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Introducción Parte I

16
FERRO, Marc,
cabo desde. este“La Gran
punto de Guerra (1914-
vista. Nada más 1918)”, Ed.este
normal en Hyspamérica, ¿POR QUE TUVO LUGAR LA GUERRA?
1985 (cap. 1-6).
segundo nivel de análisis, puesto que los hechos son va-
lorados en una historia que cuenta tres o cuatro genera-
ciones. Pero, si bien era legítimo poner los· hechos así,
en perspectiva, cincuenta años después del gigantesco
acontecimiento, me era imposible llegar a un tercer esta-
dio -al estudio propiamente científico del primer con-
flicto mundial-, fuera de algunos dominios en los que
se dispone de instrumentos de trabajo suficientes como
para aplicar el método estadístico, y aun el método es-
tructural.
De este modo, a tres enfoques corresponden tres ni-
veles de explicación. Su presentación planteaba proble-
mas tanto más insuperables cuanto que, según nuestra
opinión, el orden lineal y cronológico rompe a menudo
la complejidad de ciertos fenómenos históricos. ¿Es
que la guerra, tal como la han comprendido dirigentes
políticos y jefes militares, no difiere de la guerra vivida
por los combatientes, por la retaguardia o por los con-
. trarios? Cada drama vivido tiene su propia cronología,
su respiración, sus crisis, sus tiempos muertos, su pro-
gresión, que no coinciden con las divisiones en períodos
abstractos que varían conforme a las ideologías.
Pues bien, contranamente a lo que se esperal:ra,···esas--------- -
rupturas voluntarias me han abierto el camino en lugar
de obstrtiírlo. Utilizando una expresión de Fern:and
Braudel, puedo decir que, apenas comenzado, el libro
se me ha escapado de las manos y ha corrido por de-
lante de mí. Yo había partido al estudio de la Gran
Guerra y en el camino he tropezado con el fascismo, he
visto apuntar las formas del totalitarismo y dí;;ociarse el
sentimiento patriótico. Mucho antes de Versailes, sur-
gían en filigrana las causas de la segunda guerra mun-
dial e incluso de la guerra fría: antes de Brest-Litovsk.
¿Me atrevería a añadir que la primera parte de este li-
bro, escrito hace un año, me ha ayudado a comprender
y a vivir la crisis de nuestro tiempo?
Septiembre 1966-septiembre 1968



Larga, dolorosa, mortífera, la Gran Guerra most
otros millo nes de hom bres que
cómo se mataban unos a
Fueron
todavía la víspera juraban «guerra a la guerra>>.
de aque llos a quien es acus aban
compañeros de armas
otero s, belicistas, e igual men-
de ser militaristas, patri
~~-gue hicieron la guerra
---~----te-de-millones_de_o~ro~_homl:>J: e.- --- --- --
i por deber o incluso sin saber muchos por qu
tes, ni
11 Después de 1918, convertidos en ex combatien
ru;o_s .ni otro~ pusieron _en duda la legitimidad a, y la
d~ sir sa-
crilioo: habtan comb attdo en defen sa de la patri
Durante
guerra que habían hecho era una <<guerra justa>>.
1
1
o.
'· cincuenta años no han cesado de repetir lo mism en
Sin embargo, dura nte las hosti lidad es mism as nació
' ra tenía
algunos la duda de si.Ia continuación de la guer
ble he-
sentido. ¿Era verdaderamente necesaria tan terri pero
urab an,
catombe? Los medios dirigentes así lo aseg
¿eran sinceros? la
En 1914 los llamados a filas no se habían planteado
laban , sus ros-
pregunta; partieron todos, y c¡1ando desfi
itu. La
tros resplandecientes mostraban cuál era su espír
sis más fino
imagen es engañosa, no cabe duda, y un análi un no-
nos hablaría del desgarramiento de un_ padr e, de
en cont raste sor-
vio o de un esposo, pero eso no duró,
19
Parte !. ¿Por qué tuvo lugar la guerra?
20 Capítulo 1
prendente con 1939, donde, salvo en Alemania, el rostro LA GUERRA LIBERADORA
de los movilizados expresa consternación y desesperación.
Es verdad que en 1914 se creía que la guerra iba a ser
corta y que retornarían para Navidad aureolados con los
laureles de la victoria; pero el caso es que en París, como
en Londres o en Berlín, los soldados partieron cantando,
llenos de ardor v con «la flor en el fusil>>.
Este fenómen~ no puede ser disociado de los orígenes
de la guerra, del recuerdo que ha dejado, y por eso qui-
siéramos dar cuenta de él, tanto como de las causas pro-
piamente económicas o políticas. Es preferible la guerra a esta eter-
na espera.
¿Cuáles eran las aspiraciones de la sociedad en víspe-
ras de la guerra? ¿Cómo podía desear la paz y partir al Encuesta sobre la juventud, 1913
mismo tiempo alegremente a la guerra? ¿Cuál era la na-
turaleza del sentimiento patriótico? ¿Qué fuerzas eco-
nómicas o políticas mandaban en los estados, en las Una sociedad «bloqueada>>
naciones y en las sociedades? A estas preguntas se asocia
otra, y es de qué modo se encontraron, de repente, como . 184~-1914. Más aún que en el siglo precedente. las
desarmados, los que querían impedir la guerra. distar:-aas dismi~m~en, el mundo se encoge, los ¡_;,ter-
cafa.mbws se mulnplícan y la unidad de los hemisferios se
mna.
BIBLIOGRAFIA
------¿Tiene-csncie:'cia de eilorasocieaad europea? En------
todo caso, SI a~VIerte otros cambios, como, por ejemplo,
Según Dedijer, se han -consagrado más de tres mil obras a la que a 1~. autoridades reconocidas y declaradas de la épo-
crisis de Sarajevo. Esta cifra, que da una medida, revela la in- ca tr_adiaonal :-:-el rey, el sacerdote, la ley, la fanrilia, el
mensidad de literatura dedicada a la Gran Guerra. En París la
Biblioteca de Documentación Internacional Contemporánea con- p~tron o ~1 ofiaal- se hayan añadido nuevos amos anó-
serva más de cincuenta mil títulos sobre el primer conflicto mun~ rumos e mcontrolables; son los que bajan brutalmente
díalt a los que hay que añadir los periódicos, artículos de revis~ los precios agrícolas de Europa, provocando la ruina del
tas, archivos impresos o manuscritos, documentos cinematográ-
campo; los que desencadenan las crisis económicas· los
ficos e iconográficos, etc.
La obra capital de Pierre Renouvin, La Crise européenne et la que hacen o_ deshacen la moda y la opinión. En' este
Premiere Guerre Mondiale (París, 4.-a. ed., 1962, p. 779), com- mu;:r~o extrar:o, en. transformación, desaparecen muchas
prende una excelente selección bibliográfica a la que remitimos actiVIdades milenarras y nacen y mueren oficios en me-
al lector, así como a las otras obras del mismo autor. nos .de una generación; una patente de invención o una
Conviene recordar el interés excepcional de dos trabajos:
Fischer (Fritz), Griff nach der Weltmacbt, die Kriegszielpolitik técruca de explotación destierra a la otra para morir a su
des Kaiserlichen Deutschland 1914-1918, Düsseldorf, 1961, 902 p. ve.z, Y surgen empresas mientras se desmoronan otras. Lo
Existe una traducción inglesa Gem:any's Aims in the First World n;usmo ocurr~ en gran número de hogares humanos, y
War, Londres, Chatto & Windus, 1967, 652 p. Siempre en nombre de la ley, del progreso o de la liber-
Meyer (J), Ducassé (A) et Perreux (G), Vie et mort des Fran-
fais, París, 1959, 510 p., así como las otras obras de J. Meyer y tad.
de A. Ducassé. Parece que- hay un hilo tenue entre esta opresión y la
21
1. La guerra liberadora 23
Parte I. ¿Por qué ruvo lugar la guerra?
22
en ellas
de los func iona rios. más que una ilusión y poco cambio producen
antigua, que es el ejército ascenden te dado paso
el equi vale nte de las reformas. Cierto es que estas reformas han
En los estados laicos, esta burocrac ia es la vida, del
cont ra la pres ión a una mejora global de las condiciones de
la Iglesia; protege a los propietar ios es sanitarias
n se sum a a la atuendo, de la instrucción o de las condicion
que viene de abajo. En otros, su acció al mismo
lan su desa rroll o y ocupan y estimulan a las clases educadas
del clero, y las clases populares cont emp inio sobre
ania un fun- tiempo que las enriquecen y aumentan su dom
con poca simpatía. En 1870 habí a en Alem a las clases
1905 hay uno por la sociedad; pero ello poco hace participar
cionario por cada 825 habitante s; en ros. <<La mu-
no cesa n de ere- populares en la gestión de sus propios asun
cada 216. Como en la Rusia de Chéj ov, resulta tan
la guer ra, y en Fran - ! chedumbre de los candidatos en las elecciones
cer y multiplicarse. En vísp eras de secto r de la
iona rio. Aho ra bien , densa en torno al árbol de la cucaña, que el ar-
cía, de cada 11 electores, uno es func /l
e ni acerc
está, en Alem ania, casi ji nación que suministra las salchichas no pued los nuevos
en la cúspide, esta nueva clase se.» La algarabía que acoge a los elegi dos de
la Francia re-
enteramente compuesta por nobles, y en uos zems tvo tiene el mismo alcance que el hoch
o el hurrah
de pref ecto s cuen ta con 88 antig repr esentantes
publicana, el cuerpo
la prop orció r: es la que más al Oeste saluda la elección de los n política
la que la acció
pares de Francia, y se calcu
do o los emb a¡ad ores 1 del pueblo; es decir, que pone fin a
ejero s de Esta la próxima
misma entr e los cons 1 de los electores durante largos años y hasta
de la República. de los consulta.
El efecto es doble. Por un lado, la autoridad Entr e las ciudades y el camoo se i!malan
lentamente
mor fose ada de este mod o, cons igue cans o- 11

eran ~«lib res» y prisio-


notables, meta
adan os que pose en u n a¡·, los papeles. Antaño, las ciudades el ha-
lidarse y crece el núm ero de ciud ipios del siglo xx,
que sea. Com o su por- neros los campos; pero a princ tos del
parcela de auto ridad , por ínfim a cipa ya en los asun
,_Jle gg¡ otros _qtl ~t!- _ , bitante de la ciudad poco parti el-ca mpes i."lo-
·veillr-escá-as"t,<>m adO- poL< >L!:e tiLQ ín:ciao-cie -ia-co!:l1U l1ida <Y,-
e todo en -- ---·~,-----Esta®,de la prov
mentan el número de los conservadores, sobr y él están en igua ldad de condiciones. Este, al menos,
las grandes ciud ades en mov imie nto. Por otra parte , la 1
· conserva la posibilidad de regula~ a su
antojo el empl~o
se ~esar rolla entr e todo s los 1 le concede mas
insatisfacción de la mas ..a de su tiempo, y este resto de liber tad
os cuyo porv erur es rncre rto, entr e los que no s, que al obre ro. ~in embargo,
ciudadan / posibilidades de iniciativa
n para nada en la gest ión de la vida colectiv:a. su area de auton om1 a en el mo-
participa esas 1 el campo ve reducrrse
rmen te num eros os en mlS- y depende
mento en ~ue le af~ctan
Resultan éstos parti cula las crisis econ ó:ruc as
e a del de- ~
mas gran ~es ciud ades , don~ han aflui do a caus
cada vez mas de la crud ad, dond e las declS !ones se toman.
olas. Su estat uto de ¡ taria del
rrumbamJento de los precros agríc ción El campesino reconoce pronto, bajo la indumen
ca en una situa ley, a la per-
nuevos ciudadanos urbanos les colo de Pa- alto funcionario que obra en nombre de la
rode a los barr ios antiguo amo.
inferior, y así, al cinturón que sona, a la vez temida, amada y odiada, del
rís pron to corresponden los cintu rone s de Milá n, de Ber-
lín o de San PetersburgC'.
os son mis-
Prisioneros de un universo cuyos mecanism Las soluciones
enir de la
teriosos, mientras la escuela les muestra el porv de los
ciencia y les enseña la fe en el progreso, la
masa la de la
siglo xx no parti cipa en abso luto en Víctimas de una tiranía más insoportable que los que
ciudadanos del ,
las institu-
1
época pasada (los <<buenos tiempos de antaño») salida.
los asuntos públicos. La democratización de adquieren concienci a de esta· desg racia busc an una
tes, no era
ciones,- oc-urrida durante los decenios preceden
Parte l. ¿Por qué tuvo lugar la guerra?
24 l. La guerra liberadora 25

Entre los intelectuales, algunos encuentran apoyo en la sueña~ con un régimen de donde quedase excluida toda
fe religiosa; ésta tiene un nuevo despertar en algunos mcertldumbre y donde los hombres pudiesen construir
países en los albores del siglo XX, y su renacimiento mís- su porv~rur con plena se~uridad. Son los que abogan por
tico lo ilustrae: renombre de un Péguy, de un Solovev el socialismo o el comumsmo e Intentan analizar con ri-
o de un Bergson. <<El gran público -escribe Georges So- gor el funcionamiento de la economía capitalista. Estos
re!- se siente feliz al encontrar en L'Évolution créatrice matxlstas, convencidos de que han descubierto las «le-
la idea de una potencia divina que anima a todo el mun- yes» de la economía, estiman que su mérodo es el úuico
do viviente» (1907). que tiene valor científico.
Pero ¿qué ocurre con los demás? La prensa explota su Los revolucionarios, minoritarios en el seno de una
necesidad de evasión, y es significativo que sea entre 1880 soc1edad mconsciente, esperan despertar a los trabajado-
y 1913 cuando aparecen en cada pais los periódicos que res y al resto de los oprimidos, pero, con excepción de
<<no hacen política». Son: en Gran Bretaña, el Daily los anarqmstas, no saben ver que organizando Sindicatos
Mail; en Alemania, el Tiiglische Rundschau; en Francia, Y partidos políticos, o fundando una Internacional, man-
Le Petit Parisien; en Rusia, Los Novoe Vremja. tienen, ,de ?tra forma, la relación gobernantes-goberna-
Pero todo el mundo no es capaz de creer, de beber, dos. Aoema~, mcluso dentro de los partidos y grupos
de jugar a las cartas o de leer las gacetillas... Fuera de revolu~onanos, . esta relació? conserva un carácter de
estas soluciones, no queda más que una doble salida: la clase . .d anarqmsta Kropo~km es un príncipe a quien se
huida o la rebelión; es decir, si se prefiere, la revolu- t:ata c?mo tal, y L~nLTJ, hi¡o de un alto funcionario, re-
ción o la emigración. cibe m!l co,nsJderacJOnes por parte de la policía zarista.
En el Re1cnsta~ no hay más que dos antiguos obreros
____¿Re_uQlución o emi~.~i"'ón.._,_?_______________
ent.r; los.11? .diputados social-demócratas. Esta represen-
tac!O!i~Sl-mbohc2------nl-SlC}1.Ue:ta-eS--rP<:'petada-en-eLEalais_ __
Bourbon de 1914, lo que representa un retroceso en re-
Del Ural a Los Abruzzos y al cabo Land' s End, el lación a ~ebrero de 1848. En la dirección de la social-
descontento, la miseria y la persecución racial o política dem~cracJa r~sa, no se encuentra un solo trabajador.
han empujado a 30 millones de europeos a cruzar el
Atlántico. Y han hecho un descubrimiento capital: que
r: as1.' se adv1erte por todas partes una relación de obe-
diencia de los simpatizantes hacia los miembros adheri-
de ahora en adelante poseen la posibilidad de transfor- dos, ~e éstos hacia los militantes y de los militantes hacia
mar su existencia con tal de que estén dispuestos a todos sus «¡efes>>. En 1902, ante el fracaso del movimiento
los sacrificios y que hagan tabla rasa del pasado. Y así, revolucionario.' Leuin quiere organizar su futuro partido
van en busca de una nueva vida. Los británicos, los ale- a semeJanza de un :jército, con un Estado Mayor muy
. manes y los escandinavos son los que dan el ejemplo y . centr:;J;izado; es dec1r, que para lograr el éxiro de la re-
les siguen los eslavos y los italianos. Pocos son los re- voluCJon, los trabajadores tienen oue volverse previa-
tomos, que serían la señal de un fracaso, de la quiebra n;ente simples soldados. Verdad es q"ue estos soldados se-
de una existencia. r~n e~ucados, conscientes, políticamente libres, revolu-
Algunos, igualmente optimistas, pero mucho más lú- cwr:anos, pero no podrán por menos de continuar obe-
cidos, han escogido el ser revolucionarios. Entre ellos, deciendo a los que piensan por ellos. El éxito de ¿Qué
los que padecen bajo todas las formas de opresión quie- hacer? traduce un estado de ánimo y un estilo. Los jefes
ren suprimir toda autoridad, quieren la anarquía. Otros de otras tendencias políticas -especialmente los social- -
27
l. La guerra liberadora
lugar la guerra?
Parte I. ¿Por qué tuvo ción,
26 en la patria de la revolu
fuera sacrílega después de 1917 los Soviets prohibirá la emi-
mó cra tas - se ind ign an ; pero en Rusia, como de
y así ocurre que la Rusia ción.
de res lo
ella, ma nip ula n a los militantes y a los electo esias gración, signo de no-satisfac
de yores al soldado o las igl
mismo_ que los estados ma siquiera la excusa de querer
ni
a sus rieles. Y no tienen iedad
nte la rev olución proletaria. Las vibraciones de la soc
realizar plename no
los partidos e....:tremistas s o
Sobre todo, los jefes de em s,bro a, donde, desde hace má
s numerosos so n sus mi Volvamos a la vieja Europ de la sociedad se debilitan
perciben que, cuanto má evolu- iones
sociedad se transforma, menos tiempo, las vibrac todos
más significa esto que la disminuye las probabilidades el pa ro se rea bsorbe y la seguridad de
l
ciona, se diferencia, lo cua ramente revolucionario. lentamente, qu e no ha
el caso de Francia,
ien to ve rda de parece asegurada. Ta l es ón y do nd e
de un alineam en los primeros países lle
ga- rrientes de emigraci
En tre 1840 y 1914 no es s caracterizado --e s decir, snfrido jamás grandes co nu ye n des -
olución social dismi
dos al desarrollo capitalis
ta má ntan las probabilidades de rev Comuna de París. Lo mismo
nc ia y Al em an ia- donde aume en pués de la experiencia de
la
tismo;
Gr an Breraiia , Fra
stornó social violento, sin o spués del fracaso del car ente
las posibilidades de un tra de este país se traduce, en ocurre en Inglaterra de esp eci alm
las huelgas son
co
Rusia. El retraso económi idad de sus clases medias, a principios del siglo xx aciones violentas son menos
est
el plano soc i-al , po r la de bil las potentes, pero las manif nte, no son más que los esco-
la voluntad consciente de amplias, y, de allí en ad
ela In-
incapaces de ne utr ali zar
tot al de qu ien es cruzarán los mares. En
sean un a subversión ceses y los irlandeses las
clases populares, que de de la sociedad. Estas proba- revuelta ab ier ta es la de
to
las reglas de funcionamien o modo en Ita lia ; pero, en glaterra misma la única an ia gn ille rm ina , a
sm jer es: las suf rag ist as. En la Alem
me nta n de l mi mu e, si algún día
bilidades au
cano opera más que en nin -mev-i,~-­
gú n lo, todo el mundo cree qu
------s1Lcam. el esp e.i sm o am eri
""i C.: t-a l-- ¡- -- -- pr in ci pi os de sig ambi~se-har:L.sin_choc¡ues y de mano
e Ia guerra, Ja:ITlli. tiene lugar crn<:: cruen.a----
otro sitio, en vísperas la re- social-democracia, pro nto
a los futuros soldados de s o del estado mayor- de la ha
miento revolucionario y má s act ivo Po r tan to, la emigración a América
más dinámicos, de l Re ich stag. ado de-
volución los elementos ania, desde que ha qued
más emprendedores. cesado también en Alem ev o im pu lso .
¿se ha establecido sufici
en- cobrado nu
Emigración o revolución: em ás, mostrado que el país ha 71 en Francia y 1910 en Ale-
estos dos fenóm en os? Ad 1837 en Ing lat err a, 18
temente la relación entre s para
es má s l apogeo de oportunidade iales
válida después. Na die mania son las fechas de soc
la alternativa es también Unidos, o donde sea, que el va de las estructuras
os una transformación efecti fechas que siguen a una dis-
conformista en los Estad sobre s,
juz ga sacrílega tod a crítica en los tres grandes paíse , a la
nuevo inmigrante, que pa ra él la liber- sa, pe ro co mo si fuesen su sombra
que representa tancia respetuo rec e que
su patria de adopción ', ele- sarrollo industrial. Pa
. Todo predis po ne así a los época de su máximo de ta el principio del desarrollo
tad, la justicia y la virtud ra con - on
soc iedad am eri can a pa cuanto más atrás se rem ción
mento s má s nu evo s de la . En las posibilidades de revolu os
e incluso en patrioteros industrial, má s se ale jen
on ism
vertirse en conservadores ve z a ha n agravado los an tag
os Un ido s fue do nd e se ejecutó po r pri me ra social; que cuanto más se suavizado los antagonismos in-
Es tad seme- imperialistas, más se han
os an arq uis tas (18 86 ). Po r un proceso a la vez a ser e en Ita lia y en Rusia,
que en-
un ternos. La prueba es qu
étrico, toda crítica viene ind ustriali-
jante, inverso, pero sim la carrera hacia la
traron en último lugar en
t Exc ept o los anarqui~tas.

