plata, con vértebras flexibles, que Pe-
tronio hace danzar sobre la mesa de Trimalción, juega
en ella el papel de un títere epicúreo y excita la sed
Un secreto y la licencia de los convidados.
El hombre intelectual descubre tarde o temprano
este secreto: que por encima de Is energía de su espí- PAUL DB SAINT-VÍCTOR.
ritu, consciente y reflexivo, posee una fuerza mayor,
— como un espíritu que se doblase, — cuando se aban-
dona a la naturaleza de las cosas; que, además de su
poder individual, reúne en si un gran poder público, Mi cara
y por decirlo así, universal, en el cual puede apoyarse Soneto
abriendo (a su riesgo y peligro) las puertas de su ser a
esta fuerza para dejar que le atraviese su flujo y re- Esta cara impasible, yerta, umbría.
flujo. Entonces es arrastrado a la vida del universo, Hasta ¡ay de mí! para la que amo helada,
su palabra es un trueno, su pensamiento una ley y Sin fuego, sin pasión, sin luz, sin nada
BU9 discursos son tan inteligibles como las imágenes Ko creas que es ¡ah, no! la cara mía.
universales de las plantas y de los animales. El poeta
sabe que habla propiamente cuando es algo salvaje Porque ésta, amigo, indiferente y fría
o que sólo entonces habla con la flor de su eepintu en Que traigo casi siempre, es e s t u d i a d a . . .
reposo y lo abandona a la corriente divina que hay Es cara artificial, enmascarada,
en él; o, para hablar como los antiguos, no con la inte- y , aquí para los dos, — la hipocresíal
ligencia uuminaia por el néctar. Como el viajero que
perdió su camino y que suelta las riendas sobre el Y teniendo que sor todo apariencia, ;
cuello de su caballo, fiándose al instinto del animal Disimulo, mentira, fingimiento,
para volver a la senda, así hemos de obrar con el ani- Y un astuto artificio en mi existencia.
mal divino que nos lleva al través del mundo. Pues si
podemos instalar este instinto de algún modo, ante Por no poder obrar conforme siento
nosotros se abren nuevos caminos, el espíritu atraviesa Y me lo mandan Dios y mi conciencia.
las cosas más condensadas y la metamorfosis se hace Tengo pues que mentir, amigo, — y miento!
posible.
R. W. EMERSON. CLAUDIO M, CUESCA.
Intenciones
El público moderno. Es menos expresivo... y más completo.
Parece obra de los dioses, en el sentido de que adopta
El jraeblo es una cosa respetable. El vulgo eg una una forma definitiva, bajo la cual está guardada la
cosa detestable. El público ea una cosa lamentable. máquina con toda su relojería interesante y fea.
Al público se le encierra, se le encajona, se le orde- Actualmente — y de mucho a esta parte, — desde
na, se le acarrea, se le señala la entrada y la salida, se que nos atormenta cierto secreto, parece que tratamos
le marca la hora. Y, sobre todo, se le cobra. de destripaf las cosas — como los niños su juguete —
Un general tiene soldados, un artista tiene admira- para verles las entrañas. Y el arte ea amargo y a veces
dores o críticos, un político tiene secuaces, una cocotto vergonzoso, aunque sea más complejo, más matizado
tiene amigos. Un empresario tiene público. e inquietante.
Con el púbüeo se cuenta siempre, porque todos, A lo clásico puede o no encontrársele lo esotérico,
quién más quién menos, hemos sido público alguna vez. lo trasr-endental, entender o no su alcance; pero se io
Se trata de serlo las menos posibles. Para ello basta mira como un hecho fatal, innegable y perfecto. Es algo
con enterarse bien de las cosas, pensar por nuestra que satisface y no da lugar a preguntar ni a dudar.
cuenta, sustituir el sentido común por un sentido Pero estos mismos caracteres separan lo clásico ver-
propio, penetrarse de la necesidad de ejercer nuestras dad de todos los neo-clasicismos (el Renacimiento in-
actividades morales y mentales. Y en vez de conten- clusive). Y mucho más de las pobrísimas y anacróni-
tarse eon ver, cultivarse y trabajar. cas imitaciones modernas.
