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2. Por nuestra parte, creemos, siguiendo en gran parte a Von Liszt, que el “bien jurídico” puede ser
definido como un interés vital para el desarrollo de los individuos de una sociedad determinada,
que adquiere reconocimiento jurídico. De la definición dada tenemos que el bien jurídico es un a)
interés vital que preexiste al ordenamiento normativo, pues tales intereses no son creados por el
derecho sino que éste los reconoce, y, mediante ese reconocimiento, es que esos intereses vitales
son bienes jurídicos 3 ; b) la referencia a la sociedad determinada nos señala que ese interés que
es fundamental en un determinado grupo social y en un determinado contexto histórico, puede no
serlo en otro, por esa razón es discutible la idea de que existan intereses universales y eternos; c)
la idea de que el bien es un interés reconocido por el ordenamiento jurídico nos lleva a
preguntarnos qué rama del ordenamiento jurídico es la que “crea” los bienes jurídicos, es decir, la
que reconoce intereses fundamentales, ¿lo es el derecho penal? La respuesta es negativa, el
derecho penal no crea bienes jurídicos, sino que se limita a sancionar con una pena a ciertas
conductas que lesionan ciertos bienes de cierta forma. El bien jurídico es creado (lo cual equivale
a decir que el interés vital es reconocido) por el Derecho constitucional y el Derecho Internacional.
1.2. Clasificación
La idea de bien jurídico que hemos esbozado puede, con frecuencia, confundirse con las nociones
de Derecho objetivo o derecho subjetivo, y no está mal que así sea, o mejor, no es extraño que así
sea, porque en su origen histórico estos conceptos se han entremezclado, siendo el derecho
subjetivo lesionado el antecesor del bien jurídico lesionado. Intentaremos analizar la cuestión, que,
de todos modos, arrojará más preguntas que respuestas Sostuvimos que el bien jurídico es,
esencialmente, un interés vital que adquiere reconocimiento jurídico.
Esta noción puede confundirnos y llevarnos a pensar que, si es un interés con reconocimiento
jurídico, entonces el bien jurídico es un derecho, o que el derecho es un bien jurídico, o que
ambos conceptos son lo mismo. Para resolver este problema lingüístico debemos primero hacer
un distingo entre derecho objetivo y derecho subjetivo. Grosso modo, diremos que el Derecho
objetivo es una ley. v. gr., cualquier artículo contenido en un tratado de derechos humanos es
derecho objetivo, y todo el tratado es derecho objetivo.
En este sentido, el bien jurídico no puede confundirse con el Derecho objetivo, porque el bien
jurídico no es la ley, sino el interés fundamental positivado en ella. Más claro: cuando hablo del
bien jurídica vida no me refiero al artículo de tal o cual tratado que protege a la vida. Respecto del
derecho subjetivo, decimos que es, a grandes rasgos, la facultad jurídicamente reconocida que
tiene una persona de comportarse de tal o cual forma o de exigir de una, de varias o de todas las
personas un comportamiento (sea activo u omisivo).
Es decir, cuando hablamos del derecho subjetivo a la vida nos referimos, por caso, a la facultad
que una persona tiene de exigir a los otros que no lo maten o que hagan algo que favorezca su
desarrollo vital, y su respectiva facultad de administrar su vida como le plazca, pudiendo, si así lo
desea, extinguirla. En esta acepción el “derecho a la vida” puede confundirse con el “bien jurídico
vida”, pues cuando un sujeto mata a otro ciertamente ha lesionado el derecho subjetivo vida, pues
se ha comportado de una manera contraria a la que el titular del derecho tenía facultad de exigir
(p. ej., no disparando un arma en su dirección). Sin embargo, el bien jurídico “vida” es una cosa
muy distinta, al menos en los términos aquí utilizados, al derecho subjetivo vida. Pues, en nuestra
consideración, el bien jurídico no se emparenta con la facultad concreta de una persona de exigir
un comportamiento, sino con un interés vital para el desarrollo de los individuos en una sociedad
determinada. De todos modos, el problema de diferenciar las nociones de bien jurídico y derecho
subjetivo no es de tan sencilla resolución. Como primera medida, es menester aclarar algo.
El derecho subjetivo, como categoría, comprende, a no dudarlo, al derecho estatal de exigir de los
ciudadanos el respeto por las normas que él dicta. Y señala Aguirre Obarrio que Binding sostenía
que “el objeto jurídico del delito es una desobediencia al derecho subjetivo que el Estado tiene
para exigir acatamiento a sus disposiciones”. Aquí sí es del todo claro que el bien jurídico no es
este derecho subjetivo.
El bien jurídico no es el derecho del Estado de exigir acatamiento, mas cómo diferenciaremos al
bien jurídico del resto de los derechos subjetivos es el problema. Enseñaba el maestro Jiménez de
Asúa, con verdad en sus palabras, que “es muy antigua la teoría de que el delito es la violación de
los derechos subjetivos, deduciéndose de aquí que el objeto de la infracción es el derecho
subjetivo que en cada caso la ley protege concretamente. Esta concepción se remonta a
Feuerbach, y de parecida manera formula su doctrina Oppenheim”; y agregaba a continuación que
“La tesis más generalizada hoy, y a nuestro juicio la más certera —decía Jiménez de Asúa—, es la
de considerar objeto del delito, o mejor dicho objeto de protección, los intereses o bienes tutelados
por el Derecho”. Fueron, primero Carlos Tittmann, y después Birnbaum quienes expusieron estas
ideas Parecería entonces que el bien jurídico es el interés que da sentido a la norma, y no la
facultad del sujeto de exigir que ese interés sea respetado. De hecho, podría existir un bien
jurídico que no prevea como correlato ningún derecho subjetivo, razón por la cual el interés allí
protegido no tendría prevista una acción que otorgue al titular del bien la facultad de exigir su
cumplimiento, ése es el caso que, según Aguirre Obarrio, habría dado sentido a la creación de la
noción de bien jurídico, es decir, las situaciones en las cuales existía un “bien” digno de
protección, pero que no podía encontrarse en él un derecho subjetivo propiamente dicho . Es
claro el maestro Ricardo Núñez cuando afirma que para evitar que el término derecho se tome en
el sentido de derecho subjetivo refiriéndose a la expresión acuñada por Carmignani ‘derecho
ofendido’, como criterio para la exposición de delitos en la parte especial, que fuera antecedente
del actual concepto de bien jurídico, lo que excluiría a los intereses que no son objeto de una
pretensión jurídica, la doctrina habla ahora de intereses o de bienes jurídicos. El problema que
encontraremos rápidamente en esta acepción, que distingue al bien jurídico del derecho subjetivo,
finca en el hecho de que, en definitiva, resulta ser más expansiva del poder penal que limitativa,
pues se afirma que el bien jurídico surge para abarcar situaciones que no eran abarcadas por el
derecho subjetivo. Interesante definición, que puede zanjar la discusión y unificar conceptos (bien
jurídico y derecho subjetivo) es la que nos proporciona Arthur Kauffman, al afirmar que Derecho
subjetivo (facultad) es la voluntad de poder otorgada a través del derecho objetivo para la
realización autónoma de un interés jurídicamente protegido (bien jurídico). El derecho subjetivo no
es, entonces, ni solamente el interés protegido jurídicamente (en este sentido, sin embargo, Rudolf
v. Ihering) ni solamente la voluntad de poder garantizada por el derecho objetivo (como pensaba
Bernhard Windscheid), sino ambos a un mismo tiempo. En la definición de Kauffman el distingo
entre derecho subjetivo y bien jurídico perdería todo sentido, pues el bien jurídico es, en este caso,
un elemento dentro de la noción de derecho subjetivo. La utilidad de distinguir ambos conceptos
surge, seguramente, de una doble necesidad, la de poder explicar que existen derechos subjetivos
que no tienen como base ningún bien jurídico (como interés), y la de explicar que hay bienes
jurídicos desvinculados de un derecho subjetivo (como facultad). Por otra parte, como tercera
posibilidad, podría decirse que no cualquier interés puede erigirse en bien jurídico, sino sólo
intereses vitales para el desarrollo de un individuo en una sociedad —como aquí lo hicimos—, y
esta diversificación de intereses elevaría a estos segundos a la categoría de bienes jurídicos
stricto sensu.
Así lo escribe el citado autor: La idea de disponibilidad es criticada, particularmente por quienes
clasifican los bienes jurídicos en disponibles e indisponibles, lo que se contrapone frontalmente
con la disponibilidad como característica esencial del concepto. Este malentendido deriva de la
identificación de disposición con destrucción. La destrucción es un límite —poco usual— de la
disponibilidad, pero en un estado social y democrático de derecho la forma ordinaria de
disponibilidad es el uso o aprovechamiento del objeto de la relación. En este sentido, es claro que
la vida es el bien jurídico más disponible, pues a cada instante se dispone del tiempo de vida. Los
casos a que usualmente se apela para negar el concepto de bien jurídico como disponibilidad son
el suicidio y la destrucción del estado.
Cabe observar que son dos supuestos en que el sujeto pierde de una vez y para siempre todos los
bienes jurídicos y no sólo la vida o el estado: en el primer caso desaparece el sujeto; en el
segundo, la protección jurídica. De allí que en el caso del suicidio pueda exigirse el recaudo de
que, por lo general, sólo sea legítima la práctica directa por el propio sujeto. En el caso del estado,
se trata de un bien jurídico de sujeto múltiple y, por consiguiente, un sujeto aislado no puede
disponer de él en forma destructiva, lo que es característica común a todos los bienes jurídicos de
sujeto múltiple. Luego de esta explicación, podemos entender que el bien jurídico pertenece al
individuo y es él quien puede disponer de dicho bien, aunque, al parecer, sobre ciertos bienes el
titular no podría consentir su lesión (o destrucción). Surge entonces un nuevo problema, que se
traduce en el siguiente interrogante: ¿Cuáles son esos bienes? Al respecto podemos tomar
nuevamente una cita de Zaffaroni, Alagia y Slokar, quienes al tratar otro tópico (la legítima
defensa) afirman: La solución de este problema se ha ensayado mediante una teoría general de
los bienes personales. Esta teoría distingue: (a) bienes de los cuales los individuos nunca pueden
ser privados, ni aun mediando consentimiento del titular (torturas, vejaciones, libertad —reducción
a servidumbre—, vida); (b) bienes de que los individuos pueden ser privados sólo mediando su
consentimiento (actos de coerción personal del proceso, extracción de líquidos del cuerpo y otros
procedimientos que causen lesión o dolor aunque sea insignificante, extracción de órganos); (c)
bienes de los que el individuo puede ser privado a condición de compensar su pérdida (propiedad,
intimidad, la libertad en alguna medida —detención—); y (d) bienes de los que el individuo puede
ser privado sin su consentimiento ni compensación (pena privativa de la libertad por sentencia,
condenas civiles) 49. En suma, podemos quedarnos con la idea de que el bien jurídico pertenece
al individuo, y es él quien decide respecto de cómo dispondrá de aquél; no obstante, lo cual,
existen bienes que no pueden lesionarse justificadamente aun mediando el consentimiento de su
titular, lo cual no excluye la idea de disponibilidad en tanto se diferencie adecuadamente aptitud de
disponer y aptitud de destrucción.
Ese particular contexto histórico estuvo signado por una gran preocupación vinculada a contener
al poder punitivo estatal. Sus primeras formulaciones le son atribuidas a Johann M. F. Birnbaum,
no obstante, se reconoce que Binding fue quien impuso el concepto de bien jurídico, aunque no
como noción prelegal, tarea que sí intentó desarrollar con posterioridad Von Liszt, de este modo
enseña Stratenwerh que El concepto de “bien” fue introducido en la discusión jurídico-penal por
Birnbaum en 1834, con la expresa finalidad de lograr una definición “natural” de delito,
independiente del Derecho positivo.
Para Binding, que es quien impuso realmente el concepto de “bien jurídico”, lo único determinante
era la decisión del legislador de otorgar protección jurídica a un bien. En contraposición, fueron
sobre todo v. Liszt y la doctrina neokantiana del Derecho penal, representada entre otros por M. E.
Mayer y Honig, los que intentaron desarrollar parámetros “prelegales” La noción de bien jurídico
ha dado lugar, en el ámbito del Derecho penal, al principio de exclusiva protección de bienes
jurídicos. La principal consecuencia que puede extraerse del principio mencionado finca en el
hecho de que sólo sería legítima aquella norma destinada a proteger bienes jurídicos. Ello
descarta la posibilidad de cualquier tipo de sanción respecto de pensamientos o comportamientos
que no dañen a otro.
Es una idea que tiende a la reducción del Derecho penal. Bacigalupo se expresa de la siguiente
forma: El Derecho penal moderno (a partir de Binding) se ha desarrollado desde la idea de
protección de bienes jurídicos. De acuerdo con ella, el legislador amenaza con pena las acciones
que vulneran (o ponen en peligro) determinados intereses de una sociedad determinada. La vida,
la libertad, la propiedad, etcétera, son intereses o finalidades de la sociedad que el legislador
quiere proteger amenazando a quienes los ataquen con la aplicación de una pena; de esta forma,
tales intereses se convierten, a través de su reconocimiento en el orden jurídico positivo, en
bienes jurídicos. De la idea de protección de bienes jurídicos se deducen en la teoría límites para
el ius puniendi, es decir para el derecho de dictar leyes penales La parte especial de nuestro
Código Penal —correspondiente al Libro Segundo— expone los delitos. Esa exposición está
orientada por los bienes jurídicos a los cuales las conductas tipificadas lesionan. Este modo de
clasificación de los delitos se remonta, en la doctrina internacional, a Giovanni Carmignani, ilustre
representante de la escuela toscana del derecho criminal. Se afirma, con razón, que el orden en el
cual aparece cada bien jurídico demuestra una valoración por parte del legislador, es decir, los
bienes jurídicos que primero aparecen son los de mayor importancia. Esta enumeración de delitos
reconoce la siguiente clasificación: se toman en un mismo título los delitos que dañan un mismo
bien jurídico (v.gr., Título V, “Delitos contra la libertad”) o, excepcionalmente, se toma como
parámetro al titular de los bienes jurídicos lesionados, como así lo hacen los títulos
correspondientes a los delitos contra las personas, delitos contra la administración pública y
delitos contra los poderes públicos; luego, dentro de cada título, encontramos diferentes capítulos,
en los cuales se sub clasifican los delitos que lesionan un mismo bien jurídico.
El homicidio se define como la privación de la vida de un hombre por otro (el genocidio es el
homicidio como masacre con motivación especifica). Hay quien pretenden que la definición incluya
el carácter injusto del hecho, lo cual equivale a olvidar que la antijuricidad no es propia ni
doctrinaria ni legalmente del tipo y que ella es elemento del delito, mas no del hecho. Este último
precede aquí de la antijuricidad y de la culpabilidad; adquiere su naturaleza de la realidad material,
en relación con los elementos objetivos, y aun admitiéndose el carácter objetivo de la antijuricidad,
ella no viene del tipo, del hecho, sino de la comprensión del total orden jurídico.
La antijurídica se requiere en todos los casos como elemento del delito, pero no del tipo, ya que
solo lo antijurídico y culpable es delictivo, y el hecho previsto en la norma, por ausencia de
cualquiera de esos elementos, no es delito y no trae aparejadas la pena. Por ello, algunos, como
Manzini, habla de la antijuricidad como presupuesto jurídico del delito, que viene a ser
conceptualmente lo mismo que elemento constitutivo del delito, mas no del tipo, del “hecho”, que
consiste en este delito en la privación de la vida.
Para comprenderse mejor el tema, piénsese en las causas de justificación, las cuales impiden que
se origine la antijuricidad. el que mata en legitimidad defensa está exento de pena.
Carrera dice que, sin la inclusión de la antijurídica en la definición, quedarían incluidas la muerte
por el verdugo, la consumada en legítima defensa y la causa. Más el argumento carece de solidez
aun con tal requerimiento expreso en el tipo o sin él, esas actuaciones que darían exculpadas por
las causas de incriminación relativa; unas con texto legal y otras que se desprenden de la
interpretación sistemática.
