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Bíblica en México
Resumen del
Antiguo
Testamento
1ra. Parte
American Mission Teams
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PLANTEL___________________________________________________________________________________________
MAESTRO__________________________________________________________________________________________
Este curso tiene como propósito enseñarte un método para estudiar la Biblia, un método que te
ayudará a entender mejor el plan de Dios, que se ha manifestado en los eventos del pasado, del
presente y del futuro.
Nuestra intención al escribir este curso, no fue hacer un estudio analítico de cada libro de la Biblia,
sino un resumen general de toda la Palabra de Dios. Es por eso que no nos hemos detenido en
detalles; de haberlo hecho así, no habríamos alcanzado nuestro objetivo.
Este curso no puede sustituir la lectura de la Palabra de Dios ni de cualquier libro de estudio acerca
de la Biblia, pues lo que hace es simplemente presentar las enseñanzas básicas de la Biblia desde el
Génesis hasta Crónicas, en forma de comentario. Cuando cada estudiante complete este curso, no
sólo tendrá un conocimiento básico acerca de la estructura y el contenido de la Biblia, sino que verá
la Palabra de Dios desde otra perspectiva, desde un punto de vista general, por lo que entenderá
mejor el plan de Dios.
Todas las enseñanzas de la Biblia podrían resumirse en una sola palabra: Cristo. Leamos lo
que dice en Lucas 24:17, 44; Juan 1:45 y 5:39; y en Hebreos 10:7.
Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento fueron inspirados por Dios y forman parte de
las Escrituras. El Nuevo Testamento no reemplaza al Antiguo Testamento, más bien lo
complementa:
El Cristianismo no surgió de una nube de polvo, ni emergió de la nada. Mucho tiempo antes
de que Jesucristo viniera a este mundo, Dios se había movido en medio de los hombres y
había vivido en medio del pueblo de Israel, sin embargo “...cuando vino el cumplimiento
del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la Ley, para que redimiese
a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”. Gálatas 4:4-
5.
Conocer el Antiguo Testamento es estar familiarizado no sólo con las prácticas religiosas que
allí se describen, sino también con la cultura, la política y la geografía del Antiguo
Testamento. El Antiguo Testamento era “la Biblia” de los tiempos del Señor Jesucristo, de
El Antiguo Testamento revela la forma en que Dios se movió durante mucho tiempo a través
de diferentes personas y naciones. La Biblia podría ser llamada “La historia de la
redención”, porque Dios interfiere directamente en el curso de la historia, para redimir al ser
humano y acercarlo a Él.
El Espíritu Santo inspiró a los escritores del Antiguo Testamento a registrar únicamente los
eventos que tenían gran relevancia dentro del plan de redención. El Antiguo Testamento
estableció las siguientes verdades:
1. Dios es el Creador de todo cuanto existe. Él es el soberano Dios.
2. El hombre es pecador y necesita un salvador.
3. Dios es santo y juzga el pecado.
4. Dios es amor y ofrece salvación al hombre pecador.
5. Un salvador vendría a morir por los pecadores.
6. El hombre es salvo por fe, no por obras.
7. Israel era el instrumento mediante el cual Dios extendería la redención a todo el
mundo.
8. Toda la historia culminaría en el trono de Dios.
El Antiguo Testamento no sólo habla sobre el primer hombre y la primera mujer, sino también sobre
el primer pecado cometido, y también sobre las primeras conversaciones entre Dios y los seres
humanos.
Los cristianos deben alimentarse no sólo del Nuevo Testamento, sino también del Antiguo
Testamento. Cuando Pablo dijo lo siguiente: “Toda la escritura es inspirada por Dios, y
útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo
3:16-17), se estaba refiriendo al Antiguo Testamento.
El Antiguo Testamento enriquece la vida de los lectores, porque:
A pesar de que la Palabra fue transmitida en forma oral durante mucho tiempo; de que cada libro
de la Biblia pasó por un proceso riguroso para determinar su autoridad divina o su falta de ella (por
cierto, hubo muchos libros que no fueron incluidos en la Biblia porque no pasaron esta prueba); y
de que la Biblia fue traducida a muchos idiomas diferentes; Dios ha preservado su Palabra. Hoy en
día, al tomar una Biblia en nuestras manos, podemos tener plena confianza de que el texto es fiel
(leamos lo que dice en 2 Timoteo 3:16-17, 2 Pedro 1:21).
1. La revelación.
Conocemos como “revelación” a todas las verdades que Dios le ha comunicado al hombre. Sin
revelación, el hombre no podría conocer a Dios. Aún antes de que el Antiguo Testamento fuera
escrito, Dios se reveló a los hombres, ya fuera por medio de su conciencia, por medio de la
naturaleza, o hablándoles directamente (Romanos 1:18-21; Génesis 3:8-9). Pero Dios también
quería revelarse al hombre por medio de una forma escrita, que fuera permanente, clara e
incambiable, que quedara como un registro histórico para todas las generaciones por venir: las
Sagradas Escrituras. Para escribir la Biblia, se valió de muchos hombres. Cada uno de ellos
habló de algún punto de vista diferente.
2. Inspiración.
Los hombres que escribieron la Biblia fueron inspirados por Dios (en griego esto se llama
“theopheustia” y significa “por el aliento de Dios”). Leamos lo que dice en 2 Timoteo 3:16.
Refiriéndose a los escritores de la Biblia, Pedro dice lo siguiente: “... sino que los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. 2 Pedro 1:21. Las
palabras de esos hombres fueron perfectas e infalibles, y expresaron exactamente lo que Dios
quería decir a la Humanidad.
3. Los originales.
Los 39 libros del Antiguo Testamento fueron escritos en un lapso de alrededor de 1000 años, y
por más de 25 autores diferentes. Después de ese tiempo, hubo 400 años de silencio, luego del
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cual vendría el Nuevo Testamento, cuyos escritos abarcan un período de 100 años. Contando el
período de tiempo que abarcan el Antiguo y el Nuevo Testamento, y los años de silencio, nos
damos cuenta que hay aproximadamente 1500 años de historia. Casi todos los libros del Antiguo
Testamento fueron escritos en hebreo. El material usado para escribir la mayoría de esos libros
fue papel como el de los papiros, aunque algunos fueron escritos en piel de animales, en cuero.
Hojas de papiro de hasta 22 centímetros de altura fueron unidas una a otra, con el fin de hacer un
sólo papiro que pudiera leerse fácilmente al desenrollarse. No fue sino hasta la segunda o tercera
década después de Jesucristo, que los libros llegaron a tomar la forma que hoy conocemos; antes
de ese tiempo, todos los libros tenían forma de rollo. El texto bíblico fue escrito con pluma y
tinta, en forma de columnas verticales. No había espacios entre palabra y palabra, ni entre
oración y oración, y tampoco entre párrafo y párrafo. Solamente las consonantes de las palabras
fueron registradas. Las vocales fueron agregadas a las copias del Antiguo Testamento alrededor
del año 600 y el 800 D.C. con el fin de preservar la pronunciación de las palabras hebreas. Al
ver Jeremías 36 nos damos cuenta de cómo se originaron las porciones de las Escrituras.