V n 8»blo Las mismas lenguas clásicas (la lengua es, aun
después de muerta, el monumento más vivo que que-
Este hombre que sabe las cosas del campo me ad- da de un pueblo, de una raza) dan la medida de lo
mira. Y, sin duda, yo le parezco a él un completo que era el arte en aquellos tiempos. Mejor aún. El hecho
necio, pues de asunto tan importante estoy del todo de haber muerto aquellas lenguas es la más fatal con-
en ayunas y apenas distingo una encina de un oUvo. denación de estas torpes imita*:iones.
Y, en verdad, a cambio de sus conocimientos positi- Y aun es más torpe y más absurdamente inútil
vos y tan útiles para la vida y aun para el recreo de querer detener o fijar el arte en ningún momento, ni
la Humanidad, jqué podría yo enseñarle? ¿Filosofía? recomendar modelos del pasado.
La mía es de inquietud y de obscuridad. ¿Literatura?
La mejor no vale el natural. Y, además, ahí tiene loa Hamlat
grandes artistas pasados, y no le sobra tiempo para Si pensáramos las cosas durante veintiotiatro horas,
leerlos. ¿Política? Si él es el rey en sus tierras. ¿A qué es muy cierto que no haríamos nada en el día.
otro partido podrá pertenecer? ¿Historia? ¿De cómo Es una perogrullada... que explica a Hamlet y a
se han ido aniquilando y cayendo los hombres, las fa- todos los hombres en quienes la inteligencia y la re-
milias, los pueblos? ¿Ésa gran carnicería humana? flexión predominan sobre los impulsos fatales e incons-
¿I^enguas?... Además, yo no sé nada bien sabido. cientes.
(Y Sócrates mismo no supo más), A éste no le inquieta Cuando pienso en los hechos de mi vida me siento
el ir aprendiendo cosas que al fin y al cabo no llegan incapaz de repetir ninguno de ellos y me asusta recono-
8k saberse bien. Además, hartas inquietudes le da el cer que los más decisivos e importantes, y los que tal
mirar al cielo cuando se levanta o se acuesta. vez me han dado más gusto o más provecho, han sido
Antiguo y moderno hijos de un momento de irreflexión y de atrevimiento
inaudito. Verdaderas locuras.
Decididamente, lo clásico tiene más dignidad que lo MANUEL MACHADO.
JS¿VVbVWVftJS!%VVVUVNMWAft/Vy^AM.ftJWAft^
Vida aldeana Mujeres y libros
Sencilla y grata la vida de la aldeai Bellas mujeres de blancura
levantarse al nacer de la mañana, deslumbradora y fino cuello,
cuando eu luí en la extensión clarea que pe seguimos con locura,
y se quiebra en la cúpula lejana; por vuestra carne tersa y dura
vagar a la ventura en el boscaje; y vuestro undívago cabello;
espiar en los recodos del camino undas mujeres de vestidos
el momento en que el ave enamorada, de seda y lana coruscantes,
oculta en el follaje, que acariciáis nuestros sentidos
BUS esperanzas y sus dichas canta; con vuestros senos exhibidos
en rústica vasija entre batistas y diamantes;
coronada de espuma lib/08 que sois amigos fieles
beber la leche; contemplar la broma y que en tallados anaqueles
que en el fondo del valle se levanta; nos conserváis nuestro tesoro
el aire respirar embalsamado do raros broches, blandas pioles,
con los suaves olores suave papiro y cantos de oro;
de la savia y las flores; libros ornados de miciales
tomar fuerza en la calma majestuosa rojas y artísticas viñetas,
donde la vida universal germina que en vuestras páginas lilialeS
en ignotos lugares los pensamientos inmortales
que no ha hollado la vana muchedumbre, guardáis de sabios y poetas;
en el bosque de cedros seculares porque sois lumbre de entusiasmo
del alto monte en la empinada cumbre; y manantial de eterno gozo;
después, tranquilamente porque sois néctar de alborozo
bañarse en el remanso de la fuente; y «acudís hasta ¿1 espasmo
cual el rural trabajo y conmovéis hasta el sollozo;
que a los músculos da fuerza de acero porque sois fuente de alegrías
y que las fuentes abre de riqueza, y estimulante de energías,
endurecer el brazo fatigado y en nuustrr.s rutas desoladas
y devolverle calma a la cabeza; sois, cual Beatriz, nuestras amadas,
sin fatigas, sin penas, sin engaños y, cual Virgilio, nuestras (ruíaa;
dejar correr los años, porque sois foco de ambiciones
y en la hora postrimera, y dulce fruto de placeres
descansar, no en lujoso monumento,, y fuerte vino de emociones,
sino bajo el ramaje porque sois prisma de ilusiones
de verde sauce, a su tranquila sombra, os amo, libros y mujeres.