El sujeto pasivo del delito es el ser humano, cualquiera que sea su edad, su condición social, su
estado de salud, su normalidad anatómica o fisiológica. Por tanto, puede ser lesionado el derecho
a la vida del agónico del mostró, del no viable. De quien se deduce que la persona víctima del
delito es distinta de la persona sujeto del derecho civil, y que la llamada ficción legal del concebido
integraría distinto delito al ser privado de la vida – aborto- y no constituirá el delito en examen.
Más la edad otorga en casi todos los códigos una nota especial que cambia el titulo cuando a ella
se le une la causa o por sevicias grabes, que el código penal acogen en forma aberrante, como
después se verá, en que son incluso, que son “los ascendientes “y despreciada la causa,
desnaturalizándose la razón doctrinaria de la figura atenuante.
En el infanticidio – 72 horas a partir del nacimiento, no del naciente- hay una aminoración de la
pena no en razón del bien jurídico lesionado, que es igual que el homicidio ( las vida del ser
humano ),sin no por el motivo de delinquir que tuvo en especial una persona no otra u otras, ni
por cualquier móvil si la ley crea en los artículos 325y 327 dos títulos privilegiados con tintes
auténticos del diverso del auténtico infanticidio, ello es ya una repulsa injustificada de lo que
enseña lo doctrina.
Fuera de esta excepción, la ley no alude a otra, de manera que el hombre en la senectud, el
recién nacido o naciente -muerto por extraños a su familia-, el no viable y el mostró son posibles
sujetos pasivos del delito.
ARTÍCULO 123. Al que prive de la vida a otro, se le impondrá de ocho a veinte años de prisión.
ARTÍCULO 124. Se tendrá como mortal una lesión, cuando la muerte se deba a las alteraciones
causadas por la lesión en el órgano u órganos interesados, alguna de sus consecuencias
inmediatas o alguna complicación determinada inevitablemente por la misma lesión.
ARTÍCULO 127. Al que prive de la vida a otro, por la petición expresa, libre, reiterada, seria e
inequívoca de éste, siempre que medien razones humanitarias y la víctima padeciere una
enfermedad incurable en fase terminal, se le impondrá prisión de dos a cinco años. Los supuestos
previstos en el párrafo anterior no integran los elementos del cuerpo del delito de homicidio, así
como tampoco las conductas realizadas por el personal de salud correspondiente, para los efectos
del cumplimiento de las disposiciones establecidas en la Ley de Voluntad Anticipada para el
Distrito Federal. Tampoco integran los elementos del cuerpo del delito previsto en el párrafo
primero del presente artículo, las conductas realizadas conforme a las disposiciones establecidas
en la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal suscritas y realizadas por el solicitante o
representante, en el Documento de Voluntad Anticipada o el Formato expedido por la Secretaría
de Salud para los efectos legales a que haya lugar.
ARTÍCULO 128. A quien cometa homicidio calificado se le impondrá de veinte a cincuenta años de
prisión.
ARTÍCULO 129. Al que prive de la vida a otro en riña se le impondrá de cuatro a doce años de
prisión, si se tratare del provocador y de tres a siete años, si se tratare del provocado.
-Menores de 18 años.
-Anomalía o alteración psíquica o trastorno mental transitorio.
-Legítima defensa.
-Estado de necesidad.
Atenuantes
-Causas eximentes cuando no concurren todos los requisitos para eximir de responsabilidad.
-Confesar la infracción a las autoridades antes de conocer que el procedimiento judicial se dirige
contra él.
-Reparar el daño ocasionado a la víctima o disminuir sus efectos con anterioridad al juicio oral.
Agravantes
-Ejecutar el hecho mediante disfraz, con abuso de superioridad, aprovechando las circunstancias
del lugar, tiempo o auxilio que debiliten la defensa del ofendido o faciliten la impunidad del
delincuente.
-Cometer el delito por motivos discriminatorios (raza, sexo, ideología, minusvalía, etc.).
-Ser reincidente.
Consumación
Para la punición en estos tipos penales se requiere la producción de la muerte del suicida. ¿Qué
naturaleza jurídica tiene esta muerte? ¿es el resultado del delito? ¿es una condición objetiva de
punibilidad? (Revisar estos conceptos en la Parte General). - En el homicidio a petición, la muerte
es el resultado del delito - En la inducción y cooperación necesaria al suicidio hay discusión:
a) para unos (doctrina dominante), la muerte del suicida es el resultado del delito, lo que permite
castigar como tentativa los casos en que realizada la inducción o la cooperación necesaria el
suicida falla en su intento de darse muerte.
b) Otra posición doctrinal minoritaria, sostiene que no puede ser el resultado del delito porque el
hecho en sí –el suicidio- es un acto lícito. Además, su catalogación como resultado obligaría a
castigar la inducción y la cooperación a un suicidio que quedara en tentativa, lo que supone un
adelantamiento de las barreras de protección penal –se castiga la tentativa de una forma de
participación-. Se propone, pues, su consideración como condición objetiva de punibilidad o
condición de relevancia jurídica del hecho. La tentativa en estos casos sería impune, de manera
que, si el suicida no consigue darse muerte efectivamente, la inducción o el auxilio no serían
punibles.
En cuanto a los homicidios y asesinatos, que aun siendo muy pocos los que se dirimen en
nuestros tribunales, constituyen probablemente el tipo penal más atractivo e interesante para
cualquier estudiante de Derecho, existe una cuestión de difícil resolución si se acude únicamente
al articulado de nuestro Código Penal. Aunque la misma fue resuelta hace ya más de un año y ya
debe haberse interiorizado por la mayoría de juristas, no está de más volver a recordarla, dada su
trascendencia. Sabemos que un individuo que acaba con la vida de 5 personas, disparando una
pistola contra cada una de ellas, será juzgado y, si existe prueba de cargo suficiente, condenado
por 5 delitos de homicidio en concurso real. Si el concurso real de delitos se da cuando, con varias
acciones, se cometen tantos delitos como acciones realizadas, una facilísima inferencia nos lleva
a afirmar que la condena mencionada es correcta. Pero, si con una sola acción, por ejemplo,
provocando un incendio en una casa donde se encuentran otras 5 personas, se causa la muerte
de todas ellas.
“Son criminalmente responsables de los delitos los autores y los cómplices” y “son autores
quienes realizan el hecho por si solos, conjuntamente, o por medio de otro del que se sirven como
instrumento. También serán considerados autores los que inducen directamente a otro u otros
para ejecutarlo y los que cooperen a su ejecución con un acto sin el cual no se habría efectuado”.
De la presente regulación legal se deduce que el Código Penal mantiene un concepto extensivo
respecto del término autor, incluyendo bajo el mismo a:
El autor directo.
El coautor.
El autor mediato.
El inductor.
a) El autor directo
El Código Penal se refiere al mismo al disponer “son autores los que realizan el hecho por sí
solos” y será aquel sujeto que ejecuta la acción expresada en el verbo típico, o lo que es lo mismo,
el que realiza los actos que deben producir el resultado previsto en el tipo penal, es decir, el que
matare, el que lesionare, el que se apoderare.etc.
b) El coautor
Bajo la expresión “ conjuntamente” el texto legal señala aquellos supuestos donde concurren más
un autor directo en la ejecución del delito, ya bien sea porque todos los participantes han realizado
todos los hechos tipificados por la norma o porque se crea una sociedad criminal escalada
también denominada “Societas scaeleris” en la que los partícipes reparten los papeles en de
mayor o menor intensidad para la comisión del delito, siendo en este caso necesario que los
coautores o participes principales, previa o simultáneamente a la comisión de la infracción penal
hayan concertado sus voluntades, para la realización del delito, repartiendo así los actos
principales del tipo penal que realizará cada uno para la persecución del fin propuesto a través de
un pacto expreso, tácito, previo, simultáneo o sobrevenido.
Es necesario para considerar a un sujeto como coautor del delito no solo la existencia de acuerdo
entre los coparticipes del hecho, sino que cada uno de ellos realice actos de carácter principal, y
que asimismo ostenten el dominio del hecho, que implica tener las riendas del acto delictivo
pudendo decidir que se ejecute o no.
La sociedad criminal produce la responsabilidad penal de todos los coparticipes o coautores con
idéntica penalidad, no solo respecto a los actos delictivos acordados y ejecutados sino también
para aquellos casos donde haya desviación de alguno de los coparticipes del plan inicial expresa o
tácitamente admitido y ello implique un aumento de responsabilidad penal.
c) El autor mediato
Se entiende por autor mediato el que, dominando el hecho delictivo y poseyendo las demás
características de la autoría, no realiza por sí mismo el tipo delictivo, sino que se vale de otra
persona que sin ser consciente de la real transcendencia penal de lo que hace, le sirve como de
instrumento. Recoge esta figura supuestos tan diversos como aquel que pide a otra persona
(instrumento) que le alcance la cartera que olvidó en la mesa, no siendo la cartera suya. El autor
mediato no toma la cosa ajena, es decir no realiza la acción descrita en el tipo penal “sustraer una
cosa ajena”, pero es quien decide la infracción de la norma. En este caso el instrumento actúa sin
conocimiento de lo ilícito, al igual que en los casos donde el instrumento es inimputable (ejemplo:
deficiente mental). A sensu contrario cuando el instrumento haya actuado por miedo insuperable,
fuerza irresistible, o error invencible provocado por el autor mediato será inculpable.
De la autoría mediata deberán quedar excluidos los delitos de propia mano, es decir, aquellos que
no pueden ejecutarse por medio de terceros (ejemplo: el delito de violación).
d) El inductor
Que la inducción sea anterior, puesto que ha de ser causal para la resolución del hecho
Que sea directa, es decir, ejercida sobre persona determinada y encaminada a la comisión de un
hecho delictivo.
Que sea eficaz, es decir que tenga suficiente entidad para mover la voluntad del inducido a
cometer el delito.
Especial interés tiene el exceso del inducido, así por ejemplo quien induce a alguien a matar a
persona concreta, responde la muerte de esa persona, pero no de la de otras. Por el contrario, el
inductor seguirá respondiendo si el inducido mata por error a otra persona, pues el error in
persona es irrelevante en los delitos contra la vida humana independiente.
La complicidad
son cómplices los que no hallándose en el artículo anterior (esto es, los que sin ser autores)
cooperan en la ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos”.
La participación criminal del cómplice en la ejecución del delito, no debe confundirse con otras
figuras participes en el hecho delictivo; Los casos más habituales de confusión se encuentran en
la figura del cooperador necesario, el inductor o incluso con el encubridor aun no formando este
parte de las formas de participación criminal.
El cómplice realiza actos que no habrían sido absolutamente determinantes en la ejecución del
hecho, aunque si útiles, y el cooperador necesario realiza actos o actos sin el cual no se hubieran
podido realizar el delito, de tal manera que su participación o contribución es necesaria e
imprescindible para la ejecución del delito y no así en el caso del cómplice cuya contribución no es
esencial para la consecución de la infracción penal. Así, para determinar cuando la contribución
prestada es necesaria o imprescindible para la ejecución del hecho delictivo o no lo es, deberá
estarse al caso concreto, a tenor de la jurisprudencia constante, toda vez que la misma ha
empleado criterios de diversa índole para valorar en casos similares los actos del participe como
cooperador o como cómplice, (la Sentencia de 8 de Julio de 1982 considero al procesado cuya
actividad consistió en esperar en su coche a los otros tres procesados como propia de un
cómplice y en cambio considero la permanencia de un automóvil de uno de los procesados
mientras se desarrollaban los hechos era una conducta encajable dentro de la cooperación
necesaria por constituir una acción decisiva, trascendente y principal, al hacerles sentir más
seguros a sus compañeros de ejecución, previniéndoles de riesgos y peligros). En defecto de lo
anterior, si no pudiera vislumbrarse la necesariedad o no de los actos, deberá estarse a la menor o
mayor entidad criminal de la contribución criminal para determinar la existencia de complicidad o
cooperación necesaria en la participación criminal.
La distinción entre el cómplice y el inductor se encuentra más claramente definida toda vez la
complicidad exige una posición de subordinación respecto al autor del delito y no así en el caso
del inductor que se sitúa en un plano ascendente o predominante respecto al inducido. No
obstante, y para el hipotético caso que el anterior criterio no permita la diferenciación de ambas
figuras, la inducción se caracteriza por implicar una actividad psíquica en su mayor parte, sin que
requiera actos materiales de acompañamiento que no sean los necesarios para dar la orden. La
complicidad en cambio requiere actos físicos de observación, de espera, de vigilancia, de
conducción entre otros.
Respecto al encubridor la distinción es doble, toda vez que el encubridor ni es autor ni cómplice
del delito, limitándose al auxilio del delito con actos siempre posteriores; el cómplice coopera en el
acto criminal con actos anteriores o simultáneos, radicando así en el momento de su intervención
criminal, su principal rasgo diferenciador.
2.2. Lesiones
Gramaticalmente, lesión es el daño o detrimento corporal causado por una herida, golpe o
enfermedad.
El delito de lesiones o través de la historia, ha sido definido de distintas maneras por diversos
autores; entre ellas encontramos las siguientes:
Carrara apunta como lesiones personales “cualquier acto que ocasione en el cuerpo de otra algún
daño o dolor físico, o alguna perturbación en su mente, con tal que al ejecutarlo no haya intención
de dar muerte ni resultados letales o mejor todavía, como cualquier daño injusto de la persona
humana, que ni destruya su vida ni se dirija a destruirla”.
Por su parte, González de la Vega expresa “por lesiones debemos entender cualquier daño
exterior o interior, perceptible o no inmediatamente por los sentidos, en el cuerpo, en la salud o en
la mente del hombre”.
En relación con estas definiciones, podemos señalar que en su conjunto estos autores coinciden
en manifestar que el delito de lesiones es un daño que se produce en el cuerpo de alguna
persona, pero sin el ánimo de ocasionarle la muerte. También precisan que la lesión puede ser
tanto física, como mental.
Las diversas definiciones que se han dado sobre el delito de lesiones mantienen el común
denominador de referirse a la alteración de la salud. Por nuestra parte consideramos que las
lesiones son, en efecto, cualquier alteración a la salud, producida por una causa externa y por un
agente viable.
Por su parte, el código penal federal, en el artículo 288, establece: “bajo el nombre de lesión se
comprende no solamente las heridas, escoriaciones, contusiones, fracturas, dislocaciones, que
maduras, sino toda alteración en la salud y cualquier otro daño que deje huella material en el
cuerpo humano; si esos efectos son producidos por una causa externa.”
ARTÍCULO 133. Al que infiera a otras lesiones en riña, se le impondrá la mitad de las penas que
correspondan por las lesiones causadas, si se tratare del provocador, y la tercera parte si se trata
del provocado.
ARTÍCULO 134. Cuando las lesiones sean calificadas, la pena correspondiente a las lesiones
simples se incrementará en dos terceras partes.
ARTÍCULO 135. Se perseguirán por querella las lesiones simples que no pongan en peligro la vida
y tarden en sanar menos de quince días, así como las lesiones culposas, cualquiera que sea su
naturaleza, salvo que sean con motivo de tránsito de vehículos, en los siguientes casos: I. Que el
conductor hubiese realizado la acción u omisión en estado de ebriedad, bajo el influjo de
estupefacientes, psicotrópicos o de cualquier otra sustancia que produzca efectos similares; II.
Que el conductor haya abandonado a la víctima, o III. Derogada.
Pasivo: del mismo modo cualquier persona física puede ser el sujeto pasivo en este delito, pues la
ley tampoco hace ninguna referencia especial.
Aunque parezca innecesario, se destaca la importancia de reiterar que solo el ser humano vivo es
susceptible de constituirse en sujeto pasivo del delito de lesiones, por lo cual se excluye a los
animales. Los errores en este sentido son frecuentes, como se ha visto en la connotación no
jurídica) a un perro o a una vaca. Las personas que no conocen la ciencia jurídica-penal hablan
del delito de lesiones al referirse a sus animales; sin embargo, es lamentable saber que algunos
licenciados en derecho también creen que se trata de dicha figura típica, cuando en realidad se
trataría del delito de daño en propiedad ajena.
