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Por Juebin Huang, MD, PhD, Assistant Professor, Department of Neurology, Memory Impairment
and Neurodegenerative Dementia (MIND) Center, University of Mississippi Medical Center
NOTA: Esta es la versión para el público general. MÉDICOS: Hacer clic aquí para la versión para
profesionales
Disfunción cerebral
Agnosia
Afasia
Apraxia
Disartria
Amnesia
Síndrome de Wernicke-Korsakoff
Debido a que diferentes áreas del cerebro controlan funciones específicas, la localización del daño
cerebral determina el tipo de disfunción resultante.
El lado del cerebro afectado también es importante, ya que las funciones de las dos mitades del
cerebro (hemisferios cerebrales) no son idénticas. Algunas funciones del cerebro son ejecutadas
exclusivamente por un hemisferio. Por ejemplo, el movimiento y las sensaciones de cada lado del
cuerpo son controlados por el hemisferio del lado contrario. Otras funciones son realizadas
principalmente por un único hemisferio, que será el dominante para esa función. Por ejemplo, en
la mayoría de las personas el hemisferio izquierdo controla principalmente el lenguaje, lo que se
llama dominancia del hemisferio izquierdo para el lenguaje. Las lesiones en un solo hemisferio
causan la pérdida completa de tales funciones.
Sin embargo, la mayoría de ellas (como la memoria) requiere la coordinación de diversas áreas de
ambos hemisferios. Para que se pierdan completamente esas funciones, la lesión debe afectar a
los dos hemisferios.
Hay patrones de disfunción específicos según el área del cerebro que resulte lesionada.
Por lo general, una lesión en los lóbulos frontales causa la pérdida de la capacidad de resolver
problemas y de planificar e iniciar acciones, como cruzar la calle o contestar a una pregunta
compleja (algunas veces llamadas funciones ejecutivas). Algunas discapacidades específicas varían
según cuál sea la zona del lóbulo frontal lesionada.
Si la parte posterior del lóbulo frontal (que controla los movimientos voluntarios) resulta dañada,
se produce debilidad muscular o parálisis. Como cada lado del cerebro controla el movimiento de
la parte opuesta del cuerpo, la lesión del hemisferio izquierdo causa debilidad en el lado derecho
del cuerpo, y viceversa.
Si la parte central está dañada, las personas pueden llegar a presentar apatía, falta de atención y
desmotivación, y su pensamiento se vuelve lento. Si se daña la parte posterior media del lóbulo
frontal izquierdo (área de Broca), las personas pueden tener dificultades para expresarse con
palabras; se trata de una alteración llamada afasia de Broca (o afasia expresiva).
Si la lesión afecta la parte anterior del lóbulo frontal, puede ocurrir lo siguiente:
Falta de atención
Las personas que pierden sus inhibiciones pueden ser inapropiadamente eufóricas o deprimidas,
con ganas de discutirlo todo exageradamente o bien pasivas, y vulgares. Se comportan con
indiferencia ante las consecuencias de su manera de actuar. También se vuelven reiterativas,
repitiendo lo que dicen. Algunas personas desarrollan síntomas similares cuando se hacen
mayores o si se desarrolla una demencia. Estos síntomas pueden ser consecuencia del deterioro
del lóbulo frontal.
La lesión en la parte delanterade uno de los lóbulos parietales causa insensibilidad y altera las
sensaciones en el lado opuesto del cuerpo. Las personas afectadas tienen dificultad para
identificar la localización y el tipo de sensación (dolor, calor, frío o vibración). Las personas pueden
tener dificultades para reconocer objetos mediante el tacto (es decir, por su textura y forma).
Si se daña la parte media, la persona no distingue el lado derecho del izquierdo (lo que se llama
desorientación derecha-izquierda) y tiene problemas con el cálculo y la escritura. Es posible que
tenga problemas para determinar dónde se encuentran partes de su propio cuerpo (un sentido
llamado propiocepción).
Si el lóbulo parietal derecho está dañado, se pierde la capacidad de hacer tareas sencillas como
peinarse o vestirse (un trastorno denominado apraxia). También puede haber problemas para
entender cómo los objetos se relacionan entre sí en el espacio. En consecuencia, las personas
pueden tener problemas para dibujar y construir cosas, y perderse en su propio vecindario.
Si el lóbulo parietal derecho se daña repentinamente, las personas suelen confundirse. Pueden
ignorar la gravedad de su trastorno o negar su existencia, y desatender el lado del cuerpo opuesto
a la lesión. Estas personas son incapaces de vestirse y de hacer otras tareas corrientes.
En la mayoría de las personas, parte del lóbulo temporal izquierdo controla la comprensión del
lenguaje. Si esta parte está dañada, la memoria verbal suele estar considerablemente alterada, así
como la habilidad para entender el lenguaje, lo que se llama afasia de Wernicke (receptiva, ver
Reconocimiento de una persona con afasia).
Si ciertas áreas del lóbulo temporal derecho están dañadas, se ve afectada la memoria para los
sonidos y la música. En consecuencia, las personas pueden tener problemas para cantar.
