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Democracia.

La democracia (del latín tardío democratĭa, y este del griego


δημοκρατία dēmokratía)1es una forma de organización socialque atribuye la
titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía. En sentido estricto, la
democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones
colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación
directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido
amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los
miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen conforme
a mecanismos contractuales.
La democracia se puede definir a partir de la clasificación de las formas
de gobierno realizada por Platón, primero, y Aristóteles, después, en tres tipos
básicos: monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno «de los mejores»
para Platón, «de los menos», para Aristóteles), democracia (gobierno «de la
multitud» para Platón y «de los más», para Aristóteles).2
Hay democracia indirecta o representativa cuando la decisión es adoptada por
personas reconocidas por el pueblo como sus representantes. Hay democracia
participativa cuando se aplica un modelo político que facilita a los ciudadanos
su capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una
influencia directa en las decisiones públicas o cuando se facilita a la
ciudadanía amplios mecanismos plebiscitarios consultivos.
Finalmente, hay democracia directa cuando la decisión es adoptada
directamente por los miembros del pueblo, mediante plebiscitos y referéndums
vinculantes, elecciones primarias, facilitación de la iniciativa legislativa
popular y votación popular de leyes, concepto que incluye la democracia
líquida. Estas tres formas no son excluyentes y suelen integrarse como
mecanismos complementarios en algunos sistemas políticos, aunque siempre
suele haber un mayor peso de una de las tres formas en un sistema político
concreto.
No debe confundirse República con Democracia, pues aluden a principios
distintos, la república es el gobierno de la ley mientras que democracia
significa el gobierno del pueblo.

Origen y etimología
El término democracia proviene del griego antiguo (δημοκρατία) y fue
acuñado en Atenas en el siglo V a. C. a partir de los vocablos δῆμος (dḗmos,
que puede traducirse como «pueblo») y κράτος (krátos, que puede traducirse
como «poder», o «gobierno»).
Sin embargo, la significación etimológica del término posiblemente sea
mucho más compleja. El término «demos» parece haber sido
un neologismo derivado de la fusión de las palabras demiurgos
(demiurgi) y geomoros (geomori).3 El historiador Plutarco señalaba que
los geomoros y demiurgos, eran junto a los eupátridas, las tres clases en las
que Teseo dividió a la población libre del Ática (adicionalmente la población
estaba integrada también por los metecos, esclavos y las mujeres). Los
eupátridas eran los nobles, los demiurgos eran los artesanos, y los geomoros
eran los campesinos. Estos dos últimos grupos, «en creciente oposición a la
nobleza, formaron el demos».4 Textualmente entonces, «democracia»
significaría, siempre según Plutarco, el «gobierno de los artesanos y
campesinos», excluyendo del mismo expresamente a los esclavos y a los
nobles.
Algunos pensadores consideran a la democracia ateniense como el primer
ejemplo de un sistema democrático. Otros pensadores han criticado esta
conclusión, argumentando por un lado que tanto en la
organización tribal como en antiguas civilizaciones en todo el mundo existen
ejemplos de sistemas políticos democráticos,5 y por otro lado que solo una
pequeña minoría del 10% de la población tenía derecho a participar de la
llamada democracia ateniense, quedando automáticamente excluidos la
mayoría de trabajadores, campesinos, esclavos y las mujeres.
De todas formas, el significado del término ha cambiado varias veces con el
tiempo, y la definición moderna ha evolucionado mucho, sobre todo desde
finales del siglo XVIII, con la sucesiva introducción de sistemas democráticos
en muchas naciones y sobre todo a partir del reconocimiento del sufragio
universal y del voto femeninoen el siglo XX. Hoy en día, las democracias
existentes son bastante distintas al sistema de gobierno ateniense del que
heredan su nombre.

Historia
Historia de la democracia

Clístenes, "padre de la democracia ateniense", busto moderno.


La democracia aparece por primera vez en muchas de las antiguas
civilizaciones que organizaron sus instituciones sobre la base de los sistemas
comunitarios e igualitarios tribales (democracia tribal).
Entre los casos mejor conocidos se encuentran la relativamente breve
experiencia de algunas ciudades estados de la Antigua Grecia, en
especial Atenas alrededor del año 500 a. C. Las pequeñas dimensiones y la
escasa población de las polis (o ciudades griegas) explican la posibilidad de
que apareciera una asamblea del pueblo, de la que solo podían formar parte los
varones libres, excluyendo así al 75% de la población integrada por esclavos,
mujeres y extranjeros. La asamblea fue el símbolo de la democracia ateniense.
En la democracia griega no existía la representación, los cargos de gobierno
eran ocupados alternativamente por todos los ciudadanos y la soberanía de la
asamblea era absoluta. Todas estas restricciones y la reducida población de
Atenas (unos 300.000 habitantes) permitieron minimizar las obvias
dificultades logísticas de esta forma de gobierno.
En América en el siglo XII se formó la Liga Democrática y Constitucional
de Haudenosaunee, integrada por las
naciones Séneca, Cayuga, Oneida, Onondaga y Mohicanos, donde se
consagraron los principios de limitación y división del poder, así como de
igualdad democrática de hombres y mujeres. La democracia de
Haudenosaunee ha sido considerada por varios pensadores como el
antecedente más directo de la democracia moderna.6
Durante la Edad Media europea se utilizó el término de «democracias
urbanas» para designar a las ciudades comerciales, sobre todo
en Italia y Flandes, pero en realidad eran gobernadas por un régimen
aristocrático. También existieron algunas democracias llamadas campesinas,
como la de Islandia, cuyo primer Parlamento se reunió en 930 y la de
los cantones suizos en el siglo XIII. A fines del siglo XII se organizaron sobre
principios democráticos las Cortes del Reino de León (1188), inicialmente
llamado «ayuntamiento», debido a que reunía representantes de todos los
estamentos sociales. En escritores como Guillermo de Ockham, Marsilio de
Padua y Altusio aparecen concepciones sobre la soberanía del pueblo, que
fueron consideradas como revolucionarias y que más tarde serían recogidas
por autores como Hobbes, Locke y Rousseau. En Europa este República de las
Dos Nacionescon sistema político de la mancomunidad, llamado Democracia
de los Nobles o Libertad dorada, se caracterizaba por la limitación del poder
del monarca por las leyes y la cámara legislativa (Sejm) controlada por
la Nobleza de Polonia (Szlachta). Este sistema fue el precursor de los
conceptos modernos de democracia,7Monarquía constitucional,8910
y federación.11
En Europa el protestantismo fomentó la reacción democrática al rechazar la
autoridad del Papa, aunque por otra parte, hizo más fuerte el poder temporal
de los príncipes. Desde el lado católico, la Escuela de Salamanca atacó la idea
del poder de los reyes por designio divino, defendiendo que el pueblo era el
receptor de la soberanía. A su vez, el pueblo podía retener la soberanía para sí
(siendo la democracia la forma natural de gobierno) o bien cederla
voluntariamente para dejarse gobernar por una monarquía. En 1653 se publicó
en Inglaterra el Instrument of Government, donde se consagró la idea de la
limitación del poder político mediante el establecimiento de garantías frente al
posible abuso del poder real. A partir de 1688 la democracia triunfante en
Inglaterra se basó en el principio de libertad de discusión, ejercida sobre todo
en el Parlamento.
En América la revolución de los comuneros de Paraguay de 1735 sostuvo el
principio democrático elaborado por José de Antequera y Castro: la voluntad
del común es superior a la del propio rey. Por su parte, en Brasil,
los afroamericanos que lograban huir de la esclavitud a la que habían sido
reducidos por los portugueses, se organizaron en repúblicas democráticas
llamadas quilombos, como el Quilombo de los Palmares o el Quilombo de
Macaco.
La Independencia de Estados Unidos en 1776 estableció un nuevo ideal para
las instituciones políticas de base democráticas, expandido por la Revolución
francesade 1789 y la Guerra de Independencia Hispanoamericana (1809-
1824), difundiendo las ideas liberales, los derechos humanos concretados en
la Declaración de Derechos de Virginia y la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano, el constitucionalismo y el derecho a la
independencia, principios que constituyeron la base ideológica sobre la que se
desarrolló toda la evolución política de los siglos XIX y XX. La suma de estas
revoluciones se conoce como las Revoluciones burguesas.
Las constituciones de Estados Unidos de 1787 con las enmiendas de
1791, Venezuela de 1811, España de 1812, Francia de 1848, y Argentina de
1853 ya tienen algunas características democráticas, que registrarán complejos
avances y retrocesos. La evolución democrática inglesa fue mucho más lenta y
se manifestó en las sucesivas reformas electorales que tuvieron lugar a partir
de 1832 y que culminaron en 1911 con la Parliament Act, que consagró la
definitiva supremacía de la Cámara de los Comunes sobre la de los Lores.
En realidad recién puede hablarse de la aparición progresiva de países
democráticos a partir del siglo XX, con la abolición de la esclavitud, la
conquista del sufragio universal, el reconocimiento de la igualdad legal de las
mujeres, el fin del colonialismo europeo, el reconocimiento de los derechos de
los trabajadores y las garantías de no discriminación para las minorías raciales
y étnicas.