4. Transmisión.
Transmisión es el proceso mediante el cual los manuscritos bíblicos fueron transmitidos a través
de las edades, o sea, la forma en que las Escrituras pasaron de una persona a otra. Dios permitió
que los originales (los libros escritos por la misma mano de los autores) desaparecieran de la
escena, con el fin de que quedaran copias de los originales, pasadas en limpio y puestas en las
manos de los demás. Las Escrituras fueron copiadas a mano por los llamados “escribas, mucho
antes de que se inventara la imprenta, que fue en el siglo XV D.C.
Una de las razones por las cuales Dios no permitió que permanecieran los originales, fue la de
evitar que se adorara a esos hombres. La verdad, es que aunque esos documentos se hubieran
conservado, los seres humanos siempre dudarían de su legitimidad.
5. Canonización.
Para el tiempo en que vivían Jesucristo y sus apóstoles, el Antiguo Testamento ya se había
convertido en una colección de libros muy nombrada entre los judíos. Jesús y sus discípulos los
citaban constantemente.
Muros, puertas a la entrada de la ciudad, torres, caminos angostos, y mercados repletos de gente,
eran algunas de las características de los pueblos o ciudades orientales en aquella época. En general,
las ciudades o pueblos eran construidos en lugares elevados, ejemplo de ello es Jerusalén, que fue
construida en el Monte de Sión. Había campos de sembradío y pastizales en las afueras de la ciudad
o cerca de sus límites.
B. Fuentes de agua.
Había pozos, cisternas, manantiales y lugares construidos específicamente para guardar agua.
Las casas de la gente común en su mayoría consistían de una sola habitación, cuyos techos eran
vigas de madera recargadas de juncos, arbustos y zacate. Los pisos eran de tierra y las paredes eran
construidas con ladrillos de barro. Tenían ventanas que daban a la calle. También tenían una
chimenea justo en el centro de la casa, donde cocinaban y se calentaban del frío del invierno. Los
muebles de la casa eran alfombras, almohadas, baúles para guardar cosas, muebles donde colocaban
las lámparas, molinillos para moler los granos manualmente, utensilios para cocinar, envases hechos
con cuero de cabras, y por supuesto, no podía faltar una escoba.
D. Animales domésticos.
E. Alimentos:
Consumían panes de cebada y de trigo, leche, crema de leche, queso, frutas (como aceitunas, higos,
uvas, pasas y granadas), muchos vegetales, granos y miel; y cocinaban con aceite de oliva.
También consumían huevos y carnes rojas; aunque comían aves y mariscos, no lo hacían muy
frecuentemente. El pescado era un alimento muy importante en las zonas aledañas al Mar de
Galilea. Por lo general, la gente acostumbraba hacer dos comidas grandes al día: un desayuno en la
mañana, y una cena, alrededor de las 5 p.m.
F. Vestuario.
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Tanto hombres como mujeres, vestían una prenda interior (a la cual llamaban túnica), y se ponían un
cinto para sostener la túnica al cuerpo; usaban además un manto por fuera, que era el que los
protegía del viento, de la lluvia, del frío, del calor, y también les servía como cobija de noche;
además llevaban un turbante en la cabeza, y calzaban sandalias. La diferencia entre la ropa de
hombre y la ropa de mujer, era que la ropa de mujer (tanto la túnica como el manto) era más larga
que la de los hombres; las mujeres usaban velos para cubrir sus caras y sus cabellos cuando estaban
en público, y llevaban aretes y brazaletes, los hombres no.
G. Educación.
Los niños eran educados principalmente por sus propios padres. Aprendían la religión hebrea y las
Escrituras; aprendían a leer y a escribir; y se les enseñaba algún oficio, como por ejemplo el de
carpintería. El niño que tuviera talentos especiales o que tuviera un nivel de educación más alto que
los demás, entraba en la escuela de profetas y estudiaba con tutores.
H. Adoración.
Los judíos, solían tener reuniones de adoración a Dios en sus propias casas, con sus familias, pero
también asistían a las reuniones de adoración que hacían en las plazas o en lugares públicos, y en el
Templo de Jerusalén. Tenían reuniones semanales, a las que asistían los habitantes del pueblo, y
fiestas anuales, a las que asistían judíos de muchos lugares.
Los judíos trabajaban en la agricultura (sembraban granos, uvas, aceitunas, higos), eran pastores de
ovejas, pescadores, cazadores, alfareros, carpinteros, hacían ladrillos, trabajaban el metal, eran
albañiles, hacían tiendas, eran mercaderes, o médicos.
Las mujeres molían los granos, tejían y hacían ropa, lavaban la ropa, cuidaban las ovejas, cargaban
el agua, cocinaban, limpiaban la casa, y se ocupaban en criar a los hijos. Las niñas y jovencitas de la
familia ayudaban con los quehaceres de la casa y otras ocupaciones.
K. Medios de transporte.
Los judíos usualmente viajaban en grupos, por cuestión de seguridad; montaban animales o
simplemente caminaban. Mientras viajaban o se desplazaban de un lugar a otro, comían sólo un
almuerzo durante el día. Cada uno llevaba su propia comida. Pasaban la noche en casas o en
posadas (que eran como hoteles).
B. El orden en que aparecen los libros del Antiguo Testamento en las Biblias protestantes.
¿Cuántas veces al leer las historias del Antiguo Testamento te has preguntado por qué sucedió lo
que sucedió? Recuerda que Dios es Señor de la historia, y que cada evento ha estado bajo su
control, y ha cumplido su propósito.
D. Dios quería que Israel fuera “su medio de comunicación” con este mundo.
Dios siempre ha comunicado su mensaje de salvación a los seres humanos por medio de personas.
En el Nuevo Testamento comunicó su mensaje por medio del pequeño grupo de creyentes en Jerusalén, a
los cuales les había dejado la siguiente comisión: “... y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1:8. Esa es la misma comisión que Dios nos ha
dejado a nosotros, los creyentes de hoy en día.
Volviendo a la época del Antiguo Testamento, Dios quería que Israel gozara de una comunión íntima con
Él, y que llevara el mensaje de salvación a todas las naciones del mundo; pero la mayoría del tiempo
Israel fracasó. El mensaje de salvación no se extendió durante los 1500 años del Antiguo Testamento; por
eso es que hay tan pocas historias evangelísticas en el Antiguo Testamento.
En Isaías 53, dice que el Cristo moriría en lugar de los pecadores, que tomaría su lugar, que sería
un sustituto. La mayoría de las veces en que el Antiguo Testamento se refiere a Cristo, lo hace en
una forma simbólica, o sea, no lo hace directamente. Por ejemplo; las ofrendas levíticas, aunque
se refieren a Cristo, no lo hacen en una forma directa.
De acuerdo a la carne, Jesucristo era hijo de María, hijo de David, e hijo de Abraham; era la
“simiente prometida”; el heredero al trono del Rey David (Mt. 1:1; Lc. 1:32, Gá. 3:16; Is.
9:7; Jer. 23.5).