~-----------
r .. (.,.~

l. La guerra libei"adora 29
Parte I. ¿Por qué ruvo lugar la guerra?
28
obreros casi se duplica entre 1890 v la guerra, el nú-
zación y a quienes la política imperialista apenas ha
mero de imposiciones baja en el Monte de Piedad y
enriquecido, las vibraciones de la sociedad siguep. siendo nunca esta institución ha registrado tantos empeños como
muy amplias; la multiplicación de las marchas a Stbena en vísperas de la Gran Guerra. La difusión de la prensa,
o a América atestiguan, lo mismo que la de los gestos
el desarrollo de la instrucción, la publicidad, han creado
de revuelta e11 las ciudades o en los campos, que se rue-
necesidades materiales nuevas, tales como una alimenta-
gan a seguir sometidos. Rusia e Italia son la patria de ción más variada, vestimenta ciudadana, vajilla, bicicle-
los anarquistas, de Bakunin y de Malatesta. ta, etc. Además, les han revelado la posibilidad de vivir
Es precisamente en Rusia y en Italia donde la oposi-
una existencia más interesante, más rica, más valiosa, y
ción a la guerra atañe a la sociedad en toda su amplitud.
se sienten con un derecho imprescriptible a subir en la
Antes de fundar el comunismo y el fascismo -los dos
escala sociaL Ya en París, el artesano del barrio de Saint-
re~ímenes que han marcado la primera mitad del· si-
Antoine o de Bellevílle atraviesa el canal de la Bastille
rrl~ xx-, lü"s rusos han firmado la paz en Brest-Litovsk,
todos los domingos y, vestido de burgués, va por los
y los italianos han pronunciado su <<adiós a las ar:nas>> Grandes Bulevares al café-concierto y después a la Ope-
en Caporetro. Unicamente más tarde, cuando fue eviden-
ra Cómica. Desde la ouerra Saint-Marün a la Bolsa la
te que la tierra nativa estaba efectivamente amenazada,
distancia no es mayor~ que de la Bolsa a la calle de la
estas naciones se mostraro. n, unánimes en batirse: la gue-
, Paix, donde los especuladores se codean ya con los nota-
rra ten1a entonces un sennoo. bles. De arriba abajo de la sociedad todos se sienten
Para los combatiences frar1ceses, ingleses o alemanes
impacientes por subir rápidamente y cada vez más arri·
no existía el equívoco: la guerra tenía por objetivo la
ba. El mismo fenómeno se produce en Berlín e incluso
salvaguardia de los intereses reales de la nación. Pero en Londres. Caroline E. Playne, una americana que re-
tenía, además, otro signiÍicado: al marchar a la .guerra ~
1...d.e_recambiO qu.-,e,____ sidía entonces en Londres, constataba gue: «Las dificul-
__ o __las>uklaoos--cle--1-9-1-4--hallah'"'--'.!I'~i.d~o
tades v las preswnes delaVi aa han proaucrdoumr-g<:'______ _ _
en cierta manera, sustituía las aspiraciones revoluciona-
neración muy en tensión; las gentes no tienen paciencia
rias. Así ocurría con los más desgraciados _y los menos
para esperar que las nuevas condiciones de la existencia
conscientes que, recluidos en el ghetto de la sociedad, Jes hagan un -sitio ... , v la guerra. si estallase la guerra,
se reinteoraban a ella gracias a la guerra, pero, por ello
les liberaría de esta dificultad ... Sin saberlo, estos hom-
mismo, ;e desmovilizaban en el plano revolucionario.
bres habían sustituido con un canto de odio el himno
de la vida o de la revolución.» Los jóvenes hacen eco a
las palabras de sus mayores: «La existencia que llevamos
La guerra liberadora no nos satisface, poroue si bien poseemos todos los ele-
mentos de una vida bella, no podemos organizarlos en
Por otro lado, estos hombres iban a cambiar de exis-
una acción iiZmediata que nos tomase en cuerpo y alma
tencia, como lo soñaban en secreto. Cierro es que en
y nos arrojase fuera de nosotros mismosc Esta acción
toda Europa sus condiciones de vida mejoraban, pero
sólo la permitiría un hecho: la guerra.» Por eso estos
lentamente y no al mismo ritmo para todos. Puede cons-
jóvenes parten a la guerra como a la aventura, felices
tatarse que durante el mismo período en que el mundo por cambiar de vida, por viajar, al mismo tiempo que
de los negocios conoce, por ejemplo, en Francia una ver-
cumplen todos con su deber y seguro cada uno de ellos de
dadera resurrección, entre 1900 y 1914 -«La Belle
volver pronto, coronado con los laureles de la victoria.
Époque »-, y en que el salario real de la masa de los
ruvo lugar la guerra
? Capítulo 2
Parte L ¿Por qué
TICA
30
r de LA GUERRA PATRAIO
m od o, la gu er ra de 1914 a 1918, en luga o- Y EMANCIPADOR
De este ac
pa de cid a, su fri da , liberó energías y fue en
haber sido los hombres
gida con entusiasm o por la mayoría de
m portamiento de
edad de
los movil
ba
iza
tir
do
se
s
1

qu
• Basta con
e m ar ch ab
ver el co

Los rusos,
todos,
an a la guerra, alerta más 1
manes, los ingleses.
los franceses, los ale gres, y los italianos son más len-
ale
viejos, están menos ya sabemos que vivían
de otro
tos en m ov ers e, pe ro otros, de
los un os , el es pe jismo de América; los
sueño:
ción.
la espera de la Revolu fueron pocos los refractarios a la
Incluso en Rusia % de deser-
ilizació n, y en Fr an cia sólo hubo un 1,5 n de un 5
mov eía
ridades militares prev
tores, cuando las auto
a un 13 '1o· ta había fra-
píritu internacionalis .
Se ha dicho que el es no lograron ímpedir la guerra m o podria
d
constatar un hist on·a or pesr-
listas
casado, que los socia sus juramentos. Este hecho, po r .Francia --necom enos el g ni d
lll ls ta - tie 1 s qu~ el de ]a
y que todos falta ro n a , sin embar- ex ce pcióne d~ l9eldas h a surndo nunca
, ch oc ó a los contemporáneos; pero contrario, gu er ra civ il y, a
lara d dno a
ot ra pa rte
estaba persuadido de
lo i,i la experiencia de una mir"d v~ r a erahi~erra pa triótica.
go, cada ciudadano a la llamada de su país, cumplia Basta con ec ha r un a y
a a sacre su sto na re ciente o
de que, respondiendo les ca- una de las luc has
de revolucionario. No pa ra quede claro que cada
bí a duda de que su , los y los d 1ucha civil. ¡ ·
ra ha es"d tado teñida ' ..""'~~"O 0 e . , ' o qu e
que, al hacer la guer de ser los ar tífice s de la paz
ev r en te en 19 39 -1945 ¡0 , .d tambren en la Re-

demás comba tie ntes ha br ían
der des der
2 es ~ l ?a Sl
la ut op ía de la volución y el Imperio sa ,JP'Ea . e Juana de la Liga
Arco y
eterna; bello ideal es
te de
on es cl
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Richelio e I ~rque IV
poilus. de los Bo ra oñ Y de
a a to do s los con-
que animab internacionalismo se cho Y en los dempos de 70 existió
Así, pues , el pa cif ism o y el
otismo, he secr eta o abi ~~~ n uso en 18
rro-
vidualismo y el patri un partido qu e, amente, deseab la dea
fundieron con el indi que sólo se explica por la su- ta de lo s qu e di rig ían ,
el prus .
y
bastante excepcional os un a
guerra: era para tod justa; N0 fu e así sindeem bar 19 -1918; en Francia
puesta na tu ra lez a de es m
uiente, arr ldo l~ ~ go? en 14
triótica y, po r consig no hubo <m • ~~ anJero>>. .
guerra de defensa pa a guerra ineluctable. .
Crerto es que la Gran Gu err
o su ~ no s, pe ro
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y, en cualquier caso,
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2 'De rnü !re des de,
1

1
2. La guerra patriótica y emancipadora JJ
Parte L ¿Por qué tuvo lu~ar la guerra? 1
32

en Rusia, domle el odio a la autocracia era campar- <r,. . o muerte», rasgo éste que la naturaleza imperialista de
50
tido por casi wda la población, el «derrotismo>> no tuvo esta guerra no bastaría a explicar.
ninmn eco. Por derrotismo se entiende, entre 1914-
19l8, no el pesimismo descorazonador, que debilira la [,
moral del pais y le. conduce adla derrota, smollel doeds~oa
La unanimidad patriótica
f···.·,·:·.·.

de que su propio pa1s sea venc1 o, porque en e o p, r"


ir su salvación. Así, tanto en Franela como despues en A los pueblos les venía esta pasión de una historia le-
I talla, hubo algunos grupos de clericales que, hostiles al jana, pero su unanimidad patriótica tenía un origen más
régimen y a su inspiración laica, deseaban para esa ~u r!. .· reciente.
<<patria perclida» el castigo de Dios, pero no fueron mas Desde hacía meclio siglo, los progresos de la concen-
aue un puñado. Por su lado, el ala más avanzada del tración geográfica de las actividades indusrriales y el des-
s~cialis~o juzgaba, con Lenin,_ qu,e en 191~ n~da sería 1 arrollo del capitalismo habían determinado fenómenos
más per¡ud!c!al para el porverur ae la revomcwn_ prole- económicos generales que la edad pre-índustrial no había
taria oue una victoria militar en Rusia de los e¡ére1tos conocido. Así, la. agricultura inglesa entera había visto
zarista; en .Alemania de los ejércitos imperiales, etc. r moclificarse su destino por las leyes de 1846, o ia indus-
Eilo si~nificaba, para Lenin, que había que contribuir a .l tria fra11cesa por los acuerdos de 1860. Después, duran-
la derrota de su propio país; pero se v1o obligado a te los tres últimos decenios, el crecimiento económico de
abandonar esa p]araforma, que naclie aprobaba, Y reple- Francia había padecido un frenazo muy penoso, ligado
garse a posiciO~es internacionalista_s_. y pacifistas, cuya a -la crisis agrícola de Europa, debida, a su vez, a la exw
consigna apuntaba a !a ttansformacwn de la guerra eu- piotación de los grandes países de ultramar: Ca.>:1adá,
ropea en guerra civil. Australia, etc. En Europa, cada una cie las naciones tenía
Puesto que esto era la verdad en el caso d<; '!'usía, en , así el sentimiento de ser víctima de carástrofes y de es-
---- -tf?.t-!odead~de-enemigos_que_rnít±:ll!_c_Qrr_malos ~L~~g___ _
---------efdeFrancia";en.-et-de-Europa-e_¡_"=l:Ce-J:'"'...,---1~d~hJ.l--:arr~a_ ________ ~-
de la Internacional estalló en pedazos al prrmer toque ae ) prosperidad, su desarrollo, y ponían en entredicho su
corneta. . · existencia misma. El sentimiemo patriótico se convertía
Para el francés o el alemán, el combate de 1914-1918 de este modo en una de las formas de la reacción colee-
fue una lucha de paladines, tan clara, tan evidente como tiva de la sociedad frente a los fenómenos nacidos de la
la madre, el combate por la f: unificación económica del mundo; el movimiento de las
la Cruzada, la defensa de
o ía lucha de clases, y ningún razonamien to podía doml· r nacionalidades era una variante de ello, que no estaba
o
ligada exclusivamente a la opresión étnica religiosa.
nar este instinto colectivo.
No cabe duda aue el conflicto global de las dos coa-
liciones tuvo su origen en las rivalidades imperialistas;
pero los combates singulares que enfrentaron, una a una, Patriotismo y regionalismo
a las naciones respondía:' a otra ?ecesidad: a una_ tr~­
dición arraigada en lo mas profunao de la conc1enc1a ae La comparación se comprende mejor si se asocia. el
los pueblos. Cada uno de ellos presentía que_ estaba ~e­ patriotismo de las naciones a la resurrección del regio-
nazado en su existencia misma por el enerrugo heredita- nalismo. Así, en Rusia, el desarrollo económico había
rio, y, para todos, el conflicto obedecía a una,especie_de tenido como consecuencia la. penetración de colonos en
rito fatal, lo que explica el carácter de la lucna <<a v1da todo el Imperio, y su presencia como un cuerpo alógeno_
Parte I. ¿Por qué tuvo lugar la guerra? 2. La guerra patriótica y emancipadora 35
34

a la vieja Rusia se hizo tanto más sensible .cuanto que, añadido el que se aprendía en la escuela y repetía el pe-
con la puesta en valor de los yacimientos de, Ucrania o riódico, puesto que, desde hada treiota años, la difusión
con la explotación del Transtbenano, eran mas numero- 11 de la instrucción, el apogeo de la prensa y la resurrec-
sos en poblar y regentar esos terntonos del contorno, 11
ción de los deportes contribuían, sobre todo, a exaltar
donde antaño se comentaban con ejercer un control. Su la fe en el país propio.
presencia y la poli rica de rus~Íicación...que preconiZaron
fue padecida como un acto ae agreswn y, de rechazo,
los movimientos nacionales se desarrollaron con v1gor, no
solamente entre los que no se había."l considerado nunca
l
t El segundo catecismo

como rusos (tales como los baltos, los fioeses, etc.), smo A partir de 1880, la difusión de la iostrucción, muy
también entre los ucranianos, pequeños-rusos. mordvos, avanzada ya en Inglaterra y en Alemania, fue particular-
mari, etc. - d h mente rápida en Francia y en Rusia y fue acompañada
Entre la obligación por parte de los ucramanos e a· del conocimiento del pasado nacional, que en lo sucesivo
blar ruso y la prohibición para los escolares ~rances~s de penetra el cuerpo social entero. ¿Cuáles eran sus ense-
expresarse en patois, no hay más)¡ue. ';lila diferenCia de
grado, lo mismo que entre la rusmcacron llevada ~ ca~o
• ñanzas?

por los burócratas de _San Petersbur~o- y la centralizacwn


realizada oor los prusranos o los parlSlenses. La resurrec· En Francia
ción del ~egionalismo prov=al o bretón (en 1877 se 1
celebró el p~er co:"~reso interc~ltic?), la supervrvenc1~ ~ara ~~s fr~ce_s~~- ~~jn~asor_ ~~-;enido ,_siem~re ~el __
------- --------de--I-a-<tcuestlon-mendiesti-}>-y--m-as--~1:ill-del-pr:ohlema_~-------------¡--------Estc;---dc~de-Feder:tuT .Lr,----- 1a-trtrmelun-arrtr-prusrana- se-
ciliano en Italia son fenómenos de la misma ';'aruraleza; ¡ nutre de una historia que muestra a los dos pueblos en
es decir, un patriotismo, pero disociado del tiempo pre· i conflicto. Desde Alfred de Musset a Hansi, la imagioería
sente. . . popular ha sustituido al ioglés por el alemán como ene·
De hecllo, la presencia de funcionarios pamrenses, pru· migo nacional. La guerra de 1870 y la cesión de Alsacia-
sianos 0 rusos aseguraba el reforzamiento de la umdad Lorena, las iocitaciones de Maurice Barres a la revancha
nacional en mayor medida que la disolvía, porque e~ po· y los toques de clario de Déroulede, recuerdan todos .los
der central representaba la lucha contra la~ supervlven· días a los franceses que <<han perdido dos hijos>> y que
cías feudales y la defensa contra el extran¡ero. Sus me· ). no puede haber jamás perdón para los raptores. Los esco-
dios muy acrecentados, le permitían igualmente ~acer lares lo saben, puesto que desde la más ·tierna edad han
cree; en la democratización de las instituciones polít1~as; visto en su primer libro de historia lanzarse al águila
pero, en realidad, se trataba más bien de una c_:msolida· prusiana sobre el gallo galo y arrancarle sus mejores plu-
ción del Estado aunque los ciudadanos del ano 14 se mas, mientras que el pueblo de París, hambriento por el
imagioasen que,' en lo ~ucesivo, eran. libres en f~ll;ma bloqueo, el bombardeo y la guerra, esperaba su racio-
irreversible y que bastarra con perfecCionar o moclificar ' narniento en las calles heladas y, en su miseria, se veía
el régimen social o político para que la ley asegurase a reducido a comer ratas. Estas imágenes, grabadas desde
la democracia un funcionamiento perfecto. No se dab";l entonces en la conciencia de los ftanceses, alimentan su
cuenta de que las clases dirigentes no hablar: hecllo n;as patriotismo y les enseñan que, desde Bouvines a Sedán,
que perfeccionar su religión; al primer catecrsmo hablan la derrota o la muerte vienen siempre del Prusiano.
36 Parte I. ¿Por qué tuvo lugar In guerra?
2. La guerra patriótica y emancipadora 37

ceder el espíritu guerrero en Gran Bretaña, pero en Fran-


En Alemania cia ha ganado terreno con la llegada de Poincaré.>> Así,
<mna apretada red rodea al país, que no puede contar
En Alemania, los jóvenes han aprendido que el terri- más que con la ayuda de Austria-Hungría y de Turquía,
torio nacional es un cementerio de eslavos y que el estados interiormente podridos». La nueva edición del
pueblo alemán ha padecido de siempre la obsesión de la mismo manual añadía en 1916: <<El Kaiser se consa-
resurrección. La nación germánica, antaño conquistadora
graba al mejoramiento de la suerte de los obreros cuan-
v colonizadora, se considera en lo sucesivo guardiana de do su actividad pacífica fue interrumpida bruscamente
Ía civilización occidental frente a la multitud v~nida del por la guerra>>.
Este y no ve sin inquietud que los eslavos ~cc1dentales
afirmen su personalidad, crezcan y se mulnp11quen; tra-
ta de borrar toda huella de su paso en los territorios que En Rusia
antümamente pertenecieron a los lusacios y a los kachu-
cos "en Sajoni;, Prusia, Pomerania. Lo mismo que los
En su Historia, tan familiar para> los rusos como la
franceses, los alemanes consideran que el peligro está en
de Ernesto Lavisse para los franceses, Kovalevski cuenta
el Este, y por eso la idea de ,una vuelta al Drang nach
que mil años atrás la tierra rusa estaba cubierta de bos-
Osten toma cuerpo para sat1sracer a la vez a las necesi-
ques y pantanos. Las gentes que poblaban esta tierra se
dades de la economía alemana y para garant1zar la pe-
llamaban eslavos; eran altos, con pelo castaño y ojos
rennidad de la presencia germánica en toda la Europa
brillantes; vivían agrupados en grandes familias: el pa-
central. Pero los niños saben también que si los alema- J
dre-anciano con sus hermanos, hijos, sobrinos, nietos,
nes han de vigilar al Este, han de estar igualmente en 1 cultivando todos la tierra v oracticando la caza. Varias
guardia frente al Oeste. Goe~he lo ha escnto en st;s M~- __ _ familias formaban un d;:m~y__:a_lgunas_ __v:eces_var:ics.-cla-n€5-----
-------mvrtas:·--err-d:-tfemn-u-de--su-ruventud;-J:-a:-p-eor-c.rrasrrore-----
se reunían para decidir sobre un asunto importante. Esa
fue la ocupación de Coblenza por los solda??s de Fr~-
reunión se llamaba vetche; se convocaba al oueblo a to-
cia. En el momento presente, el «mercannhsmo mg1es
que de campana, h cual recibía el nombre de campana-
v el odio francés se unen a las ambiciones de los rusos vetche.
~n contra del pobre Imperio alemán>>. «La patria está
cercada.:. Pero Dios ha derribado siempre a los ene- Ocurría a menudo que los eslavos combatían a los pue-
blos que querían invadir su territorio, y en su lucha
mi~os de Alemania... Dios castigó a Napoleón en 1
sabían esconderse tras las altas hierbas v caer de imoro-
18l2 ... Por eso, nosotros, los alemanes, no tememos
viso sobre el enemigo; incluso se sum~rgían, cab,;a y
nada en el mundo, excepto a Dios.» Sano y vigoroso, el J todo, en las aguas del río, respirando por una caña que
pueblo alemán no tiene nada que ten;er de sus vecmos
sostenían en la boca. Pero era un pueblo hosoitalario el
del Oeste, y todos los años, en septiembre, celebra el
de los eslavos, que no amaba la g;,erra; cu~do un es-
Sedanfeier en recuerdo de la derrota del pue.blo ve~no, .
disminuido en lo sucesivo, y al que se considera fnvo- lavo. salía de su casa, dejaba alimentos sobre la mesa y
1
lo ... «La guerra que quizá estalle, Alemania no la qmer~, no cerraba nunca la puerta para que los extranjeros pu-
diesen entrar, comer y descansar.
v el Kaiser hace todo por evitarla. Eduardo VII habu
~rganizado la asfixia de Alemania porque estaba celoso Sin embargo, no cesaron de afluir invasores; uno tras
de s.u prosperidad comercial. Su muerte ha hecho retro- otro, viníeron del Norte primero, y del Este después.
Guerreros escandinavos en primer término, después po-
Parte I. ¿Por qué ruvo lugar la guerra? 2. La gue!Ta patricitica y emancipadora 39
38