Otro cuestionamiento interesante es el siguiente; ¿desde cuándo se puede ser sujeto pasivo de
lesiones? Esta pregunta obedece a que generalmente se cree que es a partir del nacimiento. El
propio jurista Jiménez huerta afirma en su obra que el sujeto es protegido por el delito de lesiones
desde su nacimiento; no obstante, cabe pensar en el caso del médico que, en su afán por acelerar
el parto, causa lesione al producto de la concepción, o cuando la propia embarazada realiza
maniobras abortiva y causa lesiones al producto que, al nacer, las evidenciara.
También pueden ocurrir que un tercero de a beber a una embarazada alguna sustancia que afecte
el producto, lo cual podrá observarse cuando este nazca.
Las hipótesis que se pueden ocurrir y que ofrecen factibilidad son múltiples; sin embargo, ¿podrá
denunciarse el hecho y tener por sujeto pasivo de las lesiones al concebido? Estimamos que, si
puede configurarse este delito, pues también el producto tiene salud y es susceptible de sufrir una
alteración en si integridad física (puede nacer sin un ojo a consecuencia de la lesión) con base en
que la ley no distingue. El problema que se suscita, una vez resulto este, consiste en determinar
el, momento en que deberá formularse la denuncia, pues surgen dos posibilidades:
El problema es que la lesión se puede inferir en un momento no preciso, como cuando el medico
indica a la mujer que se administre una inyección para curarse algún padecimiento y el efecto
resulta nocivo para el producto. En este caso no se sabrá hasta el nacimiento, a menos que
mediante estudios de ultrasonido aparezca dicha alteración en el producto; sin embargo, es
posible formular la denuncia tan pronto se tenga conocimiento cierto del hecho.
Ahora cabe dar respuesta a otra pregunta; ¿hasta cuándo se puede ser sujeto pasivo de lesiones?
Sin duda, hasta el último momento que un ser humano tiene vida. Curiosamente, podría pensarse
entonces que la vida es el bien jurídico tutelado, aunque no es así, pero la integridad corporal deja
de ser tutelada cuando ya no existe esta y, consecuentemente, la integridad corporal deja de ser
tutelada cuando desaparece la vida. Un error cometido por ignorancia es creer que puede
ocasionarse lesiones a los cadáveres. En algunos casos el sujeto activo mutila, quema, etc., el
cadáver, pero estas conductas no encuadran en el delito estudiado porque ya no existe el bien
jurídico tutelado; sin embargo, se producirá el delito previsto en el art.281, fracc.ll del CPF, que
establece: “al que profane un cadáver o resto humanos con actos de vilipendio, mutilación,
brutalidad o necrofilia.”
Por otra parte, cabe afirmar categóricamente que cuando no hay salud o cuando se ha alterado la
integridad física y no habrá objeto jurídico por tutelar; sin embargo, una persona puede padecer
alguna enfermedad y no por ello queda desprotegida por la ley. Así, por ejemplo, una persona tal
vez se haya lesionado gravemente a causa de un accidente deportivo y tiene fractura,
dislocaciones, herida y algunas disfunciones orgánica; si otra persona le causare una lesión
diversa, esta sería suficiente para integrar la figura típica de lesiones, en cuyo caso no resultara
valido el argumento de que como la persona tenia alterada la salud, ya no estaba en posibilidad
de ser sujeto pasivo de dicho delito.
Por último, se afirma que no puede existir el delito se autolesiones, o sea, que una misma persona
se constituya en sujeto activo y pasivo del delito. Esto llega a ocurrir porque se hace con fines de
lograr una indemnización o una incapacidad laboral o para cobrar un seguro, pero señalen las
leyes especiales, pero nunca el delito de lesiones.
2.2.5. Culpabilidad
El reproche penal en cuanto al delito de lesiones puede revestir dos formas:
Lesiones dolosas o intencionales el sujeto activo desea el resultado típico de lesionar al pasivo.
Pueden configurarse cuando, sin intención de causarlas, ocurren por negligencia, impericia o falta
de cuidado por parte del activo. Son comunes en hechos de tránsito.
En los estados donde aún existe la pretensión, pueden presentarse lesiones preterintencionales.
El art. 141, segundo párrafo, también hace referencia a las lesione culposas, pero cuando se
causan dos o más personas, y a las previstas en las fracc. V, Vl y Vll del art. 130, en cuyo caso se
aumentará la punibilidad y habrá suspensión de derechos.
Por cuanto hace a las fuerzas naturales y a los medios morales, es válido lo manifestado en el
capítulo referente al homicidio. Por otra, cabe destacar la importancia que en este aspecto reviste
la medicina forense, la cual permite resolver los problemas que se le plantean al derecho penal,
como: los tipos de instrumento o armas que causaron las lesiones, cuantas lesiones fueron
inferidas, que lesiones fueron letales y cuáles no, cuales fueron causadas en vida y cuales post
mortem.
La conducta realizada o la omisión por parte del sujeto activo debe ser la causa, mientras que el
resultado típico (que en este caso es la lesión) será el efecto.
La relación que une la causa y el resultado será el nexo causal. El CPF, y el CPDF no señalan,
como lo hacen en el homicidio, reglas para determinar cuándo hay nexo causal y cuando no; por
tanto, puede aplicarse las mismas reglas mientras sean compatibles con el delito de lesiones.
Igualmente, la medicina forense es de gran ayuda en estos problemas pueden en muchos casos
no es fácil determinar el nexo de causalidad y deslindar o atribuir responsabilidades.
2.2.8. Reprochabilidad, Atenuantes, Agravantes y Excluyentes
Los tipos complementados privilegiados también denominados atenuados, son aquellos que
nacen del tipo básico, se nutre de él, agregan determinada circunstancia y con base en ella el
legislador disminuye la sanción puntualizada en el tipo básico.
La riña es la contienda de obra entre dos o más personas con el propósito de causarse daño.
Según el maestro González de la Vega define a esta como un combate material, pelea física, una
lucha violenta, entre varias personas, las cuales se cambian golpes con potencialidad lesiva en su
intención.
Que la contienda de obra es aceptada: el consentimiento de los rijosos es vital para este segundo
elemento que nos da la pauta para distinguir a la riña de otras instituciones, como la legítima
defensa.
Elemento subjetivo: este elemento debe consistir en que los contendientes tienen como finalidad
al dirimir sus dificultades, intercambiar golpes que dañen la vida o la salud, es decir causarse
daño.
Francesco Carrara considera como provocador quien fue el primero que quiso la contienda y con
su conducta motivo para ello.
Sus sanciones: a quien prive de la vida a otro en riña se le impondrá de 6 a 16 años de prisión, si
se tratare del provocador y de 3 a 7 años si se trata del provocado.
A quien infiera a otras lesiones en riña, se le impondrá 2 terceras partes de la pena que
correspondan por las lesiones causadas si se tratare del provocador y la mitad si se trata del
provocado.
Es el combate entre dos adversarios en el que uno desafía a otro por causa de honor, presupone
la sujeción por parte de los adversarios en un código de honor.
El duelo no está contemplado en el código penal federal ni en el código penal es por eso que el
duelo es tratado como una riña.
Es una circunstancia que atenúa la punibilidad de los delitos de homicidio y lesiones. Consiste en
causar alguno de estos delitos cuando el sujeto activo se encuentra abajo una emoción violenta en
circunstancias que atenúen su culpabilidad. Esta figura es imprecisa ya que la norma no establece
con exactitud que debe atenderse por emoción violenta y tampoco cuáles son esas circunstancias
que atenúan la culpabilidad del agente.
Las atenuantes son las mismas que en el homicidio, excepto una de ellas: las lesiones en riña o
duelo0 y lesiones por emisión violenta.
Las agravantes son las mismas que agravan el homicidio (alevosía, ventaja y traición), por lo cual
resulta aplicable en este apartado lo expuesto en el relativo al homicidio agravado, debiéndose
tener en cuenta la regla que el art. 298 CPF señala para la aplicación de la pena: al responsable
de una lesión calificada se le aumentará la sanción hasta el doble de la que corresponda por una
simple causada.
Una agravación específica se prevé en el art. 300 del CPDF, el cual establece que si la victima
fuere alguno de los parientes o personas a que se refieren los art. 343 bis y 343 ter, y si viven en
el mismo domicilio aumentara la sanción hasta en una tercera parte en su mínimo y en su máximo,
salvo que también se tipifique el delito de violencia familiar.
En este punto se incluye lo referente a las lesiones previstas por el art, 295 del CPF que señala: al
que ejerciendo la patria potestad o la tutela infiera lesiones a los menores o pupilos bajo su
guarda, el juez podrá imponerte. Además de la pena correspondiente a las lesiones, suspensión o
privación en el ejercicio de aquellos derechos.
El art. 131 del CODF establece una agravación en el caso siguiente; a quien cause lesiones a un
ascendiente o descendente consanguíneo en línea recta, se le aumentara en una mitad la pena
que corresponda, según las lesiones inferidas.
La disposición de células germinales implica la previa obtención de los gametos a través de ciertas
técnicas. En el caso de los óvulos, es necesaria una intervención quirúrgica en el cuerpo de la
mujer, en cambio, para obtener esperma habrá que contar con la disposición masculina para la
entrega o efectuar una extracción por medios técnicos.
En uno o en otro caso, los actos destinados a la obtención de células germinales requieren del
consentimiento tanto del hombre como de la mujer, pues la falta de éste implicaría, desde ese
momento, agresiones a la integridad física de esos sujetos.
La disposición de células germinales será considerada ilícita cuando contraríe los fines
autorizados por los donantes establece el CP. Aquí tenemos otra variación en la terminología, los
fines autorizados son considerados como consentimiento informado, en la legislación sanitaria, la
cual define a aquel como, el acuerdo por escrito mediante el cual el sujeto o su representante legal
autoriza la donación con pleno conocimiento de la naturaleza de los procedimientos y riesgos a
que se someterá, con la capacidad de libre elección y sin coacción alguna.
La legislación sanitaria no especifica cuáles pueden ser los fines que pueden autorizar los
donantes, pero, en cambio, menciona ciertos límites para la utilización de óvulos y esperma. El
artículo 327 de la Ley General de Salud prohíbe el comercio con células germinales y el artículo
56 del Reglamento en materia de Control Sanitario de la Disposición de Órganos, Tejidos y
Cadáveres de Seres Humanos señala que tales células no pueden emplearse como materia prima
con fines industriales. Además de las limitaciones, el mismo artículo agrega que la disposición de
células germinales se llevará a cabo de conformidad con las normas técnicas que emita la
Secretaría de Salud.
Se tiene todo el marco configurado por la legislación sanitaria para delimitar la posible disposición
del donante y regula las condiciones de manipulación que se haga de las células germinales.
3.1.3. Sujetos
Las técnicas de procreación asistida, pueden dar lugar a un sinfín de combinaciones y por tanto de
sujetos que se pueden ver involucrados en la reproducción, el hijo, que es el resultado deseado,
también es un sujeto de derecho.
Al respecto, podemos señalar que en una fertilización homóloga los sujetos que intervienen son el
padre, la madre, el hijo como resultado y los médicos especialistas, para el derecho este tipo de
fertilización no representa ningún conflicto jurídico.
Cuando se empieza a complicar es cuando tenemos fertilización heteróloga, donde los dos
gametos, masculino y femenino, o sólo uno, es aportado por terceros, entonces tenemos, por así
decirlo, dos madres, la legal y la genética, o dos padres, el legal y el genético, el hijo tendrá a sus
padres legales y también tendrá el derecho a conocer su origen genético. Asimismo, interviene el
equipo de especialistas que deban ser peritos en la materia y deben tener los permisos
correspondientes de la autoridad sanitaria para poder realizar este tipo de servicios a través de un
contrato.
La culpabilidad es la relación directa que existe entre la voluntad y el conocimiento del hecho con
la conducta realizada. El dolo consiste en causar intencionalmente el resultado típico, con
conocimiento y conciencia de la antijuricidad del hecho.
El dolo es directo cuando el sujeto activo tiene intención de causar un daño determinado y lo hace
de manera que existe identidad entre la intención y el resultado típico, por ejemplo, el agente
desea violar y lo hace.
Por su parte el profesor Mínguez manifestó que “hay tratamientos de la esterilidad éticamente
correctos como las inducciones a la ovulación, tratamiento de la endometriosis, repermeabilización
tubárica, técnicas de detección de la ovulación por métodos naturales y bioquímicos, dar
hormonas para facilitar la ovulación o la espermatogénesis”.
Y el profesor Morote manifestaba que “en el ordenamiento jurídico español, en lugar de avanzar
en la consideración de la dignidad humana se retrocede y eso es “criticable”. “La vida humana
comienza en el instante mismo de la fecundación y existe un desprecio del legislador que debe ser
puesto en tela de juicio”, insistió el decano.
Finalmente Mons. Osoro concluía que es una “gracia de Dios celebrar un Simposio que trata tan
delicadamente la vida humana”. “Este congreso es una voz profética en España, ahora que en
esta sociedad se ponen en cuestión algunos aspectos de la vida humana”.
Cuando exista una relación de subordinación por parte de la víctima, la pena se aumentará hasta
la mitad de la pena básica.
En caso de servidores públicos, inhabilitación para el desempeño del empleo, cargo o comisión
pública, por un tiempo igual al de la pena de prisión impuesta, así como la destitución.
Generalmente, una pareja recurre a la inseminación artificial porque no han logrado el embarazo.
Las causas son muy diversas, por ejemplo, la imposibilidad de tener relaciones sexuales
normales, exceso de acidez vaginal que impide la ascensión de espermatozoides o cuando éstos
existen en número insuficiente o su vitalidad está disminuida.
Las estadísticas indican que la inseminación artificial tiene la misma tasa de éxito que la
fecundación natural, y las probabilidades de que existan malformaciones son inferiores a la
natural.
La inseminación artificial homóloga, en este tipo de fecundación el semen del cónyuge, concubino
o pareja habitual. Normalmente, la terminología es incorrecta ya que homólogo quiere decir de la
misma especie, y en este sentido, todas las inseminaciones serían homólogas ya que se realizan
con células humanas. En realidad, este método debería denominarse inseminación artificial del
compañero, hecho que precisamente la diferencia de la heteróloga, a la que habría que llamar del
donante.
Ante tales preguntas, trataremos de responderlas desde el enfoque jurídico, pero lo que es
indudable es que la inseminación artificial post mortem es inadmisible desde nuestro punto de
vista ético.
En primer lugar, es una práctica que atenta contra la naturaleza de la procreación, que debe
ocurrir entre vivos. En segundo término, no tiene ningún fin que la justifique, sino un interés
egocéntrico, como tratar de prolongar la vida del padre a través del hijo o, en su caso, desear un
hijo póstumo para reclamar una herencia. En tercer lugar, seguramente el hijo enfrentará serias
confusiones y problemas psicológicos al tratar de entender su origen, naturalmente imposible y
que sólo obedeció a una voluntad humana.
La inseminación de conveniencia es aquella que practica una mujer que no quiere tener relaciones
con un varón. En la inseminación remedio se requieren los siguientes requisitos:
1) Consentimiento del marido o compañero. El fin de tal anuencia supone, además de permitirle a
su mujer realizar el procedimiento de fecundación, asumir la paternidad del hijo. La falta de este
consentimiento ha sido reconocida como una causa para impugnar la filiación e, incluso, como una
causal de divorcio.
Consideramos que, aun cuando la mujer no haya dado su consentimiento, no tiene como en
ningún otro caso el derecho de abortar, porque la vida humana, desde su concepción es el bien
jurídico de mayor valía.
Hay países donde los donantes reciben, incluso, una retribución por la congelación y el depósito
de su semen.
Fecundación in vitro
ARTICULO 149. A quien disponga de óvulos o esperma para fines distintos a los autorizados por
sus donantes, se le impondrán de tres a seis años de prisión y de cincuenta a quinientos días
multa. ARTÍCULO 150. A quien, sin consentimiento, realice inseminación artificial en una mujer
mayor de dieciocho años, se le impondrán de cuatro a siete años de prisión.