cabe la cruz piadosa...
Josíi A. SILVA. E F B É N BKBOLLXIDO.
Los dos c r e y e n t e s de Hieraim n
Y cuando ores, no serás como Í03 hipócritas: por- y he aquí que cierto día Uegósele uno de los servi-
que gustan de ponerse a orar de pie en las congrega- dores del templo que le era enviado por los escribas.
ciones, y en las esquinas de las plazas, para mostrar- Y el servidor del templo habló de las cosas del reino
se a ios hombres... Mas tú, cuando ores, entra en de Dios y su boca vei tió sátira para los descreídos v
tu aposento, y, bien cerrada tu puerta, ora a tu Pa- derramó ponzoña para «los que abandonaban el cami-
dre que está en lo oculto... — (MAIEO, VI, 5-6.)
no» y para los orgullosos y para los osados...
Si no deseáis su reino, no ie pidáiS^ en vuestros Mas el viejo de la choza le habló de la caridad sin
rezos. Maa si le deseñis, es preciso que reguéis por su esperanza de premio, do la bondad verdadera e inten-
adquisición, es preciso que trabajéis por él. sa, de la bondad ignoiada por todos. Y le habló do la
(iiüSKíN, La corona del olivo silvestre. «El trabajo -.) desgracia cuando persigue al hombre. Y le dijo que si
I la vida era giande era por el dolor... Y le dijo que
había ideas intenaisiinas y eternas como el mundo, y
Había una vez un hombre muy bueno, cerca de las le habló de la Justicia. Después le dejó que leyera sus
tierras de Hieraim, que decía parábolas y sabía curar Meditaciones, un pequeño texto escrito en arameo
B los enfermos., sobre hojas de palma.
Y vivía en una choza en lo alto, en donde están III
hoy las cuevas de! entierro, y no bajaba adonde las
gentes, ni por alimentos, porque sabía buscarlos en el Y en aquella misma luna, una tarde en que el pobre
campo. de Hieraim miiaba la tieira a lo lejos, aposcósele el
Y sucedió que nn día los hombres religiosos de la ánimo y retiróse. Y llegada que fué la noche, murió.
ciudad descubrieron que el pobre de la choza enseñaba Sin lágrimas por su soledad y con amargura por otros
oraciones distintas de las suyas. Y aun algunos le mundos, murió.
oyeron censura contra los ricos que rogaban por «el Y como un caminante llevara la noticia de la muerte
pan nuestro de cada dia», mientras se fallecía de ham- a Hieraim y la supiera el enviado de los hombres del
bre en las calles... templo, llegóse de noche adonde el viejo y le cerró los
Y también le oyeron que no decía; «tu reino venga o j o s . . . Y Uoró sobre sus restos hasta que cantó el
a nos», como ellos, sino, «yo haré. Señor, por acercarme gallo. Luego salió y cabo una fosa. Y mientras el alba
a sus puertas». comenzaba a clarear por entre las palmeras, condujo
Pero como todas estas oraciones oran extrañas para allí al pobre envuelto en su manto y te sepultó.