Formas de democracia
Clásicamente la democracia ha sido dividida en dos grandes
formas: directa o representativa.
Democracia indirecta o representativa[editar]
El pueblo se limita a elegir a sus representantes para que estos deliberen y
tomen las decisiones con el poder que el pueblo les otorga por medio del voto.
Democracia semidirecta o participativa[editar]
Algunos autores también distinguen una tercera categoría intermedia,
la democracia semidirecta, que suele acompañar, atenuándola, a la democracia
indirecta. En la democracia semidirecta el pueblo se expresa directamente en
circunstancias particulares, básicamente a través de cuatro mecanismos:

 Referéndum. El pueblo elige «por sí o por no» sobre una propuesta.


 Plebiscito. El pueblo concede o no concede la aprobación final de una
norma (constitución, ley, tratado).
 Iniciativa popular. Por este mecanismo un grupo de ciudadanos puede
proponer la sanción o derogación de una ley.
 Destitución popular, revocación de mandato o recall. Mediante este
procedimiento los ciudadanos pueden destituir a un representante electo
antes de finalizado su periodo.

Democracia directa

Un Landsgemeinde (en 2009) del cantón de Glarus, un ejemplo de democracia


directa en Suiza.
Se trata de la democracia en estado puro, tal como la vivieron sus fundadores
atenienses, se practica en Suiza. Las decisiones las toma el pueblo soberano en
asamblea. No existen representantes del pueblo, sino, en todo caso, delegados
que se hacen portavoces del pueblo, que únicamente emiten el mandato
asambleario. Se trata del tipo de democracia preferido no sólo por los
demócratas de la Antigua Grecia, sino también para muchos pensadores
modernos (Rousseau). Un ejemplo de democracia directa más conocido es el
de la Atenas clásica.
Democracia líquida
La Democracia Líquida es una clase de democracia directa en la que cada
ciudadano tiene la posibilidad de votar cada decisión del parlamento y realizar
propuestas, pero puede ceder su voto a un representante para aquellas
decisiones en las que prefiere no participar.

Aplicación práctica

Desde la Segunda Guerra Mundial, la democracia ha ganado amplia


aceptación. Este mapa muestra la auto-identificación oficial hecha por
gobiernos del mundo en relación a la democracia, en marzo de 2008. Muestra
el estatus de iure de la democracia en el mundo. Gobiernos que se
identifican como democráticos Gobiernos que no se identifican como
democráticos: Arabia Saudita, Brunéi, Fiyi, Emiratos Árabes
Unidos, Omán y Ciudad del Vaticano.
En la práctica, existen muchas variantes del concepto de democracia, algunas
de ellas llevadas a la realidad y otras solo hipotéticas. En la actualidad los
mecanismos de democracia más extendidos son los de la democracia
representativa; de hecho, se trata del sistema de gobierno más utilizado en el
mundo. Algunos países como Suiza o Estados Unidos cuentan con algunos
mecanismos propios de la democracia directa. La democracia deliberativa es
otro tipo de democracia que pone el énfasis en el proceso de deliberación o
debate, y no tanto en las votaciones. El concepto de democracia
participativapropone la creación de formas democráticas directas para atenuar
el carácter puramente representativo (audiencias públicas, recursos
administrativos, ombudsman). El concepto de democracia social propone el
reconocimiento de las organizaciones de la sociedad civil como sujetos
políticos (consejos económicos y sociales, diálogo social).12
Estas diferenciaciones no se presentan en forma pura, sino que los sistemas
democráticos suelen tener componentes de unas y otras formas de democracia.
Las democracias modernas tienden a establecer un complejo sistema de
mecanismos de control de los cargos públicos. Una de las manifestaciones de
estos controles horizontales es la figura del impeachment o «juicio político»,
al que pueden ser sometidos tanto los presidentes como los jueces, por parte
de los parlamentos, de acuerdo a ciertas constituciones, como la de Argentina,
Brasil o Estados Unidos. Otras agencias más modernas orientadas al mismo
fin son el defensor del pueblo u ombudsman, las sindicaturas de empresas
públicas, los organismos de auditoría, las oficinas de ética pública, etc.13
Finalmente, cabe señalar que existe una corriente crecientemente relevante en
el mundo anglosajón que propugna combinaciones de las instituciones
actuales con aplicaciones democráticas del sorteo. Entre los autores más
relevantes de esta corriente puede citarse a John Burnheim, Ernest
Callenbach, A. Barnett y Peter Carty, Barbara Goodwin o, en el ámbito
francés, Yves Sintomer. Los autores consagrados que han dedicado más
espacio a este tipo de propuestas son Robert A. Dahl y Benjamin Barber. En el
mundo hispanohablante la recepción aún es muy reducida, si bien autores
como Juan Ramón Capella han plantado la posibilidad de acudir al sorteo
como herramienta democratizadora.14