ARTÍCULO 151. Se impondrán de cuatro a siete años de prisión a quien implante a mujer mayor
de dieciocho años un óvulo fecundado, cuando hubiere utilizado para ello un óvulo ajeno o
esperma de donante no autorizado, sin el consentimiento expreso de la paciente o del donante. Si
como consecuencia de este delito se produce un embarazo, la pena aplicable será de cinco a
catorce años y se estará a lo dispuesto por el artículo 155 de este Código.
ARTÍCULO 151 BIS. A quien sin consentimiento de persona mayor de dieciocho años realice en
ella un procedimiento de esterilización, se le impondrán de cuatro a siete años de prisión.
ARTÍCULO 151. TER. Reglas generales para los anteriores delitos del Capítulo I. Tratándose de
incapaz para comprender el significado del hecho o para resistirlo, o de una menor de edad, aún
con su consentimiento o de quien detente la guarda, custodia, atención o cuidado, tutela o patria
potestad de la víctima, la pena se aumentará hasta en dos terceras partes del delito básico.
Cuando el delito se realice valiéndose de medios o circunstancias que le proporcione su empleo,
cargo o comisión públicos, profesión, ministerio religioso o cualquier otra que implique
subordinación por parte de la víctima, la pena se aumentará en una mitad de la señalada para el
delito básico. En el supuesto de que el delito se realice con violencia física o moral o
psicoemocional aprovechándose de su ignorancia, extrema pobreza o cualquier otra circunstancia
que hiciera más vulnerable a la víctima, se impondrá de cinco a catorce años de prisión.
ARTÍCULO 152. Además de las penas previstas en el capítulo anterior, se impondrá suspensión
para ejercer la profesión o, en caso de servidores públicos, inhabilitación para el desempeño del
empleo, cargo o comisión públicos, por un tiempo igual al de la pena de prisión impuesta, así
como la destitución.
ARTÍCULO 153. Cuando entre el activo y el pasivo exista relación de matrimonio, concubinato o
relación de pareja, los delitos previstos en los artículos anteriores se perseguirán por querella.
3.2.3. Sujetos
3.2.4. Culpabilidad
3.2.5. Nexo Causal
Si estos medios son idóneos para modificar la finalidad.
Hay que conocer el hecho de que la información genética es un conjunto de instrucciones que se
transmiten en un único idioma, esto quiere decir que es universal, por lo que la diferencia entre un
clavel, un rinoceronte y una persona humana es la cantidad de información que tiene un
cromosoma.
Por tanto, queda claramente probada la consideración del genoma humana como un bien jurídico
protegido y protegible.
Aunque este sea el nombre del título, en realidad el nombre es propio del tipo penal del artículo
159 del Código Penal que vamos a desarrollar en este apartado.
El bien jurídico protegido en concreto en este caso es la identidad genética y los caracteres
humanos que se generan a partir de la misma, evitando su indebida manipulación. Es una
protección del fenotipo natural del ser humano.
ARTÍCULO 154. Se impondrán de dos a seis años de prisión, inhabilitación, así como suspensión
por igual término para desempeñar cargo, empleo o comisión públicos, profesión u oficio, a los
que: I. Con finalidad distinta a la eliminación o disminución de enfermedades graves o taras,
manipulen genes humanos de manera que se altere el genotipo; II. Fecunden óvulos humanos con
cualquier fin distinto al de la procreación humana; y III. Creen seres humanos por clonación o
realicen procedimientos de ingeniería genética con fines ilícitos.
ARTICULO 155. Si resultan hijos a consecuencia de la comisión de alguno de los delitos previstos
en los artículos anteriores, la reparación del daño comprenderá, además, el pago de alimentos
para éstos y para la madre, en los términos que fija la legislación civil.
3.3.3. Sujetos
a) Sujeto activo puede ser cualquiera, si bien dada la especialidad de este tipo de técnicas, no
parece posible que pueda ser autor del delito quien no sea un profesional en estas técnicas de la
biología, e incluso ejerciente en centros que tengan la infraestructura para la realización de estas
técnicas. La Ley 14/2006 de 26 de mayo sobre técnicas de reproducción humana asistida, la Ley
14/2007, de 3 julio, de Investigación Biomédica y el Real Decreto 413/1996 de 1 de marzo por el
que se establecen los requisitos técnicos y funcionales precisos para la autorización y
homologación de los centros y servicios sanitarios relacionados con las técnicas de reproducción
humana asistida regulan los centros autorizables para la realización de este tipo de técnicas. No
obstante, aunque no sea fácilmente imaginable, no puede descartarse que los hechos típicamente
delictivos se realicen en circunstancias de sujeto y lugar distintas a las expuestas.
b) Sujeto pasivo será la especie humana si consideramos que el bien jurídico protegido tiene esa
dimensión supraindividual. Para la tesis de Romeo Casabona, que ve en el delito una dimensión
individual en la protección, el sujeto pasivo sería la persona nacida, el embrión implantado el feto y
el embrión preimplantatorio (in vitro o in utero) viable.
3.3.4. Culpabilidad
El objeto material del delito, sobre el que recae la acción, son los genes humanos responsables
del genotipo.
Un gen es la unidad básica de herencia de los seres vivos. Más técnicamente un gen es el
conjunto de una secuencia determinada de nucleótidos de uno de los lados de la escalera del
cromosoma referenciado. La secuencia puede llegar a formar proteínas, o serán inhibidas,
dependiendo del programa asignado para la célula que porte los cromosomas.
Para Romeo Casabona, el objeto material del delito lo será el cuerpo de una persona, el embrión
implantado o feto viables que se encuentran en el cuerpo de una mujer y los gametos y el embrión
in vitro viable utilizados en el laboratorio, en cuanto que, por lo dicho, el genotipo como tal no tiene
una entidad diferenciable o es indeterminado desde un punto de vista jurídico.
La acción consiste en manipular genes humanos. Manipular es cualquier actuación que altere el
normal desarrollo de los seres humanos interviniendo en ellos mediante técnicas de ingeniería
genética molecular. Incluso tiene un contenido en pleno desarrollo dado que el avance de la
ciencia genética permitirá incluir en esta genérica cláusula de comisión nuevas técnicas que
puedan desarrollarse en el futuro con la finalidad típica.
Respecto al elemento subjetivo, se castiga tanto la modalidad dolosa como la modalidad culposa:
Modalidad dolosa. En este supuesto se exige que el autor tenga pleno conocimiento y voluntad de
cometer los hechos, incluida la finalidad de alteración del genotipo con las actuaciones materiales
de manipulación genética con una finalidad no terapéutica, es decir, no abarca la alteración del
genotipo con finalidad terapéutica o preventiva, es decir, de eliminar o disminuir taras o
enfermedades graves.
La pena prevista es de prisión de dos a seis años e inhabilitación especial para empleo o cargo
público, profesión u oficio de siete a diez años para la modalidad intencional, y en el caso del
comportamiento imprudente la pena será de multa de seis a quince meses e inhabilitación
especial para empleo o cargo público, profesión u oficio de uno a tres años.
ARTÍCULO 161. Se impondrán de tres a ocho años de prisión y de cincuenta a doscientos días
multa, y al pago de los salarios y prestaciones legales de la víctima a quien obligue a otro a
prestarle trabajos o servicios personales sin la retribución debida, ya sea empleando violencia
física o moral o valiéndose del engaño, de la intimidación o de cualquier otro medio.
ARTÍCULO 162. Al que prive a otro de su libertad, con el propósito de realizar un acto sexual, se le
impondrá de uno a cinco años de prisión. Si dentro de las veinticuatro horas siguientes, el autor
del delito restituye la libertad a la víctima, sin haber practicado el acto sexual, la sanción será de
tres meses a tres años de prisión. Este delito se perseguirá por querella.
ARTÍCULO 163. Al que prive de la libertad a otro con el propósito de obtener rescate, algún
beneficio económico, causar daño o perjuicio a la persona privada de la libertad o a cualquiera
otra, se le impondrán de cuarenta a sesenta años de prisión y de mil a tres mil días multa.
ARTÍCULO 163 Bis. Comete el delito de privación de la libertad en su modalidad de secuestro
express, el que prive de la libertad a otro por el tiempo estrictamente indispensable para cometer
los delitos de robo o extorsión, previstos en los artículos 220 y 236 de este Código
respectivamente, o para obtener algún beneficio económico. A quien cometa este delito se le
impondrá de veinte a cuarenta años de prisión y de quinientos a dos mil días multa. Para el caso
de este delito no se aplicará sanción alguna por los delitos de robo o extorsión.
ARTÍCULO 164. Las penas previstas en los dos artículos anteriores se incrementarán en una
tercera parte, si en la privación de la libertad a que se hace referencia en los mismos concurre
cualquiera de las circunstancias siguientes: I. Que se realice en un domicilio particular, lugar de
trabajo o a bordo de un vehículo; II. Que el autor sea o haya sido integrante de alguna corporación
de seguridad pública o privada, o se ostente como tal sin serlo; III. Que quienes lo lleven a cabo
actúen en grupo; IV. Que se realice con violencia, o aprovechando la confianza depositada en él o
los autores; V. Que la víctima sea menor de edad o mayor de sesenta años, o que por cualquier
otra circunstancia se encuentre en inferioridad física o mental respecto de quien ejecuta la
privación de la libertad; VI. Que el sujeto activo utilice para delinquir a una o más personas
menores de edad o que no tengan la capacidad para comprender el significado del hecho; o VII.
Que se cause un daño o alteración a la salud de la víctima conforme a lo previsto en el artículo
130 de este Código, sin perjuicio de la aplicación de las reglas del concurso para la imposición de
sanciones. Si se libera espontáneamente al secuestrado, dentro de las veinticuatro horas
siguientes al de la privación de la libertad, sin lograr alguno de los propósitos a que se refiere el
artículo anterior, las penas serán de una quinta parte.
ARTÍCULO 165. En caso de que el secuestrado sea privado de la vida por su o sus
secuestradores, o que fallezca durante el tiempo en que se encuentre privado de su libertad, se
impondrán de cincuenta a setenta años de prisión y de cinco mil a diez mil días multa.
ARTÍCULO 166. Se impondrán las mismas penas señaladas en el artículo 165, cuando la
privación de la libertad se realice en contra de un menor de edad o de quien por cualquier causa
no tenga capacidad de comprender o resistir la conducta, con el propósito de obtener un lucro por
su venta o entrega.
ARTÍCULO 166 BIS. Se impondrá de uno a ocho años de prisión y de doscientos a mil días multa,
al que en relación con las conductas sancionadas en este capítulo y fuera de las causas de
exclusión del delito previstas por la ley: I. Actúe como asesor o intermediario en las negociaciones
del rescate, con fines lucrativos o sin el consentimiento de quienes representen o gestionen a
favor de la víctima;
II. Colabore en la difusión pública de las pretensiones o mensajes de los secuestradores, fuera del
estricto derecho a la información; III. Aconseje el no presentar la denuncia del secuestro cometido,
o bien el no colaborar o el obstruir la actuación de las autoridades; o IV. Intimide a la víctima, a sus
familiares o a sus representantes, durante o después del secuestro, para que no colaboren con las
autoridades competentes.
ARTÍCULO 167. A quien simule encontrarse privado de su libertad con amenaza de su vida o daño
a su persona, con el propósito de obtener rescate o con la intención de que la autoridad o un
particular realice o deje de realizar un acto cualquiera, se le impondrán de dos a ocho años de
prisión y de cien a quinientos días multa. Las mismas penas se impondrán a cualquiera que
intervenga en la comisión de este delito. Este delito se perseguirá por querella de parte ofendida,
cuando sea cometido por un ascendiente, descendiente, cónyuge, parientes por consanguinidad
hasta el segundo grado, concubina, concubinario, pareja permanente, adoptante o adoptado, y
parientes por afinidad hasta el segundo grado.
ARTÍCULO 168. Al servidor público del Distrito Federal que con motivo de sus atribuciones,
detenga y mantenga oculta a una o varias personas, o bien autorice, apoye o consienta que otros
lo hagan sin reconocer la existencia de tal privación o niegue información sobre su paradero,
impidiendo con ello el ejercicio de los recursos legales y las garantías procesales procedentes, se
le sancionará con prisión de quince a cuarenta años y de trescientos a mil días multa, destitución e
inhabilitación para el desempeño de cualquier cargo, empleo o comisión hasta por diez años. Al
particular que, por orden, autorización o con el apoyo de un servidor público participe en los actos
descritos en el párrafo anterior, se le impondrán prisión de ocho a quince años y de ciento
cincuenta a quinientos días multa. Las sanciones previstas en los párrafos precedentes se
disminuirán en una tercera parte, cuando el agente suministre información que permita esclarecer
los hechos y, en una mitad, cuando contribuya a lograr la aparición con vida de la víctima. Este
delito no se sujetará a las reglas de la prescripción, por lo que no prescribirá bajo los supuestos a
que ellas se refieren.
ARTÍCULO 169. Al que con el consentimiento de un ascendiente que ejerza la patria potestad o de
quien tenga a su cargo la custodia de un menor, aunque ésta no haya sido declarada, lo entregue
ilegalmente a un tercero para su custodia definitiva, a cambio de un beneficio económico, se le
impondrán de dos a nueve años de prisión y de doscientos a quinientos días multa. Las mismas
penas a que se refieren el párrafo anterior, se impondrán a los que, a cambio de un beneficio
económico, otorguen el consentimiento al tercero que reciba al menor o al ascendiente que, sin
intervención de intermediario, incurra en la conducta señalada en el párrafo anterior. Cuando en la
comisión del delito no exista el consentimiento a que se refiere el párrafo primero, las penas se
aumentarán en un tanto más de la prevista en aquél. Si el menor Si la entrega definitiva del menor
se hace sin la finalidad de obtener un beneficio económico, la pena aplicable al que lo entrega
será de uno a tres años de prisión. Si se acredita que quien recibió al menor lo hizo para
incorporarlo a su núcleo familiar y otorgarle los beneficios propios de tal incorporación, se reducirá
en una mitad la pena prevista en el párrafo anterior. Además de las penas señaladas los
responsables de los delitos perderán los derechos que tengan en relación con el menor, incluidos
los de carácter sucesorio.
ARTÍCULO 171. Al que, sin tener relación de parentesco, a que se refiere el artículo 173 de
este Código, o de tutela de un menor de edad o incapaz, lo retenga sin el consentimiento de
quien ejerza su custodia legítima o su guarda, se le impondrá prisión de uno a cinco años y de
cien a quinientos días de multa. A quien bajo los mismos supuestos del párrafo anterior los
sustraiga de su custodia legítima o su guarda, se le impondrá de cinco a quince años de prisión
y de doscientos a mil días multa.
ARTÍCULO 173. Se impondrá de uno a cinco años de prisión y de cien a quinientos días multa,
al ascendiente, descendiente, cónyuge, pariente colateral o afín hasta el cuarto grado, que
sustraiga, retenga u oculte a un menor o incapaz y que sobre éste no ejerza la patria potestad,
la tutela o mediante resolución judicial no ejerza la guarda y custodia. Cuando el sujeto
devuelva espontáneamente al menor o al incapaz, dentro de las veinticuatro horas siguientes a
la comisión del delito, se le impondrá una tercera parte de las sanciones señaladas. Al padre o
madre que, sin tener la guarda y custodia del menor o incapaz que viva en el Distrito Federal,
lo sustraiga, retenga u oculte fuera del Distrito Federal o fuera del territorio nacional, se le
aumentarán en una mitad las penas previstas en el primer párrafo de este artículo. Se equipará
al delito de retención, sustracción u ocultamiento de menor o incapaz, y se sancionará con las
penas señaladas en el primer párrafo del presente artículo, a la persona que mediante
amenazas o engaños obtenga del padre o madre que tiene la guarda y custodia del menor o
incapaz, el consentimiento para trasladarlo, con la finalidad de retenerlo, sustraerlo u ocultarlo
fuera del Distrito Federal o fuera del territorio nacional. La pena señalada en el primer párrafo
se aumentará en una mitad al cónyuge que sustraiga, retenga u oculte a un hijo menor de edad
o incapaz, con la finalidad de obligar al otro cónyuge a dar, hacer o dejar de hacer algo.