Jacos y alemanes -esos caballeros teutónicos que Ale- '


jandro Nevski rechazó en 1242 e? combate sobre _el
hielo-. De la estepa llegaron los tartaros, que unpusle- El deporte y el sentimiento nacional
ron su yugo al pueblo ruso e incluso se aliaron con los
_Tenemos _que señalar una innovación que acruó en el
polacos.
Por un lado, los tártaros, confundidos después con los rms~o s~ntldo: la resurrección de los deportes. Con
moncroles v los turcos; por otro, los polacos y los ale- ocas1ón de la primera Olimpiada, en 1896: no se dejó
man;s: do.s azotes conjugados contra ella, que Rusia en~ de recordar la naturale:=a pacifica de los juegos, durante
cuentra a !o largo de toda su historia. En 1905, resucita, los ~ales los gnegos mterrumpían la guerra. Pero los
desde Oriente, el peligro «amarillo>>, con rostro japonés. orgaruzadores y promotores emplearon también otro len-
El tema mongol inspira la poesía de Merejkovski y de guaíe: «De los deportes surgen la resistencia física la
Biehi «revivificando una pesadilla en el alma de Rusia>>, ~angre fría, las virtudes milftares, m~nteniendo a la' ju-
de ¿u~os fantasmas necesitó varios siglos para librarse. entud dentro de una atmostera belir.osa>> escribía en
Una vez más, en el siglo x.x, los dos enemigos tradiciona- 1913, bajo el :eudónimo de Agathon, Henri Massis,
les se hallaban asociados: Alemarúa para atacar al Oeste, uno de los paladmes de la <<revancha>>. En idénticas ideas
y el oriental para hacerlo por el Sur. abundaba Charles Maurr~s en Anthinea, y en Francia,
a! menos, fueron los militares quienes escribieron glori-
Así, pues, el destino de cada uno de los pueblos est~ba ficando los deportes. En 1912, el Comité Internacional
marcado por su lucha defensiva contra el enermgo ne- d~ _los Juegos Olímpicos contaba con 28 aristócratas 0
reditario: los franceses contra los alemanes, y éstos con- rmhtares entre sus 44 miembros.
- ---rra-íos--es-laves-s-lQs-f-:r;ar:H.;eseS-;-----los_m_.ms_c_Qutr__a~Qs__Jl.l;Q_?._·----~----------~~D e este mod~ antes ª-_e.. r~s~Ü~!-~L~Qfritu~gíona_:_
rillos y los alemanes. Pronto ocurrió lo mismo con los lista? ~rc!eport: represento e1 papel de estimulanre del
italianos adversarios de Austria, enemiga de siempre, sentlmlento naaonal, como dan cuenta de ello sus prime-
o con l~s turcos, adversarios de los pueblos eslavos. La ros cant~res. El _depor:=e :<aparta de la vida política y crea
única excepción era Austria, cuyo enemigo ancestral ha- el gusto mnato de la disaplina>>.
bía sido el infiel, pero como, desde hacía un siglo, el
Imperio otomano se había descompuesto, no tenían ya En Eu;opa o:cidental, los progresos de la instrucción,
fronteras comunes ni incluso pretexto para odiarse. las transrormaaones de la prensa, el desarrollo del de-
En todos los países, los maestros habían enseñado es- :J
porte, renacimiento místico, contribuyeron a resucitar
tas verdades, aunque quizá abrigasen en sí mismos con- ~ sentl.mJ.er:to del deber y de una obediencia a la auto-
vicciones pacifistas. Pero su enseñanza tenía efectos r;d,ad super:or, en este ,caso, la patria. R: Girardet ana-
contrarios, puesto que, glorificando a Juana de Aico o lizo muy bren este fenomeno en Francia donde resulta
a Alejandro Nevski, alimentaban involuntariamente el es- espe?alm~te· claro en vísperas de la gderra. Heredero
píritu guerrero. Por lo demás, de acuerdo con la lógica d-:J J_acoblnls_mo Y de la tradición de la derecha, el pa-
de sus lecciones, dieron de 1914 a 1918 ejemplo de pa- tnotlsmo anuna a la sociedad entera hasta el punto de
que, en Bellevill~, los hij'?s de los comuneros postulan
triotismo.
para q~e el hamo no de¡e de desfilar el 14 de julio.
A Jaures, por otra parte, no se le ocurre en absoluto
negar la necesidad del deber militar ni condenar el re-
2. La guerra patriótica y emancipadora 41
Parte I. ¿Por qué tuvo lugar la guerra?
40

curso a la guerra, siempre que ésta sea justa y en defensa El militarismo alemán
del país. imili'. . d 1 •
En 1914, por tanto, el ant tansmo e _a epoca <<Francia es un país belicoso, y Alemania, un país
post-dreyfusiana ha perdido su fuerza; vemte anos. antes militarista>>, escribía Guglielmo Perrero en 1899. Ob-
Lucien Descaves escribía: «Personalmente, no dana P_:>r servaba que al otro lado del Rhin, el público no se
esas tierras olvidadas (Alsacla-Lorena) rn el dedc: merni había dejado embriagar por la victoria de 18 7O, de la
ue de la mano derecha, pues me s1rve para suJetar e que no se acordaba más que en los días de conmemo-
~apel cuando escribo, ni d de la_ mano 1zqmerda, pues ración, mientras que en Francia «la pérdida de Alsacia-
lo uso para sacudir la cernza del crgarro.>> Lorena v el recuerdo de la derrota se convertía en una
En 1912 es otra generación la que e~tá ~~esente: una especie de obsesión nacional». Advertía igualmente que
generación que no ha conocido la hurnillac1on de la de- en ninguna parte el control de la prensa sobre la manera
rrota y que desprecia. la _de~ilidad de sus mayores Y su como los oficiales trataban a los soldados era más vigi-
timidez ame la expenenc1a oe la v1da. . lante que en Alemania, donde seguía siendo muy viva
La evolución de Charles Péguy ilustra este cambo: la desconfianza frente al <<espíritu prusianO>>.
este católico, antaño pacifista y dreyfus1ano, publica Y, sin embargo, quince años más tarde, Alemania era,
Notre Patrie, donde se califica a los soc1ahstas de .agen- entre todas las naciones europeas, el país donde los wJ-
tes del imperialismo alemán; usa un _lenguaJe mas na- litares ejercían mayor influencia en los asuntos del Es-
cionalista todavía que patriótico, el m1smo, que Charles tado. Mientras que en Gran Bretaña la sociedad civil
Maurras y Maurice Barres, cuyo d1ano, L Actwn !ran- había puesto a su servicio Ejército y Armada, y que en
qaise conquista a la juventud de las escuelas supenor~s. Francia, y sobre todo en Rusia, la sociedad milirar for-
L~s nuevas generaciones se inflaman ante cualq:uer maba un grupo aparte, sin vínculo directo con las fuerzas
___ incidente franco-alemán. Una sufragista in~~esa h~-~eJa_~orr·_ _ económicas que administraban el país, en Alemania,_l~_
es!e testimonio de su paso por ~ans: <<~e encon~rga militares se encontraban metidos en los negocios, ocu-
completamente cambiados a lo_s J?.lsm.os am1go: a c¡men;:s pando fácilmente los puestos de directores de empresas
había conocido pacíficos, annmilitar1stas, antmacronalis- o de' bancos, y manteniéndose en primera fila.
tas, goetheanos, wagneríru;.~s, nietzscheanos; pron;nc1an De este modo, participaban, más que en ningún otro
todavía con des<rana los vieJOS vocablos de paz Y ae pro- sitio, en las decisiones tomadas por el Estado, y más que
greso, pero cad~ una de sus palabras, ca?a una de las en ningún país podían decidir de la guerra o la paz.
inflexiones de su voz, cada una de sus muada~, revelan Asociados a los dirigentes económicos, constituían la
un arrebato, un deseo de guerra, apenas reprlffil~O .. :» punta de lanza del nacionalismo. <<Este -escribe Pierre
Esta amósfera belicista no se encuentra en e. . nns~? Renouvin- procedía de la convicción de que el germa-
grado fuera de Francia; pero, sin embargo, ta,nto el mili- nismo, por el écito que ha alcanzado en el dominio mi-
tarismo alemán como el paneslavismo conmbuy~ron en litar, económico e incluso cultural, ha manifestado una
jQUal medida, 0 más aún, a alimentar el nacronali~mo, a superioridad indiscutible ( ... ), porque el pueblo alemán
a~elerar la carrera de los armamentos y a prec1puar la da muestras de un patriotismo vigoroso y da pruebas de
guerra mundial. su genio de organización.>> Su órgano fue primero la Liga
Naval, financiada por Krupp, y después la Liga Panger-
manista ( Alldeutscher V erband), particularmente activa

--------·
--~---~---·- -- ~ -
2. La guerra patriótica 'f emancipadora 43
42 Parte I. ¿Por qué mvo lugar la guerra?

en vísperas de la Gran Guerra. La liga se proponía, se· movimiento nacional que se despertaba en las minorías
aün sus estatutos, «estimular el pensamiento nacion
al y, a la vez, consolidar su hegemonía, gracias a su irradia-
ilemá n ( ... ) y preconizar por todas partes una vigorosa ción más allá de las fronteras.
oolítica en favor de los intereses alemanes». Los senti- Así, pues, rusos y austríacos estaban dispuestos a con-
una
!nientos pangermanistas eran compartidos por una mi- siderar como ilegítimas las pretensiones de constituir
noría, reducida, pero activa e int1uyente, de jefes mili- <<nación>> que abrigaba cada una de las minorías e incli-
tares, cuadros económicos y universitarios. Dio rienda nados a glorificar la grandeza de la suya, al mismo tiem-
suelta a su espíritu anexionista, apuntancio a una expa..'1~ po que se veían llevados a dominar por el terror a estas
sión que rebasaba el dominio lin,oüístico alemán y llegab
a minorías, mostrándose agresivos con respecto a sus even
4

hasta ultramar. Su programa iba a nutri r los «obje tivos tuales protectores. Estos eran, como es sabido, Servia y
de la guerra» del gobierno Betbmann-Hollweg en cuant
o el Imperio ruso para los eslavos de la doble monarquía;
s
se iPiciaron las hostilidades. Turquía, Pmsi a y Austria-Hungría para los musulmane
De 1900 a 1914, al no obten er ventajas en Marruecos y otras minorías del Imperio ruso.
en
o en Otros sitios, el espíritu belicoso ganó terreno
Alemania, mantenido voluntariamente por los medio s di-
riaentes: <<En caso de guerra, el pueblo no debe pregun- En Rusia
ta~ cuáles son los intereses por los que se bate Alemania,
sino que hay que acostumbrarle a la idea de tal guerra». Para el zarismo, las amenazas eran múltiples; con res-
,
La pr-ensa repetía las lecciones enseñadas en la escuela: pecto a los pueblos no eslavos, concernía, por una parte
tártar os, azerios y musul -
Alemania estaba cercada de enemigos, que desemboca· a los fineses y, por otra, a los
----------llim-po:¡;_Los-'losgns~J;Lot_el Niem
en, por el Isonzo. El manes de Crimea, solicitados por el sueño del panturquis-
os;---
ialme nte continental, pero pa- mo. En Jos eslavos, provenía ñe-Jos po1a tos-;- limm
Pello-ro seQUÍa siendo esenc
~ ~
. ucranios, etc., que aspira ban a la indep enden cia o a la
recía gigantesco.
El renacimiento del bellci smo en Franc ia, el reforza- autonomía. Pero el paneslavismo de los medios dirigen-
miento de la alianza franco -rusa, el crecim iento del pan- tes se preocupaba aún más de sus objetivos ofensivos
eslavismo y el movimiento de las nacio nalida des (eslav as) fuera de Rusia, donde su agresi-vidad podía lograrle éxi-
en Europa central contr ibuye ron a dar más vida a este tos más deslumbrantes que la msificación. Este pan-
z
peligro. Así, el espíritu ofensivo de los medios mili,t~es eslavismo ruso se había convertido con bastante rapide
en una ideología nacio nalist a; ya en 1869, su profe ta,
y de los pangermanistas podía apoyarse en. }a legrtuna
inquietud del pueblo alemán y su preoc upaao n por ase- Danilevski, evocaba en Rusia y Europa la época, próxi-
defensa de sus intereses y del territorio nacional. ma ya, en que la cultura eslava predominaría en Europa,
oI!Uiar la
reemplazando definitivamente la civilización latino-ger-
mánica. Mientras tanto, sus ideas regían la política de
El senttmzento patriótico en los estados los medios dirigentes, tan dillgentes para rusificar el
multinacionales interior como para defender, en el exterior, los derechos
de los eslavos «Oprimidos>>, sobre todo checos, bosnios,
El imperio de los zares y la doble monarquía eran rutenos y aquellos cuya independencia estaba amenazada,
el como, por ejemplo, los «hermanitos servíos>>. -
estados plurinacionales; el pueblo dominador -aqu í sentido la
aran-ruso ' allí- alemán o húng aro-- quería reprim ir el Paradójicamente, marchaba en el mismo
o
44 Parre L ¿Por qué tuvo lugar la guerra? 2. La guerra patriótica y emancipadora 45

actitud de las organizaciones revolucionarias rusas, quie- tado ruso. Turbulentas en tiempo de paz, no se habían
nes, antaño favorables al derecho a la independencia de · movido en 1908; en el ejército no se agitaron ni en el
los pueblos sometidos, desaprobaban estas aspiraciones momento de la movilización ni durante los años de la
en el momento en que éstas se expresaban. dentro del guerra. Bien es verdad que el alto mando tomó la pre-
marco de los partidos socialistas, pues «los objetivos caución de no colocar frente a los rusos a las tropas de
propiamente nacionales dividen al proletariado en lugar origen eslavo, precaución sensata, porque los contingen-
de unirlo». Inducidos, pues, por necesidades tácticas a tes checos se dejaron hacer prisioneros con más facilidad
aliarse con las organizaciones <<nacionales>> y a reconocer que las tropas austríacas; sin -embargo, permanecieron
la legitimidad de su vocación, los partidos revolucionarios leales, y a los rusos no se les .pasó por la cabeza la idea
conservaban, sin embargo, con respecto a ellas, una acti- de utilizarlos, una vez prisioneros, en contra de sus an-
tud suspicaz, que se traslucía en el momento en que se tiguos opresores. Incluso tratándose de los enemigos, los
trataba de los problemas de la revolución. En vísperas de estados no utilizaban, los unos contra los otros, ciertos
la guerra, Lenln era casi el único revolucionario que re- tioos de armas .
conocía el derecho absoluto de una nación a divorciarse • Esta actitud de los elementos alógenos se explica fá-
del Estado opresor, pero, aun así, acompañaba su juicio cilmente; en efecto, al romperse las hostilidades, su es-
de una reserva, a saber: que el derecho al divorcio no tatuto cambia, se convierten en soldados, como todos los
implicaba su necesidad. ciudadanos del Imperio, y bajo su uniforme participan
Por tanto, en vísperas de la guerra, las organizaciones en la misma aventura. Esta promoción les exalta y !es ilu-
alógenas del Imperio ruso se encontraban en una posi- mina: un checo uniformado es un soldado como los
ción equívoca. Hostiles al Estado zarista y mal compren- demás.
didas por los revolucionarios, se veían abocadas a buscar
su propia vía. Las poblaciones mismas, sin embargo, con- ¡ El caso de la minoría servía era diferente. Le era di-
tinuaban obedeciendo a las autoridades tradicionales, Y J fícil resistirse a la llamada de Belgrado, a los campeones
----------asf,-los-eler:J:entes-alége:aes-,bien-am-algam-ades-E0n---la-~------¡--------J€-1--:1-G-Fa..~gr-v-ia--.-AEle.más-,-Ja-. --a..s~-.fl8n--Ele-Eesilla~He.~e------
tropas rusas, se batieron a su lado como hermanos de gavina por Austria en 1908 era una cuestión parecida a
armas. Además, la guerra emancipaba al judío, al balto, la de Alsacia-Lorena; convenía sus sueños en ilusorios
al ucranio, que, como el ruso, participaban en la defensa . y contrariaba igualmente el ideal paneslavo. Las organi-
de su naís. ; zaciones secretas servías, alentadoras de la lucha contra
• los Habsburgo, estaban subvencionadas por San Peters-
burgo y desde 1908 practicaban el terrorismo contra los
funcionarios austríacos en territorio ocupado; es decir,
En Austria-Hungría en Bosnia. Su objetivo declarado era conseguir que la
presencia austríaca resultase insostenible. El Gobierno
Las organizaciones nacionales habían adoptado, en el servio no lo ignoraba, puesto que los jefes de la Mano
seno del Imperio austro-húngaro, una actitud más radi- Negra, principal organización terrorista, ocupaban pues-
cal, y así, el checo Masaryk se refugió en Londres, des- tos de alta responsabilidad en los servicios secretos y
de donde animó la lucha contra Austria-Hungría. Sin reclutaban a los terroristas dentro de la minoría servía
embargo, las poblaciones mostraron un comportamiento del Imperio, de modo que el Gobierno de Belgrado pu-
semejante al de las minorías situadas en el seno del Es- diese declararse irresponsable. Las autoridades austría-
---=----~---·---

2. La guerra patriótica y emancipadora 47


Parte l. ¿Por qué ruvo lugar la guerra?
obedecían
ejérc ito recla maba el cas- podian alborotar el ejército en tiempo de paz,
cas no se dejab an enga ñar, y el a sus ¡efes en el campo de batal la.
su jefe,
tigo de los verdaderos culpables por boca de La guerra era, pues, para el alto mando, una
manera
r a
de re;olver el probb~a nacio
Conr ad von Hotz endo rf. nal y de volv er a pone
vital es para el Impe rio, que, hada n los
Esto s prob lema s eran
podí a cede r ante los mo- los hungaros ~n su smo. Esto s lo sabía n y se
au-
mult inaci onal por natur aleza , no se plant eaba la cues tión de
compro- levantiscos caaa vez que
vimientos centrífugos. Desde 1867, al menos, un mentar los créditos militares_ Como resultado
de esca
con los húng aros había perm itido resol ver el proble- austr íaco estab a en 1914 menos
miso ban obstr ucción, el ejército
, éstos repre senta es para hacer una oruer ra larga.'
ma de su estatuto, y, desde esa fecha tos preparado que sus rival ,
de sus prop ios asun
un papel esencial en la dirección no po di a asegurar caaa año más que el adies
tramiento
ment e en los de la dobl e mon arqu ía. Por tanto, el antes de la doble mon arau ía. cuan-
e igual del 29 olo de los habit
separatismo les seducía ya merlo s que la hege moní a sobre n ~ra de
nas. In- do para Rusia, Italia y Francia la proporciÓ
35 /~, 37 ~o Y /"o (en Alem~nía, el 47-~<,). El
as y ruma
las otras mioorías, especialm ente eslav
se opon ían, ahor a más 7? ejército
adiestra-
virtiendo los papeles, los húngaros de austnaco dispoma de una cantidad de soldados
ndica cione s parti cular istas pobla-
que los austríacos, a las reivi ~':s dos veces menor que la de Francia para una ruso
de 1914 se hada n cada
las otras mioorías, que alrededor CIOn .I~al Y estaba peor equipado que el ejérc hó al
ito
vez más apremiantes. Por no tener unifo rme, un ofici al marc
Una O elrta liano .
En Viena, los medios dirigentes estaban divididos. frent e!
e co.~ de gala, Y, Co;>rad von Hotzendorf repetía
os miem bros de la famil ia .
parte de los políticos y algun Fran - que su e¡era to no estan a dispuesto hasta 1920
ente el here dero del trono , en el inte-
imperial, y especialm
actit ud liber al. Pero el . Pero bastaba con que estallase un conflicto
cisco Fernando, adop taban una los servi os y
o nor con los rutenos\ o en el exterior con d~
e_y contir rti_ab a siend o el últim OS_res.,nonsa_h les_d eLe!i tadQ_ f_er-
------------------ ---108--ruros,-cw.slderaQ
. -----Ejé>cito-era...intrans igent
fidel idad al pasa do afemá il-ae íTnip erf6~ que a los {efe ;---- -
bastión de la men ta?ó n que reinaba. en el Imperio, para
ales de carre ra era de orige n ger- a. La idea
El 78,7 % de los ofici del eJerCito se les sub1ese la sangre a la cabez
anes cons-
máníco, cuando se daba el caso de que los alem los de «ajustar las cuentas a los eslavos» del inter
ior ata-
e el 24 /"o de la pobl ación ; para ior exalt aba
tituían únicament cando a los servios y a los rusos del exter
húngaros y los checo s, las cifra s eran, respe ctiva ment e,
a los ministros y a los jefes militares como par~ que pro-
canta-
de 9 y 20 %, de 4,8 y 13 %; aunque el Imperio había un vocasen la gnerra en el momento preciso en aue
acababan
ba con un 10 % de pequ eños -ruso s, apen as gana r!;, Es verdad
io. El ejérc ito se ha- de demostrar que no eran capaces de
de orige n ucran guer ra; era un
0,2% de oficia les
nalid ades más que nin- que !a gu~rr~ en los Balcanes no era la
bía resistido al asalt o de las nacio a un mun do disti nto,
es que el mand o había conflicto distmto, que correspondia
gún otro cuerp o socia l. Cier to clane s no mere cían
admitir la donde las querellas ancestrales entre
tenido que hacer concesiones a los húngaros, ~lm· no
aro autón omo , el Honv ed, que Euro pa interviníese. Bismarck lo había .
constitución de un cuerp o húng valían los huesos de un granadero pom erani o.
ar que al lado de la lengu a del mand o (och enta o a punt o de estal lar
y toler
cio (cien palab ras), Varia~ veces, cuando había estad
palabras) y de la leng ua del servi ósito de serví os de búl-
de. utili- un conflicto austro-ruso a prop 0
existiese para cada regimiento una posibilidad gar~s , Berlín había retenido a Viena por la mang
a, y
a nacio nal; pero se nega ba a hace r otras parec ía que esta gne-
zar la lengu
, que las quere llas no Pans , a .san Petersburgo. Por eso una
es. Sabía , por otra parte nece saria ment e en
concesion
el checo o el ruten o, que rra localizada no se transformaría
estallaban en tiei? po de guer ra:
48 Parte l. ¿Por qué tuvo lugar la guerra? Capítulo 3
guerra continental y menos aún que pudiese convertirse LA GUERRA INEVITABLE
en una guerra mundial, hasta tal punto estaba lejos de
los espíritus -en Viena como en San Pertersburgo, en
París o en Berlín- la idea de una guerra en la que In-
glaterra pudiese efectivamente participar. Bien es verdad
que la necesidad de una guerra entre Inglaterra y Ale-
mania no surgía del fondo de la historia de los pueblos,
sino que pertenecía a un pasado más inmediato, que la
conciencia nacional no había asumido aún enteramente;
su necesidad estaba ligada con el desarrollo reciente de
las rivalidades de carácter imperialista.

