Tantas personas durante toda época de la historia de la humanidad han intentado
responder esa pregunta. Y aun al día de hoy sigue sin tener una respuesta que llene el corazón de la humanidad. Quizás lo único que nos distingue de los animales es que tenemos la capacidad de hacernos esa pregunta, no existe otro ser viviente que tenga tal duda existencial, por lo general solo viven el momento, no se preocupan por lo que sucederá mañana, ni siquiera les interesa lo que ocurrirá dentro de los próximos cinco minutos. No se dan cuenta si han envejecido, solo pueden sentirse menos capaces para realizar ciertas cosas y sin embargo nunca se enteran que antes podían hacerlas. Lo único inevitable de la vida ha sido la muerte, es lo único seguro que hay, hay los que nunca llegan a nacer, los que mueren al nacer, los que mueren a los pocos instantes después de nacer y claro hay los que llegan a morir después de vivir un siglo. Pero, aunque realmente esta puede ser la única razón de vivir, no es suficiente para llenar el ego de la humanidad que existe en toda persona. Todos quieren dejar algo, una huella de que ellos existieron: Los menos ambiciosos quieren tener hijos y de esa manera aseguran que vivirán al menos a través de ellos, los más ambiciosos se aseguran que toda persona en el planeta conozca su nombre pues con suerte se recordara por varios siglos, tal es el caso de los personajes históricos que logran empresas de gran magnitud, los científicos que han descubierto cosas trascendentales, los artistas que dejan obras que vivirán cientos de años siendo causa de admiración. Muchos de los que estuvieron, están y estarán en la universidad, su principal motivo es llegar a ser alguien en la vida, alguien reconocido, alguien al que toda persona se tenga que referir como: Señor Ingeniero, Señor Licenciado, Señor Medico, … Y aunque este ego suena vacío, este miedo que tiene la humanidad a la muerte, es lo mismo que la mueve a crear cosas magnas, pues de otra manera seriamos lo mismo que cualquier animal, nos limitaríamos a vivir sin pensar más allá del instante presente: En vez de construir casas nos limitaríamos a buscar cuevas, nadie hubiera intentado mantener el fuego vivo para el siguiente día, nunca se habrían creado las herramientas rudimentarias para facilitar la vida. En conclusión, seriamos solo unos más en este mundo