El bien jurídico constituye una pieza fundamental de la teoría jurídica del delito, además de que es
el corazón del delito, pues es a partir de él que se ofrece un criterio material para la interpretación
y construcción de los tipos penales en particular.
En este sentido, la determinación del bien jurídico, en el estudio de los delitos en particular, es
absolutamente necesaria. Podemos definir el bien jurídico como todo valor de la vida humana
protegido por el derecho. Desde una perspectiva dogmática, el bien jurídico debe ser entendido
como diría Rocco, como objeto de la tutela jurídica.
El bien jurídico protegido por el delito de sustracción de menores es el interés del menor al tratar
de evitar, en la medida de lo posible, los efectos perjudiciales que en supuestos de crisis familiares
pueden ocasionarles las actuaciones de sus progenitores. En esta misma línea de ideas, es
opinión dominante en la doctrina que el elemento subjetivo de este delito lo constituye el dolo, que
el sujeto activo sabe que está sustrayendo y/o retenido al menor, de aquel progenitor que ostenta
la patria potestad.
4.2.3. Sujetos
El sujeto activo: según lo establecido, todo delito requiere el comportamiento de un hombre, por lo
que el sujeto de la acción debe de ser una persona física, ya que sólo ellas poseen capacidad de
acción. Por sujeto activo debemos entender aquel que realiza la conducta.
Ahora bien, algunos tipos penales configuran un sujeto activo genérico e indiscriminado, en este
sentido, la realización del tipo puede ser realizada por cualquiera. De manera general, el sujeto
activo se designa, en estos casos, con las expresiones, el que, los que, al que, a quien, etc. Que
estos tipos penales se suelan denominar comunes.
Por otro lado, existen otros tipos penales que requieren la presencia de ciertas condiciones
específicas del sujeto activo. Tal es el caso, como afirma la doctrina de aquellas descripciones
legales se refieren a tan sólo a personas, discriminadas normativamente, en atención a la
exigencia de determinadas cualidades indispensables para que sean por sujetos activos.
Sujeto pasivo: comenzamos por definir al sujeto pasivo del delito como aquel que es el titular del
bien jurídico lesionado o puesto en peligro por el delito.
Ahora bien, aunque el sujeto pasivo del delito y el sujeto pasivo de la acción pueden coincidir, es
necesario establecer si existe una diferencia entre el sujeto cuyos intereses resultan lesionados
por el delito, de la persona sobre la que recae la acción punible.
Por otro lado, puede encuadrarse en la categoría de sujeto pasivo de la acción a los padres,
ascendientes, tutores o aquellos que ejercitaban la patria potestad, los derechos de guarda,
custodia y visita ya que a partir de la retención o sustracción se violarían todos aquellos derechos
comprendidos dentro de las figuras de patria potestad, guarda, custodia y visita, así como se
vulnerarían los derechos de guarda.
4.2.4. Culpabilidad
Según lo precisado por la mayor parte de los autores, la culpabilidad es un elemento constitutivo
del delito, sin el cual no es posible concebir su existencia. En sentido amplio, la culpabilidad ha
sido estimada como el conjunto de presupuestos que fundamenta la reprochabilidad personal de
la conducta antijurídica, comprendiendo por ello a la imputabilidad. Ahora bien, la imputabilidad
constituye un presupuesto de la culpabilidad, pues el reproche supone necesariamente libertad de
decisión y capacidad de reprochabilidad.
Tratando de estructurar el concepto de culpabilidad, la doctrina penalista se debate en dos
posiciones diversas: la psicología y normativista. En la primera, la culpabilidad consiste en la
relación psicológica del autor con su hecho, su posición psicológica frente a él.
En este sentido, el dolo y la culpa son formas de vinculación entre el autor y el hecho ilícito, es
decir, la culpabilidad proviene de la comprobación de la discordancia subjetiva entre la valoración
debida y el desvalor creado.
Por otro lado, la teoría normativa, al igual que la psicológica, para estructurar el concepto de
culpabilidad presupone la existencia de un hecho antijurídico. La diferencia radica en que mientras
la antijuricidad es la relación objetiva entre la acción y el orden jurídico, la culpabilidad se centra
en reprochar al autor el no haber omitido la acción antijurídica, a pesar de haber podido omitirla.
Podemos afirmar, junto con otros tratadistas, que la culpabilidad está compuesta por los siguientes
elementos: la imputabilidad, como la capacidad de entender y de querer realizar actos referidos al
derecho punitivo, que traen consigo consecuencias penales, las formas de culpabilidad, que son el
dolo y la culpa y por último la ausencia de causas de exclusión de la culpabilidad, pues de existir
una de ellas desaparecería la culpabilidad del sujeto.
Como bien establece el Código Penal Federal, las acciones u omisiones delictivas solamente
pueden realizarse dolosa o culposamente.
Jiménez de Asúa las define así: son causas de impunibilidad o excusas absolutorias, las que
hacen que a un acto típico, antijurídico, imputable a un autor y culpable no se asocie pena alguna
por razones de utilidad pública.
Hasta ahora hemos analizado la teoría jurídica del delito, es decir, el presupuesto; sin embargo,
por el momento nos interesa analizar su consecuencia: la pena. Podemos definir a la pena como
el castigo consistente en la privación de un bien jurídico por la autoridad legalmente determinada a
quien, tras el debido proceso, aparece como responsable de una infracción del derecho, y a causa
de dicha infracción.
ARTÍCULO 175. Se equipará a la violación y se sancionará con la misma pena, al que: I. Realice
cópula con persona que no tenga la capacidad de comprender el significado del hecho o por
cualquier causa no pueda resistirlo; o II. Introduzca por vía anal o vaginal cualquier elemento,
instrumento o cualquier parte del cuerpo humano distinto del pene en una persona que no tenga
capacidad de comprender el significado del hecho, o por cualquier causa no pueda resistirlo. Si se
ejerciera violencia física o moral, la pena prevista se aumentará en una mitad.
5.1.3. Sujetos
El sujeto activo: conforme a la descripción legal, en el delito de violación cualquier persona puede
ser sujeto activo, sea hombre o mujer, sin embargo, diversos tratadistas opinan que la mujer no
puede ser sujeto activo porque es incapaz de imponer la copulación por medio de violencia dada
su naturaleza.
Con todo, no debe perderse de vista que la violencia en tal delito puede ser moral y ocurrir que la
mujer amenace con un mal determinado al hombre con quien pretenden copular, y así presentarse
la figura típica.
Pasivo: igualmente puede serlo cualquier, sin importar el sexo, la edad ni las características de la
persona. Lo común es que el sujeto pasivo sea la mujer, pero la propia norma habla de persona de
cualquier sexo, y hay casos de hombres atacados sexualmente.
Entre los muchos errores que prevalecen en lo referente a este delito está el consistente en creer
que sólo la mujer puede ser sujeto pasivo, lo cual desde ahora debe desecharse, asimismo, se
cree que sólo la mujer virgen puede ser sujeto pasivo, lo que también es falso.
5.1.4. Culpabilidad
Violación dolosa o intencional
El reproche penal que cabe fincar en este delito sólo puede ser el intencional, así no es posible
pensar en una violación culposa.
Precisamente también por su gravedad, no se deja a la voluntad del sujeto pasivo su denuncia, sin
embargo, existe una elevada cifra negra respecto de este delito, que actualmente, gracias a la
acción de las autoridades y los organismos privados, comienza a decrecer.
Es un delito material.
Unidad moral de la familia y la salud de la estirpe: Carranca y Trujillo, así como Carranca y Rivas,
opinan que éste es el bien tutelado en el delito de incesto.
La moral sexual: Esther Alanís Vera, entre otros autores, sostiene que éste es el objeto jurídico
5.2.3. Sujetos
El sujeto activo: es un delito plurisubjetivo o bilateral, tiene por agentes necesarios a dos sujetos
activos, por lo que resulta imposible su configuración por sí solo, tanto siendo ascendiente como
descendiente. La única limitante para ser activo del incesto es que se trate de ascendientes,
descendientes y hermanos, el sexo es indistinto para la ley.
Pasivo: es sin duda la familia, el núcleo familiar es el directamente afectado con este delito, ya que
las relaciones sexuales entre ascendientes o descendientes o entre hermanos alteran la
naturaleza las funciones y los fines de la familia.
5.2.4. Culpabilidad
El reproche penal que se les hace a los responsables del incesto sólo puede ser doloso.
No es factible la culpa, por tratarse de un delito eminentemente intencional, los sujetos que llevan
a cabo las relaciones sexuales deben conocer el parentesco que lo une para que su actuación
antijurídica sea dolosamente reprochable ante el derecho penal.
Para que puedan ser ventilados en un proceso penal, se requiere la denuncia del perjudicado,
incluso opera en cierto modo el principio de perseguibilidad y decimos en cierto modo porque
queda delimitado el desistimiento con efectos de extinción de la responsabilidad penal, sólo a
momentos anteriores al de concluirse el juicio oral, pero no es solo en estos delitos donde se toma
en cuenta la denuncia como requisitos para proceder contra el acusado, se exige la denuncia de
la autoridad o funcionario que dictó la resolución de que se trate. Siempre que los hechos afecten
a una persona jurídica privada, sólo se persiguen si media la denuncia del perjudicado o del
representante legal de la entidad. Sólo se persiguen si media la denuncia de la persona agraviada
u otros a quienes la ley especialmente faculta, salvo que se haya producido escándalo, en cuyo
supuesto basta la denuncia de cualquier persona.
La denuncia así formulada convierte a estos delitos en semi-públicos porque la acción penal corre
a cargo del Fiscal y el desistimiento del denunciante no tendría connotación jurídica.
ARTÍCULO 181 Ter. Las penas previstas en el artículo anterior se aumentarán en dos terceras
partes, cuando fueren cometidos: I. Con la intervención directa o inmediata de dos o más
personas; II. Al que tenga respecto de la víctima: a) Parentesco de afinidad o consanguinidad; b)
Patria potestad, tutela o curatela y c) Guarda o custodia. Además de la pena de prisión, el culpable
perderá la patria potestad respecto a todos sus descendientes, la tutela, curatela, derecho de
alimentos y los sucesorios que tenga respecto de la víctima; pero en ningún momento cesará su
obligación alimentaria para con ella. III. Quien desempeñe un cargo o empleo público, utilizando
los medios que ellos le proporcionen. Además de la pena de prisión el sentenciado será destituido
del cargo, empleo o comisión. IV. Por quienes tengan contacto con la víctima por motivos
laborales, docentes, médicos, domésticos, religiosos o cualquier otro que implique confianza o
subordinación o superioridad. Además de la pena de prisión, el sentenciado será suspendido por
un término igual a la pena impuesta en el ejercicio de su empleo, cargo o profesión. V. Por quien
habite ocasional o permanentemente en el mismo domicilio de la víctima. VI. Aprovechando la
confianza depositada en ella por la víctima, por motivos de afectividad, amistad o gratitud. VII.
Encontrándose la víctima a bordo de un vehículo particular o de servicio público; o VIII. Fuere
cometido en despoblado o lugar solitario. En los casos anteriores, el juez acordará las medidas
pertinentes para que se le prohíba al agresor tener cualquier tipo de contacto o relación con el
menor.
5.3.3. Sujetos
El sujeto activo en el delito de abuso sexual puede ser cualquier persona física, ser hombre o
mujer
El pasivo puede ser también cualquier persona, sin importar sexo o característica alguna. En este
caso debe der menor de 12 años.
5.3.4. Culpabilidad
En el R.N. N° 2374-200415 Ucayali del cinco de octubre de dos mil cuatro, versa sobre la
capacidad de entendimiento del agente respecto a la ilicitud de su acto, un componente de la
culpabilidad y se dice: “…no es amparable el alegado error de prohibición, si se analiza sus
condiciones personales dada por su propia edad (cincuenta y ocho años), por el hecho de haber
tenido prole (seis hijos) antes de vincularse con la víctima, asimismo su nivel educativo (cuarto
año de educación primaria).” En el R. N. No. 96-200516 Arequipa veinticuatro de febrero de dos
mil cinco se consideró que el condenado no estaba dentro del error de prohibición por lo siguiente:
“…es de precisar que no se presenta el supuesto de error de prohibición vencible como se ha
señalado en la recurrida, estando a que el encausado sabía que su conducta causaba un
resultado típico, estando al contenido de su respuesta a la pregunta número siete de su
manifestación policial, relativo a su conocimiento que mantener relaciones sexuales con menores
de edad se encuentra penado por la ley…”.
6. Delitos Cometidos contra el Derecho de los Integrantes de la Familia a Vivir una Vida
Libre de Violencia
6.1. Violencia Familiar
6.1.1. Elementos del Tipo
Los elementos típicos de esta figura son casi idénticos a los que se establecen en el Código
Federal, salvo algunos que se detallan más adelante.
Este delito surge como un reclamo social a las innumerables conductas de violencia que se
producen dentro del seno familiar.
La violencia familiar o doméstica existe y es necesario hacer algo al respecto, pero la creación de
este tipo penal no parece ser, ni remotamente la solución, y si, en cambio, una intromisión en la
vida familiar que dará por resultado que las agencias del Ministerio Público se conviertan en un
centro donde se ventilarán los asuntos privados relativos a las relaciones familiares, donde el
agente del Ministerio Público les dirá a los padres como educar a los hijos, los límites de disciplina,
etc.
ARTÍCULO 200. A quien, por acción u omisión, ejerza cualquier tipo de violencia física,
psicoemocional, sexual, económica, patrimonial o contra los derechos reproductivos, que ocurra o
haya ocurrido dentro o fuera del domicilio o lugar que habite, en contra de: I. El o la cónyuge, el o
la ex-cónyuge, la concubina, ex-concubina, el concubinario o ex concubinario; II. El pariente
consanguíneo en línea recta ascendente o descendente sin límite de grado, o el pariente colateral
consanguíneo o afín hasta el cuarto grado; III. El adoptante o adoptado; IV. El incapaz sobre el
que se es tutor o curador; y V. La persona con la que se haya constituido sociedad en convivencia.
(REFORMADO, G.O.D.F. 18 DE DICIEMBRE DE 2014)
Se le impondrá de uno a seis años de prisión, pérdida de los derechos que tenga respecto de la
víctima incluidos los de carácter sucesorio, patria potestad, tutela y alimentos, y se decretarán las
medidas de protección conforme a lo establecido por este Código y la legislación de
procedimientos penales aplicable al Distrito Federal; además se sujetará al agente a tratamiento
especializado que para personas agresoras de violencia familiar refiere la Ley de Acceso de las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia, el que en ningún caso excederá del tiempo impuesto en la
pena de prisión, independientemente de las sanciones que correspondan por cualquier otro delito.
(DEROGADO PENÚLTIMO PÁRRAFO, G.O.D.F. 18 DE DICIEMBRE DE 2014)
ARTÍCULO 200 BIS. El delito a que se refiere el artículo anterior se perseguirá por querella,
excepto cuando: I. La víctima sea menor de edad, incapaz o no tenga la capacidad de comprender
el significado del hecho; II. La víctima presente una discapacidad sensorial, física o mental, total o
parcial, temporal o permanente; III. Derogada; IV. La víctima sea una mujer en estado de
embarazo o durante los tres meses posteriores al parto; V. Se cometa con la participación de dos
o más personas; VI. Se cometa con el uso de armas de fuego o punzocortantes; VII. Se deje
cicatriz permanente en alguna parte del cuerpo; VIII. Se tengan documentados antecedentes o
denuncia de violencia familiar cometidos por el mismo agresor contra la víctima, y IX. Exista
imposibilidad material de la víctima de denunciar.