¡El ANTIGUO TESTAMENTO HABLA SOBRE JESUCRISTO!
CUATRO PUNTOS DE VISTA ACERCA DEL MESÍAS EN EL A.T.
Las palabras de Jesucristo Jesucristo cumplió con: Cristo fue visto como:
1. En el Jardín del Edén, Dios demostró su autoridad sobre Satanás. Le anunció al diablo que el
Señor Jesucristo vendría al mundo, que sería “la simiente (semilla) de Eva” , y que le destruiría:
“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá
en la cabeza...” (Gn. 3:15).
2. Dios estableció un pacto con Noé, y le garantizó que no habría otro diluvio en la Tierra
(Gn. 9:9-17).
3. Dios le prometió a Abraham que haría de él una gran nación, una nación bendita: Israel
(Gn. 12:2-3).
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4. Por medio de Moisés, Dios enseñó a su pueblo a vivir una vida agradable delante de Él (Éx.
20:1-17).
5. Por medio de los profetas, Dios anticipó la venida de su Hijo Jesucristo, su nacimiento y
su ministerio (Is. 9:6).
6. Por medio de Juan el Bautista, Dios anunció el inicio del ministerio público de
Jesucristo (Jn. 1:6-36).
7. Dios reveló a los apóstoles y a los escritores del Nuevo Testamento la verdad acerca de
la nueva vida en Cristo (Ef. 1 al 3).
8. En la Isla de Patmos, Dios le reveló al apóstol Juan que el destino final de Satanás sería
ser lanzado al lago de fuego (Ap. 20:10); y que Cristo sería coronado rey y reinaría sobre la
Nueva Jerusalén (Ap. 21:9-27). “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago
nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y
me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin...” (Ap. 21:5-6).
Antiguo Testamento
Revelación de Dios (Pentateuco)
Realización de la revelación de Dios (el resto de los libros)
Pasado: libros históricos, Presente: libros poéticos, Futuro: libros proféticos
Nuevo Testamento
Revelación de Dios (Evangelios)
Realización de la revelación de Dios (el resto de los libros)
Pasado: libros históricos (Libros de los Hechos)
Presente: libros doctrinales y cartas
Futuro: libros proféticos (Apocalipsis)
Al mirar la Biblia desde un punto de vista general, recibimos beneficios incalculables: nuestros
horizontes se amplían, y somos inspirados al ver la grandeza de Dios y la gloria de su plan de
redención, cumplido en Jesucristo. Ahora vamos a empezar a estudiar la Palabra de Dios desde
un punto de vista general; para entender mejor el propósito y el plan de Dios, y los eventos del
pasado, del presente y del futuro.
A pesar de que ellos habían sido tan crueles con él en el pasado, José interpretó que todo lo que le había
sucedido había sido una medida tomada por Dios para preservar a su pueblo; por lo tanto los perdonó y
los ayudó. José trajo a su familia (su padre, sus hermanos, las esposas de ellos y sus hijos, e incluso sus
criados) a vivir en Egipto con él, con el consentimiento del Faraón; y les dio la tierra de Gosén,
proveyéndoles todo lo que necesitaban para vivir. Los israelitas se multiplicaron en gran manera, y
llegaron a convertirse en una nación inmensa mientras vivían en Egipto. José había muerto para ese
entonces. Llegó el tiempo en que se levantó otro Faraón que no conocía nada sobre José. Éste se alarmó
muchísimo por el rápido crecimiento de la población israelita; y sintió temor. Él pensaba: “- ¡si los
israelitas se levantaran en guerra contra nosotros, seríamos vencidos!”. Como medida preventiva, este
Faraón decidió convertir a los israelitas en esclavos .
José, antes de morir, había reunido a los ancianos de Israel y les había profetizado cómo Dios los
sacaría de Egipto, y los llevaría a la tierra que prometió a su padre Abraham. Él les hizo prometer
que llevarían su cadáver consigo cuando salieran de la tierra de Egipto; y que lo enterrarían en la
tierra prometida. Los israelitas cumplieron su promesa: ¡sacaron de Egipto los restos de José el
día en que fueron liberados de la esclavitud, cuando se dirigían hacia la tierra prometida por
Dios! José era “tipo” de Jesucristo.
Hay personajes y cosas del Antiguo Testamento que son “tipo”, o sea, “sombra” de cosas que
habrían de ser en el futuro, en el Nuevo Testamento. En griego se usan muchas palabras para
explicar esta idea; por ejemplo, la palabra “typos”, que significa “tipo”; la palabra “skia”, que
significa “sombra”; “hypodeigma”, cuyo significado es “copia”; “semeion”, que significa
“señal o signo”; “parabole”, que significa “figura”; “antitypos”, cuyo significado en castellano
no puede expresarse con una sola palabra, pero que si existiera una palabra para explicarla, esa
sería “antitipo” o “contraparte”. En nuestras Biblias encontramos por ejemplo, palabras tales
como: “figura” (leamos lo que dice en Ro. 5: 14; He. 8: 5; 9: 23-24), “ejemplo” (1 Co. 10: 11),
“sombra” (Col. 2: 17; He. 8: 5 ; 10:1), “señal” (Mt. 12: 39), y “símbolo” (He. 9: 9).
Todas estas cosas se explican en los estudios sobre “Tipología”. La Tipología es una parte de la
Teología que afirma lo siguiente:
2. Su nacimiento.
Todos sabemos que el Faraón de Egipto había hecho circular un edicto en el cual decía que todos
los niños varones nacidos de las hebreas debían ser asesinados, lanzándolos al Río Nilo. Pero los
padres de Moisés tuvieron más temor de Dios que del faraón de Egipto. Escondieron a su hijo
durante tres meses. Luego diseñaron una estrategia para salvar a su niño de la muerte: lo
metieron en una cesta cubierta con brea para que no se hundiera, y lo colocaron sobre las aguas.
Su hermana iba vigilando la canasta mientras flotaba sobre las aguas, cuidando que no se
hundiera. Según la historia, sucedió algo muy conveniente: ¡la hija del mismo Faraón de Egipto
lo encontró, y lo adoptó como hijo suyo! Moisés se crió en las cortes del palacio, y recibió una
excelente educación; fue entrenado por los egipcios durante cuarenta años de su vida (Hch. 7:22).
