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Utopía del futuro

Todo comenzó como un juego. Chema y yo ya habíamos fantaseado estar con alguien más en ese
momento tan íntimo como lo es la piel desnuda, y bueno, ambos bisexuales estábamos abiertos a
todo… al fin de cuentas éramos jóvenes y sin ningún gran compromiso, ni siquiera trabajo (época
de crisis) Yo había entrado a estudiar una especialidad en biología molecular y fue ahí en donde
conocimos a Vicente, un chico de buen ver y muy divertido, desde el primer día de clase hicimos
plática y nos sentimos a gusto, así que salimos a tomar un café y de vez en cuando una chela y así
se convirtió en uno de nuestros mejores amigos porque a Chema también le cayó muy bien.

Chema es un artista, siempre está creando ideas, hace cuadros, esculturas de papel y también crea
mundos fantásticos en la computadora. Yo lo conocí desde que tenía 20 añitos y me enamoré de
él, también creí que no iba a durar mucho tiempo, como varios otros, pero no fue así, lo
sorprendente es que cada vez que lo conocía más, más cosas teníamos en común, vivimos en
conjunto el despojo de la idea de dios y a los dos nos gustan ambos sexos, los dos hemos tenido
encuentros carnales con personas de nuestro mismo sexo y del opuesto y los dos disfrutamos
intensamente nuestra sexualidad.

Bueno, la cosa es que vivimos muchos años juntos, contentos y un poco deseosos por nuestros
impulsos hacia personas de nuestro mismo sexo. Vicente sabía casi todo acerca de nuestra
relación y nosotros supimos casi todo de las suyas, hasta que un día, después de varios meses de
terminar una larga relación, él me dijo que le gustaba Chema y que yo también y que si Chema y
yo queríamos experimentar con un tercero en los asuntos sexuales, que él estaba más que
dispuesto.

La idea me emocionó, Vicente era mi mejor amigo en ese momento, lo quería entrañablemente
así que le comenté a Chema ya sabiendo que él estaría de acuerdo puesto que en alguna de esas
noches de charlas yo le pregunté si le gustaba Vicente. Chema me dijo que sí, dudamos un poco
por una experiencia pasada que tuvimos con otro amigo pero sabíamos que confiábamos en
Vicente y que con él no tendríamos ningún problema.

Total que un día fue Vicente a visitarnos y después de varios días, unos vinos y un juego de verdad
o reto terminamos los tres desnudos y no hubo pena, hubo una cálida compañía, un juego de
caricias y besos suaves, hubo una hermosa escena de amor, las voces, los dedos, los labios, los
penes, los senos, la vagina, hubo un reconocimiento amoroso lleno de gemidos y risas placenteras.

Así comenzó todo. Desde ese día Chema y yo pensamos mucho más en Vicente, pensamos en vivir
con él. Imaginando nuestros encuentros carnales, Chema y Vicente, Vicente y Chema, Chema y yo,
Vicente, yo y Chema, en fin. Pero yo también pensaba en una mujer, no la tenía pero la deseaba
así que comencé una búsqueda, Chema estaba de acuerdo, mientras ella fuera bisexual y le
gustara Chema pues no habría problema, ya después veríamos más acuerdos.

Así fue como conocí a Ofelia, era una chica de enormes ojos de color extraño, entre cafés y rojos,
un color avellana que adornaba con una línea negra que los acentuaba y los hacía más fuertes. Ella
acababa de salir de licenciatura y ya estaba trabajando, era diseñadora gráfica y trabajaba en una
empresa de publicidad. Nos contactamos por medio de un grupo cibernético y después de platicar
varias veces, decidimos salir. Desde el primer día sentí una conexión con ella, su cuerpo delgado,
su piel morena, su cabello corto y despeinado, además de su cintura al aire, me hizo pensar que
aquello era un sueño pero no, era tan real como su mano en mi mano como sus labios en los míos,
como su cintura en mi mano. Ella es más joven que yo, por tres años y eso lo hacía mucho más
dinámico porque ella tenía muchas energías, nos divertíamos mucho, tomábamos vino en su
departamento y no nos importaba expresar nuestra sexualidad frente a su compañera de depa.

Todo comenzó a mejorar, Vicente nos visitaba de vez en cuando a Chema y a mí y un día le conté a
Ofelia la situación, ella ya conocía a Chema y sabía que era mi pareja, desde las primeras líneas
que nos escribimos, también sabía de nuestra bisexualidad pero no le había contado aún de
Vicente, cuando le conté pareció leer mi mente, ella misma me dijo que quería estar con los tres y
así fue.

Todo fue planeado, queríamos que fuera una noche especial así que decidimos ir a un motel de
esos con camas queen y jacuzzi, después de pasear un rato y cenar en un restaurante exótico
todos fuimos al motel y nos metimos al jacuzzi con una botella de vino espumoso y una dotación
de uvas y chocolates que hicieron que todo fluyera plácidamente.