ARTÍCULO 201. Para los efectos del presente capítulo se entiende por: I. Violencia física: A todo
acto intencional en el que se utilice alguna parte del cuerpo, algún objeto, arma o sustancia para
sujetar, inmovilizar o causar daño a la integridad física del otro; II. Violencia psicoemocional: A toda
acción u omisión que puede consistir en prohibiciones, coacciones, condicionamientos,
intimidaciones, insultos, amenazas, celotipia, desdén, indiferencia, descuido reiterado, chantaje,
humillaciones, comparaciones destructivas, abandono o actitudes devaluatorias, entre otras, que
provoquen en quien las recibe alteración auto cognitiva y auto valorativa que integran su
autoestima o alteraciones en alguna esfera o área de la estructura psíquica de la persona; III.
Violencia Patrimonial: A todo acto u omisión que ocasiona daño ya sea de manera directa o
indirecta, a los bienes muebles o inmuebles, en menoscabo de su patrimonio; también puede
consistir en la perturbación a la posesión, a la propiedad, la sustracción, destrucción, menoscabo,
desaparición, ocultamiento o retención de objetos, documentos personales, bienes o valores,
derechos patrimoniales o recursos económicos; IV. Violencia Sexual: A toda acción u omisión que
amenaza, pone en riesgo o lesiona la libertad, seguridad, integridad y desarrollo psicosexual de
cualquier persona; V. Violencia Económica: A toda acción u omisión que afecta la economía del
sujeto pasivo, a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones
económicas y puede consistir en la restricción o limitación de los recursos económicos, y VI.
Violencia contra los derechos reproductivos: A toda acción u omisión que limite o vulnere el
derecho de las mujeres a decidir libre y voluntariamente sobre su función reproductiva, en relación
con el número y espaciamiento de los hijos, acceso a métodos anticonceptivos de su elección,
acceso a una maternidad elegida y segura, así como el acceso a servicios de aborto seguro en el
marco previsto en los ordenamientos relativos para la interrupción legal del embarazo, a servicios
de atención prenatal, así como a servicios obstétricos de emergencia.
ARTICULO 201 Bis.- Se equipara a la violencia familiar y se sancionará con las mismas penas y
medidas de seguridad, al que realice cualquiera de los actos señalados en el artículo anterior en
contra de la persona que esté sujeta a su custodia, guarda, protección, educación, instrucción o
cuidado o con quien tenga una relación de hecho o la haya tenido en un período hasta de dos
años antes de la comisión del acto u omisión.
Se entenderá por relación de hecho, la que exista entre quienes: (REFORMADA, G.O.D.F. 18 DE
DICIEMBRE DE 2014) I. Violencia física: A todo acto doloso en el que se utilice alguna parte del
cuerpo, algún objeto, arma o sustancia para sujetar, inmovilizar o causar daño a la integridad física
del otro; II.- Mantengan una relación de pareja, aunque no vivan en el mismo domicilio; III.- Se
encuentren unidos por vínculos de padrinazgo o madrinazgo; IV.- Se incorporen a un núcleo
familiar aunque no tengan parentesco con ninguno de sus integrantes; V.- Tengan relación con los
hijos de su pareja, siempre que no los hayan procreado en común, y VI.- Tengan relación con la
pareja de alguno de sus progenitores. Este delito se perseguirá por querella. (REFORMADO,
G.O.D.F. 18 DE DICIEMBRE DE 2014)
ARTÍCULO 202.- En los casos previstos en este Título, el Ministerio Público apercibirá al inculpado
para que se abstenga de ejecutar cualquier tipo de violencia contra la víctima y decretará, de
inmediato, bajo su más estricta responsabilidad, las medidas precautorias o de protección
necesarias para salvaguardar la integridad física y psíquica de la víctima durante la integración de
la averiguación previa o investigación, y hasta la conclusión de ésta. En caso de determinarse el
ejercicio de la acción penal, el Ministerio Público solicitará al Juez la confirmación, ampliación o
cancelación, en su caso, de las medidas precautorias o de protección referidas en el párrafo que
antecede, quién deberá resolver lo conducente sin dilación.
6.1.3. Sujetos
Se presenta una pluralidad de posibilidades tanto para el activo como para el pasivo.
Activo: En este delito, únicamente pueden ser sujetos activos:
a) Conyugue
b) Concubina
c) Concubinario
g) Adoptante
h) Adoptado
a) El conyugue
b) Concubina
c) Concubinario
g) Adoptante
h) Adoptado
6.1.4. Culpabilidad
Es delito de naturaleza dolosa, porque no se puede presentar la inculpabilidad.
6.1.5. Requisitos de Procedibilidad
6.1.6. Reprochabilidad, Atenuantes, Agravantes y Excluyentes
6.2. Violencia de Género
6.2.1. Elementos del Tipo
El artículo 1 de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la violencia de género,
establece en su primer apartado, que el objeto de dicha Ley es actuar contra la violencia que,
como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de
los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus
cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de
afectividad, aun sin convivencia.
Debe quedar claro, como advierte Laurenzo Copello, que no nos encontramos ante un mero
asunto estadístico que implica el desconocimiento de que la violencia de genero constituye una
categoría específica de violencia, sociológicamente definida asociada a la posición de poder que
todavía ocupan los varones en la estructura social y que, por eso mismo, no puede tener paralelo
en el sexo masculino.
Tras declarar dicho precepto, apartado segundo, que en la Ley se establecen medidas de
protección integral cuya finalidad es doble, prevenir, sancionar y erradicar esta violencia, por una
parte, y prestar asistencia a sus víctimas, por otra, aclara, en su apartado tercero, que la violencia
de genero a que se refiere la presente Ley comprende todo acto de violencia física y psicológica,
incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria
de libertad.
De modo similar Olmedo Cardenete, quien mantiene que la búsqueda del resultado material no
tiene que centrarse individualmente en cada uno de los actos de violencia, sino, por el contrario,
en el efecto que sobre la víctima despliega el ejercicio sistemático de la violencia psíquica o física.
Y para su concreción, desgraciadamente, basta con remitirse a las consecuencias que física y
psicológicamente comporta el síndrome de la mujer maltratada.
Este estado de agresión permanente configura el injusto específico que desborda los resultados
lesivos que cada acción individual pueda constituir y justifica su tipificación autónoma.
Sin embargo y aunque en sentido amplio, puede considerarse que el ejercicio de violencia habitual
acaba generando por el tipo y no parece necesario, por tanto, para apreciar el delito probar que
concurren en la víctima esos sentimientos o sanciones.
El clima, atmósfera o estado e agresión permanente no constituye el resultado material del delito,
sino un predicado de la habitualidad, que además no hay que entender en un sentido
estrictamente literal. Por otro lado, no es necesario, para afirmar la comisión de este delito, la
generación de un clima de terror en la victima, pues esto dependería, en último caso, de la propia
percepción subjetiva y características personales de quien sufre violencia.
Por lo dicho, podemos concluir que, la idea que da autonomía y sirve de base al delito que se
tipifica es por tanto la integridad moral, entendida como el derecho de la persona a ser tratada
conforme a su dignidad sin ser humillada o vejada, cualquier que sean las circunstancias en las
que se encuentre.
O si se quiere, como se deduce de la jurisprudencia del Tribunal Supremo, se configura como una
categoría conceptual propia, como un valor de la vida humana independiente del derecho a la
vida, a la integridad física a la libertad en sus diversas manifestaciones o al honor.
La integridad moral configura un espacio propio consiguiente necesitado, susceptible y digno de
protección penal.
Es un atributo de la persona, como ente dotado de dignidad por el sólo hecho de serlo, esto es,
como sujeto moral, fin en sí mismo, investido de la capacidad para decidir responsablemente
sobre el propio comportamiento. Asegura, además, que la garantía constitucional de la dignidad,
como valor de la calidad indicada, implica la proscripción de cualquier uso instrumental de un
sujeto y la imposición al mismo de algún menoscabo que no responda a fin constitucionalmente
legítimo y legalmente previsto.
Respecto a la finalidad de protección que con él se pretende y la necesidad político- criminal del
precepto, se desprende que protege a los sujetos vulnerables frente a esa especialidad
victimización que se constituye en instrumento de perpetuación de una situación de dominio y que
se produce además en un medio cerrado como es el doméstico u otro análogo que ofrece
especiales facilidades para su perpetración y, correlativamente mayores dificultades de elusión por
parte de la víctima, esto es lo que le da un contorno especial, vinculado a una manifestación de la
violencia de género.
Se trata de un tipo penal diferente y autónomo no es ni una mera acumulación de faltas de malos
tratos ni una agravación específica de éstas, que, en su caso, estaría en relación de concurso de
delitos con las faltas o delitos de lesiones, amenazas, injurias una clausula concursal en el tipo,
conforme a la cual se impondrá la pena sin perjuicio de las penas que pudieran corresponder a los
delitos o faltas en que se hubieran concretado los actos de violencia física o psíquica.
Cláusula que pone de manifiesto que el bien jurídico protegido es más amplio y relevante que la
salud e integridad personal, como se sostenía por parte de la doctrina. Así si se aprecia sólo el
delito o delitos de resultado no se tiene en cuenta el proceder habitual y si se castiga sólo por la
violencia habitual se deja de valorar la concurrencia de un determinado resultado lesivo.
Aunque es cierto que los ataques a la integridad moral lesionan ésta y es por ello que el tipo se
configura como un delito de lesión y no de mera puesta en peligro del mismo. Pero esta lesión del
bien jurídico que constituye por así decirlo el resultado jurídico no se traduce en el resultado
exterior material o modificación del mundo exterior aprehensible por los sentidos que permite
definir una infracción penal como delito de resultado como lo son por ejemplo, el homicidio y el
hurto.
Es precisamente porque se trata de un delito de mera actividad que si a raíz de infringir tratos
degradantes típicos, se causan además lesiones o la muerte, existirá un confuso de infracciones
entre el delito contra la integridad moral y las lesiones u homicidio.
Pues bien, así calificado el tipo del artículo 173.2 del CP, como de mera actividad en el que la
acción para su relevancia típica exige un resultado jurídico que no es otro que la lesión del bien
jurídico, es por ello, un delito de lesión en oposición a los delitos de peligro abstracto en los cuales
la conducta se limita a poner en riesgo al bien jurídico protegido o se castiga, sin requerir lesión o
peligro concreto alguno, en base a su peligrosidad general.
6.2.3. Sujetos
El sujeto activo de la violencia, es decir, quien la práctica, debe ser un hombre.
El sujeto pasivo de la violencia, es decir, quien la sufre debe ser una mujer.
Entre ambos debe existir actualmente, o haber existido en el pasado, una relación de afectividad:
debe ser, o haber sido, cónyuges o estar, o haber estado, ligados por relaciones similares de
afectividad.
6.2.4. Culpabilidad
Sólo se admite el dolo, aunque en principio deben aceptarse todas las clases de dolo resulta difícil
imaginar supuestos de dolo eventual. Si bien conceptualmente son posibles las formas de
participación, parece que toda persona que ejerce violencia física o psíquica sobre otra comete el
tipo como autor, por lo que dada la amplitud de la redacción típica será, en la práctica, difícil
concebir esas formas de participación, así como las formas imperfectas, pues aunque se requiere
un resultado de lesión del bien jurídico protegido, la mera realización de la actividad normalmente
ya lo supone. Sin embargo conceptualmente son posibles.
Pero, además de venir referidos a la versión del precedente art. 153, se imputaban a persona
tenida por coautora de la violencia física ejercida por otro, respecto de cuya violencia se estima
que el omitente tenía el dominio del hecho.
De las relaciones típicas entre los sujetos activo y pasivo pueden diferenciarse los grupos
siguientes:
Se incluyen por tanto las uniones matrimoniales y de hecho, de personas del mismo o diferente
sexo y los separadores de hecho o legalmente, debido a que el fundamento material de lo injusto
se determina por la existencia de una relación de poder que proporcionan esas relaciones y tal
situación puede persistir aun cuando se ha producido una separación o ruptura del vínculo no
resultando determinante la convivencia si no la relación de dominio que ejerce un sujeto sobre el
otro.
Por otro lado, la violencia sistemática después de poner fin a la convivencia demuestra que el
autor sigue tratando a su ex pareja o ex cónyuge como un objeto a su libre disposición, puesto
que, en muchas ocasiones, la ruptura de la convivencia se convierte en el detonante de la
agresión. Al no aceptar el autor que la persona salga de su círculo de dominación.
Asimismo, cuando el legislador del año 2003 reformó el art. 173.2 del CP e introdujo o sobre
persona que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación de afectividad aun sin
convivencia, la protección de la norma penal alcanza sin duda alguna, entre otras, a las relaciones
de noviazgo presentes o pasadas que como ya se apuntó en su momento, son las relaciones que
trascienden de los lazos de amistad, afecto y confianza y que crean un vínculo de complicidad
estable, duradero y con cierta vocación de futuro, distinta de la relación matrimonial estable,
duradero y con cierta vocación de futuro, distinta de la relación matrimonial y more uxorio, en las
que se despliega una serie de obligaciones y derechos.
b) Relación de parentesco
La confusa redacción del art. 173.2 del CP ha llevado a que su interpretación no sea pacífica,
hasta el punto de seguirse dos criterios discrepantes en las diferentes Audiencias Provinciales.
Una interpretación considera que, atendiendo a la situación de la conjunción copulativa o, en el
listado de personas contenidas en el ámbito de la violencia doméstica se incluirían todas las que
están unidas por aquellas relaciones de parentesco, con independencia del dato de la convivencia
la cual solo operaría en el supuesto de los menores o incapaces al utilizar la expresión que con él
convivan, y en el supuesto de cualquier otra persona amparada en cualquier otra relación debido a
que se utiliza la expresión por la que se encuentre integrada en el núcleo de su convivencia
familiar, concluyendo que en la generalidad de las relaciones de parentesco próximo no es precisa
la convivencia para que se produzca el aumento de reproche penal, exigiéndose la convivencia
solo cuando no existe relación de parentesco o asimilable, en cuyo caso se exige que la agresión
se produzca en aquella situación de convivencia.
De modo expreso se exige el requisito de convivencia con el autor, en cuanto a los incapaces no
es necesaria una relación de parentesco. Tampoco es precisa la declaración judicial de
incapacidad. Respecto a menores, tampoco se exige relación de parentesco, siendo suficiente que
convivan en el domicilio familiar por cualquier razón.
d) Menores que se hallen sujetos a la potestad, tutela, curatela, acontecimiento o guarda de hecho
de uno u otro.
Lo que fundamenta el injusto específico es que el sujeto pasivo quede integrado en el núcleo de
convivencia familiar o similar del sujeto activo al igual que ocurre con el caso anterior. En relación
con los pupilos, no exige relación de parentesco. Aunque surge la duda en el caso de que la tutela
está asumida por una persona jurídica, tal y como permite la legislación civil, si es viable la
aplicación del art 31 del CP, ya que se explicita en el precepto que, quien actúe en nombre o
representación legal o voluntaria de otro, responderá personalmente, aunque no concurran en él
las condiciones, cualidades o relaciones que la correspondiente figura del delito o falta para poder
ser sujeto activo del mismo, si tales circunstancias se dan en la persona en cuyo nombre o
representación obre.
e) Persona amparada en cualquier otra relación por la que se encuentre integrada en el núcleo de
convivencia familiar.
Permite entender comprendidos a sobrinos, tíos o ancianos acogidos en una familia e incluso a los
empleados de hogar que prestan en la casa servicios de tipo doméstico. En definitiva, personas
que conviven por cualquier circunstancia en el núcleo familiar con independencia de la relación
que les una al sujeto activo y que no encaja en el resto de las circunstancias definidas en el
precepto.
Esta relación de sujetos pasivos, al igual que la del anterior apartado, ha sido incorporación en la
reforma del año 2003. Se incluyen a personas sometidas a un acogimiento residencial o régimen
de centros, esto es, cuando la tutela sea ejercida por el director de un centro sin que tengan por su
especial vulnerabilidad, la plena posibilidad de abandonarlo, menores en guarderías o colegios,
toxicómanos en centro de deshabituación. Igualmente se incluyen ancianos o personas
discapacitadas que de manera permanente viven en residencias caracterizadas por una relación
de sujeción o dependencia de sus cuidadores.