La composición de las coaliciones nos revela otro as-


pecto de la guerra de 1914: su carácter imperialista; da
cuenta igualmente de algunas de sus causas. Los dos sis-
temas de alianza no fueron, en efecto, fortuiros; su ló-
gÍca estaba ligada con el desarrollo desigual de las na-
ciones y con la rivalidad, que era su consecuencia.
En Europa~ca_da_n_aciórLhahía_ejercido_ontaño..sU-he.---­
gemonía. A mediados del siglo XVI fue España, en el
XVII fueron Francia y después Inglaterra quienes ejer-
cieron la preponderancia. Después de la Revolución y del
Imperio comenzó una especie de nuevo ciclo histórico,
definido por el desarrollo industrial de las naciones. In-
glaterra realizó entonces un avance excepcional y a me-
diados del siglo XIX su potencia era igual a la de todos
los demás países reunidos.
Se advierte, sin embargo, una diferencia con la segun-
da mitad de nuestro siglo xx, en la que no cesa de cre-
cer el avance técníco de los Estados Unidos en relación
con el resto del mundo; en el siglo xrx, la distancia que
separa a Gran Bretaña de las otras potencias industriales
iba reduciéndose decenio tras decenio; nadan otras na-
ciones industriales que lograron crecer, prosperar y no
dejarse dominar por Inglaterra. Fueron primero Fran-
cia- y después Bélgica, naciones que habían emprendido
49
50 Parte l. ¿Por qué mvo lugar la guerra? 3. La guerra inevitable 51

en segundo lugar la carrera industrial; seguidamente los


Estados Unidos, Rusia, el Japón y, por fin ,y sobre todo, El desafío
Alemania.
Inglaterra se sentía amenazada más que cualquier otra
nación oor esta voluntad de desafío de Alemania, estimu-
La ascensión de Alemania lada p,;r el orgullo de un éxito sin igual. Desde 1895,
Joe Chamberlain señalaba los. <<puntos negros>> en el
Alemania, una de las últimas naciones en unificarse horizonte. En China como en Africa del Sur, Gran Bretaña
y ponerse en marcha, tuvo aue adaotar su desarrollo a tropezaba en su camino con la Alemania de Guillermo II.
las necesidades de un mundo que ;e había organizado Desnués de 1900, sobre todo, el aumento de la porencra
sin ella y donde cada uno tenia ya su lugar y su papel nav~ de Alemania, bajo la influencia de los pangerma-
definido, sus mercados reservados, su materia prima ga- rustas como el almirante Tirpitz, despertaba vivas in-
rantizada y sus proyectos de futuro elaborados. Para po- quie~des al otro lado del canal de la Mancha. Los in-
der resistir la competencia y para vencerla, la concentra- gleses querían mantener a toda costa el Two powers
ción fue para Alemania una necesidad aún mayor que standard 1 y construir superacorazados, los Dreadnoughts,
para los Estados Unidos, y lo mismo ocurrió con la coor- presumiendo que Alemania no podría seguirlos, ya que
dinación de la ciencia y de la industría. Entre 1880 y el canal de Kiel era demasiado estrecho para navíos de
1914, gracias a esos imperativos y al tríunfo del espíritu este porte. Pero, sin inmutarse por esta pugna, los ale-
tecnocr:írico, Alemania consiguió llevar a cabo el salto manes ensancharon el canal y construyeron, a su vez,
más prodigioso que la Historia ha conocido jamás. Pudo , suoeracorazados. En lo sucesivo, la rivalidad anglo-ale-
senrirse orgullosa porque, en ciertos terrenos, hacía la ) m:illa se convirtió en un enfrentamiento públic? que
________ competencia-a--Inglate:r-:ra-,--maGÜ"€-El~-las-naEie!!es-inElu:r-------+-----------corearon--y-a-1:entaron--1a--gran-preRsa---y---las--a€-tl1-ahdades----
triales, hasta en su propia casa. Siguiendo el ejemplo cinematográficas. ·
franco-inglés, Alemania se convirtió, a su vez, a la idea La idea de un acuerdo rozó, sin duda, la mente de al-
de la expansión en ultramar, fuese para la obtención de gunos hombres de Estado ingleses o alemanes, pero el
materias primas a buen precio o para extender sus mer- movimiento mismo de la rivalidad imperiali_sta, tanto
cados. Pero casi todo el planeta estaba ya conquistado como el carácter de los hombres, empujaban a los dos
y repartido, y Alemania no podía obtener su «lugar bajo países al antagonismo. Durante los veinte añ?s qu~ pre-
el sol». Con su enorme potencia económica concentrada cedieron a la guerra, Alemania manifestó más rmpacrenoa
en un territorio relativamente pequeño y su campo de y agresividad que su rival; Inglaterra, afianzada Y abas-
expansión estrechamente delimitado por las posiciones tecida ya, era necesariamente conservadora Y contempo-
ya adquiridas por sus rivales, Alemania no pudo satis- rizadora, sí no abiertamente pacifista, como lo manifestó
facer las ~aordinarias necesidades de s;' cuerpo en algunos días antes de "entrar en la guerra. Su ~c?tud ex-
pleno creCltulento cuando su economía llego a ser plena- presaba únicamente su voluntad de no modificar una
mente competitiva; no tuvo la posibilidad de extender situación de hecho. Pero si ésta se viese amenazada en
sus zonas de influencia ni de conquistar nuevos merca- su realidad 0 en sus posibilidades virtuales, los intereses
dos, ni tenia, además, una base financiera a la medida
de su expansión económica. 1 Política. que aseguraba. a. Gran Bretaña. una potencia nayal supe-
rior o igual a ta. de tos dos países que poseian la flota mas impor·
ea.nte después _s:te la suya.
52 Parte L ¿Por qué tuvo lugar la guerra? 3. La guerra inevitable 53

del pueblo inglés llevarían a Inglaterra a reconsiderar los ingleses, su gusto por la negociación, engañó a los
su posición. Es cierto que sus dirigentes cm;tsideraron la dirigentes alemanes, quienes creyeron que eran umca-
posibilidad de hacer concesiones al expansionismo ale- mente desacuerdos de carácter personal o conjetural los
mán, pero incluso si se le concedían a Alemanía com- que estorbaban la vía hacia un acuerdo. En plena crisis
pensaciones de orden territorial (a cuenra de las colo- de julio de 1914 tenían aún la certeza de que Inglaterra
nias belgas o portuguesas), esta política no garantizaba no participaría en una guerra europea y, persuadidos de
los intereses futuros de Inglaterra, que, inevitablemente, que acabarían por <<entenderse>> con los ingleses, maní-
se vería cada vez más amenazada por el crecimiento de festaron su sorpresa y su cólera cuando supieron, des-
las posibilidades de la potencia alemana. pués de invadir Bélgica, que la Gran Bretaña se decidía
Así, pues, desde principios de siglo, Gran Bretaña a combatir contra ellos. El himno de «el amor burlado>>,
practicó la política del containment (Eindammung). el canto de odio (Hassgesang) contra Inglaterra, de
Abandonó definitivamente su política de aislamiento, Ernst Lissauer, es testimonio del despecho que sinrieron
estrechó los lazos establecidos con Francia y Rusia en- los alemanes y su éxito fue enorme.
tre 1904 y 1907 y consintió igualmente en sacrificios mi-
litares extremos cuando se vio claro que Alemanía ame-
nazaba efectivamente su hegemonía. <<Hemos vivido ¿Qué nos importan Rusia o los franceses? ... , golpe por
demasiado tiempo acurrucados en el fondo del valle golpe, bota por bota.
--escribía unas semanas más tarde Lloyd George-, No les amamos, no les odiamos: protegemos el Vístula
blandamente protegidos y demasiado complacientes con y los pasos de Los Vosgos. No sentimos más que un solo
respecto a nosotros mismos ( ... ) El destino nos eleva odio. Amamos en común, odiamos en común. No tene-
hoy a cimas que habíamos olvidado: el honor, el deber, mos más que un enemigo.
----cl-patriotismo-y-;-ve.-u 'do-de-bhrrn:o-y-respbrrde áenre, el----"-- Padas-f~~~acéb. -----------------
sacrificio, que, fiero, señala con el dedo en dirección al Todos lo conocéis.
cielo.>> Agazapado. tras el mar grzsaceo, lleno de envidia, de
Tal era la lección que se desprendía de las peripecia~ malicia, de ira y de astucia, separado de nosotros por
de la política internacional de los diez últimos años. El aguas más espesas que la sangre.
Kaiser se sentía tanto más irritado cuanto que, después No tenemos todos más que un odio.
de haber visto a los ingleses intentar acercarse a él en No tenemos todos más que un enemigo: Inglaterra.
tiempo de su abuela Victoria, se encontraba ahora con
que sus propias tentativas eran rechazadas por la diplo-
macia de Eduardo VII. Esta suscep ribilidad de orden En el cuarto de banderas, en la sala de fiestas a bordo,
personal venía a añadirse a la lista de los motivos de sentados estaban a la hora de comer. Rápido como un
queja que Alemanía tenía contra Inglaterra y a irritar sablazo, uno de los dos asió la copa para brindar y con
su sentimiento nacionalista. Las palabras de Hans Delb- un golpe seco, como el de un remo, pronunció tres pa-
rück, pronunciadas en 1899, seguían siendo válidas: labras: <<Por el día D.>>
«9ueremos convertirnos en una potencia mundial ... y no ¿A quién iba el brindis?
podemos retroceder. Podríamos proseguir esta política No había en todos más que un odio. ¿En quién pen-
con Inglaterra o sin Inglaterra; con ella significa la paz; saban?
contra ella supone la guerra>>. Pero el «pacifismo» de No tenían todos más que un enemigo: Inglaterra.
55
3. L:1 guerra inevitable
54 Paree I. ¿Por qué ruvo lugar la guerra?
del otro
. que separaban a los dos países, y los intereses
Toma a sueldo a fo¡lo:\ los ¡mr:blos de fd tierra lado del Rhin se hacían ya prese ntes hasta en el inte·
Construye fortificaciones con Lingot~s de oro.
rior de las fronteras francesas.
s.
Cubre con naves y naves la superficie de los mare Cierto es que a principios de siglo la República
fran·
e.
Haces bien :us cálculos, pero no suficientement cesa seguía desempeñ ando un pape l sobre salie nte en el
é·Qué nos importan los rusos y los franceses? mercado fina.;J.ciero y económico mUI'.dial. «Fra
ncia es la
Golpe por golpe y bota por bota. tir Nico lás li. Con el juego de los
caja>>, gustaba de repe
Concluiremos la paz cualquier día. empréstitos privados y sobre tado de los del
ES[ado
A ti te odiaremos con un odio largo y profundo. (que juzgaba más seguros), el ahorro francés
iba a se-
Y no renunciaremos a nuestro odio, pultarse más allá de sus fronteras y sobre todo
en Rusia,
odio en las aguas, odio en la tierra, donde el tipo de interés era más ventajoso. Los
bancos
ental es,
odio del cerebro, obraban de concierto con los medios gubernam ión
odio de nuestras manos, posic
asegurando así al capital francés una auténtica
odio de los martillos y odio de las coronas, de árbitro, casi una hegemonía. Los franceses trope
zaban
odio asesino de setenta millones de hombres. rara vez con los ingleses en su camino, pues to que éstos
Ama n en común, odian en común. tenían tendencia a suscribir preferentement e los empr és-
terra.
No tienen todos más que un mem igo: Ingla titos privados, emitidos sobre todo en Amé rica, en los
se enco ntrab an

Los conflictos secundarios


~
L Dominions o en China. Por el contrario,
cada vez más frecuentemente con los alem
como ellos, hacían intervenir al Estado en sus
anes,

!]_pla
quien
negocios
n<Jji
es,

nan- ---~-
_tc. En_<
~~-~--~----
notro s--- -----1 --~en-R:usia,en-Pdo>ma.cia,-en_Senlia,_e
Junt o a este antagonismo prin cipa l, se alln earo l ciero, sin embargo, Alemania no tenia talla para venc er,
Así, el que
conflictos paralelos y de la misma naturaleza. - pero manifestaba su omnipresencia , y hacia 1910 -191 4
una hosti
se oponía a Francia y Alemania, aninladas de
1
dable volu ntad de
, el resur gir 1 podía observarse en Francia una indu
lidad ancestraL Hacia principios de siglo en contrarrestarla. Los medios dirigentes no tardaron
en dar-
r, pero ,
económico de Francia había recobrado vigo se cuenta de que el capital francés serví a much as veces a
Estados
comparación con el de Alemania o con el de los los países clientes para hacer comp ras en f.Jem ania y
Com o la curva
Unidos, mostraba señales de cansancio. ver que, por tanto, este dinero beneficiaba, en ciert
a medí-
no podí a
demográfica bajaba peligrosamente, París io. da, a la industria del país rival ; el caso de Serví a era un
igo here ditar
sin temblar la sombra creciente del enem ejemplo de ello.
«com pensa r>> la
Hab ía pasado el tiempo en que, para Ale- De la misma manera, Rusia, otro «enemigo hered
lta-
anti gua- , la
pérdida de Alsacia-Lorena -que rella rio» de Alemania, se sentí a amen azad a a la vez por el
se exten-
mania de Bismarck alentaba a Francia a que tradicional Drang nach Oste n y por la expa nsión de los
rival idad franc o-ale-
diese en los países de ultramar. La s productos alemanes. En una época en que se
era más
do, desd e Marr ueco
mana se manifestaba en todo el mun ni- sensible a la invasión de los objet os que a la pene tración
festa ba en todo s los ros de
al Congo y a la China; se mani de los capitales, los rusos midi eron mal los pelig
s, con-
veles: expansión colonial, exportación de producto os la colonización financiera como la pract icaba n los ingle-
s. Desd e hacía algun la ubicui-
quista de los mercados financiero los ses, los belgas o los franceses. Y a la inversa,
inter eses alem anes en ante sus
años, la penetración de los dad de las mercancías alemanas hizo sensible
nciosas
negocios francesés se añadía a las cuestiones conte
56 Parre L ¿Por qué tuvo lugar la guerra? 3. La guerra inevitable 57

ojos la amenaza que Alemania hacía pesar sobre el futuro donde el zarismo y el movmnento paneslavista tenían
del país. Así, a mediados del siglo xrx, Gran Bretaña miras declaradas sobre los estrechos. Ahora bien, Ingla.
exportaba a Rusia el doble de productos que' Alemania, terra, antigua protectora de Turquía, se encontraba en
pero en 1913 tres veces menos. Alemania, que no con- el presente asociada con el zarismo. Doblemente ame·
taba en 1846 más que con el 16 'l'o de las importaciones nazado, «el hombre enfermo» aceptó la protección de la
rusas, alcanzó el 32 % en 1896 y el 44 °/o durante Alemania de Guillermo II, la cual sustituyó rápidamen-
el período 1909-1913. Copiando el procedimiento de te a Inglaterra, representó el papel de ésta y para <<de-
Williams en Made in Germany, el publicista ruso Kuli- fenderle>> emprendió la colonización del Imperio del
cher ilustraba así la invasión de productos alemanes en Sultán. Sin embargo, Alemania consiguió obrar con habi-
Rusia: lidad durante mucho tiempo: se dedicaba a construir
el ferrocarril de Bagdad y educaba al ejército turco, pero
Los ju~_etes, _las muñecas, los libres de estampas que leen con cuidado de no reivindicar bases como antaño lo
vuestros runos VIenen de Alemania, e incluso el papel en aue se
imprime la prensa más patrió-rica. Volved a vuestra casa"" v en hiciera Gran Bretaña en Chipre y, sobre todo, no exigía
cualquier rincón veréis objetos }Jade in Germany, desde el Piano el izar su bandera ni el envío de guarniciones.
del salón hasta la olla de la cocina. Tras las guerras balcánicas (1912-1913 ), Turquía sin-
B~~jad al_ jardín y en la bomba con que se riegan las flores tió, pese a su debilitación, que la protección de Alema-
vere!s es~nt~ Made in Germany, como en los impresos que se
que~an nra~os .en el cest? de los papeles. Tiradlos al fuego y
nia empezaba a parecerse bastanre a un protectorado.
vereis que eJ. anzador ha sido soldado en Alemania ... Al volverlo Y, en efecto, Jagow confiaba a los austríacos que era
a colo;ar~ de ~ pun.tapié, ~acéis caer un bibelot y, al reunir inevitable un reparto del Imperio otomano y se prepa-
los peaazos, verers escnto Maae in Germawy. raron mapas de Asia Menor donde se indicaban, con
colores diferentes, las «zonas de trabajo>> ( Arbeitszone,
«En suma --concluía este nublicista rn~n_ ~l"tfrnln._ __________________tPnnino__nreferidQ_aLde_«esferas__de_influencia}~)_ _ r_e_s_en!a:-_____________ _
es-trescriro--~--;:;~¡~~~,;-;-de 1917._...,-l;~g~;r;;-;;--;;; --- ¿-;;;a ItaÍia, Austria, etc.
oportunidad para el comercio inglés si éste sabe sacar Informada Rusia de ello, y como no le interesaba
la lección de su fracaso pasado.>> - tener a Alemania de vecina en Oriente, intentó un acer-
Así, pues, tanto la historia reciente como la más le- camiento a Turquía, alentada por la diplomacia y el di-
jana daba sentido y coherencia a los sistemas de alianzas nero franceses. Austria y Alemania comprendieron la
cuya lógica era pertinente: Alemania contra Gran Bre· necesidad de prevenir esa mudanza de las alianzas con
traña Y ésta asociada a Francia y a Rusia gracias a la una acción vigorosa. <<El castigo de Servía restaurar!•
<<diplomacia>> de Delcassé. con toda seguridad el prestigio de Austria y Alemarua
Lo mismo sucedió con el papel que representaron la en Constantinopla>>, declaraba el gran visir al embajador
mayor parte de los demás protaaonistas de la Gran de Francisco José. Efectivamente, el mismo dia que si-
Guerra. o auió al ultimátum austríaco, después de Sarajevo, Tur-
Austría-Hungría -sobre la cual el juego de la fuerza ~uía solicitaba formalmente su entrada en la Triple
centrífuga de las nacionalidades hacía pesar la amenaza Alianza.
de un estallido desde dentro-- y Turquía estaban ne· Posteriormente, y puesto que no había conseguido
cesariamente asociadas a Alemania, y, por vez primera, constituir a tiempo un verdadero imperio colonial, Ale-
la amenaza principal venía de los eslavos del Sur, soste· mania se sirvió -de esta situación para proclamar que
nidos por Rusia. Para Turquía seguía ·viniendo de Rusia, ella era la única que respetaba la independencia de-los
58 Parte !. ¿Por qué tuvo lug2r b. guerra? 3. La guerra inevitable

a París· se trató incluso de construir, c::m din~o ingl.é: Yd el


pueblos de Ultramar. Se convirtió en el abogado del de- acuerdo' de los servios y de los rusos, un 1:~rro_carnl que 1:1a ~·
recho de los pueblos coloniales a la indeoendencia v sus de el Adriático hasta el mar Negro. D:: anadidura, Y. al talt:J. ''(
palabras fueron escuchadas gracias al 'refuerzo de la · ... yudar a la realización de anexiones en el_ T uo o a o
~: d~ la costa adriática, nadie n:ejor que Franaa. e In~r;dra
alianza turca, hasta por los musulmanes de Rusia, del odia satisfacer las ambiciones italianas que: ~pezaban a ,2•
Imperio británico o de Africa del Norte. Los efectos de ~arse abiertamente en Asia Menor. «El agot~;nto ~ T.ur~ma,
esta propaganda se hicieron sentir, en primer lugar, el · 'til desoertar de los griegos y la evoluc10n t3.! a 7. _,em~
entre las grandes tribus nómadas de Tripolitania, pose- de ~~ ;stadoS del sur del Danubio asignan a la.dltalia, mf~\:erra:
oaoel v una orimads.. Nunca hemos s1 o mas _.a tanos
sión entonces icaliana, y su éxiro prestó una dimensión ~~~ ilioia»~, eséribía ...1Jfredo Oriani. El mito de la Cuarra Roma
mundial a la noción del derec..l:!o de los pueblos, que estaba a punto de nacer. ,. . .
concebida por europeos había sido destinada, primera- E - b"ciones fueron el oo]eto de negoaaaones secretas
mente, sólo para los europeos. Alemania ganó con ello
ps 's~ ~ndtes y San Petersburgc, al mismo dempo que con
cVo.n an B, -lín y fueron la b;se de una verdadera inversión de
tena y er , ,
no pocas simpatías desde el Cáucaso al Cairo y a Marra- las alianzas. <<Italia se desprenae de nosotros como una pera ..oc-
kex, simpatías que ha conservado. drida» constataba Guillermo IL . d v·
no mantuvo a los nuevos dirigentes i~;m?s al co~ente e
inte!lciones con respecto a Sen:ia; 1~ ~nplice acabaoa ~ ser
s:-f
Cu.;,do estalló la crisis de julio de 1914, el Gob1erno. e d lena