5. Camino al Sinaí.
La Tierra que Dios había prometido a los israelitas (Canaán), se encontraba a 220
kilómetros de distancia de donde ellos estaban; esto significaba que ellos podían llegar
allí en dos o tres semanas. ¡Pero les tomó 40 años llegar allí! Durante todo ese tiempo,
los israelitas vieron y palparon los milagros y prodigios de Dios, y fueron dirigidos por Él;
pero a pesar de ello, no dejaron de quejarse contra Dios y contra Moisés, contristando así
al Espíritu Santo. Los israelitas vieron milagros como éstos:
a. Una nube los protegía del sol y del calor del desierto durante todo el día, y una
columna de fuego los alumbraba en la noche.
b. Dios partió las aguas del Mar Rojo delante de sus ojos.
c. Dios endulzó las aguas amargas de Mara para ellos.
d. Dios les proveía maná cada día para que se alimentaran.
e. Dios hizo que brotara agua de las piedras.
a. Dios les dio los diez mandamientos escritos en tablas de piedra. (Éx. 20). Dios
escribió los diez mandamientos en tablas de piedra, y los envió al pueblo, por mano de
Moisés.
b. El becerro de oro fue destruido. (Éx. 32). Al regresar del monte, Moisés encontró al
pueblo de Israel adorando un becerro de oro; celebrando un culto pagano. ¡Habían
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regresado a la idolatría! Moisés sintió tanta ira, que tomó las tablas del testimonio
que Dios había escrito, las arrojó al piso y las quebró. Luego tomó el becerro que
habían hecho, lo quemó al fuego y lo molió hasta hacerlo polvo. Lo esparció sobre
las aguas, y dio de beber esas aguas al pueblo de Israel.
En el capítulo 34, vemos que Moisés tuvo que subir al monte con dos tablas de piedra
preparadas y alisadas. Esta vez él mismo tuvo que escribir lo que Dios le dictó.
d. Las leyes levíticas. En el resto de los meses que el pueblo de Dios pasó en el Sinaí,
Dios le mostró un sistema de leyes y de observancias religiosas referentes al
sacerdocio, a los sacrificios, a las ofrendas, a la santificación, a las fiestas solemnes o
sagradas, y a todo lo referente con las leyes morales y civiles ( Levítico). Entre las
fiestas que ellos debían celebrar estaban:
I. Josúe, el intercesor.
Josúe nació en medio de la esclavitud; fue sacado de Egipto; e introducido en el
desierto. Había visto la liberación del Señor; y conocía la forma en que Dios había guiado a su
pueblo desde el principio. Había estado durante mucho tiempo al lado de Moisés ayudándolo.
Fue uno de los doce espías enviados a reconocer la tierra de Canaán. Josué había aprendido
mucho al lado de Moisés; había sido bien entrenado. ¡No había nadie mejor capacitado entre
todo el pueblo para ser el líder de Israel y conquistar la tierra de Canaán! Josué se convirtió en el
sucesor de Moisés por la voluntad de Dios (Dt. 31).
Ñ. Rut.
Esta bella y romántica historia, tuvo lugar en el tiempo en que los jueces gobernaban Israel. La historia de
Rut alivia la idea que tenemos sobre esta época tan oscura. Booz se casó con Rut, lo cual la convirtió en
la bisabuela del Rey David. Rut fue muy importante, porque de su descendencia vino el Rey David, de
O. Samuel, el profeta.
El último juez escogido por Dios durante este período de los jueces, fue Samuel. Su madre era estéril,
pero le pidió al Señor un hijo; y le prometió que si se lo daba, lo entregaría para Su servicio. ¡Y cumplió
su promesa! Siendo Samuel aún un niño, su madre lo entregó en el templo, para que sirviera a Dios toda
su vida. Desde muy temprana edad él conoció la voz de Dios. Samuel ha sido reconocido como uno de
los personajes más nobles del Antiguo Testamento, junto a Abraham, Moisés y David.
Samuel fue un juez; un hombre de estado; un ministro de Dios; un hombre de oración; y un hombre que
influenció fuertemente a su nación, incluso en los tiempos en que se levantó la monarquía en Israel.
Ahora vamos a pasar de la “época de oscuridad de Israel” a su “época dorada”; la época donde hubo más
prosperidad económica y más esplendor en toda la historia de Israel. Samuel gobernó Israel por un largo
tiempo. Aunque Samuel era un hombre bueno, sus hijos no siguieron sus pasos (1 S. 8:1-5).
1. Su desobediencia.
Muy temprano en su reinado, Saúl empezó a manifestar un espíritu rebelde contra Jehová Dios.
Su orgullo y autosuficiencia lo llevaron a desobedecer la Palabra de Dios (1 S. 15). Dios envió a
Samuel para que denunciara a Saúl su maldad, su pecado. Dios rechazó a Saúl como rey; pero
éste no fue destituido inmediatamente, sino hasta cierto tiempo después (1 S. 15:23-26). Saúl
gobernó a Israel durante cuarenta años.
Luego de que Dios reprobara a Saúl como rey, envió a Samuel a la casa de un hombre llamado
Isaí, de Belén. Él tenía muchos hijos. Dios le dijo a Samuel que ungiera al menor de ellos, a
David, que era un pastor de ovejas, porque ese sería el futuro rey de Israel (1 S. 16:12). Samuel lo
hizo así. No había pasado mucho tiempo, cuando David venció al gigante Goliat. Este hecho le
trajo una gloria sin precedentes delante del pueblo; pero también hizo que el Rey Saúl ardiera en
celos y envidia en contra de él, al punto de querer matarle (1 S. 17 y 18). Saúl vivió sus últimos
siete años de reinado lleno de amargura, porque sabía que su hijo Jonatán no le sucedería en el
reino; y odiando a David, porque sabía que él sería el nuevo rey después de él. ¡No pensaba en
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otra cosa que en matar a David! Saúl se alejó tanto de Dios al final de su vida, que fue a consultar
a una bruja de Endor. Por hacer eso, vino sobre él una gran condenación (1 S. 28:16-17). ¡Esa
fue la última vez que pidió consejo de algún ser humano! En el último momento de su vida,
desesperado por haber sido herido en batalla, y con temor de caer en manos de sus enemigos, Saúl
se suicidó tirándose sobre su propia espada (1 S. 31). Esto sucedió en los montes de Gilboa.
R. El reinado de David.
Todo el segundo libro de Samuel habla sobre el reinado del rey David. ¡Aunque había sido
ungido para ser rey, David tuvo que esperar mucho tiempo antes de llegar a ser el rey de Israel!
Saúl, que aún estaba en el trono cuando él fue ungido por Dios para ser rey, lo estuvo persiguiendo
durante mucho tiempo para matarlo. David fue fugitivo por mucho tiempo; tuvo que escapar para
salvar su vida; estuvo escondido en montes y en cuevas, para que Saúl no lo matara. No fue sino
hasta la muerte del rey Saúl que David fue declarado rey, en la ciudad de Hebrón (2 S. 2:4); sin
embargo, durante siete años sólo reinó sobre la tribu de Judá, pues uno de los hijos de Saúl, Is-
Boset, había sido nombrado rey sobre el resto de Israel (2 S. 3 y 4). Al cabo de siete años y
medio, y a la muerte de Is-Boset, todo el pueblo de Israel aceptó a David como su rey. El pueblo
de Israel se unió entonces como una sola nación, y Jerusalén se convirtió en la ciudad real ( 2 S.