La existencia de daño psíquico o lesión psíquica debe acreditarse utilizando la misma metodología
diagnóstica que para cualquier otro cuadro psicopatológico. Se considerará una dimensión clínica
diagnostica, una dimensión psicopatológica, una dimensión vincular, dimensión que algunos
autores llaman práxico y una dimensión cronológica o temporal en la que se pretende determinar
la transitoriedad o cronicidad de las secuelas o trastornos psicológicos diagnosticados.
El art. 220 del CPDF lo define así: Al que con ánimo de dominio y sin consentimiento de quien
legalmente pueda otorgarlo, se apodere de una cosa mueble ajena.
Nótese que estos preceptos aluden al sujeto activo para definir el robo, ya que el CPF dice:
comete el delito, a que se apodere y el CPDF al que con ánimo sin embrago, se desprende
claramente la noción de robo.
ARTÍCULO 220. Al que con ánimo de dominio y sin consentimiento de quien legalmente pueda
otorgarlo, se apodere de una cosa mueble ajena, se le impondrán: I. Se deroga; (REFORMADA,
G.O.D.F. 28 DE NOVIEMBRE DE 2014) II. Prisión de seis meses a dos años y sesenta a ciento
cincuenta días multa, cuando el valor de lo robado no exceda de trescientas veces la Unidad de
Cuenta de la Ciudad de México vigente o cuando no sea posible determinar el valor de lo robado;
III. Prisión de dos a cuatro años y de ciento cincuenta a cuatrocientos días multa, cuando el valor
de lo robado exceda de trescientas, pero no de setecientas cincuenta veces la Unidad de Cuenta
de la Ciudad de México vigente, y (REFORMADA, G.O.D.F. 28 DE NOVIEMBRE DE 2014) IV.
Prisión de cuatro a diez años y de cuatrocientos a seiscientos días multa, cuando el valor de lo
robado exceda de setecientas cincuenta veces la Unidad de Cuenta de la Ciudad de México
vigente. Para determinar la cuantía del robo, se atenderá únicamente al valor de mercado que
tenga la cosa en el momento del apoderamiento.
ARTÍCULO 221. Se impondrán las mismas penas previstas en el artículo anterior, a quien sin
consentimiento de la persona que legalmente pueda otorgarlo: I. Aproveche energía eléctrica o
cualquier otro fluido; o II. Se apodere de cosa mueble propia, si ésta se encuentra en poder de
otra persona por cualquier título legítimo.
ARTÍCULO 222. Al que se apodere de una cosa ajena sin consentimiento del dueño o legitimo
poseedor y acredite que dicho apoderamiento se ha realizado con ánimo de uso y no de dominio,
se le impondrá de tres meses a un año de prisión o de treinta a noventa días multa. Como
reparación del daño, pagará al ofendido el doble del alquiler, arrendamiento o interés de la cosa
usada, conforme a los valores de mercado.
ARTÍCULO 223. Se aumentarán en una mitad las penas previstas en el artículo 220 de este
Código, cuando el robo se cometa: I. En un lugar cerrado; II. Se deroga; III. Aprovechando alguna
relación de trabajo, de servicio o de hospitalidad; IV. Por quien haya recibido la cosa en tenencia
precaria; V. Respecto de equipo, instrumentos, semillas o cualesquiera otros artículos destinados
al aprovechamiento agrícola, forestal, pecuario o respecto de productos de la misma índole; VI.
Sobre equipaje o valores de viajero, en cualquier lugar durante el transcurso del viaje o en
terminales de transporte; VII. Por los dueños, dependientes, encargados o empleados de
empresas o establecimientos comerciales, en los lugares en que presten sus servicios al público,
sobre los bienes de los huéspedes, clientes o usuarios; VIII. Respecto de documentos que se
conserven en oficinas públicas, cuando la sustracción afecte el servicio público o cause daño a
terceros. Si el delito lo comete un servidor público que labore en la dependencia donde cometió el
robo, se le impondrá, además, destitución e inhabilitación de uno a cinco años para desempeñar
otro empleo, cargo o comisión públicos; IX. En contra de persona con discapacidad o de más de
sesenta años de edad; o X. Respecto de vales de papel, o cualquier dispositivo en forma de tarjeta
plástica, emitido por personas morales utilizados para canjear bienes y servicios.
ARTÍCULO 224. Además de las penas previstas en el artículo 220 de este Código, se impondrá de
dos a seis años de prisión, cuando el robo se cometa: I. En lugar habitado o destinado para
habitación, o en sus dependencias, incluidos los movibles; II. En una oficina bancaria,
recaudadora, u otra en que se conserven caudales o valores, o contra personas que las custodien
o transporten; III. Encontrándose la víctima o el objeto del apoderamiento en un vehículo particular
o de transporte público; IV. Aprovechando la situación de confusión causada por una catástrofe,
desorden público o la consternación que una desgracia privada cause al ofendido o a su familia; V.
En despoblado o lugar solitario; VI. Por quien haya sido o sea miembro de algún cuerpo de
seguridad pública o personal operativo de empresas que presten servicios de seguridad privada,
aunque no esté en servicio; VII. Valiéndose el agente de identificaciones falsas o supuestas
órdenes de la autoridad; VIII. Respecto de vehículo automotriz o parte de éste; o IX. En contra de
transeúnte, entendiéndose por éste a quien se encuentre en la vía pública o en espacios abiertos
que permitan el acceso público. (ADICIONADO, G.O.D.F. 29 DE SEPTIEMBRE DE 2015)
Tratándose de la fracción II de este artículo, además de las penas previstas en el artículo 220 de
este Código, se impondrá de cinco a nueve años de prisión.
ARTÍCULO 225. Las penas previstas en los artículos anteriores, se incrementarán con prisión de
dos a seis años, cuando el robo se cometa: I. Con violencia física o moral, o cuando se ejerza
violencia para darse a la fuga o defender lo robado; o II. Por una o más personas armadas o
portando instrumentos peligrosos. Se equipará a la violencia moral, la utilización de juguetes u
otros objetos que tengan la apariencia, forma o configuración de armas de fuego, o de pistolas de
municiones o aquéllas que arrojen proyectiles a través de aire o gas comprimido.
ARTÍCULO 226. Para la aplicación de la sanción, se dará por consumado el robo desde el
momento en que el inculpado tiene en su poder la cosa robada, aun cuando la abandone o lo
desapoderen de ella.
7.1.3. Sujetos
Son dos: el activo y pasivo. El activo será quien efectúe la conducta típica y el segundo quien la
resienta, esto es, quien se ve afectado en su patrimonio.
Activo: puesto que nuestra ley penal no señala, en detalle o exigiendo calidades especiales para el
activo, se concluye que cualquier persona física puede, en un momento dado, ser activo de robo.
Lamentablemente, existe el error de creer que las personas jurídicas o morales pueden ser activos
en delitos patrimoniales y aunque ya hemos aclarado esto, resulta importante remarcarlo, sólo la
persona física es susceptible de ser responsable ante el derecho penal. De la lectura de los art. 13
del CPDF y 22 del CPDF se desprende que sólo los seres humanos incurren en la comisión de
ilícitos en cualesquiera de sus posibles formas de comisión, ya que son los únicos que tienen la
capacidad de entender y querer.
Pasivo: por cuanto hace al sujeto pasivo, en el robo puede ser cualquier persona física o moral.
Esto se deriva de que el bien jurídico que se tutela, o sea, el patrimonio, puede pertenecer tanto a
personas físicas como a entidades jurídicas llamadas personas morales.
Lo mismo que se agrava el delito de robo cuando concurren determinadas circunstancias, también
existen otros casos en los que la pena se atenúa, es decir, se rebaja, como el caso de que
atendiendo a la menor entidad de la violencia o intimidación ejercidas y valorando además las
restantes circunstancias del hecho, podrá imponerse la pena inferior en grado a la prevista en los
apartados anteriores.
El art. 227 del CPF define así el abuso de confianza: Al que con perjuicio de alguien disponga para
sí o para otro de una cosa mueble ajena, de la cual se le haya transmitido la tenencia, pero no el
dominio.
ARTÍCULO 227. Al que con perjuicio de alguien disponga para sí o para otro de una cosa mueble
ajena, de la cual se le haya transmitido la tenencia, pero no el dominio, se le impondrán: I. De
treinta a noventa días multa, cuando el valor de lo dispuesto no exceda de cincuenta veces la
Unidad de Cuenta de la Ciudad de México vigente, o no sea posible determinar su valor; II. Prisión
de cuatro meses a tres años y de noventa a doscientos cincuenta días multa, cuando el valor de lo
dispuesto exceda de cincuenta, pero no de quinientas veces la Unidad de Cuenta de la Ciudad de
México vigente; III. Prisión de tres a cuatro años y de doscientos cincuenta a seiscientos días
multa, cuando el valor de lo dispuesto exceda de quinientas, pero no de cinco mil veces la Unidad
de Cuenta de la Ciudad de México vigente; IV. Prisión de cuatro a seis años y de seiscientos a
novecientos días multa, si el valor de lo dispuesto excede de cinco mil, pero no de diez mil veces
la Unidad de Cuenta de la Ciudad de México vigente; y V. Prisión de seis a doce años y de
novecientos a mil doscientos cincuenta días multa, si el valor de lo dispuesto excede de diez mil
veces la Unidad de Cuenta de la Ciudad de México vigente.
ARTÍCULO 228. Las mismas penas previstas en el artículo anterior se impondrán: I. Al propietario
o poseedor de una cosa mueble, que, sin tener la libre disposición sobre la misma a virtud de
cualquier título legítimo en favor de tercero, disponga de ella con perjuicio de otro; (REFORMADA,
G.O.D.F. 18 DE DICIEMBRE DE 2014) II. Al que haga aparecer como suyo, sin ser de su
propiedad, un depósito que garantice la libertad caucional de una persona o cualquiera de las
garantías de las previstas en la legislación de procedimientos penales aplicable al Distrito Federal;
III. Al que, habiendo recibido mercancías con subsidio o en franquicia para darles un destino
determinado, las distraiga de ese destino o desvirtúe en cualquier forma los fines perseguidos con
el subsidio o la franquicia; y (REFORMADA, G.O.D.F. 18 DE DICIEMBRE DE 2014) IV. A los
gerentes, directivos, administradores, mandatarios o intermediarios de personas morales o
personas jurídicas, constructores o vendedores que, habiendo recibido dinero, títulos o valores por
el importe total o parcial del precio de alguna compraventa de inmuebles o para constituir un
gravamen real sobre éstos, no los destine al objeto de la operación concertada y disponga de ellos
en provecho propio o de tercero.
ARTÍCULO 229. Se equipará al abuso de confianza, y se sancionará con las mismas penas
asignadas a este delito; la ilegítima posesión de la cosa retenida si el tenedor o poseedor de ella
no la devuelve a pesar de ser requerido formalmente por quien tenga derecho, o no la entregue a
la autoridad para que ésta disponga de la misma conforme a la ley.
7.2.3. Sujetos
Activo: cualquier persona física.
7.2.4. Culpabilidad
Abuso de confianza doloso. La única manera posible para que se presente este delito, por lo
referente la culpabilidad, es la forma dolosa o intencional.
Hay que diferenciar entre las circunstancias agravantes o atenuantes genéricas, que son aquellas
que concurren junto con el hecho delictivo como elementos accidentales del mismo y sin el cual el
delito existiría igualmente, y las circunstancias agravantes o atenuantes específicas que
contempla la norma penal y que condicionaría la existencia del delito previsto en el tipo penal.
Aquí nos encontramos ante un tipo de atenuante genérica.
Las circunstancias agravantes son aquellas que cuando concurren en la realización del
comportamiento delictivo, ya sea en un aspecto objetivo, ya en su vertiente subjetiva, provoca un
aumento cuantitativo de la pena. El fundamento legal a este aumento de la pena descansa en que
existe un mayor reproche penal en la conducta del agente cuando estamos ante circunstancias
subjetivas del delito, o un mayor desvalor del injusto típico cuando nos encontramos ante aspectos
objetivos del hecho.
7.3. Fraude
7.3.1. Elementos del Tipo
Debido a que nuestra legislación penal prevé un fraude genérico y varios específicos, es necesario
precisar la noción legal de cada uno de ellos. Además, hay otros preceptos que consideran
conductas equiparadas al fraude, que no son otra cosa que fraudes especiales o específicos,
respecto de éstos existen también sus propias nociones legales.
Empecemos por el fraude genérico, previsto en el art. 386 del CPF, comete el delito de fraude el
que engañando a uno o aprovechándose del error en que este se halla, se hace ilícitamente de
alguna cosa o alcanza un lucro indebido.
ARTÍCULO 230. Al que por medio del engaño o aprovechando el error en que otro se halle, se
haga ilícitamente de alguna cosa u obtenga un lucro indebido en beneficio propio o de un tercero,
se le impondrán: I. De veinticinco a setenta y cinco días multa, cuando el valor de lo defraudado
no exceda de cincuenta veces la Unidad de Cuenta de la Ciudad de México vigente, o no sea
posible determinar su valor; II. Prisión de cuatro meses a dos años seis meses y de setenta y
cinco a doscientos días multa, cuando el valor de lo defraudado exceda de cincuenta, pero no de
quinientas veces la Unidad de Cuenta de la Ciudad de México vigente; III. Prisión de dos años seis
meses a cuatro años y de doscientos a quinientos días multa, cuando el valor de lo defraudado
exceda de quinientas, pero no de cinco mil veces la Unidad de Cuenta de la Ciudad de México
vigente; IV. Prisión de cuatro a seis años y de quinientos a ochocientos días multa, cuando el valor
de lo defraudado exceda de cinco mil, pero no de diez mil veces la Unidad de Cuenta de la Ciudad
de México vigente; y V. Prisión de seis a once años y de ochocientos a mil doscientos días multa,
cuando el valor de lo defraudado exceda de diez mil veces la Unidad de Cuenta de la Ciudad de
México vigente.