El caso de. Italia novada v asi Salandra y Sonruno smtteron como, una renta·.--~
actitud' de sus «aliados». Pero no por eso esr~oan me.r:os. dis
u estos a considerar la entrada en guerr~ de I talla. s'?luo~n mes-
El caso de I talla viene a acusar con más fuerza los trazos de p ¿ al ' lema de la aoitacióa sooal 'f revoluconana. par-
este esquema. La alianza concluida desde hacía más de veinte oeraa
--.cul proo o- d ' de la5emana
eme viva en los últimos meses, espues
años con Austria y Alemania obedecía, hacia 1900, a los intereses R.oiaa.¡mPor el contrario, la mayoría de los _diputados se mostrab~
de cierres medios especuladores y e.."(pansionistas controlados, en 1
\ dis.pu~sta a escuchar a Giolitti, quien terma q~; ~a guerra sus~·
_____ Q~!_~t__por el qu:?_ij_~ aler:g_án. P<lN_OJJ,iC.:hp_s__it_aliauos__es_ta_ali.~anuzaa,___
se justificaba· en el hecho de que Francia e Inglaterra se habían
atravesado en su camino muchas veces, tanto en Túnez como en
Etiopía; sin .embargo, la asociación con Austria~ la enemiga he~
reditaria, no era popular, y además la «confabulación» entre el
Vaticano, los clericales y la monarquía católica y conservadora de
r---- :::~:~:::::::~~;::~:l~:L::cr:O:~t:::~:::----
cruerta se planteó de una manera partrcular, puesto q_ue
los Habsburgo disuadía _a una parre de los medios dirigentes de los dirigentes italianos, por encima de sus srmpanas
esta alianza que, de hecho, había dado poco resultado. Para por un campo u otro, daban a entender claramente ~ue
Giolitti, presidente del Consejo durante mucho tiempo, liberal,
y más bien ligado con los medios alemanes, la adhesión a la Tri·
se pondrían al lado del mejor yo~tor- Manifestao~
plice tenía un carácter estrictamente defensivo y diplomático; se abiertamente sus ambiciones ane:aorusr~;, revelando as!
rrataba de mantener a Italia en un sistema de alianzas que hiciese el carácter imperialista de su ~terv~~o~. ,.
de ella la asociada o la compañera de. las grandes potencias; esa En agosto de 1914, bajo 1~ rmpresron ae .la crrsrs, lo_s
adhesión se.."Ía el signo de su promoción al nivel de éstas. Como oueblos y los crobiemos tuvreron el sentlmlemo -legi-
parecía presuntuoso chocar con las fue.."Zas, ahora conjugadas, de
Francia y de Inglaterra, dueñas del Mediterráneo y del abasteci- timo 0 no- d; que entraban en la guetr~ en defensa d,e
miento en carbón de la industria italiana, bastaba con que Lon· sus derechos, de su honor o de su. segundad; las amb.-
dres o París manifestasen «Comprensión» con respecto a las as- ciones anexionistas no afloraron m durante las_ semanas
piraciones «legítimas» de Italia por conquistar posiciones en
Ultramar, para que ésra iniciase un paso en dirección a ellas. que precedieron a la declaración de guerra m durante
Italia, sostenida dipl~máticamente por las potencias _occidentales
1 Esta. razón pesó igualmente en otros países, pero no de una
en el conflicto con Turquía de 1911, con ocasión de la conquis· manera- tan directa.
ta de Tripalitania, teridía a acercarse cada vez más a Londres y
60 Parte I. ¿Por qué ruvo lugar la guerra? 3. La guerra inevitable 61

las que la siguieron. Reaparecieron más tarde. No así en taba a cada nac10n frente a su vecina se hundía en su
Italia, donde se impuso la necesidad de seducir a la opi- pasado más profundo y pertenecía a su conciencia co-
nión para ganar su adhesión a la idea de una guerra. Los lectiva.
nacionalistas ya estaban preparados, pero el resto de la Así pues los contemporáneos juzgaban que si b"1en
población vivía de otros sueños; había que apartarla de podía 'salvaduardarse la paz por un año o dos todavía,
ellos, de lo cual se encargó la prensa. Cierto era que la la guerra ~a, de todos modos, fatal. pe hecho, su idea
expansión podía aportar una solución al problema de la se había adueñado de todos los espmtus antes ya de
emigración y que, para todo un sector de los socialistas, estallar.
la guerra era la alumbradora de las verdaderas revolu-
aones .

¿Se trataba en los Balcanes de la misma guerra? Las


hostilidades habían comenzado allí mucho antes del
atentado de Sarajevo y contínuaron después de la paz
de Versalles 1. Era otro mund o, otro conflicto, que se
insertó en la Gran Guerra, pero que se desarrolló a su
ritmo y por sus propios medios. Cierro es que la Gran
Guerr a nació en los Balcanes y es legítimo establecer
la cadena de hechos que lleva de Sarajevo a la Paz de
V ersalles; pero los asesinos de Francisco Fernando y
los que guiaron sus actos lo que premeditaban era a lo
_________suiD.-O-U-ll-GGill-llG-t9-a-us-t-re.:.s-er-v-.i:e,-nur.rL"'<lULra-:
-guerra-euc------
ropea, ni siquiera imaginaban que pudiese existir una
relación entre el uno y la otra. Lo cual significa, en
cierta medida, que partiendo de Sarajevo la guerra mun-
díal no era ínevitable.
Lo que sigue en pie es que, a comienzos de 1914, las
redes de alianzas tenían su lógica, la rivalidad que las
oponía no era fortuita y que el antagonismo que levan-

t En 1913. con ocasión de 1a primera


guer-ra balcánic
Grecia y Servia asociad as habían vencido a Turquia a, Bulgarl a.
repartid o una parte de Tracia y de Macedo nia. y se habian
vado el peso de la guerra en su mayor parte y hai:rla BUlgaria había lle-
torias más importa ntes. Pero, juzgand o que su ganado las vic-
insufici ente, Servia y Bulgari a habian empren dido lote '!'eSpectivo era
balcánic a incluso antes de que Turquia firmase ~a una segunda guerra
paz.. Grecia y Ru-
mania sostenía n a Servia, mientra s aue Turquía
Uda<ies contra Buigari a, asaltada . poi tanto. por reanuóa ba las hosti-
todos los :lados a la
vez. cuando llegó la paz de Bucares t, en 1913, Bulgari
conserv aba deo sus conquis tas de 1912 rilas que el a, vencida , no
~·alle de Strumit za
y el litora-l de Tracia, mientra s que sus antigua
daban con territor ios que Bulgari a habia arrebata s aliadas se agran-
el año precede nte. do a los turcos
4. La guerra imaginaria 6}
Capítulo 4
LA GUERRA IMAG INAR IA guerra con Francia; era el eco Jc Fachoda. En b época
de la Entell/e Cordiale y la carrera de los <~rmamemos
navales, The great naval War y The capture of London
ilustran un conflicto con la marina alemana ( Ktiegsma-
rine), y a estas publicaciones siguen otras muchas. Los
relatos alemanes fueron más raros, pero Francia produjo
una abundante literatura guerrera que refleja fielmente
los virajes de la diplomacia. Hasta 1904 se presenta a
los alemanes y a los ingleses, tanto asociados como aisla-
dos, en conflicto con Francia y con Rusia. Pero después
de esa fecha la guerra no tiene lugar más que con Ale-
mania; La bataille de la W oevre, La débacle de 1' Alle-
magne dans la prochaine guerre, La fin de Prusse et !e
démembrement de l'Allemagne (1913), nos ofrecen las
'· peripecias de estos combates.
Í Los ingleses imaginan fácilmente que serán sorpren·
No cabe duda que la. guerra, tal como fue imaainada,
didos, invadidos y derrotados. Más de veinte publicacio·
es una guerra imaginaria. Es, sin embargo, reveladora de 1

L.J.tenciones, certezas, creencias; la guerra que no ha te~ j nes ilustran este tema al cual confiere actualidad el pro·
yecto de un túnel bajo el canal de la Mancha, y, en ge·
nido lugar pertenece a la Historia tanto como su historia 1

\ neral, su literatura refleja la sorda inquietud que siénte


misma. eLp_aís_p_or_e_L~rvenir. Mientras que los alemanes,~!l· __ _
------ -.--1GS-a!'tÍGulos.-c;,_1ihws.-sGhre-la-w.a~r:t"a-fute.am-asuadan-------,_
_____
fiados, se molestan menos en imaginarlo, los tranceses
ya a partir de 1880. I. F. Clarke ha contado más de cin-
sueñan con la revancha y la esperan con impaciencia.
cuema que tan pronto pertenecen al campo de la fíe-
Ellos son siempre los· victoriosos. Los escritores milita·
ción como al de la previsión estrictamente militar. En
res no se ocultan, como el capitán Danrit (anagrama de
cualquier caso, el limite entre un género y otro no es
Auguste Driant, yerno del general Boulanger, muerto
siempre perceptible porque las ilusiones sobre la guerra
en Verdún en 1916), que dedica su obra La guerre de
gue se avecinaba fueron compartidas igualmente por
demain a su propio regimiento en estos términos: «Con-
todos.
). tigo hubiera querido partir para la Gran Guerra, la que
1 todos esperamos y q1,1e tanto tarda. Para entretener la
La guerra-ficción espera, he soñado esta guerra santa en que venceremos.>>
(1891).
La guerra-ficción se desarrolló repentinament e en Gran Todas estas obras dan una descripción p~ecisa de los
Bretaña tras el éxito de La Batalla de Dorking, duran- combates del mañana que nada tienen que ver con la
te los años 1880. En lo sucesivo, los semanarios y los realidad que va a seguir. Las batallas inventadas por los
periódicos ilustrados como Black and W hite imaginaron ensay¡sta5 o por los escritores militares reproducen ma·
todos los conflictos en los que pudiera ser mezclado el niobras de la época napoleónica en las que la Infantería
país. The Battle of Boulogne y How John Bull lost ataca a la carga en filas apretadas, la Caballería es quien
London evocab¡uí, antes de 1900, la hipótesis de una decide de la suerte de la batalla y ésta se gana en un día.
62
64

' '.,:-'
Parte I. ¿Por qué tuvo lugar la guerra?

Se clina una compcucwn entre ec¡lllpos acporttvos en


• 1

la que toman parte los pantalones-rojos, los 'feldgrau, el


verde de los italianos. Inglaterra suprime el color, Y

\
~ 4. La guerra imaginaria

tura guerra; únicamente los espmtus retardados podían


imaginar que la guerra duraría más de una estación, por-'
que con el servicio militar obligatorio (y la eventuali-
65

siempre con una idea de adelanto inventa «el caqui>>, dad de la conscripción en Inglaterra), la vida del país
pero no prepara más que algunas decenas de millares de quedaría totalmeme perturbada y la situación no podría
uniformes. durar mucho.
En suma, la ilusión es general y a excepción del «ex- Así, pues, prevalecía la idea de que una guerra mo-
travagante» H. G. Wells, del dibujante Albert Robida derna tenla que ser necesariamente corta, lo que explica
v del teórico ruso Ivan Stanislovich Bloch, nadie pensó los planes de los militares y da cuenta de sus concep-
~n que la guerra que se avecinaba había de ser la guerra oones.
de la era industrial, que causaría millones de muertos y
aue movilizaría a las naciones enteras.
" Las obras sobre la guerra eran tan numerosas a par-
tir de 1906, que dieron lugar a una literatura secundaria, Alemania no imagina una guerra contra Inglaterra
la de la sensata armada de los críticos, que empezaban
a interrogarse gravemente sObre fenómeno tal cuando es- En sus Memorias, escritas en 1960, el almirante Rae-
talló la guerra. der, bajo cuyo mando estuvo la flota nazi, indica que en
1914 el Estado Mayor alemán no tenía un plan de guerra
contra Gran Bretaña, y el mismo testigo informa de que
La guerra será corta tampoco había previsto ningún plan para sustentar la
marcha de un ejército alemán contra Francia. Ignoraba
Los espíntus estaban preparados, pero ¿cómo enfoca-
'W----tGdG--00-1---<f-J?-la-R-Sd:die-ffe-n>r-l--;-A-p-esa.rde-hrs--apari-encl-a-s, --
ban la pn:ieba los responsables? este rasgo refuerza más que invalida el precedente; la
Lo mismo que los autores de guerra-ficción, los ele- ausencia de coorclinación entre el Estado Mayor Naval y
mentos responsables no asociaban la guerra con los pro- el Ejército de Tierra no es inverosímil. A la inversa, es
o:resos de la revolución industrial. En Alemania, hacia sorprendente que no hubiese sido prevista ninguna ope-
~1 final de 1912, el secretario de Estado Delbrück no ración naval al Oeste. ¿Quiere decir esto que el Estado
reconocía ningún valor práctico al proyecto de creación Mayor General pensaba vencer antes de que llegase un
de un Estado Mayor Económico que hubiera poclido mo- cuerpo inglés al continente, o significaba que para la
vilizar y reglamentar la actividad de las fábricas del Rhur. marina alemana no existía en el horizonte ningún con-
En julio de 1914, el secretario de Estado para las Finan- flicto con Inglaterra? Es verdad que ciertos meclios
zas se negaba a comprar las provisiones de trigo alma- atacados del «complejo de Copenhague>> temían que el
cenadas en Rotterdam porque «los civiles no tenlan Almirantazgo inglés reiterase el golpe de 1802 con un
que mezclarse en la situación que prevalecería en caso bombardeo preventivo de la flota alemana en el mar del
de guerra: eso era cuestión de los militares». Norte, pero ¿lo creían verdaderamente? La otra hipótesis
En Francia, como en Alemania o en los demás países, nos llevaría lejos; confirmaría que los armamentos na-
los militares pensaban más en el número de hombres vales tenían en Alemania como objeto último no la gue-
susceptibles de ser movilizados, y aun en su equipo, que rra, sino una negociación que se impondrí a de este modo
en las nuevas características que pucliese adquirir la fu-
t- Véase p. 70.
66 Parte I. ¿Por qué tuvo lugar la guerra? 4. La guerra imaginaria 67

a Inglaterra, lo cual arroja una luz especial sobre la po- Un siglo más tarde, todos los problemas tácticos se si-
lítica de Bethmann-Hollweg durante la ·crisis estival túan en Champaña, en Borgoña o en el Franco-Condado.
de 1914. No se le ocurre a nadie que se pueda combatir en te-
Por su lado, los ingleses se preparaban desde 1911 a rritorio enemigo, salvo en Alsacia-Lorena; el horizonte
la eventualidad de un desembarco en las costas de Jmlan- francés no llega más allá del Rhin.
dia. Posteriormente decidieron aproximar su cuerpo ex- El otro rasgo característico es sabido. Al enterarse del
pedicionario al probable frente de los ejérciros principa- proyecto inglés de desembarcar en el continente sus
les, estableciendo primero un punto de fijación en Am- tropas metropolitanas y los contingentes coloniales, un
beres y enlazando después con la exrrema izquierda de estratega francés comenta: «Los ingleses razonan como si
los franceses, cerca de Maubeuge. Ellos sabían que harían la campaña hubiese de durar años enteros. Este concepto
la guerra en caso necesario, pero ¿sabían también que los no tiene más que un defecto: lleva un siglo de retraso.»
alemanes no lo creían? En cualquier caso, pacifistas de La certeza de todos es de que se trata de ~una guerra cor-
palabra establecían planes ofensivos, al menos contr_a ta; aunque Kitchener, Gallieni y hasta Joffre han mos-
Alemania, tan significativos como los sueños de sus li- trado a veces su escepticismo, nunca han sacado las con-
teratos y más realistas que los del adversario, que se hada J. secuencias, porque comparten la creencia general de sus
grandes ilusiones acerca de los sentimientos que abriga- camaradas, compañeros o enemigos.
ban con respecto a él los medios responsables. Bien es La idea común es que la guerra se acabará tras una o
verdad aue en Gran Bretaña las fuerzas armadas estaban dos grandes batallas; por tanta, los estrategas se dividen
al servicio del business, mientras que en Alemania eran esencialmente en cuanto a la manera de ganarlas: frentes
las herederas de una larga tradición rural. estrechos o alargados; ataque en orden ligero o codo
----------------~---------Gs.a-eede-;-fu-t-illerfa:·pesada-o-d-e-c-an:rpana; UfiiiGadOIDu-=-----
* * * ' tilidad de la ametralladora, la cual fue finalmente juz-
gada de inutilizable tanto por los franceses corno por los
alemanes, ganados a la idea de un orden di!nido.
Cómo imaginan los franceses la futura guerra En La Revancbe, Henry Contamine observa que en
Francia los medios militares juzgan, a diferencia de los
Abramos un manual de Eiercicios y problemas plantea- hombres políticos, que la situación general de Francia es
dos en las escuelas militares francesas entre 1890 y 1914. .,
,S
más grave, después de 1906, que lo era antes, pues la
¿Cuáles son los temas de reflexión? La evolución es sen- alianza inglesa carece de interés militar inmediato, mien-
sible de una edición a otra. Hasta 1906 son numerosos '
tras que la de los rusos ha perdido valor después de las
los ejercicios que se refieren a la réplica en caso de un derrotas de Manchuria_
desembarco inglés en el país de Caux; después de esta Además, relativamente a su rival alemán, el ejército
fecha desaparecen, y después de 1912 desaparecen a su francés es menos fuerte, en esta fecha, que lo era diez
vez los que apuntan a rechazar un ataque italiano en años antes. Así, pues, en 1911 los militares son menos
Bizerta o en los Alpes. Ya no hay más que un enemigo j optimistas que antaño y desde luego no lo son tanto
imaginable: el alemán. como los diplomáticos_ Pero la gran cuestión se centra so-
Pero hay que constatar otra cosa. Antaño, Bonaparte, bre !a utilización de los reservistas y la amplitud o la natu-
en la Escuela de Brienne, hada sus ejercicios sobre ma- raleza de la contraofensiva, dos problemas que van asocia-
pas de Alemani.a del Sur, de los Países Bajos o de Italia. dos. Joffre ha explicado muy bien la emoción que pudo
68 Parte :. ¿Por qué tuvo lugar la guerra?