5:1-16). David reinó durante 33 años más, sobre toda Israel, hasta el día de su muerte. El reinado
de David se caracterizó por guerras y victorias consecutivas. Cada victoria daba más seguridad a
la nación. Parecía que el ejército israelita era invencible. El secreto del rey David no era ni la
capacidad ni el entrenamiento de sus hombres, sino la ayuda de Dios; él confiaba en Dios
plenamente y no se movía sin antes buscar la dirección de Dios. David estableció una dinastía que
se prolongó hasta el tiempo de la cautividad, o sea, durante ¡450 años! Pero su reinado no fue
perfecto. Mientras era rey, adulteró con Betsabé, la mujer de uno de sus soldados, Urías. Como
resultado de su adulterio, la mujer quedó embarazada. David quiso tapar su pecado, pero no pudo,
por lo cual, envió matar a Urías y luego se casó con Betsabé. Más adelante tiene que arrepentirse
por ello. La única cosa que David deseó hacer durante toda su vida, que no pudo hacer, pues Dios
no se lo permitió: esa fue edificar casa para el arca de Jehová. Sería su hijo Salomón quien la
edificaría, años más tarde (1 R. 8:18). David fue un hombre cuyo corazón estaba rendido
totalmente a Dios.
El Antiguo Testamento presenta muchos detalles acerca de la vida de David; más que de cualquier otra
persona de la Antigüedad. David era un pastor de ovejas, músico, poeta, soldado, profeta... etc. Para los
profetas, este hombre era el ideal de toda la nación (leamos Mi. 5:2; Jer. 33: 15).
1. La gloria de su reino.
Salomón fue un rey magnífico, y su trono, el mayor jamás visto. Su máximo logro fue la
construcción del templo, en el Monte Moriah (el lugar donde Abraham casi sacrifica a
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Isaac), cuya construcción duró siete años (1 R. 6). A pesar de su gran sabiduría, sus
incontables riquezas, su gloria y su fama, que se difundió por muchos lugares; Salomón
se metió en grandes problemas.
2. Su indulgencia.
Por causa de la riqueza y el poder que llegó a alcanzar el rey Salomón, se volvió muy
“fácil”, muy indulgente. Esta indulgencia sólo podría llamarse “falta de comunión con
Dios”. Llegó el momento en que empezó a firmar alianzas con cortes extranjeras, y a
casarse con mujeres paganas. ¡Se volvió tan complaciente con ellas, que les permitió
introducir sus ídolos y dioses a Israel, y sus prácticas paganas! La tierra de Israel estaba
llena de ídolos (1 R. 11:1-10).
5. Causas de la división.
b. Política mundana.
Dios había decretado el juicio en contra de Salomón, porque él se había
apartado de los estatutos de Dios (1 R. 11:11). El juicio sería que el trono iba
ser quitado de él. Pero ese juicio no se llevó a cabo sino hasta su muerte. El
reino fue quitado de manos de su hijo Roboam. Diez de las diez tribus de
Israel se rebelaron contra Roboam por su crueldad, y eligieron a Jeroboam, el
siervo de Salomón, como su rey. Tiempo atrás, el profeta Ahías había profetizado a
Jeroboam que él reinaría sobre diez de las tribus. Esto podemos leerlo en 1 Reyes
11:26-27.
c. La insensatez de Roboam.
El Rey Salomón había oprimido al pueblo; les hacía pagar muchos impuestos para
poder mantener su estilo de vida tan opulento. Cuando empezó a reinar Roboam, su
hijo, el pueblo le pidió que le aliviara la carga de los impuestos que pagaban para su
padre, que era bastante pesada. El rey consultó a los ancianos sobre el asunto; ellos
le aconsejaron que hiciera lo que el pueblo pedía, y que así ganaría su favor. Pero
Roboam no les hizo caso. Se fue a consultar a los jóvenes que habían crecido con él,
y ellos le aconsejaron que pidiera impuestos aún mayores (1 R. 12: 10-11; 1 Cr. 10).
Como resultado de su decisión, diez de las tribus de Israel se rebelaron contra él, y
nombraron a Jeroboam como su nuevo rey (1 R. 12:19-20). La única tribu que
permaneció fiel a la casa de David, fue la tribu de Judá (1 Cr. 10:17-19).
T. Reinado de Jeroboam.
V. Judá e Israel.
En varias ocasiones Judá trató de conquistar Israel, pero no tuvo éxito. El único momento de la
historia en que hubo paz entre las tribus del norte y del sur, fue cuando el hijo de Josafat de Judá,
Joram, se casó con la hija de Acab, el rey de Israel. En esa época, ambos pueblos hicieron una
alianza para pelear juntos contra sus enemigos, especialmente contra los sirios. El rey Joram, de
Judá, hizo lo malo delante de Jehová, asesinó a su familia, e hizo que el pueblo de Judá fornicara
con ídolos. Dios le destruyó. En lugar del rey Joram reinó Ocozías, su hijo menor, quien siguió
manteniendo la alianza con la casa de Acab. Este también fue pagano e hizo lo malo delante de
Dios. Tiempo más tarde, se levantó Jehú, un hombre temeroso de Jehová; éste destruyó la casa
de Acab y la casa de Ocozías. Desde entonces se volvió a formar nuevamente la brecha que
había existido entre el reino de Israel y el reino de Judá. Hubo muchos problemas entre ambos
reinos, hasta la caída de Jerusalén.
Luego la nación de Israel es llevada cautiva por los asirios; por eso es que desde entonces no se
escucha hablar nada más acerca de ella.
W. Los profetas.
Los mensajes de los profetas de esa época tenían dos objetivos: 1. exhortar directamente a los
habitantes de sus días, y 2. hablar sobre hechos que Dios tenía previstos para el futuro.
X. El linaje mesiánico.
La línea mesiánica no empezó con el rey Saúl, descendiente de la tribu de Benjamín, sino con el
rey David, que era de la tribu de Judá. Es muy importante que notemos este hecho. Hubo
muchas ocasiones en que la línea mesiánica (la línea real de David) estuvo “pendiendo de un
hilo”. Si la descendencia de David hubiera sido eliminada por completo, entonces la promesa de
Dios no se hubiera cumplido; Dios habría quedado como un mentiroso. ¡Sin embargo no fue así!
Leamos lo que dice en 2 Reyes 11:1-16 y Mateo 1:1, 6. La reina Atalía, la madre de Ocozías,
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reinó en Judá durante seis años. Ella pensaba que había eliminado por completo la semilla real
de la casa de David; ¡pero la verdad es que no lo había hecho! ¡Aún quedaba un descendiente de
David, que había sido escondido y salvado de la muerte, Joás, que tenía sangre real! Joás fue
nombrado como rey; y la reina Atalía fue asesinada. Joás reinó durante cuarenta años, e hizo lo
recto delante de Jehová.
Otro de los reyes que fue incluido dentro de la línea mesiánica (la genealogía de Jesucristo) fue
Ezequías (2 R. 20 al 21:6; Mt. 1:9). Ezequías fue sanado por Dios de una enfermedad, y Dios le
dio un hijo, el cual le sucedió en el trono.