Componentes de la democracia
En la democracia moderna juega un rol decisivo la llamada regla de la
mayoría, es decir el derecho de la mayoría a que se adopte su posición cuando
existen diversas propuestas. Ello ha llevado a que sea un lugar común de la
cultura popular asimilar democracia con decisión mayoritaria. Las elecciones
son el instrumento en el que se aplica la regla de mayoría; haciendo así de la
democracia el ejercicio más eficiente, eficaz y transparente, donde se aplica la
igualdad y la oportunidad de justicia, práctica originada en los siglos XVIII y
XIX; cuando la mujer se hace partícipe del derecho al voto. Además, la
democracia contemporánea, no se mantiene paralela al régimen absolutista y
al monopolio del poder.
Sin embargo muchos sistemas democráticos no utilizan la regla de la
mayoría o la restringen mediante sistemas de elección rotativos, al azar,
derecho a veto (mayorías especiales), etc.15 De hecho, en determinadas
circunstancias, la regla de la mayoría puede volverse antidemocrática cuando
afecta derechos fundamentales de las minorías, de los individuos o vulnera los
principios fundamentales de la vida del Estado, cuestiones que conoceremos
como la esfera de lo indecidible.16
Las democracias reales suelen ser complejos mecanismos articulados, con
múltiples reglas de participación en los procesos de deliberación, toma de
decisiones, en los que el poder se divide constitucionalmente o
estatutariamente, en múltiples funciones y ámbitos territoriales, y se
establecen variedad de sistemas de control, contrapesos y limitaciones, que
llevan a la conformación de distintos tipos de mayorías, a la preservación de
ámbitos básicos para las minorías y a garantizar los derechos humanos de los
individuos y grupos sociales.
Por esto es que debemos analizar cuales son los principios esenciales de la
democracia.

Principios democráticos
La democracia debe entenderse como un mundo dable de las vastas
posibilidades existentes por lo que respecta a las clases de Estados que han
existido a lo largo de la historia. Esto es, la democracia es una de las formas
políticas en las que puede organizarse la convivencia social,17 pues así como
una sociedad puede establecerse como una democracia, también puede hacerlo
como una Aristocracia o en una Autocracia. La democracia conlleva la
posibilidad de que existan medios de participación por parte de la ciudadanía,
aunado a que se reconoce la posibilidad de que existirán diferencias entre los
participantes de dicho proceso y externen su opinión contraria.18 De este
modo, se afirma que la democracia repudia la posibilidad de que una sola
persona se arroje el poder por propio y exclusivo arbitrio,19 abriéndose el
escaño del poder a una pluralidad de personas así como a la crítica y oposición
por parte de los propios miembros de la sociedad.
De lo expuesto, podemos inferir ciertos principios sin los cuales no es posible
afirmar que existe una democracia, veamos.

La igualdad
La democracia reconoce la posibilidad de que cualquier persona pueda
participar en el ejercicio del poder político dentro de un determinado Estado.
Por esto, es necesario reconocer la existencia de igualdad entre los
ciudadanos, ya que, sin ella, no existirían los medios necesarios para que la
participación y la oposición se desarrolle libremente. A la luz de esto, se abre
la puerta a dos paradigmas que condicionan el desarrollo de la democracia por
lo que respecta a la igualdad:20
 El de la redistribución, por lo que respecta a la igualdad de derechos que
todo individuo tiene uno frente al otro y ante el Estado para participar en
los procesos democráticos, y

 El del reconocimiento, por lo que respecta al hecho de que no todos los


participantes del proceso democrático nos encontramos en circunstancias
fácticas igualitarias, por ello nuestras opiniones serán diferenciadas entre
sí.
De esto obtenemos los ideales de igualdad y de libertad, puesto que, por un
lado, tenemos la posibilidad de que una sociedad sea plural y con diversas
necesidades e ideales sobre lo que es lo justo y, por otro lado, se tiene que los
miembros de la sociedad –aun cuando no tuvieren entre sí cuestiones en
común– participen en la entidad política que ostenta el poder en igualdad de
circunstancias.
Es ahí que se observa la esencia de la democracia:

 El que primero se reconozcan las divergencias entre la propia sociedad, lo


cual es natural al desarrollarse una vida en libertad;
 Luego, que sea factible que las divergencias sociales sean expresadas
libremente;
 Asimismo, la posibilidad de que, no solo esas divergencias sean
expresadas, sino que también se creen los mecanismos para que dichas
diferencias lleguen al ente político que ostenta el poder y desde ahí crear
condiciones propias para la vida social, y
 Todo lo anterior en igualdad de circunstancias y sin dejar a individuo
alguno fuera de esos medios de acceso a la entidad política que organiza la
vida en sociedad.
Es evidente que, partiendo del supuesto de que todos los individuos que
participamos en la toma de decisiones políticas somos iguales –por lo que
respecta a nuestro Derecho a participar–, nace el concepto de la democracia.
Esto es, de la afirmación de que cualquier ciudadano tiene posibilidad de
participar en la entidad política que ostentará el poder, obtenemos que el
principal rasgo de la democracia, mismo que consiste en que la voluntad
política proviene de quienes se encuentran gobernados por el mismo.21 Es esta
la trascendencia del principio de igualdad, porque, sin ella, no será posible
generar que los individuos se sientan con la responsabilidad de participar en la
toma de decisiones dentro del ente político que ostenta el poder. De algún
modo, sin la sensación de igualdad, los individuos no se sentirán miembros de
una misma colectividad, por lo que su sensación de responsabilidad se
disminuirá, afectándose la esencia del Estado democrático.

La limitación del poder


Debe garantizar dicha posibilidad de acceso; es decir, los individuos debemos
gozar de una serie de condiciones que propicien nuestra participación en la
entidad política que ostenta el poder, mismas que solo pueden desarrollarse
cuando existen los precursores democráticos ya mencionados.
Se ha afirmado que la Democracia, para el efecto de garantizar las condiciones
mínimas para la participación ciudadana, impone al poder público límites en
su ejercicio, mismos que serán tendientes a salvaguardar los intereses y
derechos de los individuos, y, además, determina las funciones del propio
poder y así lo divide;16 hecho ello, se crean instituciones como
el Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y se les asigna a cada rama una función
específica del poder, así como competencias y supuestos para su ejercicio. De
algún modo, en un Estado democrático se busca el límite del poder como
garantía para que los ciudadanos participen en la política nacional, límites que
se pueden identificar como dos tipos:

 Del Estado frente al individuo, mismo que se garantiza mediante los


derechos fundamentales que la Constitución establezca a favor del
gobernado;
 De las propias instituciones del Estado entre ellas, el cual se garantiza
mediante la división del poder y el establecimiento de competencias entre
éstas, y
 De los individuos entre sí mismos, lo cual se logra mediante la inclusión y
reglamentación de los denominados derechos sociales.
De acuerdo a esto, la Constitución de un Estado democrático contará con
límites del poder tanto público como privado frente a los individuos y ante las
propias instituciones que conforman al Estado; de ese modo se evita, por un
lado, que se prive a los individuos de las condiciones necesarias para que
desarrollen su vida y estén en condiciones para participar en la entidad política
nacional, mientras que, por otro lado, se impide que el poder se encuentre
concentrado en una sola persona o institución como sucede en los Estados
autocráticos.
Al limitarse el poder, se garantiza que no existirán abusos en el ejercicio del
mismo. De acuerdo a esto, los individuos podrán gozar de condiciones propias
para el libre ejercicio de sus derechos individuales. Además, también se
impide que el poder político se concentre en una sola institución o persona, lo
cual resultaría pernicioso al no tener esta sola persona una visión global de las
necesidades sociales y, por otro lado, podría ejercer sin limitación alguna su
poder, inclusive sobre cualquier derecho individual.