causar el proyecto de adscripción de un regimiento de


reserva a cada regimiento activo.
j 4. La guerra imaginaria

categórico>>, observa H. Contamine. De este modo se fue


retrasando el plazo del contraataque y se decidió agru-,
69

par a las fuerzas francesas lejos de las fronteras, hacia


Para poder comprender la erección que una proposición tal el interior, para poder distribuirlas más fácilmente en los
podía entonces suscitar es necesario referirse a la mentalidad po- lugares y plazas del ataque escogido por el enemüw. En
lítica de aquella época, pues por extraño que parezca esa cuestión ...
de las reservas se había convertido en una cuestión política. resumen, se pensó más en ganar la guerra en las orillas
Por una parte, los partidos de la derecha sostenían que el del Mame que en llevarla tras el Rhin.
ejército activo era la única fuerza verdadera sobre la que podía Sin embargo, después de 1906, las lecciones de la gue·
descansar la defensa de la patria; se declaraban hostiles al prin· rra ruso-japonesa convirtieron las mentes a la idea de
cipio de la nación en armas, en el que veían el principio de un ¡ f
posible ejército de milicianos; no permitían que se considerase a o ensiva, Y el nombre del coronel Grandmaison está
el emoleo de reservistas más que como un añadido, necesario, asociado con este cambio: «Hay que prepararse y pre-
al ejé;cito en tiempo de paz para que éste pudiese alcanzar sus parar a los demás cultivando con pasión} y hasta el más
efectivos de guerra; y, convencidos de que ésta sería corta, no ínfimo detalle de la instrucción, todo lo que lleve la
consentían en contar más que con este ejército activo que cons·
tituían en pilar de rodo e! edificio nacional. De aquí que ningún marca -por pequeña que ésta sea- del espíritu ofen-
sacrificio destinado a reforzarlo pareciese demasiado grande. Ne· sivo. Uevémoslo hasta el exceso y quizá no sea sufi-
gaban a las formaciones de reserva la solidez y la aptitud nece- dente.»
sarias para participar en operaciones de guerra propiamente di- En realidad no se trataba tanto de adelantarse al fue-
chas, en razón de su mediocre encuadramiento, y de la necesidad
en que nos veíamos en echar mano de todos los reservistas y, por go como de no dejar la iniciativa del ataque al adversa-
consiguiente, de hombres de edad relativamente avanzada; no río. «No debemos contar ni con nuestras reservas, ni con
veían oosible el emoleo de estas fuerzas más que en faenas se-
6 nuestros aliados, ni con nuestros esclavos», escribía otro
cundarlas y después de sometidas a un entrenamiento previo. ¡ af
______________Lo,;_nartido;_de_Zauierda~_t>or__eL<eontrJ!_tiodlQ_~QJl~-eh~_Il __IDJÍ~------- ¡' -------{~goicso .dEecnl~.r~l:cols_~a---mir_mar_~~aa_r_el__,gr~ec_s_tlam.
dene_ntetP Fhallaciel.-ar"sel_:__,e,En__es~--
solució;;_ que la naci6n en áriDas y no admitían el servicio mi- \ _.. . . . . . ._ wuu ...r1 Ulil.. 6 .... •

litar largo, sino que preconizaban la fórn;ul~ de unos meses de migo, sin reservas mentales; la ofensiva conviene al
insrrucción destinados a formar al soldado-Ciudadano llamado a temperamento de nuestros soldados.>> Y contaba con la
filas en el momento de la guerra. Y se recordaban las disc'usio-- b
nes levantadas por Jaures con ocasión de la publicación de su apro ación del socialista Paul Boncour: «Cuando oímos
célebre libro L'Armée Nouvelle. decir que nuestro ejército ... ha vuelto a nociones de es-
trategia y de táctica más ofensivas, lo consideramos tan-
El problema de la naturaleza de las operaciones estaba
ligado con lo antedicho, ya que su solución dependía
1 to menos inconveniente cuanto que creemos que esa pos-
tura es a la vez una verdad militar v una verdad fran-
de cómo se juzgase el valor de los soldados de la Re- cesa.>> En el reglamento de 1913 no' estaba previsto el
pública. Los militares pensaban, desde hacía mucho, que, combate en retirada.
en caso de conflicto, había que permanecer a la e>..-pec- Joffre, generalisimo desde el año 1911, no era hostil
tativa ' que
. al Imoerio
. alemán correspondía la ofensiva a las nuevas concepciones, pero éstas exigían muchos
inmediata y preconcebida y a la República francesa la hombres y la oposición parlamentaria, alentada por Jaures,
espera y la maniobra. Este postulado se asentaba sobre permanecía suspicaz; los recuerdos de Boulanger y de la
una convicción muy simple: que una república es inca- cuestión Dreyfus estaban todavía vivos. Los medios de
paz de aprestarse tan rápidamente como un imperio. izquierda preconizaban la guerra defensiva, llevada a
«Todo ello seguia el espíritu de los planes preparados cabo p_or grandes masas y utilizando lo mejor posible
desde 18 75, pero con los años tomó un carácter más las reservas. Llenos de recuerdos de la historia de la Re-
70 Parte I. ¿Por qué mvo lugar la guerr
a?
~. La guerra imaginaria
71
volución francesa y de guerras de defe
nsa nacional, ol-
vidaban que la curva demográfica fran El problema se había planteado varias
cesa cedía peligro- veces; ni París
samente, que el contingente disminuía ni Londres estaban seguros de las simpatí
todos Jos años y de Bruselas, y como el mando francés as de! Gobierno
que la ley del número jugaría cada vez estimaba que ]os
más en favor de alemanes no pasarían el Mosa, todo
Alemania. el mundo se incli-
En enero de 1913, una ley sometida naba a creer que los belgas se content
al Reicbstag pe- arían con un si-
día e] aumento de los efectivos y el mulacro de defensa y que después «se
mejoramiento del pondrían del lado
material. Ello dio al Estado Mayor del más fuerte.» La idea de una ofen
francés la ocasión siva preventiva en
esperada· para aumentar la duración de] terriwrio belga fue evocada en consejo
de ministros y
de dos años a tres. La oposición prot servicio militar después rechazada. El Plan XV II, que
siguió, organizó la
estó, pero dejó concentración de tal manera que el ala
hacer, y así, a pesar de ser su poblaci dere
ón casi dos veces atacar en Lorena y el ala izquierda dirig cha pudiese
menor, Francia podría poner en línea, irse al encuen-
en caso de con- tro de un ejército alemán que pasase
flicto, efectivos que sólo serian inferior la frontera belga.
es a los del ad- Sin embargo, la amplimd de este mov
versario en un 20 %. Los nuevos plan imiento eventual
es de moviliza- de los alemanes se sabría bastante tard
ción tuvieron en cuenta esas nuevas e; hasta el último
posibilidades. El momento Joffre ignoró cómo se emplear
mando francés esperaba que en Jo suce
parar la contraofensiva de la victoria y
sivo podría pre- alemanas, así corno el número de las reseían las unidades
al mismo tiempo rvas que utilizó
atacar sin esperar la llegada de los ingl el alto mando.
eses o la ayuda
de los rusos -len tos en movilizarse
y que habían pro-
metido atacar al decimocuarto día de
la
y sin contar tampoco coJ!la re~isten¡:k_ mov iliz ació n-, El problema de los dos frente! p_qra l_Qs
d_e_los__belgas~o~ _alemanes--------
--yas srm pan as-e raii clud osas . Esta
fue la variante del
Plan XV I. A su vez, los alemanes se planteaban
desde hacía cua-
El general J offre ha expuesto con clar renta años el mismo y único problema:
a qué .adversario
idad las hipóte- atacar ·primero en caso de coalicción fran
sis que él imaginaba en vísperas de la co-rusa, y en el
guerra. otro fren te cuál habría de ser la porción
de ejército que
convenía mantener corno cobertura. Ni
siquiera se con-
Un ataque por el frente Epinal-Toul
era la hipótesis menos sideraba la posibilidad de la doble ofen
verosímil porque no tenía muy en cuen siva.
ta la eventual interven.. El gran Moltke pensaba, después de
ción de los ingleses y enredaba a la su victoria de
manes a través de los macizos b<:ts
masa principal de los ale· 187 0, que habría que atacar en prim er
tante lugar a los fran-
por añadidura, explicaba mal el esfuerzo difíciles del Alto Mosela; ceses; pero de 1879 a 1891 el alto man
do pensó, por el
concentrado desde hacía varios años sobrmaterial que éstos habían contrario, que sería mejor dirigirse al
Tréveris y el desarrollo extraordinario e la región del norte de go, de 1891 a 1914 Schlieffen y Ber
Este. Sín embar-
de la Moselstellung. nardhi volvieron a
En cambio, las restantes hipótesis
hacía el Eifel de fuerzas importantesque suponían el desembarco la estrategia de Moltke, no ya al derecho
destinadas a caer sobre el de Épínal, síno
ala izquierda francesa a través de Bélg a !a violación del territorio belga. Gua
te los enormes gastos invertidos desd ica, justificaban ampliamen- rdaban el Este
e hada diez años en desarro. una decena de divisiones y el apoyo
llar el grupo Thionville-Metz. del ejército aus-
tríaco; alemanes y austríacos temían
Así, pues; el estudio. del presunto pape un avance del ad-
Metz-Thionvil!e nos llevaba a considera l de la región fortiñcada versario en dirección a Bohemia, cuya
r como verosímil la vio- s poblaciones se
lación de Bélgica. levantarían al acercarse los rusos. Pero
se esperaba que
Francia sería vencida en menos de dos
meses, que era el
72 Parte L ¿Por qué tuvo lugar la guerra? 4. La guerra imaginaria
73

plazo necesario para la movilización y el despliegue del


ejército ruso, y creían poder prevenir así esta amenaza. La fatalidad de la guerra
Otra innovación preconizada por Schlieffen consistía
en reforzar el ala derecha del ejército que había de pe- En los últimos años se había acelerado la carrera de
netrar en territorio belga y que tendría la misión de ocu- los armamentos, acrecentando la nerviosidad ambiente y
par Amberes y desbordar y rodear al ejército francés, creando una especie de obsesión con la guerra que se
plan que Moltke II adoptó con circunspección. En cual- avecinaba. En Autre avant-guerre, Bárbara Tuchman re-
quier caso, el nuevo jefe del ejército alemán y su conse- cuerda un incidente significativo con ocasión de la es-
jero Ludendorff no desesperaban de tener a su lado al tancia en Alemania del circo Barnum:
ejército belga y no. sabían todavía si habrían de pasar
de Lieja. He aquí el informe de Moltke del 13 de marzo Al enterarse el Kaiser de la rapidez con que este circo cargaba
de 1913: los trenes que lo transportaban, envió oficiales que observasen
sus métodos. Las gentes del circo, en lugar de cargar separada-
mente cada vagón por el costado, reunían todos los vagones por
Hay que habituar al pueblo alemán ~ecía el autor- a pensar medio de un camino de circulación continua, lo que permitía car-
que una guerra ofensiva por nuestra parte es una necesidad para gar el tren por un extremo y de una sola vez. Gracias a este pro-
combatir las provocaciones del adversario. Hay que llevar las cedimiento llenaban tres trenes -de veintidós vagones en una
cuestiones de tal manera que, bajo la penosa ímpresíó'n de ar- hora. Esta técnica Íue adoptada rápidamente para aumemar la
mamentos poderosos, de sacrificios considerables y de una situa- velocidad de la movilización, cosa que deseaban apasionadamente.
ción política tensa, se considere como una liberación el desenca- Los observadores enviados ·por el Kaiser observaron también las
denamiento de la guerra, y hay que preparar ésta desde el punto cocinas rodanres que utilizaba el circo y retuvieron la idea para
de vista económico, pero sin despertar la desconfianza de nues- usarla en el ejérciw.
t¡-os .c. manc1eros.
-
-Estos son los deberes que incumben a nuestro ejército y que
exigen un e!ecriVOelevaao:-;':::ii nos ataca el enermgo, o si quere- :A.sí, pues} nadíe se lrlterrogaOaya SObre el prillCip~­
mos domarle, haremos como nuestros hermanos de hace una la eventualidad de la guerra, sobre la manera de vencer,
centuria: el águila provocada emprenderá el vuelo, apresará al
enemigo e~ sus apretadas garras y lo volverá inofensivo. Recor- sino sobre su oportunidad. ¿Qué era mejor, que estallase
daremos entonces que las provincias del antiguo Imperio alemán ahora o más tarde? En los medios dirigentes alemanes,
--el condado de Borgoña y una buena parre de Lorena- están donde se descartaba la idea de una intervención de In-
todav-ía en manos de los francos y que millares de he.."'ID.anos ale- 1 glaterra, la idea de una guerra preventiva contra Francia
manes de las provincias bálticas gimen bajo el yugo eslavo. De-
volver a Alemania lo que antaño poseía es cuestión nacional. j y Rusia ganaba poco a poco el espíritu de todos, y lo
mismo ooinaban en Austria los círculos militares. Du-
El Estado Mayor francés conocía este memorándum, rante la ~risis estival de 1914, Conrad von Hotzendorf
1
pero subestimaba quizá la importancia del movimiento confiaba a Mo!tke que, a su modo de ver, <<todo apla-
del ala derecha alemana porque pensaba que una amena- zamiento disminuía las probabilidades de éxito». El Es-
za alemana sobre Amberes esúmularía el espíritu de re-
sistencia de los belgas (y no se eqnivocó) y precipi-
¡ tado Mayor alemán no pensaba de distinta manera, por-
que el ejército ruso estaba creciendo y su fuerza resul-
taría la entrada de los ingleses en la guerra: dos pre- taría irresistible. Por su lado, Joffre esúmaba que la
visiones que se realizaron. situación era menos mala que tres años antes; para
Delcassé, principal artífice de la Triple Alianza, no había
sido nunca mejor. Abe! Ferry nos ha dejado testimonio
1
de ello:

1
74 Parte: L ¿Por qué tuvo lugar la guerra?
Capítulo 5
~ El 30 de j:rllo vi de_ repente que el enanito iba creciendo, igua4
landose a BlSmarck. l· .. ) Me habló, con su implacable lógica, <<GUERRA A LA GUERRA>>
de la idea fija para la que había vivido y, en un resumen imore-
sionante, recordó toda su obra y expuso sus medios de :1cci6n:
el ejército francés fuertemente organizado y todo un sistema de
alia...f'lZas.
Y aparecieron ante mí la alianza inglesa y la alianza franco-
rusa, contadas con el tono de un enamorado, y el esfuerzo for-
midable de un hombre que ha vivido su objetivo. ( ... ) Alemania
no podía vivir en el mundo que este hombre le había hech.o, de-
masiado estrec...~o para su crecimiento, y entonces comorend.í por
primera vez que, después de Bismarck, nadie había tenido una
int1uencia igual a la de este hombrecillo sobre los acontecimien-
ws de Europa. Ya no era minisrro, pero las redes estaban tendi-
das y Alemania acudía a ellas como un gran moscón zum.bame.

La idea de la guerra dominaba los espíritus y, sin


embargo, ésta había abortado, por una vez, por dos
veces. Los conflictos uacían en los Balcanes v se desarro-
llaban después según un guión conocido. Los grandes
sólo. intervenían a través de otro estado; ellos mismos
-------------- ----------------- ---------------------- -------------nO-e-ntta-C--an-IHlRGa-gn-liz,<h-.- - - - - - - - - - - - -
¿Tendría lugar de verdad la gran guerra que se es-
peraba?
Nada lo· garantizaba. Además, los gobiernos sabían
que en caso de guerra podía estallar una revolución y
la Internacional Socialista se encargaba de hacer planear
esta amenaza. En el Congreso de Sttugart de 1907 ha-
bía jurado <<guerra a la guerra>>, y con ocasión del con-
flicto ítalo-turco, en 1911, sus dirigentes habían organi-
zado manifestaciones monstruos cuya amplitud robuste-
ció la creencia en la fuerza del pacifismo.
Desde que amenazaba la guerra, la Internacional no
había cesado de militar en favor de la paz, y en todos los
países sus dirigentes estigmatizaban la responsabilidad
de las respectivas clases dirigentes. Sobre este punto,
nadie había tomado una posición más clara que J ean
Jaures, pero el austríaco Víctor Adler, el alemán Karl
Kautsky o el ruso Lenin no opinaban del mismo modo.
La Internacional dudaba, sin embargo, en la elección
- 75
76 Parte I. ¿Por qué ruvo lugar la guerra? 5. «Guerra a la guerra>~ 77

de los medios a emplear. El francés Edouard Vaillant y


el inglés Keir Hardie habían propuesto que los trabaja- El patriotismo de los internacionalistas
dores recurriesen, en caso de movilización, ·a la huelga
general. Esta proposición no consiguió la adhesión de Cuando se leen los discursos y las mociones de los
todos los congresistas, porque muchos de ellos hicieron internacionalistas de la época anterior a la guerra, sor-
valer que el éxito de esta consigna sería tanto mayor prende constatar que su lucha aspira a la subversión del
cuanto más numerosa y consciente fuese la clase obrera; orden político y social, y que, sin embargo, su acción se
en consecuencia, los países políticamente atrasados, co- sitúa en un marco que reasume ese orden, lo acepta y lo
mo la Rusia zarista, podrían resultar con ventaja, en perpetúa. Así, en ocasión de los diferentes congresos,
caso de guerra, sobre naciones avanzadas, como Alema- los revolucionarios se distribuían por nacionalidades y
nia, a las que las huelgas tornarían vulnerables. no por tendencias (radicales, revisionistas, ere., o ram-
Por ello, de acuerdo con Jaures, se decidió que no bién marxistas, no-marxistas, etc.). El Buró, que coordi-
se encerrarían en una fórmula y que se opondrían a la naba la acción de los diferentes participantes, era un
guerra «sin excluir ningún medio>>. El papa del socia- simple «buzón posrab, sin poder ejecutivo ni incluso
lismo <<científico>>, Karl Kautsky, juzgaba esta decisión organizador. En el seno del movimiento <<todos los par-
<<juiciosa y razonable». Pero no se trataba más que de tidos se asían celosamente al principio de autonomía y
una resolución y, en 1914, no había nada decidido; al pri- permanecía en suspenso la definición de aquello que en-
mer toque de clarín todos los socialistas respondieron a traba dentro de los principios generales y de lo que
la llamada y partieron a la guerra, y salvo -algunas ex- había de pertenecer al juicio exclusivo de las secciones
cepciones ni los dirigentes, ni los militantes, ni los sim- nacionales». La II Internacional era, pues, una especie
patizantes tuvieron conciencia de su inconsecuencia. En ; de federación sin poder federal. Las diferencias entre
-------umrs-horas---la-lrrtemadomrl-s-e--habfa-hurrdido--err--e}----->---------las-e:tp er-ie-neias-vi-viel-as-en:-lEY -,y-Ji-fe-reates----Es-t-aEie-s-se---
abismo. hacían sentir poderosamente y enfrentaban a los revolu-
Es cierto que pasada la sorpresa algunos hombres te- cionarios unos con otros, sobreañadiendo un juego de re-
sucitaron una oposición a la guerra que, simple luz en laciones internacionales al sistema diplomático existente
1914, inflamó Europa en 1917; era más que una llama- entre los Estados.
rada, porque en Rusia, como en todas partes, el ideal Paradójicamente, en esta Internacional, los conflictos
revolucionario surgía del fondo de la conciencia popular. entre las secciones reflejaban las relaciones entre los
No había sido enterrado más que en apariencia, porque Estados. Y así, como tales herederos de 1789, los re-
los militantes se imaginaban que al combatir defendían presentantes franceses juzgaban decididamente que sus
también la causa de la libertad. La disociación vino más antepasados les habían dotado de una experiencia y una
tarde, cuando la experiencia de la guerra, la revolución virtud revolucionarias que les conferían una especie de
rusa y la intervención actuaron como elementos reve- vocación para la dirección de la Internacional. Pero los
!adores. alemanes, que habían conseguido llevar a cabo de un
Pero hay que explicar previamente por qué y cómo modo mejor la unidad socialista en su propio país, im-
falló la Internacional en el momento decisivo. pugnaban esta pretensión y, por lo demás, ejercían una
verdadera hegemonía ideológica por la calidad de sus
* .,_. * teóricos: ayer, Marx y Engels; hoy, Bernstein y Kautsky.
Por su parte, los polacos consideraban desde 1905 que

