Вы находитесь на странице: 1из 8

El proceso jurisdiccional

Álex Mauricio Castaño

6 años ago
Anuncios

Es un instrumento indispensable para cumplir la función jurisdiccional.

Proceso: serie de actos coordinados y ligados entre sí que tienen como


finalidad un resultado específico.

Proceso jurisdiccional: conjunto de actos coordinados e interdependientes,


que tienen como finalidad obtener un pronunciamiento de fondo (sentencia)
por medio del cual se dirima una controversia o se le dé certidumbre a
determinada relación jurídica sustancial, mediante la aplicación de la norma
al caso concreto. Características: i) todo proceso implica una pluralidad de
actos, ii) que tienen un orden e interdependencia y iii) contribuyen a la
finalidad de obtener un pronunciamiento mediante sentencia que solucione la
controversia.

Distinción entre los conceptos de litigio, proceso y procedimiento

Litigio: existe por el solo hecho de que haya un conflicto intersubjetivo de


intereses en virtud del cual una de las partes pretenda el cumplimiento de
determinada prestación, y la otra se resista a ello. El litigio surge con
anterioridad al proceso.

En virtud del litigio ha surgido una controversia entre las partes, mientras
que el proceso se constituye como el instrumento establecido en el
ordenamiento jurídico por medio del cual es posible darle solución al mismo.

Procedimiento: es la base sobre la cual se estructura el proceso y está


constituido por una serie de ritualidades que pueden constituir una particular
forma de resolver el litigio. La noción de proceso es esencialmente
teleológica, mientras que la de procedimiento es de índole formal.

Objeto del proceso: la relación jurídica sustancial que se debate en él, que
no es otra que la controversia o litigio planteado por el demandante.

Fin del proceso: ¿el proceso tiene como finalidad resolver el conflicto o
proteger intereses generales? El fin (motivo por el cual se ejecuta una
conducta) del proceso será el de servir de instrumento la composición del
litigio o solución de la controversia, mediante la aplicación de las normas
sustanciales al caso concreto, para procurar la protección de los derechos
sustanciales, y por ende, preservar el interés general que se reduce a la
conservación de la paz y la armonía social. Doble finalidad: fin inmediato,
que corresponde a la solución del conflicto, y fin mediato, que se traduce en
el restablecimiento de la armonía y la paz social.

El contenido de la relación jurídica procesal: se reduce a los derechos,


deberes, facultades y cargas procesales.

Los deberes procesales: son imperativos normativos en virtud de los cuales


se les exige a los sujetos procesales el cumplimiento de una determinada
conducta o su abstención, so pena de que su incumplimiento hará incurrir a
quien lo contravenga en una sanción. Son una exigencia consagrada
normativamente. Tienen deberes procesales todos los sujetos procesales. V.
gr., el deber de lealtad, buena fe o el de colaborarle al juez.

Los derechos procesales: son prerrogativas que la ley procesal les otorga a
las partes o los terceros con el fin de defender sus intereses dentro del
proceso. El juez no tiene derechos, debido a que al ser titular de la función
jurisdiccional, tiene deberes dentro del proceso. V. gr., el derecho de
contracción o el derecho a interponer recursos.

Las cargas procesales: son conductas eminentemente voluntarias de las


partes (facultativas), que algunos sujetos procesales están en la necesidad de
desplegar si quieren obtener un eventual beneficio. V. gr., la carga de la
prueba, la adecuada presentación de la demanda o la contestación de la
misma.

Las facultades procesales: son conductas potestativas, es decir, que


dependen exclusivamente del arbitrio y que pueden provenir del juez, las
partes y los terceros. V. gr., la facultad de decretar pruebas de oficio que
tiene el juez.