ARTÍCULO 231. Se impondrán las penas previstas en el artículo anterior, a quien: I. Por título
oneroso enajene alguna cosa de la que no tiene derecho a disponer o la arriende, hipoteque,
empeñe o grave de cualquier otro modo, si ha recibido el precio, el alquiler, la cantidad en que la
gravó, parte de ellos o un lucro equivalente; II. Obtenga de otro una cantidad de dinero o cualquier
otro lucro, como consecuencia directa e inmediata del otorgamiento o endoso a nombre propio o
de otro, de un documento nominativo, a la orden o al portador, contra una persona supuesta o que
el otorgante sabe que no ha de pagarlo; Cuando el lucro obtenido consista en un vehículo
automotor, independientemente de su valor, se aplicarán las penas previstas en la fracción V del
artículo inmediato anterior. III. Venda a dos personas una misma cosa, sea mueble o inmueble, y
reciba el precio de la primera, de la segunda enajenación o de ambas, o parte de él, o cualquier
otro lucro, con perjuicio del primero o del segundo comprador; IV. Al que se haga servir alguna
cosa o admita un servicio en cualquier establecimiento comercial y no pague el importe
debidamente pactado comprobado; V. En carácter de fabricante, comerciante, empresario,
contratista o constructor de una obra, suministre o emplee en ésta materiales o realice
construcciones de calidad o cantidad inferior a las estipuladas, si ha recibido el precio convenido o
parte de él, o no realice las obras que amparen la cantidad pagada; VI. Provoque deliberadamente
cualquier acontecimiento, haciéndolo aparecer como caso fortuito o fuerza mayor, para liberarse
de obligaciones o cobrar fianzas o seguros; VII. Por medio de supuesta evocación de espíritus,
adivinaciones o curaciones, explote las preocupaciones, superstición o ignorancia de las
personas; VIII. Venda o traspase una negociación sin autorización de los acreedores de ella o sin
que el nuevo adquirente se comprometa a responder de los créditos, siempre que estos últimos
resulten insolutos; IX. Valiéndose de la ignorancia o de las malas condiciones económicas de un
trabajador a su servicio, le pague cantidades inferiores a las que legalmente le corresponden por
las labores que ejecuta o le haga otorgar recibos o comprobantes de pago de cualquier clase, que
amparen sumas de dinero superiores a las que efectivamente entrega; X. Valiéndose de la
ignorancia o de las malas condiciones económicas de una persona, obtenga de ésta ventajas
usurarias por medio de contratos o convenios en los cuales se estipulen réditos o lucros
superiores a los vigentes en el sistema financiero bancario; XI. Como intermediarios en
operaciones de traslación de dominio de bienes inmuebles o de gravámenes reales sobre éstos
que obtengan dinero, títulos o valores por el importe de su precio a cuenta de él o para constituir
ese gravamen, si no los destinaren al objeto de la operación concertada por su disposición en
provecho propio o de otro. Para los efectos de este delito se entenderá que un intermediario no ha
dado su destino o ha dispuesto del dinero, títulos o valores obtenidos por el importe del precio o a
cuenta del inmueble objeto de la traslación de dominio o del gravamen real, si no realiza su
depósito en cualquier institución facultada para ello dentro de los treinta días siguientes a su
recepción en favor de su propietario o poseedor, a menos que lo hubiese entregado dentro de ese
término al vendedor o al deudor del gravamen real o devuelto al comprador o al acreedor del
mismo gravamen. El depósito se entregará por la institución de que se trate a su propietario o al
comprador. XII. Construya o venda edificios en condominio obteniendo dinero, títulos o valores por
el importe de su precio o a cuenta de él, sin destinarlo al objeto de la operación concertada. En
este caso, es aplicable lo dispuesto en el párrafo segundo de la fracción anterior. Las instituciones
y organismos auxiliares de crédito, las de fianzas y las de seguros, así como los organismos
oficiales y descentralizados autorizados legalmente para operar con inmuebles, quedan
exceptuados de la obligación de constituir el depósito a que se refiere la fracción anterior. XIII. Con
el fin de procurarse ilícitamente una cosa u obtener un lucro indebido libre un cheque contra una
cuenta bancaria, que sea rechazado por la institución, en los términos de la legislación aplicable,
por no tener el librador cuenta en la institución o por carecer éste de fondos suficientes para su
pago de conformidad con la legislación aplicable. La certificación relativa a la inexistencia de la
cuenta o a la falta de fondos suficientes para el pago deberá realizarse exclusivamente por
personal específicamente autorizado para tal efecto por la institución de crédito de que se trate;
XIV. Para obtener algún beneficio para sí o para un tercero, por cualquier medio acceso, entre o se
introduzca a los sistemas o programas de informática del sistema financiero e indebidamente
realice operaciones, transferencias o movimientos de dinero o valores, independientemente de
que los recursos no salgan de la Institución; o XV. Por sí, o por interpósita persona, sin el previo
permiso de las autoridades administrativas competentes o sin satisfacer los requisitos señalados
en el permiso obtenido, fraccione o divida en lotes un terreno urbano o rústico, con o sin
construcciones, propio o ajeno y transfiera o prometa transferir la propiedad, la posesión o
cualquier otro derecho sobre alguno de esos lotes. (ADICIONADA, G.O. 10 DE ENERO DE 2014)
XVI. Por cualquier forma transmita la propiedad o prometa transferir la propiedad de un bien
inmueble en un conjunto habitacional, comercial o mixto, aún sin construirse, en construcción o
construido a sabiendas de que no exista, según corresponda: a) Certificado único de zonificación
de uso del suelo; b) Certificado de acreditación de uso del suelo por derechos adquiridos; c)
Manifestaciones de construcción; d) Licencia de construcción especial para demolición; e)
Permisos para la ejecución de obras; o f) Cualquier otro relacionado con la zonificación, el uso del
suelo, construcción y demolición, independientemente de su denominación; Que le permita
edificarlo en la forma en que se describa o prometa en el contrato.
ARTÍCULO 232. A quien por medio del engaño o aprovechando el error en que otro se halle le
cause perjuicio patrimonial, se le impondrán de cuatro meses a dos años seis meses de prisión y
de setenta y cinco a doscientos días multa.
ARTÍCULO 233. Se equipará al delito de fraude y se sancionará con prisión de seis meses a diez
años y de cuatrocientos a cuatro mil días multa, al que valiéndose del cargo que ocupe en el
gobierno o en cualquiera agrupación de carácter sindical, social, o de sus relaciones con
funcionarios o dirigentes de dichos organismos, obtenga dinero, valores, dádivas, obsequios o
cualquier otro beneficio, a cambio de prometer o proporcionar un trabajo, un ascenso o aumento
de salario en los mismos. Artículo 233 Bis.- Se le impondrá la pena prevista en el artículo anterior,
al que por medio del engaño, con el fin de obtener un lucro para sí o para otro, ofrezca por
cualquier medio un empleo que resulte falso o inexistente, en perjuicio del patrimonio del
solicitante.
7.3.3. Culpabilidad
Sólo es ´posible la forma dolosa o intencional, y es configurable la culpa o imprudencia.
Sin embargo, sí es posible la culpa en el caso del fraude específico previsto en la fracc. XXI del
art. 387 del CPF y en el art. 231, fracc. XIII, del CPDF, cuando un cheque expedido no tiene
fondos por la negligencia del librador en anotar las cantidades libradas.
Por otra parte, el propio precepto citado en su segundo párrafo, indica: no se procederá contra el
agente cuando el libramiento no hubiese tenido como fin el procurarse ilícitamente una cosa u
obtener un lucro indebido. Con esto queda sin sanción lo que podríamos llamar fraude culposo,
porque falta el elemento subjetivo, esto es, la intención por parte del activo de alcanzar un lucro
indebido.
Agravantes: El artículo 368 último párrafo contempla una conducta agravada cuando: el sujeto
pasivo entregue la cosa de que se trata a virtud no solo de engaños, sino de maquinaciones o
artificios.
7.4. Extorción
7.4.1. Elementos del Tipo
ARTICULO 236. Al que obligue a otro a dar, hacer, dejar de hacer o tolerar algo, obteniendo un
lucro para sí o para otro causando a alguien un perjuicio patrimonial, se le impondrán de dos a
ocho años de prisión y de cien a ochocientos días multa. Cuando el delito se cometa en contra de
persona mayor de sesenta años de edad, las penas se incrementarán en un tercio. Las penas se
aumentarán en dos terceras partes cuando el delito se realice por servidor público o miembro o
ex-miembro de alguna corporación de seguridad pública o privada. Se impondrán además al
servidor o ex-servidor público, o al miembro o ex miembro de corporación de seguridad pública o
privada, la destitución del empleo, cargo o comisión público, y se le inhabilitará de uno a cinco
años para desempeñar cargos o comisión públicos; también se le suspenderá el derecho para
ejercer actividades en corporaciones de seguridad privada. Además de las penas señaladas en el
primer párrafo, se impondrá de dos a seis años de prisión, cuando en la comisión del delito: I.
Intervenga una o más personas armadas, o portando instrumentos peligrosos; II. Se emplee
violencia física; o III. Se emplee cualquier mecanismo o amenaza, para hacer creer a la víctima, la
supuesta intervención en el delito de algún grupo vinculado a la delincuencia organizada o
asociación delictuosa sin ser ello cierto, aún y cuando ello sea solo para lograr que la víctima no
denuncie el hecho. Asimismo, las penas se incrementarán en una mitad cuando se utilice como
medio comisivo la vía telefónica, el correo electrónico o cualquier otro medio de comunicación
electrónica.
ARTICULO 236. Al que obligue a otro a dar, hacer, dejar de hacer o tolerar algo, obteniendo un
lucro para sí o para otro causando a alguien un perjuicio patrimonial, se le impondrán de dos a
ocho años de prisión y de cien a ochocientos días multa. Cuando el delito se cometa en contra de
persona mayor de sesenta años de edad, las penas se incrementarán en un tercio. Las penas se
aumentarán en dos terceras partes cuando el delito se realice por servidor público o miembro o
ex-miembro de alguna corporación de seguridad pública o privada. Se impondrán además al
servidor o ex-servidor público, o al miembro o ex miembro de corporación de seguridad pública o
privada, la destitución del empleo, cargo o comisión público, y se le inhabilitará de uno a cinco
años para desempeñar cargos o comisión públicos; también se le suspenderá el derecho para
ejercer actividades en corporaciones de seguridad privada. Además de las penas señaladas en el
primer párrafo, se impondrá de dos a seis años de prisión, cuando en la comisión del delito: I.
Intervenga una o más personas armadas, o portando instrumentos peligrosos; II. Se emplee
violencia física; o III. Se emplee cualquier mecanismo o amenaza, para hacer creer a la víctima, la
supuesta intervención en el delito de algún grupo vinculado a la delincuencia organizada o
asociación delictuosa sin ser ello cierto, aún y cuando ello sea solo para lograr que la víctima no
denuncie el hecho. Asimismo, las penas se incrementarán en una mitad cuando se utilice como
medio comisivo la vía telefónica, el correo electrónico o cualquier otro medio de comunicación
electrónica.
La extorsión tiene en común con el robo violento o intimidatorio los medios de realización del tipo.
Puesto que presenta elementos comunes, problema de diferenciación, no por la violencia o
intimidación, sino por la conducta típica obligada a realizar u omitir un acto o negocio jurídico en
perjuicio.
Atendiendo al bien jurídico vulnerado vemos que el delito de extorsión es un delito de carácter
pluriofensivo, en el que se protege cualquier componente del patrimonio: bienes muebles,
inmuebles, derechos con contenido económico junto a la integridad física y libertad del
extorsionado.
7.4.3. Sujetos
Sujeto activo del delito de extorsión: puede ser cualquier persona.
Sujeto pasivo del delito de extorsión: persona sobre la que se ejerce la violencia o intimidación con
el fin de doblegar su voluntad; puede serlo el titular del patrimonio afectado o un tercero con
capacidad de disposición sobre dicho patrimonio.
7.4.4. Culpabilidad
La extorsión es un delito doloso. El dolo consiste en la conciencia y voluntad de coaccionar al
sujeto pasivo a llevar a cabo alguno de los actos de disposición patrimonial señalados por el art.
459 del Código Penal.
Conducta típica: puede presentarse las siguientes maneras de realizarla, siempre de propia
autoridad:
d) Ocupar un inmueble propio en los casos en que la ley no lo permite por hallarse en poder de
otro;
e) Ejercer actos de dominio sobre un inmueble propio, lesionando los derechos legítimos del
ocupante;
OCUPAR MUEBLE AJENO: Consiste en tomar posesión del inmueble que no le pertenece al
agente, implica que el activo penetra y se asienta en dicho inmueble actuando con ánimo de
dueño.
HACER USO DE UN INMUEBLE AJENO: Aunque parecería que se trata del mismo
comportamiento antes mencionado, éste es otro.
La expresión hacer uso lleva implícita la idea de obtener un beneficio o una ventaja del inmueble,
por ejemplo, acudiendo al inmueble periódicamente para usarlo en cualquier forma.
HACER USO DE UN DERECHO REAL QUE NO LE PERTENEZCA AL ACTIVO: Compartimos la
opinión de Jiménez Huerta, quien afirma que es innecesario incluir en la descripción típica este
comportamiento ya que, en cualquier caso, caería en el comportamiento consistente en hacer uso
de un inmueble ajeno.
Habrá que recordar que al estudiar el robo precisamos que cuando el agua esta envasada se
comete el delito de robo, pero cuando circula en cauce normal o artificial hecho por el hombre,
ocurre despojo.
ARTÍCULO 237. Se impondrán de tres meses a cinco años de prisión y de cincuenta a quinientos
días multa: I. Al que dé propia autoridad, por medio de violencia física o moral, el engaño o
furtivamente, ocupe un inmueble ajeno, haga uso de él o de un derecho real que no le pertenezca;
II. Al que dé propia autoridad y haciendo uso de cualquiera de los medios indicados en la fracción
anterior o furtivamente, ocupe un inmueble de su propiedad, en los casos en que la ley no lo
permite por hallarse en poder de otra persona o ejerza actos de dominio que lesionen derechos
legítimos del ocupante; o III. Al que, en los términos de las fracciones anteriores, cometa despojo
de aguas. El delito se sancionará sin importar si el derecho a la posesión de la cosa usurpada sea
dudoso o esté en disputa.
ARTÍCULO 238. Cuando el despojo se realice por grupo o grupos, que en conjunto sean mayores
de cinco personas, además de la pena señalada en el artículo anterior, se impondrá a los autores
intelectuales y a quienes dirijan la invasión, de uno a seis años de prisión. Cuando el delito se
cometa en contra de persona mayor de sesenta años de edad o con discapacidad, las penas
previstas en el artículo anterior, se incrementarán en una tercera parte. A quienes cometan en
forma reiterada el despojo de inmuebles urbanos en el Distrito Federal, se les impondrán de dos a
nueve años de prisión y de cien a mil días multa.
7.5.3. Sujetos
En el delito de despojo, los sujetos son dos: el activo y el pasivo.
Sujeto Activo. Es el que efectúa la conducta típica. Los únicos posibles sujetos activos del delito y
susceptibles de medidas represivas son los seres humanos individualmente considerados, o sean,
las personas físicas. Toda vez que nuestra ley penal no señala, detalladamente o exigiendo
calidades especiales en el activo, quién puede serlo, estamos ante la presencia de que cualquier
persona física puede, en un momento dado, ser activo de despojo.
Sujeto Pasivo. Este puede serlo cualquier persona física o moral, en virtud que el bien jurídico
que se tutela, es la propiedad.
7.5.4. Culpabilidad
Despojo doloso: únicamente se da la forma dolosa o intencional; la culposa no es posible.
Cuando alguien, sin darse cuenta, introduce su llave y se abre el que cree que es su
departamento por equivocarse de piso, aunque abra la puerta y se introduzca momentáneamente,
no habrá despojo por faltar la intención y alguno de los medios de ejecución exigidos por la norma.
El delito es por naturaleza doloso o intencional; es incompatible con la culpa.
Inculpabilidad. - La autora Amuchategui Requena señala que no es susceptible de presentarse la
inculpabilidad.
Sin embargo, estimo que podría invocarse y eventualmente acreditarse:
El error esencial o, de hecho: Cuando se toma posesión o se ocupa un inmueble rústico
incorrectamente delimitado o con problemas de límites, sin tener conocimiento de esta
circunstancia.
O cuando por alguna circunstancia se cree fundadamente – pero con error – que se puede
disponer u ocupar un inmueble ajeno o propio.
7.5.5. Requisitos de Procedibilidad
Se persigue de oficio, según lo disponen los art. 399 bis del CPF y 246 del CPDF, a menos que lo
cometa alguna de las personas que el propio precepto señala, en cuyo caso se perseguirá a
petición de la parte ofendida.
CPN.- Por querella de parte ofendida. (Art. 24 bis fracción XVI)
CPF.- De oficio, salvo que se comete por un ascendiente, descendiente, cónyuge, parientes por
consanguinidad hasta el segundo grado, concubina o concubinario, adoptante o adoptado y
parientes por afinidad asimismo hasta el segundo grado. Igualmente se requerirá querella para la
persecución de terceros que hubiesen incurrido en la ejecución del delito con los sujetos a que se
refiere el párrafo anterior. (Artículo 399 bis).
7.5.6. Reprochabilidad, Atenuantes, Agravantes y Excluyentes
Atenuantes: no hay atenuantes.
Cuando el activo se dedica en forma reiterada a cometer este delito en la Ciudad de México.
Griselda Amuchategui Requena, Derecho Penal, tercera edición Oxford, México, 2005 Leopoldo
de la Cruz Agüero, el término| constitucional y la probable responsabilidad penal, cuarta edición
2004, Porrúa, México.
Roberto Reinoso David, Derecho Penal, parte Especial, Porrúa, México 2013
Amparo directo 2957/73. Otilio Moreno Puga. 28 de enero de 1974. Unanimidad de cuatro votos.
Ponente: Ernesto Aguilar Álvarez.
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