los hombres religiosos de Hieraim, difamaron contra Y ya marchaba cuando vieron sus ojos los escritos
6 1 . . . Y subieron gentes a poner aflicción en la.? puer- de la Meditación esparcidos sobre la tierra desde la
tas de la choza. choza hasta la sepultura y pisados por él durante la
Mas si viejo tenía paz de espíritu y rodeábale el aura noche....
de sus hechos, porque su vida., que había recordado, Y recogióles, poniendo en ellos orden, hasta que se
no la encontró manchada... Y entre sus recuerdos leían bien los títulos grandes que decían: Meditación.
flotaban las obras justas como los nenúfares en e! Después cavó tosa muy profunda y en lo más hondo
estanque... les enterró; porque no era conveniente que las gentes
Mas de su boca no volvió a salir, sin embargo, pre- de Hieraim supieran que podía orarse «a solas y bien
dicación alguna para los que se le acercaban, porque cerrada la puerta.».
temía que sus dichos fuesen dichos de división y do Y como faltara ya muy poco para la oración de la
discordia^. mañana que se celebraba en Hieraim al salir el sol,
Pero cuando en el silencio de la noche los desvelos limpió sus manos, arregló bien su túnica y marchó,
aleteaban sobre ól y se oían los aullidos lejanos de las apresurándose para no perder las primeras ceremonias
fieras, desde el fondo de su espíritu se elevaban estre- de los fariseos.
mecimientos y en su men'e latía compasión Infinita... VnilATO DÍAZ PéRBZ.

Poesías
Doña FrancescB u;-^^™
n
„ ,,., ,, , ... /*^^B - ^ mediodía, cuando en la campiña
Entra un gélido albor por los oristaios, k ^ B reinaba un gran silencio, y entre mieaea
en la sombra deJ lecho donde duerme, S'3[ lo» hombres de la gleba un himno aLzaban
rendida de placer, medio cerrados \ , ^ ^ la santa abundancia del pan nuevo,
los labios, donde tiembla una sonrisa, l¡ ^ ^ ^
La Luna, al alumbrar e! cofrecillo de au palacio la marmórea escala
de las joyas, labor maravillosa solíaAtrica,
de descender; y losdelebreles
en torno ella, le pedían
de sutiles aurííices, ilustra seguirla, con sus salt-os prodigiosos.
diamantes, esmeraldas y zafiros.
Sonriendo mirábame, y segura
Esplenden los collares, como espirew desde la grada última azuzaba
de algún reptil de fábula, enroscado; a los lebreles de la rósea lauco,
parecen ojos vivos loa r u b í e s . . .
candidos cazadores que, cansados
Y en una copa languidece un lirio, del ocio, en torno de ella le pedian
e¡) su virginidad tan noble y puro s^uirla, con sus saltos prodigiosos,
como un vaso litúrgico de plata.
Doña Clara ni
En «1 patio marmóreo, entre las altas
Crece aún, hundida en su natal aroma, columnas donde abrázanse las plantas
junto al mar, una selva de naranjos, con amorosos vínculos de florea,
donde el pavo real a.jre en las sombra» calla la Bella Fuente, inanimada?
la pompa de «us fúlgidos plumajes. Aún Baoo joven jobre sus racimo»
En ot"o tiempo, cuando en ocios claros sentado, ríe de su propio rostro,
callaba el mar, y en el cénit brillaba y candido vendimia entre las aguas,
el Sol (¡con qué dulzura lo recuerdo!) a las luces del Sol y de la Luna!
nos gustaba dormir eu la áurea selva. Descendían ladrando, sus lebreles
En el silencio descender oíamos blancos, al alba; y ella les seguía
la fruta ai agua, y a los pavos reales sujetando en el puño las cadenas.
tendernos la cabeza entre las r a m a s , , . Los llevaba a la fuentíí... ¡Oh qué dulzura
era mirarla, semejante a Delia,
Dormíamos asi, y del agreste dándole de beber a sus lebreles!
perfume como del calor de un vino,
nutríanse nuestros sueños deleitoaos. GABRIEL D'ANNaKHo.