Clasificación de los procesos:

1. Por la clase de pretensión aducida en el proceso

 Proceso declarativo o de conocimiento: tiene como finalidad que se


declare la existencia o no de un derecho a favor del demandante. El
demandante invoca la existencia de un derecho a su favor, obviamente
tutelado por el ordenamiento jurídico, pero aún no es reconocido como
titular del mismo, razón por la cual se afirma que en este tipo de proceso
existe incertidumbre sobre la titularidad de un derecho. Se pretende
constatar la existencia de una norma que consagre un derecho a favor de
quien lo invoca en la pretensión, con la finalidad de que sea reconocido
por medio de la sentencia.
 Procesos declarativos puros o meros declarativos: tienen como finalidad
obtener simplemente la declaración de la existencia o inexistencia de un
derecho o relación jurídica, sin que se imponga algún tipo de condena,
prestación, ni se constituye o modifique una relación jurídica
 Procesos declarativos de condena: se pretende que se declare que el
demandado es responsable por la ejecución de una conducta que vulneró
los derechos de otro, y que por ende se le debe imponer una sanción (de
tipo patrimonial en materia civil, laboral y administrativa o de tipo
personal en materia penal.
 Procesos declarativos constitutivos: se pretende por medio de sentencia,
la constitución (creación), extinción o modificación de un determinado
estado o situación jurídica, por la ocurrencia de hechos que de acuerdo
con la ley deben producir esos efectos jurídicos. Hay mutación del estado
de cosas existentes. Características: a) existencia de una relación jurídica,
b) existencia de un interés de hacerle modificaciones a esa relación
jurídica, c) transformación de esa relación jurídica que opera con
posterioridad a la declaración.
 Proceso ejecutivo: la pretensión va encaminada al cumplimiento de una
determinada prestación de dar, hacer o no hacer, aun en contra de la
voluntad del demandado. Es requisito indispensable para poderse iniciar
este tipo de procesos, que la obligación que se pretende ejecutar esté
contenida en un documento o providencia judicial. Características: a) el
demandante es reconocido como acreedor, b) la pretensión va
encaminada a que se obtenga el cumplimiento de la obligación, c) la
obligación debe estar contenida en un documento que preste mérito
ejecutivo.
 Proceso cautelar: tiene como finalidad preservar o proteger
determinados derechos, aunque con ello se modifique una situación
existente o se produzca un cambio en ella.

2. Por la posición de las partes en la relación jurídica procesal

 Proceso contencioso: las partes están en contraposición de intereses, lo


que implica que la parte demandante pretenda que se imponga una
condena y, por ende, una prestación en contra del demandado y éste, a
su vez, busca desvirtuar o impedir que esa pretensión prospere, haciendo
uso de los instrumentos procesales que tiene a su disposición en ejercicio
del derecho de defensa.
 Proceso voluntario (de jurisdicción voluntaria): no se pretende imponer
una pretensión a otro sujeto, no existen intereses contrapuestos, hay
ausencia de litigio, razón por la cual se busca una declaración o
autorización de determinada situación jurídica que dada su importancia
debe ser objeto de pronunciamiento por parte del juez. Solo existe un
peticionario. La crítica más relevante que se le ha hecho a este tipo de
procesos radica en su denominación, al indicar que es inapropiado en la
medida que no tiene nada de voluntario, porque el interesado de manera
obligatoria tendrá que acudir a la jurisdicción para obtener una
declaración, además que no es un verdadero proceso por no existir
contraparte.

3. Por la naturaleza del derecho sustancial debatido: el criterio para


esta clasificación es precisamente la naturaleza de los derechos sustanciales
que van a ser objeto de debate, razón por la cual se estructuran procesos
penales, laborales, contencioso-administrativos y civiles.
El proceso judicial es el conjunto de actos jurídicos que se llevan a cabo para aplicar
la ley a la resolución de un caso. Se trata del instrumento mediante el cual las
personas podrán ejercitar su derecho de acción y los órganos jurisdiccionales cumplir
su deber de ofrecer una tutela judicial efectiva.
Los actos jurídicos son del estado (como soberano), de las partes interesadas (actor y
demandado) y de los terceros ajenos a la relación sustancial. Estos actos tienen lugar
para aplicar una ley (general, impersonal y abstracta) a un caso concreto
controvertido para solucionarlo o dirimirlo.