·1
1
78 Parte I. ¿Por qué tuvo lugar la guerra? 5. «Guerra a la guerra» 79

los ru~os no sabían ya llevar a cabo una revolución, Tenemos que partir de nuevo de las querellas teóricas
senUJruento que compartían muchos socialistas franceses. que enfrentaban a reformisras y radicales alemanes y
Unos Y otros tomaban, frente a los rusos, una actitud rusos.
llena de conmiseración. De este modo ocurría que los La polémica había nacido alrededor de los años 1900,
«revolucionarios» franceses se comportaban con los ale- en u11 momento en que se había disioado la ilusión del
m~es y los ruso; exactamente lo mismo que sus diplo- próximo fín del orden establecido. «E~ un Estado demo·
mancos: con espmtu de desquite frente a los primeros crático moderno -estipulaba la moción del Cono-reso de
Y como ::_migos condesc~ndi~ntes respecto a los segundos. París de 1900- la conquista del poder polític~ por el
.. Por anad1dura las discuswnes entre los ínternaciona- proletariado no puede ser resultado de un golpe de mano,
l!stas repetían las discusiones que animaban el mundo smo de un largo Y penoso trabajo de organización pro-
de los dirigentes. Así, los alemanes v los franceses se le~aria, en el terreno económico y polírico, de regenera-
mostraban en desacuerdo sobre las po"sibilidades de una cwn t!Slca Y moral de la clase obrera y de la conquista
guerra que los primeros consideraban poco probable y gradual de los mu.IJicipios y de las asambleas legislativas.»
los segundos muy posible. Las secciones rusa y polaca se Eduard Bernstein, uno de los teóricos de este revisio-
enfren,taban en desacuerdo sobre la importancia de la nismo, hacía notar que la práctica había precedido con
cuestton. mucho a la enunciación del príncipio. Los partidos so-
----='~"· ¡:ecto-ra:.les----
ro·
-----crerto------es-----qu-e-en ecseno cte---'11as seCCiones nacionaleso-----------(~"';,..1;~+
_____J 1 L" -·¿:e----en------m-a-q-u-mas-----e
==--;;;-..:-a-s----se-----{latrl:illl-ee:llV-er--ri •· · 1

existían minorías y oposiciones, pero se ao-ruoaban si- cada vez más absorbidas por la luma parlamentaria.
guiendo el modelo inverso de las alianzas ;ntr"e los Es- Integrados en la sociedad política, se habían convertido
tad?s, y así los bolclleviques rusos eran los aliados de los en una especie de oposición ínstitucional que ftlflciona-
radic~es alemanes, asociados, a su vez, con los polacos ba exactamente lo mismo que el régimen que quería de-
enem:Igos de los rusos y de los alemanes. rribar. Existía una corriente de izquierdas que criticaba
.Por tanto, pese a luchar contra sus gobiemos, los esta ínterpretación y preconizaba la lucha revolucionaria.
miembros de la Internacional se ordenaban v reaccio- Pero su radicalismo se quedaba en palabras, puesto que,
naban según una mecánica que obedecía a ra; leyes de lo mismo con Rosa Luxembourg, Karl Kautsky o Le11ín,
las relaciones entre Estados y de acuerdo con su adscrio- aceptaba el marco «parlamentariO>> de la Internacional
ción a una patria determinada. No tenían conciencia de para hacer triUnfar sus opiniones. En el seno de cada
e~o porque, salvo el caso de los emigrados rusos, no vi- sección nacional, esta corrie.IJte era netamente mínorita-
Vlan al margen de la sociedad, y puesto que no la habían ria; el reparto de tendencias en el seno de la Internacio-
rechazado globalmente, no habían disociado su ser revo- nal no tenía además nada que ver ni con las decisiones
lucionario de su ser social. tomadas (nación por nación como se ha dicllo) ni con las
aspiraciones reales de las poblaciones en cuyo nombre se
expresaban las organizaciones políticas.
Itinerario de un fracaso El conflicto se reanudó con más fuerza tras las diver-
sas crisis de los años 1906-1911, cuando Hilferdi.IJg y
y_eamos ~or qué proceso se encontró paralizada la después Rosa Luxembourg quisieron analizar la natura·
a~cwn consaente contra la guerra, fracaso cuyo irinera- leza del imperialismo y del mecanismo de los conflictos
no nos ha descrito muy bien Georges Haupt en Le que suscitaba. Según Rosa Luxembourg, las contradiccio-
Congres manqué. nes del capitalismo desembocarían necesariamente en su
80 Parte L ¿Por qué tuvo lugar la guerra? 5. «Guerra a la guerra» 81

derrumbamiento; los socialistas debían casar a la ofen- producida entre los dos países. «En esas inversiones in-
siva y precipitar su agonía. Rosa Luxe¡;}bourg criticaba ternacionales de capital descansaba la mayor garantía
ásperamente las ilusiones pacifistas de sus camaradas y para el mantenimiento de la paz mundial>>, punto de
señalaba que la luc..1a parlamentaria para el arbitraje in- vista que reasumía Jaures, el cual, junto con el radical
ternacional o para la limitación de armamentos era total- alemán Haase, estimaba que existían tres fuerzas que, en
mente utópica. definitiva, militaban en pro de la paz: <<El trabajo co-
Resumiendo los análisis de Hillercling, Otto Bauer mún de los capitales inglés, francés y alemán; la solida-
veía el porvenir de modo cliferente, y partiendo de un ridad fraternal del proletariado internacional y el miedo
ceñido análisis del movimiento de los precios y de los de los gobiernos a que la guerra traiga la revolución.»
factores de aceleración del movimiento capitalista, con-
cluía que clicho sistema no estaba amenazado de crisis,
al menos de una manera inmediata, y que tendería a
hacerse pacífico, sobre todo en el terreno social. Vliegen Los socialistas y la crisis de julio de 1914
llegaba más lejos y estimaba que ocurriría lo mismo en
el campo internacional, porque si el capitalismo podía Cuando el 28 de junio de 1914 los principales diri-
resolver sus contradicciones económicas, sería capaz igual- gentes socialistas se enteraron del atentado de Sarajevo,
mente de eliminar los factores de guerra; los socialistas ninguno imaginó que de .ello se .derivaría la guerra. El
debían, por consiguiente, ejercer su presión para acele- azar del calendario reunió en primer lugar a los socialis-
rar ese doble proceso hacia el mejoramiento social e in- tas alemanes, quienes al abordar la crisis actual expresa-
ternacional. ron el único temor de que el Gobierno austríaco pusiese
Durante los trece primeros años del siglo la guerra obstáculos a la sesión del próximo c~n~59 int_ern~¡:~o_l1lll_ ___ _
---------ha-b-fa-e3-tado-a-punto-de-estalfartres---vt:c-e-s-porlo-merros--;------------·l----------- queteriia que reunirse -ell-Viena, o que impidiese que
y, en cada caso, las potencias capitalistas habían conse- acucliesen los servíos. Pasado este temor se aprestaron
guido alejarla. ¿Por qué no habría de ser siempre lo a partir de vacaciones y la actividad del Buró quedó
mismo? En 1914, Vliegen no negaba la existencia del absorbida por la preparación del congreso.
peligro, pero estaba convencido de «que los intereses El ultimátum austríaco del 23 de julio sorprenclió a
reales y palpables que pucliesen justificar una guerra los clirigentes. Camille Huysmans se clispuso a reunir el
faltaban ya totalmente, y que terminado el reparto del Comité de la Internacional. Convocado urgentemente en
mundo la guerra no podía traer más que ruinas y la Bruselas, éste manifestó su inquietud, pero con excep-
amenaza de la revolución, lo que e::-:plicaba que los go- ción de Víctor Adler, juzgó que el conflicto quedaría
biernos hubiesen de recurrir cada vez más al arbitraje». localizado y que no había que dramatizar la situación.
Karl Kautsky y Bebe! estaban poco más o menos de Cierto es que en sus países respectivos los socialistas
acuerdo con Vliegen para juzgar que en lo sucesivo «si alemanes, franceses, étc., clieron la voz de alarma, pero
el imperialismo albergaba en sí mismo tendencias sufí- en el fondo creyendo en una solución cliplomática del
cientes como para provocar guerras ... , los trusts y los conflicto. La indiferencia de las masas, que en esta fecha
carteles tenían interés en mantener la paz>>, hecho que no son movilizadas por ningún movimiento reivindicati-
testimoniaba la crisis de Marruecos, puesto que a fin de vo 1, sorprende e inquieta, pero Víctor Adler es el único
cuentas los carteles franceses v alemanes habían encontra-
do una vía de compromiso después de la grave tensión l Excepto en Rusia... (véase p. 71).
82 Parte I. ¿Por qué tuvo lugar la guerra?
5. «Guerra a la guerra»
83
en sentirse realmente abatido, previendo a la vez el re-
sultado de la crisis y la incapacidad de la Internacional rayaban el peligro que representaba la autocracia zarista
para el porvenir del socialismo.
para evitar la guerra.
En la reunión de Bruselas, los 29 y 30 de julio, los Así, pues, la Unión sagrada estaba en los corazones
miembros presentes siguen los acontecimientos al filo de antes de expresarse en los discursos; ya no era el adver-
las horas; discuten, pero no actúan. Les tranquiliza un sario de clase quien quería la guerra, sino el enemigo
telegrama recibido de Berlín que les hace saber que se nacional; claro que no los trabajadores, pero sí el Kaiser
han celebrado veintisiete reuniones contra la guerra. o el Zar. Esta sutil distinción voló al mismo tiempo que
«Haremos nuestro deber», comenta Haase dirigién- las ilusiones del verano del 14. «Para nosotros -obser-
dose a Jaures y reconociendo que comienza una prueba vaba el austríaco Víctor Adler- la enemistad contra
difícil. Pero la discusión se refiere esencialmente a las Servía es casi una cosa natural.>> Lo mismo que en Fran-
modalidades de la reunión del congreso; ¿dónde y cuán- cia, en Alemania o en Rusia existían, en el trasfondo de
do se celebraría éste y cuál habría de ser el orden del la conciencia popular, la desconfianza, la inquietud y el
día? ... Cuando Balabanova recuerda la moción Vaillant- odio frente al enemigo hereditario, y el instinto colectivo
Keir Hardie sobre la huelga general contra la guerra, habló con más fuerza que el ideal o la razón.
«Su proposición causa extrañeza y no interesa a nadie».
Se reanuda la interminable discusión y se concierta una
cita para el próximo congreso, cuya convocatoria se
remite a una fecha indeterminada y que jamás se reunió. .
Cada cual vuelve a su país para frenar la marcha a la j
catástrofe. Pero el 1 de agosto los periódicos anuncian , ________ ________ ____ _
-- --- -ya-la Inovilización-gerrera±----trhr-muene---a-e-y--aures: el gran- ---~-
pacifista había sido asesinado por un militante de la i
Acción Francesa, un eXaltado. 1
Los dirigentes de la II Inte:nacional no se habían dado ¡
cuenta de que aceptaban la 1dea de la guerra ante~ ya ·
de que hubiera estallado. <<Hasta ese momento -advterte
el rumano Racovski- habían insistido en las respon-
sabilidades de la clase dirigente de su propio país, que
era juzgada responsable de las crisis y de las guerras. En
lo sucesivo iban a sentitse inclínados a hacer recaer esta
responsabilidad sobre la clase dirigente del enemigo na-
cional.>> En Bruselas, Jaures denunciaba los cálculos
y las maniobras del Gobierno alemán; cr~ía ~ el 1_la~i-
fismo del Gobierno francés y quería que este mtetvl!lle-
se cerca de <muestra aliada, Rusia» (sic). De la misma
manera la mayoría de los socialistas alemanes creían que
su Gobierno estaba realmente deseoso de mantener la
paz; condenaban la acción de -San Petersburgo y sub-
Capítulo 6 6. La declaración de guerra 85
LA DECLARACION DE GUERRA Negra estaba en abierto conflicro con el Gobierno servio
de N. Pasic, al que acusaba de traición porque ótc con-
sideraba sus actos irresponsables y rcmía que sus exce-
sos provocasen una intervención armada por parte de
Austria. ¿Funcionaría la protección de Rusia si los ser-
víos llegaban a exasperar a los ausrríacos?
Pasic había sido advertido de que se cometería un
atentado con ocasión de la visita de Francisco Fernando
a Sarajevo y quiso prevenir la acción de sus servicios
secretos, miembros de la .Mano Negra. Por mediación
de su ministro en Viena intentó hacer comprender a los
austríacos que el viaje podría terminar mal y además dio
orden al coronel Apix de que hiciese lo necesario para
evitar cualquier incidente. Pero los revolucionarios ser-
víos en territorio austríaco escaoaban al control de sus
Sa,.ajevo servicios, y el grupo de jóvenes \osnios que había deci-
dido organizar el atentado, se negó a dejarse doblegar.
El 28 de junio de 1914, Francisco Fernando, heredero El atentado de Sarajevo no produjo gran emoción en
del trono de Austria-Hungría, caía muerto en Sarajevo el seno de la familia imperial; el monarca desconfiaba
por los disparos de los te_:t.t_a_ris_tas_s_er_vio.s.~-E.sto&r-siend_<----------de-las-ideas-liber:ale&-d-€-'-Su-s-.rgs-unte-fle-Fedefe,--a-a-ui-ef'rles-------
como eran súbditos austríacos, no ignoraba..fl la orienta- militares juzgaban con gra; severidad. «Yo no t~nía me- ·
ción política de su víctima, menos hostil que otros a los dio de garantizar el orden --declaró, al parecer, Fran-
derechos de las eslavos en el seno de la doble monar- cisco J0sé-, pero una voluntad todopoderosa lo ha
quía. Bastaba con que fuesen aplicadas las ideas de Fran- hecho en mi lugar.» Se hizo un funeral de <<tercera da-
cisco Fernando para que fuera posible resolver el proble- se» al príncipe heredero y no se proclamó el luto na-
roa de la minoría servía de Bosnia y para que, en con- cional ni en Budapest ni en la capital; Viena siguió sien-
secuencia, se desvaneciese el sueño revolucionario de una . do Viena y la música no cesó de sonar.
Gran Servia.
No es que esta explicación baste a dar cuenta de las
causas y las condiciones del asesinato, puesro que el te- La iniciativa
rrorismo servio atacaba al ocupante austríaco en Bosnia
cada vez que se ofrecía una ocasión, y en 1914 la visita A pesar de todo ello, los militares, con Conrad von
del príncipe heredero, justamente el día del aniversario Hotzendorf a la cabeza, pidieron la movilización, pues
de la batalla de Kosovo, podía aparecer como una pro- veían en el atentado la ocasión que al fin se les ofrecía
vocación. Pero hubiera hecho falta al menos que para los para una guerra preventiva contra ·servía. Por ~su lado, el
austríacos el pasado de Servia perteneciese a la Historia; ministro Berchtold, que ya había sido acusado de <<debi-
razón de más para recordárselo. Desde el punto de vista lidad>> en ocasión de las precedentes crisis balcánicas,
de los jóvenes servíos, esta visita exigía un castigo. se encomraba en una simación difícil, pues no deseaba
En aquelia éppca el movimiento terrorista de la .Mano la guerra porque preveía que I>usia podría intervenir; el
84
86 Parte I. ¿Por qué tuvo lugar la guerra? 6. La declaración de guerra
87

conde Tisza, lllll1Jstro de Hungría, le apoyaba. Pero sus Durante estas discusiones entre austríacos y alema-
proposiciones conciliadoras fueron rechazadas con des- nes en Viena o en Berlín, se trató de la intervención
dén por los jefes militares. Sin embargo, la mayoría de eventual de Bulgaria o de Rumania, menos de la de
los ministros deseaban «conservar fría la cabeza>> v ob- Rusia y apenas de la de Francia; jamás se trató de la
tuvieron de Conrad la concesión de que antes d~ ~brar intervención de Inglaterra. Se trataba de una crisis bal-
se consultaría con Alemania. cánica y nada más.
Los medios dirigentes de Bedín estaban divididos. Los
militares preconizaban una guerra preventiva contra Ser-
via, considerando que la cuestión podía ser llevada rá- El plan austro-alemán
pidamente porque Rusia no estaba dispuesta aún a in-
tervenir militarmente. Sin embargo, como Rusia admitía En Berlín como en Viena se había aceptado ya la idea
que Servía tenía que pedir perdón, el canciller Bethmann- de un conflicto con Servia, pero quedaban de todos mo-
Hollweg estaba inclinado a la conciliación. A fin de dos unos elemenros imponderables: las reacciones even-
cuenta, todo dependía del parecer del Kaiser. Ahora bien, tuales de las potencias. En tan[O que Viena redactaba
Francisco Fernando había sido amigo del Kaiser y éste el ultimátum y preparaba la movilización, los medios
acogió muy mal el informe del embajador austríaco dirigentes fingían no conceder una particular importancia
Tschirschky, donde se expresaban opiniones moderadas a estas operaciones. Había que guardar el secrero para
bastante semejantes a las de Berchtold. «Ahora o nunca>>, actuar cor, energía y rapidez. «Sería buena cosa --decía
garabateó el Kaiser al margen del informe; no quería , Berchtold a Conrad- que usted y Krobarin (ministro
que se pudiese decir después que <<Alemania había re- 1 de la Guerra) marchasen por algún tiempo para dar la
tenido el brazo de su aliado austríaco>>. Consultó a sus \ impresión de que no pasa nada.» Berlín se había reser-
--~~------i-efeot__militare&~que_opinahan__cp.le_cua_nto_antes-~atacase_----~-~:_______Y:ad!l__eLgap_eLde~_mant<:ner__eLwnflicm_lo~calizado"_y_por_ __
Austria a Servía mejor sería. Gnillermo II no dejó de eso Berhmann-Hollweg disuadió al Kaiser de anular el
considerar la eventualidad de una intervención de Rusia crucero, como había pensado, para evitar el <<atraer la
y de Francia; pero la hipótesis se rechazó pensando que atención inútilmente>>; por la misma razón, Guillermo II
el Zar no podía declararse solidario de unos regicidas, 1 dirigíó algunos días más tarde al viejo rey Pedro de
y en cuanto a Francia, con la idea de que su ejército ! de Servía un telegrama de felicitación para su curo-
carecía de artillería pesada. La vía estaba libre, por tan- ~~ pleaños.
to, para Austria, y después de formulado su parecer en f Se sabía que Poincaré 1 había de ir a San Petersburgo,
este sentido, el Kaiser salió en crucero de verano, como y por ello los austríacos decidieron dirigir su ultimátum
estaba previsto, aunque no sin visitar antes de su par- a Servía en el momento en que Poincaré se encontrase
tida a Kmpp, gran maestre de sus armamentos, quien en el camino de vuelta, es decir, nci antes del 23 de ju-
juzgó pmdente verificar el estado de los almacenes lío; había que prevenir toda coordinación posible entre
La reaccíón alemana modificó de golpe el humor que las reacciones de Francia y de Rusia. Pasaron así unos
reinaba en Viena. La promesa del Kaiser de «cubrir>> a diez días, durante los cuales Viena y Berlín trataron de
Austria emoló a Berchtold en el campo de los belicis- «adormecer>> a las cancillerías extranjeras.
tas, y el consejo de ministros decidió dirigir a los ser- Sin embargo, el 19 de julio, un comentario aparecido
vios un ultimátum redactado en tal forma que no pu- 1 Ele;¡oido preslde'llte de la-- República. en 1913. El presidente del
diesen aceptarlo (5-7 de julio). Consejo era. René Vlvia.o.i.