La esfera de lo indecidible
La Constitución de un Estado democrático reconoce la posibilidad de que la
totalidad de los miembros de la sociedad participen en la decisión de cómo
habrá de configurarse el nuevo ente político. Esto deriva por la injerencia de
los factores reales del poder en la toma de decisiones en el origen de la vida
del Estado.22 De algún modo, las decisiones tomadas por los factores reales
del poder al haber decidido el rumbo que el Estado emprendería son los
principios que regirán su desarrollo socio-político.
A estas de le denominan las decisiones políticas fundamentales, pues la
totalidad de los poderes fácticos que rigen en un determinado lugar y
momento erigirán los principios superiores que caracterizarán al sistema
político-jurídico de su comunidad.23 Por ejemplo, en un dereterminado Estado
democrático podrá decidirse que el desarrollo económico se centre en la
creación de empresas productivas del Estado, mientras que en otro Estado
podría optarse por un desarrollo liberal de tales cuestiones. Tales ideales serán
conocidos como las decisiones políticas fundamentales y, como veremos,
formarán parte de la esfera de lo indecidible.
Como se ha visto en otros apartados, una democracia se fundamenta en
diversos principios, tales como el de la división del poder, la igualdad o el
respeto a los derechos fundamentales. Así, estos mismos principios
democráticos no pueden ser desconocidos por persona o institución alguna,
incluyéndose a las mayorías.
Así es, hay ciertos principios del Estado Democrático que no pueden ser
reducidos por la actuación de las propias instituciones que se han constituido a
la luz de la Democracia y, además, tampoco pueden ser olvidados por las
mayorías democráticas aun cuando éstas lo hubieren determinado así mediante
los procesos y mecanismos que se hubieren establecido en la Constitución. De
acuerdo a este postulado es que se constituye una "esfera de lo indecidible",16
mismas que contienen decisiones políticas y jurídicas fundamentales que no
pueden ser objeto de limitación alguna por parte de una mayoría.
A razón de esto, es que es factible hacer una diferenciación entre la
democracia formal y la material. Por un lado, se puede considerar que una
decisión democrática tomada por una mayoría es formalmente válida si la
misma es tomada conforme al procedimiento que un Estado democrático
estableció en su Constitución; pero, por otro lado, ello no es suficiente para
considerar que dicha decisión también es materialmente válida, pues esto
depende de que su contenido sea acorde con los principios fundamentales
adoptados en la Constitución por la totalidad de los miembros de la sociedad.
Los actos de las mayorías, aun cuando hubieren sido creados conforme a la
normatividad formal de la Democracia, pueden ser inválidos por transgredir
aquello que hemos llamado la esfera de los indecidible: la Democracia
sustancial también conocida como material. Las normas y actos de autoridad
no deben ajustarse únicamente a los procedimientos democráticos, sino que
también deben contener criterios mínimos a la luz de conceptos esenciales del
Estado.21
Este principio constitucional busca impedir el problema democrático conocido
como "tiranía de las mayorías" y que más adelante es desarrollado.

El control del poder


Por último, se reconoce que un Estado democrático no puede subsistir si no
existen herramientas que garanticen la regularidad de los actos de autoridad
con la esencia del Estado.24
De acuerdo a esto, el control de la constitucionalidad de los actos se torna en
un eje de la eficacia constitucional, reforzando el carácter de obligatorio de la
propia Constitución y las decisiones políticas fundamentales que fueron
tomadas ahí y dotando de equilibrio a los derechos fundamentales y las
estructuras institucionales determinadas por el acuerdo constitucional.
Entonces, los medios de control de la constitucionalidad se identifican como
los recursos jurídicos diseñados para verificar la correspondencia entre los
actos emitidos por quienes detentan el poder y la Constitución, anulándolas
cuando aquellas quebranten los principios constitucionales,25 de esta forma
también se desprende la naturaleza correctiva de los medios de control, por lo
que destruyen actos ya emitidos. Es con motivo de esta característica por
virtud de la cual podemos afirmar que los derechos y principios contenidos en
la Constitución -el cual resulta ser el pacto político por excelencia de una
democracia- adquieren la naturaleza de norma jurídica, específicamente de
una regla, que puede ser oponible frente a todos aquellos actos que la reten,
adquiriendo firmeza inquebrantable al invalidar todos aquellos actos que
transgredan su esencia. Ante esto, se hacen exigibles los principios
fundamentales adoptados en un Estado democrático.
Clases de democracias
No es factible considerar que todas las democracias son iguales. La creación
de un Estado democrático deriva de la decisión del pueblo, por lo que la forma
en que ésta se regulará dependerá de los intereses de quienes resulten ser los
factores reales del poder del momento y lugar en el que se ha decidido por el
régimen democrático.22 En razón de ello, hemos visto a lo largo de la historia
política moderna la creación de divérsas clases de modelos democráticos
como los que a continuación se enuncian.

La democracia liberal
En muchos casos la palabra «democracia» se utiliza como sinónimo
de democracia liberal. Suele entenderse por democracia liberal un tipo
genérico de Estado surgido de la Independencia de Estados Unidos de 1776 y
luego más o menos generalizado en las repúblicas y monarquías
constitucionales que emergieron de los procesos de emancipación o
revolucionarios contra las grandes monarquías absolutas y establecieron
sistemas de gobierno en los que la población puede votar y ser votada, al
mismo tiempo que el derecho de propiedad es preservado.1226
Así, aunque estrictamente el término «democracia» sólo se refiere a un
sistema de gobierno en que el pueblo ostenta la soberanía, el concepto de
«democracia liberal» supone un sistema con las siguientes característica.
Una constitución que limita los diversos poderes y controla el funcionamiento
formal del gobierno, y constituye de esta manera un Estado de derecho.

 División de poderes.
 El derecho a votar y ser votado en las elecciones para una amplia mayoría
de la población (sufragio universal).
 Protección del derecho de propiedad y existencia de importantes grupos
privados de poder en la actividad económica. Se ha sostenido[¿quién?] que
esta es la característica esencial de la democracia liberal.12
 Existencia de varios partidos políticos (no es de partido único).
 Libertad de expresión.
 Libertad de prensa, así como acceso a fuentes de información alternativa a
las propias del gobierno que garanticen el derecho a la información de los
ciudadanos.
 Libertad de asociación.
 Vigencia de los derechos humanos, que incluya un marco institucional de
protección a las minorías.
A partir de lo anterior algunos estudiosos[¿quién?] han sugerido la siguiente
definición de democracia liberal: la regla de la mayoría con derechos para
las minorías.[cita requerida]
Al respecto, este tipo de democracia tiene algunas particularidades que la
distinguen de otras formas de democracia, entre ellas la libre confrontación de
ideas. En palabras de Pío Moa:
() El liberalismo permite exponer todas las ideas, pero la confrontación
entre ellas ha de facilitar precisamente, la superación de las falsas o
destructivas y la reafirmación de las mejor fundadas, en un proceso sin
fin. Por eso la confrontación es indispensable, y un buen modo de
evitar choques físicos.()27