El proceso judicial sirve a la satisfacción de los intereses jurídicos socialmente


relevantes, siendo el medio constitucionalmente instituido para ello.

En función del momento al que nos estemos refiriendo, el proceso tendrá diferente
significado:

 En el momento constitucional, el debido proceso es el instrumento constitucionalmente


previsto para la tutela de los intereses legítimos de las personas.
 En el momento dinámico o procesal, el proceso tiene ya un contenido concreto, y se trata de
un proceso específico, que es la articulación concreta que posibilita el rogado desarrollo de la
función jurisdiccional.
Diferencia entre proceso y procedimiento
Juicio y actos de jurisdicción voluntaria
Naturaleza jurídica del procesoEditar
Artículo principal: Naturaleza jurídica del proceso

Parte de la comunidad jurídica actual afirma que el proceso constituye una relación
jurídica que se denomina relación jurídica procesal, la cual explica la unidad del
proceso y su estructura. A pesar de eso algunos dicen que no es una relación sino una
situación jurídica, siendo para muchos una relación jurídica pública, entre ellos
Chiovenda, Rocco, Bulow y otros. Carnelutti, por su parte, dice que no es propiamente
una relación jurídica, algunos le dan otra denominación, establecimiento, fundación,
etc. Es una cuestión importante, en la medida en que determina la normativa
supletoria a aplicar en los casos de lagunas legales. En torno a la naturaleza jurídica,
han existido dos corrientes contrapuestas; las privatistas y las publicistas.

 Teorías privatistas:

Consideran que el proceso es una institución integrada dentro del Derecho privado.
Hoy en día no se puede mantener esta tesis, habida cuenta del monopolio estatal
sobre la jurisdicción, que impide considerar al proceso como algo propio del ámbito
privado. Para estos autores, proceso puede identificarse con contrato, de forma que lo
definen como el acuerdo de voluntad de las partes en virtud del cual deciden
someterse a la decisión de un juez. Por tanto, la jurisdicción es asimilada a una especie
de convenio arbitral de las partes, denominado litis contestatio. El consentimiento,
objeto y causa de este contrato serían los elementos que conceden la fuerza de cosa
juzgada a la sentencia dictada por el juez. Esta litis contestatio tiene que ver más con
el arbitraje que con la jurisdicción, y es totalmente inadmisible en cuanto al proceso
penal, en el cual no es necesaria la voluntad del procesado de someterse a la decisión
del juez, quien dicta sentencia en virtud de su imperium o potestad, y no por
compromiso o contrato alguno. Otro sector considera que el proceso debe explicarse a
través del cuasicontrato, de forma que el consentimiento de las partes de someterse a
la decisión del juez es tácito y no expreso; así se salvaba una de las críticas a la teoría
contractualista. Sin embargo, se mostró también inútil, ya que la sentencia del juez no
tiene nada que ver con el consentimiento de las partes.

 Teorías publicistas:

Estos autores creen que el proceso no puede explicarse a través de las relaciones
jurídico-privadas, y por ello acuden al Derecho público. Las teorías más relevantes son
las siguientes:

El proceso como relación jurídicaEditar


El alemán Von Büllow concebía al proceso como una relación jurídica que se
caracteriza por su autonomía o independencia de la relación jurídica material que se
deducía dentro del mismo. Características de esta relación: Se trata de una relación
jurídica compleja, ya que engloba todos los derechos y deberes que se producen en las
distintas fases del procedimiento. Es una relación de Derecho público, que tiene su
origen en una litis contestatio de naturaleza pública. Por tanto, el proceso es la
relación jurídica formada por derechos y deberes recíprocos entre el juez y las partes,
que se perfecciona a través de la litis contestatio, de la que surgen dos obligaciones
básicas: Por un lado, a que el órgano jurisdiccional asuma la tarea de decidir la
contienda. Por otro lado, a que las partes queden sometidas a la resolución dada por el
juez. Se trata de obligaciones puramente procesales, y para que éstas se produzcan, es
necesario que se cumplan determinados requisitos, denominados presupuestos
procesales, que son los requisitos de admisibilidad y condiciones previas a la
tramitación de cualquier relación procesal. Las aportaciones fundamentales de la
doctrina de la relación jurídica son dos:
 Nacimiento, con carácter autónomo, del Derecho procesal, que deja de ser un instrumento del
Derecho material para pasar a ser una ciencia autónoma. Por tanto, se está diferenciando
entre la relación jurídica material deducida en el proceso y la relación jurídica procesal.
 Por primera vez se explica la naturaleza del proceso a través del Derecho público.