1
¡-
88 Parte I. ¿Por qué tuvo lugar la guerra?
6. La declaración de guerra 89

en el periódico oficioso Norddeutsche Zeitung, de Berlín, cesado de practicar con respecto a ésta una política agre-
daba la alerta a los diplomáticos. «Sería deseable ---<:le- siva que había llegado hasta el punto de perpetrar un
claraba el texto-- que el conflicto austro-servio se con- crimen contra el archiduque heredero. El Gobierno aus-
servase localizado, porque la intervención de otras po- tríaco pedía que el Gobi~rno servio publicase en la pri-
tencias, dadas las numerosas obligaciones de las alianzas, mera página del Diario Oficial una orden del día con-
oodría tener consecuencias jncalculables.» Inmediatamen- denando la propaganda servía en Austria-Hungría, así
te, Sazonov hizo saber al conde Pourtales, embajador como la participación de oficiales y funcionarios servíos
de Alemania en San Petersburgo, que un conflicto hila- en dicha propaganda. Además, el Gobierno servía de-
teral podría desencadenar una guerra generaL Al mismo bía comorometerse a disolver las sociedades aue se de-
üempo que reconocía la legitimidad de los motivos de dicaban ·a la propaganda política y <<aceptar ¡;presencia
queja de Austria puso en guardia al embajador contra junto a él de funcionarios austro-húngaros que partici-
todo procedimiento de intimidación, sobre todo por vía parían en la supresión del movimiento subversivo». Este
de ultimátum. En esta fecha Poincaré estaba todavía en punto 6 ponía a la administración del país pracnca-
San Petersburgo y declaró a Szapary, embajador de Aus- mente bajo la tutela de Austria.
tria en Rusia, que la doble monarquía no podía conside- En caso de que Servía aceptase todas las cláusulas del
rar responsable del asesinato al Gobierno servío mien- ulümátum, el Gobierno de la doble monarquía contaba
rras no- se suministrase alguna prueba; «de lo contrario, con provocar el conflicto por orros medios, presentando
un paso de tal naturaleza sería un simple pretexto ( ... ); mayores exigencias en la aplicación de las susodichas
en cualquier caso no debía olvidarse que Servía tenía cláusulas, y pensaba dislocar el país posteriormente ofre-
amigos y que ello crearía una situación peligrosa para ciendo grandes territorios a Bulgaria -y a Albania. Era
la paz». Por su lado, el Foreign Office decl~E_~ba ~~--------------~------------opuesJn.,.--sin_e-mbargo,.--a_cualquier__mf'xlón_e-ILprovf'rha_ ___ _
----------Gran-Breiaña estaDa--CITSpUesta---a--eJerCe.rSU--influer.cia de Austria-Hungría misma, porque no quería aumentar
sobre Servía para que aceptase las condiciones de Austria- las dificultades que plamenba la minoría servía ya exis-
Hungría «siempre que éstas fuesen moderadas y com- tente; así, frente al extranjero, podía hacer· gala de su
patibles con la independencia del país». <<desinterés».
Berlín recibió el informe de Pourtales el 23 de julio; La nmicia del ultimátum estalló como un trueno en
el embajador en Rusia insistía en el hecho de que Sazo- San Petersburgo y en París. En vista de la ausencia de
nov no había cesado de repetirle hasta qué punto podría Poincaré, las dos aliadas no pudieron coordinar sus reac-
ser considerada como seria la situación en Londres Y en ciones como lo había previsto la Dúplice. La misma In-
París. Si Viena acruaba unilateralmente, quería persua- glaterra se alarmó: sir Edward Grey, secretario del
dirle de que incluso en Gran Bretaña sería desaprobada Foreign Office, temía las repercusiones deí ultimátum,
la actitud de Austria. <<Sazonov se equivoca>>, anotó sobre todo la reacción de los rusos, y propuso una me-
Bethmann-Hollweg al margen del informe. diación entre Viena y San Petersburgo. Los alemanes
El 23 de julio Austria dirigía su ultimátum a Servía. pensaron que, sin quererlo, los ingleses les facilitaban
Según los términos del texto remitido a Belgrado por el el juego, puesto que este procedimiento permitiría sol-
ministro de Francisco José, Servía disponía de cuarenta ventar previamente el conflicto austro-servio.
v ocho horas para aceptarlo. El documento recordaba
que, a despecho del acuerdo tomado en 1909 de estable- Durante este tiemoo en Berlín, Jagow, secretario de Estado
oara Asuntos ExteriOr~s, emoujaba a Austria a intervenir mili-
cer relaciones amistosas con Austria, Servía no había tarmente, «lo más rápidamente posible», en cuanto se recibiese la
90 Parte I. ¿Por qué tuvo lugar la guerra? 6. La declaración de guerra 91

respuesra servia, que no podia ser más que neoativa· mientras En San Petersburgo, el 28 de julio, contando con el
tanto se encargaba de neutralizar las reacciones de !a 'Entente y apoyo de Francia que le aseguraba el embaj"ador Paléolo-
de ?ar largas a s.u; m1embros para ponerles ante el hecho consu- ...
n;t~cto. Acto segw.ao aconsejaba a Austria que aceotase la media- gue, quien obraba sin instrucciones, pero cuya gran amis-
';'0n de Inglaterra y se felicitaba ame éso de haber emoleado rad con Poincaré era sabida, Sazonov se declaró todavía
últunameme sus buenos oficros. · dispuesto a hacer aceptar a Servía condiciones incluso
Des~ués de .pedir en ?.ano a los austríacos la concesión de un humillantes. Sin embargo, cuando supo que Viena aca-
plazo, .. 10s se..'"VJ.os respor;d1eron el 25 de julio que aceptaban todas
las clausulas del ultunatum menos el punto 6. Era el momento ~ baba de declarar la guerra a Servía, Sazonov decidió mo-
quf se esperab~; ~I b~ón Glesl, representante de Austria en vílízar conrra Austria. Había pedido ya a Grey que hí-
Be!~ado, romp1o ;-nmediat~n¡tent~. las relaciones diplomáticas, y ciese saber de un modo explícito sí, en caso de conflicto,
me~a hora . despues los dip1omat1cos austríacos habían abando- lid · ' G B 1 d
naao la cap1ral y telegrafiado la noticia a su Gobierno desde la se so anzana ran retaña con sus a ia os, única po-
frontera. Servíos y auscríacos habían decretado ya la movilización síbilidad, según él, de que dieran marcha atrás Austria
El _Estado Mayor austríaco había elaborado un programa qu~ y Alemania; pero Grey había creído obrar más eficaz-
preveia _!a entrada e.t; guerra para el 6 de agosto, pero Jagow mente invitando a las potencias a arbitrar el conflicro·
per~uadio a lc;>s a_ustnacos <;~e actuar con mayor rapidez, porque, austro-servio y quería hacer _presión sobre Servía para
de ..o contrario, mrervendnan .las grandes potencias y se corría
el nesgo ~e ¡t~e- abonase e~ P.r?yecto de una guerra localizada. que ést~ .se comprometiese de antemano a inclin~rse ante
Conrad .r:runruno, pero se r:ndio a las razones de los alemanes y las decrswnes que tomasen las grandes potenc1as. Ale-
fue d~dido qu~ se d;cJarana l~ guerra el _28 de julio. manía, sin embargo, rechazó este procedimiento, que
No oosrante, 1a política austnaea •ra ob¡eto de la rep·obación · un acusad o con e1 rrusmo
h u b"1era h ech o de Austna · ' -1
aeneral· TDndres y París sosoechab -
o • - • •
B lí d . b \
an que er n e¡a a nacer v
que. ello no. pedía t_Cfler más co_.nsecuencia que el arrastrar ~
Rus1a. a l~ mtervenaon y despues a un conflicto general con
l S · d ' bl
que. erv1a, cuan o «el responsa e era e
servio».
1 tltu o
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o 1erno

---:fr-aaG:u--e-l-ng1at&l%-<(-~s-tecle--.:.-tien.e.-r--su.:.~informaciom::s-y-rros-orrcrs-----------¡ ---------E-l-Gob-ie-rn-a-alemárr-crefa-habe-r-eonseguíd-a-1eea:lizar-----
las nuest:ras. que son JUStamente lo contrario -resoondió Jagow
a ]ules Cambon emba¡"ador a"e ·Fran · B lío · l
, e1 conrlli cto al rec h azar as1' e1 proce d.muento
· propuesto
, ca en er -; nosotros es-
tamos seguros de la neutralidad de los ínoleses.»
1
por ng aterra, pero e ec o su actrm tuvo por -erecto
I d h h · · d '
o el persuadir a los franceses y a los rusos de que los
austro-alemanes deseaban la guerra, y en cuanto ésta fue
Lo «irreparable>> declarada a Servía, el mando ruso intervino junto al
Zar para que apresurase los preparativos de la movili-
A la vuelta de su viaje, Guillermo II se enteró de la zación general. Nicolás II dio en efecto la orden el 29, .
respuesta de los servíos el 28 por la mañana: <<Un resul- pero a consecuencia de un telegrama amistoso del Kaiser
tado J:'rilla.:lte, más d~ lo que esperábamos ... Una gran la anuló )' volvió a la fórmula de la movilización parcial
;tetona moral para V1ena. La guerra no tiene ya razón contra Austria. El Zar sugirió entonces la reunión de
ae ser.» ¿Tuvo Bethmann-Hollweg conocimiento de esta una conferencia de las potencias en La Haya, mientras
carta _que el Kaiser había enviado a Jagow el día 28 a Sazonov proponía a Viena interrumpir los preparativos
las diez de la mañana? Una hora después Austria- de Rusia sí Austria consentía en. eliminar los puntos de
Hungría había declarado la guerra a Servía, y al anoche- su ultimátum que atentaban a la soberanía de Servía.
cer Bethmann-Hollweg recordaba a Viena la necesidad Los ingleses ofrecieron de nuevo su mediación, acep-
en que estaba de una acción militar rápida si quería que tando incluso el principio de una ocupación de Belgrado,
la responsabilidad de una guerra general no recayese a título de fianza, con tal de que Austria hiciese saber
sobre Austria, sirio sobre Rusia. siquiera sus intenciones. «Sí Alemania y Francia se vie·
92 Parte I. ¿Por qué tuvo lugar la guerra?
6. La declaración de guerra
93
sen arrastradas al conflictO -aña día Edward
Gre v- plementario. El 31 de julio, a las 1155 hora
Gran Bretaña no podría permanecer mucho
marg en.» tiem p; al tanto cinco minutOs antes de que expirase el
s, por
plazo fi-
B~thmann-Hollweg midió el peligro, pero jado por Moltke, Pourtales telegrafiaba a Berlí
Molt n que los
tervmo a su vez y explicó que la amenaza de guerr ke in- rusos habían decretado la movilización general.
El Kaiser
a venía replicó con un ultimátum a San Petersburgo
de -!l-us1a, P?rque la m~vilización rusa, incluso y a París
parcial, pidiendo a Rusia la cesación inmediata de la movi
poma en peligro la segundad de su aliado austr lización
o-húngaro y preguntando a Francia cuáles eran sus
Y Alemania no podía desentenderse de ello. intenciones.
Tenía que Grey propuso su medíación por última vez y
con~e_s;ar ;ambién. con la movilización si no se negó
quería que la a conceder a Francia el apoyo que, según Paul
pos1c10n ae su aliado se debilitase. «El tiemo Cambon,
o no cesa embajador en Londres, hubiera podido todav
de actuar en contra nuestra», concluía Moltk~. ía hacer
En con- retroceder a Alemania. Los ingleses tenían la
secuencia,. el día 30, Bethmann-Hollweg pedía impresión
a Francia· de que Francia no hacía nada para impedir
que deruv1ese sus preparativos militares, comenzad la marcha
os des- hacia la catástrofe.
de hacía algunos días, y a Rusia que revocase
la orden El 1 de agosto fue lanzada la orden de movi
de movilización incluso contra Austria. Así si lización
Rusia ca- general casi al mism o tiempo y a la misma hora
pitulaba, quedaría tachada de la lista de la~ grand en Ber-
es po- lín y en París. Puesto que Rusia y Francia no
tencias, y si no cedía, recaería sobre ella la respo se habían
de la guerra. nsab ilidad mosu ado confo rmes , Alem ania declaró la
-guerra a Rusia
En el mismo momento, Alemania pedía a Bélgi el 1 de agostO, y aunque Guillermo II hubiera
ca paso querido
libre para sus tropas e intentaba igualmente no pasar de ahí, las «necesidades» del plan
obte ner la militar ale-
------------g:a!antia-Je-ij-u-e-Ing}aterra permanecena __ _ _______ro-ªn_implkabau_eLataqu~-prev-:ID---a-Francia-y-la
neutral en casO -- -vio-I-adó---u-
de conflictO continental. Alemania garantizab de Bélgica; Los servicios oficiales alemanes
a la inte- declararon
grida? territorial en Europa de Francia y de que unos aviones franceses habían bombardea
Bélgica, y do Nüren-
~trec1a a Londres un tratado de neutralida berg, y esra notic ia falsa jusrificó que
d para el pe- se declarase la
nodo de posguerra. Grey contestó en seguida guerra a Francia el 2 de agosto. Unicamente
que, en Austria
caso de guerra continental, Inglaterra no perm seguía siil declarar la guerra a Rusia, situa
anecería ción «gro tesca »
neutral: todo el plan alemán estaba a punt a la que no se puso término hasta el 6 de agost
o,
rrumbarse. o de de- demuestra hasta qué punt o iba Viena a remo y que
lque de
Entr e tanto, Moltke había invitado a Conrad Berlín.
cretar la movilización general, lo que se hizo a de- A pesar de los llamamientos de Paul Cambon,
el 31 de Grey
julio por la mañana, y obtenía de Bethmann-Hol vacilaba todavía en dar a Francia una promesa
lweg que más ex-
se tomase una decisión, en previsión de cualq plícita que la de asegurar la protección de
uier caso, las costas
el 31 de julio a mediodía. En suma, roda depe francesas por la Home-Fleet. Sin embargo, Benc
ndía de kendorf,
los rusos porque la diplomacia francesa most embajador de Rusia, recibió seguúdades más firme
raba una s. Pero
relativa pasividad. Sazonov juzgó que la última la violación del territorio belga, el 4 de agost
demanda o, disipó
de los alemanes atestiguaba su voluntad de las últimas vacilaciones de Inglaterra y Grey
crear un dirigió un
casus belli, y en tales condiciones v dada la lenti ultimátum a Berlín, amenanzando con entrar
tud de en la gue-
movilización de los ejércitos ruso~, no guiso rra si las tropas alemanas no evacuaban Bélgi
debilitar ca -aquel
aún más su posición con la concesión de un mismo día. El ultimátum fue rechazado desou
plazo su- és de in-
terminables discusiones entre Berhrnann-HoJl,;eg
y Jagow
94 Parte I. ¿Por qué tuvo !ugat' la guerra?
6. La decbración de guerra 95
y fue entonces cuando se pronunció, a propósito de la grasa. Cierto era que Contad von Hotzendorf quería
neutralidad belga, la expresión «papel mojado>>. «La ne- ajustar las cuentas a Servía, pero aceptó que Alemania
cesidad carece de ley>>, concluyó el canciller en el Reichs- pudiese retenerle por el brazo, y posteriormente la po-
tag el 4 de agosto. lítica de Viena permanecerá a remolque de la de Berlín,
La Gran Guerra había comenzado. ya se ha dicho de qué modo <<grotesco>> (F. Fischer).
Después de decretar la movilización (contra Ausrria),
los rusos fueron los primeros en decidir la movilización
El problema de las responsabilidades general, aunque se volvieron atrás de su decisión acto
seguido. Sazonov y Nicolás II mostraron un espíritu
Oscurecido por la pasión nacional o partidista, el pro- conciliador y reconocieron varias veces que Servía tenía
blema de las responsabilidades queda sin resolver, por- culpa y merecía <<Un castigo>>, pero sus ofrecimientos no
que su respues¡a está ligada al modo como se formule se tomaron siquiera en consideración en Viena o en
la pregunta. Berlín.
¿Se quiere identificar a los «lados malos>> que más Paléolorue aprobó ]as decisiones de los rusos, obrando
contribuyeron al estallido del codlicto ? El comporta- sin insrru~cion~s, en nombre de Francia. Por lo demás,
mientas de los responsables alemanes los señala ame el a estas fechas, los austro-alemanes habían demostrado ·¿e
«Juicio de la Historia>>. Ellos hicieron inclinar la balanza un modo suficiente su voluntad de romper el equilibrio
a favor de una liquidación radical del codlicto con
Servía, manejaron con cuidado el desarrollo de los acon-
tecimienros para que se cometiese una especie de <<Cri-
_ _ ¡ establecido en los Balcanes y ejercer un chantaje con la
guerra continental para que los_ frances_ es o los rusos
sintiesen aún vacil¡¡_cignes. y_ en__v:~rdl!d __tpdo_>~<ie_"l!ITD-___ _
--m-en-perfecto-1':--recha:-zarotrtcxhrnie-dia""t:iOn-cuandoe_t--con:..---------
----r-------u<re-~-FrailCia, inres y después de la vueltn de Poincaré
flicto amenazó con extenderse y aceptaron deliberada- ,
.l como si sus dirigentes se dejasen arrastrar a la guerra.
mente el riesgo de que así fuera en cuanto Rusia inter- La solidez de sus alianzas les causó más preocupación
vioo a su vez. que el destino de la paz y su papel fue casi nulo en el
Inversamente, Inglaterra, que intentó asegurar el arre- estrecho marco de la crisis de julio; no actuaron más en
glo pacífico en lugar de conrribuir a exasperar el con- el sentido de imoulsarla a estallar que en el de irnpe-
flicto austro-servio, se presenta como <<el apóstol de la dirlo y fueron responsables en la medida en que se inhi-
paz». Sin embargo, su política conciliadora no contri- bieron.
buyó menos a arrastrar a h guerra, sin duda, que los Estas conclusiones serían diferentes si se modificase el
<<riesgos calculados>> de los dirigentes alemanes. Persua- enfoque de la cuestión y nos remontásemos r:'lás a~rás
elidas que Inglaterra permanecería neutral en cualquier para buscar los orígenes de la guerra. La Rus1a zar1sta
caso, !os alemanes se aventuraron más lejos de lo qu'" lo subvencionaba Jos servicios servios y la política parresia-
hubiesen hecho de haber estado persuadidos de lo con- vista podía haber tenido como consecuencia, a la larga,
trario. el desmantelamiento de la doble monarquía, la cual
El papel de las demás potencias aparece, con el tiem- podía considerarse legítimamente víctima de una agre-
po, singularmente borrado frente a estas dos actitudes sión oermanente, en la medida en que no tenía en cuen-
inversas que conjugan sus efectos, aunque partan de in- - ta la' opresión que ella misma ejercía sobre las minorías
tendones diferentes. Después de Sarajevo, la cólera arti- eslavas. Por tanto, habría que poner en tela de JUIClO
ficial de los aus¡ríacos se reveló más ruidosa que peli- todo el pasado de Europa Central y de los Balcanes, don-
96 Parte I. ¿Por qué tuvo lugar b:; guerTa? 6. Lz deci.araci-hn de gueua 97

o' e ¡' os germanos) l os rurcos y aespues:


' ' l os nungaro
l '
s tra-
B!BLIOGRAFIA D[ LA PRIMERA PARTE
raron como pueblos inferior es a Jas otras comuni dades
A las obras indicadas en la página 18 se añadlrán:
nacionales; e~1 1914 conden aban «la dunlicid ad» de esas
comunidades «cue no obedecían más ~ue a razones de .Anderson (E.) y Anderso n (P.), Poiitic_al Institutions and social
Íuerza», en tér~inos que recuerdan los . . que orros países chang~ in continental Eu.rope in tbe 19tb century, Berkeley,
podían emplear con respecto a los pueblos coloniales. 1968. 461 p,
Clarke (I. F.),~ «Forecas::s on warfare in fiction, 1803-1914», en
Habría que reconsiderar igualmente el destino de todo Comparative Studies in society and history; 1967, l.
el Occidente, que había asistido al desarrollo de Ingla- Contamine (H.), La Revanche, París, 1951.
terra y después de FrB.ncia con anterio ridad a· fJema..-llu, Dedijer (V.), The Road to Sarajevo, Nueva York~ 1966 (de pró-
y al espectáculo del crecimiento súbito de ésta realizado xima pubücación en francés).
Gdss (l.), July 1914, selected documents . Londres! 1967, 400 p.
con una velocidad de relámpago, al misn1o tiempo que Girardet (R.), La Société l\{ilitaire en Francr:. París, 1960.
mostraba una impaciencia agresiv?. dentro de una Europa Haum (G.}. Le Congres manqué, París, 1965, 300 p.
demasiado pequeña para· sus enormes a1nbiciones. :Ni
Francia: ni Inglaterra, ni Rusia, estaban dispuesras a
1 Morizé (CI:I.), Les Bourgeois conquérants, París, 1957. 491 o.
Stone (N.), <:<fu'Tily and Society L.J. Habsburg mo~ar,.:by;.~, en~ Past
f and PrÚent, abril 1966.
hacerle sitio a costa de sacriÍicios oue, en 1.íltimo térmi~ Stenbe.g (F.), Le Conflit d« sii:cle, Paris, 1957.
no, podían llevarlas hasta su aniq~ilaclón en tanto que
grandes naciones, querella ésta tan antigua como su
historia. ¿Imaginaban en verdad estos pueblos que sus
t Así corno todas las grandes obras sobre la hiswria d-e los prm~
cioales Daíses que inrerviníeron en la guerr~ en los siglos A"L'=
concesiones tenían el peligro de provocar b detenció n>
----~1 fre_QQ,_la_decadenciP~Jr..-S-U-_piO.pi-&-?};pa-nsiB&:L-bes-Et-i
i , y -xx CE. Halév;.-, F. Chaboci, Zeman y Valiarli, FlorinSk:;, ere.).

rigentes temían más bien las reacciones de sus goberna- 1


dos ante tales capitulaciones, cuando toda su política
apuntaba a la gloriÍicación del Estado y al engrande~
dmíent o de· la nación para poder así manten erse en e1
poder y resistir a la presión que venía de abajo.
Todo esto suponía un peligro permanente para la paz.
como era igualmente peligrosa la creencia~ tanto de los
aliados como de los alemanes o de los austríacos, de que
cuanto más pronto tuviese lugar la guerra más pro~to
se ganaría.
Es cierto que unos y otros no hablaban de la Imsma
guerra: guerra local o guerra continental~ guerra con In-
glarerra o guerra sin Inglaterra. Lejos de imagi.t"1ar que
esta guerra sería mortal para tres monarquías y veinte
millone s de hombres, se mostraban de acuerdo en un
único punto: que sería corta y que ellos serían los ven-
cedores.

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