La socialdemocracia
Artículo principal: Socialdemocracia
La socialdemocracia es una versión de la democracia en la que se recurre a
la regulación estatal y a la creación de programas y organizaciones
patrocinados por el Estado, para atenuar o eliminar las desigualdades
e injusticias sociales que, según consideran sus defensores, existirían en
la economía libre y el capitalismo. La socialdemocracia se apoya
básicamente en el sufragio universal, la noción de justicia social y un tipo
de Estado denominado Estado de Bienestar.2829
La socialdemocracia surgió a finales del siglo XIX a partir del
movimiento socialista, como una propuesta alternativa, pacífica y más
moderada, a la forma revolucionaria de toma del poder y de imposición de
una dictadura del proletariado, que sostenía una parte del
movimiento socialista, dando origen a un debate alrededor de los términos
de «reforma» y «revolución».29
En general se ha presentado como ejemplo real de socialdemocracia al
sistema de gobierno que predomina en los países escandinavos, sobre todo
en Suecia.30

La democracia como sistema de relaciones horizontales


El término «democracia» también se utiliza ampliamente no solo para
designar una forma de organización política, sino una forma de
convivencia y organización social, con relaciones más igualitarias entre sus
miembros. En este sentido es habitual el uso del término
«democratización», como por ejemplo la democratización de las relaciones
familiares, de las relaciones laborales, de la empresa, de la universidad, de
la escuela, de la cultura, etc., tales ejercicios están orientados básicamente
al ámbito de la participación ciudadana, cuyos principales mecanismos
utilizados para tales efectos son elecciones a través de voto popular,
asambleas, propuestas de proyectos y todos aquellos en que se canaliza la
voluntad de cambios o aprobaciones con participación directa de los
distintos grupos sociales.

Democracia en las monarquías constitucionales


Dos casos especiales para la idea de democracia son las monarquías
constitucionales y las democracias populares que caracterizan al
socialismo real.
La monarquía constitucional es una forma de gobierno que caracteriza a
varios países de Europa (Gran Bretaña, España, Holanda,
etc.), América (Canadá, Jamaica, etc.), y Asia (Japón, Malasia, etc.).
Las monarquías constitucionales varían bastante de país a país. En el Reino
Unido las normas constitucionales actuales le conceden ciertos poderes
formales al rey y los nobles (designación del Primer Ministro, designación
de gobernantes en las dependencias de la Corona, veto suspensivo, tribunal
de última instancia, etc.), además de los poderes informales derivados de
sus posiciones.31
Existe una tendencia general a la reducción progresiva del poder de los
reyes y nobles en las monarquías constitucionales que se ha ido acentuando
desde el siglo XX. Si bien, por tratarse de monarquías, en estos países
existe una notable desigualdad ante la ley y de hecho de los reyes y demás
nobles frente al resto de la población, la severa restricción de sus
facultades de gobierno y judiciales ha llevado a que su participación en la
mayoría de los actos de gobierno sea excepcional y sumamente controlada
por otros poderes del Estado. Ello ha dado origen al expresivo dicho
popular de que los reyes «reinan pero no gobiernan» para referirse a la
débil influencia legal que los reyes y eventualmente los nobles tienen en
los actos de gobierno cotidianos.
En el Reino de España el Rey promulga las leyes, convoca y disuelve
las Cortes Generales, convoca referéndum, propone y cesa al Presidente,
ejerce el derecho de gracia (indulto y conmutación de penas), declara la
guerra, hace la paz, etc. En el ejercicio de todas sus funciones, el Rey actúa
como mediador, árbitro o moderador, pero sin asumir la responsabilidad de
sus actos que han de ser refrendados por el poder ejecutivo o legislativo,32
lo que lo convierte en una figura representativa del estado pero sin poder
político. El rey también goza de inviolabilidad y al igual que otros muchos
jefes de estado republicanos, no puede ser juzgado por crimen alguno.33
Los opositores a las monarquías constitucionales sostienen que no son
democráticas, y que un sistema de gobierno en la que los ciudadanos no
son todos iguales ante la ley, a la vez que no se puede elegir al Jefe de
Estado y otros funcionarios estatales, no puede denominarse democracia,
si bien en España la monarquía no es constitucional sino parlamentaria.

Democracia soviética
Modelo de representatividad basado en la experiencia de la Comuna de
París y en la superación en el grado de representatividad de la Democracia
liberal. Esta Democracia directa parte desde los puestos de trabajo
cotidiano, donde se eligen representantes en cada fábrica, taller, granja u
oficina, con mandato revocable en cualquier momento. Estos delegados se
constituyen en una Asamblea local (soviets) y luego mandaban su
representante a la Asamblea Nacional de Delegados del Pueblo.
Se le niega el voto y el poder político, al 10% de la población que abarca a
empresarios, banqueros y terratenientes, que ya poseen el poder
económico. Por eso se dice que es Democracia obrera o Dictadura del
Proletariado, ya que se aplica el poder político contra el poder económico
instituido.
Este nuevo Estado debe ser instaurado por la insurrección de las masas,
guiadas por un partido único o frente pluripartidista si fuese posible, con
una línea partidaria que apunte a barrer con las instituciones del Estado
burgués y la legalidad que asegura el poder económico de la minoría. La
élite revolucionaria consciente tiene el objetivo de instruir a la sociedad en
las formas de auto gobernarse, insta a elegir sus delegados en los puestos
de trabajo, comités de fábricas, granjas y talleres, mediante el cual se
aprenderá a administrar la economía, transformándose en una ciudadanía
cotidiana y un poder permanente.
Se discute sobre la viabilidad de la eliminación de las condiciones de la
existencia burguesa, supuesto para el paso de la sociedad enajenada a la
comunista.34 Esto significa que a medida que se avance en la socialización
del poder político y del poder económico se producirá la «extinción del
Estado» pasando a ser solo una estructura administrativa bajo control de
todos los ciudadanos. Este «no Estado» es el considerado como la etapa
final del socialismo: el comunismo.

Democracia en el socialismo «real»


Los países con sistemas políticos inspirados en el comunismo marxista
conocidos como «socialismo real» como Cuba poseen sistemas de
gobierno que suelen utilizar la denominación de «democracias populares».
Las llamadas «democracias populares» se caracterizan por estar
organizadas sobre la base de un sistema de partido político único o
hegemónico, íntimamente vinculado al Estado, en el que según sus
promotores puede participar toda la población y dentro del cual debe
organizarse la representación de las diferentes posiciones políticas, o al
menos de la mayor parte de las mismas.35 Por otra parte en las llamadas
«democracias populares» actuales la libertad de expresión y
de prensa están restringidas y controladas por el Estado.12
Según sus defensores, la «democracia popular» es el único tipo de
democracia en la cual se puede garantizar la igualdad económica, social y
cultural de los ciudadanos, ya que los poderes económicos privados no
puede influir en el sistema de representación.
Algunos marxistas opinan también que las actuales «democracias
populares» no son verdaderas democracias socialistas y que constituyen
una deformación de los principios originales del marxismo. En el caso
concreto de China, sostienen que ha desarrollado una economía orientada
al capitalismo, pero se vale de su título de “República Democrática
Popular” para poder contar con mano de obra barata, mediante la
explotación de los trabajadores chinos, hasta niveles de vida calificados
como infrahumanos, tal como pasa en muchas democracias capitalistas.