Otro de los reyes que tuvo parte en la línea real de Jesucristo, fue Josías (2 R. 22-23; Mt. 1:10-
11). Josías empezó a reinar cuando tenía apenas ocho años, e hizo lo recto delante de Jehová.
b. El rey número diez y nueve de Judá, fue Joaquín (2 R. 24: 8-16). Mientras este reinaba, los
siervos de Nabucodonozor vinieron y sitiaron Jerusalén. Nabucodonozor vino después y se
les unió; asedió de nuevo la ciudad y tomó en cautiverio al rey y a su familia, y a casi todo el
pueblo de Jerusalén. Se llevó a todos los príncipes, a los hombres de guerra, y a todos los
artesanos y herreros del pueblo; ¡sólo dejó a los pobres de la tierra de Judá!
c. Nabucodonozor puso entonces sobre Judá al rey número veinte, a Matanías, que era tío de
Joaquín; al cual nombró Sedequías. Más tarde Sedequías se rebeló contra Nabucodonozor.
Este rey, en realidad no había sido más que una marioneta de Nabucodonozor. Por rebelarse
contra Nabucodonozor, fue llevado cautivo junto con los habitantes de Jerusalén, sus hijos
fueron asesinados delante de sus ojos, y a él le sacaron los ojos y lo llevaron atado con
cadenas rumbo a Babilonia. En ese entonces, Nabuzaradán, siervo de Nabucodonozor, vino a
Jerusalén y quemó la casa de Jehová y la de todos los príncipes; y el ejército de los caldeos
derribó los muros de Jerusalén, y se llevó a los que habían quedado en el pueblo, exceptuando
a los pobres, que vivían del fruto de la tierra; a estos les permitieron seguir labrando la tierra.
Nabuzarán, capitán de la guardia de los babilonios, mató a todas las personas importantes que
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quedaban en Judá, y nombró a otro “rey marioneta”: llamado Gedalías (2 R. 24: 18 hasta el
25:22), y fue elegido Jeremías para ser profeta. Gedalías fue asesinado más adelante, al igual
que todos los demás reyes nombrados por ellos.
De nuevo, el pecado y la rebelión de los reyes de Israel y la del pueblo, produjeron resultados
desastrosos en la vida de la nación. La cautividad de Judá fue inevitable; fue la consecuencia
de su propio pecado y desobediencia.
3. La cautividad.
Lee Jeremías 29:5-7. ¿Te diste cuenta que la esclavitud de los cautivos en Babilonia no
era total? Después de un tiempo, a algunos de ellos se les permitió ejercer cargos
sociales, comerciar y hasta seguir su propia religión. Muchos obtuvieron bastantes
riquezas; y otros, como en el caso de Daniel y de Nehemías, alcanzaron distinción, y
formaron parte de las cortes de Babilonia. Durante ese tiempo, los profetas encendieron
la llama de la esperanza. Empezaron a profetizar a los cautivos que volverían a su tierra
natal. Ezequiel les aseguró que Dios no los había abandonado para siempre; Daniel se
esforzó en unir los corazones de la gente; y Jeremías profetizó que la cautividad
terminaría luego de setenta años (Jer. 25: 11-12; 29:10).
4. Beneficios de la cautividad.
a. Por medio de esa triste experiencia, los de Judá se curaron por completo de la idolatría.
¡Nunca más volvieron a practicar ritos paganos!
Como resultado de la cautividad se creó la sinagoga, que pronto se convirtió en una institución de
mucho poder entre la gente.
b. Entre el pueblo empezó a crecer un respeto muy grande hacia la Ley de Moisés (más adelante
este respeto se convirtió en el legalismo que caracterizó a los judíos del Nuevo Testamento).
c. El corazón de la gente empezó anhelar la venida del Mesías.
5. La restauración.
Para esta época, Ciro, el rey de Persia, había conquistado Media, y obtuvo la cooperación
de su rey, Darío de Media, para conquistar Babilonia (Dn. 5).
Los antecesores de Ciro habían tomado cautivos a los pobladores de las ciudades que
conquistaron; sin embargo Ciro no lo hizo así. Al conquistar Babilonia, Ciro permitió que
todos los cautivos en Babilonia regresaran a su propia tierra e instituyeran de nuevo su
propia nacionalidad y sus costumbres religiosas. Ciro creó una ley donde permitía a los
judíos regresar a su propia tierra, si lo deseaban. ¡Él no lo sabía, pero estaba cumpliendo
una profecía dada 200 años antes de que él naciera! (Is. 44:28; 45:1). Al leer Esdras 1,
nos damos cuenta que Ciro tuvo un encuentro con Jehová; creyó en Jehová como el único
Dios. Asumimos que por eso dio permiso a los judíos para que regresaran a Jerusalén y
reedificaran la casa de Jehová (Esd. 6:3-12).
6. Los líderes.
a. Zorobabel, uno de los príncipes que eran descendientes de David, y muchos otros
hombres, guiaron a los judíos rumbo a Jerusalén (Esd. 2). Todos los que habían
estado en cautividad regresaron a su propio lugar. Los judíos que regresaron fueron
50.000. Ellos empezaron a reconstruir el templo. Pronto los cimientos del templo
habían sido establecidos; pero los enemigos de Israel se opusieron a la obra y lograron
detenerla. ¡La obra fue abandonada por muchos años! (Esd. 3:11 al 4:24). Al cabo
de un tiempo, se levantaron los profetas Hageo, Zacarías, y animaron al pueblo a
seguir con la reedificación del templo. Con el esfuerzo y vigor de todos el templo fue
terminado y dedicado a Jehová (Esd. 5:3 al 6:12).
c. Cuando Nehemías se enteró de que el muro de Jerusalén había sido derribado, y sus
puertas quemadas, se entristeció muchísimo. Nehemías era el copero del rey
Artajerjes. Al verlo tan triste, el rey le preguntó qué le pasaba. Al oírlo, decidió
ayudarlo. Dejó que fuera a Jerusalén, y le proveyó gente que lo ayudara a reedificar
los muros de Jerusalén; además escribió permisos para que él y sus hombres pudieran
cruzar las fronteras sin problemas, y cartas para que les fuera dado todo lo necesario
para la obra. Nehemías guió la construcción del muro. ¡Todos trabajaron con
esfuerzo y vigor! Él no permitió que la obra fuera interrumpida, por eso ¡al cabo de
52 días el muro estuvo completamente terminado! (Neh. 6:15-16).
7. Los profetas.
a. Hageo y Zacarías confortaron y animaron al pueblo para que retomara el proyecto
de la reconstrucción del templo.
b. Malaquías terminó su libro atacando los pecados de sus días; exhortando al pueblo
a guardar la Ley; y profetizando la venida de Juan el Bautista, quien prepararía el
camino para el Mesías. El Antiguo Testamento termina hablando de la victoria del
bien sobre el mal, y la venida gloriosa del “Sol de justicia”, quien “en sus alas
traerá salvación” (Mal. 4:2).
1. Génesis.
El Libro de Génesis empieza con la historia de la Creación; habla sobre el llamado que
Dios hizo a Abram (a quien Dios llamó Abraham), y los actos del pueblo de Israel.
Cuando Israel se encontraba en ruinas por causa de su pecado, Dios les prometió la
redención. Todo este libro podría resumirse en la palabra “ruina”.
2. Éxodo.