IL'CORAZJON
DEL-POETA--

ENBiaVE7/íEN"K]£VíCZ
Brillaba la luna llena en el cielo. En la bi.un»a, bambú se pintaron con reflejos de oro. Los bengalís, las
noche despertó de su letárgico ensueño el sabio Cri- grullas de plumajes azulados y las garzas reales de ni-
chena, y a si mismo se dijo: vea blancura, entonaron a coro sus cantos matutinos.
— Consideré siempre ai hombre como la más bella Las aves de los bosques respondieron a ellos, y en e!
de las cieaciones de la tierra. Ahora sé que alimenté un mismo instante, como un celestial acompañamiento, se
error. La flor del loto se balancea ante mí, con la brisa oyeron las notas armoniosas de una voz humana y los
nocturna. ¡Cuan superior es en belleza a todos sus riva- dulces arpegios de una cítara.
les! Sus pétalos acaban de abrirse a loa argentados ra- Levantó Crichena la cabeza, y dijo:
yos del astro de la noche, y no puedo apartar de ella '— Ee Valmiki, el poeta, que saluda, a la aurora.
mi m i r a d a . . . iNo, nada existe parecido a ella! Poco después abrióse la cortina de flores que rodea-
Y, suspirando, añadió el sabio: ba el lago y apareció Valmiki en la ribera.
— jPor qué yo, un dios, no podré crear un ser que Al ver al loto transformado suspendió el canto de
«ea a la Humanidad lo que es el loto a las flores? ¡Sí, su himno. La cíta,ra desprendióse de sus manos, sus
que llene de alegría a todo lo que palpita y vive entre brazos cayeron como inertes a lo largo del cuerpo y
nosotros! ¡Loto, transfórmate en virgen de incompa- permenecíó absorto, inmóvil y mudo, como si el gran
rable belleza y aparece ante mí! Crichena le hu biese convertido en estatua,
Las ondas temblaron como si una golondrina roza- El dios, maravillado de su obra, le dijo:
se en ellas sus alas; la noche se iluminó con viva cla/- — Vuelve en tí, Vahmlri, y habla.
ridad; la luna brilló aún más en el cielo; el canto de Valmiki respondió:
las aves nocturnas se esparció más sonoro; después vol- — ¡Amo!
vió todo al silencio... y el milagro se hizo. Ante Cri- Aquella fué la única palabra consciente que pudo el
chena apareció el loto en forma humana. poeta proferir.
Y el dios quedó maravillado de su obra. El rostro de Crichena se iluminó con súbito res-
— Tú has sido la flor del lago; sé desde hoy Ift flor plandor.
de mi pensamiento y habla. — Virgen maravillosa: ya hallé en el mundo un sitio,
Y la virgen habló; habló ta,n dulcemente que sus pa- digno de tí. Ve a posarte en el corazón del poeta,
labras parecían susurro de los pétalos del loto, rozados Y Valmiki repitió:
levemente por el beso de un céfiro de eatío. — ¡Amo!
— Señor, td me has convertido en ser vivo. ¡Qué La voluntad omnipotente de Crichena trasladó la
destino me tienes reservado? No olvides que cada soplo virgen al corazón del poeta para ella destinado, y al
de la brisa me hace temblar y ocultarme entre mis ho- que dio transparencia de cristal.
jas. Que me espanta la tempestad y las lluvias violen- Sonriente como una tarde de estío o como una onda
tas, el rayo y el trueno, y tara bien los abrasadores ra- del Ganges, entró la virgen en el santuario para ella
yos del sol. Piensa que, aun después de mi transfor- reservado. Apenas hubo puesto su mirada en los re-
mación, conservo mi antigua naturaleza, y que cuanto phegues del corazón de Valmiki, una inmensa sensa-
en la tierra existe me da p a v o r . . . jQue destino me ción de angustia la hizo estremecer; parecióle sentir al-
tienes reservado, señor? fo así como la sensación de un cierzo helado, y se cu-
Crichena levantó a las estrellas la mirada; meditó rió su rostro de palidez.
un instante y preguntó a la virgen: Ci ichena quedóse absorto.