Democracia y derechos humanos


Por derechos humanos y de los ciudadanos se entiende el conjunto de
derechos civiles, políticos y sociales que están en la base de la democracia
moderna. Estos alcanzan su plena afirmación en el siglo XX.

 Derechos civiles: libertad individual, de expresión, de ideología y


religión, derecho a la propiedad, de cerrar contratos y a la justicia.
Afirmados en el siglo XVIII.
 Derechos políticos: derecho a la participación en el proceso político
como miembro de un cuerpo al que se le otorga autoridad política.
Afirmados en el siglo XIX.

 Derechos sociales: libertad sindical y derecho a un bienestar económico


mínimo y a una vida digna, según los estándares prevalentes en la
sociedad en cada momento histórico. Afirmados en el siglo XX.
También se ha distinguido entre derechos humanos de primera (políticos y
civiles), segunda (sociolaborales), tercera (socioambientales) y cuarta
generación (participativos).

Democracia, mecanismos de control y accountability horizontal


Guillermo O'Donnell ha puesto de manifiesto la importancia de los
mecanismos de control o accountability horizontal, en las democracias
modernas, a las que él prefiere denominar «poliarquías». El control
horizontal, se diferencia del control vertical democrático que se realiza por
medio de las elecciones periódicas, visualizado como una conformación
del Estado, integrado por diversas agencias con poder para actuar contra
las acciones u omisiones ilícitas realizadas por otros agentes del Estado.36
Las democracias modernas tienden a establecer un complejo sistema de
mecanismos de control de los cargos públicos. Una de las manifestaciones
de estos contrales horizontales es la figura del impeachment o «juicio
político», al que pueden ser sometidos tanto los presidentes como los
jueces, por parte de los parlamentos, de acuerdo a ciertas constituciones,
como la de Argentina, Brasil o Estados Unidos. Otras agencias más
modernas orientadas al mismo fin son el defensor del
pueblo u ombudsman, las sindicaturas de empresas públicas, los
organismos de auditoría, las oficinas de ética pública, etc.

Transición y cultura democrática


En aquellos países que no tienen una fuerte tradición democrática, la
introducción de elecciones libres por sí sola raramente ha sido suficiente
para llevar a cabo con éxito una transición desde una dictadura a una
democracia. Es necesario también que se produzca un cambio profundo en
la cultura política, así como la formación gradual de las instituciones del
gobierno democrático. Hay varios ejemplos de países que sólo han sido
capaces de mantener la democracia de forma muy limitada hasta que han
tenido lugar cambios culturales profundos, en el sentido del respeto a
la regla de la mayoría, indispensable para la supervivencia de una
democracia.
Uno de los aspectos clave de la cultura democrática es el concepto de
«oposición leal». Éste es un cambio cultural especialmente difícil de
conseguir en naciones en las que históricamente los cambios en el poder se
han sucedido de forma violenta. El término se refiere a que los principales
actores participantes en una democracia comparten un compromiso común
con sus valores básicos, y que no recurrirán a la fuerza o a mecanismos de
desestabilización económica o social, para obtener o recuperar el poder.
Esto no quiere decir que no existan disputas políticas, pero siempre
respetando y reconociendo la legitimidad de todos los grupos políticos.
Una sociedad democrática debe promover la tolerancia y el debate público
civilizado. Durante las distintas elecciones o referéndum, los grupos que
no han conseguido sus objetivos aceptan los resultados, porque se ajusten o
no a sus deseos, expresan las preferencias de la ciudadanía.
Especialmente cuando los resultados de unas elecciones conllevan un
cambio de gobierno, la transferencia de poder debe realizarse de la mejor
forma posible, anteponiendo los intereses generales de la democracia a los
propios del grupo perdedor. Esta lealtad se refiere al proceso democrático
de cambio de gobierno, y no necesariamente a las políticas que ponga en
práctica el nuevo gobierno.
El proceso de expansión mundial de las instituciones representativas entre
mediados de los años setenta y el final del Siglo XX, conocido
como Tercera Ola de Democratización según la denominación de Samuel
Huntington (1991), produjo un número considerable de regímenes híbridos
y democracias duraderas pero de calidad menos que óptima.37 Este saldo
no se ajustaba a las expectativas iniciales de muchos politólogos y puso en
cuestión algunos de los supuestos de la transitología, el paradigma teórico
que había predominado en los análisis de la ola democrática.38 Uno de
estos supuestos era que la viabilidad de la democracia no dependía de la
existencia de pautas culturales específicas arraigadas en la sociedad, sino
principalmente de la racionalidad de los actores políticos.39
El problema de la calidad de las nuevas democracias generó un renovado
interés por la cultura política, un enfoque que había surgido a principios de
los años sesenta con los estudios pioneros de Gabriel Almond, Sidney
Verba, Harry Eckstein y otros.40 La difusión de encuestas transnacionales,
como la World Values Survey, la European Social Survey y los
Barómetros regionales, igual que los estudios de caso, han impulsado el
progreso de esta corriente. La investigación empírica desarrollada a partir
de la década de los ochenta, en la que sobresalen los trabajos de Ronald
Inglehart, Robert D. Putnam y Christian Welzel, sugiere que un sistema
definido de valores, creencias y hábitos parece ser esencial para la
estabilidad, profundidad y efectividad de la democracia.41
Este conjunto convergente de teorías, hipótesis y modelos subraya la
influencia que ejercen en la calidad de las nuevas democracias rasgos
culturales como los “valores de emancipación” o “autoexpresión”, el
“capital social” o “comunidad cívica”, el apoyo de la población al sistema
democrático y la confianza en las instituciones. Entre los elementos
específicos de la cultura, tendrían un papel crítico el respeto por los otros,
las aspiraciones de libertad, la igualdad de género, la confianza
interpersonal, la participación política autónoma y la inserción en
organizaciones voluntarias con objetivos que beneficien al conjunto de la
sociedad.

Democracia y república
Las diferencias y similitudes entre los conceptos de «democracia» y
«república» dan lugar a varias confusiones habituales y diferencias de
criterio entre los especialistas.
En general puede decirse que la república es un tipo de gobierno en el que
se permite la participación de personas distintas en el ejercicio del poder
político, lo cual evita que una misma persona ocupe un escaño en el poder.
Por su lado, la democracia es un sistema en el que el poder político emana
del pueblo y conlleva diversos principios tales como la división del poder,
el control del poder y el trato igualitario entre los miembros de la sociedad.
Una república puede no ser democrática, cuando se encuentran excluidos
amplios grupos de la población, como sucede con los sistemas electorales
no basados en el sufragio universal, o en donde existen sistemas racistas en
los que, si bien permiten la transición del poder político a distintas
personas, desconocen principios como la igualdad, la participación y la
posibilidad de manifestar la oposición por parte de cualquier persona de la
sociedad.
Democracia y autocracia

 Democracia: Participación del pueblo en la creación de las leyes. El


poder se constituye de abajo hacia arriba, es decir desde el pueblo.