Este libro habla sobre varios temas: La esclavitud del pueblo de Israel en Egipto; La
liberación de Israel bajo el mando de Moisés; La Ley de Dios, dada al pueblo en el Sinaí;
y El tabernáculo. Dios liberó a Israel mediante la sangre de un cordero, y los sacó a la
libertad, pasándolos por entre las aguas del Mar Rojo. Todo este libro podría resumirse en
una sola palabra: “liberación”.
3. Levítico.
Este libro trata sobre la adoración, las ceremonias, y la santidad que Dios demandó al
pueblo de Israel. La base de la comunión con Dios era la expiación del pecado. Dios es
santo; por lo tanto, demanda que su pueblo también sea santo. Todo este libro puede
resumido en una sola palabra: “comunión”.
4. Números.
Este libro habla sobre las maravillas de Dios y los fracasos de Israel. La forma de vivir del pueblo
en los campamentos, y su necesidad de dirección, nos recuerdan que somos peregrinos en esta
tierra, y que para poder vivir una vida agradable ante Él, debemos obedecerle y dejar que Él nos
dirija. El libro de Números puede ser resumido con la palabra “dirección”.
5. Deuteronomio.
Este libro hace una recapitulación de los pactos de Dios con Israel. También describe las
instrucciones y últimos mensajes dados por Moisés al pueblo que entraría en la tierra prometida.
Sabemos que podemos alcanzar nuestro destino, porque Dios cumple lo que promete. La palabra
que resume todo este libro, es la palabra “destino”.
El Pentateuco abarca desde la Creación del Universo hasta la muerte de Moisés. Contando desde
Adán hasta la muerte de Moisés, hay aproximadamente 2500 años de historia.
3. Notas explicativas.
Para entender la Biblia hay que empezar desde el principio, que fue donde Dios empezó. Génesis
es el libro que explica el origen de todo lo que existe, exceptuando el origen de Dios. Este libro
nos presenta el origen de las cosas, pero no nos presenta el fin de ellas. A medida que vamos
leyendo la Biblia, se va abriendo ante nuestros ojos la revelación de Dios; de tal forma, que todo
va teniendo sentido. La Biblia es como una pintura que empieza a develarse en el Génesis, y se
mira por completo al llegar al Apocalipsis. Todos los libros de la Palabra de Dios están ligados
con el Génesis, porque este libro explica el inicio de todo lo que se narra después. El libro de
Génesis es el anticipo de los demás libros de la Biblia. ¿Qué quiere decir esto? ¡Si no existiera el
libro de Génesis, la Biblia sería incomprensible! ¡La salvación no tendría ninguna relevancia si el
hombre no hubiera caído! ¡Fue la caída del hombre la que hizo que Dios creara un plan de
salvación! ¡Lo que sucedió en el Edén explica la muerte de Jesucristo en el Calvario!
4. Bosquejo.
En el libro de Génesis, hay cuatro grandes eventos y cuatro personajes principales (Gn. 1 al 11 y
12 al 50):
a. Los cuatro grandes eventos registrados en el libro de Génesis son:
4 La creación. La caída del hombre. El diluvio. La crisis de la torre de Babel.
5
c. Los cuatro personajes más importantes son: Abraham. Isaac. Jacob. José.
5. Biografías:
Las siguientes biografías revelan el trato que Dios tuvo con los seres humanos.
a. Adán (caps. 2:4 al 4:26)
Bendecido por Dios (cap. 2)
6 Pecó contra Dios (caps. 3 y 4)
b. Enoc (cap. 5)
7 Caminó con Dios y fue trasladado
c. Moisés escribió todas las leyes que el Señor le dio: las leyes religiosas, civiles,
domésticas y sociales; a fin de que el pueblo las siguiera.
d. En las últimas palabras que Moisés dirige al pueblo, enfatiza lo que deben hacer en
el futuro; pero antes de partir de este mundo, les entrega el libro de la Ley (la
cual debía ser colocada en el arca de Dios y leída públicamente cada siete años).
Después de pronunciar una bendición para cada tribu, Moisés subió al Monte
Nebo, desde donde pudo ver la tierra prometida a la cual nunca pudo entrar, pues
Dios no se lo permitió. El libro de Deuteronomio incluye los treinta días en que el
pueblo lloró la muerte de Moisés, el tiempo en que el pueblo de Israel estuvo de
luto por su muerte; y un mes más.
JUDÁ ISRAEL
Reyes: Profetas: Reyes: Profetas:
JUDÁ SOLA (115 AÑOS). ISRAEL BAJO CAUTIVERIO ASIRIO (721 A.C.)
Reyes: Profetas:
a. Uno de los primeros secretos que Dios le confió a Samuel, fue que la casa de Elí sería
destruida en breve. En el capítulo 3 podemos leer la forma tan tierna en que el
muchacho responde a la voz de Dios. No mucho tiempo después, todo Israel se dio
cuenta que Samuel había sido escogido por el Señor para ser profeta (1 S. 3:20).
b. El pueblo pide un rey. Israel había tenido el gran privilegio de tener como líder a Dios
mismo; sin embargo le rechazaron y pidieron a Samuel que nombrara un rey para su
pueblo. Ellos querían ser como todos los demás pueblos de alrededor, querían tenían
un rey. El profeta Samuel se opuso y protestó fuertemente, pero ellos no le
escucharon, estaban decididos a salirse con la suya. Dios les dio lo que pedían, les
concedió un rey (1 S. 8:6-9).
c. Una obra especial. Samuel fue el primero que instituyó una escuela para entrenar
profetas; la escuela estaba en Ramá (1 S. 19:19 y 20). A esta escuela le siguieron
otras, como la de Bet-el (2 R. 2:3), la de Jericó (2 R. 2:5), la de Gilgal (2 R. 4:38), y
otras más (2 R. 6:1). En estas escuelas se daba prioridad a la enseñanza de la Ley y
cómo interpretarla. En realidad eran los sacerdotes los que debían ocuparse de hacer
esto, pero los hijos de Elí, que eran lo que debían hacerlo, se habían corrompido y
habían dejado a Dios. Samuel empezó la escuela de los profetas para cumplir la obra
que otros habían dejado de hacer. (1 S. 3:13).
B. 2 SAMUEL.
C. 1 Reyes.
2. El reinado de Salomón.
1 Crónicas 22:9-10 dice que David habló con su hijo Salomón sobre las instrucciones que
Dios le dio; dejó muy claro que él sería su sucesor. Antes de morir, David se aseguró de que
su hijo Salomón fuera ungido como rey, y lo estableció en el trono (1 R. 1:32 al 2:9).
3. El reino dividido.
¡La gloria del reino de Salomón había perdido su resplandor! Dios había dicho que su reino
sería entregado en manos de uno de sus siervos. Jeroboam, uno de los siervos de Salomón, se
levantó en contra de la casa de su rey. Cuando el rey murió, su hijo Roboam asumió el poder.