— ¡Quieres morar en las cimas de las montañas? — Flor con vida, ¡rechazas también el corazón del
— Señor, hay aüí nieves y hielo; alU tendría miedo. poeta?
— Entonces levantaré para ti un palacio de cristal — Señor, — esclamó la virgen. — ¡Qué morada es
en la inmensidad del mar. esta que me designas? Desde este corazón veo las ne-
— Los abismos del mar ocultan serpientes y mons- vadas cimas de las montañas, los abismos de los mares
truos horribles; tendría miedo, señor. poblados de monstruosos aeres, las estepas con sus
— ¡Quieres vivir en las estepas inmensas? vientos y tempestades y también las sombrías cavernas
— ¡Oh, señor! Los vientos y las tempestades asolan de los santos ermitaños. ¡Tengo miedo, señor, tengo
las estepas como hordas salvajes. miedo!...
— ¡Qué hacer, pues, de ti, flor con vida? En las gru- Y el sabio Crichena exclamó:
tas más ocultas viven los santos ermitaños... ¡Quieres, — ¡Huya el temor de tí, flor con vida! Si hay nieves
como ellos, escoger tu morada en los abismos de las en el corazón de Valmiki, seas tú la brisa tibia de pri-
sierras, lejos de toda voz humana? mavera que la deshaga. Si ves en él mares profundos,
— Reina allí la obscuridad señor. seas tú su mejor perla; si hallas en él estepas desier-
Crichena sentóse en una piedra y ocultó entre sus tas, siembra en ollas las flores de la dicha, y si descu-
manos la cabeza. La virgen permaneció en pie, tímida bres eu su corazón las tinieblas de las cavernas de la
y temblorosa. sierra, sé tú el rayo de sol que ilumine su obscuridad.
Y Valmiki, que volvió a recobrar la perdida palabra,
La aurora empezaba a teñir el cielo de dulce clari- dijo:
dad. Las aguas del lago, las palmeras y laa cañas de — ¡Y tú, bendito seasl
Esperaré que me hayan cubierto totalmente
y después hablaremos por una eternidad.
Del moho helado donde loa hombres te pusieron,
te bajari^ a la ticiTa humilde y soleada . . Sólo entonces sabrás el por qué no madura
iQue be de dormirme en ella los hombres no supieron para las hondas huesas tu carne todavía
y que hemos de soñar sobre una misma almohadal tuviste que bajar, sin fatiga, a d o r m i r . . . '
Te acostaré en la tierra soleada con una Se hará luz en la zona de los sinos obscura-
dulcedumbre de madre para el hijo dormido sabrás que en auestra alianza signo de astros habla
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna, y, roto el pacto enorme, tenias que morir!
para tocar tu cuerpo de niño dolorido!
Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas, III
y en la azulada y leve polvareda de luna
los despojos livianos irán quedando presos. Malas manos tomaron tu vida desde el día
en que a una señal de astros dejara su plantel
Me alejaré cantando mis venganzas hermosas nevado de azucenas. En gozo florecía;
porque a ese hondor recóndito la oíano de ninguna malas manos entraron trágicamente en él.
bajara a disputarme tu puñado de huesos'
I y, ^° "^'i? a'Señor: «Por las sendas mortales
le llevan ¡bombra amada que no saben guiar!
n Arráncalo, Señor, a esas manos fatales
o le hundes en el largo sueño que sabes dar!»
Este largo cansancio se hará mayor un día,
y el alma dirá al cuerpo que ao quiere seguir «¡No le puedo gritar, no le puedo seguirl
arrastrando su ma«a por la rosada vía riKetornalo
plffl''V™
por donde van los hombrea, contentos de vivir. a Pmis
" ^ \brazos
" " "*"?'"° ^ « ' " ° en
o lo siegas de flor!...»
tempestad.

Sentirás que a tu lado cavan briosamente Se detuvo la barca rosa de su vivir.


que otra dornuda Uega a la quieta ciudad.., íQué no sé del amor, qué no tuve pi¿dád?
l i u , que vas a juzgarme, lo comprendes, Beñorl

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