Pero esta teoría sufrió críticas; no se admitió que se fundamentase el proceso en la


litis contestatio, aunque tenga una naturaleza pública, ya que debe recurrirse a
conceptos propios del Derecho procesal. Por otro lado, se criticó su concepto de
relación jurídica, ya que se consideraba que no existe una relación entre el juez y las
partes, sino que la relación existe; bien entre las propias partes, o bien entre el juez y
cada parte por separado. En España, la teoría fue seguida por autores como Prieto
Castro, Gómez Orbaneja, etc. Para éste, el proceso es una relación jurídica o nexo entre
dos sujetos que existe en virtud del Derecho objetivo, y que es regulado por éste. El
contenido de dicha relación será una serie de obligaciones y derechos procesales.

El proceso como situación jurídicaEditar


Su artífice fue Goldschmidt, que critica a la anterior teoría desde una triple vertiente:
Los presupuestos procesales no pueden ser la condición de existencia del proceso, ya
que estos presupuestos deben ser discutidos dentro del proceso en sí, que finalizará,
si no concurren éstos, con una sentencia absolutoria en la instancia. El contenido del
proceso no lo constituyen derechos y obligaciones; es verdad que el juez tiene la
obligación de dictar sentencia, pero dicha obligación no deriva de una relación jurídica
procesal, sino de la obligación del Estado de administrar la Justicia, y por tanto, nace
del propio Derecho público. Asimismo, las partes no tienen en puridad obligaciones
procesales, ya que la sujeción del ciudadano al poder del Estado es natural y no deriva
de ninguna relación jurídica. A lo sumo, pueden existir cargas para las partes, pero no
obligaciones. La teoría de la relación jurídica es estática, y no aporta nada nuevo al
proceso, el cual se caracteriza por su dinamismo, ya que se desarrolla de acto en acto
hasta desembocar en la resolución dictada por el juez. Para Goldschmidt, situación
jurídica es el estado en el que se encuentra una persona, desde el punto de vista de la
sentencia que espera, conforme a las normas jurídicas. El proceso progresa por medio
de los actos procesales, cuya meta será el logro de una sentencia favorable a las
pretensiones de las partes, y cada acto procesal crea una situación en que las partes
examinan cuáles son sus posibilidades de obtener esa sentencia favorable. Cada una
de estas situaciones es válida en tanto en cuanto es condición de la siguiente y tiene
como presupuesto la anterior; así, el proceso se define como un conjunto de
situaciones transitorias, que van transcurriendo hasta llegar a una situación definitiva,
cual es la sentencia. En el proceso, todos los derechos se encuentran en situación de
espera, mientras no se produzca la sentencia. Por eso, lo que caracteriza al proceso es
la incertidumbre, tanto por parte del actor, como por parte del demandado y también
por parte del juez. Así, en el proceso no puede haber derechos, sino expectativas de
derechos; de la situación de incertidumbre solamente derivan cargas y expectativas.
En cuanto a las obligaciones, éstas no existen, propiamente, en el ámbito procesal,
sino que sólo hay cargas; la carga se diferencia de la obligación en que, mientras que
ésta es un imperativo nacido del interés de un tercero o del interés del Estado, la carga
es un imperativo del propio interés, de ahí que no haya sanción para quien decide no
asumir una carga. Desde el punto de vista de la teoría de la situación jurídica, el
proceso puede definirse como el fenómeno jurídicamente reglamentado que se
desenvuelve de situación en situación, produciendo determinadas cargas y
expectativas, con el fin de obtener una decisión judicial.