 Autocracia: Los ciudadanos no participan libremente en la creación de


leyes. El poder se constituye de arriba hacia abajo, es decir desde el
gobernador o el grupo que gobierna.

Democracia y pobreza
Parece existir una relación entre democracia y pobreza, en el sentido de
que aquellos países con mayores niveles de democracia poseen también un
mayor PIB per cápita, un mayor índice de desarrollo humano y un menor
índice de pobreza.
Sin embargo, existen discrepancias sobre hasta qué punto es la democracia
la responsable de estos logros. Sin embargo, Burkhart y Lewis-Beck43
(1994) utilizando series temporales y una metodología rigurosa han
descubierto que:

1. El desarrollo económico conduce a la aparición de democracias.


2. La democracia por sí misma no ayuda al desarrollo económico.
La investigación posterior reveló cual es el proceso material por el que un
mayor nivel de renta conduce a la democratización. Al parecer un mayor
nivel de renta favorece la aparición de cambios estructurales en el modo de
producción que a su vez favorecen la aparición de la democracia:

1. Un mayor nivel de renta favorece mayores niveles educativos, lo


cual crea un público más articulado, mejor informado y mejor
preparado para la organización.
2. Un mayor nivel de desarrollo favorece un mayor grado de
especialización ocupacional, esto produce primero el
favorecimiento del sector secundario frente al primario y
del terciario respecto al secundario.
La afirmación de que el desarrollo económico conduce a la aparición de
democracias ha merecido también algunas críticas,44 que sostienen que se
trataría de una relación espuria. Más que conducir directamente a la
democracia, el desarrollo económico habría producido transformaciones en
la estructura de clases de la sociedad capitalista, que posibilitaron una
progresiva estabilización democrática en el mundo en los últimos 150
años, pero el desarrollo económico no condujo a la democracia en otros
períodos previos de la historia. Asimismo, incluso en el siglo XX, algunas
regiones como América Latina experimentaron retrocesos de la
democracia en medio de procesos de modernización y expansión
económica.4546
Un importante economista, Amartya Sen, ha señalado que ninguna
democracia ha sufrido nunca una gran hambruna, incluidas democracias
que no han sido muy prósperas históricamente, como India, que tuvo su
última gran hambruna en 1943 (y que algunos relacionan con los efectos
de la Primera Guerra Mundial), y que sin embargo tuvo muchas otras en el
siglo XIX, todas bajo la dominación británica.

Democracia económica
El término democracia económica se utiliza en economía y sociología para
designar a aquellas organizaciones o estructuras productivas cuya
estructura decisional se basa en el voto unitario (una persona = un voto, o
regla democrática), contrariamente a lo que se produce empresas privadas
típicas de carácter capitalista, donde impera el voto plural ponderado por la
participación en el capital (una acción = un voto). El ejemplo típico de
empresa democrática es la cooperativa, uno de cuyos principios
cooperativos es precisamente el principio democrático de decisión. El
ejemplo de democratización de la economía aplicado a mayor escala
fueron los consejos de trabajadores y consumidores instituidos en la Unión
Soviética.

Funciones fundamentales de un Estado

Este es un intento de medición de la democracia llamada Polity IV data


series. Este mapa muestra los datos presentados en el informe de Polity
IV data series en 2003. Los países más claros tienen una puntuación
perfecta de 10, mientras que los países más oscuros (Arabia Saudita y
Qatar) son considerados los países menos democráticos, de puntuación -
10.
Para BID, la democracia es un requisito esencial para que el Estado pueda:

 Estabilizar la economía con altos niveles de crecimiento económico y


empleo, y haber una inflación moderada.
 Mitigar los equilibrios verticales y horizontales.
 Ser eficientes en la asignación de recursos y suministro de servicios.
 Controlar las acciones depredadoras de los sectores públicos y privados
mediante la preservación del orden público, el control abusos y
arbitrariedades, y la prevención de la corrupción. Estas funciones son
vitales para fomentar un crecimiento sostenible y reducir la pobreza.

Desvirtuaciones
La democracia es una forma de gobierno en el que la toma de
decisiones queda legitimada por una base racional.47 Una crítica común es
la debilidad que muestra ante influencias desequilibradas en la toma de
decisiones (conocidas como «democracias autoritarias», ya que autoridad
es el poder legitimado) enmascaradas bajo esta legitimación, generando
otras estructuras tales como:48

 Plutocracia: en esta existe influencias desequilibradas en la toma de


decisiones a favor de los que ostentan las fuentes de riqueza. Por
ejemplo mediante una inadecuada financiación de campañas y partidos
políticos.
 Partitocracia: por ejemplo a causa de un mal conducido sistema
parlamentario, en vez de uno presidencial o semipresidencial o
mediante la influencia de los partidos políticos en un representante
elegido por la ciudadanía.
 Oclocracia: por ejemplo por la existencia de una ignorancia popular o
de una poderosa acción demagógica. Para evitar esto algunos autores
consideran que debe de tratarse dentro del concepto de separación de
poderes un cuarto poder, los medios de comunicación.

Ignorancia de la ciudadanía
Una de las críticas más comunes a la democracia es la que alega una
ignorancia de la ciudadanía acerca de los aspectos políticos, económicos y
sociales fundamentales en una sociedad, que la inhabilita para elegir entre
las diversas propuestas. Este sistema fue denominado
por Polibio como oclocracia.49 Esta ignorancia haría que las decisiones
tomadas por distintos sectores fueran erróneas en la mayoría de los casos,
al no estar basadas en conocimientos técnicos.
Este argumento suele ser citado también por políticos para discutir los
resultados de referendos y elecciones legítimas y también en contextos en
los que se plantean reformas en busca de una profundización hacia formas
de democracia más participativas o directas que la democracia
representativa. Por otro lado, hay documentos (religiosos, filosóficos,
teóricos, académicos) que mencionan a la clase política y gobernante como
responsable de la ignorancia de la ciudadanía para lograr objetivos
personales o elitistas. Para evitar esa circunstancia existen leyes que
obligan a dedicar parte del patrimonio gubernamental a proporcionar
información a la población mediante los boletines oficiales sobre las
nuevas leyes o mediante la publicación de las sentencias sobre decisiones
judiciales o mediante campañas a la población antes de celebrarse un
referéndum, todas ellas grandes conquistas judiciales nobles que buscan
mantener la paz social y económica, dejando un claro marco legal que
defiende a todos los ciudadanos de la tiranía.
En algunos países se sabe que la ignorancia se traduce en las elecciones
en abstención, en los países en que todos sus ciudadanos están obligados a
votar la ignorancia puede afectar seriamente (o no) el resultado de las
elecciones.
Varias tendencias de izquierda suelen pregonar por el abstencionismo
electoral, ya que ven al sufragio como una «mentira» para el pueblo.
Aunque a efectos de cuantificar el grado de ignorancia popular a través de
la abstención, se considera que la abstención recoge tanto los votos de
quienes se dicen desconocedores de temas políticos (apolíticos) como de
aquellos a quienes no les satisface el sistema en sí o ninguno de los
candidatos o partidos que se presentan, por lo que muchas veces es difícil
discernir la abstención por ignorancia y la abstención de protesta.