Roboam era aún muy joven e inexperto para reinar; el pueblo se enojó mucho con él, por su
crueldad. Fue entonces, que Jeroboam, aprovechándose del descontento del pueblo, asumió
el cargo de las diez tribus restantes; sólo la tribu de Judá y la tribu de Benjamín siguieron a
Roboam y fueron fieles a la casa de David. El reino se dividió. Por un lado estaban Judá y
Benjamín, comandadas por Roboam; y por el otro, el resto de las tribus, gobernadas por
Jeroboam.
Las diez tribus dirigidas por Jeroboam fueron conocidas como el reino de Israel. Jeroboam
tenía como centro de operaciones la ciudad de Samaria, y Siquem era la capital de su reino.
Roboam reinaba sobre Judá. Jerusalén era la ciudad capital del reino de Roboam. El libro de
Reyes señala que hubo cinco reyes en Judá y ocho en Israel.
4. El capítulo 17 de este libro nos presenta a Elías, el profeta de Dios. De acuerdo con lo
que dice allí, Elías retó a los profetas de Baal y luego los mató, por ser profetas falsos.
Este acto hizo que el pueblo de Dios se arrepintiera y se volviera de nuevo al Señor.
¡Elías se convirtió entonces en un campeón! ¡Toda su vida, desde el principio hasta el
final, fue una vida sobrenatural! Él se esforzó por hacer que el pueblo se volviera a Dios;
fue un hombre valiente, lleno del poder de Dios; y nunca tuvo temor de expresar cuál era
la voluntad de Dios.
5. Bosquejo.
a. Salomón caps. 1 al 11.
- coronación de Salomón y últimas palabras de David caps. 1 al 2:12.
- juicio de Salomón cap. 2: 13-46.
- oración de Salomón y respuesta del Señor cap. 3.
- los gobernadores a cargo de Salomón cap. 4.
- la construcción del templo caps. 5 al 8.
- segunda aparición de Dios a Salomón cap. 9.
- esplendor del reinado de Salomón cap. 10.
- fracaso de Salomón cap. 11.
b. La historia del reino del norte, el reino conformado por las diez tribus, y que fue
conocido como “reino de Israel”, abarca más de 200 años. Va desde la división del
Reino y el principio del reinado de Jeroboam, hasta el cautiverio asirio, el cual tuvo
lugar durante el reinado del rey Oseas (alrededor de los años 931 y 721 A.C.).
Podemos encontrar este evento en 2 Reyes 17:6.
Durante ese período, hubo tiempos en que no había rey en el reino del norte. Al mirar
la lista de los reyes del reino del norte (Israel), encontramos diecinueve reyes, entre
los cuales hubo nueve dinastías (cuando el trono quedaba en manos de un pariente).
Por ejemplo aparece: 1. la dinastía de Jeroboam y Nadab; 2. la dinastía de Baasa y
Ela; 3. la dinastía de Zimri; 4. la dinastía de Omri, Acab, Ocozías y Joram; 5. la
dinastía de Jehú, Joacaz, Joás y Jeroboam; 6. la dinastía de Zacarías y Salum; 7. la
dinastía de Manahem y Pecaía; 8. la dinastía de Peka; y 9. la dinastía de Oseas. ¡A
pesar de que hubo tantos reyes diferentes, no hubo ninguno bueno entre todos ellos!
¡Sobre las diez tribus que fueron llevadas cautivas a Asiria en el año 721 A.C. no
sabemos absolutamente nada! Esa es la razón por la que muchos hablan sobre “las
diez tribus perdidas”.
Aunque no tengamos ningún registro histórico sobre lo que le pasó a esas diez tribus,
hay algo que sí es seguro: Dios sabe quiénes son y dónde están, y el día en que Él
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llame a la dispersa nación de Israel a ocupar el lugar que le corresponde, y a heredar la
tierra prometida, ellos estarán allí; ¡Dios les dará su heredad!
c. El reino de Judá, que estaba compuesto por dos tribus: la de Judá y la de Benjamín (1
R. 12:20-24), y que en su comienzo estuvo dirigido por Roboam, el hijo de Salomón,
duró 115 años más que el reino de Israel.
2 Reyes 24 y 25 registran la caída del Reino de Judá en manos de los babilonios, la
destrucción de Jerusalén, y la deportación de la gente de Judá a Babilonia (entre los
años 606 y 586 A.C.). El reino de Judá tuvo 20 reyes diferentes, pero nunca cambió
de dinastía; es decir, todos los reyes que gobernaron en el reino de Judá, provenían de
la casa de David, eran descendientes suyos. Dios le había prometido a David que su
reino nunca tendría fin; y ¡así fue! Si esa línea se hubiera roto, no se habría cumplido
la promesa que Dios hizo a David, de que el Mesías vendría de su casa. ¡Pero Dios
nunca rompe sus promesas! ¡Jesús provino de la casa de David!
Los registros acerca de la historia de Judá son muy claros. Estos registros hablan
sobre la cautividad babilónica, que sucedió entre los años 606 al 586 A.C. Para los
que provenían de la casa de David, no era nada difícil trazar su genealogía, pues todo
lo que pasó está registrado. Sin embargo, no era así para los que provenían de las
otras tribus. Para ellos era imposible comprobar su genealogía, ya que se perdieron
todos los registros. A pesar de que hubo momentos en que en Judá no había rey, como
por ejemplo durante el tiempo del exilio, siempre se encuentra registrado el nombre de
algún líder o rey potencial; de tal manera que la línea nunca se rompe, sigue hasta
llegar a José, el padre legal de Jesucristo. ¡La línea genealógica de Jesucristo no tiene
rupturas, está completa! La genealogía de Jesús probaba que Él provenía de la casa de
David, que era descendiente del rey David. Hay algo muy significativo: ¡la
genealogía del rey David termina con Jesucristo!
3. Bosquejo.
a. Fin del ministerio de Elías caps.1 al 2:11.
- Elías y Ocozías cap. 1.
- Elías es trasladado cap. 2:11.
E. 1 Crónicas.
El propósito de este libro fue el de establecer la genealogía exacta, para que las generaciones
que regresaran del exilio supieran de dónde provenía cada uno de ellos. ¡Este libro no
contiene una lista de nombres por casualidad! ¡Esas listas de nombres tienen un gran
significado, porque marcan la línea mesiánica y nos recuerdan la historia de la nación
escogida!
Los profetas dejaron claro que los judíos que regresaron del exilio, también eran parte del
pacto de Dios y del reino de David. ¡La cautividad no les había quitado los derechos de ese
linaje, ni había destruido el propósito que Dios tenía para con los suyos!
3. Bosquejo.
a. Genealogías caps. 1 al 10.
- desde Adán hasta Abraham cap. 1: 1-28.
- desde Abraham hasta Israel cap. 1: 29-54.
- de los hijos de Israel (Jacob) cap. 2: 55 al 9:34.
- de la familia de Saúl cap. 9: 35-44.
- muerte de Saúl cap. 10: 1-13.
F. 2 Crónicas.
1. Introducción.
2 Crónicas es la continuación de 1 Crónicas, por lo tanto, tiene el mismo propósito. El libro trata
casi exclusivamente sobre el reino de Judá, desde el reinado de Salomón hasta el exilio.
3. Bosquejo.
a. El reinado de Salomón caps. 1 al 9.