El proceso como institución jurídicaEditar


Según Jaime Guasp, el proceso debe ser considerado como una institución jurídica.
Este autor desecha la teoría de la relación jurídica por considerar que, dentro del
proceso existen varias correlaciones de derechos y deberes, y por lo tanto no se
produce una sola relación jurídica, sino múltiples, que son susceptibles de ser
reconducidas a la unidad a través de la idea de institución. El proceso para Guasp se
define como el conjunto de actividades relacionadas por el vínculo de una idea común
y objetiva, a la que están adheridas las diversas voluntades particulares de los sujetos
de los que procede aquella actividad. La institución procesal la configuran dos
elementos fundamentales:

 La idea común y objetiva: la satisfacción de la pretensión.


 Las voluntades particulares que se adhieren a ella.

Los caracteres fundamentales del proceso serán los siguientes:

1. Jerarquía entre las personas que intervienen.


2. Universalidad, ya que el proceso no reconoce particularidades territoriales dentro de los
límites de una misma soberanía.
3. Permanencia, porque el proceso no se agota en el momento de producirse, sino que perdura a
lo largo del tiempo, a través de la sentencia.
4. Elasticidad formal, para adaptarse a las vicisitudes de cada caso concreto.

Esta teoría es muy poco práctica, ya que la elaboración del concepto de institución es
muy compleja.
El proceso como servicio públicoEditar
La teoría del proceso como servicio público fue promovida por los administrativistas
franceses. Parten de la calificación de la actividad jurisdiccional como actividad
administrativa, a los efectos de explicar el proceso como un servicio público. La
función jurisdiccional es una actividad técnica puesta al servicio de los particulares,
para ayudarles en la consecución del fin que persiguen; la composición del litigio. De
esta forma, las normas que regulan este servicio público no serían normas jurídicas,
sino técnicas, porque no tienden a crear relaciones jurídicas, sino a satisfacer fines que
persiguen los particulares. Esta teoría es inadmisible en opinión de la doctrina más
autorizada que cita varias razones: en primer lugar, no es compatible con el proceso
penal, en el cual no existen fines propios de los particulares. En segundo lugar, es
absurdo comparar la función jurisdiccional con otros servicios públicos, ya que el
proceso deriva de una actividad estatal: lo que un día es un servicio postal, o de salud,
etc., al día siguiente puede ser un servicio privado. Pero la actividad jurisdiccional es
algo consustancial al propio Estado de Derecho, desde el momento en el que el Estado
asume el monopolio de la tutela jurisdiccional, obligándose a crear órganos adecuados
y a poner los medios necesarios para acceder a ellos. La función jurisdiccional no
puede concebirse como servicio público, porque el cumplimiento del deber de
administrar Justicia por parte del Estado no es discrecional, sino consustancial al
Estado de Derecho, y además debe administrarla en la forma constitucionalmente
señalada, es decir: a través del debido proceso.

Diferencia entre proceso y procedimientoEditar


El procedimiento consiste en el conjunto de normas para llevar a cabo el juicio. Son las
normas jurídicas generales que regulan los trámites, actos y resoluciones a través de
los cuales los jueces y tribunales ejercitan su potestad jurisdiccional juzgando y
haciendo ejecutar lo juzgado.
El concepto de proceso es más complejo que el de procedimiento. Todo proceso
implica la existencia de un procedimiento, pero no siempre que hay procedimiento
existe un proceso.
El término procedimiento:
 No es exclusivo del derecho procesal, ni tampoco del ámbito jurídico.
 Sólo alude a un aspecto formal o actividad externa, como es la mera sucesión de actos
procesales.

Por contra, el término proceso engloba una realidad más amplia: además del
procedimiento legalmente previsto, incluye también las relaciones entre los sujetos
intervinientes, las relaciones entre éstos y el objeto del proceso, etc. El proceso,
además, aspira a una finalidad, que es la terminación o justa composición del litigio, y
para llegar a ella emplea el procedimiento como medio. El derecho procesal se ocupa
del proceso y no del procedimiento.

Вам также может понравиться