La tiranía de la mayoría
La regla de la mayoría en la que se basa la democracia puede producir un
efecto negativo conocido como la tiranía de la mayoría. Se refiere a la
posibilidad de que en un sistema democrático una mayoría de personas
pueden en teoría perjudicar o incluso oprimir a una minoría particular. Esto
es negativo desde el punto de vista de la democracia, pues ésta trata de que
la ciudadanía como un todo tenga mayor poder.
He aquí algunos ejemplos reales en los cuales una mayoría actúa o actuó
en el pasado de forma controvertida contra las preferencias de una minoría
en relación a temas específicos:

 El tratamiento de la sociedad hacia los homosexuales se suele citar en


este contexto. Un ejemplo es la criminalización de los homosexuales
en Gran Bretañadurante el siglo XIX y parte del XX, siendo famosas
las persecuciones a Oscar Wilde y Alan Turing.
 Algunos piensan que los consumidores de droga son una minoría
oprimida por la mayoría en muchos países, mediante la criminalización
del consumo de droga. En muchos países, los presos relacionados con
la droga pierden su derecho a votar.
 La democracia ateniense condenó a Sócrates por impiedad, esto es, por
disentir, aunque es objeto de controversia la pertinencia de este hecho
de cara a las democracias modernas.
 En Francia, hay quienes consideran que las actuales prohibiciones sobre
la muestra de símbolos religiosos personales en las escuelas públicas es
una violación de los derechos de las personas religiosas.
 En los Estados Unidos:
 La edad de alistamiento para la guerra de Vietnam fue criticada por
ser una opresión hacia una minoría que no tenía derecho a votar,
aquellos de 18 a 21 años. Como respuesta a esto, la edad de
alistamiento se subió a 19 años y la edad mínima para votar se
rebajó. Aunque ya podían votar, aquellas personas sujetas al
alistamiento seguían siendo una minoría que podía considerarse
oprimida.
 La distribución de pornografía es ilegal si el material viola ciertos
«estándares» de decencia.
Los defensores de la democracia exponen una serie de argumentos como
defensa a todo esto. Uno de ellos es que la presencia de
una constitución actúa de salvaguarda ante una posible tiranía de la
mayoría. Generalmente, los cambios en estas constituciones requieren el
acuerdo de una mayoría cualificada de representantes, o que el poder
judicial avale dichos cambios, o incluso algunas veces un referéndum, o
una combinación de estas medidas. También la separación de
poderes en poder legislativo, poder ejecutivo y poder judicial hace más
difícil que una mayoría poco unánime imponga su voluntad. Con todo esto,
una mayoría todavía podría discriminar a una minoría, pero dicha minoría
ya sería muy pequeña (aunque no por ello dicha discriminación deja de ser
éticamente cuestionable).
Otro argumento es que una persona suele estar de acuerdo con la mayoría
en algunos asuntos y en desacuerdo en otros. Y también las posturas de
una persona pueden cambiar. Por tanto, los miembros de una mayoría
pueden limitar la opresión hacia una minoría ya que ellos mismos en el
futuro pueden ser parte de una minoría oprimida.
También hay quienes afirman que la democracia debe tratar asuntos
objetivos, ya que esta clase de “opresión” es subjetiva pues está sujeta al
sentir o pensar de unos cuantos y que por lo general no pasan de la
trivialidad.
Un último argumento común es que, a pesar de los riesgos comentados, la
regla de la mayoría es preferible a otros sistemas, y en cualquier caso la
«tiranía de la mayoría» es una mejora sobre la "tiranía de una minoría".
Los defensores de la democracia argumentan que la estadística empírica
evidencia claramente que cuanto mayor es la democracia menor es el nivel
de violencia interna. Esto ha sido formulado como «ley de Rummel», la
cual sostiene que a menor nivel de democracia hay más probabilidades de
que los gobernantes asesinen a sus propios ciudadanos

Hitler y la democracia
Una crítica generalizada hacia la democracia, derivada a su vez de un
equívoco histórico igualmente difundido, es la afirmación de que la
democracia impulsó el ascenso de Adolf Hitler al poder al ser elegido
democráticamente como presidente de la República de Weimar en 1933.
Los hechos históricos son que en 1932 Hitler perdió las elecciones
presidenciales frente a Paul von Hindenburg, quien obtuvo un 53% frente
al 36% de aquel. En las elecciones parlamentarias de julio del mismo año,
el Partido Nazi de Hitler alcanza 230 escaños que lo volvieron el más
numeroso. En ese momento el presidente Hindenburg le ofrece a Hitler la
vicecancillería, pero este la rechaza; sin embargo los nazis concretan una
alianza con las fuerzas de centro en el gobierno, a resultas de la
cual, Hermann Goering, uno de los principales colaboradores de Hitler fue
elegido presidente del parlamento (Reichstag).[cita requerida]
En noviembre de 1932 hubo nuevas elecciones parlamentarias en las que el
Partido Nazi perdió dos millones de votos y el bloque se redujo a 196
escaños. La crisis electoral de la alianza de centro y derecha llevó a la
renuncia del canciller Franz von Papen. Hindenburg piensa entonces en
ofrecerle la cancillería a Hitler, pero ante la oposición del ejército nombra
canciller al general Kurt von Schleicher. Éste logra debilitar más aún a
Hitler quien sufre una nueva derrota electoral en las elecciones regionales
de Turingia. En esa situación las bancadas socialistas y comunistas quitan
su apoyo a Schleicher, lo que lo obliga a renunciar en enero de 1933.
Hindenburg nuevamente oscila entre von Papen y Hitler, decidiéndose por
el primero. Pero no llega a asumir porque las SA (Sturmabteilung), la
fuerza paramilitar del nazismo que dirigía Ernst Röhm, toman el control
militar de Berlín. En esas condiciones Hindenburg nombró canciller a
Hitler el 30 de enero de 1933. Hitler entonces disolvió el Parlamento y
llamó elecciones para el 5 de marzo. En el ínterin, se produjo el incendio
del Reichstag, lo cual aprovechó Hitler para anular las garantías
constitucionales, impuso la pena de muerte para aplicar a aquellos que
realizaran «alteraciones graves de la paz», y colocó a sus hombres en la
conducción del ejército. En esas condiciones ya dictatoriales se realizaron
las elecciones en las que obtuvo el 44% del Parlamento, número que
tampoco le otorgó la mayoría. Para entonces la dictadura ya se había
instalado definitivamente, y el Parlamento no volvió a tener influencia
política.
También hay que tener en cuenta que la constitución vigente en aquel
contexto permitía el establecimiento de poderes dictatoriales y la
suspensión de la mayoría de la propia constitución en caso de
«emergencia», sin ningún tipo de votación, algo impensable en la mayoría
de democracias modernas. De cualquier forma es importante señalar que
las violaciones a los derechos humanos más grandes tuvieron lugar
después de que Hitler aboliera por completo el sistema democrático.

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