Si las convulsiones son resultado de un daño en una parte del lóbulo temporal, puede que la
persona afectada no sea capaz de controlar sus sentimientos o de pensar con claridad. Pueden
percibir olores desagradables que no existen (un tipo de alucinación). Algunas veces, estas
convulsiones provocan cambios en la personalidad, tales como falta de humor, religiosidad
extrema y obsesión. Las personas pueden presentar una imperiosa necesidad de escribir.
Si se lesionan ambos lados del lóbulo occipital, la persona afectada no puede ver, aunque sus ojos
funcionen con normalidad. Este trastorno se llama ceguera cortical. Algunas personas con ceguera
cortical no se dan cuenta de que no pueden ver.
Si se daña la parte posterior del lóbulo occipital, la persona afectada presenta dificultades para el
reconocimiento de objetos y caras familiares, así como para la interpretación exacta de lo que ve.
Por lo general no son conscientes de su problema y frecuentemente elaboran descripciones de lo
que ven (llamado confabulación). Este trastorno se denomina síndrome de Anton.
Un trastorno convulsivo que afecte el
lóbulo occipital puede provocar
alucinaciones en la visión. Por ejemplo,
pueden verse líneas de color cuando se
mira en una dirección determinada.
Disfunción cerebral según su
localización
Por Juebin Huang, MD, PhD, Assistant Professor, Department of
Neurology, Memory Impairment and Neurodegenerative Dementia
(MIND) Center, University of Mississippi Medical Center
Disfunción cerebral
Introducción a la disfunción cerebral
Disfunción cerebral según su localización
Tipos específicos de disfunción cerebral
Agnosia
Afasia
Apraxia
Disartria
Amnesia
Amnesia global transitoria
Síndrome de Wernicke-Korsakoff
Debido a que diferentes áreas del cerebro controlan funciones específicas, la
localización del daño cerebral determina el tipo de disfunción resultante.
Hay patrones de disfunción específicos según el área del cerebro que resulte
lesionada.
Si la parte posterior del lóbulo frontal (que controla los movimientos voluntarios) resulta
dañada, se produce debilidad muscular o parálisis. Como cada lado del cerebro controla el
movimiento de la parte opuesta del cuerpo, la lesión del hemisferio izquierdo causa debilidad
en el lado derecho del cuerpo, y viceversa.
Si la parte central está dañada, las personas pueden llegar a presentar apatía, falta de
atención y desmotivación, y su pensamiento se vuelve lento. Si se daña la parte posterior media
del lóbulo frontal izquierdo (área de Broca), las personas pueden tener dificultades para
expresarse con palabras; se trata de una alteración llamada afasia de Broca (o afasia expresiva).
Si la lesión afecta la parte anterior del lóbulo frontal, puede ocurrir lo siguiente:
Las personas que pierden sus inhibiciones pueden ser inapropiadamente eufóricas o
deprimidas, con ganas de discutirlo todo exageradamente o bien pasivas, y vulgares. Se
comportan con indiferencia ante las consecuencias de su manera de actuar. También se
vuelven reiterativas, repitiendo lo que dicen. Algunas personas desarrollan síntomas similares
cuando se hacen mayores o si se desarrolla una demencia. Estos síntomas pueden ser
consecuencia del deterioro del lóbulo frontal.
Si se daña la parte media, la persona no distingue el lado derecho del izquierdo (lo que se
llama desorientación derecha-izquierda) y tiene problemas con el cálculo y la escritura. Es
posible que tenga problemas para determinar dónde se encuentran partes de su propio cuerpo
(un sentido llamado propiocepción).
Si el lóbulo parietal derecho está dañado, se pierde la capacidad de hacer tareas sencillas
como peinarse o vestirse (un trastorno denominado apraxia). También puede haber problemas
para entender cómo los objetos se relacionan entre sí en el espacio. En consecuencia, las
personas pueden tener problemas para dibujar y construir cosas, y perderse en su propio
vecindario.
Si el lóbulo parietal derecho se daña repentinamente, las personas suelen confundirse. Pueden
ignorar la gravedad de su trastorno o negar su existencia, y desatender el lado del cuerpo
opuesto a la lesión. Estas personas son incapaces de vestirse y de hacer otras tareas corrientes.
Si ciertas áreas del lóbulo temporal derecho están dañadas, se ve afectada la memoria
para los sonidos y la música. En consecuencia, las personas pueden tener problemas para
cantar.
Si las convulsiones son resultado de un daño en una parte del lóbulo temporal, puede que la
persona afectada no sea capaz de controlar sus sentimientos o de pensar con claridad. Pueden
percibir olores desagradables que no existen (un tipo de alucinación). Algunas veces, estas
convulsiones provocan cambios en la personalidad, tales como falta de humor, religiosidad
extrema y obsesión. Las personas pueden presentar una imperiosa necesidad de escribir.
Si se daña la parte posterior del lóbulo occipital, la persona afectada presenta dificultades
para el reconocimiento de objetos y caras familiares, así como para la interpretación exacta de
lo que ve. Por lo general no son conscientes de su problema y frecuentemente elaboran
descripciones de lo que ven (llamado confabulación). Este trastorno se denomina síndrome de
Anton.