Ofelia y yo nos quitamos el sostén y comenzamos a besarnos los pezones y los labios, Chema y
Vicente también se besaron, luego yo besé a Chema y Vicente a Ofelia, la tocaba. Chema me
tocaba a mí y a Vicente y en un poco tiempo quedamos completamente desnudos y con manos y
labios por nuestros cuerpos. Otro trago, más besos, toqueteos, masturbadas, lamidas, otro trago y
decidimos ir a la cama. Yo lamía el pene de Chema y veía cómo Vicente lamía a Ofelia, luego yo
lamía a Ofelia mientras Vicente me lamía a mí y Chema lamía a Vicente, manos por los cuerpos,
mías, suyas, de él, de ella, de todos, acariciando tiernamente.

Vicente me hizo venir y yo a Ofelia, luego ella tomó el lugar de Vicente mientras él se la chupaba a
Chema y me volvía a venir, y entonces Vicente penetró a Ofelia mientras yo besaba sus pezones y
la masturbaba y Chema me penetró a mí y me volví a venir, luego quise hacer realidad una de mis
fantasías, me monté en Vicente mientras lamía el sexo de Ofelia y Chema me penetró por el ano y
sentí como Ofelia se vino en mi boca al mismo tiempo que Chema y Vicente se venían en mi ano y
mi vagina. Todos en un grito que seguro hizo venir hasta a las paredes de tanto placer. Todos nos
abrazamos, Yo entre Chema y Ofelia y Chema entre Vicente y yo. En la mañana todos nos
queríamos mucho más. Comenzamos a soñar lo padre que sería que todos viviéramos juntos y
entonces sucedió.

Vicente decidió ir a vivir con nosotros, Ofelia nos visitaba, vivía casi con nosotros hasta que
conseguimos una casa más grande. Habíamos hablado mucho al respecto, los cuatro éramos de
familias conservadoras, quizá Ofelia un poco menos puesto que no eran religiosos pero aun así,
ella no le había dicho a su familia que le gustaban las mujeres también y que tenía una relación
con dos hombres y una mujer, ninguno lo habíamos hecho y sabíamos que en nuestras familias no
iba a ser muy bien aceptado así que todas habíamos decidido disimular, presentamos a Vicente y a
Ofelia como una pareja y así pudimos ir a nuestras casas en vacaciones todos juntos. Era difícil no
tocarnos o mirarnos amorosamente entre los cuatro pero vivimos otros varios años así, hasta un
día en el que Ofelia nos pidió algo hermoso.

Llevábamos 5 años viviendo juntos, nos habíamos acoplado demasiado bien, Ofelia y yo
trabajábamos en un laboratorio químico y nos dedicábamos a la investigación, hacíamos proyectos
en conjunto y nos íbamos a diferentes lugares de congreso. Chema tenía algunas exposiciones y de
vez en cuando vendía alguna pieza y le iba bien, entre los cuatro los gastos de la casa eran más
accesibles así como los quehaceres, en general todos teníamos nuestras actividades pero también
teníamos tiempo para estar juntos y compartir muchos momentos.

Estábamos celebrando el cumpleaños 32 de Ofelia y ella nos dijo que tenía un hermoso sueño y
que sólo nosotros lo podíamos hacer realidad. Ella quería tener no uno sino dos hijos, quería que
yo le diera un óvulo y que implantaran al mismo tiempo dos óvulos en si vientre, el mío
germinado por Chema y el suyo germinado por Vicente. Así tendríamos hijos de todos al mismo
tiempo.

Todos nos quedamos boquiabiertos, ninguno había pensado en tener hijos, y si lo habíamos
pensado ya tenía algunos años que no hablábamos del tema, yo lo pensaba de vez en cuando
puesto que soy mayor que Ofelia y si sigo creciendo puedo perder la oportunidad de tener hijos y
tengo esa facultad. Todos masticamos la idea unos días y al final decidimos intentarlo pero
además, yo me animé y pedí lo mismo que Ofelia, tener un hijo suyo, y de Chema y de Vicente y
mío al mismo tiempo, me pareció hermoso y éramos cuatro, quizá resultaría más fácil entre todos.

Para entonces Chema ya tenía una plaza en la Universidad y su sueldo había aumentado
considerablemente, igual que Vicente quien había conseguido un empleo en una empresa
farmacéutica y Ofelia y yo teníamos ya varios años de investigadoras y profesoras en el Centro de
Investigaciones Científicas, podríamos tomarnos un año sabático y pasar el término de nuestro
embarazo y el parto en una hermosa playa. Así lo hicimos, lo único que dijimos a nuestras familias
es que ambas parejas habíamos decidido someternos a un tratamiento de inseminación artificial
para embarazarnos al mismo tiempo. A todos les parecía extraña nuestra relación y nuestro apego
como el hecho de vivir todos juntos, mi madre varias veces me dijo que debería de busca un lugar
sólo para Chema y para mí pero ella no lo entendería, así que yo sólo le daba largas.

El embarazo fue una experiencia hermosa, tuvimos que cuidarnos mucho por la inseminación y
porque los dos embriones se estaban desarrollando en las dos, así que teníamos que cuidarnos el
doble.

Nos fuimos a una playa de Oaxaca, estaba muy cerca de una ciudad en donde teníamos un médico
particular Chema pidió cambio a Oaxaca y Vicente iba de vez en cuando al DF a llevar sus
proyectos.

Todos estábamos emocionados, compramos muchas cosas, tinas, pañales, ropa, todo lo que
CUATRO bebés pudieran necesitar. Ahora ya son unos niños de 8 años nosotros seguimos juntos.

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